TRASTORNOS DEL LENGUAJE ESCRITO     

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Estudiantes de Audición y Lenguaje, en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid  

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Los niños y niñas desde muy temprana edad, van adquiriendo diferentes formas de comunicación para relacionarse con el mundo que les rodea. El lenguaje oral es uno de ellos. Éste se va adquiriendo de forma natural, simplemente con el contacto con las personas que le rodean. Otra forma de comunicación es a través del lenguaje escrito; su aprendizaje a diferencia del oral, no se realiza de forma natural, como acabamos de decir.

Al enfrentarnos a la tarea de enseñar a leer y escribir nuestro sistema escrito a un grupo de alumnos nos interesa buscar la forma más adecuada de actuación para que al cabo de unos cursos escolares adquieran estas habilidades. Sólo existen dos métodos bien diferenciados para la enseñanza de la lectura el método sintético o fonético y el analítico o global. A rasgos estos métodos se corresponden con las dos rutas de acceso léxico; así los métodos fonéticos desarrollarían la ruta fonológica, mientras que los globales desarrollarían la ruta visual.

En términos generales, los métodos sintéticos parten de los elementos más simples y al mismo tiempo más abstractas en lenguaje, letras o conjuntos (grafemas) y sus correspondientes sonidos (fonemas), para llegar de forma progresiva a los elementos más complejos, palabras y frases. Por el contrario, los métodos analíticos parte de estas estructuras  y en base a sucesivos análisis llegan a los grafemas y fonemas. Los métodos mixtos combinan los procesos de análisis y síntesis, bien utilizando los elementos más simples o los más complejos. 

Resulta decisivo reflexionar sobre la medología empleada para el aprendizaje de la lecto- escritura, ya que cada niño es diferente y tolera de mejor grado uno u otro método. Esto hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de rehabilitar, adaptándonos a la mejora de la comprensión por la via que utiliza el niño para analizar el lenguaje.

Un número elevado de niños con problemas de lectura no suele ser detectado en función de las dificultades que tienen esta habilidad, sino más bien por la cantidad de errores que cometen en la escritura. La mayoría de los errores son de naturaleza lingüística. En la lectura son mucho menos porque los procesos de globalización ocultan dificultades en la adquisición de nuestro código fonético (base de nuestra ortografía), afloran en la escritura y dificultan, aunque menos perceptiblemente, los procesos de lectura.

Otros, manifiestan sus dificultades porque cometen determinados errores al leer, tienen poca velocidad lectora o no comprenden lo que leen.

 Los primeros contactos con el niño nos pueden servir para delimitar el tipo de dificultad según el tipo de errores manifestados, pero será necesario que se acompañen de otro tipo de pruebas, generales o específicas, para poder concretar la  problemática y poder posteriormente realizar la intervención adecuada. A pesar de que el número de niños que tienen problemas en la lectura y escritura es alto, no se han generado pruebas de diagnóstico estandarizadas desde la perspectiva  cognitiva, no obstante algunas escalas ya existentes nos puede servir para diagnosticar determinados factores del proceso lector. En la evaluación podemos detectar los errores que se producen pero no podemos conformarnos con un diagnóstico general, sino que debemos descender y localizar con precisión en qué punto estriba la dificultad. Por ejemplo, si un sujeto tiene un déficit en la ruta fonológica, habría que localizar qué fonemas tiene la dificultad y qué posición dentro de la palabra.

 Al ser varios y complejos los procesos que intervienen en el sistema de lectura y escritura, podemos afirmar que cada trastorno puede considerarse como un caso único. De todo esto se deduce la conveniencia de elaborar pruebas específicas para abordar el caso concreto con que nos enfrentamos, y evidentemente una rehabilitación individualizada.

Dentro de  los trastornos del lenguaje escrito, el más característico es la dislexia, pero existen otros como  disgrafía, disortografía y discalculia . Trataremos estos temas en brevedad para extendernos, más profundamente con la dislexia.

 

DISGRAFÍA

El trastorno consiste en una dificultad para la escritura que es irregular, lenta y torpe.

Condiciones necesarias para la escritura

Para que un niño pueda escribir, tiene que ser capaz de apreciar y de reproducir los tamaños, las formas y las direcciones; una adecuada coordinación psicomotora es esencial para la automatización de la ejecución de la escritura. El escolar disgráfico escribe lentamente, con letras informes y desiguales, le cuesta seguir las líneas y toma de manera torpe el lápiz contrayendo exageradamente los dedos, lo que le fatiga en poco tiempo. Por lo general estas dificultades se hacen notar cuando, en cursos más avanzados, se exige al niño que escriba rápido; el chico que escribe con la mano izquierda, experimenta los problemas antes, debido a las anomalías posturales que le exige la escritura y que son incompatibles con una ejecución suelta y rápida, la presión del entorno para corregirles puede no hacer más que agravar el trastorno.

 Tratamiento

·        Rehabilitación y reorganización de las disposiciones mentales retrasadas y una completa integración de los elementos verbales, es la intervención psicopedagógica.

·        Intervención psicoterapéutica, encaminada a neutralizar pulsiones negativas hacia la lectura y a equilibrar la afectividad.

