LA EDUCACIÓN PARA LOS ECONOMISTAS CLÁSICOS

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Introducción:

El hecho de que los economistas adviertan cada vez con mayor intensidad el rol fundamental de los recursos humanos en el desarrollo económico, me inclinó a elegir este tema para mi monografía. Según Blitz, este interés se debe a una mayor atención a ciertos episodios históricos, algunos de los cuales son muy recientes.

Los economistas saben, desde hace bastante tiempo, que la gente es una parte importante de la riqueza de las naciones. Y esto se debe a que, midiendo lo que el trabajo humano contribuye a la producción, rápidamente se observa que el aporte de la capacidad humana es inmensamente importante. Particularmente los clásicos, en general, adherían a alguna enunciación de la teoría valor-trabajo, lo que significa reconocer que los seres humanos, vía trabajo son generadores de valor o riqueza. Lo que no se ha resaltado hasta tiempos relativamente recientes es el hecho de que la gente invierte en si misma y que estas inversiones son notablemente grandes. Theodore Schultz, uno de los pioneros en el estudio de estos asuntos, opina que aunque los economistas raras veces son reacios a entrar en terrenos de lo abstracto, no se han atrevido a abordar esta forma de inversión. No hay dudas de que esto fue así por un largo tiempo porque existen cuestiones morales y filosóficas firmemente arraigadas alrededor del tema. El reducir a los seres humanos a riqueza, que puede aumentarse vía inversión, estaba en contra de valores de raíz profunda en la mayoría de las sociedades. Parecería reducir al hombre, una vez mas, a un componente meramente material y a la vez sujeto de apropiación.

Las preguntas que me surgieron al abordar el tema fueron: ¿Es realmente tan reciente este interés por la educación en la historia del pensamiento económico? Y, entre los antecedentes que se puedan hallar sobre este tema durante el nacimiento de la ciencia económica, mas particularmente en la escuela clásica inglesa, ¿estaban centrados en el rol de la educación como una inversión que aumentaría la productividad de la mano de obra? De no ser así, ¿por qué se preocuparon por la educación?

 

La educación en el sistema clásico:

A pesar de que no ocurrió, de hecho, nada dramático en el sistema educativo inglés durante la revolución industrial, los economistas contemporáneos pensaron que la contribución de la educación al proceso de desarrollo económico podría ser grande y múltiple. Entre el primer clásico (Adam Smith) y John Stuart Mill (que podría considerarse el último), Inglaterra se transformó con asombrosa rapidez, de una sociedad predominantemente agrícola a una de tipo industrial. Durante este proceso, existieron cambios en las concepciones de estos economistas sobre la educación, que reflejan, en cierta medida, las fases del proceso de industrialización.

Estos economistas clásicos, en su mayoría, sostenían medidas de educación publica, aunque diferían por supuesto considerablemente en la intensidad con que las defendían y en sus fundamentos. Hacían, en este aspecto, una notable excepción a su creencia a ultranza en el laissez-faire.

Además estos clásicos fueron reformadores, que por tener menos especialización que en la actualidad, integraban su propia psicología (y a veces hasta nociones religiosas)a los modelos. La teoría psicológica de los clásicos puede resumirse en dos principios: la Similitud de las Dotes Intelectuales Naturales de Toda la Humanidad y el Principio de asociación de Ideas. En cuanto al primer principio, fue Locke quien lo enunció por primera vez, luego Hume se apoderó de la noción y así se transformó en la piedra angular de los escritos de educación de los utilitaristas. Para Locke, la mente era un papel en blanco que llega a equiparse por la experiencia. Para los utilitaristas, por lo tanto, el estado de nuestras facultades mentales representó el resultado de la experiencia; y la medida de nuestra excelencia mental era un compuesto de conocimientos y de inteligencia. Era tanta la confianza en este precepto que para Locke la educación era la práctica adecuada que permite cualquier grado de realización, y esto lo aplicaba no sólo a hazañas mentales sino también a las físicas.

