PERIODISMO EDUCATIVO

Perspectiva integradora

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En la actualidad, los medios masivos de comunicación (mass media) se perfilan como instrumentos técnicos–culturales capaces de integrarse a otros canales o formas de comunicación primaria. En alguna medida, la influencia que ejercen estará supeditada hacia nuevas formas de integración intracultural, ya que pueden comunicar lo que pasa en distintos puntos geográficos del mundo.

En este amplio espectro, el periodismo puede verse como una profesión que se ha creado merced a los adelantos tecnológicos y a la profusión de canales en las que participa: gráfica, radio, televisión e Internet.

Es posible hallar, además, distintas especialidades que pueden ser de competencia de los periodistas, o bien, de profesionales en otras áreas interesados en el aspecto periodístico. Es un hecho ineludible que la educación se encuentra en estos perfiles, el cual ha dado como resultado el llamado “periodismo educativo”.

El periodismo educativo incluye dos áreas específicas: la educación, que se consolida mediante una crítica y análisis pragmático de los medios para estudiar la influencia que ejercen en la sociedad, principalmente, en el espacio educativo, y el periodismo escolar, que es la integración de los medios gráficos vinculados con el conocimiento escolar. Utilizar el diario en el aula es una de las alternativas que ofrece el periodismo como recurso pedagógico.

Las viejas recetas que reproducen el conocimiento mecanizado, esquemático y carente de sentido, es una herencia difícil de superar, ya que en alguna medida la “reproducción” sigue vigente en el sistema educativo.

Generalmente, las actividades escolares tienden a ser reiterativas, algoritmias y rutinarias, generándose en un entorno que se lo desvincula con la realidad. Para revertir este proceso, es necesario que el docente tome conciencia de que las actividades de lectura o escritura tengan otro matiz, se complementen con los intereses de los alumnos y sean realmente útiles a la hora de evaluar una aplicación efectiva.

La lectura del diario en el ámbito escolar puede ser un buen recurso para suplir, en parte, al tedioso libro de texto. De este modo, el conocimiento que se adquiere resulta relevante y de mayor interés por parte de los alumnos.

Del mismo modo, la escritura cumple un destacado núcleo generador de creatividad y de cierto grado de imaginación. El viejo esquema: “Redacción tema…” sería suplida por la producción de un texto personal en el que puede recrearse la realidad o incluso, con cierto grado de fantasía, mediante la aplicación de técnicas áulicas.

En otro orden de ideas, es necesario reflexionar acerca de los alumnos que promueven la puesta en práctica de una producción grupal, en el que puede ser viable la difusión de notas y comentarios que ellos generan y que pueden ser publicados en un periódico o revista escolar.

Estas alternativas determinan un nuevo enfoque en el que es preciso incursionar, a fin de que se contribuya a una educación integral, en la que es posible hallar un vínculo efectivo entre el conocimiento que se aplica en el aula con el que el alumno puede utilizar en el futuro.

En vista de este planteo, en el presente ensayo analizaremos los aspectos paratextuales y analíticos de la prensa gráfica, de acuerdo con el siguiente orden:

1)           Periodismo educativo: Se establece un planteo de la problemática en el que es preciso incursionar para determinar los alcances y perspectivas del periodismo educativo en un amplio espectro.

2)           Medios de comunicación: Mediante un somero estudio de los medios, en particular la gráfica, se establece la dinámica comunicación con sus alcances, influencias e ideología.

3)           Estructura gráfica: Un análisis gráfico del medio posibilita encontrar las distintas variables y enfoques en el que se puede establecer la llamada “política editorial”, así como también un conocimiento integral de su estructura, en cuanto a la presentación de los distintos elementos paratextuales.

4)           Géneros periodísticos: Los géneros constituyen el método, por el cual se basan los medios y el periodista. Conocer las normas que se instauran en cada uno de ellos, así como su estructura posibilita el reconocimiento para la integración tanto en la lectura como la escritura.

5)           Redacción periodística: La redacción periodística difiere de otros modelos de comunicación y pueden ajustarse a un contenido expresivo y a un referente discursivo (modelo). Dichas estructuras dan a conocer los pormenores del uso del lenguaje, las normas gráficas y discursivas, y también el encontrar un estilo.

6)           Taller de periodismo: Se recrean las formas usuales de un orden organizacional aplicable en el aula.

7)           Taller de lectura y escritura periodística: La aplicación de la lectura y escritura recreados desde el ámbito periodístico, posibilita la aplicación de distintas actividades formales y lúdicas.

8)           Taller de producción: Se encuentra conformado por una guía en el que se organizan las actividades grupales para el armado y confección de un periódico escolar. 

 

I.- ASPECTOS DEL PERIODISMO

Los distintos enfoques que se puedan analizar del periodismo se basan en una integración de perspectivas analíticas, que ofrecen un concepto amplio y multifacético.

 

 PERIODISMO EDUCATIVO 

La información publicada en los medios gráficos es cada vez más abundante y requiere de un tratamiento especial para jerarquizar su contenido. Esta demanda ha permitido el desarrollo de distintas especializaciones, entre ellos, el periodismo cultural, científico, cinematográfico, etcétera.

De este modo, cada especialización requiere de un periodista profesional que posea conocimientos de orden técnico–humanista, a fin de poder encausar la información/opinión en un espectro específico mediante la utilización de los géneros.

A mediados del siglo XX, ha surgido una nueva tendencia: el periodismo educativo. En un principio, se refería exclusivamente al tratamiento de la información educativa aparecida en los diarios y, con posterioridad, se lo vincula con la información publicada en revistas académicas, periódicos y boletines gremiales, entre otros.

Hoy es posible rever el contenido técnico del periodismo, a fin de vincularlo con las actividades pedagógicas, para lo cual el periodismo educativo puede transformarse en escolar, o bien, en educomunicación.

Por ello, analizaremos las distintas problemáticas que surgen en torno a la especialización del periodismo educativo, en el que se tratan los siguientes puntos: definición de periodismo educativo, delimitación de las áreas y aspecto pedagógico.

 

– I –

DEFINICIÓN DE PERIODISMO EDUCATIVO

Para conceptuar al periodismo educativo, es necesario establecer por separado los aspectos básicos de periodismo y educación.

Por periodismo se entiende la función social de recopilar, procesar y difundir por cualquier medio de comunicación (mass media) una noticia de interés público, con la finalidad de informar y formar, así como también la de persuadir y entretener. El mensaje periodístico, aparte de ser un hecho comunicable en el más amplio sentido, cumple con la función formativa por los juicios de valor que se emiten. Otra finalidad es la recreación, abarcando diversos géneros: humorismo, ensayos, etcétera.

Así, pues, el periodismo incluye comunicación por esencia, información por necesidad; formación por deseo de orientar; entretenimiento por naturaleza; y todo ello dentro de una área envolvente que incluye estilo, técnica y representación adecuada (Acosta Montoro, 1973: 54).  

Los matices presentados demuestran que el periodismo ha surgido como una necesidad comunicacional y, su trascendencia, hoy día, hace que no se pueda concebir una historia futura sin periodismo.

En cuanto al término educación, se lo puede vincular con la “educación para toda la vida”, que coincide con la noción de sociedad educativa,

en la que –según la UNESCO– todo puede ser ocasión para aprender y desarrollar las capacidades del individuo tanto si se trata de brindar una segunda o una tercera ocasión educativa o la de satisfacer la sed de conocimientos, de belleza o de superación personal como de perfeccionar y ampliar los tipos de formación estrictamente vinculados con las exigencias de la vida profesional, comprendidos los de formación práctica (Pérez de la Concha, 1999).

La idea de esta visión educativa empieza a concebirse cuando la sociedad tradicional va perdiendo su valor en puntos de referencia colectivos y no queda otro recurso que anclarse en una cierta configuración de los conocimientos adquiridos para “orientarse, pensar y actuar”.

Ambas modalidades pueden integrarse en una tercera vía de análisis en la que es posible definir el periodismo educativo, que es,

antes que nada, producción y distribución de mensajes informativos de actualidad que logren interesar a un público determinado. El contenido de tales mensajes es la vida humana haciéndose en todas partes y bajo todas las circunstancias (Pérez de la Concha, 1999).

De acuerdo con estos lineamientos, el criterio que puede establecerse se basa en la búsqueda de puntos encontrados entre periodismo y educación, estableciendo un espectro en que se puede tratar a la comunicación social como una manera de canalizar la información dentro de la sociedad, y a la información educativa como un estudio que posibilita abordar distintos temas en un área específica: la educación.

En cuanto a la información educativa, ha sido definida por la UNESCO como la elaboración, registro y comunicación de ideas, opiniones, teorías, hechos, reglamentos, estadísticas, y cualquier otro dato o información que pueden estar relacionados con los sistemas de educación, los procesos educativos y las actividades culturales y artísticas, que pueden contribuir a mejorar la calidad educativa en todas las formas de comunicación, teniendo especialmente en cuenta la naturaleza esencial de la comunicación, que es la de actuar en ambos sentidos.

Es dable destacar su importancia, ya que la información constituye un punto importante de toda investigación o planeamiento. La utilización de la información educativa ha sido catalogada como un medio importante para la toma de decisiones, así como también para elaborar estudios de situaciones de relevancia. En cuanto a su difusión, se establece que puede ser canalizada a través de los medios de comunicación social, dependiendo del tipo de información presentada y del efecto que causaría.

Su tratamiento requiere de periodistas especializados en educación, que ha surgido con la necesidad de intensificar y seleccionar la información de interés colectivo.

Hay dos maneras de establecer la especialización en periodismo educativo: un periodista interesado en la temática se especializa en esta materia, debido a que domina las cuestiones periodísticas, pero le faltan saberes específicos, o bien, un profesional o experto en educación elige al periodismo para canalizar sus inquietudes. Este caso es inverso al anterior. El profesional domina su materia, pero necesita tener conocimientos en periodismo.

De esta manera, el profesional especializado puede tomarse más tiempo para analizar la información, verter su opinión y como resultado inmediato pondrá en práctica la inventiva, y por la naturaleza de la información, su mensaje será enteramente pedagógico.

El periodista, aparte de requerir de una serie de atributos especiales, completará su experiencia con una técnica académica, ya que escribe para un determinado público; en cierto sentido, sus lectores también son especializados en la materia.

 

–II–

DELIMITACIÓN DE LAS ÁREAS

El periodismo educativo puede ser delimitado por distintas áreas: profesional, técnica y pedagógica.

A) Profesional

La información educativa se puede hallar en distintos medios, entre los que se destacan: la información de prensa: gacetillas, problemas institucionales, huelgas, etc., y los boletines y periódicos gremiales, que comprende una información específica que interesa a un determinado público (afiliados) en el tratamiento de políticas instrumentales, problemas de orden interno, elecciones, etc., para lo cual se establece que esta área en particular es de competencia exclusiva de los periodistas profesionales.

B) Técnica

El ámbito universitario (estatal o privado) tiene a su cargo la confección de una revista académica. Está dirigido a un segmento educativo en particular: profesionales, profesores y alumnos. Se publican artículos, ensayos, críticas de libros, opiniones […], que han sido escritos por especialistas. La publicación concentra, además, una información específica en la organización de congresos, seminarios, etc. Dicha información puede ser publicada en papel o virtual.

C) Pedagógica

Un último aspecto es la vinculación del periodismo como recurso pedagógico, el que puede considerarse como un elemento auxiliar, de competencia exclusiva de los docentes, cuya identificación se relaciona con dos segmentos: la educación, que es el tratamiento de temas específicos, mediante la vinculación de los medios masivos en el ámbito educativo: influencia, alcances, críticas, etc., y el periodismo escolar, que puede ser definido como la aplicación pedagógica de los contenidos periodísticos (lectura del diario), utilización de los géneros (escritura), o bien, la creación de un periódico o revista escolar, en sus modales: impreso, confección manual o publicación por Internet.

Resulta imperioso destacar que el segmento del periodismo escolar es el que se relaciona con la problemática específica que desarrollaremos seguidamente.

 

–III–

ASPECTO PEDAGÓGICO

Una vieja herencia del “enciclopedismo” marca un hito en la educación, a veces, difícil de superar. Las tareas que realiza el alumno pueden ser catalogadas como escolares, debido a que su sola mención hace que sean vistas como tediosas y aburridas, desconectadas de la realidad. Se aprende a leer en textos resumidos y esquemáticos, se aplican fórmulas mediante ejercicios didácticos y se emplea la oración perfecta en un análisis gramatical.

En cada ciclo lectivo, el docente apela a una práctica ritual, sin mayores variantes. No sólo se cumple con el dictado de una clase, sino que se ejerce una función reproductivista, dejando de lado otros aspectos que pueden resultar beneficioso para los alumnos: creatividad, imaginación y espontaneidad.

Otro tema importante, vinculado con esta práctica, se refiere al conocimiento escolar que, por lo general, no tiene sentido para el alumno, ya que no satisface sus propios intereses. Se piensa en él cuando se lo aplica a una actividad específica o para rendir un examen. Después desaparece o se distorsiona al momento de querer recordar un dato.

En el antiguo modelo educativo, se evidencia una clara dicotomía entre los conocimientos aplicados en la escuela y los que se necesita para la vida. Muy bien lo señala D. Perkins, en su artículo Las campanas de alarma, al analizar con ejemplos concretos lo aprendido en el aula, al momento de aplicar los conocimientos de cultura general. Elabora un diagnóstico sorprendente. Una persona no recuerda con exactitud la formulación de una teoría, o bien, su confusión llega a un extremo que se transforma en un conocimiento distorsionado y, a veces, carente de sentido. Organiza su exposición examinando las grandes deficiencias de la educación, cuyos síntomas son:

El conocimiento frágil (los estudiantes no recuerdan, no comprenden o no usan activamente gran parte de lo que supuestamente han aprendido), y el pensamiento pobre (los estudiantes no saben pensar valiéndose de lo que saben) (Perkins, 1997: 32).

Llega a una sutil conclusión al establecer que todo el problema del conocimiento implica algo más que un olvido, considerando que el “conocimiento frágil” es una enfermedad en su totalidad, ya que el conocimiento de los estudiantes, generalmente, es frágil en diversos e importantes aspectos:

§          Conocimiento olvidado: En ocasiones, buena parte del conocimiento, simplemente, se esfuma.

§          Conocimiento inerte: A veces se lo recuerda, pero es inerte. Permite a los estudiantes aprobar los exámenes, pero no se lo aplica en otras situaciones.

§          Conocimiento ingenuo: El conocimiento suele tomar la forma de teorías ingenuas o estereotipos, incluso luego de haber recibido el alumno una instrucción considerable, destinada especialmente a proporcionar mejores teorías y a combatir los estereotipos.

§          Conocimiento ritual: Los conocimientos que los alumnos adquieren tienen con frecuencia un carácter ritual que sólo sirve para cumplir con las tareas escolares (Perkins, 1997: 36/7).

Pedro Maya Arango analiza esta situación y, desde su postura, llega a establecer idénticos resultados:

los estudiantes son capaces de repetir los conceptos aprendidos en las aulas escolares, pero son incapaces de resolver los problemas que se les presentan en su diario vivir. Juzgan con precipitud y sin un previo análisis los fenómenos sociales en los cuales les toca desempeñarse por carencia de visiones más holísticas y complejas para mirar tales fenómenos. Análogamente, los problemas morales y éticos son tratados en forma relativa y simplista sin enfrentarlos racionalmente, arguyendo sus posiciones personales e individualistas, sin ninguna reflexión y consideración por los puntos de vista del otro, o lo que es lo mismo, sin referencia por la otredad y su sentido comunitario (2000: 42).

Haciendo una comparación de opiniones, se puede afirmar que este conocimiento frágil es el producto de un esquema aplicado por los alumnos: se estudia para aprobar una materia y en muchas ocasiones para “zafar” de una situación conflictiva.

Guiados por semejante estrategia, es indudable que los estudiantes no organizan sus conocimientos mediante tesis o argumentos reflexivos. Además, ni siquiera saben relacionar y aplicar los conocimientos que poseen (¡Otra vez el conocimiento inerte!) […] La pereza mental de los alumnos se pone en evidencia hasta en el viejo método de estudiar de memoria […] Pero quizá el bajo rendimiento tenga por causa la poca afinidad con la enseñanza que se les imparte (Perkins, 1997: 40).

Esto pone en evidencia el desinterés del alumno por lo que se le impone, sin que se los pueda motivar hacia la búsqueda de nuevos conocimientos.

Con la implementación de la Reforma Educativa, se pretende establecer que los temas curriculares se vinculen con la realidad, que el alumno tenga una participación activa y no se transforme en un mero espectador de su formación intelectual y personal. El modelo que se intenta superar es el que trata de dar al alumno una información libresca, que le permite únicamente “conceptuar conceptos” y en la que el niño o el adolescente se lo instruya en un aprendizaje que le sirve para la escuela, poniendo la vida entre paréntesis. Educar no es sólo brindar una instrucción sumaria del conocimiento, sino una formación integral del alumno que le permita crecer como persona y redescubrir sus potencialidades.

A pesar de que se intente salir del viejo esquema, a fin de cambiar el rumbo en la educación, algunas de estas prácticas quedan latentes, como el caso del libro de texto.

Para realizar cualquier cambio, es necesario tener en cuenta que

muchas de las innovaciones logradas en estos últimos años, han sido simples transformaciones de forma pero no de fondo a los proyectos curriculares y planes de estudio, sin profundizar en el problema del conocimiento y las exigencias que éste supone en la estructuración de la personalidad de los individuos (Maya Arango, 2000: 42).  

Es aquí donde se necesita rever como “perspectiva” un cambio de actitud del docente para con los alumnos, a fin de aplicar una moderna metodología acorde con la realidad circundante, es decir, el pensamiento significativo, teniendo en cuenta los conocimientos previos de los alumnos que se basan en conceptos, actitudes y procedimientos. Siguiendo los lineamientos de José A. León, es necesario tomar conciencia de que existen cuatro factores fundamentales que impiden su no disponibilidad: una falta de atención; la falta de motivación; la distancia entre el conocimiento escolar y el conocimiento real, para lo cual el alumno recurre a una memorización ritual; y una falla en la planificación para aplicar los nuevos contenidos, lo que supone

un serio impedimento para que los alumnos se den cuenta de que es necesario movilizar sus conocimientos previos. Así, la falta de relación entre áreas, una excesiva fragmentación de las actividades, pueden hacer muy penosa la tarea de detectar qué conocimientos previos son importantes para entrar en contacto con los nuevos contenidos (León, 1996: 23).