 

DISORTOGRAFÍA

Entendemos por disortografía la falta de aptitud significativa para escribir correctamente las palabras de la lengua. Aunque es un trastorno estrechamente ligado al de la lectura, los elementos de oposición y de carácter desempeñan aquí un papel mucho más importante.

La ortografía.

La adquisición de la capacidad de escribir correctamente las palabras, supone dos estadíos: primero o "estadío de escritura fonética" se aprende a transcribir en signos gráficos los sonidos, en el segundo, al que llamaremos "estadío de escritura ortográfica" habrá que distinguir las palabras y aplicar las reglas al uso. El acceso al primer nivel requiere la previa existencia de un lenguaje correcto; la escritura del segundo supone infringir las normas del habla y aprender un lenguaje escrito que es distinto del hablado.
Se puede observar en el disortográfico:

·        Confusión de sonidos, de orden auditivo o de orden visual.

·        Desconocimiento de las palabras como "unidades verbales", el niño que empieza a escribir encontrará difícil el separar las palabras ya que en él todavía las imágenes verbales se encuentran ligadas a situaciones vividas y esas imágenes no son palabras sueltas sino conjuntos de palabras. Esto se supera rápidamente y sólo en el disortográfico persistirá de forma anormal.

·        Desconocimiento de las categorías gramaticales (género, número, tiempo). El conocimiento del género y número se adquiere entre los 7 y los 8 años y el de las palabras homófonas entre los 8 y los 9; el disortográfico adquiere estas nociones con notable dificultad. En el momento de escribir la palabra difícil, el niño vacila, busca, necesita un elemento para decidirse, hallándolo no en el orden verbal que no ha asimilado, sino en una aproximación fortuita o en la evocación sugerida por la palabra.

Tratamiento

·        Rehabilitación y reorganización de las disposiciones mentales retrasadas y una completa integración de los elementos verbales, es la intervención psicopedagógica.

·        Intervención psicoterapéutica, encaminada a neutralizar pulsiones negativas hacia la lectura y a equilibrar la afectividad.

 

DISCALCULIA

Designamos con este término los trastornos en el aprendizaje de la aritmética elemental en el curso de la escolaridad primaria, en niños de inteligencia normal. Supone:

·        Trastornos de la numeración y de la adquisición del concepto de número. Si el niño no adquiere las nociones de seriación, podrá aprender los números "de memoria" pero carecerán de significado para él.

·        Trastornos en el manejo de las operaciones: respecto a la adición no suelen aparecer dificultades hasta que llega el momento de "llevarse cifras" operación que requiere el conocimiento de la significación de una cifra dependiente de su lugar en el número.

·        Trastornos de la resolución de problemas: observables aún cuando el niño maneje correctamente las cuatro reglas y debidas a obstáculos en la lectura y comprensión de los enunciados por un retraso del lenguaje.

Tratamiento

·        Rehabilitación y reorganización de las disposiciones mentales retrasadas y una completa integración de los elementos verbales, es la intervención psicopedagógica.

·        Intervención psicoterapéutica, encaminada a neutralizar pulsiones negativas hacia la lectura y a equilibrar la afectividad.

 

DISLEXIA

Una primera definición sencilla de la dislexia es la que nos dice que es el problema para aprender a leer que presentan niños cuyo cociente intelectual es normal y no aparecen otros problemas físicos o psicológicos que puedan explicar  dichas dificultades.

Según algunas estadísticas la dislexia afecta en mayor o menor grado a un 10% o un 15% de la población escolar y adulta. Afecta en igual medida a niños y niñas, aunque en la práctica real encontramos un mayor incide de varones afectados.  Esto quizá tenga que ver con el hecho de que las mujeres en general tienen un mayor desarrollo en el área del lenguaje que los hombres. Hay consenso en que entre un 4 y un 5% de los niños presentan problemas graves de aprendizaje de la lectura, con la consecuente dificultad escritora.

Dada la generalización de la enseñanza a toda la población de forma obligatoria y el uso prioritario de la lectura y la escritura como mediadores de la enseñanza, la cantidad de niños que tienen dificultades escolares por esta causa es un factor relevante a tener en cuenta por el maestro. Según las estadísticas citadas arriba se puede esperar que en cada aula de 25 alumnos haya al menos un niño con esta dificultad para el aprendizaje.

La definición de M. Thomson, recoge las características de este trastorno del lenguaje escrito:

 “Es una grave dificultad con la forma escrita del lenguaje, que es independiente de cualquier causa intelectual, cultural y emocional. Se caracteriza porque las adquisiciones del individuo en el ámbito de la lectura, la escritura y el deletreo, están muy por debajo del nivel esperado en función de su inteligencia y de su edad cronológica. Es un problema de índole cognitivo, que afecta a aquellas habilidades lingüísticas asociadas con la modalidad escrita, particularmente el paso de la modalidad escrita, particularmente el paso de la codificación visual a la verbal, la memoria a corto plazo, la percepción de orden y la secuenciación.

En la práctica se habla de dislexia evolutiva cuando aparecen dificultades y síntomas parecidos o iguales a los disléxicos en niños que inician su aprendizaje, pero rápidamente estos síntomas desaparecen por sí solos durante el aprendizaje. Los síntomas a los que me refiero son inversiones en la escritura y / o en la lectura, adiciones, omisiones, escritura en espejo, vacilaciones, repeticiones...

