PRIMER ENSAYO SOBRE LA POBLACIÓN

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Después de la aparición del "Primer Ensayo sobre la población" (1798), se han atribuido a Thomas Robert Malthus ideas y planteamientos que no realizó.

Así, cuando el llamado Club de Roma enfatizó los límites absolutos de la tierra en lo que se refiere a la disponibilidad de recursos naturales - incluyendo los agropecuarios - se le calificó de malthusiano.

Por otro lado, cuando gobiernos y entidades del más diverso tipo (sobre todo norteamericanos) promueven el control de la natalidad se suele decir que son malthusianos o neomalthusianos.

Sin embargo, Malthus estuvo lejos de proponer el control de la natalidad a través de medios artificiales y más lejos aún de propiciar una acción gubernamental en este campo; probablemente la intervención gubernamental le hubiera parecido detestable. No olvidemos que Malthus fue partidario de limitar drásticamente la acción del Estado, llegando a decir que "toda interferencia excesiva en los asuntos personales es una forma de tiranía" ("Primer Ensayo sobre la población", Alianza Editorial, Madrid 1970; p.101).

Pero también Malthus estuvo lejos de afirmar que los recursos naturales habían de agotarse o que la capacidad productiva de la tierra encontraría pronto su límite.


La tesis de Malthus

 Malthus expresó su tesis en los siguientes términos "afirmo que la capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad de la tierra para producir alimentos para el hombre. La población, si no encuentra obstáculos, aumenta en progresión geométrica. Los alimentos sólo aumentan en progresión aritmética. Basta con poseer las más elementales nociones de números para poder apreciar la inmensa diferencia a favor de la primera de estas dos fuerzas". (Ibidem, pág.53).

Graficando su planteamiento, nuestro autor imagina lo que ocurría en la Gran Bretaña en el supuesto que estas dos fuerzas jugaran libremente. Para ser más exacto, en el supuesto que el aumento de la población no encontrara ningún obstáculo, expandiéndose geométricamente por un largo período. Al respecto, supone que la población se duplicaría cada 25 años, lo que corresponde a la experiencia norteamericana de fines del siglo XVIII.

"La población de nuestra isla - dice Malthus - es actualmente de unos siete millones; supongamos que la producción actual baste para mantener esta población. Al cabo de los primeros veinticinco años la población sería de catorce millones, y como el alimento habría también doblado, bastaría a su manutención. En los veinticinco años siguientes la población sería ya de veintiocho millones y el alimento disponible correspondería a una población de tan sólo ventiún millones. En el período siguiente la población sería de cincuenta y seis millones y las subsistencias apenas serian suficientes para la mitad de esa población. Y al término del primer siglo la población habría alcanzado la cifra de ciento doce millones mientras que los víveres producidos corresponderían al sustento de treinta y cinco millones, quedando setenta y siete millones de seres totalmente privados de alimentos". (Ibidem pág.59).

Dando un paso más, Malthus aplica el mismo razonamiento a nivel mundial.

"Estimando la población del mundo, por ejemplo, en mil millones de seres, la especie humana crecería como los números: 1, 2, 4, 8, 16, 32, 64, 128, 256, 512, etcétera, en tanto que las subsistencias lo harían como: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10; etc. Al cabo de dos siglos y cuarto la población sería a los medios de subsistencia como 512 es a 10; pasados tres siglos la proporción sería 4096 a 13 y a los dos mil años de diferencia sería prácticamente incalculable a pesar del enorme crecimiento de la producción para entonces" (Ibidem, pág.60).


Población y alimentos

La tendencia al aumento geométrico de la población es un hecho verificable antes que una simple especulación teórica. Malthus afirma que una dinámica de este tipo se observa en los Estados Unidos; allí "los medios de subsistencia han sido más abundantes, las costumbres más puras y, por consiguiente, los matrimonios más fáciles y precoces que en cualquiera de los países modernos de Europa". (Ibidem, pág. 57). De allí que la población haya doblado en 25 años (lo que significa que ha crecido a una tasa de 2,81% anual) y que pueda doblarse también en los 25 siguientes.

Es importante notar que la tendencia al crecimiento geométrico de la población se convierte en una realidad cuando no hay dificultades de abastecimientos, pero también cuando hay matrimonios tempranos. Esto último significa que la sociedad es virtuosa, esto es que las pasiones sexuales se canalizan a través del matrimonio y que la procreación es una de sus principales consecuencias. Si este no fuera el caso, la población no crecería al ritmo que le permite la abundancia alimentaria.

En lo que se refiere a la producción de alimentos, Malthus supone que su crecimiento seguirá, en el mejor de los casos, una progresión aritmética. Considerando que cada período es de 25 años en el esquema de Malthus, esto quiere decir que la producción de alimentos crecería a una tasa anual de 1,62% en el mejor de los casos.