Para ello, se pueden integrar cinco aspectos que pueden considerarse para la aplicación del periodismo como recurso pedagógico: lectura del diario, escritura de géneros, taller de periodismo, ) pensamiento periodístico y opinión pública.

 

LECTURA DEL DIARIO

La lectura como finalidad cognitiva ha decaído considerablemente. En la actualidad, se lee muy poco o no se lee. Pero es necesario, en ambos casos, saber el por qué y también incentivar este hábito como un modo potencial del acceso al conocimiento.

Una de las razones principales de esta problemática es que los alumnos viven entre dos mundos aparentemente inconexos y disociados: la influencia de los medios visuales y la lectura de los textos.

De hecho, “leer” un texto requiere la puesta en marcha de procesos mentales diferentes que “ver” la televisión. La lectura es un proceso enormemente complejo que exige una actitud de concentración y un esfuerzo por buscar el significado. Hasta llegar a ese significado, el lector debe realizar múltiples operaciones mentales que afectan a otros tantos procesos lingüísticos (codificar y decodificar la información, acceder al léxico, procesar sintáctica y semánticamente las oraciones, extraer el significado, activar el conocimiento previo a través de inferencias, mantener la coherencia local y global de la información leída, elaborar un modelo mental o referencia del contenido leído…). La lectura de cualquier material escrito invita a la abstracción de la realidad y a la reflexión y es el lector quien controla todo el proceso. Puede parar el proceso y retomarlo más tarde o puede releer cuando lo estime oportuno. Para que la lectura sea gratificadora, es preciso un esfuerzo de comprensión e interpretación de los signos (León, 1996: 15).

El bombardeo de los medios de comunicación ha posibilitado que la opción de “leer” sea cambiada por la de “ver”. Mirar televisión es más atractivo, ya que el espectador se condiciona por la fascinación de las imágenes, desarrollando un sistema perceptivo diferente.

Si prevalece la percepción sobre la abstracción, lo sensitivo sobre lo conceptual, es natural que tienda a provocar respuestas de carácter emotivo más que de carácter racional. Ferrés lo describe de una manera muy ilustrativa en el sentido de que sus apetencias van más en el continuo “me gusta-no me gusta” que en la línea “estoy de acuerdo-no estoy de acuerdo”. Lo intuitivo y emocional tenderá a primar sobre lo intelectual y racional. Algunos fenómenos culturales recientes podrían explicarse desde la perspectiva de las distintas habilidades mentales que desarrollan la televisión y el libro. La proliferación de la cultura icónica puede estar dando lugar a un tipo particular de lector, el lector perezoso, capaz de descifrar pero no de leer. La incapacidad de concentrarse le dificulta o hasta le impide la comprensión de lo leído. Podría sumarse el fenómeno del analfabetismo funcional (León, 1996: 16/17).

Se debe convivir con este medio y también se debe tener en cuenta que la lectura del diario en la escuela puede transformarse en un buen recurso, independiente de cada actividad. Se tiene como ventaja que el alumno pueda reconocer los alcances de la realidad en una dinámica integral. La atención estará focalizada en motivar al alumno a un análisis textual para su posterior debate.

El conocimiento de causa de las características fundamentales de esta comprensión textual puede llevar a elaborar modelos didácticos para enseñar determinadas categorías, reglas y estrategias. Un alumno no sólo tendrá que comprender oraciones, sino que también deberá aprender de qué manera están organizadas las informaciones en un texto más extenso –por ejemplo, en un artículo periodístico–, cómo puede “aprender” esta habilidad lo más eficazmente posible, cómo se resume adecuada y correctamente un texto y cómo se relacionan finalmente las estructuras textuales con las funciones pragmáticas y sociales de los textos. Después de haber conseguido un cierto conocimiento de causa sobre la manera en que de hecho pueden elaborarse los textos, podemos predecir en cierta medida la complejidad didáctica de determinado texto, su posibilidad de aprendizaje, las cuestiones más relevantes que pondrán y deberán plantearse y la proporción de informaciones textuales que se retendrá y que sigue siendo asequible durante algún tempo (Marino, 1999: 18). 

Los conocimientos que se imparten en el aula no pueden estar disociados con los de la vida real, para lo cual resulta necesario que el docente pueda recurrir a la lectura del periódico para mitigar la separación entre ambos mundos, que por lo general son considerados como compartimentos estancos, separados y con escasa relación.

La presencia de la prensa en el aula, permite, entre otras cosas, contrastar la información del periódico con otros diarios, con otros medios de difusión e incluso, con los contenidos académicos. El alumno puede generar una opinión más objetiva y elaborada ante versiones distintas de un mismo evento. Este hecho es crucial para el desarrollo intelectual del alumno, ya que no debemos olvidar que una de las cuestiones básicas que influye directamente sobre la asimilación de una información es la capacidad del lector para contrastar informaciones diferentes sobre un mismo hecho. Esta capacidad para relativizar las opiniones o la interpretación de la realidad es uno de los aspectos esenciales que deben estar presentes en la formación integral del alumno, pues forma parte sustancial en el desarrollo de un pensamiento y actitud crítica ante la vida. Es absolutamente relevante poseer este tipo de pensamiento para desarrollar un pensamiento científico (León, 1996: 182).  

De este modo, recorrer las secciones del diario o cualquier medio gráfico, incentivar la búsqueda de temas y, sobre todo, formar lectores críticos, se transformarán en objetivos globales para su incorporación.

 

ESCRITURA DE GÉNEROS

Antes de la escritura, se vivía en el espacio acústico de la oralidad, y el lenguaje habitaba en las sombras de la memoria y la arquitectura de los gestos. El lenguaje, a través de su evolución, ha dado forma y orden a la cultura, cuya manifestación logra establecerse en los mecanismos de la percepción y en prácticas materiales donde se concretiza, es decir, en las relaciones y reconocimientos entre los individuos.

La escritura, en cambio, queda conformada en este orden primigenio. Tiene como finalidad la organización del espacio acústico en lo visual, mediante el empleo de un sistema de escritura, basado en la estructura de las letras, signos ortográficos y símbolos. Esto origina un perfil social que interpreta las múltiples realidades y dan como resultado la experiencia y construcción individual en lo colectivo.

La lectura es el acceso a la modalidad de escritura. Se puede afirmar que sin lectura no se puede conformar la escritura. Resulta paradójico, pero es una realidad incuestionable. Manejar el lenguaje escrito, tanto en la escritura como la lectura, implica tomar conciencia simultánea del mundo y del lenguaje. Ocurre, por tanto, una reciprocidad funcional. El lenguaje logra crear un mecanismo de “fijación” del mundo que lo convierte en objeto de reflexión; la escritura, en cambio, “fija” el lenguaje de una manera determinada y lo convierte en objeto de revelación.

En las clases en que se debe ejercitar la escritura, se toma como modalidad una práctica común: redacción tema “la vaca”. Este ejercicio ritual, lejos de tener que aplicar las normas ortográficas, léxico y un orden gramatical del discurso, dista mucho de ser efectivo. La vaca se transforma en un objeto dirigido. La redacción se organiza esquemáticamente dando detalles de la forma, peso, volumen, hábitos alimenticios, etc. No podemos inventar “nuestra vaca”, la que tiene cinco patas, dos cabezas, es de color anaranjada, ni mucho menos con alas y que vuele. Todo se transforma es un esquema, sin ningún dejo de imaginación o fantasía.

La aplicación de una escritura periodística cuenta con múltiples alcances. Al conocer los géneros, se puede aplicar su contenido a otros temas escolares. El alumno podría utilizar la crónica, por ejemplo, para dar a conocer los sucesos de la “Semana de Mayo”.

De esta amanera, la escritura periodística puede optimizar el aprendizaje integrado, a fin de evaluar un conocimiento empírico en base a la propia producción de textos. El alumno ya no aprenderá las reglas de la sintaxis a partir de un “modelo ideal”, sino que podrá aplicar un orden gramatical, basándose en una comprensión lectora, tomando conciencia de las secuencias interpretativas del discurso.

Este eje integrador es válido para todas las materias, ya que la “escritura” es un “recurso primario”, potencial e integrador para la adquisición del conocimiento.

 

TALLER DE PERIODISMO

Muchas veces se tiene una idea errónea de lo que significa un aula taller. Se considera que es un espacio en donde se aplica como norma el “saber hacer” desde la práctica. El coordinador considera, por ejemplo, que “escribir se aprende escribiendo”. De esta manera, todas las actividades se reducen a un postulado tautológico, en donde lo prioritario es canalizar las inquietudes de los participantes y la de compartir una experiencia colectiva.

La metodología del aula taller (que no es nueva en nuestro país ni en el mundo) dista mucho de esta propuesta simple e ingenua. Es por sobre todo un replanteo en la dinámica del aprendizaje.

El alumno cambia de rol (respecto del aula tradicional) y pasa a ser un sujeto activo de su propio aprendizaje. La tarea docente consistirá principalmente en la de coordinar y desencadenar (cuando no sucede espontáneamente) de los procesos cognitivos, utilizando el diálogo y el debate. A su vez, tendrá que planificar su clase de una manera dinámica, a fin de motivar a sus alumnos. Más que dar respuestas, deberá hacer preguntas. Este replanteo de la metodología implica tomar conciencia de la no disociación entre cómo enseñar y qué enseñar, es decir, dar al conocimiento una forma que no sea contradictoria con su contenido, a fin de dejar de lado las viejas “recetas” que se aplican como una función algorítmica, rutinaria.

A su vez, aplicando esta conceptualización a los fines del taller de periodismo, el docente debe reflexionar acerca de los presupuestos básicos y esenciales para introducir de manera adecuada la prensa en el aula, para lo cual es necesario establecer un vínculo entre la “investigación cognitiva de textos” y la “experiencia didáctica” de estos textos.

Una primera tarea que se deberían plantear aquellos que quieren emprender un programa didáctico de este tipo es la de conocer y comprender las características funcionales y estructurales de los periódicos en cuanto que son los soportes materiales de dicha información. También sería necesario conocer la incidencia que tiene el conocimiento previo del lector sobre la comprensión de la noticia y analizar de manera precisa qué es lo que los alumnos comprenden de un periódico. Sin estas dos premisas no podríamos facilitar un aprendizaje significativo. Es necesario saber algo más sobre cómo se representan en nuestra mente las distintas secciones del periódico, si existen diferencias entre esta representación de los alumnos respecto de la de los adultos o la concepción de un experto. Sin estas reflexiones, a la vez descriptivas y analíticas, se puede caer en el riesgo de utilizar erróneamente el instrumento innovador (la prensa en este caso) y de generar, como señala Alonso Erausquín (1990), resultados imprevistos e incluso contraproducentes. La valoración de estas premisas nos ayudaría, al menos en parte, a evitar el riesgo de que esta experiencia pudiera caer en un “tópico pedagógico vacío de contenido”, como lo denomina García Galindo (1990) (León, 1996: 24-25).

En un taller de periodismo, estos conceptos se definen como básicos para la organización de las distintas actividades que se pueden generar: lectura de diarios y revistas, aplicación de la escritura, armado de un periódico escolar, entre otras.

Para lograr dicho objetivo, es necesario que en la planificación se contemple como práctica el desarrollo de un conocimiento teórico, la de optimizar recursos con metas claras y concretas, y la aplicación del pensamiento periodístico.

 

PENSAMIENTO PERIODÍSTICO

En todas las actividades, se puede diferenciar un pensamiento aplicado de acuerdo con la modalidad operativa: se utiliza el pensamiento crítico para la lectura de textos; el creativo, cuando se escribe un cuento y el ideológico, al momento de analizar un discurso.

Surge otra variante, la aplicación del “pensamiento periodístico” vinculado con las actividades pedagógicas. Este nuevo enfoque es una visión distinta de la realidad, en cuanto al desarrollo de conductas como la observación, selección y opinión.

Adquirir esta visión no significa que tanto el docente como los alumnos sean periodistas, sino que se establece mediante una propuesta en la que puede actuar la creatividad como fuente inspiradora.

1.     Cualidades distintivas

La profesora Sandra Della Giustina consigna una serie de cualidades distintivas del pensamiento periodístico, entre las que se destacan:

1.           Dar prioridad a lo diferente, a lo prominente y a lo inusitado.

2.           Buscar las ideas y elementos esenciales y disponerlos de tal modo que su manifestación sea lo más clara y sencilla posible.

3.           Emitir mensajes de acuerdo con los intereses del receptor y a la propia convicción.

4.           Implica una postura ideológica y filosófica establecida y conocida.

5.           La estrategia periodística ronda siempre la búsqueda del punto de vista diferente, original y por qué no polémico: nadie compra una revista o un periódico para leer lo que ya sabe.

6.           Acota espacios y tiempos. Por lo tanto, las ideas generalmente compiten entre sí. No siempre se eligen las mejores sino las más significativas para el periodista y para el lector (1998: 22).

2.     Ejes lógicos

El pensamiento periodístico, aplicado en el ámbito educativo, puede basarse en tres ejes lógicos: cómo criterio, como expectativa de logro y como objetivo.

Cómo criterio

La aplicación del pensamiento periodístico se basa en la adquisición de un conocimiento técnico y de una perspectiva que instrumente el espíritu crítico.

De este modo, la actividad docente no se reduce simplemente a aplicar las normas establecidas de los géneros ni tampoco a esquemas conceptuales. Mediante esta visión, se podrá motivar a los alumnos hacia la búsqueda de nuevos conocimientos, que surgen de la puesta en práctica de estos conceptos desde una perspectiva holística.

Como expectativa de logro

Las expectativas de logro que organice el docente deberán ser flexibles, reales y consensuadas en un amplio criterio. Quizá, la utópica, como el caso de formar futuros periodistas, sea casi inalcanzable, pero tendrá como alternativas otras que se adecuen a la realidad. Por ejemplo: fomentar el espíritu crítico entre los alumnos, acorde con las distintas edades, mediante la aplicación de técnicas periodísticas.

Como objetivo

El docente debe evaluar entre sus objetivos la aplicación del pensamiento periodístico en cada actividad. Esto puede traducirse en una perspectiva que se adecue a establecer un rol, o bien, a que los alumnos piensen como periodistas.

El rol de periodista puede convertirse en una actividad lúdica aplicable en el primer ciclo de EGB. Los niños, al jugar a ser periodistas, pueden representar este rol, al igual que el del entrevistado. Sólo se necesitan algunos elementos básicos y un cuestionario de preguntas.

A partir del segundo ciclo de EGB, el docente puede integrar en sus actividades, en forma gradual y progresiva, el desarrollo de una actitud periodística. Esta dinámica motiva al alumno hacia el logro potencial de la percepción, abstracción, contextualización y selección de la información, en los que pueden emplearse la imaginación y creatividad.

En alguna medida, este objetivo será prioritario para la formación integral del alumno, a fin de cuestionar la realidad circundante y ciertos aspectos para analizar de qué manera los medios pueden hacer uso y abuso de un hecho, acorde con el concepto ideológico que éstos apliquen.

3.     Estructura global

El pensamiento periodístico se recrea en una estructura global, de acuerdo con el grado de representatividad que ejercen la noticia, la información y la opinión.

La noticia

En alguna medida, todos conocemos cuál es el concepto primario de noticia, es decir, aquel hecho en que todos los medios se hacen eco por su importancia.

Lo que se afirma en la aplicación del pensamiento periodístico es el reconocimiento de la estructura genérica. Mediante un orden establecido, se pueden reconocer un criterio selectivo y establecer las prioridades en los distintos medios. Por ejemplo: En el Polo Petroquímico, se dan a conocer las futuras inversiones de las empresas. En el diario local, la noticia puede ser publicada en primera plana, mientras que en los capitalinos, aparecerá en las páginas interiores.

La información

            Desde un punto de vista general, la información[1] es un corpus en donde se desarrollan o se combinan ciertos elementos, por el cual, el lector interpretará de acuerdo con sus emociones o inquietudes. Esto equivale a decir que la organización es la estructura física de la información, es la forma que se le intenta dar. Para esta forma, no sólo se requiere de un instrumento matemático, sino también filosófico, porque no sólo están enlazados con la cantidad de palabras que existen, sino también con su calidad. Este conjunto será la información.

            La información puede ser definida como el “dato” del hecho que se comunica. Diríamos, entonces, que la comunicación es el significado del significado. Esto es, el lenguaje que articula e integra los elementos de la comunicación para inscribirlos en la memoria actuante del hombre; no en vano los especialistas llaman a la comunicación “memoria de largo alcance”. Esto es lo que convierte la información en valores sociales de comunicación. Entre aquello que se dice y se retiene, la información es una síntesis del principio del proceso y la comunicación el circuito que lo cierra.

La información llega al receptor a través de ciertas leyes análogas que determinan su asimilación e interpretación, acompañados con el grado de evolución y perduración en el tiempo. Este vasto campo de la información, que con gran velocidad logra imprimirse en su difusión y distribución, es un largo proceso necesario. El tiempo será el encargado de seleccionar y conservar lo que realmente sea de utilidad: el hecho histórico, un conocimiento científico, etcétera.

El manejo de un amplio caudal de información obliga al lector a seleccionar el material en un orden decreciente, de acuerdo con un criterio personal.

Esta misma circunstancia se destaca en el ámbito educativo. El alumno debe aprender cómo relacionar y rescatar aquellos datos que resulten prioritarios, así como también formarse en esta actitud crítica.

La opinión

La opinión, en términos análogos, puede definirse como el concepto que tiene una persona acerca de un determinado tema por el sólo hecho de ser cuestionable. En este ámbito, entra en juego un aspecto moral, es decir, un reconocimiento de lo que se juzga, a veces, como bueno o malo, permisivo o no permitido, burdo o falaz, etcétera.

