PEDAGOGÍA DE LA FUNCIÓN CRÍITICA: LA TAREA SOCIAL DE LA FILOSOFÍA SEGÚN MAX HORKHEIMER

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Susana Raquel Barbosa

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ABSTRACT: Desde la obra de Max Horkheimer se asume que la profesionalización de las humanidades ha dado por tierra lo que en su emergencia estas significarán. Por otro lado, ya desde las convicciones del pensamiento griego, es de consenso que lo filosófico está reñido con lo servil. Se toma este término es dos direcciones: la filosofía no depende de las ciencias-ni las sirve-y la filosofía no es un saber de tipo utilizable-como las destrezas estadísticas. En este artículo se indaga la función pedagógica de la crítica tal como puede desprenderse de la obra de Horkheimer y se investigan tanto sus modos de instalación frente a otros saberes como su posición en la constelación de las teorías consagradas por la "autoridad de la tradición." Si la filosofía no tiene una función determinada dentro del "ordenamiento existente" de la vida social, tal como esta se da con una jerarquía de valores vigente, necesariamente debe ser crítica. Si la filosofía no ocupa una posición de sierva de los saberes particulares ni menos aún de las necesidades del saber administrativo, necesariamente debe aislarse e instalar una tensión-irreconciliable-con la realidad existente. Si la teoría crítica de la sociedad y de la ciencia apunta a una consideracida diferente de las condiciones en las que actualmente se dan aquellas, necesariamente se autoconcibe como negativa respecto del órden vigente. La función de la filosofía es pedagógica en la tarea de orientar a los hombres a la percepción-negativa y en tensión con la realidad-de las condiciones sociales; tal experiencia los instala en la certeza de que aquellas condiciones no son naturales-ni fijas ni definitivas-y en la persistencia del mejoramiento de la totalidad social.

 

"Ya por el hecho de haberse convertido en una especialidad o profesión, la filosofía pierde su encanto, aun cuando no puede negarse que, a diferencia de otras profesiones, ésta en verdad no sirve a nadie de mucho". (1)

Con esta lapidaria afirmación comienza Horkheimer su artículo sobre Kant; es cierto que la profesionalización de las humanidades ha dado por tierra lo que en su emergencia estas significaran. Por otro lado, ya desde las convicciones del pensamiento griego, es de consenso que lo filosófico está reñido con lo servil. Se toma este término en dos direcciones: la filosofía no depende de las ciencias -ni las sirve- y la filosofía no es un saber de tipo utilizable -como son por ejemplo, ciertas destrezas estadísticas-.

En este artículo se indaga la función pedagógica de la crítica tal como puede desprenderse de la obra de Horkheimer y se investigan tanto sus modos de instalación frente a otros saberes como su posición en la constelación de las teorías consagradas por la "autoridad de la tradición".

 

1. Des-orientación del saber filosófico

En "La función social de la filosofía" (2) Horkheimer analiza la posición de la filosofía en comparación con la de ciencias particulares. En estas hay una orientación general, independientemente de las controversias que puedan existir, que permite su definición; tal orientación está completamente ausente entre los filósofos, quizá porque

"las ciencias particulares abordan problemas que deben ser tratados porque surgen del proceso vital de la sociedad en un momento dado (...). Aunque haya tareas científicas que no conduzcan a una utilidad inmediata, todas ellas poseen una potencial aplicabilidad" (M Horkheimer,1974, p.274-75).

Estas "guías" de las disciplinas particulares están determinadas por su POSICIÓN en el contexto global de la sociedad. Como no es una posición lo que puede definir la filosofía, hay tantas definiciones como escuelas o tendencias; para ilustrar esta certeza inicial, Horkheimer recorre la historia de la filosofía y concluye que las definiciones son diferentes porque lo que se entiende como a) su carácter, b) su contenido y c) su método también son, en cada caso, diferentes. De la comparación entre teorías antiguas y modernas, Horkheimer deduce que no hay una concepción unitaria en ninguno de los niveles relevados. a) Respecto del carácter, hay divergencias entre los que ven a la filosofía como "ciencia exacta" -Platón, Kant, Husserl- y los que creen que es una continuación de las ciencias particulares "con miras a la formación de un todo unitario" -Comte, Spencer, Mach, Russell-. Mientras unos sostienen la autonomía de la filosofía respecto de la ciencia, otros afirman la dependencia de aquélla respecto de ésta. Hay pensadores que, contrariamente a los anteriores -que hacen girar un criterio de verdad propio o ajeno como pattern para definir lo filosófico- toman lo bello como eje axial. b) La segunda esfera determinante para la definición del concepto de filosofía es la del contenido: se incluyen en éste tanto las leyes supremas del ser, como lo que desde Kant se denomina a priori y no falta quien involucra como su inobjetable mettier el tema del valor. c) Finalmente el método es el tercer elemento que repercute en la definición de qué sea filosofía (intuición de esencias, definición de conceptos, la dialéctica).