Siendo la dislexia en principio un problema de aprendizaje, acaba por crear una personalidad característica que en el aula se hace notar o bien por la inhibición y el retraimiento o bien por la aparición de conductas disruptivas, hablar, pelearse, no trabajar, como formas de obtener el reconocimiento que no puede alcanzar por sus resultados escolares. En ocasiones, los niños experimentan en sí la aparición del mal autoconcepto que se llega a generar por las dificultades que encuentra en el aprendizaje.

 

La dislexia va unida en ocasiones a otros problemas de aprendizaje escolar, tales como la disgrafía (dificultades en el trazado correcto de las letras, en el paralelismo de las líneas, en el tamaño de las letras, en la presión de la escritura,...) y en fases posteriores aparece la disortografía (dificultades para el uso correcto de las reglas de ortografía, desde las que se llaman de ortografía natural a las de nivel más complejo.)

En ocasiones la dislexia va unida a dificultades de pronunciación, con mayor incidencia en la dificultad de pronunciación de palabras nuevas, largas o que contengan combinaciones de letras del tipo de las que le producen dificultades en la lectura (sinfones, trabadas, indirectas).

En el aula la dislexia se puede detectar inicialmente por el retraso en el aprendizaje de la lecto-escritura, las peculiaridades que se dan cuando consigue iniciar el aprendizaje, la lentitud, la tendencia al deletreo, la escasa comprensión lectora debida a la falta de ritmo , la ausencia de puntuación. A medida que los cursos pasan, los problemas se agudizan, ya que el estudio, y el trabajo escolar en general se basa en las habilidades que el niño no tiene y se retrasa progresivamente. Así, la dificultad lectora, la escasez de comprensión, llevan a malos resultados escolares, mal autoconcepto, actitudes de desgana y conductas en ocasiones, disruptivas, perturbadoras del buen funcionamiento del clima del aula.

Ocurre con gran frecuencia que al niño se le tacha de vago, distraído y se atribuye a estas características su mal funcionamiento escolar, presionándole para que trabaje, atienda, y de alguna manera menospreciándolo por su incapacidad para aprender.

Hay que tener en cuenta que la realidad es justo al revés, ya que las características de distraibilidad son debidas al síndrome disléxico y si bien es una dificultad para el aprendizaje, no es algo que el niño pueda controlar voluntariamente y cuya mejora debe entrar dentro del esquema de tratamiento del problema.

La dislexia se presenta en muchos grados, desde pequeños problemas superables en breve plazo, hasta una dificultad que se arrastra de por vida.  De cualquier modo, con la iniciación del tratamiento con suficiente precocidad se suelen derivar resultados positivos y una clara mejora en el rendimiento escolar. La mayor o menor efectividad va a depender de factores tales como la profundidad del trastorno, el nivel de motivación, inicial o que se le consiga inculcar, grado de implicación de la familia y el profesorado, adecuado diagnóstico y tratamiento, duración y seguimiento del trabajo...

Debemos insistir en la importancia de la detección precoz de estos problemas, antes de que generen los problemas de personalidad a que hemos aludido.

Profundizando en la detección de los niños con problemas de dislexia, de acuerdo con los criterios de la Asociación Británica de Dislexia , entre otras fuentes, encontramos síntomas que aparecen en niños disléxicos a diferentes edades y etapas educativas, no siendo necesario recogerse en cada individuo todos ellos. Son los siguientes:

 

Educación Infantil

·        Historia Familiar de problemas disléxicos (padres, hermanos, otros familiares)

·        Retraso en aprender a hablar con claridad

·        Confusiones en la pronunciación de palabras que se asemejan por su fonética

·        Falta de habilidad para recordar el nombre de series de cosas, por ejemplo los colores

·        Confusión en el vocabulario que tiene que ver con la orientación espacial

·        Alternancia de calidad en el  trabajo escolar (trabajos excelentes- desastrosos), sin razón aparente.

·        Aptitud para la construcción y los objetos y juguetes "técnicos": juegos de bloques lógicos, encajables, construcciones con piezas,…  (mayor habilidad manual que lingüística, que aparecerá típicamente en las pruebas de inteligencia.)

·        Dificultades con la palabras rimadas

·        Dificultades con las secuencias

 

Niños hasta 9 años

·        Particular dificultad para aprender a leer y escribir

·        Persistente tendencia a escribir los números en espejo o en dirección o orientación inadecuada.

·        Dificultad para distinguir la izquierda de la derecha.

·        Dificultad de aprender el alfabeto y las tablas de multiplicar y en general para retener secuencias, como por ejemplo los días de la semana, los dedos de la mano, los meses del año.

·        Falta de atención y de concentración.

·        Frustración, posible inicio de problemas de conducta.

 

Niños entre 9 y 12 años

·        Continuos errores en lectura, lagunas en comprensión lectora.

·        Alteraciones en la escritura: omisiones de letras o alteraciones del orden de las mismas.

·        Falta de organización en casa y en la escuela.

·        Dificultad para copiar cuidadosamente en la pizarra y en el cuaderno.

·        Dificultad para seguir instrucciones orales.

·        Aumento de la falta de autoconfianza y aumento de la frustración.

·        Problemas de comprensión del lenguaje oral e impreso.

·        Problemas conductuales: impulsividad, breve mantenimiento de la atención , inmadurez.

