GUERRA EN ORIENTE MEDIO : LAS CONSECUENCIAS DE LA OFENSIVA ISRAELI

archivo del portal de recursos para estudiantes
robertexto.com

Abono para futuras explosiones de odio

IMPRIMIR

enlace de origen


Pocas cosas hay peores que errar y que a uno lo amodorre en ese error la complacencia de otros. Es lo que le pasa hoy al gobierno del primer ministro Ehud Olmert respecto del pantano político y humanitario que está creando con su ofensiva militar contra el Líbano; mucho —no todo por cierto— de lo que se le dice a Israel desde la gran prensa internacional es precisamente lo que no precisa oír.

Tres ejemplos sirven para graficar esta definición. En su sitio de Internet, el diario
The New York Times publicó ayer un despacho firmado por Steve Erlanger desde Jerusalén en el que se afirma que "la incursión en el Líbano le ha dado consenso político más profundo, permitiéndole proseguir una guerra que es ampliamente apoyada por el pueblo israelí", concepto que también se sintetiza en el título ("La guerra da capital político al líder israelí").

Puede ser esta una definición indiscutible —o no— pero ¿por qué en el mismo artículo se mencionan las crecientes críti cas que recibe Olmert y su "inexperto ministro de Defensa Amir Peretz" por la ineficacia de casi tres semanas de las operaciones militares anteriores en Gaza? ¿Por qué el texto alude a la incertidumbre al decir "nadie sabe cuándo el gobierno comenzará a ser criticado" sobre todo si aumentan las víctimas civiles?

Título y párrafo inicial son concesiones a
la necesidad de no aparecer demasiado crítico con Israel, de apaciguarlo por adelantado. Lo mismo puede sostenerse —segundo ejemplo— de la edición de papel de ayer del mismo diario; un editorial ("Jugando el juego de Hamas") advierte que las decisiones militares israelíes pueden servir para potenciar las agendas más radicales de Hamas y Hezbollah. A esta altura de la destrucción esta es una verdad auto evidente. Pero, aquí también hay un diezmo anticipado al apaciguamiento. En el segundo párrafo y al mencionar los ataques se incluye la siguiente definición: "Son moral y legalmente justificados".

Error: si algo está claro es que para lo que Israel inició en el Líbano
no hay justificación legal posible en el derecho internacional (comenzó una guerra no declarada contra un Estado soberano que no presentaba peligro alguno, por las agresiones de un agente subestatal, Hezbollah). En cuanto a lo moral está claro que la muerte de civiles y la destrucción de infraestructura no bélica es contraria hasta con la tradición judeocristiana en materia de ética de la guerra. Que varios líderes israelíes hayan asegurado que "le están haciendo un favor a los libaneses" solo destaca el escarnio de la situación.

El tercer ejemplo es similar.
The Washington Post publicó ayer un análisis diciendo que la ofensiva israelí "precisaba tiempo" para apreciar sus resultados, aunque en el mismo texto se dudaba de su eficacia. Error otra vez: lo que precisa es detenerse para evitar más daño futuro a la propia seguridad de Israel, no ya sólo a la población no combatiente que sufre sus ataques.

Está abonando futuras "retroexplosiones" de odio y resentimiento, tal y como lo está hace la coalición anglo-estadounidense en Irak, donde ayer mismo algunos líderes religiosos dijeron que los iraquíes no podían permanecer en silencio frente a los del Líbano. El problema aquí es que Israel —su seguridad como estado cuya existencia es justa y necesaria— merece hoy una clase de amor más duro que el que está acostumbrado a recibir.

Copyright 1996-2006 Clarín.com - All rights reserved 

LIBRERÍA PAIDÓS

central del libro psicológico

REGALE

LIBROS DIGITALES

GRATIS

música
DVD
libros
revistas

EL KIOSKO DE ROBERTEXTO

compra y descarga tus libros desde aquí

VOLVER

SUBIR