RELATO DEL PSICOANÁLISIS DE UN NIÑO

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Melanie Klein

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SESIÓN NÚMERO OCHENTA Y UNO (Jueves)

Richard está otra vez esperando a M.K. en la esquina y le pregunta si faltan dieciséis días para su partida. En la habitación pone su reloj en hora con el de ella, abre éste, lo inspecciona, pone la alarma y abre y cierra su estuche de cuero varias veces, mientras lo acaricia con las manos. Dice, además, que a pesar de que su reloj marcha un poco mas lentamente que los otros, “va por su camino", y le pasa el dedo por la circunferencia. Comenta que nadie puede ordenarle que se detenga, y mucho menos otro reloj... Tras lo cual, da una rápida ojeada a la cocina, mira incómodamente el "tanque-bebé" y queda turbado al ver que hay en él algo de óxido. Trata entonces de rasparlo para quitárselo y parece quedar agradecido cuando M.K. lo saca con un cepillo. Entonces se va rápidamente a la mesa y una vez más mira el reloj para ver si sigue marchando...

Le cuenta a M.K., tras eso, que tiene un secreto que ella desconoce: la noche anterior ha estado andando en bicicleta por la calle y ha pasado por delante de la casa. ¿A dónde lleva el caminito que hay al final de la calle? ¿Qué hacía anoche a eso de las 20,45? (hora en que pasó por su casa). ¿Se enfadaría con él de saber que miró hacia adentro? Richard no espera que M.K. conteste a ninguna de estas preguntas, y sigue hablando. Le explica que pidió la bicicleta prestada el día anterior y que con ella recorrió todo el pueblo. Desgraciadamente se le hizo demasiado tarde para ir tan lejos como se había propuesto, pues quería llegar hasta el pueblo vecino. Sigue explicando con detalles su hazaña, comentando que fue muy divertido llevarla a cabo y que lo pasó muy bien. Al ir cuesta abajo, hacía ruidos como si fuera un autobús (nota 1).

M.K. interpreta, como tantas otras veces lo ha hecho ya, que mirar dentro del reloj significa mirar dentro de ella, para asegurarse de que todavía se encuentra en buen estado. Lo mismo significa mirar la cocina, y ambos actos están relacionados con el haber estado matando moscas el día anterior, con haber ensuciado la cocina y con el temor de haberla dañado a ella con estos actos. Por otra parte, el haber dado el paseo en bicicleta significa que tiene menos miedo de los otros niños, y le ha servido además para satisfacer su curiosidad. En efecto, andar frente a la casa donde ella vive significa también explorar su interior; el caminito representa su órgano genital, y se está preguntando adónde le llevaría introducir dentro de él su pene (la bicicleta). Parece, sin embargo, tener menos miedo de que este órgano sea un arma peligrosa, y esta es la razón por la cual ha podido hacer uso de la bicicleta.

Todo esto significa, además, que ha disminuido el temor que te­nía de que su odio y sus deseos destructivos lograran un efecto verdadero. El reloj que "sigue su camino", aunque lentamente, representa su pene, el cual ahora ve más pequeño y menos potente, pero siente que no está dañado. Aunque parece poder ahora aceptar mejor que es sólo el órgano genital de un niño, tiene sin embargo confianza de que en el futuro se convertirá en el de un hombre. Poner en hora su reloj, de acuerdo con el de ella, significa que cree que entonces se podrán entender los dos y tenerla de amiga, dentro de sí mismo.

Richard empieza otra vez a manipular el reloj, y dice con mucho sentimiento: "¿Es necesario que nos separemos?" Tras lo cual se dirige al jardín, mira el cielo y dice en voz baja y con emoción: "Está divino". De vuelta en la habitación se pasea por ella, encuentra el martillo y golpea el suelo con fuerza. Mientras lo hace, menciona que el canario que le queda va a volver a casa, cosa que está deseando que ocurra. (El animalito estaba en casa de la niñera, la cual, como dije anteriormente, vive con su marido en el vecindario y le ve a menudo.)

M.K. interpreta que al golpear con el martillo ha tratado de abrir el suelo, sacar de dentro de éste a los bebés muertos, y encontrar a aquellos que estén vivos: el pájaro que vuelve a casa.

Richard se dirige al piano, puesto de cara a la pared, y que tiene colocados encima varios objetos, y dice que le gustaría tratar de tocar. En el transcurso del análisis lo ha mirado ocasionalmente, pero hasta ahora lo ha abierto una sola vez para tocar unas cuantas notas (sesión número cinco). Trata de abrirlo, y le pide a M.K. que le ayude a moverlo y a sacar las cosas que se encuentran sobre la tapa. M.K. hace como él se lo pide. En uno de los ángulos del piano hay una bandera británica, y Richard dice que la va a vigilar; quiere con ello significar que no se caiga. Al principio toca con un solo dedo y de manera muy insegura; luego se detiene, y dice que el piano está lleno de polvo. ¿Le puede ayudar a limpiarlo? M.K. lo hace así, y una vez más Richard trata de tocar, pero comenta con voz triste, que se ha olvidado de todas las sonatas que antes sabía. Entonces trata de tocar otra cosa; busca una silla, se sienta, y toca algunas armonías que inventa, mientras comenta, en voz baja, que antes solía hacer es­to muy a menudo. Al cabo de un rato le pregunta a M.K. si le gustaría a ella tocar algo, cosa a la cual M.K. accede. Richard se pone muy contento, se sienta él una vez más y tratando de tocar de nuevo algunas armonías, dice en un susurro que cuando llegue a su casa sentirá un gran placer en volver a tocar. Luego abre la parte superior del piano, y pide a M.K. que toque algunas notas mientras que él mira "adentro". De repente, tomando conciencia de la palabra que acaba de emplear, la mira de manera significativa y dice: “Otra vez el interior". Tras lo cual, golpea el teclado con el codo y pisa los pe­dales con fuerza. Coge después la bandera, se envuelve en ella y canta vigorosamente el Himno Nacional. Tiene la cara sonrojada y da gritos, tratando de contrarrestar mediante la lealtad, el enfado y la hostilidad que al mismo tiempo siente.

Después mira a través de la ventana, y al ver al anciano de la casa de enfrente dice: "Ahí está el oso". Tras un silencio pregunta si ha pasado el Sr. Smith. Aunque hasta este momento apenas ha prestado atención a los transeúntes, ahora está tenso y lleno de sospechas, y se pone a vigilarlos.

M.K. interpreta que él mismo se ha dado cuenta de que el piano representa el interior de ella, y que el tocarlo significa introducir el pene dentro de su órgano sexual y acariciarla como antes acarició el reloj. De esta manera siente que resucita a los bebés que ha matado, pues las moscas negras ahora están representadas por las teclas negras del piano. Los lindos sonidos que las teclas emiten, representan en cambio las voces de los bebés que tanto le gustan y a los cuales se ha referido ocasionalmente llamándoles "ricos". El hecho de que tanto su reloj como el de ella estén marchando bien, significa que tanto ella como mamá siguen vivas y que están con sus bebés dentro de él. Pero entonces ha tenido miedo del Sr. K., del Sr. Smith y del "oso” de enfrente (en realidad, del papá malo) y se ha puesto a vigilarlos como antes vigiló la bandera. El, por su parte, se siente vigilado tanto por el papá hostil externo como por el que se encuentra dentro de mamá. Por esto en un momento determinado dejó de tocar y empezó a golpear el piano con el codo, pues empezó otra vez la pe­lea dentro de ella y de mamá. (En cuanto M.K. interpreta esto, la inquietud del niño disminuye y parece menos ansioso por vigilar la calle.)

M.K. continúa entonces interpretando. Dice que también teme sentir que cada vez que toca el piano se despiertan en él sentimientos dolorosos. El piano, al que ama en realidad, pues ha dicho que será un placer volverlo a tocar en su casa, representa a mamá, querida pero silenciosa. Constantemente tiene miedo de que éste se muera (nota II) y este temor es ahora mayor a causa de los peligros de la guerra, y del miedo que también tiene de que las bombas la destruyan a ella cuando vaya a Londres.

Richard pide a M.K. que le ayude a poner el piano donde estaba antes. Luego abre su maleta y escribe en su diario las cortas notas que redacta habitualmente: que ha estado con M.K., que ha jugado con ella, que la R.A.F. ha llevado a cabo un ataque. Después le enseña lo que ha escrito.

M.K. interpreta que al hacer estas anotaciones no ha escrito sin embargo dos cosas que para él son muy importantes: que la noche anterior anduvo en bicicleta por delante de su casa, gustándole el paseo, y que por primera vez desde hace mucho tiempo ha tratado de tocar el piano, lo cual le ha dado mucho placer y mucha esperanza. Si no ha mencionado estos hechos en su diario, ello se debe a que, aunque para él son muy importantes, tiene mucho miedo también de que se conviertan en cosas malas, pues no confía en la bondad de sus propios sentimientos. Además, aunque considera que su diario es secreto y sólo se lo enseña a ella, en realidad no escribe en él nada verdaderamente privado, a pesar de que le gustaría hacerlo y que por esta causa es por lo que lo llama secreto.

Richard enseña a M.K. unas fotografías que ha tomado. Entre ellas hay un paisaje con una puesta de sol, en el cual el cielo está cubierto de nubes. Con especial énfasis comenta que esta fotografía le gusta mucho y que se ven muy bien las nubes que hay en ella[1], tras lo cual dice que le gustaría sacar una foto a M.K., cosa a la cual ésta accede. De repente se encuentra con un negativo al que califica de "fracaso"; entonces pide a M.K. que le preste su navaja, y cada vez más agresivo, lo corta en pedacitos pequeños; algunos de éstos se los mete en la boca, los escupe después, y se pregunta si estarán envenenados. También hace una señal en la mesa con la navaja.

M.K. interpreta que el "fracaso" se debe a que teme que al sacarle la foto, la incorpore dentro de sí no como amiga, sino como enemiga, por contener ella al genital-papá malo y venenoso. Por otra parte, el cortar el negativo en pedacitos, demuestra que también teme a sus propios deseos devoradores y ávidos, por lo cual tiene miedo de no poderla guardar en buen estado. La foto simboliza incorporarla a ella dentro de si, cosa que se ve en el hecho de haberse metido en la boca parte del negativo, al que luego ha tratado de sacar fuera, escupiéndolo. El "fracaso", además, estaba guardado en el mismo sobre que la foto del paisaje que tanto le gusta, y que representa a la mamá buena. Esto le hace temer que si corta y destruye el genital de papá que está dentro de mamá, y el genital-Hitler malo que está dentro de ella, también ellas dos pueden ser dañadas. Al hacer la marca en la mesa (que a menudo ha representado a M.K.) está demostrando que duda poder mantenerla libre de daño...

Durante esta sesión, en diversas ocasiones, Richard ha martillado el suelo con mucha fuerza y vertido mucha agua en la cocina. Antes de marcharse, pregunta a M.K. si va a ir a la tienda de comestibles, y parece aliviado al oír que no. En el camino de vuelta está silencioso, pero no parece sentirse triste. Menciona entonces que ha estado averiguando cuál es la cobradora que le va a tocar en el autobús (ese día se va a su casa) y que está contento porque no es la que le hace ponerse de pie. De todas maneras este problema parece preocu­parle menos de lo que hasta ahora le ha preocupado[2].

 

Notas de la sesión número ochenta y uno

I. Teniendo en cuenta que la próxima interrupción del análisis en conjunción con la enfermedad de su padre, mantienen a Richard en una situación de gran tensión, es sorprendente que haya logrado hacer lo que ha hecho. Al principiar el tratamiento tenía miedo de salir solo, aun de día. Ahora, en cambio, es capaz de pedir prestada una bicicleta y de salir con ella al atardecer. También demuestra que es capaz de controlarse, en el hecho de pasar por delante de mi casa sin intentar, sin embargo, verme.

II. Se hace evidente que la inhibición de Richard para tocar el piano se debe a que éste se ha convertido en el símbolo del interior de su madre y de una relación sexual con ella; además no me cabe duda de que también está relacionado con fantasías masturbatorias. La pena que siente por haber dejado la música que tanto le gusta está además relacionada con el piano silencioso; es decir, el piano por él abandonado, que representa a su vez a la madre abandonada y silenciosa, es decir muerta. Al tocar el piano puede volver a ésta a la vida; pero al mismo tiempo, tiene miedo de expresar el deseo de relacionarse sexualmente con ella y ser castigado por su padre. Este ejemplo sirve para esclarecer algo el origen de la inhibición de las sublimaciones.

 

SESION NÚMERO OCHENTA Y DOS (Viernes)

Me faltan las notas detalladas de esta sesión, pero me ha sido posible hasta cierto punto reconstruir la esencia de lo acontecido en ella, basándome en parte en mis recuerdos y haciendo ciertas deducciones del material de las sesiones precedentes y de las que le siguen.

Richard se encuentra en un estado de gran ansiedad y resulta muy difícil controlarle. Martilla el suelo con mucha fuerza y derrama mucha agua en el suelo de la cocina. También corta la mesa con su cuchillo. Aunque mucho de esto también lo ha hecho en la sesión ochenta y uno, los sentimientos claramente violentos que se dan tras haber tocado el piano, están sin embargo controlados hasta cierto punto. Ahora, en cambio, se expresan con mayor fuerza. En esta sesión pide una vez mas un cambio de horario, pero M.K. no se lo puede hacer. Esto le hace sentir un gran resentimiento, además de rabia y desesperación; y se pone tan violento que M.K. se ve obligada a detenerle y en un determinado momento llega a impacientarse con él, reacción ésta que, por no ser usual, le asusta mucho.

