¿QUÉ ES EL ANARQUISMO?

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Benjamín Cano Ruiz

 

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QUINTA PARTE

 

LA SOCIEDAD FUTURA

La misión de cada comuna debería consistir en asegurar dentro de su territorio a sus miembros la mayor suma de bienestar material y de independencia personal. A este objetivo debe subordinar todo lo demás. Pero como el bienestar y la independencia son siempre conceptos relativos, pues la naturaleza humana desarrolla siempre nuevas necesidades, toda mejora impulsa a nuevas mejoras y a mayores perfeccionamientos. De este modo la vida social queda siempre en movimiento y elude el estancamiento.

Rudolf Rocker

 

DEFINICIÓN PRELIMINAR

No es osado afirmar que desde que el ser humano adquirió la facultad de razonar, comparar y proyectar algunas facetas de su pensamiento hacia el futuro nacieron en él anhelos que le hicieron soñar con algunos mejoramientos en sus normas cotidianas de vivir. Si el hombre se hubiera conformado siempre con las condiciones reguladoras del momento la historia se hubiera detenido en las cavernas, pero el pensamiento, en los muy diversos grados de amplitud que le fue dado alcanzar según la dilatada gama de factores que en él pudieron influir, jamás fue tan estrecho que en él no cupiera alguna utopía, ligada casi siempre a las concepciones religiosas -los paraísos-, pero el traslado de las utopías a las regiones divinas tampoco impidió nunca que los anhelos de una vida mejor -siempre mejor- se proyectaran en buena parte hacia la vida cotidiana, engendrando los preceptos morales, que son como los reguladores del vivir diario. Y aunque es cierto que en la formulación, de esas morales también intervinieron factores no utópicos que más bien respondían a bastardos intereses religiosos, la verdadera esencia de las reglas morales responde siempre a un fuerte contenido de utopía y a manifiestos anhelos de vivir mejor.

En la tercera parte de esta obra -Fundamentos históricos del anarquismo- anotamos algunas manifestaciones viejísimas sobre los anhelos de una vida mejor que la vida cotidiana. Las utopías formales que se proyectaron después, desde Platón hasta los modernos socialistas, arrancan desde la inconformidad de lo estatuido y se derivan hasta los proyectos para convertir en realidad lo deseado. Ese es el camino que recorre el anarquismo para esbozar lo que podría ser una sociedad futura estructurada bajo los lineamientos básicos de los principios generales de este ideal.

El anarquismo no ha elaborado un programa cerrado sobre la sociedad futura

Por las características propias de sus principios el anarquismo no ha elaborado un programa definido y concreto sobre lo que será la sociedad por él propiciada. Cuanto al respecto se ha confeccionado son sugerencias, las cuales, no obstante, han servido como base a los ensayos de aplicación real que se han venido verificando a través de las décadas. Algunas de esas realizaciones que se han sucedido en diversas latitudes del planeta han surgido espontáneas, sin intervención del anarquismo como organización o movimiento. Tal es el caso de algunas de las colectividades campesinas que han existido en el Brasil -según nos descubre Edgard Rodrigues-, de los kibbuts en Israel, de los gramdans establecidos por Vinoba Bhave en la India y otras experiencias esparcidas un tanto por doquier. Otras veces se ha logrado establecer una vida social sobre los lineamientos esenciales del anarquismo por el esfuerzo o el influjo del movimiento u organizaciones específicamente anarquistas, como sucedió en Ucrania (Rusia) y en diversas regiones españolas durante la revolución de 1936-39.

Una gran parte de los grandes teóricos del anarquismo se aventuró a esbozar esquemas sobre lo que podría ser la sociedad futura, pero todos lo hicieron con la máxima prudencia para no caer en programas o estructuras concretamente establecidas que representaran una negación de las concepciones genuinamente libertarias de este ideal. Lo más cercano a un proyecto concreto de sociedad futura con fuerte sabor anarquista es el Dictamen sobre Comunismo Libertario aprobado en el Congreso celebrado en mayo de 1936 por la C. N. T. española. Anterior a él se conoció en España, con el beneplácito de casi todos los anarquistas españoles, un estudio sobre el mismo tema escrito por el doctor Isaac Puente; en el cual se esboza un proyecto de organización muy parecido al aceptado por el Dictamen que se aprobó en el referido congreso.

De todas maneras, independientemente de los éxitos o fracasos de los ensayos y experiencias ya efectuados y de los proyectos más o menos utópicos que continúan vigentes, es preciso hacer constar que una parte fundamental del anarquismo es la que concierne a su visión de la sociedad del porvenir, al propio tiempo que es imprescindible advertir que cualquier programa o proyecto rígidos serían fundamentalmente antianárquicos, por lo que, realmente, para el anarquismo pueden tener muy diversas facetas las formas de la organización social de una sociedad anárquica, según las características sicológicas, históricas, geográficas, etc., de cada uno de los lugares donde una sociedad tal pudiera establecerse.

Por todo lo expuesto, cuanto decimos en las páginas que siguen no debe interpretarse como un proyecto rígido ni como un programa cerrado, sino que ha de considerarse como una simple demostración de que es perfectamente posible el establecimiento de una sociedad en la que se adopten los principios generales del anarquismo.

 

B)   NECESIDAD IMPERIOSA Y POSIBILIDAD FEHACIENTE DE LA NUEVA SOCIEDAD

Es evidente que nos hallamos en un punto de la historia en el cual se viene señalando la necesidad imperiosa de una nueva visión socioeconómica. En el Occidente, abrumado por la industria en algunas áreas y consumido por la miseria eh otras, encontramos una creciente disconformidad con las estructuras que imperan y una pérdida progresiva de la fe en las dictaduras militares y las democracias más o menos socializantes. Ya no inspiran confianza los partidos políticos, y el abstencionismo electoral aumenta a escala masiva. Y en Oriente, en los países caídos bajo la órbita comunista, se hace patente un movimiento desidente cada vez mayor que desafía la ortodoxia marxista, unas veces de manera subterránea, clandestina, y otras dramáticamente, con revueltas casi periódicas o fugas masivas y de figuras destacadas de la intelectualidad, la ciencia, la política. Y tanto en el Este como en el Oeste se destaca en numerosos países y en grados variables una oposición fehaciente a las estructuras actuales que anuncia un anhelo de cambio sustancial en las normas imperantes en las relaciones sociales.

Los sistemas socioeconómicos que padecemos mundialmente ya no ofrecen una perspectiva esperanzadora que vislumbre resolver las profundas crisis de todo orden a las cuales se enfrenta hoy la humanidad. Estos sistemas, asentados sobre valores tales como la industrialización, alta tecnología, centralismo y Estado son los instrumentos generadores de tales crisis y de la degeneración ecológica que agrava decididamente todos los demás problemas. Las leyes orientadoras de la conducta que durante siglos fueron inamovibles se tambalean. Pierden vigencia y función. También se modifican y alteran las leyes científicas y, por extensión, las ciencias antropológicas. Y entretanto una sicosis de inquietud colectiva envuelve al habitante del planeta. Las ideas políticas y sociales han quedado rezagadas. Ya no se puede hablar seriamente de un mundo condicionado a una ideología determinada. El comunismo autoritario ya ha quedado atrás, como ha quedado atrás el capitalismo en todas sus formas. A pesar de la gran fuerza guerrera que ostentan uno y otro y del peligro de un total exterminio a que nos tienen sometidos...

¿Está la humanidad definitivamente perdida?

¿Quiete todo ello decir que la humanidad está definitivamente perdida? Probablemente la solución se encuentra en una visión alternativa de la sociedad, del futuro en general y hasta de la misma realidad. Ya hemos venido señalando que la humanidad no ha sabido encontrar, hasta hoy, el verdadero sendero que la conduzca a la organización social que haga posible esa era de bienestar y paz con la que siempre soñó. Ese camino probablemente lo indica el anarquismo.

Las objeciones que los opositores al anarquismo señalan como razones fundamentales para la inviabilidad de las soluciones anarquistas se pueden resumir, según señala John. P. Clark en un trabajo reciente, en las acusaciones vertidas por Alan Wertheimer en: un ensayo publicado por la Universidad de Nueva York en 1978 titulado Disrespect for Law and the Case for Anarchy, en el cual Wertheimer afirma que el anarquismo es incapaz de afrontar con buen éxito cuatro de las condiciones sociales actuales de carácter mundial. Esas son: 1) “la población mundial es (tal vez) demasiado elevada, y aún está creciendo a una tasa rápida sin ninguna perspectiva inmediata para una reducción seria”; 2) “las necesidades básicas del hombre no son satisfechas en la mayor parte del mundo”; 3) “los recursos humanos y naturales del mundo no son equitativamente distribuidos entre la totalidad”, y, por último, 4) “el actual nivel de subsistencia se basa en un alto atado de interdependencia económica y social entre varias regiones del mundo y también entre ellas mismas”. Además, Wertheimer, afirma que el anarquismo es incapaz de enfrentarse a los conflictos entre los propios intereses individuales y las necesidades sociales, en particular con su relación al problema de la defensa.

Al considerar estos problemas bajo un prisma anarquista bueno será recordar cuanto es esencial en los principios que hemos venido exponiendo en el desarrollo de este libro: rechazo absoluto de todas las formas de dominio; aceptación de formas de interacción humana basadas en la cooperación, el apoyo mutuo, la autonomía y el respeto a la personalidad. A su vez, al comprender la naturaleza del medio en que la vida humana se desenvuelve, tiene una visión ecológica de la sociedad, de la naturaleza y de la existencia en general.

En la práctica, estos principios conducen a los anarquistas a proponer soluciones tales como la sustitución de los estados-naciones por federaciones de asociaciones comunitarias y laborales; la sustitución de la corporación capitalista y la propiedad estatal por la autogestión de la producción por los productores; la sustitución de la familia patriarcal-autoritaria por la familia libertaria y acuerdos para la vida; la sustitución de la megalópolis y los modelos poblacionales centralizados por conglomerados humanos más racionales, así como la alta tecnología centralizada por tecnologías alternativas a escala más humana, que no sean destructivas de los ambientes social y natural.

La cuestión de la población plantea diversos problemas para la posición anarquista. Uno de los más importantes es examinar si las formas anarquistas de organización social son todavía posibles en sociedades con poblaciones cuantitativamente elevadas o de alto nivel de densidad. Según un punto de vista crítico, las sociedad es altamente pobladas requieren de ordenamientos jurídicos, y por esta razón, la ANARQUÍA, que postula la ausencia de un sistema legislativo, no podría funcionar en tales sociedades.

 

Los anarquistas reconocen la necesidad de la adopción de reglas

Es importante destacar que los anarquistas reconocen la necesidad de la adopción de reglas en toda sociedad. La consideración importante no es tanto si deben existir reglas, sino, sobre todo, el modo en que las reglas vayan a ser elaboradas. Los procedimientos utilizados hasta ahora, esencialmente centralizados, se han demostrado ineficaces para obtener una organización óptimamente racional.

En México, por ejemplo, aunque en él impera un sistema estatal y capitalista, se han intentado unos foros de consulta popular sobre algunos de los más graves problemas que afronta el país, y aunque las decisiones definitivas las toma el Estado y en estos foros han participado representantes de algunos sectores previamente designados por el propio Estado o sus dependencias, el procedimiento puede ser válido para la solución de los problemas presentados por las altas concentraciones urbanas, siempre que se oriente en un verdadero sentido democrático y de participación de toda la ciudadanía, debidamente organizada en barriadas, colonias o calles. La toma de decisiones descentralizada y federativa, por otro lado, es intrínsecamente más adecuada a enfrentar situaciones complejas, dado que por sí misma es compleja y diversificada. La multiplicación de los problemas demanda la correspondiente multiplicación para la recolección de información, de discusión y de toma de decisiones.

La cuestión del planteamiento anarquista al problema de los elevados niveles de población en relación a las exigencias ecológicas será investigada brevemente. Ello es necesario ya que la estrategia anarquista pecaría obviamente de no realista si requiriera una densidad global de población más baja de la que en la actualidad existe, o que no pudiera afrontar la alta tasa de crecimiento que será inevitable por algún periodo.

Sin embargo, en primer lugar deberíamos señalar que la descentralización de la población no demanda una baja densidad global de población. Muchos países del Tercer Mundo, en los que la población se halla fundamentalmente dispersa en pequeños pueblos, tienen una más alta densidad de población nacional que muchos otros países en los cuales la población se halla concentrada en grandes centros urbanos.

La política descentralizadora aumenta el nivel de población que puede mantenerse en determinada zona, como resultado de la disminución de la presión ecológica que resulta de la dispersión de la población y la industria, así como la escasez de producción, etcétera.

 

Los anarquistas y el control de la natalidad

Esto no significa que los anarquistas contemplen sin inquietud los niveles de crecimiento demográfico que amenazan con superar rápidamente los límites de la capacidad de nuestro planeta para soportar la vida humana, o que tan sólo depositen sus esperanzas en incrementar esta capacidad a través de la descentralización. ¿Existen, entonces, estrategias anarquistas para limitar el crecimiento demográfico al punto de estabilizar la población a un nivel más apropiado al bienestar humano y al óptimo equilibrio ecológico? Sin duda alguna las estrategias que los anarquistas proponen a este respecto son más eficaces que los procedimientos autoritarios que los gobiernos de todos los países se ven forzados a imponer. Es importante señalar que los anarquistas fueron los primeros en propiciar un control de la natalidad. Haciéndose eco de la denuncia pesimista de Malthus, los anarquistas propagaron un neomalthusianismo proponiendo un control de la natalidad por medio de la generación consciente (con este título apareció por los años 20 una revista en España). Es cierto que una verdadera generación consciente sólo será dable en una sociedad altamente consciente en todos los demás problemas de la vida social, pero la organización social que los anarquistas proponen, donde los intereses económicos se revierten ele particulares en cooperativos y donde la familia adquiere otras modalidades que no la condenan al autoritarismo paternal ni a la exclusiva fuente paternal de ingresos, y donde, además, la participación general en la solución de los problemas obliga a tomar consciencia de las necesidades a todos los componentes de la sociedad, la reducción de la natalidad como una alternativa imperiosa de supervivencia será más eficaz adoptada voluntariamente que impuesta por los intereses estatales. Y en una proyección a más largo plazo, la educación libre orientada hacia el beneficio general de la humanidad con una educación sexual acertada proporcionará, sin duda, soluciones más eficaces que las proyectadas por la sociedad autoritaria, la que se encuentra con innumerables barreras de prejuicios e intereses particulares que propician una paternidad sin límites.

A todo eso debe añadirse que en una sociedad donde la producción y el consumo se realicen bajo los lineamientos del bienestar general y no del lucro particular el problema de la alimentación (que es el más, grave peligro de la Sobrepoblación) se resolverá de manera que la producción alcance a satisfacer de manera general las necesidades de la humanidad entera, pues los enormes excedentes de algunos países ya alcanzan en la actualidad para cubrir las grandes deficiencias de los más hambrientos. Y si a la producción se agregan los enormes dispendios que actualmente se padecen en hombres y armas, el problema de la superpoblación se verá reducido, casi a cero.

Es obvio que las soluciones que los anarquistas proponemos a este problema y los que con él se relacionan más estrechamente no son proyectadas con el objetivo de integrarlas a las sociedades autoritarias imperantes, sino que significan por ellas mismas la desaparición de esas estructuras autoritarias.

 

 

El problema de la escasez

El anarquismo siempre se ha interesado por el problema de la escasez. Muchos de los llamamientos del anarquismo a los campesinos españoles, ucranianos y de otros países se basan en una visión que prefigura una sociedad de la abundancia basada en el comunismo libertario y en la producción fundada en necesidades reales. Una reciente teoría anarquista, ejemplificada en el clásico Post-scarcity anarchism, de Murray Bookchin, ha tomado la cuestión de la escasez como asunto principal para la teoría política. ¿Pero poseen los anarquistas evidencias de que su planteamiento acerca de la producción descentralizada y las tecnologías alternativas es practicable?

Según Colin Ward, las propuestas de un trabajo intensivo y la producción alimentaria descentralizada hechas por Kropotkin hace más de un siglo han mostrado a través de la experiencia ser bastante prácticas. Asimismo observa que “la experiencia japonesa -la evolución desde una insuficiencia doméstica, a través de la autosuficiencia, hasta una desconcertante «sobreproducción»- ilustra la posibilidad técnica de las afirmaciones de Kropotkin en cuanto a una enorme productividad a través de una agricultura intensiva. La moderna industria horticultora en Gran Bretaña y en los países continentales supera ampliamente sus expectativas…”. El Grupo por una Tecnología Intermedia de E. F. Schumacher se basa en la tradición de pensadores como Kropotkin y William Morris para desarrollar las denominadas “tecnologías apropiadas” que permitiría un desarrollo de las sociedades para solucionar sus problemas de escasez y desempleo, a la vez que evitan las desastrosas consecuencias de la industrialización pesada y urbanización.

Posibilidad de una sociedad de la abundancia

En los Estados Unidos de América, grupos tales como el Instituto para la Autosuficiencia Local están explorando las posibilidades a través de las cuales las comunidades locales empobrecidas pueden escapar de las asechanzas de la dependencia y de la explotación económica por medio del desarrollo de comunidades de producción industrial y agrícola. David Morris y Karl Hess presentan un cuadro bastante detallado de algunas de estas posibilidades en su libro Neighbourhood Power, que en parte se basa en su trabajo en las vecindades de Adams-Morgan de Washington, D. C.

Al discutir el planteamiento anarquista a tales cuestiones como el de la escasez y el nivel de vida, es importante observar que todo lo que se demanda no es para la mera subsistencia, sino más bien para una sociedad de abundancia. Los anarquistas arguyen que la aparente improbabilidad de alcanzar tal sociedad por medio de formas anarquistas de producción se debe a un error al cuestionar la ideología del consumo material. Si la abundancia debe basarse en una infinita expansión de la productividad y en una explotación exhaustiva de la naturaleza, es obvio que jamás se podrá alcanzar. Pero para los anarquistas, la abundancia se logrará del desarrollo de las necesidades sociales y de la satisfacción del deseo de Una existencia creativa y satisfactoria. En tal conexión se inspiran los anarquistas para su visión en la riqueza de la imaginación simbólica, la profundidad del sentimiento comunal y el gozo de la experiencia inmediata en muchas sociedades tradicionales.

Los anarquistas enfatizan la incapacidad de los simples incrementos en la producción para elevar el nivel cualitativo de la vida, una vez satisfechas las necesidades materiales básicas. Para discutir adecuadamente este tema, uno tendría a la larga que habérselas con problemas tales como la, naturaleza de una sociedad basada en el modelo del ser humano como consumidor, la reducción de los valores humanos a los valores de comodidad en una sociedad consumista, y la destrucción de los ambientes humano y natural en una sociedad obsesionada por la producción de comodidades y el crecimiento cuantitativo,

Es más, el reconocimiento de estos temas aparentemente abstractos no debería conducirnos al descuido por aprehender el interés práctico por formas de desarrollo tecnológico que combinen niveles de producción suficientemente altos para satisfacer las necesidades básicas y más elevadas con los requerimientos por un sistema social a medida del hombre, ni burocrático ni jerárquico. Lo que los anarquistas rechazan es un planteamiento simplista que aísle los problemas de la producción, por ejemplo, de la totalidad de las relaciones sociales, o el de quienes ven como única alternativa el continuo desarrollo de las presentes tendencias de la evolución técnica, o la inmediata destrucción de todo aquello logrado por tal desarrollo.

Este planteamiento directo ignora las direcciones alternativas en el desarrollo de la tecnología y asimismo pasa por alto las estrategias alternativas para la abundancia, tales como el gran reparto de los productos sociales como opuesto al consumo individualista, abolición del consumo superfluo resultante de la manipulación de las necesidades y deseos, y la creación de más necesidades sociales (en el cual el crecimiento de las necesidades por sí mismo nos llevará más hacia la abundancia que hacia la escasez) más bien que necesidades materiales consumistas. Es incorrecto asumir que la existencia de una sociedad de abundancia corresponde a la existencia de grandes cantidades de la clase de artículos de consumo que ahora se producen.

 

 

El problema de la distribución

Las formas anarquistas de producción y de “tecnología liberadora” son capaces de satisfacer las necesidades humanas básicas y son compatibles con aquellas formas sociales que se dirigen a la satisfacción de las más elevadas. Pero, aun cuando una sociedad anarquista pudiera alcanzar un adecuado nivel de producción, podría argüirse que tal sociedad sería incapaz de alcanzar una justa distribución de los bienes. Ante todo se argumenta que si los estados-nación son incapaces de trascender su “limitación territorial”, entonces las comunidades anarquistas con sus bases locales pueden tan sólo esperar que sean aún más limitadas; en segundo lugar, que la desigualdad entre las comunidades respecto a los recursos o a la productividad desembocaría en injusticias que no podrían ser rectificadas, y finalmente, que el proyecto anarquista sobre fa redistribución “espontánea” no tiene esperanzas dada la gravedad de la crisis mundial.

El federalismo libertario en el problema de la distribución

El argumento de que el anarquismo se encamina hacia una limitación fundada en las comunidades locales se basa en que fija la atención tan sólo en el énfasis anarquista sobre el control comunitario y en la descentralización, y en el desconocimiento de los principios del federalismo y del apoyo mutuo. Desde los tiempos de Bakunin y Kropotkin, el anarquismo ha subrayado la importancia de las federaciones locales, regionales y globales de las comunidades y colectivos obreros.

La relación entre el comunalismo local y el global está perfectamente expresada en la obra de Martin Buber, en la que afirma que a menos que las relaciones humanas, burocráticas, objetivizadas en las relaciones creadas por el Estado, el capitalismo y la alta tecnología, sean reemplazadas por relaciones cooperativas personalistas, nacidas en el grupo comunitario primario, no se podrá esperar que la gente tenga una profunda simpatía por la humanidad como unidad.

Según Buber, a menos que consigamos ver a la humanidad en nuestros vecinos es imposible abrigar esperanzas en superar esa “limitación” que impide actuar con simpatía hacia la totalidad de la especie. Pero ello no es un simple precepto moral; sobre todo es un llamado a la praxis comunitaria. Como afirma Buber: “una comunidad orgánica -y sólo una tal comunidad puede conjuntarse para formar una equilibrada y articulada raza de hombres- no podrá jamás erigirse por encima de los individuos, excepto tan sólo en pequeñas y cada vez menores comunidades: una nación es una comunidad en la medida en que es una comunidad de comunidades”.

Los anarquistas afirman que extender esa redistribución es una necesidad, y que será alentada más por la práctica de la ayuda mutua a través de la libre federación que por las naciones-estados o por la creación de un estado mundial. El elemento central en la coyuntiva anarquista concierne al desarrollo de los intereses de clase en sociedades basadas en formas de organización burocráticas y centralizadas. La cuestión relevante es si las formas estatista o federalista de organización pueden mejor contribuir al desarrollo de los modelos de cooperación tanto del pensamiento como de la acción y, examinar el otro lado del mismo asunto en cuestión, si el poder en verdad corrompe en gradual proporción en que es centralizado o concentrado.

La teoría anarquista sostiene que en tanto se mantenga la concentración del poder económico o político, debemos esperar que éste será empleado en interés de quienes controlen ese poder. Por ejemplo, en los Estados Unidos de América, nación con la mayor concentración de la riqueza y con una de las tradiciones más prolongadas de democracia liberal, apenas presenta virtualmente ninguna redistribución entre los estratos económicos y sólo una fracción del uno por ciento del producto nacional bruto se destina a ayudar a los países más pobres.

Como evidencia de la naturaleza de la alternativa propuesta por los anarquistas, podemos examinar las federaciones establecidas por los anarcosindicalistas en España en 1936. Observamos que la redistribución, que desde hacía mucho tiempo estuvo ausente por generaciones en los países democráticos liberales y de carácter social, se efectuó en un periodo de unos pocos meses en las zonas colectivizadas, ante todo como resultado de la institución de la industria y agricultura autodirigidas. En el corto tiempo que las colectividades pudieron actuar autónomamente, éstas empezaron a difundir este igualitarismo más allá de los límites de las colectividades en sí.

La ayuda intercomunal durante la Revolución Española

En la gran mayoría de las colectividades en toda España el principio comunista libertario fue aplicado no tan solo en cada colectividad, sino en todas las colectividades. Esos programas representaron un alivio a los necesitados así como la redistribución de fertilizantes y maquinaria de las colectividades más ricas a las más pobres, y cooperativas de producción de semilla para su distribución a zonas más necesitadas. Existía un despertar entre los colectivistas que “al elevar la mentalidad comunalista, el siguiente paso fue el de superar el espíritu regionalista”. Los experimentos de los anarquistas españoles durante la Revolución proveyó evidencias a la reivindicación anarquista de que cuando los seres humanos desarrollan modelos de vida y valores basados en la ayuda mutua a nivel de pequeños grupos y comunidades locales, se puede ir lejos en la práctica de la ayuda mutua en otros niveles de organización social.

Dada la tecnología de la liberación ahora existente, el mayor problema para las sociedades pobres es la realización de la transformación social. Para esto se requiere su liberación económica y política de la explotación de los poderes imperialistas y de las clases nativas dirigentes, así como su emancipación de los modelos de dominación transmitidos a través de la tradición cultural. La función de un movimiento anarquista en tales sociedades es la creación de una praxis adecuada para desplazar tales grupos y estructuras, e instituir formas liberadoras en su lugar. Así, el problema económico no es visto como la ausencia de una forzada redistribución (la que sería muy probablemente rechazada por las clases y estados que se benefician de la explotación), sino más bien como la destrucción de los modelos de producción indeseables, resultado de la mala distribución y de las ideologías que legitiman el proceso.

Aunque la redistribución, producción y distribución en general no tuviera efecto “espontáneamente” en el sentido que ocurrieran sin planteamiento o estrategia, es mucho más probable que tuviera lugar una más justa distribución como resultado de los conscientes esfuerzos cooperativos de los explotados para cambiar las relaciones de poder, como una consecuencia del acuerdo de los poderes explotadores sujetos ellos mismos al control de una más elevada autoridad política que violentaría la redistribución.

La real alternativa al planteamiento anarquista parece ser, no un optimismo democrático liberal o de carácter social acerca de la democracia global, sino más bien el marxismo-leninismo, que se halla suficientemente atento a las realidades del poder económico para realizar que tal cambio en las relaciones de poder inevitablemente envolverá un proceso global de lucha de clases. Pero aunque los anarquistas puedan estar acordes en que el planteamiento marxista-leninista pueda tener feliz éxito en reducir significativamente los extremos de la desigualdad económica, ello es un juicio errático como praxis de liberación, por las siguientes razones: 1) el punto de vista marxista-leninista de la revolución social, con su fuerte inclinación hacia el estatismo y el centralismo, da como resultado un nuevo estado capitalista y una forma centralista-burocrática de dominación clasista perpetuadora de la desigualdad política y a menudo de la economía; 2) la aceptación acrítica del marxismo-leninismo de la alta tecnología conduce a continuar la producción alienada y el obligatorio desarrollo de un interés clasista tecnocrático y continuar la dominación de la naturaleza y la destrucción de la ecosfera, y 3) la orientación economicista y productivista del marxismo leninismo le oculta muchos importantes aspectos de la lucha por la liberación humana, uno de los no menos importantes, el cultural, el estético y el erótico, y debilita su análisis de muchas formas de dominación (incluyendo el político, racial, sexual y psicológico).

 

 

El problema de la transición

Otro argumento común contra la posición anarquista es el de que la transición hacia una sociedad anarquista tendría resultados desastrosos, dado el alto grado de interdependencia entre la actual economía mundial y el presente nivel de urbanización. El anarquismo es visto como un cambio que implicaría un cataclismo, la, destrucción inmediata de toda la compleja organización, y una regresión a la independencia comunal.

La alta tecnología y la independencia comunal

Pero como ya ha sido señalado, los anarquistas no abogan por la completa independencia comunal, sino más bien una interdependencia orgánica que empieza con las unidades sociales más fundamentales y edificando, a través de la federación, a, la humanidad como unidad. Los anarquistas no han propuesto que el cambio tecnológico y la descentralización deben ser tomados como principios absolutos para ser aplicados dogmáticamente, sin importar lo que las necesidades humanas pueden dictar. Los anarquistas no abogan porque toda la tecnología sea destruida, mientras esperamos que formas alternativas liberadoras sean desarrolladas e instituidas, Ellos proponen, en su lugar, que la investigación actual debe ser realizada sobre tecnología alternativa y que el pueblo empiece a usar tales formas liberadoras lo máximo posible, ello mientras la alta tecnología continúe predominando. Por ejemplo, mientras los anarquistas rechazan completamente la conversión a la energía nuclear, no abogan, sin embargo, porque esos otros recursos energéticos sean eliminados, sino que deben ser reemplazados progresivamente por otras alternativas, como son la solar, eólica, metano, geotérmica.

De manera similar, los anarquistas no abogan por la descentralización a través de la aniquilación o reagrupamiento forzoso de los habitantes de la ciudad. Muchos anarquistas aprueban las ciudades a escala tradicional y abogan por políticas tales como la de asambleas vecinales, la integración del trabajo, el juego y los lugares públicos, jardines y talleres comunales, y planteamientos semejantes para transformar el medio urbano. Sin embargo, los anarquistas prevén reducir las inhumanas megalópolis al nivel de la ciudad y un proceso progresivo de síntesis ciudad-campo. Lo que consideramos una necesidad inmediata no es el desplazamiento de grandes masas populares, sino la institución de la democracia directa a pequeña escala en la forma de asambleas vecinales y factoriales.

 

 

Nota sobre la autodefensa

Es un fundamental principio del anarquismo que si la comunidad debe ser defendida, ello deberá resultar por la acción voluntaria del pueblo. Esto conduce efectivamente a la crítica de que la comunidad anarquista no podría defenderse efectivamente a sí misma contra las altamente organizadas y disciplinadas fuerzas militares en que ordinariamente se constituyen en periodos de guerra. De hecho, no existe ninguna defensa para ella, mientras cada miembro no desee que la comunidad sea defendida, si cada uno lo desea, por ser  de interés personal, voluntariamente se elegirán a sí mismas para efectuar la defensa.

La autodefensa popular puede ser efectiva

Los anarquistas creen firmemente que “la guerra es la salud del Estado”, y que por consecuencia siempre representa una amenaza para el desarrollo de la libertad. Militarizar una sociedad para luchar contra el autoritarismo significa una victoria automática para el autoritarismo. Por esta razón, los anarquistas insisten sobre la necesidad de limitar la actividad militar para la autodefensa comunal a través de milicias populares, y así se oponen a las fuerzas militares jerárquicas, dirigidas centralmente. En este contexto, el argumento que tal planteamiento perderá el apoyo popular, no es de ningún modo significativo. Las comunidades, de hecho, se defienden a sí mismas cuando existe un real peligro para su libertad. La objeción teórica concerniente a la no participación popular, pasa por alto los elementos psicológicos de la guerra y los efectos penetrantes de la presión social. Una comunidad coherente no tiene dificultad para, asegurar su participación para su defensa, aunque el requisito anarquista acerca del voluntarismo resulta más y más difícil de cumplimentar en cuanto aumenta en magnitud la amenaza al grupo. La cuestión crucial es por lo tanto si la estrategia de la autodefensa popular puede ser efectiva cuando sea utilizada.

La respuesta parece ser que sí, que la autodefensa popular puede ser efectiva. Por ejemplo, el movimiento anarquista campesino del majnovismo en Ucrania desarrolló métodos sumamente exitosos de lucha guerrillera contra fuerzas superiores en sus batallas contra diversos ejércitos desde 1918-1921. El éxito  militar de los majnovistas acabó tan sólo cuando su ejército debilitado tras sus victorias contra las fuerzas derechistas, fue atacado por su anterior “aliado”: los bolcheviques. En la Revolución Española también se alcanzó un destacado grado de movilización de la población durante el periodo de las milicias populares. De hecho, el apoyo y la moral tan sólo declinaron significativamente cuando las milicias fueron militarizadas en manos del Estado. Experiencias recientes, tales como las guerras indochinas y la resistencia al colonialismo y al neocolonialismo en muchas zonas del mundo (Afganistán viene a ser el más reciente ejemplo), han puesto en cuestión la habilidad del poderío de las naciones-estados para destruir con éxito (o con provecho) la oposición en zonas donde la guerra de guerrillas es vigorosamente apoyada por las comunidades locales.

