LA POSTMODERNIDAD Y LAS ADICCIONES

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Lic. Gabriela Strejilevich de Loma

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 El Sujeto Humano...

Muchas veces mariposa de luz,

se encuentra atrapado en ese feroz y cruel final.

 

Un malestar difuso que lo invade todo, un sentimiento de vacío y absurdidad de la vida, una incapacidad de sentir las cosas y las personas..." ha surgido entre la burguesía urbana una clase de angustia psíquica imprevista hace 50 años atrás" ...

Es nuestra intención en este trabajo pensar, reflexionar "y abrir preguntas acerca de la droga y la cultura postmoderna, reconociendo la incidencia que poseen los sistemas de valores y las ideologías culturales, sobre la problemática consciente e inconsciente de Ios pacientes. Analizaremos también, como uno de los máximos exponentes sintomáticos de esta cultura, al fenómeno de la drogadicción.

 

MODERNO VS. POSTMODERNO

¿ De qué hablamos cuando decimos cultura postmoderna?, ¿Qué es la cultura moderna? En la cultura moderna el proceso de socialización se realiza por medio de la disciplina, de la educación autoritaria y mecánica, eliminando las experiencias personales y sumergiendo al individuo a reglas uniformes, "subordinación de lo individual a las reglas colectivas". ¿Qué encontramos en la sociedad postmoderna? Una sociedad sensible basada en la estimulación de las necesidades y deseos individuales, con un mínimo de coacciones y un máximo de elecciones libres y privadas. Hay en ello un desdibuje de los valores sociales y universales. El único valor que prevalece es la realización personal, la búsqueda de la propia identidad (como si la hubiera). Es una sociedad donde reina la indiferencia de masa y domina un sentimiento de reiteración y estancamiento, donde se banaliza lo nuevo y , contrariamente a la era de las revoluciones y de la esperanza futurista, se vive el aquí y el ahora. No existen en ella los proyectos hístóricos revolucionarios y movilizadores, por ello ya no hay políticas que entusiasmen a la masa . Con el riesgo de caer en el fatalismo podríamos generalizar diciendo que ya no hay Totems ni Tabúes que regulen la sociedad ... Lipovesky explica que ya ni siquiera se puede hablar de la sociedad de consumo, que existe una "apoteosis de consumo" y junto con él, el consumo de la propia existencia, vaguedad existencíal en y por abundancia de modelos. Ya no hay mas coercion, si mucha seduccion ,ya no hay mas educacion autoritaria, si una educacion atenta a los deseos de los niños y adolescentes; ya no hay más un lenguaje agresivo, sí un lenguaje diáfano, neutro y objetivo.

El hombre light, es un sujeto que lleva por bandera una tetralogía nihilista ­ hedonismo ­ consumismo ­ permisividad relatividad. Todos ellos enhebrados por el materialismo. Un hombre entregado al dinero, al poder, al éxito y al gozo ilimitado y sin restricciones, carece de referentes, tiene un gran vacío moral y no es feliz, aún teniendo materialmente todo. Podríamos calificar al hombre light como un sujeto relativamente bien informado, pero con una escasa educación humana, muy entregado al pragmatismo.

Todo le interesa, pero a un nivel superficial; no es capaz de hacer la síntesis de aquello que percibe y en consecuencia, se ha ido convirtiendo en un sujeto trivial, ligero, frívolo, que lo acepta todo, pero que carece de sólidos criterios.

Todo se torna etéreo, leve, volátil, banal, permisivo.

Ha visto tantos cambios, tan rápidos y en un tiempo tan corto, que empieza a no saber a que atenerse o, lo que es lo mismo, hace suya las afirmaciones como "todo vale", "que más dá" o "las cosas han cambiado". Así es, que nos encontramos en un mundo lleno de información, que le distrae, pero que poco a poco lo convierte en un hombre superficial, indiferente, en el que anida un gran vacío moral.

Las conquistas técnicas y científicas han traído logros evidentes: la revolución informática, los avances de las ciencias en sus diversos aspectos, un orden social más justo y perfecto y la preocupación sobre derechos humanos. Pero frente a todo, ello hay que poner sobre el tapete aspectos de la realidad que funcionan de manera deficiente y muestran otra cara de la moneda.

Materialismo que conlleva a que un individuo tenga cierto reconocimiento social por el único hecho de ganar dinero.

