CAÍDA

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19-1-1968 Fecha de la entrevista concedida a Macciocchi. Entre otras cosas dice: trabajo con tres o cuatro camaradas y amigos, profesores de filosofía. En la actualidad, sobre todo, con Balibar, Badiou, Macherey. Las ideas que acabo de exponer son el resultado de nuestro trabajo común (...) ciertas críticas que ciertos militantes nos hicieron en el curso de la sesión del Comité Central de Argenteuil nos han sido de gran ayuda. Otras también. (73-12)

 

1-1968 Macciocchi: También mi temporada gozosa con Althusser se encaminaba bruscamente a su fin a comienzos del 68. Él me había dado a leer a Mao, en sus Cuadernos marxista-leninistas que se imprimían en la escuela y que él amontonaba en su despacho. Sus últimas conversaciones conmigo se referían a los ensayos de Mao sobre la revolución cultural, la inmensa insubordinación que se propagaba en China, la rebelión contra los rusos: todo eso iba preparando el Mayo francés (...continúa narrando su despedida de Althusser para hacer la campaña electoral como diputada por Nápoles). (50-329)

 

1968 Publica en L. Althusser "Marx- Az Elmélet Forradalma" (Budapest: Kossuth) la versión revisada de "La Tâche Historique de la Philosophie Marxiste" (5-1967). (2-345); incluye la nota "A Magyar Olvasohoz" (a mis lectores húngaros). (2-346)

 

23-1-1968 Intervención en el Seminario Hegel dirigido por Jean Hyppolite en el Colegio de Francia durante el curso del año 1967. En el inicio de su comunicación dice: "...Añado que tengo con respecto a Hyppolite una deuda indudable. Si he podido sospechar el alcance teórico revolucionario de la obra de Marx en filosofía es gracias a un amigo muy querido, Jacques Martin, desaparecido hace unos cinco años. Ahora bien, Martin tuvo el privilegio de oír, bajo la ocupación, en París, a Hyppolite, entonces profesor de la Escuela Normal Superior, comentar ciertos pasajes de la "Fenomenología del espíritu". Según todo lo que sé, éstos no eran, creamenlo por favor, en ese período particular, comentarios ordinarios. Lo que Hyppolite decía entonces ayudó a muchos de sus estudiantes a orientarse "en el pensamiento", como decía Kant, es decir, también en la política. Hyppolite seguramente ha olvidado las palabras que pronunció: pero no todo el mundo las ha olvidado. Doy testimonio de ello aquí.

 

Contrariamente a lo que dice el sentido común, que es el de los financieros y el de los notarios, hay muchos escritos que vuelan, pero algunas palabras que permanecen. Sin duda porque han sido inscritas en la vida y en la historia".

 

Finaliza su exposición con estas otras palabras: "Transformar el mundo no es explorar la luna. Es hacer la revolución y construir el socialismo, sin regresar hacia el capitalismo. El resto, incluida la luna, nos será dado por añadidura". (13-93)

 

3-2-1968 De esta fecha data la primera carta enviada a Macciocchi, de la correspondencia luego publicada. (2-237)

 

24-2-1968 Presenta ante la Société Française de Philosophie una "comunicación" titulada "Lénine et la philosophie". (12-7)

 

Es así como el 24 de febrero de 1968, Lenin hizo su entrada en la Sociedad Francesa de filosofía, sociedad compuesta por 180 miembros reclutados por cooptación, y a cuyas sesiones los no-miembros pueden concurrir pero sin tomar la palabra, a menos que el presidente los autorice. (8-100)

 

Las opiniones sobre filosofía y filósofos entonces expresadas por Althusser ante sus colegas de profesión, provocaron una considerable irritación hacia él, siendo precisa la intervención del presidente, Jean Wahl. (2-200)

 

15-3-1968 Es publicado "La Filosofia, la Politica e la Scienza (una lettera di Louis Althusser sul pensiero di Gramsci)" en Rinascita 11. (2-346)

 

4-1968 Publica "La Philosophie comme arme de la révolution (Réponse à huit questions)" (1967) en La Pensée 138. (2-345)

 

29-4-1968 Primera exposición de Alain Badiou ("El concepto de modelo") en el marco del Curso de Filosofía para Científicos impartido en la École Normale Supérieure. La continuación debería haber sido objeto de una segunda exposición esta vez el 13 de Mayo del mismo año. Pero aquel día las masas populares, movilizadas contra la dictadura burguesa del gaullismo, daban en todo el país testimonio de su determinación y ponían sobre el tapete el proceso que había de conducir a un formidable enfrentamiento de clases, al trastorno de la coyuntura política y a la provocación de efectos cuya continuidad, seguramente, no habrá de hacerse esperar. Es comprensible que en medio de aquella tempestad la intervención en el frente filosófico hubo de pasar a segundo plano. (11-7)

 

5-1968 Otro grupo esquizofrénico de esa tarde, más patético si cabe, será la UJCml, uno de los dos partidos pro-chinos, el menos dogmático, dirigido por Robert Linhart y un puñado de alumnos de Louis Althusser, en la Escuela Normal Superior de la rue Ulm. Desde que el 2 de Mayo algunos estudiantes de Nanterre se burlaron de sus pretensiones militares para defender el campus contra los fascistas, los pro-chinos miran los acontecimientos con un ojo cada vez más crítico. ¿Qué significa esta revolución llevada a cabo por estudiantes pequeño burgueses? Su impresora no se cansa de sacar octavillas sobre el tema "y ahora, a las fábricas" y sus militantes de pedir que la revolución se dirija hacia los "barrios populares". Robert Linhart está instalado día y noche en la Normal Sup, difundiendo sin descanso su brillante discurso. Esta tarde del 10 de Mayo ha prohibido a sus militantes que bajen a la calle. Porque el asunto es grave: la pequeña burguesía -en este caso los estudiantes-, arrastra a la clase obrera -es decir, a los centenares de jóvenes del extrarradio que se han unido a los estudiantes desde el primer día-, a una trampa tendida por la socialdemocracia -?-, aliada al poder gaullista -los CRS-. A fuerza de ser genial, Robert Linhart acaba por desvariar. Llama a Waldeck Rochet, el secretario general del PC, para informarle del complot que amenaza a la clase obrera. Escribe a Mao Tse Tung. Huye de la rue Ulm, en el corazón de la zona de las barricadas, creyendo que lo persiguen. Toma el tren. Salta en marcha. Empieza una cura de sueño. (49-49)

