DESCARTES

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José Pablo Feinmann 

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El siguiente texto, es una transcripción literal de lo expuesto oralmente por José Pablo Feinmann en su programa de T.V
"Filosofía aquí y ahora".
Primera parte

 

Sacar la filosofía a la calle.
¿Sujetos sujetados?
¿Si la historia está en manos de Dios qué hacen los hombres?
¿En qué consiste la ruptura teologal con el pensamiento de Descartes?
Descartes ¿Un héroe del pensamiento?

Habíamos dicho en el programa anterior que la Filosofía tiene como surgimiento la condición finita del hombre. Que en realidad, si el hombre no fuera un ser finito..., es decir, "un ser finito" es una frase un poco, demasiado exquisita para decir que estira la pata, digámoslo más concreto: Se muere. El hombre se muere. Y es porque se muere que reflexiona, filosofa, hace todas las cosas que hace sobre este mundo.
Si en lugar de hombres fuéramos dioses no nos preocuparía las cosas que preocupan a la filosofía, porque los dioses no hacen filosofía, los dioses son dioses.. y bueno... o retozan en el Olimpo o les dictan las tablas de la ley a Moisés, bueno... o hacen cosas que ninguna de las cuales implica morirse...Pero el hombre sí. El hombre es un ser finito, y lo interesante de esto, para avanzar porque esto ya lo dijimos, es: ¿Qué pasaría si fuéramos inmortales?¿Qué pasaría si no nos muriéramos?
Hay un cuento, excelente de Borges (porque no todos los cuentos de Borges son buenos, pero este es bueno, bueno en serio) que se llama "El inmortal". "El inmortal" trata justamente de la historia de alguien que no va a morir jamás y se encuentra con Homero una vez, Homero que es inmortal. Entonces narra y dice: "Homero y yo nos separamos en las puertas del Tánger; creo que no nos dijimos adiós"... Bueno... porque dos inmortales no se pueden decir adiós. Dos inmortales, inevitablemente, en el largo de su inacabable vida, se van a volver a encontrar en algún momento. Nosotros decimos adiós, hasta luego, hasta pronto, que te vaya bien en ese viaje, ojalá vuelvas pronto... porque sabemos que cada partida puede tener un no retorno, puede no tener un retorno. Dos inmortales que se separan saben que en algún momento de sus vidas se van a volver a encontrar.
O sea, ¿Qué sacamos de ésto? Que el hombre es un ser patético, patético porque vive una situación patética: la de saber su finitud. Pero a la vez, es un ser precioso porque cada uno de los instantes de su vida vale infinitamente. El instante de la vida de un inmortal no vale nada porque ese instante va a ser repetido hasta la náusea, va a ser repetido hasta el infinito, en cambio, cada uno de los instantes de nuestra vida es único, es único porque es un camino hacia la muerte, es verdad, pero es también nuestra vida actual presente en la que estamos viviendo ahora, entonces, eso es lo que nos hace preciosos, preciosos, cada momento de nuestra vida es precioso. Eso es, digamos, lo que Borges básicamente plantea en ese cuento "El inmortal", y lo plantea muy bien y por supuesto con muy buena prosa porque Borges escribía muy bien.

Ahora, el pensamiento filosófico... es deseable que sea autónomo, autónomo. Y no solo el pensamiento filosófico... el suyo también, el mío también. En general, es conveniente, es recomendable que nuestro pensamiento sea autónomo, es decir, que sea nuestro, que no seamos pensados por el sistema (por darle éste nombre, así, en general a la cosa) Digamos, hay un enorme sistema que nos piensa, que piensa todo por nosotros entonces nos ahorra la terrible tarea de pensar. A ésto, Heidegger lo llama "vivir en estado de interpretado". Casi toda la gente de este mundo vive en "estado de interpretado". Les voy a dar un ejemplo de "estado de interpretado": La "ideología Taxi" (yo tomo muchos taxis, espero que no se enojen conmigo)... Generalmente uno sube al taxi y el taxista argentino tiene una característica muy peculiar, que es que uno sube y él le empieza a hablar (ésto es muy muy argentino) pero le empieza a hablar de lo que escucha por la radio, entonces a penas dice dos palabras uno ya sabe que radio escucha. Entonces uno puede decirle: "Mire, no siga hablando porque yo se que usted me va a decir esto, esto,esto y esto. ¡Ah!, dice el taxista, ¿cómo lo sabía?... Y, lo sé porque eso es lo que dicen en la radio que usted escucha, entonces usted no está diciendo sus ideas, está diciendo las ideas de la radio que escucha. Usted no está hablando, está siendo hablado. Usted no está pensando, está siendo pensado. Usted vive en "estado de interpretado". Sus ideas no son suyas. Lo que usted dice no le pertenece.
Entonces, ésta cuestión de vivir en "estado de interpretado", Heidegger la va a llamar: "La existencia inauténtica". La existencia inauténtica es ante todo aquella que es incapaz de dar cara a la finitud del hombre. La existencia inauténtica es aquella que vive en exterioridad. Vamos a dar dos, tres elementos de la existencia inauténtica: la avidez de novedades, por ejemplo, la gente vive devorada por la avidez de novedades, es decir, salta de una cosa a la otra... Qué hay de nuevo en literatura, qué hay de nuevo en ropa... por eso, digamos, la moda es un ejemplo total de la avidez de novedades, cambia constantemente, justamente para posibilitar y promover el consumo. La avidez de novedades. Después está también lo que hay que leer, lo que hay que ver, etc, etc. Todo esto tiene que ver con la existencia inauténtica. Es decir, son sujetos sujetados por el poder.

