TEORÍA PSICOANALÍTICA DE LA NEUROSIS

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1 Etiología general de las neurosis y psicosis

Freud primero planteó una teoría traumática de las neurosis, pero hubo de abandonarla debido a:

que no todos los neuróticos han sufrido traumas sexuales precoces,

que no todos los que han sufrido traumas reales, han contraído luego una neurosis y

que las experiencias traumáticas podían no ser genitales.

En las neurosis, el impulso parcial es reprimido por el yo, mientras que en las perversiones ese impulso es aceptado por dicha instancia psíquica que permite su descarga en el mundo exterior de forma directa.

Los factores hereditarios y las vivencias maternas actuarían sobre el feto, lo cual lleva a suponer la existencia de vivencias fetales que condicionarían la constitución del sujeto. Los puntos de fijación de la libido aparecen como resultado de la interacción de dos factores, derivado el primero de la constitución hereditaria y el segundo de un factor originado de las vivencias infantiles, que pueden ser tanto reales como fantaseadas.

Conjuntamente con la constitución, las vivencias infantiles determinan los puntos de fijación y ambos elementos constituyen lo que se denomina primera serie complementaria.

Los puntos de fijación así determinados son verdaderos centros de atracción para la libido madura o genital, a los que ésta regresa en cada ocasión que su satisfacción en la realidad está impedida. Cuando la libido no puede fluir libremente, en primer lugar se estanca; si tropieza con dificultades para la sublimación o si ésta le resulta insuficiente, regresa a posiciones más precoces y trata de descargarse nuevamente a ese nivel. Si también en ese plano libidinoso la satisfacción se ve impedida y la sublimación sigue siendo insuficiente, se produce en el ello una intensificación de la tensión, que el yo es incapaz de dominar en un lapso habitual, lo que desencadena angustia. La segunda serie complementaria está constituida por la predisposición y por el factor desencadenante que, cuando proviene del exterior se le denomina genéricamente frustración, frente al cual el yo se ve obligado a utilizar su mecanismo defensivo de la regresión para evitar la angustia.

Los dos elementos que constituyen la segunda serie complementaria pueden variar su importancia siempre que entre los dos sumen la magnitud necesaria como para iniciar el proceso de enfermedad.

Punto de fijación oral primario=esquizofrenia
Punto de fijación oral secundario=maníaco - depresiva
Punto de fijación anal primario= paranoia
Punto de fijación anal secundario=neurosis obsesiva
Punto de fijación fálico= histeria

La fijación es específica, en cambio el factor desencadenante es inespecífico.

La libido que ha debido regresar al punto de fijación, refuerza las tendencias correspondientes a éste, que a su vez tratan de expresarse, provocando la aparición del conflicto interno, que no es más que el choque entre las tendencias parciales reactivadas y el yo al servicio del superyó. De la confrontación de estos dos factores nace la angustia, que el yo percibe como una señal de alarma, ante la cual éste pone en movimiento sus mecanismos de defensa.

En la aparición de una enfermedad mental, influyen cuatro series de factores:

Factores del yo: su debilidad, que disminuye la función sintética y acrecienta la hipersensibilidad frente a la angustia, la cual a su vez, aumenta la movilización de los mecanismos de defensa.

Factores del ello: instintos reforzados por la regresión o por factores endógenos o exógenos.

Factores del superyó: nivel de severidad y sadismo, debido a factores sociales o de origen interno.

Factor constitucional.

Nunberg agrupó los factores etiológicos en dos series: una biológica (instintos y reacción insuficiente del yo ante ellos) y la otra social (medio ambiente), situando al complejo de Edipo entre ambas series.

Neurosis v/s psicosis

- Tienen la etiología común a la frustración, como incumplimiento de los deseos infantiles.

- Ambas fracasan parcialmente en la labor emprendida en su segundo avance, porque la pulsión reprimida no puede procurarse una sustitución completa (neurosis), ni la representación de la realidad de deja fundir en formas satisfactorias.

 

Neurosis

Psicosis

Resultado de un conflicto entre el yo y el ello, que nace de la negativa del yo a acoger una tendencia del ello y descargarla

Perturbación en las relaciones entre el yo y el mundo exterior.

El yo, obediente a la realidad, reprime una parte del ello.

El yo, dependiente del ello, se retrae de una parte de la realidad.

Se evita, como huyendo de él, un trozo de la realidad.

Se elabora y transforma la realidad.

A la obediencia inicial, sigue una tentativa de fuga.

A la fuga inicial sigue una fase activa de transformación.

Conservación del juicio de realidad.

Pérdida de realidad.

 

En la génesis de las neurosis se reconocen dos tipos de factores:

Factores esenciales: conflictos del desarrollo libidinal, disociaciones masivas, uso excesivo de mecanismos defensivos. Debido a perturbaciones psíquicas que no se relacionen directamente con alteraciones somáticas importantes.