Hedonismo, donde pasarlo bien a costa de lo que sea es el nuevo código de comportamiento, lo que apunta hacia la muerte de los ideales, el vacío de sentido y la búsqueda de una serie de sensaciones cada vez más nuevas y excitantes.

La permísivídad que arrasa con los propósitos e ideales.

Revolución sin finalidad y sin programa: la étíca permisiva sustituye a la moral, lo cual engendra un desconcierto generalizado.

Consumismo, representando la fórmula postmoderna de la libertad.

Lo postmoderno, es, simplificando, la incredulidad respecto de los megarelatos.

El saber en su forma tradicional, siempre ha tenido una estructura narrativa. Esto cambia en la postmodernidad. Quienes se lamentan por la pérdida del sentido, se lamentan de que el saber ya no sea narrativo.

Lyotard llama post~moderna a la condición del saber en las sociedades desarrolladas. Posmoderno es el estado de la cultura después de las transformaciones que afectaron las reglas de juego de la ciencia, la literatura y las artes a partir del siglo XIX. Lyotard estudia esas transformaciones en relación a la crisis de los relatos.

El saber cambia de estatuto al entrar en la sociedad postindustrial, desde fines de 1950. El saber se informatiza, es traducido a cantidades de información, a un lenguaje de máquina.

Lo que no sea traducible de tal modo, sera dejado de lado.

La hipotesis de Vattimo es que la modernidad termina cuando desaparece la posibilidad de seguir hablando de la historia como una entidad unitaria. Se disuelve la historia como un decurso unitario, no existe una historia única, existen imágenes del pasado propuestas desde diversos puntos de vista.

Baudrillard caracteriza la postmodernidad como un "después de la orgía", la orgía es todo el momento explosivo de la modernidad, el de la liberación en todos los campos. Liberación política, sexual, de las fuerzas productivas, de las fuerzas destructivas, de la mujer, del niño, del inconsciente, del arte...

La pregunta es qué hacer después de la orgía, o qué hacer después del "saque con alcohol, marihuana, cocaína ", desvaneciéndose con ella la ilusión de una circulación, donde están en juego un ponerse en órbita, fomentando y alimentando redes.

Desde que el Capitalismo autoritario cedió paso al capitalismo hedonista acabó la era del hombre competitivo a nivel cultural, político, artístico y aparece el individuo puro, sin valores sociales y morales, quedando el sentido de la vida expuesto únicamente a los cambiantes deseos de cada sujeto en particular. Únicamente la esfera privada parece salvarse de esta apatía generalizada ... cuidado de la salud y del cuerpo, preservar la situación económica, desprenderse de los complejos, vivir sin ideales, sin objetivos trascendentes, vivir solamente el presente. Observamos una pérdida del sentido histórico: se vive el ahora sin las tradiciones del pasado, ni las preocupaciones por el futuro.

El abandono de los grandes sistemas de sentido y la hiperinversión del yo corren a la par. El narcisismo surge provocado por el proceso de individuación causando la deserción generalizada de valores y objetivos sociales.

El amaestramiento social ya no se realiza por imposición disciplinaria, ni siquiera por sublimación, sino por autoseducción haciendo del yo el blanco de todas las inversiones libidinales el yo pierde su unidad por exceso de atención.

La nueva ética hedonista beneficia al culto al capricho y su realización inmediata "todo y ahora", con la falta de un sistema que otorgue jerarquías sobreviene la anarquía de los impulsos y la aniquilación de los sistemas psíquicos organizados. El yo ha sido pulverizado en tendencias parciales, según el mismo proyecto que ha hecho estallar a la sociedad en un conglomerado de partículas personalizadas.

"El culto a la intimidad no se origina en la a afirmación de la personalidad, sino en su caída". El yo se convierte en un espacio flotante sin referencia ni fijación, preguntamos: ¿la erosión de las referencias del yo es la consecuencia de la disolución de los roles y valores sociales ? ¿qué efecto produce en el psiquismo?

La "ley del Loft", propia de la cultura del fin de siglo como un desierto social, con desinversión emocional.., todas las

instituciones, valores y sentidos que organizaron épocas pasadas, ahora están vaciadas de su contenido, el cuerpo social se ha transformado en un organismo abandonado. "Ley del loft" significa vivir en espacios abandonados. El saber, el poder, el ejército, la familia, la iglesia, la política, funcionan pero en un vacío emocional. La cultura postmoderna diversifica las elecciones, anula los puntos de referencia, propone una cultura hecha a medida, en la era de la antinomias duras: (lo real la ilusión, lo bello lo feo, el sentido y el sin sentido) se esfuman, los antagonismos se vuelven flotantes, se comienza a comprender que vivir sin objetivos trascendentes es posible, hasta la necesidad de sentido ha sido barrida. La indiferencia moderna proviene por exceso, no por defecto. Es una apatía inducida por un campo lleno de posibilidades y el libreservicio generalizado.

