RELATO DEL PSICOANÁLISIS DE UN NIÑO

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Melanie Klein

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SESIÓN NÚMERO CINCUENTA Y UNO (Sábado)

Richard está esperando en la esquina a M.K. cuando ésta llega, y lo primero que le dice es que se ha torcido el tobillo al bajar a desayu­nar esa mañana. En el cuarto de juegos comenta que hoy va a ir de pesca con papá. Describe con detalle todos los planes que han hecho y dice que espera poder pescar una trucha. Todavía no han conse­guido permiso para pescar salmones. Papá ha traído la caña de Paul además de la suya. Luego agrega que ha traído un gran cuaderno de dibujo para seguir dibujando en casa; es el doble de grande del que le ha dado M.K. y le ha costado barato. Se pregunta si a ella le pueden haber cobrado de más por el que le compró. En casa ha estado dibu­jando líneas de ferrocarril y está deseando seguir con ellas en se­guida. Sin embargo, quiere primero averiguar cuántos países tiene cada uno en los primeros dibujos de los imperios. Separa entonces dos de éstos, diciendo que no representan a la familia, ya que en ellos ha usado además otros colores.

Cada vez que descubre que mamá no sale mal en la cuenta, se pone muy contento, sin duda sintiéndose culpable de que en la mayoría de los casos él tenga en realidad más países que ella. Tras haber estudiado de esta manera algunos dibujos, abandona la tarea. Comenta que ha hecho una gran cantidad de ellos y que el cuaderno está casi terminado, y tras esto hace el dibujo 39. Mientras trabaja, le cuenta a M.K., sonriendo, algo que pasó anoche en la habitación de sus padres. Un ratón se comió dos galletas, pero su madre tuvo dema­siado miedo como para levantarse y hacer algo al respecto; cree que también su padre sintió miedo del ratón. El animalito también se su­bió por la caña de pescar de papá. Todo esto lo cuenta divertido, sin duda sintiéndose muy superior. Si él hubiera estado allí, habría cogi­do la zapatilla de su padre y lo hubiera echado. Esto lo dramatiza al contarlo, actuando la parte de sus padres y la suya. Añade luego que él es "Larry el Cordero" (un personaje muy conocido de una audi­ción radial para niños)... Lo primero que dibuja es la estación "Lundi" y la primera vía que lleva a la estación "Valeing". Inmediatamente dice que "Lundi" le hace recordar a lunático y asocia con esto a un hombre "loco" que andaba por "X" sin trabajar. Tenía el pelo rojizo, pero estaba casi calvo. Después, dibuja vías que llevan a "Roseman" y a otros lugares, y dice que la línea Lundi-Valeing no tiene ningún desviadero. Un tren viene bramando desde "Lundi" hasta "Valeing", y en él se encuentra M.K. que se va de viaje a cazar ballenas. Como él también quiere cazarlas, se va con ella.

M.K. interpreta que el lunático es su padre cuando tiene rela­ciones sexuales con su mamá, cosa que él cree que ha pasado anoche. Papá también es calvo y ahora no trabaja, igual que el "loco". El ra­tón simboliza el órgano genital de su padre, cl cual se come los pechos de mamá (las dos galletas). Richard quiere atacar a mamá, porque está resentido con ella por haberle sacado de su habitación, de manera que el ratón también representa su órgano sexual (de Richard) que ataca al de papá (la caña de pescar). Además, siente que está venciendo a sus padres y a M.K. porque cree que los puede engañar: aunque pretende ser tan inocente y tímido como un corde­ro, desea atacar no sólo a mamá, sino también a M.K. que le va a abandonar para irse a cuidar a otra gente en Londres. M.K. repre­senta así a mamá cuando ésta se va con papá o con Paul. Debe de es­tar, pues, resentido con ella porque le va a privar de su análisis, de manera que tiene una queja más que hacerle. Por ello tiene que irse a "Lundi" -Londres-, para que el papá-Hitler malo y lunático la maltrate. Dijo antes que la vía Lundi-Valeing no tenía apartadero: esto quiere decir que en ella no hay sitio para que nadie meta su órgano sexual -es decir, para que él meta el suyo-, pues el papá malo se queda con todo el interior de mamá. El tren que viene rugiendo representa a M.K. y a mamá aterrorizadas, que tratan de escaparse del Hitler-papá lunático. Por otra parte, Richard desea protegerlas y para ello se mete en el mismo tren que M.K. y así ayuda a ésta a ca­zar la ballena mala -el órgano sexual Hitler-. Siente igualmente que debe interponerse entre el lunático­-papá y mamá para proteger a és­ta, pero como tiene miedo prefiere fingir que es un cordero; de todas maneras, no hay sitio para que se meta entre los dos (no hay aparta­dero). M.K. le recuerda también lo que sentía hacia el vagabundo que iba a secuestrar y a dañar a mamá, y le dice que se siente triun­fante y culpable, a la vez, porque anoche deseó que papá dañara a mamá durante las relaciones sexuales que tuvo con ella, aunque al mismo tiempo sentía que debería de ir a salvarla... (nota 1).

Richard rellena las vías del tren con durmientes, y repite que no puede pasar ningún tren hasta que éstos no estén dibujados, pues la vía no es segura.

M.K. interpreta que siente que sus padres están en peligro, por­que él los quiere atacar. Por esto sólo están seguros cuando él duer­me: él es el durmiente. Pero también siente que debe atacarles sólo cuando ellos duermen a su vez, para no correr peligro él tampoco (el ratón le representa a él); en cambio, cuando están despiertos, preten­de ser una oveja.

Richard dice entonces que está deseando que llegue la batalla.

M.K. le pregunta a qué batalla se refiere.

Richard contesta que quiso decir la pesca, pues va a luchar contra los peces como si éstos fueran ballenas. Va a ponerles una carnada, introducirles la mosca en la garganta y entonces ellos se darán de na­riz contra las piedras hasta morir y luego ser comidos.

M.K. interpreta el deseo que tiene de chupar y comerse el pene atractivo de papá (el "Roseman", la trucha, el salmón), pero siente que, como al mismo tiempo odia este pene y lo va a combatir como si fuera una ballena, dentro de él se puede llegar a convertir en ballena, en un enemigo como el pulpo. Le señala que una vez más está mor­diendo el lápiz amarillo.

Richard indica a M.K. que en el dibujo, el camino de "Roseman" lleva a York, que suena como pork (cerdo) y que en medio está el camino para "Hamsville", que es jamón.

M.K. interpreta que todas las cosas agradables están colocadas en uno de los lados del dibujo, lo cual quiere decir que en una parte de su mente siente que papá y su pene son buenos; en cambio con la otra, piensa que son muy peligrosos para mamá y muy destructivos. Siente igualmente que dentro de si mismo se encuentra tanto el pene bueno como los padres que se están peleando.

Richard se ha metido otra vez el lápiz en la boca y lo empieza a chupar. Dice que quiere preguntar algo a M.K., y que le gustaría que le contestara. ¿Tienen los psicoanalistas que obedecer a la regla de nunca enfadarse o impacientarse? ¿Dañaría esto el trabajo? Y se queda mirándola de manera interrogativa.

M.K. interpreta que ella representa a mamá y que por ello teme que se ponga hostil con él, por el deseo que tiene de robarle el pene bueno de papá y devorarlo. Pero que al mismo tiempo tiene la espe­ranza de que no sea realmente como mamá, pues siente que no debe­ría enfadarse para poder entonces él expresarse con libertad; ella es psicoanalista, además, y está trabajando con él para descubrir las cosas que piensa y ayudarle. No obstante, en este momento tuvo miedo de que se enfadara a pesar de todo como lo hace su mamá, por ha­berles él privado a las dos del órgano sexual "Roseman", dejándolas en cambio con el genital lunático.

Richard ha vuelto otra vez a sus dibujos. Señala a uno de un im­perio (el 2) en el que todas las secciones son muy pequeñas y dice que no cuenta pues se trata de un niño.

M.K. interpreta que en este dibujo son todos iguales, y niños. Con esto quiere decir que no puede pasar en él nada malo, pero en realidad tiene dudas de que los niños sean verdaderamente inofensi­vos.