Factores generales: predisponentes pero no absolutamente necesarios para la producción de las perturbación psíquicas, pero cuya expresión favorece. En la niñez, caen dentro de esta clasificación, todo lo relacionado con los padres, enfermedades graves y hospitalizaciones; en la vida en general, se refieren a situaciones como la cesantía, conflictos socio - económicos, aislación social, estados hormonales especiales, maternidad, etc.

 

3.2 Neurosis: formación de síntomas y beneficio secundario.

 

El término neurosis posee dos significados, el descriptivo y el etiológico. Desde el punto de vista descriptivo, se refiere a determinado tipo de perturbaciones caracterizadas por una especial conjunción de signos y síntomas, físicos y psíquicos, estructurados en diversas combinaciones. Etiológicamente el término neurosis significa la existencia de un conflicto psíquico inconciente que se expresa a través de las distintas combinaciones de signos y síntomas. Puede decirse que las reacciones neuróticas son fundamentalmente una patología de las relaciones interpersonales.

La existencia de un conflicto psíquico es la causa básica de la presencia de los síntomas y signos neuróticos pero, dada la naturaleza inconciente de dicho conflicto, los síntomas son experimentados subjetivamente como inexplicables e irracionales.

Clínicamente, una neurosis implica ya sea disfunciones somáticas sin ninguna alteración estructural y dependientes directamente de factores emocionales, ya sea trastornos psíquicos y del comportamiento no producidos por ninguna enfermedad física.

Janet distinguió dos grupos de trastornos neuróticos: la histeria y la psicastenia (obsesiones, compulsiones, miedos y fatiga). Freud distingue entre neurosis actuales (neurosis de ansiedad y neurastenia -correspondiente a hipocondría) y las psiconeurosis (histeria de conversión, de ansiedad, obsesiva y fóbica).

Podemos definir las neurosis como el resultado de la incapacidad para resolver adecuadamente los conflictos inconcientes que existen en el psiquismo. Son la consecuencia del fracaso del yo en llevar a cabo su labor de síntesis e integración en los tres distintos frentes en que ésta debe realizarse: los impulsos instintivos que provienen del ello, las exigencias normativas y prohibitivas del superyó y las presiones de la realidad externa.

El conflicto neurótico es la pugna entre uno o más impulsos que tienden a su descarga, por una parte, y las fuerzas psíquicas que se oponen a ella, por otra. Dice O. Fenichel que el conflicto neurótico tiene lugar entre el yo y el ello.

 

Causas

Las dificultades reales de la vida no bastan, por sí mismas, para producir una perturbación psíquica duradera como es la neurosis. Es necesario que, previamente a ellas, exista un factor interno determinado por la evolución infantil que las haga realmente eficaces y patógenas; por lo tanto, la frustración interna y la externa se complementan.

Podemos ver que en las neurosis, el yo intenta defenderse de los impulsos amenazadores de una manera peculiar para cada forma de aquellas. El motivo de esta defensa es la ansiedad que origina la pulsión instintiva peligrosa, así, podemos considerar que el traumatismo que se halla a la base de las neurosis es una magnitud de excitación que no puede ser dominada por el yo.

Siguiendo los planteamientos de M. Klein, sabemos que la ansiedad ante la cual el niño tiene que defenderse es la ansiedad de muerte originada por los impulsos destructivos que operan dentro de su organismo. Las reacciones agresivas ante la insatisfacción de las necesidades vitales, fundamentalmente el hambre, van seguidas de sensaciones corporales displacenteras que hacen que se proyecte la agresividad hacia el exterior, dando lugar a que el objeto sea sentido como agresivo y peligroso.

Una vez que el niño, superada la fase de objetos parciales, ha aprendido a reconocer a las personas que le rodean como objetos internos totales, los impulsos agresivos dirigidos hacia ellos continúan siendo fuente de intensa ansiedad, ya que la destrucción de tales objetos comportaría la pérdida de toda posibilidad de gratificación y de vida. Al llegar a los tres o cuatro años de edad y una vez que el superyó ha sido establecido, los impulsos agresivos de las fases oral y anal entran en conflicto con la imagen internalizada de los objetos, provocando la censura y los ataques de aquél.

 

FORMACIÓN DE SÍNTOMAS

El yo es el encargado de mediar entre los impulsos instintivos, la realidad externa y el superyó; cuando dicha mediación fracasa, el yo, en lugar de realizar una adecuada adaptación de los impulsos, crea los síntomas neuróticos, a los cuales hemos de considerar como productos de éste.

En el síntoma neurótico, el yo se enfrenta al impulso erótico y al impulso destructivo, pero al mismo tiempo intenta satisfacerlos de alguna manera. Una parte del yo tiende a gratificar las pulsiones del ello y la otra, a rechazarlas de acuerdo a las demandas del superyó.