El contenido de su maleta representa un papel importante. Ha comprado una langosta para llevarla a su casa, la cual, durante la sesión, se revela como objeto dudoso. Primero se refiere a ella diciendo que es un alimento deleitable y dice que está deseando comérsela, pero al final se pone furioso con ella y la ataca violentamente con el cuchillo.

M.K. interpreta entonces que la langosta está relacionada con el pulpo de las primeras sesiones, que él, ella y mamá contienen. Cuando martilla el suelo, quiere con esto abrirlo para sacar de dentro de mamá el pene malo del padre, y también expresa la desconfianza y el enfado que siente hacia su analista, la que se ha convertido en su mamá "bruta", particularmente tras haber hecho un gesto de impaciencia.

 

SESION NÚMERO OCHENTA Y TRES (Sábado)

Richard espera una vez más en la esquina, y sólo mira furtivamente a M.K. Esta le dice entonces que ha podido, después de todo, arreglar el horario que le pidió; pero aunque Richard parece ponerse contento, sigue sin mirarla. Comenta entonces que tiene planeada una "excursión". Va a ir con John Wilson y con el amigo de éste a escalar una de las montañas mas altas.

Una vez en la habitación, abre su maleta y dice que la langosta ha desaparecido, pero en seguida agrega que es mentira, pues aun la tiene guardada junto con las fotografías, la máquina de sacar fotos y otras cosas.

M.K. le indica que apenas se atreve a mirarla a ella, y que parece estar aterrado por lo que pasó la sesión anterior. Probablemente cuando ella se impacientó con él, sintió que se transformaba en la "bruta malvada".

Richard dice entonces sarcásticamente. "Hitler dijo: «Mi paciencia ha terminado»."

M.K. interpreta que en su mente ella se ha transformado completamente en Hitler. Como siente que ella tiene a Hitler adentro, trata de romper el suelo y cortar la mesa, para cortarlo así a él. Lo que dijo de la langosta en la sesión anterior, demuestra que siente que éste animal se encuentra dentro de sí mismo y dentro de M.K. y que está asociado con el papá-pulpo. Al mismo tiempo desearía que la langosta fuera un genital bueno y comestible, pero tiene grandes dudas sobre su bondad y por esto acaba de decir que ha desaparecido, a pesar de estar aún en su maleta. El que la langosta esté guardada junto con la linda fotografía, significa que tiene dentro de sí tanto a la ma­má buena como al genital-papá malo. Por otra parte, al comparar a M.K. con Hitler, ha querido decir que ella pretende ser "dulce" y celeste" cuando se mantiene calma y no demuestra tener enojo alguno; pero que él siempre ha tenido dudas sobre que esto fuera verdad y que siempre ha esperado que sé pusiera furiosa igual que su madre cuando él se enfada, la muerde y la ataca. Por esta razón es por lo que tantas veces le ha preguntado, como a mamá, si no le ha herido los sentimientos.

Richard dice que quiere sacar una foto a M.K. en el jardín tal como decidieron que lo harían. Le pide que sonría y la mira amistosamente; una vez sacada la foto, le dice que le mire los cordones de los zapatos, para asegurarse de que están bien atados y que no se van a desatar. En este momento está genuinamente amistoso, y menciona con alguna preocupación el hecho de que también los extranjeros tengan ahora que alistarse en el país. (Nunca ha llegado a aceptar el hecho de que M.K. sea ciudadana británica, a pesar de que lo sabe bien.) De todas maneras, esta disposición no puede afectarla a ella, pues está fuera de edad, dice, y añade muy serio y con sentimiento, que además ella tiene que cumplir una labor muy importante, la de cuidar a sus pacientes.

M.K. le mira las lazadas de los zapatos como Richard le ha pedido, e interpreta que está tratando de incorporar dentro de sí a la M.K. "dulce", sonriente y "celeste", para guardarla para siempre y a salvo; pero que antes necesita reasegurarse de que realmente es amiga suya.

Richard empieza a garabatear (dibujo 67)[3], y mientras lo hace se refiere a la M.K. dulce, diciendo que se encuentra debajo del garabato.

M.K. le pregunta que dónde está, pues parece estar cortada en pedacitos (nota 1).

Richard contesta que así es, y sin dudar señala la cara que ha dibujado: la cara (a); los pechos (b y c), las piernas (d y e) y la V de la victoria (f). De repente, le mira el dedo y le pregunta si le está sangrando (no estaba ni dañado ni con sangre), y finalmente pregunta si la R.A.F. ha llevado a cabo algún bombardeo.

M.K. interpreta que él mismo representa a la R.A.F. y que ha bombardeado a la M.K.-Hitler alemana hasta dejarla hecha pedazos. Está haciendo como que la quiere y diciendo que es dulce, pero al mismo tiempo siente que triunfa sobre ella, pues está destruida, y por eso ha hecho la V de la victoria. La sesión anterior mostró lo rabioso que estaba por no poder ella arreglarle los horarios como él quería; lo mismo le pasaba al bebé cuando mamá le retiraba el pecho y él sospechaba que era para dárselo a Paul o a papá. La idea súbita que acaba de tener de que le sangra el dedo, expresa el temor que tiene de que sus pechos hayan estado sangrando por habérselos él destruido a mordiscos.

Mientras M.K. habla, Richard hace el dibujo 68. Inclinándose hacia adelante, le mira los ojos y le dice que son muy bellos (lo hace con voz falsa y artificial). Tras esto añade el pene al dibujo y pregunta que cómo se llaman las "partes de arriba" de los pechos (se refiere a los pezones).

M. K interpreta que la barriga que ha dibujado es también una cara -en realidad la de Hitler- que se encuentra dentro de ella, y que el pene que acaba de añadirle parece también ser de Hitler.

Richard se queda sorprendido, pero aunque dice que no se había dado cuenta de ello, está de acuerdo con la interpretación. Entonces hace garabatos en tres hojas más (de las cuales sólo reproduzco una, el dibujo 69). El enojo que tiene se hace cada vez mayor; la cara se le sonroja y los ojos le brillan. De vez en cuando hace rechinar los dien­tes y muerde con fuerza el lápiz, en particular al hablar de los pechos o cuando dibuja los círculos que los representan. Arranca hojas del cuaderno, y varias veces le pregunta a M.K. si ha visto al "buen" Sr. Smith. Pregunta además lo mismo que de costumbre sobre su hi­jo y su nieto, y también sí puede hablar el austríaco (también esto es muy repetido). Refiriéndose a uno de los garabatos, comenta que es ella, que otra vez está hecha pedazos. En el dibujo 69 indica que (a) son los lindos ojos de M.K., (b) su nariz, (c) su vientre y su pecho, y (d) el otro pecho. El tercer garabato es una carta escrita en clave, que el comandante de bombarderos manda al comandante de batallas por haber ganado la Batalla de Gran Bretaña. Esta carta consiste en puntos y rayas y tiene una cantidad de V de la victoria.

            M.K. interpreta que está dando a alguien las gracias, y por ayudarle a vencerla y destruirla a ella, que es la mamá extranjera, hostil y "bruta".

            Richard no contesta, pero hace el dibujo 70, comentando que la línea de la parte superior (c) va dirigida contra ella.

            M.K. le hace recordar entonces que en el dibujo 63 hizo una forma similar a la cual llamó banana, y que representaba un órgano ge­nital grande (el suyo y el de papá); en el dibujo de hoy, la línea sale del genital con forma de banana (a) y se dirige contra ella, lo cual quiere decir que la está atacando con su pene. Dentro de la palabra darling (b)* también hay una forma de banana, la cual es el papá-genital peligroso que se encuentra dentro de ella y de mamá. La langosta que tiene guardada en su maleta (que es el interior de su cuerpo) le sirve para luchar contra esta mamá mala que contiene a Hitler. Pero, además, este poderoso órgano genital-langosta y pulpo que tiene adentro y que usa en sus peleas, es el comandante de batallas, a quien el comandante de bombarderos le agradece por haberle ayudado, y representa otra parte de su personalidad.

            Richard hace otro dibujo, y dice que se trata de "X". Señala un cuadradito pequeño que es la tienda del señor Evans; los otros que están a su lado representan las demás tiendas. Menciona entonces que el señor Evans le ha dado caramelos, y que eran muy ricos. Unas líneas que pasan por delante de la tienda, representan el ferrocarril.

            M.K. le pregunta qué son los garabatos redondos que hay al lado del tren.

            Richard no contesta.

            M.K. entonces le sugiere que se trata de las bombas que ha dejado caer sobre el tren en el que ella va, llevándose los caramelos -el análisis-, los cuales representan, además, a los primeros dulces que probó: los pechos de mamá, los que también ha perdido. Cuando de niño se vio privado del pecho y ahora cada vez que se siente indefenso, se dirige hacia el "buen" señor Smith, o hacia el "buen" señor Evans, quienes representan el atractivo órgano genital de papá. Este órgano sexual le atrae como lo hace la hermosa langosta; pero, como al mismo tiempo odia y envidia el pene paterno, éste se convierte en un enemigo situado dentro de sí mismo, y entonces lo usa como una arma hostil en contra de mamá (nota II). Por todas estas causas siente que tanto el amor que experimenta hacia mamá y ella, como el que siente hacia papá y su órgano sexual, carecen de sinceridad, y que él mismo es por ello un "pillo".

            Richard hace el dibujo 71, y comenta que es una luna llena (a), un cuarto de luna (b), y un aeroplano (c), desde el cual está él disparando a la luna.

            M.K. interpreta que la luna es ella, mientras que el cuarto de lu­na es el órgano sexual del Sr. K. que está dentro de su cuerpo. La lu­na llena, además, representa su pecho y su vientre, y Richard dispara contra ella y contra el señor K., que están juntos.

            Richard está haciendo garabatos y dice que el tren está pasando por una estación.

            M.K. interpreta que se trata del pene de papá que está dentro de mamá. Su enojo va siempre dirigido contra la traidora y peligrosa alianza que existe entre sus dos padres, pues cree que mamá contiene dentro de su cuerpo a papá, de la misma manera como ella contiene a Hitler en el suyo (nota III).

            Richard hace otro garabato más y comenta: "Este es el tren en que va a viajar M.K.". Su rostro expresa creciente rabia y desesperación, y también denotan esto sus movimientos, pues al garabatear marca con violencia muchos puntos en el papel.. Luego hace el dibujo 72 y dice que (a) es también el tren donde M.K. va a viajar, y que las diversas partes de que está compuesto son los distintos compartimientos. Señala aquel en el cual ella está viajando (b), y añade que va a bombardear el tren. Empieza a hacerlo entonces con puntos, y durante un rato evita cuidadosamente marcarlos sobre el comparti­miento donde M.K. viaja; pero al cabo de un rato no puede seguir controlándose, y en un verdadero frenesí, dice que el tren entero va a ser bombardeado y destruido. Se levanta entonces de un salto, y empieza a dar puntapiés a los banquitos y a pisotearlos. En un determinado momento dice que uno de ellos es M.K. Luego coge el extremo de un pesado palo que pertenece a la tienda de campaña y lo deja caer en el suelo; golpea los banquitos con el martillo, vuelve a coger el palo y dice que con él está matando al señor Smith, y que también va a matar a Hitler.

M.K. le pregunta dónde se encuentra Hitler en el momento de disparar contra él.

            Sin dudar un instante, Richard contesta que en el lugar donde ella se encuentra en este momento.

            M.K. interpreta entonces que los banquitos son su hijo, su nieto sus pacientes, a los que él está disparando y matando por irse M.K. con ellos. Añade, además, que la desesperación que tiene se debe también al miedo de que sea realmente bombardeada en Londres, sin que él pueda remediarlo. Y como siente que no puede hacer nada para salvarla, la tiene que atacar y destruir (nota IV), para destruir en realidad al papá-genital malo que hay dentro de ella.

            En ese momento, la actitud de Richard cambia de una manera sorprendente. Se dirige a la cocina, elige dos cubos blancos, saca agua, y dice que está tomando leche, y que ésta tiene un aspecto muy bueno. Luego se queda mirando a M.K. mientras ésta los vacía -no los ha llenado del todo-, y le pide que vaya afuera con él. Allí mira a su alrededor, salta desde los escalones y cae en medio del cantero de las verduras, pero no daña las plantas; tiene una expresión completamente compuesta y amistosa.

            Al marcharse se refiere a la cobradora de autobús con quien va a viajar: se trata de la que a él le gusta, y no la que ordena que cedan el asiento los poseedores de medio billete. Aunque menciona la posibilidad de que el autobús esté repleto, no parece que esto le preocupe mucho. Luego pregunta si el hombre de la casa de enfrente (el "oso") es el mismo "viejo gruñón" al que tanto le gustaría ver. Anteriormente, mientras se encontraba en pleno ataque de rabia, ape­nas miró hacia afuera.

 

Notas de la sesión número ochenta y tres

            1. Las razones por las cuales hago estas preguntas, obedecen a dos causas: en primer lugar, al mirar el dibujo se me ocurrió pensar que por hallarme debajo tenía que estar cortada en pedacitos. Ade­más, el estado de ánimo de Richard durante las dos últimas sesiones, en las cuales expresó la necesidad de cortarme en pedazos cuando trató de romper el suelo (los ataques uretrales cada vez mayores los expresó al derramar más agua de la que acostumbra) me hizo sentir que había hecho una regresión que le llevaba a portarse tal como lo hacen los niños pequeños, los cuates tratan a veces de dibujar una figura completa, sin lograrlo, y esto debido a varias causas complejas: falta de habilidad y de integración, y sentimientos de culpa por sentir que han roto en pedazos a la madre y al pecho.

