LA ANGUSTIA: FACTOR DETERMINANTE DEL ACTUAR SEXUAL COMPULSIVO

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Jaime P. Stubrin M.D. 1993. 

Este artículo fue publicado en Revista de APA :6, 1993.

Jaime Stubrin es médico psicoanalista y miembro titular de APA (Asociación psicoanalítica argentina)

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http://psicopsi.freeservers.com

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RESUMEN

 

El autor define el concepto de "neosexualidad" y justifica su uso en lugar del de perversión.

Considera que el actuar sexual compulsivo, patognomónico de las neosexualidades, se debe a la angustia básica y desbordante que padece la persona neosexual.

En el neosexual compulsivo ni el Super Yo ni el Yo pueden oponerse a la fuerza y el apremio del mandato inconciente.

Si al sujeto no le es posible llevar a cabo la actividad deseada aparece un alto grado de angustia y ésta marca la conducta.

Se destaca la actuación de la pulsión de muerte como fundamental en la actividad compulsiva.

Uno de los objetivos básicos del psicoanálisis de estas personas es el análisis prolongado, exhaustivo y profundo de la angustia con lo que se puede lograr la desaparición del actuar compulsivo.

 

****************************************************************

La compulsividad sexual es considerada un rasgo determinante para poder definir si en un sujeto dado, su organización psicopatológica puede o no ser ubicada dentro de las neosexualidades.

El uso del término "neosexualidad" se justifica de la siguiente manera: 

Dado que la palabra perversión se ha cargado a través del tiempo y de los diferentes aportes psicoanáliticos de un acento peyorativo en la medida que denota lo vinculado a la perversidad, es decir a la maldad distintos autores han intentado encontrar palabras más adecuadas para referirse a las desviaciones sexuales.

 En la Introducción a la Edición Española de Teatros de la Mente de Joyce McDougall (1) dice León Grinberg:" McDougall prefiere denominar "neosexualidades" a las perversiones sexuales, porque sostiene que estos pacientes han reinventado la sexualidad humana, cambiando las metas y los objetos, y creando una nueva escena primaria. La nueva teoría sexual inventada contiene, por supuesto, una gran carga de angustia y compulsión. Su tema central es la castración, pero el "éxito" consiste en transformar la castración en una experiencia de juego cuidadosamente controlada. Los actos de flagelación, humillación, etc. son actos sustitutivos con los que se intenta dominar la angustia de castración".

Y es Joyce Mcdougall misma quien afirma: " Sostengo que las neosexualidades deben tratar con un conjunto doble de problemas, no sólo con aquellos que están relacionados con el conflicto edípico, sino tambien con los que pertenecen al campo de la sexualidad primaria, es decir, las primeras concepciones infantiles del mundo sensual, con sus estimulaciones y frustraciones internas y externas arcaicas. En la representación neosexual los conflictos de uno y otro nivel tienen que ser hábilmente negados. Las neosexualidades sirven entonces no sólo para mantener la homeostasis libidinal, sino también la homeostasis narcisista".

 John Money (2) hallándose en la misma búsqueda que McDougall,define "parafilias" de la siguiente manera:"...[como] una condición que ocurre en hombres y mujeres y que es la de responder compulsivamente tanto para un inicio óptimo como para el mantenimiento de la excitación erótica así como para la facilitación o el logro del orgasmo, estando obligadamente dependiente y fijada a estímulos inusuales, personal o socialmente inaceptables tanto que se perciban directamente como en el orden imaginario o ideativo de la fantasía.Proviene del griego, para : más allá, erróneo y por implicación alterado, y filia: amor. El antónimo es normofilia. En la terminología legal parafilia es una perversión o desviación. En el lenguaje vernáculo es tener una sexualidad bizarra.

 Prefiero utilizar el término "neosexualidad" puesto que me parece más abarcativo que el de"parafilia", describe mejor la condición y por que además en éstas últimas no siempre está presente el amor.