La orientación que adquiere el desarrollo de los saberes particulares y de la técnica se relaciona con el grado de aplicabilidad de sus resultados a los problemas y necesidades sociales.

"La filosofía carece de tales guías...La praxis social no ofrece ninguna pauta a la filosofía (...). Los filósofos, por su parte, muestran una empecinada indiferencia frente al juicio del mundo exterior" (M.Horkheimer, 1974,p.275; resaltado agregado).

 

2. La tensión filosofía-'mundo' que instala la crítica

Desde el "proceso a Sócrates", se instaura una TENSION entre los filósofos y su comunidad; y esta tensión se transforma a veces en persecución (3) o en mera incomprensión. Siempre que los científicos fueron perseguidos, lo fueron por sus ideas filosóficas y no por sus teorías científicas. (4) Esta persecución y este compelir al filósofo a vivir en secreto tiene su razón en una función de iluminación que Horkheimer atribuye a la filosofía, la de no aceptar las verdades científicas, ni los modos de vida sociales, ni los hábitos culturales establecidos, como tendencias naturales que deban ser acríticamente asumidas. Vale decir que es en su tarea crítica que la filosofía se dirige "contra la mera tradición" y es este carácter el que brinda ingratitud a su función.

Este impulso de la tarea filosófica que es capaz de "preservar a la humanidad de petrificarse dentro de los carriles prescriptos por la costumbre", puede extenderse también al de la ciencia y la técnica, razona Horkheimer. Sin embargo, el proceso de racionalización (Weber) de la sociedad moderna arrasó incluso con la cualidad única del arte. Así, el fracaso de una obra de teatro por ejemplo, no pasa por la irrealización de una idea originaria sino por una falla en los estudios de los expertos al medir la relación obra-gusto masificado. Es el tipo de organización social predominante el que ha hecho que los hábitos culturales se vean también afectados; esta afección produce un mecanicismo en las costumbres: la repetición automática de los usos no evita sino que contribuye a su petrificación.

Si la tarea de la filosofía de "arremeter contra lo establecido" se vuelve ingrata, se pregunta Horkheimer si la ciencia y la técnica -debido a la orientación que ellas asumen por su posición respecto de las necesidades sociales- podrán ser las que conduzcan a mejor humanidad. Pero, como afirmáramos, él mismo sale al cruce de probables objeciones respecto de la tarea de la ciencia y de su constante obligar a la sociedad a su acomodamiento.

"Ningún dominio de la industria..., alcanza hoy un estado de estabilidad total... Los fundamentos de la sociedad actual cambian constantemente por la intervención de la ciencia (...).Las acciones [de los hombres] transcurren..., mucho más mecánicamente que en otros tiempos, cuando se hallaban motivadas por una conciencia viviente, dictada por la convicción" (M.Horkheimer, 1974, p.277, resaltado añadido).

La falta de SEDIMENTACIÓN DE LOS HABITOS genera un mecanicismo creciente en las conductas de la masa que, en los procesos racionalizadores de la sociedad moderna, vaciaron de vida sus conciencias. La llamada 'revolución científico tecnológica', no trajo aparejado en el plano de lo humano la misma cantidad y calidad de progresos que generara en su terreno específico.

"Ciencia y técnica son solo elementos de una totalidad social, y es muy posible que, a pesar de los avances de aquellas, otros factores, hasta la totalidad misma involucionen" (M.Horkheimer, 1974, p.278).

