TOMÁS DE AQUINO

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Texto realizado por: Maria Antonia Sanz Potente

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La base empírica del conocimiento

El conocimiento inteligible

Razón y fe
Dios
Demostración de su existencia
Crítica a las Vías
Crítica a la crítica

 

La base empírica del conocimiento

La gnoseología tomista está estrechamente unida a la cuestión de la relación entre teología y filosofía (entre el orden natural y el sobrenatural).
Tomás de Aquino siguiendo el empirismo arístótelico, estima que todo conocimiento ha de partir de una reflexión de que se da en la experiencia sensible. No se trata de una limitación a los datos de los sentidos. El sujeto comienza con lo dado, pero ha de seguir un proceso sistemático y metódico.
Al igual que Aristóteles, considera que el cosmos esta formado por multitud de sustancias, compuestas por materia y forma, siendo la forma la responsable de la esencia de dicha sustancia. El mundo se articula debido a la existencia de estas formas, sin las cuales sería imposible el conocimiento. La teoría tomísta del conocimiento se basa pues, en el carácter abstractivo del proceso de conocer.

Hay que distinguir el conocimiento sensible, que proviene de las sensaciones corporales y es un conocimiento particular de las cualidades sensibles de las cosas, del conocimiento inteligible, obra del entendimiento y que se constituye como un conocimiento universal o por conceptos.
En un primer momento, los estímulos del medio impresionan nuestros órganos sensoriales, produciéndose lo que Tomás de Aquino denomina "especie Sensible impresa", que se registra en la imaginación ocasionando ciertas imágenes o "especies sensibles impresas". Estas imágenes conservan vestigios de particularidad de los objetos de los que provienen, pues el universal, como tal, todavía no ha sido captado.

El
conocimiento inteligible

Es en el conocimiento inteligible donde se produce la abstracción, la separación de la forma o esencia con respecto a la materia individual. La abstracción. es el proceso por el que se pasa del conocimiento sensible a inteligible. Cuando se conoce intelectivamente, lo que se separa es la forma de la materia individual. Por ejemplo en el hombre la carne y los huesos sería materia común, pero, esta carne, estos huesos sería materia individual. El entendimiento abstrae la especie de la materia sensible e individual, no de la materia comúm, pues ésta pertenece a la naturaleza específica de la substancia.
El entendimiento forja un concepto universal a partir de las imágenes, y prescindiendo de sus cualidades sensibles materiales y particulares para atender sólo a la esencia universal de las cosas.
En cuanto que el entendimiento es el autor de los conceptos, lo denomina entendimiento agente ( Extrae de las formas particulares las formas) y en cuanto que los conceptos quedan impresos en éste, el entendimiento también es paciente.
Como Aristóteles, Tomás de Aquino defiende que la forma, el universal se halla en las sustancias individuales, no fuera de ellas. Los universales abstraídos de lo individual se constituyen como objetos propios del entendimiento agente.
Para terminar el proceso cognoscitivo, el entendimiento compara la imagen con el concepto formado, aceptando que a dicha imagen corresponde dicho concepto.
Vemos, pues, que el conocimiento racional procede por abstracción. De ello se deduce que requiere actos de composición y división, afirmaciones y negaciones que expresan mediante juicios lo que el entendimiento va conociendo de la cosa misma. Esto se denomina
razonamiento y origina una ciencia discursiva.
El entendimiento humano no es acto, sino potencia; tiene que actualizarse a través de las especias abstraídas de lo sensible. El entendimiento agente se conoce en el acto de abstracción. Todo ésto pertenece al orden filosófico, pero también hay que tenerlo en cuenta cuando se procede según el orden teológico.

Tomás de Aquino asume la teoría hilemórfica de Aristóteles. El hombre está formado por materia y por forma (alma, esencia), y su relación es substancial, es decir: ambas son necesarias para constituir la substancia humana. Sin embargo, estos dos componentes esenciales del ser vivo no son absolutamente separables, como posteriormente afanaría Descartes. El alma necesita del cuerpo para poder así, realizar todas las funciones de la actividad sensitiva, vegetativa e intelectiva ( el hombre no posee ideas innatas y forma sus ideas a partir del mundo sensible).
El alma humana creada por Dios es inmortal y está destinada a permanecer unida al cuerpo. Ahora bien, esta unión del alma con la materia no constituye ninguna cárcel como había señalado Platón. No es una relación accídental sino substancial.

