APEGO

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realizada por Rosa Gayó(1999)

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Indice

Introducción

Marco Teórico

Evidencias de la relación entre estilos de apego y otras características

Estilos de apego y procesos cognitivos
Influencia de los estilos de apego en las relaciones interpersonales
Apego y emociones
Apego y variables de la personalidad

Discusión

Referencias

 

Introducción.

Como individuos estamos continuamente emprendiendo nuevas relaciones, las cuales conducen a historias de experiencias personales e interpersonales que modelan cómo pensamos y sentimos acerca de esas relaciones y cómo nos comportamos en ellas. Recientemente ha sido elaborada una teoría del apego para explicar estos procesos, básicamente la forma y el motivo por el cual establecemos nuestras primeras relaciones con personas significativas.

El primero en desarrollar una teoría del apego fue John Bowlby, en el año 1969 y posteriormente revisada en los años 1973 y 1980. Esta teoría ha contribuido a mejorar el entendimiento de los procesos de la personalidad y las diferencias individuales de los adultos, ya que la división de los 3 tipos de apego en niños, según la teoría y las investigaciones tendrían una correlación con variables importantes en la vida adulta, como lo son las características de personalidad, la forma en que establecemos relaciones interpersonales, características de los procesos cognitivos y emocionales. En esto radica la importancia del estudio del apego, porque el conocimiento de éste, nos permite explorar distintas dimensiones del comportamiento humano.

En el presente trabajo presentaremos la teoría tradicional del apego elaborada por John Bowlby y posteriormente algunas evidencias encontradas en distintos estudios sobre la relación existente entre los estilos de apego y procesos cognitivos, relaciones interpersonales, emociones y variables de la personalidad.

 

Marco Teórico.

John Bowlby fue el pionero en elaborar una teoría del apego para explicar y describir desde una perspectiva evolucionaria cómo y por qué los niños se convierten en personas emocionalmente apegadas a sus primeros cuidadores y emocionalmente angustiados, cuando son separados de ellos (Bowlby citado en Feeney, B. & Kirkpatrick, L. 1996). Según este autor, el comportamiento de apego es organizado y controlado por sistemas de control dentro del sistema nervioso central; ya que éste está al servicio de una función evolucionaria de protección y supervivencia: "cuando un niño (y presumiblemente un adulto) está alarmado, ansioso, cansado o enfermo, la activación del sistema nervioso central lleva al individuo a buscar protección, comodidad, y apoyo de una persona que le brinde cuidados" (Bowlby citado en Feeney, B. & Kirkpatrick, L. 1996. 255 pp).

Bowlby sostiene que el sistema de apego está compuesto de tendencias conductuales y emocionales diseñadas para mantener a los niños en cercanía física de sus cuidadores durante la historia de la evolución. El permanecer en cercanía de los cuidadores ayudaría para protegerlos de algún peligro o depredación. Los niños que poseen estas tendencias de apego, tendrían mayor probabilidad de sobrevivir, de llegar a la edad reproductiva y traspasar estas tendencias a futuras generaciones. (Simpson, J. 1990).

Las formas de apego se desarrollan en forma temprana y poseen alta probabilidad de mantenerse durante toda la vida (Griffin, D. & Bartholomew, K. 1994). El apego se desarrolla como un modelo mental interno que integra creencias acerca de sí mismo, otros y el mundo social en general y juicios que afectan la formación y mantención de las relaciones íntimas durante toda la vida del individuo (Bowlby citado en Bourbeau, L. et al. 1998).

En base a cómo los individuos responden en relación a su figura de apego cuando están angustiados Ainsworth, Blewar, Waters y Wall, definieron los 3 patrones más importantes de apego y condiciones familiares que los promueven, existiendo el estilo seguro, ansioso-ambivalente y evasivo (Griffin, D. & Bartholomew, K. 1994).

1.- Las personas con estilos de apego seguro, son capaces de usar a sus cuidadores como una base de seguridad cuando están angustiados. Ellos tienen cuidadores que son sensibles a sus necesidades, por eso, tienen confianza que sus figuras de apego estarán disponibles, que responderán y les ayudarán en la adversidad. (Feeney, B. & Kirkpatrick, L. 1996). En el dominio interpersonal, las personas seguras tienden a ser más cálidas, estables y con relaciones íntimas satisfactorias, y en el dominio intrapersonal, tienden a ser más positivas, integradas y con perspectivas coherentes de sí mismo. (Mikulincer, M. 1998a).

