INTENCIONALIDAD SUICIDA: “ la intención es lo que vale…”

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Monica Fudin [1] 

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“…nadie es tan viejo como para que después de un día no espere otro día”

                                                                                                                        Séneca epístola XII

 

Alguien lo suficientemente desesperado, como para no querer esperar al día siguiente, puede precipitar el encuentro de su muerte. La consulta con pacientes que han atravesado intentos de suicidios  plantea una difícil situación al analista quien debe responder a condiciones no precisamente ideales, tanto a nivel de la dificultad intrínseca  que plantea el caso, como con  el tipo de transferencia instaurada pues desde el comienzo no suele haber una demanda manifiesta de análisis, sino que quien formula la demanda es generalmente algún familiar o amigo cercano al paciente.

Stengel  distingue entre suicidio ( acto fatal) del intento de suicidio como “acto deliberado intencional de autoperjuicio del cual no puede el sujeto estar seguro de sobrevivir al cometerlo” He tomado el intento de suicidio y no el tema del suicidio en sí mismo, tal vez como acto terminado, porque además de no haber tenido un fin trágico aun, nos ofrece alguna posibilidad de intervención sobre sus  sobrevivientes, esos sujetos desesperanzados.

Con estos pacientes el analista comienza a trabajar con desasociego tal como Freud lo planteara en “ Sobre la Psicogénesis de un Caso de Homosexualidad Femenina”[2] pues debe operar en situaciones cuyo contexto no es el habitual al que se le incrementa el manejo transferencial como un problema que se puede ir tornando central. El aparato psíquico del analista operando en un momento crítico trata de ofrecer un escenario donde pueda desplegarse la encrucijada trágica, sin salida, del paciente que no encontró espacio de representación ni tiempo narrativo, pues los actings o pasajes al acto no pudieron introducir a tiempo un síntoma. Malestar y desasociego del profesional que busca sosténer y encarar estos casos que se le ofrecen a la mirada o a la escucha a la manera de advertencia.

Comenzaré por trabajar algunos de los signos que se presentan y preceden a  los intentos de suicidio desde el punto de visto fenomenológico para pasar a la relación del psicoanálisis en el abordaje de pacientes suicidas, y a través de algunas viñetas clínicas, situar la posición del analista y sus posibles intervenciones.

Etimologicamente suicidio viene del latin  Sui ( sí mismo) y didium( caedere: matar) significa darse a sí mismo la muerte. Los griegos la llamaban autokeiria de autos: sí mismo y keiros: mano: muerte elegida por uno mismo. El término latino enfatiza la idea de matar y el griego la del acto deliberado. Existen unos 9000 intentos de suicidios diarios en el mundo siendo exitosos el 20% de ellos. Rastreando la historia de los sujetos suicidas encontramos que en la producción del suicidios confluyen factores biologicos, psicológicos, psicosociales y socioeconómicos teniendo cada uno de ellos mayor o menor participación en cada caso y operando como factor desencadenante, según la estructura de cada sujeto y su posición frente a los acontecimientos de su vida.

La descripción fenomenológica de los signos, métodos, modos y causas observadas como precedentes a los intentos de suicidios, son descriptas por diferentes autores que se ocuparon del tema, proponiendo algunos factores a considerar en su abordaje. He tratado de rastrear y detallar en  algunos de ellos los considerados como señales de alerta, ya que generalmente los sujetos con intentos de suicidio, no encuentran condiciones para poder decir su verdad. Su presencia en el mundo no logra una articulación subjetiva, sus enunciados sin marcas o sin lecturas, imposibilitados de trazar una huella en el otro, deciden trazarla, en lo real de la tierra. Haciéndose necesario enfocar en el sujeto, tanto la perspectiva actual como la histórica  para planificar una intervención que trate de rescatar la palabra ante el acto descarnado. Signos que deberán ser abrochados al sujeto que los porta quien dará así, un sentido a sus actos.

 

Dentro de los intentos  de suicidio los autores distinguen tres formas

            1.- Intento genuino  o suicidio frustrado con altas posibilidades de morir donde la falla se debe a la técnica o aparición de terceros.

            2.- Intento propiamente dicho principio de ejecución ambivalente o lúdico, conducta autoagresiva que manipula con la idea de la muerte. El suicidio es tomado como medio y no como fin, no obstante hay riesgo para la vida.