Es imperioso reconocer que en materia de opinión todos somos expertos. Opinamos de todo y, a veces, lo hacemos de una manera arbitraria. Para no ir a los extremos, será necesario que el alumno pueda aprender a construir la opinión de manera equitativa, con conocimiento de causa.

El docente debe acompañar en esta formación, gradualmente, con el empleo de diversas técnicas que le permitan al alumno expresar su pensamiento. Este aprendizaje es recíproco y se constituye principalmente con la interacción del individuo con el medio, de los grupos con la realidad en la que se encuentra subsumido, y éstos con los roles que deben cumplir.

 

OPINIÓN PÚBLICA

Para definir a la opinión pública, es necesario analizar los términos “opinión” y “pública” por separado. Ya se ha definido “opinión”, para lo cual faltaría “pública”, cuyo concepto puede definirse como una cosa notoria, con la condición de ser vulgar y común, por tanto, perteneciente al pueblo.

Se puede afirmar que la opinión pública es el resultado manifiesto de las diferentes opiniones de los hombres, sea cual fuere su condición social, ya que no debe estar ajeno al manejo individual ni colectivo de la conciencia popular.

Hay que considerar pública la opinión vertida por un conglomerado de gente o público, resultando siempre aquella dúctil, versátil, transitoria, formulada por personas que no se encuentran individualmente próximas unas a otras, y que tampoco están unidas por intereses comunes, porque provienen de diferentes extractos sociales que provocan desconexión de grupos.

La opinión pública resulta entonces contradictoria, y la comunicación juega relativamente con el llamado “mercado de la opinión pública” […]

Le corresponde al hombre de hoy controlar, analizar y encauzar esa fuerza a través de las diversas técnicas y disciplinas que conforman la comunicación social, aplicando una suerte de acciones en pro de un mayor entendimiento de y por los hombres (Martínez Valle, 1997: 97).

1) Pirámide de opinión

La pirámide de la opinión pública se encuentra estructurada de la siguiente manera: En la base figura la opinión general o del pueblo; en el segundo estrato, la opinión calificada de políticos, clérigos, maestros, etc.; en la parte superior, la opinión gubernamental, es decir, la de los funcionarios de gobierno.

La forma de interactuar de los estratos puede generalizarse de la siguiente manera: la opinión calificada ejerce una amplia influencia fundiéndose con la opinión general. A su vez, una planificación debe estar estructurada de manera tal que la opinión calificada pueda influenciar en los sectores gubernamentales y, por ultimo, en el del pueblo.

En épocas de democracia, existe una variante de la pirámide. El pueblo ejerce, teóricamente, el poder de opinión para influir en las restantes, pero, en la práctica, esto no ocurre. Muchas veces, sucede que la clase gubernamental se encuentra dominada por una “elite”, que actúa a espaldas del pueblo, conservando el poder, ya que no admite el acceso de otros grupos.

Puede aplicarse este último caso, también, en los periodos de gobiernos dictatoriales. Su poderío lo ejercen a través de la educación para controlar la “voz” del pueblo.

2) Estratos 

La opinión pública abarca los siguientes estratos:

a)      La creación original: Todo valor se origina a partir de una opinión individual, poniendo de manifiesto la capacidad interpretativa del hombre. La creación original marca un punto de referencia de la división entre el ser y no ser.

b)      La vocación intelectualizada: Está conformado por un grupo de personas especializadas, que no sólo muestran un interés particular acerca de los temas de actualidad, sino que se dedican profesionalmente a esta materia. Por ello, socialmente, este estrato se encuentra siempre vigente. Sus integrantes han alcanzado un grado de madurez con respecto al anterior, que no sólo se limita a recrear su opinión, sino que mejoran y esclarecen los puntos de un tema que se encuentran en debate.

c)      La comprensión objetiva: Se muestra el comportamiento de los estratos anteriores, el que se agrega como característica la tonalidad emocional, ya que la opinión se manifiesta acorde con las circunstancias y en el modo de actuar selectivamente.

d)      La comprensión subjetiva: En este estrato, se puede incluir al hombre común que, por regla general, participa sin saberlo. Lo que se sostiene es la comprensión subjetiva con que se valora el mundo, es decir, su accionar cuando genera opinión por las cosas que le agradan o disgustan. Dentro de este ámbito, suele pasar por distintos temas con una indiferencia total. En cambio, cuando participa, es capaz de negar o afirmar algo y tomar partido por aquellos temas que son de su interés.

Todo esto conformará la llamada “reacción–opinión”, es decir, el individuo podrá extraer conclusiones que convergen en una actitud básica para la formación de una opinión. El hombre, permanentemente, reacciona ante una determinada situación, como una constante de su comportamiento.

            En la actividad social que se encuadra dentro de la opinión, se puede mencionar en su estudio cinco clases de actitudes bien diferenciadas:

-          Racionales: La persona busca una justificación lógica.

-          Trasferencia: En este caso, trata de derivar el problema.

-          Compensación: Las carencias deben ser compensadas.

-          Proyección: Deriva la circunstancia hacia variantes distintas hasta llegar a identificarse con el problema.

-          Simplificación: Se reduce el problema a una síntesis.

De este modo, el pensamiento periodístico puede actuar como desencadenante de una serie de situaciones para comprender los aspectos que reflejen los medios, ya que éstos se consideran como un reflejo de la propia sociedad.

A su vez, cada actividad que realice el docente, adecuados a los distintos niveles de enseñanza, pueden hacerlos efectivo, en tanto y en cuanto, apliquen la creatividad e imaginación, lejos de convertir la tarea escolar en un rito carente de sentido para el alumno. Las posibilidades de revertir un viejo esquema de enseñanza–aprendizaje dependerá del docente, que será beneficio para su formación y la de sus alumnos.

 

MEDIOS DE COMUNICACIÓN

La sociedad, durante siglos, entretejió las relaciones persona a persona, conformando un entramado ligado al peso de la tradición, los hábitos y la moral con un panorama de conductas esperables. La “persona” era una entidad con historia, familia, profesión, ideas conocidas e integradas que definían su personalidad. El clima social era de control y protección al mismo tiempo y la comunicación establecida por canales personales. Esto trajo como consecuencia un estancamiento, ya que lo extraño era rechazado.

Al afianzarse los medios masivos de comunicación social, produjeron notables cambios, llegando a crear la corriente denominada “posmoderna”, originada hace más de dos décadas. Los mensajes, hoy, pueden ser trasmitidos instantáneamente, incluso a través de cadenas satelitales. Nada ha quedado relegado a esta nueva cultura de masas.

 

1. HACIA UNA DEFINICIÓN

            Los medios de comunicación (mass–media) pueden definirse como los mecanismos técnicos–culturales que hacen posible la difusión de mensajes en forma oral, impresa o audiovisual, desde una fuente determinada a un público o receptor.             Son técnicos, porque sus posibilidades de aplicación lo hacen precisamente a través de sistemas mecánicos, electrónicos o computarizados, con un lenguaje propio, dirigidos hacia una nueva forma de interacción. Se consideran culturales, porque contribuyen a la formación educativa de la comunidad en que actúan.                     

Los medios de comunicación frecuentemente se identifican como instrumentos culturales que sirven para promover o influir en las actitudes, para estimular la difusión de modelos de comportamiento o para fomentar la integración social. A través de estos medios percibimos la realidad de manera mucho más extensa, intensa e inmediata. Pero también a estos mismos medios se les atribuye ese hipotético “cuarto poder” porque tienen en sus manos la fuerza y la capacidad de “hacer creer” e influir en las personas y en la configuración de la mentalidad de importantes sectores sociales. La posibilidad de acceder a la información resulta una tarea muy simple para cualquier persona que lo desee e, incluso, para aquella que no lo desee. Dado que estos instrumentos de difusión inciden de manera directa o indirecta en los valores comunes de la sociedad, también afectan, de manera consciente o no consciente, a los individuos produciendo importantes cambios en sus actitudes culturales. La prensa, radio y televisión influyen poderosamente en los conocimientos, ideas y conductas de las personas (León, 1996: 12-13).

Un análisis más complejo de este fenómeno es estudiado en el campo de la sociología. Al respecto, se estableció que la comunicación de masas hacía posible la existencia de canales de comunicación directos e indirectos, permitiendo que una información pueda ser transmitida a una gran audiencia, con importantes diferencias sociológicas.

            La comunicación masiva, en tal sentido, se puede diferenciar de otros medios por sus características y elementos propios que, según Charles R. Wright, se establecen las siguientes condiciones:

a)      Naturaleza del auditorio: La comunicación de masas está dirigida hacia un auditorio relativamente grande, heterogéneo y anónimo.

b)      Naturaleza de la comunicación: La comunicación de masas se caracteriza por ser pública, rápida y transitoria. Esto se afirma en el hecho de que no va dirigida a nadie en especial, llega a grandes auditorios en forma simultánea y por lo general se hace en vista a un empleo inmediato y no para un registro permanente.

c)      Naturaleza del comunicador: Aquí se destaca el hecho de que la comunicación de masas es organizada. A diferencia del artista individual o del escritor, el “comunicador trabaja a través de una compleja organización y de una gran división del trabajo.” (Citado por Schröeder y ot., 1977: 18)

 

2. CLASIFICACIÓN

Los medios de comunicación social pueden clasificarse en audiovisuales: TV, cine e Internet; escritos: prensa, revistas; oral: radio.

En cuanto a la prensa gráfica, puede apreciarse su función dentro de la formación de la opinión pública. Difunde noticias, informaciones, opiniones y pasatiempos como mercancía, ingresando en la producción comercial: una industria monopólica, abarcativa de todos los medios, ocupando un lugar destacado en cada uno de ellos.

La influencia de la radio, en cambio, es notoria, porque puede llegar en forma instantánea al oyente, con una pluralidad en el mensaje, clarificando ideas, con el propósito de fijar la credibilidad.

En lo que respecta a los medios audiovisuales, en especial la TV, genera una localización de su público, ya que es un medio que actúa con doble apoyatura: el sujeto oye el mensaje, que es complementado por las imágenes que clarifican el mensaje cifrado. Este medio posibilita una notable influencia, ya que atrapa la atención del espectador y genera, en algunos casos, la imitación de los personajes famosos que son vistos en la pantalla.

En el ámbito periodístico, los medios de comunicación actúan en concordancia para la difusión de un suceso: La radio anuncia, la TV muestra y el diario publica. En cada uno, el tratamiento de la información es distinto y no se puede hablar de competencia. Sólo existe en el caso de querer analizar cómo se obtiene la primicia en idénticos medios.

 

3. MEDIOS Y OPINIÓN PÚBLICA

Los medios de comunicación generan un periodismo dividido en tres sectores, de acuerdo con la pirámide de opinión: periodismo vertical, periodismo horizontal y periodismo horizontal–vertical.

El periodismo vertical puede ser de dos maneras: vertical ascendente, es el que llega desde el pueblo a la faz gubernamental, o vertical descendiente: desde los estratos gubernamentales al pueblo.

El periodismo horizontal es el que produce su acción dentro de un solo estrato, sin que influya en las áreas superior e inferior.

El periodismo vertical–horizontal, en cambio, no ataca a nadie, sino que va formando su opinión de manera horizontal, y converge o se mezcla con otra faz, la vertical, para actuar dentro de los sectores tanto superior como inferior.

 

4. PERIODISMO Y LITERATURA

El periodismo puede ser encuadrado dentro de los aspectos básicos de la comunicación pero, también, desde un enfoque sistémico, se lo puede estudiar para establecer un acercamiento entre periodismo y literatura.

El periodista utiliza el término “literatura” como sinónimo de bibliografía. También, por regla general, establece que podría encuadrarse dentro de un aspecto mucho más amplio: la opinión, contraponiéndolo al concepto de objetividad.

Pero lejos de esta sutil interpretación, lo literario tiene bases mucho más profundas y significativas:

1)      Desde un aspecto comunicacional, es posible hallar una ubicación del periodismo con relación a la literatura.

2)      Mediante un análisis exhaustivo de los géneros, un orden donde se ubica el periodismo literario y la literatura periodística, en torno a la noticia y la información, como modos de enunciación y discurso.

3)      La historia, por su parte, refleja la discusión de los escritores ante la Real Academia Española, con el surgimiento del periodismo vinculado con la literatura.

4)      Otro aspecto a considerar es la existencia de un periodista escritor y un escritor periodista.

5)      En el estudio lingüístico, diversos autores establecen factores comunes entre literatura y periodismo, con un esquema de la problemática.

6)      También es posible hallar una interpretación ambigua de los géneros.

7)      Como último punto, se ofrece un punto de vista interesante en cuanto a la “búsqueda de una verdad” tanto en el periodismo como en la literatura.

Si se quiere diseñar un símbolo que represente la ubicación del periodismo entre la literatura y la comunicación, se elegiría a un árbol: las raíces, la comunicación (oral y escrita), el tronco, la literatura y las ramas, el periodismo. Esta idea surge de las palabras de José Acosta Montoro, quien afirma que el periodismo y la literatura “son como la rama y el tronco, que no pueden vivir por separado” (Acosta Montoro, 1973: 51). Tanto la literatura como el periodismo, se alimentan a su vez de la comunicación, ya que desde este punto de vista toda creación (periodística o literaria) puede ser considerada como una palabra global, que el lector llena de sentido, según su conocimiento de la lengua y su experiencia personal.

            Desde sus orígenes, la literatura siempre alimentó al periodismo, puesto que las noticias constituían un pequeño centro de la información que ofrecían los periódicos.

            Se pueden separar ambos lenguajes, en donde no es fácil encuadrar satisfactoriamente a la literatura o lo que se entiende por ella, o bien, al periodismo propiamente dicho. Aunque parezcan disímiles, tienen muchos puntos en común.

4.1. Acerca del periodismo

Si bien se puede incluir al periodismo dentro de los cánones básicos de la comunicación, entendido únicamente como el acto de “comunicar”, sería minimizar su función. En el ensayo Periodismo Educativo, se ha definido al periodismo como una necesidad comunicacional. Su trascendencia e importancia hace que este enfoque pueda ser analizados desde el ámbito de la historia, cifrando una paradoja.

El periodismo es la historia del presente y la literatura es el periodismo del pasado. Es lógico que, dentro del campo de la comunicación histórica, antes de investigar lo que hicieron los antepasados, interese al hombre saber lo que hacen sus contemporáneos. El tiempo convierte en historia lo que en “otrora” fue “periodismo” (Acosta Montoro, 1973: 73).  

De esta manera, es posible concebir que sin el periodismo el hombre conocería su realidad a través de la literatura, mediante versiones orales e interpretaciones históricas y anécdotas.

4.2. Acerca de la literatura

En literatura, por regla general, se descuenta lo obvio: un poema, un cuento, una novela o una pieza teatral escrita; pero, ¿qué clasificación tendría un ensayo, una columna o un chimento de la farándula?

En las tradicionales definiciones de literatura: “compromiso”, (Sartre, 1962) “búsqueda de la subjetividad”, (Eliot, 1959) “de la imitación de la realidad–mimesis”, (Aristóteles, 1982) se sumaría la propuesta de Graciela Montes: un acercamiento entre la realidad y la fantasía. “La literatura es una búsqueda nueva, ni un sueñismo de fantasía divagante, ni el realismo mentiroso. Más bien exploración de la palabra, que es exploración del mundo y que incluye en un solo abrazo lo que suele llamarse realidad y lo que suele llamarse fantasía,” ya que no sólo el mundo del escritor estará lleno de sutilezas y belleza, sino que mediante la “exploración de la palabra” puede fomentar en los lectores “nuevas búsquedas internas” (Montes, 1990: 25).

La magnitud del trabajo artístico del escritor estará dada por la sola circunstancia de recrear la fantasía dentro de lo literario para que el lector pueda disfrutar de un goce estético, renovado en cada lectura.

4.3. Postulados

En otro orden de ideas, se pueden hallar otras posturas, como el caso de Octavio Aguilera, quien considera que “el periodismo no tiene nada que ver con la literatura” (Aguilera, 1992: 18), o bien, la propuesta de José Acosta Montoro:

El periodismo, medio de comunicación que se obliga por esencia al acercamiento a las masas, a su educación, a su formación, en la cultura que tiene como texto los periódicos, ha creado sus propios géneros directos, claros, terminantes, que son literatura en cuanto que propagan su estilo a las obras propiamente literarias, y sobre todo, en cuanto que se erigen en métodos formidables para reflejar la realidad humana (1973: 126).  

En toda creación estética –el periodismo no es la excepción–, hay opiniones discordantes: no pretende ser una ciencia exacta.

En los casos planteados, se ha podido observar que, en el periodismo, la literatura se halla presente no sólo en aspectos que conforman los géneros, sino también en la preocupación por determinar su origen, correspondencia y análisis que ofrecen estos modelos discursivos. Dada sus características intrínsecas, se argumenta una transposición de lenguajes: por momentos, el discurso pretende ser netamente informativo (periodístico), por momentos, literario. Este trasvase lo convierte en ambiguo, y es difícil o casi imposible tomar a ultranza un concepto para llevarlo a la práctica.

            También, se ha puesto de manifiesto que la visión del periodismo en la literatura no es analógica ni se puede realizar mediante comparaciones estilísticas. Más bien, se sumerge en una estructura integral, como si fueran las dos caras de la moneda, inseparables desde todo punto de vista.

            A pesar de que el periodismo es considerado como una disciplina autónoma, independiente, que incursiona en la sociedad con una fuerte influencia, lo cierto es que la literatura cumple un rol fundamental para diferenciar los distintos aspectos, cuyos principios han sido reflejados desde la óptica propia del periodismo.

 

5. PRENSA GRÁFICA

La prensa gráfica ocupa un lugar de privilegio entre los medios y se hace necesario remarcar aquellos aspectos básicos que lo componen, para lo cual se pueden establecer las diferencias entre diario, periódico y revista.

