LA NUEVA GUERRA Y LOS RECURSOS ESTRATEGICOS EN COLOMBIA

archivo del portal de recursos para estudiantes
robertexto.com

Trabajo enviado por Robinson Salazar Pérez

Investigador en la Universidad Autónoma de Sinaloa

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El mundo, a partir de la década de los ochenta del siglo pasado, entró en una nueva fase de confrontación bélica que denominamos Nueva Guerra. Es nueva en la medida que supedita el carácter político-militar a los intereses económicos, no confronta a un enemigo en particular, sino que busca apropiarse de los recursos estratégicos y necesarios para el desarrollo y expansión del capitalismo; es una guerra no creada para el propósito de contrarrestar a un ejército subversivo y con proyecto antisistémico, puesto que no existe, más bien su orientación está en confrontar a todo aquello que se opone o resiste a la privatización y usurpación de  recursos previamente focalizados (gas, petróleo, agua y biodiversidad), lo cual le da el distintivo de guerra privatizadora o expropiadora.

 

El caudal de recursos descansa en una base amplia que liga tres elementos importantes: tecnología, comunicación digital/satelital y nueva forma de combates que evitan la confrontación directa.

 

Estamos ante una nueva organización y operatividad logística que no es manejada por intereses geopolíticos y geoestratégicos, donde el territorio, el lugar, el sitio era preponderante para el dominio territorial; ahora interesa más la alianza militar para controlar, privatizar o usurpar recursos estratégicos que den más vida al capitalismo, bajo el domo convergente de la producción de las empresas transnacionales, el comercio internacional, el capital especulativo y otras formas de cooperación que se mueven alrededor de los intereses de la economía capitalista y que funcionan como poder de facto.

 

Se magnifica y se observa  con mayor contundencia la nueva guerra en lugares o naciones donde el Estado abandonó su papel protagónico, se  erosionó el  control de la violencia legítima, las fuerzas militares entraron en el circuito de la colaboración internacional y las policías antinarcóticos entraron a remplazar a la inteligencia nacional.

 

Lo anterior se fundamenta en la teoría de los norteamericanos que afirma que su nación no será segura mientras no lo esté el aprovisionamiento mundial de energía, de ahí que la intención del manejo de la política internacional que coloca a la economiílla como centro de su quehacer diplomático, denominado como ejercicio “econocentrico”, cuya finalidad es priorizar las relaciones y control en zonas en donde la riqueza estratégica le permite asegurar un funcionamiento como modelo capitalista y base de la industrialización (1)

 

De esta tesis se desprende una afirmación clarificadora del sentido de los conflictos de hoy, en especial de Latinoamérica, que abunda en la importancia de los recursos estratégicos como signo y propósito de las nuevas guerras, donde el velo ideológico no es enarbolado, sino la defensa, mediante el imaginario antiterrorista, de las materias que permitan prolongar el control de la energía y consubstancialmente del modelo de dominación de las grandes potencias sobre las naciones pobres que concentran riquezas naturales.

 

Ahora bien, EE.UU. es el principal agente protagónico de esta nueva guerra en la medida que requiere el 30% de  la energía consumida por la humanidad, disputándose este consumo con la tendencia industrializante del capitalismo que día tras día  incrementa el consumo de energía.

 

Cifras que nos facilitan esta comprensión es el crecimiento inusitado de la población mundial que se aproxima a más 6 mil millones de habitantes en el planeta; los cuales consumen energía para desplazar a más de 520 millones de autos particulares; asimismo son mayores los hogares que cuentan con televisores, refrigeradores, aire acondicionado, calefacción, ordenadores personales que  van consumiendo mayores cantidad de petróleo, agua, gas y elementos de la biodiversidad que ponen a la humanidad en un predicamento y a incitar los conflictos por controlar los recursos. A todo esto hay que agregar la industrialización acelerada de China y la India, que demandan cada día mayor consumo de energía y otros recursos como hierro, acero, aluminio, etc. (2)

 

Todo lo expuesto, imposibilitó a los Estados Nacionales a actuar o usar la fuerza, en el ámbito internacional o contra otro Estado de manera unilateral, desestructurando la autonomía o poca independencia que tenían antes de los ochenta del Siglo XX, pero  las vinculo a la orbita de las decisiones de los centros hegemónicos y usurpadores de recursos estratégicos.