Horkheimer, fiel a su estilo de contrastar lo estrictamente teórico con la perspectiva de lo fáctico, reflexiona sobre la situación antagónica que se abriera en Europa entre el avance de las comunicaciones y el incremento de las condiciones que condujeran a la guerra. De allí que "el racionalismo individual puede ir acompañado de un completo irracionalismo general" (p.278). No puede el pensar, marchar en forma independiente sin atender al curso general de la sociedad, sin tener en cuenta la totalidad social. El pensar no puede perderse en la especulación pura sino que debe determinar los fines de los procesos de racionalización social que, en su despliegue, parecen manejarse como fuerzas ciegas y predeterminadas. El pensar debe

"intentar esclarecer los supuestos tanto materiales como intelectuales que habitualmente son aceptados sin discusión alguna, y que imprime FINES HUMANOS a todas aquellas relaciones cotidianas que son realizadas y justificadas casi ciegamente" (ib.).

La tensión entre filosofía y realidad entonces, es fundamental y se refiere a que el pensar no puede permitirse el dejar de controlar todos sus contenidos y no puede considerar que las tendencias que rigen actualmente la vida social sean identificables con las leyes naturales, en lo que ellas tengan de fijas y de eternas. Debido a esta tensión, las discusiones y controversias acerca de lo que sea la filosofía permanecen siempre abiertas y en estado de irreconciliabilidad. La falta de guía para la filosofía, esa guía que fija un ordenamiento a las ciencias particulares, es, en sí, un problema filosófico.

Horkheimer introduce una razón sociológica a la pregunta de por qué en Europa la filosofía -teórica- encontró mayor desarrollo que en los EEUU. No sólo la expansión territorial sino "condiciones objetivas" de su proceso histórico, propiciaron su desarrollo mientras que en USA, donde la preocupación por el asentamiento geográfico y la resolución de los problemas cotidianos constituyera una urgencia, todo se orientó a soluciones rápidas. El talante práctico dominó la resolución de estos problemas. La falta de interés por la teoría, a diferencia de Europa, fue suplantada por la utilización de la filosofía como rama de la ciencia y encontró allí el carril adecuado para su utilidad. Es en esta situación que la filosofía pierde su carácter autónomo y se transforma en sierva de la ciencia. Hay un fundamento que subyace a esta posición y es que

"sería imposible un pensar que trascendiera las formas dominantes de la actividad científica y, por ello, el horizonte de la sociedad actual. El pensar debería, antes bien, aceptar modestamente las tareas que le plantean las necesidades, siempre renovadas, de la administración y de la industria... Si estas tareas...son útiles a la humanidad en el momento histórico actual, o si la organización social que las engendra es adecuada para el hombre, he ahí preguntas que, a los ojos de estos filósofos... son materia de decisión personal, de valoración subjetiva; están subordinadas al gusto y al temperamento del individuo" (M.Horkheimer, 1974, p.280).

Esta es la función social de la filosofía que Horkheimer critica. Cómo reacciona un filósofo crítico frente a esta determinación que la sociedad -con el predominio de la racionalidad científico-técnica- impone a la filosofía ?.

"La única posición filosófica que se puede reconocer en esa actitud es la concepción negativa de que no hay una verdadera filosofía, de que el pensamiento sistemático...debe retirarse a un segundo plano; en una palabra: el escepticismo y nihilismo filosóficos" (ib.).

Frente a esta función social de la filosofía inculcada por la sociedad racionalizada tecnológicamente, Horkheimer también critica otra función social atribuíble a la filosofía desde la sociología del conocimiento; esta concepción está

"representada por diferentes ramas de la sociología moderna, que identifica la filosofía como una función social general, a saber: la ideología. Esta posición sostiene que el pensar filosófico... sería simple expresión de una situación social específica...Todo sistema de pensamiento sería "ideología"" (ib.).

Hay aspectos de esta teoría que son correctos, admite Horkheimer; (5) sin embargo, si se profundizan las razones por las que ciertos grupos son determinados en su pensar por su base social de pertenencia, faltan criterios históricos como elementos explicativos para la comprensión cosmovisional total. Por ejemplo la visión matematizada de la vida característica de la modernidad, estuvo a la base de diversas luchas. Es en ese sentido que trascendió los límites de la burguesía, grupo social de pertenecia en el que originariamente se gestara aquella cosmovisión. Vale decir que la teoría de Mannheim se queda corta sin una teoría general de la historia. Esta es la primera objeción que Horkehimer hace a la sociología del conocimiento, a la que une una segunda no menos importante: la aplicabilidad de la noción de ideología en forma de estereotipia anula la posibilidad de una verdad filosófica.

