LOS DISCURSOS DE LA VIOLENCIA EN EL MUNDO ANTIGUO

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Durval Federico Vacaflor Barquet

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     El vocablo "violencia" nace en Roma (vis) y aparece describiendo o mencionando una acción de imposición forzada, no consentida voluntariamente por quien la sufre. Pero no se trata de una descripción ligada a un juicio de valor , es decir, no supone nada negativo, ni censurable de por sí.

     El vocablo violentar o hacer violencia funciona entonces del mismo modo que "empujar", "Presionar". Facilita el reconocimiento o la mención de una acción determinada que sólo podría ser descalificada en la medida en que los inidividuos que intervienen en esas acciones son merecedoras de censura.

     Los romanos recurrían al término violencia cuando se referían a ideas y conceptos que denotaban fuerza, vehemencia, furia, ira y otros excesos temperamentales, que no se ajustaban a la concepción más amplia que la violencia tiene en el pensamiento occidental contemporáneo, fruto de continuas reelaboraciones a lo largo de los tiempos.

     Sea como fuere, la violencia del mundo o la violencia social, siempre intrigaron a los hombres y, en la mayoría de los casos, los sumieron en una perplejidad ora paralizante ora provocadora. En nuestros días, el asombro y ese tenue sentimiento de fatalidad, aun no se ha alejado de nosotros. Podemos renegar o rechazar conscientemente su existencia, lamentar su presencia, pero de alguna manera la "sentimos" incorporada a nuestra naturaleza, sin que por ello dejemos de formularnos la consabida pregunta de " ¿Por qué la violencia?".

     Para responder a esta inquietante e enigmática interrogación, se han llenado bibliotecas enteras a través de la historia humana. Se pronunciaron y elaboraron innumerables discursos desde las perspectivas más dispares: politicas, filosóficas, militares, populares, etc. Todas las interpretaciones posibles se ensayaron con más o menos convicción y fanatismo, y hasta los hombres supimos aprovecharla -con habilidad consumada- para satisfacer nuestros intereses y pasiones.

     Un breve muestrario de las opiniones y comportamiento de los seres humanos respecto del fenómeno que nos ocupa a través de la trayectoria histórica de la especie en la Tierra, nos dará fugazmente una visión de sus miedos y certidumbres.

     Allá por el 3377 años AP, el rey Amenophis IV (rey Athon) de Egipto, en sus célebres "Instrucciones", interesante monumento literario que refleja la lucha de intereses entre los diversos grupos de la clase dominante, manifestaba nítidamente los puntos ideológicos centrales que orientaban su gobierno en lo que se refiere a su política social. La violencia y la imposición eran los ejes de su accionar. Aconsejaba aplastar sangrientamente a los facciosos y ser implacables con los pobres que pretendían apoderarse de los bienes de los esclavistas aunque, para evitar alguna acción desesperada por parte de los pueblos expoliados, era necesaria efectuar algunas pequeñas concesiones, esto es, sobre la crueldad y el egoísmo, el engaño y la duplicidad.

"No tengas escrúpulos en caso de saqueo...pero debes castigar...por cualquier palabra que pronuncien, aplasta la grey, extingue la llama que parte de ella, no hagas el juego al hombre hostil. Siendo pobre es un enemigo". (Kechekian,S.1959).

     En China antigua, el venerable Primer Ministro del Estado de Ch’an, Shi Huang Ti, también asumía parecida opinión, cuando afirmaba que la ciencia de la sociedad es el poder."Las personas en sí mismas son cobardes y perezosas. El miedo al castigo los hace trabajar. Al gobernar al mundo se debe gobernar de acuerdo con la naturaleza humana, distribuyendo recompensas y castigos a sus gustos y antipatías." (Martindale,Don,1968:108).

     Dentro de esta misma tradición, debemos recordar al célebre filósofo Confucio (556-479 ane), quien anhelaba un Estado y una sociedad armónica, gobernada por sólidos principios morales y dirigentes probos y honestos.

