EL LUGAR DE LOS DERECHOS HUMANOS EN EL MODELO NEOLIBERAL (I)

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Primera parte

MIS AMIGOS

 

Aspecto histórico
Algunos postulados propios de la ideología neoliberal
Efectos del neoliberalismo en América latina
Lo nuevo del neoliberalismo
Los derechos humanos en el neoliberalismo

Segunda parte
El papel positivo de la desigualdad
La participación
La globalización en cifras
El hambre por región
A manera de conclusiones
Los derechos humanos el neoliberalismo y la paz
Perspectivas
Referencias

 

     Mientras el Neoliberalismo se ha convertido en un "fuerte", todo poderoso credo político, económico, y social, mediante sus políticas de globalización, paralelo a él ha ido cobrando vigencia la doctrina de los Derechos Humanos dentro del contexto social, no sólo a nivel mundial sino también en nuestro país.

     Los que pretenden utilizar la doctrina Neoliberal como un instrumento en beneficio de las mayorías, han tratado de luchar por lograr liberarla de intervenciones a favor de grupos privilegiados o por lo menos convertirla en un ente mas independiente que permita superar las condiciones que generan el poner en marcha sus políticas sin medir las consecuencias sociales, sin embargo, esta lucha hasta la fecha ha sido desigual: la reivindicación del poder del mercado y de su papel en el desarrollo económico y social y la prevalencia de lo privado sobre lo público, no deja mucho margen de acción para la consolidación de los derechos humanos; derechos que se suponen son la "base" fundamental de toda democracia a la que sólo le preocupa el "bienestar de sus asociados'', es por ello que cabe aquí preguntarse si ¿ Es el Neoliberalismo una arma letal para el desarrollo de los Derechos humanos? o por el contrario ¿es la condición para que estos se fortalezcan ?,¿ Son los Derechos Humanos el fundamento de un nuevo sistema social diferente al Neoliberal ? ¿Sirven los Derechos Humanos para crear un ambiente de paz en nuestro país ?, Para ello es preciso analizar en primer lugar el fenómeno de el neoliberalismo y en segundo lugar la forma como este aborda el Tema de los Derechos humanos.

     Es preciso descartar en primer lugar el error en el cual han incurrido la gran mayoría de los analistas latinoamericanos al examinar la historia política/económica al considerar a Colombia, Venezuela y Costa Rica como las excepciones al autoritarismo prevaleciente en la región a lo largo del siglo XX, pues dicho análisis parte de los supuestos de democracia, entendida ésta como la clase de gobierno imperante en un Estado; y el de redemocratización refiriéndose al sistema político en el cual se da la alternación de poderes, mediante elecciones más o menos competitivas. Distinción esta que no tiene ninguna validez en la actualidad, por cuanto una mirada mas profunda sobre los mismos y sobre la implementación del modelo neoliberal en dichos países y respecto de otros elementos fundamentales de la Democracia Liberal, tales como la prevalencia del estado de Derecho, y el principio de separación y control entre las tres ramas del poder público observaremos claramente que dicha implementación ha estado acompañada por el fortalecimiento de tendencias autoritarias del Estado. En la esfera política, estas tendencias se manifiestan en la concentración cada vez mayor de los procesos fundamentales de toma de decisiones en cabeza de la élite neoliberal y la marginación del resto de la sociedad de estos procesos. En lo institucional el crecimiento del autoritarismo Estatal se expresa en la diversas políticas estatales emprendidas durante los últimos años, las cuales han llevado, de un lado, a un mayor fortalecimiento del ejecutivo , con la consecuente sumisión y pérdida de autonomía de las otras ramas del poder público y de otro lado y de hecho el tema que mas interesa a nuestro análisis, el reforzamiento de la capacidad represiva del Estado con el fin de contrarrestar la protesta y la movilización social.