En su argumento final, Wertheimer señala en contradicción con lo que él considera ser la posición anarquista, “los sufrimientos humanos no pueden siempre ser atribuidos a los estados y sus superestructuras legales”. Este comentario ilustra muy bien una de las ideas erróneas más comunes acerca de la naturaleza del anarquismo, propiamente, al ser reducido a un mero antiestatismo u oposición al gobierno. Sin embargo, al analizar las limitaciones sociales para el desarrollo humano, los anarquistas no han restringido sus análisis a los efectos del Estado. Su crítica abarca a todo el sistema de dominación, incluyendo no tan sólo sus aspectos burocráticos y estatistas, sino también factores tales como la explotación económica, la opresión racial, sexual, el heterosexismo, la ancianidad y la dominación tecnológica.

Los anarquistas mantienen que las raíces de la presente crisis ecológica pueden encontrarse en los sistemas prevalecientes de industrialismo y de alta tecnología centralizada. El programa anarquista es tanto una estrategia para la liberación humana como un plan para evitar la catástrofe ecológica global. Este programa obviamente requiere una gran participación del desarrollo futuro, pero aun en su forma presente parece ser la única política práctica que ofrece una viable síntesis entre los valores de autodesarrollo humano y de liberación, y aquellos de equilibrio ecológico y supervivencia global. Como Richard Falks escribe: “la visión anarquista... de una fusión entre una confederación universal y formas societarias orgánicas de carácter comunal permanece en el mismo centro del único feliz prospecto para el orden mundial futuro”.

 

 

C)   PROYECTOS Y PROGRAMAS

Señalamos anteriormente que en toda la historia del anarquismo el proyecto de sociedad futura elaborado ya con acusados perfiles de programa fue el Dictamen sobre Comunismo Libertario aprobado por el Congreso celebrado por la Confederación Nacional del Trabajo de España en el mes de mayo de 1936 y es muy interesante destacar que aunque en muchos aspectos ese mismo proyecto sirvió de orientación en las realizaciones revolucionarias iniciadas sólo dos meses después, cuando en algunas regiones se venció al alzamiento nazifascista encabezado por los militares, no se aplicó de manera irrestricta sino que la organización de la sociedad bajo los lineamientos generales del Comunismo libertario se adaptó a los diversos matices que presentaba cada localidad o región, manteniéndose así las esencias libertarias de la nueva organización.

En aquel ya lejano julio de 1936, se alzaron en España los militares fascistas para imponer un régimen a la manera y usanza del nazismo alemán y el fascismo italiano mezclados con un fascismo sui géneris muy español. En media España fueron los militares detenidos por el empuje proletario, y en ella fueron vencidos. Y media España, dominada por todas las fuerzas negras del despotismo criminal -militarismo, iglesia, plutocracia, señoritismo-, luchó contra la otra media, que defendía las libertades más esenciales. Y donde el pueblo heroico logró detener y hacer abortar el intento fascista, el estado burgués y toda la organización que el régimen representaba se derrumbó estrepitosamente, arrastrando tras sí todo el andamiaje que le es consustancial. Y el pueblo que venció al fascismo se encontró inesperadamente en sus manos con todos los resortes de la vida social. Y heroicamente, valientemente, con original audacia, a la vez que se enfrentaba a los ejércitos disciplinados y potentes del nazifascismo internacional, ensayó nuevas formas de organización social, construyó nuevas estructuras y edificó la revolución más original de este siglo, la primera ,revolución fundamentalmente anarquista de la historia.

Para detallar las realizaciones anarquistas de aquella gesta se necesitarían varios tomos, por lo que nos limitaremos a destacar algunos aspectos humana mente constructivos de aquella revolución; desconocida por las generaciones nuevas, desprestigiada por los intereses bastardos del estatismo -pardo, rojo y negro- e incomprendida por la mayoría de los historiadores más o menos honrados que se han ocupado de ella…

Porque, independientemente de las transgresiones más o menos obligadas por las necesidades de la guerra, y de las cuales hacemos abstracción voluntaria, el anarquismo español consiguió crear un orden nuevo, un orden anárquico, sutil y hábilmente compatibilizado con la situación.

 

La Revolución Española

No se ha escrito aún la historia detallada de lo que fue la Revolución Española de 1936. La desgraciada circunstancia, de la simultaneidad de la guerra y la revolución, y el particular significado de nuestra guerra como preludio y ensayo de la Segunda Guerra Mundial han motivado que las realizaciones revolucionarias apenas hayan merecido la atención de algunos historiadores honrados. Los demás han silenciado aquellas realizaciones o las han denigrado...

…Cierto es que ante los hechos mismos, con la euforia que despertaba la inmensidad de lo que se hacía, algunos escritores relataron lo que vieron en algunos pueblos, como es el caso de Alardo Prats, Agustín Souchy, Gastón Leval, George Orwell y otros, que escribieron libros y crónicas en publicaciones y periódicos de la época. De algunos de ellos hemos tomado material para lo que a este respecto reseñamos.

La guerra en la que España se debatió contra el fascismo internacional durante tres años es, sin duda, merecedora de los más profundos estudios y ofrece lecciones vitales en el desarrollo histórico de la lucha por la libertad, pero, premeditadamente, en este libro no queremos incursionar en ese terreno para fijar nuestra atención en las realizaciones revolucionarias y las experiencias constructivas realizadas simultáneamente a la lucha guerrera durante aquella revolución de significado tan nuevo y tan profundo.

Lo que apuntamos en este libro no significa ni un estudio ni una relación exhaustivos de la obra constructiva de la Revolución Española. Los hechos que se mencionan son como ejemplos de otras muchas realizaciones de carácter similar, aunque con las características peculiares de la geografía, las costumbres y demás variantes etnológicas que son inherentes a un pueblo con diferenciaciones regionales muy marcadas producto de una historia de influencias diversas y una orografía muy accidentada, como es normal que corresponda a uno de los países más montañosos de Europa. Empero, las verdaderas esencias de la Revolución que allá se realizó fueron idénticas en todas partes. Por doquiera se demostró que las teorías sociales del anarquismo, en algunos lugares llevadas hasta las realizaciones más puras, estableciendo en el vivir cotidiano aquel comunismo libertario impregnado de las bellas teorías del apoyo mutuo, la dignidad personal y la libertad verdadera, consideradas utópicas hasta entonces, pueden ser convertidas en viva realidad cuando un pueblo se decide a caminar por los verdaderos senderos de la libertad, la igualdad y la justicia.

 

La tradición colectivista en el agro español

El sentimiento colectivista en España proviene de muy lejos. Las mayores autoridades en la historia de aquel país señalan que hay en las costumbres y el sentimiento del pueblo español una tendencia muy acentuada hacia el colectivismo, Y esa tendencia se remonta hasta tiempos muy lejanos en su historia. Dice el gran historiador don Rafel Altamira que ya los primitivos iberos, tal vez influidos por la situación geográfica, consistente en la gran extensión de terreno disponible y la escasa población de aquellos tiempos, hacía que los clanes, tribus y familias, incluso pequeñas poblaciones, trabajaran en común las tierras disponibles para la agricultura sin que hubiera un interés mayor en la propiedad territorial, dado su escaso valor.

Después, en las sucesivas invasiones, esta organización agraria fue respetada y aprovechada en un gran porcentaje, aunque surgieron también algunos terratenientes que se apropiaron de terrenos donde trabajaban sus esclavos procedentes de botines de guerra; pero parece ser que la organización colectivista preponderantemente libre continuó, permaneciendo a través de muchos siglos. Sobradamente conocida es la organización colectivista que los árabes establecieron en la península durante los nueve siglos de su dominio. Fueron las organizaciones árabes en algunos aspectos tan perfectas que perduraron a través del tiempo, y el cristianismo y la organización económica que de él dependía las conservaron e incluso fortalecieron. El Tribunal de las Aguas, por ejemplo, fue una institución que establecieron los árabes para dilucidar la equitativa distribución de las aguas en la región valenciana, que ha permanecido hasta nuestros días, e incluso hoy ya es una tradición que se practica y continúa respetándose. Y el gran Joaquín Costa, en su libro El colectivismo agrario en España, cita infinidad de datos sobre poblaciones y ciudades de todo el territorio peninsular que conservan también muchos aspectos de aquella tradición: montes comunes donde todo el vecindario en ciertas épocas del año tiene derecho a sacar leña y realizar alguna clase de cultivo, y algunos aspectos de la agricultura que son realizados en común por acuerdo unánime de todos los habitantes de la localidad; incluso aquella, hermosa tradición de apoyo mutuo que representaba la ayuda prestada entre sí por los pequeños propietarios, quienes cuando alguno caía enfermo o estaba imposibilitado de realizar los trabajos correspondientes a su parcela, los vecinos o los afiliados a las hermandades campesinos que frecuentemente se constituían ejecutaban gratuitamente los trabajos pertinentes para que el ciclo normal del cultivo de la tierra del enfermo no se interrumpiera. En el libro citado (El colectivismo agrario en España) dice textualmente el propio Joaquín Costa en la página 310:

“Un historiador siciliano, Diodoro, contemporáneo del Emperador Augusto, que escribió pocos años antes de la Era Cristiana, pero cuyas noticias acerca de la Celtiberia están tomadas de autores mucho más antiguos, tales como Timeo Tauromenio (siglo III a. C.), Polybio (primera mitad del siglo II) y Posidonio de Apamea (hacia el año 100 a. C.), refiere en su Bibliotheca que entre las naciones que confinaban con los celtíberos, la más civilizada era la de los vacceos (cuenca del Duero: 18 poblaciones o gentes; capital Palencia): todos los años se distribuían entre sí las tierras de labor para cultivarlas y poniendo luego en común los frutos obtenidos por todos, adjudicaban a cada uno su parte; aquellos que escondían alguna parte de su cosecha sin aportarla al acervo común, eran castigados con pena capital”.

En la página 315, refiriéndose al dominio de los romanos después de las sucesivas conquistas que realizaron por las diversas regiones, dice así:

 

La España colectivista anterior a nuestra Era

«”Nadie supo apreciar la situación con tanta perspicacia y elevación de miras ni sacar partido de ella en bien de Roma y de los celtíberos como Tiberio Sempronio Graco, pretor de la España Citerior entre los años 178 y 179 antes de la Era Cristiana. No bien hubo cerrado la serie brillante de sus triunfos sobre la Celtiberia, ajustó con diversas tribus tratados de paz que hacían de los celtíberos socios o aliados del pueblo romano; y estableció la paz interior restableciendo indirectamente la antigua constitución agraria del país. «Congregó a los pobres en lugares -dice Appiano-, repartiendo tierras a todos, e impuso a todos los pueblos una constitución precisa y regular que los ligaba a Roma por vínculos de alianza y amistad sellados con juramento recíproco». El hábil diplomático y organizador romano había decidido a la nobleza de los celtíberos a ingresar en las filas de las legiones; se había formado en ella una clientela; y mediando entre las dos clases enemigas reparó los efectos económicos de la conquista céltica llamando a los proletarios al disfrute libre del suelo, emancipándolos por este medio del vasallaje opresor en que vivían, soldando aquellas dos mitades de una unidad política siempre en vías de formación que se mantenía divorciada desde hacía tres siglos e incapacitada para todo progreso. De esta manera se restablecieron las colectividades agrarias que en algunos aspectos habían sido sojuzgadas por los tiranos de la época”.

“En los 25 años de paz que siguieron a la celebración de los tratados del año 178, hubo de operarse un cambio radical en las poblaciones de la cuenca superior del Duero y en una parte de las del Ebro. Amparados por una constitución estable y regular que los ponía a cubierto de la arbitrariedad, equilibrado el poder y sosegados los ánimos, sin los rencores, inquietudes y falta de estímulos de antes, gozosa y satisfecha la plebe en el trabajo de los campos comunes, que era tanto como decir de la tierra propia, respirando un ambiente de libertad a la sombra de la paz, multiplicadas las relaciones con los mercados exteriores por la gran arteria fluvial que le brindaba fácil salida al Mediterráneo, la Celtiberia debió alcanzar un grado de prosperidad comparado en cierta medida al de la Turdetania bética”».

Luego, siguiendo la relación de esa situación durante aquellos tiempos, Costa, en el libro ya citado, dice en la página 321:

“Por Diodoro, por Strabón y por Avieno consta que la riqueza pecuaria era en España la principal, entrando la carne y la leche por una gran parte en la alimentación de los moradores. Aventajaba por mucho a la economía agraria, la pastorial, siendo la consecuencia que la restante porción del territorio, sin duda alguna la más extensa, reservada a los pastos, fuese asimismo poseída y beneficada en común con más razón aún que las tierras de labor”.

Más adelante, en la página 323, saltando todo el periodo histórico de aquellos tiempos primitivos hasta la Edad Media, refiere Joaquín Costa en el mismo libro lo siguiente:

«“La fórmula usual en diversos fueros municipales en las centurias XI a XIV fue esta que transcribo del de logroño (año 1095) y el de Inestrosa (1287): «E doquier que estos pobladores fallaren tierras desiertas dentro de su término non labradas, lábranlas; e doquier que fallaren yerbas para pacer, pázcanlas, é eso mesmo ciérrenlas para facer feno é para que pazcan los ganados; é doquier que fallaren aguas para regar huertas o viñas, ó para sus molinos, ó para sus huertos ó para otras cosas que les menester hicieren, tómenlas; é doquier que fallaren leña, é montes, é árboles, para quemar o para hacer casas, ó para todo lo que menester les hiciere, tómenlo sin ninguna ocasión»”.

“Los Fueros y las Ordenanzas viejos de Cázares nos representan a esta villa como una gran comunidad agraria”».

Y aún más adelante, en la página 332, continúa anotando Joaquín Costa:

“Parece fuera de duda que la comunidad agraria, con su explotación en común o su reparto periódico de labrantíos y pastos, estuvo en vigor en los concejos o municipalidades libres, por lo menos en una parte de la península, durante los siglos medios”.

Dictamen sobre Comunismo Libertario aprobado por la C. N. T. de España en 1936

Sería abrumador continuar citando los antecedentes que fueron engendrando la tradición colectivista en el pueblo español, pero eran necesarias estas citas para comprender en cierto modo la, aceptación que encontraron en este pueblo los ideales comunitarios del anarquismo. Por ello surgieron espontáneas las colectividades en todo el territorio que pudo liberarse de la embestida fascista venciendo la sublevación militar.

El gran geógrafo e historiador Gonzalo de Raparaz señala con ahínco que ninguna de las ideologías sociales aparecidas en España en nuestros tiempos supo interpretar el instintivo sentimiento colectivista español como el anarquismo, y por ello se explica que en todos los congresos de la C. N. T. organización obrera de fuertes esencias anarquistas, se vislumbre el futuro como una sociedad comunista libertaria, lo que culminó con el Dictamen aprobado por el Congreso de Zaragoza en mayo de 1936.

Como un real antecedente a cuanto se describe después, bueno será transcribir íntegro el Dictamen sobre Comunismo Libertario que se aprobó en mayo de 1936.

«“Es del dominio de todas las delegaciones que asisten a este Congreso que en el seno orgánico de la C. N. T. se agitan, con dinamismo bien marcado, dos maneras de interpretar el sentido de la vida y la base de la estructuración de la economía post-revolucionaria, Esta múltiple concepción de tendencias obedece, a no dudar, a razones doctrinales y filosóficas que, al abrir huella en la psicología de los militantes, crean dos formas inconclusas de pensamiento, cuyas energías en potencia hoy se esfuerzan por imprimir directrices, dando cauce a las dos corrientes”.

“Ahora bien, si en esta doble movilidad de las energías confedera les no mediara el afán natural de hegemonía, no habría problema. Pero esa aspiración espiritual, tenaz y constante, habrá de manifestarse con fuerza nueva en el plano interno de nuestros cuadros, abriendo, con el litigio, peligros serios a la unidad que acabamos de concertar en este Congreso. Es por eso por lo que, al elaborar el dictamen, la Ponencia, con la serenidad y conciencia necesarias para aquilatar y asumir la responsabilidad histórica y trascendental de esta hora; ha debido buscar la fórmula que recoja el espíritu y pensamiento de las dos corrientes, articulando con él los cimientos de la vida nueva”.

“Así, pues, declaramos:”

Primero. Que al poner la piedra angular a la arquitectura del dictamen hemos procurado construir con austero sentido de armonía sobre estos dos pilares: individuo y sindicato, dando margen al desenvolvimiento paralelo de las dos corrientes y concepciones”.

Segundo. Consignamos, como refrendo a la expresa garantía de la armonía, el reconocimiento implícito de la soberanía individual. Con esta potestad, que vindica la libertad por encima de todas las disciplinas atentatorias habremos de articular las distintas instituciones que en la vida han de determinar la necesidad, poniendo cauces a la relación”.

“Y es así como, socializando el cúmulo de toda la riqueza social y garantizada la posesión, en uso, de los instrumentos de trabajo, haciendo igual para todos la facultad de producir, facultad convertida en deber, para tener opción al derecho de consumir, que el instinto por ley natural vindica en todos por los imperativos de la conservación de la vida, surge el principio anárquico del libre acuerdo para concertar entre los hombres el alcance, transacción y duración del pacto. Es así como el individuo, célula con personalidad jurídica, y entidad angular de las articulaciones sucesivas, que la libertad y la potestad de la Federación habrán de crear, ha de constituir el engarce y nomenclatura de la nueva sociedad por venir”.

Sería absurdo estructurar con precisión matemática la sociedad del porvenir

“Hemos de pensar todos que estructurar con precisión matemática la sociedad del porvenir sería absurdo, ya que muchas veces entre la teoría y la práctica existe un verdadero abismo. Por ello no caemos en el error de los políticos que presentan soluciones definitivas para todos los problemas, soluciones que en la práctica fallan ruidosamente. Y es porque pretenden imponer un método para todos los tiempos, sin tener en cuenta la propia evolución de la vida humana”.

“No haremos eso nosotros, que tenemos una visión más elevada de los problemas sociales. Al esbozar las normas del comunismo libertario no lo presentamos como un programa único, que no permita transformaciones. Estas vendrán, lógicamente, y serán las propias necesidades y experiencias quienes las indiquen”.

“Aunque tal vez parezca que se encuentre un poco fuera del mandato que nos ha sido encomendado por el Congreso, creemos preciso puntualizar algún aspecto de nuestro concepto de la revolución y las premisas más acusadas que a nuestro juicio pueden y deben presidirla”.

“Se ha tolerado demasiado el tópico según el cual la revolución no es otra que el episodio violento mediante el que se da al traste con el régimen capitalista. Aquélla, en realidad, no es otra cosa que el fenómeno que da paso de hecho a un estado de cosas que desde mucho antes ha tomado cuerpo en la conciencia colectiva”.

“Tiene la revolución, por lo tanto, su iniciación en el momento mismo en que, comprobada la diferencia existente entre el estado social y la conciencia individual, ésta; por instinto o por análisis, se ve forzada a reaccionar contra aquél”.

“Por ello, dicho en pocas palabras, conceptuamos que la revolución se inicia:”

Primero. Como fenómeno psicológico en contra de un estado de cosas determinado que pugna con las aspiraciones y necesidades individuales”.

Segundo. Como manifestación social cuando, por tomar aquella reacción cuerpo en la colectividad, choca con los estamentos del régimen capitalista”.

Tercero. Como organización, cuando sienta la necesidad de crear una fuerza capaz de imponer la realización de su finalidad biológica”.

“En el orden externo, merecen destacarse estos factores:”

Hundimiento de la ética que sirve de base al régimen capitalista”.

Bancarrota de éste en su aspecto económico”.

Fracaso de su expresión política, tanto en orden al régimen democrático como a la última expresión, el capitalismo de Estado, que no otra cosa es el comunismo autoritario”.

“El conjunto de estos factores convergentes en un punto y momento dado, es el llamado a determinar la aparición del hecho violento de dar paso al periodo verdaderamente evolutivo de la revolución”.

“Considerando que vivimos el momento preciso en que la convergencia de todos estos factores engendra esta posibilidad prometedora, hemos creído necesaria la confección de un dictamen que, en sus líneas generales, siente los primeros pilares del edificio social que habrá de cobijarnos en el futuro”.

 

 

Concepto constructivo de la revolución”.

“Entendemos que nuestra revolución debe organizarse sobre una base estrictamente equitativa”.

“La revolución no puede cimentarse ni sobre el apoyo mutuo, ni sobre la solidaridad, ni sobre ese arcaico tópico de la caridad. En todo caso estas tres fórmulas, que a través de los tiempos han parecido querer llenar las deficiencias de tipos de sociedad rudimentarios en los que el individuo aparece abandonado frente a una concepción del derecho arbitrario e impuesto, deben refundirse y puntualizarse en nuevas normas de convivencia social que encuentren su más clara interpretación en el comunismo libertario: dar a cada ser humano lo que exijan sus necesidades, sin que en la satisfacción de las mismas tenga otras limitaciones que las impuestas por las necesidades de la nueva economía creada”.

“Si todos los caminos que se orientan hacia Roma conducen a la Ciudad Eterna, todas las formas de trabajo y distribución que se dirijan hacia la concepción de una sociedad igualitaria conducirán a la realización de la justicia y de la armonía social.

Las primeras medidas de la revolución

“En consecuencia, creemos que la revolución debe cimentarse sobre los principios sociales y éticos del comunismo libertario, que son:”

Primero. Dar a cada ser humano lo que exijan sus necesidades, sin que en la satisfacción de las mismas tenga otras limitaciones que las impuestas por las posibilidades de la economía”.

Segundo. Solicitar de cada ser humano la aportación máxima de sus esfuerzos a tenor de las necesidades de la sociedad, teniendo en cuenta las condiciones físicas y morales de cada individuo”.

 

Organización de la nueva sociedad después del hecho revolucionario. Las primeras medidas de la revolución”.

“Terminado el aspecto violento de la revolución, se declararán abolidos: la propiedad privada, el Estado, el principio de autoridad y, por consiguiente, las clases que dividen a los hombres en explotadores y explotados, oprimidos y opresores”.

“Socializada la riqueza, las organizaciones de los productores, ya libres, se encargarán de la administración directa de la producción y del consumo”.

“Establecida en cada localidad la comuna libertaria, pondremos en marcha el nuevo mecanismo social. Los productores de cada ramo u oficio, reunidos en sus sindicatos y en los lugares de trabajo, determinarán libremente la forma en que éste ha de ser organizado”.

“La comuna libre se incautará de cuanto antes detentaba la burguesía, tal como víveres, ropas, calzados, materias primas, herramientas de trabajo, etc. Estos útiles de trabajo y materias primas deberán pasar a poder de los productores para que éstos los administren directamente en beneficio de la colectividad”.

“En primer término las comunas cuidarán de alojar con el máximo de comodidades a todos los habitantes de cada localidad, asegurando asistencia a los enfermos y educación a los niños”.

“De acuerdo con el principio fundamental del comunismo libertario, como hemos dicho antes, todos los hombres útiles se aprestarán a cumplir el deber voluntario -que se convertirá en verdadero derecho cuando el hombre trabaje libre- de prestar su concurso a la colectividad, en relación con sus fuerzas y sus capacidades, y la comuna cumplirá la obligación de cubrir sus necesidades”.

“Desde luego, es preciso crear ya, desde ahora, la idea de que los primeros tiempos de la revolución no resultaran fáciles y de que será preciso que cada hombre aporte el máximo de esfuerzos y consuma solamente lo que permitan las posibilidades de la producción. Todo periodo constructivo exige sacrificio y aceptación individual y colectiva de esfuerzos tendientes a superar las circunstancias y a no crear dificultades a la obra reconstructiva de la sociedad que dé común acuerdo todos realizamos”.

 

 

Plan de organización de los productores”.

Organización de la producción

“EI plan económico de organización, en cuantas manifestaciones tenga la producción nacional, se ajustará a los más estrictos principios de economía social, administrados directamente por los productores a través de sus diversos órganos de producción, designados en asambleas generales de las variadas organizaciones y por ellas controlados en todo momento.

“Como base (en el lugar de trabajo, en el sindicato, en la comuna, en todos los órganos reguladores de las nueva sociedad), el productor, el individuo como célula, como piedra angular de todas las creaciones sociales, económicas y morales”.

“Como órgano de relación dentro de la comuna y en el lugar de trabajo, el consejo ele taller y de fábrica, pactado con los demás centros de trabajo”.

“Como órgano de relación de sindicato a sindicato (asociación de productores), los consejos de estadística y de producción, que se seguirán federando entre sí hasta formar una red de relación constante y estrecha entre todos los productores de la Confederación Ibérica”.

“En el campo: como base, el productor en la comuna, que usufructuará todas las riquezas naturales de su demarcación política y geográfica”.

“Como órgano de relación, el consejo de cultivo, del que formarán parte elementos técnicos y trabajadores integrantes de las asociaciones de productores agrícolas, encargados de orientar la intensificación de la producción, señalando las tierras más propicias a la misma, según su composición química”.

“Esos consejos de cultivo establecerán la misma red de relaciones que los consejos de taller o de fábrica y de producción y estadística, complementando la libre federación que representa la comuna como demarcación política y subdivisión geográfica”.

“Tanto las asociaciones de productores industriales como las asociaciones de productores agrícolas se federarán nacionalmente -mientras sea únicamente España el país que haya realizado su transformación social- si, llevados a esa disyuntiva por el mismo proceso del trabajo a que se dediquen, lo estiman conveniente para el más fructífero desarrollo de la economía: e idénticamente se federarán en el mismo sentido aquellos servicios cuya característica propenda a ello para facilitar las relaciones lógicas y necesarias entre todas las comunas libertarias de la Península”.

“Estimamos que con el tiempo la nueva sociedad conseguirá dotar a cada comuna de todos los elementos agrícolas e industriales precisos a su autonomía, de acuerdo con el principio biológico que afirma que es más libre el hombre -en este caso la comuna- que menos necesita de los demás”.

 

 

Las comunas libertarias y su funcionamiento”.

“La expresión política de nuestra revolución hemos de asentarla sobre esta triología: el individuo, la comuna y la federación”.

“Dentro de un plan de actividades estructurado en todos los órdenes desde un punto de vista peninsular, la administración será de manera absoluta de carácter comunal”.

“La base de esta administración será, por consiguiente, la comuna. Estas comunas serán autónomas y estarán federadas regional y nacionalmente para la realización de los objetivos de carácter general. El derecho de autonomía no excluirá el deber de cumplir los acuerdos de conveniencia colectiva, no compartidos por simples apreciaciones y que sean aceptados en el fondo”.

Función integral de las comunas

“Así, pues, una comuna de consumidores sin limitación voluntaria, se comprometerá a acatar aquellas normas de carácter general que después de libre discusión hayan sido acordadas por mayoría. En cambio, aquellas comunas que, refractarias a la industrialización, acuerden otras clases de convivencia, como, por ejemplo, las naturistas y desnudistas, podrán tener derecho a una administración autónoma, desligada de los compromisos generales. Como estas comunas naturistas, desnudistas, y otra clase de comunas, no podrán satisfacer todas sus necesidades, por limitadas que éstas sean, sus delegados a los congresos de la Confederación Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias podrán concertar convenios económicos con las demás comunas agrícolas e industriales”.

“En conclusión proponemos:”

“La creación de las comunas como entidad política y administrativa”.

“La comuna será autónoma, y confederada al resto de las comunas”.

“Las comunas se federarán comarcal y regionalmente, fijando a voluntad sus límites geográficos, cuando sea conveniente unir en una sola comuna pueblos pequeños, aldeas y lugares. El conjunto de estas comunas constituirá una Confederación Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias”.

“Para la función distributiva de la producción, y para que puedan nutrirse mejor las comunas, podrán crearse aquellos órganos suplementarios encaminados a conseguirlo. Por ejemplo: un Consejo Confederal de Producción y Distribución, con representaciones directas de las federaciones nacionales de producción y del congreso anual de comunas”.

 

 

Misión y funcionamiento interno de la comuna”.

“La comuna deberá ocuparse de lo que interesa al individuo”.

“Deberá cuidar de todos los trabajos de ordenación, arreglo y embellecimiento de la población”.

“Del alojamiento de sus habitantes; de los artículos y productos puestos a su servicio por los sindicatos o asociaciones de productores”.

“Se ocupará asimismo de la higiene, de la estadística comunal y de las necesidades colectivas. De la enseñanza. De los establecimientos sanitarios y de la conservación y perfeccionamiento de los medios locales de comunicación”.

“Organizará las relaciones con las demás comunas, y cuidará de estimular todas las actividades artísticas y culturales”.

“Para el buen cumplimiento de esta misión, se nombrará un Consejo Comunal, al cual serán agregados representantes de los consejos de cultivo, de sanidad, de cultura, de distribución y de producción y estadística”.

“EI procedimiento de elección de los consejos comunales se determinará con arreglo a un sistema en el que se establezcan las diferencias que aconseje la densidad de población, teniendo en cuenta que se tardará en descentralizar políticamente las metrópolis, constituyendo con ellas federaciones de comunas”.

“Todos estos cargos no tendrán ningún carácter ejecutivo ni burocrático. Aparte los que desempeñen funciones técnicas o simplemente de estadística, los demás cumplirán asimismo su misión de productores, reuniéndose en sesiones al terminar la jornada de trabajo para discutir las cuestiones de detalle que no necesiten el refrendo de las asambleas comunales”.

“Se celebrarán asambleas tantas veces como lo necesiten los intereses de la comuna, a petición de los miembros del Consejo Comunal, o por la voluntad de los habitantes de cada una”.

 

 

Relaciones e intercambio de productos”.

“Como ya hemos dicho, nuestra organización es de tipo federalista y asegura la libertad del individuo dentro de la agrupación y de la comuna, la de las comunas dentro de las federaciones, y la de éstas en las confederaciones”.

“Vamos, pues, del individuo a la colectividad, asegurando sus derechos para conservar intangible el principio de libertad”.

Organización federativa de la sociedad

“Los habitantes de una comuna discutirán entre sí sus problemas internos: producción, consumo, instrucción, higiene y cuanto sea necesario para el desenvolvimiento moral y económico de la misma. Cuando se trate de problemas que afecten a toda una comarca o provincia, han de ser las federaciones quienes deliberen; en las reuniones y asambleas que éstas celebren estarán representadas todas las comunas, cuyos delegados aportarán los puntos de vista previamente aprobados en ellas”.

“Por ejemplo, si se han de construir carreteras, ligando entre sí los pueblos de una comarca o asuntos de transporte e intercambio de productos entre las comarcas agrícolas e industriales, es natural que todas las comarcas expongan su criterio, ya que también han de prestar su concurso”.

“En los asuntos de carácter regional, será la federación regional quien ponga en práctica los acuerdos, y éstos representarán la voluntad soberana de todos los habitantes de la región. Pues empezó en el individuo, pasó después a la comuna, de ésta a la federación y, por último, a la confederación”.

“De igual forma llegaremos a la discusión de todos los problemas de tipo nacional, ya que nuestros organismos se irán complementando entre sí. La organización nacional regulará las relaciones de carácter internacional, estando en contacto directo con el proletariado de los demás países, por intermedio de sus respectivos organismos, ligados, como el nuestro, a la Asociación Internacional de Trabajadores”.

“Para el intercambio de productos de comuna a comuna, los consejos comunales se pondrán en relación con las federaciones regionales de comunas y con el Conseja Confederal de Producción y Distribución, reclamando lo que les haga falta y ofreciendo lo que les sobre”.

“Por medio de la red de relaciones establecidas entre las comunas y los consejos de producción y estadística, constituidos por las federaciones nacionales de productores, queda resuelto y simplificado este problema”.

“En lo que se refiere al aspecto comunal del mismo, bastarán las cartas de productor, extendidas por los consejos de taller y de fábrica, dando derecho a que aquéllos puedan adquirir lo necesario para cubrir todas sus necesidades. Loa carta de productor constituye el principio de un signo de cambio, el cual quedará sujeto a estos dos elementos reguladores: Primero, que sea intransferible. Segundo, que se adopte un procedimiento mediante el cual en la carta se registre el valor del trabajo por unidades de jornada y este valor tenga el máximo de un año de validez para la adquisición de productos”.

“A los elementos de la población pasiva serán los consejos comunales los que les facilitarán las cartas de consumo”.

“Desde luego, no podemos sentar una norma absoluta. Debe respetarse la autonomía de las comunas, las cuales, si lo creen conveniente, podrán establecer otro sistema de intercambio interior, siempre que estos nuevos sistemas no puedan lesionar, en ningún caso, los intereses de otras comunas”.