     Confucio no aprobó la violencia social, ya que fincaba la armonía de la sociedad en el respeto individual de cada uno de los ciudadanos que conformaban la nación china. Solía comparar el Estado con una familia:

     "El amante ejemplo de una familia vuelve amante a todo un Estado; sus cortesías hacen que todo el Estado se vuelva cortés; en tanto que la ambición y perversidad de un solo hombre puede conducir al Estado entero a una rebelión desquiciadora; tal es la índole de la influencia . Esto prueba el dicho: "Una sola frase puede arruinar un trato, un reino puede ser consolidado por un solo hombre".

     Lamentablemente la prédica moral del pensador chino, solamente era una honesta manifestación de deseos puesto que el marco social de su patria registraba importantes conturbaciones. En efecto, China constituía un Estado feudal, Las tierras de patrimonio real estaban rodeadas por los dominios de los vasallos que a su vez limitaban con feudos menores. Consecuencia de esta estructura era la imposibilidad de expansión del poder central; los vasallos, por el contrario se fortalecían y favorecían la instalación de tribus nómadas en el país. A ello hay que agregar que con motivo del traslado de la capital a Lo Yang (ca.700 ane), causa nuevas pérdidas importantes al patrimonio del poder real.

     Con el creciente debilitamiento del mismo, los señores feudales avanzarán en sus ambiciones, formándose grandes principados que se aliarán entre sí para defenderse de las incursiones de los nómadas. El campesinado entonces se transformará en el factor decisivo puesto que ellos deberán luchar; ya no son los nobles, con sus carros de combate, quienes deciden las batallas, sino los innumerabsivo puesto que ellos deberán luchar; ya no son los nobles, con sus carros de combate, quienes deciden las batallas, sino los innumerables siervos.

     Es entonces que los habituales proveedores de las guerras, los comerciantes, ascienden al dominio del Estado Chino. Ellos suelen cobrar los tributos en especie (decisivos para el abastecimiento de las ciudades), impuestos a los feudatarios.

     Éste es, pues, el entorno histórico de Confucio y de su contemporáneo Lao Tsé (s.VI ane), que predica una doctrina mística -el Tao -considerado como el origen y fuente de lo que existe y de la verdad. Antes que Platón postulaba ya el gobierno de los sabios.

     Algo parecido acontece en los tiempos bíblicos. En el Asia mediterránea, la Biblia ya registraba preceptos religiosos que implicaban toda una ética con sus respectivos expositores, tales como Moisés, Abraham, los profetas, Jesús, los Apóstoles y el propio Dios.

     Todos ellos. a través del libro sagrado, contribuyeron a conformar criterios para distinguir sin dudas, el Bien y el Mal De qué manera escogiera el pueblo de Israel inclinarse por la obediencia a Jehová (el Bien) o Lucifer (el Mal),dependió aparentemente la paz y el bienestar del "Pueblo de Dios".

     La relativamente conocida historia de Israel dentro de nuestra tradición cultural, nos releva de la tarea de detallar la miríada de hechos violentos y destrucciones sin fin del pueblo judío.Empero, en trabajos futuros trataremos especìficamente las caracterìsticas de la violencia social en Israel con cada uno de sus protagonistas.

     Por su parte la civilización griega desde sus raíces primigenias, se vio envuelta en una vorágine de violencia social representada por guerras, revueltas políticas, tiranías, genocidios e incluso por gigantescas catástrofes naturales que dieron alimento permanente a su panteón de dioses y divinidades menores.

     Para esos remotos tiempos, pongamos como ejemplo que la primera palabra de la "Ilíada" es "odio", nos revela la sustancia del poema, puesto que el significado del célebre canto no depende de la suerte de Aquiles, sino de los elementos comunes ínsitos que lo enlazan a la experiencia integral de la Humanidad.Es verdad que son escasas las referencias históricas que encontramos en dicho poema; mas, lo que nos atrapa son los panoramas psicológicos de sus protagonistas, con sus abismos y abruptas cumbres barridas por borrascosas y contradictorias pasiones.