La materia por si sóla, no puede existir . La forma constituye el elemento imprescindible para que ésta obtenga toda su potencialidad. Es a través de la forma como la materia se individualiza, y presenta sus diferencias. Constituye el sustrato fundamental de la materia, es decir su esencia, pero también su principio de individuación. 'La forma es lo que hace de un ser vivo sea ese ser vivo y no otro. Es lo que hace por ejemplo que un perro sea un perro y no sea un caballo, pero, por otro lado, la propia materia índividualizada es lo que hace que las substancias se diferencien. Así, mi perro es sustancialmente, diferente del perro de mi vecina, aún siendo ambos de la misma raza.
Tomás de Aquino en la "Summa contra gentiles" negó que en la substancia existiesen multitud de formas substanciales. Las otras formas que aparecen en la sustancia constituyen simplemente los accidentes, ya que si éstos constituyesen formas substanciales dependerían de otra forma sustancial única.
Tomás de Aquino considera que el hilemorfismo (materia-forma) es constitutivo de todos los seres mundanos, los ángeles, como tal, carecerían de materia (sólo tendrían forma), al contrario de lo que pensaba San Buenaventura, quien argumentaba que éstos también tendrían un componente material, pues si su constitución fuese exclusivamente formal, serían acto puro, y éso tan sólo le corresponde a Dios.
Manteniendo el principio de individuación, como elemento propio y diferenciador de los seres, Santo Tomás se vió en la obligación de negar la multiplicidad de especies angelicales, pues al no poseer éstos materia, tampoco se podían diferenciar unos de otros. En este punto, se distancia de la idea mantenida por San Buenaventura, para quien habría distintos tipos de ángeles dependiendo de sus elementos materiales. El problema de la individuación ya aparece en la "Metafísica" de Aristóteles, en donde el mundo armonizado por una serie de motores diferentes, se mantiene separado de la materia.
El alma de los animales es mortal a diferencia del alma humana que es inperecedera. Cuando el animal muere también desaparece su alma, sin embargo, esto no sucede con los seres humanos, puesto que el alma es subsistente, es decir su existencia puede darse sin depender de un cuerpo. Entre algunos de los motivos citados por Tomás de Aquino que evidencian el carácter inmortal del alma podemos destacar:
a) gracias al alma, el hombre puede percibirse como un ser con conciencia, lo que le diferencia de los animales.
b) siendo capaz de percibiese como conciencia, es capaz de tomar decisiones libres y voluntarias sobre su vida.
c) el alma inmortal por su capacidad para percibiese a sí misma, capacita también para conocer la esencia de otras sustancias, ya que si solamente fuese materia, estaría profundamente limitada su propia capacidad cognoscitiva. Nos convertiríamos en meros ordenadores comunicándonos con ordenadores análogos, en donde no tendríamos la oportunidad de ir más allá de los datos archivados en la memoria del ordenador. El hombre tiene memoria, tiene conciencia de sí mismo y puede conocer infinitud de realidades, más allá de los elementos materiales.
Tomás de Aquíno subrayó la diferencia entre Dios y los ángeles a partir de la distinción entre esencia y existencia.

 

ÉTICA
L
a ética de Tomás de Aquino sigue la línea aristótelica, aunque adaptada a los presupuestos cristianos en los que se basa el pensamiento del aquinate. Aristóteles consideraba que todas las acciones humanas estaban encaminadas a un fin último concreto (teleología), y respecto éste, todos los demás son particulares, secundarios pues tan sólo sirven para alcanzar aquel fin último que unifica, organiza y jerarquiza a todos los demás. El fin de todas las acciones humanas es adquirir la felicidad (eudaimonía).
La felicidad consiste en perseguir aquello que es lo más natural para la propia naturaleza. Según Aristóteles los más genuino del hombre es el uso de la razón, del logos, así el hombre será feliz en la medida en que desarrolle al máximo su poder cognoscitivo y ejercite la capacidad racional (intelectualismo).