            Pero, además, hay otra causa. Tanto los sentimientos persecutorios como el resentimiento, contribuyen vivamente a que Richard me ataque. Y como se puede ver por su respuesta, siente además que triunfa sobre mí, pues la V de la victoria representa la victoria sobre mitras haberme reducido a pedacitos. Es decir, que en este momento recurre a formas regresivas de ataque, como son el romper y el morder, y a sus correspondientes ansiedades persecutorias, con el fin de huir de la depresión y la desesperación.

            Ya he señalado, hablando en términos generales, que la incapacidad de elaborar la posición depresiva lleva a menudo a hacer una regresión hasta la posición anterior, esquizo-paranoide.

            II. Este punto es de gran importancia, tanto para el desarrollo normal como para el anormal; el bebé, en cierta medida, dirige el deseo que tiene del pecho, hacia el pene del padre. Pero si son fuertes el odio, la envidia y el resentimiento sentidos hacia el pecho, entonces la atracción ejercida por el pene lleva al fracaso, tanto de la homosexualidad como de la heterosexualidad, pues el niño transfiere también el odio y la envidia. De esta manera queda perturbada la relación con el padre, al convertirse la homosexualidad en una alianza hostil que le sirve como medio para luchar contra la madre. Si en cambio el niño deja el pecho de ésta y se dirige al pene del padre con menos odio y resentimiento, la relación con ambos progenitores se desarrolla de una manera más favorable, y de adulto puede ser capaz de mantener una buena relación, tanto con los hombres como con las mujeres (véase El psicoanálisis de niños, capitulo 12).

            III. He señalado ya la importancia que tiene la figura parental combinada, la cual entra en operación desde los primeros estadíos del desarrollo (El psicoanálisis de niños; véase también la nota 1 de la sesión veinticinco). Esta figura se ha mantenido en la mente de Richard con gran fuerza, indicando con ello que todavía persisten en él las ansiedades y fantasías más tempranas; y además se ha convertido en una fuente muy importante de sentimientos de desconfianza, dirigidos tanto hacia sus padres, como hacia todos los hombres y mujeres en general. Existe una conexión entre la fuerza que adquiere en la fantasía del niño la figura parental combinada, y la fuerza con que ha internalizado a un padre-órgano genital peligroso y traidor, que es el que le lleva a sentir la existencia de una alianza contra la madre.

            IV. La noche anterior hubo una transmisión de la B.B.C. sobre la Batalla de Gran Bretaña, y fue ésta la que sirvió de estímulo para que Richard escribiera la carta en la que uno de los comandantes le da las gracias al otro. Por otra parte, el miedo y la preocupación que siente por los peligros que me esperan en Londres, se encuentran evidentemente incrementados por las noticias que llegan sobre nuevos ataques aéreos. Se hace evidente que la incapacidad que siente para arreglar o revivir a sus objetos dañados o muertos hace que éstos se conviertan en perseguidores. El fuerte sentimiento de culpa que vivencia a causa del odio y de los celos peligrosos que siente le hacen sentirse responsable por la muerte que espera le sobrevenga a su analista; y como la tristeza y la culpa que esto le ocasiona se le tornan inaguantables, aumenta más todavía el odio y la persecución corres­pondiente. Al mismo tiempo, trata de construir internamente y de preservar a la madre buena (la fotografía que me saca) y es llamativo ver cómo la esperanza de lograr esto, que se refiere al objeto bueno internalizado, está totalmente disociada de la actitud que toma frente a mí como objeto externo, cuando empieza a garabatear con una rabia cada vez mayor. (En "Contribución a la psicogénesis de los estados maniaco-depresivos", 1935, llegué a la conclusión de que la agresión y la ansiedad persecutoria pueden incrementarse, con la finalidad de evitar así la depresión: regresión de la posición depresiva a la esquizo-paranoide.)

            La preocupación porque yo tuviera que alistarme es auténtica. Pero inmediatamente después de expresada, Richard da rienda suelta en sus dibujos a la agresividad que siente contra mí, a los consecuentes ataques dirigidos también contra mi familia y mis pacientes, y a la rabia que le causa que yo le deje. El equivalente de estos sentimientos, expresados gráficamente, hubiera sido hacer una rabieta, a las cuales era muy propenso de pequeño. Creo que las rabietas siempre contienen además cierto grado de desesperación, pues mientras dura el ataque de rabia, el niño siente que está destruyendo en forma irreparable a la persona amada, y en particular a la que tiene internalizada. Llama la atención cómo tras darse este material, la actitud de Richard cambia completamente. He comentado ya la manera en que disocia el amor y el odio, y las situaciones internas y externas, como, por ejemplo, cuando trata de preservarme externamente y en cambio me destruye en el exterior. En el lapso de la sesión en que dibuja lleno de rabia y desesperación, trata al mismo tiempo de seguir sintiendo algún amor por mi como objeto externo; pero llama la atención la manera artificial y carente de sinceridad con que se expresan entonces sus sentimientos amorosos. En efecto, al mismo tiempo que habla de la "dulce" M.K. y se refiere a mis "lindos ojos", etc., me destruye en el papel y de igual manera, habla de la "hermosa" langosta, a pesar de que se le ha hecho evidente que la considera un objeto peligroso y sospechoso. Esta forma de expresar el amor hacia mi es muy similar a la manera sarcástica con la que, de acuerdo con su madre, se comporta hacia algunas mujeres, pues aunque delante de ellas es muy complaciente y hasta adulador, luego se burla cuando no están presentes. Yo nunca había visto a Richard tan falto de sin­ceridad al expresar su cariño hacia mi, como en esta sesión; y esta insinceridad está asociada con material referente al pene internalizado por la madre y por él mismo. Primero dice, en efecto, que la langosta que tiene en la maleta es un objeto bueno que él codicia; pero muy pronto sospecha de ella y la odia, y se convierte en un arma peligrosa que usa contra la madre odiada, que además contiene al padre malo, a pesar de que al mismo tiempo hace como que la ama. Creo que este proceso es importante para la formación del carácter en general. La necesidad de apaciguar a la madre, a la cual el hijo siente que ha robado el pene bueno del padre, y la alianza con el padre interior en contra de ella, tienden a llevar a una falta de honestidad y sinceridad inconscientes. El amor de Richard es genuino cuando su actitud predominante es la de protegerme del padre malo, o cuando él mismo se siente perseguido por el padre interior y espera que yo le proteja. Pero se hace artificial y carente de sinceridad, en cambio, todas las veces que siente que posee el pene poderoso, con el cual se alía de manera hostil y peligrosa en contra de mi. En esta situación, también es profundamente insincero con el padre, pues el pene internalizado que anhela, por considerarlo un objeto bueno, se transforma en uno malo cuando el padre se convierte en un aliado hostil suyo, y va contra la madre.

 

SESION NÚMERO OCHENTA Y CUATRO (Lunes)

Richard está esperando en la esquina, con aspecto vencido y deprimido. Comenta que la excursión planeada no se va a hacer después de todo (ver sesión anterior), porque John Wilson se opone a ella. Está muy desilusionado a causa de esto, y se queda en silencio algún tiempo tras haberse sentado en el cuarto de juegos. Después mira a M.K. de manera suplicante y le dice que no quiere oír más cosas desagradables; al mirarse la muñeca, descubre que no ha traído su reloj. Mira entonces otra vez a M.K. y le dice que la quiere mucho y que le gustan sus ojos. Hace una pausa y agrega que la langosta estaba horrible: se comió un pedazo de ella, pero tuvo que escupirlo; repite una vez más que era horrible. De repente, apoya por un momento la cabeza sobre el hombro de M.K. y le dice que la quiere mucho y que tiene puesta una chaqueta muy bonita. Está sin duda luchando con todas sus fuerzas contra la depresión.

M.K. interpreta que se siente muy culpable por los ataques que ha dirigido contra ella en la sesión anterior. En su mente, siente que podrían haber tenido el efecto de matarla, en cuyo caso la hubiera perdido para siempre. Le recuerda a este respecto el tren en el cual la bombardeaba y la destruía, y los otros dibujos hechos en plena rabia, donde estaba cortada en pedacitos. Le sugiere, además, que siente que cuando ella le deje, desaparecerá la mamá buena celeste, y que no podrá mantenerla viva dentro de si a causa de su enfado y de sus celos. En ese caso, todo lo que le quedaría por dentro sería la langosta, la cual parece ser atractiva y deseable, pero luego se convierte en mala y peligrosa por haberla él atacado con el cuchillo; además, al comérsela, se convierte, aun más en un enemigo interno. La langosta, como antes el pulpo, representa también el órgano genital de su padre, atacado a mordiscos y comido. Y en su imaginación, siente que también M.K. tiene a un enemigo así dentro de ella: el órgano genital-Hitler malo.

Richard va a la cocina a sacar agua, y comenta que hay bastante para todos los niños. Llena todos los cubos, pero pronto deja todo sucio, pues la vuelca por el suelo. Esta vez, sin embargo, M.K. puede impedir que inunde la cocina, y Richard la mira atentamente para ver si está enfadada o no. También abre todas las puertas del fogón, y mete la mano en el hollín.

M.K. interpreta que esta explorando su interior, para ver si está o no llena de "lo grande" malo, que siente que ha bombardeado dentro de ella en la sesión anterior. La cocina, con la suciedad que causó en ella, también representa a su cuerpo, dentro del cual él ha vertido "lo chico". Al mismo tiempo quiere ponerla a prueba, para averiguar si sigue en términos amistosos con él a pesar de todos estos ataques y de haber tenido que limpiar todo lo sucio.

Cuando M.K. limpia el piso, Richard vuelve al cuarto y se pone a jugar con el llavero y las llaves de ésta, haciendo que la llave más pequeña baile con la mayor, y comentando que se trata de ella y él. Acompaña el baile con melodías agradables que tararea, pero pronto las llaves empiezan a dar saltos, y él se pone a cantar ruidosamente y a hacer muecas. En otra oportunidad se refirió a estas muecas diciendo que le hacían parecerse a Hitler. Ve a dos niños en la calle y los llama "insolentes", pues se encontró con uno de ellos antes y le miró de manera insolente. Después coge el palo de madera y, haciendo un esfuerzo, lo sujeta horizontalmente sobre su órgano genital, tras lo cual lo deja caer y dice que está disparando contra Hitler.

M.K. interpreta que está usando el pene-Hitler internalizado, el cual da la impresión de nacer del suyo propio (el palo colocado a través de su órgano sexual), para atacar con él al pene-Hitler malo externo, representado por el niño insolente. Tiene muchos deseos de estar a solas con la mamá buena y la M.K. buena, y de quererlas a las dos: las dos llaves que bailan juntas en el llavero, representan a Richard dentro de M.K. y a ésta dentro de él. Pero siente que, de hacer eso, el Hitler malo que está dentro de M.K. y de sí mismo, se entrometería y los atacaría, interrumpiendo el baile y el amor de ambos. Lo que más teme, sin embargo, es no poder controlar su propia rabia y el odio que siente, y esto le hace sentirse deprimido y angustiado.

En esta sesión se producen largos intervalos, en los que Richard se queda en silencio. Durante su transcurso a, veces se levanta, anda un poco y se vuelve a sentar; lucha todo el tiempo contra la depresión y contra el enojo. Mientras hace el juego con las llaves parece sentirse más vivaz, pero esto no dura mucho, pues las muecas que hace de Hitler, le demuestran que se siente lleno del padre malo y de su propia agresividad, y de que esto perturba la relación que mantiene con su madre y con M.K.

 

SESION NÚMERO OCHENTA y CINCO (Martes)

Richard tiene un ánimo amistoso, y comunicativo, y está mucho menos deprimido. Pronto se apodera de las llaves, y ejecuta con ellas varias actividades, al tiempo que habla con M.K. La llave grande ca­mina con la más pequeña por dentro del llavero, el cual se mueve con ellas, y dice una vez más que se trata de M.K. y él que se van, juntos de paseo. Luego se refiere a los recientes bombardeos de la R.A.F., saca la llave pequeña del aro y la hace caminar sola.

M.K. interpreta que ella y él se van juntos de paseo a Londres, pero que de repente él se asusta de los ataques aéreos y se quiere marchar; por esto es por lo que la llave pequeña se sale y se va sola. Pero, además, está saliendo de dentro de ella, pues el llavero también representa a su cuerpo, en el cual él está metido; y también siente que es su propio cuerpo donde ella está a su vez metida.

Richard menciona que la tarde anterior ha estado andando en bicicleta por todo el pueblo y que tiene planeado, después de todo, para el día siguiente, ir a escalar la montaña con John y su amigo. ¿Podría cambiarle la hora del análisis? Saca entonces la segunda llave del llavero, hace una vez más que las dos bailen juntas y entretan­to entona trozos de música clásica (nota 1).

M.K. interpreta que ha sacado las llaves del aro porque desea estar en compañía de ella como objeto externo; las dos llaves que bailan son ellos dos, y expresan además el deseo que tiene de introducir su pene en el de ella (nota II). Todo esto también se puede ver en el goce creciente que saca al andar en bicicleta y al escalar, activida­des éstas que representan las relaciones sexuales. Las melodías que está cantando demuestran que ahora siente una mayor confianza en que estas relaciones sean buenas y que ni su órgano sexual ni el de ella queden dañados, pues no va a haber pelea alguna (nota III). El ir a escalar la montaña con otros muchachos, también implica compartirla a ella con su familia y con sus demás pacientes, así como también compartir a mamá con papá y con Paul. De esta manera no tiene que pelearse con sus rivales ni en el exterior, ni dentro del órgano genital de mamá.