 

Niños de 12 años en adelante.

·        Tendencia a la escritura descuidada, desordenada, en ocasiones incomprensible.

·        Inconsistencias gramaticales y errores ortográficos, a veces permanencia de las omisiones, alteraciones y adiciones de la etapa anterior.

·        Dificultad para planificar y para redactar relatos y composiciones escritas en general.

·        Tendencia a confundir las instrucciones verbales y los números de teléfono.

·        Gran dificultad para el aprendizaje de lenguas extranjeras.

·        Baja auto-estima

·        Dificultad en la percepción del lenguaje, por ejemplo en seguir instrucciones .

·        Baja comprensión lectora.

·        Aparición de conductas disruptivas o de inhibición progresiva. A veces, depresión.

·        Aversión a la lectura y la escritura.

 

La observación de que todos los trastornos que desencadenan la dislexia y de sus manifestaciones no se dan siempre en su totalidad, lleva a algunos autores a pensar que existen dos matices distintos de la dislexia:

- Dislexia con alteraciones fundamentalmente viso-espaciales y motrices, cuyas características serían la escritura en espejo, confusiones e inversiones al escribir, torpeza motriz, disgrafías

- Dislexia con alteraciones fundamentalmente verbales y de ritmo, que se caracterizaría por trastornos del lenguaje: dislalias, inversiones, pobreza de expresión, poca fluidez verbal, comprensión baja de las reglas sintácticas, dificultad para redactar y para relatar oralmente...

Se cita a Ajuriaguerra como autor clásico que haría corresponder estas dos clases de dislexias a alteraciones funcionales o lesiones de uno u otro hemisferio cerebral: las lesiones derechas se relacionarían con trastornos gnoso-práxicos, viso-espaciales, apraxias constructivas, perturbaciones somato-gnósicas, que se corresponderían con lo observado en el primer tipo de dislexia , mientras que las lesiones izquierdas están más relacionadas con los trastornos de las funciones simbólicas, trastornos del lenguaje, alexia, agnosia para los colores, etc…

Como se apuntaba anteriormente, es característico que destaquen estos niños por la falta de atención.  Debido al esfuerzo intelectual que tiene que realizar para superar sus dificultades perceptivas específicas, suelen presentar un alto grado de fatigabilidad, lo cual produce una atención inestable y poco continuada. Por esta causa, los aprendizajes de lectura y escritura les resultan áridos, sin interés, no encontrando en ellos ninguna motivación que atraiga su atención. Este problema se agudiza con el tiempo si el aprendizaje de la lecto-escritura se retrasa, pues el trabajo escolar exige cada vez más de estas habilidades y el niños se distancia cada vez más de lo que ocurre en el aula. En ocasiones compensa un tanto su dificultad, si se le consigue motivar, mediante la atención auditiva a lo que se dice en el aula, en niños con alta capacidad intelectual, para que aprenda por esta vía. Pero en general se produce desinterés por el estudio, en especial cuando se da un medio familiar y/o escolar poco estimulantes. Sus calificaciones escolares son bajas y con frecuencia son marginados del grupo y llegan a ser considerados (y a considerarse a sí mismos) como niños con retraso intelectual.

 

La posición de la familia y con harta frecuencia, de los profesores es creer que el niño tiene un mero retraso evolutivo (o intelectual en casos extremos) o bien, lo más frecuente, que es un vago, lo que se le reprocha continuamente, con consecuencias funestas para la personalidad del niño, que se rebela frente a la calificación con conductas disruptivas para llamar la atención o se hunde en una inhibición y pesimismo cercanos a la depresión. Se producen a veces también mecanismos compensatorios como se describen a continuación:

Inadaptación personal. Es frecuente encontrar en los niños disléxicos una serie de rasgos que denotan cierto desajuste emocional, que en estudios realizados se concretan en tres rasgos característicos:  sentimiento de inseguridad, compensado por una cierta vanidad y falsa seguridad en sí mismos y en ocasiones terquedad para entrar en el trabajo y la motivación que requieren los tratamientos.

En general la franqueza, la explicación de su problema, la incidencia en que su capacidad intelectual es normal o superior, ayudan a crear un clima que favorece la intervención del terapeuta. La dificultad estriba en generalizar esa actitud positiva al resto del entorno de los niños: familia y escuela, por lo que se requiere la colaboración de todas las personas que están alrededor del niño.

Donde la dislexia se manifiesta de una forma concreta, donde se suelen empezar a detectar los síntomas y los problemas, es en la escuela , precisamente en las materias que inician fundamentalmente el aprendizaje, la lectura y la escritura, y en ocasiones también afecta el problema a los aprendizajes del cálculo apareciendo discalculia, al iniciarse en aprendizajes matemáticos como la suma y la resta y los primeros números, o bien en etapas mas avanzadas, como al iniciarse la multiplicación, y con ella el aprendizaje de las tablas numéricas. 

En las primeras etapas educativas (Educación Infantil) aparecen muchos niños que presentan síntomas que a veces se consideran característicos de los disléxicos, tales como incipiente escritura en espejo, inversiones... La dificultad en este nivel es la de distinguir a niños que comenten errores normales en una primera etapa de aprendizaje, de los verdaderos disléxicos cuyos problemas son más profundos y permanentes. Los niños con problemas disléxicos, conforme avanzar etapas escolares, mantienen sus dificultades, mientras que los trastornos evolutivos desaparecen.