La Filosofía tiene como condición de posibilidad de dejar de lado a Dios, porque la Filosofía es un sistema de formular preguntas y de posibilitar algunas respuestas. Pero fundamentalmente, yo diría que la Filosofía es el arte de preguntar. En cambio Dios es el Ser que da todas las respuestas.
Durante el Medioevo los hombres no hicieron Filosofía porque la verdad les era revelada por Dios. Al serles revelada por Dios, no buscaban la verdad, bastaba creer en Dios. Bastaba creer en lo que Dios revelaba a través de los textos evangélicos para tener todas las respuestas. En realidad una situación bastante cómoda. Es decir, la vida era un páramo de lágrimas pero alguien había venido a sufrir y había redimido todos nuestros pecados y hay una promesa, que es la promesa divina, que vamos a llegar al reino de los cielos y ahí seremos todos eternos y felices. Este relato... este relato, por supuesto, paraliza a los seres humanos porque todo está resuelto. Todo está resuelto. No hay preguntas que hacer porque Dios las responde a todas. No hay orden histórico que transformar, porque este decurso histórico no es el importante, sino el que va a venir después, el del reino de los cielos.
Entonces, durante diez o trece siglos la Historia permaneció detenida. Permaneció detenida porque no son los hombres los que hacen la historia. Cuando los hombres se someten a la veracidad divina, al juicio divino, a la promesa divina, no toman la Historia entre sus manos. El que está haciendo la Historia es Dios. Es tan fuerte la figura de Dios y de sus representantes terrenos, es decir, la iglesia... que quedan históricamente paralizados. Si a eso le añadimos el poder terrenal, despiadado, de la inquisición, entonces, efectivamente los hombres trabajan, son labriegos y toda verdad es una verdad revelada por Dios. Y la duda que pueda tener cualquier hombre, la tiene que ir a decir en el confesionario. Entonces en el confesionario surge lo que Michele Foucault llama "El poder pastoral". El poder pastoral es uno de los poderes más despóticos que se han instalado en la tierra. El poder pastoral es el poder de los representantes de la iglesia en el confesionario. Es decir, ¿Qué hace alguien cuando va al confesionario? Le va a decir al cura, del cual, se somete en el confesionario... le va a decir lo que le pasa: "Padre, he pecado... o padre he hecho ésto o aquello... bla bla bla" Y el cura lo escucha y domina su subjetividad, la recibe. El otro le entrega su subjetividad al cura. El cura la recibe. Y le da dos o tres cosas, padrenuestros, etc. Y lo manda afuera.
Entonces, hay un poder pastoral, como dice Foucault, que se realiza a través de la confesión. Luego, va a decir Foucault, va a venir el poder pastoral del Estado. Va a ser el Estado Moderno el que a través de las ciencias, las prisiones, los manicomios, el psicoanálisis... va a representar ese poder pastoral. Ustedes observen lo interesante que dice Foucault, es que esa confesión que el hombre del medioevo le hacía al cura, es muy similar a la confesión que el paciente le hace al psicoanalista hoy en día. De modo que, el poder pastoral en el Estado moderno lo tienen las Instituciónes medicinales, psicoanalíticas, las cárceles, los manicomios... dónde se agrupa a la gente.