            3.- Los  considerados equivalentes suicidas son conductas donde se encuentra latente la búsqueda de la muerte: conductas de riesgo, con altas posibilidades de morir, hechos aparentemente accidentales, descuido de la salud, automutilación, suicidio moral o degradación del Sujeto.

 

Bruhn describe cuatro factores determinantes que pueden predisponer al suicidio.

-      La desorganización social creando inestabilidad en los sujetos.

-          Influencia política económica ( desocupación, detrioro en calidad de vida o vínculos sociales)

-          Influencia física-climática ( se ha observado un incremento de los índices de suicidio en primavera y principio de verano creyendose que las condiciones atmosféricas actúan sobre el sistema nervioso y la impulsividad)

-          Influencias de los trastornos mentales .Siempre es necesario considerar la estructura en donde se produce el acto suicida ( psicosis, neurosis) y el hecho que lo lleva a tal determinación. En las psicosis esquizofrénicas y paranoides  suelen aparecen alucinaciones o delirios como determinantes de los actos suicidas, en  los epilépticos en estados  crepusculares o distímicos, en las demencias seniles,  en la embriaguez alcoholica, en  las neurosis en un camino depresivo y en las depresiones reactivas. Schneider distinguía el suicidio como acto de huída, o como acto teatral.

Rojas dice “ el suicidio no concensuado en nuestra cultura se considera patológico, no se puede hablar de suicidio como destino sino como producto de una enfermedad psíquica

En 1897 Durkheim elaboró la doctrina sociológica del suicidio definiéndolo como “ todo caso de muerte que resultare directa o indirectamente de un acto positivo o negativo, efectuado por la propia víctima con conocimiento de que habrá de producir ese resultado” excluye así la intensionalidad autodestructiva como condición fundamental ligándolo a lo social, distinguiendo tres tipos de suicidio

a)      el egoísta de motivaciones individuales en un sujeto debilmente integrado a sus grupos de pertenencia,

b)      altruista la renuncia a la propia vida por solidaridad al grupo, sociedad, patria, etc, ( grupos fundamentalistas, kamikasis, bonzos, etc.

c)  anómica: se producen en estados de desorganización y anarquía social, pérdida de marcos de referencias, fracasando las estructuras de cohesión de sus miembros.(guerras, catástrofes)

 

En el caso específico del drama del suicidio se han comprobado clinicamente una secuencia de actos:[3] previos.

1.- Crisis situacional de sujeto

            2.- Pérdidas significativas emocionalmente para él

            3.- Búsqueda infructuosa de una salida que lo haga sentir mejor

            4.- Error de apreciación en la realidad que lo rodea, y de su posición frente a sus cosas.

            5.-  Peripecia o punto de no retorno ( pensarse sin salida)

            6.- Autonomía de la situación dramática (toma distancia y la muerte es considerada una salida)

            7.- Final con Tragedia o fin trágico

            8.- Epílogo o redención tardía.

            En este epílogo los protagonistas secundarios dicen o hacen cosas que redimen la memoria del sujeto, cosas que de haber sido hechas o dichas antes del llegar al acto 5 hubieran evitado la tragedia. El acto médico, el acto analítico guarda relación con la palabra mediadora que diga a tiempo esa cosa, que se pueda bordear muchas veces escuchando al paciente, a través de un diagnóstico precoz de la situación.

Algunos autores [4] como Poldinger consideran  la existencia de 3 fases previas al acto suicida que varían de acuerdo al cuadro psicopatológico .

a) Etapa de consideración: la idea es considerada como posible solución de un problema real, fantaseado o delirante, entrando en juego la agresión reprimida y factores sugestivos ( familiares, informativos, etc.)

b)      Etapa de ambivalencia: la idea se debate entre el deseo de llevarse a cabo y el deber de no hacerlo, las ideas pueden transformarse en proyecto, de acuerdo a las experiencias del sujeto que la irán consolidando. Se organizan disociadamente dentro del sujeto que padece una lucha interna al principio para hacerse luego egodistónicas. Ante la aparición de la situación crítica, aumenta la confusión y el descontrol, y la parte disociada puede precipitar y produce al acting out. En esta fase suelen aparecer las amenazas veladas como un último pedido de ayuda.

c)      Etapa de decisión:  aparece la posibilidad de concreción: desaparece la ansiedad y aparecen los actos preparatorios. La resolución está tomada y comienzan a buscar los medios para ejecutarla Aquí observaremos indicios involuntarios, alusiones encubiertas y cambios de comportamiento.