2.- Las personas con estilos de apego evasivo, exhiben un aparente desinterés y desapego a la presencia de sus cuidadores durante períodos de angustia. Estos niños tienen poca confianza en que serán ayudados y esperan ser desplazados porque las experiencias pasadas así se lo dicen. (Feeney, B. & Kirkpatrick, L. 1996). Estas personas poseen inseguridad hacia los demás y prefieren mantenerse distanciados de los otros, además, poseen miedo a la intimidad y muestran tener dificultades para depender de las personas. (Mikulincer, M. 1998b).

3.- Los niños con estilo de apego ansioso-ambivalente, responden a la separación con angustia intensa y mezclan comportamientos de apego con expresiones de protesta, enojo y resistencia. Debido a la inconsistencia en las habilidades emocionales de sus cuidadores, estos niños no tienen expectativas de confianza respecto al acceso y respuesta de sus cuidadores (Feeney, B. & Kirkpatrick, L. 1996). Estas personas están definidas por un fuerte deseo de intimidad, junto con una inseguridad respecto a los otros. (Mikulincer, M. 1998b).

 

Evidencias de la relación entre estilos de apego y otras características.

Estilos de apego y procesos cognitivos.

Varios estudios han examinado la hipótesis de que las personas con distintos estilos de apego difieren en la forma de buscar y procesar información. Esta hipótesis está basada en los propios postulados de Bowlby que sostiene que los modelos de apego afectan la codificación y organización de información acerca de eventos emocionales, figuras de apego y el sí mismo. (Mikulincer, M. 1997).

Basado en estos postulados se han realizado estudios acerca de las diferencias entre los estilos de apego en adultos y la búsqueda de nueva información, entendida como la exploración del ambiente y la adquisición de conocimientos sobre cosas desconocidas como lugares, personas, objetos; y la integración de nueva información en las estructuras cognitivas que consiste en decodificar la información adquirida, comparándola con la información existente y acomodando el esquema a la nueva información (Mikulincer, M. 1997).

De esto se ha encontrado que las personas con estilo de apego seguro realizan una búsqueda activa de información, siendo abiertos a la nueva información y poseen estructuras cognitivas flexibles, ya que como pueden lidiar bien con la angustia, son capaces de incorporar nueva información, aunque las lleve a períodos momentáneos de confusión, pues son capaces de reorganizar sus esquemas. Esta capacidad las llevaría a ajustarse de manera adecuada a los cambios del ambiente, a proponerse metas realistas y a evitar creencias irracionales. Las personas con estilo de apego evasivos, rechazan la información que pudiese crear confusión, cerrando sus esquemas a ésta, teniendo estructuras cognitivas rígidas. Las personas ansiosas-ambivalentes también muestran este comportamiento, pero a diferencia de los evasivos, desean acceder a nueva información, pero sus intensos conflictos las lleva a alejarse de ella (Mikulincer, M. 1997).

Otros estudios evidencian relaciones entre los distintos estilos de apego y la accesibilidad a ciertos esquemas cognitivos (Baldwin, M. et al. 1996).

Las personas con estilos de apego seguro, muestran tener una alta accesibilidad a esquemas y recuerdos positivos, lo que las lleva a tener expectativas positivas acerca de las relaciones con los otros, a confiar más y a intimar más con ellos. Las personas con estilos de apego evitativo y ansioso, muestran tener una menor accesibilidad a los recuerdos positivos y mayor accesibilidad a esquemas negativos, lo que las lleva, en el caso de las personas evasivas, a mantenerse recelosos a la cercanía con los otros y a las personas con estilo de apego ansioso a tener conflictos con la intimidad, pues desean tenerla y tienen intenso temor de que ésta se pierda (Baldwin, M. et al. 1996).

 

Influencia de los estilos de apego en las relaciones interpersonales.

