LA CANÍCULA, LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LAS ENERGÍAS RENOVABLES

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Philippe Bovet
Traducción: Lucía Vera  


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El recalentamiento del planeta es una amenaza global para la humanidad. Desde la Cumbre de la Tierra en Río en 1992, se supone que los Estados debieran actuar para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero, pero discrepan en cuanto a las soluciones. Es vital la cuestión de la energía, y habría que prestar atención a las energías renovables.

Cuando en el verano boreal de 2003 la canícula se instaló en Francia, las necesidades de refrigeración hicieron subir la demanda de electricidad, que EDF (Eléctricté de France) tuvo muchas dificultades en satisfacer. Hubo dos razones para esa dificultad: unos quince de sus 58 reactores nucleares no estaban en funcionamiento por razones de mantenimiento y la generación hidroeléctrica sufrió una fuerte caída a causa de la sequía persistente (1). Para satisfacer las necesidades nacionales y sus compromisos de exportación EDF hizo funcionar al máximo su parque de centrales a carbón y a gas.
A mediados de agosto algunos reactores nucleares registraron temperaturas cada vez más elevadas. Hubo que rociar sus torres de enfriamiento con agua, ya muy escasa, y se otorgaron permisos especiales a EDF para verter en los ríos el agua utilizada en el enfriamiento, que a veces alcanzaba los 30 grados de temperatura, suscitando la cólera de las asociaciones de defensa del medio ambiente. La producción eléctrica francesa, que se apoya en dos fuentes esenciales, la nuclear (78%) y la hidráulica (12%), demostró entonces ser muy sensible a los riesgos climáticos (2).
EDF, creada en 1946, tiene el cuasi monopolio de la generación, distribución, importación y exportación de electricidad en Francia (3). Pero hoy se sabe que la combustión de petróleo, carbón y gas para generar electricidad produce contaminación y gases con efecto invernadero. Por otro lado, hay considerables riesgos vinculados con la utilización del uranio.

No contaminantes e inagotables
Desde los años 1970 y la primera ola de interés por las energías limpias, importantes progresos técnicos han permitido desarrollar las energías renovables (EnR), que son la eólica, la solar, la biomasa y la geotermia. Estas fuentes, no contaminantes e inagotables, presentan la enorme ventaja de ofrecer una energía generada y utilizada localmente, ya sea en el centro de una ciudad como en pleno campo. Todas las grandes multinacionales del petróleo lo han entendido –la petrolera estadounidense Exxon es una excepción voluntaria a la regla– y ahora poseen filiales dedicadas a las EnR, sobre todo la eólica y la fotovoltaica.
Para los especialistas energéticos, la energía fotovoltaica va a tener un fuerte desarrollo en el mundo. En efecto, observa la Asociación Europea de la Industria Fotovoltaica, desde hace 20 años el precio del kilovatio/hora (Kw/h) fotovoltaico baja cada año en un 5%, una caída comparable a la que tuvo lugar en el ámbito de la informática, democratizando el uso de las computadoras. En Japón y California, con horizonte en 2010, e incluso en 2005, el precio del Kw/h solar será el mismo que el de la electricidad convencional.
Algunos de los países europeos invierten masivamente en las tecnologías renovables. Hacia fines de 2002 había 278 MV (megavatios) de energía fotovoltaica instalados en Alemania, contra menos de 17 en Francia. Durante los años 2001 y 2002 Alemania instaló 1,5 millones de metros cuadrados de colectores solares térmicos contra 0,1 en Francia. El retraso francés es igualmente afligente en la energía eólica: su vecino renano contaba a fines de 2002 con 12.000 MV de energía eólica contra sólo 150 MV en Francia (4). Otros países como Austria, Dinamarca, e incluso España tienen también una importante voluntad política en materia de energías descentralizadas.
Ante estos cambios, los medios de comunicación franceses, en ocasión de los fuertes calores, dieron prueba de muy escasa curiosidad para poner en perspectiva las opciones energéticas. “Para nuestros medios, la energía solar sigue siendo un tema tabú – explica Marc Jedliczka, director de la asociación Hespul, especializada en el desarrollo de la energía fotovoltaica–. Hablamos de ella para los satélites, los dominios y territorios de ultramar (DOM-TOM) o los dispensarios africanos. De hecho, todo lo que está alejado de nuestra realidad cotidiana”.
El 13 de agosto de 2003, Michèle Pappalardo, directora de la Agencia para el Medio Ambiente y el Control de la Energía (Ademe), fue una de las invitadas en el programa de France-Inter “El teléfono suena”, dedicado ese día al recalentamiento climático. Pappalardo explicó que es necesario “tener energías renovables que no produzcan gas carbónico” y que eso requería “investigación”. ¿Es realmente necesario esperar el resultado de posibles investigaciones, cuando las EnR son una realidad cotidiana en los países vecinos?
Otra invitada, Roselyne Bachelot, ministra de Ecología y de Desarrollo Sustentable, comparó los 3.600 MV de capacidad de la central nuclear de Chinon con los equivalentes renovables: “Para reemplazar Chinon habría que construir 2.000 plantas eólicas de 2 MV cada una. Aun así, sólo funcionan un tercio del tiempo. Y si usted quiere hacer energía fotovoltaica habría que tener 3.600 hectáreas de paneles solares con un costo de suministro eléctrico cinco veces superior (...). Además, la energía solar (...) produce deshechos altamente tóxicos”. Para mantener una imagen políticamente muy correcta, Bachelot agregó sin embargo: “Es imprescindible promover las energías renovables”.
Nadie recordó entonces que las EnR se conciben de manera descentralizada, que la solar es una energía generada y consumida localmente y que la eólica se piensa en un marco regional. Estas dos fuentes no son apropiadas para dirigir su producción hacia los consumidores por medio de una vasta red nacional de líneas de alta tensión. Un estudio de la Asociación Europea de la Industria Fotovoltaica (EPIA) ha mostrado que incorporando paneles fotovoltaicos en el 40% de los techos (especialmente en los techos planos industriales o comerciales) y en el 15% de las fachadas (algunas partes de inmuebles colectivos y rascacielos), un país como Alemania podría producir el 30% de la electricidad que necesita (5).
Nadie recordó tampoco que si bien la electricidad solar es todavía onerosa, también es cierto que, como lo indica el ex ministro de Medio Ambiente Yves Cochet, “desde hace treinta años la energía nuclear acapara la mayor parte de los subsidios públicos para la investigación y el desarrollo energético, mientras que sólo el 2% de los créditos públicos es otorgado a las energías renovables, habiendo caído en un 40% en el presupuesto de 2003 de la Ademe (6). Sobre los posibles deshechos tóxicos de la generación fotovoltaica, Arnaud Mine, director de Apex BP Solar, filial dedicada a la electricidad solar de la petrolera British Petroleum (BP), precisa: “En la fabricación de los paneles fotovoltaicos se utiliza el silicio y también ácidos, solventes y compuestos fluorados. Pero todos esos elementos son reciclados y no hay emisión de tóxicos hacia el medio ambiente. Procesos de fabricación similares se realizan en la electrónica, pero Roselyne Bachelot no señala a esa industria con el dedo”. Este cuestionamiento de las EnR por parte de un miembro del gobierno, contradice abiertamente los compromisos europeos de Francia, cuya producción de electricidad para consumo interno deberá ir incluyendo, a partir de ahora y hasta el 2010, un 21% de energías renovables, incluyendo la hidráulica.