     En cuanto a la vida cotidiana de la cultura griega, muy poco se puede agregar para modificar las conclusiones que hace tiempo llegaron las indagaciones históricas, en el sentido que la violencia social presidió con fuerza inusitada muchos aspectos y durante largos períodos las comunidades griegas.

     La reflexión filosófica lo reflejaba palmariamente.

     La lucha y la violencia según Heráclito de Efeso (2544/2484 AP), es la ley y el fundamento de todas los procesos sociales humanos. La lucha constituye el principio de la vida, el soporte del desarrollo de los fenómenos y la condición para su armonía. Al mismo tiempo la unidad del Cosmos increado y eterno, aleja de todo caos esos terminos opuestos que ella misma limita uno en función del otro. Y la tesis-antítesis fundamental entre lo uno y lo permanenteb y el cambio forma el motor de la vida del universo.

     Este filósofo, miembro de una noble familia, con pretensiones hereditarias al real oficio de sacerdote de sacrificios de Démeter Eleusina, se sintió impresionado por la inestabilidad de todas las cosas.Hizo del conflicto la ley del Universo visible, concibiendo todo en un proceso de transformación. La lucha es la justicia del mundo y la guerra, que es común a todos, es el padre de todas las cosas.

     Mas, ¿Por qué Heráclito opinaba así?. Por los enormes cambios políticos que debió presenciar. Hacia 2546 AP -dos años antes de su probable nacimiento- comienza el dominio persa sobre la ciudades jonias de Asia Menor. Consecuencia de este dominio se produce una ola migratoria de filósofos naturalistas a la baja Italia (Elea), donde fundan escuelas filósoficas.

     Desde el punto de vista económico, presenció la expansión económica jonia hacia Asia Menor; la iniciación de la economía monetaria y el comienzo del tráfico de esclavos. Vivió dentro del período guerrero de la fundación de la Liga del Peloponeso bajo la hegemonía espartana (2550 AP) y el ascenso militarista espartano, enemigo mortal del demos de las ciudades-Estados.

     Dagobert Runes (1955) al citar conceptos de un discurso de Pericles (2495-2429 AP), destaca la impronta heroica y combativa del pueblo griego para construir su imperio.

     Así se expresaba el estadista ateniense:

"La misma raza de hombres ha habitado siemore este país, que gracias a sus virtudes nos ha sido legado libre, en una sucesión ininterrumpida hasta nuestros días. Todos ellos son merecedores de nuestro elogio, pero más que nadie nuestros padres, pues ellos han añadido a la herencia recibida, no sin librar mucha batalla, el imperio que ahora poseemos, y nos lo ha dado a nosotros [sus] descendientes" .

     Por lo que se ve entonces, la violencia, el despojo, el atropello y la expoliación constituyeron los elementos básicos del imperialismo ateniense.Pericles lo dijo sin ambages:

"Hemos obligado a todos los mares y tierras a abrir paso a nuestra audacia y del bien y del mal que hemos hecho dejamos por doquier eternos documentos. Tal es la patria por la cual estos guerreros han luchado y muerto tan generosamente, no soportando que le fuera arrebatada; y cada uno de los que hemos sobrevivido debemos de buen grado dedicarle nuestros esfuerzos." (Runes,D.,1955).

     Esta circunstancia, sin embargo, no desmerece un ápice la trascendencia e importancia del expansionismo griego, puesto que dichos procedimientos y comportamientos eran comunes en la época y en los criterios de acción.