 

El 16 de Mayo los militantes de la UJCml se despiertan. Como Robert Linhart está "agotado", Benny Lévy toma las riendas del partido pro-chino de la calle Ulm. La clase obrera se ha levantado. (49-68)

 

B.-H. Lévy: Eterna pregunta, eternamente planteada desde los días inmediatamente posteriores a Mayo del 68: ¿Por qué los maoístas franceses, cuya fascinación por el terror era de notoriedad pública, no cedieron finalmente a él? ¿Qué los contuvo? ¿Qué los inhibió? ¿Qué pudo poner un dique a la marea de violencia que se sentía subir de Bruay, de las Houillières o de los "tribunales populares" en los que se instituían a sí mismos como procuradores? Respuesta no menos eterna y, también ella, sobada hasta el agotamiento y la náusea: el dique fueron los intelectuales (...) Si los maoístas hubieran pasado todos esos años en los sótanos de la Escuela Normal tal vez hubieran cedido a la tentación. El ir al encuentro de la clase obrera, el haber abandonado los libros para rozarse con el mundo, los habría, por el contrario, y por una sola vez, curado de su locura, y ablandado. Su suerte, nuestra suerte, fue esa decisión de "establecerse". (72-352)

 

Macciocchi: Desde Nápoles escribía y escribía a la dirección de la Rue d'Ulm (...) Althusser me respondía metódico: comparaba nuestros intercambios de cartas con los de Labriola con Engels y Freud con Jung. Sus cartas, que otros juzgarían áridas, para mí eran siempre un mensaje planetario. Atribuía a cada palabra un sentido especial, un eco de nuestras conversaciones (...) La carta de respuesta, con el noble membrete École Normale sup., me conmovía por sí sola. La conservaba en el bolso, como un talismán. Y la leía y releía antes de los mitines, o durante mis tournées electorales (...) Después, un día, las cartas se interrumpieron. Caí en un gran "agujero negro" de desesperación. Sólo más adelante me llegó una nota lacónica: "Estoy enfermo, mantén las relaciones con Hélène". Althusser había enfermado en pleno 68, entre la revuelta invocada y la realidad de su configuración. Como el brujo, había levantado una tormenta que ya no conseguía dominar, ya no hallaba el trait d'union, que para él había estado siempre tercamente presente, entre la rebelión y la evolución del PCF, que constituía, en cambio, el principal blanco de aquella rebelión. Unos estudiantes desconocidos habían penetrado en su sótano, le habían quemado los manuscritos y habían montado allí una juerga. "Emmenez vos capotes", habían escrito en la pared de su despacho. Él había acabado en la clínica de L'Eau vive, con una depresión nerviosa. Hélène entonces había tomado las riendas, como ocurriría a continuación durante las sucesivas crisis y delirios, y lo había acompañado a la clínica neuropsiquiátrica de Soisy, asistiendo a su retorno a la vida después del mazazo de los electrochoques, a los que se sometía sin rebelarse. Hélène me envió por fin un telegrama tranquilizador: "Louis va mieux. Lettre suit, affectueusement, Hélène".

 

(...) Recién elegida diputada, me escapé a París, donde mayo había estallado hacía diez días, y llegué allá desde Bruselas, cruzando la frontera belga (...) En el pinar de L'Eau vive encontré a Althusser tumbado cuan largo era en la cama, mirándome como si hubiera perdido la memoria de nuestra amistad y de mí. Se limitó a preguntar, en un soplo: "¿Te han elegido?". Pareció como si una ligera alegría pasase por su rostro, blanco como el papel, con ojos dibujados a carbón como dos agujeros. Comentó: "Está bien, así no te quedas sin trabajo".

 

Hélène, durante aquella crisis, gobernaba su vida social y política (...) Cuando Louis daba muestras de curación, se dirigían los dos a Gordes, un pueblecito del sur de Francia, antiguo y noble, donde Hélène había creado para él un refugio secreto (...) una casa de muros de piedra, cuya puerta se abría raramente a los amigos. A los más queridos, Hélène les enseñaba en París las fotografías de la habitación donde trabajaba Louis. (50-343)

 

En el 68 asistí a la primera gran crisis de Althusser, después de la revuelta estudiantil de París. "Mantén la relación con Hélène", me escribió lacónicamente a Nápoles. Hélène entonces, como ocurriría después a menudo en las sucesivas neurosis y delirios, lo cogía de la mano, lo acompañaba a la clínica neuropsiquiátrica, asistía a su retorno a la vida después de los mazazos de los electroshocks a los que le sometían. Mientras tanto, gobernaba su vida social: clasificaba las cartas, recogía las llamadas telefónicas, seleccionaba las amistades, aceptaba algunas, eliminaba otras. Dirigía, en síntesis, la célula social y política del gran filósofo. ¿O quizá era la enfermera? Enfermera: una especie de madre al cuadrado, como en la matriz francesa de la palabra enfermera: madre para enfermos. Después, cuando Louis daba señales de curación, se trasladaban ambos a Gordes, en el sur de Francia, una pequeña ciudad antigua y noble, donde Hélène había creado para Louis una gran casa secreta, cuya puerta raramente se abría a los amigos. A los más queridos, les enseñaba la fotografía de la habitación en la que Louis trabajaba. (71-9)

