RELATO DEL PSICOANÁLISIS DE UN NIÑO

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Melanie Klein

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SESIÓN NÚMERO NOVENTA Y UNO (Martes)

Richard presenta mejor aspecto, y está más animado cuando M.K. le encuentra frente al cuarto de juegos. Parece además estar mucho menos deprimido y desesperado que en la sesión anterior. Comenta que la habitación tiene un aspecto familiar y bueno, y se pone inmediatamente a jugar con los juguetes. Primero saca el tren eléctrico de la bolsa y pone en marcha el columpio (nota 1) y después coloca el camión del carbón y el tractor encima de los vagones del tren de carga. También construye una estación, dejando, entre las dos casas que la representan, espacio suficiente como para que pueda pasar el tren de carga. Este, al principio debe ir a Londres. En él se encuentran M.K. y otras personas, y detrás de él sigue el tren eléctrico, el cual lleva a Richard adentro y a su vez lo representa, tal como lo ha hecho en otras oportunidades. Pero pronto decide separar los dos trenes, y los hace correr por vías diferentes. El eléctrico corre por toda la mesa y por detrás de la cartera y la bolsa de M K. Más tarde,

los dos trenes se empiezan a acercar, y están próximos a chocar; pero Richard amplía la estación, y en el momento en que se va a producir el choque, los vuelve a meter en la bolsa. El tren venía de Londres y marchaba en dirección al Oeste, para luego ir de un lado a otro. En el momento en que los dos estaban por encontrarse, Richard emitió sonidos cada vez más enojados, mientras él mismo tomó un aspecto muy agresivo. Durante todo el juego está muy ruidoso y no desea escuchar a M.K., al mismo tiempo lucha fuertemente para controlar el odio que siente y para evitar el "desastre".

M.K. le pregunta para qué son el tractor y el camión de carbón.

Richard contesta que son municiones para la R.A.F. Pero parece que ambos vehículos le molestan, pues cuando uno de ellos se cae del tren, se pone muy contento.

M.K. interpreta que el tractor y el camión son el Sr. K., el Sr. Smith, Hitler, y la gente mala que hay dentro de ella, a quienes él quiere atacar. De hacerlo, sin embargo, arruinaría también el tren de mercancía, el cual representa a la M.K. buena; y ésta es una de las razones por las que los ha colocado encima, de manera que puedan ser fácilmente sacados. Por esta causa también, se ha alegrado tanto cuando se han caído del tren.

Richard ve entonces que el Sr. Smith pasa por la calle Se dirige a la ventana y recibe de él un saludo amistoso. Le sigue luego mirando con mucha atención desde detrás de la cortina, como queriendo averiguar cómo es realmente. Pero parece sospechar menos de él y sentirse menos perseguido.

Una vez que el Sr. Smith pasa de largo, Richard coge el banquito que hace poco representó el genital de éste y dice: "Le voy a tirar su propio órgano sexual"; tras decirlo, tira el banco al suelo.

M.K. se refiere otra vez al "arma secreta" (sesión ochenta y siete) diciendo que es el genital-Hitler interno y comido, con el cual él quiere atacar a los hombres que están relacionados con ella y con Londres.

Richard dice que ahora los juguetes representan autobuses, y coloca en una fila el tractor, la locomotora del tren de pasajeros, el tren eléctrico y el camión del carbón. Todos van en diferentes direcciones. Una vez más empieza a hacer sonidos que expresan su mucho enojo, pero en el momento en que el tren eléctrico llega a la parada de autobuses se pone a cantar suave y melodiosamente.

M K. interpreta que a duras penas puede contener el enfado que siente hacia la gente que está relacionada con ella -sus pacientes, amigos y familiares-, a quienes representó antes por la gente que viajaba en el tren de carga, y después por los diversos autobuses que venían hacia la parada que la representa a ella. Desea intensamente ser el único que esté cerca de ella y por esto está tan enojado y tan celoso de los demás. También quiere poder expresar la rabia que siente, para de esta manera librarse de ella, y poder seguir siendo su amigo hasta que se marche a Londres.

Richard parece no haber escuchado esta interpretación; pero llegado a este punto, afirma una vez más con énfasis que no quiere dañar a M.K. de ninguna manera. A pesar de ello, un minuto después tira de la mesa todos los autobuses menos el eléctrico, que le representa a él, y dice que es un "precipicio". Tiene la cara colorada y está muy excitado, pero se queda muy preocupado al ver que a la locomotora se le caen las dos ruedas delanteras, y le pregunta a M.K. si está enfadada y si la puede arreglar.