     Algo parecido solía ocurrir en el manejo de los asuntos de gobierno interior.En la polis griega no era oro todo lo que relucía; el poder de la polis, por su forma de actuar literalmente racionalista,recaía frecuentemente en formas de acciónes dogmáticas, extemporáneas y no pocas veces represivas.De ahí es que resulta significativo que el acto de violencia en estas sociedades, aparezca como única posibilidad de defenderse contra la presión de la misma sociedad que gobierna. y ello también explica las razones por la que se produjo la rebelión de la persona individual contra los circulos dominantes que manejaban el Estado con los medios violentos.

     Son precisamente estos datos históricos que se revisten como muy tempranos síntomas de la problemática más profunda e íntima del sistema democrático esclavista".

     En el campo del pensamiento, la aparición de los sofistas (=maestros del saber) que desde el punto de vista metodológico fueron marcadamente positivistas, también sostuvieron teorías del conflicto.

     En realidad, con los sofistas nace un sentido crítico y relativista ante el hecho científico, histórico, ético-religioso. Frente al filósofo aislado, se imponen impartir una enseñanza general con el fin de hacer a los jóvenes "aptos para la vida pública", mediante la retórica (arte del bien hablar), la dialéfin de hacer a los jóvenes "aptos para la vida pública", mediante la retórica (arte del bien hablar), la dialéctica (arte de la prueba) y la educación cívica.

     Entre ellos cabe mencionar a Protágoras de Abdera (2480-2410 AP), quien mantuvo una teoría del conocimiento apoyada en la doctrina de Heráclito de Efeso, esto es, en la colisión de los contrarios y en la necesidad de la guerra.Fue el autor de la célebra frase "El hombre es la medida de todas las cosas" , problematicidad del saber ("no hay saber sino un opinar"); escepticismo ("la virtud es la destreza del fuerte"), etc.

     Mencionemos a Gorgias de Leontini (2485/2380 ane), quien resaltó las argucias de los poderosos para dominar a los hombres ("Servirse de la ilusión es un medio de controlar la mente de los hombres").Para Gorgias, el hombre cultivado debe conocer una retórica -que él enseñaba precisamente- que se propone como fin "convertir en triunfante el argumento más débil".

     La reflexión social debe destacar a Calicles, quien derivó de la fuerza política, el concepto de derecho, argumentndo que la moral y la ley son obra de una mayoría de hombres débiles que, al unirse, templan el carácter de los individuos más fuertes que son como animales de presa.

     Trasímaco 427 ane), en tanto, también ve en la fuerza el origen del derecho. Así dice: La fuerza y la violencia son los orígenes de la ley.

     A su vez Critias, consideraba a la ley necesaria para amansar a la bestia que hay en el hombre, mientras que la religión utilizaba el miedo para conseguir la bondad de los hombres.

     Un documento que bien vale la pena mencionar-poe bien vale la pena mencionar-por su rareza y originalidad- son "Libri de Vegoia" que fueron traducidos al latín por Tarquino Prisco en tiempos de Cicerón (1894años AP)).

     De estos libros se han conservado algunos fragmentos que hacen referencia a la partición y delimitación de los campos italianos.Examinados detalladamente es posible advertir que provienen de una época social violenta, de sangrientos litigios por la posesión de las tierras y su marco legal -el Jus tearrae Etruriae- aplicadas por los Gracos, que tendían a multiplicar las colonias en diversos sectores de Italia.

     Mas estos libros también trasuntan el espanto de la sociedad ante las masacres en ciernes que se producirían con motivos de la guerra social que -desde hacía tiempo- ya se desarrollaba.