Por otro lado, descubrir América implica, escenifica, la decisión del hombre prometéico de ir a la conquista de los territorios nuevos. Es una empresa capitalista. Porque Colón va a América para expropiar América.
Entonces, cuando decimos que la conquista Española de América implicó la muerte de cincuenta millones de indígenas, tratemos de sacar esta cifra de la estadística y de pensarla como lo que realmente es: cada uno de esos cincuenta millones fue uno.
Hay una frase que sobre el holocausto judío dice: "No mataron seis millones de judíos. Mataron un judío y después lo mataron seis millones de veces más".
Entonces, esta conquista y este genocidio Americano del hombre capitalista.
Y como los Españoles eran algo lentos en esto, fueron aventajados por los piratas que robaban los galeones españoles que llevaban el oro y lo derivaban a Inglaterra que se hizo la Gran Nación de la burguesía industrial.

Ahora, bien. En 1637, Descartes pone al hombre en la centralidad. Desplaza a Dios. Dios ya no es el que está en la centralidad. Dios ya no es el centro, el que revela la verdad a los demás hombres. Ahora lo que es puesto en la centralidad de la explicación de la Historia humana es "El hombre".
El hombre, atención, en tanto Sujeto.
El hombre en tanto pensamiento.
El hombre en tanto subjetividad.
Lo que hace Descartes es decir con esa famosa frasecita "Pienso luego existo", "Cogito ergo sum"... Lo que está diciendo Descartes es que el sujeto capitalista, al cual él representa, se define por la subjetividad. Y que ahora es la subjetividad aquello que da fundamento a todo lo existente. La subjetividad es ahora el subiectum. El subiectum es aquello que subyace a todo lo que existe. Así como los griegos lo llamaban hipokeimenon, es decir, aquello que es como el basamento de todo lo existente...
Descartes al poner el pensamiento como base de todo decurso filosófico, histórico, etc, etc... Ahora es la subjetividad del hombre el punto de partida de todo razonamiento. Y con esto, entonces, nostotros tenemos nada menos que esta subjetividad, que no es cualquier subjetividad..., esto que yo estoy explicando, habitualmente no se explica de este modo. Habitualmente se dice que Descartes dijo: "Pienso luego existo", pero después vino Kant y dijo: "Las condiciones de posibilidad del sujeto son las misma que las del objeto..; que después vino Hegel y dijo: "La sustancia consiste en concebir a la sustancia como sujeto"... Es decir, ¿Qué hace esa gente? No hace Historia razonada de la Filosofía. Hace historias de los héroes del pensamiento, digamos: ...Descartes, pasamos a Kant, pasamos a Hegel, pasamos a Nietzsche...

Entonces todo esto es un gran movimiento.
Es decir: Colón descubre América, Copérnico, Giordano Bruno, Galileo y Descartes.
Y Descartes viene a decir: "Ya que hemos desafiado tanto en el campo astronómico"..., ...Ah, el poder de la iglesia... digamos la verdad: El hombre se está adueñando de la Historia. Cuando Descartes y el Renacimiento surgen, es que el hombre se está adueñando de la Historia.
Les voy a dar un ejemplo muy contundente:
Durante trece siglos en la Edad Media no pasó nada, o pasó poco.
"El discurso del método" es de 1637. Y en 1789 ocurre la gran Revolución burguesa, que es la Revolución Francesa. De 1637 a 1789 hay muy poco tiempo. Cuando Descartes escribe "El discurso del método", le está cortando la cabeza a Luis XVI. Porque ahí, es el hombre de la burguesía el que se pone en la centralidad y es el hombre de la burguesía capitalista el que comienza a hacer la Historia. Entonces cuando el hombre comienza a hacer la Historia, la Historia se dinamiza. Porque el hombre ya no está esperando que Dios haga la historia. La Historia la hace él. Entonces la Historia cobra un ritmo que antes no tenía. Porque antes era la etapa de la espera. Se esperaba el reino de los cielos. Ahora los hombres ya no esperan nada. Lo hacen todo ellos.

