PARADIGMAS DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL-COMUNITARIA LATINOAMERICANA

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Esther Wiesenfeld.

Universidad Central de Venezuela. 

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Antecedentes y estado actual de la psicología social comunitaria.  

     La psicología comunitaria (PC) o psicología social comunitaria (PSC), como se le conoce comúnmente en América Latina, es una especialidad de origen reciente dentro de la psicología. Surge en Estados Unidos en 1965, motivada por la insatisfacción de psicólogos preocupados por la orientación de la psicología clínica hacia la salud mental, la injusticia social y las limitaciones del paradigma psicológico vigente para enfrentar esta problemática. 

      Newbrough (1992) distingue tres etapas en el desarrollo de la PC. La primera abarca desde 1965, año en el que se realizó la conferencia de Swampscott  a la cual se atribuye el nacimiento oficial de la disciplina, donde se pretendió definirla y desarrollar modelos de entrenamiento del psicólogo comunitario, hasta la conferencia de Austin en 1975, que marca el cierre del primer periodo con el reconocimiento de la posibilidad de modelos alternativos de entrenamiento. La segunda etapa abarca desde 1975 hasta 1989, y se caracteriza por un énfasis preventivo en la salud mental comunitaria orientada por el enfoque ecológico y el abordaje de problemas sociales padecidos por grupos marginados socialmente. La tercera etapa se caracteriza por una mayor consideración de los problemas sociales, su abordaje interdisciplinario y por la integración del conocimiento generado. 

      Al principio del segundo periodo del desarrollo de la disciplina, Rappaport(1977) planteó que las definiciones que hasta entonces se habían elaborado, no representaban su verdadero alcance, ya que la experiencia había demostrado que el énfasis en la salud mental quedaba estrecho como objetivo, y que el acento en los factores ambientales como rasgo definitorio, era demasiado general, ya que el mismo, caracterizaba no sólo a esta disciplina, sino en general a la psicología moderna. Propuso entonces no delimitarla sino considerarla como una perspectiva orientada a la búsqueda de nuevos paradigmas, o nuevas formas de comprender y actuar, las cuales a su modo de ver, debían considerar tres elementos importantes: a) la relatividad cultural; b) la diversidad humana y el derecho de la gente a acceder a los recursos de la sociedad y elegir sus metas y estilo de vida y c) la ecología o ajuste entre personas y ambiente en el que se destaca el social como un determinante del bienestar humano. La consideración de estos elementos requiere el desarrollo de recursos humanos, el compromiso con la actividad política orientada al cambio social y una actitud científica dirigida a la investigación y conceptualización, aspectos de difícil integración. 

      De acuerdo con Rappaport, los paradigmas psicológicos no han sido diseñados para dar cuenta de los problemas que la PC quiere resolver por centrarse en la persona y no en su ambiente, en la adaptación de la persona al ambiente y no en el ajuste entre ambos (enfoque ecológico); por fundamentarse en la fe en la autoridad y no reivindicar el derecho a la diversidad y el acceso equitativo de oportunidades para un mayor poder y control sobre sus vidas. Sugiere, en consecuencia, desarrollar un nuevo paradigma que considere estos problemas. 

      En las ciencias sociales, a juicio de Rappaport, puede haber más de una manera de ver estos problemas; por lo tanto, podrá haber más de un paradigma. Por otra parte, dada la eficacia relativa de los paradigmas, ya quede lo contrario no cumplirían la función de orientar a la búsqueda de problemas, debemos identificar los aportes de los paradigmas existentes para la PC, tanto en lo conceptual como en lo metodológico. Para Kuhn (1975), por el contrario, los paradigmas son incompatibles entre sí ya que el surgimiento de uno nuevo implica la caducidad del anterior para dar cuenta de problemas relevantes y en  consecuencia el nuevo chocará con los supuestos básicos del viejo. Comparto con Rappaport el empleo del término paradigma de una manera laxa, en virtud de que el cuerpo de conocimientos que es necesario generar para consolidar un paradigma es imposible tenerlo en su punto de partida sin que ello desmerezca la calidad de dichos conocimientos. Con base en estas consideraciones Rappaport utiliza los términos, marcos, modelos, orientaciones, paradigma, de una manera indistinta.  

