DEL ANDRÓGINO AL MÁS ALLÁ DEL GÉNERO

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Rómulo Lander  

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En este trabajo el autor propone diferenciar dos aspectos fundamentales del género sexual: aspectos de género que provienen de la cultura y aspectos que provienen de lo particular del ser: es decir del inconsciente freudiano.

 

1. Lo impreciso y el andrógino

Hoy en día aproximarse al concepto de género sexual y en particular al de masculinidad nos lleva a un mar sin fronteras, a una experiencia imprecisa y confusa. Preguntar: ¿Qué define a un hombre? es hoy en día algo cada vez más difícil de conceptuar. Algunos antropólogos proponen que debe cerrarse el enfoque que establece la dicotomía del género sexual: dejar de considerar <lo Masculino y lo femenino> como un par de opuestos. En particular Thomas Gramstad propone que todo sujeto sea considerado básicamente un andrógino, es decir, <un sujeto que tiene los dos sexos>. En este andrógino existiría una combinatoria individual de lo masculino y lo femenino. Así cada sujeto sería único en relación a su género. No habría dos andróginos iguales con igual combinatoria.

 

2. Psicoanálisis: identidad y género

Esta propuesta de Gramstad no es descabellada. Los Psicoanalistas sabemos que la identidad sexual y el género sexual en sus dos aspectos <cultural e inconsciente> son adquiridas en la temprana infancia. El psicoanálisis afirma que tanto el hombre como la mujer, pueden tener ambos atributos: masculinos y femeninos, independientemente de su sexo biológico. Así un hombre puede ser muy femenino, con algo de masculino y una mujer puede ser muy masculina, con algo de femenino. Por lo tanto la idea de una combinatoria no es nueva para nosotros. La dificultad aparece cuando preguntamos por esas características o rasgos de género que nos permite precisar la cualidad de lo específicamente masculino o femenino y que por lo tanto estará en la combinatoria. En este trabajo propongo diferenciar dos aspectos fundamentales del género sexual. Los aspectos de género que provienen de la cultura y los aspectos que provienen de lo particular del ser: es decir del inconsciente freudiano.

<Excluyo> aspectos de género sexual derivados de <los genes> que influyen en el desarrollo intrauterino de ambos sexos, provocando ciertas diferencias en el desarrollo biológico temprano del embrión de los seres que van a ser varones y van a ser hembras. Excluyo este elemento por que mi experticia no cae en ese campo. Sin embargo es un tercer aspecto del género que es necesario tomar en cuenta.

 

3. La organización sexual humana

Es necesario comenzar por diferenciar claramente los cinco elementos básicos de la organización sexual humana. Según mi visión personal del asunto, encuentro necesario distinguir lo siguiente:

(1) Lo real sexual: el cuerpo (lo biológico), lo que refiere a los órganos sexuales internos y externos.

(2) La identidad sexual o (sexo de asignación): Varón o Hembra, dejando un espacio para los estados intersexuales. Refiere al sexo asignado por los padres, al significante que atraviesa al sujeto. Esta identidad sexual es precoz, aprendida e irreversible.

(3) El género sexual cultural (que es arbitrario): Refiere a los atributos masculinos y femeninos asignados por la cultura en un momento dado de la historia.

(4) La escogencia del objeto del deseo sexual: Refiere al objeto del deseo sexual: heterosexual, homosexual o bisexual.

(5) La esencia inconsciente del género sexual: la estructura de género sexual inconsciente. Refiere a la esencia de la masculinidad y feminidad.

  

4. Género sexual cultural 

En forma muy resumida desde el punto de vista de la sociología y de la antropología, el género sexual cultural refiere a los atributos otorgados por la sociedad al sujeto y desde allí, el sujeto se las exige a si mismo. Las representaciones simbólicas o atributos masculinos y femeninos que circulan en la familia y en la sociedad, dan las exigencias que definen y que van a ser aceptadas por la sociedad de hombres y de mujeres. Estos atributos son diferentes en el espacio urbano y en el rural. También son diferentes de acuerdo a la época y la cultura de las naciones. Estos atributos que hacen a lo masculino y hacen a lo femenino constituyen los patrones o matrices de masculinidad y feminidad tienen una vigencia que hace que se perpetúen a si mismos, adquiriendo una continuidad histórica. Aparecen así, los llamados aspectos tradicionales de la masculinidad y la feminidad. Estos atributos sociales o representaciones simbólicas, se perpetúan en la cultura a través de los mitos, las tradiciones y los intereses del estado.   