El diario es una publicación periodística que aparece diariamente. Es de tipo informativo y, por tanto, debe ser actual, tratando de abarcar todos los temas en sus distintas facetas y ámbitos, con el propósito de difusión. Puede ser de aparición matutina o vespertina, divididos en suplementos y secciones. El formato del diario puede ser sábana o tabloide. Su contenido está conformado por noticias de interés general, comentarios, entretenimientos y publicidad. Cumple con el objetivo de llegar a una mayor cantidad de lectores y, por tal razón, es redactado de una manera ágil y dinámica. Tiene una triple finalidad: informar, formar y entretener.

El periódico es una publicación que aparece distanciada una de otra, es decir, en forma semanal, mensual, bimestral o semestral, y su lapso no puede pasar de un año. Sus ejemplares deben estar fechados, numerados y rotulados con un mismo título.

La revista puede ser definida como una

publicación periódica por cuadernos, con escritos sobre varias materias, o sobre una sola especialmente. La revista, que participa a la vez del libro y del diario, es, al miso tiempo, por su carácter, un órgano de información y un instrumento de cultura (Buonocore, 1976: 375).  

En el mercado, existe una cantidad de publicaciones con distintos tipos de formatos y una variedad en cuanto a orientación y propósito. Se puede hacer una clasificación de este medio por su circulación, origen, especialización, contenido y finalidad.

5.1. Consumo de noticias

Es una realidad que estos medios se consolidan como empresas comerciales, y las noticias ingresan en el circuito de producción, circulación y consumo.

En cuanto a la producción, se puede establecer que la noticia es un producto de una actividad especializada, la materia prima con que se elaboran los periódicos, noticiosos, etc., y que es aceptado públicamente de este modo.

En lo que respeta a la circulación, existen distintos canales que se entrelazan para que la información pueda llegar a un lector, oyente o espectador, en los que se suma Internet.

A esto se le adiciona el consumo, vinculado con la visión de un lector potencial. Este circuito integrador también se basa en la transnacionalización de los medios de comunicación, que provoca una homogenización de contenidos y de formas, teniendo como objetivo la comercialización de la noticia como producto.

Igualmente, no podemos descartar que las noticias ayudan a construir la realidad social e impera como un fenómeno que se inscribe en el relato de sucesos.

            La realidad social está supeditada, en gran medida, a la influencia de los medios masivos de comunicación, instrumentos que posibilitan una referencia ineludible en torno a la función política y repercusión masiva. La realidad puede percibirse en la medida que el hecho trasciende y se defina en un contexto social.

Pero en este circuito de producción–circulación–consumo, lo que hay que determinar es un amplio margen de error de la información que se procesa. No todo lo que se publica o comenta puede ser veraz, sino que también las noticias pueden ser inventadas, erróneas o especulativas. Del lector crítico, dependerá la creencia de lo escrito, en especial cuando hayan desmentidos, rectificaciones, o bien, se reconocen que son rumores no confirmados.

En definitiva, los medios incluyen, excluyen y jerarquizan la información, a través de ese procesamiento del aluvión informativo procedente de diferentes fuentes, confeccionan la agenda temática que responde a los intereses del lector implícito del medio periodístico (muchas veces constituido por un conglomerado de medios gráficos y audiovisuales enlazado a diversos sectores de poder) (Marino, 1999: 37).

5.2. Ideología en los medios

La palabra ideología, al separarse en dos sílabas, encuentra su significado en las raíces de los vocablos que la componen: ideo = idea y logía = estudio, es decir, un estudio de las ideas. Theodor Geiger (1972: 18), completando esta definición, expresa que es el estudio de las “creaciones mentales por oposición al estudio de las cosas materiales y los fenómenos de la percepción”.

Siguiendo los lineamientos del ensayo Elementos para la teoría de la ideología, la ideología puede ser interpretada desde “el carácter contradictorio de la realidad y permite ser definido como un soporte necesario para el desarrollo de toda actividad social, dada una realidad contradictoria” (Echeverría y ot., 1974: 11). Interpretando este pensamiento, los hombres se ajustan a lo que la sociedad les impone: un equilibrado sistema de normas que regulan su proceder en total armonía. Su postulado: “negar las contradicciones de clase”, homogeneiza sus diferencias con la realidad; al no haber clases sociales, no existen para la sociedad, aunque estén definidas en su contexto.

Se encuentra, además, la llamada “ideología de clases” que está constituida a partir de los intereses de la clase dominante y por oposición a la de la clase dominada.

Éstas tendrían, de acuerdo con sus intereses, a superar las condiciones de explotación existentes, y, por lo tanto, a resolver la contradicción de clases vigente, lo que demostraría que, en ese nivel, se está en condiciones de resolver prácticamente esa contradicción (Ibíd. Pág. 12).

Otro aspecto a considerar es la “ideología como inversión de la realidad”, cuya falsa conciencia de la ideología sigue siendo una expresión, que logra existencia real gracias a esta aparente antinomia. Si bien, la ideología deforma la

realidad y falsea la conciencia, por otra parte, expresa tal realidad. El contenido ideológico representa la captación de una realidad, que no se crea a partir de la nada, pero al mismo tiempo, por su intermedio el objeto se distorsiona […] (Ibíd.. Pág. 12)  

Esta inversión de la realidad comprende a la ideología como una significación de lo presente, porque a pesar de su discurso no se pueden esconder los aspectos irreconciliables de su propia contradicción.

En el marco de la sociedad capitalista, se puede determinar el papel que desempeña la mercancía en los estratos y en los aparatos ideológicos. Karl Marx lo denominó “fetichismo de la mercancía”, y por medio de su proyección define el trabajo de los hombres “como si fuese un carácter material de los propios productos, […] un don natural social de estos objetos” (citado por Echeverría y ot., 1974: 12). En este entorno, se encuentra presente la ideología de dominación de clases: base fundamental de todo capitalismo. Tales formas expresan, en sentido de “ideologización de conciencia”, una cosificación.

La inversión ideológica no puede orientarse en cualquier sentido, debe mostrar lo que ocurre en la realidad del proceso productivo, que es lo que naturalmente debe ocurrir, dadas las cualidades de los elementos que allí intervienen (Ibíd. Pág. 18).

Dicho equilibrio debe provenir del sistema de los “precios” que se regulan en el mercado de valores.

Por último, la ideología se la puede ver como “la negación de la inversión”, creada como una máscara ante la realidad, que logra alcanzar un grado de legitimación.

La ideología no puede ser considerada en cuanto tal, pues, sería irrelevante en la conciencia de los hombres, los cuales estarían en condiciones de descubrir su capacidad enajenante, mistificadora y podrían evitar la enajenación. Es necesario que ella permita ser captada como verdadera captación de la realidad. Por eso creemos importante destacar que negar la inversión que se da en la ideología, es, asimismo, algo específico y absolutamente necesario del fenómeno ideológico (Ibíd. Pág. 24).

En la actualidad, la palabra ideología desenmascara un doble discurso. En política se la utiliza con frecuencia para desacreditar al oponente, y en los medios de comunicación para “evadirse de la realidad”, o bien, para mostrar como falacia la combinación: realidad-verdad. La ideología, al oponerse a la realidad, adquiere significaciones ambiguas y en muchos casos contradictorias, aunque no lo parezca. Dependerá, en grado sumo, del contenido del discurso para determinar cuál es la realidad circundante: el grado de objetividad, el método de interpretación de la realidad, a fin de determinar una clasificación, por la cual se pueden determinar a que ideología responde el medio, y la implementación de la política editorial para designar, por último, el perfil del lector.

5.2.1. La objetividad 

La imagen, en el sentido antropológico del término, que se obtiene del otro, lo otro y los otros, llega a tomar los alcances de una interacción activa del sujeto–objeto–de–la–relación, es decir que el suceso que trasciende como noticia debe responder a los alcances de un interés público. Alfonso Albala señala que es el

condicionamiento expresivo del medio que hace cauce al mensaje y la vía del conocimiento que, para el término objeto de la relación periodística, supone el mensaje. Contrariamente a lo que ocurre en cualquier otro tipo de comunicación, en la que aquí nos ocupa es el término objeto, quien condiciona, de un modo absoluto, la relación periodística. El medio natural –el habla– es prácticamente el mismo. Cambia la intencionalidad como iniciativa y cambia, sobre todo, su receptor humano, dada la situación sociológica, desde la que condiciona este modo peculiar de comunicación (1970: 26).  

La transferencia de signos, en tal sentido, es multifacética y abarcativa, siendo la objetividad del hecho que se informa la piedra angular del periodismo, tanto de los medios como del periodista. Es un postulado que tuvo su origen en el periodismo norteamericano y, luego, pasó a Latinoamérica. Julio A. del Río Reynaga considera que

es un atributo que se considera consubstancial de la información. Sin la objetividad no hay información, o desmedre ésta. La objetividad es la relación neutra que hace un periodista de un hecho o de una opinión sin que introduzca su comentario personal. Es, en suma, relatar con exactitud el objeto que se observa (1991: 47).  

En disconformidad con esta postura, el profesor Francisco Fattorrello está convencido que es un doble juego subjetivista, ya que hay que tomar muy en cuenta a la hora de hablar de esa “utopía llamada objetividad de la noticia”.

La interpretación como complemento subjetivo del promotor y la interpretación no menos subjetiva del receptor, es lo que hay que tomar en cuenta para estos casos, (y añade:) el fenómeno de la información resulta doblemente subjetivo si se tiene en cuenta que los sujetos opinantes son dos en el ámbito de la misma relación y percepción de lo que es el objeto de la información, como se ha visto. Esta subjetividad de las informaciones se repite hasta el infinito, puesto que el fenómeno de la información se renueva sin límites, es un sucederse continuo, ininterrumpido de relaciones. En esta subjetividad reside todo el valor de la información (Citado por Martínez Albertos, 1983: 57). 

En tal sentido, argumentamos que, en la práctica, no puede establecerse la objetividad, que depende en grado sumo de una interpretación de la realidad.

Se puede argumentar que la “interpretación periodística” está basada en lo que el medio propone, en la contextualización que se enmarca un hecho. Hay que considerar, además, que la tarea del periodista consiste principalmente en la manipulación lingüística del suceso, lo cual hace previsible que exista una interpretación manifiesta, que no es ingenua ni tampoco una relación “pura y simple”, sino que puede basarse en los siguientes aspectos:

Ø       El periodista escoge del hecho aquello que le resulte interesante remarcar.

Ø       Interpreta y traduce la unidad de acción y la enmarca en la noticia, seleccionando lo esencial en el leed (primer párrafo) y el título.

Ø       Trata de ambientar la información, utilizando los géneros del reportaje y la crónica, así como puede explicar o juzgar un acontecimiento (editorial, artículo, entre otros).

De este modo, se puede comprobar que una noticia puede ser analizada desde distintas ópticas. Aunque los medios puedan dar la misma información, difiere en su tratamiento. La objetividad de un hecho queda supeditada a la interpretación de la realidad que haga el periodista, en un doble juego de la subjetividad, por la manipulación de su estructura lingüística.

5.2.2. Método de interpretación de la realidad

En cuanto al método de la interpretación de la realidad, Lorenzo Gomis (1991: 35/47) enumera cinco supuestos a tener en cuenta para analizar un contenido periodístico, que permite estudiar al periodismo como una compleja estructura, a saber:

La realidad puede fragmentarse en períodos. El único período que se trata de interpretar es el actual, aunque puede valerse del pasado en una relación sincrónica no cronológica. Al unificar un período, el medio define el presente social.

La realidad puede fragmentarse en unidades completas e independientes (hechos), capaces de interpretarse en forma de textos breves y autónomos (noticias).

La realidad interpretada se asimila en tiempos variables por un público homogéneo.

La realidad interpretada debe encajar en un espacio (periódico) o tiempo (programación de radio y televisión) dados.

Para que el público capte la realidad y tome parte en ella, los medios se valen de una gama de filtros o formas convencionales (géneros periodísticos) que van de la información al comentario polémico.

En este contexto, el medio también se expresa mediante una ideología, en la forma de presentación del discurso y en la política editorial que sustenta.

5.2.3. Clasificación de la ideología

Los medios gráficos no están ausentes de la vinculación ideológica; no son neutrales, sino que participan activamente en la formación de la opinión pública, de acuerdo con su grado de incidencia en la sociedad tanto en forma vertical como horizontal.

Una de las connotaciones de más peso cuando se estudia un grupo editor, son los intereses a los que está ligado, ya sea que el grupo esté comprometido ideológicamente por razones comerciales, culturales, artísticas, políticas o religiosas (Martínez Valle, 1997: 83) 

José A. León (1996: 122) considera importante reconocer que detrás de cada empresa periodística existen grupos financieros “quienes controlan la información” con el propósito de “crear” una “opinión pública favorable”, los que tratan de imponer un modelo de sociedad acorde con el sistema ideológico que definen los aspectos sociales y políticos.

Hay que considerar, además, los sistemas publicitarios, respaldados por grupos económicos privados y públicos que ejercen cierta presión e inciden notablemente en lo que se publica, ya que de la publicidad dependerá el sustento económico del medio.

Su objetivo principal es informar y persuadir a los lectores para adquirir los productos y servicios anunciados. En algunos casos un lector crítico puede detectar asociaciones tendenciosas entre la publicidad y las noticias recogidas en el informativo, así como publicidad encubierta, como podría ser la utilización en el deporte de determinadas marcas de productos (León, 1996: 123).

5.2.4. Modelos de ideologías

Para comprender dicha influencia, es necesario analizar los modelos de ideología, que se pueden representar de acuerdo con el siguiente esquema:

²            Moderada: Establece una participación activa que se convalida mediante una opinión equilibrada, analizando con cautela los aspectos positivos y negativos de los hechos sociales, políticos, culturales, etcétera.

²            Criteriosa: Se muestran disconformes con casi todo lo que ocurre y proyectan su opinión en una crítica que puede ser moderada, o bien, a ultranza.

²            Sensacionalista: Los juicios de valor reflejados en su opinión pueden ser extremos, apocalípticos, con cierto desdén o meramente publicitarios. La finalidad es llamar la atención.

²            Oficialista: La opinión no es constructiva, sino que lleva implícito un halago reiterado y constante al régimen político de turno.

²            Elitista: Muestra una marcada tendencia que se sustrae a ideas conservadoras, en especial, las que se ven favorecidas por un determinado régimen capitalista.

²            Partidista: Responde a las bases ideológicas de un partido opositor o de algún sector político que tiene poca participación. En algunos casos, la opinión no es relevante y se transforma en una mera especulación.

²            Populista: Centra su atención en la representatividad de la fuerza popular y mantiene ideales con fuertes convicciones.

²            Arribista: Intenta influir en la opinión pública con una fuerza de choque, enraizada en una tendencia hacia el oportunismo o revancha política.

Para analizar el perfil de un diario, se debe tener en cuenta estos lineamientos, que no son puros, sino que pueden combinarse de acuerdo con el grado de participación. Es prioritario tener un criterio amplio al momento de establecer la ideología que representa.

5.2.5. Política editorial

La política editorial se relaciona directamente con la ideología que profesa el medio, el cual responde a los intereses de los grupos económicos. Es necesario remarcar que el análisis que se haga es subjetivo, para lo cual se necesita tener un conocimiento profundo, a fin de establecer de qué modo los mecanismos ideológicos actúan en el modelo de sociedad que se proyecte.

Este mecanismo estará consensuado mediante el contenido y la forma.

El contenido adquiere relevancia en tres fases analíticas interrelacionadas, entre las que se encuentran la opinión del diario que se manifiesta por el editorial, los artículos, columnas, así como también de la participación de los lectores a través de sus cartas; la jerarquización del contenido prevalece por lo que se destaca, incluye u omite, lo que puede corroborarse leyendo las distintas secciones y los suplementos; y la titulación es otro de los elementos distintivos, que subraya dicha influencia, ya sea en el modo en que aparecen seleccionadas las tipografías o el tamaño que ocupa el titular en cuanto a su disposición en columnas.

La forma periodística puede ejercitarse por medio del estilo que se emplea en el contenido puede tener afinidades con lo agresivo, trivial, serio, etc., cuyas formas no son “puras” ni neutras, sino intencionadas y aparecen mezcladas o separadas en distintos suplementos; y la modalidad visual tiene una incidencia directa con la diagramación. Lo que se muestra como elementos gráficos ejercen una notoria influencia en el lector para captar su atención de manera directa. El texto que aparece publicado debe evaluarse con respecto a la distribución de la publicidad, los espacios en blanco, las calidades del papel y la impresión, fotografías, etcétera.

En tal sentido, es dable destacar que

sólo el acceso a diferentes medios de comunicación, nos dará una visión plural de los diferentes enfoques, sobre cuya base formarnos una opinión crítica de la realidad. Éste es un aspecto crucial a tener en cuenta en el aula. No debe leerse un periódico sin tener conocimiento previo de su identidad, objetivos y enfoques informativos. También resulta importante para el lector crítico conocer la fuente de la noticia y el grado de fiabilidad que nos merece, sobre todo si conocemos las tendencias. La riqueza o pobreza de los enfoques ofrecidos por un periódico también viene marcada por las fuentes informativas que emplea. Así, las fuentes de información de un periódico nos indican su dependencia o independencia con respecto a otras interpretaciones de la realidad (León, 1996: 124).  

Este análisis dará como resultado que podamos constatar los distintos aspectos que permanecen ocultos y que se detectan mediante un análisis crítico para determinar cuáles son los elementos distintos, a fin de establecer de qué modo actúa la política editorial para enmascarar la realidad.

5.2.5. Perfil del lector

            Este enunciado teórico es un mapa geográfico de coordenadas que intenta incursionar en el ritual cotidiano con instrumentos de comunicación activa en la vida de relación. Sin descartar la presencia de distintos medios y niveles de transmisión, para los fines del presente ensayo, se analizará el perfil del lector de un diario:

·      El medio se masifica hacia un público heterogéneo en un amplio contexto en la selección previa de contenidos.