Tomás de Aquino acepta las tres características de la ética aristótelica: intelectualismo, eudemonismo y carácter teleológico pero añadiendo elementos nuevos. Si la felicidad intelectual, racional aristótelica se alcanza en este mundo, Tomás de Aquino defiende que la felicidad terrenal no es absoluta ni total si no se proyecta hacia cotas más altas, como es el conocimiento divino. La perfecta felicidad, el fin último consiste básicamente en la visión de Dios.
Para lograr la felicidad, Aristóteles aconsejaba practicar la virtud. Esta no consiste sólo en conocimiento, como quería Socrátes, pues en dicho proceso de adquisición se interponen las pasiones, que han de ser encauzadas racionalmente por medio de virtudes prácticas. Aristóteles no da reglas concretas para conseguir la felicidad, sinó que propone que las conductas virtuosas son aquellas que guardan un equilibrio entre los extremos. Así, por ejemplo, el valor es el término medio entre la cobardía y la temeridad; la generosidad, entre la avaricia y la ostentación, etc.
La vía que defiende Tomás de Aquino para llegar a la felicidad, es el amor. Serán buenas acciones aquéllas que, basándose en el amor y en el conocimiento natural, nos acerquen a la presencia divina, y malas las que nos alejen del camino de Dios. Este fin teológico es el que perfeciona a los hombres como seres racionales. Ahora bien, el hombre por sí mismo no puede lograr este objetivo explícito en las escrituras por lo que necesita la gracia de Dios.
Tomás de Aquino coincide con Aristóteles al considerar a las virtudes como hábitos, acciones buenas encaminadas a vivir correctamente. Y siguiendo a Aristóteles también enumera las virtudes fundamentales que según él desarrollan al individuo de una manera racional. Entre estas podemos citar: virtudes intelectuales (práctica de las ciencias), virtudes morales (Justicia, fortaleza, templanza) y virtudes teologales (fe, esperanza y caridad).

 

Dios

La filosofía en Tomás de Aquino siempre está al servicio de la teología. Utiliza la filosofía no sólamente para llegar al establecimiento de verdades y principios teológicos, sinó que cualquier tema por él desarrollado se adapta al cuerpo de la doctrina católica.
Dios como creador de todo lo existente es el eje de la filosofía de Tomás de Aquino. Su inquietud es la de lograr pruebas racionales que demuestren su existencia, sin tener que recurrir a principios teológicos. Según el aquinense, la razón natural se vale a sí misma para llegar a ese innegable principio: Dios.

Ahora bien, para demostrar su existencia partiendo únicamente de argumentos racionales, ya presupone la existencia de éste, cayendo en un círculo vicioso, al dar por evidente precisamente aquello que deseaba demostrar. Dios es el origen y fin de toda su filosofía.

 

La demostración de la existencia de Dios

En su teología natural el primer objetivo que se plantea Tomás de Aquino es la demostración de la existencia de Dios. La teología tiene cono finalidad estudiar las verdades divinas, sin hacer uso de la fe, y entre la primera y suprema verdad nos encontramos con la de su existencia.
Las pruebas de la existencia son, para Tomás de Aquino, necesarias y posibles. Necesarias porque no admitía la doctrina de la iluminación agustiniana, pues el hombre no tiene idea de Dios de manera innata , de aquí la necesidad de su demostración. Y la existencia de Dios es posible ya que, partiendo de la propia realidad, el hombre puede alcanzar el conocimiento divino de un modo natural.
Para demostrar la existencia de Dios, el aquinate tiene como referencia el argumento ontológico utilizado por San Anselmo, el cual rechaza al considerar que no todas las personas pueden entender que Dios sea aquello infinito, inconmensurable que tenemos entre nuestros pensamientos. Tomás de Aquino en la "Summa contra gentiles" y en la "Summa teologica", critica este argumento, pues según él se produce un salto ¡legítimo que consiste en pasar del mundo ideal o del pensamiento al hecho evidente de la existencia real de la divinidad.
Las pruebas de la existencia de Dios no pueden darse a prior¡, como defendían San Agustín o San Anselmo, sino que éstas son siempre a posterior¡, a través del mundo creado, percibido. Tomás de Aquino era consciente de que no se podía llegar a un conocimiento exacto de la divinidad partiendo de lo corporal o empírico, ya que los objetos de los sentidos no describen perfectamente la naturaleza divina, pero de lo que sí estaba seguro era de que sí que se podía demostrar la existencia divina.
Al igual que Aristóteles el aquinate considera que todo conocimiento tiene que empezar a partir de lo empírico, o realidad sensible rechazando cualquier idea de carácter innato. Por tanto, las pruebas que proporciona Tomás de Aquino son las famosas cinco vías y todas siguen el siguiente esquema o estructura:

l. Parten de un hecho de experiencia.
2. Se aplica el principio de causalidad.
3. Se argumenta la imposibilidad de un progreso al infnito.
4. Se llega a la existencia de Dios como causa última.