 El Diccionario de la Real Academia Española (3) define los siguientes términos:

 compulsivo: que tiene la virtud de compeler

compulsión: Apremio y fuerza que, por mandato de autoridad, se hace a uno, compeliéndole a que ejecute alguna cosa.

compeler: Obligar a uno, con fuerza o por autoridad, a que haga lo que no quiere.

 

Para Corominas (4) compeler es: "obligar". Tomado del latín compellere: empujar en bloque, acorralar, reducir (deriva de pellere:empujar). La derivación es Compulsión "acción de obligar". Del latín compulsare: hacer que dos cosas choquen una contra otra.

 Las ideas que estas definiciones sugieren son las siguientes:

el sujeto que tiene una actividad compulsiva siente un apremio y una fuerza que lo empuja (lo compele) a ejecutar una acción.

Es decir que se siente obligado a llevarla a cabo. Pero esa acción que debe realizar es algo que el sujeto no quiere hacer.

Cuando pensamos en un sujeto neosexual se hace clara la distinción de Corominas: hay una lucha intrapsíquica. La noción "hacer que dos cosas choquen una contra otra" habla a las claras de una lucha entre instancias psíquicas. Una que obliga y la otra que se niega.

Así aparece que el apremio, la fuerza, el mandato de autoridad es nada menos que el pulsionar inconciente. El que niega deberá ser el Super Yo que le dice al sujeto que aquello a lo que es mandado no es bueno para él o que es peligroso, o aún el Yo que vincula al sujeto con la realidad y que apelando al mecanismo de defensa del Juicio de Condenación impulsa al Yo a poder decir que no.

En el neosexual compulsivo, ni el Super Yo ni el Yo pueden oponerse a la fuerza y el apremio del mandato del Inconciente.

El sujeto desea y algo le dice que no debe o que le es peligroso y dañino. Pero no puede contra esa fuerza y debe someterse al mandato.

Es posible que el sujeto esté sometido a un Super Yo sádico que lo impulsa al accionar compulsivo y peligroso. Quizás nos enfrentemos aquí tambien al aspecto masoquista del sujeto por el cual tambien puede llegar a la obtención de placer y aún a la idea del masoquismo autopunitorio.

Digo en otro lugar (5) : "El acting-out es nuevamente un engaño masoquístico del Super Yo, ya que es vivido como un predominio del principio de realidad - este último impondría un duelo no tolerado por el Yo- y que aparentemente lleva a una descarga de tensiones que amenazaban con perturbar el equilibrio interno (vivencia de destrucción)".El engaño masoquístico le hace creer al sujeto en la inexistencia del peligro.

Antes dije que la acción compulsiva es algo que el sujeto no quiere hacer.

 Pero ese no querer es muchas veces inconciente.

 Lo que aparece en la conciencia es el deseo, la búsqueda de placer, aunque finalmente se encuentre con mayor vacío interior.

En otras se dice "no debo" pero hay un poder interno que lo empuja al que no puede vencer.

Esto coincidiría con el pensamiento de otros autores cuando hablan de una posible falla en la organización del Super Yo en las neosexualidades rigidamente establecidas.

 El Vizconde de Valmont (Las amistades peligrosas (6)) dice, cuando se le sugiere que abandone su compulsividad a seducir sexualmente que eso está más allá de si mismo.

 La compulsividad, el accionar compulsivo que está atado a la conducta sexual se presenta de la siguiente manera: aparece espontaneamente en el sujeto y surge un alto monto de angustia si no le es posible llevar a cabo la actividad sexual deseada.

Un paciente heterosexual relataba que debía tener cuatro o cinco relaciones sexuales por día con mujeres diferentes. Despues del coito la primera imagen que le aparecía era cómo podía hacer para desprenderse de esa mujer y la fantasía era arrojarla por la ventana.

Si no lograba cumplir con su promedio diario se sentía invadido por angustia intensa, desazón y sensación de sin sentido.