Ajenas a la tecnociencia
El desarrollo de la generación solar recién está comenzando y ningún país puede pretender una producción importante. Pero no es una razón para rechazar esta energía que, como las otras EnR, debe concebirse de manera complementaria con las demás. Si bien la energía fotovoltaica sólo produce de día, resulta bastante pertinente ya que el 61% de la demanda eléctrica se da entre las 7 y las 21 horas. La energía solar térmica abastece del 40% al 70% de las necesidades de agua caliente de una vivienda y el 100% en los días más soleados. Producida en cantidad suficiente, el agua caliente solar se conserva fácilmente durante varios días.
Evidentemente, la energía eólica solo funciona cuando el viento sopla, es decir, durante un tercio del año. Pero esto ocurre sobre todo en invierno, precisamente en el momento en que se incrementa su necesidad. Los gestores de los parques eólicos saben que para paliar la intermitencia de la generación hay que tener plantas ubicadas en diversos sitios y trabajar con las demás fuentes limpias. La geotermia y la biomasa, por su parte, suministran calor y electricidad a pedido. Cuando Alemania prevé generar con las EnR el 50% de su electricidad en 2050, apuesta precisamente al conjunto de esas complementariedades.
Sin embargo, la idea de un comienzo de cambio en la generación energética francesa parece muy alejada de las consideraciones de la prensa francesa, por ejemplo. “Los medios están inmersos en el dogma de la cultura energética centralizada que reina en Francia desde hace más de 50 años”, explica Didier Lenoir, presidente del Comité de Vinculación de las Energías Renovables. EDF es un importante comprador de espacios publicitarios. Durante 2001 y 2002 esta empresa fue uno de los primeros anunciantes de Radio-France (7). Y para France Inter, entre noviembre de 2002 y octubre de 2003, EDF fue también el cuarto anunciante, con un presupuesto de 1,3 millones de euros.
Entre noviembre de 2001-octubre de 2002 y noviembre de 2002-octubre de 2003 el presupuesto publicitario de EDF en la prensa diaria nacional aumentó en un 73%, pasando de 2,6 a 4,5 millones de euros. La cantidad de páginas de publicidad creció el 91,4% (8). Los industriales de las energías renovables, y también el mundo asociativo creen, como lo recuerda Hélène Gassin, encargada de la energía en Greenpeace Francia, que “la prensa francesa en su inmensa mayoría repite las ideas del pensamiento dominante y está más dispuesta a hablar de la generación eólica cuando hay un conflicto en una implantación. Para muchos periodistas las energías renovables no son algo serio, porque no representan el triunfo de la tecnociencia”, sino todo lo contrario: son simples de comprender y simples para implementar.
Más allá de las energías renovables, también está ausente la discusión sobre el despilfarro energético. Desde 1974 a 2000 Francia multiplicó por cuatro su consumo eléctrico. “ Hace más de veinte años que las campañas publicitarias alaban a la energía como abundante, no cara y no contaminante –explica Benoit Lebot, presidente de la asociación Négawatt–. Y se sigue llevando a cabo una política de oferta siempre creciente. Pero es la demanda la que debería encuadrarse, como se lo hace con el consumo de tabaco o de alcohol”. La revisión de nuestra política energética puede hacerse regulando el consumo, es decir, trabajando para lograr la sobriedad y la eficacia energéticas.
Sobriedad rima con acciones simples. Renovación del hábitat –aislamiento de las paredes interiores, instalación de vidrios dobles, mejora de la ventilación–, refrigeradores económicos en electricidad, lamparillas de bajo consumo, supresión en los aparatos eléctricos de la opción de consumo mínimo permanente... Toda una acumulación de acciones locales “con frecuencia modestas, incluso imperceptibles, pero que producen un efecto conjunto considerable”. Estos potenciales de ahorro son gigantescos, especialmente en el hábitat (viviendas y oficinas), que acapara el 46% del consumo energético francés (9). Con el simple reemplazo en cada vivienda de las lamparillas más utilizadas por modelos de bajo consumo, se ahorraría la producción anual de un reactor nuclear y medio (10).
Estudiar y volver a pensar nuestras necesidades, y agregar el uso de las energías renovables es una manera de prevenir eficazmente posibles nuevas crisis energéticas. Pero el mundo político francés y los medios de comunicación siguen sordos a esas opciones, así como a los problemas ambientales globales que nos amenazan.