 

Se diferencian tres técnicas suicidas que algunos autores hacen corresponder a diferentes estructuras psicopatológicas.

a)      suave . constituye la ingestión de hipnóticos y sedantes. Mayormente en mujeres son tentativas verdaderas y gestos suicidas.

b)       Brutal: utilización de armas blancas o fuego, ahorcamiento.

c)      Insólito: lo llevan a cabo en estado de exaltación liberadora tal que anestesia al sujeto. La extravagancia está en relación directa con la patología.

Los indicadores de probabilidad suicida que describe Kielholz son

a)      Antecedentes suicidas en la familia o ambiente social próximo.

b)      Tentativas anteriores o amanazas directas o indirectas.

c)      Manifestación de ideas concretas del modo de realización y actos previos “ tranquilidad siniestra” o calma inquietante tras la temática suicida, compra de elementos autodestructivos, confección de testamento, desprendimiento de bienes, etc.

d)      Sueños o fantasías de catastrofes y autodestrucción.

e)      Aparición de enfermedades físicas incurables o intratables.

f)       Crisis biológicas

g)      Insomnio severo

h)      Taumatismo afectivo cercano, soledad y aislamiento social

Los factores de riesgo en estados patológicos son

a)      Comienzo o final de la fase depresiva, aparición del paso a la manía.

b)      Actitud angustiada y agitada: desinterés, retraimiento, desesperanza.

c)      Pérdida de vínculos familiares, sociales, religiosos, quebranto económico, pérdida de empleo. Falta de objetivos en la vida, tedio, derrumbe de valores

d)      Amenazas directas o indirectas en su discurso.

 

Criterios de peligrosidad:

            Grado I               Idea suicida esporádica

            Grado II         Idea suicida permanente, sin decisión ni plan.

            Grado III        Idea suicida permanente, con decisión.

            Grado IV        Idea suicida permanente con decisión y plan.

 

La connotación del acto suicida puede ser por su finalidad  un modo de

-    Autoagresión- heteroagresión

-          demanda o llamado, búsqueda de atención.

-          ordálica ( deja librado a la Providencia, va produciendo situaciones riesgosas,accidentales.

-          chantaje, a fin de conseguir que se le de lo que quiere

-          fuga  de la situación crítica

-          catártica, busca de alivio a su angustia y dolor que termina tragicamente.

           

Se orienta hacia la internación del paciente cuando:

1).- Hay alto riesgo del sindrome presuicidal de Ringel que consiste en:

                        a)Aislamiento y estancamiento de la vida psíquica, de su energía

                                    b.) Deseo de muerte y fantasía de autodestrucción

2) Hay carencia de grupo familiar adecuado, o ausencia del mismo.

3) Para implementar un plan terapéutico inmediato y contínuo que lo contenga

4) Para crear discontinuidad en el marco condicionante de vida actual del paciente.    Puede servir para disminuir la hostilidad, cubrir ciertas demandas de castigo o contención.

Cuando en el discurso se evidencian contradicciones entre los niveles verbales y no verbales es conveniente preguntar cautelosamente al paciente si ha pensado en el suicidio Mas alla del fin catártico que puede deducirse de ello, se han observado diversas actitudes significativas frente a esta pregunta

1.- Afirmación implícita: es decir silencio

2.- Afirmación explícita, espontánea o inducida.

3.- Evasión

4.- Negación.

Algunos autores consideran que estas dos últimas actitudes constituyen señales de alarma pues generalmente se suele contestar la pregunta, refieren que si se niega a contestar se puede preguntar porque quiere vivir y observar la rapidez y actitud frente a la respuesta pues los avisos de suicidio pueden ser larvados, sutiles o pasar inadvertidos si quien pregunta no está lo suficientemente atento. La evaluación del riesgo suicida debe considerar la impulsividad, la capacidad de autobservación y el cumplimiento de los anuncios.