El análisis pudo poner en evidencia que el paciente había fetichizado su propio pene en erección al que debía ver así repetidas veces transformándose en el garante de su sexualidad vigente (controlar la fantasía de impotencia) y la garantía de la no homosexualidad, es decir,fundamentalmente evitar la aparición de la angustia (de castración).

 Otro paciente que he descripto (7) se masturbaba compulsivamente varias veces por día y en diferentes lugares : su casa, la oficina, en el baño de casas de amigos a las que concurría invitado, a la vera de la ruta que lo llevaba a su campo, etc. Manifiestamente prefería la masturbación lo que de alguna manera le permitía creer que podía luchar contra sus deseos homosexuales. Pudimos entender que esta actividad compulsiva era llevada a cabo cada vez que sentía angustia. Oviamente era una persona que vivía casi permanentemente angustiada. Este aspecto podria confirmar la hipótesis de Socarides (8) cuando habla de una angustia básica en la estructuración de estos sujetos.

Mi paciente obtenía así momentaneamente cierta estabilidad narcisística y libidinal (2) que estaba para él siempre en situación de riesgo.

 La pregunta que uno se debe formular es cómo y por qué surge la compulsividad.

 

La hipótesis que planteo en este trabajo es que la compulsividad surge siempre provocada por la angustia.

 

En el sujeto con actuar sexual compulsivo la angustia proviene de diferentes lugares, motivos y circunstancias.

El escritor francés Jean Genet, a quien por sus obras y los conocimientos que de su biografía tenemos podríamos ubicar dentro de las neosexualidades, dice en una de sus novelas (10) :" Yo no era sino un prolongado gemido silencioso", frase sumamente clara que demuestra un permanente estado de angustia desvastadora.

Además de lo señalado acerca de la concepción de Socarides respecto de la existencia de una angustia básica en las personas neosexuales o aquellas que no lo son pero que aparecían como tales en el comienzo de un análisis, existen múltiples fuentes generadoras de angustia.

En general podemos observar estas conductas compulsivas junto al sentimiento de angustia en pacientes homosexuales que consultan justamente por un sentimiento inabarcable (no ligable) de angustia desbordante.

La angustia puede ser sentida como tal, es decir, reconocida por el paciente que la puede nominar de esa manera o por diversos sustitutos entre los que sobresale la sensación de vacío interior, de pérdida de los límites propios, de baja en la autoestima, de terror,etc.

Pero al sujeto le es muy difícil (si no es a través de su propio psicoanálisis) vincular su actividad compulsiva con su angustia como eje motivador de la misma.

 

La angustia no ligada, no reconocible como tal, sin algún grado de elaboración , se transforma en acto.

 

La persona sale a buscar compulsivamente una relación sexual como si una fuerza demoníaca lo poseyera. Está más allá de ella.

No debemos olvidar que los pacientes homosexuales que conocemos o que se han descripto son justamente eso, pacientes. Es decir que sufren no sólo por su homosexualidad sino tambien por otros aspectos de la estructuración psicopatológica que posean.

Pero además en muchísimos homosexuales la homosexualidad misma es generadora de angustia.

La vida en marginación, el ocultamiento y la discriminación por parte de la sociedad en la que viven serían causas suficientes.Sin embargo se deben agregar aquellas propias de los sujetos: el intenso odio que sienten por sí mismos por el hecho de ser distintos, sentirse diferentes y confirmar que los demás tambien sienten eso hacia ellos (homofobia). El resentimiento hacia los padres a los que muchas veces reclaman "haberlos hecho así".La vergüenza y la autodenigración son elementos que en general no faltan.La fuerte idea de que no serán nunca queridos no los abandona.
 

Todo esto produce intensa angustia y la angustia lleva a la compulsividad como búsqueda de algo que rellene el vacío interior pero también como castigo.