También la identificación de la filosofía con una rama de la sociología retoma la posición escéptica que Horkheimer asumía ante la filosofía distorsionada en la función social que recibe del reinado y autonomía de la ciencia y de la técnica.

 

3. De qué crítica se trata?

a. Crítica de lo establecido o eje de la crítica

Luego de criticar la función social de la filosofía en los dos modos inculcados -según provengan de la versión americana del predominio de lo aplicable o de la versión mannheimiana de relativización de todo tipo de verdad-, Horkheimer opone su visión de lo que sea la función social de la filosofía.

"La verdadera función social de la filosofía reside en la crítica de lo establecido....La meta principal de esa crítica es impedir que los hombres se abandonen a aquellas ideas y formas de conducta que la sociedad en su organización actual les dicta" (M.Horkheimer, 1974, p.282; enfatizado agregado).

Reaparece la relevancia del obrar individual con miras a la totalidad social. Para Max Weber la acción racional orientada por fines es la acción social -con sentido mentado, atendiendo a la intención que el actor puso en la acción- y que no descuida los resultados de la acción. Horkheimer toma esta idea weberiana. Las acciones humanas atienden a dos cosas: en primer lugar y respecto de sí mismas, al resultado que logran y en segundo lugar y respecto del contexto que les confiere sentido, a la totalidad social que las posibilita y sustenta. Si se toman las acciones y el obrar autónomos, como formas independientes respecto del todo, sus resultados pueden ser nefastos

"En el período de entreguerras observamos en Europa una caótica proliferación de elementos aislados de la vida social: enormes empresas económicas, impuestos agobiantes, un crecimiento desproporcionado de ejércitos y armamentos, disciplina compulsiva, un cultivo unilateral de las ciencias naturales, etc. En lugar de una organización racional de las relaciones inteiores y exteriores, sobrevino una hipertrofia de sectores de la civilización en detrimento de la totalidad. Ellos entraron en conflicto, y esto fue fatal para la humanidad" (M.Horkheimer, 1974, p.284).

Como en otros textos de la misma época, (6) Horkheimer destaca la interpenetración de la verdad parcial de cada fragmento de un todo con la verdad general de este último. La instancia de cada momento de verdad sólo tiene sentido como fragmento -y en ese sentido no definitivo- de la totalidad (Hegel). El modo de articulación de la parte con el todo es dialéctico y ese es precisamente el método que usan los grandes pensadores. El contenido de sus pensamientos

"apuntó siempre a la organización racional de la sociedad humana. Pero esa organización era ...equivalente a la realización de la idea de Bien (...). Ni Platón ni Aristóteles cree... que la razón pueda lograr un desarrollo superior estable en hombres que llevan una vida de perros, ni que la sabiduría pueda marchar de la mano con la miseria" (M.Horkheimer, 1974,pp.285-6; remarcado nuestro).

Horkheimer llega más lejos tratando de radicar el principio de sus propias convicciones en la historia del pensamiento occidental; la lectura detenida de las teorías filosóficas revela que la axialidad en torno a la que giran es la de los problemas sociales y sus categorías históricas -aún en pensadores que presentan una estructura rígida en apariencia y cuyos conceptos parezcan ser muy abstractos y trascendentales-. Y esta axialidad, aún oculta bajo máscaras metafísicas es una de las distintividades que abisma la filosofía de la sociología, ya que ésta se conecta de manera muy superficial con la problemática social e histórica. Sin embargo, Horkheimer insiste que pese a la centralidad de estas nociones, ellas no constituyen el fin al que apunta la filosofía. Su fin es un fin social y por ello entiende

"el desarrollo del pensamiento crítico y dialéctico. La filosofía es el intento metódico y perserverante de introducir la razón en el mundo; eso hace que su posición sea precaria y cuestionada. La filosofía es incómoda, obstinada y, además, carece de utilidad inmediata; es, pues, una verdadera fuente de contrariedades" (M.Horkheimer, 1974 p.285).