Los economistas clásicos en general, no solo Adam Smith, apoyaban esta teoría psicológica, por la cual si las dotes intelectuales humanas son todas semejantes, las diferentes realizaciones se explican por las experiencias subsiguientes de cada persona. Otro autor que desarrolló este concepto y con profunda influencia sobre autores como Betham, James Mill y J. Stuart Mill fue Helvetius. Él sostuvo que la virtud y el genio de un hombre son producto de su instrucción. James Mill, mas cauto en la interpretación de este principio, dijo que casi la totalidad de la realización intelectual y moral del hombre, como así también su depravación son efecto de su educación. Resumiendo, para los clásicos, en su mayoría, una interpretación cabal de este enunciado era el de una ley psicológica absolutamente determinista, por la cual se convertiría a los hombres automáticamente al virtuosismo.

El segundo principio de su teoría psicológica jugó un papel de vital importancia en las reformas sociales de los autores interesados en cómo lograr la paz social. Este principio puede explicarse brevemente de la siguiente manera: dado un reflejo, de acuerdo al cual un estímulo B produce una reacción C, y dado que un cierto animal ha experimentado frecuentemente une estímulo A simultáneamente con B, ocurre a menudo que, en el tiempo, el estímulo A producirá la reacción C, aun cuando B esté ausente. Este es el principio de Parlov, si en él sustituimos estímulos por ideas, obtenemos el principio de asociación de ideas. La utilidad de este concepto en el logro de la paz social consiste en que, como sugiere Hartley, si se analizan los afectos y las pasiones en sus componentes más simples, invirtiendo los pasos de la asociación de ideas, será posible estimular las buenas asociaciones y extirpar las inmorales. A consecuencia de esta idea los autores clásicos en general adherían a la posición de Helvetius, por la cual la educación y la libre discusión eran el mejor remedio contra la intranquilidad social. Por lo tanto, cualquier experimento en la educación pública podría conducir a cambios en al cantidad de explosiones sociales. Es más, estaban convencidos de que la educación podría reducir la intensidad y la frecuencia de las mismas.

 

Opiniones a cerca de la educación de algunos pensadores clásicos:

 

ADAM SMITH (1723-1790)

La Riqueza de las Naciones fue escrita a comienzos del proceso de industrialización, en un ambiente donde todavía existía un fuerte predomino de la agricultura. Una agricultura, no como la de EEUU después de la guerra civil, altamente capitalizada y mecanizada, sino con gran preponderancia del trabajo manual. Por otra parte, la industrialización dependía entonces de condiciones educativas previas muy esparcidas y complejas. En este medio, los gastos en educación, relativamente grandes, se justifican con bases no económicas, ya que no es de esperar que esta inversión en educación produzca grandes frutos y por ende debería considerarse como consumo. Es decir, el medio ambiente agrícola del siglo XVII era ya un factor limitativo a los gastos en educación, ya que restringía la rentabilidad esperada de los mismos. Este hecho llevó a Smith a restar importancia a la educación. Las limitaciones que el predominio de agricultura imponían a los beneficios económicos de la educación son la mejor explicación de por qué Smith, ferviente creyente de la Igualdad de las Dotes Humanas, no justificó su apoyo a un vasto programa de educación pública basándose en las ganancias que la sociedad puede obtener de elevar enormemente la capacidad de la misma con un proceso educacional.

Si su psicología educacional no lo llevó a sostener un plan de educación pública, entonces ¿cuál fue el motivo? Smith remarca en su libro la gran ventaja que la sociedad obtiene de la división del trabajo. Sin embargo no todos los efectos de la misma son positivos, existe una secuela dañina sobre la clase trabajadora, que él denomina "embrutecimiento progresivo" y que Smith considera el costo ineludible del progreso. Este costo se origina porque la división del trabajo hace que las tareas de la masa trabajadora se reduzcan a unas pocas operaciones muy sencillas. Esto causa que un hombre pase su vida ejecutando siempre las misma tareas, no ejercite su capacidad inventiva, "pierda el hábito de esa potencia y se haga todo lo estúpido e ignorante que puede ser una criatura humana. " Según Smith, además el hombre "adquiere la destreza de su oficio particular a expensas de sus virtudes intelectuales, sociales y marciales. " Este costo es especialmente alto, cuando se asume la igualdad de las dotes intelectuales. Por esto, Smith concluye que estas consecuencias nocivas, subproducto necesario del progreso económico, pueden ser contrarrestadas por la educación pública. Por esta razón, él consideraba de segunda importancia los detalles del plan de estudio, ya que se interesaba por la educación mas por la búsqueda de la moral, la paz social y de las mejoras cívicas que por la búsqueda de habilidades en desarrollo.