 

Dos de los menos espectaculares graffiti aparecidos en las paredes del Barrio Latino lo decían todo: "A quoi sert Althusser?"; "Althusser, Plekhanov, même combat". (2-235)

 

1968 Publica "An die deutschen Leser" (1967) en L. Althusser "Fur Marx" (Frankfurt:Suhrkamp). (2-346)

 

1968 Publica "Avertissement"(1967) en L. Althusser y E. Balibar LIRE LE CAPITAL (François Maspero.2nd ed.). (2-346)

 

Lire "le Capital" fue reeditado suprimiendo el objeto del escándalo: los textos demasiado "estructuralistas". Se anunció que la filosofía tomaría conciencia de su modestia y volvería a su verdadero papel: el servicio de la política. Había llegado el momento de la "toma de partido en filosofía". (8-100)

 

10-1968 Althusser organiza en la rue d'Ulm un acto de homenaje a Jean Hyppolite, poco después de su muerte. Participa Michel Foucault. (75-45)

 

10/11-1968 Publica LÉNINE ET LA PHILOSOPHIE en el Bulletin de la Société Française de Philosophie 4, reeditado (sin las intervenciones de Jean Wahl y otros) en François Maspero (1969). (2-346)

 

12-68 Macciocchi: A finales de otoño de 1968, le había mandado el manuscrito de mi libro (Lettere dall'interno del P.C.I.), que juzgó magnífico. Me ordenó que lo diera a la imprenta, que lo publicara en el plazo de un mes. "Es un libro excepcional: debes atreverte a todo para que vea la luz" (...) "Nada de ceder ante los revisionistas", concluía Althusser, de rebote. Resumo de mala manera sus cartas, nítidas y geniales, en las que me describía la estrategia (este es el obstáculo [A], o bien es la asechanza [B]), como Clausewitz se ocupaba de las batallas napoleónicas. No reproduzco hoy esas cartas sólo porque contienen muchas inflexiones políticas y personales, y están recorridas como por un hilo de dolor y de angustia: él me pasaba una bandera que había sido incapaz de empuñar en el 68 (...) Althusser le había pasado el manuscrito a Maspero y le había "ordenado" publicarlo. En Italia yo se lo destiné a Giangiacomo Feltrinelli, llevándoselo a Milán. Lo leyó en una noche y al día siguiente me telefoneó a Roma: "Es muy bueno, lo publico inmediatamente". (50-345)

 

12-68 Michel Foucault figura como "director" del departamento de filosofía en Vincennes. Trató de reclutar a la joven generación entre los discípulos de Althusser y de Lacan, especialmente en el grupo de fundadores de los Cahiers pour l'analyse. Por lo menos cuando resulta posible, pues varios de los que le hubiera gustado reclutar están cumpliendo el servicio militar, como es el caso de Alain Grosrichard. "¡Si fui designada -dice Judith Miller risueña- es porque este problema no se planteaba en mi caso!" Además de la hija de Lacan, también se integrarán Alain Badiou, Jacques Rancière, François Regnault y algunos más (...) para equilibrar algo las cosas, es decir para evitar que el departamento de filosofía sea completamente fagocitado por los maoístas, ultramayoritarios en el equipo de filósofos reunido por él, Foucault recurre a Henri Weber, dirigente trotskista en aquel entonces. Etienne Balibar, reclutado él también, no tendrá la vida nada fácil debido a su pertenencia al Partido Comunista. Finalmente, para asumir el papel de moderador en este ambiente agresivamente militante, Foucault llama a un sabio, famoso tanto por sus competencias pedagógicas como por sus cualidades de federador: François Châtelet (...)

 

...Se publica un programa de las asignaturas (...) Ahí van unos cuantos ejemplos de los títulos de las asignaturas del curso 1968-69:

"Revisionismo-izquierdismo" por Jacques Rancière, "Ciencias de las formaciones sociales y filosofía marxista" por Etienne Balibar, "Revoluciones culturales" por Judith Miller, "Lucha ideológica" por Alain Badiou (...) El curso siguiente (1969-70), los títulos de las asignaturas conservan el mismo tenor, y así, sin orden ni concierto, encontramos: "Teoría de la segunda etapa del marxismo-leninismo: el estalinismo" por Jacques Rancière y "Tercera etapa del marxismo-leninismo: el maoísmo" por Judith Miller; una "Introducción al marxismo del siglo XX: Lenin, Trotski y el movimiento bolchevique" por Henri Weber; "La dialéctica marxista" por Alain Badiou... (75-250)

 

1969 Publica "Sur le 'Contrat Social' (les décalages)" en Cahiers pour l'Analyse 8, expuesto en el Curso de 1965-66 en la ENS. (2-345)

 

1969 Publica "Avertisement aux lecteurs du livre I du 'Capital'" en Karl Marx "Le Capital" livre I (Garnier-Flammarion. París). (2-346)

 

3-1969 Son publicadas las cartas a Maria Antonietta Macciocchi (1968-9) en "Lettere dall'interno del P.C.I." (Feltrinelli. Milan). (2-346)

 

15-3-1969 Tenemos dos textos de Althusser sobre Mayo de 68, escritos en esta misma fecha: uno destinado a Italia, retoma sin pudor las ideas y el estilo de Marchais: la clase obrera se ocupa sólo de sus asuntos; es preciso que los estudiantes "se lo metan en la cabeza"; son pequeños burgueses a los que puede curarse aplicándoles un buen tratamiento. Al final de la carta, aparece al menos un problema: el partido ha perdido contacto con la juventud... En La Pensée, el tono cambia. Ya no hay necesidad de "meter en la cabeza" de los estudiantes que deben ocuparse de sus asuntos. Para esto bastan Juquin y sus tropas. Althusser coloca en primer plano el foso cavado entre el Partido y los estudiantes, critica los ataques de Verret, subraya el carácter progresista del movimiento estudiantil. (8-48)