      En vista de que en sus inicios ningún paradigma está en condiciones de solucionar los problemas para los cuales fue creado, resulta interesante, a quince años de la propuesta de un paradigma diferente para la PC, analizar cuales han sido sus logros. 

      Newbrough (1992) en un análisis acerca del estado actual de la PC en Estados Unidos, explica que recientemente esta disciplina se ha volcado hacia problemas sociales específicos tales como el SIDA, la carencia de vivienda, con la doble perspectiva de abordar problemas y generar conocimientos, objetivos planteados en la conferencia  de Swamscott en 1965, pero no enfrentados hasta ahora desde la perspectiva social comunitaria. Se espera además que se logren integrar los dos componentes del nombre de la disciplina: psicología y comunidad, dentro de una nueva teoría. Al respecto, Newbrough cita a Dokecki (1922) quien ofrece una alternativa para esta integración a partir de lo que denomina: ?personas en comunidad?, que promueve el desarrollo conjunto de ambas orientada por los principios de fraternidad, igualdad y libertad. La  fraternidad se refiere al desarrollo social efectivo, la igualdad a los recursos para el crecimiento y desarrollo, y la libertad a las oportunidades para el desarrollo individual. Otro aspecto que reivindica Newbrough para esta nueva era posmoderna, es una orientación interdisciplinaria a los problemas sociales. 

      Todos los aspectos señalados conducen a una redefinición del rol del psicólogo ó psicóloga comunitario como el de un colaborador efectivo. Dokecki (1992) concibe ese rol como el de un practicante reflexivo-generativo (reflexive-generative practitioner,, p. 27) lo cual es una combinación del practicante reflexivo propuesto por Schon en 1983 y del teórico generativo descrito por Gergen en 1978. El primero es un interventor que intenta contribuir al bienestar humano a través del intercambio entre el uso y la generación del conocimiento, visto a través del desarrollo teórico contribuir al bienestar humano guiado por un conjunto de valores. Este rol es cónsono a la estrategia de la investigación acción, la cual ?... es un ciclo generador de conocimiento que comienza y culmina con la práctica, y que a lo largo del proceso emplea de manera sistemática la investigación y la reflexión...? (p. 20). La fortaleza del campo está en su actividad social. 

      Las implicaciones de esta perspectiva se sintetizan en ?... el desarrollo de una praxis que contribuya a unificar conceptual, funcional y metodológicamente el campo?... (p.21). Desde el punto de vista conceptual, el concepto unificador que ha emergido con más fuerza es el de empowerment o fortalecimiento, propuesto por Rappaport (1981), y el cual según Newbrough debería pensarse no sólo en términos del ideal de libertad, sino también del de fraternidad e igualdad. Queda por dilucidar cómo hacerlo. 

      Funcionalmente sustenta que es necesario desarrollar un sentido de comunidad dentro de la disciplina, con el fin de integrar los esfuerzos de entrenamiento e investigación, hasta ahora aislados. Esto es interesante por cuanto se aplican a la comunidad de profesionales los principios que ellos intentan trabajar en las comunidades que participan y que es ciertamente un tema de interés teórico además de aplicado. 