Esto ultimo se ve bien explicado en su libro, La Riqueza de las Naciones, en donde expresa: "[...] Aun cuando el Estado no obtuviese ventaja de la instrucción de las clases inferiores del pueblo, merecería su atención al propósito de lograr que no fuesen del todo ignorantes; pero nadie duda que saca, y además considerables ventajas de la instrucción de aquellas gentes. Cuanto más instruidas estén, menos expuestas se hallarán a las desilusiones traídas por la ligereza y la superstición, que frecuentemente ocasionan los más terribles trastornos entre las naciones ignorantes.

Fuera de esto, un pueblo inteligente e instruido será siempre mas ordenado y decente que uno ignorante y estúpido. [...]es más capaz de penetrar en los íntimos designios de los facciosos y de los descontentos, vislumbrando lo que haya de cierto en sus manifestaciones y, por eso, se halla menos predispuesto a dejarse arrastrar por cualquier oposición indiscreta o infundada contra las ordenes del gobierno."

 

THOMAS ROBERT MALTHUS (1766-1834)

El por qué del interés de los clásicos en la educación pública estaba relacionado con el problema de la responsabilidad cívica y la virtud sólo puede comprenderse ante el fondo histórico en que ellos vivieron. El fundamento central era la debilidad de la superioridad de las fuerzas de orden y ley, aun en los primeros tiempos del siglo XIX. Tanto la organización como la superioridad de una fuerza policial ante una multitud alborotada depende de desarrollos históricos muy recientes, como las armas livianas y las comunicaciones. La experiencia de la revolución francesa y la creciente concentración urbana del proletariado agravaron continuamente la inseguridad básica de la propiedad y creaba un temor bien justificado al levantamiento.

Esto no significa para nada que la idea de que un aumento de la alfabetización contribuiría a lograr la armonía social y la paz económica, tenía aceptación general. Por el contrario existían muchas personas que opinaban lo opuesto y se resistían a la difusión de la alfabetización. En este sentido también, los economistas clásicos fueron reformadores, en parte no podía ser de otra forma dada su posición extremadamente racionalista.

Quienes se oponían a la extensión de la educación pensaban que si al pueblo se le daba la capacidad de leer se tendrían consecuencias fatales para el gobierno, ya que podrían leer obras "peligrosas". Malthus, que reconocía su acuerdo con Smith en el tema, opinaba que un pueblo bien informado e instruido descubriría mucho mas fácilmente a los demagogos interesados y ambiciosos y por ende estarían menos dispuestos a desviarse por escritos enardecedores. Él justificaba esta opinión diciendo que cuando solo unos pocos tienen la capacidad de leer, estos pueden seleccionar los pasajes que mejor calzan a sus oyentes y así hacer circular cualquier cantidad de sedición. Si en lugar de esto, cada integrante del pueblo es capaz de leer y juzgar por si mismo la obra completa, la oratoria de estos manipuladores no tendrían mayor efecto.

La importancia que Malthus dio a la educación fue mas allá de sólo ser necesaria para frenar el crecimiento de la población, también debía ilustrar a las clases más bajas sobre las causas verdaderas de su malestar. A tal punto fue una parte fundamental en su modelo de crecimiento, que en ausencia de educación, tanto la presión popular como la intranquilidad del "populacho" ignorante, imposibilitaría el crecimiento económico. Además estaba convencido que el mismo tipo de educación que era requisito parar frenar el crecimiento de la población y estimular la prudencia, controlaría a la vez la intranquilidad social e induciría a la paz cívica.

Malthus es bien conocido por su oposición a la "Ley de Pobres", pero a la vez apoyaba una poderosa ayuda Pública a la educación. Él creía que las sumas de dinero destinadas a auxiliar a los pobres solo habían colaborado a aumentar su miseria. En cambio, educarlos, en su opinión, era la única manera que el gobierno dispone para elevar su situación y para hacer de ellos hombres más felices y pacíficos. Dado que los pobres no son visionarios, y desconocen las causas reales de su miseria, se les debía enseñar a discernir qué parte de esta podía atribuirse al gobierno y cuál no. De esta forma el descontento y la irritación de esta clase social aparecerían con menos frecuencia y serían menos terribles.