Richard se ha puesto a mirar a los transeúntes; está más tenso que en guardia. Le cuenta a M.K. que casi tuvo un accidente con la bicicleta, pues por poco le atropelló un auto. En él viajaban varios hombres, uno de los cuales le dio un grito para avisarle.

M.K. interpreta que, al principio, creyó que podría tener una buena relación sexual con ella y con mamá, y averiguar cómo son las dos por dentro, pero que en seguida se ha asustado de papá. Cuando con la imaginación introdujo hace un momento su órgano sexual dentro del de ella y exploró su interior y el de mamá, esto le pareció al principio algo agradable y sin ningún peligro, pero ahora la situación parece haber quedado, perturbada por el peligroso señor K. y por papá: el hombre del auto, que por poco le atropella.

Richard responde, entonces, que los hombres del auto eran el señor K., el señor Smith, el "viejo gruñón", Paul y papá. Después pregunta a M.K. adónde iba cuando él la encontró la noche anterior: ¿a su casa? ¿Por qué por esa calle precisamente? (En efecto, se en­contró con M.K. en el pueblo mientras andaba en bicicleta, pero no hizo ningún esfuerzo por detenerla.)

M.K. le pregunta adónde le parece que podía ir.

Richard dice que quizás a ver al señor Smith; pero luego recuerda que este señor no vive en esa dirección.

M.K. interpreta que siempre le preocupa el que mamá, a quien le gustaría tener para él solo, no esté nunca sola con él, y que en su imaginación contiene a papá dentro de sí, y nunca sabe de seguro si se trata del papá bueno o del papá malo. En este momento tampoco sabe si M.K. contiene el órgano sexual-Hitler, o al señor K. bueno.

Mientras M.K. habla, Richard vuelve a meter las llaves en el llavero y las hace mover dentro del mismo.

M.K. interpreta que esto representa la curiosidad que siente por saber lo que hay dentro de ella, y el miedo a los peligros con que se pueda encontrar.

Richard se refiere entonces al viaje en autobús que debe de hacer para irse a su casa. Va a viajar con la cobradora que él prefiere, y aunque parece que todas ellas están obligadas ahora a pedir a los de medio billete que cedan sus asientos si el autobús está lleno, de todas maneras ésta es la que más le gusta. Relata entonces cómo se llama cada una y cómo es. En primer lugar menciona a la bonita y después a la que no lo es tanto, aunque tampoco es fea; ésta es la que más le gusta. También hay otra que tiene "la cara pintada".

M.K. sugiere que la cobradora que tanto le gusta, representa para él a su niñera. Cuando de niño sentía dudas sobre mamá, y sospechaba de ella, se dirigía a la niñera, la cual entonces no estaba casada y por lo tanto no tenía marido como mamá. La cobradora más linda es mamá, la cual es más bonita que su niñera; pero de niño habla ocasiones en las que quería más a la niñera que a su madre, cosa por la cual luego se sentía culpable.

Richard dice que su niñera es bastante bonita y nada fea. La vio el día anterior al cambiar de autobús camino de su casa, y le dio unos caramelos. (Parece darse cuenta en este momento de cuánto la quiere todavía.) Añade luego que M.K. no es la cobradora de la cara pintada y que aunque es muy bonita, no lo es tanto como mamá. Tras esto, le pregunta si se siente dolida por lo que acaba de decirle.

M.K. le sugiere entonces que ella puede representar una mezcla de mamá y la niñera.

Richard dice que ha tenido un sueño, asustador pero excitante al mismo tiempo. Y que hace unas cuantas noches, también soñó que dos personas ponían juntos sus órganos sexuales. Entonces se pone a contar el sueño más reciente, gozando mucho con la narración, que relata de una manera muy viva y dramática; en las partes asustadoras adquiere un aspecto siniestro, mientras que una expresión de felicidad y esperanza se refleja en el brillo de sus ojos al llegar a la parte culminante.

Ve a M.K., la cual está en la parada del autobús que sale para "Y", pero el autobús va a otra parte; en el sueño sólo va a "Y" una vez cada dos semanas. Cuando llega, pasa de largo sin detenerse. (Aquí Richard emite vivos sonidos como de un autobús que pasa.) Sale corriendo para alcanzarlo, pero el autobús desaparece. Entonces sigue tras él, pero ahora en una caravana, acompañado por una familia muy feliz. El padre y la madre son de edad madura y tienen bastantes hijos, todos ellos muy simpáticos. Pasan por delante de una isla. También viene con ellos un gato muy grande. Al principio, el gato muerde a su perro, pero luego los dos se llevan bien. Más tarde el gato nuevo persigue a su gato de la vida real, pero finalmente también se hacen amigos. Este gato nuevo no es un gato común, pero es muy simpático. Tiene dientes como perlas y es más bien como un ser humano.

M.K. pregunta si se parece más a una mujer o a un hombre.

Richard contesta que se parece tanto a un caballero como a una dama y continúa: la isla está en un río. Sobre la orilla de éste, el cielo está completamente negro, los árboles también, y la arena tiene color arena, pero la gente también es negra. Hay toda clase de seres: Pájaros, animales, escorpiones, todos ellos negros. Tanto estos seres como la gente, están completamente quietos. Es algo terrorífico. Y la cara de Richard expresa horror y angustia.

M.K. le pregunta a qué se parece la isla.

Richard contesta: la isla no es del todo negra, pero si lo son el agua y el cielo que la rodean. En la isla hay un trozo verde, y la parte del cielo que está sobre ella tiene un poco de azul. La quietud es terrible. De repente él grita: "Eh, ahí", y en ese preciso momento todos y todo empieza a vivir. Ha roto un hechizo. Debían de estar en­cantados. La gente empieza a cantar, los escorpiones y demás seres se vuelven a meter en el mar; todo el mundo está gozoso, todo se vuelve claro y el cielo queda completamente azul.

M.K. pregunta qué le pasó a ella en la parada del autobús.

Richard contesta que estaba medio escondida detrás de alguien.

M.K. pregunta qué clase de persona era ese alguien.

Richard dice primero que no lo sabe; pero luego agrega que cree que M.K. se escondía detrás de un hombre.

M.K. le pregunta a quién le recuerda el hombre.

Richard dice que era alto, y tras una pausa, agrega que se parecía a papá.

Al empezar a contar el sueño, ha empezado también a dibujar[4]. El dibujo presenta el gato "humano", su perro, el gato que tiene ahora, la gente negra y quieta, los árboles negros, la isla y el camino por el cual viaja la caravana. En el momento de contar cómo la gente de la isla vuelve a la vida, pide a M.K. que le alcance la bolsa de los juguetes y saca antes que nada el tren eléctrico. Mira entonces los dos vagones, los da vuelta y los engancha juntos. Después saca el columpio y lo pone en marcha, tras lo cual lo coloca sobre el tren, hace mover éste, baja el columpio y lo hace hamacar otra vez. Luego forma el tren de carga con todos los vagones que puede encontrar... Finalmente pregunta a M.K. si no puede realmente venir a verles a él y a su familia a "Y". Tiene que venir a conocer el lugar. Le gustaría que fuera con él, por lo menos parte del camino, y así le podría indicar el lugar donde cambia de autobús. ¿No va a venir a visitarlos nunca? ¿Por qué? Sería muy lindo si pudiera venir y conocer también a papá. Y al decir esto, lo hace con gran sentimiento.

M.K. interpreta que el tren al que ha añadido todos los vagones que ha podido encontrar (cosa que no ha hecho nunca antes), significa que ella y sus hijos se han convertido en parte de su familia. Esto está representado en el sueño por la familia feliz que va en la caravana y con la cual él viaja. También significa que tiene dentro de sí a toda la gente a la que ama, y que todos están en armonía entre sí.

También está incluida su niñera, quien hasta su casamiento formaba parte de la familia; y por esta causa es por la que desea que ella vaya con él por lo menos hasta el pueblo donde la niñera vive, camino de "Y"; para que las dos se puedan ver otra vez, antes de que ella se vaya a Londres. En el sueño se ve, además, que en una parte de su mente existe una familia feliz y unida, mientras que en otra parte, separados de la primera, existen gente negra y animales, y grandes escorpiones que representan "lo grande" y los órganos genitales. Esto significa que dentro de si mantiene separados a los buenos de los malos, y además que cree que también ella tiene dentro de su cuerpo a gente negra por haber él introducido en ella "lo grande" cada vez que se enfada o tiene celos. El fogón lleno de hollín, la ha representado a menudo a ella, mientras que la limpieza que de él hace significa sacar de su interior y del de mamá todo lo malo: "lo grande" peligroso, los bebés y el órgano genital negro. Pero durante el sueño también da vida a estos seres malos y muertos, los cuales entonces se hacen de color claro y el cielo se torna azul: la mamá celeste. El día anterior, el agua representaba la leche que él sacaba, no sólo para sí mismo, sino también para dársela a los otros niños a quienes quería alimentar, mantener con vida y amar (nota IV). Al jugar hoy, como en otras ocasiones, los dos vagones del tren eléctrico simbolizan los pechos de mamá, mientras que poner al niño del columpio sobre el tren, expresa que lo está alimentando.

El deseo de juntar a su familia con la de M.K., implica, además, no separarse de ella, y por lo tanto poder evitar el miedo, el odio y los celos que ahora siente. Y de esta manera siente que podría preservar a la mamá y a la M.K. internas.

Tras haber relatado el sueño, el humor de Richard cambia de una manera muy llamativa. Durante un tiempo parece que persisten en él los sentimientos vivenciados durante el sueño, y goza al describir éste de una manera tan viva. Dice, además, que se lo va a contar a todo el mundo, y da la impresión de sentir que ha hecho una hazaña. Pero pronto abandona el juego con el cual ha acompañado el relato, desaparece el brillo de sus ojos, cobra un aspecto deprimido, distraído, y da la impresión de no estar escuchando las interpretaciones que se le hacen. También se pone inquieto y parece perseguido.

M.K. interpreta que siente miedo de no poder, después de todo, hacer revivir a toda la gente negra y mala, para convertirla en buena, tal como lo ha hecho en el sueño. Y que se preocupa tanto más, cuanto que la sesión se está ya terminando y se va a ir afuera todo el día, y pronto ella le va a dejar. Le recuerda entonces que mencionó además otro sueño al principio de la sesión, y le pregunta de qué se trata.

Richard, que ha estado al lado de la ventana, mirando hacia afuera, se vuelve a poner vivaz, y parece contento de contarlo[5]. Ve a dos personas que están acostadas juntas. Están fuera de "X", en algún sitio al aire libre. Las dos están completamente desnudas, como Adán y Eva.

M.K. le pregunta si les vio los órganos genitales.

Richard contesta que sí: que eran enormes y que era muy desagradable verlos.

M.K. le pregunta cómo eran.

Richard dice que no sabe realmente cómo es el órgano sexual de la mujer, pero que en el sueño los órganos de las dos personas se pa­recían al monstruo del libro, el cual era tan grande que el hombre de la lámina parecía un enano en comparación con él. (En una ocasión Richard dijo que el monstruo era orgulloso y altivo, y lo admiró por ello.) Ahora no agrega nada a esta asociación.)

M.K. interpreta que, en su fantasía, los enormes órganos genitales pertenecientes a sus padres son iguales, y que el hombrecito de la lámina, que dispara a los ojos del monstruo, le representa a él, que está tratando de atacar tanto a los ojos como a los genitales de sus padres.

Al finalizar la sesión, Richard echa a rodar una pelotita de un extremo al otro del cuarto, diciendo que se trata del tren de M.K. y que ella está adentro. La pelota cae entre unos paquetes que están en un rincón, y Richard dice que son un parachoques, pero se queda en la duda sobre si el tren se ha dañado o no. Después hace rodar una pelota grande tras la pequeña, y dice que se trata del Sr. Smith que está siguiendo a M.K.; pero luego se contradice; es él mismo quien sigue a M.K. Al llegar a este punto la sesión termina y entonces se refiere a los planes que tiene para la excursión del día siguiente.

 

Notas de la sesión número ochenta y cinco

I. Esto sirve para ejemplificar cómo se pasa de una situación interna a una externa: resulta de interés notar que es fácil de reconocer cuando esto ocurre, si se comprenden suficientemente las fluctuaciones que presenta el material. El creciente interés que demuestra tener Richard en escalar y andar en bicicleta, va a la par con la mayor capacidad que tiene ahora para alejarse de la preocupación constante que le causan las situaciones y los combates internos. Como ya lo he señalado antes, es significativo el hecho de que, a menudo, las situaciones externas se colocan en un primer plano sólo tras haber sido interpretadas primero las situaciones internas de angustia.

II. Richard muestra en este momento que ha dado un paso adelante en su desarrollo: ahora puede sentir que él y yo, en representación de su madre, podemos estar juntos sin que nos molesten ni su objeto interno ni el mío. Resulta de fundamental importancia que exista un buen equilibrio entre las situaciones y relaciones internas y externas. En el caso de Richard, esto significa que la pareja parental combinada -y los perseguidores internos-, han perdido cierta cantidad de poder, al menos temporariamente, lo cual es un índice de progreso, aunque tengo muy presente que estas modificaciones no están todavía plenamente establecidas.

