RESUMEN DE "LA DIVINA COMEDIA"

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Un suave color de zafiro oriental, contenido en el sereno aspecto del aire puro hasta el primer cielo, reapareció delicioso a su vista, en cuanto salieron de la atmósfera muerta, que les había contristado los ojos y mi corazón.

Se encontraron con un anciano de nombre Catón de Utica que estaba en la isla y que era el guardián de la misma. Estaban aún en la orilla del mar cuando de pronto apareció ante nosotros un enorme barco con una cien almas, el que dirigía este barco era un hermoso ángel. El celestial barquero estaba en la popa. El ángel les hizo la señal de la santa cruz, a cuya señal se arrojaron todos a la playa, y él se alejó con la misma velocidad con que había venido. Entre las almas que bajaron del barco estaba el buen Casella, un músico y cantor florentino muy allegado a ellos.

Se encaminaron hacia la montaña del Purgatorio. El camino hacia la montaña era muy largo. Se encontraron con Manfredo, que es el nieto de la emperatriz Consatnza.

En el camino Virgilio y Dante se encontraron con varios conocidos que murieron violentamente y que incluso no se sabe nada de ellos en la tierra. Ellos les explicaron como murieron mientras llegaban a la montaña del Purgatorio.

Por fin se encontraron con Sordello que lo guío hasta la montaña. En el camino se encontraron con Nino, el cual le rogó que le dijera a su Juana que rezara por él.

A la hora del amanecer les pareció ver entre sueños un águila con las plumas de oro suspendida del cielo, con las abiertas y preparada a bajar. Después le pareció que dando algunas vueltas, bajaba terrible, como un rayo.

Llegaron junto al Purgatorio, se encontraron con una mujer que dijo llamarse Lucía, ella le dijo a Sordello que los podía dejar en sus manos, que ella los terminaría de guiar al Purgatorio. Sordello se quedó con las otras sombras.

 

Ya en el Purgatorio, se adelantaron, el primer escalón era de mármol, el segundo, más obscuro que el color turquí, el tercero, que gravita sobre los demás, era de un color rojo como la sangre que brota de las venas. Sobre este último tenía ambas plantas el Angel de Dios. Virgilio lo condujo por los tres escalones diciéndole que le rogara humildemente abriera la puerta.

El Angel, con la punta de su espada le trazó siete veces en la frente la letra P que es el símbolo de los siete pecados capitales y le dijo que procurara lavar estas manchas cuando estuviera dentro.

Enseguida sacó dos llaves, una de las cuales era de oro y la otra de plata: primero con la blanca y luego con la amarilla abrió la puerta. Después empujó la puerta hacia el sagrado recinto, diciendo: entrad; mas debo advertiros que quien mira hacia atrás vuelve a salir.

Llegaron a la primera grada donde la abrumadora condición de sus tormentos les hace inclinarse al suelo. Son los cristianos soberbios, miserables y débiles, que están enfermos de la vista del entendimiento.

Habían dado ya una vuelta por el monte, y el Sol estaba mucho más adelantado en su camino de lo que nuestro absorto espíritu creyera, cuando aquel que siempre andaba cuidadoso les dijo que levantaran la cabeza, que no era tiempo de ir tan pensativos.

Se les acercó un ángel, abrió los brazos y después las alas, diciendo: venid; cerca de aquí están las gradas y puede subirse fácilmente por ellas.

Los condujo hacia donde la roca estaba cortada; y allí agitó sus alas sobre su rente permitiéndole seguir su camino. Pensaron en la diferencia del infierno con el purgatorio, en uno se oían horribles lamentos y en el otro cánticos.

Dante le preguntó a Virgilio sobre qué se había aliviado. Virgilio le dijo que cuando las P, que aun quedaban en su frente casi borradas, hayan desaparecido enteramente, como una de ellas, tus pies obedecerán tan sumisos a su voluntad.

Extendiendo los dedos de la mano derecha, sólo encontró seis de las letras que el Angel de las llaves había gravado en su frente.

 

Habían llegado a lo alto de la escala, donde por segunda vez se adelgazó la montaña destinada a la purificación de los que suben por ella.

Ya habían recorrido en poco tiempo un trayecto equivalente a una milla, cuando sintieron volar hacia ellos pero sin poder verlos.

Llegaron al segundo circulo donde se castigaba la envidia; pero las cuerdas del azote son movidas por el amor. En ese círculo cada cual sostenía a otro con la espalda y todos estaban a su vez por la roca. Los que están en ese círculo tienen sus párpados atravesados y cosidos por un alambre, como se hace con los gavilanes salvajes para domesticarlos.

