LA REPRESENTACIÓN SOCIAL DEL SIDA: GRUPOS DE RIESGO

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Márcio Mariguela
Instituto de Filosofía y Ciencias Humanas (IFCH)

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The Social Representation of AIDS: Groups at Risk

ABSTRACT: I will analyze the links that have been established between sexuality and death in the social representation of AIDS, formerly expressing the silent agreements in the "risk groups" category. The increasing number of women infected with the HIV virus reveals that for individuals who do not identify themselves within the "risk group" category, AIDS is "someone else's" illness. To make this hypothesis explicit, I will start with an interview with former basketball player "Magic" Johnson who in 1991 publicly announced that he was HIV positive. In a sentence, Johnson revealed the significance of social discourse about AIDS in the eighties: "Now we are talking about life and death . . . AIDS was for me a gays and drug-addicts disease, formerly, not of a person like me." This revelation of an American idol showed that the HIV virus had reached those who identified themselves as heterosexuals. What happened after this announcement? The first response was to identify individuals who behaved bisexually, as their contagion certainly would have happened as a result of relations with the "risk group." This imaginary identification of sexual behaviors served to sustain the social representation of AIDS as a disease of marginal groups.

 

La subjetividad es un efecto de los lenguajes socialmente construídos, es una producción de la cultura. El lenguaje crea y reproduce diferentes formas subjetivas de representación social. A partir de Freud y Lacan, el lenguaje es pensado como un tejido sólido, donde se constituye un juego de representaciones: el juego en que el lenguaje tiene la tarea de representar el sujeto y el objeto, lo físico y lo psíquico, la fantasía y la realidad, la imaginación y la percepción. El sujeto es forjado en y por el lenguaje, porque éste determina su construcción subjetiva. Ser humano es pertenecer a una determinada organización normativa que nombra los valores con los cuales pautamos nuestras acciones en el mundo de los hombres.

En este breve ensayo, analizaré los vínculos que fueron establecidos entre sexualidad y muerte en la representación social del SIDA. Pretendo argumentar que el concepto "grupo de riesgo"creó una identidad "epidemiológica", y ésta, a su vez, fue uno de los factores que transformaron el SIDA en epidemia.

Comienzo citando el libro II de los "Ensayos" del filósofo renacentista Michel de Montaigne: "Hay en Todo el nombre y la cosa. El nombre es la palabra que marca y significa la cosa: no es parte de ella, a ella no se incorpora; es un accesorio que se agrega, por fuera" (1987:9). SIDA es un nombre, y como tal, designa un conjunto de elementos que se estructuran a niveles distintos. En la literatura médica, SIDA nombra una constelación patológica que gira en la órbita de acción de un virus nombrado por las siglas HIV.

El discurso médico se sustenta en la lógica de la causalidad, y es eso lo que le confiere el grado de cientificidad. A través de un "mapeamiento" de síntomas se busca el factor etiológico. En el caso del SIDA, este raciocinio causal estableció que el virus HIV era ese agente etiológico. La historia de la construcción del discurso etiológico del SIDA puede ser conocida a través del trabajo realizado por Kenneth Camargo Jr. y publicado en 1994 en la Colección Historia Social del SIDA de la editorial Relumé Dumará. Este trabajo es un importante registro histórico que, según su autor, tiene como objetivo "describir el proceso de construcción de categorías diagnosticadas por el saber médico"(1994:17).

El autor considera que el nombre "SIDA fue uno de los términos adoptados de una larga línea que va de la neumonía, por Pneumocystis carinii en homosexuales previamente saludables, hasta la infección por el HIV"(1994:43). Esta línea fue delimitada en el año 1981, por el anuncio de una nueva enfermedad (sin nombre todavía) que atacaba hombres que tenían en común la homosexualidad o el uso continuo de drogas inyectables.

Esta nueva enfermedad es presentada al público en agosto de 1982 cuando la revista Science publica el siguiente titular: "Nueva enfermedad deja perpleja a la comunidad científica". Se inicia la construcción de tablas para diagnosticar las fases de evolución de esta enfermedad: desde la aparición del sarcoma de Kaposi de la pneumocistosis hasta las llamadas infecciones oportunistas. Esta tabla inicial sirvió como instrumento de trabajo clínico por un lado y por otro, se buscó demarcar la hipótesis de una etiología viral.

