EL PROCESO DE SIMBOLIZACIÓN: TIRANÍA Y PSICOSIS

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Del psiquismo individual a la subjetividad colectiva 1

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Valentín Barenblit
Médico, psiquiatra, psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Internacional; consultor en Salud Mental de la OPS/OMS; director de iPsi, Centre d’atenció, docència i investigació en Salut Mental; Barcelona, España.

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Resumen
En este trabajo, los efectos de la desestructuración de símbolo se enuncian y analizan de diferentes perspectivas conceptuales: individual, de grupo y socio-cultural. Dentro del marco de las contribuciones teórico-clínicas del psicoanálisis, se enfatiza la importancia de la investigación transdisciplinaria con respecto a las transformaciones de subjetividad humana y las relaciones sociales en un nivel colectivo, para perfilar las diferentes articulaciones entre los problemas de dilema de símbolo, de los de desestructuración de símbolo, tiranía y psicosis.
Entre las muchas funciones que el psicoanálisis reconoce en el proceso de simbolización, se enfatizan los aspectos siguientes:
a) la importancia del efecto de la estructuración en el psiquismo individual y en la comunicación psico-social;
b) su papel como un articulador de pensamiento y lenguaje.
Este trabajo estudia los rasgos generales que enmarcan desde la metapsicología freudiana, la comprensión de los fenómenos complejos que se generan en el aparato psíquico durante el proceso psicótico y las alteraciones del “principio de realidad”. El trabajo también da cuenta de los diferentes acercamientos teóricos que cubren una amplia gama de contribuciones postfreudianas con respecto a la clarificación de psicosis.
En cuanto al problema de tiranía, esta categoría singular se analiza desde la perspectiva de la relación de sujeto-objeto y de los efectos de violencia, arbitrariedad, abuso e imposición de poder.
De este acercamiento instrumental y ético, el propósito de este trabajo es interpretar los fenómenos de grupo e histórico-sociales que se dan en las dictaduras y tiranías de Estado. Así, los efectos psíquicos generados por contextos dominados por el terrorismo, son considerados como sistemas generadores de sufrimiento individual y familiar, pero que también están configurados como ataques devastadores y desestructurizantes que afectan profundamente el pensamiento y la cultura.

 

Summary
In this paper the effects of symbol de-structuration are enunciated and analyzed from different conceptual perspectives: individual, group, socio-cultural. Within the frame of the theoretical-clinical contributions of psychoanalysis, the importance of the transdisciplinary research is stressed with regard to the transformations of human subjectivity and social relationships on a collective level in order to outline the different articulations between the problems of symbol dilemma of symbol de-structuration, tyranny and psychosis.
Among the many functions that psychoanalysis recognizes in the process of symbolization, the following aspects are emphasized:
a) the importance of the structuring effect on the individual psychism and on psycho-social communication;
b) its role as an articulator of thought and language.
This paper studies the general features that frame, from Freudian metapsychology, the comprehension of the complex phenomena that are generated in the psychic apparatus during the psychotic process and the alterations of the “reality principle”. The paper also gives an account of the different theoretical approaches that embrace a wide range of postfreudian contributions regarding the clarification of psychosis.
As for the problem of tyranny, this singular category is analyzed from the angle of the subject-object relation and from the effects of violence, arbitrariness, abuse and imposition of power.
From this instrumental and ethical approach, the proposal in this paper is to interpret the group and historical-social phenomena that arise in dictatorships and State tyrannies. Thus the psychic effects generated by contexts dominated by state terrorism are considered to be systems generating individual and family suffering but which are also configurated as devastating and de-structurizing attacks that deeply affect thought and culture.