     Por ello centraremos nuestro estudio en las consecuencias en dos contextos a saber: El de la Globalización y el de la Implementación del modelo Neoliberal a través del fortalecimiento de las tendencias autoritarias del Estado. Las cuales, como veremos, se han ido implementando desde hace mucho tiempo mediante las imposiciones de los organismos internacionales tales como las delimitadas por el Banco Mundial, y de los principios básicos que se desprenden de las premisas neoliberales así: el papel positivo de la desigualdad, la eliminación de la función económica y social del Estado y por tanto de cualquier acción redistributiva por parte de éste al lado de estas prácticas , se ha ido creando nuevas maneras de concebir y de llevar a la practica los Derechos Humanos que si bien en algunos casos se confunden con la tradición liberal (con los derechos civiles y políticos) o con la socialista (de los derechos económicos y sociales), que en manera alguna han servido para contrarrestrar los graves efectos de las políticas neoliberales.

     Es así que algunos gobiernos autoritarios ven en los Derechos Humanos un impedimento para alcanzar los fines del estado y en nuestro país un impedimento supuesto, para alcanzar la paz. pues si bien, en la teoría vivimos en un estado social de derecho, donde todos los ciudadanos nacemos libres, e iguales ante la ley sin distingos de raza, religión credo o filiación política, en la realidad la orden del día es el desconocimiento de los mismos, como el derecho a la vida, a la libertad de expresión, de participación y el desmedro de los valores tales como la rectitud, la honestidad o la tolerancia, pues ello favorece la aplicación de las políticas neoliberales.

     Ya algunos analistas están haciendo una evaluación parcial de los resultados de la aplicación de las políticas Neoliberales en el mundo, diciendo que hay síntomas de inclinación o caída del neoliberalismo y el cambio o desgaste de los gobiernos que lo han aplicado, ya se ven el declive más grande de la economía mundial de los últimos 50 años y un alto número de desempleados : 18 millones en Europa, para citar solo un ejemplo, en Colombia, en los últimos 4 años, el desempleo aumentó un 65%.

     En todo este contexto, dibujado apenas a vuelo de pájaro, se impulsan diversas políticas neoliberales al interior de los países industrializados, y se imponen a los países del Sur, y se habla más bien de "políticas neoliberales" que de "modelo neoliberal", porque el neoliberalismo parece ser, antes que nada, una ideología "nueva" que postula la preeminencia del mercado y de la libre competencia, más que un verdadero modelo económico global y homogéneo.

     Esta ideología ampara una serie de prácticas comunes impuestas por los organismos internacionales dominados por los Estados Unidos, que se aplican de diverso modo en los distintos espacios nacionales. Se trata de políticas económicas desregularizadoras, privatizadoras y liberalizadoras delas economías nacionales y de los proteccionismos tradicionales de los países del llamado Tercer Mundo.

     Así, nos ha resultado irrelevante ahondar excesivamente sobre el carácter teórico de este "modelo", que, por cierto, encierra en sí numerosas contradicciones. El análisis, más bien, debe centrarse, para nosotros, en sus implicaciones prácticas ( en las que no debemos olvidar los DDHH) y en sus concretos.

 

Aspecto histórico

     La situación internacional en la actualidad se caracteriza, tanto en lo económico como en lo político, por la emergencia de nuevas realidades que, sobre todo a partir de la década de los setenta, han acelerado los ajustes y la redefinición de la estructura de las relaciones entre los pueblos, los gobiernos, y las sociedades en general. Destacan en particular:

     La caída del socialismo burocrático, que significó el debilitamiento de los límites que representaba para la penetración y dispersión del capitalismo internacional en el escenario mundial, con la consiguiente elevación en la complejidad y profundidad de los efectos de esta penetración en las estructuras nacionales e internacionales.

     La conformación de nuevos bloques comerciales y financieros, cuyos países hegemónicos serían: los Estados Unidos de América, Alemania y Japón, con su propia área de influencia económica y política en América, la Europa Unida y la Cuenca del Pacífico, respectivamente.

     El nuevo ordenamiento mundial que esta nueva fase trae consigo se debate ahora entre la competencia feroz tanto por los mercados que emprenden las superpotencias, como en la disputa por la hegemonía política mundial, oscilante entre un mundo unipolar ( conducido por los Estados Unidos), o bien un mundo en condominio de poder, con equilibrios concertados.