 

 

Deberes del individuo para con la colectividad y concepto de la justicia distributiva”.

“El Comunismo Libertario es incompatible con todo régimen de corrección, hecho que implica la desaparición del actual sistema de justicia correccional y, por lo tanto, los instrumentos de castigo (cárceles, presidios, etcétera)”.

“Conceptúa esta ponencia que el determinismo social es la causa principal de los llamados delitos en el presente estado de cosas, y, en consecuencia, desaparecidas las causas que originaban el delito, en la generalidad de los casos, éste dejará de existir”.

Desarrollo de la vida familiar

“Así, pues, consideramos:”

Primero. Que el hombre no es malo por naturaleza, y que la delincuencia es resultado lógico del estado de injusticia social en que vivimos”.

Segundo. Que al cubrir sus necesidades, dándole también margen a una educación racional y humana, aquellas causas han de desaparecer”.

“Por ello, entendemos que cuando el individuo falte al cumplimiento de sus deberes, tanto en el orden moral como en sus funciones de productor, serán las asambleas populares quienes, con un sentido armónico, den solución justa al caso”.

“EI Comunismo Libertario sentará, pues, su “acción correccional” sobre la medicina y la pedagogía, únicos preventivos a los cuales la ciencia moderna reconoce tal derecho. Cuando algún individuo, víctima de fenómenos patológicos, atente contra la armonía que ha de regir entre los hombres, la terapéutica pedagógica cuidará de curar su desequilibrio y estimular en él el sentido ético de responsabilidad social que una herencia insana le negó naturalmente”.

 

 

La familia y las relaciones sexuales”.

“Conviene no olvidar que la familia fue el primer núcleo civilizador de la especie humana. Que ha llenado funciones admirabilísimas de cultura, moral y solidaridad. Que ha subsistido dentro de la propia evolución de la familia con el clan, la tribu, el pueblo y la nación, y que es de suponer que aún durante mucho tiempo subsistirá”.

“La revolución no deberá operar violentamente sobre la familia, excepto en aquellos casos de familias mal avenidas, en las que reconocerá y apoyará el derecho a la disgregación”.

“Como la primera medida de la revolución libertaria consiste en asegurar la independencia económica de los seres, sin distinción de sexos, la interdependencia creada, por razones de inferioridad económica, en el régimen capitalista, entre el hombre y la mujer, desaparecerá con él. Se entiende, por lo tanto, que los dos sexos serán iguales tanto en derechos como en deberes”.

“EI Comunismo Libertario proclama el amor libre, sin más regulación que lo voluntad del hombre y de la mujer, garantizando a los hijos la salvaguardia de la colectividad y salvando a ésta de las aberraciones humanas por la aplicación de los principios biológico-eugénicos”.

“Asimismo, por medio de una buena educación sexual, empezada en la escuela, tenderá a la selección de la especie, de acuerdo con las finalidades de la eugenesia, de manera que las parejas humanas procreen conscientemente, pensando en producir hijos sanos y hermosos”.

“Sobre los problemas de índole moral que puede plantear el amor en la sociedad comunista libertaria, como son los que hallen su origen en las contrariedades amorosas, la comunidad y la libertad no tienen más que dos caminos para que las relaciones humanas y sexuales se desarrollen normalmente. Para el que quisiera amor a la fuerza o bestialmente, si no bastara el consejo ni el respeto al derecho individual, habría de recurrirse a la ausencia. Para muchas enfermedades se recomienda el cambio de agua y de aire. Para la enfermedad del amor, que es enfermedad al convertirse en tenacidad y ceguera, habrá de recomendarse el cambio de comuna, sacando al enfermo del medio que le ciega y enloquece, aunque no es presumible que estas exasperaciones se produzcan en un ambiente de libertad sexual”.

 

 

La cuestión religiosa”.

Religión, familia, educación, arte

“La religión, manifestación puramente subjetiva del ser humano, será reconocida en cuanto permanezca relegada al sagrario de la conciencia individual, pero en ningún caso podrá ser considerada como forma de ostentación pública ni de coacción moral ni intelectual”.

“Los individuos serán libres para concebir cuantas ideas morales tengan por conveniente, desapareciendo todos los ritos”.

 

 

De la pedagogía, del arte, de la ciencia, de la libre experimentación”.

”El problema de la enseñanza habrá que abordarlo con procedimientos radicales. En primer lugar, el analfabetismo deberá ser combatido enérgica y sistemáticamente. Se restituirá la cultura y a los que fueron desposeídos de ella, como un deber de reparadora justicia social que la revolución debe acometer, considerando que, así como el capitalismo ha sido el acaparador y detentador de la riqueza social, las ciudades han sido las acaparadoras y detentadoras de la cultura y de la instrucción”.

“Restituir la riqueza material y la cultura son los objetivos básicos de nuestra revolución. ¿Cómo? Expropiando al capitalismo en lo material, repartiendo la cultura a los carentes de ella, en lo moral”.

“Nuestra labor pedagógica deberá dividirse, por lo tanto, en dos tiempos”. Tenemos una obra pedagógica a realizar inmediatamente después de la revolución social, y una obra general humana dentro ya de la nueva sociedad creada. Lo inmediato será organizar entre la población analfabeta una cultura elemental; consistente, por ejemplo, en enseñar a leer, a escribir, contabilidad, fisicultura, higiene, proceso histórico de la evolución y de la revolución, teoría de la inexistencia de Dios, etc. Esta obra pueden realizarla un gran número de jóvenes cultivados, los cuales la llevarán a cabo, prestando con ello un servicio voluntario a la cultura, durante uno o dos años, debidamente controlados y orientados por la Federación Nacional de la Enseñanza, la cual, inmediatamente después de proclamarse el Comunismo libertario, se hará cargo de todos los centros docentes, aquilatando el valor del profesorado profesional y del voluntario. La Federación Nacional de la Enseñanza apartará de ésta a los que intelectual y sobre todo moralmente sean incapaces de adaptarse a las exigencias de una pedagogía libre. Lo mismo para la elección del profesorado de primera que de segunda enseñanza se atenderá únicamente a la capacidad demostrada en ejercicios prácticos”.

“La enseñanza, como misión pedagógica dispuesta a educar a una humanidad nueva, será libre, científica e igual para los dos sexos, dotada de todos los elementos precisos para ejercitarse en no importa qué ramo de la actividad productora y del saber humano. A la higiene y la puericultura se les acordará un lugar preferente, educando a la mujer para ser madre desde la escuela”.

“Asimismo se dedicará principal atención a la educación sexual, base de la superación de la especie”.

“Estimamos como función primordial de la pedagogía la de ayudar a la formación de hombres con criterio propio -y conste que al hablar de hombres lo hacemos en un sentido genérico-, para lo cual será preciso que el maestro cultive todas las facultades del niño, con el fin de que éste logre el desarrollo completo de todas sus posibilidades”.

“Dentro del sistema pedagógico que pondrá en práctica el Comunismo libertario quedará definitivamente excluido todo sistema de sanciones y recompensas, ya que en estos dos principios radica el fomento de todas las desigualdades”.

“El cine, la radio, las misiones pedagógicas -libros, dibujos, proyecciones- serán excelentes y eficaces auxiliares para una rápida transformación intelectual y moral de las generaciones presentes y para desarrollar la personalidad de los niños y adolescentes que nazcan y se desarrollen en régimen comunista libertario”.

“Aparte el aspecto simplemente educativo, en los primeros años de la vida la sociedad comunista libertaria asegurará a todos los hombres, a lo largo de su existencia, el acceso y el derecho a la ciencia, al arte, a las investigaciones de todo orden compatibles con las actividades productoras de lo indispensable, cuyo ejercicio garantizará el equilibrio y la salud a la, naturaleza humana”.

“Porque los productores, en la sociedad comunista libertaria, no se dividirán en manuales e intelectuales a la vez. Y el acceso a las artes y a las ciencias será libre, porque el tiempo que se empleará en ellas pertenecerá al individuo y no a la comunidad, de la cual se emancipará el primero, si así lo quiere, una vez haya concluido la jornada de trabajo, la misión de productor”.

“Hay necesidades de orden espiritual, paralelas a las necesidades materiales, que se manifestarán con más fuerza en una sociedad que satisfaga les primeras y que deje emancipado moralmente al hombre”.

“Como la evolución no es una línea continua, aunque algunas veces sea recta, el individuo siempre tendrá aspiraciones, ganas de gozar más, de superar a sus padres, de superar a sus semejantes, de superarse a sí mismo”.

“Todas estas ansias de superación, de creación -artística, científica, literaria-, de experimentación, una sociedad basada en el libre examen y en la libertad de todas las manifestaciones de la vida humana, no podrá ahogarlas bajo ninguna conveniencia de orden material ni general; no las hará fracasar como ahora sucede, sino que, por el contrario, las alentará y las cultivará, pensando que no sólo de pan vive el hombre y que desgraciada la humanidad que sólo de pan viviera”.

“No es lógico suponer que los hombres, en nuestra nueva sociedad, carezcan del deseo de esparcimiento. Al efecto, en las comunas autónomas libertarias se destinarán días al recreo general, que señalarán las asambleas, eligiendo y destinando fechas simbólicas de la Historia y de la Naturaleza. Asimismo se dedicarán horas diarias a las exposiciones, a las funciones teatrales, al cinema, a las conferencias culturales, que proporcionarán alegría y diversión en común”.

 

 

Defensa de la revolución”.

El problema de la defensa de la revolución

“Admitimos la necesidad de la defensa de las conquistas realizadas por medio de la revolución, porque suponemos que en España hay más posibilidades revolucionarias que en cualquiera de los países que la circundan. Es de suponer que el capitalismo no se resigne a verse desposeído de los intereses que en el curso del tiempo haya adquirido en España”.

“Por lo tanto, mientras la revolución social no haya triunfado internacionalmente, se adoptarán las medidas necesarias para defender el nuevo régimen, ya sea contra el peligro de una invasión extranjera capitalista, antes señalado, ya para evitar la contrarrevolución en el interior del país. Un ejército permanente constituye el mayor peligro para la revolución, pues bajo su influencia se forjaría la dictadura que había de darle fatalmente el golpe de muerte”.

“En los momentos de lucha, cuando las fuerzas del Estado, en su totalidad o en parte, se unan al pueblo, estas fuerzas organizadas prestarán su concurso en las calles para vencer a la burguesía. Dominada ésta, habrá terminado su labor”.

“El pueblo armado será la mayor garantía contra todo intento de restauración del régimen destruido por esfuerzos del interior o del exterior. Existen millares de trabajadores que han desfilado por los cuarteles y conocen la técnica militar moderna”.

“Que cada comuna tenga sus armamentos y elementos de defensa, ya que hasta consolidar definitivamente la revolución éstos no serán destruidos para convertirlos en instrumentos de trabajo. Recomendamos la necesidad de la conservación de aviones, tanques, camiones blindados, ametralladoras, y cañones antiaéreos, pues es en el aire donde reside el verdadero peligro de invasión extranjera”.

“Si llega este momento, el pueblo se movilizará rápidamente para hacer frente al enemigo, volviendo los productores a los sitios de trabajo tan pronto hayan cumplido su misión defensiva. En esta movilización general se comprenderá a todas las personas de ambos sexos aptas para la lucha y que se apresten a ella desempeñando las múltiples misiones precisas en el combate”.

“Los cuadros de defensa confederal, extendidos hasta los centros de producción, serán los auxiliares más valiosos para consolidar las conquistas de la revolución y capacitar a los componentes de ellos para las luchas que en defensa de la misma debamos sostener en grandes planos”.

“Por lo tanto declaramos:”

Primero. El desarme del capitalismo implica la entrega de las armas a las comunas, que quedarán encargadas de su conservación y que cuidarán, en el plano nacional, de organizar eficazmente los medios defensivos”.

Las relaciones internacionales

Segundo. En el marco internacional, deberemos hacer intensa propaganda entre el proletariado de todos los países para que éste eleve su protesta enérgica, declarando movimientos de carácter solidario frente a cualquier intento de invasión por parte de sus respectivos gobiernos. Al mismo tiempo, nuestra Confederación Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias ayudará, moral y materialmente, a todos los explotados del mundo a liberarse para siempre de la monstruosa tutela del capitalismo y del Estado”.

Palabras finales”.

“He aquí terminado nuestro trabajo, mas antes de llegar al punto final, estimamos que debemos insistir, en esta hora histórica, sobre el hecho de no suponer que este dictamen deba ser algo definitivo que sirva de norma cerrada a las tareas constructivas del proletariado revolucionario”.

“La pretensión de esta ponencia es mucho más modesta. Se conformaría con que el Congreso viera en ella las líneas generales del plan inicial que el mundo productor habrá de llevar a cabo, el punto de partida de la humanidad hacia su liberación integral”.

“Que todo el que se sienta con inteligencia, arrestos y capacidad mejore nuestra obra”».

 

 

D)   LAS EXPERIENCIAS

Fueron muchas y de muy diversa índole las experiencias que se obtuvieron durante los tres años que duró la lucha contra el franquismo, pero como demostración de que los lineamientos generales que el anarquismo ofrece para la organización de una sociedad nueva son hacederos y demostraron ser más justos y eficaces que los ordenamientos de la sociedad burguesa, sólo haremos referencia a unas pocas de aquellas experiencias, tanto en lo que puede catalogarse en el desenvolvimiento de la macroeconomía como en el desarrollo de las pequeñas comunidades que pudieran considerarse como incluidas en el campo de la microeconomía.

Oficialización gubernamental de las colectividades

En esa experiencia española de 1936-39 no hubo tiempo de que se desarrollaran adecuadamente algunos aspectos esenciales de lo que los anarquistas conciben como organización libertaria de la sociedad. El propio comunismo libertario esbozado en el dictamen aprobado en el Congreso de Zaragoza de 1936 sólo representa, en realidad, como un inicio en la transición de la sociedad autoritaria a una sociedad realmente libertaria. Y dadas las especiales condiciones en que se provocó aquella revolución, en la que la lucha contra el franquismo representaba el objetivo inicial y fundamental de la misma, la urgencia que impusieron los problemas económicos y los específicamente guerreros representaron un gran freno para los ensayos libertados de otro género. No obstante, en los primeros meses, cuando las fuerzas políticas y gubernamentales aún no se habían rehecho y no existía prácticamente el Estado ni ninguna de las estructuras que le son consustanciales, a la par de las colectividades de producción y de consumo, que estructuraban la economía nueva, surgieron también nuevas formas de organización en los demás aspectos de la vida; concejos comunales, tribunales populares, espectáculos colectivizados, normas nuevas en la educación, etc. Casi todas estas nuevas estructuras surgidas espontáneas y bajo el prisma de las concepciones del anarquismo fueron después oficializadas por el Estado conforme éste iba resurgiendo del embate que lo destrozó en los primeros momentos de la sublevación fascista, sobre todo en Cataluña. Así, el 24 de octubre de 1936 se promulgó el “Decret de Colectivitzacion i Control Obrer” (Decreto de Colectivización y Control Obrero) (se promulgó en catalán). Cuando se promulgó este decreto ya se habían establecido la mayoría de las colectividades, las que funcionaban perfectamente bien sin necesidad de legislación alguna. Textualmente, el decreto decía lo siguiente:

«“La criminal sublevación militar del 19 de julio ha producido un trastorno extraordinario en la economía del país. El Consejo de la Generalidad ha de atender a la reconstrucción de los estragos que ha causado a la industria y el comercio de Cataluña la traición de los que intentaban imponer en España un régimen de fuerza. La reacción popular producida por aquella sublevación ha sido de tal intensidad que ha provocado una profunda transformación económico-social. La acumulación de riquezas en manos de un grupo de personas cada vez menor iba seguida por la acumulación de miseria en la clase trabajadora, y, por el hecho de que aquel grupo, para salvar sus privilegios, no ha dudado en provocar una guerra sangrienta, la victoria del pueblo equivaldrá a la muerte del capitalismo”.

“Ahora es necesario, pues, organizar la producción orientándola en el sentido de que el único beneficiario debe ser la colectividad, el trabajador, al que corresponderá la función directiva del nuevo orden social. Se impone la supresión del concepto de la renta que no proceda del trabajo”.

“El principio de la organización económico-social de la gran industria ha de ser la producción colectivizada”.

“La sustitución de la propiedad individual por la colectiva, la concibe el Consejo de la Generalidad colectivizando los bienes de la gran empresa, es decir, el capital, y dejando subsistir la propiedad privada de los bienes de consumo y de la pequeña industria”.

“El esfuerzo revolucionario de la clase trabajadora, levantándose con las armas en la mano para aplastar al fascismo, plantea este cambio en la estructura económica y social que hasta hace poco ha venido manteniéndose. Uno, de los problemas fundamentales que este cambio de situación plantea es el de la organización del trabajo que articule las fuentes de riqueza y ordene su distribución en concordancia con las necesidades sociales”.

“Después del 19 de julio, la burguesía declaradamente fascista desertó de sus puestos, la mayoría han huido al extranjero; una minoría ha desaparecido, las empresas industriales afectadas no podían quedar sin dirección, y los trabajadores se decidieron a intervenir y crearon Comités Obreros de Control. El Consejo de la Generalidad tuvo que sancionar y procurar encarrilar lo que espontáneamente realizaban los obreros en las empresas”.

“Por la situación en que se han encontrado algunas de ellas, los trabajadores, para salar sus intereses, han tenido que incautarías, creándose así la necesidad de la colectivización de las industrias. El Consejo de Economía atento a los anhelos de la clase trabajadora y cumpliendo un programa que se había señalado por adelantado, ha de recoger sus palpitaciones y orientar el conjunto de la vida económica de Cataluña, de acuerdo con la voluntad de los trabajadores”.

Funciones del Consejo de Economía

“Pero la colectivización de las empresas significaría poca cosa si no se ayudara a su desarrollo y crecimiento. A este efecto se ha encargado al Consejo de Economía el estudio de las normas básicas para ir a la constitución de una Caja de Crédito Industrial y Comercial que proporcione la ayuda financiera a las empresas colectivizadas y para agrupar nuestra industria en grandes concentraciones, que aseguren un máximo de rendimiento y que posibiliten las mayores transacciones a nuestro comercio exterior. También se están realizando los estudios necesarios para la creación de un organismo de investigación y de asesoramiento técnico que pueda proporcionar a la industria una eficiencia y un progreso mayores”.

“Atendiendo a las consideraciones precedentes, y visto el informe del Consejero de Economía y de acuerdo con el Consejo”.

“Decreto:”

“Artículo primero. De acuerdo con las normas que quedan establecidas en el presente Decreto, las empresas industriales y comerciales de Cataluña se clasifican en:”

"a)   Empresas colectivizadas, en las cuales la responsabilidad de la dirección, recae en los propios obreros que las integran, representados por un Consejo de Empresa, y”

"b)   Empresas privadas, en las cuales la dirección va a cargo del propietario o gerente, con la colaboración y fiscalización del Comité Obrero de Control:”

“I”

 

 

Empresas colectivizadas

“Art. 2º. Serán obligatoriamente colectivizadas todas las empresas industrializadas y comerciales que el día 30 de junio de 1936 ocupaban a más de cien asalariados y asimismo aquellas que, ocupando una cifra inferior de obreros, sus patronos hayan sido declarados facciosos o hayan abandonado la empresa. No obstante, las empresas de menos de cien obreros podrán ser colectivizadas si se ponen de acuerdo la mayoría de los obreros y el propietario o propietarios. Las empresas de más de cincuenta obreros y menos de cien, podrán ser también colectivizadas siempre que así lo acuerden las tres cuartas partes de los obreros”.

“El Consejo de Economía podrá acordar también la colectivización de aquellas otras industrias que por su importancia dentro de la economía nacional o por otras características convenga sustraerlas de la acción de la empresa privada”.

“Art. 3º. A los efectos del artículo precedente, la declaración de elemento faccioso únicamente podrán hacerla los Tribunales Populares”.

“Art. 4º. Se considerará elemento obrero, a los efectos integrantes del número total de trabajadores que formen la empresa, todo individuo que figure en su nómina, cualquiera que sea su concepto y tanto si realiza un trabajo intelectual como manual”.

“Art. 5º. Pasará a la empresa colectivizada todo el activo y pasivo de la anterior empresa”.

“Art. 6º. A los efectos de la colectivización, las empresas constituidas por organizaciones autónomas de producción y venta y aquellas otras que posean diversos establecimientos y fábricas, continuarán formando una organización totalitaria y únicamente podrán separarse con la expresa autorización del Consejero de Economía, previo informe del Consejo de Economía de Cataluña”.

“Art. 7º. Serán adaptados al servicio de la empresa colectivizada sus antiguos propietarios o gerentes, que se destinarán al puesto donde, por sus aptitudes de gestión o de técnicos, sea más conveniente su colaboración”.

“Art. 8º. En el momento de producirse la colectivización no podrá suprimirse de la empresa ningún obrero, pero sí cambiarlos de lugar, con la misma categoría, si las circunstancias así lo exigen”.

Administración interna de las empresas

“Art. 9º. En las empresas donde haya intereses de súbditos extranjeros, los Consejos de Empresa o los Comités Obreros de Control, en cada caso, lo comunicarán a la Consejería de Economía, y ésta convocará a todos los elementos interesados o a sus representantes para tratar sobre el asunto y resolver lo que corresponda para la debida salvaguardia de aquellos intereses”.

“II”

 

 

De los Consejos de Empresa

“Art. 10. La gestión directiva de las empresas colectivizadas irá a cargo de un Consejo de Empresa nombrado por los trabajadores, de entre ellos mismos, en asamblea general. La asamblea determinará el número de trabajadores que formarán el Consejo de Empresa, que no será inferior a cinco ni superior a quince, Y en su constitución figurarán los diversos servicios: Producción, Administración; Servicios Técnicos e Intercambio Comercial. Cuando haya lugar, en el Consejo de Empresa estarán representadas, proporcionalmente, las diversas centrales sindicales a que pertenezcan los obreros”.

“La duración de los cargos será de dos años, renovándose cada año la mitad. Los cargos del Consejo de Empresa son reelegibles”.

“Art. 11. Los Consejos de Empresa asumirán las funciones y las responsabilidades de los antiguos Consejos de Administración en las Sociedades Anónimas y de las Gerencias”.

“Serán responsables de su gestión ante los obreros de su propia empresa y del respectivo Consejo General de Industria”.

“Art. 12. Los Consejos de Empresa tendrán en cuenta, en la ejecución de su cometido; que el proceso de producción se adapte al plan general establecido por el Consejo General de Industria, coordinando sus esfuerzos con los principios que regulen el desenvolvimiento del ramo a que pertenezcan, considerado totalitariamente. Para el establecimiento del margen de beneficios, fijación de las condiciones generales de venta, obtención de materias primas y en lo que afecta a las normas para la amortización de material, formación de capital circulante, fondo de reserva y repartimiento de beneficios, se atendrán asimismo a las disposiciones de los Consejos Generales de Industria”.

“En el orden social velarán para que se cumplan estrictamente las normas establecidas sobre esta materia, sugiriendo aquellas otras que crean convenientes. Tomarán las medidas necesarias para garantizar la salud física y moral de los obreros; se consagrarán a una intensa obra cultural y educativa, fomentando la creación de clubs, centros de recreo, de deportes, de cultura, etcétera”.

“Art. 13. Los Consejos de Empresa de las industrias incautadas antes de la publicación del presente Decreto y los de las que se colectivicen posteriormente, mandarán en el término de quince días, a la Secretaría General del Consejo de Economía el acta de su constitución, según modelo que se facilitará en las oficinas correspondientes”.

Funciones de los Consejos de Empresa

“Art. 14. Para atender de una manera permanente la marcha de la empresa, el Consejo de ésta nombrará un Director, en el cual delegará, total o parcialmente, las funciones que incumben al mencionado Consejo”.

“En las empresas donde se ocupen a más de quinientos obreros, o bien que su capital sea superior a un millón de pesetas, o bien que elaboren o intervengan materiales relacionados con la defensa nacional, el nombramiento del Director, deberá ser aprobado por el Consejo de Economía”.

“Art. 15. En todas las empresas colectivizadas habrá obligatoriamente un Interventor de la Generalidad que formará parte del Consejo de Empresa y que será nombrado por el Consejero de Economía de acuerdo con los trabajadores”.

“Art. 16. La representación legal de la empresa la ejercerá el Director, acompañando su firma de la de dos miembros del Consejo de Empresa elegidos por éste. Los nombramientos serán comunicados a la Conserjería de Economía, la cual los legitimará ante los bancos y otros organismos”.

“Art. 17. Los Consejos de Empresa levantarán acta de sus reuniones y mandarán copia certificada de los acuerdos que adopten a los Consejos Generales de la industria respectiva. Cuando estos acuerdos lo requieran, intervendrá el Consejo General de Industria en la forma que corresponda”.

“Art. 18. Los Consejos tendrán la obligación de atender las reclamaciones o sugerencias que les formulen los obreros y harán constar en acta las manifestaciones que les sean hechas, para que éstas lleguen, si hay lugar, a conocimiento del Consejo General de Industria”.

“Art. 19. Los Consejos de Empresa estarán obligados, al final de cada ejercicio, a dar cuenta de su gestión a sus obreros, reunidos en asamblea general”.

“Asimismo, los Consejos de Empresa librarán copia del balance y de una memoria semestral o anual al Consejo General de Industria, memoria que detallará la situación del negocio o de los planes que se proyecten”.

“Art. 20. Los Consejeros de Empresa podrán ser separados parcial o totalmente de sus cargos por los trabajadores reunidos en asamblea general y por el Consejo General de la Industria respectiva, en caso de manifiesta incompetencia o de resistencia a las normas dictadas por éste”.

“Cuando la separación haya sido acordada por el Consejo General de la Industria respectiva, si los obreros de la empresa, en asamblea general, lo acuerdan, podrán recurrir contra esta decisión al Consejero de Economía, el fallo del cual, previo informe del Consejo de Economía, será inapelable”.

“III”

 

 

De los Comités de Control en las empresas privadas

“Art. 21. En las industrias o comercios no colectivizados, será obligatoria la creación del Comité Obrero de Control, en el que tendrán representación todos los servicios -productores, técnicos y administrativos- que formen la empresa. El número de elementos para la composición del Comité será decidido libremente por los obreros, y la representación de cada sindical deberá ser proporcional al censo respectivo de afiliados dentro de la empresa”.

“Art. 22. Será misión del Comité de Control:”

"a)   El control de las condiciones de trabajo, o sea del cumplimiento estricto de las condiciones vigentes en cuanto a sueldos, horarios, seguros sociales, higiene y seguridad, etc., así como también de la estricta disciplina en el trabajo. Todas las advertencias y notificaciones que tenga que hacer el gerente de la empresa al personal, serán dirigidas por conducto del Comité”.

"b)   El control administrativo en el sentido de fiscalizar los ingresos y pagos, tanto en efectivo como por conducto de bancos, procurando que respondan a las necesidades del negocio, interviniendo a la vez todas las demás operaciones de carácter comercial”.

"c)   Control de la producción, consistiendo en la estrecha colaboración con el patrono a fin de perfeccionar el proceso de la producción. Los Comités Obreros de Control procurarán mantener las mejores relaciones posibles con los elementos técnicos a fin de asegurar la buena marcha del trabajo”.

“Art. 23. Los patronos estarán obligados a presentar a los Comités Obreros de Control los balances v memorias anuales, que mantendrán informados al Consejo General de la Industria respectiva”.

“IV”

 

 

De los Consejos Generales de Industria

“Art. 24. Los Consejos Generales de Industria estarán constituidos en la forma siguiente:”

Administración general de la industria

“Cuatro representantes de los Consejos de Empresa, elegidos en la forma que oportunamente se señalará”.

“Ocho representantes de las diversas centrales sindicales en número proporcional al de los afiliados en cada una de ellas. La proporcionalidad de los representantes será fijada por el procedimiento que éstas establezcan de común acuerdo”.

“Cuatro técnicos nombrados por el Consejo de Economía”.

“Estos Consejos estarán presididos por el vocal respectivo del Consejo de Economía de Cataluña”.

“Art. 25. Los Consejos Generales de Industria formularán los planes de trabajo de la industria respectiva con carácter general, orientando a los Consejeros de Empresa en sus funciones y, además, cuidarán de: regular la producción total de la industria; unificar los precios de coste en aquello que sea posible a fin de evitar la competencia; estudiar las necesidades generales de la industria: estudiar las necesidades del consumo de sus productos; examinar las posibilidades de los mercados peninsulares y extranjeros; observar, asimismo, la marcha global de la industria y fijar en cada caso los límites y el ritmo de la producción para cada clase de artículo; proponer la supresión de fábricas o su aumento según las necesidades de la industria y del consumo o bien la fusión de determinadas fábricas; proponer la reforma de determinados métodos de trabajo, de crédito y de circulación de productos; sugerir modificaciones en los aranceles y en los tratados comerciales; organizar centrares de venta y de adquisición de utillaje y de materias primas; gestionar determinados asuntos con las industrias de otros lugares de la península o del extranjero; gestionar facilidades bancarias y crediticias; organizar mancomunadamente laboratorios de ensayos técnicos; formular estadísticas de producción y de consumo; tender a la sustitución de las materias de procedencia extranjera por otras nacionales. Además, los Consejos Generales de Industria podrán estudiar y adoptar las medidas que crean necesarias y de interés para el mejor desenvolvimiento de la labor que les está confiada”.

Relación entre los Consejos Generales de Industria y el Consejo de Economía de Cataluña

“Art. 26. Los acuerdos que adopten los Consejos Generales de Industria serán ejecutivos, tendrán fuerza de obligar y ningún Consejo de Empresa, ni empresa privada podrán desatender su cumplimiento bajo ningún pretexto que no sea plenamente justificado. Solamente podrán recurrir contra ellos ante el Consejero de Economía, la decisión del cual, previo informe del Consejo de Economía, será inapelable”.

“Art. 27. Los Consejos Generales de Industria mantendrán constantemente contacto con el Consejo de Economía de Cataluña, a las normas del cual se ajustarán en todo momento, y entre ellos cuando se les planteen asuntos que requieran una acción mancomunada”.

“Art. 28. Los Consejos Generales de Industria deberán remitir al Consejo de Economía de Cataluña, dentro de los periodos que para cada caso se establezcan un documento circunstanciado donde se analice y se exponga la marcha global de la industria respectiva y en el que se propongan planes de actuación”.

”V”

 

 

De las Agrupaciones de Industrias

“Art. 29. A fin y efecto de promover la constitución y organización de los Consejos Generales de Industria, el Consejo de Economía formulará dentro de los quince días siguientes a la promulgación del presente Decreto, una propuesta que comprenda la clasificación de las diferentes industrias y su agrupación debidamente estructurada, de acuerdo con la respectiva especialidad y coordinación de secciones en que cada una de ellas se divide”.

“Art. 30. Se tendrá en cuenta, para la mencionada agrupación, la materia prima, la totalidad de las operaciones industriales hasta llegar a la venta o compensación industrial del producto, la unidad técnica y en aquello que sea posible la de gestión comercial, procurando la concentración integral a fin de suprimir interferencias perturbadoras”.

“Art. 31. Al mismo tiempo que la clasificación para las concentraciones industriales, el Consejo de Economía propondrá la reglamentación por la cual habrá de regirse la constitución y funcionamiento de las mismas”.

”VI”

 

 

Obligaciones Industriales

“Art. 32. En toda colectivización o socialización de una empresa, tanto si se trata de intereses nacionales como extranjeros, cualquiera que sea su importancia, se establecerá un inventario-balance de situación deducido de la contabilidad, debidamente comprobada, de la empresa, acompañado de la revisión detallada y valorada de los bienes, muebles e inmuebles, de toda clase que pertenezcan a la misma”.

“Art. 33. Los inventarios establecidos de acuerdo con lo expresado en el precedente artículo serán revisados por una comisión constituida por seis miembros técnicos y contables designados por el Consejo de Economía, bajo la presidencia del ponente a quien afecte la respectiva especialidad de empresa, cuya comisión los informará y someterá a la aprobación del Consejo”.

“Art. 34. El Consejo de Economía de Cataluña, una vez estudiado el informe mencionado, podrá disponer, de creerlo procedente, una segunda revisión, dictaminando en definitiva y sometiendo el acuerdo al Consejero de Economía de la Generalidad; contra la resolución del cual no cabrá recurso de ninguna clase”.