M.K. contesta que la puede, en efecto, arreglar, e interpreta que quiere saber si realmente ha hecho daño a sus hijos y a sus amigos, y en caso de ser así, si ella los puede volver a poner en buenas condiciones y perdonarle por el odio que siente.

Richard se dirige a la cocina, saca varios cubos de agua y comenta que no está muy limpia; pero aparentemente no le importa mucho. Añade que quiere sacar toda el agua para que el tanque se quede limpio. Al hacerlo lo mira atentamente, para ver el remolino que hace el agua al entrar en la cañería, llevándose la suciedad.

M.K. interpreta que está expresando el deseo de limpiar su interior y el de mamá, sacándole "lo grande" malo, los bebés y los órganos sexuales que ambos contienen. Los ataques que llevó a cabo contra ella, representada por el tren de carga, iban predominantemente dirigidos a liberarla del papá-Hitler (las municiones colocadas sobre el tren), para así salvarla y protegerla. Pero además tiene celos de ella, como los tiene cada vez que piensa que papá está en la cama con mamá, mientras que él está solo Por esto ha arrojado los autobuses por el precipicio. Los autobuses rivales, en efecto, representan al papá rival (y también al bueno), a Paul y a los niños que piensa que todavía pueden nacer.

Richard se pone a jugar con el paraguas de M.K.: lo abre, lo hace girar y comenta que le gusta. Después lo usa como paracaídas, y hace como que está descendiendo con él. Al mirar la marca que tiene, comprueba con satisfacción que es de origen británico. Después, con él abierto, da vueltas y vueltas y comenta que está mareado y que no sabe a dónde le está llevando. También repite muchas veces "que el mundo entero se está dando vuelta". Finalmente deja caer el paraguas suavemente, dice que una vez más es un paracaídas y que no está seguro de estar descendiendo bien. Le cuenta además a M.K. que un día que hacia mucho viento se puso a jugar con el mejor paraguas de su madre, usándolo como paracaídas, y se lo estropeó por completo; su madre se quedó entonces "muda de rabia".

M.K. interpreta que el paraguas es su pecho. El ser inglés significa que es un pecho bueno y que el de mamá también lo es. Tiene dudas, sin embargo, sobre su contenido, pues no sabe si dentro de ella hay un Sr. K. bueno o uno malo. El paraguas abierto representa el pecho, pero como el mango representa el genital del Sr. K., no sabe si al incorporar este pecho puede fiarse de él, ya que está mezclado con el genital del Sr. K. De la misma manera siente que sus padres están mezclados entre si, dentro de él. La pregunta que se formula sobre adónde le llevará el paraguas, expresa, pues, la incertidumbre que siente sobre si le están o no controlando desde adentro. El mundo que gira es todo el mundo que ha metido dentro de si al tomar el pecho; o mejor dicho, es mamá mezclada con papá, con sus hijos y con todo lo que contiene. Siente, además, que el papá-pene poderoso que tiene internalizado (el arma secreta) es algo que le hace ser poderoso cuando lo usa contra sus enemigos externos, pero que a su vez se transforma en algo peligroso para él si le ataca y controla desde adentro.

A pesar de esto, sin embargo, tiene más confianza que antes en papá y mamá -el paraguas-, tanto tomándolos como personas exteriores como interiores. Por esta causa es por lo que ahora trata su paraguas con más cuidado que antes el de mamá.

Al finalizar la sesión Richard ve a la cobradora de "la cara pintada" que pasa por la calle, y la saluda con la mano desde la ventana. Tras esto se queda preocupado, sin embargo, pensando en qué decirle si ella pregunta lo que estaba haciendo en esta casa. No le puede explicar lo que es el psicoanálisis; pero tampoco le quiere mentir, pues le tiene cariño. Decide, por fin, que le dirá que ha venido a ver a alguien.

 

Notas de la sesión número noventa y uno

1. Un rasgo particular de estas ultimas sesiones y que se mantiene hasta la final, lo constituye la fuerte decisión consciente e inconsciente de Richard, de terminar él el análisis de manera amistosa y no demasiado penosa para el analista. La fuerza con la cual controla su agresividad cada vez que ésta se manifiesta, es muy llamativa. Este deseo de terminar el análisis guardando conmigo una buena relación, influye además en su actividad, en su juego y en sus dibujos. Hasta el final trata de hacer lo mejor posible, lo que él llama "el trabajo". Es significativo ver, además, que en esta sesión vuelva a jugar con los juguetes y que en la anterior dibuje barcos y peces del mismo tipo que hacía antes, lo cual debe tener como finalidad negar la terminación del análisis, aparte de llevarlo a un final feliz.