     Una nueva distribución internacional del trabajo, con nuevas fórmulas de acumulación, en cuyo ámbito son desiguales las condiciones que caracterizan a los países industrializados, de las oportunidades reales de que disponen los países en desarrollo. Lo s primeros detentan el monopolio de la tecnología avanzada, poseen los recursos financieros suficientes y en ellos se asientan los principales agentes económicos. Por el contrario, los países históricamente dependientes sólo cuentan con una relativa independencia y capacidad para definir sus espacios económicos en función de las nuevas necesidades del mercado mundial, conducido por las potencias hegemónicas. Así, la contradicción principal en la nueva estructura internacional es la que se da entre el Norte industrializado y el Sur pobre y subdesarrollado.

     Las nuevas áreas regionales o bloques de influencia incrementarían tendencialmente el comercio y la libre circulación de capitales a su interior, y no tanto el intercambio entre los bloques. Como ha quedado dicho, el proyecto regional para la América L atina se encuentra conducido por los intereses de la potencia norteamericana.

     La revolución científico-técnica y tecnológica-informática actualmente en marcha supone una superconcentración del poder sin precedentes, además de la exclusión de los países del Sur de los frutos del desarrollo, si bien se les impone un particular mod elo tecnológico y científico ajeno a su identidad y a sus necesidades.

     Paradójicamente, esta revolución tecnológica se presenta como un desafío para las mayorías populares. Estas pueden apropiarse, por la participación sociopolítica y por el desarrollo de la inteligencia popular, de los procesos de innovación y utilizarlo s como un medio en el horizonte de un mundo más fraterno y sin excluidos. Pero también las mayorías pueden quedar por fuera de estas transformaciones, o simplemente ser utilizadas para la consolidación de las injusticias en que sólo las minorías se benefician de las nuevas posibilidades de la ciencia aplicada.

     Los cambios culturales que acontecen en el mundo tienen en la actualidad mucha semejanza con los cambios en el orden económico: las fronteras culturales se van borrando entre países, de suerte que se genera hoy una especie de "mestizaje universal", en que la cultura dominante corresponde a los países más desarrollados pero permite la subsistencia, y aun ciertos influjos de las culturas nacionales.

     Asistimos, pues, al derrumbe de una era y de un modo de civilización, que se manifiesta en todas las maneras señaladas, pero también en una "crisis de los paradigmas", o sea en la incapacidad que experimentan actualmente las ciencias sociales para proponer proyectos alternativos que llenen el vacío dejado por el derrumbe de las ideologías, en realidad, del socialismo.

     En Latinoamérica, particularmente, los efectos de este nuevo orden mundial se dejan sentir con fuerza, en especial a través de las políticas económicas de corte neoliberal y en la puesta en riesgo de la soberanía de los países que la conforman, dentro de la dinámica de globalización de la economía y de la regionalización a que ésta da lugar.

     El agotamiento de los modelos de desarrollo anteriores, basados en la sustitución de importaciones como política macroeconómica fundamental, dio lugar en el subcontinente a una profunda crisis económica de carácter recesivo, a un hipertrofiamiento del Estado, y al tremendo endeudamiento de nuestros países.

     Esta crisis del Estado "benefactor" y de las economías dependientes de Latinoamérica, dio origen a lo que la CEPAL ha dado en llamar "La década perdida de América Latina": no sólo crecimiento nulo de las economías de todos los países, sino incluso en a lgunos procesos de desindustrialización y, en todos los casos, una distribución regresiva del ingreso.

     La agudización de desequilibrios endémicos de sus economías, la progresiva pérdida de competitividad de sus aparatos productivos, su creciente marginamiento en el escenario internacional, aunados al proceso de reconfiguración del sistema capitalista mu ndial, constituyen factores determinantes en última instancia, de la necesidad de implantar "reformas estructurales" de las economías latinoamericanas.

     La izquierda latinoamericana igualmente entró en una profunda crisis tanto por su falta de capacidad para enfrentar los cambios internacionales, como por la caída de los paradigmas que le daban sustento.