“Art. 35. Una vez establecido el activo social inventariado y deducido el pasivo, caso de ser positivo el resto resultante, quedará registrado en la Consejería de Economía de la Generalidad a los efectos de concreción de los usufructuarios y compensación social que proceda”.

El Decreto de colectivizaciones “oficializó” la obra revolucionaria

“Art. 36. A los fines de esta compensación se desglosará lo que represente aportación o participación extranjera, lo perteneciente a instituciones populares de ahorro y préstamo, así como a los establecimientos de crédito, y lo que corresponda a particulares u otras empresas nacionales, para lo cual se publicarán en cada caso por la Consejería de Economía los anuncios correspondientes, con el bien entendido que toda participación deberá referirse a fecha anterior al 19 de julio próximo pasado”.

“Art. 37. La compensación social que corresponda al primer caso mencionado en el artículo precedente será íntegramente reconocida por la Generalidad. Su valor será estimado en moneda nacional”.

“Art. 38. La compensación que corresponda al segundo caso del artículo 36 queda supeditada a ulteriores determinaciones, siendo reconocido su volumen”.

“Art. 39. Para aquellas pequeñas industrias y comercios que hayan sido ya objeto de colectivización al ser publicado este Decreto, el Consejo de Economía estudiará y propondrá una justa compensación social”.

“A tal efecto, queda abierto en el Consejo de Economía un periodo de información que terminará el día 30 de noviembre próximo a fin de que los interesados puedan presentar sus peticiones”.

“Barcelona; 24 de octubre de 1936. El Consejero Primero, Josep Tarradellas. El Consejero de Economía, Joan P. Fábregas”».

Podrá observarse que el decreto reproducido anteriormente no hace en gran parte más que legalizar una situación existente de hecho en la mayoría de las industrias y del transporte. No contiene ninguna iniciativa especial que rebase el cuadro de la acción realizada por los obreros.

Prácticamente no hay más que el artesano y algunos pequeños talleres industriales que conserven su carácter de empresa privada, pero incluso en estas empresas privadas las disposiciones de control obrero, la sumisión a las directivas de los Consejos de Industria no dejan subsistir más que una parte muy débil de la “autoridad patronal” y de las otras características de la propiedad capitalista.

Por este decreto, una “nueva economía” fue legalmente constituida en toda la producción catalana. Para las empresas, son los Consejos elegidos por los obreros quienes están encargados de la gerencia comercial, técnica, social; pero los propios Consejos Obreros se consultan recíprocamente, se dan las directivas generales en su central sindical y en su nuevo órgano, el Consejo General Ele Industria.

Las empresas colectivizadas funcionan de una forma casi análoga a la de las sociedades anónimas de la economía capitalista. Las asambleas generales, los obreros, proceden a la elección del Consejo en el seno del cual están representadas todas las fases de la actividad de la empresa: producción, administración, servicio técnico, etc. Los representantes de las centrales sindicales están igualmente representados y aseguran de esta forma una unión permanente con el resto de la industria.

Integración de los antiguos propietarios

Sin embargo, los Consejos Obreros se limitan prácticamente al control de la gerencia, la cual está confiada a un director elegido en las empresas más importantes con el asentimiento del Consejo General de Industria. Frecuentemente este director es el antiguo propietario, gerente o director de la empresa, y el decreto autoriza el empleo de estos antiguos “capitanes de industria” si su competencia lo indica y si su lealtad lo permite.

Este caso se encuentra más frecuentemente de lo que uno se inclina a pensar. Muchos directores y propietarios, llenos otrora de un odio feroz y de una intransigencia extrema frente a los obreros y sus reivindicaciones, debieron rendir homenaje al esfuerzo constructivo que mostraban estos mismos obreros en todas las fábricas colectivizadas. Tuvieron que inclinarse ante el orden y el sentido práctico con los cuales regenteaban sus asuntos y ante las numerosas mejoras que comportaba el nuevo sistema, tanto desde el punto de vista económico como del social, buen número de ellos se pusieron voluntariamente a disposición de los obreros, y éstos, más interesados en asegurar el porvenir de la obra común que en vengar el pasado, aceptaron casi siempre la colaboración ofrecida espontáneamente.

Muchos factores intervinieron para que las realizaciones libertarias de aquella revolución no se ajustaran en algunos aspectos al los anhelos sentidos por los anarquistas, pero todos esos factores fueron de orden externo y no significaron ni inoperancia en los procedimientos ensayados ni incompetencia en los humanos que los llevaban a cabo. No obstante, el hecho mismo de la adaptación a -as necesidades históricas (lucha contra el fascismo, convivencia con otros sectores ideológicos -potencialmente enemigos-, boicot extranjero, etc.) demostró de manera fehaciente que las concepciones fundamentales del anarquismo sobre las estructuras que podrían basamentar la nueva sociedad son aplicables y altamente superiores a las estructuras del autoritarismo, tanto del autoritarismo capitalista clásico como del autoritarismo comunista. Permítasenos describir algunas de aquellas realizaciones como demostración real de cuanto decimos.

 

 

LAS SOCIALIZACIONES AGRARIAS EN LEVANTE

Parte integrante de la Confederación Nacional del Trabajo de España, la Federación Regional de levante, compuesta por sindicatos obreros y campesinos tradicionalmente organizados por los libertarios españoles, ha servido de base a la federación paralela de las colectividades agrarias de la misma región. Comprende cinco provincias, de norte a sur: Castellón de la Plana, Valencia, Alicante, Murcia y Albacete. La importancia de la agricultura, que coloca a las tres primeras -todas mediterráneas- entre las más ricas de España, y la de su población -cerca de 3.300,000 habitantes en el año 1936- dan a las realizaciones sociales que fueron llevadas a cabo proporciones generalmente insospechadas. Es en levante donde, merced a sus recursos naturales y al espíritu creador de los organizadores, la obra de construcción libertaria fue más amplia y completa.

De las cinco provincias mencionadas, era natural que la de Valencia figurase en primer plano. En primer lugar, por causas demográficas. La provincia de Valencia contaba con 1.650,000 habitantes en el momento de la Revolución. En orden decreciente venía después la provincia de Murcia, con 622,000 habitantes, donde los famosos jardines se extendían sobre una pequeña parte del territorio, que fue siempre tierra de miseria y de emigración. Más rica, Alicante ocupaba el tercer lugar con 472,000 habitantes, seguida por Castellón de la Plana con 312,000; en fin, Albacete figuraba última con 238,000 habitantes.

Eh el año 1936, los pueblos de la provincia de Valencia, donde el anarquismo había arraigado, se agrupaban en 23 comarcas, cada una con su capital respectiva: Adamuz, Alborache, Alcántara de Júcar, Carcagente, Denia, Catarroja, Chella, Foyos, Gandía, Jarafuel, Játiva, Lombay, Moncada, Onteniente, Paterna, Puerto Sagunto, Requena, Sagunto, Utiel, Villar del Arzobispo, Villamarchante, Alcántara y Titaguas.

La provincia de Murcia contaba con diez federaciones, cuyas capitales o cabezas de partido eran: la misma ciudad de Murcia, Caravaca, Cartagena, Elche de la Sierra, Hellín, Lorca, Mazarrón, Mula, Pacheco, Vieza.

En la provincia de Alicante existían nueve federaciones, siempre comarcales: la de Alicante, Alcoy, Almansa, Elda, Elche, la Nucia, Orihuela, Villajoyosa, Villena.

La provincia de Castellón de la Plana contaba con ocho comarcas, que, como todas las comarcas de todas las provincias, englobaba un número más o menos importante de pueblos organizados: Castellón mismo, Albocácer, Alcora, Morelia, Nulés, Onda, Segorbe y Vinaroz.

En fin, en la provincia de Albacete, la menos favorecida por la naturaleza, donde además durante la guerra civil las colectividades tuvieron que sufrir por la presencia de los hombres mandados por el célebre comunista francés André Marty, llamado “el carnicero de Albacete”, sólo había cuatro comarcas organizadas:

Observemos que muy a menudo la estructura de la C. N. T. y el movimiento libertario poco tenía que ver con la de las comarcas tradicionales de la administración pública o del Estado. Lo mismo que en Aragón, los libertarios habían modificado a menudo las anteriores delimitaciones según las necesidades de la producción, de los cambios, de las facilidades de transportes. Más que a una finalidad o a un criterio político, se obedecía a la necesidad vital de unión directa y a ese espíritu de cohesión humana que, sin duda alguna, ha ejercido una influencia decisiva en la obra constructiva del federalismo organizador del anarquismo español.

Desarrollo y multiplicación de las colectividades levantinas

El desarrollo y la multiplicación de las colectividades levantinas causaron la estupefacción hasta de los propagandistas y teóricos que se habían mostrado los más optimistas en cuanto a las posibilidades de reconstrucción social libertaria. Porque a pesar de las muchas dificultades, de la oposición de los adversarios -republicanos de tendencias diversas, autonomistas valencianos, socialistas, sindicalistas reformistas (ugetistas), comunistas, elementos numerosos de la burguesía y la clase media-, se contaron 340 colectividades en el Congreso de la Federación de los Campesinos de Levante celebrado los días 21, 22 y 23 de noviembre de 1937; cinco meses más tarde se contaban 500, y a fines de 1938, el número alcanzado era de 900, y el de los cabeza de familia, de 290,000. En conjunto, puede afirmarse sin exageración alguna que por lo menos el 50 por ciento de la población agraria formaba parte de las colectividades libertarias.

Para apreciar mejor estas cifras apelaremos a otro cálculo. Las cinco provincias levantinas contaban, en total, desde la ciudad más importante hasta la última aldea, 1,172 localidades. Fue, pues, en el 78 por ciento de estas localidades de la región agrícola más rica de España donde aparecieron colectividades libertarias. Reconozcamos que no alcanzaban un porcentaje tan elevado como el de las colectividades aragonesas. En Aragón, la presencia casi exclusiva de las fuerzas militares libertarías impidió, durante largo tiempo, ya sea a la administración del Estado, a la policía municipal o nacional, al ejército, a los partidos apoyados por las autoridades gubernamentales, por los guardias de asalto y los carabineros, constituir obstáculos a los cambios de estructura social. Mientras en levante -no olvidemos que desde noviembre de 1936 el gobierno central estaba establecido en Valencia, transformada en capital legal- todas esas fuerzas existían, y que con los pequeños comerciantes, con la burguesía liberal antifranquista -pero también antilibertaria-, se oponían por todos los medios, a menudo violentos, al progreso de las colectivizaciones.

Y esto con mayor motivo si tenemos en cuenta que en la región levantina, a consecuencia de la densidad de población en ciertas zonas, las localidades, son a menudo conglomerados de 10,000 a 20,000 habitantes, donde las clases sociales y las fuerzas en lucha están bien organizadas y pueden coordinar mejor sus esfuerzos. En consecuencia, cuando nuestros, compañeros tomaban la iniciativa socializadora, la resistencia era proporcionalmente más vigorosa que en otras partes -en Aragón, por ejemplo-. Fue precisa toda la flexibilidad, la ingeniosidad, el espíritu creador, la fuerza de carácter, la inteligente y útil adaptación que les caracterizaban, para que, a pesar de todo, pudiera cumplirse su obra de transformación social.

Las colectividades nacieron por iniciativa de los sindicatos

Esta situación explica en parte por qué en la mayoría de los casos las colectividades levantinas nacieron por iniciativa de los sindicatos campesinos adherentes de la C. N. T., que aportaban a un mismo tiempo la garantía moral, la tradición organizadora, la práctica del combate y el poder material.

Pero a pesar del contacto estrecho con estos sindicatos -a menudo vemos a los mismos hombres al frente de las dos organizaciones- las colectividades constituyeron, al principio, un organismo autónomo. Los sindicatos de la C. N. T. continuaron agrupando la mayor parte de sus adherentes, pero también a los “individualistas” no colectivistas -sin por eso ser reaccionarios-, y retenidos, ya sea por un concepto discutible de la libertad individual, ya sea por el aislamiento en el cual estaba su tierra, ya sea por un temor más o menos justificado a una reacción gubernamental republicana después de la victoria, o aun por el recelo de un triunfo final del fascismo.

Los sindicatos desempeñan, pues, una misión sumamente útil. Constituyen una etapa, un factor de atracción. Hacen también otra obra positiva: es a ellos a quienes los individualistas sindicados aportan sus productos que serán cambiados con las colectividades. Se han organizado en su seno comisiones para el arroz, las naranjas, las plantas hortícolas, etc. En cada localidad, el sindicato poseía su almacén de abastecimiento, del que se surtían los colectivistas. Pero también la colectividad tenía el suyo. Se comprendió pronto que se malgastaban así energías y se decidió la fusión en provecho de las colectividades, con igual número de administradores por parte, generalmente dos. Los individualistas sindicados siguieron aportando sus productos, y fueron abastecidos lo mismo que los colectivistas.

Además fueron creadas comisiones mixtas para la compra de máquinas, semillas seleccionadas, insecticidas, productos veterinarios. Se utilizaron los mismos camiones, y siempre la solidaridad se extendió, procurándose evitar la confusión entre los dos organismos.

Como se ve, la socialización descansa sobre dos bases. Con la flexibilidad maravillosa que observamos a menudo en los constructores libertarios españoles, abarca tanto las realizaciones integrales como las parciales. Los elementos de captación son complementarios.

Pero rápidamente las colectividades se pusieron a unificar, a racionalizar lo que podía serlo. Se estableció el racionamiento y el salario familiar en la escala comarcal, ayudando las localidades más ricas a las más pobres por medio de la caja, común. En cada capital de comarca fue constituido un grupo especializado, que comprendía contables, un técnico en agricultura, un veterinario, un ingeniero, un arquitecto, un perito en cuestiones comerciales para las exportaciones, etc. Estos grupos estaban al servicio de todos los pueblos.

La mayoría de los ingenieros y de los veterinarios de la región estaban sindicados en la C. N. T., y los que trabajaban por la economía no colectivizada colaboraban también, por lo general en forma desinteresada, en la elaboración de planes y proyectos, pues el espíritu creador de la Revolución conquistaba a los que querían contribuir al progreso económico y social.

Se unificó y racionalizó todo lo que podía serlo

Así los agrónomos proponían iniciativas necesarias y realizables: planificación de la agricultura, trasplante de cultivos que hasta entonces la propiedad individual o los intereses de determinadas categorías sociales no habían permitido adaptar a las condiciones geológicas o climáticas favorables. El veterinario de la colectividad organizaba científicamente la cría de ganado. En caso necesario, consultaba al agrónomo sobre los recursos alimenticios correspondientes. Y, con las comisiones de campesinos, este último organizaba la producción. Pero el arquitecto y el ingeniero estaban también movilizados en lo referente a la construcción de porquerizas, establos, granjas colectivas. El trabajo se planificaba, las actividades se integraban.

Merced a los ingenieros, gran número de acequias y pozos han sido construidos, permitiendo cambiar tierras de secano en tierras regadas. Por medio -de motores eléctricos se procedió a la elevación y a la distribución del agua, a menudo en sectores enteros. Las características del suelo, muy poroso y arenoso, y la escasez de lluvias -400 milímetros por término medio, cuando ara necesario el doble- dificultaban mucho la extracción del precioso líquido, que era preciso ir a buscar a grandes profundidades. Esto implicaba gastos que sólo los grandes terratenientes (cultivando -o haciendo cultivar- productos de buen precio, como la naranja) o la colectividad podían afrontar.

Es probablemente en la región de Cartagena y de Murcia donde se hicieron los mayores esfuerzos de esta clase. Cerca de Villajoyosa, en la provincia de Alicante, la construcción de un pantano permitió irrigar un millón de almendros que hasta entonces habían sufrido la sequía permanente.

Pero los arquitectos de las colectividades no se ocupan solamente de alojar a los animales. Recorren la región dando consejos para el alojamiento humano. Estilo de las casas, elección del lugar, exposición solar, materiales, higiene, etc., son dados todos los consejos indispensables y tomadas las medidas él las que hasta ahora se oponían muy a menudo la ignorancia de unos, los sórdidos cálculos de otros.

La proximidad de los pueblos entre sí facilita esta solidaridad activa que pone todos los recursos al servicio de todos. A menudo, el trabajo práctico es intercomunal. Tal grupo constituido para combatir las enfermedades de las plantas, sulfatar, podar, injertar, trabaja en los campos de varias localidades; tal otro grupo se desplaza del mismo modo para descuajar árboles, practicando en su lugar labranzas improvisadas o improvisando nuevos cultivos. Todo lo cual facilita la coordinación de los esfuerzos y su armonización en un plan general que se elabora no sólo según los conceptos abstractos de tecnócratas o técnicos sin experiencia, sino también según las enseñanzas prácticas del trabajo, del contacto con los hechos y los hombres.

 

La organización general de la región

Veamos más a fondo la organización general de esta región. Las novecientas colectividades están reunidas en 54 federaciones comarcales que se agrupan o se subdividen al mismo tiempo en el grado más elevado: en el Comité Regional de la Federación de Levante.

Este Comité, que reside en Valencia y coordina el conjunto de las actividades, es nombrado directamente por los congresos anuales y es responsable ante estos congresos y ante los centenares de delegados campesinos elegidos por sus compañeros, quienes no se dejan deslumbrar por los discursos de burócratas, líderes o aspirantes a dictadores porque saben lo que quieren y a dónde van.

Es también por iniciativa de los congresos que la federación levantina ha sido dividida en veintiséis secciones generales, correspondientes a las especializaciones de trabajo y actividades. Estas veintiséis secciones y por lo tanto la federación levantina abarcan, sin duda por primera vez en la historia considerada fuera, del Estado y de las estructuras gubernamentales, toda la vida social, constituyendo un verdadero mundo nuevo, una sociedad libertaria integrar dentro de la vieja sociedad capitalista, estatal. Las reuniremos en cinco grupos principales.

Agricultura: Cereales (particularmente trigo, cuyo cultivo ha sido a menudo improvisado, o intensificado, como consecuencia de la ocupación de las zonas cerealistas, por el ejército franquista); naranjas, limones, mandarinas; fruticultura varia (almendras, melocotones, manzanas, etc.); viñedos, horticultura; ganado ovino, caprino, porcino, bovino.

Industrias de la alimentación: Siendo la Federación esencialmente campesina, las industrias que dependen de ella derivan sobre todo de la agricultura. Las secciones especializadas son las siguientes: vinificación; conservas de hortalizas y frutas; aceite; fabricación de alcohol; zumo de fruta; licores diversos; perfumes y productos derivados.

Industrias no agrícolas: Sección de la construcción, carpintería; ropa y vestido en general; embalajes para la expedición de las frutas. Observemos aquí una tendencia a la integración del conjunto de las actividades, lo que reduce el papel del sindicato como organizador único de la producción industrial. Estos problemas se resuelven en el mismo terreno de las actividades, amigablemente, entre organizaciones hermanas.

Sección comercial: Aparte de las exportaciones en vasta escala, de las que trataremos más adelante, se procede a las importaciones de máquinas, medios de transporte motorizados -terrestres y marítimos-, de abonos y productos diversos.

Salubridad y enseñanza: Agreguemos la sección de higiene y salubridad, que coordina los esfuerzos tendientes a asegurar y mejorar la salud pública, y la sección de enseñanza que gracias a sus maestros y al aporte de las colectividades proseguía con entusiasmo su labor específica.

Todas estas actividades estaban sincronizadas en la escala de las novecientas colectividades, muchas de las cuales abarcaban varios millares de personas. Se comprenderá mejor ahora la magnitud de estas realizaciones y la superioridad de estos métodos de organización. Se comprenderá también que nos sea imposible exponerlas en todos sus detalles. Añadamos, sin embargo, algunas precisiones referentes a ciertos aspectos ya mencionados.

Tomemos el cultivo del arroz. En la sola provincia de Valencia 30,000 hectáreas sobre las 47,000 del total nacional se hallaban en manos de las colectividades. La región famosa de la Albufera, tan descrita por Blasco Ibáñez, estaba enteramente colectivizada. La mitad de la producción de naranjas, o sea cuatro millones de quintales sobre ocho millones, estaba en manos de la federación de colectividades y de los sindicatos; el 70 por ciento de la cosecha total, o sea más de 5.600,000 quintales eran vendidos en los mercados europeos gracias a su organización comercial, llamada FERECALE, que a principios del año 1938 había establecido en Francia secciones de venta en Marsella, Perpiñán, Burdeos, Sete, Cherburgo y París.

Observemos, de paso, que la importancia de la distribución era superior a la de la producción. Basándonos en datos fidedignos podemos establecer las comparaciones siguientes: como hemos dicho, los productores de las colectividades levantinas componían el cuarenta por ciento del total, pero la superioridad de su organización técnica les permitía suministrar de un 50 a un 60 por ciento de la producción agraria. Por las mismas razones, el sistema colectivista aseguraba, en beneficio de toda la población, de un 60 a un 70 por ciento de lo distribuido.

La organización de conjunto y la potencialidad de los recursos por ella asegurada hacía posibles otras realizaciones y métodos de trabajo sin los cuales a menudo ciertas empresas habrían fracasado por falta de recursos técnicos, insuficiencia de los rendimientos o costo excesivo.

El espíritu de solidaridad activa siempre estuvo presente

El espíritu de solidaridad activa, la voluntad de coordinación estaban presentes siempre y en todas partes. Cuando, por ejemplo, los miembros de una colectividad creían útil la fundación de una fábrica de licores, de zumo de frutas o alimentos nuevos para los hombres o para el ganado, participaban su iniciativa a la sección industrial del Comité Federal de Valencia. Este estudiaba la proposición y cuando era, necesario convocaba a una delegación, con la cual examinaba las ventajas o los inconvenientes de la iniciativa. Si de acuerdo a la demanda probable, las materias primas disponibles, los gastos y otros factores previsibles, esta iniciativa parecía útil y rentable, era adoptada; en caso contrario, era rechazada, con las explicaciones debidas. Otro motivo del rechazo era la existencia de fábricas similares ya instaladas.

Pero el aceptar la iniciativa no implicaba que sus autores fuesen propietarios de la nueva unidad de producción, incluso tratándose de la colectividad local. Por emplear en su fundación los recursos suministrados por el conjunto de las colectividades, la Federación era dueña de la fábrica -si de fábrica se trataba- y la colectividad local no tenía derecho de vender en provecho propio exclusivo los productos obtenidos.

Gastos y ganancias eran, pues, la cosa de todos. Y también era la Federación la que repartía las materias primas distribuidas a fábricas y localidades, según su clase de producción y sus necesidades.

La situación general obligaba también a innovar con rapidez, lo cual era imposible en la escala del campesino o del comerciante aislado, o en las organizaciones meramente corporativas donde predominaban el espíritu y la moral individualista. Por ejemplo, antes de la Revolución se perdían inmensas cantidades de frutas que se pudrían bajo los árboles productores o en los almacenes de expedición por la insuficiencia de compras nacionales e internacionales. Era el caso de las naranjas que, en Inglaterra, tropezaban con la competencia de las otras naciones mediterráneas, lo que obligó a bajar los precios y a reducir la producción.

Pero a la guerra civil y al cierre de parte de los mercados europeos y del mercado interior en las regiones ocupadas por las tropas de Franco se agregaban los obstáculos opuestos solapadamente a la creación socialista, libertaria por el gobierno y sus aliados. Y además no sólo hubo exceso de producción naranjera: los hubo también de tomates y patatas. Entonces, una vez más, apareció la iniciativa de las colectividades.

Se procuró aprovechar las naranjas sobrantes aumentando las cantidades de esencias habitualmente producidas. Se fabricó un alimento nuevo llamado “miel de naranja”, se empleó la pulpa para conservar la, sangre en los mataderos, lo que procuró un alimento nuevo para las aves de corral; se aumentó la conservación de hortalizas y frutas. Las fábricas más importantes se hallaban en Murcia, Castellón de la Plana, Alfafar y Paterna. Así como los campesinos alemanes lo practicaban desde hacía mucho tiempo en sus cooperativas especializadas, se organizaron secaderos de patatas a fin de fabricar fécula para el alimento humano y animal; lo mismo se hizo para los tomates.

La sede de las federaciones comarcales había sido generalmente establecida en poblaciones situadas cerca de las carreteras o de los ferrocarriles, a fin de facilitar el transporte de las mercaderías. Es en estas poblaciones donde se almacenaban los excedentes de lo producido por- las colectividades. Las secciones correspondientes del Comité Federal de Valencia estaban regularmente informadas de la importancia de las variedades, de la calidad, de la fecha de producción de los bienes almacenados y conocían las reservas disponibles para las entregas, las exportaciones, los cambios o el reparto necesario entre las comarcas y las colectividades.

La intensificación de la cría de ganado confirma este espíritu creador. Los gallineros, las vastas conejeras, los parques de avicultura fueron multiplicados. En julio de 1937; la sola colectividad de Gandía producía en sus incubadoras 1,200 polluelos cada veintiún días. Aparecieron razas de conejos y aves de corral desconocidas para el campesino, a menudo apegado a sus variedades poco productoras; las colectividades dieron los primeros pasos ayudando a los que, por causas diversas, habían quedado rezagados.

 

Creación de escuelas y centros de estudio

Por fin los esfuerzos de organización y justicia económica fueron completados por otros. Aquí, como en todas partes, el apetito de cultura, el deseo intenso de difundir la instrucción, ha sido uno de los grandes motivos y de los grandes objetivos de la Revolución. Cada colectividad ha creado una o dos escuelas con la misma rapidez con que ha procedido a sus primeras creaciones económicas. El salario familiar y la nueva ética permiten enviar a clase a todos los niños en edad escolar. En su esfera de influencia, las colectividades españolas hubieran dado, con una prontitud sin igual, el golpe de gracia al analfabetismo. Y no olvidemos que, en el campo, España contaba, al estallar la guerra civil, con un 60 por ciento de analfabetos.

Para completar este esfuerzo y con fines prácticos inmediatos, se abrió, a fines de 1937, una escuela para la formación de secretarios, contadores y tenedores de libros, de ambos sexos. Más de cien alumnos fueron inmediatamente enviados por las colectividades.

Pero la última innovación de envergadura fue la Universidad de Moncada (provincia de Valencia). Su objetivo era la formación de técnicos agrícolas. En las clases y en los cursos prácticos se enseñaba a los alumnos, también elegidos por las colectividades, las diversas especialidades del trabajo de la tierra y de la zootécnica (modo de cuidar los animales, métodos selectivos, características de las razas, horticultura, fruticultura, apicultura, silvicultura, etc.). Pronto el establecimiento contó con trescientos alumnos, y hubiera contado con más si se hubiesen podido hacer las cosas en mayor escala y si los profesores hubiesen sido más numerosos. Situada en la falda de una loma cubierta de naranjos, la Universidad de Mancada estaba también a disposición de las otras regiones.

Ultimo aspecto de la solidaridad practicada: las colectividades levantinas, lo mismo que las aragonesas, tal vez en mayor número que éstas, acogieron mujeres y niños refugiados de Castilla ante el avance fascista. Centros de acogida fueron organizados en pleno campo, y colonias, donde los jóvenes, bien alimentados, con amistad y paternalmente atendidos, olvidaban la guerra. Varias largas columnas de camiones partían, abasteciendo gratuitamente a la población, madrileña. Las colectividades de Beniopa, Oliva, Gerosa, Tabernas de Valdigna, Beirrairo, Simat (todas de la comarca de Gandía), enviaron, en los seis primeros meses de guerra, 198 grandes camiones de víveres. Poco después de la caída de Málaga, un simple telefonazo bastó para que se enviasen a Almería, llena de refugiados, siete camiones sobrecargados de alimentos.

Porque ante las necesidades y las responsabilidades de la vida, nuestros compañeros no estaban paralizados ni insensibilizados por el espíritu burocrático y la papeluchería del Estado. Perfectos libertarios, practicaban un humanismo, nuevo, sin engaño de ninguna clase, sin especular sobre el valor propagandístico que podía causar su actitud, sin más recompensa que la alegría intensa de la práctica solidaria.

Un paradigma de revolución libertaria

La envergadura de la obra colectivista, realizada en Levante y sus óptimos resultados bastarían para afirmar la factibilidad y eficacia de las alternativas que el anarquismo propone para el cambio inmediato de la sociedad capitalista y estatal a una sociedad autogestionaria y libre, pues esa obra, sin duda la que hubo de dominar las mayores dificultades y problemas originados por las peculiaridades de su propia amplitud (más de 900 colectividades que cobijaban a un setenta por ciento de la población total campesina, compuesta por muchos millares de familias) y los obstáculos empecinada y agresivamente impuestos por los demás sectores antifranquistas, pero también antianarquistas, con los que había que convivir y compartir la lucha guerrera, alcanzó asombrosas realizaciones positivas que pueden servir como paradigma de revolución libertaria transitoria hacia una sociedad genuina y esencialmente anarquista. No obstante, aunque podrían señalarse infinidad de otros ejemplos, en aras a las características de este libro, debemos limitarnos a reseñar velozmente otras realizaciones no menos subyugantes y dignas de figurar como las más profundas transformaciones libertarias en la historia universal de las revoluciones.

 

 

LA INDUSTRIA TEXTIL EN CATALUÑA

La industria textil en Cataluña es la más importante de las actividades industriales de la región. La alta calidad de su producción, competitiva muy frecuentemente con la producción inglesa, le permitió adquirir una, amplia base en la que se empleaban muchos miles de personas, con alto porcentaje de elemento femenino.

Dado que la gran mayoría de los miles de personas que se empleaban en la industria estaban afiliadas al sindicato de la C. N. T. (de vigorosa influencia anarquista), inmediatamente procedieron a la socialización de toda la industria, sobre cuya organización ofrecemos los siguientes datos como prueba de la capacidad organizativa de los trabajadores.

 

Estructuras de las organizaciones colectivas en la industria textil

Al implantarse la colectivización, los comités de control pasaron a ser comités técnico-administrativos. Estos comités eran nombrados por los trabajadores de la fábrica, reunidos en asamblea general, y ésta era convocada por el comité de fábrica de carácter sindical y a la vez por la sección del ramo.

Organización revolucionaria de la industria textil

Los comités eran de nueve compañeros como máximo y como mínimo de tres, procurando en todo momento que en dichos comités se encontraran representados tanto los elementos técnicos como manuales. En estos comités estaban también representadas todas las diferentes ramas industriales que existían en la fábrica, y una vez constituidos se dividían en los siguientes departamentos:

1.      Departamento interior.

2.      Estadística.

3.      Economía y Finanzas.

4.      Relaciones.

Misión del Departamento Interior:

a)      Tener la maquinaria en buen estado de conservación y que la misma reuniera las condiciones de seguridad necesarias.

b)      Tener los locales donde trabajaban los obreros, así como los vestuarios, con arreglo a la higiene moderna.

c)      La distribución del trabajo por secciones y todas aquellas cosas de orden técnico que hasta entonces habían sido competencia de los directores.

Misión del Departamento de Estadística:

Materias primas necesarias por meses y por años.

Maquinaria, clase de la misma y rendimiento.

Número de obreros manuales y técnicos por especialidades.

Toda clase de detalles complementarios no previstos en este cuestionario y que pueden servir para la buena marcha de la industria.

Misión del Departamento de Economía y Finanzas:

Controlar la situación financiera de la fábrica.

Pago de los jornales a todos los trabajadores manuales y técnicos.

Pago de toda clase de operaciones, como reparación de maquinaria, conservación de edificios, etcétera.

Economizar también de la colectividad Jodo aquello que en el régimen, anterior era superfluo e inútil.

Fijación de precios de costo y fabricación.

Relación exacta de altas y bajas, ya sean por enfermedad o accidente.

Misión del Departamento de Relaciones:

Ser el Secretario del Comité.

Ser el que se relacione directamente con el comité local de industria así como con el comité de fábrica, para todos aquellos asuntos que afecten el orden sindical.

Tener a su cargo todos los órdenes de cuanto haya de ser tratado de comité a comité.

Nota adicional. En las fábricas que por su poco número de trabajadores bastara el nombramiento de tres a cinco compañeros para que formen el comité, éstos también se dividirán en los mismos departamentos, aunque ello significara dualidad en los cargos.

La población en la que por haber solamente una fábrica o dos, no había necesidad de tener un comité local, esta función era desarrollada por el comité comarcal o de zona, viniendo obligado en todo momento el departamento de relaciones de la fábrica o fábricas a estar íntimamente de acuerdo con él, puesto que era él el que tenía la obligación de facilitar todo cuanto era de necesidad para la buena marcha de la fabricación.