 

Ese vacío interior hace que muchas veces la actividad del sujeto, en la búsqueda de un partener aparezca como si estuviera a la búsqueda de una droga. Esto es lo que denominamos utilización adictiva de un sujeto por otro, teniendo la misma fugacidad que el efecto de un fármaco. Es por eso que la acción compulsiva vuelve a repetirse una y otra vez, incansablemente.

Un paciente relató que una vez bajó del tren en que iba, entró al baño de una estación y le realizó una felacio a un hombre que estaba allí. Volvió a subir a otro tren y unas estaciones más adelante volvió a repetir la escena sin darse cuenta, hasta que el otro se lo dijo, que había sido con el mismo hombre.

 El grado de riesgo a que suelen exponerse en su búsqueda frenética- con cierta pérdida del control del afuera- está vinculada a lo que yo considero que es el monto de pulsión de muerte que sobrellevan. Esta consideración acerca del montante de la angustia de muerte permite además tener una idea de la gravedad del cuadro clínico de que se trate.

 Un paciente que cuando se siente angustiado (cosa sumamente frecuente) pasa largas horas en los baños públicos relataba lo siguiente: "Cuando estoy angustiado sólo puedo buscarme un groncho; es como decirle *Vení, haceme mierda*. En los baños todo es impersonal, sin afecto. Cuando se está en el centro de la angustia sólo se puede tener un sexo morboso, de casi ficción, impersonal. La angustia me baja las defensas y me bloquea. Me evita la conexión con un ser humano como tal. Uno no conecta con el otro. Cuando se está con angustia, en la cama sólo se puede ofrecer un bajón".

En estas ideas está implícita la fantasía del suicidio para terminar con la angustia y tambien como "justo" castigo.

 En relación a la pulsión de muerte a la que hacía referencia, un jóven de veintidós años, homosexual, me relató que siente tanto odio hacia si mismo que decidió contagiarse el SIDA. A partir de esa decisión entró en un actuar frenético y promiscuo y logró su cometido.

La promiscuidad es desesperación. Es angustia desesperada que no puede ser tramitada sino por medio de la destrucción.

La homofobia propia del sujeto así como la provocada por el medio social son generadoras de culpa y angustia.

La culpa fue considerada durante mucho tiempo por diversos autores como un dato positivo para obtener el objetivo terapéutico, que era llegar a cambiar la orientación del deseo del objeto sexual del paciente pero esta actitud sólo incrementan la homofobia, la culpa y la angustia y son generadoras por si mismas de actitividades sexuales compulsivas.

Muchas veces lo que parecía ser un éxito terapéutico no era más que el sometimiento del paciente al deseo del analista o la constitución de un falso self.

Así podemos agregar aquí la aparición del resentimiento a la lista de motivaciones de compulsividad tanto como del incremento de la angustia.

La culpa no puede ser nunca terapéutica en la medida que lo que aparece siempre frente a ella es la necesidad de castigo.

La culpa ha aparecido frecuentemente vinculada a la egodistonía, es decir al hecho de que el homosexual se sienta a disgusto con su propia condición. La egodistonía era tambien un signo considerado como propicio para que el homosexual cambiara de orientación.

En el DSM III (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) la homosexualidad aparecía ubicada entre los desórdenes psicosexuales, aunque sólo para la homosexualidad egodistónica. En el DSM III revisado (11) esta referencia ya no existe con la siguiente aclaración:"Esta categoría ha sido eliminada por varias razones. Esto sugiere para algunos que la homosexualidad misma era considerada como un desorden. En los Estados Unidos la mayoría de las personas que son homosexuales atraviesan primero una fase en la cual su homosexualidad es egodistónica. Más aún, el diagnóstico de Homosexualidad Egodistónica ha sido raramente usado en forma clínica y hay sólo algunos artículos en la literatura científica que usan este concepto".