El sufrimiento del enfermo se halla en relación con el hecho de que experimenta el síntoma a la vez como un cuerpo extraño y como parte del mismo.

La represión origina no solamente la regresión del impulso instintivo hasta su punto de fijación, sino también la regresión de una parte del yo, retornando ambos a un estadio más primitivo de su evolución. Esta parte regresiva del yo no se opone a los impulsos pregenitales, sino que los acepta y los realiza, aun cuando sea de manera disfrazada, sin que la parte evolucionada del yo pueda comprender su significado. Es decir, en toda neurosis del yo se halla escindido, contribuyendo básicamente esta ruptura a la formación y persistencia de síntomas, que significan también una tentativa de autocuración.

 

BENEFICIO PRIMARIO Y SECUNDARIO

En el síntoma se obtiene una satisfacción, aunque parcial y limitada, de los impulsos reprimidos. Esta satisfacción parcial representa el provecho o beneficio primario de la enfermedad.

El sufrimiento que proporciona la neurosis expía la culpa originada en la satisfacción de lo reprimido y, al mismo tiempo, representa una manera de sobornar al superyó para que permita tal forma de satisfacción.

El beneficio secundario es una ganancia de tipo narcisista: el yo se esfuerza en asimilar los síntomas y, en particular, en reintegrar a su organización la parte regresiva de él mismo. A partir de estos esfuerzos se desarrolla una especie de simbiosis entre el síntoma y el yo, gracias a la cual el yo encuentra cierta satisfacción narcisista en el hecho de ser capaz de restaurar de nuevo el equilibrio psíquico e integrar de alguna forma las distintas energías psíquicas del organismo.

El beneficio primario es siempre constante y es el que pone en marcha la enfermedad, mientras que el beneficio secundario no está siempre presente y, por otra parte, se establece posteriormente al desencadenamiento de la neurosis.

 

3.3 Psiquiatría dinámica.

 

NEUROSIS DE ANSIEDAD

 

Concepto

La ansiedad no debe ser juzgada como patológica, sino como una respuesta apropiada a una situación de emergencia y esfuerzo, o la anticipación de dicha situación, a través del cual el organismo se prepara para una adaptación más eficiente.

Un cierto monto de ansiedad puede producirse normalmente en una vida activa, siendo únicamente algunos individuos que la experimentan como una enfermedad que dificulta y limita su vida. La ansiedad se convierte en patológica cuando surge sin causa adecuada y si persiste en ausencia de cualquier razón conciente que la justifique.

Desde este punto de vista, podemos considerar como neurosis de ansiedad a aquellos estados no psicóticos en los cuales la ansiedad, bajo sus diversas formas, constituye el síntoma central.

En la neurosis de ansiedad ninguna forma, directa o indirecta, de expresión alivia la presión de los impulsos reprimidos. En ella, un conflicto psíquico inconciente es reactivado y, aun cuando el enfermo intenta mantener la represión, no logra el control completo de los impulsos rechazados. El individuo no está conciente del motivo de ansiedad pero sí de sus síntomas, que reflejan el miedo interno ante los conflictos inconcientes que el yo no ha podido manejar y resolver adecuadamente.

Concebimos los síntomas clínicos de la neurosis de ansiedad como el resultado de una tensión interna, difusa y envolvente, no controlada ni vinculada psíquicamente, ni resuelta por la acción. Esta tensión interna es exteriorizada de alguna forma a través de las descargas emotivas, motrices o sicosomáticas, constituyendo los que se denominan "equivalentes de la ansiedad", que pueden ser somáticos o psíquicos, sin que ello sea suficiente para eliminar la ansiedad en tanto subsiste el conflicto interno como fuente inagotable de la misma. todas estas medidas fracasan porque van dirigidas contra la ansiedad, pero no contra la causa que la provoca.

La neurosis de ansiedad es un estado en el cual el yo no ha aprendido aún a defenderse contra la ansiedad; o, dicho de otro modo, representa el primer estadio de las restantes neurosis.

 

Clínica

Subjetivamente, el individuo afecto de una neurosis de ansiedad se encuentra bajo el sentimiento de una amenaza constante. Esta espera ansiosa es tan insoportable para el enfermo, que la aparición de un peligro concreto, es frecuentemente tomada como un alivio.

Debido a la tendencia del angustiado por concretar y definir su temor, todo lo imprevisto o que requiere una adaptación, queda investido de la cualidad de malo, amenazador y peligroso.

Dentro de las variadas formas de presentación, la ansiedad aparece en dos formas, a la vez opuestas y complementarias:

Ansiedad de fondo: el síntoma esencial es la espera ansiosa, ante la que cualquier circunstancia nueva se convierte en catastrófica. Estos temores se desvanecer tan rápido como se han instaurado, fijándose en otra circunstancia con la misma rapidez. La indecisión y la duda ante una elección también forman parte de este síndrome, junto a la llamada "ansiedad irritable" por la cual todo estímulo despierta una viva reacción.