El diagnóstico de los síntomas incorporó valores morales que definen comportamientos. Camargo Jr. registra que en este período, el SIDA era conocido como la enfermedad de las cuatro H: homosexuales, hemofílicos, haitianos y heroinómanos. El autor observa que algunos todavía agregaban una quinta H: hookers. El concepto de "grupo de riesgo" nace de este cruce de los síntomas diagnosticados en la clínica médica y de la identificación de categorías comportamentales. Tampoco la sustitución de esta definición por la outra, denominada "comportamiento de riesgo", conforme mostró Camargo Jr, no fue suficiente para alterar el registro de la primera en la representación social del SIDA.

Los conceptos "grupo de riesgo" y "comportamiento de riesgo" surgen de este cruce inicial que permitió que el SIDA surgiese como enfermedad de un grupo específico en el interior de las relaciones sociales. El cambio de rumbo en la historia del SIDA fue realizado por el jugador de baloncesto norteamericano "Magic" Johnson a finales de 1991. En una frase, el atleta reveló el significante del discurso social sobre el SIDA en la década de los 80: "ahora estamos hablando sobre la vida y la muerte...para mí, el SIDA era una enfermedad de gays y drogadictos, no de una persona como yo". La revelación pública del ídolo americano mostró que el virus HIV había alcanzado a aquellos que se identificaban como heterosexuales.

El núcleo imaginario de la identidad sexual sustentó la caracterización del SIDA como enfermedad del otro. La identidad sexual se tornó el criterio para las prácticas de prevención del virus HIV. Las estadísticas después de la revelación de "Magic" comenzaron a incorporar un número creciente de mujeres y niños contaminados por el HIV. Otras categorías de identidad sexual son catalogadas en los gráficos: bisexuales, heterosexuales.

La sexualidad está fundada en una identidad imaginaria de las diferencias: ¿cuál es la diferencia entre el hombre y la mujer?. Estableciendo las diferencias, identificamos lo que es ser hombre y lo que es ser mujer. Así, nos construímos subjetivamente según esta identidad. Los conceptos de heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad son representaciones lingüísticas de prácticas sexuales definidas según modelos determinados de normalidad. Fundado en el conocimiento científico de la naturaleza humana, la sociedad moderna erigió un código normativo para el comportamiento de los seres humanos, según modelos extraídos de la observación de los animales. Las categorías de normal y patológico fueron construídas según estos modelos. La biología se tornó progresivamente el paradigma de los códigos normativos que fijaron patrones de comportamiento sexual, de disciplina corporal, construyendo así las identidades hombre y mujer.

Michel Foucault estableció en 1976 una propuesta de escribir una Historia de la Sexualidad con el objetivo de "interrogar el caso de una sociedad que desde hace más de un siglo se fustiga ruidosamente por su hipocresía, habla prolijamente de su propio silencio, se obstina en detallar lo que no dice, denuncia los poderes que ejerce y promete liberarse de las leyes que la hacen funcionar"(1984:14).

Foucault demostró que desde el siglo XVII la sociedad occidental asistió a una explosión discursiva sobre las prácticas sexuales, construyendo modelos de comportamiento sexual. El sexo pasó a ser regulado por discursos de diferentes matices: médico-psiquiátrico, higienista, económico. "El sexo se tornó un problema de salud pública: se convirtió en problema económico y político. El Estado adoptó prácticas de vigilancia sanitaria, de control poblacional: "entre el Estado y el individuo el sexo se tornó objeto de disputa, de análisis y de imposiciones, lo acometieron"(1984:29).

El fenómeno del SIDA ha sido el lugar privilegiado de control y de vigilancia de los cuerpos sexuados. Los científicos son convocados a enunciar las verdades sobre prácticas seguras y riesgos de contaminación. La categoría "grupo de riesgo" fue incorporada al discurso social para identificar a los individuos que representaban un peligro y, en consecuencia, se convirtió en factor de segregación social. Esto contribuyó significativamente para la difusión del virus HIV entre la población que no se identificaba en esta categoría.

Las prácticas sexuales denominadas como homosexuales fueron el blanco de esta categoría a inicios de los '80. El SIDA fue anunciado en los medios de comunicación como una enfermedad de homosexuales. Aunque se quiera colocar este hecho en el pasado, es necesario recordar que este factor fue decisivo para la construcción del imaginario social del SIDA.

Comentando los artículos publicados en revistas médicas de 1987, Camargo Jr. mostró que la normalización de la sexualidad continuaba dejando marcas en varios trabajos. Los acuerdos silenciosos en los dispositivos del saber que fueron siendo elaborados en torno al SIDA desde 1984, permanecieron solidarios con categorías biológicas que explican los comportamientos sexuales por las identidades normativas.