Decía que Descartes era un héroe del pensamiento. Y efectivamente lo es. Es un héroe del pensamiento del capitalismo burgués. Con Descartes surge la subjetividad capitalista. A algunos quizás les llame la atención que yo una a Descartes con el surgimiento de la subjetividad capitalista, pero es que la Filosofía es así. La Filosofía ocurre en medio de la Historia, en medio de las relaciónes de producción y en medio de las relaciónes sociales de producción. Descartes es un señor burgués que decide que la subjetividad de su clase social, la burguesía, es el elemento fundante de toda la realidad. Entonces Hegel, que también era un filósofo de la burguesía, lo llama "héroe del pensamiento" porque se ha atrevido a duduar de todo y sobre todo se ha atrevido a dejar a Dios como principio supremo.
Entonces, la cabeza de Luis XVI cuando cae, no es que sea Descartes quien le tiró la guillotina y la cabeza rodó... pero sí es el pensamiento de Descartes el que dió origen a ese proceso histórico que llevó a las turbulentas jornadas de la Reolución Francesa, la toma de la bastilla y el decapitamiento de Luis XVI.
Es muy interesante ver que el pensamiento de Descartes es subversivo.
En la Argentina esta palabra tiene un triste recuerdo, y en realidad cada vez que la decimos nos ponemos mal porque recordamos etapas muy muy negras de la Argentina, en las cuales ni por asomo este programa habría podido ser realizado. Es decir, todos los que hacemos este programa, en otra etapa de la Argentina, salíamos a la calle y no existíamos más después, o ya nos estaban esperando...
El pensamiento de Descartes fue subversivo porque cuestiona el orden instaurado de la teología medioeval, cuestiona el orden de la iglesia y cuestiona el orden de la inquisición. Por eso, Descartes, que quizás no era demasiado valiente, escribió "El discurso del método" en Holanda que era un país liberal, donde todavía se podía escribir y pensar... porque en realidad, un filósofo para pensar tiene que tener una cierta tranquilidad de espíritu. No se puede pensar y estar esperando que a uno lo vengan a buscar para decapitarlo o tirarlo por ahí... ese tipo de cosas. El pensamiento exige la libertad del contorno individual. Los regímenes autoritarios lo primero que hacen es establecer un dogma y prohibir el pensamiento libre. Eso ocurre tanto en la iglesia medioeval como ocurrió en el régimen soviético durante el Stalinismo. Se establece un dogma del partido y el que piensa fuera del dogma del partido es liquidado... Siberia.

Entonces, el pensamiento de Descartes es subversivo porque lo subversivo es lo que subvierte, es decir, lo que subvierte es que cambia, lleva a que una cosa se transforme en otra. Y el pensamiento de la burguesía capitalista que expresa Descartes, se expresa en la realidad a partir de la práxis de los revolucionarios franceses.
Hay cosas notables que influyen en la Historia. Una de las cosas que más decidió el ímpetu salvaje de la Revolución Francesa fue el pensamiento, por supuesto, de los ilustrados, el pensamiento de la ilustración, los que escribieron la Enciclopedia: Diderot, D'Alambert, Rousseau, Voltaire...
Pero hubo una frase, hubo una frase de María Antonieta que llenó de indignación y de fuerza revolucionaria a toda la población, al menos a las clases que pasaban hambre. Le preguntaron a esta reina, le dijeron, le informaron que el pueblo tenía hambre. Y célebremente, célebremente María Antonieta dijo: ¿Por qué tiene hambre el pueblo? Le dijeron: "Porque no tienen pan". Y ella respondió: "Bueno, que coman pasteles". Y este fue uno de los motivos que dinamitó la Revolución Francesa. Esa frase resultó intolerable para la plebe. Y la plebe a partir de esa injuria decide revelarse y la revolución se desata.
Como vemos, a veces basta un elemento de irritación para que una situación encuentre el desenlace histórico detrás del cual estaba.

O sea, trece siglos de la Edad Media no resuelven nada. Y la subjetividad del hombre capitalista de la modernidad se arroja en una historicidad desbocada que en poco más de un siglo produce un hecho trascendental como la Revolución Francesa.
La Revolución Francesa pone al hombre capitalista en la centralidad. Es la burguesía capitalista la que se adueña del poder.
La monarquía pertenece al pasado.
Una revolución consiste en poner en el centro de la Historia a la clase históricamente más moderna, más revolucionaria.
Entonces la actitud que va a tener el hombre capitalista es la actitud de hacer la Historia...
Como vamos a ver, y esto va a volver muy apasionante nuestro curso, el capitalismo va a generar su antagonista, que va a ser el proletariado. Y eso nos lo va a explicar el cabezón barbado Marx.
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Segunda parte

 