 

Otro aspecto digno de destacar en la nueva guerra, es la forma de operar en el escenario de la confrontación, no interesa el territorio, sino el recurso, que puede ser, mineral, hídrico y/o estratégico; humano o poblacional para desestructurar al enemigo, por lo que el espacio territorio no es una pieza importante en el ajedrez de la confrontación.

 

Esta nueva guerra requiere de alianzas, no porque el poderío militar de los EE.UU. esté en decadencia, sino porque en el control de la energía están implicados varios estados que son parte del dominio imperial. Europa y Asia no cuentan con recursos estratégicos importantes; EE.UU. cuenta con ellos de manera limitada y Medio Oriente los posee, la zona del mar Caspio concentra una gran parte  al igual que América Latina, de ahí que en esas regiones poseedora de recursos los conflictos estuvieren a la orden del día y los provocadores serán las santas alianzas de las grandes potencias.

 

La alianza es pieza fundamental en la medida que la sociedad industrial acelera su desarrollo, puesto que cada incremento tecnológico abre una válvula más de consumo. Hagamos un ejercicio con el agua y el petróleo.

 

Las reservas del petróleo, según cifras del Departamento de Energía norteamericano, estipula que para mediado del Siglo XXI no alcance a cubrir la demanda mundial. Si para el año 2000 eran calculadas en 1.033 billones de barriles, estos cubrirían unos 40 años más si se mantiene el ritmo de consumo de 73 millones de barriles diarios, pero si se incrementa 2% anual como prevé, se acorta la vida de la reserva. La esperanza puestas en los nuevos descubrimientos no es alegría en la medida que no existe en la actualidad la tecnología adecuada para extraerlo.

Lo mismo sucede con el agua, la reserva potable y dulce del liquido apta para consumo humano es de 3% del total existente, la mayor parte de ese 3% esta en los glaciares y casquetes polares, por lo que el volumen accesible es de 12 mil kilómetros cúbicos, y la mitad la consume la humanidad. En los próximos años de pronostica un consumo de 100% y la escasez se asoma como nueva amenaza, amén de que este recurso por su naturaleza recorre muchos tramos de territorios que permite ser compartido por varias naciones, al ejercer el control para garantizar el abastecimiento, desanuda conflictos por el agua como ya se observa en varios lugares del mapa mundial.  (3)

A partir de 1990, con la invasión de Kuwait por parte de Irak, EE.UU. entro en la etapa de alerta y comenzó a instrumentar la nueva estrategia de guerra global, militarizando  las principales regiones petroleras y de agua, lo mismo hizo Rusia con el Cáucaso y el mar Caspio y los Chinos en el  mar de China meridional, cuyo fin es el de brindar una seguridad petrolera a las potencias económicas. Para el caso de América Latina, hay países que ameritaban ser incorporado al cinturón militar por las reservas de materia estratégicas, esos países son: Venezuela y México como productores de petróleo, Colombia por carbón y agua para producir energía a través de hidroeléctricas, Argentina y Paraguay por el manto de aguas del Iguazú y Centroamérica por la reserva potencial de petróleo en el Petén de Guatemala y en  la región del Limón de Costa Rica, las cuales no están explotadas pero si exploradas y registrado su potencial; además, las construcciones en estudios y en curso de represas como la hidroeléctrica de Chixoy en Guatemala, Central Hidroeléctrica "Bonyic” de Panamá que se agrega a las ya legendarias de Miraflores, Madden, y Gatún; el Chaparral de El Salvador entre otras de la misma o mayor importancia que se unen a la interconexión eléctrica que se tiene pensado montar.

 

El caudal de aguas que recorren las tierras latinoamericanas abren la posibilidad de abastecer de energía a las grandes empresas con hidroeléctricas, construidas por capital privado, al margen del Estado y contra las comunidades que la defienden. 

 

Mapa 1.