Las características de este libro y las limitaciones que ellas implican nos impiden detenernos en detallar el funcionamiento de esta compleja organización, que consiguió no sólo mantener la industria sino mejorarla de manera sensible a pesar de la falta de materias primas, de elementos esenciales para la renovación y reparación de maquinaria y muchos otros aspectos negativos que entorpecían el libre desenvolvimiento; aspectos negativos que no surgieron de la propia industria ni de su colectivización, sino de los bastardos intereses de los estamentos gubernamentales y los otros sectores políticos. Puede afirmarse que la colectivización de la industria textil catalana fue un positivo ejemplo de cómo los grandes sectores industriales pueden transformarse en factores económicos autogestionados siguiendo los lineamientos de las concepciones económicas del anarquismo.

 

 

EL TRANSPORTE Y LAS COMUNICACIONES

Podría pensarse que la obra colectivizadora se redujo a los más fáciles o sencillos aspectos de la economía, pero la realidad fue que la colectivización libertaria se extendió a todas las ramas del vivir económico. Y cuando algunas empresas, por ser propiedad exclusivamente extranjera, como los teléfonos y algunas otras, fueron intervenidas y controladas lo fueron de manera tal que eran virtualmente administradas por los trabajadores. Los tranvías, autobuses, taxis, ferrocarriles y hasta el transporte marítimo fueron colectivizados en la medida en que las peculiaridades de cada especialidad lo permitían. Reflejemos lo que dice sobre los ferrocarriles Gastón Leval en un estudio hecho en 1938.

Nos ha faltado tiempo para informarnos detalladamente sobre cuánto se hizo con relación al transporte en la España antifascista. Nos hemos ocupado especialmente del transporte terrestre. El marítimo también ofrece un ejemplo de esfuerzo, organización y abnegación que merecerían un capítulo especial. Porque mientras, la marina franquista no fue dueña del mar, los barcos navegaron, trajeron víveres, combustibles, gracias a las tripulaciones integradas en los sindicatos obreros. Muchos marineros han muerto, y otros siguen arriesgando su vida; para burlar el bloqueo. Esperamos que un día se escriban sobre su acción las páginas que se merecen.

Los ferrocarriles y la Revolución

Nos ocuparemos sobre todo de los ferrocarriles de Cataluña, tomando como organización tipo la de la sección catalana, y particularmente la red Madrid-Zaragoza-Alicante. Luego, echaremos una ojeada sobre la coordinación de los transportes terrestres, que se está realizando en lucha contra innumerables dificultades.

Hay en España dos grandes organizaciones de ferroviarios: el Sindicato Nacional Ferroviario, que pertenece a la U. G. T., y la Federación Nacional de la Industria Ferroviaria, que pertenece a la C. N. T. En julio de 1936, el primero agrupaba nacionalmente mayor número de adherentes, aunque la diferencia no era muy elevada, pues progresábamos continuamente. En Cataluña éramos los más numerosos.

Vencido el fascismo en las calles de Barcelona, los militantes de la línea Madrid-Zaragoza-Alicante, que respondían a nuestras ideas, no perdieron tiempo en bailar para festejar la victoria. En todos los congresos se había resuelto expropiar los ferrocarriles desde el primer momento de la revolución. Y el 20 de julio, cuando la batalla duraba aún, se convocó al personal jerárquico de la compañía.

La entrevista, que tuvo lugar en la sala del Consejo de Administración, presentó caracteres dramáticos. Los delegados obreros habían acudido muchas veces a esta sala, a realizar gestiones en nombre de sus camaradas. Los administradores les habían recibido con insolencia, sin invitarlos siquiera a sentarse. A veces, incluso, se habían llegado a escucharles. Y ahora, estaban reunidos unos treinta técnicos y administradores, de pie, no pudiendo creer lo que veían. Tres obreros, tres militantes del sindicato, sentados en sillones hasta entonces reservados a la jerarquía y apoyados por un grupo de trabajadores armados de fusiles que estaban en el corredor, les hablaban con firmeza.

-Les hemos llamado para exigirles su renuncia del cargo, así como de todos los derechos que habíais adquirido en la Compañía.

La emoción embargó a casi todos los que hasta entonces habían sido los amos soberbios. Algunos se echaron a llorar, sobre todo cuando el director que, como siempre, se había hecho esperar, apareció y vio la situación. Hubo que resignarse y firmar. Los obreros se encargaron de la marcha de la red ferroviaria.

No era cosa fácil. La revolución y la guerra, la interrupción causada por el avance fascista en Aragón, provocaban un apiñamiento de vagones en todas las estaciones de Barcelona. El 21, los militantes se esparcieron e inspeccionaron la vía férrea para saber si estaba aún en buen estado. Y el mismo día, el primer tren salía, llevando milicias a Aragón, entre los aplausos de los barceloneses.

La mayor parte de los técnicos fueron reemplazados por obreros revolucionarios, que carecían de los conocimientos técnicos para sustituirlos integralmente, pero que por lo menos ofrecían garantía de lealtad y conocían su trabajo. Esto era lo más importante.

La red, que cuenta 123 estaciones, estaba dividida en nueve secciones. En estas secciones, el conjunto del personal administrativo permaneció en su puesto. Los ferroviarios hicieron lo mismo. En pocos días la circulación fue restablecida.

Esta obra fue realizada en su totalidad por nuestros compañeros de la C. N. T., la U. G. T. se había abstenido de toda participación: el personal administrativo y la burocracia pertenecía sobre todo -y como siempre- a esta organización. El Sindicato Nacional Ferroviario debió, pues, tomar posesión y no le fue posible ir contra la voluntad de la mayoría de los trabajadores. Así es como, cinco días después del triunfo de la revolución y cuatro días después de la expropiación de los ferrocarriles, una delegación ugetista se presentó para integrar el Comité Central Revolucionario nombrado por los ferroviarios y compuesto por seis miembros.

Hubo que reorganizarlo. Aunque con menos adherentes y moralmente nula desde el punto de vista revolucionario, la U. G. T. tuvo, por tolerancia y voluntad fraterna, como la C. N. T., cuatro delegados. Pero bien pronto, estos ocho resultaron insuficientes. Se necesitaba un compañero por cada una de las diez secciones técnicas, a lo cual se sumaba un presidente y un secretario general. Los doce fueron confirmados por el conjunto de trabajadores, a razón de seis por cada organización sindical.

Las diez secciones técnicas son: comercio, explotación, servicios eléctricos, contabilidad y tesorería, tracción, economato, servicios sanitarios, vías y obras, contencioso, control y estadística. Al principio, en cada una de las secciones estaciones, y de las subsecciones, había sido constituido un comité organizador. Este comité desapareció pronto, y sólo quedó el delegado elegido por la reunión de los trabajadores de cada estación en las pequeñas poblaciones, y el de cada subsección en las ciudades importantes, especialmente en Barcelona.

Los trabajadores de cada lugar se reunieron por término medio dos veces por mes para tratar todo cuanto se refería al trabajo y a sus condiciones de existencia. Por su parte, los militantes se reunieron una vez por semana. La asamblea general nombró un comité responsable que ahora dirige el trabajo de cada estación y de sus dependencias. En las reuniones, la gestión de este comité, cuyos miembros trabajan al lado de sus compañeros de tareas, está sometida al voto de los trabajadores.

Hasta mediados de 1937, la orientación no provenía del Comité Central de Barcelona. Por un lado, los trabajadores manuales que lo componían no podían reemplazar con rapidez a los administradores de la víspera, y por otro lado tal reemplazo no había sido necesario. El trabajo siguió simplemente desarrollándose como siempre. El personal de cada sección siguió haciendo lo que le correspondía, sencillamente. Los miembros del Comité Central se contentaron con vigilar la actividad general y coordinar la de las líneas. Unieron lentamente las partes del organismo y prepararon la mejor cohesión de mañana.

Sin accionistas y sin jefes los ferrocarriles funcionaron

Lo importante es que, sin accionistas, sin ingenieros, sin jefes, la circulación continuó, los viajeros y las mercaderías fueron transportados. Hubo, y hay, en los ferroviarios bastante conciencia para asegurar el tráfico ferroviario. Incluso tuvieron el amor propio de hacer circular el mayor número posible de trenes. Error que no deberá repetirse en otra experiencia revolucionaria. Veremos por qué.

A principios de julio de 1936; 293 trenes circulaban en toda la red; en octubre eran 221. Pero la importancia de esta reducción se atenúa si se tiene en cuenta la menor cantidad de mercaderías transportadas, y la interrupción de las relaciones comerciales con Aragón, Castilla y el centro de España. En octubre de 1935 se registraron 28,081 vagones; un año después -en plena conflagración- sólo 17,740. Pero dos meses después se registraron 21,470. Le diferencia sería, menor aún si la vida económica no estuviera en parte interrumpida por la división de España en dos territorios.

Tales cifras nos dan la impresión muy clara de que el funcionamiento de la red Madrid-Zaragoza-Alicante no era una realización minúscula, sino una vasta empresa. Los diez sectores técnicos que caracterizan su organización están a su vez subdivididos en secciones varias. Por ejemplo, el servicio de explotación engloba la regulación de los trenes, la circulación general, la distribución del material ferroviario, el tráfico de mercaderías y el servicio general de todas las estaciones.

La escala de los salarios oscilaba entre dos pesetas con cincuenta (diarias) para los guardabarreras, pasando por el duro (cinco pesetas) que ganaban los hombres por un trabajo igual, hasta los sueldos exorbitantes de los ingenieros “superiores”. El sueldo normal de los ferroviarios era de seis pesetas con cincuenta, cantidad insuficiente en un país donde el pan costaba sesenta céntimos el kilogramo, y un kilo de chuletas seis pesetas. Todos los sueldos inferiores a las 300 pesetas mensuales fueron inmediatamente elevados a esta cantidad. Los que pasaban de 500 pesetas fueron rebajados hasta este límite.

Echemos una ojeada en la contabilidad de la red que hemos tomado como modelo. El 19 de julio de 1936, la compañía tenía en la caja 1.811,986 pesetas, y 2.322,401 en el banco. Encontrándose la oficina central en Madrid, los altos jerarcas sacaron del banco 1.500,000 pesetas. Quedaron 2.634,387 pesetas, de las cuales hubo que tomar; al finalizar el mismo mes de julio, 2.130,000 pesetas para pagar al personal. Además, la compañía adeudaba un millón de pesetas en facturas y reclamaciones varias. En realidad, los trabajadores se encontraban ante un déficit de 502,660 pesetas.

Por otra parte, todo lo que iba hacia Aragón era, transportado gratuitamente; las modificaciones de los sueldos representaban un gasto de 668,667 pesetas; y la supresión del tráfico con la parte de Aragón dominada por los fascistas representaba una disminución de 1,200 vagones mensuales.

Debemos agregar el aumento de precio del carbón asturiano, que costaba 45 pesetas por tonelada al estallar la lucha, 67 en octubre y 150 en febrero del año siguiente. A pesar de estas circunstancias, y de la disminución general de tráfico que hada bajar los ingresos diarios, de 236,382 pesetas en la segunda quincena de diciembre a 192,437 pesetas en la segunda, quincena de enero, a pesar de que se entrega a los ferrocarriles del norte y a la red catalana el 26 o 27 por ciento de las entradas, y a pesar del apoyo aportado a otras líneas por disposición del sindicato, el precio de los pasajes y del transporte de mercaderías no había subido aún diez meses después de haberse empezado la socialización, y no se hablaba de elevarlo. Para hacer frente a las dificultades, se prefería apelar a la reorganización general de los medios de transporte.

 

Coordinación eficaz de los medios de transporte

Fue preciso que la revolución libertaria irrumpiera en España para que la coordinación de los medios de transporte fuera considerada.

Fueron los militantes de la C. N. T. quienes -con sus ingenieros- se ocuparon con decisión del problema de la organización de los ferrocarriles bajo una misma dirección técnica y una sola comisión administrativa. Y fueron también ellos quienes plantearon el problema de la coordinación de todos los medios de transporte de Cataluña.

Lo mismo que en el cultivo de la tierra y en la explotación de los talleres y de las fábricas, la dispersión representa una enorme pérdida de energías, un despilfarro, un empleo irracional de las máquinas, una multiplicación inútil de esfuerzos paralelos. Nuestros camaradas lo advertían. Y emprendieron la necesaria coordinación de los medios de transporte, ferroviario primero -con la intención de ir mucho más lejos después- o si fracasan a consecuencia del desenlace de la situación política y del conflicto bélico que se desarrolla en el territorio español, por lo menos habrán sido los primeros en indicar el camino de una organización racional de los medios de transporte.

Por ahora, la nueva organización de los ferrocarriles de Cataluña reúne en una sola federación la red Madrid-Zaragoza-Alicante, la del Norte y la catalana. Cada una de estas redes constituye una subsección, y estas subsecciones están unidas local y regionalmente por los comités de enlace.

Pero esto es insuficiente. Según un proyecto aprobado, se impone la constitución de una sola organización ferroviaria.

En 1937 se constituye un comité central regional que agrupa a todas las líneas férreas de Cataluña.

Este comité central estará compuesto por seis miembros: un presidente, un secretario, un compañero por cada división, y uno por la subsección de estudios y compras.

Las divisiones son tres -se repite la estructuración de la red Madrid-Zaragoza-Alicante-: tráfico, servicios técnicos, administración.

La subsección de estudios y compras tiene por objeto mejorar el servicio de los ferrocarriles “dando en todo momento la sensación de un alto sentido de capacidad constructiva” de la nueva organización del transporte ferroviario. Debe comprar las materias primas, las herramientas, el combustible, el material de construcción, etc. Suministra los utensilios y las herramientas corrientes, y centraliza todas las estadísticas sobre la actividad de las redes.

La división tráfico se divide en tres secciones: explotación, control y estadística, comercio y reclamaciones.

La primera de estas secciones interviene en todo cuanto se refiere al personal de las estaciones; se ocupa de los trenes, de los horarios, de las operaciones de carga y descarga, del transporte y de la entrega de mercaderías, del movimiento de los vagones. Estudia, junto con la sección comercial, los requerimientos del tráfico de viajeros y mercaderías a fin de establecer los itinerarios. Organiza los cobertizos, los hoteles, los trasbordos, etcétera.

 

Organización interior revolucionaria del sistema ferroviario

La sección de control y estadística supervisa el movimiento general, liquida todas las cuentas, se encarga de la distribución y de la venta de los billetes, establece las estadísticas de las redes de acuerdo con los datos suministrados por las estaciones.

La sección comercial y de reclamación establece las diferentes tarifas, esforzándose por simplificarlas; evita las competencias del sistema capitalista, organiza servicios combinados, con los cuales todos los medios de transporte terrestre, marítimo, y mañana aéreo, han de colaborar. Debe también estudiar la legislación extranjera, revisar la del país, modificar los acuerdos, mantener las relaciones cordiales con las compañías de los otros países, aplicar todas las nuevas disposiciones oficiales, especialmente las de orden fiscal, ocuparse muy especialmente de las transformaciones de carácter sindical, y de las reclamaciones que tienden a mejorar continuamente los servicios.

Los servicios técnicos constituyen a su vez tres secciones: material y tracción, electricidad y obras.

La primera, se ocupa de la conservación del material, de la existencia de los vagones; de las máquinas y de los talleres. La segunda, de todo cuanto se relaciona con la electricidad en las redes, en las estaciones, la tracción, el teléfono, las señales. La tercera, de la construcción de las vías férreas, de puentes, túneles, almacenes, estaciones secundarias, etcétera.

La división administrativa auxiliar se subdivide también en tres secciones: sanidad, contabilidad y caja, abastos.

La primera vigila la higiene de los medios de transporte, atiende a los empleados accidentados o enfermos, mantiene el servicio de los botiquines en las estaciones.

La segunda, en la cual convergen todos los recursos financieros de los ferrocarriles, recibe diariamente lo recaudado por todas las estaciones: es el centro de todas las contabilidades particulares a fin de seguir paso a paso la marcha económica de cada servicio.

La sección de abastos, que ha de tener en Barcelona un almacén central y en Cataluña cuantas sucursales se crean necesarias, suministra a los empleados, al costo, todos los artículos corrientes de consumo.

Las divisiones tienen a su frente a un representante de cada red. Las secciones tienen técnicos que dependen del comité central, en el cual desempeñan el papel de asesores. Los secretarios de las divisiones toman parte en las deliberaciones del comité central, de modo que éste no obra sin conocer la opinión de las diversas ramas de cada red.

En esta organización general, ni el personal, ni los medios de trabajo -vagones, locomotoras, máquinas, combustible, talleres, etc.- están adscriptos definitivamente a ninguna sección o división en particular.

Todos los comités de división están constituidos por igual número de representantes de la C. N. T. y de la U. G. T. Para la organización del tráfico, se han establecido zonas de demarcación cuyos miembros, que representan los servicios, trabajan y se reúnen después del trabajo. Ellos controlan las actividades generales y envían a los comités de división sus observaciones e iniciativas. Son nombrados directamente por los trabajadores de esas zonas, o por el comité central, con la aprobación de las divisiones interesadas. Cada comité de demarcación elige un responsable que se encarga de la función administrativa de la oficina.

Papel específico de cada sección

En cada dependencia, estación, taller o brigada, los trabajadores nombran libremente a un delegado responsable encargado de dirigir y coordinar los servicios. Las secciones de cada red que lo creen necesario constituyen un comité de control. En las localidades donde hay secciones de redes distintas, se constituye también un comité de enlace.

Cada servicio o división tiene delegados técnicos que recorren estaciones y redes para estudiar cuanto pueda mejorar el funcionamiento de los trenes.

En fin, existe el proyecto de crear escuelas profesionales para perfeccionar los conocimientos administrativos y técnicos de los trabajadores a fin de que no sean -como fueron bajo el capitalismo- simples engranajes acéfalos de un mecanismo cuya vida y funcionamiento se les escapaban.

La iniciativa de coordinar todos los medios de transporte nació inmediatamente después de que los obreros tomaron posesión de los ferrocarriles. Lo comprobamos en una circular enviada el 5 de noviembre de 1936, y que nos parece útil reproducir:

«“La honda transformación económico-social que se está realizando en nuestro país, nos obliga a dar nuevos y amplios cauces a la explotación del ferrocarril. Para ello, es preciso desplegar nuevas actividades y recopilar todos los datos que nos permitan estudiar profundamente el proceso de la producción y el consumo, tan íntimamente ligados al ferrocarril en todas las zonas de influencia ferroviaria, para que puedan derivarse beneficios para la colectividad”.

“En consecuencia, los compañeros en general y los comités de estación en particular, reafirmando su personalidad moral y su alto espíritu constructivo, deberán remitir a este servicio, a la mayor brevedad, un estudio contestando a los siguientes puntos:”

Indicación de las poblaciones afluentes a esa estación”. 

Zona de influencia regional del ferrocarril”. 

Medios de comunicación entre esa estación y las poblaciones enclavadas en el perímetro de la zona de influencia”. 

Producción industrial y agrícola, y puntos donde se consume el exceso de producción”. 

Medios que se utilizan para efectuar los transportes en general”. 

Si éste no se efectúa por ferrocarril, indicar las causas y las posibles soluciones”. 

Si existen servicios coordinados entre ferrocarril y carretera, y en qué condiciones”. 

En caso contrario, posibilidad de su establecimiento”.

“No creemos necesario remarcar la importancia del problema que planteamos, y este comité espera que los de estación, justipreciando en todo su alto valor el alcance de estos datos, desplegarán el máximo de actividad y celo para procurarnos una información lo más verídica posible”.

“Por el comité del servicio comercial”.

El delegado del comité central”».

A este primer cuestionario siguió otro, que, no sin trabajo se pudo hacer distribuir por el Servicio de Estadística de los Transportes del gobierno de la Generalidad de Cataluña.

En este nuevo documento se hacían -como mínimo- cincuenta y siete preguntas sobre las características naturales, los medios de comunicación, el tráfico de mercaderías, la importancia de las escuelas y el lugar que ocupaban, el número, las características, el estado de los taxímetros, de los ómnibus, de los camiones, de los automóviles, de los barcos costeros y su grado de colectivización. También se averiguaba acerca del aspecto sindical del problema. Contestaron más de doscientas cincuenta poblaciones, interesando las tres redes. Estas contestaciones están clasificadas en dos ficheros, uno de los cuales se refiere especialmente a la vida municipal de cada localidad correspondiente a la estación, y otro a la esfera de influencia económica y a los medios de transporte. Copiaremos dos fichas, relativas a Tarragona:

Primera ficha (color rojo)

Tarragona es partido judicial de su nombre.

Tercera región económica catalana.

Comarca “Tarragonesa”.

30,747 habitantes.

Estaciones M. Z. A. y Norte.

Puerto importante.

7. Muy rica en arquitectura (catedral gótica, murallas romanas, puerta ciclópea, foro romano). En sus cercanías tiene un puente romano y la tumba de los Escipiones. También son muy importantes los descubrimientos de las excavaciones de la fábrica de tabacos.

Producción: Agrícola: vinos, algarrobas, avellanas, almendras, cereales, aceites; industrial: hierros, maderas, géneros; de punto, tejidos; pesquera: abundante.

Cuidadoso trabajo de estadística

Segunda ficha (color azul)

Constantig La Canoja.

Localidad de gran importancia productiva.

Transporte por camiones.

La producción industrial y agrícola es la siguiente: tabaco, hierro, madera, carbón vegetal y coque, géneros de punto, tejidos, vinos, aceites, cereales, harinas, avellanas, almendras, algarrobas, hortalizas y frutas frescas.

El exceso de producción se consume en Barcelona y en otras poblaciones de Cataluña. El vino, las avellanas y las almendras se exportan al extranjero en gran cantidad por el puerto de esta ciudad y algunas partidas por el puerto de Barcelona.

También en esta ciudad hay abundancia de pescado, que en gran parte, se consume en Barcelona, Prat, Gavá, Sitges, Villafranca y Martorell.

Se conoce de este modo la importancia económica y las particularidades de los medios de transporte. Se sabe más aún. Por medio de minuciosas estadísticas, se ha establecido el número exacto de líneas de camiones, ómnibus y navegación, que existen en toda Cataluña. Se sabe el número total de coches y de barcos. Se conoce a las empresas y a los propietarios, el número de viajeros y la importancia de las mercaderías transportadas. Todo ha sido apuntado y trazado en gráficos, donde se evidencia lo absurdo del sistema capitalista.

En uno de estos gráficos, de respetables dimensiones, se nos enseña -a lo largo de una línea de ferrocarril representada por una raya negra- ocho, diez, doce líneas de camiones y ómnibus rivales señaladas con rayas rojas, que luchan contra el tren y luchan entre sí. Este inútil apiñamiento se observa especialmente a lo largo del litoral mediterráneo, en la provincia de Barcelona.

En cambio, el mapa de los transportes de la provincia de Lérida, en la montañosa región pirenaica, revela que existen grandes extensiones, gran número de localidades privadas de comunicaciones regulares, vastas zonas condenadas al aislamiento, a la pobreza, a la ignorancia. Mis compañeros me dicen:

Reorganización del transporte

“Los camiones y los ómnibus que sobran en la provincia de Barcelona, deben ser enviados a la provincia de Lérida. Esta compañía de cabotaje que transporta mercaderías desde Tarragona a Barcelona, no tiene razón de ser, ruando tantos vagones van vacíos, Hay que reorganizarlo todo, para bien de la sociedad, no de las compañías ni de los pequeños patronos que, al fin de cuentas, no son sino formaciones parasitarias originadas por un mundo en el cual cada uno procura vivir a expensas de los demás”.

Ciertamente, las líneas de la provincia de Lérida arrojarán únicamente pérdidas, por lo menos al principio. Pero, lo mismo que las demás actividades del trabajo, los medios del transporte están al servicio de la sociedad, no de sus propietarios. El déficit de la provincia de Lérida sería compensado por el superávit de la provincia de Barcelona. Lo que se desea es procurar a todos los habitantes las mismas comodidades, el mismo bienestar.

Cuando se han hecho los trabajos para establecer la coordinación entre el ferrocarril y el camión, todas estas pequeñas empresas particulares, que para vivir deben cobrar mucho más que el tren aparecieron como obstáculos. Esto constituye una prueba de que la coordinación de los medios de transporte sólo es posible en una sociedad socializada, en la cual predominarán los intereses generales.

Esos mapas en los cuales tantas necesidades, tantas anomalías, están señaladas con círculos, puntos, líneas azules, negras y rojas, nos dicen todo el trabajo que debe hacerse, la obra por realizar. Nuestros compañeros de los ferrocarriles de Cataluña la han emprendido valientemente.

Esta información, dada por Gastón Leval en 1938, en plena realización de lo que se describe, es de un gran valor documental y demuestra fehacientemente que hasta los más complicados problemas que presenta la economía pueden resolverse bajo las fórmulas que propicia el comunismo libertario, el cual, en definitiva, no es más que la primera etapa sólida de la organización anarquista de la sociedad.

 

 

EL COMUNISMO LIBERTARIO EN ARAGÓN

Por la dedicación especial que algunos autores prestan en sus libros (Álardo Prats, Agustín Souchy, Gastón Leval) a las realizaciones revolucionarias en Aragón son éstas las que más se destacan en el contexto general de la historia de aquella revolución que se vivió en España durante los años 1936-1939. Probablemente fueron las colectividades y comunas aragonesas las que más se acercaron a las esencias de las concepciones anarquistas, pero no por ello dejaron de tener una estructuración que reglamentaba en líneas generales el comportamiento colectivista. Y aunque estas reglamentaciones eran elaboradas por simples campesinos de escasa cultura, como veremos de inmediato, también en ellas, como en la región valenciana, donde la organización social era mucho más vasta y complicada, los pueblos supieron modelar de manera genial las formas de una vida libre, equitativa y justa.

Al principio, como si fuese un fenómeno natural que el tiempo y las circunstancias hicieron madurar, los pueblos se encontraron con todos los resortes de la vida social en sus manos, sin que existieran ya las clases dirigentes que ancestral y consuetudinariamente los tenían sometidos, e inmediatamente se dieron con febril entusiasmo a organizar la nueva vida libre, prestando un interés primordial a la organización económica como plataforma para todos los demás aspectos del vivir. Y así surgieron como por encanto las colectividades y, al calor de ellas, todas las nuevas facetas del vivir cotidiano impregnado de fervorosos anhelos de vida libre. Después aparecieron las necesidades organizativas y las gentes se aprestaron a estructurar sólidamente la nueva sociedad. He aquí una prueba:

Organización de la nueva sociedad

 

 

La Federación de Colectividades de Aragón

En los días 14 y 15 de febrero de 1937, tuvo lugar en Caspe -pequeña ciudad de la provincia de Zaragoza liberada del fascismo por fuerzas esencialmente libertarias venidas de Cataluña- el congreso constitutivo de la Federación de Colectividades de Aragón. La iniciativa estaba patrocinada hasta tal punto por la sección regional de Aragón, Rioja y Navarra de la C. N. T., que el sello que figura en las resoluciones adoptadas es el de esa organización sindical. Asistieron una delegación oficial del Comité Nacional de la C. N. T., una del Comité Peninsular de la F. A. l., una del Comité Regional de los Grupos Anarquistas de Aragón, Rioja y Navarra. La decisión de reunir este Congreso había sido tomada anteriormente por una reunión preliminar de delegados de las colectividades existentes, celebrada en Binéfar, provincia de Huesca. Eran entonces las colectividades ya constituidas o en estado de constitución las que se concertaban por autodeterminación en aquella pequeña ciudad.

Estaban representadas veinticinco federaciones comarcales ya instituidas.

Eran nombradas por orden alfabético y según su cabeza administrativa, las de Alcañiz, Angüés. Alfambra, Aínsa. Alcorisa, Albalate de Cinca, Barbastro, Benabarre, Caspe, Enjulve, Escucha, Graus, Grañén, Lécera, Monzón, Munies, Mas de las Matas, Mora de Rubielos, Puebla de Híjar. Pina de Ebro, Pancrudo, Sástago, Tardienta, Valderrobles. Cada una de estas federaciones representaba -según los casos y las divisiones administrativas reinantes- de 3 a 36 pueblos, más o menos importantes. El total de esos pueblos sumaba 275, el número de individuos o familias -según los casos- es de 141,430. Ya en ese periodo, el hecho colectivista estaba en plena expansión, y muy pronto nuevas colectividades se sumaron a esta primera lista.

En tanto, las colectividades existentes vieron aumentar sus efectivos con rapidez. Por ejemplo, en el mencionado congreso, la comarca de Más de las Matas estaba compuesta por diecinueve pueblos y uno solo de ellos estaba colectivizado integralmente. Tres meses después, cuando tuvo lugar un pleno con carácter de semicongreso, ya estaban todos colectivizados, y la comarca de Angüés, que contaba 36 colectividades en febrero, en el mismo pleno contaba 70. Al mismo tiempo, las colectividades federadas de la comarca de Barbastro, que eran 31, llegaron a sumar 58. Tan rápido era el crecimiento que en el momento que se publicaban las estadísticas ya estaban caducas.

Recordemos también que el movimiento colectivista se desarrollaba a pesar de las dificultades causadas por la guerra, a menudo a pocos kilómetros del frente, bajo la amenaza de una incursión adversa de la artillería o de la aviación -caso de Grañén, de Aínsa, de Pina de Ebro, etc.-, y estando muchos de los libertarios movilizados en las fuerzas armadas.

El Congreso de Caspe tuvo por objetivo unificar y sumar la acción de las colectividades. Según el texto votado, se resolvió:

Constituir la Federación Regional de Colectividades para coordinar la potencialidad económica de la región, y dar cauce solidario a esta Federación de acuerdo con las normas autonómicas y federativas que nos orientan”.

Para estructurar esta Federación, nos atendremos a las siguientes normas:”

Las colectividades deben federarse comarcalmente”.

Para la cohesión y el control de los comités comarcales entre sí, se creará el Comité Regional de Colectividades:”

Las colectividades harán una estadística veraz de la producción y del consumo, que enviarán al comité comarcal respectivo, y estos comités, a su vez, remitirán la estadística comarcal al comité regional, única forma de establecer la verdadera y humana solidaridad”.

Permítasenos introducir aquí un comentario para subrayar la importancia de este texto que contiene a la vez todo un programa y una profesión de fe de principios sociales esenciales. Vemos aquí reafirmado un antiguo postulado humanista teórico basado ante todo en la coordinación general, en la “solidaridad humana”, en la “cohesión de los comités comarcalas”, en el “cauce solidario” de la federación que englobará todas las colectividades, es decir a todos los miembros que las constituyan; por otra parte, las “normas autonómicas”, es decir el respeto de la forma práctica de autoorganización irán junto con las normas federativas implicadas por esa visión de conjunto

Pero esta cohesión y organización solidarias, afirmadas y proclamadas, tienen un objetivo concreto, además de la práctica de la “verdadera y humana solidaridad”: el de favorecer la “potencialidad económica”, la producción y el consumo mediante “una estadística veraz”. Y esto en forma federalista, de la colectividad aldeana al comité comarcal, y de los comités comarcales al comité regional. En líneas generales no se puede tener visión más clara, un concepto más acabado y preciso de la obra constructiva así comenzada.

“En líneas generales”, decimos, porque en esa asamblea de hombres prácticos, reunidos para hacer obra social efectiva, se ha creído necesario enumerar las tareas por realizar, lo cual ha dado lugar a una enumeración que -pese a sus imperfecciones literarias- merece ser conocida. He aquí el Reglamento que presenta la ponencia, para estatuir la vida colectiva en Aragón: contenido en el tercer dictamen, recogiendo todos los acuerdos tomados en este congreso:

 "1º.    Con la denominación de Federación de Colectividades Agrícolas, se constituye en Aragón una asociación que tendrá por misión la defensa de los intereses colectivos de los trabajadores organizados en las mismas”. 

 "2º.    Atributos de esta Federación:”

Estructura general de la Federación

Propagar intensamente las ventajas del colectivismo basado en el apoyo mutuo”.

Controlar las granjas de experimentación que puedan crearse en las localidades donde las condiciones del terreno sean favorables para conseguir toda clase de semillas”.

Atender a los jóvenes que tengan disposiciones para la preparación técnica mediante la creación de escuelas técnicas especializadas”.

