EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO HUMANO

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Lissette Benitez de Cruz 

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Resumen y análisis del tratado de Hessen sobre el origen del conocimiento humano.

 

Origen del conocimiento humano

De acuerdo con el tratado de J. Hessen, el origen del conocimiento humano tiene tanto un sentido psicológico como uno lógico. Estos dos tienen una estrecha relación. Quien vea en la razón y el pensamiento humano la base del conocimiento, estará convencido de la autonomía psicológica en los procesos del pensamiento, pero si ocurre lo contrario, que vea la base del conocimiento en la experiencia, niega la autonomía del pensamiento.

 

Posibilidad del conocimiento

La primera y más antigua posición que surgió fue el dogmatismo, que es una posición que supone una relación entre el sujeto y el objeto. Los dogmáticos creen que los objetos del conocimiento no nos son dados por la función del conocimiento, sino nos son dados de su corporeidad. Tienen objetos de la percepción, que supone que nos son dados solamente algunos objetos determinados; y tienen objetos del pensamiento, que nos es dada la función del pensamiento. En otras palabras, el dogmático no le da la importancia debida al sujeto cognoscente. El dogmatismo se ve presente en la época de la filosofía griega, donde todos tenían plena confianza en la razón humana. Los sofistas fueron los primeros en cuestionar esta posición, y proponen el problema del conocimiento.

Luego surge el escepticismo, que viene siendo como el opuesto del dogmatismo, pues niega una posible relación entre el sujeto y el objeto, razón por la cual no se puede juzgar. Mientras el dogmatismo desconoce el sujeto, el escepticismo desconoce el objeto, enfocándose en los factores subjetivos del conocimiento humano. El escepticismo se encuentra también en la antigüedad, cuyo fundador es Pirrón de Elis, que dijo que si habían dos juicios contradictorios, los dos son igual de verdaderos, por lo que no se puede emitir un juicio al respecto.

Surgen dos posiciones más, que tienen estrecha relación con el escepticismo, pues no niegan la verdad como éste, pero sí la limitan. Estas posiciones son el subjetivismo, que como su nombre lo dice, establece que la verdad puede ser válida únicamente para un individuo o para un grupo de individuos, pero no es una verdad universalmente válida; y el relativismo que también establece que no hay ninguna verdad absoluta, sino que es válida solo para uno o más individuos, pero la validez está determinada por factores externos.

Después surge el pragmatismo, que está relacionado con el escepticismo, pero con un concepto de verdad diferente al de esta última posición, pues para los pragmáticos lo verdadero es todo aquello que es útil, valioso, fomentador de la vida. Esta variación se debe a que dicen que el hombre no es un ser pensante sino un ser práctico y activo, y que su intelecto está al servicio de su voluntad. Su fundador es William James, pero también tiene otros representantes como Schiller, Federico Nietzsche, Hans Vaihinger, Jorge Simmel.

Luego surge el criticismo, cuyo fundador es Kant. Esta posición es la intermediaria entre el dogmatismo y el escepticismo, que son opuestos, y comparte con el dogmatismo la confianza en la razón humana, pero no la acepta despreocupadamente, sino que desconfía todo conocimiento determinado, al igual que el escepticismo. La conducta de esta posición es reflexiva y crítica.

 

El origen del conocimiento

Debido a que el conocimiento humano tiene un sentido psicológico y lógico, éstos están en estrecha relación. De esto surge el racionalismo, que es la posición epistemológica que atribuye a la razón y al pensamiento el origen del conocimiento. Supone que el conocimiento es un juicio universalmente válido y verdadero. Estos juicios tienen una necesidad lógica y una validez universal rigurosa. Estos conocimientos están formados por juicios basados en el pensamiento no en la experiencia. El claro ejemplo de esto es la matemática, pues parte del pensamiento y la lógica, y es universalmente válida.

El representante más antiguo del racionalismo es Platón, pues estaba convencido de que lo verdadero se distingue por las notas de la necesidad lógica y la validez universal. Establece la presencia de dos mundos el sensible y el suprasensible, siendo el primero el mundo concebido por los sentidos, y el último el de las ideas, en el cual están la realidad empírica, que son las ideas de las cosas empíricas, y la conciencia cognoscente, que contiene los conceptos por los cuales conocemos las cosas.

Otro representante es Plotino, que coloca el mundo de las ideas en el Nus cósmico, que es el Espíritu del universo. Nuestro espíritu es una emanación del Espíritu cósmico, y hay una relación entre ellos. Plotino dice que “la parte racional de nuestra alma es alimentada e iluminada continuamente desde arriba”. Esta idea fue alterada por San Agustín, donde Dios ocupa el lugar del Nus, y las ideas se convierten en ideas creatrices de Dios. De la misma forma dice que Dios es quien nos envía las ideas. San Agustín creyó también que el saber viene de la razón humana y de la iluminación divina. Estos dos constituyen el racionalismo teológico.

Luego surge, en la Edad Moderna, el teognosticismo, cuyos representantes son Malebranche y Gioberti, quienes dicen que “conocemos las cosas contemplando inmediatamente lo absoluto en su actividad creadora”, refiriéndose a Dios. A esto, Gioberti le llamó ontologismo, y se entiende por ello, la teoría de la intuición racional de lo absoluto como fuente única del conocimiento humano.

En la Edad Moderna también Descartes presentó sus ideas, diciendo que algunos conocimientos fundamentales son innatos, que no proceden de la experiencia, sino que son propias de la razón. A esta teoría le llamó teoría de las ideas innatas. Leibniz, modificó la idea de Descartes, diciendo que no existen los conceptos, sino están solamente en potencia de ser explotados, es decir, que hay ideas innatas en cuanto es innata a nuestro espíritu la facultad de formar ciertos conceptos sin necesidad de la experiencia. A esta forma se le llamó racionalismo inmanente.

