LAS LITERATURAS AMERICANAS ANTIGUAS

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Traducción del articulo de Hermann Trimborn "Die Altamerikanischen Literaturen" en Kindlers Literatur Lexikon, Volumen 2. Essays, Deutscher Taschenbuch Verlag, 1974. pp. 595-599.

 

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Gisela Jörger Weirauch
Doctora en Literatura Peruana y Latinoamericana por la UNMSM.
Traductora Pública Juramentada.
Profesora en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de los cursos de Literatura Alemana, Inglesa y Universal
Profesora en la Universidad Ricardo Palma de los cursos de Literatura Alemana. Estilística Alemana y Traducción.
Ha publicado poemarios, en español y alemán: artículos sobre Literatura y Educación; y trabajos científicos sobre Traducción, sobre la obra de José María Arguedas y sobre la Universidad Peruana y su desarrollo. Actualmente dirige la revista de poesía Adonais

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El estilo de vida de los indios americanos era muy variado cuando los europeos llegaron al continente norte y sur: en las amplias capas se había mantenido el modo económico prehistórico de recolectores, cazadores y pescadores; los pueblos agricultores que, a su vez, eran dominados por las culturas avanzadas antiguas, formaban una capa más pequeña.
La población autóctona de América del Norte y del Sur ha producido una riqueza insuperable de poesía en prosa no escrita que fue registrada por investigadores y viajeros y no por los mismos indígenas. Pensemos sólo en el tesoro narrativo que trajeron consigo, de las amplias llanuras al este de los Andes, los viajeros europeos como Ehrenreich, v.d. Steinen, Kock-Grünber, Nimuendajú, Lehmann-Nitschs, Métraux, Selladen y Zerries. Pero el bien material de muchos pueblos estará para siempre perdido para nosotros porque ellos han desaparecido. En muchos casos hay además lugar a duda de la fidelidad de la reproducción puesto que el redactor era mandado como intérprete, o, porque, en el caso de los misioneros, la timidez de los alumnos deterioraba el original.
El tesoro narrativo, legado a nosotros -con frecuencia transmitido de grupo a grupo e íntercambiado entre los pueblos- es, en su creación originaria y en la composición legada, siempre la creación de personalidades únicas, dotadas de fantasía y de forma. Encontramos en este tesoro narrativo cosmogonías y mitos, leyendas de culto, cuentos y fábulas pero también historias profanas que en parte parecen siniestras, en parte cómicas. Están incluidos elementos de lo sobrenatural, se conjuran las almas de los muertos, se presentan duendes, demonios y animales heroicos simbólicos (por ejemplo en América del Norte la corneja, el cuervo, el grajo, el visón, el conejo y el lobo estepario - el último con frecuencia en el rol del embustero astuto, del trickster). Como para el hombre, estrechamente vinculado con la naturaleza, los límites entre las diferentes formas de vida son movibles, las transformaciones de hombres en anima-les y viceversa juegan un rol grande y extraordinario; son denorninados modos de obrar "mágicos" por nosotros. Muchos cuentos contienen también un motivo "explanatorio", es decir, un motivo que explica los hechos naturales y culturales a partir de un acontecimiento prehistórico mítico.
En lo mucho común sobresalen, como explica Walter Krickeberg, rasgos marcados que otorgan a las poblaciones más grandes de América del Norte, un sello particular. Así la fantasía narrativa de los esquimales sale rara vez de un ambiente cotidiano de este mundo, por así decirlo, mientras que las tribus de América del Norte-Oeste incluyen en su tesoro narrativo el cielo y los países de la fantasía. Entre los últimos, así como también entre los así llamados pueblos de la meseta de las Montañas Rocosas Norteamericanas, los motivos etiológicos para "explicar" la estructura social están más desarrolladas que por ejemplo entre los esquimales. Entre las tribus Algonquinos, el héroe humano juega un rol mas dominante que el héroe animal. Ambos -hombre y animal- se presentan allí tanto como salvadores, como malvados arteros. Y contrario a la mayoría de las otras tribus, las poblaciones de California y de la Cultura-Pueblo Sur Oeste de América del Norte están familiarizadas con la idea de la creación ex nihilo.
Común a la poesía en prosa de los pueblos americanos primitivos, son las reflexiones sobre una "imagen del mundo" que se hacen notar a través de la alegría marcada de fabular, por regla general la expresión sencilla, y, en el aspecto formal, con frecuencia, la repetición fatigante del mismo motivo en un cuento característica que distingue también la creación manifiestamente artística de los pueblos de cultura avanzada.