Si el sujeto tiene que investigar el lugar que tiene para el otro de esta manera, a través de un intento de suicidio y no de otra, quiere decir que estamos en presencia de algo bastante grave y serio. Si alguien fantaseó o  jugó al suicidio no hay que dejarlo pasar, hay que tomar la oportunidad para analizar e intervenir. Si hizo una jugada tan fuerte tiene que hacerse cargo de la responsabilidad y consecuencia subjetiva de la verdad implícita en ese juego. Acto que es la posibilidad de la puerta de entrada a un análisis.

           

En Contribuciones al Simposio sobre el suicidio Freud se preguntaba ¿como era posible que llegue a ser superado el poderosísimo instinto de vida? Intentando averiguar si era posible por el efecto de una libido defraudada, o una renuncia del yo a la de su conservación, aunque termina asociándolos a los procesos afectivos en la melancolía y en su comparación con el afecto del duelo.

Podríamos situar las conductas suicidas como una modalidad clínica del acting o del pasaje al acto, pues conducen siempre al analista a la pregunta por el hacer. Que hacer? Especialmente porque  muchos de estos pacientes con intentos de suicidio manifiestan a posteriori no haberse “ querido matar” con su acto.” Yo no me quería morir” balbucean, “ fue una tontería, no lo volvería a hacer”, etc. Si no querían morir ¿qué querían?

Si el paciente está en análisis existe una detención en su marcha, pues supone un límite a las interpretaciones, una puesta a prueba de la transferencia y un cuestionamiento a la posición misma del analista. Revelan también elementos que hacen a la estructura del sujeto. Freud los aborda con el término “ agieren” que quiere decir actuar, situados en la dimensión del comportamiento mas que del recuerdo, son repeticiones pero no en el relato. Será necesario precisar entonces cual es la posición del sujeto frente a esos actos. Acting out y pasaje al acto como respuestas del sujeto a la angustia en relación al Otro, que lo posiciona en la dimensión de no saber quien es para el deseo de ese Otro.

Pedro no puede aceptar  que su esposa ya no lo quiere. Negándole la separación, la ve llegar en la madrugada con su mejor amigo. En  una posición casi pusilánime la seguía por  las noches para encontrarlos saliendo  juntos de la casa de aquel. Quiere “romperle la cara” pero se controla. La inculpa  y ella se defiende. Entre reproches mutuos se acusan y se excusan. Siempre espera volver a ser algo para ella. La cosa continúa. Un buen día este hombre consigue una soga, hace un lazo y coloca una escalerilla a su lado. Dubitativo llama al Comando Radioeléctrico y  lo derivan al Centro de  Ayuda al Suicida. Atendido por  el contestador automático, corta. Concurre a la guardia de  un hospital en donde es calmado y terminan por llamar a su  esposa con quien vuelve a su casa.

El acting out es un hecho que se realiza o se relata frente al analista que sorprende ya sea inmediatamente o a posteriori, es una escena de carácter visual en donde la fantasía se despliega en el campo de lo real. Mostración que está dirigida al Otro, en esta ocasión otros institucionales: un  hospital, comandos, hospitales, etc, quienes devuelven al sujeto a una escena familiarmente angustiante  y peligrosa sin escuchar el pedido de ayuda, pues  se considera que el acting puede ocurrir y desaparecer pero que tenderá a repetirse de una u otra forma pues el sujeto mostrará tarde o temprano  el objeto de su deseo.

Efectivamente ya en el hogar la discusión se torna virulenta. Las amenazas de matarse crecen sin lograr que la mujer crea en ellas.  La soga se torna lazo y el lazo rodea el cuello. Al pisar la escalerilla ésta resbala, para dejar  a Pedro colgando de la viga. Estupor de  una  esposa que sin intentar  bajarlo lo deja colgado para acudir en busca de vecinos. Ya sianótico es rescatado aun con vida y conducido de urgencia a un hospital  esta vez psiquiátrico..

           

El héroe clásico, el suicida de la tragedia griega tal como nosotros, no era ni bueno ni malo, ya en el límite de su propia fragilidad es derribado por el error. El error contiene una equivocación que el destino castiga inexorablemente precipitando la tragedia. El héroe si advirtiera su error podría aun revertir los hechos y retomar el dominio de su situación, pero no puede o no quiere y las circunstancias de la vida, el azar, dominan la secuencia de los hechos, basta recordar Romeo y Julieta. De estar “ en situación” pasa a estar “ a merced de la situación”, parafraseando a Castilla del Pino. Pareciera en muchos pacientes haber un punto de no – retorno, en donde enlazarse a una viga no es lo mismo que enlazarse a otro,  a partir del cual el drama parece tomar autonomía, regirse por sus propias leyes y la voluntad de los protagonista pierde el cauce de los hechos precipitándose en un fin casi trágico cuando la escalerilla que se resbala, hace su juego.