Hubo dos grandes descubrimientos: Colón descubre América y Descartes descubre la subjetividad. No siempre estas cosas se relacionan. En realidad, yo ya lo dije y lo vuelvo a decir, y lo voy a decir insistentemente: La historia de la Filosofía se estudia mal. La Filosofía se estudia mal ¿Por qué? Porque la Filosofía estudia como si los filósofos fueran unos tipos distraídos que andan por ahí pensando cosas, pensando cosas que nadie entiende. En cambio, los filósofos son seres muy terrenales, muy terrenales, metidos en procesos históricos, grandes procesos históricos que ellos expresan y que ellos dinamizan con su pensamiento. Entonces, la relación entre Descartes y el descubrimiento de América, no es frecuente que ustedes la encuentren en los libros de filosofía; porque van a decir: "¿Para qué vamos a poner el descubrimiento de América en un libro de Filosofía, si un libro de Filosofía no es un libro de Historia?... Y un libro de Historia no tiene que ser un libro de Filosofía…" Pero no. Descartes y Cristóbal Colón tienen mucho que ver, porque Cristóbal Colón descubre América para el capitalismo, como lo habíamos visto; y no es que descubra América porque América no existía. América existía, pero no existía para los ojos mercantilistas del capitalismo. El capitalismo descubre América con Colón e incorpora a América al mundo europeo, que era "el mundo" en esos momentos. Entonces se establece así un "sistema mundo". Ahora, este sistema mundo, requiere a un protagonista, y el protagonista es el hombre. Es el hombre el que sale a buscar nuevos mundos. Porque el hombre medieval no hubiera buscado nunca nuevos mundos, porque el mundo era un lugar de pasaje, era un lugar de llanto, un mero lugar de pasaje en camino hacia el reino de los cielos. Pero el hombre de la modernidad sale a buscar nuevos mundos (este es el hombre capitalista). Ahora, este hombre necesita tener una subjetividad, necesita pensarse a sí mismo, necesita saber quién es él, cuál es su relación con la realidad exterior. Y aquí aparece Descartes, quien, como lo dijimos, parte de una concepción de la Filosofía como "Duda". Descartes ha demostrado la existencia del pensamiento. Pero no demostró la existencia de las cosas externas.

Lo que ha hecho hasta ahora Descartes es poner al hombre en la centralidad. El hombre es el centro. Ese hombre es el sujeto capitalista de la historia. El hombre es la centralidad y con esto nace el Humanismo. El Humanismo nace cuando el hombre ocupa la centralidad y desplaza a Dios de la centralidad. Con esto nace el Humanismo. Lo llamamos Humanismo porque parte del hombre. ¿De dónde parte Descartes? Parte de la subjetividad, pero esa subjetividad es la subjetividad del hombre. Entonces, el Humanismo, vamos a definirlo así, es una concepción que hace del hombre el punto de partida epistemológico fundamental. "Epistemológico", se refiere a todo aquello que sea el pensamiento científico sobre la realidad. Entonces, el Humanismo es esa concepción que parte del hombre como sujeto, del hombre como sujeto centrado a partir del cual es posible conocer todo lo otro que hay en el mundo.

Entonces, el nuevo problema que encarna Descartes, y el problema que realmente lo va a angustiar seriamente, es un problema…, es un problema que podemos disfrutar planteándolo porque… Veámoslo así: Este señor René Descartes, en Holanda, junto a una estufa, tranquilo, protegido por la monarquía holandesa, sin miedo a la inquisición…, descubre que el centro del pensamiento es la subjetividad; está seguro de eso; de eso dice: "yo estoy seguro, estoy seguro de que mi pensamiento es el origen de todo posible filosofar". Ahora, Descartes dice: "sin embargo...", fíjense ustedes que para el sentido común esto es casi risible, diríamos…, un buen hombre, laborioso, campesino le diría a Descartes: -No se por qué usted se plantea estas cosas… es tan evidente que mi vaca está ahí, que mi carruaje está ahí, que mi asada está ahí…Ah no, dice Descartes, pero yo soy un filósofo. Yo tengo que dar cuentas, yo tengo que justificar metodológicamente, epistemológicamente, filosóficamente que la realidad externa existe.

Descartes dice: "Ya que yo veo todas esas cosas ahí afuera, esas cosas tienen que existir. Porque si yo las viera y no existieran Dios me estaría engañando. Entonces tienen que existir porque Dios es infinitamente bueno, es infinitamente veraz, es incapaz de todo engaño… Y si yo veo todo lo que está ahí afuera, es que Dios no me está engañando sino que todo eso que está ahí afuera, está." Ahora, Descartes introduce aquí una figura muy simpática, que es la del "Genio Maligno", Descartes escribía en francés -Esta digresión que voy a hacer es muy importante: Descartes escribía en francés y no escribía en latín; quería hacerse entender, quería llegar a que la gente lo entendiera, quería llegar al pueblo en última instancia- Entonces introduce esta figura del "Genio Maligno". Descartes dice: "Podría haber un "Genio Maligno" que me engañara y todo lo que está ahí afuera no existiera." Entonces, yo estaría viendo todo eso y eso no existe, porque el "Genio Maligno" me está engañando. "Sin embargo, dice, la veracidad de Dios tiene que ser más fuerte que el poder del "Genio Maligno", y yo no puedo dudar de la veracidad divina". Entonces Descartes llega a la siguiente conclusión: "Todo aquello que yo veo que está ahí afuera, es decir, la "Res extensa", la cosa externa, tiene que existir, porque si no existiera Dios me estaría engañando y yo creo en la veracidad divina".