Después de la deserción social de los valores e instituciones, es la relación con el otro la que sucumbe, el yo vive en un desierto de autonomía asfixiante, Narciso en busca de sí mismo, obsesionado solamente por sí mismo y allí es donde lo relacional también queda anulado y cuando el yo tiene que hacer frente a las adversidades a pecho descubierto sin la ayuda de un exterior contenedor.

El narcisismo aquí se presenta como tendencia a medir el mundo como si fuera un espejo del yo y que sirve en tanto llene al yo, no hay objetos humanos o relaciones con objetos que tengan realidad propia. La peculiaridad es que cuanto más se juzga al mundo por su congruencia o no con las necesidades del yo menos satisfactorio parece ser, así lo exterior se convierte en un mar sobre el cual flota el yo y como la gratificación proveniente de ese exterior nunca parece suficiente , el yo se siente vacío y muerto. Se trata de una gratificación ilusoria que jamás será satisfecha en tanto la esencia del deseo está estructurada según la metonimia.

 

UN PROBLEMA HUMANO

A diferencia del animal, el hombre no tiene instintos que le indiquen qué debe hacer, con la desaparición de las tradiciones y los valores socio culturales, el hombre está dispuesto a hacer lo que los otros hacen, o lo que los otros quieren que haga. El problema del sentido de la vida es un asunto verdaderamente humano. La vida del ser humano no es simplemente un proceso de oxidación y combustión, ocurre que se satisfacen todas las necesidades fisiológicas y biológicas y el hombre continúa sin estar satisfecho.

Particularmente, creemos que es un grave error técnico y teórico influenciar a nuestros pacientes tratando de imponer un sentido de vida, cualquiera que este sea (sabemos de terapias que sí lo hacen). Estamos convencidas que el hombre actual siente dentro de sí un gran vacío y que el mismo está directamente relacionado con la estructura del aparato psíquico.

Creemos que uno de los máximos exponentes sintomáticos de la cultura postmoderna está dada por el fenómeno de la drogadicción.

El sujeto drogadicto se caracteriza por su incapacidad de postergar la demanda y, no poseyendo, tampoco, posibilidad de espera ni mediación en el logro de los objetivos, con una alteración en el logro de los objetivos y en los sistemas simbolicos de intercambio que son tendientes al establecimiento de vinculos no diferenciados entre el yo y las pautas que el sistema de realidad impone.

Sus vínculos son altamente primarizados, con una marcada inhibición de las identificaciones secundarias y el establecimiento de redes sincreticas de relación.

La droga adquiere el valor de una salida exitosa y momentánea frente a la angustia, puesta al servicio de la defensa de un secreto conflicto.

El adicto posee notables dificultades en el manejo de los límites.

Son sujetos con una particular disposición a conductas del tipo acting out, constituyendo las mismas la principal defensa frente a profundos estados de angustia y vivencias de indefensión a que se haya sometido el narcisismo del yo. Poseen un estado de hiperactividad, con escasa tolerancia a la frustración y con escasa capacidad para detener los actos a través del pensamiento, encontrándose afectivamente desconectado.

Resulta apto para idolatrías afectivas autodestructivas a través de identificaciones con líderes mortíferos y decadentes nihilistas, es incapaz de aceptar los límites y normas de convivencia.

Este sujeto halla en la crisis de los modelos parentales y sociales, una réplica donde sólo encuentra en el vacío una respuesta.

Esta crisis de los modelos ataca la constitución de los ideales y de las utopías creativas tan necesarias en el crecimiento de un sujeto.

La disolución de los ideales tiene un correlato con los valores pregonados por la postmodernidad: el poder, la suma de la información, la rapidez y la mesurabilidad banal.

Un proyecto tecnocrático es el vendido, pero tal no implica un crecimiento para el individuo.

La droga se incorpora a este mundo de eficacia que tiene su contrapartida en un nirvana (la búsqueda mítica del cese de las estimulaciones) el flash y el ensimismamiento.

