HISTORIA COMPARADA DE LAS RELIGIONES

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Eduardo Alfonso

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CAPITULO II

SOBRE LA REVELACION

Los factores de la Revelación. La fe y la razón. La tradición y las Escrituras. Dificultad de la exégesis. La Ciencia es también revelación. Los "velos" religiosos. La esperanza y la fe.

Dicen los teólogos que la Revelación es la Palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo a ciertos hombres elegidos. Por tanto que, siendo Dios la verdad absoluta y fuente de toda veracidad, no puede engañarnos. La creencia apoyada en la certeza de la Palabra Divina es la fe, conocimiento sobrenatural de orden intuitivo. Pues bien; admitida la Revelación como palabra de Dios, hay que preguntarse: Las verdades reveladas ¿se dan ya hechas al hombre elegido por Dios, o las capta por el mecanismo del humano conocimiento? Aun admitiendo que se le den ya hechas las verdades, ¿no tendrá que expresarlas por los mecanismos expresivos del conocimiento humano?

Si el hombre inspirado por Dios ha de captar y expresar la Verdad divina a través de sus mecanismos cognoscitivos y de sus facultades mentales, no cabe duda que todo lo que de absoluto tenía la verdad divina, lo ha perdido al tamizarse y expresarse por la mente relativa del hombre; y por tanto, solamente se nos da una faceta o un aspecto relativo de la Verdad. Porque no puede admitirse en buena lógica que lo absoluto pueda caber en lo relativo.

Así pues, si bien cabe tener fe en la esencia cíe una verdad revelada, también es cierto que es lícito desentrañarla e interpretarla con las luces de la Razón. Dice el jesuita P. Mendive: "Cuando consta con entera evidencia ser una doctrina positivamente contraria a alguna verdad natural claramente demostrada, entonces por más prodigios que se aduzcan en favor de ella, no puede ser considerada como procedente de Dios, sino antes bien como un verdadero error, hijo del padre de la mentira". "Dios, verdad por excelencia y fuente de toda veracidad, no puede inducirnos con sus milagros a que admitamos como verdadero la que pugna manifiestamente con los principios de nuestra propia razón". (25)

Ahora hemos de hacernos otra pregunta: ¿Cómo tendremos la certeza de que un hombre está inspirado por Dios? La verdad de una revelación, como cualquier otra verdad, solo puede saberse por nuestros mecanismos cognoscitivos intuitivos o racionales. Mas, es cierto que, la existencia de una revelación se conoce casi exclusivamente por intuición. Y así como la razón tiene reglas exactas de lógica para llegar a la verdad, la intuición, por el contrario, carece de ellas y capta la verdad directamente, por lo que puede originar una duda temporal que los hechos, los juicios comparativos y los raciocinios, así como la fecundidad de los mismos a lo largo del tiempo, acaban por disipar. De aquí la importancia de la tradición que es la depositaria del consenso universal. La tradición es la historia de las intuiciones humanas, y al mismo tiempo, su justificación. (26)

Sabemos, por ejemplo, que Moisés fue un inspirado por Dios. La tradición, la historia, el asentimiento general y aún la razón misma, así lo reconocen. Sin embargo Moisés cometió algún error de detalle, al menos en la expresión, cuando con su mente trató de dar forma a la Verdad divina. Tal sucedió con su visión geocéntrica del Universo, que al ser rebatida siglos después por Galileo, motivó la condena de éste por los tribunales de la Inquisición; sin perjuicio de que, algún tiempo después, reconocida por la Iglesia la razón que asistía a los astrónomos, permitiera la Congregación del Índice interpretar la Escritura metafóricamente y no literalmente. Así pues, Moisés pudo captar en esencia la Verdad divina. Dios no podía engañarle; pero las facultades cognoscitivas del gran iniciador israelita añadieron un tanto de error y de relatividad a la Verdad esencial.

Por esta razón, es peligroso dogmatizar. Dada la falibilidad del conocimiento humano, no se puede considerar perfecta e intangible ninguna verdad aunque sea de inspiración divina. La visión intuitiva y "sobrenatural" de la f e puede ser exacta en el plano abstracto, pero cuando trata de concretarse la verdad, debe abrigarse el temor de añadirla un tanto de error o desfigurarla. Si en alguna cosa cabe dogmatizar es en ciencias exactas. Que dos más dos son cuatro, es una verdad de fe, de razón y de hecho. Pero en los demás aspectos del humano conocimiento, el dogma (etimológicamente "doctrina fijada") no puede admitirse más que como hipótesis perfectible. Esta prudencia gnóstica es tanto más necesaria cuanto que aun en las mismas matemáticas, ciertos postulados tenidos por incontrovertibles, como el de Euclides, han sido considerados como relativos por la moderna teoría einsteniana de la relatividad. No hablemos pues de la pretensión de creer al pie de la letra episodios como el del Arca de Noé o el del Paraíso Terrenal, tan verdaderos en su esencia pero tan fabulosos en su forma, olvidando la sabia advertencia de Platón, de que, "Los mitos son vehículos de grandes verdades dignas de ser meditadas".

Bien está, por consecuencia, que la f e sea el faro de la verdad; pero convengamos en que la razón es el camino y la experiencia su demostración. Primero creer y luego explicar. (27)

Mas, si es cierto, como hemos dicho, que un hombre puede estar inspirado por Dios, y revelársele de este modo ciertas verdades trascendentes o sobrenaturales, también es cierto que Dios habla al hombre por medio de los fenómenos de la Naturaleza y de la Vida, que le muestran harto elocuentemente la Sabiduría, la Providencia y el Orden del Creador. El estudio y ordenación de estos fenómenos por la mente del hombre, constituyendo las ciencias y los sistemas filosóficos, es indudablemente motivo de credibilidad y de fe por inducción. Así, toda ciencia es una revelación.

Y no digamos de aquellos casos de verdadera inspiración en que un hombre de ciencia intuye un secreto de la Mente divina, como Newton descubriendo la ley de la gravitación universal; o sublima las capacidades de la razón por encima de lo común, como Leverrier descubriendo el planeta Neptuno por el cálculo con un papel y un lápiz. Hechos de categoría no inferior en la historia del conocimiento humano, a la revelación mosaica de la Creación del Mundo. En realidad Dios habla a todo el que indaga de buena fe.

A esto hay que añadir que, las verdades reveladas por inspiración divina, han sido cosa de todos los tiempos y de todos los pueblos. Es creencia unánime la existencia de una revelación primitiva que se pierde en las nebulosidades de la prehistoria. Todas las religiones positivas se basan en esta o en posteriores revelaciones, cuyas verdades fundamentales son las mismas. No hay una religión verdadera y muchas falsas, sino que cada una presenta una faceta de la verdad, cubierta o velada con ropajes simbólicos y alegóricos convencionales según la época en que ha sido propagada. Todos los grandes iniciados que han dado a la humanidad una versión inspirada de las verdades trascendentales, son verdaderos hijos de Dios, y sus enseñanzas sublimes igualmente salvadoras y conducentes a un mismo fin. Dejando a un lado los rituales, más convencionales y contingentes aún que los símbolos, hemos de convenir en que la parte doctrinal y moral de todos los credos religiosos, proviene de un mismo tronco. Poca diferencia existe entre los preceptos del Evangelio del Buddha, los del Evangelio de Cristo, los cuarenta y dos de la antigua religión egipcia, los de la vieja moral babilónica, los del Decálogo mosaico y los no menos sublimes del sufismo islámico, pongamos por ejemplo. El que esto niegue es por que no ha querido estudiarlos comparadamente. Existe una Doctrina de las Edades, fruto de una primitiva Revelación, engarzada a lo largo de la historia en esa cadena de genios luminosos llamados Rama, Krishna, Orfeo, Hermes, Moisés, Pitágoras, Platón, Zoroastro, Buddha, Jesucristo, Mahoma y algunos otros, que han mostrado al hombre el camino de su convivencia, su perfección y su destino espiritual. Es natural que a cada hombre, encariñado con su propia religión, le parezca esta la única verdadera; juicio en el que no poco interviene el desconocimiento de las otras. Pero cuando uno recorre el mundo y comprueba el fervor con el que cada pueblo practica los decretos de su religión, y los ejemplos de virtud que su buena comprensión produce, queda uno convencido de su fuerza intrínseca. Y es que la salvación del alma, es un problema de disciplina interna, pero nada tiene que ver con el nombre que cada uno da a Dios, ni con las modalidades de los ritos con que le rinde culto. ¡Es un problema de conducta no de palabras!. (28)

El que domina sus pasiones, cultiva su espíritu y es caritativo con sus semejantes, se salva, ora lo haga en nombre de Cristo, de Buddha, de AmenRa o en el suyo propio. La promesa de que el justo será sentado a la diestra del Padre por haber sido misericordioso, consta en una estela de la X114 dinastía egipcia (citada por Moret en su obra "Au temps des Pharaons", pág. 235) casi con las mismas palabras que se emplean en el Evangelio cristiano; y que dice así:

"AmenRa pone a los justos a su derecha y a los malos a la izquierda: Y los difuntos dicen: Yo vivo de la verdad, me he reconciliado con Dios por mi amor: he dado pan al hambriento, agua al sediento y vestido al desnudo". (Palabras que se repiten en el capítulo CXXV, vers. 910 del "Libro de los Muertos").

Recuérdese ahora el texto evangélico del capítulo 25 de San Mateo; vers. 31 al 36:

"Y cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria. Y serán reunidas delante de él todas las gentes; y los apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos; y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a la izquierda. Entonces el Rey dirá a los que estarán a su derecha: venid benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Por que tuve hambre y me distéis de comer; tuve sed, y me distéis de beber; fui huésped y me recogisteis; desnudo y me cubristeis; enfermo y me visitasteis; estuve en la cárcel y vinisteis a mi". ...... etc.

Esta identidad de ideas y de expresiones religiosas que encontramos por doquier a lo largo de la historia, no quiere decir que cada cual no adopte el camino religioso que más cuadre a su contextura sentimental; por que opinamos que la conmoción del sentimiento es necesaria, por regla general, para abrir las puertas de la espiritualidad. Por esto, tan perjudicial nos parece quitar a uno la religión que hace vibrar su fibra emotiva, como imponer a otro una religión que no le afecta para nada. Ambas cosas son producto de la ceguera producida por fanatismos opuestos e igualmente recusables.

En cuanto a los ceremoniales de cada religión, no pasan de ser modos de canalizar la fuerza espiritual. Ninguna ceremonia crea espiritualidad. Esta es solamente fruto de la virtud maciza, como diría Santa Teresa. Cuando no hay agua, para nada sirven los canales; en cambio, cuando el agua surge incontenible, como en la manga de riego, se proyecta en dirección determinada sin necesidad de canalizarla: Así ocurre al hombre de gran fuerza espiritual, que para hacerla eficiente, no necesita del cauce de ceremonias y rituales. En cambio, el hombre del montón, hará bien en buscar, por medio del cumplimiento de sus deberes religiosos, la manera de educir su mayor o menor espiritualidad, pero sin olvidar que si esta no existiese, la magia ceremonial no puede dársela. El canal no crea el agua.

E insistamos en que, toda espiritualidad manifiesta tiene su fuente en una creencia o en una forma de fe, y éstas, a su vez, en el reconocimiento del YO como substancia divina, o dicho de otro modo, como esencia inmortal.

La actitud psicológica incompatible con todo sentimiento religioso es el escepticismo: Hay individuos que por miedo a sufrir un desengaño no se atreven a abrigar una esperanza o hacerse una ilusión. Generalmente estos mismos, no se deciden a creer las cosas hasta que las ven. Son síntomas de debilidad espiritual y, por consiguiente, posturas de comodidad mental.

El que es débil necesita buscar comodidades que no necesita el fuerte. Si bien se mira, es tristísimo no saber hacerse ilusiones o abrigar esperanzas por miedo a una decepción. Las almas fuertes saben remontarse a esa región de bellezas espirituales de la ilusión, por que tienen fortaleza para soportar el desengaño si viniere, que no solo les resulta inofensivo, sino que les torna más fuertes. Es como la persona robusta que sale en invierno sin abrigo por que no teme al frío, y acaba reaccionando con más calor.