     La crisis de la izquierda, de su proyecto, de sus métodos, tuvo mucho que ver con el análisis estructural que utilizaba y con el estrecho margen que dejaba a las posibilidades de acción alternativa. En este tipo de análisis, la imagen del sujeto popula r era contradictoria con el rol que se le asignaba en el proyecto de cambio: se le presentaba más como víctima inerme ante la estructura, que como sujeto de transformación de la misma. Sus efectos eran , pues, paralizantes.

     En el nivel de las masas, todo esto se tradujo en un grave apoliticismo, tanto por el fracaso político de las opciones alternativas, como por la idealización de ciertas experiencias de base que nunca llegaron a tocar las estructuras sociales marco.

     En América Latina fuimos más hábiles en la determinación de las condicionantes históricas externas sobre nuestra acción, que en la especificación histórica y técnica de nuestras propias capacidades para dirigirnos a nosotros mismos. Quizá una traba cen tral para el fin de la miseria y el desamparo de nuestros pueblos está en la capacidad de manifestarnos para dotarnos de un proyecto colectivo y de una ambición mayor en el escenario mundial.

     En este proceso, pues, de reconfiguración del espacio económico en el hemisferio americano, el reto comunitario de los países del Continente consiste en velar por la preservación y reproducción de condiciones propicias y eficaces para la estabilidad y el robustecimiento del nuevo arreglo geopolítico y económico en proceso. Para ello, para que cada uno de nuestros países pueda aprovechar el cabal aprovechamiento de sus beneficios potenciales, el país hegemónico ha planteado un estatuto de elegibilidad que contiene las condiciones para estar en el nuevo bloque hemisférico: aceptar el paquete integral neoliberal: ajuste estructural, liberalización económica, desregularización y privatización.

     Pero, al mismo tiempo, en nuestros países han visto la luz nuevas formas de movimientos sociales con nuevos sujetos emergentes. Los sectores tradicionales de organización y lucha permanecen -obrero, campesino y popular-, pero junto a ellos florecen nuevos actores sociales que se perciben agraviados por las políticas neoliberales en boga. Ahí están los ecologistas, el movimiento municipalista, las mujeres, los niños trabajadores, los cristianos comprometidos, los pueblos indios y los pequeños y medianos empresarios, entre otros.

     En el ámbito cultural existe una dinámica de derechización universal. Ideologías como la del "fin de la historia", la "Nueva Derecha" norteamericana, varios de los postmodernismos, son todas caras diversas de la ola neoconservadora que se extiende por el mundo, en especial sobre la juventud.

 

Algunos postulados propios de la ideología neoliberal

     a) El fin de las utopías: con este repetido lema se postula que los sueños y proyectos de futuro se han acabado. Lo único que cuenta es la acción inmediata. Fácilmente se alude con esto al "fin del socialismo" y de sus anhelos de una sociedad sin explotación.
     b) El fin de las ideologías: implica que sólo resta el mercado capitalista y la democracia liberal, y que toda otra alternativa no tiene posibilidad alguna en esta historia que ha llegado a su fin.
     c) La inevitabilidad del neoliberalismo: es decir, que sólo podrán acceder al desarrollo aquellos países que hagan su ajuste estructural y su modernización conforme lo dictaminan los cánones neoliberales, y, al mismo tiempo, que en el marco de la globalización mundial no es posible ningún otro tipo de desarrollo.
     d) La legitimación, por tanto, de esquemas neoliberales como las únicas y mejores alternativas para la economía mundial.

 

Efectos del neoliberalismo en América latina

     a) En lo económico

     1. La reforma estructural, que implica la reestructuración de la propiedad agraria e industrial, para transitar a nuevas fases de desarrollo, lo mismo que una política de reconversión industrial y de flexibilización de los mercados de trabajo, capitales, tecnología, patentes, investigación e información.
     2. La privatización, entendida como el adelgazamiento del Estado, una menor intervención suya en la economía -particularmenete en la producción-, la supresión del Estado Benefactor, y el fortalecimiento del capital privado y de sus organismos oligopólicos y monopólicos.
     3. El manejo financiero de las tasas de interés. La política monetaria y de precios. La desaparición del déficit fiscal y el control de la inflación.
     4. La orientación de la economía en función del mercado internacional y el aliento a las exportaciones.
     5. La apertura al capital extranjero y la internacionalización del mercado interno.
     6. Reducción de prácticas proteccionistas.
     7. Fuertes costos sociales, como la caída del salario real y mayor tasa de desocupación, por lo menos en las primeras etapas del proceso, resultado de la recomposición de los procesos productivos.
     8. La aplicación de paquetes compensatorios en las zonas y sectores más deprimidos para atender a la pobreza absoluta y disminuir el riesgo de estallidos sociales.