Crisis paroxísticas: En muchas ocasiones empieza la enfermedad con este fenómeno. Es extraordinariamente frecuente que se presente durante el sueño, donde el sujeto experimenta una sensación de ahogo, constricción torácica y opresión cardíaca, además del sentimiento de muerte inminente, terror e impotencia. Cuando desaparecen los síntomas, el enfermo queda en un estado de intenso cansancio y postración.

Equivalentes o crisis encubiertas: en los equivalentes somáticos se dan los mismos síntomas que en las crisis paroxísticas, pero aisladamente o asociados en pequeñas crisis. Los equivalentes psíquicos son temores fóbicos y rumiaciones excesivas que se presentan como una defensa contra la ansiedad invasora.

El enfermo escoge enfermedades somáticas como explicación racional, generalmente relacionadas con los órganos predominantes de los síntomas de ansiedad. Dado que este proceso contribuye a la represión de la verdadera fuente de ansiedad, el paciente con este tipo de mecanismo es más difícil de tratar.

Generalmente, las crisis de ansiedad se dan en la siguiente progresión:

Un sujeto con buena salud, pero con conflictos inconcientes, se encuentra con

Un factor precipitante (incremento de las presiones, movilización de conflictos o disminución de la adaptación)

Ansiedad, que origina síntomas y

Regresión y, según la disposición,

Racionalización y

Desplazamiento de la ansiedad hacia un órgano o sistema.

 

Psicodinamia

De acuerdo con M. Klein, las dos primeras posiciones del bebé determinan las fuentes de ansiedad más determinantes en la predisposición a esta neurosis.

Lo que ocurre es que la insatisfacción de los impulsos libidinosos, encargados de neutralizar la agresividad, provoca una intensificación de ésta, así como un regresión de las impulsos agresivos y de una parte del yo. La reactivación de los impulsos sádicos pregenitales es sentida como un peligro, ante el cual se despierta la ansiedad como una señal de alarma que obliga al yo a reforzar las defensas represivas, para evitar la irrupción de aquellos en la conciencia. A consecuencia de esta finalidad de la ansiedad, podemos considerarla como una de las más primitivas actuaciones del yo en su tarea de adaptación a la realidad.

La primera teoría freudiana de la ansiedad, que considera que ésta se produce por frustración de la carga libidinosa, se vincula con su segunda teoría que hace de la ansiedad un señal de alarma ante un peligro instintivo, ya que el estancamiento de la libido se convierte en un peligro debido a la defusión de los instintos y a la amenaza interna del instinto de muerte.

La ansiedad tiene la doble finalidad de defensa ante una estimulación excesiva, interna o externa, y de drenaje del sobrante de excitación psíquica debida por esta estimulación.

El contenido de la ansiedad depende del nivel de evolución de la libido, mientras que la forma depende del grado de evolución del yo. Desde el punto de vista del contenido, se puede decir que en las fases pregenitales, la ansiedad contendrá más elementos sado - masoquistas que en el estadio genital. Desde el punto de vista de la forma, se puede ver que la ansiedad en que predominan las crisis paroxísticas corresponden al estadio de máxima desorganización; la ansiedad con componentes de temblores y tensión muscular corresponde a la época en que el yo es capaz de huir ante el peligro, pero inhibida por los elementos sado- masoquistas; la ansiedad somática evidencia un estadio genital y la caracterizada por un miedo difuso sin síntomas corporales, es la que corresponde a la etapa en que el superyó está claramente diferenciado y constituye la fuente de peligro percibido por el yo.

 

NEUROSIS HISTÉRICA

 

Histeria de conversión

Se denomina conversión a un proceso inconciente a través del cual determinados conflictos intrapsíquicos, generadores de intensa ansiedad, alcanzan una representación externa simbólica. Siempre expresa en alguna medida lo reprimido y las fuerzas represoras.

Los signos más característicos de este tipo de histeria son las conversiones somáticas que se desarrollan como resultado de presiones psíquicas inconcientes. La formación sintomatológica incluye una satisfacción impulsiva y, a la vez, mecanismos de inhibición, negación y formación reactiva, así como el autocastigo.

Los signos y síntomas de la histeria de conversión son predominantemente somáticos. Pueden ser divididos en paroxísticos y permanentes, siendo cada uno de estos grupos susceptible de múltiples divisiones.

 

Histeria de disociación

En la disociación de la vida psíquica existe un aislamiento o escisión de algunos elementos del total de la personalidad, pudiendo estos elementos ser separadamente observados y estudiados. A través de este proceso de disociación se produce la inconciente separación de una idea, impulso, función o conocimiento del conjunto de la vida psíquica, de manera que la síntesis e integración de la personalidad quedan rotas.