Las almas fuertes gustan de esas oscilaciones emocionales de la ilusión y la decepción, que son síntomas de la plenitud de espíritu. Aun refiriéndonos (como en esto nos referimos) a las cosas temporales o contingentes, nunca la decepción puede contrarrestar las ventajas de la ilusión. Después de un bello vuelo en avión, no es una desgracia el tomar tierra. ¿Qué inconveniente tiene en el fondo un desengaño? Ninguno si bien se mira. El desengaño no es más que la vuelta a la actitud positiva. La ilusión o la esperanza, en cambio, es el vuelo creador. Ese vuelo que, como el del avión, nos hace percibir puntos de vista superiores y otear horizontes desconocidos que, no dejan de existir por que se termine en la actitud positiva y "sólida" del aterrizaje. No por esto dejan de ser verdad las perspectivas oteadas desde el espacio. Así el alma que renuncia a hacerse ilusiones y volar por regiones metafísicas, no pasa de ser un gusanillo que se arrastra por la tierra y renuncia a los privilegios de ser mariposa (psiquis).

Además el creer sin ver es también una señal de la conciencia creadora de las almas fuertes. Creer y crear no en valde tienen la misma raíz. Y el que cree que mejorará es el artífice de su mejoría.

Por esto no hay que esperar a ver para creer, sino crear para ver. Claro está que un espíritu débil, como no es capaz de crear tampoco es capaz de creer. ¿Cómo ha de creer en el hijo el que es estéril?

De estas consideraciones deducimos que la esperanza y la fe son patrimonio de las almas dinámicas, activas y creadoras. El escepticismo y la desconfianza son actitudes pasivas y enfermizas de las almas débiles o envenenadas.

Mas, dentro de este origen común de las distintas formas de fe, digamos con Dilthey: "La conciencia histórica comprueba cada vez con mayor claridad la relatividad de cada doctrina metafísica o religiosa que ha aparecido en el curso de los tiempos. Nos parece que en el afán humano de conocer hay algo trágico, una contradicción entre el querer y el poder". "Con respecto al último valor, a la verdadera finalidad de la existencia, el hombre de hoy no está en una actitud más inteligente que un griego en las colonias jónicas o itálicas, o un árabe en la época de Averroes".

 

CAPÍTULO III

CONCEPTO DE DIOS Y DE LO SOBRENATURAL

a) El concepto de la Trinidad.

b) Esquema mitológico general.

c) Sobre la existencia de Dios: Argumentos contra el materialismo.

d) De lo Sobrenatural.

e) ¿Predestinación o libertad? Gracia, beatitud, profecía y misterio. El Diluvio Universal. Argos, barcas, arcas y arcanos.

Dice el Concilio Vaticano en el capitulo primero de la Constitución "Dei Filius"' "Hay un solo Dios vivo y verdadero, Creador y Señor del Cielo y de la Tierra, omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito en su entendimiento, voluntad y toda suerte de perfección"

Siendo Dios incomprensible, sería insensata la posición intelectual del hombre que pretendiera haberle comprendido, hasta el punto de querer descifrar sus designios y aun tratar de imponer su concepto de Dios como el único verdadero.

Todos los conceptos de Dios imaginados por los hombres, tienen algo de verdad y algo de error. Como todas las concepciones relativas de la mente humana. Creacionistas, panteístas, panenteistas, emanantistas, agnósticos e idealistas, han visto alguna faceta de ese Ser incomprensible. Dios no puede ser objeto de polémicas, y menos de luchas, sino motivo, muy respetable, de que cada uno de nosotros se esfuerce en comprender la verdad relativa que ha cabido en la inteligencia de los demás. Si el hombre es la medida de todas las cosas, como afirmaba Protágoras, no cabe duda que, en este aspecto, cada hombre pretende hacerse un Dios a su medida. Y lo peor del caso es que esta medida resulta ¡ay! harto pequeña para medir a un Ser infinito y absoluto.

El Concilio Vaticano en el canon 3°, "De Deo rerum omnium creatare", dice: "Si alguno dijere que una sola y misma es la substancia o esencia de Dios y de todas las cosas, sea anatematizado".

Naturalmente, el anatema no resuelve el problema al entendimiento. El mismo Santo Tomás ha dicho: "Todos participamos de la Esencia de Dios". San Pablo dijo en el Areópago griego: "Por que dentro de Dios vivimos, nos movemos y existimos; y como algunos de vuestros poetas dijeron: Somos del linaje o descendencia del mismo Dios". En los "Hechos" (1728) se nos dice: "Dios no está lejos de cada uno de nosotros porque dentro de Él vivimos, nos movemos y existimos". Por otro lado se nos dice en la "Doctrina Cristiana" que Dios está en todo por esencia, presencia y potencia. Si pues Dios está en todo y todos vivimos dentro de Él, ¿puede reputarse demasiado heterodoxo el preguntarse si la Creación es substancialmente diferente de su Creador? En su momento lo veremos.

Sigue diciendo el Concilio Vaticano (Cap. IV. "De fide et ratione"): "Si alguno dijere que en la revelación divina no se contiene misterio alguno, verdadero y propiamente dicho, sino que pueden todos los dogmas de la fe ser entendidos y deducidos con evidencia por la razón convenientemente impuesta en los principios naturales, sea anatematizado". Esta actitud del Concilio no tiene nada de persuasiva y da la medida del peligro que encierra el dogmatizar con criterio cerrado.

Dios dice algún teólogo "no es ni cuerpo, ni espíritu, ni substancia, ni ser; sino sobrecorporal, sobrespiritual, sobresubstancial y sobresencial. Moisés al anunciarles a los hijos de Israel, le llama El que es. (O on) ". Este es el concepto de lo Absoluto.

Se comprende que el Ser Supremo no puede tener atributos ni cualidades, sino en todo caso, propiedades esenciales. Tales son las de Unidad, Eternidad, Inmensidad, Inmutabilidad, Simplicidad, Omnisciencia, Omnipotencia, Bondad y Providencia.

Bonatto emplea una frase de raigambre pitagórica para definir al Absoluto: "Dios en su eternidad es como un ojo desde el centro de un círculo, que ve a un tiempo todas las cosas: el presente, el pasado y el futuro". "Es el Punto al cual están presente todos los tiempos", dice el Dante (Paraíso XVII). "Para representar a Dios, el sabio escribe la unidad", dijo también Pitágoras hace veinticinco siglos. Añadiendo: "Dios es un circulo cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna".

Dice Víctor Hugo (en "William Shakespeare"): "Dios es el invisible latente del infinito patente. Dios es el invisible evidente. El mundo concentrado es Dios; Dios dilatado es el mundo; y nada hay fuera de Dios".

"Después de manifestar el Universo con un átomo de mi Ser, sigo existiendo" (que dice el BhagavadGita).

"Todos los sistemas filosóficos, todas las religiones convienen en comprender bajo el nombre de Dios a lo absoluto. Entendemos por absoluto lo que es en si y para si, el sujetoobjeto. Es fin, en si y para si; es su síntesis. ¿Suponéis ahora que esa síntesis se verifica en el hombre? El hombre es Dios". .. "Me aíslo del mundo, me concentro y siento en mi algo que se llama espíritu. Este algo vuela de idea en idea a las más altas regiones de lo abstracto. ¿Quién lo determina a la acción? Tengo cerrados mis sentidos al Universo exterior; no serán mis impresiones. He echado un velo sobre mi memoria: no serán mis recuerdos". . . "Un ser, me digo, que tiene actividad propia y la puede ejercer sobre sí mismo, es un ser en sí y para sí, un sujetoobjeto, la reproducción de Dios; estamos casi confundidos en el mar de la existencia. No vacilo en repetirlo; el hombre está en Dios y Dios en el hombre". . . "Fundid en uno lo finito y lo infinito, abrazad a Dios en el conjunto de sus determinaciones, concebible en toda la generalidad y la pureza de la idea en que se ha desenvuelto él Universo, y si os sentís inclinados a doblar la rodilla ante lo invisible y lo absoluto, la doblaréis ante el Espíritu, ante ese espíritu que se desprende del seno de la eternidad por la escala del tiempo, recorre en alas de su inmensidad el espacio, se derrama por el mundo con sus torrentes de atributos y produce miríadas de seres sin destruirse como causa". (Pi y Margall).

"Ningún hombre puede dudar de su propia existencia y de ello se infiere la existencia de Dios. Por eso se dice que el YO es la única prueba evidente". (`El Yo es invisible, indomesticable, intangible, indefinible, inefable e inconcebible", porque es la primera realidad; dice el Mandukyopanishad).

"El Universo es de Dios, en Dios y para Dios, pero Dios permanece más allá del Universo" (Valera).

"Sobre lo manifestado existe en verdad lo Inmanifestado y eterno que permanece entre la destrucción de todos los seres". (BhagavadGita).

 

a) EL CONCEPTO DE LA TRINIDAD.

Dice la teología cristiana que "Dios es uno en esencia y trino en personas".

La frase es inexacta y conviene que, en estos conceptos metafísicos, empleemos las palabras adecuadas para que no se nos pierdan los conceptos. La palabra "persona" quiere decir máscara u apariencia, cosa no aplicable en ningún caso al Ser divino. Debemos sustituir la frase por esta otra: "Dios es uno en esencia y trino en manifestación".

Pero vamos por partes:

La palabra Dios es un término concreto que indica manifestación. Antes que Dios está la Divinidad, por que antes del Ser está la Seidad; antes de la existencia está la esencia. En una palabra, antes de lo concreto está lo abstracto en el orden causal de la manifestación.

Dios es trino al manifestarse como Creador. La teología cristiana trata de definir de una manera racional el llamado "misterio de la Trinidad" en la forma siguiente: "Dios es Espíritu. Dos son las operaciones del espíritu: conocer y querer. Dios conociéndose a Sí mismo engendra la Idea eterna expresada en el Verbo. Esta Idea, esta palabra es por sí subsistente; es un yo divino, y se denomina Hijo, por que es engendrado, y Verbo por que es la palabra de Dios. El Padre conociéndose en el Hijo, le ama y el Hijo ama al Padre, y este amor substancial es Dios. Y así, de ambos procede el Espíritu Santo, aspirado por vía de voluntad y de amor". Sintetizando: Dios Padre conociéndose a Sí mismo, engendra al Hijo por vía de entendimiento; Dios Padre amándose a Sí mismo en el Hijo, aspira al Espíritu Santo por vía de voluntad y de amor.

El concepto está explicado con la suficiente claridad y sugestión para despertar una intuición sobre él. Casi no resulta suprarracional. Pero esto exige que hablemos de "espíritus" y nunca más de personas. La idea personal de Dios ha hecho mucho daño a la teología.

Es natural que en el corazón del creyente se humanice el amor a Dios y que las almas sencillas busquen una imagen concreta en la que se pueda posar su intuición de lo divino. Pero esto, que se puede dejar pasar como símbolo, no es aceptable en la realidad que con ello se quiere expresar. Dejemos a un lado por el momento la encarnación del Hijo en la figura (esta si persona) de Jesucristo, que no atañe al concepto metafísico del Principio Creador.

El siguiente esquema, que por ser geométrico permite mantener el concepto en la esfera de lo ideal, resume todo lo dicho.

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Figura 2

A lo que debemos añadir la siguiente tabla de conceptos ternarios correspondientes: (29)

Trinidad Espiritual Padre Hijo Espíritu Santo

Propiedades Ser Conocer Querer

Facultades Esencia Consciencia Amor

Funciones Existencia Ideación Voluntad

Manifestaciones Esencia Presencia Potencia

Proyecciones Espíritu Forma Fuerza

que indican distintos modos o grados de la manifestación divina.

Algunos artistas eminentes (Velázquez y el Greco entre ellos) con certera intuición filosófica, han representado la Trinidad divina con una cuarta figura: la Madre. Nueva persona que tampoco es "persona" en su realidad metafísica. Es un símbolo de la "mater" o materia (también "matriz") sobre la cual se plasma la voluntad ordenadora de la Trinidad divina para crear el Universo. La "triada" se plasma en el "Cosmos" para formar el mundo, corno decía Pitágoras. Y surge así el "cuaternario", "augusto y puro símbolo" por el que juraban los pitagóricos.