Richard se pone a mirar el dibujo 21, profundamente interesado en él. Dice: "Mira; aquí ella está diciendo: 'auxilio, auxilio', y aquí -y señala a la estrella de mar-. 'La voy a ir a ayudar' (nota II). Tú pusiste el color a este dibujo, ¿te acuerdas? (Aquella vez, en efecto, Richard pidió a M.K. que lo coloreara y ella lo fue haciendo de acuerdo con sus indicaciones.)

M.K. interpreta que este dibujo las representa a mamá y a ella, pidiendo ayuda contra el papá negro lunático. Ahora Richard siente que está acudiendo en su auxilio, y está especialmente contento por haber descubierto esto durante la sesión de hoy, porque en ella ha surgido en forma violenta el temor de haber abandonado a mamá en manos del papá peligroso. Ha dicho varias veces, además, que M.K. le está ayudando con su trabajo, cosa que significa que representa también a la mamá buena que ayuda, y esto le hace sentir tanto más culpable por dejarla en manos del papá lunático y por atacarla.

Richard mira con interés el dibujo de los aviones hechos en la sesión cuarenta y seis. Dice que en él, mamá (que es el avión al que lla­mó "gigante" en la sesión cuarenta y siete), sale ilesa y Bobby tam­bién, pero luego añade: "No, soy yo"... Después dice que los aviones abatidos son papá y la cocinera.

M.K. interpreta que a veces sospecha que la cocinera quiere en­venenarle (sesión veintisiete), y que por lo tanto, el papá y la cocinera abatidos simbolizan al papá y a la mamá envenenadores, mientras que la mamá buena y él sobreviven.

Richard se pone otra vez a dibujar trenes. Las vías representan ahora a los trenes mismos. Acompaña el dibujo con ruidos que éstos hacen al andar; aunque van en todas las direcciones, ninguno sale de "Lundi" en dirección a "Valeing".

M.K. le señala este hecho y le sugiere que expresa el miedo que tiene a la relación sexual peligrosa y lunática de sus padres y el deseo de detenerla. También antes dijo que quería acompañarla a ella a "Valeing" para ayudarla a pescar ballenas.

Richard vuelve al dibujo 39 y dibuja una conexión nueva; el tren sale ahora de "Lundi" para dirigirse a "Roseman", y al hacerlo emite sonidos "orgullosos" y silbantes.

M.K. le indica que ahora ella y mamá están enfadadas y quieren quitarle a Richard el papá bueno, "Roseman". Le sugiere además que la preocupación que tiene porque mamá no tenga bastantes países en los dibujos de los imperios, expresa el deseo de devolverle sus bebés, ya que siente que él se los ha robado junto con el genital Roseman, que le podría dar otro más. El nuevo cuaderno que ha traído y que ha comparado con el que ella le dio, que es más pe­queño, pensando que él ha hecho al comprarlo un negocio mejor, significa también que le ha despojado de sus bebés y del pene bueno.

Richard sujeta el dibujo 39 de costado, de manera que "Lundi" y "Valeing" quedan en la parte superior, y dice que es una serpiente y que por eso silban algunos de los trenes.

M.K. pone entonces el dibujo en su posición original y le pregun­ta si no cree que así se parece a un pulpo.

Richard asiente con mucho énfasis y dice que M.K. es muy inte­ligente por haberse dado cuenta de ello (nota III).

Al finalizar la sesión comenta que hoy es el cumpleaños de su constructor de imperios, cuyo nombre de pila es Cecil. ¿Puede ella decir quién es?

M.K. contesta que Cecil Rhodes.

Richard se queda muy contento con la contestación, pero añade, un poco dudoso, que también lleva su nombre una isla italiana.

M.K. interpreta entonces que quiere que tanto mamá como ella sean leales con el papá bueno, quien primero destruyó la familia y ahora la mantiene unida, y que él también querría serle leal. Pero du­da de poderse o no fiar de ellas, cosa que demuestra al referirse a la isla italiana, que es un lugar enemigo. Esto quiere decir que la sos­pecha que tiene de M.K. por ser extranjera, y el miedo a ella -la isla italiana-, se extienda también a mamá. Teme que ésta le sea hostil o, si no, si le quiere a él más que a nadie, que le sea entonces desleal a papá, y se convierta en enemiga suya.

 

Notas de la sesión número cincuenta y uno

I. El sentimiento de culpa por haber expuesto a la madre (mediante deseos sádicos), a una relación sexual con el padre peligroso, pudo verse ya en la primera sesión (y en otras oportunidades des­pués), cuando habló del temor de que un vagabundo la raptara. He podido comprobar a menudo, tanto en los análisis de niños como en los de adultos, que los sentimientos de culpa ante esta fantasía espe­cífica, se encuentran en la base de muchas autoacusaciones hechas posteriormente, por haber abandonado o por no haber protegido a la madre en otras situaciones o incluso por haberla dañado. Esto constituye un ejemplo de la importancia que tiene el sentimiento de culpa derivado de fantasías sádicas infantiles muy tempranas, y prueba lo urgentemente necesario que es llegar a analizar aquellos primeros estratos y disminuir así la sensación de culpabilidad en su raíz.

II. Este profundo interés que Richard muestra por el material an­terior, el cual comenta ahora con mayor autoconocimiento y convic­ción, creo que constituye el resultado del progreso de la "elabora­ción". A menudo he podido comprobar que el paciente, llegado a cierta etapa de su análisis, se refiere a material anterior que evidente­mente fue aceptado antes sólo parcialmente, y lo liga al actual; esto demuestra que se ha hecho un progreso en la profundidad con que puede conocerse a sí mismo, en la comprensión y en la integración de su personalidad.

III. El material de las sesiones más recientes, y en especial el de ésta y la anterior, sirve para ilustrar algunos procesos fundamentales tomados desde un ángulo particular. Una de mis teorías (véase en particular "Algunas conclusiones teóricas sobre la vida emocional del bebé", 1952) es que en la más temprana infancia, el méto­do que el niño muy pequeño utiliza para mantenerse dentro de una relativa estabilidad es el de hacer una disociación entre el amor y el odio, y correspondientemente, entre los objetos malos y buenos, o incluso, en cierta medida, entre unos idealizados y otros muy pe­ligrosos. En mi libro Envidia y gratitud (1957) he sostenido, con particular énfasis, que estos primeros procesos de disociación tienen una enorme importancia. Si el amor y el odio y los objetos buenos y malos pueden disociarse con éxito (lo cual significa que no sea tan profundamente como para que la integración quede inhibida, pero si lo suficientemente como para contrarrestar la ansiedad del lactante), entonces quedan establecidas las bases para que la capaci­dad de distinguir entre lo bueno y lo malo pueda ir progresando. Es­to permite al niño, durante la posición depresiva, que vaya sinteti­zando en alguna medida los diversos aspectos del objeto. He sugeri­do, también, que la capacidad para llevar a cabo debidamente esta disociación primaria, depende en gran medida de que la ansiedad persecutoria inicial no sea excesiva, lo cual a su vez depende en parte de factores internos, y en parte de factores externos.

Volviendo al ejemplo anterior, vemos que en la sesión cincuenta pude mostrar a Richard lo asociados que estaban en su mente la rosa, que es el pene deseado del padre (el cual tiene también, sin duda, el significado de un pecho) y la ballena padre, que es el pene perse­guidor. En la sesión cuarenta y ocho, refiriéndose al dibujo 38, Richard dice que los "Valeing" están todos "en el mismo distrito", lo cual significa que la ballena está en todas partes dentro de él. En el otro lado del dibujo, se encuentran los objetos asustadores y odiados

-"Lundi", "Valeing"-, y el tren que los une representa las rela­ciones sexuales peligrosas de los padres. Las dos partes del dibujo se encuentran unidas por una sola línea.

Creo que la división entre los objetos buenos y malos que se expresa en esta sesión, con sólo un vínculo entre sí, nos indica un pa­so que Richard no pudo llegar a hacer en forma suficiente en su pri­mera infancia. Quiero además mencionar aquí lo importante que es el proceso de externalización, proceso éste que se ve claramente en el material de las últimas sesiones, en las cuales llega a poder vivenciar fuertes emociones y ansiedades por los objetos internos malos, tra­erlas más a campo abierto y dirigirlas contra gente que realmente cree que es mala (Oliver y Hitler). Esto indica que está tratando de manejar las ansiedades persecutorias de una forma más adecuada.