Esto  tiene mucho en común con lo que describíamos anteriormente con los dramáticos pasos previos vividos por el sujeto que anteceden al acto suicida.

Con Pedro…¿ Pasaje al acto? Acting out?  Acting que terminó “ accidentalmente” en pasaje al acto? Aquello que por querer ser mostrado en acto casi termina sacando al sujeto de la escena de su vida? Drama que podría haber terminado en tragedia en  tanto el deseo del Otro que es la condición  de posibilidad de existencia del sujeto como tal, hacen que ser un cuerpo sea diferente a tenerlo. Intento de hacer hablar a ese cuerpo mudo para saber quien soy para el deseo del Otro, pretensión del sujeto de consistir en esa imagen, de poder ser “eso” para el Otro.

Es esta puesta en escena de una imagen, cuerpo colgando inerme de una viga, que ni aún así merece ser rescatado a tiempo, recordemos que la esposa se va en “ busqueda de ayuda” y lo deja literalmente colgado. Deseo que falla en su articulación significante[5] Tanto el acting como el pasaje al acto están ordenados en términos del intento de “ arrancar a la angustia su certeza” – como diría Lacan- por medio de la acción, certeza de un cuerpo como objeto no reconocido por el Otro donde más que su falta es su deshecho.

Pedro dirá en las sesiones posteriores que no quiso matarse, que  por accidente se derribó la escalerilla Que él solo quería que ella le prestara  atención y no se fuera.

La mostración que es lo propio del acting no solo implica un dar a ver o a escuchar, sino que conlleva el pedido de que alguien se implique en ese sufrir. Es  instante de lo traumático, de lo trágico como el encuentro del hombre con el Otro. Encuentro trágico en sus dos modalidades: el alejamiento del Otro y la vuelta contra sí mismo. Lo que enfatiza Esquilo “… la conquista se convierte en aniquilación”. Es la invasión del Otro.

 

En el pasaje al acto si bien la escena es mostrada o relatada no sorprende, ni es desapercibida, se ve venir, da pistas, como el punto final que se viene anticipando Es una escena que cesa, en momentos de enorme dramatismo. Si bien algunos son propiciatorios como una fuga, un portazo siempre deben ser tomados en cuenta.  El sujeto puede llegar a límites desesperados  y trágicos con tal de averiguar que lugar tiene para el Otro. Aquí el sujeto se identifica con el objeto, se transforma en el objeto como deshecho, como resto, se arroja de la escena, la corta con su acto. No hay aquí mostración de un deseo, actuación frente al Otro, sino abolición del sujeto. Es importante situar la estructura en la que aparece el pasaje al acto, no es lo mismo en un paranoico, en un esquizofrénico, que en una persona en duelo patológico, que en una estructura histérica.

En el pasaje al acto la escena se ve venir, se va encontrando al sujeto cada vez mas en posición de deshecho, primero pequeños episodios, luego no tan pequeños, primero aislados luego mas seguido. La autoestima empieza a caer, cada vez mas alojado en el último rinconcito de las escenas de las que participa

Esteban llega  a la  consulta cuando le dan el alta en Terapia Intensiva del Hospital General en  donde fue internado por ingerir 20 comprimidos de psicofármacos. Dice ”- Tomé una determinación así por cosas mías, por lo que estaba sufriendo, quería desaparecer por extrañar tanto a una persona. Vengo porque mi amigo me dijo que charlar me va a hacer bien, yo soy de pocas palabras y claritas”   Un mal de amores  que lo tiene a mal traer, un dolor que se torna insoportable y avasallador por haber sido dejado por su novia sella un fracasado pacto con la muerte.  Nervioso porque no encontraba mensajes telefónicos de su ex novia  al regresar a su casa, le escribe una larga carta “con todo lo que sentía” y llama a su ex suegra  para despedirse. Asustada la mujer da aviso a la familia y junto a  vecinos logran entrar a la casa para encontrándolo semi inconciente, y llevarlo a internar. “ Ella – su novia- es mi mundo, es todo, yo tenía con ella la familia que yo no tengo, sin ella estoy solo, me siento super vacío por dentro, me tengo miedo, pienso barbaridades… quisiera estar inconciente por años….” - “ después de lo que hice ella ni siquiera me llamó, ni vino a verme, una indiferencia total…”