Estos tuvieron el acierto de expresar todos estos conceptos sin salirse de la esfera abstracta de la matemática; sin personalizar ni concretar en figuras alegóricas; lo cual les permitió conservar en ello el espíritu filosófico y el rigor metafísico. (30)

El cristianismo, al igual que otras religiones positivas anteriores, ha expresado estos "misterios" concretándolos y humanizándolos, hasta el punto de referir algunos de ellos a las personas de Jesucristo y de su madre: Jesucristo es el Hijo de Dios que ha encarnado en María virgen. Se ha mezclado lo metafísico, lo mítico, lo místico y lo histórico. Y aunque esto sea plausible para los efectos prácticos y populares de la religión, debemos discriminarlo para evitar equívocos en el campo de la metafísica, de la filosofía y de la misma teología.

La verdad metafísica que llevamos expuesta se resume en lo siguiente: La Divinidad se manifiesta en tres modos espirituales: Ser, Conocer y Querer o sea Esencia, Ideación y Voluntad; los cuales se plasman en la Substancia universal realizando el acto creador. La Esencia viene a la existencia.

La verdad mística o sea la que se refiere a las realidades espirituales del ser humano, puede concretarse en este concepto: El espíritu humano proviene de la Esencia divina, y como ella, posee las tres propiedades de ser, conocer y querer. De aquí las ideas del "Cristo interior" y de la "Chispa divina" a que nos hemos referido. Y también el sabio aserto de que el hombre está hecho "a imagen y semejanza de Dios" (el "microcosmos" semejando al "macrocosmos" según los antiguos griegos): Ese espíritu humano, uno y trino, constituido de esencia, consciencia y sentencia, se manifiesta en la materia por medio de una forma corporal. Por esto el hombre es, en síntesis, un compuesto de Esencia, Substancia y Vida, o sea de Espíritu, Alma y Cuerpo, que más adelante veremos.

La verdad mítica es que el Cristo, hijo de Dios, toma cuerpo en la Virgen madre por obra del Espíritu Santo. Cosa que tomada al pie de la letra ha llevado la incredulidad a muchas almas razonadoras. Y que tiene dos interpretaciones; una mística y otra cósmica. Bajo el punto de vista místico, el Cristo es nuestro propio espíritu, hijo de Dios puesto que participa de su Esencia; que toma cuerpo (o encarna) en la materia por obra de la Voluntad del Creador. Bajo el punto de vista cósmico, el Cristo que es el Verbo o Idea divina, produce las formas de los seres, plasmándolas en la materia virgen (el Caos) por obra de la Voluntad del Padre, que es amor, fuerza creadora por excelencia o Espíritu Santo; como ya hemos visto y aun volveremos a ver cuando nos ocupemos de la Creación. (31)

La verdad histórica es que Jesucristo, el genio místico del Cristianismo, hijo de Dios, como lo somos todos, pero más aun en el sentido de manifestar las perfecciones divinas en lo humano, nace del vientre de María, la mujer pura que por su corazón limpio y por haber concebido sin pasión, merece el calificativo de virgen. Concepción que se atribuye el Espíritu Santo en forma de paloma como símbolo del puro amor que supo albergarse en los corazones privilegiados de la madre y del hijo.

Así pues, la afirmación de que "el Cristo, hijo de Dios, nació de la Virgen madre por obra del Espíritu Santo", es rigurosamente cierta bajo todos los puntos de vista. Pero aquél que incapaz de captar la intuición religiosa que esta afirmación encierra, la tome en sentido material, será el único equivocado. ¿Por qué se ha de involucrar en un concepto metafísico el cuerpo físico de una mujer por muy santa que haya sido?

Sabemos que alguien nos ha de objetar que Dios, en su omnipotencia y libérrima voluntad, puede fecundar un óvulo en el vientre de una mujer sin el concurso de varón. (32) No ponemos en duda ni un momento que esto pueda ocurrir por un acto sobrenatural, por que ignoramos hasta donde puede llegar la voluntad divina. Pero hasta el presente sabemos que las Leyes de la Naturaleza obran siempre en su plano correspondiente. El plano físico tiene sus leyes físicas; el plano espiritual tiene sus leyes espirituales. Y el tratar de inmiscuir lo espiritual en lo físico y viceversa, trabucando los principios de causalidad estatuidos por Dios como base de la ordenación universal, no agrega ni un ápice de grandeza o excelsitud a las realidades trascendentes que tratan de expresarse por medio de mitos y metáforas.

Y si aceptamos la excepción de lo sobrenatural para el caso del divino Maestro de Nazaret, tenemos también que aceptarlo para todos aquellos casos acusados por tradiciones anteriores; como por ejemplo, el de Buddha naciendo de la virgen Maya y el más antiguo aún de Sarrukin, rey de Akkad, hijo de una princesa virgen, y cual Moisés, echado al río en un arca embetunada; y, en fin el de la leyenda china de FoHi, nacido de la virgen HoaSe fecundada por tina radiación sobrenatural, y el de la tradición indostánica de Krishna nacido del vientre de la virgen Devaki que fue fecundada milagrosamente por el MahaDeva. A no ser que adoptemos la actitud Intransigente del dogmático ingenuo y digamos que nuestra verdad es la única verdadera. Pero a esto conviene recordar las sensatas frases del padre Mendive: "Dios no puede inducirnos con sus milagros a que admitamos como verdadero lo que pugna manifiestamente con los principios de nuestra propia razón". "El acudir siempre a lo desconocido y problemático para saltar las dificultades sin cuento que, a manera de torrente devastador, se echan sobre una doctrina problemática e incierta, me parece muy semejante a aquello que todo el mundo conoce con el nombre de "el mentir de las estrellas". (33)

Y por su parte, el padre Feijó nos dijo: "El grano del Evangelio no presta nutrimento seguro, sino separado de la paja. Paja llamó a las relaciones de revelaciones y milagros, que carecen de fundamento sólido, y aunque vulgarmente se crea que estas alimentan en algún modo la piedad, digo, que ese es un alimento vicioso, sujeto a muchos inconvenientes". (Purgatorio de San Patricio).

 

b) ESQUEMA MITOLOGICO GENERAL

El Ser Supremo ha sido denominado en los distintos tiempos y países con variadísimos nombres (muchos de ellos ya expuestos en la nota de la pág. 69) que para nada afectan a la identidad del concepto.

Naturalmente, los espíritus filosóficos capaces de comprender la verdad desnuda de las realidades metafísicas, no necesitan aderezar los conceptos con ropajes alegóricos o fabulosos. Pero las almas sencillas, de mentalidad no acostumbrada a las grandes abstracciones, necesitan asirse a representaciones concretas, para comprenderlas, recordarlas y conservarlas. Este ha sido el origen de todos los mitos, fábulas y leyendas que, captando verdades teológicas, cosmogónicas, antropológicas y morales, constituyen la trama de todas las religiones positivas del ciclo ario.

El esquema (figura 3) resume el contenido general de todas ellas. Explicación.

El Principio Creador se manifiesta en Espíritu o cielo y en Materia o tierra, simbolizados por el Sol y la Tierra respectivamente. (Aunque la materia se simboliza en muchos casos por las "aguas"). Mas ésta, al producir los seres, lo hace no solamente como materia sino también como forma, lo cual se simboliza por la luna que representa reflexión o imagen.

El mundo en desorden, que es muerte y caos, y todo lo que pueda desordenarle, se simboliza por un espíritu maligno generalmente representado por una serpiente o por un dragón. (34) El mundo en orden, que es vida y armonía, y todo lo que pueda ordenarle, se simboliza por un espíritu bueno o solar.

Todo esto se personifica luego en divinidades primarias y secundarias, solares o celestes, lunares, acuáticas, terrenales e infernales.

He aquí el fondo filosófico de las mitologías principales.

Este esquema mitológico al cual pueden acoplarse más o menos exactamente las teogonías de las distintas religiones, se basa en realidades cosmogónicas y astronómicas íntimamente ligadas a la vida humana, que hallamos relatadas como episodios de la vida de las divinidades. Por ejemplo: La divinidad solar principal de los distintos sistemas (Osiris, Apolo, Adonis, Attis, Dionisos, Baal, Mithra, Suria, Cristo, etc.) nace el 24 de Diciembre, o sea en el momento en que empieza a ascender el sol tras el solsticio de invierno. (35)

Y muere y resucita en el plenilunio que sigue al equinoccio de primavera, para ascender al cielo un determinado número de días después siempre fijo (40). En nuestro folklore se nos dice: "Tres días hay en el año que relumbran como el sol; jueves santo, Corpus Christi y el día de la ascensión". Quizá inconscientemente, por la fuerza de la tradición, se los relaciona con el sol en esta frase. También se dice, al referirse al parto de la Virgen María: "Como rayo de sol por el cristal, sin romperlo ni mancharlo"; recogiendo el antiquísimo concepto esotérico que consideraba al Sol coma cuerpo del Logos, que fecunda sin tocarla a la Tierra, virgen y madre. (36)

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c) SOBRE LA EXISTENCIA DE DIOS. ARGUMENTOS CONTRA EL MATERIALISMO  

El credo materialista se condensa en los cuatro siguientes postulados:  

I. Solamente existe la materia.

II. La materia no se destruye. Se conserva indefinidamente.

III. La energía es inseparable de la materia y se conserva como esta.

IV. La inteligencia es un producto de la materia.  

a) Sabemos por la ciencia que la materia está compuesta de moléculas, estas de átomos y estos de electrones.  

b) Los electrones son cargas eléctricas positivas o negativas, es decir unidades de energía componentes y últimos elementos de la materia. Luego la materia es energía condensada hasta hacerse tangible. Y la energía es materia sublimada.  

c) Si la inteligencia (y demás manifestaciones psíquicas) es un producto de la materia, no puede producirse hasta que esta se haya constituido. Luego el electrón no es inteligente ni produce inteligencia.  

d) Pero si admitimos que el electrón es inteligente o capaz de producir inteligencia, entonces deducimos que la inteligencia es antes que la materia, y con ello queda desvirtuado el postulado IV. Y tendríamos que afirmar que antes de que exista la materia, hay una energía inteligente.  

e) Si por el contrario, admitimos que el electrón no es capaz de inteligencia, hay que admitir una inteligencia exterior a él capaz de ordenarle con los demás electrones para constituir la materia.

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Y entonces queda como falso el postulado I. Los postulados materialistas son pues contradictorios.  

f) En ambos casos hay que admitir la, existencia de una inteligencia anterior a la materia. La diferencia estriba en que esta inteligencia esté en el electrón o sea exterior a él.  

I. Primer caso. (Deducido del postulado IV). El electrón no es inteligente. Esto quiere decir que obra solamente en razón de su carga elemental, positiva o negativa. Lo cual no basta a explicar por que se une un determinado número de electrones (siempre el mismo) para formar el átomo de cada elemento químico; ni por que se une un determinado número de átomos (y siempre el mismo) en determinada posición (siempre la misma) para formar la molécula de cada cuerpo químico. Y pues en todo este proceso de combinaciones de electrones, átomos y moléculas, hay predeterminación y finalidad (intención) a más de una ley matemática que rige la formación de la materia, no queda otro remedio más que admitir la existencia de una esencia inteligente que lo precede y ordena. Y surge como una necesidad racional el concepto del Principio Creador.  

II. Segundo caso. El electrón es inteligente. En esta hipótesis, la inteligencia de cada electrón, de acuerdo y en colaboración con la de los demás electrones, forma los átomos, las moléculas, las substancias químicas, los seres organizados, los elementos donde han de vivir, el hombre, en fin, con una inteligencia capaz de descubrir al propio electrón que le ha creado, y.. en una palabra al Universo entero con su armonía y finalidad. Esto es convertir al electrón en un ser omnisciente y omnipotente: ¡El electrónDios! Y se daría el absurdo de que la parte ha creado al Todo. Pero aun dentro de este absurdo, siempre resultaría que la materia es posterior a la inteligencia del electrón.  

Y la única verdad que se deduciría de tal premisa es que, el electrón estaría animado por una inteligencia ordenadora capaz de condicionar y someter sus elementales fuerzas de atracción y repulsión, a leyes matemáticas físicoquímicas. Así pues, hasta por el camino de una hipótesis ab absurdum, aparece de nuevo el concepto racional del Principio Creador.  