En la nota hecha a la sesión cuarenta y cinco indiqué ya cómo el niño iba teniendo más éxito al tratar de sintetizar los diversos aspec­tos de sus objetos, cosa que se veía en la manera como había dismi­nuido la violencia de la identificación proyectiva. (En el dibujo 25, en efecto, los objetos internos y externos no se atraviesan los unos a los otros, sino que están arreglados de manera pacífica.) Esta disminu­ción de la identificación proyectiva, implica a su vez la disminución de la fuerza de los mecanismos y defensas paranoides y esquizoides, y la adquisición de una mayor capacidad para elaborar la posición depresiva. Esta mayor capacidad, ligada al progreso hecho en la in­tegración del yo y en la síntesis de los objetos, parece ser la conse­cuencia de que los procesos tempranos de disociación se hayan lleva­do a cabo con mayor éxito, cosa que está expresada en la última sesión. A pesar de todo, sin embargo, esta etapa sólo ha tenido hasta ahora un éxito parcial, pues al decirme Richard que el lado "malo" (Lundi-Valeing) tiene la forma de una serpiente -con lo cual expre­sa que siente que aquí se encuentra el pene malo, en forma de ser­piente, del padre-, se está mostrando totalmente de acuerdo conmi­go, en que los dos lados juntos tienen la forma de un pulpo. Es decir, que le ha fracasado el intento de separar del todo a la madre buena de la mala, al padre bueno del malo, y a los dos padres entre sí. El pulpo, que es el padre malo, se ha mezclado con el padre bueno del otro lado del dibujo y predomina sobre éste.

Los comentarios que hago en esta nota y en tantas otras, sobre los cambios que se van operando en Richard y las razones que llevan a ellos, indican pasos que tienen interés desde un punto de vista téc­nico y teórico, aunque algunos de ellos no puedan ser probados. Lo que me propongo es ir mostrando las fluctuaciones debidas a la tarea analítica, sin querer con esto decir que necesariamente indiquen que se haya llevado a cabo un progreso duradero. La razón por la cual al­gunas de estas modificaciones no duran mucho tiempo, se debe a que, según lo indiqué ya en el prefacio, el análisis de este niño fue demasiado corto. Como ya sabemos, la repetición constante de las diversas experiencias vivenciadas en la tarea analítica, es decir, la ela­boración completa de los contenidos (Freud), constituye la condición necesaria para que se llegue a resultados estables.

 

SESION NÚMERO CINCUENTA Y DOS (Domingo)

Richard se ha acercado más que de costumbre a la casa de M.K. para esperarla. En seguida le da un pedazo de salmón que su padre ha pescado, comentando que "insistió" para que tuviera ella un pe­dazo lindo. Parece encantado al dárselo. Le cuenta además que él no pescó nada, pero que su papá pescó varios peces, además de un gran salmón[1]. Richard sólo una vez en su vida pescó un pez, dice (pero sin embargo no parece estar desilusionado sino orgulloso de su padre e identificado con su habilidad). En seguida empieza a dibujar, y al hacerlo se refiere a las noticias sobre la guerra. Se alegra de que la R.A.F. esté haciendo bombardeos y también de que parece que los ru­sos no hacen mal las cosas. Se dirige al mapa para buscar dos ciuda­des rusas mencionadas en los comunicados de guerra. Luego dice que va a dibujar vías de ferrocarril, pero que esta vez no van a tener durmientes. Empieza por hacerlas trazando sólo una o dos líneas, pero al empezar a hacer andar los trenes, añade otras nuevas mientras que el lápiz se convierte en el tren. Este sale de la estación de "Tima" corriendo muy de prisa, y en algunos sitios hace ruidos muy fuertes; en otros, en cambio, va en silencio.

M.K. le pregunta el porqué de esto.

Richard contesta que le están persiguiendo y que se queda en si­lencio en los lugares donde el enemigo le puede oír. Dice que "Tima" le recuerda el nombre de un sitio que los aliados han conquistado en Abisinia, y que también le recuerda a Tim, un niño que conocía y que le gustaba, pero que se volvía muy cansador cuando se ponía muy salvaje. Era un "verdadero terror", pero simpático. Mientras habla del enemigo que persigue al tren, hace puntos en la hoja, al tiempo que dice: "Ahora que está aquí, ahora aquí, ahora aquí".

M.K. le pregunta si es un enemigo el que le persigue.

Richard contesta que no, que son muchos.

M K. interpreta que Tim, el simpático "terror", representa su propio lado agradable, igual que Bobby. También representa, como el tren, a su órgano sexual, el cual se mete dentro de los de ella y de mamá. Por esto le están persiguiendo papá y su genital.

Richard dice entonces que su papá es un mago y que por eso pue­de hacer que haya muchos de él.

M.K. interpreta que puede haber creído que papá deja su pene dentro de mamá cada vez que tiene relaciones sexuales con ella, lo que le hace sentir que ella está llena de penes que se convierten en enemigos del suyo. Le recuerda que ya anteriormente expresó en sus dibujos y en sus juegos, que dentro de ella y de mamá se llevan a ca­bo peleas entre los órganos sexuales de papá, de Paul y de él mismo. Añade que el tren se está portando como él se porta cuando tiene miedo de los niños, pues aunque a veces les provoca, otras se queda en silencio para no llamar la atención sobre sí.

También suele hacerse el simpático y el inocente como hizo ayer, cuando era "Larry el cordero", y como hoy, en que es un "verdade­ro terror", pero simpático. En la sesión anterior, los durmientes sig­nificaban que se sentía a salvo cuando sus padres dormían y cuando no les podía pasar nada malo estando él también durmiendo. Hoy no hay durmientes, porque parece sentir que ninguno de ellos está se­guro de noche.

Mientras M.K. habla, Richard va haciendo que el tren corra ca­da vez más de prisa, repitiendo que le están persiguiendo.

En los sitios por donde pasa, va haciendo círculos, mientras dice en forma muy dramática: "Ahora está aquí, ahora aquí, de prisa, de prisa". Expresa así todas las emociones de ser perseguido y también el placer de una aventura emocionante. Al final el tren se salva, y pa­ra entonces el dibujo de las vías entrecruzadas parece un laberinto desde el cual el tren tiene que encontrar el camino de salida.

M.K. interpreta que acaba de expresar el miedo de que papá y el pene de éste le ataquen a él y a su órgano sexual dentro de mamá. El interior de ésta es un laberinto y él y su pene deben de salir de él lo más pronto posible. Le recuerda que ayer se torció el tobillo tras la llegada de su padre, lo cual puede haber expresado ya parte de su miedo, representando su pierna, en ese caso, el genital dañado (nota I).

Richard, entonces, señalando la tarjeta que está clavada en la pa­red delante de él, dice: "El pecho del petirrojo es completamente ro­jo".

M.K. interpreta que este comentario sirve para confirmar su in­terpretación. El petirrojo que sangra representa, en efecto, su órgano sexual dañado y sangrando, al que quizá no pueda sacar a tiempo de su interior o del de mamá en el caso de pelearse dentro de ella con el pene de papá.

Al terminar el dibujo, Richard lo llena todo de garabatos.

M.K. interpreta entonces que de bebé quería atacar a los dos padres con "lo grande" y que ahora, cada vez que se siente en infe­rioridad de condiciones para pelearse con papá, que es su rival dentro de mamá, vuelve a estos ataques contra los dos, bombardeán­dolos con "lo grande". [Regresión.]

Richard hace otro dibujo (40). En el lado derecho pone un barco pequeño al que llama el crucero Prinz Eugen, y al cual están bombar­deando dentro del puerto. En el izquierdo, también dentro del puer­to, está en Gneisenau que es mucho mayor. Las bombas, dibujadas con forma redonda, caen entre los dos barcos. Richard está muy serio y pensativo. Dice que el Prinz Eugen es un barco precioso y que es una lástima bombardearlo. Mientras habla, dibuja el Scharnhorst que está fuera del puerto y más allá del alcance de las bombas.