La búsqueda frenética del partener (cualquiera sea: la propia mano,el otro del mismo o de distinto sexo, el castigo recibido o provocado o sólo la marca dejada por él, el terror en una mirada, etc.) entra en un espiral vertiginoso en el cual el sujeto muchas veces pierde noción de sus propios límites. Un buen ejemplo de este tipo de actividad signada por la angustia es el historial de un paciente que describe Masud Khan (12) que había fetichizado el prepucio de hombres jóvenes. Su desesperada actividad lo ponían con frecuencia frente a situaciones de peligro.

El deseo con el encuentro de aquello fetichizado se va haciendo cada vez más desesperado en una búsqueda inagotable cada vez con mayor riesgo.

Esto me ha llevado a pensar que es la angustia misma la que se halla erotizada.

"Hay un mecanismo entrópico entre la angustia y la erotización en donde ambos elementos se retroalimentan mutuamente. A más angustia más erotismo ( y deseo) y cuanto mayor es el monto de erotismo se genera más angustia lo que vuelve a poner al circuito en movimiento" (13)

Esta búsqueda compulsiva aparece muchas veces vinculada a primeras situaciones de pérdida relacionadas con el temor y/o el riesgo a la pérdida del vínculo con la madre de la primera unión simbiótica.

El temor a la desunión puede provocar el deseo de la propia desaparición física."Si un hombre homosexual sólo puede excitarse y obtener placer _en plena época del SIDA- cuando el partener lo penetra sin utilizar preservativo, no es difícil concluir que la angustia erotizada prevalece, que su juego se da en el desafío a la muerte a la que tambien desea" (13).

Dentro del marco de este tipo de activides se puede establecer la diferencia entre placer y goce, siendo este último subsidiario de la pulsión de muerte.

Si Eros manda estar vivo,el jugueteo con la muerte y el vencimiento (¿) de la misma son en si mismos provocadores de excitación.

Entonces podemos ver que no sólo la angustia se halla erotizada sino tambien la muerte y el desafío a la misma. Esto lleva a estas personas a tener un comportamiento compulsivo con el consiguiente juego del "me muero-no me muero" absolutamente típico de las neosexualidades rigidamente organizadas, es decir aquellas de acción sexual inevitable.

La impulsividad de la acción, motivada por la urgencia del deseo, impide la mediatización y la reflexión.

A veces es tal el grado de riesgo a que se exponen estas personas que prevalece la idea de Glover (15) de que las perversiones son el negativo de las psicosis.

La mayoría de las personas homosexuales que consultan con un psicoanalista no lo hace para cambiar su orientación sexual sino por otros padecimientos, en especial su angustia y su compulsividad. A ambas la acompañan y/o la generan su intensa homofobia.

Si alguien se acerca al psicoanálisis en busca de cambio de orientación sexual, el analista no habrá de negarse a ello ni a recorrer juntos ese arduo camino, pero deberá -eticamente- adelantarle que las posibilidades de alcanzar la meta aparentemente deseada son escasas.

No debemos olvidar que las teorías sobre la homosexualidad se han realizado sobre pacientes en tratamiento. Es decir personas que padecen un sinúmero de patologías diferentes y que por supuesto no definen a la homosexualidad. Recordar que son más los homosexuales que no están en tratamiento que los que sí lo están no es superfluo.

Si las teorizaciones propuestas fueran ciertas y finalistas, el éxito en el cambio de orientación del objeto del deseo se lograría en un número importante de casos, como sí se logran cambios, mejorías y curaciones con otras patologías psíquicas (histeria, neurosis obsesivas, estados borderlines, etc.). La clínica demuestra que este objetivo está muy lejos de ser alcanzado cuando no imposible.

 Con lo que los analistas nos encontramos siempre es con la angustia, la culpa, la acción compulsiva, el resentimiento y la homofobia.

 Cito aquí a Freud en Tres Ensayos (16): " Según mi experiencia, quien es mentalmente anormal en algún otro aspecto,por ejemplo en lo social o lo ético, lo es regularmente tambien en su vida sexual. Pero hay muchos que son anormales en su vida sexual, a pesar de lo cual en todos los otros campos responden a la norma y han recorrido en su persona el desarrollo de la cultura humana, cuyo punto más débil sigue siendo la sexualidad".