     b) En lo político

     1. El nuevo papel del Estado: Ya no como agente económico directo, sino como garantía de equilibrio social y favorecedor de la actuación del capital privado. Así, el articulador fundamental de la sociedad sería el mercado, y al Estado le correspondería procurar una mayor eficiencia en la gestión pública.
     2. El papel de los sindicatos y organizaciones populares se reduce al máximo. Luego de la desintegración de su papel tradicional, se convertirían en gestoras de una mayor productividad.      3. Reducción de prácticas clientelistas y populistas. La nueva divisa sería la "mayoría de edad del pueblo".
     4. Democracia moderna y representativa como preferencia para el modelo. Pero, si la democracia representativa es riesgosa en algún momento, se le limita sin miramientos. Se trata, pues, de una nueva forma de dominación distinta a las dictaduras tradicionales.
     5. La debilidad para reaccionar por parte del pueblo y de la sociedad civil. La incapacidad de la izquierda para responder. La aceptación por parte de las masas y de los sectores organizados de los programas neoliberales como algo inevitable. Incluso el apoyo mayoritario a las políticas de ajuste, independientemente del tipo de ajuste que sea impuesto, al menos en un primer momento.
     6. Relación política de subordinación a través del mercado con los países hegemónicos (léase EEUU) en el reacomodo internacional.
     7. Disminución dramática del gasto social. Caída del gasto público, principalmente en los renglones de educación, salud, y seguridad social.
     8. La libre actuación de los gobiernos neoliberales es consecuencia, en parte, de una cierta debilidad y falta de unidad de los sujetos populares y de la sociedad civil.

 

Lo nuevo del neoliberalismo

     1. Neoliberalismo - la cara moderna del viejo capitalismo

     Se trata de una forma específica del capitalismo que corresponde a la onda de globalización que crecientemente esta desarmando el capitalismo "socialdemocrata" del los 70 y los 80. Al comienzo de esta década, el colapso del bloque "socialista" permitió al sistema occidental anunciarse a si mismo como el "final de la historia". La Guerra del Golfo consagro políticamente al Nuevo Orden Mundial. Mas tarde, los acuerdos de comercio internacional (GATT/WTO), el acuerdo de Maastricht y el "Tratado de Libre Comercio" norteamericano radicalizaron este proceso.

     2. Realidades económicas nuevas

     El desarrollo extraordinario de la automatización y la tecnología inteligente han creado una situación radicalmente distinta en que inversiones nuevas están eliminando puestos de trabajo en vez de crearlos. La globalización implica un enorme crecimiento de la movilidad del capital; su concentración anivel mundial en forma de monopolios; y la ampliación de un globo financiero gigante, con una especulación que domina la economía productiva "real". El capital aumenta sus beneficios por el recorte de salarios pero es incapaz de estimular un crecimiento lo suficientemente grande y amplio para superar las tendencias de recesión económica. El mercado mundial prácticamente ha llegado a sus limites (ya no quedan colonias con mercados por invadir).

     3. El ataque al estado

     Políticas nacionales se están reduciendo a la única función de subordinar su economía a las necesidades de la competencia internacional (programas de austeridad dictados por el FMI, etc.). El rol tradicional de los estados que consiste en la capacidad regulativa de la economía (control de los créditos, intercambio monetarios, inversiones, etc.) ha quedado drásticamente debilitada o cambiado. El capital tiene la descabellada intención de reducir y/o privatizar todos los servicios públicos porque necesita encontrar nuevos "mercados" para invertir. En favor de las relaciones de mercado esta eliminando todas los demás actividades sociales. Prevalece una despolitización general. No existe ninguna discusión política, ningún proyecto de sociedad. La idea del ciudadano en si, con su horizonte universal, ha quedado vaciada de contenido.