 

La configuración temática de esta comunicación en el complejo entramado de sus diversas perspectivas conceptuales: individuales, grupales y socioculturales, evidencia una vez más la imperiosa necesidad del trabajo transdisciplinario. Es desde este enfoque instrumental y ético desde donde confiamos poder enriquecer la producción de conocimiento y la investigación acerca de las estructuras constitutivas y los avatares de la subjetividad humana y las relaciones sociales.
El tema que nos ocupa es excepcionalmente estimulante. Enmarca una dimensión tan amplia que hace difícil acotar sus límites externos y reconocer con precisión sus particularidades internas. Hecha esta observación previa y para perfilar una aproximación epistemológica, podemos decir que sin duda es pertinente la implicación del psicoanálisis, la antropología social, la sociología, la semiótica, la lingüística y las ciencias políticas. En el caso de que se pudiera examinar lo que cada una de esas disciplinas tiene para decir al respecto (y es probable que, por separado, tengan menos que aportar de lo que se puede desear o suponer), se nos impondrá como exigencias algunas conjeturas transdisciplinares y, al mismo tiempo una amplia reflexión filosófica al respecto. Sabemos cuán lejos estamos de poder cumplir con plenitud esta tarea. Pero intentaremos ensayar ese propósito para enunciar nuestra contribución a este Simposio de la ATSMHI.
Lo haremos desde nuestra teoría y práctica psicoanalítica y también desde nuestra historia personal como sujetos que fuimos atravesados en etapas de nuestra vida por los múltiples avatares de regímenes tiránicos y dictaduras militares.
Comenzaremos por una tentativa provisional de definir un término clave: tiranía. La noción de tiranía refiere en general a las ideas de abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad. Como adjetivo, tirano se aplica a quien obtiene contra derecho el gobierno de un Estado y, especialmente, al que lo rige sin justicia, a medida de su voluntad. Por extensión, se dice de quien abusa de su poder, superioridad, fuerza en cualquier objeto o materia y también simplemente del que impone ese poder y superioridad en grado extraordinario. También el vocablo refiere al dominio excesivo que un afecto ejerce sobre el comportamiento de una persona.

 

La psicosis

Desde Freud es sabido que el psicoanálisis aborda la psicosis como un complejo fenómeno mental provocado por un tipo de fijación –regresión por el cual el aparato psíquico sufre los efectos de una no-adquisición o pérdida del “principio de realidad”. Adoptando los puntos de vista de la metapsicología freudiana, podemos decir que en la psicosis se constata: económicamente, una predominancia del proceso primario; dinámicamente una hegemonía de la pulsión de muerte; tópicamente, una falla de la represión primaria, debido a la cual las representaciones de palabras son tratadas como representaciones de cosa; estructuralmente, una falencia en la constitución del yo y del superyó y una irrupción del ello, en tanto manifestaciones de una fijación-regresión autoeróticas o narcisísticas previas a la instalación del complejo de castración.
Distintos enfoques teórico clínicos abarcan el amplio espectro de postulaciones postfreudianas en relación a las psicosis. Este campo sigue siendo fructífero en la producción de debate e investigación.
Diversas teorías se han enunciado en relación a la génesis y evolución de la psi-cosis. Con el riesgo de las inevitables omisiones y sesgos cabe destacar: los aportes de Melanie Klein y Wilfred Bion quienes enfatizan la importancia fundamental de las relaciones objetales tempranas, de las ansiedades básicas y la insuficiente capacidad de reverie; es decir, la escasa tolerancia de la madre o figura sustituta frente a las proyecciones del niño; Herbert Rosenfeld y León Grinberg, que destacan la importancia de la escisión del yo, de la disociación patológica y la identificación proyectiva; Margaret Mahler y José Bleger que acentúan la importancia del efecto patológico centrado en las etapas del proceso de individuación de la simbiosis; Donald Winnicott en sus investigaciones y textos, insiste en el impacto patógeno ambiental cuando no cumple con las condiciones idóneas de crear un espacio para la fantasía y el juego del lactante y el niño; Donald Meltzer, para explicar la psicosis articula la dimensión epistemológica de Bion en relación al no aprendizaje de la experiencia, con su concepción de una dimensión geográfica de la mente, desde este enfoque define “el no lugar del sistema delirante” como fundamento básico de la patogenia psicótica.
En otra dirección, según el psicoanálisis estructuralista fundado por Lacan, la psicosis es teorizada como el resultado de la Forclusión del Nombre del Padre. En ese fracaso de la Metáfora Paterna, de la vigencia plena del Orden Simbólico y de la aceptación de la Ley, se constituye virtualmente la psicosis. Para los seguidores de esta teoría, la psicosis se hará manifiesta cuando este significante forcluído reaparezca alucinatoriamente en lo Real.
Piera Aulagnier reformula estas tesis desde la teoría de Freud, articulando como vectores constitutivos fundamentales en la psicosis las “problemáticas identificatorias originarias”, que cristalizan al fallar en la función materna su rol de portavoz y su capacidad de “interpretar” el deseo del infante que es abrumado por la “violencia primaria” de la madre, entendiendo como efecto principal de esta acción a la invasión masiva del deseo narcisista maternal en el que, además, no hay espacio posible para la función del discurso paterno.
Ahora bien, para lo que hoy centra nuestra atención, existen dos hechos de general reconocimiento en las distintas posiciones teóricas del psicoanálisis que intentan explicar la psicosis y sobre los que queremos referirnos brevemente: el primero es el de la tiranía, el segundo el del proceso y la desestructuración del símbolo.