 Volviendo a la angustia como promotora del accionar compulsivo, relataré algunos comentarios míos y una viñeta de un paciente, como ya lo he hecho en el libro "Sexualidades y homosexualidades" (13):

" El baño parece un lugar de juego al que le atribuimos el valor de un espacio transicional.

Lugar de juego (quizás interdicto en la primera infancia), lugar de intercambio en donde el afecto está practicamente desaparecido; está al servicio del reconocimiento del si-mismo, de sus propios límites. La presencia allí y cierta actividad sexual le proporciona o reestablece su equilibrio yoico y narcisístico con la posibilidad de readquirir la capacidad de catectizar libidinalmente un objeto.

Carlos, un hombre de treinta y cinco años, de alto nivel intelectual y que ejercía su profesión con dificultades, decía:

** En el baño yo no integro el afuera, me integro a mi mismo. A partir del momento en que eyaculo me voy porque ahí no tengo nada que hacer. Es un lugar de mierda, para cagar o mear. Pero antes de entrar siento la sensación del juego; antes de entrar lo disfrazo, le quito la suciedad. Adentro carezco del estado de dispersión en que habitualmente vivo y eso me genera como un alivio. La imagen de mi que yo evoco desde aquí estando en el baño es de estar muy enfermo ¡eso es una mierda! y es irreconciliable con la posición de estar adentro y sentirse no disperso.

En el baño entro en una situación onírica. En realidad es como ir a jugar. Como lo que supuestamente los chicos deben encontrar cuando van a jugar.

Cuando descubrí el baño habré descubierto el juego.

En realidad el baño es un lugar tranquilizador, porque allí no registro el temor,allí me siento todopoderoso.

Jugar a perder la identidad y luego recuperarla es excitante.

Fuera del baño yo me siento atomizado, astillado."

Observamos que siempre en estos casos que la erotización del riesgo y la angustia están vinculados.

Las situaciones de alto riesgo por las que muchas veces pasan estas personas, son una forma de castigo por la culpa y la autodescalificación de las que son objeto, provenientes de la angustia que los inunda.

Ya mencioné la forma de retroalimentación entre la angustia y el erotismo.

Junto con las conductas promiscuas, en si mismas peligrosas, es frecuente hallar en los neosexuales comportamientos que los llevan a enfrentar situaciones de alto riesgo. Desde la búsqueda compulsiva de parteners ocasionales en lugares donde muchas veces son asaltados, golpeados,etc. o donde la vida misma está en juego hasta la puesta en escena de un ritual sexual en el cual el riesgo es de alto voltaje. En todas estas manifestaciones es el peligro mismo el que está erotizado (13).

Los desafíos y sobre todo aquellos que exponen la vida del sujeto implican un interjuego con la pulsión tanática siempre presente. Lo que acerca al sujeto al goce es el vencimiento de la muerte amenazante.

 La angustia es la que marca la conducta.

 El psicoanálisis ha demostrado que en todos los neosexuales está siempre presente un determinado monto de angustia siendo ésta la que determina la modalidad de la conducta del sujeto.

El monto de la angustia presente depende de una angustia básica y original, estimulante y generadora de la organización neosexual en tanto está vinculada a la relación primordial y simbiótica con una madre engolfante y simbiotizante que no permite la separación y la individuación hasta la presencia de una angustia social por ser y sentirse diferente y perteneciente a una minoría excluída y denigrada con la cual el sujeto obviamente está identificado.

 La sensación de vació y el temor a no ser queridos que he señalado, es explicado teóricamente en el artículo "Notas acerca de la angustia"Abadi, M.et.al donde (19) dicen: "Así la angustia aparece como la vivencia frente a la pérdida del objeto. Aquí se pone el énfasis en la dimensión de lo faltante..."