·      El lector centra su atención en todo aquello que el medio le ofrece: noticias, actualidad, cultura, entretenimientos, etc. Su mirada se focaliza en distintas secciones que guían su lectura. Ateniéndose al formato del diario, el lector podrá formarse un modelo mental para recorrer las páginas, el cual será efectivo cuanto más frecuente sea la lectura, y que las secciones tengan una mayor estabilidad.

·      La lectura no requiere de una experiencia estética previa, sino que se formula con un alcance ilimitado, de fácil comprensión en su estructuración lingüística.

·      El lenguaje periodístico cumple con normas básicas limitativas de enunciación.

·      El diario centra su atención en la noticia, sin descartar la opinión en dos grados de interpretación: por un lado, se establece el acontecimiento en un ámbito próximo (lugar, y las personas intervinientes); por el otro, sitúa al hecho como noticia y lo circunscribe a una realidad social. En este último caso, el lector conoce la realidad y la evalúa de acuerdo con la opinión manifiesta. “La interpretación de primer grado nos dice qué ha pasado: es descriptiva. La interpretación de segundo grado nos dice qué significa lo que ha pasado: es evaluativa” (Gomis, 1974: 13).

            En esta compleja trama, el lector toma conciencia de su rol, satisface sus expectativas informándose del suceso, tomando como “verdad” ciertos aspectos que provoquen en él un cambio. La dimensión persuasiva se apoya en distintas intenciones para la formulación de significados y la construcción de un argumento sólido para que resulte comprensible, creíble y se memorice. En otros casos, su indiferencia puede acentuarse, quedando al margen de su influencia persuasiva. De igual modo, esta actitud es una forma de reacción, esperada por el medio, debido a la selección expresa del contenido. De la influencia que ejercen los medios de comunicación, nadie está ajeno. Se hace imperioso convivir con los medios.

 

II.- TÉCNICAS INSTRUMENTALES

El aspecto técnico está conformado por normas que se establecen desde el ámbito gráfico para la aplicación de un método selectivo.

 

ESTRUCTURA GRÁFICA

La forma de presentación de un diario, periódico o revista depende de la gráfica. Incursionar en esta área implica tomar conciencia de los aspectos visuales y de la manera en que se estructura.

Dicho ordenamiento se establece a partir de la forma paratextual con sus componentes principales: análisis del titulado, la imagen periodística, la tira cómica (historieta) y la publicidad, a fin de organizar, como último paso, la diagramación.

 

1. PARATEXTO GRÁFICO

Paratexto (para = junto o al lado de y textum = texto) significa lo que rodea o acompaña al texto, es decir, una composición de elementos visuales, transformados en un dispositivo pragmático, que condicionan o predisponen al lector para organizar una lectura no lineal de un texto, a fin de construir o reconstruir el sentido.[2]

A partir de un estudio de Gérard Genette, Maite Alvarado sostiene que hay tres dimensiones de la naturaleza del paratexto: verbal, icónico y material. La verbal e icónica se las pueden fusionar debido a los casos de anfibología, ya que “tanto las ilustraciones y la gráfica como los elementos que se engloban en la composición ponen el acento en lo perceptivo” (Alvarado, 1994: 29). La dimensión material no es relevante, porque no añade significación alguna a los productos, tan sólo lo hace parte del medio.[3] Por tanto, la definición de paratexto queda reducida a la reunión de ciertos contenidos del discurso, cuyos límites son arbitrarios dada su naturaleza poliforma en la multiplicidad de sus elementos y funciones.

El paratexto gráfico es un sistema interpretado como la contracara del texto, cuyo modelo operacional es el libro, puesto que los formatos tienen como finalidad la de orientar “los esquemas receptivos y crear redes en función de las cuales tendrá sentido todo cuanto se lea a continuación” (Vandendorpe, 2003: 103).

Los paratextos cumplen diversas funciones en la materialización de un texto en libro, según la red social en la cual está destinado a circular. La socialización de un texto/libro depende, entonces, no solamente del texto mismo, sino también de su dispositivo paratextual, que actúa como un metadiscurso legitimador, pues, para existir, todo discurso necesita de un metadiscurso que le otorgue el reconocimiento. Se trata de “indicaciones metatextuales,” por el cual un texto comprende indicaciones más o menos codificadas que nos informan sobre lo que lo instituye como obra y como producto de intercambio entre un autor y un lector. Esas indicaciones desempeñan un rol, en la medida en que un mismo texto puede tomar múltiples formas.

Los paratextos se encargan de marcar los textos, es decir, distinguir unos textos frente a otros, y a éstos frente a otras producciones discursivas. Así, los paratextos constituyen un metadiscurso sobre el texto en la medida en que la circulación y la recepción de éste no se dejan jamás a su propia suerte, los cuales se insertan dentro del campo de significancia global del objeto/texto que llega hasta las manos del lector. Los paratextos, pues, no son neutros ni inocentes, sino elementos profundamente funcionales en la semiosis de los textos.

Entre el formato textual y gráfico existe una serie de correlaciones teóricas y metodológicas con relación a los textos, determinados por dos tipos de gramáticas:

A una gramática del texto[4] se debe agregar una gramática de la página que incluya todos los elementos no-textuales (pero plausibles de una interpretación textual) que guían y encauzan su lectura (Scolari, 2004: 210).

Del formato libro (cuyo modelo es la página mise en page), se pueden aplicar: tipografía, texto, portada, índice y formatos libres (bloques tipográficos, sombreados, epígrafes, etc.) para un análisis en la formulación texto/cotexto, ya que cada elemento puede

ser aislado, analizado y relacionado con otros, lo cual permite una multiplicación inagotable de los posibles juegos de significación. Tanto en el plano material como en el de las significaciones, el libro posee una “estructura hojaldrada”, para retomar la expresión de Gérard Hadad, y ésta da al lector posibilidades de elección que no pueden ofrecerle un filme ni ninguna otra forma de espectáculo (Vandendorpe, 2003: 80).

·          Figura/fondo: Reconocimiento formal de la escritura que incorpora el blanco como fondo y el negro en el trazado del texto (espacialización).

·          Formatos comunes: Identificación de fuentes, tamaño, efectos, subrayados, etcétera.

·          Colores: Selección de los modos aplicables de colores tanto los primarios como sustractivos en una combinación.

·          Textos independientes: Se incorporan como notas al pie o al final de página.

·          Formatos base: Comprende la distribución de textos de párrafo, columnas e inclusión de tablas (con o sin formatos).

·          Formatos especiales: Reconocimiento de las funciones que permiten establecer los niveles de títulos para organizar un índice.

·          Cuadros: Permite crear líneas independientes para resaltar el contenido del texto (en todo en parte), a modo de simulación virtual con colores sustractivos, con o sin formato. A su vez, se incorporan los bordes de páginas (externas) con trazos simples o artísticos.

·          Formatos libres: Colocación de figuras geométricas que contienen una estructura textual aplicables a gráficos, esquemas, etcétera.

·          Letra Capital: Escritura ornamental que abarca la primera letra de los textos, incorporados a dos o tres interlíneas.

·          Imagen: Un texto puede contener una imagen como parte integrante del discurso.[5]

Los elementos paratextuales proporcionan distintos tipos informaciones al lector: la adicional, como en las notas al pie; la orientativa que se considera previa a la lectura (tapas, contratapas, etc.); y la redundante que suelen ser textos repetitivos como los epígrafes de la ilustración. A su vez, el formato de diseño textual puede considerarse como un paratexto gráfico debido a que abarca la disposición del texto en el soporte, así como también los tipos y tamaños de letras. Otra de las funciones de los elementos paratextuales es la de colaborar en la actividad que implica el proceso de lectura. Iniciada la lectura, la información del paratexto permite establecer relaciones, al ofrecer representaciones de hechos y personajes pudiendo incluso brindar competencias lectoras a quienes no conocen la temática tratada.

Se puede realizar una lectura global del paratexto, aplicando como ejemplo la novela de Ítalo Calvino, El castillo de los destinos cruzados, ubicando los elementos referidos. Ítalo Calvino incluye como perspectiva argumental las cartas del Tarot Visconti, valiéndose de la imagen para reconstruir las historias, las que actúan como un dispositivo que acompaña al texto con la intención de asegurar su legibilidad y también la de ampliarlo hacia nuevas significaciones.

En tal sentido, conseguimos extraer las siguientes conclusiones: En primer lugar, las observaciones principales en cuanto a la ubicación del índice, la traducción (importantísima para muchos lectores, ya que a veces el texto original no se respeta y existen agregados impropios: neologismos, cambios de estilos arbitrarios, etc.), y la referencia del título, en este caso: El castillo de los destinos cruzados, que es sugestivo, metafórico y resume el tema central de la novela, estableciendo un punto geográfico con un aspecto psicológico: el destino. El lector, al indagar en el asunto y sondear sus propósitos iniciales, descubre una analogía simbólica entre las figuras de las cartas de Tarot Visconti y los narradores de la historia, la cual obedece a un hábil recurso metafórico: el destino de cada de uno de los oradores se identifica con las coordenadas de la distribución arbitraria de cartas y, en una relectura (global), a modo de síntesis, el narrador principal irá reconstruyendo su propia historia. En segundo término, el dato que corresponde a la edición: segunda, año 1995, Editorial Siruela. Es importante saber que en la edición original (italiana) los dibujos incluidos eran en colores, respetando la dimensión original de las cartas de Tarot; en cambio, en la edición económica de Siruela, los dibujos son en blanco y negro, cuyo formato posibilitó una nueva abstracción de contenidos y presentación, sustrayendo al lector a una nueva percepción.

Es justamente en lo gráfico donde la forma del texto asume ante los ojos del lector ese trayecto visual doblemente significativo, que le ayuda a construir hipótesis, jerarquizando la información, los grados de importancia y la comprensión de lo narrado, puesto que se “presenta no sólo como una ‘zona de transición’, sino también como lugar de ‘transacción’, el espacio privilegiado de una pragmática donde se articula un acción sobre el público” (Scolari, 2004: 102).

1.1 Estructura paratextual del diario

La estructura de las páginas de un diario depende del formato que elija cada empresa periodística, en el cual se ubica la información. La primera página es fundamental, ya que responde a las consignas de venta. El lector puede ser atraído por lo que se muestra.

Gracias a los avances tecnológicos en materia de computación, es posible analizar un contenido de formas que se diferencia del texto. La forma que se presenta el producto influye en la diagramación, la que es posible observar un continente gráfico. En la portada de un diario se encontraran los siguientes elementos:

 

En las páginas interiores, es posible diferenciar la distribución de noticias, publicidades, etc. También el paratexto influye notablemente en la lectura, ya que se encuentran los cuadros, títulos, líneas, fotografías, gráficos, variedad tipográfica, etcétera.

 

2. EL TITULADO

El título puede ser definido como la síntesis de una información en una idea clara y concisa. Constituye un referente principal para la diagramación de las páginas de un medio gráfico.

La redacción de un título no debe superar las 13 palabras. Cada una puede concentrar una idea que por sí misma tiene significación, para lo cual se debe evitar el empleo de un estilo publicitario, así como también las frases vacuas, cuyos ejemplos más característicos son: “el ilustre prócer”, “encarnizada lucha”, “encuentro de rivales”, etcétera.

En tal sentido, la titulación comprende dos principios esenciales: formulación técnica: Todo título debe contener una síntesis precisa del texto a publicar, y expresión artística: Este aspecto no debe confundirse con un aditamento de lo bello o galante, sino que comprende la búsqueda de las palabras adecuadas, justas y necesarias.

2.1. Política editorial

Un título no es una expresión ingenua o banal, sino que, más bien, se corresponde con la ideología que profesa el medio. Este punto es fundamental para entender que la titulación cumple con las siguientes funciones: despertar el interés del lector para incitar a la lectura del texto; anunciar y sintetizar la información; la manera de titular del medio es siempre una forma de interpretar un acontecimiento; y el grado de importancia que le da el medio a la noticia es a través de la presentación gráfica por el tamaño y tipo de letras empleados.

Por su aspecto político, los titulares pueden clasificarse en:

-         Moderado: Se trata de títulos informativos.

-         Medio: Procura establecer un equilibrio entre lo moderado y el sensacionalismo, a fin de captar la atención del lector.

-         Sensacionalista: Busca llamar la atención por medio del impacto.

2.2. Tipología básica

No todos los medios pueden titular de la misma forma una noticia o cualquier otra información. Esto puede corroborarse fácilmente leyendo varios diarios o uno sólo para establecer sus diferencias en las distintas secciones.

Si bien puede existir una lista indefinida de títulos, sólo son meras interpretaciones de acuerdo con la política editorial, pero es posible referirse a la titulación como una formulación técnica, en la que se presentan cuatro tipologías básicas:

-         Expresiva: No aporta información, sino que trata de captar la atención por medio de palabras sueltas, acompañada de signos ortográficos. Es utilizado con frecuencia en la prensa deportiva. Ejemplo: “¡Lloran los gallinas…!”

-         Apelativa: Se emplean con frecuencia en la prensa sensacionalista, las revistas del corazón o de sucesos. Trata de remarcar algún aspecto de la noticia con espectacularidad. Ejemplos: “Pablo Echarry, muy emocionado, dijo que va a ser papá”; “asalto a un banco con matices de triller”, etcétera.

-         Temática o simplificada: No aportan datos extras a la información publicada. Se lo utiliza para las pequeñas noticias o editoriales, artículos breves, etc. Ejemplo: “La crisis económica”.

-         Informativa: Es la más frecuente, ya que establece una relación entre el sujeto, la acción y las consecuencias. Se emplea el tiempo verbal presente para dar una mayor inmediatez a la noticia.

2.3. Elementos de un titular

Los elementos que consta un titular se basan en:

-         Título principal: Se corresponde con una tipología básica.

-         Volanta o antetítulo: Se lo coloca en la línea anterior al título. Ayuda a subdividirlo para que el lector pueda comprender mejor el tema.

-         Bajada o subtítulo: Se lo coloca inmediatamente debajo del título con el fin de ampliar su concepto.

-         Copete: Es un resumen de la información que incluyen algunos elementos más que el título.

-         Títulos interiores o negritas: Ofrecen otros datos de los que aporta el título principal para explicar mejor el contenido que se lee.

2.4. Formato de títulos

Dado el interés o importancia de la información, se determina la extensión del título, el tamaño de las letras y la variedad tipográfica. Con respecto a su ubicación y tamaño, las noticias pueden ser relevantes por sus titulares, que corresponden:

A)    PRIMERA PLANA

De acuerdo con el tamaño de las letras, se pueden clasificar en:

1)      Apertura plena: Está reservado para las noticias de mayor importancia. Se usa una tipografía normal con un título informativo.

2)      Catastrófico: Se utiliza un cuerpo tipográfico sumamente grande y de color negro para remarcar aquellos hechos graves o de emergencias: catástrofes, guerras, revoluciones, etcétera.

3)      Sensacionalista: Se manejan tipografías poco convencionales para dar un impacto visual, a modo de graffiti, o bien, un desorden tipográfico: inversión de letras, espejados, doble subrayado, etcétera.

B)     DIAGRAMACIÓN BÁSICA INTERIOR

Para la diagramación de títulos interiores, existen diversas posibilidades. Las más comunes son:

Ø           Una sola línea

Homenaje a Jorge Luis Borges

Ø           Alineado (izquierda o derecha)

Despierta el auge

del turismo regional

Ø           Pirámide normal

Hubo acuerdo

entre las dos CGT

Ø           Pirámide invertida

El presidente de la República

firmó acuerdos con China

2.5. Títulos anexos

Otra variedad de títulos que pueden contener una página se establecen desde una formulación paratextual, de acuerdo con el siguiente ordenamiento:

-         Invariables: Corresponde a una información sumaria, repetitiva en toda la diagramación del diario, como ser: el número de página, secciones, etcétera.

-         Marca comercial: Se utiliza con frecuencia una tipografía específica e invariable para el nombre del diario. En la primera página aparecerá en letras volubles, mientras que en las interiores, un tamaño moderado. El logotipo[6] se corresponde con una norma gráfica, de acuerdo con la siguiente clasificación:

o           Tradicional: Se utilizan letras mayúscula y minúsculas, a veces, acompañado del isotipo.[7] Ejemplo: Clarín.

o           Versales: El texto se escribe tanto en mayúscula como minúscula y luego se le incorpora como efecto: versales, que permite ver el texto en mayúscula con tipos diferenciados. Ejemplo: LA NUEVA PROVINCIA.

o           Mayúscula: El cuerpo del texto se escribe con mayúsculas, de cuerpo grueso, acompañado de un efecto del color. Ejemplo: RÍO NEGRO.

o           Cursiva: Todo el texto se remarca en cursiva. Ejemplo: crónica.

o           Minúscula: Existe una tendencia al incorporar los nombres en minúscula, para lo cual puede ser aceptada como una marca distintiva. Ejemplo: pymes (Revista).

o           Distributiva: Distintos logos pueden constituirse en una pieza creativa. Generalmente, en las revistas, se utiliza la forma distributiva para el armado del título en vertical (TXT), u horizontal, (muy INTERESANTE. Una combinación entre minúscula y mayúscula, en donde se alinea “muy” como cabecera y debajo “INTERESANTE”, distribuido en todo el espacio).

-         Epígrafes: Son las notas que se colocan a un costado o debajo de la fotografía publicada. Se pueden clasificar en: enunciativos que indica sólo el nombre de la persona fotografiada; y descriptivos, enumerándose un pequeño texto con detalles anexos, o bien, la integración de citas textuales.

-         Pie de autor: En algunos artículos o escritos de corresponsales, es necesario agregar el nombre del autor y al finalizar el artículo, una breve reseña biográfica.

-         Notas al pie: En artículos de diarios o revistas, el autor de un trabajo escribe notas aclaratorias o bibliográficas, para lo cual se reseñan al final del escrito. Cada una lleva el mismo ordenamiento que las formas tradicionales, es decir, un número identificatorio y el cuerpo de la nota con una tipografía distinta a la que se utiliza para el texto base.