En los últimos años, un creciente de investigaciones han llegado a interesarse en los procesos por los cuales las personas desarrollan y mantienen los lazos afectivos en las relaciones íntimas (Bretherton, et al citado en Simpson, J. 1990). Varios estudios recientes sobre relaciones de amor adulto, sugieren grandes similitudes entre el apego romántico adulto y el apego de niños con sus primeros cuidadores (Feeney, B. & Kirkpatrick, L. 1996). Esto porque durante el desarrollo social las personas construyen modelos afectivos-cognitivos de sí mismos y patrones típicos de interacción con los otros significativos. Estos modelos mentales, organizan el desarrollo de la personalidad y guían el subsecuente comportamiento social. El estudio de las diferencias individuales en estilos de apego, es una contribución significativa a nuestro entendimiento del por qué las relaciones íntimas varían en la calidad y naturaleza interpersonal, muchas hipótesis pueden ser generadas acerca de la naturaleza y calidad emocional de las relaciones románticas que poseen las personas que exhiben distintos estilos de apego (Simpson, J. 1990). Es así como los estudios han determinado que algunas características que se presentan en las relaciones íntimas que establecen las personas tienen mucho que ver con sus estilos de apego individuales. Las personas con estilo seguro tienden a desarrollar modelos mentales de sí mismos como amistosos, afables y capaces, y de los otros como bien intencionados y confiables, ellos encuentran relativamente fácil intimar con otros, se sienten cómodos dependiendo de otros y que otros dependan de ellos, y no se preocupan acerca de ser abandonados o de que otros se encuentren muy próximos emocionalmente. Las personas con estilos ansiosos tienden a desarrollar modelos de sí mismos como poco inteligentes, inseguros, y de los otros como desconfiables y reacios a comprometerse en relaciones íntimas, frecuentemente se preocupan de que sus parejas no los quieran y sienten temor al abandono. Los con estilo evasivo, desarrollan modelos de sí mismos como suspicaces, escépticos y retraídos, y de los otros como desconfiables o demasiado ansiosos para comprometerse en relaciones íntimas, se sienten incómodos intimando con otros y encuentran difícil confiar y depender de ellos (Simpson, J. 1990).

Es así como las personas con los distintas estilos de apego tienden a involucrarse en relaciones románticas que difieren en su naturaleza, los 3 estilos de apego se encuentran asociados con distintos patrones de experiencias emocionales con respecto a las relaciones.

Otro aspecto importante en las relaciones interpersonales es la relación entre el estilo de apego adulto y la confianza en las relaciones, ya que ésta muchas veces determina la manera en que las personas reaccionan frente a las personas cercanas cuando fortalecen o violan la confianza que sienten hacia ellos y que explicaría la construcción del sentimiento de confianza en las relaciones, que podría ser la condición necesaria para el desarrollo de seguridad, intimidad y relaciones satisfactorias (Mikulincer, M. 1998 b). En las relaciones amorosas, la confianza es una de las cualidades más deseadas y una condición necesaria para el desarrollo del compromiso y seguridad, de hecho, puede ser la causa de una disolución en una determinada relación (Kobak, R. & Hazan, C. 1991). Así se ha encontrado que las personas con estilo de apego seguro muestran tener gran confianza hacia sí mismos y los demás, y las con estilo de apego inseguro poseen una falta de confianza hacia los otros, lo que vendría a determinar en gran parte la forma en que se relacionen con los demás (Mikulincer, M. 1998 b).

Es importante tener en cuenta que los efectos de los estilos de apego en las relaciones interpersonales, no son siempre iguales ni tan predecibles, "resultados de investigaciones sugieren que las diferencias en el estilo de apego no son impermeables al cambio" (Main et al, citado en Simpson J. 1990. 978 pp).

 

Apego y emociones.

Los factores de respuestas emocionales juegan un rol central en la teoría del apego. Las diferencias en el estilo de apego son asociadas con variaciones de expresión emocional y regulación de la emoción en niños y adultos.

N. Collins (1996) propuso que el estilo de apego estaría directa e indirectamente relacionado con las respuestas emocionales, y que el eslabón entre el estilo de apego y características de la conducta sería mediado por las explicaciones subjetivas y las emociones. Según los estilos de apego habrían diferencias en la apreciación e interpretación de eventos con componentes emocionales. Así, por ejemplo en situaciones dolorosas, las personas ansiosos-ambivalentes tienen una baja tolerancia al dolor y tienden a responder con miedo y ansiedad siempre que hay cualquier ruptura en su ambiente. Mientras que los adultos seguros y con estilo de apego evitativo, tienen niveles más bajos de atención negativa. Además, los adultos seguros reconocen niveles moderados de dolor, en cambio los adultos con estilo de apego evitativo niegan sentir dolor activamente.

Las personas inseguras se sienten más apenadas emocionalmente que cualquier otro estilo de apego, ya que tienden a ver las situaciones en forma más negativa (Collins, N. 1996).