Y más adelante:"...la idea de la angustia como descarga de libido ( o de algo que fue libido), postulación que no siempre nos parece clara en la obra de Freud, porque otras veces pareciera que la angustia se debe a que el sujeto no puede descargar la libido..."

En este mismo artículo Abadi et.al mencionan el concepto de la vivencia de la angustia como algo placentero y la posibilidad de una adicción a ella.

 Vuelvo a citar a Carlos:" Cuando estoy al pedo y vacío, a mi un baño me ancla.

¿Por qué voy a dejar los baños si son lo único que me producen la única pasión que tengo?

El baño es el que genera excitación, cosa que no sucede en una cama; en una cama hay algo que tiene que ver con lo sádico.

Esta es mi enfermedad; la excitación de lo que es sórdido, de lo que es clandestino, de lo que es peligroso. La excitación no me la provoca lo que es Hogar Dulce Hogar.

No me cabe duda que todo esto es angustia.

 

Lo que hemos observado reiteradamente es que en las personas que no padecen angustia o esta es tolerable, desaparece la tendencia a la promiscuidad, al riesgo y a todas las manifestaciones de la conducta pregenital del sujeto.

La presencia de enormes montos de angustia no ligable anula la posibilidad de la función de la angustia señal, que les permitiría evaluar los riesgos. Esta angustia anula la puesta en marcha del juicio de condenación. El sujeto no puede decirse "no" a si mismo.

Así Freud comenta (20) :"En un análisis de la angustia realista, la redujimos a un estado de atención sensorial incrementada y tensión motriz, que llamamos apronte angustiado. A partir de ese estado se desarrolla la reacción de angustia. Serían posibles dos desenlaces en él. O bien el desarrollo de angustia, la repetición de la antigua vivencia traumática, se limita a una señal, y entonces la restante reacción puede adaptarse a la nueva situación de peligro, desembocar en la huida o en acciones destinadas a ponerse a salvo,o bien lo antiguo prevalece, toda la reacción se agota en el desarrollo de angustia, y entonces el estado afectivo resultará paralizante y desacorde con el fin para el presente".

Y más adelante:"Y por cierto parece que el desarrollo de angustia fuera lo primero, y la formación de síntoma lo posterior, como si los síntomas fueran creados para evitar el estallido del estado de angustia" y termina la conferencia diciendo: "Por suerte, las pulsiones agresivas nunca están solas, sino siempre ligadas con las eróticas. Estas últimas tienen mucho para mitigar y prevenir en las condiciones de la cultura creada por el hombre".

 El baño tanto como el partener ocasional, actúan como el objeto de la adicción, al que se busca para la obtención de un placer fugaz.

Así dice Joyce McDougall (9):

"El aspecto repetitivo y compulsivo se aplica a todas las sexualidades adictivas. La persona atrapada en estas redes de la ilusión escogerá siempre el acto mágico y su cualidad dolorosamente compulsiva, en lugar de encararse con su angustia y sus perseguidores internos" y agrega:" Desde el punto de vista económico,la mayoría de las creaciones neosexuales tienen un carácter semejante a la droga: se utilizan para huir de los estados psíquicos dolorosos y reparar las fisuras en el sentimiento de identidad, sí como para satisfacer las mociones pulsionales".

 Desde el punto de vista clínico es importante destacar que en estos casos uno de los objetivos básicos es -obvimente-el análisis prolongado, exhaustivo y profundo de la angustia.

Esto llevará sin dudas a la modificación de las conductas que esa angustia genera.

Así podemos ver en el caso mencionado del fetichista del prepucio, cómo Masud Khan trabajó sistematica y analiticamente la angustia de su paciente y una vez que esta hubiera disminuido y/o desaparecido, cómo la búsqueda desenfrenada de su paciente desapareció. Su paciente encontró una pareja estable y volvió a encontrar los límites a su propio Yo.

Algo similar ocurrió con Carlos.