     Un ejemplo de ello, lo tenemos en esta pagina:

"Ante la proximidad de la guerra civil, el Senado romano llama a consulta aruspicial a los sacerdotes etruscos. Arruns ordena sacrificios y luego interroga a los dioses a través de una víctima. Arruns, tomando a un macho por la nuca lo acerca al altar. y comienza a regar el vino y a esparcir con su cuchillo la harina del plato. La víctima, largo tiempo rebelde al sacrificio, los salvajes cuernos firmemenete tenidos por los ministrantes que visten ropas cortas, las rodillas dobortas, las rodillas dobladas, ofrece su cerviz vencida. Pero la sangre no fluye como de costumbre, por la abierta llaga, en lugar de sangre corre un humor corrompido y funesto. Arruns, estupefacto ante el sacrificxio de lúgubres efectos, palidece, y rebusca en las entrañas nuevos signos de cólera celeste. Su color mismo aterroriza al arúspice. Las pálidas vísceras pardean de oscuras manchas, impregnada de una sangre helada que multiplica sus placas sanguinolentas sobre el tinte lívido. Ve el hígado lleno de pus y las venas amenazadoras del lado hostil. El pulmón palpita, pierde del todo su calor vital y un leve surco se abre sus partes vitaes. El corazón está inerte, las vísceras dejan escapar sus humores por las fisuras abiertas, por donde los intestinois muestran sus recónditos repliegues. Vio, por último, un prodigio indecible que jamás aparece impunemente en las entrañas: en la patrte superior del hígado, vio crecer otro pedúnculo; una parte pende pues enferma y fláccida, mientras la otra palpita y sacude las venas con pálpitos desmesurados...Ante estos hallazgos el arúspice exclamo: "Difícilmente me es permitifdo, oh dioses del cielo, revelar a las gentes lo que estáis a punto de desatar sobre ellos. Porque no eres tú, oh muy grande Júpiter, quien acete;piter, quien aceptado el sacrificio. Son los dioses infernales quienes han penetrado en las entrañas del toro. Nuestro temor sobrepasa los límites de la expresión, pero los acontecimientos superarán aun el temor mismo. Quiera Tages, inventor de nuestro arte, haberse equivocado, y haber mentido las fibras que he palpado!. Buscaba así el etrusco modificar los pregios y los anuncios envolviéndolos en terminos ambiguos. (Libro I, Verso 610 y ss). (Citado por Bloch,R.,1981:185).

     En lo que se refiere a la civilización romana, constituye un lugar común saber que la misma se caracterizó por una historia extremadamente violenta y que sus pensadores construyeron un grandioso cuerpo legal para preservar el orden y los derechos de los ciudadanos...y los privilegios de las clases dominantes.

     Como sociesdad violenta, conflictuada y contrastante, los romanos no sólo describieron el fenómeno de la violencia social y sus tremendo efectos, aino también superaron ese nivel desarrollando, por así decir, una suerte de comercialización y popularización del potencial técnico de destrucción. La movilización de fuerzas motrices, la incitación al placer de la crueldad formaban parte ya del programa cultural de la sociedad romana. En este sentido, la cultura romana es contundentemente dr&aaontundentemente drástica no sólo por sus articulaciones internas, sino también por la presencia de los pueblos que exigen la desaparición de los tabúes.

 

REFERENCIAS

Bloch, Marc, 1965: Introducciòn a la Historia. Mèxico, Fondo de Cultura Econòmica.

Bloch, Raymond, 1973: Los Etruscos. Traducciòn de Marìa Dolores Sànchez de Aleu. Barcelona, Juventud.

Bloch, R, 1981: Los prodigio de la antigûedad clàsica. Versiòn castellana de Eduardo J. Prieto. Buenos Aires, Paidòs.

Kechekiàn, S. et alii, 1959: Historia de las Ideas Polìticas desde la Antigûedad hasta nuestros dìas. Segunda ediciòn.Buenos Aires, Cartago.

Martindale, Don:, 1968: La teorìa Sociològica. Naturaleza y escuelas. Trducciòn del inglès por Francisco Juarez Moreno. Madrid, Aguilar.

Runes, Dagobert, 1955: El Judìo y la Cruz. Traducciòn de Z.A. Altamirano. Buenos Aires, Candelabro.  

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