2.6. Redacción de títulos

Los títulos deben ser redactados respetando la sintaxis. Para abreviar una frase, se puede omitir alguna palabra (artículo, preferentemente, pero no las vocales). Se pueden construir elipsis verbales (Ej. dijo) con la incorporación de los dos puntos. En todos los casos, no se debe forzar su construcción ni tampoco cortar la unidad ideológica en la línea. Ejemplo:

Uso incorrecto:

El gobierno bonaerense mejora

su oferta salarial para

los empleados estatales

Uso correcto:

El gobierno bonaerense mejora su oferta salarial

para los empleados estatales

Como se ha podido apreciar, la titulación es un tema a tener en cuenta tanto en la lectura del diario como en la escritura. En todos los casos, se debe analizar su estructura, debido a que en este ordenamiento es posible hallar una intencionalidad (política editorial) para captar la atención del lector.

Al saber las normas gráficas, es posible analizar la correcta aplicación, así como también la distribución paratextual, es decir, prestar atención en aquellos elementos que puedan pasar inadvertidos, pero que en esencia conllevan una interpretación lectora distinta.

 

3. PARATEXTO DE LA IMAGEN

En el ámbito de la gráfica, es posible identificar distintos elementos como privilegio de un espacio. Al contenido textual, se le pueden incluir objetos: imágenes, dibujos, gráficos, esquemas y tablas, lo cual hace posible enmarcarlo en un paratexto icónico o de la imagen.

Charles S. Pierce considera que tanto los íconos como las pinturas son representaciones y, de igual modo, la aplicación de este concepto es válido para los diagramas, “aun cuando no hubiere parecido sensorial entre él y su objeto, y hubiera solamente una analogía entre las respectivas relaciones de las partes de cada uno” (1986: 49).

Podemos determinar como característica básica que la imagen

no tiene sintaxis ni gramática, una imagen no es contradictoria ni imposible, ni verdadera ni falsa. La imagen no sabe matizar ni transmitir la duda, que en ella se hace certidumbre, aún a pesar de su polisemia natural. Es poco dada a la retórica y a los juegos de la dialéctica, aunque muchas veces sea ambigua. Una imagen tiende a mostrar más que a decir o analizar. Por este motivo puede considerarse más como un complemento que como un sustituto del lenguaje verbal; del cual, por otro lado, es habitual que la imagen se sirva para facilitar su comprensión o interpretación (Levis, 1999: 150).

El criterio “imagen” puede referirse tanto a un dibujo como a una fotografía, pero debemos diferenciarlos no sólo por una comprobación visual, sino por sus elementos constitutivos.

Un dibujo es, por analogía, una representación de líneas que forman figuras dotadas de un valor artístico, que pueden estar cargados de un significado al recrear una acción o representar un símbolo. El dibujo está compuesto por líneas finas o gruesas de distintas formas: curvas, quebradas y discontinuas corporeizadas en una imagen que, a simple vista, es verificada por el lector. Lo que caracteriza su existencia es la perspectiva, que sitúa al observador en un mundo similar al que conoce y, también, se puede contar con la variante de un dibujo sin perspectiva (aperspectivista), quedando reducidos sus rasgos a simples planos.

La fotografía, en cambio, es una imagen captada de la realidad, por medio de un proceso mecánico y psicoquímico que recoge trazos luminosos, el cual adquiere una significación expresa a través de un juego dialéctico establecido entre el productor y el observador.

 La imagen visual es recreada en tres dimensiones: las del plano (x–y) y las del color z (del blanco al negro). El objetivo de la gráfica es relacionar las tres variables, a fin de utilizar ese poder de captación en un mismo instante, en un proceso gráfico que “consiste en transcribir cada componente de la información mediante una variante visual, de tal modo que la construcción sea conforme a la imagen natural” (Alvarado, 1994: 44). La imagen constituye una construcción que tiende hacia la abstracción, simplifica la comprensión de demostraciones complejas, proporciona una experiencia semiconcreta más accesible que el lenguaje simbólico de las palabras, motiva, estimula la libre expresión y la imaginación, a partir de una representación de la realidad.

Tanto en el dibujo como en la fotografía logramos utilizar el color para distintos fines. El dibujo recrea una silueta de representación tonal, mientras que, en la fotografía, se captan en la toma mediante la aplicación de la luz (natural o artificial). Para los dibujos en blanco y negro, se manejan un juego de sombras, mientras que para las fotos, es una visión cromática que se establece a partir de pigmentos degradados en la gama de grises (efecto refractario).

Siguiendo estos lineamientos, desde la semiótica, se estudian los componentes sígnicos de una imagen conformados por dos concepciones: simetría y asimetría.

La simetría es una focalización en la que puede verse claramente en una imagen el equilibrio entre la línea de horizonte y la ubicación del objeto, ocupando su centro. La asimetría, en cambio, se establece por la carencia de las formas con relación al eje central como en los signos, símbolos y alegorías,[8] así como también en las marcas comerciales,[9] a fin de asignarles un grado de representación para entender las funciones que cumplen los ornamentos y las formas integradoras de sus elementos en el conjunto.

Desde la semiótica, se estudia a la imagen mediante la “teoría de la significación”, incluyendo “los sistemas culturales actualizados de la representación”. Una imagen no puede representarse en forma aislada, es decir, como objeto, sino a través de las “operaciones materiales, perceptivas y reglas gráficas y tecnológicas”, en la que se le confiere a la “materialidad” una “relación directa con la representación”. De este modo, la imagen puede ser analizada desde una “función semiótica”, en la que se establece:

La correlación entre las sustancias de la expresión (colores y espacios) y las formas de la expresión (la configuración iconográfica de cosas o personas) y se relacionan con las sustancias del contenido (contenido cultural propiamente dicho) y las formas del contenido (las estructuras semánticas de la imagen) (Vilches, 1990: 28).

Con respecto a la iconocidad, la imagen puede sufrir variantes de significación. Román Gubern, en tal sentido, establece cuatro categorías: no figurativas, simbólicas, figurativas y realistas.

Las no figurativas o abstractas son estéticas (las de decoración, tapices, etc.). Las simbólicas o gráficas “utilizan símbolos y modelos codificados, para representar diagramas, gráficos o esquemas que expresan informaciones cuantitativas, topológicas, estructurales, etc.”. Las figurativas “representan de un modo esquemático, simplificado o estilizado de elementos reconocibles que pertenecen al mundo real (utilizadas sobre todo en ingeniería)”. Y las realistas reproducen lo real de un objeto representado (1991: 83).

3.1. Modelo paratextual

El modelo paratextual de la imagen es la visión exterior de un cuadro con sus componentes analógicos, en los que se observan:

-          Marco: Objeto ajustado a un determinado plano.

-          Temática: Comprende la temática abordada por el dibujante (intencionalidad) o del fotógrafo al momento de realizar la toma.

-          Color: Aparte de los colores tradicionales y cibernéticos, se utilizan los modos de pintura, interactivos y rellenos.

-          Visión en perspectiva: El lector puede verificar los elementos tradicionales: puntos de fuga, iluminación, ángulo, etcétera.

-          Visión aperspectivista: Creación de objetos superpuestos con formas y combinaciones arbitrarias.

-          Figura-fondo: Por contraste, los objetos quedan definidos como centrales y periféricos. En las fotos blanco/negro, la presencia de la luz remarca este efecto visual.

-          Collage: Superposición de elementos en un orden complejo, a modo de ilustración, lo cual conforma una imagen descriptiva –un estilo de figuración precisa– para marcar detalles caracterizadores: la imagen comenta una significación.

-          Retoque: En las revistas, libros y algunas tapas de diarios, puede usarse el recurso del retoque fotográfico como la inversión, sustracción, deformación, etcétera.

3.2. Fotografía periodística

La fotografía puede ser conceptualizada por su aspecto técnico.

Es un trazo visible reproducido por un proceso mecánico y psicoquímico de un universo preexistente, pero no adquiere significación sino por el juego dialéctico entre un productor y un observador (Vilches, 1990: 14).  

A su vez, se pueden hacer ciertas distinciones entre la fotografía artística y la periodística.

La fotografía artística es la que se logra mediante la puesta en escena de una temática determinada. Es elaborada con un propósito y se establece en un orden de recreación visual estético.

En cambio, la fotografía periodística, puede tener un punto de vista diferente. Importa remarcar el hecho acontecido: incendio, terremoto, etc., o bien, determinar un dato: la ubicación de un lugar en el que ocurrió un robo, por ejemplo. No hay poses ni una preparación previa del lugar. La toma puede coincidir en el momento preciso, como las imágenes de los jugadores en una cancha de fútbol, o bien, son planos generales de un lugar para que el lector pueda tener una ubicación precisa. No existen retoques fotográficos que pueden hacerse por computadora ni cualquier otro agregado para falsear su contenido.

En tal sentido, Lorenzo Vilches destaca que la foto periodística es un relato visual que

narra acciones desempeñadas por personajes o sufridas por ellos, muestra espacios donde son narradas esas acciones, al mismo tiempo que muestra también el tiempo al que pertenece lo narrado. Finalmente, toda foto es narrada a alguien, es decir, al lector. Y por esta razón una foto se hace con una cierta intencionalidad, al mismo tiempo que se tienen en cuenta las capacidades perceptivas y de comprensión del receptor […] La narración visual puede organizarse en forma paralela a la narración escrita de una noticia, o bien en forma contradictoria a ella, o finalmente, en forma neutral. Dado que la imagen puede tener una existencia autónoma respecto del texto escrito (por ser ella un tipo particular de texto), una noticia puede venir “acompañada” por una fotografía irrelevante, o al contrario, la fotografía puede ser más rica en contenidos informativos que la noticia escrita. Una foto, en cambio, puede ser contradictoria con la noticia por error (con lo que tenemos un caso de simple responsabilidad sintáctica entre ambos medios), o bien, porque lo que se narra en un caso no responde a los contenidos del otro (un caso frecuente es la atribución de responsabilidad criminal a una persona inocente o cuando se describen acciones y se muestran otras, etc.). En la narración visual se habrá de distinguir, en consecuencia, el rol de la función que desempeñan los personajes y toda incoherencia entre ambos elementos servirá para distorsionar su lectura lineal del hecho noticioso. Sin embargo, el efecto distorsionador redundará en su enriquecimiento de la ambigüedad de la lectura, provocando el interés del lector por un aspecto de contenido que escapa a la simple información (Vilches, 1987: 80/1).  

A su vez, las fotografías se pueden calificar de acuerdo con el grado de expresión, pudiéndose establecer:

-        Fotografía documento: Logra captar un mensaje a través de contenidos significativos, es decir, un aspecto de la realidad: objetos, retratos, paisajes, etcétera.

-        Fotografía forma: Tiene como objetivo captar la belleza formal, en un equilibrio de formas, sin que represente la realidad.

-        Fotografía opinión: Expresa claramente una idea que se traduce en un contenido ideológico, es decir, un pensamiento que soslaya una toma de posición sobre algo que se quiera remarcar.

-        Fotografía simbólica: El contenido visual puede estar representado por una alusión a lo real, pero su estructura puede ir más allá de una interpretación formal.

3.3. Fotografías de revistas

Las fotos publicadas en un diario difieren sustancialmente de aquellas presentadas en las revistas.

El tratamiento técnico que se emplea para la revista dependerá en grado sumo de la información que se publica. Si es de actualidad, recurrirá a las fotos periodísticas, pero con un ligero retoque en la luminosidad o acentuación del color; en cambio, si es de chimentos, por ejemplo, la foto es artística. En este último caso, importa destacar la figura de los personajes famosos, esbeltos, elegantes, con buen porte y distinción, y el recurso empleado concuerda con la información que brinda el medio.

Para las tapas, el recorte de la silueta, o bien, la inclusión de varias tomas en un mismo espacio es una decisión del ilustrador y de la política editorial.

3.4. Lectura de la imagen

En una cultura como la nuestra, la lectura de un texto está linealmente orientada (de izquierda a derecha). Sin embargo, la percepción de una imagen, aún si no es forzosamente aleatoria, no obedece a unas reglas tan claras como las de la lectura. El sentido que se le da a una imagen es el resultado de un itinerario de lectura que se basa en el descubrimiento y la asociación de signos visuales diseminados, discontinuos.

Independientemente del contenido del texto que lo rodea, el sentido que toma una imagen depende, por una parte, de su organización interna (el objeto presente, la composición, los colores, los contrastes) y, por la otra, de su situación con relación al contexto de la página (talla, presencia o ausencia de otras imágenes, disposición), variables que dependen también, como el texto del lector, de la memoria, la cultura y del imaginario. La imagen es, en efecto, un medio de comunicación que supone un destinatario, y un mínimo de referencias comunes para poder organizar una lectura.

La lectura de una imagen puede contener múltiples significados. El método más utilizado, tanto en las fotografías como las imágenes dibujadas, es reconocer sus elementos principales: denotación, connotación y paratextualidad.

La denotación es aquello que informa, el qué de la imagen. Se lo puede observar a simple vista, es decir, lo que se muestra como objeto de acción, ya que los elementos que presentan se enmarcan en un limitado análisis de contenidos explícitos. En el sentido denotado que introduce el código de percepción, las formas (yo percibo), el código de representación analógico (yo reconozco) y el código de nominación (yo nombro), se sobreponen, se proyectan las significaciones suplementarias que resultan de la educación y de la cultura: es el sentido connotado.

La connotación es el modo de representación de las ideas, y el lector se sustrae a una interpretación personal del contenido que se muestra: intencionalidad, detalles observados, recorrido visual, etc.; es de carácter subjetivo, ya que establece el cómo de la imagen, lo que expresa: Aspectos sensoriales, afectivos o sociales.

La paratextualidad, en cambio, ayuda al lector a situar la pertinencia estructurada en cuanto a formas implícitas y la ubicación de los objetos, así como también la identificación de la luz y el color.

La experiencia de ver se transforma en un “acto”, por el cual es posible lograr una conceptualización real, es decir, un lector se configura a partir de la capacidad para interpretar la convergencia de signos explícitos e implícitos en ese campo visual.

Ezequiel Ander-Egg considera que hay que tomar los siguientes recaudos para aprender a analizar una imagen:

Primero haciendo un vagabundeo sobre la imagen; después hacer una lectura denotativa (¿qué es lo que hay?); pueden estudiarse también los aspectos técnicos de la imagen (paratexto); y, por último, hacer una lectura connotativa (¿qué connotaciones tiene?) (1992: 66).  

De este modo, se puede apreciar que un estudio de la imagen es complejo y requiere de un conocimiento expreso del lector.

 

4. TIRAS EN LOS DIARIOS

Las tiras de los diarios pueden ser clasificadas como viñetas unitarias. Se diferencian de la historieta, precisamente, por su extensión, siendo de entre 1 a 6 cuadros “colocados correlativamente, de izquierda a derecha, yuxtapuestas y en la misma línea, como una franja o banda” (De Laiglesia, 1964: 32).

La tira de historieta más breve corresponde a una sola viñeta, cuya unidad es el chiste. “El chiste es una instantánea, un flash de humor, que capta una situación única, un retazo de diálogo, una chispa estética (De Laiglesia, 1964: 32).

El argumento de la tira es breve y, a veces, sólo hace falta un contraste de tiempo o lugar, creando en el lector, en cada plano, la sensación de un momento distinto.

4.1. Clasificación

Por su brevedad, pueden clasificarse en:

²            Anecdotaria: Es la escenificación de un acontecimiento de la vida cotidiana.

²            Crítica: Se establece mediante un argumento de tipo ideológico, que interpreta la realidad desde un punto de vista sarcástico.

²            Política: Refleja el ámbito propio de la política. En las viñetas se representa un aspecto de la realidad que se enmarca en un postura crítica, que puede ser moderada o extrema. También el chiste, en muchos ámbitos, puede llegar a convertirse en una muestra del periodismo de opinión, un verdadero comentario de la realidad o en una crítica que se puede hacer efectiva cuanto mejor esté logrado el chiste.[10]

4.2. Breve historia

En el siglo XVIII, con el auge de la imprenta, aparecen las caricaturas y con ello la evolución del dibujo fue significativo. William Hoggarth fue el primero que pasa a la inmortalidad, seguido por Tomas Rowlandson y George Gruikahank, entre otros. El 18 de noviembre de 1894, en el Sundy World de New York aparece la primera historieta. Su creador fue Richard F. Outcault y su título fue The origen of a new species “El origen de la nueva especie”. En 1895, este mismo autor crea un personaje central en la historieta: Yellow Kid (un niño con una bata amarilla) que va a identificar a la prensa amarilla.

Jorge B. Rivera, en su obra Panorama de la Historieta en la Argentina, hace mención a la evolución de las tiras aparecidas en los diarios que hicieron “escuela” o “historia”. En los diarios argentinos, recién para la década del 20 La Nación decide publicar por primera vez una historieta: Bringing Up Father, una típica tira “familiar” creada en 1912 por el dibujante norteamericano George Mc. Manus. Para mediados de la década del ´20 y ´30, Crítica será el periódico para el desarrollo de tiras nacionales y extranjeras, que permitió captar y mantener el interés consumista de numerosos lectores, gracias al apoyo de una tecnología gráfica que, para 1927, le permitía imprimir a cuatro colores.

            La reina de todas las historietas aparecidas en los diarios es Mafalda, la hija de Quino (Juan Salvador Lavado). Es para muchos la gran inspiración. Ha hecho una importante escuela dentro del ámbito gráfico, difícil de superar. Sus críticas y consejos siguen dando que hablar. Mafalda hizo su debut oficial el 9 de setiembre de 1964 en el Diario Primera Plana, en donde se publicó hasta el 9 de marzo de 1965.

4.3. Paratexto de la historieta

El paratexto de la historieta queda establecido por los siguientes elementos:

Ø       Viñetas: Es el recuadro en donde se representa la escena.

Ø       Globos: Es el lugar donde aparece enmarcando los diálogos, que describe al personaje que habla.

Ø       Cabeceras: Identifican al nombre de la historieta, el autor, entre otros datos accesorios.

Ø       Intercalados: Es un auxiliar muy eficaz para el guionista de una viñeta de montaje largo.

Ø       Didascalias: Son recuadros en que aparecen a un costado del plano y marcan el paso temporal o cambio de ambiente.