Las Leyes Naturales. Mucho más difícil es que el materialista se explique la existencia de las Leyes de la Naturaleza sin admitir una Inteligencia primordial que las haya estatuido. Por que, si las Leyes de la Naturaleza son un producto de la materia, mal puede ésta haberse constituido y agrupado según las Leyes Naturales. Y si realmente la materia no ha hecho más que obedecer a Leyes naturales, es por que éstas le han precedido en el orden de creación y proceden por tanto de una Inteligencia Ordenadora.  

 

d) DE LO SOBRENATURAL  

Entendemos por "sobrenatural" todo aquello que obra o se produce fuera o por encima de las Leyes de la Naturaleza.

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Fig. 4. Constitución del átomo. A. Núcleo formado por varios protones positivos (a) (en este caso 8) y un número de electrones negativos (b) (en esto caso 3) llamados esenciales. C. Electrón satélite negativo.

La carga positiva del átomo se halla representado por la diferencia entre la carga positiva de los protones y la carga negativa de loa electrones esenciales. El átomo se halla eléctricamente neutralizado, por que la carga positiva del núcleo es igual a la negativa del conjunto de electrones satélites. (Tenida cuenta de que la carga de un protón es equivalente a la de un electrón).  

Según los teólogos, un "milagro" es una suspensión de las leyes de la Naturaleza, para la producción del cual basta que Dios suspenda su concurso para que obre la causa segunda; con lo cual a esta le falta el requisito esencial de su acción.  

El concepto de lo sobrenatural es explicado por la teología de la siguiente manera:  

1º) "Las "causas naturales" producen necesariamente ciertos y determinados efectos cuando se encuentran baja todas sus condiciones esenciales, entre las cuales debe contarse muy particularmente la de querer concurrir con ellas a su acción la Causa Primera".  

2°) "Las causas naturales dejan de producir necesariamente los determinados efectos indicados, cuando les falta algunas de las condiciones esenciales para las mismas; y la ausencia de estos efectos será un verdadero milagro cuando la única condición esencial para obrar que les falta es la sustracción del concurso divino, que por razones de su infinita sabiduría les puede negar la Causa Primera".  

3º) "Hay cosas sobrenaturales intrínsecamente o divinas como Dios mismo y todo lo que participa de su esencia: la gracia divina y la visión beatífica. Y otras extrínsecamente sobrenaturales, por razón del modo sobrenatural con que son producidas: como, por ejemplo, la revelación, el milagro, la profecía y el misterio".  

Ahora bien; como leales rebuscadores de la verdad, hemos de desplegar toda nuestra prudencia góstica y hacernos las siguientes consideraciones:  

Estimamos que no puede haber duda alguna sobre la auténtica sobrenaturalidad de Dios, puesto que es anterior a la Naturaleza y creador de sus Leyes y criaturas.  

Si Dios es un Ser "incomprensible" para la mente humana, es difícil, por no decir imposible, asegurar si ha entrado en sus designios en algún caso, negar o no su concurso a la acción de las causas naturales.  

El que un hecho no pueda ser explicado por las leyes naturales conocidas (como el fuego que no quema o el objeto pesado que no cae), no nos autoriza a asegurar que es milagroso, puesto que tampoco podemos abrigar la pretensión de conocer todas las leyes naturales. Los "fakires" andan por el fuego sin quemarse (37) y los ejemplos de levitación o tipología son frecuentes y conocidísimos en las sesiones de metapsiquismo y hasta perfectamente bien explicadas por Crativford con su famosa palanca de fluido biomagnético.  

Es sensato pensar que hay leyes naturales que aun desconocemos, y prudente reservar el juicio ante un hecho extraordinario. Hoy día pueden explicarse perfecta y científicamente dentro de las leyes naturales conocidas, muchas cosas que antes se tenían por sobrenaturales. El Dr. Richet fundó su "Metapsíquica" y publicó su obra para explicar estos fenómenos.  

Dios puede negar su concurso a la acción de las causas naturales para que éstas no produzcan los efectos previstos. El Ser omnipotente que ha creado el Universo, puede en uso de su libre voluntad hacer esto y mucho más. Pero es dudoso que Dios suspenda sus propias determinaciones del orden natural, con objeto de sorprender al hombre con fenómenos extraordinarios e inexplicables para sugerirle la fe. El hombre que por la observación y la meditación de las maravillas de la Naturaleza no sea capaz de intuir la existencia de un Principio Creador y una Inteligencia ordenadora, no creerá con mucho más fundamento ante la presencia de un hecho que no sabe explicarse. Es mejor motivo de fe el explicarse un hecho nuevo que el observar un hecho que no se puede explicar.  

Lo extraordinario puede dar la medida de la ignorancia humana, más que la de un designio divino que no nos es dable asegurar. La teoría de lo sobrenatural puede ser una creación de la mente del hombre para irse explicando lo que ignora; pero sus límites se van reduciendo según aumenta el caudal de sus conocimientos.  

La fe en Dios no pierde nada por que aceptemos la afirmación de Blavatsky: "No existe milagro divino ni diabólico que esté por encima de las Leyes Naturales estatuidas desde la eternidad". Ninguna fe mejor fundada que la que dimana de la seguridad de que jamás dejan de cumplirse los designios de Dios, representados por las propias leyes de la Naturaleza.

 

e) ¿PREDESTINACION O LIBERTAD?  

Es lógico que, si el ser de las criaturas depende de Dios, también depende de É1 su actividad que es una expansión de su ser mismo. También es evidente que las criaturas no son más que instrumentos por medio de los cuales se realizan las determinaciones del Creador; como quiere expresar la conocida sentencia: "No se mueve una hoja sin la voluntad de Dios".  

Estas afirmaciones parecen negar el libre albedrío de las criaturas inteligentes, por cuanto suponen una predeterminación de los efectos. Y al mismo tiempo dejan en la esfera de la Voluntad divina el bien o el mal que pueda producirse en el Universo, alejando toda responsabilidad de las criaturas finitas.  

¡He aquí uno de los problemas de más difícil solución de la filosofía! En la misma médula de esta cuestión se han dividido los discípulos de Santo Tomás: De un lado Bañez y la escuela dominicana, partidarios de la predeterminación; (del "Kana mectub" o "está escrito" tan caro a los musulmanes); de otro lado Molina, Suárez, Belarmino, Mauro, Billot y otros, defensores del libre albedrío.  

No tratamos de resolver, ni siquiera de debatir aquí tan espinosa cuestión, que decidiría en un sentido u otro el problema del pecado, del mal, de la virtud, del castigo, de la redención y, en una palabra, de la responsabilidad moral. Mas, si nos parece evidente que, admitida la libertad moral de la criatura inteligente, están dentro del plan de Dios todos los posibles futuribles que dimanan de sus acciones.  

El hombre obra libremente y el resultado de esto (sea bueno o malo), queda dentro del ámbito de las leyes divinas. Por lo que hay que deducir que lo que llamamos mal forma parte del plan de Dios. Lo cual será objeto de más extensión en los capítulos VII y VIII.  

Las determinaciones del Supremo Hacedor que venimos llamando "Leyes de la Naturaleza" constituyen el mecanismo por el cual funciona la Creación entera. Y lo que trata de definirse como "sobrenatural" pudiera ser a la postre tan natural como lo demás; pues no hay que olvidar que existen distintos planos de naturaleza, visibles e invisibles, como también una serie de leyes que afectan al mundo de lo espiritual. No involucremos los conceptos en una lucha de palabras. El problema insoluble es, si Dios quiere o no quiere quitar su concurso en determinadas ocasiones a la acción de las causas naturales. Nadie pretenderá averiguar las íntimas determinaciones del Creador. Es preferible confesar nuestra ignorancia.

   

GRACIA, BEATITUD, PROFECIA Y MISTERIO  

La gracia divina y la visión beatífica, son estados de conciencia que, evidentemente, no se da, en todos los seres humanos; pero ignoramos si en los inescrutables designios de Dios con cargo a la evolución de las almas, estarán al fin reservados para todas. Admitiendo la teoría de la condenación eterna, claro es que no. Pero esto, que es uno de los puntos flacos de la doctrina católica, como de otras religiones positivas, merecerá nuestra atención en el capítulo VI.  

En cuanto a la profecía y al misterio hay que opinar lo mismo. La visión del porvenir puede ser un problema de perfeccionamiento mental y espiritual al cual la mayoría no hemos llegado, aunque también se observan en muchas personas llenas de defectos. El misterio puede dejar de serlo cuando el radio de nuestra conciencia haya pasado de cierto límite. Oportunamente surgirán estos puntos en el curso de esta obra.

   

EL DILUVIO UNIVERSAL  

No podemos referirnos aquí a pretendidos hechos "sobrenaturales" que dimanan de una interpretación rígidamente literal de las escrituras sagradas. Por ejemplo, leemos en la obra de Mendive ya citada, lo siguiente:  

"Así pues no queda otro recurso a los partidarios de la universalidad enteramente absoluta del diluvio, sino decir que Dios por medio de sus ángeles transportó algunos hijos de los diferentes animales contenidos en el Arca, a los países a donde no podían ellos extenderse por los medios naturales". "Ni sería cosa extraordinaria apelar al ministerio dejos ángeles para un fenómeno de esta especie, pues sabemos por la fe que estas substancias superiores, tienen recibida de Dios la misión de atender al gobierno del género humano; por donde con este acto, no harían sino desempeñar en alguna manera su oficio, amueblando, como quien dice, la habitación del hombre, que un terrible cataclismo habría despojado de su ornato primero". "Y aún para introducir tanta diversidad de animales en el Arca como existen en todas las partes del globo, parece ser también necesaria una acción sobrenatural de Dios. ¿Cómo había de encontrar si no el patriarca Noé medio de hacerse con toda esta multitud de especies, por grande que fuese su diligencia en procurárselas?".  

Aquí nos encontramos con que Dios manda al hombre una terrible catástrofe y luego tiene que valerse de los ángeles para "amueblar" de nuevo el planeta y ayudar a Noé.  

El mejor comentario nos le sugiere el propio P. Mendive al decirnos: "Por que el canon que manda interpretar el sagrado texto, ateniéndose al sentido material, manda también al mismo tiempo que esto no se haga, sino antes bien se recurra al metafórico, cuando el material pugna con alguna verdad natural evidentemente demostrada, o con algún dogma evidentemente enseñado por la Iglesia".  

Ignoramos si la realidad del Diluvio Universal constituye un dogma "evidentemente" enseñado por la Iglesia. Pero si, la Congregación del Indice levantó la prohibición de interpretar literalmente la Escritura en lo que al movimiento de la Tierra se refiere, no vemos dificultad alguna en tomarse la libertad de hacer lo mismo con el relato del Diluvio.  

El Diluvio bíblico es, para nosotros, una metáfora, que tiene su bella interpretación para el que no haya perdido las claves iniciáticas de la simbología arcaica. Dicho esto, el lector tiene derecho a exigirnos una exégesis en sus líneas generales.  

El Diluvio Universal se refiere a un hecho geológico acaecido por lo menos hace 11.500 años y del cual conservan tradiciones casi todos los pueblos del planeta, recogidas por escritores de todos los tiempos: Tal es el hundimiento de vastas extensiones de la Atlántida en las aguas del Océano por dislocaciones geológicas, acompañadas al parecer, de lluvias persistentes y torrenciales y de otros meteoros. Sobre el relato de este hecho (que al parecer no es único, sino repetido cinco veces desde hace 850.000 años, como pretenden Stockwell y Croll) se han injertado mitos y símbolos con la habitual maestría de todos los textos mosaicos.  

Los hijos de Noé, personifican las tres razas postatlantes que, salvadas del cataclismo, se dispersaron por los países de nuestro viejo continente: Los semitas hijos de Sem, los camitas hijos de Cam y los arios o jafétidas hijos de Jafet. Por supuesto, exactamente igual que sucedió en el Nuevo Continente con las razas atlantes occidentales de los toltecas, incas, turanios, nahoas y mayaquichés, etc.