 

Los niños de segundo ciclo de Educación Infantil, se inician en la adquisición de la lectura y la escritura, mediante ejercicios preparatorios, pero todavía no se puede hablar de lectura y escritura como tales salvo al final del período. En este nivel se puede hablar de predislexia , posible predisposición a que aparezca el trastorno o indicios que hacen temer que se vaya a producir el problema. Eso no quiere decir que cualquier letra escrita es espejo derive una dislexia, puede ser parte de un proceso evolutivo que desaparece con la consolidación del aprendizaje. Las alteraciones tienden a aparecer más en la esfera del lenguaje:

·        Dislalias

·        Omisiones de fonemas, principalmente en las sílabas compuestas e inversas .

·        Confusiones de fonemas que a veces van acompañadas de lenguaje borroso. Puede hablar claro si se le invita a hablar despacio, pero su lenguaje espontáneo es confuso.

·        Inversiones, que pueden ser de fonemas dentro de una sílaba o de sílabas dentro de una palabra . Por ejemplo: "pardo" por "prado" y "cacheta" por "chaqueta"

·        En general, pobreza de vocabulario y de expresión, junto a comprensión verbal baja.

Además de las alteraciones de lenguaje, se observa también frecuentemente:

·        Retraso en la estructuración y reconocimiento del esquema corporal

·        Dificultad para los ejercicios sensorioperceptivos: distinción de colores, formas, tamaños, posiciones,...

·        Torpeza motriz, con poca habilidad para los ejercicios manuales y de grafía. Si se observa con detenimiento, se suele dar falta de independencia segmentaria, dificultad de mover independientemente las distintas articulaciones.

·        Movimientos gráficos de base invertidos. Nuestra grafía requiere el giro en sentido contrario a las agujas del reloj , pero hay niños que los hacen en el mismo sentido de las agujas.

·        Al final del período, si consigue aprender letras y números, memorizarlos y distinguirlos, aparece la escritura en espejo de letras y números, las inversiones, las confusiones, la falta de alineación de la escritura el tamaño inconstante de las grafías

·        Cuando se ha aprendido la técnica lectora se notan vacilaciones, omisiones, adiciones, confusiones de letras con simetrías, dificultades de las descritas arriba a nivel oral a la hora de escribir.

 

En los niños de edades comprendidas entre los 6 y los 9 años, en etapa de Primaria afrontan  un período crucial, especialmente para los niños con problema de aprendizaje. En estos primeros cursos se presta especial atención a la adquisición de las denominadas técnicas instrumentales (lectura, escritura, cálculo) que deben ser manejadas con cierto dominio y agilidad al final, como instrumentos de base de futuros aprendizajes. En estos niveles de edad es cuando con más frecuencia se detecta el problema y se solicita la ayuda del especialista. Siempre que o bien padres o profesores encauce adecuadamente el problema y no lo atribuyan a inmadurez, pereza, falta de voluntad, deficiencia mental o cualquier otra atribución alternativa para "explicar" el problema.

En el lenguaje, las dislalias y omisiones del período anterior se suelen haber superado o están en fase de superación, más fácilmente si se han abordado a tiempo y no responden a una dislalia verdadera, a veces de más difícil superación inicial o espontánea. Sin embargo las inversiones y confusiones de fonemas aumentan. Se observa expresión verbal pobre y dificultad de aprender palabras nuevas, en especial los polisílabos y de fonética complicada. En general el rendimiento en las áreas lingüísticas es bajo. Pese a ello, si se le explican las cosas verbalmente es capaz de aprender que si se le exige que adquiera los conocimientos mediante la lectura o la escritura repetida.

En la lectura  las confusiones se producen sobre todo en las letras que tienen cierta similitud morfológica o fonética. Por ejemplo a y o en las vocales manuscritas, a y e en las vocales impresas, u abierta y o a nivel fonético. A nivel fonético se produce también la confusión entre p,b y m y en ocasiones confusión también con la n.

Existe también con frecuencia la confusión entre letras que gráficamente se diferencian por su simetría o pequeños detalle, en especial en letra de imprenta. Así: d/b; p/q; b/g; u/n; g/p; d/p. A esta confusión la llaman algunos autores, confusión estática.

Se producen también, omisiones de letras, adiciones, principalmente a final de palabra y en sílabas compuestas. Por ejemplo “carte” por “cartel”, “pelo” por “pelos”, “ten” por “tren”...

En las sílabas se producen sobre todo inversiones , reiteraciones y omisiones. Las inversiones pueden ser por cambio de orden de las letras dentro de una sílaba directa: “lapa” por “pala”, o en una sílaba inversa, como por ejemplo “rapa” por “arpa”. Pero es más frecuente la inversión de letras que forman parte de una sílaba compuesta, trabada o sinfón, que de las tres maneras se denomina. Así, por ejemplo, “pader” por “padre” o “barzo” por “brazo”.

En otras ocasiones se cambia el orden de las sílabas dentro de la palabra, en especial cuando son sílabas compuestas, así por ejemplo, “drala” por “ladra”. Esto es lo que recibe el nombre de inversiones dinámicas.