Ø       Onomatopeyas: Es toda voz o grupos de voces que imitan un sonido de cualquier naturaleza: gritos, exclamaciones, interjecciones, ruidos, etc., de un modo más o menos perfecto.

4.4. Estructura analítica

Para analizar las tiras, se recurre al lenguaje historietista, en el que se pueden diferenciar dos aspectos: el discurso y los elementos narrativos.

²            Discurso

Desde el punto de vista semiótico, la historieta (cómic) presenta un discurso abierto de significantes: un conjunto de signos que, reunidos, alcanzan distintos grados de significación.

Al analizar una viñeta se verifica en su estructura una yuxtaposición entre un lenguaje de palabras y uno de imágenes, que produce múltiples significados. Cada elemento (palabra-imagen) es una comunicación unilateral.

            El estilo que predomina en el cómic es el directo, encontrándose excluidas las apoyaturas introductorias: dijo, preguntó, etc. El monólogo interior, que aparece en muchas ocasiones, se incorpora en el interior de los globos.

            La representación de la profundidad espacial, en una viñeta, estará conformada por el uso de la perspectiva. Cada imagen, al ser reproducida con un concepto renacentista –perspectiva de profundidad y aérea–, permite “situar” la escena y leer su enunciado de una manera tradicional. La espacialidad se logra copiando los movimientos de una realidad circundante.

            La ausencia de perspectiva contribuye a crear un ámbito de posibles interpretaciones de acuerdo con lo que el autor quiera expresar. El dibujo, al presentarse de esta manera, comprime al máximo sus elementos: una figura plana, con múltiples significados. La ausencia de fondo es casi completa; los objetos se sitúan en forma alineada al plano de representación, ya que están inmediatamente cerca o superpuestos entre sí. Su uso es arbitrario. Lo que se intenta reflejar es un contenido psicológico de los personajes y, al margen de la “actuación”, una espacialidad difusa, pero precisa.

            La historieta se diferencia de otras narraciones, precisamente, porque cuenta con un personaje (héroe) que vive situaciones en historias seriadas o unitarias. Pueden ser figuras humanas estilizadas (Superman) o con rasgos caricaturescos en sus facciones y caracteres humanos definidos (Mafalda).

            La caricatura muestra una situación ridícula al ironizar las situaciones. El humorismo también se ve reflejado en sus cánones, porque están dadas las condiciones para decir de una sola vez aquellas escenificaciones que en la imagen realista no se da.

²            Elementos narrativos

El análisis técnico de la historieta puede quedar conformado por los siguientes elementos: guión, planos, representación del tiempo, movimientos interactivos, expresiones teatrales, duración, encuadre, angulación, salto temporal, montaje y ritmo.

²            Guión: Toda historieta posee un guión, que puede ser definido como “el relato escrito expresamente para ser realizado en forma de historieta” (De Laiglesia, 1964: 17). El guión cumple varias funciones, entre ellas, la de poner en orden la secuencias y determinar la duración de la historieta.

²            Planos: Se llama plano a las escenas que son representadas en el cuadro o viñetas. Se determinan siguiendo una terminología cinematográfica, para lo cual enumeraremos los principales:

Plano general largo (PGL): La imagen presenta una escena o paisaje en donde todos los objetos tienen la misma importancia.

Plano general corto (PGC): En la escena, puede reconocerse el sujeto, pero predomina el ambiente.

Plano conjunto (PC): Se destaca la presencia de dos sujetos, pero la escenografía se traslada a segundo término.

Plano medio (PM): El o los personaje/s aparecen dibujados casi hasta la cintura.

Primer plano (PP): Aparece sólo el rostro del personaje y sirve para resaltar al máximo su expresión.

Plano detalle (PD): Se aplica cuando se quiera remarcar un detalle del objeto representado.

²            Representación del tiempo: Lo que determina el movimiento en la historieta es su narración, la que queda plasmada en un tiempo representado por la imagen. La imagen de una viñeta es acción. Puede estar escenificada por una repetición de movimientos, un antes y un después, en la misma figura. Esto conforma un conectivo temporal que logra crear este efecto.

²            Movimientos interactivos: Los movimientos interactivos (temblequeos) pueden representarse en una secuencia dinámica que produce sensaciones de miedo, el alejamiento del personaje (movimiento con disposición de tiempo), y el de un tiempo representado y narrado. En tales circunstancias, no sólo dependerá de la distribución de los elementos en la viñeta, sino de su continuidad con la siguiente.

²            Expresiones teatrales: Los gestos y las palabras encarnan una preceptualización análoga de las expresiones teatrales: ira, fatiga, estupor, sorpresa, etc. Los diálogos, introducidos en los globos, representan un sistema lingüístico insertado en uno visual, que permite la comprensión de la escena. La ausencia de palabras (escenas mudas) no ofrece mayores problemas de comprensión.

²            Duración: Se manifiesta una temporalidad sugerida en una sucesión de espacios que se deben configurar como “ya realizados”, el que queda remarcado por el uso de didascalias (separadores), que ofrecen al lector un cambio de ambiente.

²            Encuadre: El encuadre determina la disposición del sujeto en el cuadro, para lo cual se obtienen:

Central: El sujeto ocupa el centro de la imagen.

Simétrico: Es idéntico al anterior, pero en vez de un sujeto hay dos.

Asimétrico: Se ubica al sujeto en un ángulo de la imagen o hacia uno de los lados.

En diagonal: La imagen se encuentra inclinada con relación a la línea de horizonte.

²            Angulación: Determina como se muestra una escena, teniendo en cuenta la altura de nuestros ojos, para lo cual hallamos:

Normal: La escena se muestra desde la altura normal.

De arriba: Desde una altura mayor (empequeñece y humilla).

De abajo: Desde una altura menor (engrandece y dignifica).

²            Salto temporal: El salto temporal puede estar representado en una sola viñeta. La continuidad de la historia por diálogos proporciona un corte (invisible) que no imposibilita su lectura.

²            Montaje: Es la descomposición de la acción en momentos por una combinación de planos.

²            Ritmo: El ritmo de las imágenes se desarrolla en forma rápida y la acción, imaginariamente, con el desplazamiento de los personajes, ambientación y todo aquello que implique movimiento, incluidos sus nexos.

4.5. Lectura (compostum mixtum)

La lectura de la historieta se vale específicamente del análisis que puede hacerse de los elementos paratextuales que la componen y la estructura analítica (discurso y elementos narrativos).

El paratexto ayuda al lector a identificar los elementos que configuran la escena, a fin de interpretar el modo en que presenta su estructura.

Lo discursivo ofrece como alternativa la de hallar aquellos elementos expuestos de interpretación y los narrativos al situar el contenido en una interpretación análoga de significantes.

Esta combinación integral posibilita que una viñeta puede ser leída como un mosaico, en la que se puede identificar un argumento breve, pero conciso, en una estructura en la que se plantean una situación, un breve interrogante y el remate (resolución). Todas las sensaciones son percibidas visualmente; el lector las ordenará de acuerdo con su percepción, reintroduciendo una duración aunque no esté presente.

En caso de que la situación se desarrolle en un cuadro, puede existir un diálogo superpuesto, que será leído de manera expresiva, es decir, saltando de un globo por vez hasta completar la narración, como un intercambio de preguntas y respuestas. Estos movimientos, percibidos como reales, permiten una eficaz e inmediata comunicación.

Para las viñetas mudas, el encuadre dará el impacto visual y la decodificación paratextual de los elementos, la secuencia interpretativa. Se comienza leyendo un cartel, o bien, el título de la viñeta para continuar observando la narración, es decir, los detalles que se muestran. En este tipo de técnicas, no se recurre a complejas enunciaciones, porque se sobreentiende que el lector está educado visualmente para su comprensión inmediata.

En todos los casos, se aconseja realizar el siguiente ejercicio: Después de leer las viñetas, es necesario que se analice la forma esquemática, los componentes sígnicos, con el fin de comprobar la amplia estructura que ofrecen las viñetas, a pesar de su aparente simpleza.

A su vez, esta práctica intensa, tendrá como finalidad el análisis del metadiscurso, es decir, los condicionantes históricos, políticos–ideológicos, culturales o sociales que pueden estar implícito en su contenido narrativo.

 

5. PUBLICIDAD

La publicidad es un

conjunto de mensajes difundidos al público con propósitos comerciales o institucionales pagados y firmados por quienes esperan resultados positivos, en procura de influenciar al consumidor de productos o servicios, crear hábitos y modificar actitudes (Martínez Valle, 1997: 343). 

A su vez, la publicidad gráfica puede ser vista como un arte, debido a los recursos que utiliza para presentar el producto que se oferta. Se crea para ello un mercado competitivo para la exhibición de estos avisos.

Además, es preciso hacer una distinción entre publicidad y propaganda.

La propaganda es

una acción informativa cuyo fin es influir sobre el público para obtener su adhesión a un sistema ideológico de naturaleza política, religiosa o económica, realizada, principalmente, a través de medios de información. A veces utiliza técnicas publicitarias (Martínez Valle, 1997: 343).  

La propaganda difunde distintos temas de interés: salud, educación, etc., con el fin de lograr en el público una concientización en cuanto a las prevenciones y cuidados personales y del medio ambiente. En este caso, los espacios son cedidos por los medios en forma gratuita como adhesión al mensaje que se promociona.

La propaganda tiene tres características diferenciales con respecto a la publicidad:

En primer lugar, porque la propaganda tiene que ser necesariamente popular y adaptar su nivel intelectual a la capacidad receptiva del individuo más limitado del grupo social al cual el mensaje estaría destinado. Por esta razón, es un discurso que requiere de una alta complejidad de elaboración, ya que deberá regularse tanto hacia arriba como hacia abajo (según se la amplitud de alcance que se pretenda). En segundo lugar, porque la propaganda se basa en una única estrategia que le resulta la más eficaz y que consiste en concentrar el menaje sobre unos pocos puntos –o mejor en uno sólo– y explicarlo a través de la repetición constante de los mismos. Por último hay que destacar que –a diferencia de los otros discursos de persuasión (arengas, manifiestos, discursos de campaña, publicidad, etc.)– la propaganda, a través de esa repetición constante, tiene como resultado intrínseco la reiteración de ideas que, a la larga, termina por lograr “personas repetidas”, hechas en serie (Prestigiácomo, 1997: 12).  

En cuanto a la publicidad, siempre ha sido analizada como un objeto persuasivo, que logra instalarse en la sociedad con una avalancha de consumo masivo, sin importar que el producto sea bueno o nocivo. En esta contradicción, surge su efecto, en el impacto que provoca, el cual se aprovecha de todos los recursos, incluso de la información subliminal.[11]

Un ejemplo típico es el consumo de alcohol. El mensaje de una propaganda se centra en la idea de no consumir alcohol cuando se piensa manejar: disminuye los reflejos, distorsiona la visión y otros efectos secundarios. La consigna es clara: prevenir accidentes. En cambio, un mensaje publicitario ofrece todo lo contrario: consumir alcohol estimula los sentidos, la sexualidad, entre otros beneficios como la adquisición de un estatus relevante, ser aclamado y victorioso, etc. La finalidad es la venta del producto. El consumidor se convierte en una persona alineada e indiferente. Sabe de los riesgos para su salud, pero no toma conciencia del problema. Piensa sólo en los placeres de la vida y en el alcohol como estímulo para la evasión.

5.1. Opinión de autores

Distintos autores han analizado los alcances de la publicidad y su relación con los medios, los cuales pueden destacarse algunas opiniones, a saber:

Morgadas Spa señala que

la publicidad comercial busca en los medios masivos canales para su propia emisión, pero al mismo tiempo, busca y exige a los contenidos de estos medios fidelidad y coherencia respecto al sistema de valores que ella transmite (1980: 157).  

Una vez cerrada esta vía, su subsistencia puede depender exclusivamente de esta fuente.

Jerry Mander (1984), al tratar este tema, realizó un amplio estudio y determinó, por estadística, que en los EE.UU. 100 compañías decidían los destinos de los medios de comunicación, sabiendo cuales periódicos, revistas, emisoras de radio y estaciones de TV podían seguir subsistiendo y cuales no. Esto también explica que otros pensamientos, sentimientos y deseos pueden quedar relegados.

De este modo, se puede comprobar que las opiniones coinciden en establecer que la publicidad ha ganado un espacio propio, que provoca un círculo vicioso del consumo, tanto para el hombre común como para los medios, ya que éstos dependen de su poder económico. Lo importante es realizar una lectura crítica del producto, ya que el problema no consiste en consumir, sino más bien, en saber lo que se consume.

5.2. Clasificación publicitaria

Las publicidades gráficas ofrecen una variedad de estilos que se corresponden con el mensaje. Se pueden clasificar en:

-         Avisos: Son escuetos y de fácil lectura. Pueden contener una expresión apelativa o enunciativa. Ej. Clasificados.

-         Avisos especiales: Ofrecen una información sumaria con una estructura estándar. Se publican por orden judicial o personal. Ejemplos: Edictos judiciales y avisos fúnebres.

-         Avisos de remates: Se publican por orden judicial o son contratados por los martilleros públicos en caso de remates particulares. Ofertan servicios exclusivos para la venta de lotes, casas, ganado, etc. En todos los casos, son anuncios informativos/descriptivos.

-         Agrupados: Comprende una clasificación de publicidades de orden general en que se oferta un producto o servicio.

-         Standard: Son las publicidades que aparecen en las páginas interiores y es posible diagramarlas por el alto (cm) y ancho (columnas).

-         Solicitada: Se refieren a un tipo especial, en la cual un particular o una firma comercial realiza su descargo, desvinculación o aclaración de un asunto de interés público en el que se ve afectado. Tiene carácter informativo y aparece con un recuadro destacado.

-         Página entera y media página: Generalmente, las grandes firmas contratan espacios que tienen una amplia cobertura: página entera o media página.

5.3. Elementos paratextuales

La publicidad ofrece como estructura paratextual los siguientes elementos básicos:

-         Líneas: En los avisos clasificados se separan por una línea.

-         Tipografía especial: Se remarca con negrita y en un tamaño considerable de letras el nombre de la empresa o producto.

-         Logotipo/isotipo: Se refiere al signo identificatorio de una empresa, el cual aparece como complemento de la marca corporativa. Puede tener una forma simple, contrastada o enunciativa.

-         Signo: En los avisos fúnebres, aparece un ícono en el que se establece la creencia religiosa del fallecido: cristiano, musulmán o judío.

-         Recuadros: Los recuadros se utilizan para destacar algún elemento discursivo y se los puede diferenciar por la aplicación de los filetes.

-         Contraste: Se puede optar por la forma de contrate del negro con blanco para resaltar algún elemento o todo el texto.

-         Color: Algunos elementos se recrean en colores para evaluar las diferencias entre los dibujos y el logotipo.

-         Siluetas: Aparecen delineadas mediante la inclusión de una imagen escaneada, como complemento del texto apelativo/informativo.

5.4. Lectura publicitaria

Los elementos semióticos y paratextuales a tener en cuenta para la lectura de las publicidades son los siguientes:

-         Marca corporativa (logotipo/isotipo).

-         Mensaje apelativo.

-         Detalles del producto.

-         Eslogan.

-         Otros datos: dirección, correo electrónico, número telefónico, etcétera.

De la forma en que se presenta el mensaje y la distribución de sus elementos, se deduce el perfil del comprador: joven, adulto, estudiante, ama de casa, profesional, entre otros.

Mediante la oferta del producto, su clasificación sumaria puede ser: masivo, específico, técnico, etc., así como también, se puede obtener su costo: promocional, exclusivo, barato, etcétera.

 

6. DIAGRAMACIÓN

La diagramación del diario es el último paso para distribuir el material reunido. Exige de un minucioso análisis para ingresar la información en cada página. Para ello, se confecciona un mono para que cada página pueda tener un equilibrio entre la superficie en blanco y la impresa. Entre la superficie impresa podemos distinguir tres tipos:

a)      Redaccional: Comprende los textos, títulos y grabados.

b)      Publicitaria: Se refiere a las publicidades en general.

c)      Paratextual: Está conformado por los elementos comunes del diario: fecha, número de página, título, etcétera.

El diagramador presta especial atención a las noticias más importantes, siguiendo las de menor jerarquía que se incorporan en las páginas interiores; arma la publicidad de abajo hacia arriba, mientras que la información, en sentido contrario.

En un diario sábana, incorporará los titulares de primera plana y redistribuirá la publicidad en las páginas interiores y el texto; mientras que en el tabloide, la situación es distinta. En primera plana, se colocarán llamadas, es decir, copetes o fotografías, alternando con títulos o recuadros.

La publicidad debe ubicarse de acuerdo con los siguientes criterios: en pirámide, en doble pirámide, vertical y horizontal. El grosor de la publicidad será incorporado en las páginas interiores y en muy contadas ocasiones en la primera plana. A su vez, pueden establecerse lugares fijos: clasificados, agrupados, necrológicas, edictos. Para las solicitadas, se contratan los espacios, teniendo en cuenta las secciones, de acuerdo con el texto. Sólo se publican en forma gratuita los llamados servicios. Ejemplos: agenda cultural, movimiento marítimo, farmacias de turno, etcétera.

Para la ubicación del texto, el trabajo del diagramador consistirá principalmente en un armado por contrastes, en donde se bosquejen el cuerpo del diseño en columnas y su altura, a fin de ubicar los títulos, fotografías, gráficos y textos, teniendo en cuenta el pase de la información si es necesario. En lo posible, debe evitarse este tipo de situaciones, pero, cumpliendo con la política editorial del medio, pueden agruparse diferentes noticias para que el lector pueda tener una información general de los temas que presenta.

Existen dos métodos para la diagramación: la vertical, que es la ubicación de textos siguiendo la disposición de las columnas, y la horizontal, que aprovecha el ancho de la página con algunos elementos de diagramación intercambiables. Generalmente, se prefiere el último método, ya que es un criterio dominante. Lo que debe buscarse es un equilibrio para que la información sea de fácil lectura y visualización.