 La primera vía está fundada en la observación del movimiento

l) Es cierto y consta al sentido que las cosas se mueven en el mundo.
2) Todo lo que se mueve es movido por algo
3) En esto no se puede proceder ad infinitum

4) Habrá que admitir que hay algo que mueve sin ser movido por nada, un primer motor que es Dios.

Esta prueba tiene su origen en Aristóteles, Maimónides, y San Alberto Magno.
El primer motor tiene que ser único, pues si existiesen dos o más, las diferencias entre ellos provocaría una carencia, que les haría ser imperfectos. Además Dios como primer y único motor crea el cosmos a partir de la nada (ex nihilo), eliminando de esta forma cualquier tipo de panteísmo.

 La segunda vía parte de la observación de la relación causal

l) Encontramos en las cosas sensibles un orden de causas eficientes
2) No es posible que algo sea causa de sí mismo
3) Es imposible proceder ad inflnitum en las causas eficientes
4) Es necesario que exista una causa eficiente primera, una causa que no es causada, que no es efecto de nada. Esta causa primera es Dios.

Esta prueba fue utilizada por Aristóteles, Avicena, Alain de Lille y San Alberto.

 La tercera vía se funda en la observación de las cosas contincentes

l) Encontramos ciertas cosas que tienen posibilidad de ser y no ser.
2) Lo contingente depende de lo necesario.
3) En la serie de seres contingentes que tienen su causa en algo necesario, no se puede proceder infinitamente.
4) Es forzoso que exista algo que sea necesario por sí mismo: Dios.

Esta vía fue desarrolla por Maimónides y Avicena.
Es la vía más importante para Tomás de Aquino. La contingencia consiste en hecho de que todo lo que existe tiene que tener su razón de existencia (su razón suficiente). Este pensamiento lo aplícará a la primera vía (del movimiento), a la segunda (producción causal), a la cuarta (grados de perfección) y a la quinta (finalidad).

 La cuarta vía parte de la observación de los grados de perfección

l) Se encuentra en las cosas, que algo es más o menos bueno, verdadero o noble.
2) Más o menos es el sentido según se acerquen a lo que es en grado máximo.
3) En la serie de participantes y partícipados no se puede proceder al infinito
4) Existe algo que es absolutamente perfecto por medio de lo cual se mide lo más y lo menos, esta realidad absolutamente perfecta es Dios.

Esta vía esta basada en Platón.

 La quinta vía se funda en la idea de finalidad

l)Todo tiende a un fin, incluso los seres que carecen de conocimiento.
2)Lo que no conoce ha de tender hacía un fin dirigido por alguien que conozca.
3)En la serie de seres inteligentes directores que a su vez tienden a un fin no se puede proceder ad infinitum.
4) Existe un ser inteligente que dirige todas las cosas naturales a su fin y que se convierte en fin absoluto de todo: este es Dios.

 

Crítica a las Vías tomistas

l) La primera de las objeciones radica en la imposibilidad de llegar a la existencia de Dios, como primer motor, basando nuestros procesos deductivos en un movimiento causal infinito. El origen del mundo podría ser simplemente producto del azar. Parece que en sus argumentaciones se presupone la presencia divina, incluso antes de ser demostrada. Se le suele criticar también que aún existiendo un primer motor éste tenga que ser asimilado con el Dios cristiano. Evidentemente, estas dos criticas quedan solventadas cuando analizamos que el pensamiento tomista, está inscrito dentro de los dogmas cristianos que él defendía.
2) Si las pruebas de la existencia de Dios fuesen completamente convincentes a nadie le cabría la menor duda de la existencia de Dios, y los ateos no tendrían nada que objetar a la existencia de la divinidad.

Crítica a las críticas
Documento en que se analizan las cinco vías tomistas, realizado por Rafael Díaz de Valdés Tagle
(ir a la página).

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