INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA GRIEGA

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Magnitud de la hazaña

Recuerde el lector que antes de estos filósofos, los hombres atribuían todo a unas fuerzas superiores que llamaban dioses. El viento, las tempestades, la lluvia, el crecimiento de las plantas, la salud, la enfermedad, ganar una batalla, perder una batalla, era obra de dioses.

Quiénes fuesen esos dioses o qué fuesen esos dioses, era asunto misterioso. Los imaginaban como hombres aunque más bellos y fuente de todos los poderes. Los imaginaban residiendo en algún lugar, teniendo amores, odios, celos, envidias, proyectos, planes, como los hombres. Honrar a esos dioses era desplegar al máximo las potencialidades que de ellos recibían y obedecer sus oráculos.

Esta religiosidad primitiva no sólo precede a los primeros científico-filósofos sino también predomina en la cultura general que los circunda. No podemos ignorarlo si queremos valorar debidamente el esfuerzo de la razón humana sola que ellos iniciaron, aunque, a ratos, ellos mismos no lograsen substraerse de la cultura envolvente.

Recuerde el lector también que cuando esos griegos comienzan a andar por el camino de explicar el mundo con sólo la razón, su mochila de instrumentos o herramientas de la mente era muy pequeña o muy vacía, sobretodo si la comparamos con la que nosotros usamos ahora. En aquel tiempo, por ejemplo, no se había desarrollado lo que hoy llamamos lógica y gramática que son, si se permite la expresión, como mapas con puntos de referencia para guiar nuestras actividades de pensar y hablar, para evitar que nos perdamos demasiadas veces en el curso de esas actividades. Los instrumentos de la lógica y la gramática de que ahora disponemos no iban en la mochila de aquellos primeros caminantes.

Tal vez alguno piense que tal desventaja no es tan importante pues es la misma en la que está la mayoría de los hombres de hoy quienes desconocen las sutilezas de la lógica y la gramática, y sin embargo discurren y hablan con normalidad. Quien piensa así ignora que los instrumentos básicos de la lógica y la gramática –ahora que ya están desarrollados– nos penetran como por ósmosis, inconscientemente, porque son de uso cotidiano de las personas con quienes convivimos. Científicos han observado la acertada fluidez, tanto lógica como gramatical, del hablar de los niños. Bien, en tiempo de aquellos griegos, esos instrumentos no eran de uso cotidiano; simplemente aún no existían.

Una aplicación concreta de lo dicho está en el hecho de que para nosotros es rutinario que una palabra tenga varios significados. No era así para aquellos griegos, como tampoco lo era para otros pueblos primitivos, porque la palabra y el objeto al que la palabra alude eran una sola cosa. La palabra nombra al objeto y es una con él. Nos podrá parecer difícil de creer pero tomó tiempo separar la palabra del objeto al que ella alude. Veremos a los primeros filósofos pasando dificultades por cosas como esta.

La mochila de instrumentos de la menta también era pobre por el simple hecho de ser primera. El caminar fue difícil por ser primero: los conceptos con que van a intentar explicar y ordenar conceptualmente al mundo tendrán que inventarlos ellos mismos. Pensar es relacionar y separar cosas. ¿Con qué conceptos las relaciono y las separo? Pensar es ordenar cosas, ponerlas, como quien dice, en diversas casillas de acuerdo a un esquema. ¿Cuáles son las casillas, cuál es el esquema? Cuando separamos los resultados de nuestras actuaciones económicas en ingresos y egresos lo hacemos porque ya tenemos los conceptos (casillas mentales) de ingresos y egresos; sin esos conceptos no podríamos iniciar nuestra contabilidad.

Veremos que uno dice que todo es agua, el otro que todo es aire, el otro que todo es fuego, el otro que las fuerzas que gobiernan todo son amor y lucha. Para los primeros intentos de explicar racionalmente el mundo no hay más palabras que las conocidas. Poco a poco llegarán a nuevos conceptos y a nuevas palabras que nosotros seguimos usando todavía: causa, efecto, espíritu, substancia, naturaleza, modo, etc.

Toda la cultura occidental debe mucho a estos griegos de la antigüedad, aunque no es fácil para nosotros sintonizar bien su pensamiento porque nuestra lengua no es el griego y menos el griego de hace 2.500 años.

 

La dificultad de las palabras

Las palabras tienen su propia historia y esa historia las carga de asociaciones que son parte de su significado. Nuestras palabras tienen una historia y unas asociaciones distintas de la historia y asociaciones de las palabras de los antiguos griegos. W. K. C. Guthrie (1) da tres ejemplos de ello que, además, nos ayudarán a entender mejor lo que veremos después.

1) Dike .

Traducida por nosotros como "justicia". Del substantivo dike proviene el adjetivo dikaios, "justo". Es la palabra que usa Platón cuando habla sobre la "justicia" en la República.

En la antigua literatura griega significaba la forma habitual de conducta de cierta clase de gente. No tenía asociación alguna a la idea de rectitud o de obligación. Penélope cuenta a los criados, en la Odisea, que Odiseo (Ulises) no era cruel o altanero, ni favorecía a unos más que a otros, "como es la dike de los señores". Diríamos, como corresponde a los señores.

Pasó luego a significar "lo que se espera de un hombre", que actúe con decencia, que no robe, que pague sus deudas, etc., acercándose así a lo que hoy significamos cuando decimos "justicia".