M.K. interpreta el pesar y la pena que siente por la destrucción del genital de papá al que tanto admira -el Prinz Eugen- y lo cul­pable que se siente por estar bombardeándolo y destruyéndolo, lleno de celos y de rabia. También tiene miedo de dañar a mamá si ataca al papá que está dentro de ella. En el dibujo las bombas caen entre el Prinz Eugen -el genital de papá-, y el Gneisenau -mamá-; pero como al mismo tiempo quiere salvarla de sus ataques, ha dibujado otro barco, el Scharnhorst, que está fuera del puerto y que simboliza a una mamá, que se encuentra a salvo y fuera del alcance de las bom­bas. Además, de esta manera, impide que sus padres tengan rela­ciones sexuales.

Cuando termina el dibujo Richard va afuera, y como de cos­tumbre admira las montañas, emocionándose con su belleza. Dice que sobre ellas se ciernen nubes de tormenta... Vuelve a entrar des­pués de esto, y continúa dibujando. Hasta ahora no se ha interesado por la gente que pasa por la calle, pero en este momento ve pasar a la niña pelirroja con otros niños y dice que van a la iglesia. No de­muestra, sin embargo, ningún sentimiento hostil, ni de persecución. Todavía serio y pensativo, empieza otro dibujo (41). Señalando la parte inferior del mismo, explica que es la tierra, debajo de la cual hay dos gusanos. Las dos líneas verticales que atraviesan el suelo son los caminos por los que los gusanos salen a la superficie. Sobre esta línea, un cañón antiaéreo está tirando a unos aviones alemanes, pero no puede decir cuál va a ser el resultado de la batalla.

M.K. interpreta que los gusanos son sus padres, los cuales están seguros debajo de la tierra.

Richard confirma esto y dice que si, que ahí están bien seguros.

M.K. interpreta que él está representado en el dibujo por el ca­ñón antiaéreo, el cual ataca a los aviones alemanes con su pene y con "lo grande". Sus padres, a quienes ha atacado mentalmente, se han convertido por esto en enemigos y por ello los representa, igual que otras veces, como si fueran aviones o barcos alemanes; pero justa­mente porque cree que son enemigos, tiene que seguir destruyéndo­los. Al mismo tiempo, sin embargo, ama a sus padres, pues piensa que son buenos, y quiere protegerlos. Y como tiene sentimientos tan divididos hacia ellos, deja el resultado de la batalla sin decidir. Su­giere además M.K. que los gusanos no sólo representan a los padres, sino también a los bebés de dentro de su madre, a quienes también quiere proteger de sí mismo. Mamá tiene, en la vida real, dos hijos.

Richard pregunta a M.K. si le va a dar sesión otros domingos además del que viene (lo cual está ya decidido); como sus padres es­tarán todavía en "X" de vacaciones, lo podría hacer.

M.K. le dice que esto debe decidirlo él; hasta ahora, sólo han arreglado que venía el domingo próximo[2].        

Richard, todavía serio y pensativo, empieza a hacer el dibujo 42. Cuando termina el avión alemán que está en el suelo y el rayo, guar­da silencio, tras lo cual dice que querría preguntarle algo personal. ¿Le importa? El sabe ya que no le contestará si no desea hacerlo. ¿Va ella a la iglesia? ¿Van los psicoanalistas a la iglesia? Y en se­guida, antes de que M.K. pueda contestarle, dice él mismo que no puede ir, pues está muy ocupado.

M.K. interpreta que teme que le conteste que no va a la iglesia, pues esto confirmaría las sospechas que tiene de ella. Le pregunta en­tonces si le parece que está mal no ir. ¿Suele él hacerlo con su mamá?

Richard dice que está mal no ir; que a dios no le gusta. El va a ve­ces y su madre solía también hacerlo en "Z", pero en "Y" no va. Mientras habla, ha empezado a pintar de negro el cielo.

M.K. le pregunta entonces si teme que dios le castigue.

Richard, con cara de estar muy angustiado, se levanta mientras M.K. le interpreta y se aleja. Sin duda tiene miedo de estar dema­siado cerca de ella. Coge una cuerda que encuentra en un rincón y la tira lejos de sí, de manera tal que se mueve como retorciéndose. En­tonces cambia de humor, y poniéndose muy vivaz tira repetidas veces la cuerda con gran placer, gozando de su habilidad que va en aumen­to. Dice que es una serpiente. Varias veces al tirarla se la coloca entre las piernas, y decide que se trata de una representación y que M K. es el público. El mismo va a ser el que anuncia los números y en se­guida anuncia que un chico joven va a hacer pruebas con una cuerda. Pide a M.K. que aplauda cada vez que él aparezca y que haga comentarios de aprecio. M.K. hace lo que le dice, y representa al públi­co cambiando con vecinos imaginarios frases como: "¿Verdad que es muy bueno?" "¡Qué chico más inteligente!" Richard está muy contento y sigue así un rato, tras el cual dice que ahora va a anunciar a M.K. quien va a hacer las mismas pruebas que el joven.

M.K. tira la cuerda varias veces, y después interpreta que la cuer­da que se ha colocado entre las piernas, representa el pene que le ha quitado a su padre y que ahora posee él. Cuando ella tira la cuerda, en cambio, representa a mamá, la cual él siente que también debería poseer un pene poderoso para ser los dos iguales. El juego con la cuerda, y el que los dos jueguen con ella, representa también el deseo de que tuvieran relaciones sexuales los dos, y es este deseo el que le ha asustado tanto, que teme que le castigue dios, el cual repre­senta a papá. M.K. sugiere, además, que la cuerda que serpentea y que él ha dicho que es una serpiente, se parece al rayo del dibujo 42, que a su vez representa al genital poderoso y destructivo de dios, el cual simboliza una vez más a papá.

Richard vuelve a repetir que la cuerda se parece a una serpiente pero se muestra de acuerdo con que también se parece al rayo del di­bujo. La deja otra vez en el rincón donde la había encontrado y dice: "Debe de haber estado ahí hace bastante tiempo".

M.K. interpreta que volver a poner la cuerda donde la encontró y comentar que debe de haber estado allí desde hace bastante tiempo, significa que sólo se la ha pedido prestada a papá.

Richard sigue entonces ennegreciendo el cielo de su dibujo 42 y añade en algunos trazos al avión nazi. Explica que el cielo está lleno de nubes y que los rayos le caen encima. Una vez más se siente angus­tiado y tiene un aspecto dolido, como si estuviera luchando contra sus sentimientos. Se levanta entonces, mira varias cosas que hay en la habitación, y camina de un lado a otro.

M.K. interpreta que está tratando de escapar a sentimientos muy dolorosos.

Richard hace un evidente esfuerzo por escuchar, pero le cuesta hacerlo, y mientras tanto coge cosas de los estantes y se mueve in­quieto por la habitación.

M.K. le indica que duda seriamente del psicoanálisis, al cual con­sidera algo muy malo. Como M.K. discute con él cosas que no le pa­recen correctas, pues le han enseñado que son malas, siente como si ella le estuviera tentando y permitiéndole vivenciar deseos sexuales dirigidos hacia su madre y hacia ella misma. Tales deseos le parecen tanto más peligrosos, cuanto que están relacionados con odios, celos y deseos destructivos, dirigidos hacia sus padres, a los cuales, por otra parte, quiere mucho. El siempre ha tratado de huir de tales sen­timientos de hostilidad, pues siente que son "malos", tratando, en cambio, de sentir sólo amor. En cambio M.K., cuando teme que le está haciendo caer en la tentación representa a mamá, que también le tienta al permitirle dormir en la misma habitación que ella. Sos­pecha, además, que cada vez que le da cariño, su mamá es desleal con papá y que le alienta en sus sentimientos malos y hostiles. Aun­que de todas maneras él no hubiera ido a la iglesia, siente que M.K. no debiera haberle dado esta sesión en domingo, pues los dos deberían de haber ido a la iglesia, lo cual significa, además, que papá tendría así la cantidad de atención y de amor que le corresponde.

Richard interrumpe en este momento, para decir con convicción que el análisis es algo útil.