   

ARGOS, BARCAS, ARCAS Y ARCANOS  

Noé, el patriarca atlante prediluviano, guardador de la tradición iniciática, construye un arca que, como todas las arcas, argos, barcas y demás arcanos mitológicos, simboliza los misterios de la iniciación religiosa del ciclo ario. Así el navío Argos de los Argonautas helénicos; el arca en que fue arrojado al Nilo el cadáver de Osiris, que apareció en Biblos; el arca de la Alianza semita; la barca del Perrum chino; la barca egipcia de Ra; la barca americana de Mami; el arca griega en que se salvaron Deucalión, Pirra y sus hijos; la indostánica de Vaivasvata Manú (el Noé ario); y la misma barca, en fin, que según la tradición cristiana trajo a España el cadáver del apóstol Santiago.  

El relato del Diluvio que describió Moisés basándose en la relación caldeoacadia del Xisuthros o Utanopishtum (el Noé babilónico), constituye, como puede verse, una tradición universal en la que se presenta la aparición del hombre de nuestra raza después de un cataclismo geológico probablemente referible a las distintas glaciaciones y dislocaciones terrestres de que nos habla la prehistoria y que hoy trata de explicar la ciencia por medio de la teoría de Wegener o del deslizamiento de los continentes.  

Teniendo en cuenta que en "simbología arcaica" las "aguas" fueron siempre el símbolo de la "materia" (38) , la sumersión de la Atlántida bajo las aguas del Océano, no se refiere solamente a un posible hecho geológico, sino también a la "caída en la materia" (o en el "materialismo") que, al decir de los textos sagrados fue causa de su perdición .  (39)

Y todos los "salvados de las aguas", como Noé, Perrún, Xixustros, Deucalión, etc., yaun otros como Moisés, D. Pelayo, Sarrukin, Rómulo y Remo, etc., fueron jefes, profetas o iniciadas que se salvaron de caer en el materialismo (es decir "sumergirse en las aguas") gracias a los principios de su religión.  

Al propio Moisés, conduciendo a su pueblo desde el Egipto, se le apartaran las aguas del Mar Rojo, para que, pisando "tierra firme", llegara a la "tierra de promisión". No puede estar más claro el símbolo por el cual se nos pinta al jefe israelita, apartando a los suyos del materialismo por virtud de la nueva fe. Las aguas "se separaron" para ellos, pero en cambio anegaron a sus perseguidores politeístas e idólatras. Lo que nos recuerda la otra frase del "Génesis": "sepárense las aguas de las aguas" (Cap. I, vers. 6) aludiendo a los distintos grados de condensación de la materia.  

En cuanto a la pareja de animales de cada especie que, según el relato, llevó Noé en su gigantesca embarcación (igual que Deucalión y otros de sus congéneres mitológicos), nos figuramos que el lector se habrá hecho consideraciones análogas a éstas: Los animales tendrían que ir rigurosamente separados para evitar que unos devorasen a otros. Hubo que llevar comida para todos durante cuarenta días; la cual hubo de abultar más que los propios animales. Conociéndose más de 120.000 especies de insectos coleópteros, cabe calcular la dificultad de recoger todas las especies de insectos, gusanos, arácnidos y demás animales pequeños para lo cual no basta ni la duración de la vida de Matusalén. Aun suponiendo lógicamente que los peces, moluscos, infusorios y demás animales acuáticos, no necesitasen ser incluidos en el arca, hay que convenir con el padre Mendive, en que Noé tuvo que tropezar con serias dificultades, por mucha que fuese su diligencia, para hacerse con toda esa multitud de especies.  

Para nosotros existe un error de versión en cuanto atañe a estas parejas que a modo de "semillas" llevaba Noé para repoblar el mundo nuevo. Eran las simbólicas semillas de los misterios iniciáticos; semillas de almas o ánimas (no de animales), como han sido siempre los "arcanos" que hubieron de cristalizar en las distintas religiones positivas del ciclo ario. Y aunque se nos objete que para llegar a esta conclusión hay que violentar el texto bíblico, remitimos al lector a lo ya dicho sobre la revelación en el capítulo II.  

El que desechemos la hipótesis de la colaboración de los ángeles (de los que para nada se habla en el texto bíblico del Diluvio), no quiere decir que pongamos en duda la existencia, universalmente reconocida, de estas entidades espirituales, de las cuales tenemos nuestro bien definido concepto.

   

CAPITULO IV  

LA CREACION  

a) ¿Creación o emanación?

b) De la infinitud, de la eternidad y del origen del mundo.

c) Los días de la Creación.

d) Los cuatro grados de condensación de la materia.  

¿Es el mundo algo que sale de la nada por un acto de la libre voluntad de Dios, o es algo que se realiza en la substancia del propio ser divino? Es decir: ¿El mundo es algo distinto de Dios (hipótesis creadora) o es Dios mismo manifestándose (hipótesis emanadora)? ¿Debemos ser creacionistas o panteístas?  

¡He aquí el magno problema que dividió a la filosofía pagana y a la cristiana!  

Si el mundo (o Universo) es creación de Dios, tiene que haber sido hecho por medio de los tres momentos esenciales de toda creación: 1° Voluntad creadora (porque, causa o principio); 24 Idea creadora (modo, forma o noumeno); 3° Actividad creadora (acto 0 fenómeno); en los cuales el Ser creador se nos manifiesta trino. No hay duda para nosotros de que, la existencia del Universo tiene su principio ideal o teorético en la propia esencia del Ser divino.  

Pero ¿en qué substancia se va a plasmar en formas tangibles el movimiento creador? o, dicho de otro modo, ¿es la materia (o matriz) de que están hechos los mundos, algo distinto de Dios?  

Si la materia es algo distinto de Dios, hay que admitir que ha sido creada previamente por Él o que es É1 mismo en otro estado. Esto nos impone un dualismo, una necesidad de admitir un desdoblamiento previo o anterior al acto de creación. "En el principio creó Dios el Cielo y• la Tierra"` dice el Génesis, expresando la manifestación dual originaria.  

¿Puede concebirse que Dios sea capaz de sacar de la nada, algo que substancialmente sea distinto de Él mismo? San Juan nos aclara en su Evangelio: "El Verba.> era con Dios y el Verbo (idea creadora) era Dios". No nada ajeno a Dios.  

Es difícil explicarse la existencia de la Materia primordial sin admitir que procede de la misma substancia de Dios (40) . La existencia del Universo material parece requerir la previa emanación o desdoblamiento del Ser divino en una especie de condensación ectoplásmica. Y si esto fuese así, el Universo resultaría emanación en cuanto a substancia y creación en cuanto a la forma. Hipótesis que tiene la ventaja de concordar los dos pensamientos filosóficos, ya que en este abstruso problema no hay más ni menos razones para que sea de un modo o de otra, aparte el respeto que cada tendencia quiera guardar a su respectiva revelación.  (41)

Emanación y creación serian pues los das momentos de la manifestación. Así, en realidad, en el acto creador el Ser Uno se manifiesta originariamente como PadreMadre: Es decir, los aspectos masculino y femenino de la creación cósmica: Espíritu o soplo generador en aspecto trino (Parabráhman de la Doctrina Secreta oriental) y matriz materia o madre (Múlaprakriti de la doctrina citada) donde las formas se hacen.  

Admitidas así las cosas; ya no tiene dificultad explicarse los momentos subsiguientes del proceso creador: El Padre (primer aspecto de Dios) es 1a esencia (consciencia y voluntad de existencia) de los seres creados; la Madre es la substancia en la cual y de la cual se forman (materia); el Espíritu Santo es el soplo o hálito creador (Fohat de la Doctrina secreta oriental) que hace surgir las formas en la materia proyectando la esencia en la substancia por un acto de voluntad consciente y dándoles así la vida o ánima; es decir animándolas o dándolas alma. Y, en fin, el Hijo es la forma viviente, que seria cascarón vacío sin la vida infundida por "el soplo de Dios en sus narices", según la expresión bíblica.  

Es decir que, según la sentencia cristiana, "Dios está en todo por esencia, presencia y potencia"; que equivale a decir, por voluntad, acto y forma, o la que es lo mismo, en espíritu, substancia y vida...  

Mas deducimos, no por especulación filosófica sino por observación universal que, el Padre creador y trino, se manifiesta en siete modos de energía creadora (los siete ángeles ante el trono de Dios del cristianismo), logos, arcángeles o entidades creadoras que realizan cada uno de los siete simbólicos días o aspectos de la creación, en la forma y manera que poco más adelante veremos.

   

b) DE LA INFINITUD, DE LA ETERNIDAD Y DEL ORIGEN DEL MUNDO  

Para aclaración del anterior problema y como motivos de meditación que pueden servir de base para futuras especulaciones, debemos tomar en consideración las opiniones de algunos eminentes teólogos.  

Santo Tomás ("Suma teológica") rechaza la extensión como la multitud infinita; es decir limita a número y medida todos los seres manifestados. Pero en cambia abogan por ellas el Cardenal Toledo (jesuita), Ocam, Gregorio, Avicena, Algacél, Vázquez, Ulloa, Benedictis y hasta el mismo Balmes que solo rechaza el infinito en cuanto a la coexistencia de estados incompatibles en unos mismos seres.  

Santo Tomás también (como Averroes), sostiene la posibilidad de un mundo ab aeterno, haciendo notar que solamente por la revelación podemos saber que no haya existido siempre nuestro mundo. (Su portentosa tendencia y capacidad racionalista le impulsa a salirse del dogma revelado). Otros teólogos, por el contrario, repugnan la idea de la producción ab aeterno de criatura alguna, por que tendríamos también que admitir la posibilidad del número infinito. Suárez sigue una opinión media, defendiendo la posibilidad de un mundo eterno en cuanto a la substancia; con lo cual viene a apoyar en cierto modo la opinión expuesta por nosotros.  (42)

Dice por su parte el padre Mendive: "'Una acción productora de Dios ha sido en último resultado una verdadera creación. Digo en Último resultado, por que no es mi intento examinar aquí si el mundo material con el orden admirable que ahora conserva, ha salido inmediatamente de las manos del Creador, a solamente 1a materia caótica sujeta a las' leyes que la marcó su infinita sabiduría, y de las cuales, andando el tiempo, haya resultado más tarde el presente orden de cosas. Decimos solamente que la materia de que consta el mundo, así como también todas las substancias espirituales que en él existen, han sido producidas por Dios de la nada".  

Más, aclara Santo Tomás (p., q. 45, a. 1 ad 3): "Cuando se dice que una cosa es hecha (le la nada, esta preposición DE no designa la causa material, o sea la materia que entra en la constitución de la cosa creada". Que apoya la siguiente idea de San Agustín (Opus imperf. cont. Julian., lib. V, n. 42): "Cuando afirmamos que Dios ha creado el mundo de la nada, lo que únicamente intentamos es separar la esencia de Dios de la esencia de las criaturas".  

"Lo único que requiere el principio creante, es que no haya repugnancia intrínseca por parte del sujeto en ser producido, y que haya mente creadora que conciba primero con su fuerza intelectual la idea de ese mismo objeto, para que la voluntad pueda decir: Quiero que exista". "Lo cual no indica dependencia alguna del Creador con respecto a la cosa criada; pero si la posibilidad de que esta sea llamada a la existencia. Posibilidad que tiene su fundamento en la misma esencia divina. Así Dios no hace ex nihilo (de la nada) las cosas, sino de su potencia objetiva y del arte divino que se las representa como factibles. Es decir, todo ser tiene su causa en la idea ejemplar que Dios como artífice inteligente, debe formarse primero de la obra para poderla llamar a la existencia. Más aunque la esencia divina sea fundamento de la posibilidad de las cosas, y su imitabilidad ad extra sea condición esencial para que la Omnipotencia las pueda producir; no se puede decir, sin embargo, que Dios hace las cosas de su propia esencia o de su misma omnipotencia; por que ni la esencia ni la omnipotencia entran como constitutivos del ser creada, sino solamente como requisitos o como causas eficientes del mismo" (Mendive).  

Vése por consecuencia que, la teología católica, como en gran parte la musulmana, considera que "Dios no se halla en el mundo sino fuera de él", siendo así "una Causa trascendente y no inmanente", par que un Dios inmanente como quiere el panteísmo, que hubiese emanado el mundo", sería autor de todo cuanto de bueno y de malo hacen los hombres", cosa que negaría la libertad de albedrío, encerrando la existencia en un determinismo natural, al cual ya nos hemos referido, y hemos de volver a referirnos en el capítulo VIII.  