      Desde el punto de vista metodológico defiende el empleo de múltiples procedimientos. A. Respecto Dokecki propone una clasificación de los métodos con base en dos criterios: niveles de indagación (micro y macro) y dos tipos de indagación (cualitativa/impersonal y cualitativa/personal). El nivel microcuantitativo está re-presentado por la investigación evaluativa; el micro/cualitativo por la fenomenología; el macro/cuantitativo por el análisis conductual de sistemas y el macro/cualitativo por la filosofía política. El primero corresponde a estudios experimentales y funcionales, análisis de costo-efectividad, los cuales ayudan a la PC a determinar las relaciones causales entre variables y que caracteriza la investigación tradicional en psicología. Los segundos corresponden a estudios interpretativos, metodología fenomenológica, y otros métodos cualitativos que permiten comprender los significados, intenciones e interpretaciones en torno a situaciones de la comunidad tales como aquellas en las que se han encontrado relaciones significativas entre variables empíricas: esto ha sido del dominio de los psicólogos humanistas. Los terceros se refieren a métodos cuantitativos multivariados aplicables a la comunidad, organización, y permiten entender el funcionamiento de relaciones en redes o sistemas y ha sido el contexto en el que han trabajado muchos psicólogos comunitarios. El cuarto se refiere a la exploración de las visiones de mundo y ayudan a entender sistemas sociales y políticos en los cuales se contrastan valores, ideologías, en éste un abordaje que según el autor han evadido los psicólogos. Es interesante que la variedad metodológica descrita corresponde a diferentes paradigmas, lo cual defiende el autor alegando que dad a la complejidad de los fenómenos que enfrentan, los psicólogos comunitarios deben abordar de este modo su objeto de estudio. 

      En el balance descrito, Newbrough no hace referencia a paradigma/s pero sí a una demanda de unificación teórica. No queda claro sin embargo, si está partiendo del supuesto de un paradigma único que hasta el presente ha orientado el desarrollo del campo, o si asumiendo su diversidad aboga por su integración. De la posición de Dokecki en lo metodológico, se desprende un pluralismo paradigmático con el que aparentemente concuerda Newbrough. ¿Es todo posible a la luz de los tres criterios que de acuerdo a Guba (1990) definen un paradigma: el ontológico, el epistemológico y el metodológico? ¿Implica lo anteriormente expuesto reconocer que es posible combinar aspectos de diferentes paradigmas e incluirlos en uno nuevo, o que es posible desarrollar uno nuevo que requiera de otros para ampliar la comprensión y solución de los problemas? Responder esto resulta muy ambicioso, sin embargo es factible iniciar la búsqueda de respuestas a estas interrogantes delimitando la tarea al análisis del quehacer de la PC en una región específica, donde la disciplina ha tenido un desarrollo propio: América Latina. Por otra parte y para efectos de este trabajo, intentaremos detectar las orientaciones teóricas de diferentes países de la región a partir del análisis de casos de intervención comunitaria así como de artículos teóricos.
 

La psicología social comunitaria en América Latina

Algunas consideraciones. 
      En América Latina son los psicólogos y psicólogas sociales quienes, haciéndose eco e los cuestionamientos a la psicología social en la década del setenta promueven un giro de la disciplina orientado hacia la aplicación del conocimiento en la solución de los problemas sociales. Este cuestionamiento motivó a los profesionales del área a movilizarse, salir del aula e ir a los contextos en los que los problemas sociales se estaban manifestando, siendo las comunidades, particularmente marginales, una de las más representativas. 

      Las concepciones sobre la disciplina apuntan a su objetivo de estudio (grupos en situación de desventaja), un objetivo (promoción del cambio de las condiciones adversas), estrategias (concientización, aumento del poder y control sobre el ambiente), rol del psicólogo, (facilitador comprometido, colaborador reflexivo), entre otros. Una definición que engloba estas concepciones es la de Montero (1984) quien la define como: 

     ... la rama de la psicología cuyo objeto es el estudio de los factores psicosociales que permitan desarrollar, fomentar y mantener el control y poder que los individuos pueden ejerces sobre su ambiente individual y social para solucionar problemas que los aquejan y lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social (Montero, 1984, p. 390). 