MEXICANOS Y MAYAS
Las civilizaciones más adelantadas en el continente del norte que nosotros denominamos culturas avanzadas se limitaban a México Central y Sur y el país de los Mayas, lindante en el sur con Guaternala y Yucatán. La historia de estas culturas en cuyo desarrollo se alternaban numerosos pueblos se remonta 3000 años atrás. Ciertamente tenemos sólo testimonios de los periodos que han precedido a la conquista y luego de tiempos posteriores. Se destacan entre esos pueblos los grupos de los Nahua, entre ellos los Aztecas y Tlaxcaltecas pero también el pueblo artísticamente dotado de los Mixtecas (en el estado actual de Oaxaca) y los Mayas en los puntos esenciales del sur, Guatemala y Yucatán. Por el carácter jerárquico de la temprana sociedad de cultura avanzada se explica que la vida cultural constituía un privilegio de las altas capas dentro de las cuales no obstante también las mujeres tuvieron actividad intelectual. Como pensador eminente del siglo XV y personalidad multilateral nos es conocido del altiplano de México NEZAHUALCOYOTL, el "Solón de Anahuac", que gobenó en Tetzcoco desde 1418 hasta 1472.
La literatura de los pueblos culturales antiguos ha sido conservada principalmente en los escritos de la época española temprana. Debmos a ellos el conocimiento de la poesía y con ella el de la concepción mítica del mundo de estos pueblos -así también similarmente la expresión artística proporciona una imagen del mundo en las obras de pintura, de relieve en los trabajos de cerámica y de piedra. En esta literatura los mismos indígenas cuyas declaraciones encontraban acogida recepción en los informes de los españoles llegan a hablar. El ejemplo más importante en ese sentido es la obra de Bernardino de Sahún (alrededor de 1500-1590), hasta ahora aún no rescatada completamente. Pero pronto y justo en el primer siglo de la época europea, se destacan también los indígenas como creadores de literatura- no sólo en lengua española sitio en sus propios idiomas. Pensemos en los Anales de Quauhtitlan o en el Popol Vuh y los libros de Chilam Balam de los Mayas que, en su totalidad, son escritos en alfabeto latino pero en lengua india. En estas transmisiones algunas culturas no entran en consideración en absoluto, así los Totonacas de la costa norte de la corriente del golfo, los Zapotecas de la región alrededor de Oaxaca y los Chorotegas en Nicaragua. Pero de algunos otros pueblos, en cambio, nos han sido legadas escrituras ideográficas auténticas.