Organizar un equipo de técnicos que estudien en Aragón la forma de conseguir mayor rendimiento del trabajo que se efectúe en las diversas labores del campo.

Buscar las expansiones comerciales en el exterior de la región, tendiendo siempre a mejorar las condiciones del intercambio”.

Se ocupará también de las operaciones comerciales con el exterior, mediante el control, por estadísticas, de la producción sobrante de la región, y por lo tanto tendrá a su cargo una caja de resistencia para hacer frente a todas las necesidades de las colectividades federadas, siempre en buena armonía con el Consejo de Defensa de Aragón”.

 "3º.    En el aspecto cultural, esta Federación se cuidará:”

De procurar a las colectividades todos los elementos de expansión que a la vez que sirvan de distracción eleven la cultura de los individuos en sentido general”.

Organizar conferencias que tiendan a perfeccionar la educación del campesino, como asimismo veladas a base de cine y teatro, giras y cuantos medios de propaganda espiritual sean posibles”.

Para la buena tramitación de todo lo estatuido, la Federación nombrará un Comité Regional de Colectividades que constará de los siguientes cargos: secretario general, secretario de actas, contador, tesorero y dos vocales”

El secretario general tendrá a su cargo la orientación del comité, el sello, social, y la tramitación de cuantos expedientes presenten las colectividades”.

“El secretario de actas levantará actas de cuantas reuniones celebre el Comité de la Federación; en ausencia del secretario general, ocupará accidentalmente este cargo”. 

“El contador llevará la contabilidad de la Federación, abriendo cuentas corrientes de los depósitos que le entreguen los comités comarcales; de una manera normal efectuará las liquidaciones con el tesorero”. 

“El tesorero será el encargado de guardar los fondos de la Federación y pagar cuanto se le presente al cobro, avalado anteriormente por la firma del secretario, del contador, y sellado con el sello de la secretaría”. 

“Los vocales constituirán las diferentes comisiones que se precisen para el desenvolvimiento interno de la Federación, como: propaganda, estadística, asesoramiento técnico, etcétera”.

    "6º.    Esta Federación, siguiendo las normas federativas, organizará tantas federaciones comarcales como estime necesario para el buen desenvolvimiento de las colectividades, las cuales mantendrán relaciones cordiales con los concejos municipales y con el Consejo Regional de Aragón, respectivamente”. 

    "7º.    Para los efectos del suministro de los colectivistas, se establecerá la carta de racionamiento”. 

    "8º.    La Federación de Colectividades agrícolas y Complementarias celebrará su congreso ordinario cada seis meses, más los extraordinarios que se crean pertinentes”. 

    "9º.    En cada congreso ordinario será renovada la mitad del comité de la Federación”.

Organización interna de la Federación

"10º.    El Comité Regional de las Colectividades residirá en Caspe”. 

"11º.    El ingreso a esta Federación Regional de todas las colectividades que se constituyan después de su creación, deberá ser acordado en asamblea general por los vecinos de la colectividad solicitante, mandando copia del acta al Comité regional para su archivo correspondiente y aprobación necesaria”.

"12º.    Para que su solicitación tenga validez, las colectividades harán constar su acatamiento a lo que estos estatutos determinan. 

"13º.    Estos estatutos serán impresos y distribuidos en un carnet de identidad a cada uno de los colectivistas federados. 

"14º.    Todo cuanto se acuerde en los congresos y plenos que celebre esta Federación tendrá validez, aunque no esté previsto en los presentes estatutos.

“Dado en Caspe, a 15 de febrero de 1937”.

“Por la ponencia: D. Gonzalvo, Angel Torenas, Magin Millán, José Martín, José Mavilla, Salvador Ponz, J. Ariño, Bernabé Esteban, Francisco Muñoz, Miguel Lamiel, José Mur y Fulgencio Dueñas”.

En conexión y movidos por el imperioso deseo de crear, se abordó el problema de los medios técnicos para-desarrollar la “potencialidad económica”, votándose la Resolución siguiente:

 "1º.    Proceder ir con toda urgencia a la creación de campos experimentales en todas las colectividades de Aragón para poder efectuar los estudios que se crean necesarios para intentar nuevos cultivos para poder obtener mayores rendimientos e intensificar la agricultura en todo Aragón. Al propio tiempo debe destinarse una parcela, aunque sea pequeña, para poder proceder al estudio de los árboles que puedan producir más y que se aclimaten mejor al suelo de cada localidad”.

 "2º.    Debe irse igualmente a la creación de campos de producción de semillas; para ello puede dividirse Aragón en tres grandes zonas y en cada una de ellas instalar grandes campos para producir las semillas que sean necesarias en cada zona, y al propio tiempo producir para otras colectividades aunque no pertenezcan a la misma zona. Tenemos por ejemplo el cultivo de la patata; debe producirse la semilla de esta planta en la zona de más altitud de Aragón para luego ser explotada por las colectividades de otras zonas, ya que puede demostrarse que en la parte alta esta planta no será atacada por las enfermedades que le son características si siempre la produjéramos y cultivásemos en la parte de poca altura, o esa el país húmedo y cálido”.

“Estas tres zonas procederán al intercambio de las semillas que las necesidades aconsejen en cada caso, según los resultados de los estudios que se realicen en los campos experimentales, pues éstos deben estar en armonía e Intervenidos al mismo tiempo por técnicos para poder estudiar y hacer: todos los ensayos que se crean de provecho y necesidad”.

“Por el Comité Regional, Antonio Ejarque; por Barbastro, E. Sopena; por Pina de Ebro, José Abós; por Calanda, Tomás Artigas; por Muniesa, Joaquín Temprano; por el Consejo comarcal de Muniesa, Alberto Aguilár”.

Aborcióse también el problema de la distribución. Se habían improvisado diversos modos de reparto. Una parte -la tercera tal vez- de los pueblos colectivizados de Aragón había suprimido todo signo monetario, estableciéndose una tabla de racionamiento; otra había adoptado una nueva moneda impresa localmente, con bonos varios, basados en la peseta, en puntos u otros signos. Esta diversidad, que permitió resolver el problema de la distribución con soluciones revolucionarias de momento, tenía el inconveniente de crear una confusión, y por añadidura era un obstáculo para la igualdad social que se buscaba, variando frecuentemente los recursos económicos de un pueblo a otro. Se decidió, pues, suprimir toda forma de moneda respecto al abastecimiento interior de Aragón. La resolución correspondiente decía:

 

Abolición de la moneda

«“Debe abolirse la circulación de a moneda en el seno de las colectividades, creando en su defecto la cartilla de racionamiento, quedando en poder de la colectividad la cantidad precisa para sus necesidades, internas”.

“Para que el Comité Regional pueda: atender el abastecimiento de las colectividades en lo relativo a importación, las colectividades o los comités comarcales facilitarán al Comité Regional una cantidad, de acuerdo con la riqueza de cada colectividad o comarca, para crear la Caja Regional”».

Fue igualmente examinado el delicado problema de la conducta que debía observarse con los pequeños propietarios que se negaban a entrar en la colectividad, prefiriendo trabajar individualmente su tierra, razón por la cual se les llamó “individualistas”. La resolución tomada reviste una real importancia, pues expone el principio adoptado para toda la federación regional aragonesa, es decir para todas las colectividades de Aragón. Tendremos ocasión de ver sobradamente que esta resolución fue aplicada. He aquí su texto:

Al apartarse los pequeños propietarios por propia voluntad de las colectividades, por considerarse capacitados para realizar sin ayuda su trabajo, éstos no tendrán derecho a percibir nada de los beneficios que obtengan las colectividades”.

“No obstante esto, su conducta será respetada siempre que estén dispuestos a no tratar de perjudicar los intereses de las colectividades”.

Las colectividades y los pequeños propietarios

Todas las fincas rústicas y urbanas como demás intereses de los elementos facciosos que han sido incautados serán usufructuados por las organizaciones obreras que existían en el momento en que se hizo la incautación, siempre que estas organizaciones acepten la colectivización”.

Todas las tierras de un propietario que eran trabajadas por arrendatarios o medieros pasarán a manos de las colectividades”.

Ningún pequeño propietario que esté apartado de la colectividad podrá trabajar más fincas que aquellas que le permitan sus fuerzas físicas, prohibiéndosele en absoluto el empleo de asalariados”.

Para quitar el egoísmo que puedan sentir los pequeños propietarios, las pequeñas propiedades que disfruten no serán registradas en el registro fiscal:”

Las juntas administrativas de las colectividades sólo se preocuparán de los asuntos de su competencia”.

“Esta ponencia es aprobada por seis de los siete delegados que la componen, presentando el disconforme, delegado de Sástago, un voto particular”.

“Por la Ponencia:”

“Por Angüés, F. Fernández; por Montoro, Julio Ayora; por Alforque, R. Castro; por Gudar, R. Bayo; por Pina de Ebro, E. Aguilar; por Bailobar, M. Miró”.

El quinto punto de la orden del día se refería -lo mismo que el noveno- a la actitud que debía observarse ante el municipio. Dos problemas se planteaban. Uno se refería al papel del municipio y al comportamiento de las colectividades que, aunque habiendo irrumpido recientemente en la vida pública, ocupaban el lugar preeminente; otro, originado por la situación causada por el Ministerio de Gobernación y por el gobierno de Valencia, que acababa de ordenar la reconstitución de los municipios en tantas partes barridos por los acontecimientos.

Desde el primer punto de vista, la ponencia aceptada por el Congreso decía:

Aceptamos el municipio porque éste, en lo sucesivo, nos servirá para controlar las propiedades del pueblo”.

Al estructurar las federaciones comarcales y regional respectivamente, se considerará que los términos locales que estas entidades administren no tendrán límites, como asimismo se declarará de uso común entre las colectividades todos los útiles de trabajo, y cuanto signifique materias primas estará a disposición de aquellas colectividades que les hiciesen falta”.

Las colectividades que tengan exceso de productores, o que en ciertas épocas del año no trabajen por no ser el tiempo apropiado a las labores agrícolas, sus miembros podrán ser utilizados por los comités comarcales para que los envíen a trabajar a aquellas colectividades que tengan exceso de trabajo”.

Dicho de otro modo, el espíritu pueblerino tradicional, el replegarse sobre sí mismo tan acostumbrado o tan frecuente de las comunas, ha terminado. La comuna continúa con funciones que le son delimitadas por la colectividad, y en adelante las relaciones humanas responderán a la moral colectivista desbordando el marco tradicional y tendiendo a la universalidad.

 

Las colectividades y los municipios

Los colectivistas se inclinan ante la prescripción gubernamental, reconstituyen la comuna allí donde había desaparecido. Al mismo tiempo se esfuerzan por hacer del organismo municipal tradicional un agente revolucionario más, que incluso legalizará las expropiaciones; y aquí, con bastante habilidad se aplica una táctica que permitirá defender las posiciones conquistadas. Tal fue el sentido de la ponencia aprobada. Mas nuevas precisiones no son inútiles.

 "1º.    Considerando que los concejos locales tienen una función aparte de las colectividades”.

"Considerando que los concejos locales son entidades legalmente constituidas en los cuales colaboran todas las organizaciones antifascistas y cuyo mantenimiento representa el Consejo Regional de Defensa de Aragón”.

"Considerando que las juntas administrativas de las colectividades tienen una función aparte de los concejos municipales”.

"Considerando que son los sindicatos los llamados a nombrar y controlar a los compañeros que van a representar a la C. N. T. en ambos organismos”.

"Considerando que no puede existir competencia en la gestión de las colectividades y concejos municipales, proponemos:”

"Que al debernos a la Organización unos y otros por igual, mientras perdure esta situación y la C. N. T. colabore en estos concejos, las colectividades mantendrán relaciones cordiales con estos organismos, manifestadas a través de los sindicatos de la C. N. T.”.

Los adversarios de esta revolución, especialmente los comunistas stalinianos de ayer y hoy, afirman a menudo que las colectividades aragonesas fueron impuestas por nuestras milicias que, en su mayoría, habían acudido de Cataluña para contener el avance del enemigo, lo que consiguieron a costa de enormes pérdidas.

Indudablemente que la presencia de esas fuerzas a las cuales los otros partidos nada podían oponer, favoreció indirectamente las realizaciones constructivas aragonesas, haciendo imposible la resistencia activa de los partidarios de la república burguesa o del fascismo. Pero, en primer lugar, si los otros partidos no se opusieron, fue porque carecían de fuerzas combatientes, incluso si se hubiera planteado el problema de las fuerzas respectivas, nuestro movimiento hubiera desempeñado un papel preponderante. Porque, debemos repetirlo incansablemente, “la situación era revolucionaria” como consecuencia del ataque franquista y de la ineptitud del gobierno republicano.

En tales casos, es el elemento revolucionario más poderoso el que ejerce la mayor influencia por el solo hecho de la adecuación de sus métodos y la adhesión de las masas. Sin la capacidad de los hombres de los cuadros de militantes que tomaron las debidas iniciativas adaptándose a las circunstancias con una inteligencia táctica a menudo maravillosa, no se hubiera hecho casi nada. Quizás, a pesar del hambre de tierra de los campesinos, apenas se hubiese atacado la gran propiedad, por ausencia de directivas ideológicas precisas. La presencia militar de nuestras fuerzas contribuyó a liberar a la población de un pasado tradicionalista que hubiera paralizado su esfuerzo.

Pero esta presencia dista mucho de explicarlo todo. Lo confirma el caso de otras regiones donde a pesar de la existencia de autoridades legales y de fuerzas militares en nada libertarias, la revolución se produjo también, como lo vimos en la región levantina, donde las colectividades fueron más numerosas y más importantes. Empero, es en Valencia, capital de esa región, donde residía el gobierno con toda su burocracia, donde estaban concentradas importantes fuerzas de policía. Y en Castilla, donde al principio los republicanos; socialistas y comunistas eran, con mucho, los más numerosos, las colectividades campesinas nacieron y se desarrollaron llegando por su potencialidad de conjunto a un nivel superior al de las colectividades aragonesas.

Como paradigma de lo que era, la vida en cada uno de estos pueblos puede servir el siguiente reportaje, sencillo, breve, pero que retrata las cualidades humanas de aquellas realizaciones revolucionarias, que Mary Giménez publicó en “Tierra y libertad” de Barcelona en febrero de 1937.

 

 

CALANDA

Reportaje vivo de le época

La primera impresión que nos causa este pueblecito aragonés no puede ser más agradable. Sus calles, extremadamente limpias, desembocan en una plazoleta bastante amplia, en medio de la cual una pequeña fuente-surtidor, de un gusto exquisito, entona su melancólica canción. La pequeña fuente está admirablemente pintada de rojo y negro y en sus caras laterales se destacan los anagramas C. N. T., F. A. I., A. I. T. Según nos informan luego los compañeros, esta fuente ha sido construida después de 18 de julio, con objeto de dar al pueblo un aspecto más agradable.

Nos dirigimos a la residencia de la Junta Administrativa de la colectividad con el fin de adquirir datos exactos del desenvolvimiento de ésta. La colectividad habita un edificio espléndido, requisado a un antiguo terrateniente, el cual sólo iba al pueblo cuando tenía que cobrar los arriendos.

Los compañeros que forman la Junta nos reciben cariñosamente, con esa efusión franca y sencilla propia de los campesinos, y se disponen a contestar a nuestras preguntas, facilitándonos todos los detalles interesantes para nuestra labor de información.

-¿Desde cuándo existe aquí la Organización Confederal?

-En el movimiento del 8 de diciembre de 1933 el pueblo ya se manifestó violentamente. Teníamos ansias de emancipación, aunque no sabíamos definir bien nuestra ideología. Vino después la cruel represión, que nos privó de reorganizarnos. Después ha vuelto a surgir con tanto ímpetu que, actualmente, sólo existe en el pueblo la C. N. T. como organización sindical.

-Explicadnos la estructuración de la colectividad.

-La colectividad se creó en el mes de septiembre. La estructuración del trabajo surgió del pueblo mismo. Ellos se constituyeron en grupos de diez hombres que, libremente, escogieron el sitio más apropiado para llevar a cabo las faenas del campo. Hubo muchos que no quisieron dejar de trabajar sus propias tierras; pero en vista de que no era conveniente dada la nueva estructuración, ellos mismos expusieron en una asamblea la necesidad de trabajar indistintamente donde hiciera falta.

Este pueblo es agrícola por excelencia. Produce mucho aceite, patatas y trigo. Los intercambios los realizamos por mediación de la Comarcal, que es Alcorisa. Precisamente hace unos días hicimos uno muy importante de aceite por géneros. Actualmente tenemos los almacenes muy bien surtidos. Claro está que esto nos ha costado trabajar intensamente durante la última temporada.

-¿Cómo está organizado el abastecimiento del pueblo?

-Existe la carta familiar. En esta carta va inscrito el nombre del cabeza de familia con el número de componentes de ésta. Los productos, aunque si bien están todos racionados, se dan a cada cual según sus necesidades, no existiendo un verdadero racionamiento sino en los artículos que no produce el pueblo y que, por lo tanto, se tienen que importar.

-¿La pequeña propiedad?

-No existe, puesto que estamos todos colectivizados.

Insistieron en que fuéramos a visitar la carnicería. Asentimos gustosos, deseosos de cerciorarnos de las renovaciones llevadas a cabo por el espíritu inquieto de estos campesinos, olvidados y menospreciados hasta el momento de la Revolución.

Nos quedamos admirados de la pulcritud y buen gusto que denotaba la pequeña carnicería. Las mujeres entraban y salían tranquilamente, sin apresurarse, llevando todas en la mano la cartilla de racionamiento.

Salimos de la pequeña tienda por otra puerta que había en el fondo y nos quedamos perplejos al comprobar que la carnicería era ni más ni menos que una pequeña nave del antes tétrico y oscuro edificio llamado Templo de Dios. Nadie hubiera dicho que aquel pequeño edificio, todo blanco, con grandes vidrieras, fuera un “apéndice” del siniestro “lugar sagrado”.

El resto del edificio estaba dispuesto para, servir de almacenes.

Otra creación de la colectividad ha sido la barbería comunal. Una nave amplia, dotada de todos los adelantos modernos y una gran fila de campesinos que esperan turno... leyendo, todos.

Pero lo que constituye el legítimo orgullo de Calanda, es el grupo escolar que poseen y al que han denominado “Grupo Escolar Ferrer Guardia”.

Lo han constituido en lo que fue un magnífico convento. Lo han restaurado, abriendo muchas ventanas y formando las diferentes aulas. Comprobamos, con satisfacción, que los niños enseñados racionalmente hacían verdaderas obras de arte, sobre todo en el dibujo.

El delegado del grupo, como ellos le llaman, es un hombre que demuestra un verdadero amor a los niños, al mismo tiempo que un perfecto conocimiento en materia pedagógica. Se lamenta de no disponer de todos los medios que él desearía para instruir a sus chicos, pero, al mismo tiempo, se muestra satisfecho en extremo de las innovaciones llevadas a cabo y de las nuevas medidas adoptadas.

-Antes del 19 de julio -nos explica-, había en este pueblo ocho maestros. Actualmente hay dieciocho.

La vida libertaria en Calanda

“Contamos en el grupo con 1,200 niños. Nos harían falta más maestros, pero ahora es muy difícil encontrar quien quiera venir aquí. No todos desean vivir en colectividad. Tal vez porque desconocen en absoluto nuestro desenvolvimiento”.

-¿Hasta qué edad asisten los niños a la escuela?

-Hasta los catorce años. Se ha dado el caso peregrino de que algunos padres han traído a la escuela a niños que ya hacía un año que trabajaban en el campo.

-¿Cuál la de es tu situación dentro de la colectividad?

-La de un colectivizado más. Si alguna vez necesito hacer un viaje, justificado desde luego, o necesitó comprar libros, la colectividad me subvenciona todos estos gastos. Igual que a cualquier otro colectivizado.

-¿Habéis pensado en la educación superior de los niños?

-Ya lo creo. Si nos hubiera sido posible, ya hubiéramos empezado este año a facilitar la entrada en un internado de Caspe o Barcelona a los niños más adelantados. No nos lo ha permitido la situación económica, pero el año próximo confiamos en poder realizar este proyecto.

Es la hora de salida. Los niños, como pajarillos ansiosos de libertad, se desbordan como impetuoso torrente, inundando el gran patio y atronando el viejo caserón con sus gritos y risitas infantiles.

Nos despedimos de los maestros, agradable y profundamente impresionados.

-¿Tenéis algunos proyectos?

-Yo lo creo. Infinidad. Pensamos construir granjas avícolas, urbanizar el pueblo; en fin, todo lo que represente mejoras para la colectividad. Para hacer esto contamos con la caja de la colectividad y con la ayuda de los milicianos que tenemos en el frente. Muchos de ellos nos envían las quincenas completas para que nosotros les demos el empleo que mejor tengamos por conveniente.

-Una pregunta más. ¿La producción ha mejorado con la nueva estructuración?

-Considerablemente. Una prueba de ello es que, teniendo 500 colectivistas en el frente, la siembra ha sido más intensa que ningún año y la tierra está también mejor trabajada.

“Naturalmente, para conseguir esto, nosotros trabajamos de sol a sol, sin descanso, sin horas fijas, esforzándonos todo lo que nos es posible por intensificar la producción. Y creemos que lo hemos conseguido”.

 

 

COMUNISMO LIBERTARIO

Las colectividades campesinas y las socializaciones industriales de las cuales hemos dado alguna noticia en las páginas anteriores ya representaron conquistas revolucionarias enormemente significativas, pero lo que jamás será lo suficientemente valorado son las grandiosas cualidades humanas que se encierran en aquellos seres que lograron convertir en realidades vivas la más hermosa utopía de la historia moderna: el comunismo libertario.

Hubieron muchos pueblos españoles que supieron establecer de la manera más natural y sencilla el más amplio comunismo libertario. No se ha hecho una crónica exhaustiva ni se ha detallado con la justicia y la amplitud debidas la vida que algunos de aquellos pueblos supieron crear, dando un ejemplo histórico de que las concepciones anarquistas aplicadas a la vida diaria no sólo son factibles sino que pueden significar la verdadera solución a todos, los problemas que embargan a la Humanidad.

Las cualidades humanas en el camino libertario

Muchos de los intérpretes de aquellas realizaciones ya murieron y del seno de ellas mismas surgieron muy pocos escritores que hayan dejado testimonio para la historia de aquellos sueños convertidos en realidad, por lo que hay poca constancia de ello para la historia.

Sobre el comunismo autoritario español, esclavo de Stalin, más incluso que sobre el propio fascismo, ha de pesar históricamente el gran crimen de haber destrozado brutalmente aquellos ensayos (ensayos muy sólidos) que sobrepasaban en perfección y humanismo a las más grandes utopías de todos los tiempos.

 

 

Más de las matas y su comarca

Al norte de la provincia de Teruel, Más de las Matas, que cuenta, con 2,300 habitantes, es el centro de una comarca compuesta por diecinueve pueblos. Los más importantes son Agua Viva, Mirambel (con 1,400 habitantes). La Ginebrosa (con 1,300). A principios de mayo de 1937 sólo seis poblaciones estaban colectivizadas integralmente; cuatro lo estaban casi por completo; cinco, a medias. Tres localidades se organizaban, y la última vacilaba aún.

En esta comarca, la pequeña propiedad estaba muy difundida, lo que no favorecía la formación de sindicatos obreros y explica por qué las ideas anarquistas habían arraigado desde principios de siglo, a pesar de que la, zona agraria era relativamente rica gracias al regadío, mientras en parte de los otros pueblos privados de agua la vida era generalmente miserable. Las agrupaciones libertarias de Más de las Matas actuaron casi sin interrupción y encontramos la última generación de sus componentes al frente de la organización colectiva del pueblo.

Con relación al conjunto de los habitantes, la situación económica de nuestros compañeros era, sin embargo, la de privilegiados. Pero su revolución tenía, ante todo, un carácter moral, pues ponían a la justicia por encima de sus intereses personales. Son anarquistas cultos, modestos y sencillos. Su personalidad se revela a lo largo de la conversación, y en la obra que, modesta como ellos mismos, pero sólida, están realizando.

Bajo la monarquía predominaban aquí las tendencias liberales. La república provocó algunos cambios, pero desencantó a la mayoría de la población, que se inclinó hacia la izquierda revolucionaria. Así fue cómo en el año 1932 apareció el primer sindicato de tendencia libertaria adherido a la C. N. T., y cómo, al año siguiente -en una intentona malograda- fue proclamado el comunismo libertario. La guardia civil acabó en menos de dos días con este primer ensayo, y el sindicato fue clausurado hasta la víspera de las elecciones de febrero de 1936, lo cual no impidió que el ataque franquista no pudiera producirse en el mes de julio siguiente.

No hubo lucha, y no quedando fascismo, ni república, nuestros compañeros propusieron crear la Colectividad Agraria de Más de las Matas. La iniciativa fue aceptada por unanimidad en una asamblea de carácter sindical. Pero no todos los propietarios estaban en el sindicato. Había que proceder con ellos en forma especial. Así se hizo, estableciéndose una lista de adhesiones voluntarias que, en quince días, reunió a doscientas familias. Durante nuestra visita, este número se había elevado a quinientas cincuenta sobre las seiscientas que componían la totalidad. Los disconformes pertenecían a la U. G. T. y practicaban la explotación individual.

La misma norma es observada en toda la comarca. Se puede adherir a la colectividad, o seguir trabajando individualmente el suelo que posee. Las diferentes gradaciones de socialización realizadas en los distintos pueblos prueban que esta libertad es efectiva.

 

El comunismo libertario en Más de las Matas

En ninguno de los pueblos de la comarca hay reglamentos ni estatutos de colectividades. Políticamente se aplica un concepto anarquista integral. Cada mes, la asamblea general de los colectivistas señala a la Comisión las normas a seguir. Nada de la rigidez de los códigos, sino la flexibilidad de la vida, y los acuerdos concretos, sobre problemas también concretos.

No debe deducirse de esta característica que todo sea caótico. Nuestro recuerdo de Más de las Matas nos hace evocar automáticamente la feliz Arcadia de la que hablaron los poetas. Todo era tranquilo, feliz, en el andar de las gentes, en el aspecto de las mujeres sentadas en la acera, tejiendo y conversando plácidamente delante de sus casas. Era lógico suponer que debajo de esta tranquilidad existía una buena, organización de la vida, Analicémosla.

Se han constituido treinta y dos grupos de trabajo, más o menos importantes, según las especializaciones agrícolas y las dimensiones de los campos más o menos limitados por el capricho de los montes. Cada grupo tiene a su cargo una zona de regadío y otra de secano. Se reparte así, equitativamente, lo agradable y lo menos agradable.

El regadío permite a los habitantes de Más de las Matas obtener hortalizas y frutas. Menos afortunados, los otros pueblos no consiguen más que cereales, sobre todo trigo, y aceitunas. En cuanto al trabajo, está, en todas las colectividades, organizado en grupos con sus delegados; en la cumbre -si puede emplearse esta palabra- está la comisión administrativa. Y como los delegados de Más de las Matas se reúnen semanalmente para decidir las labores por realizar, lo mismo hacen los delegados en los otros pueblos.

Todas estas colectividades coordinan de este modo sus esfuerzos.

 

Producción y consumo en Más de las Matas

En Más de las Matas no fue posible aumentar la superficie cultivada. Las tierras de regadío lo estaban ya por completo. Pero parte de las tierras de secano, que hasta ahora habían sido destinadas para pastos, pueden ser utilizadas para la producción de cereales, quedando en las montañas bastantes prados naturales para el ganado; sin embargo, no se puede sembrar trigo, avena o maíz después de una primera roturación, y sólo procede ahora preparar las tierras para el año próximo. Treinta hectáreas han sido ya puestas en condiciones para estos fines.

Estos esfuerzos se intensificarán tan pronto los milicianos vuelvan del frente, y es de temer, me dicen mis compañeros, que dentro de dos años surja una grave dificultad: la de colocar el excedente de trigo. Pero es difícil contrarrestar su entusiasmo, igual al que existe en todas partes.

Más fácil era intensificar la cría de ganado. El número de cabezas de carneros y ovejas aumentó en un veinticinco por ciento. El número de cerdas de reproducción ha pasado de treinta a sesenta y una; las vacas de leche, que eran dieciocho, suman ahora veinticuatro y son albergadas en un gran establo construido por la colectividad con cabida para veintiséis. El número de cerdos es también mucho más elevado que antes, pero habiendo faltado tiempo para construir una porqueriza de grandes dimensiones, se compraron animales jóvenes en cantidad, distribuyéndolos a la población a razón de uno o dos por familia. Cuando se produzca la matanza, la carne será repartida y salada según las necesidades de cada hogar.

Empero la producción no está limitada a la agricultura y la ganadería. En este centro comarcal, lo mismo que en todos los centros más o menos importantes, se han desarrollado actividades diversas: albañilería, alpargatería, sastrería, peluquería, panadería, etc. Cada una constituye una sección de la colectividad general y trabaja para todos.

Si una sección necesita arreglar o procurarse ciertas herramientas, se dirige por intermedio de su delegado a la comisión administrativa, que le entrega un vale para el delegado de los herreros, donde se expone el trabajo requerido. El pedido es al mismo tiempo registrado en el libro de la sección metalurgia. Si una familia necesita muebles, se dirige también a la sección administrativa, que le entrega un vale para el delegado de los ebanistas. Sin este vale, que es al mismo tiempo una autorización, y un control del trabajo, éste no sería efectuado. Tal es la forma en que se registran las actividades de cada grupo de trabajo y los gastos de cada familia.

En la vida económica de Más de las Matas se abolió el dinero

No se emplea el dinero ni la moneda local en ninguno de los pueblos de la comarca. Así se explica sin duda que la socialización del comercio haya sido uno de los primeros pasos. Pero no fue absoluta. Hemos encontrado dos tenderos obstinados, como velas que se apagan, en su aislamiento. Los almacenes comunales sustituyen en conjunto al antiguo modo de reparto.

Veamos más detalladamente la estructura de un pueblo colectivizado. Resulta difícil dar por escrito una impresión suficiente de este amplio movimiento que completa la socialización agraria. En Más de las Matas, como en cada uno de los centenares de pueblos organizados colectivamente, la vista se posa sobre letreros donde sobre los colores generalmente rojo y negro y enmarcado con las iniciales C. N. T.-F. A. I., se leen inscripciones como las que citamos al acaso de nuestros recuerdos: Almacén Comunal, Carnicería Comunal, Guarnicionería Colectiva, Carpintería Colectiva, Panadería Comunal, Sastrería Colectiva, Herrería Comunal, Fábrica Colectiva de Galletas, etcétera.

Aquí tenemos el Almacén comunal de alimentación y de ferretería, de máquinas y otros objetos. Allí, el Depósito comarcal de abonos químicos, de cemento, y otro almacén, muy bien abastecido de tejidos y vestimenta. En la tienda de un antiguo fascista, cacique del pueblo, que ha desaparecido, se distribuyen ropas a los habitantes del lugar y a las colectividades de la comarca. He aquí la sección de abastecimiento en la cual se entrega a los individualistas los vales que solicitan, y donde se registra en un fichero el consumo de ropas hecho por cada familia.

En esta destilería se extrae alcohol y el ácido tartárico de orujo suministrado por varios pueblos, que constituyen conjuntamente la comisión administrativa de la fábrica. Esta comisión se reúne también periódicamente. Entramos en esta fábrica, y nos enseñan las nuevas instalaciones hechas para aumentar la fabricación de alcohol de noventa y seis grados, necesario para las medicinas en los frentes.

En la sastrería, obreros y obreras cortan y cosen trajes para los compañeros de todas las colectividades de la comarca. Listos para la confección, los cortes están clasificados en los estantes. Cada uno tiene una etiqueta en la cual se ha anotado el nombre y las medidas correspondientes del interesado.

Las mujeres van a buscarla carne en un hermoso establecimiento revestido de mármol y de mosaico. El pan, que se cocinaba en casa, sin comodidad, dos veces por semana, es ahora amasado diariamente en las dos panaderías colectivas:

En el café, cada uno puede tomar dos tazas de malta, dos refrescos o dos gaseosas por día.

Visitemos las afueras del pueblo. Encontraremos los viveros donde dos millones de plantas hortícolas están preparadas esmeradamente por una familia que antes ganaba mucho dinero con esta producción comercializada, y que entró desde el principio en la colectividad. Las plantas son transplantadas a la huerta local o a otros pueblos.