     Desde sus inicios, son numerosas las experiencias llevadas a cabo en comunidades por los profesionales de la psicología social. Es notable, sin embargo, el énfasis aplicado en estas experiencias, que va en detrimento del desarrollo teórico de la disciplina. En efecto, el papel de psicólogos y psicólogas comunitarios se convierte en el de facilitadores, cuyos conocimientos y grado de compromiso con la comunidad contribuyen a que ésta se organice y participe activamente en la solución de sus problemas a través de la toma de conciencia de su posición dentro de la sociedad y del cuestionamiento a la misma, apoyada en la metodología de la investigación-acción participativa. Pero cabe preguntarse: ¿Cuáles son los fundamentos teóricos que orientan estas experiencias? ¿Pertenecen éstos a un mismo paradigma? ¿ a cuáles?. 

      La revisión y análisis de artículos, tesis y trabajos de investigación en el área realizados en algunos países de América Latina (Brasil, Colombia, Chile, México, Puerto Rico, Venezuela), revelan el empleo de diferentes paradigmas aún dentro de un mismo proyecto (Sánchez y Wiesenfeld, 1991). 

      A continuación presentamos las orientaciones teóricas en las que se basan dichos trabajos y sus posibilidades de integración en un  modelo coherente que permita aborda de manera sistemática el trabajo en comunidades y avanzar en el desarrollo teórico de la disciplina. 

Orientaciones teóricas en la PSC latinoamericana

     El análisis que presentamos a continuación se basa en: 1) los artículos publicados en el número especial de la revista Applied psychology: An International Review (Sánchez y Wiesenfeld, 1991), dedicado a la PSC en América Latina, en el cual participaron colegas de Brasil (Lane y Sawaia), Colombia (Granada), Chile (Krause-Jacob), México (Reid y Aguilar), Puerto Rico (Serrano-García y López Sánchez) y Venezuela (Sánchez, Cronick y Wiesenfeld), 2) los capítulos que aparecerán publicados en el libro Contribuciones latinoamericanas a la psicología social comunitaria (Sánchez y Wiesenfeld, coords. En prensa), en el cual participan colegas de Argentina (Chinkes, Lapalma y Nicemboin), Brasil (Lane y Sawaia), Chile (Asun, Krause, Aceituno, Alfaro y Morales) Colombia (Granada), México (Reid y Aguilar), Puerto Rico (López Sánchez  y Serrano-García) y Venezuela (Wiesenfeld y Sánchez), 3) artículos teóricos de Escovar (1977,1989) de Panamá, Lane y Sawaia (1991b), de Brasil, Montero (1980, 1984, 1988, artículo en prensa), de Venezuela, Rivera Medina y Serrano-García (1985), Serrano-García (1990), Serrano-García y López Sánchez (1990) de Puerto Rico. 

      En primer lugar enumeraremos los conceptos, teorías, paradigmas, así como la metodología y técnicas que aparecen mencionadas en las referencias arriba citadas, las cuales si bien no agotan la literatura sobre el tema en la región ni abarcan todos los países en los cuales hay un desarrollo de la PSC en América Latina, constituyen una muestra importante del quehacer de los profesionales de la disciplina. 

 

Brasil 

     Los trabajos detectados en este país fueron ampliados con base en dos etapas de su desarrollo: la primera que culmina en 1981 con el Primer Encuentro Regional de Psicología de la Comunidad realizado en Sao Paulo, en el cual se analizaron trabajos realizados durante la década del setenta, y la segunda que recoge trabajos realizados entre 1981 y 1988, los cuales fueron discutidos en el Segundo Encuentro Regional en Belo Horizonte en 1988. Ambos encuentros fueron organizados por la ABRAPSO (Asociación Brasilera de Psicología Social).En el primero se notó la mayor atención en la educación popular, orientada por los principios de. Concientización y problematización de Paulo Freire. Se aspiraba a que a través de estos dos procesos se lograse una organización y movilización de las comunidades en la solución de sus problemas. También encontramos trabajos orientados a la acción clínica con énfasis del psicólogo por considerar que la misma asume una visión fragmentada del ser humano al abordar de manera independiente los procesos mencionados: educación y aprendizaje, terapia y concientización. Lo común a los tres procesos es la relación grupal, que a juicio de las autoras es la que permite descubrir nuestra individualidad, la realidad y la sociedad. Consideran al ser humano como una totalidad y demandan respuestas acerca de la especificidad psicológica de la práctica comunitaria. 

