ADOPCIÓN Y HOMOPARENTALIDAD (1)

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Eva Rotenberg 

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Pensar en la adopción homoparental o en otros métodos para llegar a la homoparentalidad nos remite, por un lado, al tema de la adopción, que de por sí es complejo y, por el otro, a la necesidad de "deconstruir" el imaginario social que ha permanecido fijado a lo biológico desde el origen de la cultura.

Pensar en la adopción homoparental o en otros métodos para llegar a la homoparentalidad nos remite, por un lado, al tema de la adopción, que de por sí es complejo y, por el otro, a la necesidad de “deconstruir” el imaginario social que ha permanecido fijado a lo biológico desde el origen de la cultura, sostenido inclusive por el mito bíblico de Adán y Eva, que para tener niños se precisa de un hombre y una mujer.
La homoparentalidad da cuenta de uno de los modos de parentalidad que se denomina “nuevas configuraciones vinculares”, aunque lo nuevo es quizás que se haga público. Es una realidad que ha sido silenciada durante años, prueba de ello son las numerosas consultas de padres que se han divorciado y han formado luego parejas homosexuales o lésbicas. Lo nuevo es que la legalización de las uniones civiles homosexuales ha enmarcado lo que antes era considerado “marginal” como “legal”. Esto se produce dentro de un contexto de cambio histórico encuadrado en concepciones filosóficas, sociales y científicas que conducen a la modificación jurídica.
Nuestro propósito como psicoanalistas es poder reflexionar acerca de las neo-parentalidades, es decir, las nuevas formas de constitución familiar y los efectos que producen en el desarrollo de la subjetividad de los hijos, para poder asistir a las demandas terapéuticas singulares.

 

Consideraciones

He constatado que las discusiones principalmente se centran sobre dos ejes, los que quieren encuadrar a la pareja o los que piensan en el “bienestar” del hijo:
- Generalmente muchas personas han quedado fijadas a considerar a la homosexualidad como perversión y entonces se preguntan si las parejas homosexuales serían padres con potencialidad de producir efectos patógenos de modo que podrían alterar el desarrollo en la subjetividad del hijo, o por el contrario, si serían  padres aptos para adoptar.
-  Por otro lado, si el foco se centra en el niño, la pregunta es “qué es lo mejor para él”. Esta premisa se sostiene sobre el cuestionamiento de los efectos del impacto de lo social en el niño. 
De algún modo, esto nos lleva a considerar que lo que se está discutiendo es
a-si la homosexualidad es considerada como patología o se la considera como una elección de objeto sexual.
b- el temor a poner en riesgo al modelo de familia “tradicional” y
c- los efectos futuros en los niños y en la sociedad en general.
Esto nos conduce a repasar cómo fue evolucionando la concepción social y médica de la homosexualidad.

 

Evolución del concepto de homosexualidad

La consideración acerca de la homosexualidad ha pasado por distintas vicisitudes. Nos remite al nudo entre identidad, sexuación y sexualidad cuya resolución tiene que ver con el modo en que el yo se percibe a sí mismo, el modo que tiene una persona de sentirse auténtica consigo mismo, en cuanto al propio cuerpo, a la síntesis de las identificaciones y al modo de goce.
En el siglo XVI la política social no consistía en ejercer un control sobre la sexualidad sino más bien se favorecía una cierta diseminación de sexualidades polimorfas.
La palabra “homosexualidad” deriva del griego: homos significa semejante. Fue creada hacia 1860 por el médico húngaro Karoly Maria Benkert para designar todas las formas de amor carnal entre personas del mismo sexo biológico.
Entre 1870 y 1910, el término “homosexualidad”  se fue imponiendo progresivamente con esta acepción en Occidente, reemplazando de tal modo a las antiguas ideologías que consideraban a la homosexualidad como una tara o degeneración. Se comenzó a definir a estas relaciones por oposición a la palabra “heterosexualidad” que viene del griego heteros y significa diferente.