 

El problema de la tiranía

Al analizar esta categoría singular a través de la óptica de la relación sujeto-objeto se puede constatar que las distintas concepciones acerca de la constitución del aparato psíquico en las psicosis, con sus premisas diferenciales, refieren o aluden unívocamente a este hecho. Si examinamos la matriz relacional o el entramado de relaciones parentales en cuyo seno se estructura el sujeto futuro psicótico, podremos observar, remitiéndonos a nuestra primera definición de tiranía, que siempre está presente la noción de alguien que abusa de su poder, superioridad o fuerza y también, simplemente, del que impone ese poder o superioridad en grado extraordinario.
Freud señaló con frecuencia el estado de desamparo (Hilflosigkeit) del lactante vinculándolo con la prematuridad del ser humano. Es esa situación de indefensión psíquica y biológica la que promueve la dependencia y sumisión del bebé a la tiranía del deseo de sus objetos parentales. Por esta razón su disposición está impuesta por tener que constituirse como sujeto en el campo dinámico de su relación con el otro.
Desde el enfoque metapsicológico (tópico, dinámico, económico y estructural), también podemos observar que el yo del paciente queda a merced de las tiranías del ello y del superyó. La precariedad o ausencia de la represión como dispositivo estructurante y defensivo del psiquismo, la presencia y el dominio poderoso de un superyó tiránico, arcaico, sádico y/o la invasión pulsional tanática provenientes del ello se constituyen así en auténticas tiranías que atacan y someten al yo frágil y vulnerable del paciente psicótico.

 

El problema de la desestructuración del símbolo

Desde estas observaciones volvemos nuestra mirada hacia la psicosis y les propongo utilizar la Esquizofrenia como modelo ejemplar. Podemos entonces decir que más allá de la variadas formas clínicas en que se presenta y de la diversidad de los fenómenos patológicos de esta psicosis, nos encontramos siempre en ella con una perturbación del pensamiento. En relación al proceso de simbolización podemos afirmar que invariablemente se destacan distintos grados de insuficiencia, distorsión o deterioro en la producción de símbolos.
En la diversidad de funciones que el psicoanálisis reconoce en el proceso de simbolización destacamos aquí:
a) La importancia del efecto estructurante en el psiquismo individual y en la comunicación psicosocial.
b) Su acción como articulador del pensamiento y del lenguaje.
Así se comprende que en la psicosis, el símbolo, como modo de representación de ideas, conflictos o deseos inconscientes se presentará con diversos grados de desestructuración que están vinculados a la desorganización y al estado de regresión del funcionamiento mental.
Por lo tanto se observará el predominio del pensamiento pre-lógico (animista, mágico y omnipotente) que se corresponderá con la rigidez de la certeza delirante. Esta posición peculiar del pensamiento psicótico suele determinar con frecuencia el pasaje a la acción como intento desesperado para expulsar las vivencias catastróficas y persecutorias de su derrumbe identificatorio.
En esta dinámica del psiquismo se desarticula la relación del símbolo con lo simbolizado; la representación de palabra se intrinca y confunde con la representación de cosa.
Para el psicótico el símbolo ya no representa lo simbolizado, sino que es lo simbolizado. La representación inconsciente accede al sistema preconsciente-consciente, pero no posee el disfraz protector que ostenta en la neurosis o en el así llamado individuo sano o normal.
Nos sorprenderemos así, escuchando al paciente psicótico, cómo en su restitución delirante puede decir lo que el neurótico reprime. Una breve mención acerca de un paciente que padecía de un delirio persecutorio con su padre permitirá ilustrar esta cuestión. “¡O él o yo!” (refiriéndose a su padre), “tienes que elegir de una vez por todas si no quieres perderme para siempre”; le gritaba enfurecido una y otra vez a su madre, después de un severo intento de suicidio.
Dejamos aquí abierto al debate este tema; el psicoanálisis ha demostrado que los delirios, como los sueños, están provistos de sentido. En la psicosis durante el proceso psicoanalítico se intentará interpretar el sentido de lo inconsciente. Esta tarea que transcurre a la luz del análisis de la transferencia, mantiene vigente la dirección que señala Freud en Construcciones en el análisis cuando dice: “Las formaciones delirantes de los enfermos me aparecen como unos equivalentes de las construcciones que nosotros edificamos en los tratamientos analíticos, unos intentos de explicar y de restaurar que, es cierto, bajo las condiciones de la psicosis sólo pueden conducir a que el fragmento de realidad objetiva que uno desmiente en el presente sea sustituido por otro fragmento que, de igual modo uno había desmentido en la temprana prehistoria”.