      En el segundo encuentro se destacan las técnicas de dinámica de grupos como procedimientos para lograr la organización popular, lo cual ayuda a definir la actuación del psicólogo o psicóloga, orientada a desarrollar grupos  concientizados, aptos para el autocontrol de sus condiciones de vida a través de actividades cooperativas y organizadas. Se destaca el concepto de poder y el rescate de la subjetividad para la comprensión de las representaciones del mundo, así como de las emociones y afectos que definen la individualidad. 

     Desde el punto de vista metodológico emplean la estrategia de la investigación-acción-participativa que según las autoras coincide con los presupuestos ontológicos y epistemológicos de la PSC. No especifican el paradigma al cual corresponden esos presupuestos, pero consideramos que se insertan en las ciencias críticas o teoría crítica para la cual la realidad es ontológicamente ideológica y epistemológicamente subjetiva, mediada por los valores. La actividad está orientada a preparar al grupo como colectivo, a enfrentar la alineación en el trabajo. Destaca también el papel de la emoción como mediador en el proceso de tona de conciencia, y por tanto de la praxis de la PSC. En este sentido un hecho objetivo se transforma en un contenido psíquico que despierta un cúmulo de emociones que se comparten, y al compartirlas se objetiva la subjetividad y se subjetiviza la objetividad. 

      La IP es empleada de diversas formas que reflejan las modalidades de inserción del profesional. Por una parte la investigación de inserción del profesional. Por otra parte la investigación puede verse como una fuente de información para hacer más eficiente la acción militante, pero sin incorporar la acción a la investigación, la acción indisoluble de la acción, la investigación como estrategia de movilización y organización de la población con fines políticos, la investigación  como un momento de reflexión y sistematización de una acción en desarrollo para hacerla más eficiente. La reflexión se emplea para decidir el rumbo de la investigación, para discutir las interpretaciones a la información recogida, para devolver a la comunidad esa información. Las reflexiones se hacen generalmente en pequeños grupos con la ayuda de técnicas grupales como el psicodrama, sociodrama, técnicas de dinámica de grupo. 

      Las técnicas fundamentales de recolección de información en la IP con cualitativas (historia de vida, diario de campo, entrevista abierta, entrevista de grupo), sin embargo se emplean también la encuesta y el cuestionario para levantar el perfil del grupo e identificar sus problemas. 

      En síntesis la PSC en Brasil, persigue el carácter liberador de la ciencia y la emancipación del ser humano. Conciencia y actividad se confrontan y superan por la reflexión. Se reivindica la importancia de la emoción la cual es considerada como mediador de la conciencia y de la práxis. Es este un paradigma que caracteriza a la teoría crítica de corte marxista. 

 

Colombia

     En Colombia, describe Granada (1991) las dificultades a nivel académico de romper con una tradición en cuanto a la formación académica de muchos profesionales conscientes de las limitaciones del paradigma positivista. Sustenta, sin embargo, que la naturaleza y magnitud de los problemas sociales del país, así como la cantidad y características de la población impactada por los mismos, ha demandado la búsqueda de respuestas alternativas y propias. Esto de hace preferentemente desde las universidades. 