Se producen también reiteraciones de sílabas: “cocicina” por “cocina”.

 

Otro de los errores frecuentes es la omisión de sílabas, si bien se produce en menor grado que las omisiones de letras y afecta sobre todo a palabras largas con sílabas compuestas, que se "apocopan" por parte del niño con dificultades de lectura.

En las palabras se producen : omisiones, reiteraciones y sustituciones de una sílaba por otra que empieza por la misma sílaba o tiene un sonido parecido, por ejemplo, “lagarto” por “letargo”. A veces la palabra sólo tiene en común la primera letra. Lo que ocurre es que el disléxico no tiene la capacidad de prever lo que viene a continuación, capacidad que los buenos lectores sí desarrollan y que tiene que ver con los movimientos sacádicos de los ojos al leer.

En aspectos generales dentro de la lectura, además de los problemas concretos citados se observan unas características bastante típicas que deben guiar las sospechas hacia una posible dislexia:

·        Falta de ritmo en la lectura

·        Lentitud en ocasiones exasperante. Muchas veces, como precaución, leen en voz baja antes de leer en voz alta para asegurarse la corrección, lo que no suelen conseguir y añade lentitud a la lectura.

·        Falta de sincronía de la respiración con la lectura, que tiene que ver con la puntuación del texto.

·        Los signos de puntuación no se usan para las pautas que están previstos, con lo que se amontonan las frases o se cortan sin sentido.

·        Hay una dificultad en seguir la lectura, que se manifiesta en saltos de línea al acabar cada una de ellas, pérdidas de la continuidad de la lectura en cuanto levanta la vista del texto. Esto hace que en muchas ocasiones vuelva a comenzar a leer la misma línea.

 

Cuando se consigue la lectura correcta es mecánica, no se produce apenas comprensión de lo leído.

En la escritura, ocasionalmente se producen:

·        Inversiones de letras en espejo. En algunos casos, se llega a producir una escritura total en espejo.

·        La alteración de la dirección de los óvalos tiende a dar una escritura vacilante e irregular, a veces las letras están hechas de trazos sueltos y en ocasiones, pese a una letra de apariencia correcta se observa lentitud y algunos fallos debido a la inversión de los giros, que el niño ha sobrecompensado con dobles giros, trazados peculiares, etc...

·        Presenta en muchas ocasiones confusiones de letras que se parecen por la grafía o por el sonido.

·        Se suelen presentar omisiones similares a las que se dan en su lectura, de letras, sílabas o palabras, mezcla de letras mayúsculas con minúsculas, inversiones de letras, sílabas o palabras, pero lo más frecuente son las inversiones en las sílabas compuestas o inversas.

·        Se producen agrupaciones y separaciones incorrectas, partiendo palabras o uniendo varias palabras en una sola, por ejemplo:" y enlacoruña viaunas olas muigrandes y mecudrian"

·        Mala elaboración de las frases y escritura confusa por las alteraciones de tamaño descritas y la unión en ocasiones de varios de los problemas a los que se han aludido en los párrafos anteriores.

En general en la escritura encontramos además una serie de características:

Torpeza y coordinación manual baja.

Postura inadecuada, tanto del niño como de la hoja de papel.

Tonicidad muscular inadecuada, que puede ser por falta de presión o por exceso de la misma.

 

Las alteraciones gráficas afectan también obviamente a los números, sin que se pueda hablar de una discalculia. Se da también la escritura en espejo de los números aislados, en especial algunos de ellos con más frecuencia (5,7,3,9/6 )

Se dan inversiones de cifras en números de dos cifras, 24/42. Con números de tres o más cifras se hace más frecuente. Encuentran gran dificultad en diferenciar 104 de 140

Tienden a confundir números de sonido semejante (60/70), en mayor medida que la población normal.

Además presentan trastornos de carácter espacio-temporal, lo que también influye en la escritura, respecto a la lateralización adecuada o no:

Dificultades de seriación. Se manifiestan por ejemplo en los pasos de una decena a otra y en las seriaciones en sentido inverso, descendente.

Hay casos extremos con gran retraso en el aprendizaje de la serie de los 100 primeros números.

Las dificultades gráficas y de orientación espacial se unen para dar un aspecto desordenado a las operaciones, dificulta una correcta alineación de las cifras en las operaciones, tienden en ocasiones a empezar las operaciones por la izquierda.

En niños mayores de 9 años, la variabilidad que el trastorno presenta en las características individuales que acompañan al problema fundamental de dificultad lecto-escritora, se hace mayor a medida que el niño crece, ya que la manera de interactuar los distintos elementos personales y del entorno aumenta en amplitud y complejidad.

En la lectura es frecuente que se queden en un nivel de lectura vacilante-mecánica, con lo que no encuentran gusto alguno en la lectura y no se motivan en los aprendizajes escolares ni en la lectura como distracción o complemento. El esfuerzo del niño, cuando lo hace, se pierde en gran parte en descifrar las palabras, se cansa, y tiene gran dificultad para abstraer el significado de lo que lee.

En ocasiones se detecta que la lectura silenciosa, para sí, le resulta más eficaz que la lectura en voz alta, donde las dificultades se manifiestan de forma más patente.