III. He podido ver a menudo que la música representa la armonía interior; pero en esta sesión, esta armonía se extiende también a lo que Richard siente que es la posibilidad de tener una relación sexual sin pelea. Sin duda, ha disminuido la ansiedad que siente al pensar que, tanto en la relación con el pecho, como en la genital, deba de librar una pelea interna dentro del órgano sexual de su madre, al tiempo que le vigila y le persigue su propio perseguidor interior. Esto le lleva a una armonía externa, representada por el acto sexual placentero y no destructivo, el cual, además, está representado por la posibilidad que tiene en este momento de apreciar la música.

IV. Aquí tocamos una de las situaciones de ansiedad más importantes inherentes a la posición depresiva. Si Richard se siente lleno de objetos atacados y por lo tanto malos (como, por ejemplo, las moscas atacadas y peligrosas y la langosta), así como también de excrementos peligrosos y de impulsos destructivos, entonces siente que también los objetos buenos que tiene dentro de sí se encuentran en peligro. Como en los estados de gran ansiedad, esto significa para él sentir que todo lo de su interior está muerto, trata de dar solución a estos problemas, sacando afuera los elementos malos y peligrosos (el hollín). En cambio, cuando se siente más seguro recurre, como lo hace en el sueño, a revivir y a mejorar los objetos malos. Es de interés ver que la isla no es del todo negra, sino que tiene una mancha verde y un poco de cielo azul en el centro. Este centro de bondad que le permite seguir teniendo esperanza, representa el pecho bueno, a la analista buena y a la niñera buena, además de los padres buenos que se encuentran en armonía entre sí. Y desde este núcleo puede surgir la vida y la reparación.

El juego con el tren y con el bebé del columpio muestra que el bebé bueno también representa la posibilidad de volver a adquirir y a preservar la vida. (Como ya mencioné antes, a Richard le gustan muchísimo los bebés, y a menudo pide a su madre que tenga uno. Cuando ésta le contesta que es demasiado vieja para hacerlo, responde que eso es una tontería, que naturalmente que los puede tener; no cabe la menor duda de que piensa lo mismo de su analista.)

Creo que la condición fundamental para que pueda desarrollarse el yo, es que el pecho bueno sirva de núcleo a éste. Richard siempre ha creído en la mamá celeste, coexistiendo la madre idealizada con la madre persecutoria y sospechosa. Sin embargo, esta idealización está basada en el sentimiento de haber internalizado hasta cierto punto un objeto primario bueno, y ello es lo que le sirve de apoyo en todas las situaciones de ansiedad. En el momento actual del análisis, se ha incrementado visiblemente la capacidad de Richard para integrar su yo y para sintetizar los aspectos contrastantes de sus objetos; de igual manera, es más capaz, en su fantasía, de mejorar los objetos malos, y de dar nueva vida y recrear los objetos muertos. Todo esto está asociado, a su vez, al hecho de que el odio se encuentre ahora más mitigado por el amor. En el sueño, Richard puede además juntar a sus dos padres de una manera armoniosa.

Estos procesos, sin embargo, no se han llevado a cabo de una manera completamente satisfactoria, cosa que el niño demuestra cuando en el sueño yo quedo escondida detrás del hombre; este hecho representa, en efecto, las dudas que tiene sobre la posibilidad de que la unión de los padres pueda ser realmente buena. (Lo cual indica una vez más la presencia de la figura parental combinada.)

 

SESION NÚMERO OCHENTA Y SEIS (Miércoles)

Richard y M.K. se encuentran en la esquina. El día está muy ventoso y frío, cosa sobre la cual Richard hace un comentario. También dice que es una hora muy poco usual para encontrarse. (M.K. le dio una hora bastante avanzada de la tarde, a causa de los planes que tenía para pasar el día.) Finalmente no fueron a la montaña a causa de la lluvia, pero en cambio, John y él estuvieron de visita en casa del amigo de John. Pregunta a M.K. si le importa verle a esta hora, pues generalmente no ve a ningún paciente tan tarde, ¿no? Pero no espera respuesta. Agrega, en cambio, que ha visto los restos de un avión británico que se ha estrellado en la ladera de la montaña, matándose el piloto.

M.K. dice que si está tan preocupado por la posibilidad de haberle causado un inconveniente, ello se debe a que el avión estrellado le preocupa mucho. Tiene miedo de las cosas malas que pueden sucederle y se siente culpable, pues teme que sean por culpa suya. Cada vez que está enfadado y frustrado demuestra que desea que la bombardeen en Londres, y luego siente mucha ansiedad por lo que pueda ocurrirle.

Richard, que esta chupando y mordiendo el lápiz amarillo, se lo saca de la boca. Está triste y silencioso, enfrascado en un profundo pensar.

M.K. le pregunta si está desilusionado por no haber podido ir a escalar la montaña.

Richard contesta que no le ha importado mucho, pues lo ha pasado bastante bien de todas maneras.

M.K. le pregunta si van a intentar hacerlo algún otro día.

Richard contesta que a lo mejor sí, pero que él entonces no irá.

M.K. le pregunta por qué.

Richard no contesta.

M.K. le sugiere que quizá sea para no tenerle que pedir a ella otra hora por la tarde.

Richard dice que no, pero no lo hace con tono convincente. Repite que no desea ir, pues puede cansarse demasiado. Ha encendido la estufa eléctrica y está encantado con el calor que da. Señalándola, dice que es la mamá buena, que le da un calor muy agradable.

M.K. interpreta que desea mantenerla a ella viva, dentro y fuera de él, en representación de su madre buena; y que cuando siente que irradia calor, tiene una prueba de que está efectivamente viva. Se refiere al sueño de la sesión anterior, y dice que el trozo verde de la isla y el azul del cielo, indican que siente que dentro de sí guarda una parte de la mamá buena y del pecho bueno, y que ambos están vivos. Le recuerda además los dibujos de los imperios, en los cuales el celeste ocupaba la parte central; y una ocasión en que le dijo que el celeste se estaba extendiendo cada vez más y ganando más países del imperio, el cual representaba su interior y el de mamá. Esta esperanza que siente, es la causante de que el sueño le haya hecho tan feliz.

Richard se muestra vivamente de acuerdo y parece alegrarse con esta interpretación. A ella le gusta que él atienda cuidadosamente a sus interpretaciones, ¿no? Hoy está escuchando muy bien y oyendo cada palabra que ella le dice, cosa que también. hizo ayer, agrega. Una vez más, se pone a chupar vigorosamente el lápiz. Dice después que quiere dibujar algo, pero se pregunta qué hacer. (Esto no es usual en él, pues casi nunca duda al empezar a dibujar.) Al cabo de un rato dice que ya sabe qué es lo mejor que puede dibujar, y muy deliberadamente, hace al autobús que lo lleva a su casa.

M.K., al ver que Richard no lo menciona, le pregunta por su padre.

Richard contesta que no está muy bien; que está cansado. Pero que en general se está recuperando en forma satisfactoria. Al decir esto tiene un aspecto triste y preocupado. En el dibujo que hace, hay un hombre que se prepara para subir al autobús; también están dibujados el conductor, la cobradora de la cara pintada, y un asiento de­socupado situado en el centro del vehículo, que Richard va a ocupar. Un avión vuela muy bajo sobre el autobús y Richard comenta que este último tiene un aspecto endeble. Después se refiere a las tres cobradoras, diciendo esta vez que le gustan las tres, pues las tres son muy buenas con él. Menciona además a la más bonita de ellas, repitiendo que ella también es buena.

M.K. se refiere a una interpretación anterior, en la cual le dijo que las tres cobradoras representan a su madre, a la niñera y a ella misma. Quiere que las tres sean amigas y le gusta pensar que son buenas con él, particularmente ahora que está triste y preocupado porque ella le va a dejar.

Richard pregunta cuántos días le quedan (conoce muy bien la fecha).

M.K. le recuerda que ha dicho que el autobús parece endeble, y vincula esto con los restos del avión que ha visto esta mañana. Le señala que teme que ella sea vieja, lo cual le recuerda lo que sintió cuando murió su abuelita.

Richard pregunta por lo que M.K. va a hacer esta noche: ¿va a leer, a tocar el piano, o a escuchar la radio?

M.K. le pregunta qué quiere que haga.

Richard contesta que le gusta pensar que se queda sentada al lado del fuego, escuchando la radio o leyendo. ¿Qué hace el "viejo gruñón" por las noches? Tras preguntar esto, señala a un anciano que pasa por la calle y le pregunta si es él.

M.K. le contesta que no, e interpreta que está preocupado porque quizás ella no pase la noche tranquila que él desearía que pasara, ya que el "viejo gruñón." representa al Sr. K. malo o al Sr. Smith, los cuales pueden estar con ella y dañarla, perturbarla o preocuparla por dentro.

Richard le pregunta entonces qué diría ella si él fuera a visitarla una noche. ¿Le hablaría o no le gustaría que fuera? De estar él en un peligro serio, ¿le importaría si fuera a verla?

M.K. le pregunta lo que quiere decir por peligro serio.

Richard no contesta, y pregunta a su vez si de no tener él adónde ir, M.K. le acogería y la ayudaría. Insiste mucho en obtener una respuesta directa, rogando una y otra vez a M.K. que le conteste si le dejaría entonces quedarse con ella..

M.K. interpreta que el temor que siente por no tener dónde ir, significa que teme perder su hogar. Se está preguntando, además, si mamá se pondría de su lado y se quedaría con él, en el caso de que papá le echara de casa o se muriera. De morirse papá, mamá se sentiría sola, y se está preguntando lo que haría entonces por las noches. Parece, pues, que si por un lado está triste y preocupado por la enfermedad de su padre, por el otro tiene miedo a ese padre enfermo o muerto, pues una vez muerto, como lo han visto en otras ocasiones, puede convertirse en un fantasma hostil y empezar a molestar a mamá. A causa de todos estos temores, quiere asegurarse de que ella le ayudaría y le protegería.

Richard dice que le gustaría matar a Hitler, al cual sólo quieren los alemanes malos; pero M.K. está naturalizada, de manera que ya no es alemana. Se dirige afuera, y mirando a las nubes, dice que el cielo está "salvaje". Se saca entonces una costra del brazo y éste le empieza a sangrar. Comenta que le gusta chuparse la sangre, la cual ha probado chupando su pañuelo. Tiene un color rojo saludable, ¿verdad? Pero en seguida se queda preocupado por haber perdido un poco de ella y una vez más desea saber si se trata de sangre saludable.

M.K. interpreta que siente que ha matado dentro de sí mismo al papá-Hitler, y que ahora no sabe si la sangre que le sale es la suya o la de él; es decir, si está perdiendo sangre buena o mala. Luego, refiriéndose una vez más al sueño de Adán y Eva, le pregunta en qué posiciones estaban los dos.

Richard contesta: "Estaban acostados de espaldas y se estaban abrazando. Eran muy buenos".

M.K. le recuerda que el día anterior dijo que eran "horribles"; pero como pensar en las cosas que papá y mamá hacen con sus órganos sexuales le resulta tan doloroso, y le asusta tanto, desea pensar en ello como si se tratara de algo lindo, aunque no logra hacerlo.

Richard protesta y dice que sus padres no tienen relaciones sexuales, pues no han tenido ningún hijo desde hace muchos años. Entonces vuelve a irse afuera, mira a su alrededor y habla del paisaje. De vuelta en la habitación, se refiere a su dibujo otra vez y dice que los dos cañones del avión apuntan hacia arriba, y que son los pechos de mamá que alimentan a los niños.

M.K. interpreta que lo que acaba de decir demuestra que piensa que los pechos no son buenos y celestes, sino peligrosos, como los cañones.

En esta sesión, Richard trata constantemente de ver todas las cosas buenas. Por esto corrige el sueño de Adán y Eva. A veces está muy silencioso, pensando profundamente; pero a pesar de los largos silencios, el afecto y la ternura que siente por M.K. se manifiesta una y otra vez, aunque no sea con palabras. El deseo constante que tiene de agradarla se puede ver, por ejemplo, en la manera como escucha sus palabras, y en cómo trata de dibujar y de cooperar con el análisis de la mejor manera posible. También intenta inhibir la preocupación y el miedo que le ha producido el avión estrellado, para de esta manera no tener preocupaciones por ella. Repite además varias veces, expresándolo vivamente, el deseo que tiene de matar a Hitler para protegerla a ella, y resulta evidente que se niega a ir a escalar la montaña con los otros muchachos, para evitar tener que pedir otra vez que M.K. le dé una hora mas tarde.

Además, parece sentir durante toda la sesión la sensación de algo extraño e incluso misterioso, debido a lo tarde de la hora, a la tormenta y la lluvia. Repetidas veces se queda escuchando el sonido del viento, con una mezcla de emoción y de miedo. En una oportunidad hace un dibujo de sí mismo, con las piernas muy largas.

 

SESION NÚMERO OCHENTA Y SIETE (Jueves)

Richard espera a M.K. en la esquina. Repite que ha decidido no ir a escalar la montaña con los otros muchachos para no cansarse, pero parece estar desilusionado. De repente dice que tiene dolor de muelas, pero inmediatamente después trata de negarlo, añadiendo que en seguida se le va a pasar. Transcurrido un momento, sin embargo vuelve a repetir que le duele el diente, pero le pide a M.K. que le prometa no contárselo a mamá, pues teme que de hacerlo se lo saquen. Está muy preocupado por ello, a pesar de que dice que el dolor es leve. Se toca repetidas veces las encías, y trata de darse ánimo, diciéndole a M.K. que no se trata de un diente viejo, sino de uno nuevo que le está creciendo. Una vez más admite luego que debe tratarse de una caries, y luego dice que los dientes nuevos están, en cambio, en buenas condiciones.