Una forma de ser hombre que ha dado sentido a los varones durante centurias, esta en el hecho de aceptar y ejercer la <hegemonía paterna>. Ser padre implica tener la autoridad del hogar y ejercer los derechos del <pater familia>. Ser el proveedor, dominar la calle y hacer suyo el <espacio público>. Los atributos de la mujer, desde este punto de vista social, han estado centrados en el ejercicio de <la maternidad>, protegida y proveída por el hombre. La mujer acepta y ejerce la dedicación al hogar y a los hijos en el espacio de su casa. Crea y hace suyo un <espacio privado>.  

Estos atributos de género establecieron una clara separación arbitraria con la autoridad y la producción de bienes como atributos masculinos.  Como atributos femeninos, aparecen la sumisión al poder del esposo y la responsabilidad de la reproducción y supervivencia de los hijos. Estos atributos se mantienen a través de las generaciones por procesos socio-políticos en los cuales comparten responsabilidades de perpetuación por igual, los hombres, las mujeres y las políticas del estado. 

Los estudios sociológicos en torno a las formas de presentarse la masculinidad, llevados a cabo en los años recientes en la región Latinoamericana (1999), ha revelado la existencia de una forma de ser hombre que se ha constituido en referente y norma de lo que debe ser un varón. Aparece la versión actualizada del patriarca, en contraparte encontramos la forma de ser femenina.

 

5. El problema de la masculinidad 

Investigadores sociales chilenos (1999) plantean en la página Web de FLACSO lo siguiente en relación al problema de la masculinidad: “En el marco de una sociedad patriarcal el varón se ve impulsado a construir su identidad por la vía negativa, evitando todo lo que es culturalmente definido como femenino. El miedo a ser femenino pasa a ser el eje alrededor del cual se va estructurando lo masculino”. Los principios del ser masculino se organizan en ideas que rigen la forma de ser masculina.  

1. La masculinidad en la forma más valorada de la identidad genérica.  

2. El poder, la dominación, la competencia y el control son esenciales como prueba de masculinidad.  

3. La vulnerabilidad, los sentimientos y las emociones en el hombre, son signos de feminidad y deben ser evitados.  

4. El control de si mismo y el control sobre los otros son esenciales para que el hombre se sienta seguro.  

5. Un hombre que <pide ayuda> o <trata de apoyarse> en otros, muestra signos de debilidad, vulnerabilidad e incompetencia.  

6. El pensamiento racional y lógico del hombre es la forma superior de inteligencia para enfocar cualquier problema.  

7. Las relaciones interpersonales que se basen en sentimientos, intuiciones y contacto físico, son consideradas femeninas y deben ser evitadas.  

8. El éxito masculino en las relaciones con las mujeres está asociado a la <subordinación de la mujer> a través del uso del poder y el control de la relación.  

9. El ejercicio de la sexualidad es el principal medio para probar la masculinidad, la sensualidad y la ternura son consideradas femeninas y deben ser evitadas.  

10. La intimidad con otros hombres debe ser evitada, porque: (a) lo vuelve vulnerable y lo pone en desventaja en la competencia por las mujeres. (b) puede implicar afeminamiento y homosexualidad.  

11. El éxito masculino en el trabajo y la profesión son indicadores de su masculinidad.  

12. La estima del hombre se apoya primariamente en sus logros y éxitos obtenidos en la vida laboral y económica.  

Como se puede ver esta red de creencias se convierte en <una verdadera trampa> que impide reflexionar acerca de las desventajas de sostener el modelo masculino tradicional. La fuerza de los mitos culturales hace que ni la mayoría de los hombres, ni las mujeres cuestionen algunos de estos principios a lo largo de su vida.

 

6. Los peligros del Género   

Según el estudio de FLACSO (1999) el modelo masculino tradicional es peligroso para la salud. Las estadísticas muestran que la expectativa de vida es menor para los hombres y que es el género masculino el que encabeza los porcentajes de muertes por accidentes, trastornos cardiovasculares, cáncer y úlcera gastro-duodenal. Estas cifras probablemente no estén asociadas a factores hormonales, sino a las características del desempeño del rol masculino tradicional: 

  a) La agresividad y la competitividad llevan a los varones a involucrarse en situaciones potencialmente peligrosas. La idea de que el hombre debe ser valiente y arriesgado, que no debe tener miedo frente al peligro es la causa de un gran número de accidentes, muchos de ellos fatales o creadores de invalidez.  