Ahora bien, metodológicamente, como vemos, Descartes se ha traicionado porque para demostrar la existencia exterior de las cosas no se ha remitido a su fundamento primero, el pensamiento, sino que se ha remitido al viejo fundamento de la teología medieval, a Dios, entonces estamos de nuevo en la teología medieval. Para demostrar la existencia de la realidad externa Descartes recurre a Dios.

Recuerdo un chiste muy lindo que se contaba en mis viejos años de estudiante, en la calle "Viamonte". En la calle "Viamonte" estaba la Facultad de Filosofía, y ese era un ámbito mítico donde circulaban personajes como: Oscar Masotta, León Rozitchner, Eliseo Verón, Sebreli…, y a veces yo. Bueno, había un chiste que salía en una revista que era el siguiente: -Era una broma a la filosofía idealista-

En el primer cuadrito de la historietita, salía un filósofo y había un florero dibujado en el aire. Y el filósofo decía: -Todo esto es muy sencillo, ese florero está ahí porque yo lo pienso; como yo pienso ese florero, ese florero está ahí.
Segundo cuadrito: El florero y el filósofo. El filósofo dice: -Si yo dejara de pensar que ese florero está ahí…
Tercer cuadrito: El florero solo. Y se escucha la voz del filósofo: -Ese florero dejaría de existir.
Cuando en realidad, el chiste era que el que dejó de existir fue el filósofo.
Este es un chiste típico del materialismo filosófico, es decir, el que propone la primacía de la materia por sobre la subjetividad.

Nosotros éramos muy jovencitos y estábamos estudiando a Descartes en 1966. En 1966 se da el golpe, cavernícola, del General Juan Carlos Onganía. A Onganía le habían dicho que en las Facultades residía el monstruo Marxista. Entonces, Onganía decidió extirparlo. Para extirparlo, bueno, hizo lo de siempre, mandó los camiones de asalto, la policía con los palos…, (había salido un chiste de Quino, por esa época, que llamaba al palo de policía "El palo de abollar ideologías") Entonces, la policía entra en las Facultades. Era la primera vez que se violaba la autonomía universitaria. Entonces la policía de Onganía entra en las Universidades, y en Ciencias Económicas, Ciencias Sociales…pegan muy duramente y hay profesores que salen ensangrentados. Bueno, pero nosotros estábamos en Filosofía y la cosa fue más calma. Pero lo divertido fue que estábamos planteándonos como demostrar la veracidad de la realidad exterior. Estábamos estudiando a Descartes y nos preguntábamos: ¿Cómo demostrar, cómo demostrar que la realidad externa realmente existe? En ese momento entró la policía a la Facultad. Hicieron una doble hilera, y nos hicieron pasar por el medio, y nos dieron palos de arriba abajo… Y ahí nos dimos cuenta que existía la realidad externa. La realidad externa existía, nos molía a palos y era fascista.

Aparte de los bastones, de la policía, "de abollar ideologías", la subjetividad como principio fundante de la Filosofía, como elemento a partir del cual se podía demostrar la existencia de la realidad externa… El cogito cartesiano, el ego cogito, el pienso luego soy, va a recibir varios palazos, digamos, a lo largo de la Historia. Pero hay uno sobre todo que, digamos, en Buenos Aires, es muy conocido, el que proviene de la cualidad neurótica de ésta ciudad portuaria, llena, precisamente, de neuróticos… Y donde hay muchos neuróticos hay muchos psicoanalistas; y dónde hay muchos psicoanalistas hay muchos neuróticos, a la vez. Ahora comienza a haber muchos psicofármacos, quizás todo esto reduzca a los neuróticos y a los psicoanalistas, y aumente…bue… no importa.