M.K. interpreta que si se niega a ir de excursión, no es sólo porque no quiere pedirle sesión de tarde, sino también porque el dolor de muelas que siente está asociado a los miedos que tiene por su órgano sexual. Escalar la montaña es para él como escalar dentro de ella y de mamá con su pene; y teme no poder hacerlo por no estar su órgano sexual en buenas condiciones (el diente).

Se refiere también M.K. a que en la sesión anterior dijo que su padre estaba muy cansado, y a la tristeza que esto le causa; e interpreta que para él esto significa que también el pene de su papá está dañado y roto, que él es el culpable de ello y que por esto el suyo propio sufriría la misma suerte de introducirlo dentro de mamá; es más: llega a pensar que merece ser roto, pues está mal el querer despojar a papá de mamá.

En la sesión anterior, además, hizo un dibujo de sí mismo con las piernas muy largas; esto significa que se ha convertido en papá, y que si es potente, ello se debe a haberle quitado a éste su órgano sexual. Además, tal como lo ha sentido en otras ocasiones, piensa que ha incorporado dentro de sí a su padre, el cual está ahora cansado y enfermo; y por esta razón él mismo se siente cansado a su vez. También tiene dentro de si al papá-Hitler malo, y ayer golpeó mucho a Hitler; cuando se rascó el brazo para sacarse la costra, haciendo que le sangrara, le pareció que la sangre de Hitler y la suya se confundían, lo cual significa que el Hitler que tiene adentro estaba dañado y sangrando.

Richard dice que le gustaría poder obtener algunos caramelos de la tienda del Sr. Evans; entonces mordería un pedazo, el diente se pegaría a él y se le saldría. O si no, podría ser mal educado con Oliver, su enemigo; éste le contestaría golpeándole en la mandíbula, y el diente se le caería.

M.K. interpreta que siente como si su propio órgano sexual, ahora representado por el diente, estuviera mezclado con el de su padre: el caramelo que quiere que el Sr. Evans le dé. Como muchas veces lo ha demostrado ya, desearía poder chupar y comerse el genital de papá (últimamente la langosta). Pero si perdiera el diente de esta manera, el responsable de arrancar los dos genitales juntos, no sería él sino el caramelo, o mejor dicho, su padre.

Richard empieza a jugar con los juguetes. Sobre el tractor coloca la muñeca que representa a M.K., y frente a ella, la que representa a su madre. Están hablando juntas.

M.K. le pregunta de qué hablan.

Richard dice que están discutiendo para decidir si le deben sacar el diente o no... Luego hace que el tractor siga de cerca al tren eléctrico.

M.K. dice que el tren eléctrico, que a menudo le representa a él, les está observando a ella y a mamá y se está juntando con ellas. Le dice, además, que las dos mujeres que están en el tractor también son dos personas que se hallan dentro de él -ya sea la mamá buena y la mamá mala, o papá y mamá-. Duda que la mamá interna, la M.K. interna o sus padres internos, sean buenos realmente con él, y por esto es por lo que a veces tiene poca confianza en ella y teme que delate sus secretos.

Richard hace que la locomotora del tren de carga corra entre la bolsa de los juguetes y la cartera de M.K.; comenta que se está moviendo sola, y le pide a M.K. que la sujete, poniendo un dedo delante de ella.

M.K. interpreta que la máquina es su pene, que ahora se mueve solo, lo cual quiere decir que él no es responsable de lo que hace; y que se está metiendo dentro de su órgano genital, el cual está representado por su dedo. También desea que ella le toque el pene con la mano; y al mismo tiempo le gustaría que ella detuviera su órgano se­xual para impedirle penetrar en su cuerpo.

Richard coloca los banquitos en dos grupos y dice que uno de ellos está formado por los órganos sexuales de papá, del Sr. K., el Sr. Smith, Hitler, Goering, Paul y Hitler, siendo el de éste el más grande (un cubo de madera muy grande). En el otro grupo se encuentra su propio órgano genital, y elige para representarlo el banquito más bonito: uno cubierto con piel, que a él le gusta en forma particular. Con él hay tres órganos masculinos más: uno es del papá bueno y el otro del Paul bueno, pero no sabe a quién pertenece el tercero. Entonces empieza a arrojar los bancos de un lado a otro, en forma al­ternada. Varias veces mata así a sus enemigos, pero éstos parecen volver a cobrar vida otra vez. Al final, dice que su lado ha resultado victorioso.

M.K. interpreta que los bancos no sólo representan los órganos sexuales, sino además a las personas mismas que los poseen. El juego significa por eso la muerte del papá malo.

Richard se queda muy impresionado durante un momento, y genuinamente asustado dice: "Sería espantoso que papá se muriera"... Un poco más tarde, coge el palo grande y lo tira contra los genitales enemigos, diciendo que es un arma secreta. En esta parte del juego se muestra muy agresivo, hace mucho ruido, y llega casi a romper los bancos.

M.K. interpreta que "el arma secreta" (de la cual se hablaba mucho en aquellos días), es el papá-genital internalizado y potente (la langosta de las últimas sesiones), que él usa ahora tanto en contra de sus enemigos externos como de los internos.

Mientras lucha con los banquitos, Richard dice: "Pobre cuarto de juegos; pronto estará reducido a ruinas”.

M.K. interpreta que la habitación la representa a ella, a quien va a destruir por marcharse. Se refiere a los restos del avión que vio el día anterior y al autobús enclenque, y dice que teme que de atacar al Sr. K. malo que hay dentro de ella, y al papá-Hitler malo que está dentro de mamá, también las destruya a ella y a mamá. Pero, de todas maneras, siente que debe destruir a estos hombres, pues de no hacerlo, serían ellos quienes las dañarían.

Richard se ha puesto extremadamente excitado y agresivo; está todo rojo y a veces rechina los dientes. Volviéndose hacia la mesa, coge los juguetes y construye la parada del autobús donde vive su niñera. Los autobuses están representados por el tractor, el vagón de carbón, la locomotora del tren de carga y el tren eléctrico. Todos van en direcciones diferentes. El propio Richard va de un lado a otro en el tren eléctrico (que ahora es un autobús). Cada vez que se encuentran estos diversos vehículos, emite sonidos de enojo, pero evita que choquen. Mientras juega, habla además de las cobradoras y dice que además de las tres en las que tanto se interesa, hay otra, y que to­das son muy buenas, agradables y educadas.

M.K. interpreta que las diversas rutas que está indicando se refieren a sus viajes entre "X" e "Y"; pero que además representan a las distintas cobradoras que tanto le dan que pensar últimamente, junto con ella, mamá y su niñera. La parada de autobús es también el interior de M.K., de mamá, y de las demás mujeres, mientras que los autobuses representan a los hombres: papá, Paul, el Sr. K. y el Sr. Smith, quienes, a pesar de estar aún en desacuerdo, se han convertido en gente menos destructiva y tratan de evitar tener choques entre sí. En el juego anterior de los bancos, en cambio, se mataban unos a otros. Esto quiere decir que ahora tiene más en cuenta al papá y al Paul buenos, y que éstos se encuentran más juntos a los malos. En el juego anterior, cada parte trataba de destruir a la otra, y sentía que debía de exterminar completamente al Hitler-papá, que era completamente malo, al sinvergüenza Sr. Smith y al espía extranjero que es el Sr. K. (nota 1).

Richard hace mover el tren eléctrico, dejando los demás vehículos de lado, y mientras lo hace canta suavemente algunas piezas musicales. También coge las dos llaves (que representan a él y a M.K.), las saca del llavero y hace que bailen juntas.

M.K. interpreta que ahora está con la M.K. externa y que se siente completamente feliz con ella, cosa que se puede ver en las llaves que bailan juntas fuera del llavero, el cual antes representaba su interior y el de ella. También puede ahora estar solo y sentirse contento, cosa por la cual canta cuando el tren eléctrico corre solo.

En un momento anterior de la sesión, Richard preguntó si su corbata estaba bien atada, cosa que vuelve ahora a preguntar. Al salir, cuando va camino del pueblo con M.K., se encuentra con la Sra. Wilson, quien le dice que los dos muchachos han decidido finalmente escalar la montaña, y que están a punto de salir. Richard se queda unos momentos indeciso; quiere ir con ellos, pero hacerlo significa retrasar la ida a su casa. Finalmente decide marcharse a ésta, decisión sobre la cual influye, sin duda, el deseo de ver a su padre.

Al principiar la sesión, Richard se mostraba tímido, angustiado, y lleno de temores hipocondríacos. No podía dejar de hablar de su diente, pues estaba muy preocupado por él. Durante el transcurso de la hora, las interpretaciones le van llevando a cobrar una mayor vivacidad y agresividad, llegando ésta a manifestarse en forma muy destructiva en el juego con los banquitos. Al jugar con los autobuses todavía está acalorado y a veces rechina los dientes, manteniéndose en un estado de falta de cooperación y de manía. Resulta entonces evidente que está tratando de controlar su agresividad, e intentando encontrar una solución mejor a sus problemas, cosa que se muestra, por ejemplo, cuando se trata cuidadosamente de evitar el choque de los autos. Esta restricción de la agresividad se debe, en parte, como se ve en las últimas sesiones, al deseo de separarse de M.K. en forma amistosa; y en parte a la tremenda angustia que le provoca la posibilidad de dañar a su padre. Pero la lucha interior es muy fuerte, y sólo puede manejarla poniendo todo su esfuerzo en lograrlo. Lo cual indica que su yo está cobrando más vigor, y que, además, es capaz de hacer una pausa estando a solas con M.K., durante la cual puede sentirse relajado y feliz (las dos llaves que bailan juntas).

 

Nota de la sesión número ochenta y siete

I. Ya señalé antes que Richard es ahora más capaz de hacer una mayor integración y de sintetizar más sus objetos; la mamá idealizada celeste está más cercana a la mamá "bruta malvada". Ahora pa­rece estar llevándose a cabo el mismo proceso en relación con el padre, lo cual quiere decir que el odio se va mitigando por el amor, y que las figuras fantaseadas excesivamente malas, se encuentran más unidas a las imágenes reales. Es significativo ver como este de­sarrollo va unido a una mayor capacidad para encontrar sustitutas tanto de la madre como de la analista, cosa que demuestra en el gran interés que siente hacia las cobradoras del autobús. Anteriormente no parecía sentir más que desprecio hacia las mujeres que no fueran la mamá ideal, M.K. o su niñera. Como ya comenté anteriormente, esta creciente capacidad de aceptar figuras sustitutas, indica que ha dado un paso hacia una liberación cada vez mayor de los lazos que lo atan a su madre.

Pero aspecto de este desarrollo lo constituye el que, a pesar de su agresividad y de las ansiedades relacionadas con el padre enfermo, y posiblemente moribundo, se expresan ahora en forma mucho más plena el amor que le tiene y la tristeza que su enfermedad le causa.

 

SESION NÚMERO OCHENTA Y OCHO (Viernes)

Richard llega un poco tarde, se sienta, mira a M.K., y sacando del bolsillo una pequeña piña, dice que es la primera que ha en­contrado este año. Cree que puede ayudarles en el trabajo y por eso la ha traído. Resulta evidente que desea que M.K. alabe la forma que tiene y que además la use para el análisis. La segunda cosa que saca del bolsillo es una amapola. La coloca al lado de la piña, la prueba un poco y luego, diciendo que es venenosa, tira tanto la amapola como la piña... En este momento se produce una interrupción, pues llega un hombre para tomar nota del medidor de la luz. Mientras el hombre está en la cocina, Richard dice en voz baja: "Un papá intruso", pero la reacción a esta perturbación es de naturaleza mucho menos persecutoria que la que tuvo cuando vino otro a arreglar la ventana (sesión cincuenta y cuatro). Sin embargo, en cuanto el hombre se va, pide a M.K. que le ayude a oscurecer la habitación. Enciende la luz y la estufa, y tras comentar que está todo muy recogido, parece quedarse muy contento.

M.K. interpreta que ha bajado las persianas y encendido las luces, en parte para mantener afuera a los intrusos; pero que también está tratando de esta manera de no ver la lluvia, a la cual tanto odia (afuera, en efecto, está diluviando). También le interpreta el deseo que tiene de ayudar a su análisis en todo lo que sea posible, razón por la cual ha traído la piña y la amapola. La piña representa su órgano sexual, cuya forma desea que ella alabe. Y la amapola venenosa es el órgano sexual de papá comido, la langosta atractiva, pero finalmente venenosa, y el arma secreta que apareció en la sesión anterior. Siente que este papá-genital internalizado ha quedado mezclado con el suyo propio, y quiere escupirlo y satisfacerse en cambio con su propio pene, que es más pequeño y menos dañino. Sin embargo, parece sentir que no puede separar uno del otro, y por esta causa ha tirado tanto la amapola como la piña (nota 1).

Richard mira el mapa y habla un buen rato sobre la situación de la guerra. Está preocupado por los rusos, pero espera que puedan mantenerse en sus posiciones. Al parecer va a haber una campaña de invierno. Después, con un lápiz, sigue la ruta que lleva desde Gran Bretaña hasta Alejandría. El es un comerciante (y hace además ruidos de barco), que lleva un cargamento de comida, municiones y cañones. Hace señales de lápiz en el mar (que borra al finalizar la sesión) y dice que está barriendo las minas que hay en él. Es una lástima, comenta, no poder ir a Rusia por el Mar Negro, pues los franceses han colocado minas en él. Es terrible pensar que los antiguos aliados se hayan vuelto en contra de nosotros.