ESCRITURAS IDEOGRÁFICAS Y PALABRA FORMADA
A testimonios, con los arriba mencionados, pertenecen 17 originales mexicanos que según su forma son libros plegadizos (albumes Leporello); según su carácter,  libros ilustrados. Fundamental es la representación figurada, que reproduce los nombres de personas y el lugar en Composición jeroglífica pues muestra comienzos de escritura fonética. Estos originales contienen además números, datos y símbolos abstractos. Por lo tanto los manuscritos ilustrados no son una expresión verbal de pensamientos sino "literatura", sólo en el sentido más amplio; representan soportes de memoria con respecto a textos paralelos que tenían que memorizarse. Según su origen de los Aztecas, de los Tlaxcaltecas, Cholotecas y Mixtecas siendo los de los Aztecas predominantemente libros de adivinación; los Mixtecas muestran mejor acabado y tratan temas Históricos y religiosos. Sobre originales perdidos podemos informarnos con la ayuda de copias y comentarios existentes. Mientras que los códigos mexicanos son legibles, la mayor parte de los signos de las escrituras ideográficas de los Mayas esperan aún desciframiento. Sólo tres escritos se han conservado, también libros plegadizos con representación figurada, simbólica y abstracta: el Codex Dresdensis es de contenido principalmente astronómico; el Codex Persianus (París) con la descripción de ritos calendarios y el Codex Tro-Cortesianus (Madrid) son probablemente libros de adivinación.
Lo que nosotros conocemos de la literatura de los mexicanos antiguos en el sentido estricto de la palabra, es decir de la palabra formada, abarca en un juego considerablemente amplio mitos e himnos de dioses (p. ej. en Sahagún), cuentos, leyendas y tradiciones, poesías líricas y épicas, tradiciones históricas, ritos y profecías, textos sobre el arte de curar y de derecho; proverbios y pruebas de retórica, pero ninguna obra dramática. Pero sin duda existieron formas dramáticas que estaban destinadas a las fiestas de culto; Krickeberg señala que las fiestas anuales de los aztecas no sólo eran actos de culto continuos sino dramas de culto, representados por sacerdotes y prisioneros de sacrificio, reflejando temáticamente el curso de las estaciones. Diferente a los de los indios del norte, los cuentos aztecas son escenario de un mundo divino creado por una cultura avanzada que incluye los héroes de cultura y las figuras de animales que se presentan como ayudantes. Los dioses aztecas son, sea mencionado aparte, de personalidad más perfilada que los peruanos.
Como creación literaria más importante, surgieron de los países Mayas el Popol Vuh y los libros de Chilam Balam. El Popol Vuh es de los Quiché del altiplano de Guatemala (donde también se originaron los Anales cle Cakechiqueles) y fue registrado en letra latina por primera vez alrededor de 1530 por un indio bautizado que utilizó probablemente un modelo jeroglífico como apoyo de memoria. De concepción amplia y representación interesante, la obra trata de la creación del mundo, de la época de los demonios y héroes, de la época de los primeros padres y de los períodos de los reyes, desemboca pues del tiempo mítico prehistórico a la historia. En cambio Chilam Balani, las así llamadas crónicas de tribu y de aldea, son de origen maya de Yucatán del Norte, las más importantes de Chumayel, Tizimin y Maní. Aunque fueron escritas recién en los siglos XVI y XVII la riqueza idiomática antigua, el estilo y la ambigüedad de muchas palabras dificultan la comprensión.
Característica de una gran parte de la literatura mencionada, en particular la de contenido histórico, es el confluir de mito e historia. Los temas mitológicos son ricos en ejemplos para el motivo etiológico o "explanatorio". Si en los himnos y materias relacionadas se hace notar una emoción profunda, a las otras obras no les falta sentido de la realidad. Llega a expresarse la alegría sentida a causa del paisaje, de las flores, de los pájaros y la piedra preciosa, en breve, la poesía refleja una escala de sentimientos que llega desde la alegría abierta de vida hasta la melancolía abismal.

CARÁCTER DE LENGUA Y DICCIÓN
La lengua azteca es un idioma sonoro, rico en formas gramaticales. Dispone de un vocabulario amplio y de una riqueza de posibilidades de composición verbal. Su capacidad de formar conceptos abstractos expresa los matices más sutiles del pensar y sentir. La pronunciación del idioma azteca no es difícil, su entonación es armónica y clara. De este modo, como lengua de una capa políticamente dominante, podía llegar a ser una especie de lengua avanzada, sin que faltasen los desarrollos dialectales particulares, con lo que el idioma hablado en Tezcoco valía como el más selecto.
Los textos aztecas tienen características marcadamente formales, tendencia a repeticiones de igual sentido y la duplicación de los atributos aclaradores que tiene su correspondencia en la consonancia del sonido inicial y de las vocales. Del contenido llaman nuestra atención el modo de expresión simbólico y en la dicción una elocución solemnemente medida que se explica en muchos textos por la relación de culto. La retórica muestra un lenguaje elevado y un estilo rico en arabescos, sobrecargado para nosotros.
Poetas profesionales se dedicaban en las cortes de los grandes al arte del verso. El discurso está construido sobre la medida del verso trocaico cuyo ritmo probablemente facilitaba el aprendizaje de memoria. Los cantos religiosos deben haber sido, en efecto, oscuros y hasta incomprensibles para la posteridad. Otra característica importante de estos poemas es su dicción: siempre fueron cantados y representados con acompañamiento de música. (A los mexicanos, como en general a los pueblos en toda la América, faltaba, por lo demás, cualquier clase de instrumento de arco, al lado de la matraca, timbales de piel y tambores ranurados que marcaban el ritmo, tocaron instrumentos de viento: cuernos de concha y flautas, quenas y trompetas). Podemos ver comienzos de arte dramático (ver arriba) en relación con el canto, la danza, la música y el recitado, sobre todo en cómo un coro estaba frente al actor disfrazado.