Paso ahora al tema al que quería ir.
El tema al que quiero ir es justamente Freud. Como vemos, aquí, Sigmund Freud…, es un hombre que dijo una frase muy, muy adecuada, que era: "Un cigarro a veces es un cigarro". Porque siempre que uno ve un cigarro dice: "Oh, eso es un pene". No, no, no. A veces un cigarro es un cigarro, aún en Buenos Aires… aún en Buenos Aires.

Bueno. El golpe que el psicoanálisis le da al sujeto cartesiano…, es decir, ¿Cómo le diría Freud a Descartes? "Mire, este… Renato, realmente hay algo que usted no tuvo en cuenta. Usted, Renato –preguntaría Freud- ¿Se come las uñas? Sí, diría Descartes. ¿Usted a veces hace actos que no puede controlar? Uy sí, sí, sí. ¿Usted sueña cosas? Sí, sí, sí. ¿Sueña con su padre, con su madre? Ah, sí, si. Bueno usted es un neurótico. Hay cosas en su sujeto transparente, translúcido, punto indubitable de todo conocimiento,… Hay cosas que ese sujeto ignora; hay cosas que ese sujeto ignora. Y esas cosas las ignora, porque yo no sé dónde –va a decir Freud- No sé dónde está esto que es el inconsciente. ¿Qué es es inconsciente?, diría Descartes: El inconsciente es todo aquello que no pasa por la consciencia. Que no se entiende desde la consciencia sino que no puede ser ni conocido ni controlado por la consciencia. O sea, su consciencia, Descartes, no es tan transparente, sino que está realmente herida o dividida. Ese sujeto está dividido porque hay en él una opacidad. Una opacidad que nos lleva a hacer actos que no queremos hacer. Nos lleva a tener conductas repetitivas que no queremos tener. Nos lleva a soñar cosas que nos revelan o nos ocultan otras cosas...

Bueno, entonces, Freud le enseñaría a Descartes la primera gran herida del narcisismo del cogito, que es la existencia del inconsciente.
Pero bueno. Yo quería enunciarlo ahora para dejarlo planteado ¿No?, cómo la gran herida del cogito cartesiano va a ser esa. Está en muchos libros de Freud. Quizás esté en algunos más que en otros, pero es bueno recurrir a ciertos libros de Freud para que descubramos, cómo el inconsciente, cómo brillantemente lo ha trabajado Don Sigmund, efectivamente, hiere el narcisismo del cogito cartesiano.

Ahora, el problema en el que habíamos dejado a Descartes era cómo se demostraba la existencia de la realidad externa. Ahí Descartes recurre a la veracidad divina. Pero para recurrir a la veracidad divina hay que demostrar que Dios existe. ¿Pero cómo se que Dios existe? Bueno, esto es todo un problema. Esto es lo que se llama "La prueba ontológica". La prueba ontológica es la prueba acerca del Ser de Dios, es decir, que Dios tiene un ser, y que ese ser expresa su existencia… que Dios existe.
Hay un punto que yo voy a analizar acerca de cómo Descartes demuestra la existencia de Dios, y que es el punto más genuinamente cartesiano, porque Descartes va a decir: "Dado que la imagen de Dios está en mí. Y dado que en mí la imagen de Dios es la imagen de un ser perfecto, existe en mí la idea de la perfección. Si la idea de la perfección existe en mí, que soy un ser imperfecto, quiere decir que alguien que es perfecto la puso ahí". Esto está claro, pero igual lo voy a repetir. Descartes demuestra la existencia de Dios del siguiente modo: Existe en mí la idea de la perfección. Yo no soy perfecto, en consecuencia, alguien que es perfecto la puso en mí. Y ese es Dios.

Bueno. Sin embargo ustedes observen que esta demostración que hace Descartes de la existencia de Dios... esta demostración está hecha a partir de la subjetividad también, porque no demuestra la existencia de Dios dejando de lado la subjetividad sino que la demuestra partiendo otra vez del cogito ¿Por qué? Porque Descartes dice: "Dado que existe en mí subjetividad, en mí pensamiento, en mí cogito la idea de la perfección… debe existir un ser perfecto". O sea, demuestra la existencia del ser perfecto porque existe en la consciencia la idea de la perfección.

Está bien. Digamos que es como haber tirado la esponja dentro del pensamiento de Descartes. Es una aflojada. Pero es una aflojada hasta cierto punto porque demuestra la existencia de Dios porque en el pensamiento existe la idea de la perfección. Entonces, es desde el pensamiento que Descartes demuestra la existencia de Dios. Porque hay en la consciencia la idea de la perfección es que tiene que existir un ser perfecto que la haya puesto ahí.