En este taller de costura se confecciona ropa de mujer. Además las muchachas vienen de otros pueblos a aprender para más tarde coser su ropa y la de sus hijos.

Un letrero nos llama la atención. Leemos en él: Librería Popular. Es una biblioteca pública en cuyos anaqueles están guardados seis, ocho, diez de los ejemplares de cada uno de los libros de sociología, de literatura, de divulgación científica que se cree útil poner al alcance de todos, incluso de los individualistas. En otros anaqueles, pero en número más crecido, se encuentran libros para niños, obras de texto de todas clases: historia, geografía, geometría, aritmética, gramática, libros de cuentos y narraciones, novelas, cuadernos y admirables colecciones de dibujos cuyos modelos están perfectamente graduados de acuerdo a las normas más recientes.

En Más de las Matas se desarrolló una intensa producción

En esta colectividad general, cada sección trabaja para las otras; los esfuerzos se aúnan, el espíritu de solidaridad preside a todas las empresas. Sin embargo, se procura no matar la iniciativa individual, que por lo demás puede existir con fines que no sean la explotación ajena. Esto atentaría demasiado entra el temperamento español en el que la voluntad personal y un profundo sentimiento del deber se amalgaman. Se ha dejado, pues, a cada familia un trozo de tierra en el que cada cual cultiva lo que prefiere. Medida que permite el libre consumo de hortalizas. Los otros alimentos son distribuidos según las reservas disponibles. Hombres, mujeres y niños reciben la misma cantidad estipulada por las -asambleas de la colectividad y pueden, siempre en la medida permitida por las dificultades económicas que España atraviesa, cambiar libremente- un alimento por otro. El racionamiento no es, por tanto, un reglamento estricto que obligue a formar una cosa o a dejarla, sin compensación.

La proporción del consumo -alimento, vestido, calzado, etc.- estaba, en los primeros meses, señalada en una tarjeta familiar, pero después se acordó utilizar la libreta, estándar adoptada por el Congreso de Caspe y editada por la Federación Regional de Colectividades.

Se limita también el suministro de vestimenta, de máquinas y otros bienes adquiridos en Cataluña. Pues aunque se tengan bastantes mercaderías para intercambiar, es preciso mantener el esfuerzo para sostener el frente, lo cual no implica que se haya suprimido por completo la distribución de ropa. Para procurársela, los colectivistas reciben ciertos recursos generalmente superiores a los anteriormente acostumbrados. Tomemos por ejemplo una familia compuesta de padre, madre, un hijo de seis a catorce años y otro menor de seis años. La cantidad que le es atribuida, en valor moneda, es de doscientas quince pesetas: setenta y cinco para cada uno de los padres, cuarenta para el hijo mayor y veinticinco para el menor. ¿Cuántas familias campesinas de España pudieron gastar hasta el presente esta cantidad anual para la vestimenta? Y no se olvide que estos cálculos de base no impiden que se emplee la cantidad asignada según las preferencias de cada hogar.

El médico y el farmacéutico forman también parte de la colectividad, estando sus actividades al servicio de todos. Viven en las mismas condiciones que los demás, pero disponen de recursos especiales para poder continuar estudiando, adquiriendo publicaciones, revistas, libros, materiales de trabajo.

Además de la Biblioteca Pública, que presta libros a domicilio, existen la del Sindicato y la de las Juventudes Libertarias. La escuela es obligatoria hasta los catorce años. En un grupo de “masías” construidas en la montaña, ha sido instalada una escuela para cuarenta niños que hasta ahora no podían ir a clase. En Más de las Matas, dos clases han sido habilitadas para recibir cada una cincuenta niños menores de siete años, cuya educación preescolar ha sido confiada a dos muchachas que habían cursado antes, en no sabemos qué ciudad, estudios superiores. Esta innovación tiene también por objetivo liberar durante varias horas del día tanto a los hijos de las madres como a las madres de los hijos.

Los espectáculos públicos son gratuitos, tanto para los colectivistas como para los individualistas.

Aun cuando el Concejo Municipal haya sido reconstruido por orden expresa del gobierno, en realidad la colectividad es el alma del pueblo. El mismo sindicato se ha convertido en un organismo casi inútil; en todo caso, ha sido desplazado por completo. En la estructura de la comarca predomina el nuevo organismo. Veamos ahora cuál es su funcionamiento general.

El comité comarcal que reside en Más de las Matas fue nombrado en asamblea de delegados de todas las colectividades. Tiene por misión coordinar los esfuerzos en la producción, organizar el trabajo a escala general cuando sea necesario, mantener las relaciones con las otras comarcas o regiones, dirigir los intercambios.

Según las normas establecidas en todo Aragón, ninguna colectividad puede comerciar por su cuenta; se procura así evitar la competencia inmoral y la centralización de las adquisiciones de productos, que van a buscarse lejos, a las mismas fábricas, en mejores condiciones de calidad y precio. Esto permite al mismo tiempo intensificar las relaciones económicas con Cataluña y Levante.

Cada colectividad agraria comunica al comité comarcal la lista y la cantidad de productos excedentes de que dispone; cada una pide, al mismo tiempo, lo que necesita, y tiene en Más de las Matas un estado de cuentas donde se anota el doble movimiento de productos y bienes.

El comité central sabe exactamente cuáles son las reservas de aceite, vino, trigo, carne, de los pueblos. Si uno de ellos no tiene bastante vino y lo pide, el comité se dirige al pueblo que puede procurárselo. Si otro quiere aceite, se le pone en contacto con el pueblo que está en condiciones de satisfacer a su demanda. En cambio, los pueblos que han pedido tales o cuales productos darán otros cuya equivalencia es calculada en pesetas, según los precios del momento. Por otra parte, si el pueblo que ha suministrado aceite no necesita el vino que se le ofrece, pide al comité otros artículos que éste le entrega, haciendo venir el vino a Más de las Matas, donde lo mantiene en reserva, para cambiarlo más tarde, sea en la comarca, sea fuera de ella. En suma, el comité comarcal es el regulador de la distribución entre los pueblos.

 

Amplia solidaridad entre todas las localidades

Este sistema general de compensación se aplica sin la menor dificultad. El único inconveniente podría residir en la reminiscencia del espíritu capitalista y propietario según el cual un pueblo que atraviesa dificultades graves por circunstancias ajenas a su voluntad, deberá atravesar un periodo difícil más o menos largo. De ningún modo. Acaba de producirse un caso que ha puesto a prueba el sistema. Las posibilidades económicas de Sena y de La Ginebrosa fueron, este año, anuladas por una tormenta de granizo. Todo o casi todo fue arrasado. En régimen capitalista esto habría significado miseria y hambre, con emigración de los hombres a la ciudad. En un régimen donde la economía estricta domina sobre la solidaridad, las deudas y los empréstitos contraídos para nacer frente a la situación les habrían condenado durante años. En nuestro régimen de solidaridad libertaria, la dificultad se soluciona con la ayuda mutua, el aporte, el esfuerzo fraterno de todos. Todos los elementos necesarios para poder de nuevo sembrar, plantar y cosechar, y para vivir han permitido resolver el problema sin hipotecas ruinosas que habrían comprometido el porvenir.

Esta revolución moral merecería ser analizada más detenidamente, porque el mundo nuevo que se creó dio nacimiento a un espíritu que exalta los sentimientos más nobles que pueda albergar el ser humano.

Y esos ideales hubieron de manifestarse con inesperada fuerza también en todos los aspectos de la cultura. Las actividades culturales de la Revolución Española de 1936-1939 tuvieron ese aire fresco, eminentemente renovador, que tuvieron las demás realizaciones del anarquismo ibérico.

Los anarquistas y el movimiento libertario en su conjunto siempre manifestaron arraigadas inquietudes culturales. Los avatares de la lucha social, lógico derivado de las esencias mismas del propio movimiento, y las circunstancias sociales a través de las cuales hubieron de vivir las organizaciones específicamente creadas o vigorizadas por los anarquistas, significaron como un freno permanente a esas inquietudes que en determinados momentos se manifestaban como verdaderos acicates que impulsaban constantemente hacia una superación integral. Por ello fueron escasas las manifestaciones espectaculares o permanentes de las obras culturales debidas esencialmente al anarquismo. No obstante, algunas de esas realizaciones adquirieron un alto significado internacional, como la Escuela Moderna, fundada por Francisco Ferrer Guardia, que dio origen a un movimiento pedagógico con ramificaciones en casi todo el mundo: aparte de las múltiples escuelas que surgieron en casi todas las provincias españolas a raíz de la Escuela Moderna, nacieron Escuelas Modernas en Francia, Estados Unidos, Argentina, Chile, México, Uruguay y algunos otros países. Pero si las manifestaciones masivas de tipo cultural fueron escasas en el movimiento libertario en general, siempre hubo en toda la militancia como un denominador común de fervor hacia la superación, y curiosidad y respeto por las más altas manifestaciones del saber.

 

 

LA REVOLUCIÓN LIBERTARIA Y LA CULTURA

El anarquismo, como ya hemos señalado, es una concepción integral de la existencia, por lo que sus experiencias y ensayos revolucionarios no se limitan al establecimiento de una economía igualitaria en el seno de una sociedad libre, sino que tienden al cultivo de as mayores perfecciones en todos los aspectos del vivir. Así fue en el caso peculiar de España.

Durante muchos años, el Movimiento libertario en España, a la par que desarrollaba sus gloriosas luchas en pro de las reivindicaciones proletarias, dedicaba enormes esfuerzos a la gestación de una nueva moral que sirviera de base a las estructuras revolucionarias que siempre propició. Tanto en los sindicatos obreros que el Movimiento Libertario vigorizaba (C. N. T.) como en los grupos específicamente anarquistas y las organizaciones paralelas (Ateneos, libertarios, Escuelas Racionalistas, Prensa, etc.). Desde el último tercio del siglo pasado hasta el dominio absoluto de la Península por el fascismo, el anarquismo español estuvo elaborando los fundamentos de una ética: nueva, diferente y opuesta a la moral imperante. Y esta nueva moral surgió vigorosa al propio tiempo que la Revolución de 1936.

La responsabilidad personal y la dignidad a la vez que la más amplia solidaridad, tanto individual como colectiva, siguiendo las enseñanzas de J. M. Guyau en Una moral sin sanción ni obligación, y de Pedro Kropotkin en El apoyo mutuo fueron los dos grandes caminos por los que el Movimiento libertario trató de encauzar la praxis de aquella revolución que las circunstancias pusieron en manos de los anarquistas.

 

 

Las escuelas racionalistas

Francisco Ferrer y las escuelas racionalistas

El movimiento cultural más significativo que se produjo al calor del Movimiento libertario, fue, sin ninguna clase de dudas, el de las escuelas racionalistas, que eran como un derivado de la Escuela Moderna que en 1901 inauguró en Barcelona Francisco Ferrer Guardia, el conocido mártir fusilado en 1909 en el castillo de Montjuich (Barcelona).

Francisco Ferrer Guardia nació el 10 de enero de 1859 en Alella (Cataluña, España).

Ferrer era hijo de una familia muy católica, e incluso perteneció al coro de la iglesia de la localidad donde nació. Pero en uno de sus primeros trabajos, siendo muy jovencito aún, Ferrer estuvo empleado en una tienda de ropa, en Barcelona, cuyo patrón era un catalán librepensador y acérrimo enemigo de la Iglesia. Bien pronto Ferrer se ganó la simpatía de su jefe y éste inició con él una amistad que habría de cambiar radicalmente el pensamiento de Francisco. Como resultado del trato amical con su patrón, Ferrer abrazó fervientemente el anticlericalismo glorioso de aquellos últimos decenios del siglo pasado.

Francisco Ferrer Guardia y la Escuela Moderna

En 1884, Ferrer se inició en la masonería, ingresando en la logia Verdad, de Barcelona. En 1886 hubo un pronunciamiento militar cuyo jefe era el general de brigada Villacampa, encaminado a proclamar la República, que fracasó, en el que Ferrer participó activamente. Por este motivo huyó de España y se refugió en París. Una vez en Francia tradujo algunas obras que juzgó útiles a la lucha anticlerical que se mantenía en España a pesar de los encarcelamientos y persecuciones que sufrían los librepensadores. Después, para ganarse los medios de supervivencia. Ferrer oficiaba ele profesor de idiomas (español, especialmente) en el Liceo Condorcet (hacia 1895). Durante ese tiempo trabó amistad con la señora y la señorita Meunier, madre e hija, parisinas ricas, que lo requirieron para unas lecciones de nuestro idioma como preparación a un viaje por España que pensaban hacer. En el decurso de estás lecciones (según versión personal hecha a mí mismo en 1939 por Paraf-Javal, mediador en la amistad entre las señoras Meunier y Ferrer) hubo algún choque, aunque amistoso y lleno de educación por ambas partes, entre las ideas fervientemente católicas de madre e hija Meunier y las concepciones, ya no simplemente anticlericales, de Ferrer, en el transcurso de los cuales éste tuvo ocasión de exponer a ellas sus anhelos de crear una escuela libre del oscurantismo religioso. En esta lucha de ideas venció Ferrer Guardia -no sin, haber habido hasta alejamientos personales en algunos momentos-, y la señorita Meunier testó en favor de Ferrer y le dejó una respetable fortuna con el encargo de invertirla en la realización de una escuela ajustada a los ideales que Ferrer le había expuesto siempre con tanto entusiasmo.

En 1901 entró Ferrer en posesión de esta herencia. Ya en poder de Ferrer el capital legado, se buscó colaboradores en Francia de la categoría de Ch. Letourneau, Paraf-Javal, E. Reclus, P. Kropotkin, J. Grave, y en España obtuvo la entusiasta colaboración de Fabián Palasí, Ramón y Cajal, Enrique Lluria, N. Estévanes, Odón de Buen, Pí y Arsuaga, Martínez Vargas, Clemencia Jacquinet  y, sobre todo, de Soledad Villafranca, su digna compañera.

Y el 8 de septiembre de 1901, con profesorado debidamente preparado y textos propios, en un bonito local de la calle de Bailén, en Barcelona, se inauguró la Escuela Moderna.

Los éxitos obtenidos por la Escuela Moderna en los primeros años de su vida fueron suficientes méritos para merecer el odio más acendrado del oscurantismo religioso internacional. Y el 31 de mayo de 1906, en la boda del rey Alfonso XIII, en el camino de regreso, estalló una bomba lanzada por Mateo Morral, quien había estado empleado en la sección de librería de la Escuela Moderna. Con este motivo lo Escuela Moderna fue clausurada y Ferrer encarcelado y procesado, pidiendo el fiscal que se le aplicara la pena de muerte. Esta vez se salvó de las garras del fanatismo católico -amo absoluto de España entonces-, gracias a la enorme presión de la opinión internacional movida oportunamente por el librepensamiento de todo el mundo. Empero, la Escuela Moderna permaneció cerrada por orden gubernamental, y Ferrer dedicó entonces todos sus esfuerzos a las ediciones de textos escolares, procurando ampliar internacionalmente el cuadro de sus colaboradores.

Los resultados obtenidos por los nuevos métodos pedagógicos adoptados por la Escuela. Moderna fueron altamente satisfactorios y el entusiasmo crecía entre padres, profesores y alumnos, creando un clima, de fervor y cariño hacia la escuela en el vigoroso movimiento liberal de casi toda España. Cariño y fervor que se extendían esperanzadora mente por toda la Península y por el mundo  entero, contándose en octubre de 1909, cuando Ferrer fue fusilado, con muchos planteles ferrerianos esparcidos por todo el territorio peninsular.

 

Francisco Ferrer asesinado por la reacción internacional

Mientras, como consecuencia de la política catastrófica de todas las facetas coaligadas del clásico y tenebroso reaccionarismo español, los desastres en el Rif exigieron nuevas levas de jóvenes para sacrificar en holocausto a los intereses mineros en Africa de Alfonso XIII y su camarilla. En Barcelona, para oponerse al envío de más tropas al matadero rifeño, el pueblo se rebeló y ocurrió la célebre semana trágica. Aplastada la rebelión, las fuerzas negras del clericalismo y la burguesía no se sintieron satisfechas con la enorme represión y las numerosas detenciones, sino que aprovecharon la oportunidad para terminar con Ferrer, haciéndose la ilusión de que así terminarían también con su obra. Y Ferrer, tras una parodia con el nombre de juicio, fue fusilado en los fosos del castillo de Montjuich, Barcelona, el 13 de octubre de 1909.

Pero como si aquel “¡Viva la Escuela Moderna!” que Ferrer gritó en el momento preciso en que las balas del clero v la burguesía apagaban su vida hubiese sido grabado al rojo vivo en los anhelos del pueblo español, desde entonces, escudándose unas veces con el nombre de “escuela laica”, empleando otras el de “escuela racionalista” y procurando siempre practicar los principios fundamentales de los ideales pedagógicos de Ferrer, el proletariado libertario español creó y mantuvo escuelas en todos los momentos en que sus posibilidades lo permitieron. Y esto fue hasta el orado que, en plena dictadura primorriverista, durante el periodo que va de 1923 a 1931, había escuelas racionalistas en Valencia, Alicante, Menorca, Barcelona, San Feliu de Guixols, Sevilla, Elda y varias otras poblaciones de toda la Península; y precisamente en la ciudad de Barcelona se contaban a la vez entre cuatro y cinco escuelas ubicadas en diferentes barriadas. Pero cuando realmente adquirió un verdadero apogeo este movimiento fue en el periodo que media de 1931 a 1936, en que apenas había sindicato o ateneo libertario en España que no tuviera su escuela racionalista.

Pero antes de detallar con algún detenimiento la obra realizada en el movimiento racionalista durante la revolución que se inició en 1936, sería bueno que viéramos un escrito del propio Ferrer mandado desde la cárcel en 1906 sobre lo que él consideraba que era la escuela fundada por él mismo, y aunque el escrito es escueto y sintetizado nos ahorrará una exposición más detallada, dado que el carácter de este libro tal vez no lo permitiera. El escrito de Ferrer dice así:

«”Desde la cárcel,”

“UN PROGRAMA DE ACCION”.

“Cuando hace seis años tuvimos el grandísimo placer de abrir la Escuela Moderna de Barcelona hicimos resaltar mucho que su sistema de enseñanza sería racional y científico”.

“Ante todo, advertimos al público que siendo la razón y la ciencia la antítesis de todo dogma, en nuestra escuela no se enseñaría religión alguna: Sabíamos que esta declaración provocaría el odio de la casta sacerdotal y que nos veríamos combatidos con las armas que suelen emplear quienes solamente viven del engaño y de la hipocresía, abusando de la influencia que les dan la ignorancia de sus fieles y el poder de los gobiernos. Pero todo cuanto se nos hablaba de lo temerario que era estar tan fundamentalmente enfrente de la iglesia imperante servía para infundirnos más alientos para perseverar en nuestros propósitos, persuadidos de que cuanto más grande es un mal y cuanto más poderosa es una tiranía, más vigor se ha de emplear para combatirla y más energía se necesita para destruirla”.

“EI clamoreo general elevado por la prensa clerical contra la Escuela Moderna, al que podremos deber un año de cárcel, nos prueba que acertamos en la elección del método de enseñanza, y nos ha de dar a todos los racionalistas lluevas alientos para proseguir la obra con más tesón que nunca y engrandecerla, propagándola hasta donde alcance nuestro poder. Hay que advertir, sin embargo, que la misión de la Escuela Moderna no se limita a que desaparezca de los cerebros el prejuicio religioso, pues si bien es éste uno de los que más se oponen a la emancipación intelectual de los individuos, no lograríamos únicamente con ello la preparación de la humanidad libre y feliz, puesto que se concibe un pueblo sin religión y también sin libertad”.

“Si la clase trabajadora se librara del prejuicio religioso y conservara el de la propiedad, tal cual existe hoy; si los obreros creyeran cierta la profecía que afirma que siempre habrá ricos y pobres; si la enseñanza racionalista se (imitara a difundir conocimientos higiénicos y científicos y preparase sólo buenos aprendices, buenos dependientes, buenos empleados y buenos trabajadores de todos los oficios, podríamos vivir muy entre ateos más o menos sanos y robustos, según el escaso elemento que suelen permitir los menguados salarios, pero no dejaríamos de hallarnos entre esclavos del capital”.

“La Escuela Moderna pretende combatir cuantos prejuicios dificulten la emancipación total del individuo, y para ello adopta el racionalismo humanitario, que consiste en inculcar a la infancia el afán de conocer el origen de todas las injusticias sociales para que, con su reconocimiento, puedan luego combatirlas y oponerse a ellas”.

“La enseñanza racional y científica de la Escuela Moderna ha de abarcar, como se ve, el estudio de cuanto sea favorable a la libertad del individuo y a la armonía de la colectividad, mediante un régimen de paz, de amor y bienestar para todos sin distinción de clases ni de sexos”».

“Francisco Ferrer Guardia”.

 

Evolución ideológica de Francisco Ferrer Guardia

La evolución ideológica de Francisco Ferrer fue normal y armónica. Creyente en su primera juventud, librepensador cuando aún era bien joven, masón, republicano y, finalmente, anarquista desde muchos años antes de su sacrificio, Parece que su anarquismo data desde su primera estancia, como exilado, en Londres y París, donde se relacionó con las grandes figuras del anarquismo internacional -Malatesta, Malato, Reclus, Kropotkin-, y ya cuando se inaugura la Escuela Moderna, sus concepciones anarquistas son bien definidas y claras, como se puede apreciar en sus colaboraciones en “La huelga general”, a cuyo grupo editor debió pertenecer junto con Anselmo Lorenzo. En una de estas colaboraciones, firmadas bajo el seudónimo de Cero, escribía:

«“Como anarquistas, queremos destruir la propiedad tal cual existe hoy, puesto que ella es el producto de la explotación del hombre por el hombre, del privilegio establecido por los gobiernos y del derecho del más fuerte”.

“Como ácratas, no queremos que existan propietarios de grandes extensiones de tierra al lado de familias que no tienen donde sus cuerpos descansen. No queremos herederos de la fortuna ni herederos de la miseria”.

“Como libertarios, no queremos que baste con poseer un título o un testamento para pasarse la vida sin trabajar”.

“En la sociedad ideal anarquista, la educación y la instrucción de la infancia se realizarán de tal forma qua todos comprenderán la necesidad del trabajo sin otras excepciones que las enfermedades físicas incurables. Y como ya no existirá el mal ejemplo actual de unos que trabajan y de otros que nada hacen, de estos que comen y aquellos que ayunan, todo el mundo contribuirá a la producción de la riqueza común en la medida de sus fuerzas, todos comerán según sus necesidades”

“Entonces será fácil para los educadores el inculcar a los niños el gusto y la, obligación general del trabajo”.

“Los hombres, de por sí razonables, a la inversa de lo que sucede actualmente, encontrarán, sin grandes esfuerzos, la manera de ser propietarios, en el transcurso de su vida, de aquello que les rodea y que estiman, pero sin que ese derecho de propiedad represente perjuicio para otras personas ni dé origen a supremacías de ninguna clase”.

“Precisamente, la locura de aquellos que no comprenden la ANARQUÍA proviene de su impotencia para concebir una sociedad dotada de razón”».

Y la visión de Francisco Ferrer sobre lo que sería la educación futura calculada desde su propia época se refleja en el siguiente artículo también suyo.

«“LA EDUCACIÓN DEL PORVENIR”.

 

Ideal pedagógico de Ferrer

“La idea fundamental de la reforma que introducirá el porvenir en la educación de los niños consistirá en reemplazar en todos los modos de actividad la imposición artificial de una disciplina convencional por la imposición natural de los hechos”.

“Considérese lo que se hace al presente: fuera de las necesidades del niño, se ha elaborado un programa de los conocimientos que se juzgan necesarios a su cultura y, de grado o por fuerza, sin reparar en, los medios, es preciso que los aprenda”.

“Pero únicamente los profesores comprenden ese programa y conocen su objeto y su alcance; no el niño. De ahí es de donde proceden los vicios de la educación. En efecto, quitando a las voliciones y a los actos su razón natural, es decir, la imposición de las necesidades-deseo; pretendiendo reemplazarlas por una razón artificial, un deber abstracto, inexistente para quien no puede concebirlo, sé ha de instituir un sistema de disciplina que ha de producir necesariamente los peores resultados: constante rebeldía del niño contra la arbitrariedad de los maestros; distracción y pereza perpetuas, mala voluntad evidente, ¡Y a qué maniobra han de recurrir los profesores para dominar la irreductible dificultad! Por todos los medios, algunos indecorosos, procuran captar la atención del niño, su actividad y su voluntad, siendo los más ingeniosos en tales prácticas considerados como los mejores educadores”.

“Tiénense por dichosos cuando logran una apariencia de éxito; pero no se llega jamás sino a las apariencias, allí donde el objeto artificial reemplaza la razón única y superior de la acción. Todo el mundo ha podido sentir que sólo el trabajo que determina el deseo es realmente valedero. Cuando desaparece esta razón sobreviene la negligencia, la pena y la fealdad”.

“En nuestras sociedades la razón artificial del trabajo tiende a reemplazar por todas partes la imposición lógica y saludable de la necesidad; del deseo natural de conseguir un resultado, de realizar. La conquista del dinero aparece a los ojos de los hombres de nuestra época como un verdadero objetivo del esfuerzo; pero es lo cierto que la educación actual no hace nada para reaccionar contra esa concepción perniciosa, sino todo lo contrario. Por eso aumenta de día en día la caza única del dinero en sustitución del hermoso instinto del cumplimiento del sentimiento que se encuentra en los únicos hombres cuyas Voliciones no han sido falseadas, a quienes ha quedado la razón normal del acto y que trabajan para realizar lo que han concebido, en un noble desprecio del dinero. ¿Cómo podría exigirse que unos individuos que han sido acostumbrados desde la infancia a obrar por voluntad ajena, bajo la presión de la ley exterior, en vista de un resultado cuya importancia no comprenden -ya que la significación del trabajo se define sencillamente por el castigo y la recompensa- fuesen capaces de interesarse en lo que hace la belleza, la nobleza del esfuerzo humano en su lucha eterna contra las fuerzas ciegas de la naturaleza?”

“La mala concepción de la educación ha causado la enfermedad orgánica de nuestras sociedades: la necesidad de llegar a ser algo, de gozar; el desprecio, el odio al trabajo, el ansia de la vida, que no sabe cómo satisfacerse; la bestialidad espantosa de los seres que se odian y tratan de destruirse mutuamente. Se ha olvidado que lo que es preciso defender y conservar a toda costa en el hombre es el juego natural de sus actividades, las cuales, todas, deben dirigirse y desplegarse hacia el exterior en el sentido de todo esfuerzo social. ¡La lucha por la existencia! ¡Cómo se ha abusado de esa frase, y qué a propósito ha venido para excusar tantas infamias! Y también ¡qué mal ha sido comprendida! Se entiende de manera que es hasta la negación de los principios naturales de la sociedad. En ninguna parte en la naturaleza se encuentra ejemplo de la aberración que se le quiere hacer que exprese. No hay organismo, no hay colonia animal donde los elementos individuales traten de destruirse mutuamente; al contrario, todos juntos luchan contra las influencias hostiles del medio, y las transformaciones funcionales que se cumplen entre ellos son diferenciaciones necesarias, cambios saludables en la organización general, no destrucciones entre sí”.

“Ante todo es preciso que la vida sea tal, llegue a ser tal, que el hombre trabaje y luche únicamente para ser útil a sus semejantes, y para esto se necesita sencillamente que guarde y fortifique en sí mismo el instinto de defensa contra las fuerzas hostiles de la naturaleza, que haya aprendido a amar al trabajo por los goces que procuran los cumplimientos queridos, propuestos y larga y obstinadamente trabajados para conseguirlos; que comprenda la extensión inmensa y la belleza del esfuerzo humano. Nuestros grandes hombres, nuestros inventores, nuestros sabios, nuestros artistas, lo son porque han conservado la excelente cualidad de querer, no contra sus semejantes, sino para ellos. A los ojos de sus contemporáneos pasan por seres extraños, y, siendo los que más en consonancia se hallan en el conjunto armónico de las leyes de la existencia, antes de alcanzar el éxito son tenidos por visionarios”.

 

La educación racional

“Una educación racional será; pues, la que conserve al hombre la, facultad de querer, de pensar, de idealizar, de esperar; la que esté basada únicamente sobre las necesidades naturales de la vida; la que deje manifestarse libremente esas necesidades; la que facilite lo más posible el desarrollo y la efectividad de las fuerzas del organismo para que todas se concentren sobre un mismo objetivo exterior: la lucha por el trabajo para el cumplimiento que el pensamiento reclama”.

“Se renovarán, pues, por completo las bases de la educación actual: en lugar de fundar todo sobre la instrucción teórica, sobre la adquisición de conocimientos que no tienen significación para el niño, se partirá de la instrucción práctica, aquella cuyo objeto se demuestre claramente, es decir, se comenzará por la enseñanza del trabajo manual”.

“La razón de ello es lógica. La instrucción de por sí no tiene utilidad para el niño. No comprende por qué se le enseña a leer, a escribir, y se le atesta la cabeza de física, de geografía, de historia. Todo eso le parece perfectamente inútil y lo demuestra resistiéndose a ello con todas sus fuerzas. Se le llena de ciencia, y la desecha lo más pronto posible, y nótese bien que en todas partes, lo mismo en la educación intelectual, la razón natural ausente se reemplaza por la razón artificial”.

Fundar la educación sobre la razón natural

“Se trata de fundar la educación sobre la razón natural. Para esto nos bastará recordar que el hombre primitivo ha comenzado su evolución hacia la civilización por el trabajo determinado por la necesidad imperiosa de lo necesario: el sufrimiento le ha hecho crear medios de defensa y de lucha, de donde han salido poco a poco los oficios. El niño tiene en sí una necesidad atávica de trabajo suficiente para reemplazar las circunstancias iniciales, al que basta sencillamente con secundarle. Organícese el trabajo en su derredor, manténgase en la disciplina lógica y legítima de su cumplimiento y se llegará fácilmente a una educación completa, fácil y saludable”.

“No tendremos más que esperar que el niño venga a nosotros, Basta haber vivido un poco la vida del niño para saber que un irresistible deseo; le impulsa al trabajo. ¡Y cuánto se hace para aniquilar en él esa buena disposición! ¿Quién osará después hablar de vicio y pereza? Un hombre y un niño sanos tienen necesidad de trabajar; lo prueba la historia entera de la humanidad”.

“El niño abandona poco a poco el juego, que no es en sí más que una forma de trabajo, una manifestación innata de este deseo de actividad que no ha encontrado dirección aún y ofusca su razón de ser en el gusto atávico de la lucha subsiguiente desde los principios primitivos de la vida humana; abandona el juego bajo, el impulso de la necesidad que nace lentamente y del atractivo del ejemplo: se trabaja cerca de él y aspira con todas sus fuerzas al trabajo”.

“Entonces se interpone la influencia del educador; influencia oculta, indirecta. Su ciencia de la vida le ayuda a comprender lo que sucede en el niño, a distinguir sus deseos, a suplir la incertidumbre y la inconsciencia de sus voluntades; sabe ofrecerle lo que pide; le basta estudiar la vida primitiva de los salvajes para saber lo que desea cumplir”.

“Y en la continuación todo será fácil, natural, sencillo. El oficio tiene su lógica inflexible: conduce al trabajo mejor que lo que podría hacerlo la alta ciencia; bastará que los profesores no le dejen desviarse hacia las imperfecciones del trabajo primitivo, hacia un esfuerzo ignorante, sino que le impongan tal como ha llegado a través de los progresos de los pueblos avanzados hacia la voluntad del niño, exigiendo de él el esfuerzo de una realización en la cual se entrelazarán todos los conocimientos humanos necesarios”.

“Fácilmente se comprende que todo oficio, en nuestros días, para ser convenientemente conocido y ejercido, se acompaña de un trabajo intelectual que necesita de conocimientos que constituyen precisamente el conjunto de esa instrucción que al presente se limita a inculcar teóricamente. A medida que el niño avance se tendrá cuidado de no ahogar esa necesidad, sino que, al contrario, una vez sentida y manifestada se le facilitarán los medios de satisfacerla, y entonces se instruirá lógicamente en virtud de las necesidades mismas de su trabajo, teniendo siempre a la vista, la causa determinante de su querer”.

“Es inútil insistir sobre las cualidades de semejante trabajo y los excelentes resultados que necesariamente ha de producir. Por la combinación de los oficios podrán adquirirse los conocimientos necesarios a una educación mucho más fuerte y sana que la compuesta toda de apariencias, que se da actualmente”.