Hablamos de histeria de disociación cuando los procesos de disociación alcanzan tal grado que no quedan únicamente en el plano inconciente, sino que se presentan como estados patológicos que, en un momento dado, afectan globalmente toda la personalidad y comportamiento del sujeto de manera franca, masiva y clínicamente evidenciable.

La disociación es una desintegrativa consecuencia de ciertos traumas o situaciones de estrés individualmente intolerables, debiendo advertirse que estos traumas y situaciones pueden ser de naturaleza orgánica o psicológica, o de ambas a la vez.

Existen cinco grupos de disociación histérica: disociación fragmentaria, en forma de despersonalización y amnesia histérica; disociación simultánea, de funciones psíquicas; la disociación alternante, en forma de sonambulismo, fugas y doble personalidad; estados disociativos de trance y, el quinto, de disociación hipnótica.

 

Personalidad histérica

Entre los rasgos más importantes de la personalidad histérica son los siguientes:

rasgos de comportamiento externo: egocentrismo, labilidad emocional, tendencia al acting - out, falta de autocontrol, teatralismo, susceptibilidad ante la sugestión, tendencia a la imitación e identificación superficial, poco interés intelectual, superficialidad e inconstancia de relaciones, dependencia manipuladora e incapacidad de amar a otros.

rasgos y mecanismos profundos de la personalidad: represión primaria y pasiva, conversión de conflictos en fenómenos somáticos, tendencia a la regresión, producción de estados de disociación, utilización de mecanismos primitivos de defensa y escasa capacidad de sublimación.

 

Psicodinamia de las neurosis histérica

Se puede decir que la inadecuada o incompleta superación de los impulsos incestuosos propios de la situación edípica les origina un agudo conflicto, por lo cual deben reprimirlos tal como hicieron con los deseos infantiles. La histeria de conversión deriva de la imposibilidad en la que se encuentra el sujeto de liquidar el complejo de Edipo y del esfuerzo por evitar la ansiedad de castración que del mismo deriva, donde la conversión es un símbolo de la castración y la representación del falo perdido.

El hecho que la conversión pueda llevarse a cabo se debe a que todas las partes del cuerpo poseen la capacidad de erotizarse y que el enfermo pueda abandonar los objetos actuales en pos de los de la infancia, realizando una sustitución de la realidad por la fantasía.

Las fantasías genitales, reprimidas por su connotación incestuosa, se materializan a través de modificaciones somáticas, por la que el síntoma representa siempre una gratificación deformada. El que el síntoma signifique un sufrimiento físico obedece a las fuerzas represoras al impulso, que hacen que el placer no se haga conciente. Lo más habitual es que los histéricos se hallen libres de ansiedad, con la aceptación característica de la "bella indiferencia de los histéricos".

Las crisis en forma de ataque psicomotor son la expresión dramatizada de fantasías de tipo agresivo y sexual, a las que subyacen fantasías predominantemente edípicas. En los dolores histéricos podemos encontrar la asociación del sufrimiento con la excitación producida por el impulso reprimido. En las perturbaciones motoras histéricas se expresa con gran claridad la lucha entre el impulso prohibido y las fuerzas represoras. El aumento del tono que acompaña a las parálisis histéricas representa una sustitución del impulso reprimido. Los trastornos sensoriales histéricos reflejan el rechazo de los impulsos y afectos edípicos.

El propósito fundamental de la conversión es el conseguir la gratificación enmascarada de un impulso inconciente y reprimido. El síntoma puede servir también al deseo de negar la existencia de un impulso o idea intolerable.

 

NEUROSIS FÓBICA

Se puede definir como un trastorno emocional caracterizado por el desplazamiento de la ansiedad sobre los llamados estímulos fóbicos, los cuales producen al sujeto un terror intenso e invencible que se conoce con el nombre de fobia.

Desde el punto de vista psicodinámico, la finalidad de la fobia es evitar la ansiedad provocada por un conflicto instintivo, mediante el desplazamiento del estímulo ansiógeno al exterior.

 

Clínica

El miedo es considerado, por la misma persona que lo sufre, como absurdo y en desproporción con cualquier peligro real. Además es necesario que se presenten comportamientos del tipo defensivo para escapar a la ansiedad que provoca el enfrentamiento con el estímulo fóbico.

Junto con el comportamiento de evitación, casi siempre encontramos medidas de afianzamiento, consistentes en que el enfermo se protege de la ansiedad, mediante la presencia de algún familiar o persona de confianza, de la misma forma que intenta no perder contacto con los lugares conocidos.