Sartre va a demostrar que no hay una consciencia por un lado y un mundo por otro. Que la consciencia es intencional, que la consciencia está toda ella arrojada sobre el mundo. Que no es que exista aquí la consciencia, y el mundo, ahí. Que hay consciencia de mundo. Eso es lo que hay. El mundo le es inalienable a la consciencia. No hay una consciencia que no sea a la vez "Consciencia de mundo".
Esto es lo que Sartre y los fenomenólogos van a llamar "intencionalidad de la consciencia". La consciencia no existe reposando en sí. Sartre tiene una hermosa imagen que es "como conteniendo el aliento". La consciencia no está conteniendo el aliento. La consciencia está como vomitada, expectorada sobre el mundo. Está toda ella arrojada sobre el mundo. Cuando yo corro detrás de un colectivo, no hay consciencia de estar corriendo detrás del colectivo. La única consciencia que hay es "consciencia colectivo". Es decir, si yo tomara consciencia de que estoy corriendo al colectivo, lo perdería porque sería un momento en el cual me bloquearía.

Ahora. Volviendo a Descartes, pero no olvidemos claramente esto sobre lo cual vamos a volver. Las Filosofías Fenomenológicas son aquellas que hacen de la consciencia un acto de pura intencionalidad. La consciencia se arroja sobre el mundo. No hay un mundo ahí. Hay conciencia-mundo.

Me interesa volver en éste momento al rol del filósofo en Descartes. Descartes en el final de "El Discurso del método", tiene un muy lindo texto. Termina diciendo… termina diciendo un texto cálido, cálido, muy lindo, dice: "Quienes lean esto, (que recordemos lo escribe en francés para que todos lo lean), quienes lean este texto, "El Discurso del método", 1637, quienes lo lean y les guste… Yo no deseo para mí, fortuna ni grandes empleos. Solo deseo que me dejen disfrutar de mi ocio". En realidad el rol del filósofo es que lo dejen disfrutar de su ocio, que es un ocio creativo, no es un ocio de tirarse panza arriba, digamos, a escuchar CD, sino que es un ocio que le permite pensar. La concepción que Descartes tiene del filósofo es la de un hombre que necesita serenidad para pensar. Y que de esa serenidad van a salir sus obras. El filósofo no transforma al mundo con la espada ni con las bombas ni con la metralla… Lo transforma con el pensamiento, si pone su pensamiento al servicio de la transformación del mundo. Ya vamos a ver, ésta es la tesis XI de Marx, y es la que justamente propone algo revolucionario para la Filosofía. Es decir, no solo pensar el mundo sino también transformarlo.

Descartes, que no se lo proponía, que solo quería que lo dejaran pensar tranquilo y que le dieran el patrimonio de su ocio (y sobre todo no pedía ningún empleo porque todos los empleos le quitan tiempo al filósofo) entonces, quería usar su ocio para la libertad del pensamiento.

Esto nos lleva a revisar la imagen del filósofo como un ser distraído, que anda por las nubes… No. Todas esas son macanas. Los filósofos son los seres más atentos a la realidad que existen. Además los filósofos son aquellos pocos seres que todavía tienen tiempo para pensar el mundo. Porque hoy, por ejemplo, ya nadie tiene tiempo para pensar el mundo. Apenas si tienen tiempo para cumplir sus tareas cotidianas, levantarse, desayunar, trabajar, comer y dormir. El filósofo se hace tiempo todavía para pensar la realidad. O sea, que quizás el filosofo a quien se lo tiene como al tipo que está boleado en medio de las ideas, sea el personaje que todavía puede pensar este mundo y descubrir todo tipo de aristas: sus aristas irritativas, sus aristas bellas, sus aristas injustas, sus aristas intolerables, sus aristas ignominiosas… (marco estas porque son la mayoría que constituyen nuestro mundo)

Hannah Arendt, había propuesto una imagen del filósofo como el tipo distraído para justificar a Martín Heidegger, que había sido el maestro y el amante de su juventud. Y había dicho que Heidegger había caído en el Nacional Socialismo como Tales o Anaximandro, (no recuerdo exactamente) pero creo que era Tales de Mileto, que había caído en un pozo por mirar las estrellas. Bueno, es una torpe justificación de lo que le pasó a Heidegger. Heidegger se hizo al Nacional Socialismo con total consciencia y lucidez. Y los filósofos no andan mirando las estrellas ni se caen en los pozos. Cuando miran las estrellas lo hacen para tener una concepción del universo y esa concepción del universo los lleva siempre inexorablemente a tener una concepción de la vida y comprometerse con ella.

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