II. En esta sesión, salvo en el momento de mirar al señor Smith cuando éste pasa por la calle, Richard apenas presta atención a la gente. Se encuentra en cambio concentrado en una situación interna, y en este sentido se siente más seguro que otras veces. Esta situación interna de mayor seguridad, incluye la creencia en un pecho bueno protector, cosa que expresa con el juego del paracaídas que le ayuda en momentos de emergencia. Y aunque vemos en seguida que el pecho bueno está unido en su mente con el pene, parece, sin embargo, que tiene más confianza en él que en ocasiones anteriores. La desconfianza que siente ante el órgano señor del Sr. K. que se encuentra dentro de M.K., y ante el de papá, que está dentro de mamá, todavía persiste, pero ahora es menor, pues confía más en la bondad de su padre. Recientemente Richard pudo dirigir su agresividad en forma más consistente contra el padre-Hitler malo, y unirse con la madre buena para ayudarla a defenderse. Además, en vez de dirigir en seguida su agresión contra el pecho cada vez que siente ansiedad, ahora puede, de una manera relativamente más estable, mantener la confianza que tiene depositada en él y en la madre, y afrontar así la lucha contra el padre. (Este cambio de actitud es el resultado de que la agresión se haya canalizado de una manera más "egosintónica".) La mayor confianza que les tiene a la madre buena interna y al padre interno bueno, va surgiendo en forma gradual. En la sesión anterior, por ejemplo, la depresión que le causa el ser dejado por mí, y el temor a la soledad que le hace revivir el miedo infantil a ser abandonado por sus padres, se expresan de una manera mucho más viva que en esta sesión. Por otra parte, también en la sesión anterior demostró tener más confianza que antes en Los dos padres y en la buena relación de ambos, cosa que indica, por ejemplo, en el dibujo del autobús, en el cual ambos están sentados juntos. Pero el cambio que se opera desde la sesión anterior a la actual, pasando por una depresión muy fuerte, hasta llegar a la mayor seguridad que vivencia hoy, también se debe en parte a un elemento maníaco, pues Richard hace uso de la mayor confianza que le tiene a la M.K. buena interna y a sus padres para huir del miedo y de la depresión que le provocan la separación.

 

SESIÓN NÚMERO NOVENTA Y DOS (Miércoles)

Richard está otra vez más deprimido y distraído. Comenta que ha estado jugado con John Wilson y sus amigos, e inmediatamente después saca el tren de carga y el eléctrico y construye una estación capaz de contener a los dos. El tren eléctrico se dirige a "Z", y Richard dice que él y M.K. se encuentran en el tren. El de carga también sale de viaje, pero no da detalles de hacia dónde se dirige. Cada vez que los trenes se acercan uno al otro, emite sonidos de enojo, y todo el juego que sigue consiste en evitar que ambos entren en colisión. A menudo están a punto de chocar, pero Richard logra siempre a última hora evitar el desastre, aunque se ve que este conflicto le provoca un gran esfuerzo mental. Mientras juega hace además varias sugerencias sobre posibles cambios de horarios, eligiendo horas en las que sabe que M.K. atiende a otros pacientes.

M.K. le dice que no le puede dar las horas que le pide, y le ofrece otras.

De pronto, en un momento en el que los dos trenes se hallan detenidos en la estación, Richard dice que se siente mal y que tiene un dolor en el vientre. Está muy pálido.

M.K. interpreta que la estación es su interior, y que está en una constante espera de que ocurra dentro de él un choque entre el tren eléctrico, que lo contiene a él, a ella y a la mamá buena, y el tren de carga enemigo, que representa a todos los pacientes enojados y a los niños a quienes Richard quiere robarles su analista, llevándosela a su ciudad natal (nota 1). Por esto es por lo que también quiere cambiar la hora de las sesiones, para quitársela a todo el mundo. Aunque está tratando de evitar que choquen los trenes, pues no quiere dañar ni a ella, ni a mamá, ni a sus hijos, y desea terminar el análisis pacíficamente, no parece, sin embargo, creer que pueda evitar el choque internamente. Esto quiere decir que, tanto él como ella, pueden quedar heridos o dañados por sus rivales, y por esta causa se siente tan tenso al jugar y tiene dolor de vientre (nota II).