En el fóbico no encontramos una estructura característica de personalidad, aunque existen dos rasgos fundamentales en el carácter fóbico: el estado de alerta y la actitud de huida

 

Psicodinamia

La ansiedad neurótica es una respuesta arcaica, propia de la etapa de desvalimiento infantil, desencadenada de nuevo por un estímulo actual. La condición para que el estímulo actual reactive tal respuesta, estriba en su capacidad para renovar los temores infantiles de pérdida de amor del objeto, abandono y castigo, acompañados de sentimientos de desvalimiento.

Las situaciones que desencadenan la ansiedad neurótica nos muestra que ésta se halla, inconcientemente, en relación con la irrupción de impulsos reprimidos que en la infancia se sentían como provocadores de la destrucción de los objetos o de la pérdida del amor de éstos.

La vuelta a lo reprimido a través de los síntomas, puede traducirse en algunas fobias, por el hecho que la persona teme lo que inconcientemente desea y gracias al proceso de desplazamiento, esta emoción es transferida desde su fuente original a un sustituto más fácilmente aceptable. El estímulo fóbico, entonces, representa la condensación de todos los determinantes de la fobia, incluyendo los impulsos peligrosos y las amenazas de castigo provocadas por los mismos.

En todas las neurosis fóbicas existe cierto grado de regresión, especialmente utilizado en la estructuración de ésta, por la cual, los impulsos pregenitales se hallan encubiertos y mezclados con los impulsos genitales.

Klein completa la comprensión de la fobia al evidenciar que lo que yace en la raíz de la fobia es el miedo del sujeto a sus propios impulsos destructivos y a sus padres introyectados. Por debajo de ese miedo estaría no sólo el miedo a ser castrado, sino un temor más primitivo a ser devorado por el superyó, de modo que la fobia constituiría una modificación de la ansiedad perteneciente a los estadios más tempranos.

 

NEUROSIS OBSESIVO - COMPULSIVA

La neurosis obsesivo - compulsiva se caracteriza por la presencia de ideas, sentimientos e impulsos no deseados por el sujeto que, pese a los esfuerzos de éste, se imponen de manera intrusiva en su mente, acompañándose de desagrado y ansiedad. El enfermo reconoce estas ideas e impulsos intrusivos como patológicos, los experimenta como ajenos a su personalidad e intenta luchar inútilmente contra ellos.

Los síntomas de la neurosis obsesiva suelen desarrollarse sobre un tipo especial de estructura caracterológica que da lugar a la denominada personalidad obsesiva o anancástica.

Una obsesión puede ser definida como un pensamiento, idea, recuerdo, etc. no deseado por el sujeto que se que introduce imperativamente en la conciencia de éste. Se distinguen tres tipos de obsesiones:

Obsesiones ideativas: metafísicas, nosofóbicas, dudas obsesivas y escrúpulos obsesivos.

Obsesiones fóbicas: donde lo temido es el pensamiento de una situación o estímulo.

Obsesiones impulsivas o fobias de impulsión: temor a la propia agresividad.

Una compulsión es un impulso intrusivo, repetitivo e indeseado que mueve al sujeto a realizar un acto o serie de actos cuya finalidad es la de conjurar la ansiedad producida por las obsesiones ideativas, fóbicas e impulsivas. El comportamiento compulsivo se relaciona con el sentimiento de incompletud, viéndose el enfermo obligado a repetir una y otra vez el mismo acto, que adopta la forma de un ritual automático, coercitivo, riguroso y rígido.

 Personalidad obsesiva

Los individuos con personalidad obsesiva son siempre muy inhibidos en todas sus actividades, prudentes, puntuales y rigurosos en el respeto de las normas sociales. Cuando algunos de estos rasgos están lo suficientemente presentes como para ser reconocidos, hablamos de personalidad obsesiva y cuando uno o más rasgos se hallan exagerados y excesivamente desarrollados, hasta el punto que dan lugar a serios trastornos del comportamiento y de la capacidad de adaptación del sujeto, hablamos de personalidad anancástica.

La utilidad de este rasgo del carácter consiste en proporcionar seguridad al reforzar el mantenimiento, en el inconciente, de los impulsos rechazados de naturaleza hostil, agresiva o sexual, de preferencia pertenecientes a la fase anal.

 

Psicodinamia

La neurosis obsesivo compulsiva es considerada como el resultado de una regresión psíquica a la fase sádico - anal como consecuencia del conflicto edípico, produciéndose esta regresión aproximadamente a la edad de 4 a 5 años. Este proceso, junto con el empleo de los mecanismos de defensa conocidos con el nombre de formación reactiva, anulación y aislamiento, propios de las etapas pregenitales, dan lugar a la aparición de las obsesiones, las compulsiones y el carácter obsesivo.

Los impulsos no descargados ejercen constante presión sobre el sujeto, para la irrupción en la conciencia y descarga; las defensas, por lo tanto, deben mantener una constante energía opuesta para mantener la represión, con lo que queda establecido un equilibrio dinámico de fuerzas contrarias que consume la existencia del enfermo.