  b) La inexpresividad emocional contribuye a generar trastornos psicosomáticos y otros problemas de salud. Es un hecho comprobado que la represión de determinadas emociones se encuentra asociada a cuadros psicosomáticos, especialmente en las áreas cardiovascular y gastrointestinal. La rigidez inexpresiva prescrita por el modelo masculino tradicional contribuye a incrementar el riesgo.  

  c) Asumir los roles tradicionales de sostén y jefe del hogar genera un grado de exigencia muchas veces difícil de cumplir, lo que deriva en grados variables de estrés psicológico, que constituye uno de los principales factores de riesgo de una serie de enfermedades.  

  d) El rol masculino tradicional promueve determinadas conductas nocivas para la salud, especialmente alentadas por el grupo de pares, por ejemplo el beber y el fumar en exceso.  

  e) Las características del rol masculino tradicional hacen que a los hombres les resulte difícil solicitar ayuda médica y cuidar su salud. Muchas veces llegan a la consulta médica con cuadros avanzados e irreversibles debidos a una pertinaz negativa a solicitar ayuda en los estadios anteriores de la enfermedad. Pareciera que el pedido de ayuda está asociado al hecho de mostrar debilidad frente a los otros.  

  f) La dificultad para pedir ayuda se incrementa cuando se trata de un   tratamiento psicológico. La aversión casi lindante con el miedo que tienen muchos hombres a realizar una consulta psicológica está casi siempre apoyada en la idea de que ellos deben ser capaces de resolver por sí mismos sus problemas. Además, la índole de los tratamientos psicológicos los coloca frente a la necesidad de hablar de sí mismos y de sus sentimientos, tarea para la cual se sienten imposibilitados.

 

Desde el Psicoanálisis: 

Podemos decir que esta es <una categoría social impuesta a un ser sexuado>. Sabemos que el Yo se constituye en la temprana infancia gracias al mecanismo de identificación. El <género sexual cultural> es parte del Yo y se adquiere por identificación con los valores aportados por las figuras significativas en la infancia, quienes a su vez son representantes de una cultura dada. Así un varón, que se sabe varón, puede tener conductas y gestos femeninos, proveniente de una identificación materna. Puede adquirir los valores y la conducta propia de su madre. Tenemos así a un varón, con rasgos femeninos. Una hembra, que se sabe hembra, por identificación con el padre, puede mostrar conductas y gestos provenientes de la figura de su padre. Sus valores y conducta resultan en una conducta llamada masculina. Lo común y esperado, es que el varón muestre conducta y valores masculinos y la hembra, rasgos femeninos. 

Por lo tanto el <género sexual cultural> refiere a la adquisición por el sujeto de un conjunto de valores culturales adscritos arbitrariamente a cada uno de los sexos. Esto incluye conductas, profesiones, gestos, actitudes, ideales, prejuicios, considerados por una sociedad dada, como apropiadas para determinado sexo. Van a funcionar como <organizadores sociales> de la vida futura del sujeto.

7. Género sexual inconsciente

Refiere a la estructura psíquica inconsciente que caracteriza a la masculinidad o feminidad del sujeto. La estructura sexual de masculinidad o feminidad <esencia del género> no viene dado por las identificaciones del Yo, como ocurre con el <género sexual cultural>. La estructura o la <esencia del género> también es algo adquirido y también marcado a fuego en el sistema inconsciente del sujeto, pero es producto del conflicto psíquico, de la angustia y de otra serie de mecanismos y experiencias temprana del niño. Participan en esto, la dialéctica del deseo, el choque de la diferencia anatómica de los sexos, el complejo de castración en ambos sexos y finalmente la lógica del falo que ambos sexos presentan. Especialmente está última en su aspecto de función fálica.

Siguiendo la <Lógica del Falo> la función fálica y el <Complejo de Castración> descrito por Freud, presentaré la propuesta de cuatro registros, que podrían ayudar a comprender el misterio, de lo que constituye la esencia, la estructura inconsciente sexual de ambos sexos, <la esencia del género>. Estos registros que refieren a la masculinidad y feminidad son:

(1) Sadismo y Masoquismo

(2) Perversión y Erotomanía

(3) Ingenuidad e Intriga

(4) Violencia asesina y Maldad oculta.

Es importante aclarar, que un hombre al igual que una mujer, puede organizarse indistintamente con una <esencia inconsciente> de tipo  masculino o femenino. Así un hombre puede tener un <una esencia inconsciente> femenina y una mujer <una esencia inconsciente> de tipo masculina.