 

21-3-1969 Publica "Comment lire 'le Capital'?" en l'Humanité. (2-346)

 

4-1969 Pronuncia una conferencia sobre Hegel ("Lénine devant Hegel"). (2-200)

 

4-1969 Fecha un manuscrito no publicado y titulado "De la Superstructure (Droit-Etat-Idéologie), del que un extracto será su posterior libro "Ideología y A.I.E.". En el manuscrito, Althusser anuncia un próximo libro -presumiblemente suyo- titulado "Ecoles". Nunca se materializó. "La escuela capitalista en Francia" (1971) de Christian Baudelot y Roger Establet buscó

establecer y desarrollar las tesis de Althusser. (2-225/228/347)

 

6-1969 Publica "A propos de l'article de Michel Verret sur 'Mai etudiant'" en La Pensée 145. (2-346)

 

6-1969 La declarada política del orden colocaba al althusserismo en una posición comprometedora. Era la época en que el número de docentes espantados por Mayo iban al PC como si fuera el último bastión del orden universitario. El discurso althusseriano sobre la ciencia y la ideología suministraba a ese encuentro un punto de honor teórico... esto es lo que para muchos querían decir las "conquistas de Mayo": un lugar para los epistemólogos y para los semiólogos. Para llevarle la contra a "Foucault y los izquierdistas", en Vincennes el alumno-profesor encargado de formar teóricamente a los jóvenes de la UEC les aconsejaba leer a Althusser, Balibar y Bachelard. Los intelectuales al día de La Nouvelle Critique, enteramente barnizados de althusserismo, se pusieron en la punta de la ofensiva "teórica" antiizquierdista. Un poco de Althusser, un poco de Bourdieu-Passeron, mucho de Kautsky... y la salsa estaba lista... el althusserismo, que no hacía mucho arrastrara a los militantes estudiantiles formados por los combates contra la guerra de Argelia, venía venir hacia él a los mandarines en ciernes asustados por la lucha antiautoritaria. Era también la época de la alianza contra La Nouvelle Critique y Tel Quel, la época de la gran penetración de los jóvenes comunistas en los medios de la parisinidad teórica. Todo esto podía dar lugar a bellos coloquios y abrir carrera a algunos impacientes. Pero Althusser era de aquéllos que veían más lejos... Althusser estaba políticamente de acuerdo con la empresa de retorno al orden. El mismo había contribuido un poco (Se trataba en esa época de crear una sección S.N.E.Sup. entre los alumnos de la Escuela Normal Superior. Esa sección habría sostenido a la mayoría izquierdista vacilante del S.N.E.Sup. Althusser entró en campaña contra ese proyecto, ayudando al PC a obtener la mayoría en el S.N.E.Sup.). Pero de ningún modo se consideraba su teórico. La ortodoxia le repugnaba tanto como la ruptura. (8-120)

 

27-6-1969 Macciocchi: Yo estaba "públicamente sola": Althusser se encontraba en alguna parte, en un sanatorio. Y nuestras relaciones se habían interrumpido. Yo seguía escribiéndole epístolas y contándole lo que me sucedía, a la espera de que se recuperase para contestarme. (50-350)

 

6-1969 aprox. "A la señora M.A. Macciocchi: Hoy Althusser me ha ordenado que no publique su libro (por razones políticas que no me permitiré discutir), al igual que me había ordenado, hace cinco meses, publicarlo. No me haga desempeñar el papel de chivo expiatorio. Para mí el problema consiste en saber qué piensa hacer usted después de esta renuncia de Althusser. Cordialmente, François Maspero".

 

Macciocchi: Miré y remiré la carta, pasmada. Comprendí que Althusser, tras haber valorado lo sucedido conmigo en Nápoles, con la misma firmeza con que me había ordenado publicar, me instaba ahora a que no publicase en Francia. El PCI, con pasos afelpados, había intervenido en la "disuasión" a través del PCF. Me hizo llegar aún una de sus cartas "estructurales" para demostrarme que el libro estaba superado, que había que tener el valor de destruir los escritos que ya no respondían a la actualidad de los problemas, porque también el PCF estaba en plena evolución democrática... Contesté sólo a la carta de Maspero: por lo que a mí respectaba, el editor podía publicar inmediatamente el libro en Francia, como yo había hecho ya en Italia. Que Althusser se echara atrás no era asunto mío. Proseguiría sola. Althusser, por toda respuesta, permitió que Hélène requisase a Maspero los folios del libro, para retirar sus cartas de la edición francesa. (50-354)

 

(Hélène) negó al editor Maspero el derecho a reproducir las cartas que Althusser me había escrito desde Nápoles para mi libro "Cartas desde el interior del PCI" (...) (71-8)

 

1969 Publica "To my english readers" y "A letter to the translator" en L.Althusser "For Marx" (Allen Lane. London). (2-347)

 

1969 Publica "Lettera a Pesenti" en Rinascita 32. (2-347)

 

6-1970 Publica IDÉOLOGIE ET APPAREILS IDÉOLOGIQUES D'ETAT (NOTES POUR UNE RECHERCHE) (1969-70) en La Pensée 151. (2-347)

 

1970 Publica "Sur le rapport de Marx à Hegel" (23-1-1968) en Jacques d'Hondt y otros "Hegel et la pensée moderne" (P.U.F.París). (2-347)

 

1970 Publica "Lénine devant Hegel" (1969) en W.R. Beyer (ed) "Hegel-Jahrbuch 1968/69" (Meissenheim a.Glan). (2-347)

 

9-1970 Grahame Lock: En Septiembre de 1970 yo di una conferencia sobre el trabajo de Althusser ante el comité cultural del Partido Comunista de Gran Bretaña, en la "Marx House" en Londres... En la primera fila de los asistentes estaba sentado John Lewis. Visiblemente contrariado por la clase de tesis que él entendió, hizo una larga intervención durante la discusión en la cual no solamente expresaba su desacuerdo con esas tesis, sino incluso sugirió también la evidencia, Althusser podía no haber leído a Marx. Todos no estuvieron de acuerdo con él sobre este punto aunque un camarada expresó la opinión de que si el mismo Althusser había hecho un estudio conciso del marxismo había procedido de un modo -dogmático- "típicamente francés". Otros (una minoría) intervinieron para mostrar su apoyo, si no a las conclusiones enunciadas en Pour Marx, al menos al proyecto...