Los síntomas obsesivo son, pues, la expresión de los impulsos rechazados, que llegan a la conciencia en forma trasformada, y de las fuerzas que se oponen a ellos aunque, por el mecanismo de aislamiento, pierden el carácter subjetivo y se manifiestan sólo como ideas. Lo que se expresa a través de las obsesiones no son los impulsos sádico anales rechazados, sino precisamente la defensa contra los mismos o las órdenes del superyó.

Se desarrolla la neurosis obsesivo - compulsiva cuando, a consecuencia de la ansiedad originada por los impulsos edípicos, el niño, en lugar de reprimir y convertir, abandona sus impulsos genitales y regresa a la fase anal - sádica. La presión de los impulsos anales en busca de descarga origina nuevos conflictos y obliga a la utilización de otras maniobras defensivas.

El proceso de regresión sádico - anal da lugar, además, a las siguientes modificaciones en la estructura del aparato psíquico: intensificación de las tendencias agresivas (concientes o inconcientes), ambivalencia (en la anulación y bisexualidad), cambios en el yo y en el superyó (yo regresivo y superyó sádico y seudomoral), pensamiento de tipo mágico - omnipotente (rituales) y el carácter anal (rasgos caracterológicos)

 

Melanie Klein

Durante el segundo estadio oral y el primer estadio anal se establecen las condiciones para que, en el segundo de los estadios anales, se inicie ya la neurosis obsesiva, que no se hace manifiesta hasta el período de latencia. El conflicto edípico no se inicia en la fase fálica, sino que comienza en períodos más tempranos, junto al desarrollo del superyó.

Según ella, el Edipo y el superyó se inician aproximadamente a mitad del primer año de edad. Durante la etapa oral sádica, los impulsos destructivos alcanzan su máximo apogeo y, como consecuencia de las frustraciones orales provenientes de la madre, el niño dirige sus impulsos orales hacia el pene del padre.

Debido al conocimiento filogenético del coito, el bebé se da cuenta que el cuerpo de la madre ha incorporado el pene del padre y dirige sus ataques contra esta imagen combinada y, como resultado de esto, espera un ataque vengativo de parte de ellos. El conflicto edípico se inicia tan pronto como el niño empieza a experimentar estos sentimientos de odio, lo que pone en marcha la formación del superyó en base a los impulsos destructivos unidos a la incorporación parcial de los objetos oral - sádicos.

La ansiedad que tratan de eliminar los actos obsesivos es precisamente la que se centra en el temor de destruir y ser destruido.

 

TRASTORNOS DEL CARÁCTER

Los rasgos del carácter no aparecen accidentalmente ni son congénitos, sino que se desarrollan progresivamente como pautas más o menos fijas y estereotipadas de actitud y respuesta ante los estímulos externos e internos. Cualquier forma de conducta y cualquier estilo de comportamiento es el resultado de la adecuación entre los impulsos y la realidad externa a través de la actividad del yo. Todos los rasgos del carácter pueden ser reducidos:

Rasgos del tipo sublimado: son resultado de una labor organizadora e integradora del yo, logrando que los instintos destructivos queden neutralizados por los eróticos o de vida.

Rasgos reactivos (reacción caracterológica): resultado de un compromiso entre la pulsión instintiva primaria y su represión por una contrapulsión.

Neurosis del carácter: al parecer, el yo ha fracasado considerablemente en su labor mediatizadora y representa la expresión directa, o casi directa, de los impulsos instintivos originales.

 

Reacciones caracterológicas

La represión obtiene su éxito a través de las formaciones reactivas y actitudes de evitación, que se presentan del mismo modo ante diversas situaciones. Entre las reacciones caracterológicas se cuentan: la personalidad histriónica, compulsiva, esquizoide, ciclotímica, paranoide y las personalidades con problemas de dependencia.

 

Neurosis del carácter

En las neurosis del carácter se presentan trastornos menos definidos en los cuales participa todo el conjunto de la personalidad, que no son sentidos generalmente como ajenos a uno mismo, sino como egosintónicos y, por lo tanto, no producen conciencia de enfermedad. No se trata de entidades totalmente separadas, sino un predominio de diversos rasgos, impulsos y formas de comportamiento.

Personalidades psicopáticas: un psicópata es una persona cuyo comportamiento es predominantemente amoral y antisocial. Sus acciones son fundamentalmente impulsivas, irresponsables y dirigidas a satisfacer sus intereses inmediatos y narcisistas, sin ninguna preocupación por las obvias e implícitas consecuencias sociales, con ausencia de manifestaciones externas de ansiedad o remordimientos por su conducta. Se caracterizan por su atractivo superficial y buena inteligencia, ausencia de ideas delirantes o manifestaciones psiconeuróticas, inconstancia, insinceridad, falta de vergüenza, conducta social inadecuadamente motivada, incapacidad de aprender con la experiencia, egocentrismo, pobreza afectiva, falta de previsión, irresponsabilidad interpersonal, conducta fantástica y chocante, escaso suicidio, sexo impersonal y falta de persistencia.