A finales de 1991, cuando "Magic" Johnson anunció ser portador del virus HIV, estos acuerdos comenzaron a romperse. Aquí es cuando puede dividirse la historia social del SIDA: un modelo de salud y comportamiento para los jóvenes americanos es un portador del virus HIV, responsable del desarrollo del SIDA, conocido socialmente hasta entonces como enfermedad de homosexuales y drogadictos.

Volvamos a la frase de "Magic", publicada en Brasil por el diario Folha de São Paulo el 24/11/91: "ahora estamos hablando sobre la vida y la muerte...para mí, el SIDA era una enfermedad de gays y drogadictos, no de una persona como yo". ¿Qué sucedió después de este anuncio público de "Magic"? La primera consecuencia fue la de identificar a aquellos individuos que tuviesen comportamientos bisexuales, pues el contagio podría haber ocurrido a causa de una relación con el "grupo de riesgo". Se vuelve nuevamente a las categorías normativas de comportamiento sexual. Es válido registrar que los medios de comunicación comenzaron a especular sobre la vida sexual del atleta: ¿Sería "Magic" un homosexual introvertido? ¿Tendría una práctica bisexual? ¿Sería él un consumirdor de drogas?

¿Cuál es la representación social en la afirmación de "Magic": "el SIDA era una enfermedad de gays...y no de una persona como yo"? No perteneciendo al grupo de riesgo, "Magic" se sentía inmune al virus HIV. ¿Cuántos "Magic" anónimos existen en lo cotidiano? ¿Cuál es la representación que hacen del SIDA? Responder a esta pregunta es "mapear" el representante social del SIDA y las condiciones necesarias para políticas públicas de prevención.

Con el anuncio público de "Magic", se descubrió que el virus HIV no identifica comportamientos sexuales: el virus no respeta códigos morales; no obedece a determinantes lingüísticos. La categoría "grupo de riesgo" crea una identidad que posibilita, a aquellos que no se reconocen como miembros de ese grupo, sentirse inmunes a la contaminación del HIV.

La representación social del SIDA como una enfermedad que lleva a la muerte a aquellos que tienen una vida "desarreglada", desordenada en la esfera de la sexualidad, ha servido para edificar discursos morales pautados en argumentos científicos. Hay un síndrome sexual representado por el SIDA. En el desorden afectivo de los cuerpos se creó un representante de la muerte para ordenar las prácticas sexuales.

Jean Baudrillard caracterizó la década de los '80 como un período pos-orgía de la modernidad, donde "nada desaparece por el fin o por la muerte, sino por la proliferación, contaminación, saturación y transparencia, agotamiento y exterminio, por epidemia de simulacro, transferencia en la existencia segunda del simulacro. Ya no hay modo fatal de desaparecer, sino un modo fractal de dispersión"(1990:10). El SIDA es el símbolo de este período donde la sexualidad se tornó simulacro, en el cual los individuos se transforman en transexuales: "El cuerpo sexuado está entregado hoy a una especie de destino artificial. Ese destino artificial es la transexualidad...lo sexual tiene por objetivo el placer, lo transexual tiene por objetivo el artificio...todos somos travestis"(1990:27).

Personificados por el revestimiento fantasmagórico del riesgo, la subjetividad de los '90 asumió las características del travesti: simulacros sexuales. El SIDA se tornó la expresión de un visual virtual que contagia el juego-máquina entre saber-poder-placer. La sexualidad fue desplazada hacia la esfera de lo virtual, volviéndonos asépticos, inmunizándonos a los vínculos afectivos... El discurso tecnológico del sexo virtual demuestra esos efectos de virtualidad representados por el SIDA.

 

Bibliografia

Montaigne, Michel Ensaios, Coleção Os Pensadores, tradução Sérgio Milliet, 4ª edição, São Paulo: Nova Cultural, 1987.

Camargo Jr., Kenneth Rochel de, As ciências da AIDS & a AIDS das ciências: discurso médico e a construção da AIDS, Rio de Janeiro: Relumé Dumará: ABIA:IMS, UERJ, 1994.

Foucault, Michel, História da Sexualidade I: A Vontade de Saber, Rio de Janeiro: Graal, 5 edição, 1984.

Baudrillard, Jean, A transparência do mal: ensaio sobre os fenômenos extremos, Campinas (S.P.): Papirus, 1990. 

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