 

Entre tanto, John Lewis se había acercado a Marxism Today (Publicación teórica del PCGB) con la intención de publicar una crítica del trabajo de Althusser. El artículo fue publicado en dos partes, en enero y febrero de 1972, bajo el título "El caso Althusser"... Era normal que se le diera a Althusser el derecho de responder, que se lo aprueba James Klugmann, redactor jefe de Marxism Today.

 

El resultado fue la publicación en la revista de la "Respuesta a John Lewis" en octubre y noviembre de 1972...

 

Narro estos hechos porque mis amigos franceses me han preguntado a menudo: ¿Quién es John Lewis? ¿Cual fue la razón del ataque inicial? De hecho es un camarada del partido, de hace tiempo (¡tomó parte activa en la huelga general de 1926!), autor fecundo en multitud de temas y uno de los pocos filósofos comunistas de la Gran Bretaña. Representa, y de modo muy claro, precisamente esa tendencia humanista cuya historia se analiza en la Introducción de Pour Marx. Y su crítica había sido publicada en la revista oficial del partido. ¿Qué mejor política para Althusser que recoger el desafío y por consecuencia intervenir una vez más en estas cuestiones cruciales, aunque en lugar inesperado?

 

La Réponse suscita un interés considerable en los medios marxistas británicos y el Grupo Filosofía del Partido Comunista decide tener una conferencia de dos días acerca de los textos de Althusser. Tiene lugar al final de 1972. Cuatro oradores trataron diferentes aspectos de su trabajo. Dos, uno de ellos John Lewis, fueron en eso muy hostiles y uno solamente fue realmente favorable. Debe decirse que en esta época una línea cercana a la de Roger Garaudy en Francia era más o menos dominante entre los filósofos comunistas de Gran Bretaña, mientras que una minoría o bien se inspiraban en las investigaciones de Althusser o bien adoptaban una posición crítica a la consideración de este trabajo de investigación a partir de un punto de vista próximo al de Lucien Sève. La relación de fuerzas existente provoca de este modo, en un cierto momento, la impresión de que una alianza entre los dos últimos grupos era posible y necesaria de cara a una tendencia de derecha. (58-64)

 

26-10-1970 Macciocchi: Althusser y Hélène vinieron a vernos al Hotel Pont Royal la noche antes de la salida hacia Pekín (...) Althusser parecía impresionado. Volvió a hablarme largamente del "concepto" sobre el que habíamos trabajado: China como crítica de izquierdas al estalinismo... Me repitió aquella noche parisiense que teníamos una importante misión que cumplir en el interior de los partidos comunistas. Parecía anhelar una especie de cisma... Aquella noche parisiense, la última imagen es la de Althusser con un impermeable desaliñado, con la gorra de través, que se despide en la puerta del hotel, con la vigilante Hélène a su lado. Orgulloso y tierno. Modesto como un chino...(50-388)

 

1971 ó 1979. Macciocchi: El hombre de mediana edad entró con paso firme en la tienda de Rolls Royce, frente a Hyde Park, hacia el Hotel Hilton. Los empleados lo escrutaron un poco de través a causa de su apariencia descuidada: vestía un trench coat deformado, deshilachado en los bordes de las mangas, abierto en el cuello y sin corbata, llevaba en la cabeza una gorra inglesa de cuadritos, mugrienta. Preguntó por el director de la tienda. Declinó sus cortesías: "Soy el profesor..." El director había oído hablar del hombre, aunque muy vagamente. Lo acompañaba un joven inglés que se presentó como escritor. El hombre dijo que quería comprar un Rolls Royce y que quería recibirlo directamente en París, donde vivía. Tenía ideas muy concretas, como alguien que conociera hacía tiempo el catálogo de los Rolls. Quería uno gris metalizado, tras haber rechazado el rojo que estaba allí en el escaparate, descarado. "Qué prepotencia", dijo la mirada del profesor. Pidió probar el gris metalizado y salió con el empleado de la empresa al lado, cruzando con seguridad el centro de Londres, hacia el British Museum, hacia Buckingham Palace, tras haber corrido a lo largo de Hyde Park hacia Kensington. Al volver a entrar en la tienda dijo: "Perfecto. Es exactamente como me lo imaginaba. ¿Cuanto cuesta?" "Cien mil libras -gorgoteó ligera la voz del director-. Pero se pueden pagar a plazos, damos facilidades de pago... Y además están los gastos de aduana, si lo quiere en París". "Sí, sí, en París", dijo el hombre sin discutir las modalidades de pago, como si no le interesaran. Y dio la dirección de una calle del V Arrondisement, que al director de la Rolls no le decía nada, aunque era demasiado bien educado para manifestar perplejidad. "Mañana a las once, firmaré el contrato". El director se dobló en dos en una reverencia, y dos empleados se precipitaron a abrir la puerta al hombre de la gorrita. Naturalmente, el hombre no volvió a dar señales de vida. Al día siguiente, de nuevo con su amigo, el hombre pidió que lo llevaran a Kings Road. Curioseó en las tiendas de ropa para dieciochoañeros, célebres en todo el mundo. Apreció, del New Romantic Style, los pantalones anchos a lo pirata, las camisas festoneadas, las botas hasta medio muslo, las chaquetas con alamares. Una tienda se llamaba Reformation, Reforma, y el hombre rió al ver aquella muestra, que tradujo al francés: Réforme. Palpaba las prendas; dijo que no eran de su talla, pues se trataba de ropa para jóvenes. Los punks andaban por allí con las cabezas rapadas, dibujadas a puntitos, y en la barbería aneja al New Romantic Style el hombre anciano se interesó por la moda de teñirse el pelo de verde, de amarillo, de violeta, o de cortárselo al cero. En el Theater of Hate (Teatro del Odio) estaban expuestos los libros "malos": en las portadas estaban Stalin, Trotski y Hitler. Los hojeó con una sonrisa cómplice, casi complacida. Tras haber escrutado a fondo dentro de las páginas, se marchó riendo burlón para su coleto. Tampoco allí compró nada.