Equilibrio poblacional

Para Malthus, una sociedad virtuosa, que es a la que aspira, puede encontrar en un primer momento los recursos alimentarios que requiere su expansión. De manera tal que podría duplicarse en los primeros años y, eventualmente, duplicarse también en los 25 siguientes. Pero luego la capacidad de producción de la tierra no crecería al mismo ritmo que la población presentándose un déficit que no podría crecer indefinidamente. A partir de un cierto momento, este déficit tendría que absorber o, por lo menos, dejar de crecer, volviéndose así a encontrar una suerte de equilibrio. No está demás indicar que esta situación de equilibrio no es sinónimo de que los alimentos sean suficientes para satisfacer las necesidades de la población. Es indudable que este equilibrio se refiere a una situación en que una amplia fracción de la población no cubre sus necesidades más elementales.


¿Cómo deja de crecer la población?

Según Malthus, el aumento de la miseria elimina naturalmente una fracción de la población. Adicionalmente, la presión que ejerce la miseria lleva a retardo el matrimonio. Esto reduce un tanto la tasa de crecimiento de la natalidad, pero en su lugar alienta el vicio. Ello en la medida que las pasiones sexuales no puedan contenerse o canalizarse adecuadamente, en razón del retardo de los matrimonios.

Incremento de la miseria y vicio se dan la mano y, al mismo tiempo que corroen a las sociedades, permiten encontrar el aludido equilibrio.

Considerando que la población tiende a sobrepasar la producción de alimentos, de acuerdo a los supuestos de Malthus, es claro que cualquier intento que se haga por impedir el reequilibrio población-alimentos es artificial.

Por esta razón, Malthus se opone firmemente a las llamada "poor laws" (leyes de pobres). A su entender, los subsidios a los pobres no pueden impedir ni la pobreza ni el hambre. Si los alimentos no alcanzan para todos, un subsidio a los pobres no pueden aumentar su volumen. Lo único que puede traer consigo es el aumento del precio de los alimentos hasta equilibrar la oferta y la demanda. Inclusive en el caso que el subsidio provenga de una donación de los ricos, lo que en términos modernos quería decir que está financiado.

Así, pues, frente a una oferta que se supone rígida, el efecto del subsidio a los pobres no puede ser otro que el aumento de los precios. Por lo demás, Malthus considera que los subsidios tienen otras connotaciones negativas; en particular porque "han contribuído poderosamente a engendrar esa negligencia y esa carencia de frugalidad que se observa en los pobres" (Ibidem, pág.97).


Las soluciones de Malthus

Malthus considera que no es posible plantear una fórmula que lleve a la desaparición de la miseria, pero sí a atenuarla. Considera que la derogación de todas las leyes de asistencia parroquial (poor laws) es algo fundamental. Es la manera de generar temor a la miseria y así contener la tendencia al aumento de la población. Adicionalmente la abolición de estas leyes permitiría desvincular a la gente de las parroquias y darle más movilidad al trabajo. Nuestro autor estima que así los trabajadores acudirían allí donde hay mayor demanda de trabajo.

Por el lado de los alimentos, sugiere que se concedan "primas por la saturación de nuevas y estimular, por todos los medios posibles el desarrollo de la agricultura" (Ibidem, pág. 102).

De esta manera, y especialmente con la limitación al crecimiento de la población, la miseria no se extendería. Y habría, sino un equilibrio, cierta correspondencia entre las necesidades de la población existente y la producción de alimentos.

Las soluciones de Malthus no son, sin embargo, muy prometedoras. El temor a la miseria es, en verdad, la principal arma que esgrime. Por ello su violenta posición a las leyes de pobres.

Pero es indudable que se puede ir más lejos. Simplemente hay que cambiar los supuestos de Malthus. Para lo cual es pertinente revisar la experiencia histórica.

Respecto al crecimiento de la población no se ha verificado su progresión geométrica allí donde la naturaleza lo permitía. Justamente en estos países la población ha crecido a tasas inferiores a las que se suponía expandirse.

Por cierto, ello no quiere decir que estas sociedades hayan estado entregadas al vicio, en los términos que lo entiende Malthus. Mucho menos que la pasión y el deseo sexual se hayan extinguido al punto de hacer peligrar la reproducción de nuestra especie.

Sucede que en estas sociedades, la abundancia misma (no el temor a la miseria) las ha llevado a reducir su tasa de reproducción. Puede decirse que en los Estados Unidos y Europa ha desaparecido el hambre y la miseria y que, en los sectores que se mantiene, podría desaparecer con una menor distribución de la riqueza.

Por otra parte, en estas mismas sociedades la producción agrícola ha aumentado a una tasa anual superior a la del incremento de la población. Hoy en día, estas sociedades se caracterizan por tener un gran excedente de productos agrícolas antes que un déficit de los mismos.

Así pues, las afirmaciones de Malthus no se han verificado en la realidad. Sólo en algunos países atrasados la población crece más rápido que la producción agrícola. Pero aquí el problema reside, como enseña la experiencia de los países ricos, en encontrar, la forma de aumentar la producción agrícola. Es la abundancia, no la miseria, la barrera natural para el crecimiento de la población. Y la abundancia se logra rompiendo las trabas a la producción y no controlando la natalidad como se sugiere.

Revista Proceso Económico.

 

"Aunque parezca paradójico, es históricamente correcto aseverar que sólo a partir del Ensayo sobre el principio de la población del señor Malthus ha sido dable considerar, por los hombres reflexivos, la condición económica de las clases trabajadoras como susceptible de mejoría permanente". John Stuart Mill

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