Por consiguiente, el mundo, según la filosofía cristiana, es contingente par que no tiene en sí mismo la razón de su existencia, mientras que Dios es necesario por que no está causado por ningún otro ser.  

Claro es que; todas estas afirmaciones teológicas, no resuelven el problema en cuyo fondo radica la discrepancia entre el panteísmo y el cristianismo. Si Nos saca el mundo de la nada (es decir de la no existencia), pero todo se crea por su potencia objetiva, es claro que, el origen de la materia caótica primordial está en Él, y las formas proceden de Él. Muy cierta que, el autor de una obra se halla fuera de la obra, pero también es muy verdadero que en toda obra hay algo del autor. Por esto dijo Santo Tomás que "todos participamos de la esencia de Dios", puesto que la esencia de toda obra está en el autor, que es su causa. De aquí que, esta aparente contradicción en las alturas de la teología, no tenga más solución que la fórmula teosófica expuesta por nosotros y atisbada por Suárez, de que el Universo es emanación en cuanto a substancia y creación en cuanto a forma. La cual pone de acuerdo, por la virtud sincrética del método analógico, a la antigua concepción pagana con la más moderna cristiana.

   

c) LOS DIAS DE LA CREACION  

La comisión bíblica en 30 de junio de 1909 decretó que el relato mosaico de la Creación es una narración históricopopular pero no un relato simbólico. Los teólogos no tratan de buscar el rigor científico ni el estricto orden cronológico en el relato de Moisés. Santo Tomás dice: "Sobre el origen del inundo hay algo que pertenece a la substancia de la fe; y es que el mundo comenzó por creación...... Las cuestiones relativas a la manera y al orden de la creación, no pertenecen a la fe si no es per accidens en cuanto se habla de ellas en la Escritura. Y sobre ellas, salva la verdad de la Escritura, expusieron los santos diversas soluciones".  

A pesar del amplio margen que los teólogos dejan para la interpretación del relato mosaico sobre la creación del Universo, cabe suponer que Moisés estuvo más cerca de la verdad que lo que muchos pudieran creer.  

Comienza con la exposición de conceptos abstractos y universales (lo espiritual y lo material, la materia informe, etc.) para entrar después en hechos relativos a nuestro planeta (creación de los mares, plantas, aves, peces, animales, etc.).  

Distribuye la obra de la creación en siete días o períodos, de las cuales dice San Agustín: "De que condición sean estos días, nos es sumamente difícil y aún imposible el pensarlo, ¿cuánto más el explicarlo?" A pesar de estas modestas palabras, es difícil superar la interpretación agustiniana de dicho texto.  

Es evidente que el relato de la Biblia presupone un geocentrismo como si el Universo todo estuviera subordinado a la importancia central de la Tierra. Aunque esto es justificable si pensamos que no se podía exigir, en la época en que fue redactado el texto, que se supiera que las estrellas son soles a veces mayores que el nuestro, y que el firmamento sigue siendo firmamento observado desde cualquier astro de cualquier sistema o nebulosa. Geocentrismo también justificable por la observación del giro aparente de toda la bóveda celeste y de los astros de nuestro sistema, incluso el Sol, alrededor de la Tierra.  

A pesar de todo esto, hay un paralelismo cierto, entre las conclusiones del relato y las de la ciencia y fa geología contemporáneas: Aparición de la nebulosa inicial (caos); formación de la Tierra y demás astros; del fuego, el agita y el aire; finalmente de las criaturas que habitan los elementos, terminando por el hombre Tal es el resumen de aquellas fases o épocas nebular, ígnea, azoica o de condensación, paleozoica, mesozoica, cenozoica y neozoica, de los cosmólogos actuales.  

Cada uno de los días de la creación, es en realidad una dilatadísima época cósmica o geológica en la que Moisés considera una tarde (hhereb) y una mañana (boker) diciendo: "Vayehi hhereb, vayehí boker", sea: "Y fue tarde y fue mañana" . . . que equivale a una oscuridad y una claridad (un período de imperfección y otro de perfección subsiguiente).

 

Analicemos las palabras del Génesis.  

I. "En el principio creó Dios el cielo y la tierra". Es decir, lo espiritual y lo material..  (43)

II. "Y la tierra estaba desordenada y vacía''. Es decir, la materia estaba sin forma (caos); la substancia primordial o nebular era homogénea en sus elementos indivisibles (átomos),  

III. "Y las tinieblas reinaban sobre la haz del abismo". O lo que es lo mismo, no había surgido aún la primitiva luz" (vibración o movimiento primordial) que había de dar la vida y la forma a la materia.  

IV. "Y el Espíritu de Dios flotaba sobre las aguas". En cuya frase no hay más remedio que hacer una exégesis de interpretación, Por que si en cuanto al "Espíritu de Dios" no puede cabernos la menor duda, si cabe en cuanto al significado de las "aguas" si olvidamos que en simbología arcaica, el agua quería expresar la matriz de toda vida, por tanto la materia primordial homogénea, en la cual se considera implícito el concepto de maternidad (o naturaleza generatriz), como claramente lo indica la raíz mater, común a madre, matriz y materia.  

V. "Y dijo Dios: Hágase la Luz. Y la Luz ce hizo. Y fue la tarde y la mañana del día Primero". Claro que no la luz física del sol ni de astro alguno, puesto que no fueron creados hasta el "día cuarto". Si no aquella "luz" invisible por ultraluminosa, que da origen a todas las "vibraciones del éter" que a su vez dan el movimiento, la vida y la forma (cosmos) a la materia. Aquel "fiat" ó "fohat" creador que es un movimiento espiritual, impulso de vida y voluntad de existencia que rompió la frialdad de las "tinieblas" existentes entre el "cielo" y la "tierra". Movimiento impulsor e informador, en una palabra, origen de toda fuerza y energía.  

VI. "Haya un firmamento. Sepárense las aguas de las aguas". Este firmamento en el que faltaban el sol, la luna y las estrellas, no podía referirse, indudablemente, a la esfera celeste a conjunto de astros y sistemas, puesto que éstos fueron creados el cuarto día; si no que se refería al "espacio vacío" o extensión, literalmente expresado por Moisés con la palabra hebrea rakiah, y que se corresponde con el koilon griego y el coelum latino. No es por tanto el estereoma que dice la traducción de los Setenta, ni el firmamentum que San Jerónimo expuso en la Vulgata. Algunos lo refieren a la atmósfera o aire. Otros creen que el firmamento alude a la menteformadora por la que Dios imaginó las formas de los seres: El conjunto de "constelaciones" de los pensamientos del Creador; quizás el "cielo intelectual" a que se refería San Agustín.  

El separar las aguas de las aguas, se refiere a los distintos grados de condensación de la materia, formando átomos, moléculas, substancias y cuerpos químicos.  

Con esto quedó terminado el día segundo.  

VII. En el tercer día, según los versículos genesiacos, creó Dios los elementos: el agua y la tierra. Y después las plantas.  

En el cuarto día creó el sol, la luna y las estrellas. Es decir, los astros que habían de servir de soporte a las formas de vida.  

En el quinto día fueron creados los peces, las aves y los reptiles.  

En el sexto día creó Dios los demás animales terrestres y por fin el hombre.  

Y en el día séptimo, dice el Génesis, "Dios reposó". Lo que hay que interpretar como la cesación de crear elementos y formas nuevas. El día séptimo está ausente de todo acto creador y lleno de la evolución de lo creado. Estarnos pues en él. (44)

   

En el relato de las primeras etapas de la Creación, que preceden a los citados días o épocas, se revelan tres momentos que, inevitablemente, hay que referir al aspecto trino de la manifestación divina: Dios creador, Materia creada y Fuerza animadora; o sea el Theos, Caos y Cosmos de los griegos. Conceptos que expresados en términos asequibles para todos, dirían lo siguiente:  

I. Dios creó lo espiritual y lo material. Esto último desordenado e informe.  

II. Dios lo insufló el movimiento animador y ordenador.  

III. Así surgió el Universo.  

O lo que es lo mismo: Generación. Ordenación y Plasmación  

Tres tiempos del acto creador en que Dios se manifiesta como Padre y causa de todas las cosas; como Hijo, Verbo, Palabra o Logos, Idea o Forma de lo creada; y, en fin, como Espíritu Ordenador por impulso de amor y voluntad según se dijo.  

El siguiente cuadro resume en un golpe de vista todo lo que llevamos dicho.  

La interpretación rígidamente literal del mentado y comentado relato mosaico de la Creación, fue causa del famoso proceso contra Galileo por los tribunales de la Inquisición, y que la iglesia ha tratado de defender con las siguientes palabras:  

"Cuando la Congregación del Santa Oficio exigió de Galileo la retractación de sus afirmaciones sobre el movimiento de la Tierra, entonces esta doctrina distaba mucho de la evidencia, no era más que probable; y así el tribunal, aunque falible, estaba en su derecho al demandar al reo la retractación dicha; y éste a su vez no teniendo evidencia de que el Tribunal se equivocaba en su juicio, estaba obligado a adherirse a él en cuanto con su buena voluntad pudiese. Y por aquí se verá también la prudencia con que procedieron uno y otro tribunal en esta causa, por más que entrambos se hubieron equivocado; por que juzgaron según la ciencia que se tenía entonces". (Mendive).  

Si fuera por el gusto de las instituciones dogmáticas (científicas o religiosas), ningún innovador tendría razón y, por consecuencia., se haría imposible el progreso de la ciencia y la marcha del pensamiento hacia la verdad.  (45)

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En el proceso contra Galileo se acumuló ligereza sobre ligereza sin que haya disculpa que las pueda justificar. Si puede asegurarse hay día que los tribunales de la Inquisición se equivocaron, esto no justifica el dogmatismo cerrado con que negaron la razón a Galileo. Más ligero es todavía suponer que Galileo no estaba seguro de sus afirmaciones; cuando precisamente nos consta que al salir del juicio, dijo firmemente convencido: "Y sin embargo, se mueve".  

Hoy día está demostrado que la Tierra se mueve como decía Galileo, y que la sagrada Escritura mosaica estaba equivocada en este punto. Un motivo más para ponernos en guardia contra los intérpretes de la revelación ¡al fin hombres falibles!  

Como consecuencia de la enseñanza de Galileo, la Congregación del Índice tuvo que levantar la prohibición hecha en 1616, de interpretar metafóricamente la Escritura y de leer los libros en que se defendía la doctrina de Copérnico. Y desde entonces todos los cristianos fueran libres de leer y escribir sobre esta materia cuanto se les antojase.  

Véase la razón que nos asiste para tornarnos la libertad de interpretar las verdades reveladas, de acuerdo con los progresos de la Ciencia. Por que la Ciencia es, asimismo, una revelación hecha por el camino del entendimiento y muchas veces también por el de la intuición.

   

d) LOS CUATRO GRADOS DE CONDENSACION DE LA MATERIA  

Como colofón de nuestro comentario al relato de la Creación del Mundo, y con objeto de aclarar de un modo científico, la génesis de los elementos, las substancias y las formas, exponemos el tema de la condensación material, que nos llevará, como consecuencia lógica al capítulo siguiente.  

Llámase condensación la acción de reunir en forma densa (apretar). Y es denso todo aquello que opone resistencia, por manifestarse en ello fuerzas de atracción o tensivas .  (46)

La condensación hemos de considerarla bajo tres puntos de vista: físico, químico y orgánico, que corresponden a tres realidades naturales.  

1º Condensación física. Comprende, en el orden natural de causación, los siguientes grados: a) Estado radiante etéreo o dístensivo. b) Estado gaseoso o expansivo. c) Estado líquido o protensivo; y d) Estado sólido o extensivo. De ellos, solamente el primero carece de tensión extrínseca, por lo que le llamamos distensivo y es prácticamente invisible e intangible. El segundo (b) es casi intangible y no siempre visible. El tercero (c) y el cuarto (d) son visibles y tangibles.  

