IDENTIFICACIÓN DE LAS CAUSAS DEL COMPORTAMIENTO PROPIO

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B. F. Skinner 

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La expresión «¿Qué estás haciendo?» frecuentemente es una solicitud de mayor información. Esta pregunta se podría hacer a alguien que está escudriñando en una caja con objetos pequeños, y una respuesta característica podría ser «Estoy buscando mi navaja vieja». La palabra «escudriñando» describe una clase particular de comportamiento; además de una topografía particular, implica una razón. La persona que escudriña está buscando algo, y cuando lo encuentre cesará de escudriñar. Una pregunta diferente es «¿Qué estás buscando?», cuya aparición pondrá fin al comportamiento. Otra pregunta, «¿Por qué buscas tu navaja?», puede llevar a la respuesta «Porque la necesito», lo cual usualmente significa más «Porque carezco de ella».

Una pregunta más directa acerca de las causas es «¿Por qué haces eso?», y la respuesta usualmente es una descripción de sentimientos: «Porque quiero hacerlo». Con frecuencia, esta respuesta es aceptable, pero si la comunidad verbal insiste en algo más, puede preguntar «¿Por qué quieres hacerlo?», y entonces la respuesta será o bien una referencia a otros sentimientos, o (en última instancia) a las circunstancias externas. Así, en respuesta a «¿Por qué mueves tu silla?», la persona puede decir «La luz era mala», o «Para tener más luz sobre el libro».

No siempre se responde correctamente a preguntas de esta clase, pues a menudo no sabemos por qué nos comportamos como lo hacemos. Pese a la aparente intimidad del mundo debajo de la piel, y pese a la ventaja de que disfruta la persona como observador de su propia historia personal, otra persona puede saber más sobre por qué se comporta como lo hace. El psicoterapeuta que trata de aportar comprensión a su paciente, presumiblemente está enfatizando relaciones causales de las cuales su paciente aún no se ha percatado.

Cuando no sabemos por qué nos comportamos, posiblemente inventemos causas: «Yo lo hice, luego debo haber pensado que sería útil hacerlo». Es posible que muchos mitos sean poco más que causas inventadas del comportamiento supersticioso que careciera de causa aparente, lo cual se discutirá en el capítulo 8.

Las explicaciones del comportamiento varían con las clases de respuestas aceptadas por la comunidad verbal. Si basta con un simple «Quiero hacerlo», no aparecerá nada más. Freud ejerció gran influencia cuando cambió las clases de respuestas que ordinariamente se dan a «¿Por qué estás haciendo eso?». Puso énfasis en los sentimientos, pero dio lugar a referencias de la historia personal. El análisis experimental del comportamiento va directamente a las causas antecedentes del ambiente.

 

AUTO-CONOCIMIENTO

He destacado la diferencia entre los sentimientos y el informe de lo que se siente. Podemos suponer que el sentimiento es simplemente responder a estímulos, pero el informe es el producto de las contingencias ambientales especiales dispuestas por la comunidad. Existe una diferencia similar entre comportarse e informar que se está comportando o informar acerca de las causas del propio comportamiento. Cuando dispone las condiciones bajo las cuales la persona describe el mundo público o privado en el cual vive, la comunidad origina esa forma tan especial de comportamiento denominada conocimiento. Una cosa es responder a un estómago vacío obteniendo e ingiriendo alimento; otra cosa es saber que se tiene hambre. Una cosa es marchar sobre terreno escabroso; otra, saber que se está haciendo eso.

El auto-conocimiento es de origen social. Sólo cuando el mundo privado de una persona se torna importante para otras personas, se hace importante para ella. Entonces queda bajo el control del comportamiento denominado conocer. Pero el auto-conocimiento tiene un valor especial para el individuo. La persona que se ha hecho «consciente de sí misma» por las preguntas que se le han formulado está en mejor situación para predecir y controlar su propio comportamiento.

Un análisis conductista no pregunta por la utilidad práctica de los informes del mundo interno que se siente y se observa introspectivamente. Son pautas: 1) para el comportamiento pasado y para las condiciones que lo afectaron; 2) para el comportamiento actual y las condiciones que lo afectan; y 3) para las condiciones relacionadas con el comportamiento futuro. Sin embargo, el mundo privado debajo de la piel no se observa o se conoce claramente. He mencionado dos razones sobre las cuales tendré muchas ocasiones de volver: al enseñar el auto-conocimiento, 1) la comunidad debe tratar con sistemas nerviosos bastante primitivos y 2) no puede solucionar completamente el problema de los acontecimientos privados. Hay un viejo principio de que nada es diferente mientras no marque una diferencia; con relación a los acontecimientos del mundo bajo la piel, la comunidad verbal no ha podido hacer las cosas suficientemente diferentes. Como resultado, hay sitio para la especulación, la cual durante siglos ha demostrado la heterogeneidad más extraordinaria.

Se ha dicho que Platón descubrió la mente, pero yo precisaría más diciendo que inventó una versión de ella. Mucho antes que él, los griegos habían construido un complicado sistema explicativo, extraña mezcla de filosofía y metafísica. No tardó en hacer su aparición un mentalismo puro que ha dominado el pensamiento occidental durante más de dos mil años. Casi todas las versiones afirman que la mente es un espacio de naturaleza no física en el cual los hechos obedecen a leyes que no son físicas. La «conciencia», de la cual se dice que la persona se percata, se ha vuelto tan indispensable en el pensamiento occidental que «cualquiera sabe lo que significa ser consciente», y al conductista que formula la pregunta se le llama ingenuo, como si estuviera rechazando la evidencia de sus sentidos.

Incluso quienes insisten en la realidad de la vida mental aceptarán que desde los días de Platón poco o nada se ha progresado. Las teorías mentalistas están sujetas a los cambios de la moda, como sucede con la historia del vestuario y de la arquitectura; sólo hay que esperar el tiempo necesario para ver cómo un punto de vista antiguo vuelve a estar de moda. Hemos tenido renovadores en Aristóteles, y se dice que ahora estamos volviendo a Platón. La psicología moderna puede proclamar que está más allá de Platón cuando controla los ambientes de los cuales se dice que las personas son conscientes, pero no ha mejorado mucho su acceso a la conciencia misma, porque no ha podido mejorar las contingencias verbales bajo las cuales se describen y conocen los sentimientos y estados de la mente. Basta con estudiar media docena de teorías mentalistas actuales para ver cuánta variedad es todavía posible.

Por su parte, el conductismo sí ha avanzado. Aprovechando los adelantos recientes del análisis experimental del comportamiento, ha mirado más de cerca las condiciones en las cuales las personas responden al mundo bajo su piel y puede ahora analizar uno por uno los términos claves del arsenal mentalista. Lo que sigue se presenta como ejemplo de esto. 

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