Richard mira a M.K. con sorpresa y dice: "El dolor ha desaparecido por completo. ¿Por qué?" Y el color le vuelve a las mejillas.

M.K. interpreta que el dolor de hoy, igual que el de garganta que tuvo en sesiones anteriores, está relacionado con la ansiedad que siente por su interior, y que al comprender cuáles son estas ansiedades, vivenciándolas conscientemente, el dolor desaparece.

Richard hace ahora que el tren de carga corra detrás del eléctrico y una vez más debe detenerlos a último momento para evitar un desastre; entonces los lleva al otro extremo de la mesa. Un poco más tarde, la locomotora del tren de carga deja sus vagones y entra en la estación; aunque Richard trata de creer que ahora no va a ocurrir ningún desastre, es evidente que se siente inseguro, pues en seguida empuja la locomotora hacia detrás de la cartera de M.K y le dice enojado: "Tonta".

M.K. interpreta que el tren eléctrico la representa a ella ahora. Richard se la está llevando, para separarla de sus demás pacientes e hijos, cosa que demuestra al hacer que el tren eléctrico huya del de carga aunque con peligro de ser dañado por éste. Y después expresa la misma ansiedad de una manera diferente: la locomotora del tren de carga (que ahora representa a M.K. la "tonta", a quien ha empujado detrás de la cartera), llega sola a la estación, lo cual quiere decir que él y ella ya no están juntos. Los vagones representan a papá, los pacientes y a los niños, quienes ahora son todos rivales suyos (nota III). La locomotora también representa a la M.K. externa, la mamá buena, que es su principal ayuda y apoyo.

Richard dice enfáticamente que M.K. está con él en el tren, y le indica que uno de los vagones es él y el otro ella. Desengancha entonces los dos y luego los vuelve a enganchar, añadiendo que están juntos y que además tienen juntos sus órganos sexuales.

M.K. interpreta que siente que no puede evitar el desastre que se cierne sobre los dos. Acaba de darse cuenta de que realmente ella no va a quedarse con él más tiempo, sino que se va a marchar para unirse con sus demás pacientes y con su familia. Y que por esto desenganchó y volvió a enganchar otra vez los vagones.

Richard contesta que si M.K. desea dejar a sus demás pacientes, él no tiene nada que ver con ello.

M.K. interpreta que es justamente por esto por lo que se acaba de enfadar tanto con ella -la locomotora-, llamándola "tonta", pues acaba de sentir que no es ella quien desea dejar a sus niños y a sus pacientes (los vagones) para quedarse con él, sino él, Richard, quien quiere separar a éstos de ella.

Richard engancha los vagones al tren de mercancías y los dos trenes chocan, pero el choque lo hace con mucho cuidado... En un determinado momento, mientras juega con los trenes, Richard muestra la desconfianza que le tiene a M.K. al preguntarle si puede guardar un secreto. Luego le cuenta que una persona muy importante (cuyo nombre menciona), ha pasado esa mañana por "X". Ahora vuelve a pedirle que no hable de ello.

M.K. interpreta que ha aumentado la desconfianza que le tiene, porque como se va y le deja, se ha convertido en la madre "bruta malvada".

Richard pregunta si M.K. es una médica de la mente tal como otros son médicos para el cuerpo.

M.K. contesta que sí, que se puede decir que así es.

Richard dice que la mente es aun más importante que el cuerpo, aunque le parece que la nariz es muy importante también.

M.K. interpreta que la nariz representa su órgano genital, y que teme que le pase algo malo a él; que esté dañado y que no se desarrolle como es debido Esta es la causa que le hace temer convertirse en tonto. Duda, además, que ella pueda llegar a curárselo, además de la mente.

Tras el desastre, Richard guarda los juguetes.

M.K. se refiere a uno de los dibujos de la sesión anterior y vuelve a preguntar por el pez dibujado en la parte baja, el cual está en las garras de lo que Richard llama un cangrejo, y que se parece mucho al pulpo de los primeros dibujos.

Richard dice una vez más que el pez se escapa de las tenazas y luego añade que éstas son los dos pechos.

M.K. interpreta que representan además la rabia que él siente, aunque al mismo tiempo desea que el pecho pueda salvarse y cortar las tenazas. Por haber atacado el pecho, teme ahora que éste se transforme en tenazas y le ataque a él, pues de ser así, para salvarse (ahora es él el pez), tendría que cortar el pecho (nota IV).