La última forma de racionalismo que surgió, supo distinguir muy bien el origen psicológico del valor lógico, y se dedica a estudiar el lógico. Se establece que el conocimiento es puramente lógico, donde el pensamiento es la única fuente del conocimiento. A esta forma se le llama racionalismo lógico.

Al racionalismo se le atribuye haberle dado importancia al factor racional en el conocimiento humano, pero excluyó completamente la experiencia del conocimiento. También se percibe cierto dogmatismo, pues cree que puede entrar a la metafísica con el pensamiento conceptual.

 

Surge también otra fuerte posición que es el empirismo, que se opone al racionalismo, diciendo que el conocimiento humano viene de la experiencia. El espíritu humano está vacío en un principio, pero se va llenando con la experiencia. Esta posición parte de hechos concretos. Para justificar su posición usa la evolución del pensamiento y del conocimiento de los humanos, diciendo que la experiencia jugó un papel importante en dicha evolución. Así como los racionalistas parten de la matemática, los empiristas lo hacen de las ciencias naturales, pues se obtienen resultados a partir de observaciones, experiencia.

El verdadero fundador del empirismo es John Locke, a pesar de que se habían manifestado rasgos de empirismo en épocas anteriores. Locke dijo que el los contenidos de la experiencia son ideas o representaciones simples o complejas, y que las cualidades sensibles primarias y secundarias pertenecen a las ideas simples, mientras que una idea compleja es la idea de cosa o sustancia, que son varias propiedades sensibles. El pensamiento lo que hace es unir los datos proporcionados por la experiencia. Locke también asigna un valor lógico a la experiencia, diciendo que no se limita a ella, y que hay conocimientos que son independientes de la experiencia, y que son válidas, por ejemplo la matemática.

Luego David Hume divide las ideas en impresiones e ideas, siendo las primeras las sensaciones que tenemos al percibir a través de nuestros sentidos, y hay impresiones de la sensación y de la reflexión. Las ideas son representaciones de la memoria y de la fantasía, y dice que las ideas provienen de las impresiones y pueden ser copias de ellas.

Al igual que los racionalistas presentan rasgos de un dogmatismo metafísico, los empiristas presentan rasgos de un escepticismo metafísico. Una desventaja del empirismo es que el conocimiento de lo suprasensible no es posible. El empirismo fue importante para señalar que las experiencias juegan un papel importante en la obtención del conocimiento. Pero es erróneo decir que todo el conocimiento está basado en la experiencia, sin tener un sentido o valor lógico.

Como un mediador surge el intelectualismo, que el conocimiento proviene tanto del pensamiento como de la experiencia. Fundamentalmente establece que la conciencia cognoscente lee en la experiencia, y de ella saca sus conceptos. Dice que además de las representaciones intuitivas sensibles, hay conceptos (contenidos de conciencia no intuitivos), los cuales son distintos de ellas, pero están relacionados por las experiencias.

El fundador de esta posición es Aristóteles. Trató de sintetizar el racionalismo y el empirismo en uno solo, diciendo que el mundo de las ideas está dentro de la realidad empírica, dentro de la realidad concreta. Esto es como decir que la idea, la esencia de algo está rodeado por una envoltura que puede ser percibida a través de la experiencia, y que lo más difícil es quitar ese envoltorio y obtener la esencia.

Otro intento de mediación es el apriorismo, que considera la experiencia y el pensamiento como la fuente del conocimiento. El apriorismo establece que el conocimiento es principalmente de los elementos “a priori”, elementos del pensamiento, que son independientes de la experiencia. Estos elementos los considera como formas de conocimiento, en contraposición del racionalismo, que los consideraba conceptos perfectos. En el apriorismo el pensamiento se conduce espontánea y activamente ante la experiencia, no como el intelectualismo que decía que se conduce receptiva y pasivamente ante la experiencia.

Su fundador es Kant, diciendo que la materia del conocimiento procede de la experiencia y que la forma del pensamiento. El pensamiento (la conciencia cognoscente) es el que ordena y conecta los contenidos de las sensaciones, luego los une entre los contenidos de la percepción con ayuda de las formas del pensamiento, siendo siempre uno una causa y el otro un efecto.

 

Si se pone el empirismo y el racionalismo frente al problema psicológico y frente al lógico, se pueden hacer varias observaciones. Ninguna de las dos posiciones es la respuesta a la cuestión del origen psicológico del conocimiento humano, pues se ha comprobado que los conocimientos provienen tanto del pensamiento, como de la experiencia, y es incorrecto excluir uno del otro, pues tiene un factor racional y uno empírico.

Si se busca la respuesta a la cuestión del origen lógico del conocimiento humano, se observa que el racionalismo desde su punto de vista, es correcto, y que el empirista también, pues si utilizamos un juicio lógico o matemático se observa que no se necesita experiencia para saber que son verdad, y lo mismo ocurre con los juicios reales, que el pensamiento puro no puede decir si son verdaderos o falsos, pues se basan en la experiencia. Si se pone el intelectualismo se observa que se inclina más por el empirismo, por lo que, a pesar de tener bases de conocimiento en la experiencia y en el pensamiento, no tiene un apoyo en los datos psicológicos del conocimiento. La posición que más se acerca a cumplir con el problema psicológico y lógico, es el apriorismo, que cumple con las condiciones psicológicas, y al mismo tiempo con las lógicas, por varios factores, como el principio de causalidad. 

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