La dimensión del suicidio o del homicidio no permite logicamente el rearmado de otra escena a diferencia de las otras situaciones.  No hay respuesta fantasmática a la angustia. Cuando el Otro queda absolutizado y el sujeto del lado del objeto, un pequeño disparador que Lacan describe como emoción, en el Seminario de la Angustia, activa la escena de pasaje al acto. Esto lo podemos encontrar tambien del lado de la ley en los estados de emoción violenta. Sujeto desbordado en sus parámetros emocionales que sostienen su imaginario.

Hijo de una familia de clase media alta, menor de dos hermanos Esteban no logra encontrar a  los 24 años, su lugar entre ellos. Separados sus padres cuando el tiene 12 años actualmente su padre vive en el sur, y su  madre en el exterior con “ un tipo” que el  no conoce. Descripta como una mujer  joven “ despampanante, seductora y compradora” la recuerda rodeada hombres tomando whisky en su propia casa. De los amantes de la madre dan cuenta las escenas de violencia conyugal cuando el padre viajante regresaba.  Variados intentos de suicidio de la madre con pastillas hacen que  el viviera  de chico “con los huevos en la garganta”  En referencia satirizada a una ex pareja presidencial  caracterizada por un exceso en la exhibición de intimidad y reiterados escándalos llama a sus padres “ el Turco” y  “ la Yoma”  De ella dice “ era un circo” y de él  que “ estaba 3 dias al mes y quería imponer autoridad”.  La Yoma con mi hermana, el Turco con mi hermano y yo era el rebelde. Elegido por la madre como “confidente y compañero” le cuenta de la homosexualidad del padre. Esteban decide irse de la casa. Tiene 17 años y dice   ese secreto no se lo puedo decir a mis hermanos, no puedo ser tan basura como ella, no lo van a resistir, es algo que va a ir conmigo a la tumba…”

De esta manera desde el mas alla vuelve Esteban habiendo sido rescatado a tiempo por sus vecinos. El pasaje al acto es la caída del sujeto de la escena en la que quedó en posición de angustia en relación al Otro para hacer caer, desaparecer a ese Otro que lo nombra objeto de goce. Modo de dejar al Otro en falta, que a veces es la condición para que el sujeto se sitúe de otro modo en la escena, a veces no lo logra, o desaparece de ella.

Cuando el padre se va de la casa “ ella nunca lo fue a buscar” al poco tiempo se fueron los hermanos y luego él. “ me traté de hacer solo”. Habiendo  adoptado una nueva familia, encuentra un lugar en esos otros  que lo alojaron a condición de que fuera el novio de esa  hija. Retirada la escena familiar,  el  dolor y vacío ocupan su lugar. Su madre no le escribe, de ella nada sabe. Su ex novia no logra ser reenlazada a la escena por él propuesta . Ninguna lo va a buscar ¿ que lugar le espera?

El pasaje al acto puede aparecer tambien en los estados de duelo como resquebrajamiento de la estructura de la imagen, fragmentación de la imagen corporal, pánico, desorientación, estados de angustia Si en el pasaje al acto el Otro deja caer y abandona, el analista tiene entonces, aquí la posibilidad de sostener y no dejar caer.

 

De las intervenciones y la posición del analista:

Intensionalidad suicida. He comenzado hablando de las pautas que algunos autores consideran clinicamente anticipatorias en los actos suicidas tanto por la estructura del sujeto, como por la manera de ejecutarlos o por los signos que se ven venir. Aun así la insuficiencia se hará presente si esos signos no se articulan al sujeto que los produce anudándose al discurso que darán cuenta del drama.