     4. Centralización del poder

     El neoliberalismo es, por lo menos por parte, una respuesta a las luchas populares de los 60 y los 70. Bajo los regímenes socialdemocratas del Norte dificultaban cada vez mas la acumulación de capital. El neoliberalismo fue también una manera efectiva para imponer un régimen cuasi-colonial a la gente del Sur y del Este que lucharon por su liberación y que habían hecho una serie de progresos hacia un desarrollo independiente. En total, se trata de un sistema altamente planeado y centralizado. La "Organización de Comercio Internacional" (WTO) puede invalidar leyes nacionales. Los programas de austeridad en el Norte y en el Sur obedecen a las directrices del FMI, de la OCDE, etc.. Son tan detalladas que por ejemplo imponen explícitamente la restricción de la educación superior por subidas masivas de tasas de estudio, el sabotaje de los servicios públicos de salud, la reducción de los derechos de los desempleados, etc.

  Los miembros de este gobierno mundial informal incluso preveen la violencia que estas políticas generan, y como ésta puede ser manejada canalizándola especialmente hacia el plano étnico y nacionalista. (Se trata de un fenómeno general que muestra su evidencia sobre todo en los EE.UU., en la ex-Yugoslavia o en Francia.)

 

Los derechos humanos en el neoliberalismo

     Si bien los derechos humanos surgieron con el afianzamiento de la democracia y del capitalismo, los mismos no han sido inmunes al paso del neoliberalismo, donde son usados como un arma en contra de la población misma, la cual es una y otra vez engañada mediante el uso de sofismas de distracción que les prometen las políticas de Derechos humanos que prsentan los gobiernos de turno. Así, se habla de un aumento en la participación, la glorifiación del concepto de ser humano, de lo maravilloso de los derechos individuales y de la igualdad como mecanismo regulador de la inequidad, para hacerles creeer que el Estado esta haciendo todo lo posible para mejorar sus condiciones y que si estas no se logran no es a causa de la no actividad del gobierno, sino de ellos mismos por eso es importante ver el tratamiento que hacen de dichos derechos los neoliberales como adelante lo desarrollaremos.

     No es algo nuevo decir que el concepto básico de la ideología neoliberal descansa, sobre todo, en la idea de que la libertad del hombre es debida a la protección de la propiedad y al ilimitado aprovechamiento e igualmente ilimitado intercambio de los bienes producidos. En los Bill of Rights de Norteamérica y en la Declaración de los Derechos del Hombre de la Revolución Francesa ya estaban establecidos estos derechos fundamentales que hasta hoy pertenecen a las irrenunciables garantías fundamentales que otorga el Estado de Derecho. Esta es la protección asegurada por tribunales independientes de la libertad, igualdad y propiedad. Cuando el 8 de junio de 1774, el ciudadano Robespierre, armado con un ramo de flores en una mano y una antorcha en la otra, proclamó la Religión de la Humanidad en París, ya era común entre la opinión pública creer que la naturaleza divina, a la cual en última instancia le debemos todo, también encierra los poderes que prometen la felicidad y el bienestar del hombre. El reino de estos poderes sin límites automáticamente garantiza esto. La meta señalada por los economistas liberales es abolir cualquier limitación artificial del comercio y de la industria a fin de que los hombres sean libres para perseguir sus intereses individuales.

     El poder de interpretación y por ello en parte también el poder político que hasta entonces correspondía a los representantes de dios en la Tierra se trasladó, en la Ilustración, a los mediadores entre la naturaleza y la sociedad. Con la misma autoridad con la que los líderes eclesiásticos proclamaron la voluntad de Dios y supieron imponer sus intereses, ahora los revolucionarios liberales podían citar el Libro de la Naturaleza, interpretar las leyes naturales y, cuando les era posible, aprovecharlas en su favor. También se podría decir que los liberales sustituyeron a la Biblia por el Libro de la Naturaleza. Cuando antes el benevolente o encolerizado dios dirigía tanto la economía como la sociedad, era entonces la mano invisible la fuerza dinámica e impulsora que, desde atrás, arreglaba la reciprocidad de acción entre oferta y demanda (y si no, habría que preguntarle a Adam Smith que fué lo que pasó).