IIº Condensación química. Comprende los cuatro grados siguientes: a) Estado electrónico, que corresponde exactamente al estado físico radiante, que es el de la materia primordial. b) Estado de agregación atómica (o atómico), por reunión de electrones en cantidad y posición determinadas, formando los átomos de cada cuerpo químico (véase figura 4). c) Estado de agregación molecular (o iónico) por reunión de átomos en cantidades y posiciones fijas, formando las moléculas de cada cuerpo químico; y d) Estado substancial (o elemental) por reunión de moléculas en número variable y forma extrínseca, constituyendo las distintas substancias químicas o elementos. Solamente el último es prácticamente apreciado por nuestros sentidos físicos puesto que ni la molécula, ni el átomo, ni el electrón, son per se visibles ni tangibles.  

IIIº Condensación orgánica. La materia y la energía en los seres, están manifestadas según forma. Materia, energía, forma, tiempo y espacio son las propiedades esenciales de los cuerpos según Aristóteles.  

Como hemos dicho, la energía no es algo distinto de la materia. Todo depende del grado de condensación. Un electrón es energía por ser carga eléctrica, aunque no pueda negársele una masa todo lo pequeña que se quiera pero prácticamente inapreciable. La condensación de masa y energía constituye la materia,  

En cuanto a la forma, hay que distinguir previamente la de los seres inanimados o ínorganizados y la de los seres orgánicos o animados.  

Forma de los seres inanimados. Un átomo formado por un número fijo de electrones en posición determinada, constituye una forma primaria. Una molécula constituida por un número determinado de átomos es, de hecho, otra forma secundaria. Las substancias químicas formadas por reunión de moléculas, pueden tener forma fija, como ocurre con el cristal del mineral, y forma variable, como ocurre con un trozo de arenisca o con el agua. Estas substancias de forma variable se suden Mamar amorfas (o sin forma) por que en realidad carecen de forma extrínseca aunque no de forma constitutiva o intrínseca (molecular), Cuando una substancia adopta una forma extrínseca fija, entonces constituye un cuerpo, por que se ha individualizado, como ocurre naturalmente con el crisol del mineral y artificialmente con un ladrillo o una barra de hierro.  

En el reino mineral se dan, por consiguiente, los cuatro grados de condensación química y además una forma extrínseca fija o variable, constituyendo o no una individualidad.  

La substancia y el cuerpo de un mineral, son perfectamente apreciables por nuestros sentidos corporales, por que presentan el grado máximo de condensación, y con él la propiedad de ser tangibles, la cual ha venido a considerarse como característica de la materia. Lo no tangible, como es su estructura molecular, atómica y electrónica, por suponer prácticamente el predominio de las manifestaciones de la energía sobre las de la masa, constituye los éteres o sistemas de fuerzas, que en realidad no son otra cosa sino grados de sublimación de la materia.  (47)

Así pues, para entendernos perfectamente, de acuerdo con las realidades, diremos que todo ser inanimado se compone de substancia y éteres, o lo que es lo mismo, masa y energía. Todo en realidad materia.  

Siendo condición de todo ser material la de disgregarse continuamente en una irradiación de incalculable número de electrones, hemos de admitir en él los cuatro grados concomitantes de condensación o de disgregación de la materia, interpenetrados. Y si fuésemos capaces de apreciarlo con nuestro sentido visual, percibiríamos lo que trata de expresar la figura 6.

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Fig. 6. Los cuatro grados de condensación de la materia en un mineral. a) Cuerpo denso o tangible. b) Eter molecular. e) Eter atómico. d) Eter electrónico o radiante.

 

Es decir que, en todo ser mineral apreciaríamos los cuatro vehículos materiales de manifestación: el tangible o denso y los energéticos o etéreos.  

Forma de los seres animados. En los seres orgánicos (plantas y animales) que presentan un desarrollo autónomo con arreglo a plan y finalidad específicos, existe una forma substancial a "entelequia" aristotélica, que no es sino su alma vegetativa o "arquetipo", según el cual se manifiesta en la materia, por un acto de "ideoplasia", el tipo de su especie y no otro.  

La organización material es, por consecuencia, el resultado de una "idea previa" en el orden causal de la Naturaleza.  

Esta organización material comprende pues a los sistemas energéticos, constituyendo las formas., cuerpos o vehículos etéreos de manifestación.  

Así, como lógicamente se deduce y la observación comprueba, todo ser animal o vegetal tiene su forma corporal organizada y sus tres sistemas de éteres organizados sobre cuyas líneas de fuerza se condensa la materia tangible.  

Los seres organizados presentan, de este modo, los cuatro correspondientes grados dé condensación corporal: a) Forma electrónica o éter distensivo, el cual constituye el más sutil de los vehículos. b) Forma atómica o éter intensivo. e) Forma molecular o éter protensivo; y d) Forma densa o extensiva. Veamos ahora los conceptos que explican estas realidades.

En los seres organizados hay tres clases de funciones que se realizan por medio de tres grandes sistemas orgánicos de todos conocidos: I. Funciones (de nutrición individual y especifica) realizadas por fuerzas extensivas. lI. Funciones de circulación, realizadas por fuerzas protensivas; y III. Funciones de inervación realizadas por fuerzas intensivas (48). Las fuerzas distensivas son contrarias a la forma que significa tensión.  

Efectivamente, toda forma supone tensión; y en el continuo cambio de materiales dentro de la persistencia de la forma que supone toda vida, hay un predominio de la agregación sobre la disgregación. La muerte es la distensión o sea el predominio de la disgregación sobre la tensión interna.  

Así, toda forma es intensa, extensa y protensa, en lo cual solo hemos de ver los ya citadas grados de condensación en manifestación activa.  

Podemos decir que el cuerpo visible es denso y tangible. Y que el cuerpo invisible o sutil, formado por los grados menos tensivos de condensación material, es invisible e intangible. Estos son respectivamente los conceptos de sarcosoma y etereosoma de la moderna escuela metapsiquista (el último perfectamente visible por la pantalla de dicianina, de un modo análogo al que reproduce la figura 8).  

"Soma" es toda forma material orgánica. Si ahondamos en la constitución somática de los seres vivos o animados, nos encontramos con un "sarcosoma" (o cuerpo de carne) compuesto de sólidos, líquidos y gases, y un etereosoma u organismo sutil, compuesto de los siguientes sistemas etéreos, que realizan las funciones en los órganos.  

a) Eter intensivo o conjunto de fuerzas que se manifiestan en el sistema nervioso; que mantienen la forma a pesar del cambio de materia. En sus dos polaridades representadas por el circuito motor o centrífugo y el sensitivo o centrípeto (sensorial).  

b) Eter protensivo o conjunto de fuerzas que se manifiestan en el sistema torácico; que tienden a la disgregación del ser por que suponen combustión y arrastre, o sea respiración y circulación. En sus dos polaridades representadas respectivamente por el doble fenómeno de inspiraciónexpiración y circulación arterialvenosa, que equivalen a una manifestación alternativa eferente o centrífuga y aferente o centrípeta.  

c) Eter extensivo o conjunto de fuerzas que se manifiestan en el sistema abdominal, que producen el crecimiento y mantenimiento del cuerpo en sus dos aspectos de nutrición individual, y generación (o nutrición de la especie), ambas con su doble polaridad centrípeta y centrífuga, que en la nutrición son asimilación y desasimilación, y en la generación son femenina o conceptiva y masculina o fecundativa, respectivamente.  

En el éter intensivo se manifiestan los fenómenos del intelecto que tienen sus órganos en la cabeza; en el éter protensivo se manifiestan los fenómenos del sentimiento, que repercuten en los órganos del pecho, y con el éter extensivo se manifiestan, en fin, los del instinto a cuyo servicio, como ya hemos dicho, están los órganos del vientre. (Fig. 8).  

Por esto es perfectamente gráfico y exacto decir que nuestros instintos (con su raíz en las apetencias químicas) san substanciales; nuestros sentimientos son moleculares y• nuestros pensamientos son atómicos, o lo que la mismo, instinto, sentimiento y pensamiento son manifestaciones de nuestra alma que se plasman por medio de modificaciones inmediatas originadas en su respectivo vehículo, por orden de condensación de lo más grosero a lo más sutil, y escalonadas, por tanto, según una categoría psíquica que se traduce en categoría fisiológica. (Dejando a un lado su ulterior expresión inteligente por medio de la palabra, la actitud, el arte, etc.).  

La forma distensiva o electrónica de nuestro ser material, que constituye la atmósfera radiante y ordinariamente invisible, de nuestra personalidad (fig. 8) es el vehículo apto, móvil y sutilísimo, como las llamas del fuego, donde nuestra ideación plasma y concreta sus imágenes en formas de pensamiento, fugazmente tensivas, cuya duración depende de la fuerza con que se inmixen en nuestro vehículo sutil y que pueden ser registradas en formas de mayor permanencia por medio de engramas etéreos y cerebroespinales. Se ha admitido por esto, la existencia de un éter reflector o forma tensiva de nuestro cuerpo sutil, donde quedarían estereotipados, de un modo equivalente al de los engramas cerebrales, los pensamientos elaborados durante la vida del individuo y de la especie, formando una memoria sensible o etérea, dentro de la cual están los modelos de todo automatismo.  (49)

El cuadro adjunto resume todo lo que llevamos dicho sobre los grados de condensación de la materia, cuya aplicación fisiológica puede verse en mi citada obra.

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Para la mejor interpretación de lo que precede, damos a continuación el significado de las palabras empleadas en nuestra exposición, y al cual habrá de referirse siempre que empleemos dichos términos en el curso de nuestra obra.  (50)

Tenso o tensiva. Aquello en que predominan fuerzas de agregación o atracción de sus elementos, sobre las de disgregación o repulsión, Y que es cualidad de toda forma.  

Intenso o intensivo. Aquello en que hay tensión interna o que proviene de su ser esencial. Ej.: el átomo.  

Protenso o protensivo. Aquello que es capaz de cambio o circulación, como la molécula que puede combinarse con otras y desplazarse de sus combinaciones sin perder su propia intensión. 0 el agua que corre.  

Extenso o extensivo. Aquello que presenta una exteriorización de su tensión que se traduce en crecimiento o volumen, sin llegar a perder su intensión. Ej.: cualquier cuerpo.  

Distenso o distensivo. Lo que pierde la tensión, como un cuerpo que muere o se disgrega, o un átomo que se descompone en sus electrones constituyentes.  

Expansivo. Lo que no tiene tensión formal pero si molecular, y por tanto se expande, como un gas.  

Electrónico. Estado en que los electrones permanecen disgregados sin formar átomos (caos).  

Atómico. Estado en que existen átomos sin formar moléculas.  

Molecular. Estado en que existen moléculas o grupos de átomos (iones) sin formar substancias. Por ejemplo, una cantidad de hiposulfito sódico disuelto en agua o una molécula de oxígeno en el aire.  

Éteres. Sistemas de fuerzas organizadas.  

Arquetipo. (Literalmente, primer ejemplar). Imagen ideológica o forma mental creada por la mente universal, según la cual se plasma la forma material de cualquier ser. (Es la "entelequia" de Aristóteles y la "forma substancial" de los escolásticos).  

Sarcosoma. Cuerpo de carne.  

Etereosomo. Cuerpo de fuerzas o etéreo, (electromagnético).  

Engrama. Alteración de la substancia viva por cualquier excitación externa.  

Substancia o substancial. Lo que está debajo o sirve de soporte a la manifestación de un ser. Puede aplicarse tanto a la materia en el sentido de substancia química, como al alma vegetativa en cuanto soporte del ser.  

Amorfo. Lo que no tiene forma.  

Protomorfo. Que tiene primera forma.  

Dimorfo, Que tiene dos formas.

Exomorfo. Que tiene forma externa

 

Notas

25.- Toda verdad debe poder evidenciarse de fide, de ratio y de facto, para que la tengamos en tal categoría. A esto concluyeron los esfuerzos dialécticos de hombres tan eminentes como Santo Tomás, Averroes, Algazel e Ibn Hazm

26.- En cambio la historia, como quiere Dilthey, es la intuición de la vida y de los hechos de la humanidad.