Dónde radican las contradicciones que la filosofía contiene? Esta pregunta también inquieta a M.Horkheimer. Como intelectual procedente de matriz materialista, cree que uno de las tareas del intelectual es la resolución del abismo que las teorías idealistas habían generado entre teoría y praxis. Pero, y quizá hoy estemos en condiciones de afirmar que sea ésta una de las razones del fracaso de los marxismos occidentales, la conciliación entre ambos aspectos o esferas nunca se dio. Si bien Neumann ha reconocido que los americanos, en el momento de la migración de intelectuales europeos no tenían este abismo como conflicto, creemos que, una vez desaparecida la generación transplantada, desapareció la teoría. Y así como fue imposible para los marxistas superar la falta de praxis del idealismo, también para el filósofo angloparlante de talante pragmatista será difícil el acceso a la teoría a la manera como lo hace la filosofía europea de principios de siglo.

b. Condiciones de la crítica

"La crítica o conciencia de la diferencia ha sido permanentemente la fuerza del pensamiento filosófico, que se siente a sí mismo la esencia de la realidad y al mismo tiempo su contraposición...;el concepto no se ha reconciliado jamás consigo mismo. Incluso el desgajamiento de las ciencias positivas...de la filosofía forma parte de su propio desarrollo"(M.Horkheimer, 1979,p.26).

Esta convicción de la que parte Horkheimer en 1958 (7) da cuenta de que todo debate y polémica que enfrente a la filosofía y los saberes particulares, ya estaba contenido en la idea misma de filosofía, entendida como crítica.

Siempre resulta ardua la tarea de desentrañar con precisión la noción de 'crítica' en la obra de Horkheimer. Y ello por dos razones: ni el concepto es unívoco en el desarrollo de la denominada 'teoría crítica', ni la advertencia metodológica y epistemológica del mismo Horkheimer es coherente con el uso que el autor hace de la noción -ignorando más de una vez, lo que ha definido por 'crítica' previamente-.

El célebre artículo de 1937 (8) contiene una nota en la que el autor demarca "crítica" como "una característica esencial de la teoría dialéctica de la sociedad" y cuyo contenido no se relaciona con el sentido de la "crítica idealista de la razón pura sino con el de la cítica dialéctica de la economía política". Es bien sabido sin embargo, que el desarrollo de la teoría horkheimeriana se emparenta mucho más con el sentido que explícitamente rechaza que con el que teóricamente promete asumir. En todo caso, la crítica de Horkheimer será una "crítica de la razón impura" (McCarthy).

También la filosofía es "custodiadora", ya que

"en cuanto fuerza de lo negativo, ha instituido la unidad que se despliega por sí misma y otorga carácter a la conciencia del individuo. Las primeras elucidaciones filosóficas, la erección de los principios universales de la naturaleza constituían, teniendo en cuenta su significación objetiva, respuestas críticas a las creencias en los dioses y a los mitos vigentes... La gran filosofía griega fue también crítica: Aristóteles continuó y negó simultáneamente la interpretación platónica del mundo" (M.Horkheimer,1979, p.28-29).

Pero la crítica así entendida no es la mera sospecha generalizada sobre absolutamente todo, ni se relaciona con el rechazo sin más de lo existente actual. Este sería un sentido del término más emparentado con los sistemas racionalistas modernos que con esta filosofía instalada en otra tradición.

Por esta época, los '50, una de las preocupaciones de Horkheimer es descifrar el puesto de la filosofía crítica entre las formas hipostasiadas que la tradición filosófica ha tomado en ciertas formas de ontología y de positivismos. (9) El puesto que Horkheimer busca para su filosofía está por crearse, ya que tal como hegemónicamente se plasmara la historia de la teoría occidental, no hizo lugar para el registro de una crítica tal.