Las distintas estrategias, para regular y expresar emociones, se evocan automáticamente según el estilo de apego de las personas. (Fiske & Pavelchak, citado en Collins, N. 1996).

En un estudio más especifico acerca de las emociones, se examinó la idea de Bowlby acerca del rol crítico que juegan los estilos de apego en la experiencia de ira. Bowlby postuló que la ira es una reacción funcional de protesta a otros y que los apegos inseguros transforman esta respuesta neuronal (ira de esperanza) a una ira disfuncional (ira de desesperación). (Mikulincer, M. 1998 a).

Las personas seguras tienen expectativas positivas sobre el resultado de episodios de enojo. Otras expectativas se derivan del optimismo hacia ellos y al mundo. En contraste, las personas inseguras esperarían resultados negativos en episodios de enojo. Esta creencia, pesimista se deriva de la falta de confianza que tienen de sus acciones (Carmelley & Janoff-Bulman, citado en Mikulincer, M. 1998a). Las personas ansioso-ambivalentes, mostrarían mayor propensión a la ira que las personas seguras. Las personas evitativas, experimentan episodios frecuentes e intensos de enojo, y su estilo represivo y su tendencia a presentarse de una manera positiva podría llevar a estas personas a negar cualquier propensión a la ira.

En relación a la forma de experimentar la ira, las personas seguras una vez encolerizadas pensarían en resolver la situación y mejorar la calidad de la relación (metas constructivas), expresan su enojo de manera controlada y sin muchas señales de hostilidad, la experiencia de enojo del estilo evitativo y las personas ansioso-ambivalentes, sería caracterizada por metas destructivas, respuestas desadaptativas y ratos desenfrenados de enojo hostil, sufriendo dolor y otras emociones negativas. (Mikulincer, M. 1998 a).

 

Apego y variables de la personalidad.

Diversos investigadores en diferentes estudios han tratado de demostrar que los distintos estilos de apego se asocian a condiciones personales. Así, Shaven y Brennan examinaron las relaciones entre estilos de apego y 5 grandes factores de la personalidad, encontrando que los individuos seguros eran menos neuróticos, más extrovertidos y más conformes que los inseguros que eran más esquivos, dudosos y ansiosos (Bourbeau, L. et al 1998).

En otros estudios se ha demostrado que los adultos con un estilo de apego seguro tienen más alta autoestima, son socialmente más activos y presentan menos soledad que los individuos con un apego inseguro ambivalente. (Bourbeau, L. et al. 1998).

Otro estudio ha examinado las relaciones existentes entre el contexto familiar y variables de la personalidad en adultos. Este se basó en las categorías de apego de Bartholomew y Horowitz, que se aplicó a jóvenes y adultos. Encontrándose que en general las personas con estilo de apego seguro tenían una evaluación más positiva de la familia de origen y del clima familiar actual, tenían una personalidad más positiva, mayor sociabilidad, dominio, autoestima y empatía. Las de apego inseguro, eran temerosas y preocupadas (Bourbeau, L. et al 1998). Así también en otros estudios se ha comprobado que las personas que han tenido un apego seguro, poseen una mejor visión de sí mismas, mejor estructura propia, más organizada, más firme, se perciben a sí mismas de manera más positiva, se sienten más fuertes al enfrentar problemas, son más seguras de sí mismos, al contrario de lo que pasa con las personas que han tenido un apego inseguro o no tan firme. (Mikulincer, M. 1995).

En resumen, hay evidencia que los adultos con los distintos estilos de apego difieren en ciertas características de personalidad y estas relaciones se extienden hasta la vejez (Bourbeau, L. et al. 1998).

Aún así, Grifo y Bartholomew plantean que esto no sería tan estricto para toda la gente, ya que dicen que los estilos de apego describen modelos prototípicos de contestaciones emocionales y de conducta interpersonal y deben verse como un sistema más grande de motivación humana. Es más, algunos individuos con estilo de apego seguro, también, pueden presentar, ansiedad, depresión, aislamiento social etc. (Bourbeau, L. et al. 1998).

 

Discusión.

La teoría del apego, especialmente la propuesta por Bowlby, ha sido de gran utilidad, ya que ha engendrado diversas investigaciones y estudios en variados aspectos del comportamiento humano, lo que corresponde a lo que los psicólogos sociales consideran como una buena teoría, es decir, guiar y estimular la investigación, generando diversas hipótesis para verificarlas.