Richard dice que no quiere mirar más por debajo de la superficie del dibujo (quiere decir bajo la línea), y sugiere que miren, en cambio, lo que pasa sobre el agua (se refiere al barco que dibujó con tanto placer). Después dice que hace poco estuvo jugando con John Wilson y sus amigos y que él, Richard, bombardeó el camino de Birmania que había en el juego

M.K. interpreta que si bombardeó el camino de Birmania, eso quiere decir que es japonés.

Richard dice entonces con aire desorientado que en ese caso él debe de ser el barco japonés del dibujo.

M.K. le vuelve a señalar entonces las diversas partes que tiene su personalidad, las cuales están representadas por el Salmon británico y por el barco japonés. Esta misma situación la ha representado ya antes, al ser a veces alemán y a veces inglés. El barco que lo representa á él tiene, además, gente adentro -los hombrecitos-, y éstos representan a papá, el cual teme que dañe a la mamá buena que está dentro de él. Este temor es el mismo que siente hacia el genital de Hitler, el "arma secreta" que él mismo contiene, y que puede impulsarle a dañar a ella o a mamá. El submarino británico, en cambio, representa a su parte buena, que contiene a la M.K. buena y a mamá.

El estado de ánimo de Richard en esta sesión se parece en general al que tenía en la sesión noventa, pues está muy triste y tenso. El deseo cada vez mayor de ser abrazado y mimado, se muestra repetidas veces en que toca a M.K. y deja caer varios objetos al suelo para poder tocarle las piernas al levantarlos. Todo el tiempo está tratando, además, de controlar la agresividad que siente, por temor a dañar con ella sus objetos queridos.

 

Notas de la sesión número noventa y dos

1. El choque entre los objetos buenos y los que Richard siente que son los malos (por haberlos atacado y quererlos desposeer), es también el conflicto que existe entre una parte de sí mismo, la cual siente que es buena y que está aliada con el objeto bueno, y otra parte de sí que es hostil y que está en alianza con los objetos que siente que son malos.

II. Es importante tomar nota de la discrepancia existente entre las situaciones internas y externas, y del hecho de que, si bien Richard trata de arreglar las cosas externamente para evitar el desastre, no puede, sin embargo, liberarse del sentimiento de desastre interno, el cual expresa mediante el dolor físico y la tensión mental que refleja de manera muy y notoria La experiencia psicoanalítica demuestra que los esfuerzos realizados para poder manejar las situaciones y relaciones externas, persiguen varias finalidades: no sólo mejorar la relación con el mundo externo -lo cual implica reparar los primeros objetos externos-, sino también apaciguar las ansiedades relativas al mundo interior. De esta manera, las relaciones externas se convierten en un medio para poner a prueba las internas; y de no existir un equilibrio relativamente bueno entre lo externo y lo interno, estos ensayos no consiguen el éxito perseguido.

III. En la actualidad, los estudios que he hecho del yo me sugerirían la formulación de una interpretación hecha desde un punto de vista diferente. Ya he interpretado que una parte de Richard, la cual él vive como buena y en alianza con el buen objeto, está luchando contra su parte destructiva, la cual está a su vez combinada con los objetos malos. Pero el yo de Richard no es aún lo suficientemente fuerte como para manejar el inminente desastre. Podríamos, pues, llegar a la conclusión de que la locomotora, que coloca detrás de mi cartera (la cual me ha representado a mí en varias oportunidades), representa a sus impulsos destructivos, a los cuales él mismo se siente incapaz de controlar y deben por ello ser controlados por el analista (en última instancia, por su objeto bueno). Este objeto bueno también es vivido como un superyó que controla y, por lo tanto, ayuda.

IV. Este ejemplo sirve para ilustrar el hecho de que los intentos de reparar y controlar los impulsos destructivos, no pueden evitar la proyección de éstos sobre el objeto. Como Richard ha destruido muchos pechos, el pecho sigue siendo un objeto del cual no se fía, que puede llegar a morderle y a atenazarle. Esto constituye un ejemplo de la complejidad de los procesos que operan en forma simultánea, pues podemos ver, en efecto, cómo se expresan los impulsos destructivos y al mismo tiempo el deseo de controlarlos e incluso aniquilarlos, lo cual puede llegar a significar el aniquilamiento de una parte muy importante de la personalidad (véase "Notas sobre algunos mecanismos esquizoides", 1946). De esta manera el objeto bueno queda a salvo; pero al mismo tiempo se establece una actitud de desconfianza ante él, pues en cualquier momento puede vengarse y hacerse peligroso.