            Hay acting que forman parte de un momento de la cura, hay otros que constituyen una modalidad constante en la vida de un sujeto donde el desfallecimiento del Otro es estructural. Entonces mas que situar la pregunta por el ¿qué hacer? se trataría de poder articular el valor de estos fenómenos que aparecen irregularmente en la marcha de un análisis, al despliegue de la palabra necesario como parte de la cura analítica. Estas dos dimensiones:  la palabra y la acción son abordadas por Freud  quien reconoce tanto en la reviviscencia de afectos como en el acting un elemento común: la compulsión a la repetición. “ el analizado no recuerda nada de lo olvidado o reprimido… lo reproduce como acto… sin saber naturalmente que lo repite”.

Con este tipo de pacientes transferencialmente podríamos decir que no falla el analista en su función sino que es difícil instaurar allí un analista, pues en su acto hay un llamado a la intervención del Otro pero no a la manera de una interpretación. A veces nos encontramos pensando:- “ se va de aca y que va a hacer ahora?  ¿Como va a reaccionar?” ¿ lo volverá a intentar? …” quien lo sostendrá? “ Pedirle que llame fuera de la sesión, convocarlo a la sesión ante cualquier inquietud, citar a la familia, tener contacto con su red social si bien son maneras de salir de la abstinencia, son intervenciones adecuadas para estos momentos del análisis que permiten alojarlo y mostrarle nuestra  preocupación, trabajando con los tres registros: lo real lo simbólico y lo imaginario.

Continuidad necesaria entre la escena del análisis y la vida cotidiana acompañándolo a transitar la urgencia, semblant de Otro barrado que muestra deseo y  preocupación  por el sujeto como primer paso transferencial para alojarlo. Ofrecer la mirada y la voz, como objetos pulsionales  que hacen que el sujeto pueda ubicarse justamente del lado del sujeto: que venga, que llame, que diga. Mientras mas haya de objeto del lado del analista menos habrá del lado del analizante quien podrá irse subjetivando. Este costado pulsional será el costado real de la cuestión. Mirarlo es ofrecerle un sostén de cuerpo unificado ayudando a mantener el soporte narcisista en estado de duelo. Esta operación de clivaje que también vamos produciendo entre el sujeto y el objeto con el cual se va identificando va en la dirección de  impedir que se suicide o que mate a alguien.

En estos pacientes donde no se suele desplegar abiertamente la fantasía, suelen acompañarlos fantasías renacimiento  que acompañan estructuralmente al sujeto cuando logra contar lo sucedido, sobrevive a un intento de suicidio o  de homicidio, o a los golpes de una  escena violenta, …como si intentara construirse de vuelta, relanzarse a otra escena. Es necesario evaluar la salida maníaca del tipo “ ahora está todo bien”, “ de eso no quiero hablar mas, ya paso, no quiero recordarlo, fue una tontería, no lo voy a repetir mas, etc. Por ello buscar que hablen nos dará alguna pista de lo que se insinúa como pasaje al acto pues hablar no solo permite analizar las cosas sino promueve la trama simbólica aun cuando la trama simbólica ahí sea problemática y hablar es sustraerse al goce. Palabra como función de corte cuando el goce impide la relación del sujeto con la verdad: no ser querido, no ser deseado, no tener lugar en el Otro amado como en los casos presentados.

En estas ocasiones uno tiene la sensación de estar llevando adelante un análisis que no es exactamente así, pero en realidad lo está sosteniendo no en la faz interpretativa. Son los límites del análisis donde uno sostiene a un sujeto por varias sesiones mientras despliega su duelo, habla de lo que le preocupa, del dramatismo de sus escenas que lo llevan al borde de lo soportable. La persona puede tardar en empezar a hablar, pero no hay que negarse a analizarlo. Mientras tanto se sostendrá al sujeto alojándolo en el Otro como orden estratégico para que pueda vincularse son su verdad.

Tratar de situar a quien mata cuando intenta suicidarse o quien queda en posición de deshecho cuando exterioriza su violencia y hacia quien va dirigida, es no esperar clinicamente que el pasaje al acto haga su despliegue completo para intervenir. Tenemos que permitir que en el analisis el sujeto instale su texto, soportando el relato de escenas mas o menos dramáticas, para poder hacer luego algo con ellas.