Permanece la dificultad en las seriaciones. Esto se manifiesta en la dificultad de uso del diccionario. Les cuesta aprender la ordenación alfabética de las letras. Además les cuesta recordar la ordenación de las letras dentro de la palabra, lo que unido a las dificultades ortográficas que suelen tener, da como resultado esa gran dificultad en el uso del diccionario.

En la escritura, siguen presentando cierta torpeza en el aspecto motriz. Es frecuente el agarrotamiento y el cansancio motriz, dado el sobreesfuerzo que le requiere la escritura a nivel gráfico, comprensivo, ortográfico y de ordenación en el papel. Se llega a dar una especie de fobia hacia la escritura, que dificulta el tratamiento y que hay que superar en las fases iniciales del mismo. En la lectura se da también esa posición de rechazo sistemático casi fóbico de la actividad tan negativamente cargada.

 

La ortografía, como ya se apuntaba, es una gran dificultad para estos niños y se puede hablar en muchas ocasiones de disortografía. Muchos niños acaban leyendo aceptablemente, pero la ortografía es deficiente, debido a una percepción y memorización visual deficientes, de las palabras, las cuales les cuesta recordarlas como un todo.

Al redactar de forma espontánea pone de manifiesto su mala ortografía en mayor medida que en otros usos de la escritura. A ello se une la dificultad para ordenar las frases, para puntuar con corrección y expresarse con los términos precisos. Es una versión aumentada de su dificultad de expresión oral.

En otras materias además de la lectura, la escritura y el cálculo, se observan dificultades que tienen que ver con las características descritas, como la desorientación espacio-temporal. Así, en historia les cuesta captar la sucesión temporal y la duración de los períodos. En geografía tienen gran dificultad para localizar y en especial para establecer las coordenadas geográficas y los puntos cardinales. En geometría se producen grandes dificultades por su relación directa con la estructuración espacial.

Como hemos comentado en otros lugares, pese a la reeducación en algunos casos la dislexia de forma atenuada hasta la edad adulta: les cuesta automatizar las nociones espaciales y temporales, su lectura no llega alcanzar nunca una gran rapidez y su expresión oral no suele ser muy fluida. Esto no impide el desarrollo profesional, incluso a nivel universitario.

Hay algunos factores que influyen en el estado del problema en esta edad:

Ø      El nivel mental. Los niños con una capacidad intelectual alta, encuentran a veces la forma de superar los problemas, en especial si han recibido atención especializada, y/o apoyo familiar, a veces en forma de repaso insistente a nivel oral cuando se dan cuenta intuitivamente que pueden compensar su dificultad de comprensión lectora de ese modo.

Ø      La gravedad de la dislexia. Las alteraciones profundas son más difíciles de superar que las leves. Según algunos autores la dislexia forma un continuo con la disfasia, un trastorno del área del lenguaje más profundo y con un mayor correlato con disfunciones cerebrales. Hay disléxicos que mantienen su dificultad de adultos pese al tratamiento.

Ø      El diagnóstico precoz y la reeducación adecuada aumenta las posibilidades de que el trastorno se supere.

Ø      La eficaz colaboración de la familia y el profesorado en el tratamiento, teniendo en cuenta la motivación y el aumento de la autoestima como factores de vital importancia en el mantenimiento y éxito del tratamiento.

 

·       CAUSAS DE LA DISLEXIA

La discusión sobre el origen de este trastorno no se ha cerrado hasta la fecha. Aportaremos diversas teorías y estudioso que avalan distintas tesis.

 Las hipótesis explicativas se agrupan principalmente en dos grandes áreas o tipos de problemas: de tipo neurológico y de tipo cognitivo. El nivel neurológico de explicación se refiere a la manera en que el cerebro procesa la información y cómo se diferencian los disléxicos en este campo. La organización neuropsicológica es la base en la que se asienta el funcionamiento cognitivo, que es el aspecto al que se le presta más atención por ser directamente observable en pruebas de lectura y en trabajos de observación en laboratorios.

Otro modo de clasificar las explicaciones de la alteración disléxica es entendiéndola como una deficiencia neurológica, una alteración de la memoria a corto plazo o de codificación o como un problema lingüístico de algún tipo. L a dificultad y la posible clave para llegar a alguna conclusión sobre la etiología de la dislexia sería ver cómo interaccionan estas áreas débiles o lábiles con el problema de lecto-escritura, que es lo que aparece al exterior.

El punto de vista integrador estre estas tendencias es que la dislexia, como otras alteraciones de etiología no clara, puede ser el producto final de diversas alteraciones que afectan al funcionamiento correcto del complejo sistema que hace posible en el hombre el aprendizaje de la lecto-escritura. Así, distintas dificultades y problemas , de orígenes distintos, afectarían tramos de los circuitos cerebrales implicados en estos aprendizajes de distintas maneras.

En general se admite que el hemisferio cerebral izquierdo tiene una implicación directa en el aprendizaje de estas habilidades. Así una inmadurez de desarrollo produciría estos problemas. Esto avalaría las tesis de la dislexia como inmadurez, pero los estudios con el WISC diferencian retrasos madurativos y déficits en determinadas áreas, que pueden aparecer como inmadurez debido a un buen entrenamiento paliativo.

La existencia de dislexia adquirida en adultos que sabían leer y que han sufrido determinadas lesiones neurológicas ha disparado estudios y paralelismo, pero los autores no se ponen de acuerdo.