27.- Dice Averroes (según Asín Palacios en, sus "Huellas del Islam") que: 'La razón filosófica no puede conducir a conclusión alguna que sea contraria a los textos de la revelación divina, porque la verdad no puede contradecir a la verdad, sino armonizarse con ella y confirmarla. Cuando la letra del texto revelado, contradiga a la razón apodíctica, deberá ser interpretado aquel en sentido alegórico, pero por los doctos y para ellos tan solo".

28.- He aquí los Principales nombres que se han dado al Ser Supremo en los distintos pueblos y épocas de la historia, de entre los 498 que tenemos anotados:

Allah (Arabia) ; Apa (Sur de China) ; Asdaluz (Armenia) ; Akua (Islas Hawai) ; Bog (Rusia, Bulgaria y países eslavos) ; Bozymy (Rutenia) ; Chiuta (Nyasa: Tonga) ; CiongDi (China) ; Deus (Latinos, Portugal) ; Deva (Indostan) ; Dieu (Francia) ; Iddio (Italia) ; Dios (España) ; Elohim (Hebraico); God (Inglaterra y sajones);Gott (Alemania, etc.); Hyel (Nigeria) ;Isahwar (Indostan) ; Jehovah (Hebraico, Islas Manus, etc.) ; Jummal (Estonia, Finlandia) ; Kami (Japón) ; Khuda (Turquía, Persia, Kurdiatan, etc.) ; Leza (Rodesia) ; Mulungu(África central) ; Nagha (Indios del Canadá); Nyambe (Camerún, Congo, etc.) ; (antiguas Siria y Fenicia); Anú (Caldea) ; Odin (antigua Escandinavia);Svagog (antigua Eslavia) ; Ormúz (antigua Persia).Pachacámackc (Indios quichés: Perú) ; Rabbi (Argelia) ; Shangti (China); Tev (Nicobar) ; Theos (Grecia); Wagayo (Abisinia y Somalia); Brahma (antigua India) ; Ra (antiguo Egipto) ; Zeus (antigua Grecia) ; Júpiter (antigua Roma) ; Marduk (antigua Babilonia)

29.- La Conciencia es la esencia del ser en cuanto conocedora o capaz de conocer. La conciencia es la esencia consciente enfocada en cualquier plano de existencia (conciencia física, emocional, sentimental, intelectual, etc.). Y estos conceptos son aplicables al hombre.

30.- Los indostánicos con su trimurti de Brahma, Vishnú y Sihva, personificaron las fuerzas cósmicas creadoras, conservadoras y destructoras. A otras trinidades aludimos en el capítulo final.

31.- "Entre el mundo de las ideas y el de la forma, existe un abismo que solo puede salvar la palabra". (Gustavo Adolfo Becquer Prólogo de "RIMAS").

Frase clarividente. ¡Por eso Dios creó el Universo con el Verbo! (El "Logos" platónico).

32.- Los biólogos han logrado también provocar el desarrollo de los huevos de ciertos animales sin el concurso del macho, simplemente por un estímulo físicoquímico; como por ejemplo los óvulos de rana y de erizo de mar por la acción del ácido butírico y el agua salina hipertónica. Pero esto solamente ocurre en los gérmenes que tienen cierta tendencia partenogenética.

33.- Mendive. "La Religión católica vindicada de las imposturas racionalistas".

34.- Satán es llamado en la Revelación "el Gran Dragón". Los judíos le llamaron el "Príncipe del Caos". Al Ariman persa, al Tiamat caldeo, al Set egipcio y al Tifón griego, se les representa también por un dragón o serpiente; etc.

35.- A Horus, encarnación renovada de Osiris en el antiguo Egipto, se les sacaba en la imagen de un niñito a la adoración de las muchedumbres en el solsticio de invierno

36.- Invariablemente, alrededor del equinoccio de primavera, llorábase la muerte de Tammuz en Babilonia y Siria, la de Adonis en Siria y Grecia, la de Osiris en Egipto, la de Attis en Frigia, la de Mithra en Persia, la, de Baco y Dionisios en Grecia, etc.,

37.- Casos de absefalesia han sido también observados con toda clase de garantías por el Dr. Heiser (Víctor) en la tribu australiana de los curomoces, en Masi: como describe en su obra "La Odisea de un médico en cuarenta y cinco países—. Cosa también comprobada, en determinado día de fiesta, en un pueblo de la provincia de Salamanca. Esto sin contar la tradición por la cual San Juan Bautista, antes de ser desterrado a Patmos, fue metido en una caldera de aceite hirviendo, en Efeso o en Roma, de la cual salió ileso.

Otros muchos casos fueron recopilados por el Prof. D. Kanga en un artículo publicado en la revista "Sophia" de Agosto de 1936. (Volumen 1ºNº 2).

38.- Como es bien notorio en las "aguas genesiacas" sobre las cuales flotaba el "Espíritu de Dios", en figura metafórica común a todas las escrituras religiosas.

39.- La caída o "descenso en el mar denso" (el plano material) es fórmula también usada en el primitivo credo cristiano al referirse al Hijo o Segunda Persona de la Trinidad, de la siguiente manera: "...por nosotros los hombres bajó del cielo y entró en el mar denso, empero se levantó de allí otra vez en mayor gloria aun, a un reino sin fin".

40.- Y decimos substancia no en el sentido de materia, si no en el sentido de Ser o esencia, de acuerdo con su etimología que expresa lo que sirve de base (sea o no material).

41.- Esta hipótesis coincide con la doctrina vedanta de los Upaninhads, donde se nos enseña que "Brahman crea el Universo desplegando el manto (le su propia substancia".

42.- San Agustín parece querer zanjar la cuestión con la siguiente afirmación: "El mundo ha sido creado con el tiempo, o el tiempo con el mundo, que no en el tiempo. El tiempo es una propiedad de las cosas creadas".

43.- Dice San Agustín en las "Confesiones" (libro XII, cap. XIII): "Por aquel cielo del cielo entiendo un cielo intelectual

44.- (1) Como curiosidad intercalamos, Ios siguientes fragmentos de antiquísimos relatos orientales de la creación, que siguen la tradición arcaica.

  • Relato babilónico de la. Creación.

"Cuando en la altura de los cielos no estaban nombrados".

"Y debajo, los abismos no habían registrado ni un nombre".

"El agua profunda primero los 'engendré, la Señora Tiamat fue la que lo hizo surgir todo”.

"Las aguas primero fueron reunidas, pero las nubes no fueron reunidas juntas y en la tierra no había, una semilla''.

—Entonces ninguno de los dioses había nacido"......  

  • Texto de la Tabla Esmeraldina de Hermes.

"Es indudable, sin mentira, cierto y muy verdadero”.

I "Lo que es abajo es como lo que está arriba. Y lo que esta arriba es como lo que esta abajo para obrar los misterios de la Unidad".

II. "Y como todas las cosas han procedido y proceden de uno, por la mediación de uno, así todas las cosas han nacido de esta cosa única por adaptación—.

III El Sol es el padre; la Luna es la madre; el Aire lo ha llevado en su vientre; la Tierra es la nodriza. El padre de todo el secreto (telema) de todo el mundo, está aquí. Su fuerza o potencia está entera, si ello está convertido en tierra".

IV. "Separarás la Tierra del Fuego, lo sutil de lo grosero, suavemente con grande industria Sube de la Tierra al Cielo y de rechazo desciende a la Tierra, y recibe la fuerza de las cosas superiores o inferiores. Por este medio tendrás la luz de todo el Mundo, y por esto toda oscuridad huirá de ti".

V. —Es la Fuerza fuente de toda fuerza, por que ella vencerá, toda cosa sutil y penetrará toda cosa sólida".

"Así fue creado el mundo—.

"De aquí serán y saldrán admirables adaptaciones, cuyo medio está aquí"

"Por esta he sido llamado Hermes Trimegisto, que posee las tres partes de la filosofía de todo el mundo—.

''Lo que he dicho de la operación del Sol, está cumplido y acabado".  

  • La creación según el "ManavaDharmaSastra" o —Código de Manu" (Libro I).

Este mundo estaba sumergido en 'la oscuridad, imperceptible, desprovisto de todo atributo, de todo distintivo; sin poder ser descubierto por el raciocinio, ni ser revelado; parecía entregado enteramente al sueño" (5).

"Cuando el término de la disolución hubo concluido, entonces el existente por si mismo y que no está al alcance de los sentidos externos, haciendo perceptible este mundo con los cinco elementos y los otros principios, resplandecientes del más puro brillo, apareció y disipó la oscuridad, es decir desarrolló la naturaleza" (6)...

"Y habiendo resuelto, en su mente, hacer emanar de su substancia las diversas criaturas, produjo primero las aguas y depositó en ellas un germen" (8).

"Las aguas han sido llamadas naras por ser obra de Nara (el Espíritu Divino), y habiendo sido estas aguas el primer lugar del movimiento (ayana) de Narn, ha sido llamada en consecuencia Narayana (aquel que se mueve sobre las aguas" (10).

"Después de haber permanecido en el huevo salido del germen un año de Brahma (3.110.400, 000,'000 de años humanos), el Señor, por obra de su pensamiento únicamente, separó este huevo en dos partes" (12).

"Y de estas dos partes formó el cielo y la tierra; en el medio colocó la atmósfera, las ocho regiones celestes y el depósito permanente de las aguas" (13).

"Habiendo unido moléculas imperceptibles de los seis principios dotados de una gran energía, a sabor loa rudimentos sutiles de los cinco elementos y la conciencia, o partículas de estos mismos principios, transformados y tornados en los elementos y los sentidos, formó entonces todos los seres" (16).

  • Otras mitologías tan distintas de las anteriores como, por ejemplo, la sintoísta japonesa y la tagala filipina (cuyo común origen no es difícil de colegir), conciben la Creación del Mundo a base de una primordial separación de cielo y tierra, e incluso en la tagala se hace surgir a ésta de unas "aguas" primordiales. No hablemos de la mitología mayaquiché americana, cuya raigambre con la tradición arcaica es más evidente. Véase el comienzo de su relato: "En un principio no había una sola gente, ni animales ni pájaros, ni peces ni cangrejos, ni árboles ni piedras, ni hondonadas, ni barrancas, ni pajonales, ni guatales. Solo el cielo existía. Aún no estaba visible la superficie de la Tierra; solamente existía el mar tranquilo y todo lo que hay en cielo. No había nada que estuviera en conjunto, que reposara; algo que se moviera, que tuviera semejanza con lo que existe hecho en el cielo. Nada había en pie; solamente existía la tranquilidad de las aguas y el silencio del mar; únicamente había calma, ninguna otra cosa existía—. Etc....” (Del PopolVuh o Biblia maya).

45.- Dice Ortega y Gasset ("Personas, obras, cosas... ") : "Galileo tuvo la debilidad de desdecirse ante un tribunal ridículo de mentecatos y tonsurados Y, sin embargo amó la verdad con tan ardiente y fecundo amor, que las almas sabias que aun hoy nacen no son más que retoños de sus viriles contemplaciones. Pero había descubierto una ley natural; ¿qué importa que él la proclamara? E pur si mouve: la ley está ahí, quiérase o no se quiera ... la ciencia no necesita de mártires".

46.- Estas fuerzas, como llevamos dicho, son las elementales de gravitación universal, ya manifestadas en el electrón como energía y movimiento primordiales.

47.- Tanto se nos da llamarles grados de sublimación de la materia como grados de condensación de la energía. Depende del punto de partida.

48.- La de respiración es complementaria de las de nutrición. La de reproducción es derivada de las de nutrición, constituyendo la nutrición de la especie.

49.- Véase mi obra "Curso de Medicina Natural en 50 lecciones".

50.- En lenguaje filosófico, como ya hemos apuntado, debemos ser exactos en las palabras para que no se extravíen los conceptos.

A lo que es esencial y substancial debemos nombrarlo con un sustantivo. A lo que es facultativo o de propiedad debemos denominarlo con un adjetivo.

A lo que es funcional o de acción, debemos designarlo con un verbo. Ejemplo: Consciencia es substancial, como órgano espiritual del conocer. Conocimiento es el contenido adjetivo (o de propiedad) de la conciencia. Conocer es el acto de aprehender lo que ha de ser contenido de conciencia, etc.

Y con esto criterio obramos siempre en nuestras exposiciones.

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