 

NASSAU W. SENIOR (1790-1864)

Fue tal vez el economista clásico que mayor interés explícito mostró por la educación. Fue también un autor que se hizo muy reconocido después de su tiempo y cuyas opiniones acerca de la educación tienen una base más empírica por haber sido asiduo consejero del gobierno. Entre otras cosas tuvo una gran participación en la reforma de la ley de pobres (Poor Law) en 1834. Además, comparte con John Stuart Mill el privilegio de haber sentado las bases de la transigencia teórica y política.

Los pensamientos de Senior fueron producto de una época bastante más industrializada. Las interferencias mercantilistas o la posición de los terratenientes ya no eran una preocupación. La derogación de la ley de granos en 1846 es una muestra de esto. Senior, en cambio, temía que la clase trabajadora amenazase los derechos de propiedad, lo que para él implicaría el final de la acumulación del capital y por ende del crecimiento económico. Este cambio en la sociedad inglesa también se reflejó en sus ideas acerca de la educación.

No adhería en forma total a la teoría de la población de Malthus, ya que creía en la existencia de un elemento que actuaría como control automático del crecimiento de la población. Para Senior el deseo de las clases obreras de adquirir decencia y las posibilidades que estas tienen de lograrlo, funcionan como un freno a la expansión de la población. Por esta razón él creía que incluir en la enseñanza Pública la función de inculcar la abstinencia sexual era totalmente innecesario.

Senior pensaba que la educación debía enseñar al pueblo a abstenerse, pero no sexualmente, sino a abstenerse de consumir ahora en aras de obtener un mayor consumo futuro. Esta opinión se debe a que desarrolló una "teoría de la abstinencia" como explicación del proceso de ahorro, la cual fue una importante contribución a la teoría moderna del capital. Simplificando un poco su aporte, formuló una teoría de costo de producción que admite la productividad del capital, cambio que refleja también el grado mas avanzado del capitalismo industrial. El efecto de estas nuevas doctrinas fue legitimar al capital como fuente de ingresos, tal como lo era el trabajo. Y aunque la palabra "abstinencia" haya tenido moderaciones posteriores por los economistas, evidentemente el propósito de Senior era darle a la palabra una cierta connotación moral.

Pero, ¿por qué para Senior la educación podría favorecer la acumulación de capital? Su creencia era que un pueblo compuesto de salvajes era incapaz de acumular, en esta situación todo el trabajo dirigido a ese fin es comprado o forzado. Por lo tanto, la educación debería mostrar el valor de los bienes futuros y así inculcar el deseo de trabajar para el bienestar futuro. Por ende, la acumulación de capital es proporcional al avance moral logrado por la educación de un país. "...la clara percepción del valor de un bien futuro y el deseo de proveer lo necesario para la felicidad futura de nuestros descendientes –los dos motivos más grandes para abstenerse- son generalmente débiles en proporción a la ausencia de la educación."

Como todos los clásicos, fue un defensor a ultranza del laissez faire, sin embargo abogó por una vasta intervención estatal en el campo de la educación. El hecho de que no creyera necesario incluir campañas educacionales para bregar por la abstinencia sexual no significa que no se haya preocupado por el crecimiento desmedido de la población. Por esta razón luchó por establecer la educación obligatoria como medida de control automático sobre la tasa de crecimiento de la población. ¿Por qué la escolaridad obligatoria limitaría el aumento de la población? Porque según Senior lo que determina la oferta laboral es el salario familiar y no el individual. Por esto, los niños aparecen como individuos activos, pero a la vez, no capaces de jugar correctamente su propio bienestar, y aunque pudiesen, no son agentes enteramente libres. Y como los salarios de los niños generalmente son gastados por los padres, el interés inmediato de estos se opone a los intereses permanentes de sus niños, por lo que las decisiones de los niños respecto a su educación no podrían delegarse a los padres. Es decir, los padres apreciaban inapropiadamente las necesidades educativas de sus hijos no solo por su miseria, ya que en épocas de alto empleo se enviaban menos niños al colegio, sino que también por su propia falta de educación.

Senior decía que cuando un niño de seis años o menos, adquiere un trabajo precoz se perjudica intelectual y moralmente, sin otro futuro posible mas que seguir el destino de sus padres, casándose antes de ser adultos y dando vida a una prole igualmente perjudicada. Esto produce un crecimiento de la población veloz, causado por la ignorancia, los hábitos y generalmente la pobreza.