Freud derivó la homosexualidad de la bisexualidad, y, remitiéndola a una elección inconsciente ligada a la renegación, a la castración y al Edipo. Conservó el término “perversión” para designar los comportamientos sexuales desviados respecto de una norma que se configura en relación a la evolución de la libido y su estructuración edípica. Incluyó a la homosexualidad como una inversión de objeto, caracterizada por una fijación de la sexualidad con apoyatura en una disposición bisexual. Retira así todo carácter peyorativo de la homosexualidad, la humaniza y la incluye dentro de los posibles avatares del desarrollo sexual.
Freud revoluciona la ciencia ampliando el concepto de “sexualidad” y otorgando a la sexualidad un lugar preponderante tanto en las actividades humanas como en la constitución de la patología mental y si bien siempre tuvo en cuenta las “Series complementarias: predisposición genética, historia infantil y motivo desencadenante”, destacó a estos últimos dos factores como preponderantes. Detrás del proceso ontogenético hace notar la disposición filogenética que abordarán años más tarde los psicoanalistas que le damos importancia a los efectos de la transmisión transgeneracional.
Hace un pasaje fundante al dejar de considerar a las histéricas como poseídas por los demonios (teorías pre freudianas) dándole a la sexualidad un lugar preponderante en la constitución  de las psiconeurosis, así como neurosis en general”*. ***
Ya en 1896, en La carta 52 de su correspondencia con Fliess reconoce la importancia de la bisexualidad como factor común y predisponente. Es importante mencionar el Manuscrito K del 1 de enero de 1896, donde acentúa el enfoque psicológico y da importancia a la instauración de ciertos diques precursores del Super Yo con “poderes represores”, como “el asco, la vergüenza y la moral”.
En el caso Dora (1901), tema que continúa en “Tres ensayos de teoría sexual” (1905), dice “llamamos perversiones sexuales, a esas transgresiones de la función sexual tanto en el ámbito del cuerpo cuanto en el objeto sexual”. Consideraba la perversión como una “inhibición del desarrollo” (Pág. 45 caso Dora), concepción que hace pensar a Lacan y que lo lleva a desarrollos importantes (Punto que retomo más adelante).
Pero aclara que es muy impreciso establecer límites claros de lo que se considera “una práctica sexual normal”, ya que esto varía en distintas épocas y pueblos (Pág. 45). Dándole así un lugar importante a lo cultural. Por ejemplo,  entre los griegos se atribuía a la homosexualidad masculina importantes funciones sociales.

 

En 1905, en “Tres ensayos de teoría sexual” se opone a considerar las inversiones como degeneraciones nerviosas dado que se encuentran en “personas sin otra desviación grave y que por el contrario presentan un elevado desarrollo intelectual y ético”.  En el mismo trabajo, Freud hace cierta diferenciación entre los  invertidos absolutos, anfígenos (que su objeto sexual puede pertenecer a su mismo sexo como al otro, no tiene el carácter de exclusividad), diferenciándolos de los invertidos ocasionales.
En una nota al pie de “Tres ensayos “ de la edición de 1915, Freud dice que la investigación psicoanalítica se opone terminantemente a la tentativa de separar a los homosexuales como una especie particular de seres humanos. Apoyado en la bisexualidad, sostiene que todos los hombres son capaces de elegir un objeto de su mismo sexo. La conducta sexual definitiva es el resultado es una serie de factores complejos, que en parte son constitucionales y en parte accidentales.
En los “Tres ensayos de teoría sexual” hablaba aún de inversión, pero en 1910, con “Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci”, renuncia a este término por el de homosexualidad.
En 1920 focaliza el rol del complejo de Edipo y dice que la joven niña desea tener un bebé con su mamá y luego pasa a una fuerte fijación con su padre y es a partir del embarazo materno que siente una fuerte frustración. En este punto ella se alejaría de su padre y de su feminidad, se identifica con la figura masculina eligiendo a su madre como sujeto de amor. En esta forma de homosexualidad Freud argumenta que la orientación sexual se define después de la pubertad.
Afirma que durante la infancia el niño que ha pasado por una fase muy intensa y breve con una fuerte fijación a su madre,  tras su superación puede identificarse él mismo con la figura materna, haciendo una elección de objeto narcisística, buscando un hombre joven como él para amarlo como la madre lo amó a él, dándole importancia al mecanismo de identificación.
En 1921, Freud escribe una carta a Ernest Jones en la cuál dice que la homosexualidad en sí misma no es suficiente razón para excluir a un candidato de la formación psicoanalítica.
En 1922 plantea una cuarta hipótesis psicodinámica focalizando en fuertes celos y hostilidad fraternal. Debido a la represión los rivales pueden devenir objetos de amor. Este mecanismo es el opuesto al descrito en la paranoia en que las personas de amor devienen los perseguidores odiados. Este tipo de homosexualidad aparece más tarde en el desarrollo y no sería consecuencia de una  identificación con la madre. En estos casos no se siente horror frente a los genitales femeninos, pudiendo tener también objetos de amor heterosexuales.
Sintetizando, Freud señala los siguientes factores como posibles explicaciones de la homosexualidad: a)   El complejo de Edipo no halla resolución en su modo habitual. Excesiva ansiedad de castración. b) Fuerte fijación a la figura de la madre e identificación con ella. c) Elección narcisista de objeto. d) Celos y hostilidad fraternal que conducen al complejo Edipo negativo.