 

Allá donde la etrusca Tarquinia se pierde en la llanura, entre olivares, encinas, pinos mediterráneos, frente al mar, se alza un convento del siglo XII que el famoso pintor ha rehabilitado en parte como suntuosa morada. El hombre del Rolls, que es amigo del pintor, llamó a su puerta unas semanas después del viaje a Londres, pidiendo hospitalidad. La mujer del pintor lo acogió calurosamente. Se veía que era un hombre célebre. El único embarazo nació a causa de la presencia, al lado del hombre, de una mujer que no era su esposa. La presentó como una amiga a quien quería mucho. Una morena guapa, una italiana bien metida en carnes, como una pintura del Veronés. Se cogían tiernamente de la mano. Por la noche, el pintor proyectó una película rara de su cinemateca -El acorazado Potemkin-, pero el hombre se durmió a media película, con la cabeza caída sobre el pecho, pesadamente. La mujer morena empezó a acribillarle cariñosamente el rostro a besitos. Pero él no despertó de su sueño de plomo. A la pregunta del pintor, la mujer contestó: "Sí, sólo besitos, él tiene... miedo del cuerpo". Al día siguiente se marcharon a toda prisa. Parecía como si el hombre se precipitase hacia una cita repentina, y para él capital.

 

El profesor francés llegó con retraso a la ciudad de Terni, pero, como era una celebridad, la nerviosa audiencia se sintió aliviada de inmediato. Un marxista así no se veía hacía años. Su conferencia no tenía título en el programa de debates en el centenario de la Comuna de París, pero a los oradores expertos en los textos míticos del marxismo no les cabían dudas: el proyecto marxista estaba allí en carne y hueso. El filósofo no paraba quieto un momento. Se atusaba, primero con las manos y después con un pequeño peine, la onda de cabellos blancos con una estría amarilla que invadía su despejada frente. Colocó con cuidado en su mesa una caja de cigarros, dos paquetes de Gitanes, un mechero, una caja de cerillas, sacándolo todo de sus deformados bolsillos. El orador italiano, un filósofo oficial del PCI, vestido con un terno oscuro, llevaba ya hablando media hora larga en la tribuna sobre Marx y la Comuna, ilustrando su imposibilidad práctica (...) Jean Ellenstein y Gilles Martinet presidían respetuosos y muy atentos, con el teórico socialista Tamburrano. El marxista francés no tenía en cambio ningún texto que leer, visiblemente, y seguía sacándose de los bolsillos trozos de papel, aunque después los hacía bolas y desaparecían. Tenía una pinta de niño viejo, sin corbata, con la camisa abierta y una cara indemne, de sonrisa pícara. Yo no le perdía de vista un instante, sentada anónima al fondo de la sala del círculo obrero de Terni, corazón metalúrgico de Italia, una pequeña ciudad obrera a 200 kilómetros de Roma, una especie de baluarte comunista. Cuando le tocó al profesor marxista, éste avanzó con los andares ondulantes de un oso hacia la tribuna, se instaló en ella y anunció el título de su exposé: "Los placeres del marxismo". Un escalofrío de estupor recorrió la audiencia (...) Fotógrafos y cameraman acribillaban al célebre filósofo incluso dentro de los pabellones auditivos (...) El grupo Cronaca, llegado adrede de Roma, filmaba desde tres puntos distintos de la sala el documento que iba a aparecer en el segundo canal con protagonistas de primer plano sobre el tema "La Comuna cumple cien años", iniciativa de la cooperativa cultural de los trabajadores de las acerías ternianas. La película no se proyectó nunca. Más aún, desapareció, y por mucho que la he buscado, por conducto de ministros, diputados, miembros de la comisión de vigilancia de la RAI, ha sido imposible encontrarla (...) El profesor se saltó a pie juntillas el tema de la Comuna y del Estado y fue derecho al de la revolución, definiéndose así: "Yo no sé nada, soy solamente el intérprete casual de la realidad actual, hecha de la sedicente crisis general del imperialismo, y de la crisis del movimiento comunista internacional, que en cambio es una verdadera crisis..."(...) Partía de tres axiomas: Rusia y América se paralizan recíprocamente, los partidos comunistas occidentales y los sindicatos se encuentran en un impasse, "opacizados", y no consiguen ya moverse, como clavados a tierra. Por tanto, las fuerzas contrarrevolucionarias están todas paralizadas, PCI, sindicatos, la URSS; pero "esto no es en el fondo una desgracia, sino una gran suerte porque por fin está libre el espacio para la revolución comunista. Y no tiene que llegar, sino que está entre nosotros". Inmediatamente ofreció un anticipo, una muestra de revolución, como un aperitivo, y afirmó que "jamás en la historia se ha producido una coyuntura tan favorable a la revolución como la actual (...) Esta coyuntura es preciso buscarla en los intersticios de la sociedad, tal vez incluso en esta misma sala o en un prado de Terni donde se juega a la pelota... donde la gente no se está mintiendo (...) La revolución está aquí" (...) El profesor abandonó de pronto la cátedra y regresó a su mesa: "¡Oh! ¿Qué hace? ¿No continúa?" Después, como pensándoselo mejor, entre una ráfaga de suspiros y bufidos volvió a subir al podio y advirtió: "Un momento, no he terminado, quisiera agregar algo para explicarme mejor (...) El comunismo no significa 'socializar', 'socializar' es una cosa terrible, un parto del capitalismo, significa si acaso 'desocializar' con vistas a un objetivo final, una meta, que no es la construcción del comunismo, sino de una anarquía social. Mientras tanto, en este período de transición, el comunismo existe por doquier en los intersticios de la sociedad (...) Sí, el comunismo está en todas partes: está en islas, en innumerables islas libres de las relaciones de sumisión. He dicho que el comunismo puede estar en esta sala, o en una iglesia, o en un prado donde se juega a la pelota, dondequiera que se hayan creado relaciones reales; las islas de comunismo se caracterizan por tres condiciones: falta de explotación económica, ninguna opresión del poder político, ninguna sujeción ideológica. La cuestión estriba, entonces, en establecer vínculos entre las islas de comunismo... oponiéndose a las mediaciones políticas, a las ideologías: por eso Bakunin y Proudhon tenían en el fondo más razón que Marx". Tras esta lacónica toma de postura radical, el filósofo sonriente silabeó: "El socialismo es mierda. El socialismo es mierda en los países socialistas, donde lo es menos sólo cuando los obreros luchan". Los remedios que el filósofo enumeró para no dejarse salpicar por esa substancia fueron: "Pensar diferentemente, obrar diferentemente, organizarse en formas no organizadas, unirse con todos los que creen auténticamente en algo, con los católicos cuando rezan, con todos los religiosos auténticos (...) Es preciso actualizar el materialismo dialéctico en supramaterialismo líquido, esto es, en la capacidad del pueblo de nadar como un pez bajo el agua en la corriente de los acontecimientos políticos... En eso está el nuevo continente: el continente del supramaterialismo líquido. La única cosa es saber qué queremos, y pensar la realidad como es, queriéndola. Expreso la certeza de que todo se juega en la cabeza". Y así concluyó.