M.K. interpreta que es por esta causa, y porque representa a la mamá buena que le ayuda, por lo que le resulta tan doloroso sos­pechar que ella sea al mismo tiempo la mamá incorrecta y tentadora. Tiene además miedo de que el papá poderoso -dios- la castigue a ella también. El rayo destruye el avión nazi, castigo al mismo tiempo a esta madre traidora y desleal y a ella. Cuando temió que la tormen­ta rompiera sobre las montañas (sesión cuarenta y dos), temía que atacara a la mamá bella y amada. Esto fue lo que hizo que quisiera separarse de ella cuando le preguntó si tenía miedo de que dios le castigara.

Richard se tranquiliza hacia el final de la sesión; antes de irse dice que quiere mirar otra vez el pedazo de salmón que ha traído a M.K. y se siente satisfecho de que sea un trozo grande y bueno. Añade que sabe que M.K. va a ir ahora a buscar los periódicos del domingo, de manera que irá un trecho más largo del camino con él. Cuando M.K. cierra la puerta, comenta que al cuarto de juegos le va a venir bien un descanso. Desde la calle se da vuelta para mirarlo y dice: "Está lindo y va a descansar". En el camino, ve a su padre venir desde lejos y se pone contento de que él y M.K. se vean por fin. También pre­gunta a ésta si le va a dar un pedazo del salmón al "viejo gruñón". M.K. contesta que va a dar un poco a toda la gente que vive en la ca­sa, con lo cual Richard se queda muy contento.

 

Nota de la sesión número cincuenta y dos

I. Deliberadamente no hice ningún comentario al hecho de que Richard se torciera el tobillo (véase sesión anterior) inmediatamente después de la llegada de su padre, porque prefiero esperar a interpre­tar tales actos simbólicos dentro del contexto del material.

 

SESION NÚMERO CINCUENTA Y TRES (Lunes)

Richard se encuentra con M.K. en la esquina. Tiene un aire muy preocupado y le pregunta inmediatamente si conoce o puede averi­guar el nombre de la niña pelirroja... En el cuarto de juegos le cuenta la expedición de pesca que ha hecho esa mañana con su padre, en la cual pescó una cría de salmón. Sabía que estaba prohibido pescar salmones bebés, pero no reconoció lo que era hasta después de ha­berlo matado. Como tres señoras que se hallaban muy lejos le esta­ban mirando, lo volvió a tirar al agua haciendo como si todavía vi­viese. Papá también pescó una trucha pequeña y le preguntó a su hi­jo si la mataba o no, a lo cual éste contesto: "No, el bebé no". Pero para entonces papá ya la había matado. Papá no se enfadó porque hubiera matado al pequeño salmón pero le dijo que le podían meter en la cárcel por haberlo hecho. Mientras habla, Richard está organi­zando la flota, la cual hace tiempo que no traía, y comenta que ha te­nido un buen descanso.

M.K. interpreta que una de las razones por las cuales le preocupó la sesión del domingo, es porque siente que ella, y no sólo el cuarto de juegos, debería descansar. Después se refiere a la cría de salmón y le recuerda los "cientos de bebés" -los huevos fértiles-, que dijo que "debe haberse comido" (sesión cuarenta y ocho). En aquella ocasión ella le interpretó que esto significaba sacarle los bebés a ma­má, matarlos y comérselos. Lo mismo se aplica ahora a la cría de sal­món.

Richard cuenta entonces alegremente que ha recibido una carta de su vecino, el cual le dice que tiene cuatro pollos más y un gatito nuevo. Está muy contento por esto.

M.K. interpreta que esto le conforta, porque quiere decir que mamá tiene bebés dentro de ella después de todo y ello indica o que él no los ha destruido o que pueden crecer otra vez. También teme ha­ber robado sus hijos a M.K. y haberlos destruido como a los de su mamá. Si quiere robar a su mamá los bebés, es porque quiere él mis­mo tenerlos, pero además los destruye mentalmente porque tiene ce­los de ellos. Por esto teme tanto a los niños de la calle: representan a los bebés de mamá a quienes ha atacado, pero quienes de todas ma­neras han nacido y ahora son enemigos suyos. Hoy ha tratado de averiguar antes que nada el nombre de la niña pelirroja, porque ella representa a los enemigos desconocidos de dentro de mamá y -co­mo siente que se los ha comido-, también dentro de sí mismo. Conocer su nombre significa conocer algo de estos enemigos desconoci­dos.

Richard señala de repente a un destructor y dice: "Este es el destructor más grande"

M.K. interpreta que siente que él es más destructor que nadie.

Richard compara entonces el destructor con los otros y descubre lo que ya conscientemente sabía: que en realidad todos tienen el mis­mo tamaño. Arregla toda la flota en un lado de la mesa y deja del otro lado sólo un destructor escondido por la cartera y el reloj de M.K. Después describe la situación en términos dramáticos, con pa­labras parecidas a las que siguen: "La flota alemana está en el puerto de Brest" - brilla el sol - hace un tiempo magnifico - todo es agradable y pacifico - el enemigo parece encontrarse lejos - poco sospechan ellos que se está preparando para caer sobre ellos". En es­te momento parece tener gran simpatía por la flota alemana, pero ha­ce sin embargo que el destructor que estaba escondido salga para bombardearlos. En seguida cambia la formación. Sin duda ha venci­do el temor de atacar solo al poderoso enemigo, ya que el destructor le representa sin duda a él. Mueve varios de los destructores y un bar­co de guerra, y lo pasa al lado británico, de manera que ahora hay en total seis barcos ingleses y empieza la batalla. El resultado de la mis­ma parece dudoso, pues se van hundiendo barcos de los dos lados.

M.K. interpreta que el destructor es él mismo -el destructor ma­yor- y que primero quería atacar solo al enemigo. Este enemigo representa a toda su familia, hostil, que le ataca por dentro. Pero luego, asustado, quiere unirse a la familia "buena" e ir contra los enemigos externos que son los alemanes. Los seis barcos representan a sus padres, a Paul, a sí mismo, a la cocinera y a Bessie.

Richard sigue jugando con -la flota y menciona otra vez los re­cientes ataques de la R.A.F. y la esperanza que tiene puesta en la lucha de Rusia. En esta sesión está otra vez muy preocupado por los transeúntes. De repente corre hacia la ventana al ver pasar por la calle a tres mujeres juntas. Dice "estas tres mujeres tontas", y gol­pea el cristal para llamarles la atención, pero se esconde rápidamente detrás de la cortina como para que tengan que adivinar de dónde ha venido el ruido.

M.K. interpreta que las "mujeres tontas" representan a las que cree que lo estaban mirando cuando mató el salmón bebé.

Richard se queda muy sorprendido ante esta interpretación y di­ce: "Es que realmente son las mujeres que me vieron", y en seguida añade que no, pero que por un momento pensó que si lo eran.

M.K. interpreta que las tres mujeres que le miraban representan a mamá, la niñera y la cocinera, que se juntan contra él por estar destruyendo los bebés de la primera.

Richard protesta y dice que no era la niñera, sino mamá con la cocinera y con Bessie.

M.K. le recuerda que a veces sospecha que las muchachas le quieren envenenar, pero que también sospecha que mamá pueda ata­carle -el pájaro horroroso con corona que le soltaba "lo grande" encima (sesión cuarenta y cinco, dibujo 31)-, si descubre el daño que ha hecho o que piensa hacer a sus bebés. Una vez pensó que las muchachas estaban hablando en alemán entre si (sesión veintisiete), a pesar de que sabía que no conocían de este idioma ni una sola pa­labra; por lo tanto, las muchachas la representan también a ella, quien cree que es un enemigo que trama algo contra él, unida a las dos mujeres hostiles. Le recuerda con respecto a esto, lo difícil que le resulta llamar a su lengua de origen alemán, y prefiere decir que es austríaco, a pesar de saber que en Austria es alemán lo que se habla.

Richard está mirando a un hombre que está en la calle, y le llama tonto y malo; también insulta con los mismos términos, a un grupo de hombres, mujeres y niños que pasan. Golpea los cristales de la ventana una vez más y se comporta luego como lo hizo anteriormen­te. Se ha puesto muy ruidoso; da fuertes pisotadas, habla en voz muy fuerte y canta a gritos. Finalmente pregunta a M.K. si le detendría en caso de quererse marchar antes de finalizar la sesión.