Más de un siglo después, cuando en la República de Platón se discute en busca de la definición de "justicia", se descartan las definiciones que más o menos dicen lo que nosotros hoy entendemos por esa palabra, y se afirma que la "justicia" (dikaiosyne) es el estado del hombre que sigue la dike; el estado del hombre que se encarga de lo que le es propio encargarse y lo hace con la manera que le corresponde hacerlo, sin meterse en las cosas que corresponden a otros. Platón está allí rechazando el significado que la palabra tenía en su tiempo para volver al significado primitivo, el que tenía en los tiempos homéricos cuando se vivía en una sociedad de clases y cada hombre sabía su lugar. Como veremos, Platón creía necesario fundar una nueva aristocracia y necesitaba para ello volver a las clases.

2) Areté.

Generalmente traducida por "virtud". Era un término relativo y significa que algo es bueno para algo. Sin ese "para algo", el sentido de la palabra queda incompleto. No tenía, pues, el sentido absoluto que tiene nuestra palabra "virtud".

Una era la areté de los atletas, otra la de los zapateros, otra la de los generales, otra la de los dramaturgos. Significaba "eficacia". Eficacia para tal o cual oficio.

Sócrates, Platón y Aristóteles introdujeron una novedad: calificaban el substantivo con el adjetivo anthropine, "humana": la eficacia para ser hombre. Pero ¿qué era ser hombre? ¿Qué es ser hombre? Hay que averiguarlo. Hay que descubrir cuál es la función, la tarea –el ergon– del hombre, de cualquier hombre, de todo hombre. Si se sabe cuál es esa función, se sabe en qué consiste la excelencia humana, la areté humana.

Sócrates dijo que "la virtud es conocimiento". Sus contemporáneos le entendían: no se puede ser eficiente en una tarea si antes no se ha hecho el esfuerzo de conocer en qué consiste esa tarea.

3) Theos.

Palabra que traducimos como dios. La palabra theos era primordialmente un predicado, algo que se predica de algo.

"...los griegos no afirmaban primero, como hacen los cristianos o los judíos, la existencia de Dios, y procedían después a enumerar sus atributos, diciendo 'Dios es bueno', 'Dios es amor', y así sucesivamente. Más bien se sentían impresionados o atemorizados por las cosas de la vida y de la naturaleza, notables por su capacidad de producir placer o miedo, y decían: 'Esto es un dios'. Los cristianos dicen: 'Dios es amor'; los griegos: 'el amor es theos'. Querían decir primero y ante todo que son cosas más que humanas, no sujetas a la muerte, eternas" (2)

Un poeta escribió: "El reconocimiento entre amigos es theos."

Tres vertientes

La filosofía griega tuvo dos vertientes principales, y descubrió una tercera cuando alcanzó la madurez.

1) Vertiente especulativa o científica. Algunos griegos quieren explicarse el universo en que viven. En aquella época la ciencia y la filosofía estaban en la infancia y no había frontera divisoria entre ambas.

A estos griegos los motiva la curiosidad, en el sentido más serio de la palabra: el deseo de conocer la verdad.

2) Vertiente práctica. Algunos griegos quieren explicarse a sí mismos, quieren entender al hombre, su naturaleza, su lugar en el mundo, sus relaciones con sus semejantes. Es la vertiente de la ética y de la política.

A estos griegos los motiva un fin práctico: averiguar cómo pueden mejorar la vida y la conducta humanas.

3) Al llegar a la madurez, al mismo tiempo que quieren explicarse el universo y averiguar cómo mejorar la vida de los hombres, se preguntan cuán confiables son los instrumentos de que disponen –los que la naturaleza les ha dado– para avanzar con seguridad en esas búsquedas. ¿Son seguros y correctos nuestros procesos mentales? Hecha la pregunta, lo que cabe es examinar esos procesos. Nace así la filosofía crítica que incluye la lógica y la epistemología o teoría del conocimiento.

El tema de la filosofía crítica es, pues, el pensamiento mismo, el pensamiento en sí mismo.

Volviendo a las dos vertientes primeras, hubo filósofos interesados en ambas. Lo más frecuente, sin embargo, fue que se sintieran atraídos por la una o por la otra. También fue frecuente que el pensamiento de toda una época se inclinase más por una que por la otra. "Los filósofos no piensan en el vacío, y sus ideas pueden considerarse como el producto de temperamento x experiencia x filosofías anteriores… Esa es la razón por la cual las respuestas a las cuestiones esenciales de la filosofía difieren tanto entre sí". (3)

Dos puntos de vista

Imaginemos que hacemos esta sencilla pregunta: ¿qué es esta mesa? Una respuesta puede ser: madera. Otra respuesta puede ser: una cosa hecha para poner otras cosas sobre ella. Dos respuestas diferentes pero que no se contradicen entre sí; su diferencia proviene de que están dadas desde dos puntos de vista distintos; estos puntos de vista son producto de temperamento x experiencia x filosofías anteriores.

Los dos puntos de vista existieron entre los griegos. Unos definían las cosas con referencia a su materia. Los otros con referencia al destino o función de la cosa que, obviamente, incluye la estructura o forma de la cosa, porque la forma sirve a la función y también depende de ella.

"Esta división de los filósofos en materialistas y teleologistas (la palabra griega 'telos' significa fin, en el sentido de objetivo, propósito, determinación) –filósofos de la materia y filósofos de la forma– es quizá la más fundamental que puede hacerse en cualquier época, incluida la nuestra". (4)

 

(1) W. K. C. Guthrie: Los Filósofos Griegos. Breviarios del Fondo de Cultura Económica.[Regresar]

(2) Guthrie: Ibid. p. 16.[Regresar]

(3) Guthrie: Ibid., pp. 24-5.[Regresar]

(4) Guthrie: Ibid., p. 27.[Regresar]


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