 

SESIÓN NÚMERO NOVENTA Y TRES, Y ULTIMA (Jueves)

Richard está triste y silencioso. Toda la sesión se caracteriza por la existencia de largos silencios y por los esfuerzos evidentes que hace para poder hablar, seguir trabajando y no dejarse vencer por la depresión, tanto por su bien como por el de M.K. Al principiar la hora dice que está muy triste por la ida de ésta y le pregunta si sabe el nombre de una mujer de "Z" de quien ha oído hablar y que hace algún tipo de "trabajo"; pero en realidad no piensa que sea el trabajo adecuado, sino que más bien se trata de una bruja... Luego menciona que se ha hecho amigo de la cobradora bonita.

M.K. interpreta que, como va a perderla a ella y el análisis, está tratando de hacer amigos en todas partes donde pueda. De esta manera piensa que podría evitar el ser atacado por sus enemigos. La cobradora bonita es para él una mezcla de bueno y malo: es tan bonita como su madre, pero al mismo tiempo es mala, por tratarle como a un niño. De todas maneras quiere estar en buenos términos con ella antes de que se marche M.K.

Richard caza una mosca y la echa por la ventana, diciendo que se va al jardín del "oso".

M.K. interpreta que las moscas han representado diversos papeles en las sesiones anteriores. Unas veces las ha matado (en ocasiones en que representaban a los bebés malos o incluso al papá malo). Otras le ha dado libertad, como lo ha hecho en este momento, al decir que el animalito se iba al jardín del "oso", el cual representa a un papá bastante inofensivo.

Richard dice pensativamente: "El oso es el papá azul oscuro", y añade que su papá verdadero es celeste. Es ésta la primera vez que usa la palabra celeste para aplicársela a su padre, pues antes siempre la ha reservado para designar con ella a la mamá ideal o a M.K.

M.K. interpreta que ahora usa el celeste para papá y que parece con ello estar expresando el amor que siente por él. Además al perderla a ella, le sirve de consuelo tener un papá casi tan bueno como mamá.

Richard va a la cocina y bebe del grifo.

M.K. interpreta que ya que no puede tener el pecho bueno, quiere incorporar dentro de sí el pene bueno de su padre.

Durante la sesión entera, Richard juega bastante con el reloj. Lo acaricia, lo manosea, lo abre y lo cierra, le da cuerda, y parece estar profundamente enfrascado en cada actividad que hace con él. Al poner la alarma, dice: "M.K. está hablando por radio a todo el mundo y dice: Daré a todo el mundo la paz que sea más conveniente". Luego, un poco tímidamente, añade: "Y Richard es un niño muy bueno, y yo le quiero...". Tras esto, sigue matando moscas y cortándolas por la mitad. Llena un cubo de agua hasta el borde, y explica que desea tomar la mayor cantidad de leche que sea posible, pero que además quiere vaciar y limpiar el tanque. También desea matar a todas las moscas que encuentre en el cuarto de juegos. Mientras las mata, se refiere a la "V" de la victoria que está obteniendo sobre ellas... Al volver a la mesa, encuentra que la cartera de M.K. está abierta; entonces rápidamente le saca el monedero y dice: "No te importa, ¿verdad?", y lo abre Mira los chelines, los pone de lado, y saca unos billetes. Comenta que M.K. parece tener mucho dinero, y luego le pregunta si esto es todo lo que tiene o si tiene más en el banco. Al separar los chelines, hace un gesto como si quisiera quedarse con ellos.

M.K. interpreta que antes de separarse querría sacar de dentro de ella todo "lo grande" (los chelines) y la leche que fuera posible. Pero que luego se asusta, pensando que quizá le deje a ella demasiado poco; por esta causa le ha preguntado si tiene más en el banco. Esto demuestra que teme haberla dejado exhausta. Al matar a todas las moscas, está tratando de protegerla -y a mamá también-, de todos los bebés malos que siente que las dos contienen y que pueden ponerlas en peligro.

Richard, igual que en la sesión anterior, aprovecha todas las oportunidades que se le presentan para tocar a M.K., y en un determinado momento le pregunta si no le gustaría sentarse en el banco de piel que en una sesión anterior representó su órgano sexual.