1 Un 28,8% en agosto de 2003 con relación a agosto de 2002. Cifras de Wise-París, Asociación para la Información sobre la Energía y el Medio Ambiente.
2 El 10% de la electricidad es generada por centrales térmicas, a combustión de gas y de carbón. Y el 0,6% por energías renovables. Ministerio de Energía, Observatorio de energía, 2002.
3 Desde febrero de 1999 una desregulación permite a las grandes empresas comprar energía eléctrica a otros generadores. Los particulares cpontarán con esta posibilidad en 2007.
4     Baromètre Eurobserver en Systèmes solaires, números de enero y marzo 2002, enero 2003.
5     Potential for building integrated photovoltaics, Asociación Europea de la Industria Fotovoltaica, Bruselas, 2001.
6  Yves Cochet, Agnès Sinaï, Sauver la Terre, Ed. Fayard, París, 2003.
7  Administración publicitaria de Radio-France.
8  TNS Media Intelligence, agencia de asesoramiento y análisis de la publicidad en medios europeos.
9  Cifras correspondientes al año 2000, Environnement Magazine, diciembre de 2002.
10  Les Cahiers de Global Chance, Nº 17, Suresnes, septiembre de 2003.

Recuadro:
Desde siempre, o casi
La madera es utilizada como combustible desde la noche de los tiempos, las fuentes de agua caliente y la geotermia eran apreciadas por los romanos, y los molinos de viento han contribuido ampliamente al desarrollo de los Países Bajos...
Pero la utilización activa de la energía solar es más reciente. Se distinguen dos tipos. La energía solar térmica produce agua caliente para uso doméstico e industrial. La energía solar fotovoltaica transforma directamente los rayos solares en electricidad. Esta corriente se utiliza tanto para edificios no conectados a la red (una finca aislada, un faro...), donde es consumida o almacenada en baterías, como para edificios conectados a la red, que la consumen o revenden a la red, los consumidores cercanos. En Alemania el precio de compra del Kw/h fotovoltaico ha sido recientemente revisado hacia arriba; ahora es de 0,57 euros contra 0,15 en Francia.
La biomasa corresponde al uso de la madera y de las plantas. Se fabrican carburantes verdes con colza, girasol... y gas (biogas) por la fermentación de las plantas y de los desechos. La madera es una energía subutilizada. Los bosques franceses no están bien conservados y cada verano se tiene una prueba de ello: los incendios de bosques devastaron 60.000 hectáreas en 2003, contra 20.000 en 2002 (1). El desarrollo del sector de las energías renovables (EnR) podría ser fuertemente creador de empleos. Al elegir la opción de desarrollar las energías renovables podrían crearse en Francia 500.000 empleos de ahora a 2030 (2), la mayor parte de ellos locales, que ofrecerían una gran diversidad de calificaciones.

1 Ministerio del Interior. A compléter. Ca arrive
2 Les cahiers de Global Chance. A compléter. Ca arrive

Golpe de calor sobre el planeta

16 de febrero de 2004.
eldiplo.org

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