AMÉRICA DEL SUR
De los pueblos culturales pre-europeos conocemos únicamente del Perú antiguo (del Perú actual y de Bolivia) un arte de verso y prosa, aparte de algunos mitos de los Musicas en la meseta de Bogotá. Está contenido en las obras de la primera época española, en las cuales muchos escritores dejan la palabra a los indígenas. Pero éstos actúan, así como también en México, inmediatamente como autores ya sea en lengua española ya en su propio idioma, es decir en este caso en quechua. De este modo se establecen contactos literarios particulares: clérigos españoles, como Cristóbal de Molina (muerto en 1586) y mestizos, como Felipe Guaman Poma de Ayala (1534-1615) o Juan Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamayhua entretejen en sus textos pasajes más o menos extensos en quechua, y Francisco de Avila redacta toda una obra para el dictado de sus feligreses en la lengua del país. Se atestiguan escrituras ideográficas de esta y aquella población de América del Sur -por ejemplo de las cuevas del istmo de Panamá- pero ninguna ha sido donservada. En las regiones retiradas de los Andes bolivianos están por cierto, aún hoy día, en uso textos de escritura ideográfica: soportes de memoria con los cuales los campesinos católicos se representaban textos (padre nuestro, catecismo, credo, entre otros) en pieles de cabra y oveja, en papeles o también en representación figurada, es decir. formados en arcilla con principios fonéticos. Pero como no se trata de una creación propia, no se trata verdaderamente de literatura. Los autores de la temprana época española afirman que en el Perú antiguo ha habido una escritura pero al respecto nos falta la docurnentación correspondiente. Quisiera señalar. en canibio, el alcance documentario de las vasijas en cientos de miles conservadas como ofrendas de tumbas, cuyo decorado, gráfico y pintoresco, así como su forma realista, son testimonios duraderos del mundo de pensamiento de sus creadores.
Junto con determinados hechos Históricos, los materiales históricos en prosa, que conocemos de los Andes del Norte y del Centro, nos han conservado también algo de la imágen mítica del mundo de los antiguos. Un rasgo característico referente a lo último es el motivo "explanatorio", repetitivo con frecuencia, Al lado de esta prosa hemos llegado a conocer también himnos y dramas, poesías líricas, cuentos, leyendas de héroes. Más pobre que la tradición de los Andes centrales parece el tesoro espiritual del pueblo de cultura de Colombia este, los Muiscas o Chibchas en los alrededores de Bogotá, legado por autores españoles. Las leyendas autóctonas que encontraron acogida como tesoro narrativo en las obras de los conquistadores, nos sirven también acá como guía en la historia. Lo natural es inseparable de lo sobrenatural, está entrelazado con las imágenes, de la creación del mundo, las hazañas de los héroes y finalmente, con la sabiduría de los sacerdotes.