M.K. le contesta como lo hizo ya antes, que no, pero que prime­ro trataría de explicarle que tiene miedo de ella, y el porqué de este miedo. Se ha asustado de los hombres, mujeres y niños que pasan por la calle, porque representan a toda su familia, incluyéndola a ella, y siente que los ha atacado a todos. También le interpreta que al hacer tanto ruido, trata de no oír lo que ella le dice porque al conver­tirse en miembro de la familia enemiga, siente que cualquier cosa que le diga es un ataque a él.

Richard dice que no tenía ninguna gana de venir a la sesión. Unas dos horas antes de hacerlo pensó que estaba ya harto de todo esto y que no quería verla más. (A pesar de lo cual ha llegado puntualmen­te.)

M.K. interpreta que hoy tiene un miedo particular a mamá, a quien ella está representando, por los ataques que ha llevado a cabo contra sus bebés (la cría del salmón). El día anterior, M.K. represen­taba a la mamá que le tentaba para que robara el pene de papá y pa­ra que ocupara el lugar de papá para con ella; por eso temía que papá -dios- se convirtiera en enemigo suyo. Hoy siente que toda la fa­milia -la cual para él es todo el mundo-, está en contra de él. Incluso el cuarto de juegos se ha transformado en la M.K. enemiga con bebés hostiles dentro de ella. Esta es una de las razones que lo impulsan a salir corriendo. También puede haber hecho tanto ruido para que desde afuera le ayuden en su lucha contra ella.

Richard ha estado todo este tiempo escribiendo varias letras y ga­rabatos, sobre los cuales vuelve otra vez a garabatear, y de los cuales lo único reconocible es un cañón antiaéreo que dispara hacia arriba en dirección a un círculo que tiene un punto en el medio (dibu­jo 43). Dice que no sabe a quién está tirando. Luego garabatea con el lápiz marrón el dibujo hecho la sesión anterior, en el cual estaba él, que era un tren perseguido por enemigos. Garabatea también otra hoja y dice que son cañones, pero que ahora no están disparando.

 

M.K. interpreta que el dibujo en el que el cañón antiaéreo está disparando, significa que él está atacando con "lo grande" el pecho de mamá y el de ella, representados por el círculo con el punto en el medio, y que lo hace porque quiere tener más de éste. Eso está aso­ciado con los celos que tiene de los bebés, los cuales se amamantarían del pecho de su madre (nota 1) y también del de M.K., ya que va a irse a cuidar a otros pacientes y a su nieto a Londres. Los garabatos de la misma página representan el cuerpo de mamá, el interior del cual contiene el pene de papá y a los bebés. Por esto teme estar atacando a toda la familia y a su vez ser él atacado por ella. El ruido que hace, los puntapiés y el canto, también expresan ataques hechos con "lo grande", que van dirigidos contra ella; por esto ahora le teme y quiere marcharse corriendo.

Richard sigue gritando y pisoteando con fuerza, pero en cierta medida ha escuchado la interpretación final. Es difícil sin embargo saber cuánto ha oído e incorporado, pero en cierta medida se calma un poco y hace el dibujo 44, explicando mientras dibuja que se trata de una mamá pez y de muchos, muchos bebés. Dice que el pececito que está más cerca de la aleta de la madre, es el menor.

M.K. le señala entonces, que este pececito está amamantándose en el pecho de su madre, y que ésa es una de las razones por las que tiene celos de él y por la que atacó tanto al bebé como al pecho, en el dibujo del cañón antiaéreo que disparaba contra el círculo.

Richard protesta, diciendo que los peces no tienen pecho, sino aletas (nota II).

M.K. le indica que el pez, como otras veces, representa a mamá y que él desea alimentarse de sus pechos e impedir que cualquier otro bebé se lo quite.

Richard se ha calmado mucho y siente un evidente placer al dibu­jar más pececitos. Parece dudar sobre cuál de ellos es el menor; al di­bujar el que está más abajo de todos, comenta que se trata de un be­bé gracioso y que es el menor... pero no; hay otro aun más divertido, dice, y señala el segundo de la columna de la derecha. Luego decide, sin embargo, que el menor es el primero de la columna de este mismo lado, pues aunque no es el más pequeño es el que está más cerca de la mamá pez. Dice que alguien está pescando y tirando un anzuelo arti­ficial, tratando de pescar al bebé... Tras esto, se queda en silencio.

M.K. le pregunta quién le parece que está tratando de pescarlo.

Richard contesta inmediatamente que es él; pero no: es papá; fue él quien pescó la truchita.

M.K. le interpreta que se siente muy culpable por haber matado al salmón pequeño; al hablar dibujó una línea más de pescar, lo cual demuestra que tanto él como papá están destruyendo a los bebés.

Richard contesta con sentimiento que la mamá pez no hace caso del anzuelo, pero que el bebé va a ir a picarlo.

M.K. interpreta que siente que tanto él como papá son peligro­sos; pues usan sus órganos sexuales para pescar a mamá y destruir a los bebés que hay dentro de ella. Esto contribuye a que piense que las relaciones sexuales son peligrosas. Le recuerda que estando ella en Londres habló con su madre sobre la manera como se hacen los niños, comentando entonces que "ese asunto de los bebés" le tenía preocupado (sesión cuarenta y uno), y preguntando si causaba dolor a la mujer. Siente que el pene se usa para robar a mamá y comerse en secreto los bebés que tiene adentro. Además, el día anterior mostró lo asustado que estaba pensando que si tenía relaciones sexuales con M.K. o con ella, dios le castigaría en representación del papá pode­roso. Por esto, tras haber compartido el pene poderoso con su padre -la cuerda- y haberla usado con ella, quiso devolvérselo, colocán­dola en el lugar de donde la había sacado.

Richard dice que las mujeres tienen órganos sexuales diferentes de los de los hombres, ¿no es así?

M.K. interpreta que quizá desea que mamá tuviera un pene, por­que teme que el de ella le haya sido robado y tiene miedo de que a él le pase lo mismo.

Richard continúa garabateando en otra hoja de papel. Empieza a hacer puntos y pregunta a M.K. si entiende el alfabeto morse.

M.K. interpreta que teme que sean descubiertos los ataques secretos de "lo grande" que ha dirigido contra mamá y contra ella, y que por esto es por lo que ha preguntado si entiende lo que está ha­ciendo. Al mismo tiempo desea que sí descubra su secreto, pues de esta manera éste sería menos peligroso.

Al terminar de garabatear Richard canta el "Britana domina las olas".

M.K. interpreta que quiere proteger a sus padres de su propia destructividad y que también ha demostrado, en el dibujo 44, que le preocupa que el bebé muerda el anzuelo. El mismo quiere ser el bebé de mamá, y por ello no puede decir quién es el bebé menor, si Paul o él mismo.

Richard hace el dibujo de un imperio (45), pidiendo antes a M.K. que saque todos los lápices de colores de su cartera, y refiriéndose al rojo en términos de "yo". Cuando termina de usarlo lo deja caer cerca del pie de M.K. y después le dice a ésta que le ha puesto el pie encima.

 

M.K. interpreta que se siente tan culpable por haber atacado a ella y a sus hijos, y por desear devorar a éstos y destruirlos, que aho­ra espera que ella se vengue de él, aplastándolo. Ha dicho, en efecto, que el lápiz rojo es él mismo, pero además, representa a su pene. [Proyección].

Richard está hablando sobre ataques efectuados contra ciudades y barcos alemanes, demostrando que siente una viva simpatía con ella, cosa que también se vio en las últimas sesiones. Pregunta a M.K. si conoce alguna de las ciudades bombardeadas la noche anterior,

y si le parece que Berlín y Munich son ciudades bonitas, a lo cual M.K. contesta que sí.

Ante esta contestación Richard parece muy conmovido... Termi­na el dibujo 45, el cual ocupa la última hoja del cuaderno.

M.K. le indica que en este dibujo él está por encima de los de­más, y que además tiene más que nadie. Mamá le sigue, y tras ella viene Paul -el violeta-, que es mucho más pequeño que Richard, mientras que papá -el negro-, situado en la parte de abajo, es más pequeño aún.