"La tendencia a la modificación activa del mundo se expresa en el descomedido crecer de las fuerzas y de la cual es una cara la secesión de las ciencias particulares, constituía una peculiaridad del pensamiento europeo desde la Antigüedad; pero ni el sentido de la filosofía era desguazarse en aquellas disciplinas o agregarse a ellas, en cuanto logística o semántica, a modo de ciencia auxiliar -y en ello reside lo ilusorio del positivismo-, ni formar una artesanía especial dotada de un procedimiento de tipo propio, cortado a medida de un tema peculiar, el ser -y ésta es la pretensión de la ontología fundamental-; uno y otro se asientan sobre la división del trabajo y, con ello, reniegan objetivamente de la contraposición entre idea y realidad, oposición de la que el pensamiento libre ha sacado en otro tiempo su fuerza. Merced a la esmerada escisión que se hace entre ambas caras en el manejo y administración de la sociedad, se desvanece dicha oposición, que únicamente subsiste cuando quieren ser una sola" (M.Horkheimer, 1979, p.27; enfatizado propio).

Vale decir que la hipóstasis que hace el positivismo de la "realidad", no menos que la que hace la ontología de la "idea", anulan uno de los frentes de la dimensión de la historia. La enfatización que ambas tendencias del pensamiento hacen de los dos polos de la tensión -necesaria- entre pensamiento y realidad, anula la posibilidad de emergencia del pensar crítico.

 

4. Función pedagógica de la crítica

Si la filosofía no tiene una función determinada dentro del "ordenamiento existente" de la vida social, tal como esta se da con la jerarquía de valores vigente, necesariamente debe ser crítica.

Si la filosofía no ocupa una posición de sierva de los saberes particulares ni menos aún de las necesidades del saber administrativo, necesariamente debe aislarse e instalar una tensión con la realidad existente.

Si la teoría crítica de la sociedad y de la ciencia apunta a una consideración diferente de las condiciones en las que actualmente se dan aquéllas, necesariamente se autoconcibe como negativa respecto del orden vigente.

La función crítica de la filosofía es pedagógica en la tarea de orientar a los hombres a la percepción de las condiciones sociales como no naturales, no fijas ni eternas y en la persistencia del mejoramiento de la totalidad social.

 

Notas

(1) M.Horkheimer, "La filosofía de Kant y el iluminismo" (Kants Philosophie und die Aufklärung, en M.Horkheimer, Um die Freiheit, Frankfurt, 1962) en, M.Horkheimer, Sobre el concepto del hombre y otros ensayos, trad. H.A.Murena y D.J. Vogelmann, Sur, Buenos Aires, 1970; p.37.

(2) M.Horkheimer, "La función social de la filosofía" ("The Social Function of Philosophy"[1940] en Max Horkheimer, Kritische Theorie. Eine Dokumentation, hrsg. von Alfred Schmidt, Frankfurt; 1968) en M.Horkheimer,Teoría Crítica, trad. E.Albizu y C.Luis, Amorrortu, Buenos Aires, 1974; pp.272-289.

(3) Recordar al respecto el artículo de F. Neumann, "The Social Sciences", en F.Neumann et als., The Cultural Migration. The European Scholar in America, University of Pennsylvania, 1961; pp.4-26.

(4) M.Horkheimer, "Traditionelle und kritische Theorie", 1937; en M.Horkheimer, Kritische Theorie. Eine Dokumentation ed.cit.

(5) Y uno de ellos se refiere al reconocimiento del origen social del conocimiento; M. Horkheimer,"Un nuevo concepto de ideología ?", 1930.

(6) Cfr. Autoridad y familia, 1936.

(7) M.Horkheimer, "La filosofía como crítica de la cultura" (Philosophie als Kulturkritik, 1958 en Sociologica II, Frankfurt, 1962) trad. V.Sánchez Zabala, Taurus, 1979; pp.23-42.

(8) M.Horkheimer, "Traditionelle und kritische Theorie", ed.cit.

(9) Es particularmente esta conferencia la que pretende dar respuesta teórica a un hecho político como el pacto Hitler-Stalin; la lectura de Horkheimer releva ambas instancias de poder igualmente nefastas y aniquiladoras de negativo. Ni el nacionalsocialismo ni el comunismo permiten la configuración del pensamiento crítico: en un caso, la filosofía es adoctrinamiento propagandístico y en otro "visión oficial del mundo". "En la sociedad de masas, la política pierde en la conciencia de los individuos su relación con los pensamientos generales y, con ello, su función diferenciadora: sólo le queda a cada uno pertenecer a lo que hay que pertenecer o ser distinto. De este modo se abre camino la igualación de ambos mundos enemistados, que había tenido su preludio bajo Hitler y Stalin" (M.Horkheimer, 1958, p.32). 

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