M.K., tras sentarse un rato en el banco, interpreta que desea tocarla, no sólo porque le gustaría acariciarla como acaricia el reloj, sino también porque le parece que al tocarla se la puede meter dentro de él y mantenerla allí mejor.

Richard da un puntapié a los bancos y tras ello tira la cuerda de la manera que lo hizo anteriormente (sesión cincuenta y dos), recordándole a M.K. la forma en que la usó antes, cuando representaba el pene de papá del cual él se había apoderado... También juega mucho con las llaves. Hace que las dos anden juntas; luego, tras sacar la más pequeña del aro del llavero, la vuelve a colocar en él.

M.K. interpreta que desea irse con ella a Londres; luego volver con su mamá, y después, una vez más, irse con ella. Esto es lo que está expresando con el juego de las llaves.

Richard pide entonces a M.K. que ponga la mano sobre una hoja de papel, y le dibuja el contorno, el cual se lleva luego con él.

M.K. interpreta que es otra manera de mantenerla a ella dentro de si.

Richard se pone una vez más a jugar con el reloj: cierra tanto el marco que por poco se cae, pero dice que lo está sujetando todavía. Luego lo cierra del todo, lo vuelve a abrir rápidamente y dice: "Ahora ella está otra vez bien".

M.K. interpreta que teme que ella tenga un colapso y que necesite su apoyo para seguir en pie (si quiere venir a Londres es en parte para protegerla allí). Pero que también se está refiriendo a la M.K. interna, la cual teme que tenga un colapso dentro de él; pero está decidido a mantenerla viva, tanto interna como externamente. Si por un lado terne no tener éxito en esta empresa, por el otro tiene la esperanza de poder triunfar.

Hacia el final de la hora Richard se queda muy silencioso, pero dice que ha decidido continuar el trabajo con M.K. en algún momento del futuro.

M.K. va con Richard hasta el pueblo, pero una vez allí el niño se despide rápidamente de ella, diciéndole que prefiere que no le vea subir al autobús.

Durante toda la sesión ha estado librando una fuerte batalla contra la depresión, y tratando de que la despedida no fuera demasiado difícil para ninguno de los dos. También ha tratado de mantener viva la esperanza de volver a ver a M.K. y de poder continuar el análisis. El esfuerzo que hace por colaborar con ella se ve en la manera como, al tirar la cuerda, le recuerda lo que ello significó en el pasado.

 

COMENTARIOS FINALES

El psicoanálisis que he presentado aquí no es completamente típico, como ya dije en la Introducción. A pesar de ello, el material de Richard y mis interpretaciones sirven para ilustrar los principios básicos de la técnica que empleo para analizar a los niños, tanto durante el período de latencia como en el de la preadolescencia. Por ello creo que este libro constituye una continuación de mi Psicoanálisis de niños, y que puede resultar de utilidad para el estudiante de psicoanálisis y en especial para el psicoanalista de niños. En realidad, es ésta la finalidad que persigo al publicarlo.

En las notas he ido indicando ciertas etapas del proceso de desarrollo, algunas de las cuales luego se desvanecen. Sin embargo, las considero importantes, pues parte del trabajo del analista consiste en estudiar tales etapas cuidadosamente, aun cuando no estén suficientemente establecidas.

Todo el proceso del análisis, aunque éste sea mucho más prolongado, implica la existencia de tales cambios, y el proceso de la elaboración sólo se hace posible cuando el analista sigue estas fluctuaciones muy de cerca y las va analizando. Esto implica que no sólo debe interpretar cada nuevo detalle que aparece en el material, sino que además tiene que hacerse cargo de los cambios que se operan en el contenido y en la forma de las situaciones de ansiedad, a medida que el paciente va alcanzando un mejor conocimiento de si mismo.

El progreso de Richard está ligado a la mejoría que experimenta en la relación con el objeto bueno, y estoy convencida de que esto constituye lo fundamental de todo análisis en el que se logran alteraciones favorables y duraderas. He demostrado claramente que para Richard el objeto bueno es la madre "celeste" idealizada, y que la relación que sostiene con la analista mantiene estas mismas características. Como siempre ocurre, la idealización implica necesariamente la existencia de una situación persecutoria de diversos grados, y un signo de progreso considerable en el análisis de Richard, lo constituye el hecho de que éste pueda traer a un primer plano el aspecto persecutorio de la relación con esta madre y analista idealizadas. Al analizar estos dos aspectos, resulta, sin embargo, que la relación del niño con su madre no se basa solamente en la idealización, sino que, hasta cierto punto, ha logrado también establecer con ella una relación de confianza y de amor; y esto a pesar de que la ansiedad persecutoria y los procesos de disociación hagan necesario una y otra vez que recurra a la idealización. Al disminuir estas ansiedades, Richard puede establecer un a relación mucho más segura con el objeto bueno primario: la madre Y además, gracias al análisis del complejo de Edipo, en el cual el elemento paranoico es muy intenso, puede vivenciar más profundamente el amor que siente por su padre. Esto a su vez contribuye a disminuir las sospechas y las ansiedades persecutorias referentes a otras personas, con lo cual se mejoran las relaciones de objeto en general, a la par que la relación que mantiene con ambos padres.