Richard pide entonces que le permita llevarse a su casa el cartón de la tapa del cuaderno, para entregarlo a la recolección que se hace de restos útiles para construir material de guerra; es un paso más ha­cia la victoria. Después agrega con voz triste, que se necesita aún dar muchos pasos más para llegar a la victoria; cientos y cientos de ellos. Es como ir subiendo una montaña de cristal, de la cual uno se va res­balando hacia atrás. Creta, por ejemplo, fue uno de esos pasos hacia atrás[3].

 

Notas de la sesión número cincuenta y tres

I. El deseo de Richard de tener bebés, ya indicado en el deseo de guardarse el gatito, se ha hecho mucho más fuerte. Aunque no le in­terpreto esto, llego a la conclusión, sin embargo, de que los celos que siente hacia los bebés amamantados por su madre, constituyen sólo uno de los elementos que intervienen en su fuerte hostilidad. El otro elemento es la envidia ante la capacidad que tiene ésta de amamantar; es decir, la envidia de su pecho.

II. Al mirar ahora retrospectivamente este material, me llama la atención el que Richard, que en general sigue muy de cerca mis in­terpretaciones sobre el valor simbólico de su material, haya dicho que los peces no tienen pecho. En este momento llego a la conclusión de que la envidia al pecho de su madre lo induce a negar que los haya jamás tenido. Esto demuestra hasta qué punto tienen importancia los ataques al pecho a los que me referí un poco más atrás.

 

SESION NÚMERO CINCUENTA Y CUATRO (Martes)

Richard llega temprano a la sesión, y espera a M.K. frente a la casa. Le pregunta en seguida si le ha traído un cuaderno nuevo, pero se queda desilusionado al ver que no es de la misma marca que el an­terior. ¿Es que no pudo conseguirlo igual al otro? M.K. le contesta que lo siente mucho, pero que es el único que había en la tienda, y Richard lamenta que no haya tenido otro en reserva. Este es amari­llento y le hace recordar a estar enfermo. Está triste porque el viejo cuaderno se ha terminado, pero se da ánimo a sí mismo diciendo: "No importa; este nuevo se convertirá pronto en un buen compañe­ro". Dice que no ha traído la flota y añade: "La flota no quería ver el cuaderno nuevo". Enseña a M.K. (por primera vez) una marca rosa que tiene en un dedo, que es más pequeña que la punta de un al­filer, y también un punto descolorido de una de las uñas, y comenta que los ha tenido desde que nació. Después hace el dibujo 46, y mien­tras trabaja cuenta con detalles una película que fue a ver la tarde anterior, que era muy divertida. ¿Por qué no fue ella? Es una pena que se la haya perdido... .La R.A.F. ha vuelto a trabajar bien... Hoy tenía ganas de venir y al mismo tiempo de no venir, pero de diferente manera que ayer. En general tenía ganas de venir. Tres cuarto de ga­na de venir y un cuarto de no hacerlo. Mientras dice todo esto, termi­na su dibujo, y explica que en él ha sido hundido un submarino ale­mán. Describe con algún sentimiento la destrucción que le causó el avión: la bandera quedó deshecha, el periscopio hecho pedazos y el cañón destrozado. El pez (que es lo primero que dibujó tras el sub­marino hundido) está apenado por lo que ha pasado. Después añade las estrellas de mar. Hay una línea en mitad de la hoja, y sobre ella hay otro submarino alemán aún sin hundir, mientras que el hundido, el pez y las estrellas, están por debajo.

M.K. interpreta que el submarino representa una vez más a papá y en particular a su pene; el avión es su parte destructiva, mientras que el pez es otra parte de su persona, la cual está entristecida por la destrucción que ha causado. Repetidas veces ha demostrado ya -en particular con referencia al Prinz Eugen- (sesión cincuenta y dos), que se siente muy culpable por destruir el órgano genital de su padre.

Richard dice entonces que las dos estrellas más grandes que están cerca del submarino son papá y mamá; la menor es Paul.

M.K. interpreta que papá, mamá y Paul están vivos, y que todos están apesadumbrados por la destructividad de Richard (el avión).

Richard mira a M.K. y le dice que le gusta la chaqueta que lleva puesta. No es roja como creía antes, sino violeta, su color favorito. Se fija también en el vestido (lunares blancos) y, tras tocarlo leve­mente, comenta que se parece a la vía láctea; también le hace recor­dar a los focos proyectores... Se dirige al grifo y bebe directamente de él.

M.K. interpreta que desea mantenerlas a ella y a mamá fuera de todo peligro. Siente que no debe dejarla exhausta chupándole el pecho hasta vaciarlo (el cuaderno terminado representa su pecho). El color violeta, que siempre ha representado a Paul, ahora representa también al papá bueno; los dos deben ser protegidos también, junto con mamá. Para poder cuidar a ésta, no debe privarla de nada: ni chuparle el pene bueno de papá, ni robarle los bebés, y por esto debe de luchar contra su propia voracidad. Los dibujos hechos en el cuaderno blanco simbolizan la relación buena que tiene con ella y con su madre, las cuales le dan alimento y cariño; esto le hace sentir a él, a su vez, el deseo de devolverles a las dos bebés y sentimientos amistosos, y por esto el día anterior hizo que el pez tuviera muchos hijos. El cuaderno blanco es el pecho bueno, la leche buena: la vía láctea de su vestido. En cambio, las páginas amarillentas que le ha­cen recordar a alguien enfermo, le hacen sentir que ha ensuciado este pecho. De bebé estaba a menudo enfermo (vomitaba) y entonces sen­tía que la leche y el pecho bueno y blando se convertían en algo malo dentro de él; en el pecho "malo" de mamá.

Richard entonces le recuerda a M.K. que también ha dicho que su vestido se parece a los reflectores, y añade: "Tú buscas cosas co­mo ellos, ¿verdad?".

M.K. interpreta que quiere decir con esto que le está buscando sus pensamientos; pero también puede haber sentido que sus padres, y en especial su madre, pueden llegar a descubrir el odio y los celos que él siente, y el deseo de bombardearlos con "lo grande".

Richard menciona entonces una fiesta del día anterior en la que encontró a M.K. y en la cual le dijo que ya se había bebido dos bo­tellas de limonada[4]. Ahora piensa que no era limonada, sino otra cosa. Cuando M.K. le pregunta qué cosa era, muestra cierta resisten­cia, pero al fin dice que era "lo chico". Tras esto corre a la cocina, bebe del grifo, mira dentro de una jarra, la huele, se vuelve luego ha­cia una botella de tinta y la huele también.

M.K. interpreta entonces que el grifo, que a menudo ha repre­sentado el pecho de mamá, puede haberse convertido en su imagina­ción en "lo chico" o en "lo grande" -la tinta-, debido a que cada vez que tiene rabia o se siente desilusionado, tiene ganas de orinar o defecar en su pecho o dentro de la mamadera que lo representa. De esta manera ha llegado a creer que el pecho de mamá, y la mamadera que le dieron de chico en vez de pecho, se han convertido en algo ve­nenoso. También siente que la cocinera puede envenenarlo con algo que saca de una botella en la cocina (sesión veintisiete), representan­do en ese momento a la mamá "mala" con el pecho "malo". Le re­cuerda, además, que la sesión anterior el cañón antiaéreo del dibujo 44 estaba disparando contra un círculo que ella le sugirió simboliza­ba su pecho.

Richard, con aire triste, anuncia entonces que va a escribir una composición, y escribe lo siguiente:

Lo que voy a ser cuando sea mayor.

Lo que voy a ser cuando sea mayor es esto. Antes que nada, co­mo dice mamá, después de la guerra los jóvenes deberían de tener 6 meses de entrenamiento en el ejército, la armada y la fuerza aérea. Mamá dice que deberé hacer este entrenamiento si el gobierno está de acuerdo. Quiero hacer 6 meses en la Real Fuerza Aérea. Después de eso voy a ser científico o maquinista de tren. Espero que así sea. Fin.

 

Richard no hace comentarios sobre el deseo de ser científico. Aunque se muestra amistoso, tiene muchas resistencias en este mo­mento.