Todo medio gráfico contiene secciones establecidas a partir del contenido de la información. Se clasifican en: policiales, regionales, datos útiles, etc., complementadas con una categorización de suplementos: clasificados, espectáculos, revistas dominicales, arquitectura, etcétera. Esta clasificación es exclusiva de la política editorial del diario, ya que es el modo en que el diario distribuye la información y depende de un criterio de funcionalidad dado por la relevancia de los hechos. La ventaja que tiene este método es que facilita la localización por parte del lector, mientras que su desventaja consiste en clasificar los hechos en determinados marcos globales, delimitándose sus alcances y relaciones. Las categorizaciones no están bien definidas, son difusas y arbitrarias:

La atribución de los contenidos a una determinada sección no parece regularse por criterios universales y objetivos. De esta forma pensamos que la inclusión de la información en las secciones es más intuitiva que objetiva (León, 1996: 107).  

Cabe destacar, además, que la cantidad de páginas atribuida a cada sección depende de su tiraje: los días semanales es menor con relación al domingo. Si bien hay secciones que se mantienen fijas, la cantidad de información es mínima.

Este hecho justifica las denominaciones tan genéricas, con objeto de que haya amplitud suficiente para encajar las noticias en su contenido. En cualquier caso, el número de páginas de cada sección puede ser un elemento orientativo para conocer la importancia que cada periódico concede a ciertos contenidos (León, 1996: 107/108).  

Los medios gráficos se ven condicionados por ser un producto enteramente visual. Las normas gráficas establecidas en el ordenamiento de páginas (diagramación) y la distribución de la publicidad, la fijación de la fotografía y las tiras cumplen con el objetivo de atraer al lector.

Las formas básicas se encuentran determinadas por una estructura paratextual. En tal sentido, tanto el paratexto gráfico como el de la imagen son los soportes que condicionan a la lectura y la escritura. Se lee o se escribe un contenido pensando en el formato, es decir, en la presentación final del producto.

Incursionar en el ámbito de gráfica, entonces, obliga a pensar en su estructura condicionante, ya que no es ingenua, sino que, por el contrario, se la utiliza con intencionalidad.

 

GÉNEROS PERIODÍSTICOS

En el periodismo, los géneros ocupan un lugar fundamental, ya que permiten reordenar un mensaje para trasmitir noticias, comentarios y opiniones. Han heredado ciertas características, siendo más

inmediata y urgente que en la literatura. La literatura es obra de un autor que firma, mientras que en el periodismo se combina en un mismo ejemplar de diario o el mismo telediario la labor de muchas personas, de las que unas aparecen y otras no. Un texto ha sido elaborado y reelaborado por varias manos, que permanecen anónimas. Y unas personas sustituyen a otras por vacaciones, enfermedad o simplemente necesidades de servicio. Le informa que ha preparado uno, otro tiene que editarlo y ajustarlo al espacio o al tiempo, cortando allá y quizás añadiendo acá, datos que el primero no conocía. Hay que saber por lo tanto no sólo qué se está diciendo, sino qué se está haciendo: si se está tratando una noticia, un reportaje, una crónica, un editorial. Los géneros facilitan el trabajo en común. Cuanto más se respeten las convenciones propias del género –nacidas de una peculiar relación entre el contenido y la forma– más homogéneo resultará el trabajo de redacción y más confianza adquirirá el receptor en el mensaje que llega (Gomis, 1991: 144).

 

1. HACIA UNA DEFINICIÓN INTEGRAL

El periodismo centra la comunicación en la noticia y, en su entorno, nacen los géneros periodísticos con diferentes modalidades de creación lingüística, que están destinadas a cualquier medio de difusión colectiva, con miras a interrelacionar los dos objetivos de la información: relato de acontecimientos y juicio de valor. La interpretación de la realidad que puede ofrecer un periódico está dada por una amplia gama. Lo fundamental, sin embargo, es que cada uno cumpla con una función distinta y cubra una determinada necesidad.

Los distintos géneros: noticia, editorial, reportaje, crónica, critica, etc., en el periodismo, se conjugan en una interpretación amplia.

Comunica lo que pasa (noticia), acerca a todo ello y lo hace ver, sentir y comprender (reportaje), abre ventanas para que lleguen impresiones de lo que ocurre en diversos lugares del espacio y en diversos sectores de la vida social, da cuenta del desarrollo de los actos y analiza y enjuicia las obras que se ofrecen al público (críticas) y recoge las diversas opiniones y puntos de vista bien especializados (comentarios firmados), o aquellos con los que la opinión reacciona ante los hechos que pasan y las noticias y comentarios que se publican (cartas y chistes), y completa el ciclo con la opinión misma del periódico (editorial). Todo es interpretación, de la noticia al editorial, pero interpretación en diversos grados y por distintos medios. Y cada forma de interpretación tiene su estilo peculiar y su función propia en el conjunto del periódico, que abarca desde la información sobre lo que pasa hasta la opinión sobre lo que se debería hacer (Gutiérrez Palacio, 1984: 17).  

Hoy, con el auge de las especializaciones, se afirma que existen géneros en el periodismo televisado, cinematográfico, ecológico, radiofónico, etc., a pesar de que muchos autores opinen que este tipo de esquemas es aplicable desde lo gráfico a las distintas especializaciones.

Por ello, José Luis Martínez Albertos amplía el concepto de género periodístico, expresando que son “las diferentes modalidades de la creación literaria, destinadas a ser divulgadas a través de cualquier modo de difusión colectiva” (1982: 188).

 

2. CLASIFICACIÓN DE PERIODISMO

Para agrupar los géneros en un contexto histórico, es posible hallar una clasificación convencional de periodismo, desde el ideológico hasta el entretenimiento.

El periodismo ideológico se centra en todo el mundo desde mediados del siglo XIX hasta finales de la Primera Guerra Mundial. Es un periodismo doctrinal y moralizador, con ánimo proselitista, al servicio de las ideas políticas y religiosas; se lo puede denominar “opinante”, ya que se trata de una prensa con muy pocas informaciones y muchos comentarios, predominando una cierta mentalidad por sermonear.

El periodismo informativo, en una segunda etapa, aparece hacia 1870 como un fenómeno definido y coexistente durante cierto tiempo con el periodismo ideológico. Entre 1870 y 1914, va perfilándose primero en Inglaterra y luego en los Estados Unidos. Este periodismo, que se apoya en la narración o relato de los hechos, es una etapa en que Georges Weill la denominó “edad de oro de la prensa”. En Europa, mientras tanto, se mantiene la contienda ideológica hasta finales de la primera guerra pero, a partir de 1920, la prensa de información logra imponerse en todo el mundo occidental. Básicamente, es un periodismo de hechos y no de comentarios. La modalidad literaria predominante es la de redactar acontecimientos con una amplia gama de especialidades que dan origen a otros géneros periodísticos informativos: el reportaje, la información y la crónica con sus variantes.

Hacia 1945, la prensa logra un nuevo carácter: la profundidad. Históricamente, puede hablarse de un periodismo de explicación.

Como su nombre lo indica busca explicar, es decir, encontrar las causas y los efectos de los acontecimientos de la información. Este periodismo trata de constatar, de manera exhaustiva, el por qué y para qué de los hechos. Investiga el hecho de la noticia, pero con profundidad, así como su trascendencia. Lo analiza y lo interpreta, sin llegar necesariamente al comentario (Del Río Reynaga, 1991: 41).  

El periodismo de explicación surge como una necesidad básica de las sociedades afectadas de manera directa o indirecta de las confrontaciones, ya que se les requería una explicación a los fenómenos sociales que influyeron en los orígenes y perspectivas de los conflictos en particular. No se conformaban con el hecho de que se les informara de manera fragmentada e inconexa, puesto que sólo les podía producir cierto desconcierto y como consecuencia directa la desinformación, desorientación y angustia. Su evolución es marcada y se hace necesario destacar que los géneros, como el reportaje, aparecen aquí en forma intensificada, dando origen al reportaje de profundidad o interpretativo.

La crónica, en cambio, se perfila como un género híbrido. Está a mitad de camino entre lo objetivo de los hechos y el comentario.

El periodismo de entretenimiento es diferente. Se ha internalizado en la sociedad actual como una necesidad. Julio Del Río Reynaga (1991: 54) lo ha calificado como un periodismo que ocupa “un lugar secundario, pero constante en todos los medios”. En la actualidad, surgen con gran auge las revistas de modas, de alimentación, literarias, etc. En los periódicos, han aparecido secciones fijas donde tienen un lugar las tiras cómicas, crucigramas, horóscopos, recetas de cocina, belleza, etc. Todo pareciera indicar que esta nueva etapa marcaría la necesidad de una evasión, aunque pasajera, de los problemas cotidianos.

Cabe destacar que se convive con todos los periodismos señalados. La opinión, por caso, queda reflejada en un comentario, una estadística, una caricatura, o quizás puede darse el caso de que ésta última sea una marcada editorial de un diario.

De esta manera, no se puede hablar de una clase de periodismo propiamente dicho ni de un determinado punto de vista. A grandes rasgos, se diferencian uno de otros, en los siguientes elementos básicos:

1.      El periodismo informativo es aquel que persigue como meta la objetividad. Los textos, independientemente de su extensión, deberán responder a las cinco preguntas básicas: ¿qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿dónde?

2.      El periodismo interpretativo es el que ofrece una información con explicaciones, interpretaciones y profundidad en los textos. Aprovecha de las preguntas anteriores y pone énfasis en los interrogantes: ¿por qué? y ¿para qué?

3.      El periodismo de opinión, en cambio, es el género por el cual un periodista opina sobre distintas alternativas acerca de un hecho o de una información. Discute sus características, considerando a sus elementos como algo global. Plantea, polemiza, disiente de las ideas generales, sociales, políticas y también culturales.

 

3. PERIODISMO Y LITERATURA

Tanto el periodismo como la literatura comparten aspectos en común. Se puede rescatar a la fantasía como elemento principal de la literatura, comprobando de esta manera lo expresado por Martín Vivaldi: “El literato, el artista creador, puede deformar la realidad exagerándola (en toda creación hay hipérbole)”. El lector “puede pasar de la realidad a la fantasía, yéndose más allá o quedándose más acá del mundo circundante” En cuanto a la creación periodística se establece como regla general que lo que mueve a la sociedad de hoy es la necesidad de transmitir un conocimiento integral, formativo y, a veces, de entretenimiento. El periodismo, aún el más profundo y revelador, deberá interpretar la realidad. “La literatura, la creación literaria, es un lujo, el periodismo es una necesidad” (Martín Vivaldi, 1986: 249).

En gran medida, sería impreciso hablar de que el periodismo pueda aparecer como el hermano menor de la literatura, porque el periodismo es también literatura. Este nuevo género nacido de las crónicas, reportajes, artículos, entrevistas, semblanzas, etc., tiene matices especiales: Todo escrito puede estar presentado con calidad y si es posible con belleza, ya que “el periodista escritor o el escritor periodista, presta dignidad literaria a cuanto informe toca con su pluma” (Martín Vivaldi, 1986: 248).

En casi todos los casos, la literatura puede acercarse al periodismo o alejarse en un doble movimiento para marcar distancias o aprovechar coincidencias. La función de la literatura es distinta a la del periodismo, pero el lector puede ser el mismo, incluso el autor. Cabe afirmar que tanto el periodismo y la literatura se presentan como aliados inseparables.

 

4. PERIODISMO LITERARIO Y LITERATURA PERIODÍSTICA

Por el momento, se ha incursionado en cada aspecto por separado, pero se pueden fusionar tal como aparecen en la realidad.

Se considera la existencia de un periodismo literario cuando el género predominante es lo periodístico secundado por la literatura, o bien, si se toma a la inversa, lo literario predomina ante lo periodístico. Un cuento o un poema pueden ser publicados en un diario; un artículo o una crónica pueden tener su lugar en un libro. En esta materia no existen reglas fijas, lo mismo que para la fusión entre ambos géneros.

Para analizar esquemáticamente una clasificación de géneros periodísticos, Amando de Miguel (1982: 17) presenta como propuesta la integración entre periodismo y literatura. El periodismo informativo puede abarcar la noticia, su análisis e investigación; el periodismo literario puede ser clasificado como un género ambiguo, ya que puede presentarse a la información en primera persona (reportaje, entrevista, crónica) o otras formas de opinión como ser: editorial, columna, colaboraciones espontáneas y la crítica, según sea el caso. En cuanto a la literatura periodística, el propósito principal es deleitar, entretener y por qué no persuadir y divulgar el conocimiento científico y la creación literaria. Corresponden en este caso las formas del ensayo, humor, costumbrismo, narrativa, etcétera.

Para la clasificación de los géneros se seguirán las pautas del siguiente gráfico:

Notas

[1] “Toda noticia es información, pero no toda información es noticia. No son, por lo tanto, vocablos sinónimos. Para definir esa relación en el lenguaje se emplean las palabras hiperónimo e hipónimo. Información es hiperónimo (significado más amplio o general). Noticia es hipónimo (significado más restringido o particular).” (Dido, 1996: 18)

[2] “Los textos sólo existen a partir del momento en que se transforman en entidades materiales. En los últimos años y después de varias décadas de teorías puramente semánticas que trataban al texto como un objeto independiente de su soporte físico, los historiadores de las obras literarias y de las prácticas culturales comenzaron a considerar los efectos de sentido generados por las formas materiales […] La distribución del texto en la página, los dispositivos de orientación, la división de los contenidos en unidades menores, etcétera, también participan en la producción de sentido durante el acto de lectura” (Scolari, 2004: 210).

[3] “Reducida a sus operaciones materiales, la función editorial puede resumirse en tres verbos: elegir, fabricar, distribuir. Estas tres operaciones son solidarias y cada una depende de las otras y, al mismo tiempo, las condiciones. En su conjunto forman el ciclo que llamamos acto de edición” (Escarpit, 1971: 60). “[…] se diferencian del resto de los elementos paratextuales, ya sean icónicos o verbales, puesto que, si bien apelan a la mirada, también se superponen con los textos: el diseño de las letras (tipografía) y la disposición del texto en la página (diagramación) dan forma al texto. Diagramación, tipografía y elección del papel constituyen lo esencial de la realización material del libro” (Alvarado, 1994: 32).

[4] Gramática del texto: conocimiento de las estructuras textuales y de los mecanismos de cohesión textual y, dentro de ellos, el de progresión temática (distribución y alternancia de información vieja y nueva). Este conocimiento favorece la comprensión lectora y la producción de textos propios con alta eficacia comunicativa” (Marín, 2004: 38).

[5] Tanto el texto como la imagen pueden compartir un espacio, el cual no significa que exista una superposición en cuanto a categorías ni tampoco una inclusión libre. Armando Petrucci identifica tres posibilidades: “La imagen se puede disponer dentro del espacio de escritura (arriba, abajo, en posición central respecto del texto); fuera de él, es decir, en los márgenes, o de manera completamente autónoma, sobre otro espacio idéntico y adyacente que ocupa por completo (ilustración fuera de texto a plena página)” (2003: 20).

[6] “Diseño tipográfico característico que utiliza cada medio para indicar el nombre de la publicación, que es siempre igual y se ubica generalmente en el mismo sitio” (Martínez Valle, 1997: 342). Es posible organizar una doble lectura en su composición: 1) lo sígnico representado por lo simbólico, es decir, lo que representa, y 2) lo representado, por medio de sus elementos discursivos comunicacionales.

[7] “Figura, dibujo o símbolo que acompaña, a veces, al logotipo.” (Martínez Valle, 1997: 341)

[8] En el lenguaje abstracto, la alegoría es “un símbolo reducido, constreñido al papel de signo, a la designación de una sola de las posibilidades seriales y dinámicas” (Jung, 1984: 32-33), que representa una idea, un orden de convenciones de tipo moral. Por ejemplo, en la imagen a la justicia se observa que está representada por una mujer que tiene vendado los ojos, una balanza en una mano y en la otra una espada. Su interpretación alegórica estará conformada por el siguiente postulado: “La justicia es ciega. Ante su veredicto, todos somos iguales”. Se puede establecer, además, que el signo es limitado y unívoco. En la alegoría se muestra con un significado finito; mientras que en el simbolismo, en cambio, existe una variable interpretativa infinita: toda significación debe entenderse como una exégesis de las cualidades no representables hasta llegar a una verdadera dicotomía. Pierre Goder considera que se puede interpretar al signo, la alegoría y al símbolo desde una integración. Afirma que “el signo sería incluso lo contrario de la alegoría. ‘La alegoría parte de una idea (abstracta) para llegar a una representación, mientras que el símbolo es en primer lugar y de por sí, una representación, y, como tal, fuente de ideas, entre otras cosas’. Pues lo que caracteriza al símbolo es ser centrípeto, además del carácter centrífugo de la figura alegórica con relación a la sensación. El símbolo, como la alegoría, conduce lo sensible de lo representado a lo significado pero, además, por la naturaleza misma del significado inaccesible, es Epifanía, es decir, aparición de lo inefable por el significante y en él” (Citado por Durand, 1971: 22).

[9] “La denominación de un signo como “marca” se explica por la misma palabra. Se trata de signaturas sobre bienes de toda clase, cuyo destino es el mercado. De ahí que puedan considerarse también como signos comerciales o mercantiles” (Frutiger, 1997: 254). Es posible organizar una doble lectura en su composición: lo sígnico representado por lo simbólico, es decir, lo que representa; y lo representado, por medio de sus elementos discursivos comunicacionales.

[10] “Lo importante del humor, considerado una forma de opinión, es que es mucho más fácilmente aceptable que la opinión en serio. Algunas tiras cómicas se convierten por momentos en comentarios o críticas de la mayor causticidad, pero expresadas de manera jocosa. Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que el humor y el respeto deben ser siempre compatibles.”(Martínez Valle, 1997: 94)

[11] Dos importantes obras del Dr. Wilson Bryan Key, Seducción Subliminal y La Era de la Manipulación, aclaran el tema mediante la exposición del descubrimiento de un "metalenguaje", confabulándose con la realidad, para manipular directamente los temores, necesidades y deseos inconscientes, a través del consumo de la publicidad.

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