 

(1) PRIMER REGISTRO: Sadismo y masoquismo

El hombre con un carácter masculino (estructura inconsciente masculina) identificado con el significante fálico que lo nomina como varón y sabiéndose portador del órgano de significación, va a tener una posición relativa con el otro, distinta a la de la mujer (de carácter femenino).

(a) Sadismo y masculinidad

Su empuje pulsional se organiza más por el lado sádico. Es claramente activo y penetrador, encuentra satisfacción al completar en ficción, el falo, que cree le falta al otro (posición estructural masculina sadista). Por esta lógica, el hombre y la mujer (de carácter masculino), no pueden evitar ser sadistas. En las investigaciones sociológicas relativas a la pregunta por el mundo masculino encontramos evidencias que apoyan esta propuesta. Elliot Gorn (1985), dice que en el mundo masculino (al sur de USA), predomina el pasatiempo de peleas entre dos adversarios. Gorn se pregunta, ¿Por qué pelean los hombres? ¿Qué reglas siguen? ¿Qué está en juego? En su investigación encuentra una sociedad (rural) en que la ferocidad reemplaza la respetabilidad del padre de familia (urbana). La violencia, la mutilación, el reto al otro, construyen las relaciones, las jerarquías y las identidades de una sociedad de hombres.

(b) Masoquismo y lógica del no-todo

Sabemos que la mujer, por efecto de la ausencia del órgano sexual visible, se va a organizar según la lógica del no-todo. Esta posición de ausencia fálica la empuja a desear que el otro (portador del falo) la complete. Queda así marcada a fuego en su sistema inconsciente, con el deseo de despertar, el deseo del otro (posición estructural femenina). La teoría psicoanalítica de la pasividad, refiere a la idea de un sujeto, que no inicia la acción y espera del otro que tome la iniciativa. Esta espera, es una manera de comprobar que el deseo del otro ha sido finalmente despertado. Por esta vía se revela lo verdadero e inédito del deseo del otro. Su posición de aparente espera pasiva, es interiormente activa y desesperada, aunque invisible (como sus órganos sexuales). Por esta razón en el vínculo con el objeto de deseo, la pulsión no encuentra fácilmente su camino de satisfacción, ya que tiene que esperar por la acción del otro. Por lo pronto, la pulsión vuelve sobre el sujeto, dando lugar al modelo estructural inconsciente masoquista. Por esta lógica, la mujer y el hombre (de carácter femenino), no pueden evitar ser masoquistas.

(c) Agresividad inhibida

Helene Deutch en 1930 dice lo siguiente: ...<el medio ambiente ejerce sobre la mujer una influencia inhibidora para sus agresiones y su actividad. Las fuerzas del mundo interno y externo actúan en la misma dirección. Especialmente los componentes agresivos son los inhibidos: el medio social no solo los rechaza, sino también ofrece al yo de la mujer una especie de premio o soborno por renunciar a ellos. Así llegamos a un desarrollo que rápidamente tiene lugar en la mujer: la actividad se hace pasividad y se renuncia a la agresión para ser amada. En esta renuncia las fuerzas agresivas que no son activamente gastadas deben encontrar una salida y así lo hacen, dotando al estado pasivo de ser amada con un carácter masoquista>...

 

(2) SEGUNDO REGISTRO: Perversión y erotomanía

El hombre (de carácter masculino) sea este heterosexual u homosexual, ante el horror del descubrimiento de la diferencia anatómica de los sexos, y su correspondiente angustia de castración, pueden recurrir al mecanismo de la desmentida de la castración. Este mecanismo les permite afirmar que la mujer (madre) tiene pene. Ha visto con horror su ausencia, sin embargo afirma su existencia. La desmentida, borra la diferencia anatómica de los sexos e inaugura el inicio de la estructura perversa.

(a) La perversión

Por lo tanto, solo los hombres o mujeres que tendrán carácter masculino, sean estos heterosexuales u homosexuales pueden desarrollar o construir una actividad sexual perversa (como acto). La huella del trauma, de descubrir la diferencia anatómica de los sexos, con su correspondiente angustia de castración, estará presente en la constitución de la psique de los hombres y mujeres de carácter masculino. Me refiero a sujetos neuróticos (no perversos) con carácter masculino, que desarrollan una capacidad sexual que incluye normalmente fantasías sexuales perversas.