Todas estas modificaciones implican que Richard se ha hecho más capaz de enfrentar, controlar y contrarrestar los impulsos destructivos, la envidia y las ansiedades persecutorias. Y este desarrollo significa que su yo está en mejores condiciones para aceptar e integrar el superyó. Otro factor que también contribuye al fortalecimiento de su yo, lo constituye el que los procesos de identificación proyectiva e introyectiva, que eran muy poderosos, han disminuido en el transcurso del análisis.

Por otra parte, también queda el yo reforzado, al adquirir Richard una mayor confianza en sus propias dotes y en los aspectos buenos de su carácter; lo cual, además, le da una mayor confianza en llegar a ser potente, permitiéndole al mismo tiempo un despliegue mayor de las fantasías genitales.

En la primera parte de este libro nos encontramos con un Richard que está en un perpetuo tironeo entre sus impulsos destructivos y amorosos, y que es presa de ansiedades tanto persecutorias como depresivas. La total inseguridad que siente queda expresada en el "desastre" que se produce cada vez que usa los juguetes, el cual implica siempre la destrucción de todo su mundo externo e interno, incluido él mismo. otro índice de que no puede controlar la avidez, envidia y competencia, lo encontramos en los dibujos de los imperios, pues sea lo que fuere lo que se propone hacer conscientemente, siempre resulta que él tiene más países que los demás.

Esta situación se va modificando a medida que el análisis progresa. Ya he dicho que antes que la envidia, los celos y la avidez, que en mi opinión son expresiones del instinto de muerte, disminuyen al poder Richard ir enfrentándose gradualmente con sus impulsos destructivos e integrándolos. Esto a su vez permite que la capacidad de amar que tiene entre más plenamente en acción, lo que hace posible que el odio sea mitigado por el amor como resultado de esto, puede al mismo tiempo ir desarrollándose en él una mayor tolerancia hacia los demás y hacia sus propias debilidades. El sentimiento de culpa que vivenciaba a la par de las ansiedades persecutorias, disminuye, y esto implica a su vez la adquisición de una mayor capacidad para reparar. De esta manera puede, hasta cierto grado, elaborar la posición depresiva.

Otra prueba de que el instinto de vida va adquiriendo una preponderancia cada vez mayor, junto con la capacidad de amar, la tenemos en que ya no se siente obligado a separarse de los objetos destruidos, y en cambio, puede tener compasión por ellos. Ya me he referido al hecho de que a pesar de odiar tanto a los enemigos que en aquel momento ponían en peligro la existencia de Gran Bretaña, es, sin embargo, capaz de sentir simpatía por el enemigo vencido. Esto lo demuestra, por ejemplo, cuando se apena por el daño que sufren Berlín y Munich, y en otra ocasión, cuando se identifica con el Prinz Eugen, al que acaban de hundir. El predominio cada vez mayor del instinto de vida en la fusión de ambos instintos y la consiguiente mitigación del odio por el amor, constituyen la última razón por la cual puede el niño seguir teniendo esperanza, a pesar de la experiencia dolorosa que es interrumpir un análisis que él reconoce de importancia esencial, tanto consciente como inconsciente.

La afirmación de que, como resultado del trabajo analítico, Richard logra establecer dentro de sí en forma mucho más estable el objeto bueno interno, se ve confirmada por la esperanza que ahora tiene, y por la habilidad que demuestra para mantener una buena relación con su analista, considerada como objeto interno y externo, a pesar del resentimiento, de la sensación de pérdida y de la gran ansiedad que su viaje le ocasionan. Esta mayor seguridad interior, refleja el predominio que ahora tiene el instinto de vida.

Tengo la impresión que este análisis, aun cuando quedó sin terminar, produjo cambios duraderos en el paciente.   

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