 

·       DIAGNÓSTICO

Para los profesionales de la enseñanza es importante detectar los problemas de dislexia si quieren contribuir a su solución y no aumentar los problemas que estos niños tienen en este área de aprendizaje tan crucial en nuestro sistema de enseñanza.

Con las listas y descripciones que se presentan anteriormente en este trabajo, se puede empezar a sospechar la existencia de una dislexia en un alumno. Vuelvo a insistir en que lo fundamental es la dificultad para aprender a leer y escribir correctamente en ausencia de problemas intelectuales o de otro tipo que den una explicación alternativa al problema presentado.

Así, hay que descartar:

- Defectos de visión

- Defectos de la audición

- Deficiencia intelectual

- La existencia de una perturbación emocional primaria

- Falta de instrucción o de métodos correctos de enseñanza

- Graves problemas de salud que mediaticen el aprendizaje

- Lesiones cerebrales diagnosticables y que puedan afectar al área del lenguaje.

- Retraso grave de desarrollo.

Algo que puede guiar en el diagnóstico, además de las dificultades de lecto-escritura, es la existencia de dificultades similares en la familia. Las dificultades fonológicas ( de correcta repetición de determinadas palabras ) y las dificultades de pronunciación, si no hay una dislalia clara, pueden orientar hacia la dislexia.

La lateralidad cruzada o no definida, suele ir ligada a la dislexia.

Con estos datos de observación, debe remitirse al niño a personal especializado, con el fin de que profundicen en el diagnóstico y nos ayuden con su análisis a identificar los problemas concretos que tiene cada alumno y establecer las pautas y métodos de ayuda que le puedan ser más favorables.

 

·       EL PAPEL DE LOS PADRES EN EL TRATAMIENTO DE LA DISLEXIA

En nuestro sistema educativo se da por supuesto que la responsabilidad de la enseñanza recae sobre el profesor más que sobre los padres. En el caso de los niños disléxicos, suele recaer sobre el especialista (profesor de Audición y Lenguaje,logopeda). Este énfasis en la labor del profesor no es adecuado por cuanto los padres pueden ser y de hecho son en ocasiones por propia iniciativa, una fuente de ayuda importante para sus hijos.

El papel más importante que tienen que cumplir los padres de niños disléxicos quizás sea el de apoyo emocional y social. El niño de be de saber que sus padres comprenden la naturaleza de sus problemas de aprendizaje. Esto requerirá frecuentemente el tener que dar al niño algún tipo de explicación acerca de sus dificultades disléxicas. El mensaje importante que hay que comunicar es que todos los implicados saben que el niño no es estúpido y que quizá ha tenido que esforzarse mucho más en su trabajo para alcanzar su nivel actual de lectura y escritura.

También es importante comunicarle que se le seguirá queriendo, aunque no pueda ir especialmente bien en el colegio. Hay que evitar que la ansiedad de los padres aumente los problemas del niño, aumentando su ansiedad y preocupación generando dificultades emocionales secundarias.

Los padres (y todos los que se relacionan con él o ella) deben dejar muy claro al niño que puede tener éxito, ya que si el niño "sabe" que no puede tener éxito, porque así se lo hacen sentir las personas importantes de su entorno, el niño tiene miedo a intentarlo y como en la profecía que se cumple, fracasar, sin apenas darse cuenta. Esto complica la tarea del especialista.

El éxito puede implicar una considerable cantidad de trabajo, pero se le hace ver que se comprende su problema y él va a recibir una ayuda específica a fin de que pueda superarlo.

Irónicamente, son a veces los padres que han tenido dificultades similares y que han sufrido mucho en la escuela, los que tienden a ejercer una presión mayor, consiguiendo un fin diametralmente opuesto al pretendido. Conviene que admitan su preocupación y compartir con el niño los problemas que tuvieron. Esto le hace al niño sentirse más “normal”, sentir que no es el único caso .

Es totalmente inadecuado e inútil comparar en sentido desfavorable al niño disléxico con un niño sin problemas, especialmente con los hermanos. Esto sucede especialmente si el niño que va bien en el colegio es más pequeño que el que tiene el problema. Conviene recordar que ambos son distintos y que el disléxico tiene sus cualidades.

Es importante desarrollar la autoestima a todo los niveles. Puede hacerse dispensando al niño consideración positiva incondicional, en especial cuando se siente decaído o fracasado. Es fundamental evaluarlo con su propio nivel, esfuerzo y rendimiento. La dificultad es no pasar a la sobreprotección, al "todo vale". Pero la guía es tener clara la escala de valores en la que se desenvuelve el niño, la situación de partida, el esfuerzo realizado. Es importante que esta escala de valores sea compartida por la familia, escuela y logopeda.

A tener en cuenta, son las dificultades prácticas asociadas con la dislexia: confusiones con las horas del día, equivocaciones respecto del lugar donde se colocan las cosas, tendencia al desorden, distraibilidad, torpeza en ocasiones, dificultad en el cumplimiento de las instrucciones ( sino se le dan muy claras y concretas y se aseguran de que las haya comprendido). Todo esto exige una buena dosis de paciencia, pero es tan importante como comprender las dificultades mismas del aprendizaje del lenguaje escrito. 

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