El adicto se halla expuesto a cierta labilidad yoica que pone en peligro su estabilidad emocional, renegando de cualquier privación que denuncie su incapacidad para tolerar la falta de objeto, y la no satisfacción de su demanda inmediata.

La droga., se presenta como función veladora del conflicto y restitutiva de la estructura narcisista del sujeto.

Orientaremos la dirección de la cura hacia una instauración de la función paterna que permite detener su camino hacia la autodestrucción y le posibilite una nueva organización de su mundo interno.

La anomia del adicto, le promueve pobreza en la identidad, falta de límites, confusión y miedo respecto de la realidad que lo circunda, trastornos en el manejo de la agresión y perversión de los valores que guían el propio accionar.

Podríamos decir que la problemática del adicto se refleja en la falta de un proyecto de vida que le brinde o que esté sostenido por identificaciones. Esta falta la suplirá con la droga, pegándose a la etiqueta de "drogadicto", siendo ésta la única que lo representa . Entonces, de ahí en más, construirá con ladrillos de papel en torno a éste único objeto (para él), un mundo imaginario en el que extenderá los cables de sus vínculos, sólo como facilitadores de droga. Ella es lo único a conseguir y a compartir, la única forma de obtener la hermandad, uniéndose en rituales en torno al objeto totémico (droga). Esta se presenta como el centro. Es su objetivo, el principio, el medio y el fin que une la fragmentación, brindándole la ilusión que da ser completo, entero y sin fisuras, el ser total, "terminado". La droga copando la escena, reemplazando la subjetividad, en lugar de ser el sujeto artífice de su propio destino. Para que el sujeto drogadicto pueda constituirse como sujeto deseante, participando protagónicamente de su propia vida, y no comportándose como exclava marioneta de distintos titiriteros.

Se trabajará intentando hacerle tomar conciencia de su situación, desplegando la tiranía de la memoria del significante que impone sus desfiladeros más allá de lo que el sujeto dice desear. Se diagnosticarán los problemas y necesidades propias para pensar y crear acciones que modifiquen esa realidad, reflexionando sobre ello.

Debemos tratar de instaurar un vínculo terapéutico en el que, frente a la era de la imagen, el adicto pueda "decir su palabra", donde pueda probar y probarse que es capaz de pensar, de decidir, acotando el goce mortífero traducido en impotencia, imposibilidad para actuar, para expresarse, optando por la muleta, el sostén o la careta de la droga para enmascarar una personalidad vacía, un cuerpo sin proyectos, apropiado por el objeto.

Fente a la cultura del instante está la solidez de un pensamiento humanista, frente a la ausencia de vínculos, el compromiso con los ideales.

Es necesario superar los pensamientos mortíferos que buscan la destrucción del sujeto, con argumentos e ilusiones lo suficientemente atractivos para el hombre como para elevar su dignidad y sus pretensiones. Se atravesaría así el itinerario que de la inutilidad de la existencia a la búsqueda de un sentido a traves de la coherencia y del compromiso con los demas, escapando,así de la grave sentencia de Hobbes: El hombre es un lobo para el hombre...

Encontrar un sistema de valores que actúe de punto cardinal para la existencia. Se trata de un ser opuesto al tener, pero no un ser a costa de las relaciones objetales, de los ideales y el futuro, sino construyendo en pos de los mismos.

Debemos dirigir la dirección de la cura hacia una instauración de la caída, de la absurdidad, de la creencia de paraísos perdidos, porque, como dice Emille Cioren:" Ninguna voluptuosidad supera aquella que se siente ante la idea de que podría uno haberse mantenido en un estado de pura posibilidad, libertad, felicidad, espacio: estos términos definen la condición anterior al infortunio de nacer. La muerte es una calamidad / castigo, no está delante de nosotros, sino detrás. Hemos perdido todo al nacer.

 

BIBLIOGRAFIA:

ALBERTIMENDEZ "La familia en la crisis de la modernidad"

AULAGNIER P. "La violencia de la interpretación", cap.4.

CALVOMA.INES: "Estructuración del psiquismo"

DEUTSCHE BANK: "La juventud argentina, una comparación de generaciones".

FREUD. S.: "Introducción al narcisismo".

LIPOVETSKY: "La era del vacío".

CIORAN. E: "Del inconveniente de haber nacido".

ROJAS. ENRIQUE: "El hombre light".

ZAFFARONI, ADRIANA Y OTROS: "Los jóvenes del 90, las decisiones., del 2.000".

SENNET: "Narcisismo y cultura moderna".    

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