M.K. interpreta que el estar barriendo las minas del mar simboliza estar limpiando su interior y el de mamá de los órganos genitales peligrosos y de "lo grande" que los malos aliados han puesto dentro de ellas; es decir, que él y papá han colocado allí. Tras sacar a éstos, puede poner adentro su pene bueno, que es lo que representa la mercancía que el comerciante lleva. El pene bueno quiere hacer bebés y además protegerlas a mamá y a ella del papá malo, y por esta causa es por la que también lleva municiones en la carga.

Richard empieza a dibujar. Hace un mapa y en él dibuja al co­merciante que va a Alejandría, así como también los movimientos de los barcos enemigos. Terminado el dibujo se queda muy pensativo. Comenta que ha estado pensando mucho sobre la continuación de su análisis, y una vez más pregunta si en caso de morir ella en Londres en un bombardeo, podría alguna otra persona continuarlo. (La manera como habla indica que está aclarando el problema en forma bastante madura y racional.) Dice que por esta causa quiere ir a Londres; su madre le ha escrito una carta ¿no?, pues la ha visto sobre la mesa. ¿Qué es lo que le dice en ella? (Su curiosidad parece mucho menos intensa de lo que ha sido en ocasiones anteriores.)

M.K. le contesta que, en efecto, ha recibido una carta, en la cual mamá le habla de la manera en que está organizando su educación, de acuerdo con lo que discutieron con anterioridad.

Richard contesta que el arreglo es que tenga lecciones dos horas por día, y que se alegra de que no sean más. También menciona las clases de música. (Su madre estaba dudosa sobre si él aceptaría, pues se opuso a tener clases de francés ni de nada adicional a las dos horas diarias.)

M.K. le pregunta si le gustaría tomar lecciones de música.

Richard dice que cree que sí, pero que hace mucho que no las tiene.

M.K. le recuerda que en una sesión reciente el piano representó el interior de ella y de mamá y que tras aquella sesión sus temores disminuyeron. En vez de temer, como lo hacía antes, encontrar dentro de ella. a muchos bebés muertos (las moscas), ahora tiene más esperanzas de que haya bebés vivos, a los cuales representan los sonidos lindos. También puede haber disminuido el temor que le tenía a la aterradora bandera británica, la cual representaba el genital pulpo de papá, que se abalanzaba sobre él.

Richard está muy pensativo, y dice que en realidad le gustaría no tener que hacer nada en absoluto. Lo más divertido es no hacer nada. Pero al decir esto está muy triste, y sólo pretende que se divierte. Luego, tras una larga pausa, y expresando lo que parece ser una decisión a la cual ha prestado mucha consideración, dice que lo que quiere es ir a Londres para continuar el análisis con ella. También desea ir porque tiene muchas ganas de conocer esta ciudad, pero esto no es tan importante. Lo importante es seguir con "el trabajo". Teme, si no lo hace así, no poder seguir "manejándolo" como lo hace ahora. Como cree que es algo muy especial para él, no le importa correr el riesgo de ser bombardeado. M.K. por su parte, no vivirá en el mismo Londres, ¿no? ¿No podría él entonces vivir donde viva ella? ¿No puede ella arreglar algo en este sentido? ¿No puede, por favor, escribir a mamá apoyando esta idea suya? Porque cree que mamá no lo hará si sólo él se lo pide, pero en cambio si la escuchará a ella. Además si los rusos logran detener a los alemanes, quizás el peligro no sea tan grande después de todo, y parece ser que lo están haciendo (nota II).

M.K. le pregunta entonces si ha tenido en cuenta que esto significaría estar alejado de su madre bastante tiempo, y que lejos de su ca­sa se sentiría muy solo.

Richard contesta que lo podría soportar si ella le ayuda con el análisis. No quiere esperar hasta que termine la guerra; en caso de que ella fuera bombardeada o se muriera, podría continuar entonces con el analista que ella ha indicado, ¿no?

También quizá fuera posible que mamá se fuera con él si papá siguiera recobrándose tan rápidamente como lo está haciendo ahora. ¿Le ayudará? ¿Le promete ayudarle?

M.K. contesta que no puede realmente aconsejar a su madre que haga tales arreglos en este momento. Le ha dicho, en forma definitiva, que debe continuar con el análisis en cuanto ello sea posible, pero ahora parece estar fuera de toda posibilidad que él vaya a Londres, pues el riesgo es demasiado grande. Luego le pregunta qué es lo que teme cuando se refiere a "perder el manejo" que ahora tiene del análisis.

Richard contesta que no puede explicar exactamente lo que quiere decir, pero que sabe que ha ganado algo que teme perder. Ahora se siente mucho mejor de lo que se sentía antes de comenzar el trabajo. Y enumera algunos de los beneficios que éste le ha dado: es­tá menos preocupado, tiene menos miedo a los niños, está en condiciones de recibir algún aprendizaje, etcétera.

M.K. se muestra de acuerdo con que éstos son los verdaderos be­neficios que quiere conservar, pero le sugiere que no sólo se refiere a ellos, sino además, a la mayor seguridad que tiene en si mismo, pues siente que tiene dentro de sí a la mamá celeste, a la mamá buena. Esta está ahora representada por ella, la cual, en su mente, le protege contra los bebés malos y dañados y contra el genital malo de papá que siente que tiene adentro. Y también le ayuda a controlar sus propios deseos de odio y de celos que le destruirían de llegar a él a destruir a la mamá buena junto con la mala. Ahora teme perder a esta mamá buena si el análisis termina. Tras decirle esto, M.K. le pregunta cuándo llegó a la decisión de irse a Londres con ella.

Richard contesta que piensa en ello desde hace mucho tiempo, pero que hasta ahora no se había podido decidir.

M.K. le dice que antes nunca había expresado estos deseos en forma tan directa[6].

Richard contesta que algunas cosas le gusta pensarlas solo antes de hablar de ellas, pues quiere asegurarse de que no hagan daño cuando las diga. También le gusta que sus pensamientos salgan como una gran corriente y no como un pequeño reguero. En el transcurso de esta conversación, mira el mapa y se refiere a Kiev, la cual está rodeada pero defendiéndose bien, igual que la valiente y pequeña Tobruk.

M.K. interpreta que se trata de él mismo, que a pesar de ser un niño la quiere proteger a ella en Londres contra el poderoso Hitler; ésta es una de las razones por la cual quiere marcharse con ella. Ya al principio del análisis sintió que arriesgaría gustoso su vida con tal de proteger a mamá del vagabundo que luego resultó ser el papá-Hitler.

Durante esta sesión Richard apenas presta atención a los transeúntes y puede verse que, en términos generales, la ansiedad perse­cutoria ha disminuido. Aun tras la declaración de M.K. de que le re­sulta imposible apoyar la idea de que vaya a Londres por el momento, lo cual sin duda constituye para él una desilusión, no parece sen­tirse perseguido. Podemos llegar pues a la conclusión de que la determinación de compartir los peligros con M.K., de protegerla y de mantener vivos tanto a ella como el análisis (lo cual también significa mantener viva la posesión de la madre buena), es lo que contrarresta y disminuye en esta sesión los temores a la persecución, tanto interna como externa. La decisión a la que Richard llega también implica que tiene una buena capacidad creadora, cosa que demuestra cuando juega a ser un comerciante que lleva mercancías -es decir, bebés- y que para hacerlo es capaz de enfrentar una gran cantidad de peligros.

 

Notas de la sesión número ochenta y ocho

I. La necesidad que tiene Richard de liberarse del pene internalizado de su padre, el cual siente que está mezclado con el propio, sig­nifica que está dando pasos hacia la adquisición de una personalidad independiente. Esto implica conseguir una relativa libertad del padre internalizado, así como también de la madre, los cuales el sujeto siente que son malos, o que gobiernan su propio yo. Aun el objeto bueno, cuando éste es demasiado exigente o controlador, se convierte en uno malo y perseguidor, y de ahí nace la necesidad de deshacerse de él, el cual, si antes era bueno, se ha convertido ahora en malo. En El psicoanálisis de niños (capítulo XII), he señalado ya que en la mente del hombre el pene viene a representar su yo. Y en cuanto al tema del objeto bueno que se transforma en perseguidor si ejerce demasiado control y hace demasiadas demandas, lo tengo elaborado en "Contribución a la psicogénesis de los estados maníaco-depresivos" (1935).

II. Estoy convencida de que Richard ha pensado cuidadosamente las sugerencias que me hace. Creo que, en efecto, hubiera venido a Londres a continuar su análisis, si su madre se hubiera mostrado de acuerdo con ello y hubiera hecho los arreglos necesarios. Esto es sorprendente, si tenemos en consideración las extremas ansiedades que sufre este niño tan asustado y neurótico, quien hace sólo unos meses no se atrevía a encontrarse en la calle con otros niños. En términos transferenciales, podemos decir que vivencia hacia mí sentimientos positivos muy intensos, a pesar de que, tal como puede verse por el material, ha tenido también muchas oportunidades de analizar los negativos. (Estos dos factores se encuentran naturalmente interrelacionados.) Sin embargo, este fortalecimiento de la transferen­cia positiva, es también un índice de la existencia de ansiedades internas y de desconfianza, así como también de la necesidad que tiene de idealizar a la madre; a pesar de lo cual ha podido establecer dentro de si, hasta cierto punto, el objeto bueno, y mediante el análisis ha reforzado considerablemente la relación interna positiva. Por esto es por lo que se siente más seguro. En otra parte he comentado ya ("Sobre la teoría de la ansiedad y la culpa", 1948) que durante la guerra aun los niños expuestos a los mayores peligros pudieron soportarlos adecuadamente cuando la relación con sus padres (o incluso con la madre, si estaba ausente el padre) era lo suficientemente segura. De esta observación y de otras, pude sacar la conclusión de que los peligros externos se pueden soportar bien si el objeto interior está lo suficientemente establecido. Expresé también el punto de vista -que incluso se refiere a Richard-, de que a pesar de que tenemos que admitir que los niños puedan no darse una idea total del grado de peligro externo que tienen que enfrentar, esta idea no debe de exagerarse. Los niños de Londres, desde luego, se dieron bien pronto cuenta de los peligros que debían de enfrentar en sus vidas cotidianas.

 

SESION NÚMERO OCHENTA Y NUEVE (Sábado)

Las notas que tengo de esta sesión son bastante cortas, lo cual se debe en parte a que Richard trajo poco material ese día. Durante la sesión hace largos silencios, y resulta evidente que se encuentra bajo el pleno impacto de la depresión precedente a nuestra separación. Sin duda alguna, además, el negarme yo en la sesión anterior a apoyar su proyecto de venir conmigo a Londres, ha hecho que aumenten la depresión y la ansiedad que siente por mi ida. Está diluviando, lo cual también constituye una causa de depresión para Richard, aunque ya en ese momento lo sea en menor grado que antes. M.K. tiene puesta una capucha impermeable.

Al encontrarse con ella delante de la casa, Richard comenta que está muy bonita, y añade que aunque tiene un aspecto muy dulce, no es el aspecto que puede tener una joven, sino más bien una anciana. Inmediatamente pregunta si le importa que le diga esto, y si se siente herida. También le pregunta si después de la sesión irá al pueblo (cosa de particular interés para él, ya que hoy es uno de los días en que se va a su casa en al autobús y que, al volver M.K. de sus compras, pasa por la parada y puede decirle adiós con la mano)... Luego dice que no quiere ver la lluvia horrible que cae y pide a M.K. que le ayude a bajar las persianas. Tras ello enciende la luz y la estufa, y comenta que ahora el cuarto ha quedado agradable y acogedor.

M.K. le recuerda que el día anterior tiró afuera al papá-genital venenoso (la amapola), y que la "horrible lluvia" ha estado a menudo asociada en su mente con la orina mala que el genital produce. Quiere mantener este genital malo fuera de sí y también de ella, para poder luego sentir que pueden estar juntos sin que les perturbe la re­lación el Hitler malo interno. También quiere tener para sí a mamá sola, y no mezclada con papá, para de esta manera poder tenerle plena confianza (nota 1).

Richard dice que sabe que la noche anterior M.K. telefoneó a su madre, y le pregunta de qué hablaron. (Su madre, como de costumbre, se lo ha dicho todo.)

M.K. contesta que se refirieron a su deseo de continuar el análisis lo más pronto posible, cosa sobre la cual está ella de acuerdo. Pero tanto ella como mamá llegaron a la conclusión de que está definitivamente fuera de toda posibilidad hacerlo durante el invierno que comienza.

Richard queda evidentemente desilusionado, pero al mismo tiempo siente alivio al oír a M.K. hablar en términos tan definitivos. Resulta fácil ver que el resultado de la conversación le alivia de las dudas que tenía sobre si hacer o no lo que había pensado. Mientras M.K. le explica todo esto, hace maniobras con la flota británica, calcando los barcos sobre el mapa que hizo el día anterior y que hoy ha ampliado. Una de las cosas que ocurren es que un barco, que viene de Alemania, logra pasar a través de Gibraltar por la noche y es hundido mediante minas en el Mediterráneo. La descripción de estas ma­niobras de la flota ocupa una gran parte de la sesión.