 

Nadie quería aceptar que decía la verdad. "Bromea usted -le replicó un periodista- ¿en qué queda, pues, la acción política?". "En política hay que saber 'tocar el piano'-rebatió conceptualmente inspirado el profesor-. ¿Qué quería decir Mao con esta máxima? Uno, dos, tres, cuatro, cinco. -el profesor alzó repetidamente los brazos como un director de orquesta hacia sus músicos-. Primero, no seguir la partitura, sino improvisar libremente; segundo, se aprende a tocar el piano solos o con un profesor, pero nunca en los conservatorios; tercero, cuando se es autodidacta se improvisa y no se corre el peligro de notas falsas, que sólo existen cuando hay una partitura de la que uno no se puede apartar; en cambio así, sin partitura, se pueden coger las notas falsas y transformarlas en un nuevo tema musical, mientras que las variaciones son imposibles cuando se toca a Mozart o Bach (partituras inmutables). Quinto, el piano se toca con una mano o con dos, al igual que se anda con una pierna o con dos... esta posibilidad de escucharse, esta posibilidad de movimiento da la fuerza de no estar aislado aun cuando se esté solo". Con la palabra "solo", el profesor regresó a su sitio. El auditorio se quedó transido. Hubo un arrastrar de sillas. Algún silbido. Después se alzó una reprobación sonora, un entrelazarse de protestas airadas (...) Al final del debate, el filósofo había recogido con calma sus papeles, metiéndose en el bolsillo las cajas de cigarros, de cigarrillos, las cerillas. Me acerqué: "¿Qué sucede?" Me respondió, citando la frase de Marx al final del "Programa de Gotha", que me repetiría mucho después, pero en circunstancias dramáticas: "He dicho la verdad y he salvado mi alma". (50-507)

 

1971 Publica "Foreword" (1970) y "Letter to the translator (on 'Freud and Lacan')" (1969) en "Lenin and philosophy and other essays" (New Left Books. London). (2-347)

 

1971 Publica el "Prefacio" (1970) en Marta Harnecker "Los conceptos elementales del materialismo histórico" (Siglo XXI.Mex.). (2-347)

 

20-5-1971 Macciocchi: En cinco meses, del 20 de diciembre al 20 de mayo, terminé mi libro. Quinientas páginas que describían el viaje a China (...) Una vez más el PCI había intervenido a escondidas con el buen señor Flamand, de Editions du Seuil, para impedir la salida del libro. La intervención de Althusser en mi favor había sido capital. "Tengo un amigo muy importante, que trabaja en Seuil -me anunció-; veremos si puedo hacer algo con él, aunque no te prometo nada". El amigo era Sollers. Éste cogió las 150 primeras páginas del libro, que habían emocionado a Althusser y con el paquete bajo el brazo se fue a llamar un domingo a la verja de la casa de campo de Flamand, en Saint Giron. La autoridad de Althusser era indiscutible. La astucia de Sollers también. (50-390)

 

11-6-1971 Macciocchi: Al día siguiente de mi llegada a París fue la cena con Althusser, que notoriamente era un oso. Fue una velada feliz. A la mesa estaban Wahl, Sollers con su mujer Julia Kristeva, Durand con su mujer Carmen. Ellos no conseguían recobrarse de la sorpresa de estar cenando con el monumento de la Rue d'Ulm. Pronunciaban frases mesuradas y cautelosas que trataban de parecer inteligentes, pero que, pensándolo bien, eran más bien una prueba del prestigio incondicional de que gozaba el filósofo. Althusser había venido sin Hélène. Y de vez en cuando, cosa insólita, me acariciaba el pelo delante de todos. A mi vez yo apoyaba risueña mi cabeza en su hombro. Otra cosa insólita. Kristeva estaba sombría y triste y no dijo una palabra. Sollers me miraba fijamente...(50-395)