 

La dictadura y la tiranía en el Estado

Se denomina dictadura a regímenes de gobierno caracterizados por un conjunto de atributos que pueden variar o faltar parcialmente en sus formas de realización histórica concreta:
-Concentración extraordinaria del Poder en manos de un gobernante exclusivo y excluyente, o bien acompañado de sectores formales o informales de una sociedad.
-Ejercicio de ese Poder de manera total o parcialmente inconsulta con prescindencia completa o parcial de las leyes en vigencia previas a la asunción del mando, con consideración parcial o arbitraria de las mismas.

-Práctica de esa dominación con modalidades de crueldad o de terror mediante el uso de violencia de diversos grados que utiliza desde la agresión física (reclusión, tortura, eliminación, etc.) hasta los varios tipos de la así denominada violencia simbólica (desinformación, falseamiento, adoctrinamiento, incitación, seducción, etc.). Para esos fines el sector dominante cuenta habitualmente con el monopolio de las fuerzas armadas, de los medios de comunicación de masas, del aparato propagandístico, del jurídico y, con frecuencia, del económico.
-Determinación, duración y transmisión del mandato según procedimientos que van, desde la total indeterminación y arbitrariedad hasta diversos grados de manipulación de la legitimidad.
-Instauración de un enemigo externo y/o interno a la formación económico social de que se trata, supuestamente coaligados entre sí y definidos por una supuesta peligrosidad social más o menos racionalmente fundamentada. Desencadenamiento de un proceso de persecución de guerra formal o informal contra el citado enemigo con objetivo de localización, sometimiento y eliminación completa y definitiva.
-Comprendido de varias maneras dentro de los ítems anteriores, las dictaduras se proponen la creación de una Ética sui-generis, compuesta de valores funcionales al proceso de construcción del mundo que propugnan; emplean para esos propósitos el reforzamiento de los valores que estaban implícitos en la tradición perviviente (arcaísmos) o pergenian otros nuevos basados en los anteriores (neoarcaísmos).
-En su aspecto institucional, ese proceso se presenta bajo la modalidad de una “reformulación general”, de cuño rígido e incuestionable de las instituciones (familia, educación, organizaciones sociales, etc.) que puede incluir las dimensiones sintácticas, semánticas y, particularmente, las pragmáticas de la lengua. En este sentido, parece apropiado citar aquí las consideraciones de Emiliano Galende. En su libro Historia y repetición afirma que la relación del hombre con las cosas del mundo, con sus semejantes y consigo mismo está intermediada por el lenguaje. El lenguaje, sin embargo, no se reduce a la lengua, ya que la enriquece y matiza con otros sistemas de comunicación no verbales. Pero adhiere a la formulación de Benveniste de que la lengua es el interpretador general de todos los otros sistemas lingüísticos y no lingüísticos. Es por eso posible comprender que los ataques sistemáticos y tenaces de los regímenes tiránicos se dirigen entre otros objetivos, a agredir los símbolos fundamentales de identidad cultural de los pueblos.
-Desde el punto de vista psicosocial, la finalidad de la dictadura (más marcada según el régimen necesite de la participación de las masas), consiste en la generación de un tipo peculiar de “Hombre” cuyas representaciones rectoras (convicciones, creencias, concepciones, actitudes conscientes y fantasías inconscientes) los integren plena y sometidamente al sistema. Sin embargo, el plano determinante de este proceso es la producción de identificaciones estructurales (ideales del Yo, formas de superyó).
Es importante reconocer las dificultades que conlleva el abordaje de esta temática. Somos conscientes de los riesgos metodológicos que asumimos al aplicar para las estructuras sociales el mismo enfoque que utilizamos como psicoanalistas para tratar de comprender el problema de la psicosis, pero consideramos legitimada esta aplicación del psicoanálisis desde un saber que ha sido puesto a prueba en múltiples oportuni-dades para interpretar los fenómenos colectivos e histórico-sociales.
Hecha esta aclaración podemos considerar a la tiranía en el estado o las dictaduras militares, como una de sus formas históricas más difundidas, como un tipo de regresión psicosocial y política cuya latencia reactivable está en las raíces mismas de la cultura.
En El malestar en la cultura Freud señala la importancia de las formas en que se regulan los vínculos recíprocos entre los seres humanos; señala la importancia de los vínculos sociales y destaca la relevancia del Estado. Nos dice que:

...es particularmente difícil librarse de determinadas demandas ideales en estos asuntos, y asir lo que es cultural en ellos. Acaso se pueda empezar consignando que el elemento cultural está dado con el primer intento de regular estos vínculos sociales. De faltar ese intento, tales vínculos quedarían sometidos a la arbitrariedad del individuo, vale decir, el de mayor fuerza física lo resolvería en el sentido de sus intereses y mociones pulsionales.

El otro requisito cultural básico es la justicia, “...o sea, la seguridad de que el orden jurídico ya establecido no se quebrantará para favorecer a un individuo”.
Todas estas dimensiones se alteran en las dictaduras y en la tiranía en el Estado. El tirano egócrata reencarna algo así como el retorno sádico del narcisismo que impone su poder a través de la violencia social con características similares en el orden social a la que antes mencionamos como “violencia primaria” maternal. Janine Puget vincula esta violencia social, patrimonio del poder dictatorial, con el terrorismo de estado y señala que “su significante es el terror” que además puede ser desmentido creando un estado de terrorismo con su equivalente en el aparato psíquico. Al mismo tiempo analiza el estado de amenaza social que provoca una invasión de emociones en el espacio mental que no pueden ser traducidas en palabras equiparadas a una vivencia de insoportable; se activan así funcionamientos psíquicos originarios.
Planteado de esta manera podemos entender que la citada desestructuración del símbolo antes comentada, tiene validez de alguna manera, tanto para comprender la patología individual como para la subjetividad colectiva. Con todo, cabe preguntarse hasta donde la problemática en el terrorismo de Estado pasa por la desestructuración del símbolo y cómo transita por la estructuración de la subjetividad en los colectivos sociales para representarse a sí mismos frente al Estado y a la tiranía como poder.
Los problemas que tratamos al hablar de la psicosis, pueden ser investigados desde el psicoanálisis al considerar los efectos histórico-sociales a nivel colectivo. Los efectos psíquicos generados por un contexto dominado por el terrorismo de estado, como dice Vicente Galli, producen efectos que se acercan “... a la problemática psicótica perseguido-perseguidor que define a la paranoia. Con una diferencia fundamental: no se trata de un delirio ni para el perseguidor ni para el perseguido”. Cristaliza como una realidad social que rompe los modelos básicos de convivencia e instaura la perversión de las legalidades conocidas.
Solo intentamos en este apartado enunciar algunas reflexiones para estimular el intercambio en este encuentro en Israel. Ya dijimos que esta problemática es muy compleja, sólo anhelamos satisfacer mínimamente el compromiso ético de quienes organizaron este Simposio Internacional al incluir esta temática en el debate.
Para terminar, deseo comentarles que expresando nuestra profunda preocupación por las dictaduras de todo el mundo y el inolvidable recuerdo del Holocausto, este ámbito resulta muy importante para referirles lo siguiente: las dictaduras en América Latina son una catástrofe social de dramática repetición de la historia y de efectos sociales siniestros. Varios países de Iberoamérica (América Latina) padecieron dictaduras militares de horribles consecuencias.
Estas dictaduras cumplieron sobradamente con todo el conjunto de atributos que describimos en nuestra definición de tiranía.
La práctica psicoanalítica y los psicoanalistas fueron intensamente impactados por esta realidad social. Su sufrimiento no escapó en muchos casos a la dimensión de las desapariciones, la tortura, el exilio y la muerte. Pero el terror y el horror no lograron en nuestro colectivo social, la alienación deseada por las dictaduras militares genocidas. Muchos psicoanalistas, cuyos nombres, a pesar de mi deseo, se me hace imposible citar aquí, han enfrentado con ejemplar compromiso ético, dignidad y valentía esta catástrofe social. También este hecho histórico ha generado un importante movimiento de investigación y una valiosa producción bibliográfica. En ésta se transmite, desde diversas perspectivas teórico-clínicas, el deseo compartido de comprender y explicar la instauración y los efectos psicosociales de las dictaduras y el terrorismo de Estado.
Al mismo tiempo, esas publicaciones cumplen un efecto de denuncia y de producción de un nuevo saber, que enriquece el campo de conocimientos del Psicoanálisis y mantienen la vigencia activa del recuerdo y la memoria social. Como señala León Grinberg, esta función de la memoria colectiva preserva de los riesgos del olvido que puede instalarse históricamente con los efectos equiparables a una “segunda muerte”. En esta dirección se manifiestan también, Maren y Marcelo Viñar, quienes reiteran que los efectos devastadores de las dictaduras militares y del terrorismo de estado no sólo generan sufrimientos a individuos y familias, sino que se constituyen como ataques desestructurantes y duraderos al pensamiento y a la cultura. Por esto nos adherimos a su postulación acerca de la imperiosa necesidad de reflexión y la investigación continuada en relación a estas problemáticas como un camino ineludible para construir la “memoria del futuro”.