(b) La erotomanía

El modelo sexual de la mujer (de carácter femenino) va por otro camino. La mujer y el hombre (de carácter femenino) aceptan la diferencia anatómica de los sexos y entra en la lógica del no-todo y de sus efectos. Un primer efecto lo encontramos, en el manejo de la angustia ante la diferencia anatómica de los sexos cuando acepta su condición anatómica de no-fálica. Se reconoce en la lógica del no-todo, sabe que no porta el órgano de significación fálica y solo tardíamente descubre la presencia invisible de su propio órgano sexual interno. Otorga al otro la posesión del Falo que desea. Va a desear ser completada por el otro. Por lo tanto, es en el lugar del otro, donde va a surgir el amor y el deseo, y no en el lugar del sujeto. Este es un modelo sexual tipo erotómano, ya que es en el lugar del otro, donde surge el amor y el deseo. Así, según esta lógica, las mujeres y hombres (de carácter femenino) no pueden desarrollar un modelo sexual perverso, pero igualmente, no pueden evitar ser erotómanas o erotómanos.

 

(3) TERCER REGISTRO: Ingenuidad e intriga

El hombre portador del órgano de significación, y por lo tanto de la angustia de castración, insiste en mostrar en metáfora, no solo sus emblemas fálicos, sino también su suficiencia.

         (a) La ingenuidad

En los hombres y mujeres (de carácter masculino), la  lucha abierta de poder, de puro prestigio y de portador del emblema fálico, pueden consumir su pulsión. Lejos de tener habilidades para la intriga y lo oculto, muestran su inocencia estructural, al creer en lo que sus ojos ven y en lo que sus oídos oyen. Así el  hombre y la mujer (de carácter masculino) no pueden evitar su ingenuidad.

(b) La intriga y el misterio

La mujer (de carácter femenino) acepta que tiene una diferencia anatómica radical con los varones. Acepta su condición diferente y entra en la lógica del no-todo. Sin embargo en esta diferencia existe un gran misterio. ¿Por qué es diferente a los otros seres? ¿O por qué los otros seres son diferentes a ella? La mujer y el hombre (de carácter femenino) se van a relacionar con el otro, con una capacidad natural de intriga, ya que el misterio de ser no-toda, nunca queda completamente aclarado. En su estructura inconsciente, busca el falo en el campo del otro. Al otro le es otorgado por este sujeto, un falo imaginario, y pasa a ser reconocido por la mujer (de carácter femenino) como un hombre (portador del falo deseado). El deseo de la mujer de recibir del otro, esa completud fálica, le otorga al otro, el lugar del amo. Si el otro es el amo y ella desea que él la desee, entonces no puede evitar ser fácilmente sugestionable. Para lograr seducirlo recurrirá a métodos y recursos secretos e invisibles. A veces poderes quirománticos. La mujer y el hombre (de carácter femenino) heterosexual u homosexual, siempre usará recursos y métodos secretos en la búsqueda y en la conquista de los emblemas del Falo (fama, dinero, amor, sexo). La mujer y el hombre (de carácter femenino) no pueden evitar el disponer de esa capacidad natural, para leer intenciones secretas, en los actos de los otros, y buscar sus fines a través de estrategias secretas y misteriosas.

 

(4) CUARTO REGISTRO: Violencia asesina y maldad oculta

En este registro es frecuente encontrar reportes periodísticos ocasionales en donde se muestran asesinatos extraños realizados por mujeres en forma demasiado violenta para el patrón femenino. Así encontramos asesinatos de esposos por sus esposas con múltiples puñaladas y mutilaciones. Ese tipo de asesinato corresponde más al patrón masculino. Se trata de una mujer con un aspecto masculino inconsciente.

         (a) Violencia asesina

El hombre (portador de un carácter masculino) por lógica fálica, portador del órgano de significación, expresará sus deseos asesinos de manera directa. Esto es, ejerciendo su poderío muscular fálico, en forma directa asesina. Son crímenes visibles y aparatosos. La destructividad en el hombre y la mujer (de carácter masculino) sean estos heterosexuales u homosexuales, encuentra su expresión en la capacidad muscular sádica, que le permite matar en forma directa. Hachazos, puñaladas, mutilaciones, desmembramiento, tiros.

(a) La maldad en la mujer

La mujer al saberse no-toda desarrolla un resentimiento, que conduce a la específica capacidad de maldad oculta que tienen las mujeres (de carácter femenino). Sus deseos asesinos encontrarán una vía de expresión a través de métodos ocultos y secretos. La salida del carácter femenino (en un hombre o una mujer) es indirecta, utilizando los recursos de planes, estrategias y cómplices. Crímenes no visibles. La mujer y el hombre (de carácter femenino) buscan el desquite y la venganza, testimonio inconsciente del resentimiento infantil, por haber nacido mujeres y no hombres.

 

Bibliografía

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