INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA DE MASAS

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Antonio Hernández Mendo, Angustias Estrella Colomo
Pilar Gálvez Cordero e Irene Ortega Alcántara

Universidad de Málaga (España)

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Formas de agrupamiento social: masas, grupos y sociedades

    Con le objetivo de conceptualizar las masas, se hace necesario distinguir entre esta forma de agrupamiento y otras, como son, los grupos y las sociedades. Grupos, masas y sociedades son tres diferentes manifestaciones de agrupamiento social. Los fenómenos de agrupamiento son directamente observables en la realidad social; esto es, su existencia es susceptible de comprobación empírica. Se dan en la realidad de un modo unitario y total, no siendo confundibles con las personas que los constituyen. Aunque sin éstas carecerían de entidad, son fenómenos que se dan como distintos de la simple suma de sus componentes. Y esto, sin perjuicio de que el sujeto único e insustituible de los hechos sociales sea, siempre, el hombre concreto.

    Si se comparan los macroprocesos de estratificación con los fenómenos de agrupamiento, se observa que mientras los primeros resultan de sendas diferenciaciones sociales en capas o niveles, o sea, de carácter vertical, los segundos representan una diferenciación social de carácter horizontal, esto es, por unidades sociales. Entre los diversos grupos, así como entre los fenómenos de masa o las sociedades, no es esencial que, existan unas relaciones de supra y subordinación. Además, aún existiendo éstas, operan como simple diferenciación funcional y no necesariamente como diferenciaciones referidas a la persona, individual o colectivamente, como ocurre en los fenómenos de estatus o de estrato.

    Von Wiese distinguía en las formas sociales tres tipos según su menor o mayor durabilidad del fenómeno y grado de coacción social que implica:

Las masas o multitudes, ya de carácter abstracto, que son visibles y efímeras, ya de carácter concreto, que son invisibles y más durables, como los públicos.

Las organizaciones o grupos.

Las colectividades abstractas, como la Iglesia, el Estado, la clase social, la economía, o el arte, en las que la persona cuenta relativamente.

    Munné (1994) hace una tipología de los agrupamientos sociales que guarda tan sólo un aparente paralelismo con la elaborada por von Wiese. En efecto, únicamente se refiere a las unidades colectivas concretas, por lo que, en líneas generales, por una parte, no comprende las “colectividades abstractas” como tales, y, por otra, distingue, en las “organizaciones”, por razón de su diferente naturaleza sociológica, los grupos y las sociedades.

    Para Munné, las masas son agrupamientos no organizados, mientras que los grupos y las sociedades son agrupamientos organizados, de una manera simple los grupos y de un modo complejo las sociedades en tanto es en el seno de estas últimas en donde se dan los fenómenos de masas y de grupos.

    Dado que tanto grupos, masas y sociedades son formas de agrupamiento social, es necesario tratar brevemente los conceptos de grupo y sociedad para distinguirlos claramente del concepto de masa.

    Un grupo consiste en una pluralidad de personas, interrelacionadas para desempeñar cada una un determinado rol, definido en función de unos objetivos comunes, más o menos compartidos, y que interactúan según un sistema de pautas establecido. Grupos son, por ejemplo, un matrimonio, un colegio, una fundación benéfica, una parroquia un partido político o una organización internacional.

    Al igual que un todo es distinto de sus partes o elementos, una cosa son los miembros y otra el grupo en sí mismo. Cada persona, como miembro de un grupo se caracteriza por:

Poseer una característica común con los demás miembros; una misma ascendencia, la mera proximidad espacial, unos análogos caracteres físicos, psicológicos o sociales, o unos idénticos valores o intereses.

Desempeñar un rol en el seno del grupo, rol interrelacionado con los restantes roles del grupo.

Tener, en consecuencia, una posición o estatus grupal, ocupando el correspondiente estatus, derivado de la preferencia de que goza entre los miembros y relacionado con la actividad de su rol objetivo y con la dignidad y jerarquía grupales que tiene.

Intentar unos objetivos comunes, afectivos o utilitarios, a través de su posición grupal.

Regular tendencialmente sus acciones por un sistema común de pautas, normativas o modélicas de comportamiento.

Tener más o menos conciencia de pertenecer al grupo -conciencia grupal-, como unidad más allá de uno mismo de la que se forma parte como un elemento integrante, y, sobre todo, ser reconocido, expresa tácitamente, como miembro por los demás miembros del grupo (conciencia objetiva intragrupal).