Caminando ya el Sol hacia la noche, Dante vio venir un espíritu que al principio no supo que era, era un mensajero que les dijo que entraran por una escalera que era menso empinada que las otras.

Observó que habían llegado a otro círculo, allí le pareció que era súbitamente arrebatado en éxtasis, y veía un templo con muchas personas entre ellas una mujer, luego otra mujer llorando. Siguieron en el camino del tercer círculo cuando ya obscurecía, vieron adelantarse poco a poco hacia ellos una humareda obscura como la noche; sin que hubiese por allí un sitio donde guarecerse de ella y que los privó del uso de la vista y del aire puro. En este círculo se encontraron a Marco Lombardo el cual le rogó que le dijera a sus familiares en la tierra que rezaran por él.

Una vez que salen del humo, Dante tiene una visión donde ve ejemplo de ira castigada, como Amán.

Sube a la cuarta rampa y tienen que quedarse allí porque los sorprende la noche; Virgilio le explicó a Dante la distribución de los pecados en el Purgatorio según la teoría platónica. Para Platón, del amor nace todo vicio o virtud.

 

En la cuarta rampa están los negligentes que corren continuamente gritando ejemplos de castidad y otros de negligencia castigada.

Dante fatigado, se duerme y tiene un sueño simbólico que Virgilio interpreta. Ve en el sueño a una mujer espantosamente fea y deforme que se vuelve hermosa cuando la miró. Esta mujer representaba la avaricia, la gula y la lujuria. Antes de que la mujer terminara de cantar aparece una mujer santa que es la verdad. La Verdad se acerca a la sirena y le desgarra el vestido que muestra el vientre desnudo, del que sale un olor tan horrible que despierta a Dante.

La Luna que salió tarde y casi media noche, hacía que nos pareciera más escasas las estrellas. Se levantó, todos los círculos del sagrado monte estaban ya inundados por la luz del día y continuaron caminando teniendo al Sol a sus espaldas.

Llegando al quinto círculo vio algunas almas que lloraban tendidas en el suelo boca abajo, se acercó a un espíritu, él le dijo que tenían que dar la espalda al cielo por la avaricia, lo que hace la avaricia, se manifiesta allí, así como sus ojos, fijos en cosas terrenales, no miran nunca hacia arriba, del mismo modo la justicia los sumerge en el suelo. El espíritu le dijo que por favor le dijera a su sobrina Alagia que rezara por él.

Se encontraron con Estacio que los siguió a los siguientes círculos.

Después llegaron a la sexta rampa, en la entrada el ángel le borra la sexta P, allí estaban los golosos, allí había un árbol con manzanas olorosas y un río con agua muy apetecible. Pero los que estaban allí no podían comer nada, sufriendo hambre; allí también se encontró con un conocido que se llamaba Forese, el cual le pidió que le dijera sus familiares que estaba bien y que rezaran por él. De un segundo árbol se oyen voces que narran ejemplos de los castigos de la gula.

 

Mientras suben a la séptima rampa, Estacio explica a Dante la teoría del origen del hombre y de su existencia después de la muerte.

Llegan al círculo donde se castigan a los lujuriosos; todo está envuelto en llamas, menos el borde externo. Vieron moverse en medio del fuego a las almas que cantan un himno.

Dante se rehusó a seguir por el camino pues el fuego se veía verdaderamente amenazador, entonces Virgilio le dijo a Dante que en entre él y Beatriz solo había esa barrera de fuego, entonces Dante cambió de parecer y decidió que si que quería cruzar por la barrera de fuego con tal de que estuviera con su amada Beatriz.

Cuando por fin llegan a la cima del monte Virgilio le dijo a Dante que tenía que dejarlo seguir solo sin una guía más que su criterio.

Entonces Dante se encontraba en un hermoso jardín con una enrome variedad de flores, en ese jardín se encontró con una mujer hermosa de nombre Matilde, ella le dijo a Dante que para llegar con ella tenía que cruzar el río que los separaba, ese río se bifurcaba en dos ramas, una rama era la del olvido y la otra la de la nueva vida.

En su camino vio como pasaba un candelabro con siete velas de oro y detrás un grupo de veinticuatro ancianos con guirnaldas. Detrás venía un carro, su brillo era mayor al del Sol, el carro era conducido por un animal mitad león y mitad águila.

También venían siete hermosas mujeres que eran las virtudes, tres de ellas eran las virtudes teologales que iban vestidas de fuego, esmeralda y nieve.

Entonces por fin se encontró con su amada Beatriz, ellos le reclamó el que no la había cuidado bien, él aceptó su reclamó y le dijo que estaba dispuesto a seguir su camino con ella como su guía hacia lo más alto del cielo.

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