     La nueva tendencia de la humanidad (el Neoliberalismo, con unas muy contadas excepciones), que reconoce al hombre como único ser supremo, ha liberado sus necesidades psíquicas y sus cualidades de carácter de la tutela social, ignorando sus condiciones de desarrollo tanto históricas como sociales y, en consecuencia, las ha elevado al rango de formas naturales de expresión y existencia que no deben ser restringidas. Esta condición del hombre está libre de cualquier responsabilidad social. Perseguir sin límites sus intereses personales también quiere decir perseguir a la naturaleza inconscientemente; ahí donde domina la ley de la selva, donde el instinto lo es todo y la reflexión y la responsabilidad sociales están canceladas. De este modo, la sociedad se convierte en una sociedad de sacrificio total, es decir, el sacrificio pierde su elemento racionalizante y la masacre social lo sustituye. La naturaleza no piensa ni siente. No es un ente social.

     Además, las leyes de la naturaleza, que para el liberalismo también incluyen a la economía y la sociedad, están formuladas por un interés dirigido hacia la sumisión y la explotación. Su carácter provisional - las ciencias siempre entienden las leyes de la naturaleza como hipótesis -, el cual amplía el conocimiento de la naturaleza, esto es, la imagen que nosotros nos hacemos de ella, indica, sobre todo, el progreso de las técnicas de explotación de la naturaleza misma. Francis Bacon, quien como accionista de la East Indian Company debía saber esto, en su Nueva Atlantis deja que un representante de la Casa Salomon -una sociedad secreta o consorcio - explique las metas de la empresa: la Casa Salomon tiene la tarea de arrancarle a la naturaleza sus leyes para ponerlas a disposición del bienestar de los ciudadanos de Nueva Atlantis. Con otras palabras, leer el Libro de la Naturaleza quiere decir ganar poder sobre ella. Quien conoce su nombre aprehende sus leyes, es decir, tiene poderes sobre la naturaleza, como nos lo enseña el cuento de los hermanos Grimm del enanito Rumpelstilzchen. Para los revolucionarios liberales del nuevo orden económico, la naturaleza era un dios y un demonio al mismo tiempo; como una arcaica figura de culto que tenían que poner a su servicio.

     Sólo la acumulación de la riqueza social e individual, es decir, la ambición de fortuna -en la vida económica la persecución imperturbable de los intereses personales - automáticamente conduce a la tierra prometida. Así lo planteó en todos los casos la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica. Desde entonces, la ambición de fortuna no fue un derecho humano sino un deber.

     La idea del progreso condujo - y para entonces ya estamos en el siglo XIX - a ese concepto de evolución que formuló Charles Darwin como la ley de la supervivencia de los más aptos (survival of the fittest). Como lucha por la existencia, este principio de la evolución de las especies se convirtió en un lema empleado para la descripción de liberales procesos económicos y sociales. De todos modos, la experiencia de que cualquier progreso es el resultado de una lucha ha influido profundamente en el pensamiento y las acciones de la sociedad. Hasta hoy, no existe ninguna doctrina económica influyente que de alguna manera no tenga sus bases en el postulado de la libre competencia como fundamento del progreso, el crecimiento y bienestar sociales. Y la única ley que admite el neoliberalismo es la de Darwin pero formulada con un poco más de elegancia: el lugar del survival of the fittest ha sido retomado por el laissez faire.

     El neoliberalismo no puede existir y, probablemente no puede aplicarse, cuando no hay una verdadera democracia, cuando no hay libertad económica e individual, cuando no hay competitividad y cuando no hay respeto al trabajo y a la dignidad humana. Las medidas supuestamente neoliberales que han sido impuestas en Latinoamérica no son otra cosa que medidas estatistas mal llamadas neoliberales, que no persiguen otra cosa que facilitar las finanzas y el funcionamiento del Estado, no de los ciudadanos, al contrario, a costa de ellos.