Finalmente, una ultima conexión que Senior destacó entre educación y crecimiento de la población fue que la primera produce un refinamiento de los deseos y gustos, y también una mayor productividad. Estas mejoras en la civilización, junto con el aumento en la propiedad privada, conforman otro gran control sobre la tasa de natalidad.

 

JOHN R. McCULLOGH (1789-1864)

Este autor escribió a fines de 1840 y principios de 1850. Si bien no es conocido como uno de los grandes constructores del sistema clásico, vale la pena repasar sus ideas respecto a la educación.

A diferencia de los autores tratados anteriormente, McCullogh no estaba muy convencido de que una mayor difusión de la educación redundaría en una mayor paz cívica. La razón de este pensamiento radica en que para él, un individuo ignorante generalmente se resigna a las privaciones de su situación y las considera efecto de hechos ajenos al control humano. Un ser instruido, en cambio, conoce la constitución de la sociedad y no aceptará tan fácilmente su situación.

Otro punto importante que lo destaca entre los demás autores citados, es su interés en los aspectos vocacionales. Discutió extensamente las inversiones de capital en educación, indicando así su preocupación por la relación entre la educación y el aumento de la productividad, mas que por los aspectos morales y cívicos de la misma. Este cambio de énfasis que se encuentra en McCullogh refleja, una vez mas, la metamorfosis del ambiente, la continua transformación de la sociedad inglesa hacia una sociedad industrial.

 

JOHN STUART MILL (1806-1873)

Su opinión en este aspecto es relevante no solamente por su posición preeminente entre los economistas clásicos, sino por su educación única. En realidad, la formación de J. S. Mill fue producto de una especie de "experimento educativo" que realizó su padre, James Mill. Este sorprendente proceso al que fue sometido es descripto por el mismo en su Autobiografía. Escribió entre 1840 y 1870, época en que ya la revolución industrial estaba bastante avanzada y la agricultura había disminuido notablemente su importancia. Este hecho se tradujo en cambios de las opiniones del rol de la educación en esta nueva sociedad. Por esto, J. S. Mill presenta opiniones distintivas respectos a sus predecesores en algunos aspectos, aunque conserva las preocupaciones acerca de la educación cívica.

La primer cuestión revolucionaria de sus ideas sobre la educación fue el lugar que le asignaba a las mujeres, no sólo respecto a su formación, sino también en toda la sociedad. En este sentido fue un ferviente defensor de la igualdad entre hombres y mujeres. Pero sus fundamentos de esta opinión iban mucho mas allá de ser simples argumentos morales.

Como Malthus, pensaba que la clase trabajadora debía ser educada como medida primordial para instalar en ellas conductas previsoras, y de esta manera lograr disminuir el crecimiento desmedido de la población. Esta era la manera de obtener una mejor relación población - capital y oportunidades de empleo. Pero discrepaba con Malthus en los medios para logra esto. Mientras el primero defendía la continencia, J. S. Mill no se oponía al uso de anticonceptivos y bregaba por una medida indirecta de reducción de la tasa de natalidad: la igualdad de responsabilidades y oportunidades cívicas y ocupacionales para ambos sexos. Esto también lo diferenció mucho de Adam Smith, quien no tenía una opinión tan favorable a cerca de la educación que debían recibir las mujeres. "Me limitare por ahora, a indicar entre las consecuencias probables de la independencia social y económica de la mujer una gran disminución del mal de la sobrepoblación. Consagrando la mitad de la especie humanan a la función exclusiva de la procreación, haciendo que esta llene la vida entera de uno de los sexos y que entre en casi todos los objetivos del otro, se ha fomentado el instinto animal hasta adquirir la preponderancia desproporcionada que hasta hoy ha ejercido en la vida humana."

En segundo lugar, y respecto al logro de la paz cívica vía difusión de la alfabetización, sus ideas se acercaban mas a las de McCullogh. Estaba persuadido de que reorganizar la sociedad patriarcalmente o paternalmente era una fantasía idealista totalmente inalcanzable. Esto se debía a su convicción de que las clases obreras veían los intereses de sus patrones como totalmente opuestos a los de ellos, y por esto los pobres ya no aceptarían una religión y una moral prescritas por otros. Para Mill esta tendencia a la divergencia de los intereses de las clases ya no se podía revertir con una educación religiosa y por ende no tenía sentido tampoco frenar la difusión de los conocimientos y el acceso a los diarios. Mas bien la solución para él consistía en reorganizar la sociedad de forma cooperativa. El éxito de este fin dependía en ultima instancia de que el pueblo llegara a ser mas educado y racional. Estas ideas se deben a que el propio Mill sentía una simpatía emocional por el incipiente movimiento de la clase obrera. Según él, la división de la especie humana en dos clases hereditarias: patronos y trabajadores, no puede mantenerse indefinidamente. Esta relación antagónica sería sustituida por una de estas dos asociaciones: trabajadores con capitalistas y, en la mayoría de los casos, trabajadores entre sí.