QUECHUA - LENGUA DE LOS INCAS QUE HA PERMANECIDO VIVA
Pero los creadores verdaderos de una literatura son los quechuas, el pueblo antiguo del reino de los Incas cuyo talento poético no sólo se conoce de crónicas tempranas sino que se manifiesta hasta hoy en una poesía popular viva. Los quechuas son un pueblo de una capacidad espiritual considerable de adaptación y vivacidad, aficionados a las fiestas y la bebida pero también a la poesia y la música. Precisamente hasta el día de hoy se ha extendido la lengua de este pueblo peruano antiguo, más por la autoridad de los misioneros que bajo el dominio de los Incas. Seis a siete millones de habitantes hablan quechua en los paises dee los Andes desde Ecuador hasta el norte de Chile y el noroeste de Argentina y muchos mestizos y blancos dominan dos idiomas en estas regiones. No sorprende que debido a tal extensión, se formaran dialectos regionales y se originara también una lengua heterogénea indio-española llamada quechuañol. El quechua es un idioma rico en vocales, al cual algunas consonantes, pronunciadas con frecuencia "explosivamente", otorgan un acento duro, típico de las montañas. Una riqueza inimaginable causada por infijos y sufijos, le otorga un alto grado de capacidad de expresión abstrayente y las formas verbales, en particular, forman una paleta llena de matices para la reproducción de contenidos intelectuales y psíquicos. De los quechuas antiguos del tiempo precolombino, dice Jesús Lara: "Cantaron en sus fiestas religiosas, durante las siembras y las cosechas, cantaron a sus vencedores, gobernadores y héroes; cantaron a sus alegrías y su sufrimiento". Y el cronista Antonio de Herrera cita testigos oculares: "Uno o dos andan y cantan sus versos y los otros contestan con el refrán de la canción".
    En la época de los Incas, los poetas, los arawiku, un grupo particular, jugaron un rol en la corte, como autores de las canciones heroicas. Podríamos resaltar como clases de poesía al jailli, el himno religioso del cual Molina y Salcamayhua dan un ejemplo; el arawi, que era una canción predominantemente amorosa y que fue cantado y, también, el wawaki, originariamente un canto nocturno recíproco entre dos pastores. Mientras que el wuawaki existe aún hoy en forma más simplificada, el arawi desapareció en el siglo XIX. Pero se han conservado otras dos fomas que eran bailadas con acompañamiento de música: el waynu y la samacueca (hoy llamada cueca). Si bien se trata en las formas mencionadas de lírica, según nuestro conepto, dos tipos diferentes tienen rasgos épicos; el aranway con carácter de genre, en él la fábula en la cual el zorro juega un rol preferido, y el wanka, la elegía elevada. La recitación con roles repartidos. el conjunto de actores individuales y el coro e intermedio de baile y música, condujeron a los principios de un arte dramático cuya existencia es atestiguada por los cronistas tempranos. Los dramas que se remontan a la época pre-europea, se presentan aún hoy en una Liria forma más simplificada en los pueblos de los Andes. El drarna antiguo más conocido es Apu Ollantay que trata de la inexorabilidad de un Inca y la misericordia del sucesor, a raíz del amor prohibido de su general hacia una hija del emperador; Atawallpa, en cambio, trata de la llegada de los españoles y el ocaso del último monarca; Ushka Paucar trata del amor de dos hermanos hacia la misma muchacha. Junto con toda la élite intelectual de los amauta, se desintegra durante la época española también el grupo de los arawiku, pero no perece la poesía con ellos.
Entre las obras legadas de la época colonial destacamos la obra anónima Manchay Puitu, producida alrededor de 1750. Está conservada en una versión peruana y una boliviana; relata en seis estrofas el amor trágico de un párroco hacia una india joven y está lleno de melancolía profunda. El nombre de un solo autor ha sido transmitido de la época de transición entre el período colonial y la independencia: Juan Wallparrimachi Maita, nacido en 1793 en Potosí y caído en una batalla contra los españoles en 1814. Sus doce poesías conservadas, escritas en quechua puro y que muestran un sentido seguro para la forma, identifican a su autor, también en el sentido europeo, como un poeta verdadero.
Amigos de la lengua, también hoy escriben nuevamente poesías en quechua. Mencionemos acá a Andrés Alencastre y Jorge A. Lira en el Cusco así como César Guardia Mayorga en Lima. Pero ante todo una gran corriente de poesía popular lírica desemboca en el presente vivo. Riqueza de pensamiento, profundidad de sentimiento y ternura son comunes a la mayoría de los poemas. Y no les falta vigor. En los poemas amorosos, como en la lírica sentimental en general, se encuentra una tendencia a la nostalgia. Los así llamados poemas de carnaval comparten con la fiesta tan sólo el nombre, así como nosotros los entendemos; designa simplemente la ocasión para el origen de determinados versos.
La poesía picaresca y, a otro nivel, la poesía religiosa (cristiana) ocupa un gran espacio. La poesía política, en cambio, se encuentra con poca frecuencia y entonces es siempre polémica. Con respecto a lo formal se prefiere la forma retórica y en muchas coplas -la forma predominante en la lírica popular- el así llamado pretexto: la estrofa es dividida en dos partes, los dos primeros versos indican el tema en forma simbólica que se representa en el tercero y cuarto. A veces la primera parte es sólo una evocación que pinta la disposición anímica; a veces no existe relación temática alguna entre ella y la segunda. Aunque nosotros pensamos que algunos poemas no son "poéticos" de acuerdo a su sentido, no falta a una estrofa nunca el principio formal que domina la métrica y la estructura.

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