     Por otro lado, las Naciones Unidas nacieron preocupadas por la paz y la seguridad internacionales, en no pocas oportunidades se ha discutido sobre el derecho al desarrollo, pero, se lo ha ubicado en el campo de los derechos de solidaridad, (mal denominados derechos de tercera generación). Este derecho consiste en una serie de normas (internacionales principalmente) destinadas a superar la situación de subdesarrollo de los países atrasados es un derecho individual y colectivo al mismo tiempo, que puede ser exigido a los estados y a la comunidad internacional ( a nuestro entender). Este derecho tiene una fundamentación jurídica relativamente amplia, baste citar la resolución 1803 de la Asamblea General acerca de la soberanía permanente de los pueblos sobre sus recursos naturales. Inf. Del secretario General de 1978 y declaración de la UNESCO de 1977.

     Miremos ahora algunos derechos y su aplicación con respecto a lo expuesto en los numerales anteriores de este trabajo :

     1. Nivel de vida

     El art. 25 de la declaración Universal de los DDHH (dic de 1948) dice :

     "1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios ; tiene, así mismo, derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad"

     Este artículo 25 lo que nos dice es que la cuestión de los DDHH se inscribe en la órbita más amplia del modelo de desarrollo (neoliberal) así como la relación entre el desmesurado aumento de la deuda externa, el avance de la liberalización de la economía y los DDHH, donde los ricos cada vez son mas ricos y los pobres son cada vez más pobres. Hace falta un replanteamiento más profundo de las economías del llamado tercer mundo, hacia una estrategia de desarrollo más igualitaria para hacer frente al desequilibrio cada vez más hondo en que se están sumiendo nuestas economías.

     Así mismo, la carta de Derechos Y deberes económicos de los Estados, Aprobada por abrumadora mayoría en la Asamblea General de la ONU establece :

     "B) Soberanía política y económica :

     Principios fundamentales de las relaciones económicas internacionales  a) Soberanía, integridad territorial e independencia política de los estados ; g)Igualdad de derechos y libre determinación de los pueblos ; k) respeto a los DDHH y de libertades fundamentales." Y ya vimos como se nos impone la forma de hacer comercio de una manera muy sutil, con clausulas de "países más favorecidos" o certificaciones que no buscan otra cosa que presionarnos para comerciar en las condiciones que ellos quieren y con los productos que ellos quieren.

     La Carta citada anteriormente avanza en el concepto de soberanía económica cuando señala : "Art 1 : Todo estado tiene el derecho soberano e inalienable de elegir su sistema económico, así como su sistema político, social y cultural de acuerdo con la voluntad de su pueblo, sin injerencia, coacción ni amenaza externa de ninguna clase" sobran los comentarios, El art. 2 establece "que todo estado tiene y ejerce libremente soberanía plena y permanente, incluso posesión, uso y disposición, sobre toda su riqueza, recursos naturales y actividad económica" (y sino, preguntemosle a Irak)

     Después de citar estos artículos, creemos que queda clara su pertinencia en cuanto a que el neoliberalismo y sus políticas anexas atenta contra la soberanía económica de los estados, al homogenizarlos y hacerles creer que es la panacea que cura todos los males del pueblo, pues es él quien genera graves trastornos en los sistemas económicos y políticos de los países subdesarrollados, especialmente en materia de nivel de vida, empleo y soberanía entendida como el derecho de cada pueblo a decidir su propio destino (lease condiciones impuestas por el Banco Mundial y el FMI a los paises deudores).

     La desorganización social y la radicalización política combinada con la despolitización son elementos significativos que se viven en Colombia (y también en Venezuela, Perú, Argentina y México, entre otros) debido al modelo económico del neoliberalismo.

     La desigualdad social es un problema histórico y estructural en nuestro país y la pobreza se ha agudizado con el desplazamiento masivo de los sectores medios a los sectores bajos, y su pauperización. El Neoliberalismo profundizó e incrementó la concentración de la riqueza.

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