 

Bibliografía

AA.VV. (1986) Argentina Psicoanálisis Represión Política. Buenos Aires: Ediciones Kargieman.
Bobbio, N. et al. Diccionario de política. Brasilia: Editorial Universidade de Brasilia.
Freud, S. (1930) El malestar en la cultura, en Obras completas, Vol. XXI. Buenos Aires: Amorrortu, 1979.
––– (1937) Construcciones en el análisis, en op. cit., Vol. XXIII.
Galende, E. (1992) Historia y repetición. Temporalidad subjetiva y actual modernidad. Col. Psicología Profunda. Buenos Aires: Paidós.
Galli, V. (1991) Trabajo clínico, terrorismos de Estado y futuro de los psicoanalistas, en Puget, J. y Kaës, R. (comp.), Violencia de Estado y psicoanálisis. Buenos Aires: Bibliotecas Universitarias, Centro Editor de América Latina.
Grinberg, L. (1992) La mémoire acusse: Des psychanalystes sous les régimes totalitaires. Revue de l’Association Internationale d’Histoire de la Psychanalyse, 5: 445-472, París.
Puget, J. Violencia social y psicoanálisis: De lo ajeno estructurante a lo ajeno-ajenizante, en Puget, J. y Kaës, R. (comp.), op. cit.
Puget, J.; Kaës, R. (1991) (comp.) Violencia de estado y psicoanálisis. Buenos Aires: Bibliotecas Universitarias - Centro Editor de América Latina.
Viñar, Marcelo (1978) Pedro ou la démolitio, un régard psychanalytique sur la torture. L’Évolution psiquiatrique. T XLIII, fasc. III, París.
Viñar, Marcelo, Maren (1991) El Tiempo de terror. Efectos de fractura en la memoria y los ideales. Ponencia presentada en el 37¼ Congreso Internacional de Psicoanálisis, Buenos Aires.
––– (1993) Fracturas de memoria. Crónicas para una memoria por venir. Montevideo: Ediciones Trilce.

 

1 Ponencia presentada en el Simposium Internacional ATSMHI, Jerusalén, Israel; noviembre de 1998.

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