La teoría nos parece bastante útil, ya que permite conocer, deducir desde el conocimiento del estilo de apego de una persona, muchas de sus características personales que no son tan evidentes. Sin embargo, las clasificaciones no pueden considerarse de manera tan estrictas o rígidas, aunque representan un marco de referencia, no determinan un comportamiento específico, por lo tanto, no son siempre predicciones absolutas. Esto se ve reflejado en muchos estudios que dan cuenta de las distintas formas de comportarse, muchas veces independiente del estilo de apego y más relacionado con una situación o ámbito específico, como sucede en el área interpersonal y de la personalidad.

Debemos destacar la importancia del primer cuidador y en general de la madre, ya que el tipo de relación que se establezca entre ésta y el niño, será determinante en el estilo de apego que el pequeño desarrollará, por lo que podemos concluir que esta teoría concede un mayor peso a los factores ambientales y educacionales del niño en relación al desarrollo de la personalidad, restando importancia a los factores constitucionales que influirían en ésta.

Como expresamos anteriormente, la teoría del apego y los hallazgos encontrados en las investigaciones, pueden relacionarse con variados temas y teorías psicológicas. Esto también se evidencian en los aportes efectuados por estudios que relacionan los distintos estilos de apego y procesos cognitivos como la accesibilidad de los esquemas, pues se encuentra estrechamente vinculado con los fenómenos de percepción social que expresan la relación existente entre la accesibilidad de los esquemas cognitivos y expectativas, que en el caso del apego vendría a ser expectativas, ya sea negativas o positivas de los otros y de sí mismo, que a su vez dependerían de las experiencias pasadas y del posterior desarrollo del estilo de apego, que influirían en la accesibilidad de recuerdos y esquemas positivos o negativos, de lo cual va a depender las evaluaciones que hagamos.

Es importante tener en cuenta que las investigaciones y estudios existentes, se centran en relaciones causales, considerando que dependiendo del estilo de apego se presentarán ciertas características del individuo y de sus relaciones, dejando de lado el establecimiento de hipótesis que den cuenta de la existencia de relaciones recíprocas y bidireccionales entre los distintos estilos de apego y procesos cognitivos, afectivos, de personalidad, interpersonales, etc, existiendo una carencia de estudios que den cuenta de este tipo de fenómenos y que creemos importante explorar.

 

Referencias.

Baldwin, M., Keelan, J., Fehr, B., Enns, V. & Koh-Rangarajoo, E. (1996). Social- cognitive conceptualization of attachment working models: Availability and accessibility effects. Journal of personality and social psychology, 71, 1, 94-109.

Bourbeau, L., Diehl, M., Elnick, A. & Labouvie-Vief, G. (1998). Adult attachment styles: Their relations to family context and personality. Journal of personality and social psychology, 74, 6, 1656-1669.

Feeney, B. & Kirkpatrick, L. (1996). Effects of adult attachment and presence of romantic partners on physiological responses to stress. Journal of personality and social psychology, 70, 2. 255-270.

Griffin, D. & Bartholomew, K. (1994). Models of the self and other: Fundamental dimensions underlying measures of adult attachment. Journal of personality and social psychology, 67, 3, 430-445.

Koback, R. & Hazan, C. (1991). Attachment in marriage: Effects of security and accuracy of working models. Journal of personality and social psychology, 60, 6, 861-869.

Mikulincer, M. (1995). Attachment style and the mental representation of the self. Journal of personality and social psychology, 69, 6, 1203-1215.

Mikulincer, M. (1997). Adult attachment style and information processing: Individual differences in curiosity and cognitive closure. Journal of personality and social psychology, 72, 2, 1217-1230.

Mikulincer, M. (1998a). Adult attachment style and individual differences in functional versus dysfunctional experiences of anger. Journal of personality and social psychology, 74, 2, 513-524.

Mikulincer, M. (1998b). Attachment working models and the sense of trust: An exploration of interaction goals and effect regulation. Journal of personality and social psychology, 74, 5, 1209-1224.

Simpson, J. (1990). Influence of attachment styles on romantic relationships. Journal of personality and social psychology, 59, 5, 971-980.

Simpson, J., Rholes, S., & Phillips, D. (1996). Conflict in close relationships: An attachment perspective. Journal of personality and social psychology, 71, 5, 899-914.

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