La angustia analizada de esta forma y observada desde todos los puntos de vista (dentro de las posibilidades humanas, técnicas y téoricas que un analista posee) posibles en el tratamiento, disminuyó en su intensidad en forma notable.

Tanto que Carlos no sólo dejó de frecuentar los baños sino que conoció en otro ámbito a un hombre con quien comenzó una relación estable lo que significó la concreción de un viejo anhelo.

Claro que en determinados momentos de angustia, vuelve a aparecer el deseo de entrar a un baño. La diferencia era que sólo actuaba como espectador. Luego fue capaz de decirse "no", lo que le proporcionaba gran alivio.

 Aquí surge un problema teórico.

Si tanto Carlos como el paciente de Masud Khan fueron diagnosticados de entrada como neosexuales, y a través del análisis de las conductas y fantasías concientes e inconcientes estas se modificaron y la compulsividad desapareció así como la ritualización del acto ¿ dónde quedó la neosexualidad?

Ante aquello que parecía una rígida estructura neosexual surge la posibilidad de que -sin que se modifique el objeto del deseo- desaparezca la neosexualidad.

 "Por supuesto que aquí nos enfrentamos a tener que aceptar que existen gradaciones en la rigidez de la organización y que quizás dicha rigidez esté fundamentalmente basada en el monto y calidad de la angustia sobre la que se sustenta". (13)

 La actividad analítica debe ser sólo eso. Analizar. Teniendo en cuenta que en lo aquí descripto, la angustia juega un papel fundamental.

El objetivo será no el cambio de la orientación sexual de la persona sino la disminución de su angustia para poder- como propone Freud- transformar la miseria humana en sufrimiento cotidiano y aumentar la capacidad de trabajo y goce del sujeto.

 "El análisis de la actitudes promiscuas y/o peligrosas será un tema recurrente en las sesiones; debiendo estar el analista siempre atento a sus propias pautas de valor y preconceptos para evaluar un situación y actividad ajena". (13)

 

BIBLIOGRAFIA

 

19. Abadi, M., Jaite,M. y Suarez,B. 1976. Notas acerca de la angustia y su conceptualizacion en un seminario. Rev.APA.: Tomo XXXIII/3

4. Corominas, J. 1980. Breve Diccionario Etimologico de la Lengua Castellana. Editorial Gredos. Madrid.

6. Choderlos de Laclos. Las amistades peligrosas. 1982. Ed. Bruguera.

3. Diccionario de la Lengua Española. 1970. Real Academia Española. Madrid.

11. DSM III revised. 1987.American Psychiatric Assn. Washington DC

16. Freud.S. 1905. Tres Ensayos de Teoria Sexual.Amorrortu Editores.

20. Freud.S. 1932. Conferencia 32. Angustia y vida pulsional. Nuevas Conferencias de introduccion al psicoanalisis. Vol.XXII. Amorrortu Editores.

10. Genet,J. 1953 (1991) Pompas Funebres. Editorial Debate.

15. Glover, E. 1960. The Roots of Crime. International Universities Press.

12. Masud R.Khan,M. 1979. El fetiche como negacion del self. Ediciones Nueva Vision.

1.9.21. McDougall,J.1985. Theaters of the Mind. Basic Books.New York.

2. Money,J. Gay, Straight and in-Between. The Sexology of Erotic Orientation. 1988. Oxford University Press.

8. Socarides, Ch. W. 1978. Homosexuality. Aronson. New York.

5. Stubrin,J.1976. Drogadiccion: Identidad y menlancolia. Cuadernos de Psicoanalisis. Organo Oficial de la Asociacion Psicoanalitica Mexicana. Vol. IX. Numeros 2 y 3

7. Stubrin, J.1990. Comments on the Choice Between Perversion and Psychosis: A Case of "Neosexuality". en The Homosexualities. Reality, Fantasy and the Arts. Edited by Ch.Socarides and V. Volkan. International Universities Press.Inc.

13. Stubrin, J. 1993. Sexualidades y Homosexualidades. Ediciones Kargieman.

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