M.K. interpreta que el Mediterráneo representa ahora a Londres, y que está mostrando el miedo que tiene por lo que le puede pasar a ella en esta ciudad. Se refiere al material de los últimos días, en el cual bombardeó varias veces el tren en el que viajaba, y le recuerda la ocasión en que tiró la pelota más grande (que representaba al Sr. Smith) tras la más pequeña, que era el tren.

Richard menciona un sueño: El y M.K. se meten en un autobús y descubren que no hay en él ninguna cobradora y que el autobús está vacío. También hay un auto con alguna gente adentro; sobre el asiento está acostada una niña. El auto es muy chato.

M.K. le pregunta varias cosas, pero no consigue que Richard asocie nada con el sueño. Le interpreta entonces que el autobús vacío y sin cobradora es él sin análisis y sin la mamá interna buena, y que siente, por lo tanto, que se queda sin nadie que le guíe.

 

Nota de la sesión número ochenta y nueve

I. En El psicoanálisis de niños, he dado mucha importancia a la figura paternal combinada, la cual, tal como allí sugiero, cumple una parte vital en los primeros estadíos del complejo de Edipo (entre las edades de cuatro a seis meses, aproximadamente). En dicho libro (y en otros trabajos también), llego a la conclusión de que, si la fantasía de esta figura combinada permanece arraigada fuertemente a la mente infantil, llega luego a ejercer una gran influencia, tanto en la sexualidad como en todo el desarrollo del niño. Una de estas figuras fantásticas, consiste en que la madre contiene dentro de sí el pene del padre o muchos de sus penes. Otras observaciones, sugieren que el niño muy pequeño llega hasta fantasear que es el pecho de la madre el que contiene el pene del padre, fantasía que por lo general contribuye a que se perturbe el amor por el pecho y a que disminuya la creencia que el niño tiene en su bondad. Podemos considerar que esta fantasía, relacionada con los objetos parciales, constituye una de las fases de los estadíos más tempranos del complejo de Edipo. Más tarde he llegado a la conclusión de que el breve período (que varía en duración de acuerdo con cada individuo) durante el cual el niño siente que la relación que guarda con su madre y con el pecho es exclusiva, sin que entre en ella un tercer objeto, es de una importancia deci­siva para la estabilidad de las relaciones objetales en general, y en particular para el desarrollo de las relaciones amorosas y para el establecimiento de amistades duraderas (véase "Observando la conducta de bebés", 1952).

 

SESION NÚMERO NOVENTA (Lunes)

            Richard está esperando a M.K. en la esquina; al llegar ésta, salta hacia ella desde detrás de un árbol y dice que quiere divertirse, pero no logra mantener esta actitud. Pronto adquiere, en cambio, un aire muy deprimido, y aunque no llega a llorar, tiene los ojos rojos. Dice que siente la barriga "tembleque" a pesar de no tener ninguna indi­gestión, y no se puede explicar de dónde le viene esta sensación. Después añade que es la última semana de análisis. ¿Cuando va a poder ir a verla a su casa? Con esto quiere decir que desearía trabajar allí en vez de hacerlo en el cuarto de juegos.

            M.K. interpreta que desea irse del cuarto de juegos, en parte porque quiere terminar el análisis con ella en un lugar (su casa) donde no se haya mostrado destructivo. Esto significa empezar todo de nuevo otra vez, para mantenerla como una mamá viva y buena dentro de si. El mencionar que están en la última semana de tratamiento, expresa además que teme que ella se muera.

            Richard hace el dibujo 73. Representa a un avión que vuela hacia Londres, y en el cual van M.K. y él. El avión tiene el aspecto de una persona, y Richard señala las ruedas de aterrizaje que están colocadas una tras otra, y comenta que son dos pechos. Luego, tras señalar la parte anterior de la máquina, dice: "Aquí estamos tú y yo sentados juntos". Cuando termina, dibuja el autobús que va a "Y", y pregunta a M.K. cuándo va a ir a este pueblo a visitarle. ¿Lo podrá hacer esta semana, cuando él esté en casa? ¿Quizás el sábado? ¡Tiene tantas ganas de que conozca el autobús al cual hace el trasbordo...! ¿Por qué no puede venir a verle a su casa? dice, y le ruega insistente­mente que lo haga.

            M.K. contesta que lo siente mucho, pero no puede ir; en cambio, cuando se vaya ella a Londres, al pasar por el pueblo donde Richard hace el cambio de autobuses, podrá echarle una ojeada.

            Richard se refiere al autobús que ha dibujado, y dice que ha marcado el asiento en el que se sienta por lo general.

            M.K. le pregunta por los dos asientos vacíos que se encuentran a su derecha, y por otro, también vacío, que hay en el lado izquierdo.

            Richard contesta que el de la derecha es para dos personas: uno para que se sienten papá y mamá, y el otro para ella; tras una pausa, añade: "Y el Sr. K.". El asiento de la izquierda es para Paul.

            M.K. interpreta que desea que exista armonía dentro de su familia, y mantener una relación amistosa con ella. Esta es la razón por la cual tanto desea que vaya a ver a los suyos antes de marcharse a Londres. Pero también desea que esta relación amistosa exista en su interior, pues el autobús le representa a él.

            Richard coge otra hoja de papel, y se pone a sacar la cuenta de las distintas horas en que M.K. podría tomar el tren, de manera de interrumpir el viaje en el lugar donde él tiene que tomar el autobús, y poder verlo. Dice que él también tratará de estar allí a la misma hora, pero que se conforma con que ella vea el autobús aun sin él adentro.

            M.K. le pregunta si ese autobús es su favorito, y si lo prefiere al de "X".

            Richard contesta que le gustan los dos, pues ambos le llevan a su casa.

            M.K. le recuerda que por lo general, y sobre todo los sábados, le ve cuando él está ya sentado en el vehículo antes de salir de "X"; y le interpreta que cuando así ocurre debe de sentir que se la lleva a ella adentro, con él. El querer ahora que por lo menos vea el otro autobús, el cual está más cerca de su casa y ella nunca ha visto, se debe a que esto significa para él que venga aun más cerca de él de su niñera y de su familia.

            Richard hace el dibujo 74. Comenta que se trata de una vía de ferrocarril, y pasa el lápiz repetidas veces sobre ella, diciendo que es un tren que está de viaje. Menciona, además, que le gustaría ser explorador y leer libros de viajes.

            M.K. interpreta que está explorando el interior de mamá (ahora de ella) y le indica que la vía del tren que ha dibujado tiene la forma de un cuerpo femenino.

            Richard sigue haciendo que el tren (el lápiz) pase por sobre la línea. Tras la interpretación de M.K. señala el círculo situado en la parte superior de la hoja, y dice que es el pecho. El círculo menor es el pezón. De repente mete el lápiz dentro de él con un salto, y hace el punto del medio, pero se controla inmediatamente para no hacer más puntos, en un esfuerzo evidente para no destruir el pecho y el cuerpo de M.K. Tras esto hace otro dibujo: dos aviones alemanes que están en tierra y otro más que se encuentra en el aire, son destruidos por dos británicos, que les representan a él y a M.K. que están juntos en Londres. Luego hace el dibujo de un barco de guerra japonés[7] al cual está torpedeando el Salmon. Decide de repente dibujar los marineros y la caldera del barco, y aunque al principio dice que el submarino es M.K., se acuerda luego de que el Salmon siempre le ha representado a él. Entonces dice que M.K. es el pez que está sobre el barco y que se encuentra segura en el lugar donde está. Una estrella de mar que está situada a la derecha del Salmon representa a mamá. y tanto ella como M.K. están ayudándole en la lucha contra los japoneses. No sabe quién es un pez que está en un ángulo y al cual por poco le clava las tenazas un cangrejo; pero logra cortar las tenazas a tiempo para que el pez pueda huir.

            M.K. interpreta que está aterrado pensando que ha destruido tanto a ella como a su pecho al explorar su cuerpo (tal como se ve en el dibujo 74), pues está muy enfadado por tener que perderla. Este enfado le hace además revivir el que sintió cuando su madre le dejó de amamantar, en cuya ocasión Richard le atacó el pecho mental­mente. En el dibujo del barco japonés, él se une a M.K. y a mamá en contra del papá-Hitler malo, para que M.K. pueda estar a salvo en Londres. Pero Londres es también la mamá atacada, a la cual protegen los dos aviones británicos, que son él y M.K. El Salmon es tanto M.K. como Richard (ya sea Richard dentro de M.K. o M.K. dentro de Richard), mientras que el pez que está en el ángulo también representa a M.K. y a mamá, atenazadas por el órgano genital malo externo e interno, y a quienes Richard cree también haber atacado. De ahí los puntos que empezó a hacer en el dibujo 74. Este ataque se da simultáneamente al esfuerzo que hace por salvar a las dos.

            Richard habla otra vez de la cobradora bonita, diciendo: "por nada del mundo me quedaría con ella". La que es menos bonita es mucho mejor.

            M.K. interpreta que quizás ahora le gusta más ella que mamá, a pesar de que es menos bonita que ésta. Y que en otras épocas quizás haya querido a su niñera más que a mamá, aunque ella también fuera menos bonita.

            Richard contesta que esto no puede ser: nunca ha querido a su niñera más que a mamá. Pero tras reflexionar un rato, dice que, en efecto, puede haber sido así en el pasado.

            M.K. le pide entonces algunos detalles del sueño que le relató la sesión anterior. ¿Por qué se bajó del autobús al ver que no había ninguna cobradora adentro?

            Richard contesta que porque era muy imponente, muy fantasmagórico .El autobús aminoró la marcha cuando él tocó el timbre y saltó de adentro cuando todavía estaba en marcha. Se alegró entonces al ver que estaba allí la Sra. de Wilson, quien lo llevó a casa. La gente del autobús le hace recordar a unas personas que vivían en el hotel.

            M.K. le pregunta si esas personas habían sido buenas con él.

            Richard contesta que muy buenas; le querían y eran agradables, y al irse le regalaron media corona.

            M.K. le pregunta si le parece que le hubieran cuidado de quedarse él solo. En el sueño, al descubrir que el autobús no tiene cobradora, se siente contento de que la Sra. de Wilson se lo lleve a su casa.

            Richard contesta que, en efecto, la gente del hotel le hubiera cuidado, pues le querían mucho.

            M.K. le pregunta entonces sobre la niña del sueño: ¿dónde esta­ba acostada?

            Richard contesta que al lado del hombre, pero que en seguida se transformó en un perro spaníel, "como Bobby”.

            M.K. le pide que le hable del auto chato; pero no consigue que Richard asocie nada con él. Le sugiere, entonces, que tanto la gente del auto como la Sra. Wilson, que se lo llevó a casa, representan la familia nueva que espera encontrar en caso de perder la suya propia. Este temor ya antiguo de ser echado de casa, o de perder a su familia al morirse ésta, surge ahora otra vez relacionado con la pérdida de ella. La niña puede entonces representar a una hermana que le hubiera gustado tener. Y como se transforma en Bobby, ello significa que la hubiera querido tanto como quiere al perrito.

            En el transcurso de esta sesión Richard apenas hace caso a los transeúntes. Está muy triste. Una o dos veces apoya la cabeza en el brazo que tiene sobre la mesa, y parece no saber qué hacer consigo mismo. Se hace muy evidente que desea que M.K. le acaricie y le mime, y en una oportunidad llega a decir que le gustaría acariciarla a ella, pero que teme que a ella no le guste. Repetidas veces coloca la mano sobre su brazo o su mano y repite que no quiere que se vaya. Una vez fuera del cuarto de juegos, vuelve a decir que es una lástima que se marche.

            M.K. le contesta que siente mucho tener que marcharse. Le habría gustado mucho poder continuar con su análisis y con el de los demás pacientes.

            En una ocasión, al preguntarle M.K., como suele hacerlo, por la salud de su padre (probablemente en relación con el estar sentado en el autobús), Richard la mira con una verdadera sonrisa y expresión muy cálida. Ahora, al decirle ella que siente mucho tener que marcharse, vuelve a ponerse más vivaz y contento. En general, parece estar más animado en la segunda parte de la sesión.

 

Notas

[1] Lamentablemente este dibujo se ha perdido, y me veo obligada a reconstruir su contenido por medio de mis notas.

[2] Sin duda alguna, el narrar el sueño significa que ahora Richard tiene mas capacidad creadora, y además que quiere hacer un regalo a su analista. De este modo vuelven a renacer sus esperanzas y disminuye la depresión.

[3] Estos pensamientos pueden verse fácilmente en el material cuando, por ejemplo, al jugar con los trenes, Richard sigue a M.K. a Londres; o cuando el tren eléctrico, que le representa a él y que contiene a M.K., se va a esta ciudad.

[4] Desgraciadamente se han perdido algunos de los dibujos de esta sesión.

[5] Como ya he mencionado antes, a Richard le empiezan ahora a gustar las nubes, mientras que antes sólo le gustaban los cielos carentes de ellas. Creo que en este cambio tiene un significado particular que haya disminuido la idealización (la madre-celeste, el cielo sin nubes), y el que ahora sea capaz en mayor medida de reconocer en su madre y en la naturaleza rasgos cuyo carácter no son únicamente agradables.

[6] Richard siempre está a la búsqueda de mujeres protectoras, y como mencioné ya antes, siempre logra conseguirlas. No cabe duda de que el temor de dañar a su madre o a mi que ha vivenciado tan vivamente en esta sesión, incrementa la necesidad que siente de encontrar a una mujer amiga: la cobradora buena del autobús.

[7] En este dibujo, y en los que siguen, he indicado las partes a las cuales Richard se refiere, llamándolas (a), (b), (c), etc.

* Darling: querida en inglés.   

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