Psicodinámicamente presentan una notable debilidad del yo, dificultades graves en los mecanismos de disociación (pobre discriminación bueno - malo, yo - no yo), un superyó primitivo, predominio de la acción sobre el pensamiento por déficit en la simbolización y sentido de realidad, supeditación del principio de realidad al principio del placer, utilización de defensas maníacas frente a la pérdida del objeto y organización narcisista de la personalidad.

Perversiones sexuales: son tipos de comportamientos dirigidos a la obtención de placer sexual con exclusión de la unión genital con un individuo de otro sexo o en el que ésta sólo es posible si va acompañada de determinadas condiciones que, en sí mismas, no pertenecen a la naturaleza del acto sexual. Interfiere total o parcialmente con la función biológica de la reproducción.

En la génesis de las perversiones, el énfasis radicaría en el proceso de fijación más que en el de regresión. Una perversión representa una defensa contra los impulsos edípicos y la ansiedad de castración; la defensa involucra una regresión de las pulsiones libidinosas y agresivas a los niveles pregenitales, de forma que se produce un incremento del sadismo y, consecuentemente, de la ansiedad, de los sentimientos de culpa y de las defensas erigidas contra una y otros, las cuales tienen la finalidad esencial de proteger a la vez al self y al objeto. La libidinización de la ansiedad, de la culpa y del sufrimiento es un método de defensa característico en las perversiones.

El yo adopta cierto fragmento de la sexualidad infantil, capacitándose para reprimir el resto de ella. El yo puede realizar esta maniobra debido, principalmente, a que el superyó es tolerante frente a esta forma de sexualidad infantil, a causa de que los imagos parentales sobre los que se ha desarrollado presentan una actitud especial frente a la sexualidad pregenital.

Homosexualidad masculina: se distingue entre la homosexualidad esencial (esencial o neurótica), la substitutiva, la latente, la facultativa y la sintomática.

Los mecanismos psicodinámicos que conducirían a la homosexualidad masculina se pueden clasificar en: provocadas por el fallo o inadecuación de las fijaciones tempranas (por identificación positiva femenina o fallo de la identificación masculina), el predominio de la fijación libidinosa con el padre, como mecanismo de defensa o adaptación, como forma de expresión de los impulsos pregenitales o como fin común a impulsos y necesidades infantiles.

Por M. Klein sabemos que a consecuencia de la frustración recibida de parte de la madre, el bebé, en algún momento dirigirá sus impulsos orales hacia el pene del padre. En los niños de ambos sexos, una fijación oral de succión al pene paterno constituiría el factor básico y primario en el establecimiento de la verdadera homosexualidad masculina. Por otro lado, si los impulsos sádicos son demasiado violentos, dan lugar a la rivalidad contra este padre tan terrorífico, pudiendo abandonar los fines heterosexuales para no tener que enfrentarlo. Mientras más ataques dirija contra la pareja parental, más difícil le resultará establecer la situación edípica positiva, es decir, rivalidad con el padre y deseos heterosexuales hacia la madre.

El acto homosexual tiene, muchas veces dos finalidades: hacer al compañero impotente frente a las relaciones heterosexuales y tomar posesión del pene del compañero para castrarlo y así aumentar la propia potencia con las mujeres.

Homosexualidad femenina: se distinguen las homosexuales facultativas, fruto de personalidades inmaduras, mujeres con trastornos del carácter, histeroides y narcisistas o de una frustración heterosexual, y las homosexuales esenciales.

La psicodinamia se puede agrupar en tres tipos de factores: intento de ser como el padre y amar a la madre desde esa postura, fijación por identificación a la madre o, como es el caso de las mujeres viriloides, por desprecio hacia la madre, identificación predominante con el padre o renuncia al padre como objeto y goce de la feminidad por sus parejas.



REFERENCIAS

Coderch, J. (1991). Psiquiatría dinámica. Barcelona: Herder.

Fenichel, O. (1974). Teoría psicoanalítica de las neurosis. Buenos Aires: Nova.

Fiorini, H.J. (1997). Teoría y técnica de psicoterapias. Buenos Aires: Nueva Visión.

Freud, A. (1971). El yo y los mecanismos defensivos. Buenos Aires: Paidos.

Freud, S. (1997). Los textos fundamentales del psicoanálisis. Barcelona: Altaya.

Racker, H. (1990). Estudios sobre técnica psicoanalítica. Buenos Aires: Paidos.

Segal, H. (1991). Introducción a la obra de Melanie Klein. Buenos Aires: Paidos.
Tallaferro, A. (1991). Curso básico de psicoanálisis. Buenos Aires: Paidos.

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