    En cuanto al grupo en sí mismo, debe reunir otras seis características, que reflejan la unidad grupal porque son origen y a la par resultado de la misma:

Una o varias finalidades específicas, que se traducen en unas consecuencias objetivas de la actividad grupal, operando funcionalmente en el sistema social que constituye el grupo.

Una estructura, producto tanto de las interrelaciones internas, que llamaremos relaciones intragrupales, cuanto de las interrelaciones externas, que si se refieren a otros grupos denominaremos intergrupales.

Una organización, más o menos formalizada de las actividades de los miembros en un sistema de pautas más o menos elaborado, definido y propio que hace posible la unidad o coherencia de las acciones y procesos que tienen lugar en el seno del grupo.

Una permanencia temporal o duración que puede ser ínfima o llegar incluso más allá de la vida de cada miembro, lo que depende, entre otros factores, de los fines del grupo y de su grado y tipo de organización.

Una cierta integración o cohesión recíproca entre los miembros, aunque no llegue a la solidaridad.

Ser reconocido como tal grupo por otros grupos es decir que estos lo identifiquen como un fenómeno unitario (conciencia objetiva intergrupal).

    La sociedad es el tipo complejo de los agrupamientos organizados. Una sociedad es un fenómeno complejo en tres aspectos cualitativos diferentes. En primer lugar, por razón de su objetivo o fin. La sociedad tiene un fin general, de carácter constante, consistente en posibilitar la vida social, compartida por un grupo de personas; esto es, en posibilitar las realización armónica o integrada de todas aquellas necesidades sociales que se derivan de la vida en común y multiformemente agrupada de un heterogéneo grupo de personas.

    En segundo lugar, su composición. Una sociedad comprende múltiples grupos, masas e incluso sociedades dependientes de ella. Está formada por una pluralidad de personas y los distintos agrupamientos engendrados por ellas. La estructura de la organización de una sociedad no sólo es diferente, sino, en este sentido mucho más complicada que la estructura grupal.

    Por último, las personas, en tanto que miembros de una sociedad, se encuentran diferenciadas por sendas relaciones complejas de posición, de carácter personal y colectivo, que originan los estatus y los estratos sociales.

    Las características más importantes de las sociedades son las siguientes:

Una sociedad está formada por personas y agrupamientos diversos. Es, pues, un fenómeno que engloba grupos y masas; en cambio, ni los grupos ni las masas pueden englobar dentro de sí a una sociedad.

Toda sociedad cuenta con un asentamiento territorial más o menos delimitado espacialmente. En el caso de las sociedades nómadas, los diferentes hábitats en que van asentándose son su territorio propio.

Los miembros societales, tanto en el aspecto personal como en el grupal, se ven impelidos a cooperar entre sí en los intereses requeridos por el tipo de vida en común que desarrollan. Esta cooperación representa una interdependencia, que engendra un sentimiento más o menos acusado de solidaridad entre los miembros societales o, si se quiere, un sentimiento de pertenencia societal. Ello va ligado con el grado de integración societal y con la existencia de sendos fenómenos de presión y de sanción sociales sobre los miembros desviados o desorganizados del orden societal, es decir, del orden típico o específico de la sociedad concreta que forman.

Cada sociedad goza de una relativa autosuficiencia cultural. Sobre la base de un común sistema de comunicación o lenguaje, sus miembros comparten una amplia diversidad de pautas, internas y externas, relativas a los múltiples aspectos de la vida social, así como un conjunto de valores, jerarquizados de un modo peculiar en cada caso.

El agrupamiento societal está organizado según una estructura compleja y que tiende a la estabilidad. El hecho de que la estabilidad estructural sea sólo una tendencia hace posible la existencia constante de fenómenos sin organización (masas) y una dosis variable de desorganización. Ello juega un importante papel en la dinámica y cambio societales.

Por otra parte, esta tendencia a la estabilidad confiere una continuidad temporal a todas las características enunciadas. Sin ella, una sociedad carecería de una unidad diferenciada y constante, que es lo que le posibilita como una unidad sociológica. Es por esta característica que las otras sociedades pueden identificarla como tal.

En consecuencia, las sociedades tienen unas interrelaciones externas, de coordinación y de supra-subordinación.

Finalmente, una sociedad es siempre un fenómeno integral. Procura la satisfacción organizada de las más diversas necesidades sociales. Es más, tiende a satisfacerlas todas en todo lo posible. Por esto, en las sociedades, pueden producirse y se producen toda clase de fenómenos sociales. Y es únicamente en el seno de ellas que podemos investigar los hechos sociales desde el punto de vista de la ciencia sociológica.

 

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