 

A mi regreso a París reanudé con Louis un diálogo ininterrumpido, pero ya no era el de antaño. Ahora todos sus esfuerzos apuntaban sobre todo a hacerme reanudar una relación con el PCI... Se alarmaba con mis amistades, se mofaba de las relaciones políticas que yo estaba anudando en París con los "chinos" e insistía en que el único camino posible era el suyo: el que otorgaba la primacía a la prudencia, a la superioridad del no actuar, al larvatus prodeo. "El 80 por 100 de mi fuerza -me repetía- proviene de mi pertenencia al PCF. Para ti debe ser lo mismo. ¡Permanecer en el Partido a toda costa! Has cometido un grave error político al publicar tu artículo de polémica con la Nouvelle Critique en la revista Tel Quel, dando a esta última un reconocimiento político. Tú no sabes nada del París intelectual. Tus amigos intelectuales, como Sollers, se parecen a una casa de dos plantas: un piso bajo por el que se circula, donde se habla el mismo lenguaje, y un primer piso totalmente secreto y misterioso, donde ocurren otras cosas; están rodeados por otra gente, por las burbujas de la inteligencia parisiense, sin leyes morales, sin principios, a la moda... ¿Qué sabes tú de ese mundo intelectual? Yo conozco cada una de sus piedras, cada hoja. Tu llegas y te confías a ellos, le vuelves la espalda a tu Partido... Si no hubieras publicado en Tel Quel habríamos hecho juntos una publicación sobre la China. Pero ¿sabes lo que es Tel Quel? Lo redactaban en un 38 por 100 con mis ideas, en un 30 por 100 con las de Derrida, y el resto era suyo: demasiado poco, ¿no? Sollers te encontró un día a ti y a tu libro y se encendió en ambiguo fervor político, pero él no sabe nada de política. El haberte defendido contra el PCF no ha sido para él sino una hábil escaramuza, aprovechando una coyuntura favorable... agradéceselo sin embargo a todos, a Philippe Sollers y a quienes te apoyan, pero no debes escribir el artículo para Tel Quel, la revista que aspira ahora a pasar al servicio de la derecha y de la burguesía, para borrar el sostén prestado a los rusos cuando la invasión de Praga. Tú eres una militante, ellos un grupito raro, ligado por vínculos incomprensibles. Recuerdo que Sollers, cuando yo estaba enfermo, venía a visitarme a 50 kilómetros de París, a la clínica; me escribía, parecía lleno de impulsos generosos. Después no volvió a escribir, se esfumó... Mis cartas (retiradas de la publicación) no valían gran cosa. Y además, ¿sabes?, no podía, no puedo. He probado diez veces a escribir sobre China, pero lo he roto todo siempre, aún estoy enfermo. He dado vueltas durante cinco años por las clínicas de París... Pero ¿por qué trabajas ahora en Vincennes? Es una universidad de marginados, de inútiles; un absceso, donde se han coagulado todas las escorias y los deshechos del 68... Sabemos que te han marginado. Yo y mis amigos te queremos mucho y escribiremos sobre ti un día. Tienes una cabeza política. Pero ahora, prudencia con tus contactos en París... ¿Sabes? he vuelto a escribir. He podido terminar el artículo sobre los Maîtres Assistants. Ocupo un pequeño espacio en el frente de la lucha política. He encontrado un punto, el punto de Arquímedes, ya verás, te gustará". (50-369)

 

1972 Dicta en la ENS dos clases sobre El Príncipe de Maquiavelo. (52-33)

 

17-5-1972 Lacan a Macciocchi: ¿Sigue viendo a Althusser?...¿Por qué no se ha hecho curar por mí?. Macciocchi: Es una pregunta a la que no sé responder. Parece apreciar enormemente a Althusser, y sentir curiosidad por nuestra amistad. (50-375)

 

7-1972 Carta a J. Guitton (Texto en 29-6)

 

8-1972 Nueva carta a J. Guitton (Texto en 29-7)

 

25-7/1-8-1972 Publica "Sur une erreur politique. Les maîtres auxiliaires, les etudiants travailleurs et l'aggrégation de philosophie" en France Nouvelle 1393-4. (2-347)

 

10/11-1972 Publica "Reply to John Lewis (self-criticism)" en Marxism Today (2-348)

 

10-11-1972 Macciocchi: Este día entré intimidada en aquella universidad desconocida que me ofrecía un puestecito, investida de mi nuevo papel de profesor (...) Había sido el tierno Bettelheim el primero en conseguirme aquel puestecito en Vincennes, utilizando toda su influencia con sus amigos maoístas de la École des Hautes Études. Había reanudado mis relaciones con Althusser, perdonándole su defección con motivo de la publicación de las Cartas desde dentro del PCI. El viaje a China nos había reunido. Pero el filósofo estaba enojado después de mi nueva excomunión, preocupado al ver cómo me alejaba, cada vez más definitivamente, de la sombra protectora del PCI. Interrogándose sobre mí, se atormentaba sobre sí mismo, sobre la validez de su granítica obstinación en pertenecer para siempre a su PCF, y sobre el sentido de continuar escribiendo tercamente su eslogan provocador: "Sin el PCF, no sería nada", con una desenfrenada voluntad de aniquilación y anulación que su compañera Hélène compartía. (50-365)

 

(...) Después de la curación del filósofo, a finales del 68, y del abandono de la clínica, Louis había seguido congregando a su alrededor a sus alumnos predilectos para debatir la situación política, francesa e internacional. Duroux, que era colega mío en Vincennes, me contaba esas reuniones. Eran doce (...) cada uno de los doce había adoptado un nombre ficticio, un nombre clandestino (...) A Hélène la llamaban Mathieu. (50-365)

 

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