Insistió en que las personas no debían mirarse como riqueza porque la riqueza existe solo para la ventaja de los seres humanos. En esto equivocó su visión, ya que no hay nada en el concepto de la "riqueza humana" contrario a su idea de que la riqueza existe solamente para el bienestar de la gente. Invirtiendo en si mismos los individuos pueden incrementar el rango de elecciones disponibles que tienen, y esta es una manera en que los hombres libres pueden aumentar su bienestar.

Finalmente, y considerando que Senior fue una de las grandes influencias en materia económica que tuvo Mill, compartía con él la idea de que los niños eran incapaces de saber donde está su mejor interés. La educación y la legislación relativa al trabajo de los niños eran, por lo tanto, materias propias para la acción del gobierno, y por ende excepciones a la regla general de no intervención.

 

Conclusiones:

En primer lugar, y en respuesta a la primera pregunta planteada al introducir el trabajo, se puede decir que el interés de los economistas por la educación no es para nada reciente. De hecho, los clásicos han estudiado el tema con mucho interés pero enfatizando cuestiones distintas a la educación como inversión en capital humano. En realidad, cada uno de los autores analizados aquí se interesó en la educación por una razón particular, dependiendo del contexto histórico en que les tocó vivir. Es decir que, en respuesta al segundo interrogante, se observa que la mayoría de los clásicos se concentraron en los aspectos morales y cívicos de la educación, dejando de lado los aspectos vocacionales y el efecto de la educación en la productividad de la mano de obra. La mayor preocupación era la disciplina de la clase trabajadora mas que su especialización. Pero a la vez se advierte, en la evolución histórica del pensamiento económico, que a medida que pasaba el tiempo se le daba cada vez mas atención al aspecto vocacional.

Los economistas clásicos en general, y los aquí analizados particularmente, se han caracterizado por ser fervientes defensores del laissez faire. Esto implica que asumían una identidad entre el interés individual y el general. No obstante, al menos todos los clásicos aquí citados, comprendieron bien que este principio no es aplicable en le campo de la educación. En general, la educación Pública era defendida, en gran parte, por su teoría psicológica y por sus influencias racionalistas. Sin embargo, si bien todos defendían la Educación Pública, cada uno se fundamentó en motivos distintos. Los diversos argumentos en su favor se deben a los marcos históricos específicos en que vivió cada uno de estos autores, que los llevó a preocuparse por aceptos particulares y distintivos del tema.

Para los clásicos los aspectos morales de la educación van de la mano de otros dos problemas: por un lado, la ley y el orden y por otro, el control del crecimiento de la población. Respecto al primero se deseaba evitar una "lucha de clases" y alcanzar la paz social. Sin embargo respecto a este tema había opiniones contrapuestas. Smith, Malthus y Senior tenían la certeza de que difundir la alfabetización conduciría a la preservación pacifica del status quo, mientras que McCullogh y Mill no estaban tan seguros al respecto. En el segundo aspecto es donde más claramente se observa el cambio gradual de énfasis con le paso del tiempo. Malthus abogaba por la instauración de una mayor continencia sexual vía educación. Senior pensaba que sustraer los niños del mercado laboral amortiguaría el crecimiento de la población. Mill opinó que introduciendo a la mujer al mercado laboral, en igualdad de oportunidades que el sexo opuesto, se retardaría el crecimiento de la población.

 

Bibliografía 

Rudolph C. Blitz (1961) "Algunos economistas clásicos y sus opiniones acerca de la educación" ECONOMIA, Revista de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Chile, No 72-73 (pp 34-70).

Eric Roll (1973), "Historia de las doctrinas económicas" FCE, México

T. W. Schultz(1961), "Investment in human capital", American Economic Review, vol.51, pp.1-17.

Adam Smith, "Una Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones", Libro V, Articulo II. 1ª edición del Fondo de Cultura Económica.

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