“¿Dónde queda la Imposición a todo esto? El educador pedirá sencillamente ayuda a la naturaleza, y donde quiera que halle dificultades indagará en qué puede haberla contrariado; a ella confiará el cuidado de su disciplina y le será admirablemente conservado”.

“Trabajando así en la educación de los hombres, es como infaliblemente puede esperarse una humanidad mejor, empeñada en su tarea; conservando todo él vigor de su voluntad, toda su salud moral; marchando siempre hacia nuevos ideales; una humanidad no mezquinamente dedicada a una lucha estúpida, no sólidamente sujeta a la atadura de los apetitos, miserablemente entregada a sus vicios y a sus mentiras, triste, rencorosa, depravada, sino siempre amante, bella y alegre”».

Difícilmente se pueden exponer hoy, ni siquiera con ayuda de los grandes adelantos científicos y los amplios conocimientos adquiridos sobre la verdadera naturaleza del ser humano, ideales pedagógicos que superen a lo dicho por Ferrer en este escrito sobre la educación del porvenir.

 

El profesorado de las escuelas racionalistas y las nuevas orientaciones pedagógicas

Aunque estos ideales ferrerianos en cierto modo sirvieron de base a la actuación y orientaciones de las escuelas racionalistas que vivieron posteriormente a su fusilamiento, desde 1909 hasta 1936, sufriendo repetidamente los efectos de las represiones que los distintos gobiernos ejercieron sobre el movimiento obrero de orientación anarquista, el profesorado de estas escuelas se hizo eco en casi todo momento de las orientaciones nuevas en lo concerniente a métodos y prácticas pedagógicas, y a las nuevas orientaciones filosóficas sobre educación que fueron surgiendo durante todo ese periodo de casi 30 años. Y en la medida en que las circunstancias, tanto económicas como de toda índole, lo permitían, las escuelas racionalistas se modernizaban a tono con los avances en el sentido educacional, al extremo de ir casi siempre a la vanguardia de todo el movimiento pedagógico en cuanto concierne a las prácticas y orientaciones escolares concebidas, aunque sólo fuera bajo un punto de vista eminentemente práctico. Algunas de estas escuelas que tuvieron la enorme suerte de estar bajo la protección de sindicatos fuertes, con una economía bastante desahogada, fueron verdaderos modelos que después habrían de servir como paradigma para las orientaciones escolares dadas en los momentos de la revolución. Ejemplos de ello pudieran ser la célebre escuela mantenida por el Sindicato Fabril y Textil de Barcelona, regida los últimos tiempos por el profesor Juan Puig Elías, que posteriormente habría de ser el presidente del Consejo de la Escuela Nueva Unificada, que controlaba todas las escuelas en la región catalana, y también en San Feliu de Guixols, la escuela que se orientaba bajo los auspicios de las organizaciones obreras de la localidad y donde ejercía el profesorado la conocida maestra Antonia Maimón, o en Alicante las escuelas Armonía, ubicadas en el centro mismo de Alicante una, y en una de sus barriadas otra, que también tenían el apoyo de una asociación de amigos de la escuela que cuidaba de su buen funcionamiento, y otras muchas escuelas esparcidas por todo el territorio español, como las de Andalucía, donde se destacó el escritor Sánchez Rosa, se encontraban en el momento de la Revolución en un verdadero auge que después se incrementaba con las facilidades que la propia revolución habría de concederles.

 

La Escuela Nueva Unificada en Cataluña

Cuando el 19 de julio se produjo la sublevación militar, las inquietudes propias del momento, el gravísimo peligro de una dictadura de tipo fascista hizo reaccionar de manera valiente, heroica y en cierto modo desesperada a los revolucionarios de todos los matices y esencialmente a todo el movimiento libertario; por ello, el movimiento de escuelas sufrió en aquellos primeros días una especie de pausa, de relajamiento, porque las energías, todas las energías, estaban dirigidas al enfrentamiento contra las fuerzas negras que amenazaban con someter a España a una regresión, de varios siglos, como sucedió después, cuando Franco consiguió dominar por completo todo el territorio ibérico. No obstante, como la reacción fue rápida y en pocos días se rechazó en media España a la sublevación militar, ya se comenzó a estabilizar de nuevo la vida, y a la par que se iban creando las nuevas condiciones económicas por las colectividades y comunas que se establecían como ensayos espontáneos de comunismo libertario, el movimiento escolar se rehizo inmediatamente y las escuelas racionalistas de toda la zona no aplastada bajo el yugó del franquismo se vigorizaron de forma que todas ellas mejoraron de una manera esplendorosa, sobre todo en los medios materiales para su funcionamiento. En todas partes se requisaron nuevos locales, se adquirieron nuevos mobiliarios, y los maestros fueron gozando cada vez más de los medios pedagógicos por los cuales unos pocos meses o años anteriores suspiraban. Sobre todo en Cataluña, el movimiento pedagógico adquirió una amplitud y unas características realmente nuevas, puesto que, siguiendo en muy buena parte las orientaciones de las escuelas racionalistas, se creó el Consejo de la Escuela Nueva Unificada, que abarcaba toda la educación oficial de las cuatro provincias catalanas. El decreto por el cual se creaba ese organismo decía así al pie de la letra:

«“La voluntad revolucionaria del pueblo ha suprimido la escuela de tendencia confesional. Es la hora de una nueva escuela inspirada en los principios, racionalistas del trabajo y de la fraternidad humana. Hay que estructurar esta escuela nueva unificada de tal modo que no solamente sustituya al régimen escolar que el pueblo acaba de suprimir, sino que también cree una, vida escolar inspirada en un sentimiento de solidaridad universal y de acuerdo con todas las inquietudes de la sociedad humana y la base de la supresión de toda clase de privilegios”.

“A propuesta, pues, del Consejero de Cultura, y de acuerdo con el Consejo Ejecutivo”.

“Decreto:”

“Art. 1º. Queda constituido el Comité de la Escuela Nueva Unificada, que tendrá por objetivo:”

   "A)      Organizar en los edificios apropiados por la Generalidad, el nuevo régimen docente de Escuela Nueva Unificada que sustituya a la escuela de tendencia confesional”.

  "B)      Intervenir y regir este nuevo régimen docente, asegurando que responda en todos los aspectos al nuevo orden impuesto por la voluntad del pueblo, es decir, que esté inspirado en los principios racionalistas del trabajo, que todo obrero con aptitudes pueda llegar, sin obstáculos, y prescindiendo de todo privilegio, desde la escuela primaria a los estudios más elevados; a la universidad obrera y a la universidad autónoma de Barcelona”.

  "C)      Este comité intervendrá en la coordinación de los servicios de enseñanza del Estado, del Ayuntamiento de Barcelona y de la Generalidad de Cataluña”.

“Art. 2º. Este comité estará presidido por el Consejero de Cultura de la Generalidad o por persona delegada y por representantes de los siguientes organismos sindicales de Cataluña: por la U. G. T. (Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza), Cayetano de L’Homme y Brugues, Josefa Urís Ri, Juan Ergas Soler, Francisco Albert Madrugat; por la C. N. T. (Sindicato de Profesiones liberales), Miguel Escorihuelas Guitarte, Juan Puig Elías, Juan P. Fábregas, Llaudo y Alberto Carsi; por el Ministerio de Cultura y por la Normal de la Generalidad de Cataluña, Casiano Cortal y Marinelo; por la. Universidad Autónoma de Barcelona, Dr. Serra Unter; por el Comité de la Universidad Industrial, Juan Aleu Bochaca, y por Bellas Artes, Francisco A. Galli”.

“Art. 3º. Este Comité, para su mejor funcionamiento quedará dividido en las siguientes ponencias:”

“a) Ponencia de primera enseñanza; b) ponencia de segunda enseñanza; c) ponencia de enseñanza profesional; d) ponencia de enseñanza superior; e) ponencia de enseñanza técnica, y f) ponencia de enseñanza artística”.

“Art. 4º. Todas las propuestas de las ponencias serán discutidas por el pleno del Comité, y para la realización se constituirá un Comité Ejecutivo integrado por los presidentes de cada ponencia”.

“(Art. transitorio). Como primera medida de urgencia, el Comité de la Escuela Nueva Unificada estudiará la destinación que se dará a los edificios de los cuales se ha apropiado la Generalidad, así como de los objetos que en ellos se encuentran y, que han pasado a ser patrimonio del pueblo. Organizará también inmediatamente la defensa de todos los edificios y objetos que contengan, y para el cumplimiento de esta misión solicitará el concurso de las milicias ciudadanas, que le será prestado, en todo momento”.

“Barcelona, 27 de julio de 1936. Firmado Luis Companys. El Consejero, Ventura Gasol”».

Aunque el movimiento de escuelas racionalistas de toda España, y muy particularmente el de Cataluña, se desconcertó un tanto ante la subida de Juan Puig Elías a la presidencia del Consejo de la Escuela Nueva Unificada bajo el gubernamentalismo de la Generalidad, hubo una rápida reacción, y la mayoría de las escuelas racionalistas de toda España, y de Cataluña incluso, permanecieron al margen de ese nuevo organismo, a pesar de su tono anticlerical y sus ribetes libertarios, y se mantuvieron independientes de toda organización oficial. Pronto se rehicieron las escuelas y aunque por los efectos de la propia guerra algunos maestros y mucha juventud marchó hacia el frente, debilitando el vigor propio del movimiento racionalista, éste también se vigorizó por la gran avalancha de nuevas gentes que ante el proceso avasallador de la revolución se incorporaron a todo el movimiento libertario, o cuando menos colaboraron con él con grandes simpatías. Ello tuvo como; resultado final que la suma total de las escuelas fuera mayor y las condiciones generales en las que se desenvolvían fueran sensiblemente mejores.

 

La Federación Regional de Escuelas Racionalistas de Cataluña

Ante las grandes necesidades que se presentaban, y con el afán de cooperar de manera eficaz al movimiento en general, se creó la Federación Regional de Escuelas Racionalistas de Cataluña, en la que se cobijaron todas las escuelas que no se habían sumado al Consejo de la Escuela Nueva Unificada. Inmediatamente la Federación Regional de Escuelas Racionalistas desplegó una gran actividad y, coordinadamente, de acuerdo a las reuniones periódicas que se tenían con casi todos los maestros de toda la región, se fueron mejorando los métodos y en alguna medida se ayudaba a las escuelas más necesitadas, tanto de orientación como de materiales, para su buen desenvolvimiento. Al propio tiempo la Federación Regional de Escuelas Racionalistas desarrollaba una labor de consolidación del movimiento racionalista, para lo cual se proyectó una escuela normal de maestros racionalistas y se creó un instituto de maternología y puericultura en combinación con la Agrupación de Mujeres Libres. También en combinación con la Escuela de Militantes creada por la C. N. T. y al frente de la cual estaba el conocido militante Manuel Buenacasa, se organizaron diversos festivales que se celebraron en los mejores teatros de Barcelona y en los que participaban de una manera activa los propios alumnos de toda Cataluña, fuese con recitales, bailes, coros y demás habilidades que ejercitaban en las respectivas escuelas. Uno de los eventos más sobresalientes y que más llamaron la atención en Barcelona y en toda Cataluña fue la Semana de Conferencias Pedagógicas que la Federación Regional de Escuelas Racionalistas de Cataluña organizó con la participación: de personalidades muy destacadas. Gonzalo de Reparaz disertó sobre el tema de La historia y la geografía en la escuela; el Dr. Emilio Mira y López, destacadísimo sicólogo, desarrolló el tema de La sicología en la escuela; el joven Dr. Félix Martí Ibáñez desarrolló el atractivo tema de La medicina en la escuela; Gustavo Crochet, conocido pintor y dibujante, habló sobre El arte en la escuela; el Dr. Alberto Carsi impartió una verdadera cátedra sobre La geología y la antropología en la escuela; Floreal Ocaña disertó sobre La Escuela Racionalista, y B. Cano Ruiz resumió todo el curso, como Secretario de la Federación.

Todas estas actividades de la Federación Regional de Escuelas Racionalistas se vieron a su vez coronadas por la publicación de un semanario infantil titulado “Porvenir”, del cual se hada una edición aparte en idioma catalán, impreso a todo color y con la colaboración de una verdadera pléyade de buenos dibujantes y buenos escritores.

Es muy importante señalar que esta labor cultural desarrollada por la Federación Regional de Escuelas Racionalistas de Cataluña fue persistiendo, a pesar de los vaivenes de la guerra, hasta el final de la misma, cuando. Cataluña cayó en poder del franquismo.

Señalamos todas estas actividades como realizaciones que testifican la viabilidad de las soluciones pedagógicas que el anarquismo ofrece para la sociedad futura. Y el anarquismo español extendió esas actividades culturales a otros campos que no fueron los específicamente escolares, como los Ateneos Libertarios, las agrupaciones de Mujeres Libres y otros.

Por todo lo apuntado se comprenderá que la experiencia revolucionaria española de 1936 a 1939 haya sido la más amplia demostración de la factibilidad de la aplicación de las concepciones anarquistas a la vida diaria, aunque no ha de considerarse que ha sido la única y exclusiva experiencia amplia y durable de este tipo, como se comprueba con estos otros ejemplos que también fueron o son aún vivas realidades de lo mismo.

 

 

LAS ESENCIAS ANARQUISTAS DEL KIBBUTZ

La extraordinaria realidad de los kibbutzin

Aunque es innegable que la experiencia más amplia y profunda realizada en toda la historia sobre la aplicación a la vida diaria de los principios esenciales de las concepciones anarquistas fue la realizada en España durante la revolución de 1936-1939, es digna de señalar también la hermosa realidad de los kibbutzin, (plural de kibbutz) en Israel. Independientemente de las consideraciones que nos merezca el propio Israel como Estado, consideraciones de las que hacemos abstracción voluntaria, la vida de los kibbutzin merece toda nuestra atención como un ejemplo muy valioso de que las concepciones socioeconómicas del anarquismo no solamente son hacederas sino que en condiciones adecuadas se manifiestan como, hasta hoy, las opciones mejores para una organización social donde la justicia, la igualdad y la libertad formen la base de una convivencia fraternalmente humana.

Es necesario, no obstante, aclarar que el Estado de Israel y los kibbutzin no son la misma cosa, aunque éstos, en cierto modo, están supeditados a las leyes de aquél. El Estado de Israel se estableció en 1948, cuando las colectividades libertarias tenían ya algunas decenas de años de existir cada vez más florecientemente, como producto de una de aquellas célebres Alyhas (movimiento de retorno) protagonizada a principios del siglo XX por algunos grupos organizados procedentes mayormente de Rusia. Así, en 1912 un grupo de catorce personas fundó el primer kibbutz agrícola en Israel, a orillas del lago Kineret. Este primer kibbutz se llamó Degania (Las Granas). Después (obviando el detalle de la historia) con muchas peripecias, sinsabores, luchas y sacrificios se fueron creando más kibbutzin hasta formar el sector productivo más eficaz y amplio en la vida económica de Israel.

El kibbutz es una colectividad formada por personas agrupadas por propia voluntad y mutuamente aceptadas. Su organización y administración son independientes del Estado. Existen tres clases de kibbutzin, de las cuales sólo nos ocuparemos, para obviar espacio y tiempo, del kibbutz-comuna, que es el que se identifica de manera casi total con las concepciones del anarquismo. Este sistema kibbutziano se basa en la máxima esencialmente anárquica de “recibir según las necesidades y dar según las posibilidades”, y es un sistema de vida en el cual los medios de producción agrícola e industrial, el trabajo, el consumo, la vivienda y la instrucción están al servicio y uso de la colectividad en igualdad de condiciones, derechos y deberes para cada uno de los miembros. No existe el salario ni remuneración monetaria por el trabajo realizado y todas las necesidades susceptibles de ello están aseguradas por la colectividad, incluyendo en esta cobertura a niños, enfermos y ancianos.

El miembro del kibbutz tiene el deber de poner al servicio de la colectividad su entera capacidad y posibilidades a la vez que la colectividad atiende los deseos e inclinaciones de cada uno de sus miembros en la medida en que ello es posible y también compatible con la vida general de la colectividad, según los acuerdos tomados en las asambleas, dado que la asamblea es el supremo poder.

El kibbutz-comuna, en fin, es una organización socioeconómica que responde casi en su totalidad a los lineamientos propuestos por el anarquismo.

Y la extraordinaria eficacia de los kibbutzin ha sido universalmente reconocida tras los vergeles que han conseguido elaborar en los páramos desérticos donde los árabes se morían antes virtualmente de hambre. Y aunque gran parte de esos extraordinarios logros se han debido a la propia idiosincrasia de los individuos componentes de las colectividades, el sistema (fundamentalmente anarquista) establecido fue, sin duda, el factor primordial dé aquéllos éxitos.

 

 

LOS GRANDAMS EN LA INDIA

Comunas libertarias en la India

Si la tiranía del espacio nos lo permitiera resultaría subyugante detallar la obra libertaria que Acharya Vinoba Bahbe logró desarrollar en la India después de la muerte de Gandhi, pero no nos es posible y habremos de contentamos con señalar que este singular apóstol de la no violencia, valiéndose de argumentos que a los occidentales se nos antojan insólitos, consiguió que muchos de los grandes terratenientes de aquel país donaran tierras (en muchos lugares hasta pueblos enteros) para, las gentes pobres. Esas donaciones de tierras que se hacían por mediación de Vinoba se convertían en colectividades o comunas (grandams) organizadas según los lineamientos que propone el anarquismo. Es una revolución diferente al concepto revolucionario clásico, pero la realidad es que muchos centenares de pueblos han sido organizados en la India libertariamente obteniéndose resultados asombrosos, reconocidos por las propias autoridades.

 

 

LA AUTOGESTIÓN

También se han registrado experiencias más o menos oficiales de autogestión en los medios de producción y consumo que tienen un estrecho parentesco con las soluciones que el anarquismo propone, pero dadas las circunstancias de haber sido propuestas o impuestas algunas de esas, experiencias por los propios gobiernos (Yugoslavia, Argelia, Perú, etc.) se presentan problemas cuyo análisis requiere espacios y tiempos ajenos a este libro.

 

 

RESUMEN

Son, en definitiva, numerosos los ensayos y experiencias sobre la viabilidad de las opciones que el anarquismo ofrece para la organización de una nueva sociedad sin las terribles lacras de la sociedad que estamos padeciendo. Los más serios, amplios y profundos de esos ensayos y experiencias demuestran que los que en alguna época podían parecer sueños: utópicos del anarquismo han llegado a convertirse en realidades no solamente posibles, sino esplendorosamente óptimas y siempre susceptibles de mejoramiento.

No todos los ensayos han sido venturosos

Aunque son múltiples los ensayos y experiencias esencialmente anarquistas que han demostrado la factibilidad y resultados excelentes de los mismos en la vida cotidiana, también algunos de esos ensayos han resultado inoperantes y han fracasado, pero un estudio analítico de esos fracasos no cabe en el ámbito de este libro. No obstante, debernos aclarar que hay algunos aspectos de la vida humana, de muy complicada naturaleza, sobre los cuales el anarquismo aún no tiene una concepción positiva que pueda considerarse como integrada definitivamente a este ideal. Tal es el caso sobre la idea especifica de la justicia, de la familia, del amor, del arte, Cierto es que el anarquismo rechaza, por nefastas, casi todas las orientaciones actuales que tratan de regir estos aspectos de la vida, pero el anarquismo no ha conseguido proponer aún alternativas claramente definidas a todos los problemas que esas actividades plantean. La gran preocupación que el anarquismo ha demostrado siempre por las cuestiones socioeconómicas ha motivado que sus grandes teóricos hayan dedicado, lamentablemente, poco tiempo y espacio al estudio profundo de todas esas actividades vitales para encontrar las deducciones propias de las concepciones generales del anarquismo con referencia a esos problemas, Tal vez por ello las nuevas generaciones de los teóricos anarquistas tratan de estudiar algunas de esas cuestiones que permanecieron casi olvidadas, y se producen seminarios y simposios con este objetivo, donde se discuten y analizan muchos problemas que el movimiento anarquista aún no ha dilucidado, y cuyos trabajos van sirviendo para integrar adecuadamente el cuerpo doctrinario del anarquismo. Así es que en lo referente a la delincuencia no hay un consenso entre los escritores anarquistas sobre lo que en una sociedad orientada sobre los lineamientos libertarios pudiera considerarse como delito y la forma de sancionarlo, con todas las implicaciones que ello significa en el análisis de la culpabilidad, el voluntarismo, el determinismo y demás factores que intervienen en el hecho mismo que pudiera considerarse como delictivo. Tampoco existe una concepción anarquista definida sobre lo que debiera ser la familia en una sociedad anárquica, ni sobre el papel del arte y sus normas de desarrollo… Y así sucede con algunos otros aspectos poco analizados y sobre los cuales el anarquismo confía en el sano y normal desarrollo cuando la sociedad se libere de la esclavitud autoritaria... Mientras, el anarquismo rechaza las estructuras actuales que regulan el que hacer diario de esas actividades humanas.

Lo anterior no quiere decir que el anarquismo sea incapaz de ofrecer opciones para la dilucidación de esos problemas, sino que no ha dedicado a ellos el tiempo y el espacio requeridos, pues aunque Godwin, Kropotkin, Proudhon, Bakunin, Gori, Mella, Hamon y otros anarquistas hayan escrito hermosas páginas sobre el delito, la responsabilidad, el determinismo y la justicia, y Emile Armand, Jean Marestán, F. Urales y otros también se hayan ocupado en ocasiones de esclarecer lo quel debe ser el amor y la familia, Y Gerard de Lacaze-Duthiers, Herbert Read, Williams Morris y algún otro más hayan tratado de definir la concepción anarquista del arte, la realidad es que en el grado actual de evolución doctrinaria del anarquismo, sobre algunos de estos aspectos del vivir diario sólo se ofrecen opciones recurriendo a las concepciones fundamentales de libertad, equidad y respeto a la personalidad humana que pueden considerarse como invariables en el cuerpo general de esas concepciones.

Tampoco en la sociedad actual existen concepciones definidas y claras

Tampoco en la sociedad actual autoritaria existen concepciones definidas V claras sobre muchos de esos problemas, a pesar de tos dogmas sobre los que esta sociedad está edificada. Desde el Código de Hammurabí (1730-1785 antes de nuestra era) hasta las últimas legislaciones de los nuevos países surgidos en el Tercer Mundo tras el derrumbe del colonialismo, aún no se han puesto de acuerdo los criminalistas sobre la verdadera naturaleza del delito, por lo que en las sociedades modernas lo delictivo es tan escurridizo que varía sensiblemente con el tiempo y el espacio. Y las ideas establecidas sobre el amor llegan a ser diametralmente opuestas según las influencias religiosas preponderantes en las diferentes coordenadas de la geografía universal, como sucede al comparar los esquimales con los mahometanos. Ni las concepciones que el marxismo impone sobre el arte son las mismas que generalmente se conciben en las sociedades de signo burgués.

Como prueba de los antedichos citemos a Pedro Dorado Montero, célebre jurista español, quien en su libro Bases para un nuevo Derecho Penal dice:

“En realidad, no es posible dar una definición del delito sino ésta: todo acto que la ley de un Estado o el arbitrio de un poderoso (como acontece, v. gr. con los caudillos militares en tiempo de guerra o en circunstancias análogas) prohíbe y castiga. Saliendo de aquí, se cae necesariamente en el vivero complicadísimo de las concepciones individuales. Y la prueba de ello es bien fácil. Por un lado, toda persona cuyos fines y puntos de vista no sean los mismos que los de los depositarios de poder público, y que, por consecuencia, no tenga interés en someter su propio criterio al de éstos, a poco que examine las leyes penales vigentes, encuentra motivos abundantes para censurarlas; en estos casos es cuando se pone en evidencia el abismo que separa el derecho legislado (encarnación del derecho natural, según el punto de vista del legislador) y el derecho natural, entendido este último en armonía con la concepción propia del que juzga. De prevalecer el criterio del derecho natural o racional para la determinación de los hechos delictuosos por su propia naturaleza, como parece que debía suceder, y no el del derecho legislado, correríamos el riesgo de que hubiese tantos criterios como individuos, o poco menos. Por otro lado, cuando los escritores de materias penales se proponen fijar el concepto del delito, parten generalmente del supuesto de que, a lo menos para las necesidades de la práctica, es necesario que los hechos delictuosos que hayan de ser perseguidos como tales estén comprendidos de antemano en la ley (nullum crimen sine lege). Pero al propio tiempo dejaran, con el fin de librarse del arbitrio caprichoso del legislador, en el que podríamos muy bien caer, como con facilidad se comprende; declaran, digo que el legislador no debe incluir en la ley, como delitos, más que los hechos que sean tales según el derecho natural. Por eso se han esforzado en hacer la delimitación del concepto del delito por su propia naturaleza, independientemente de la ley, o sea de los hechos injustos e inmorales que el legislador debe prohibir bajo la amenaza de una pena. Y ésta es la hora en que los escritores aludidos no han logrado ponerse de acuerdo, ni es tampoco fácil que lo logren. Cada cual tiene del delito en sí diverso concepto que los demás; el catálogo de hechos delictuosos es distinto en unos que en otros, y así, faltos de un signo exterior que nos sirva de guía, resulta que no sabemos cuáles sean los hechos en sí lícitos o cuales los ilícitos”.

Si en la sociedad que venimos padeciendo, resultado de muchos siglos de civilización, un buen número de los aspectos del diario vivir aún están muy confusamente definidos, es comprensible que para el anarquismo, que, aunque sus raíces pueden perderse en las más lejanas profundidades de la historia, apenas ha nacido como cuerpo integral de doctrina, haya también algunos de esos aspectos cuya naturaleza aún no haya sido lo suficientemente analizada para establecer un concepto merecedor del consenso general de su militancia.

Es natural, empero, que si los anarquistas proponemos el derrumbe definitivo de las estructuras autoritarias por las que se encauza y ordena el vivir cotidiano actual ofrezcamos también nuevas alternativas a todos los aspectos de ese vivir diario que integra la totalidad de nuestra existencia, aunque esas alternativas no adquieran el carácter de doctrinas cerradas ni dogmas ideológicos, sino que estén acordes en la mayor medida posible con los principios fundamentales de nuestro ideal y con los conocimientos de que la humanidad pueda disponer sobre esas facetas del vivir.

No propone el anarquismo un paraíso terrenal

De todas formas, sería un error suponer que el anarquismo propone un paraíso terrenal exento de problemas e imperfecciones. La naturaleza humana es tan compleja y el propio ser humano se conoce aún tan poco a sí mismo que fuera de las falacias religiosas no hay doctrina alguna que pueda ofrecer racionalmente ese paraíso y esa total perfección, pero al alcance de la humanidad sí está el corregir errores y falsos derroteros. Y eso es lo que el anarquismo propone. No se trata de fabricar un nuevo ser humano despojado de algunas de sus peculiaridades normales y que en la convivencia social pueden resultar molestas o negativas, sino de estructurar sistemas de convivencia donde esas peculiaridades no se cultiven, como sucede en las estructuras actuales, y, por el contrario, encuentren un campo propicio para desarrollarse las peculiaridades, también normales, altamente positivas, de convivencia, de solidaridad, apoyo mutuo, igualdad, libertad y paz, que son anhelos por los que la humanidad viene luchando desde siempre para convertirlos en realidades.

Y eso es, en definitiva, el anarquismo: una alternativa para conseguir los fundamentos sociales y de ética personal que conduzcan a la consecución progresiva de esos sueños de felicidad que la humanidad ha venido alimentando a través de toda su historia.

Por ello no es sólo el anarquismo un proyecto de sociedad futura donde las formas de convivencia sean propicias a la consecución de esa felicidad, sino que es también una ética de la vida cotidiana que desde ahora vaya forjando con la mayor solidez esa soñada sociedad del mañana.

 

COLOFÓN

 

A.    PEQUEÑAS CONFESIONES

Este libro es un compendio del proyecto de una obra de mucha mayor envergadura, donde habrían de estudiarse con cierta profundidad los fundamentos del anarquismo. El anhelo de realizar esa obra surgió al llegar a México en el año 1940, tras la derrota de nuestra revolución y guerra en España. Desde entonces dediqué muchas horas a esa labor compatibilizándola con los otros afanes del día (participación en los trabajos del Grupo Tierra y Libertad, confección de algunos otros libros y ganar el pan cotidiano), pero hasta hoy, después de cuarenta y cinco años; ese proyecto primitivo está aún muy lejos de realizarse cabalmente, dado que el proyecto mismo implica ofrecer un panorama lo suficientemente amplio de los conocimientos que la humanidad posee sobre sí misma y sobre la Naturaleza que permita fundamentar las normas de convivencia que armonicen las esencias de una y otra para conseguir racionalmente, y en la medida en que ello sea posible, esos grados de felicidad que siempre anhelaron los hombres, lo que es, en definitiva, la verdadera esencia del anarquismo. Y esa labor requiere aún de muchas más horas de las que yo voy a disponer en lo que me queda de vida, teniendo en cuenta que ya he cumplido setenta y siete años y que mi salud es bien precaria.

El proyecto primitivo habría de comprender tres tomos de unas 600 páginas cada uno:

–    Fundamentos científicos y filosóficos del anarquismo.

–    Fundamentos históricos del anarquismo.

–    El anarquismo militante y la sociedad futura.

Tal vez alguien pueda llevar a su debido término una obra que cumpla el cometido propuesto en ese proyecto primitivo sin la esquematización forzada de este libro que aquí termina, pues el movimiento anarquista internacional lo necesita.

Y en este plan de confesiones debo añadir que me veo incapaz de cumplir con el deber de incluir en este libro una bibliografía adecuada.

Inmerso en el ambiente anarquista desde hace más de sesenta años, siempre sentí pasión por estudiar cuanto pudiera relacionarse con este ideal; de ahí que el panorama de las fuentes de donde puedan derivarse las ideas que en este libro se exponen sea muy amplio y difuso, pues no incluye sólo las obras de los maestros universalmente reconocidos del anarquismo, sino muchas otras que pertenecen a diversas disciplinas y las propias experiencias de la vida diaria.

Sobre el anarquismo propiamente dicho existe un riquísimo caudal de literatura escrita, por los grandes maestros, por militantes, en general y escritores ajenos al movimiento pero Interesados en una u otra forma por lo que el anarquismo es y representa. De entre todo ese rico acervo me permito recomendar a quienes se Interesan por el tema que acudan, si es que ya no lo han hecho, a  los siguientes autores, el estudio de cuyas obras puede ser fundamental para ese cometido:

Armand, Emile                                   Kropotkin, Pedro

Bakunin, Miguel                                Lacaze-Duthiers, Gerard de

Barret, Rafael                                    Landauer, Gustavo

Berkman, Alejandro                           Lorenzo, Anselmo

Besnard, Pierre                                  Malatesta, Enrique

Boetie, E. de la                                   Mella, Ricardo

Bookchin, Murray                               Nettlau, Max

Clark, John                                         Nicolai, G. F.

Comfor, Alex                                      Paraf-Javal

Emestán                                            Proudhon, P. J.

Fabbri, Luis                                        Puente, Dr. Isaac

Faure, Sebastián                                Read, Herbert

Ferrer, Francisco                                Reclus, Elíseo

Flores Magón, R.                               Relgis, Eugen

Godwin, William                                 Rocker, Rodolfo

Goldman, Emma                                 Rodrigues, Edgard

Goodman, Paul                                  Stirner, Max

González Pacheco, Rodolfo                 Tucker, Benjamín

Grave, Juan                                       Voline

Guyau, J. M.                                      Ward, Colin

Han Ryner                                         Woodcock, Georges

Además de todos estos autores, y otros más que seguramente no acertamos a señalar, existen en los días en que acabarnos este libro una serie importante de publicaciones en diversos idiomas y lugares del planeta en las que se dilucidan los problemas a que el anarquismo se enfrenta, tanto en su teoría como en su praxis. En España, Portugal, Francia, Italia, Grecia, Bélgica, Alemania, Austria, Estados Unidos, Inglaterra, Australia, Japón, Argentina, Brasil, Costa Rica, México y otros países aparecen revistas y periódicos anarquistas que también ayudarán a comprender lo que es el anarquismo a quien ello interese.

Anárquico es el pensamiento y hacia la anarquía marcha la historia.

Juan Bovio

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