      Entre los problemas que se han abordado se mencionan: a) la rehabilitación de farmacodependientes con antecedentes delictivos a través de estrategias no tradicionales fundamentadas en la capacitación y trabajo autogestionario, rechazo a la institucionalización, b) la prevención de la accidentalidad vial a través de la investigación sobre la percepción y valorización del riesgo de accidentalidad por parte de conductores y usuarios de vehículos a fin de utilizar la información recogida para el diseño de campañas preventivas y educativas (no se mencionan los enfoques teóricos empleados, solo se alude a la psicología ambiental como la perspectiva disciplinaria desde la que se aborda el problema), c) la investigación del comportamiento participativo de una comunidad, partiendo de la reconstrucción crítica de su historia de participación, d) la aplicación de técnicas de intervención basadas en el principio de mercadeo social para la participación comunitaria, e) estudio sobre la relación personalidad y cultura a través de la significación del curanderismo basado en hierbas medicinales y empleando el método etnográfico y estudio de caso, f) programa de atención integral a la salud del escolar a través del diagnóstico de necesidades y la reflexión y sensibilización hacia los problemas, lo cual favoreció cambios de actitudes de padres y escolares hacia su realidad y les permitió desarrollar procesos organizativos para el cambio de políticas institucionales, orientar el diseño de un programa de atención materno-infantil basado en la autogestión grupal para la investigación y el análisis y solución de problemas relacionados con la gestación y parto, g) promover el desarrollo de la conciencia crítica en una comunidad marginal a través del problema de la basura y promover la solución autogestionaria de dicho problema, basada en la investigación-acción-participativa, familiarización con la comunidad, detección y reflexión en torno a las necesidades, movimiento o práxis hacia la solución del problema elegido, evaluación general de la experiencia. 

      Los problemas abordados son de distinta naturaleza, la participación es un principio común a todos, el contexto socioeconómico, político y cultural se propone como elemento necesario para la comprensión de los problemas. Aunque en la formulación inicial de los mismos participan los psicólogos, a lo largo del proceso se incorporan otros profesionales y se reivindica en todos la importancia del saber popular. 

      A partir de la enumeración de estos problemas, Granada concluye que los mismos se abordan de una manera empírica antes que teórica, es decir cuando hay una demanda externa y apremiante que requiere de un ritmo distinto al del científico y donde se busca el efecto social antes que la generación de conocimientos, la puerta en marcha de tecnología inmediata de solución antes que estrategias a largo plazo. Los estudios e intervenciones descritos se han efectuado con métodos y diseños convencionales: modalidades casi experimentales y estudios de campo, diseños aleatorios o autoseleccionados, técnicas como la entrevista, la encuesta, registros observacionales, diferencial semántico, escalas, cuestionarios, y se recurre a técnicas de análisis tanto cualitativas como cuantitativas. La investigación acción es, según Granada, un ideal más que un logro, ya que los intentos de promover la participación de la comunidad no suelen pasar de la etapa de diagnóstico y planeación de la acción. En consecuencia las fases de diseño, ejecución y evaluación no son tan participativas, y representan un reto que deben enfrentar los investigadores e investigadoras. 

      La variedad de casos descritos revela una etapa de evolución de la disciplina que aún permanece apegada al paradigma positivista, en el que una realidad externa, percibida como problemática, demanda atención. Esa realidad es explorada a través de diversas técnicas, y la información recogida se intenta poner, además de a disposición del agente que la requirió que no necesariamente es la comunidad, al servicio de la comunidad. También la comunidad puede participar en la identificación y reflexión de sus problemas. Es esta una combinación de una orientación ontológica y epistemológica positivista con una metodología tanto positivista como crítica basada en los principios de la investigación-acción-participativa (IAP) de Fals Borda y de la problematización y concientización de Freire. 

     La falta de información específica en relación con los fundamentos teóricos en los casos descritos, dificultan un análisis más profundo de los mismos, sin embargo consideramos que existe una contradicción entre los objetivos que orientan las investigaciones e intervenciones y el modo de abordarlas, estando los primeros motivados por una aproximación que no sólo desde la perspectiva metodológica reivindique el papel protagónico de la comunidad, sino también considere la construcción que ella hace de su propia realidad y donde la práxis no se conciba como un proceso independiente de dicha construcción. ¿Es esto pluralismo paradigmático? Pensamos que no, en la medida en que los procesos se consideran de manera fragmentada y donde no hay intentos de integración de objeto y objetivo, así como tampoco de teoría, práxis y metodología.

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