 

El analista trabajará con su  propio desasociego considerando los obstáculos y las condiciones en juego en aquello que lo demanda en silencio y de manera feroz. Muchas veces son los mismos analistas o los terapeutas quienes suelen propiciar los acting  con sus ideales y “ buenas intensiones”. Encarnando a ese Otro que podría saber sobre el sujeto con interpretaciones coaguladas que señalan  unívocamente su lugar, “ a vos te pasa esto porque sos así o asá, o porque querés esto si hicieras aquello….etc.” proyectan ideales y propician un pasaje al acto en un individuo que intentará poner en falta a ese analista e irse de la escena que éste le propone. La degradación del deseo del analista puede convertir al paciente en objeto de goce del “furor curandis”, o de una demanda superyoica no menos gozosa que lo ubica como representante de un Ideal que el analizante no tiene como propio “ sos joven, tenes todas las condiciones para ser feliz” “ la vida es linda”, “ mujeres hay muchas, buscate otra”, etc.

Será  importante advertir  que la propia impotencia de estas situaciones los colocará en una escena en la que en vez de advenir sujeto de un análisis, termina ubicando en lo real al paciente como víctima y donde su verdad se desliza al campo del Otro enajenándose del sujeto mismo.Es difícil rehusarse  a estar ahí donde se requiere presencia Desde el inicio debe estar incluida no sólo para  trabajar sino como advertencia,  lo que llamamos contratransferencia. Tal como lo propone Lacan el deseo del analista es un deseo advertido[6], que nos tiene que advertir  del tiempo del otro, de aquel que tiene que advenir sujeto en el análisis.

En el intento de suicidio algo no pudo ser dicho o no pudo ser escuchado, malestar llevado al extremo que  intenta representarse en un signo dirigido a alguien Puesta su queja, su impotencia y frustración en escena  para ser mirada, propiciaremos la narrativa sosteniendo al sujeto deseante para que formule su denuncia. Se pregunta Lacan [7]“ ¿Qué empleo hacemos del lenguaje y la palabra en el tratamiento? Hay, en la relación analítica, dos sujetos vinculados por un pacto. Esta pacto se establece en niveles muy diversos, e incluso al comienzo muy confusos. No por ello deja de ser esencialmente un pacto. Y hacemos todo lo necesario, mediante reglas previas, para establecer claramente ese carácter al comienzo” .  Pacto que los analistas, trabajando en el límite tratamos de convertir en un pacto con la vida, problemática que  intentaremos pueda transferir a la escena del análisis para interrogarla.

 

Bibliografía

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Fudin y Albanesi. Signos suicidas en el Test de Rorschach. Trabajo publicado en la Asociación de Psicodiagnóstico del Test de Rorschach de la Rep. Arg. 1978

Freud Sigmund . Contribuciones al simposio sobre el suicidio. Mas alla del principio del placer.-  Obras Completas Tomo II  - Recuerdo, repetición y elaboración.- Lopez Ballesteros Barcelona 1973

Iunger Victor Acting Out- Pasaje al Acto. Actualizaciones en Problemáticas de la Clinica Ed. Interlínea  Bs.As. 1994

Laznik David. El acting, el Pasaje al Acto y el Acto Cómico.  En La Interpretación Ed. Estilos 1989 Bs.As.

Lacan Jacques Seminario de la Angustia . EFBA

Rosenfeld y otro. El Acting Out desde el pensamiento Psicoanalítico Argentino Ed. Gamon  Bs. As. 1976

Staude Sergio “ Una Clínica el desasociego” ficha Biblioteca de la EFBA


Notas

[1] Psicoanalista de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, Jefa Sección Dpto Docencia e Investigación Hospital Borda, Directora del Programa de Urgencias y Violencia Familiar. UBA Medicina dictado Htal Borda.

[2] Freud S. Tomo XVII pag. 143. Amorrortu

[3] Guidice Francisco .El suicidio. Actualizaciones de la Práctica Clínica Ed. Interlínea 1994 Bs.As.

[4] Fontanarossa y Carballo Urgencias en psiquiatría: intensionalidad suicida. Rev. La Semana Médica N° 5132, Agosto 1980. Bs. As.

[5] Iunger Victor Suicidio y pasaja al Acto pag 72 Actualizaciones en Problemáticas de la Clínica

[6] Lacan J. Seminario del Acto Analítico Inédito 20.3.68

[7] Lacan J. Los Escritos Técnicos De Freud. Pag. 268 Las fluctuaciones de la libido Ed. Paidos. 

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