Nota
Trabajo presentado en las V Jornadas de Investigación en Psicoanálisis de la Escuela de Graduados y de la Maestría en Psicoanálisis de la Universidad Kennedy: “Ética del Psicoanálisis y Siglo XXI”

 

Bibliografía
Abraham, K. (1959) Psicoanálisis clínico, Buenos Aires, Hormé, 1959

Anzieu, D. (1980) “Elaboración de la angustia de muerte” en El autoanálisis de Freud y el descubrimiento del psicoanálisis, 2a ed., México, Siglo XXI, 1980, pp. 411-438

 Foucault, M (1976) Historia de la sexualidad. La voluntad de saber, Buenos Aires, Siglo XXI, 1990
 --- (1984) Historia de la sexualidad. El uso de los placeres, Buenos Aires, Siglo XXI, 1991
 --- (1984) Historia de la sexualidad. La inquietud de sí, Buenos Aires, Siglo XXI, 1991
Freud, S. (1896) “Carta 52”. En Obras completas, Tomo I, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1982.
 --- (1896) “Manuscrito K”. En Obras completas, Tomo I, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1982
 --- (1901) “Fragmento de análisis de un caso de histeria” (Dora), en Obras completas, Tomo VII, Buenos Aires,  Amorrortu Editores, 1978
 --- (1905) “Tres ensayos de teoría sexual”, en Obras completas, Tomo VII, Buenos Aires,  Amorrortu Editores, 1978
 --- (1929) “Carta a Ernest Jones”, en Obras completas, Tomo XXI, Buenos Aires,  Amorrortu Editores, 1979
 --- (1919) “Pegan a un niño”, en Obras completas, Tomo XVII, Buenos Aires,  Amorrortu Editores, 1979
 --- (1920) “Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina”, en Obras completas, Tomo XVIII, Buenos Aires,  Amorrortu Editores, 1979
 --- (1921)   “Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad”, en Obras completas, Tomo XVIII, Buenos Aires,  Amorrortu Editores, 1979
 --- (1927) “Fetichismo”, en Obras completas, Tomo XXI, Buenos Aires,  Amorrortu Editores, 1979
 --- (1938) “La escisión del Yo en el proceso defensivo”, en Obras completas, Tomo XXIII, Buenos Aires,  Amorrortu Editores, 1980, pp. 277

Lacan, J (1957-1958) Formaciones del Inconsciente, Buenos Aires, Nueva Visión, 1970
Miller, Jacques Alain: “¿Des Gays en analyse?” Intervention final en el Colloque franco- italien, Nice, 2003

Rotenberg E. (2001) El nido anhelado, Buenos Aires, Lugar editorial, 2001
 ---  (2007) Hijos difíciles, padres desorientados. Padres difíciles, hijos desorientados, Buenos Aires, Editorial Lugar, 2007.
 

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