M.K. le señala que está triste y que se siente culpable por el deseo que tiene de atacarla a ella, a su hijo, a sus padres y a Paul. Le gusta­ría mucho ser un niño bueno y obediente, y poder hacer las cosas que sus padres le ordenen (el Gobierno), escapándose así de los pensa­mientos y deseos que siente, que son malos y peligrosos.

Richard está de acuerdo con esto, pero antes de que M.K. pueda seguir interpretándole por qué quiere hacerse científico, se produce una interrupción: llama a la puerta un hombre que transporta una hoja de vidrio, para reemplazar el de la ventana que está roto.

M.K. se dirige a la puerta y le pregunta si le es posible venir más tarde, cosa a la cual el hombre accede en forma muy amistosa.

Richard se levanta, pálido y angustiado. Parece muy aliviado cuando el hombre se va, y dice con gran sentimiento: "¡Qué pertur­bación más grande fue esa!" Después va a la ventana y sigue al hombre con la mirada, comentando como consigo mismo: "En reali­dad es un hombre bastante simpático".

M.K. interpreta que ha sentido como si el hombre fuera el papá intruso, el cual puede llegar a descubrir el deseo que él tiene de tener relaciones sexuales con ella, quien representa a mamá, y que por eso le puede castigar de la misma manera como temió que lo hiciera dios. También le recuerda un sueño que tuvo, en el cual era juzgado en una corte de justicia por el vidrio roto (sesión cuarenta y ocho). El juez, según dijo entonces, era también bastante simpático, pero sin embargo tuvo miedo de él.

Richard empieza a dibujar (47), y en una pausa que hace se mete todo el pulgar en la boca, cosa que repite unos momentos más tarde.

M.K. le llama la atención sobre ello e interpreta que siente que el hombre no sólo se ha metido como un intruso dentro del cuarto de ella y de mamá, sino también en su interior. Le recuerda además, que el papá bueno, el "Roseman", se convertía en enemigo -en balle­na- cada vez que lo sentía dentro de sí mismo.

Richard explica el dibujo que está haciendo. Dice que se trata del embajador chino[5] que sale de Alemania en un avión alemán... Pre­gunta a M.K. si ha visto pasar al doctor Smith, deseando que no ha­ya sido así... y sigue diciendo que el rayo cae sobre el avión y tam­bién sobre el embajador justo en el momento en que éste está por entrar.

M.K. interpreta que el embajador amarillo es tan malo porque el amarillo significa para él lo "enfermo" que contiene y vomita: el pa­pá malo y la mamá mala, y además "lo grande" y "lo chico" que siente que son materias peligrosas y traicioneras. Se refiere también al rayo del dibujo 42, donde éste representaba a dios que lo estaba castigando.

Richard está de acuerdo, y dice que dios está castigando al emba­jador porque aunque parece un hombre bueno, en realidad es un pillo.

M.K. interpreta que esto mismo se aplica al hombre que trajo el cristal, el cual parecía simpático pero representaba a un intruso y a un juez.

Richard señala el círculo que tiene el avión en el fuselaje y dice que es él mismo que está ya metido dentro del avión.

M.K. interpreta que el avión alemán la representa a ella y a su cuerpo. En su fantasía, Richard se ha metido dentro de ella [Identifi­cación proyectiva]; allí le encuentran, y es luego castigado por el se­ñor K.

Richard dice entonces que va a hacer que el rayo caiga sobre el hombre malo, porque él ahora se ha convertido en dios. Coge la cuerda, se la ata a la cintura pasándola por entre las piernas y hace con ella los mismos gestos que hizo dos días antes.

M.K. interpreta que se ha convertido en alguien poderoso y pare­cido a dios, porque acaba de quedarse con la poderosa arma que dios tiene: el rayo. Pero esto a su vez significa estar robándole a pa­pá su órgano genital, por lo cual tiene miedo de que papá se lo dañe ahora. Al enseñarle las marcas que tiene en la uña y en el dedo ha querido significar que teme que su órgano sexual esté dañado, y esto porque no tiene confianza en papá, quien, como dijo antes, es bueno, pero se puede llegar a convertir en un hombre poderoso que le castigue de llegar él a atacarle[6]. Como papá está viviendo estos días en "X", su miedo es aun mayor.

Richard está desatento y con aire triste. No parece escuchar lo que M.K. le dice. Coge el libro que tiene la lámina del monstruo, mi­ra las ilustraciones y se pone a leer uno de los cuentos que contiene.

M.K. interpreta que no desea saber nada de estos pensamientos tan dolorosos, pero que en cambio sí querría encontrar en el libro al­guna información sobre las relaciones que en la realidad mantienen sus padres entre sí y con él.

Richard señala la lámina del monstruo y, estremeciéndose un po­co, dice que el hombrecillo que dispara su arco contra el animal le es­tá apuntando a los ojos. (Al decir esto se cubre parcialmente los ojos con la mano.) Después, refiriéndose al cuento que ha estado leyendo, dice que debe ser horrible estar dentro de su esqueleto. (En el cuento el hombre, tras matar al monstruo, se mete dentro de él con un com­pañero para esconderse de sus enemigos, y se queja del poco aire que hay adentro.) Sale entonces al jardín, da una vuelta y vuelve a entrar.

M.K. interpreta que el monstruo representa el cuarto de juegos dentro del cual se siente preso, y que ella se ha combinado con el se­ñor K., que es extranjero, y está representado por el embajador chi­no. Siente que si penetrara dentro de mamá cuando ésta está unida con el papá malo y matara a éste dentro de ella, quedaría encerrado allí sin poder volver a salir, y sin poder tampoco respirar. Todo esto constituye la expresión de las sospechas y temores que tiene con res­pecto a ella y a su madre, cada vez que piensa que contienen en sí al papá malo; es también lo que hace que el cuarto de juegos mismo se convierta a veces en un sitio peligroso.

Richard dice con fuerza que le está diciendo cosas muy desagra­dables[7].

Aquí finaliza la sesión, y aunque Richard, como de costumbre, pone en su sitio la mesa con ambas sillas a cada lado, parece muy contento de poderse marchar. Al hacerlo, implora a M.K. que vaya al cine. Cuando ésta le pregunta por qué, contesta que debería des­cansar y cambiar de ambiente. Que le parece que siempre está traba­jando.

Una vez afuera se muestra muy amistoso, y triste al ver que M.K. no va al pueblo hoy (nota I).

 

Nota de la sesión número cincuenta y cuatro

Es digna de tener en cuenta la creciente simpatía que Richard siente para con el enemigo atacado, cosa que puede verse en esta sesión y en las anteriores. El amor y el odio se han juntado más, tal co­mo ya lo he señalado. La madre sospechosa y la madre celeste, así como también el padre bueno y el malo, van camino de una síntesis mayor. Se puede ver repetidas veces en el material, que Richard ha tomado conciencia de su hostilidad y de que los aviones y barcos alemanes representan a los padres odiados y enemigos. Al mismo tiempo, a medida que va vivenciando sentimientos de culpa ante este co­nocimiento de sí mismo sobre el cual ya he llamado la atención, y a la par que se va acercando más a la integración y a la síntesis, puede también vivenciar mayor tolerancia ante el objeto malo y mayor sim­patía ante el enemigo real, cambio emocional que tiene una impor­tancia muy grande. Esta síntesis va acompañada de sentimientos depresivos más fuertes, llegando a veces a producir una gran deses­peranza y tristeza. La experiencia me ha demostrado que sólo si se logra vivenciar la culpa y la depresión hasta cierto punto, sin tener que defenderse el sujeto de ellas mediante regresiones a la posición esquizo-paranoide (con los fuertes procesos de disociación que ésta implica), se puede seguir adelante hacia la obtención de una mayor integración del yo y síntesis del objeto. A medida que esto ocurre el odio se va mitigando con el amor y puede canalizarse de manera más adecuada, pudiendo dirigirse contra lo que parece que es dañino y malo para el objeto bueno. Cuando el odio sirve de esta manera para proteger al objeto bueno, aumenta la capacidad de sublimar y la con­fianza que el sujeto tiene en su capacidad amatoria, mientras que, por el contrario, disminuye el sentimiento de culpa y la ansiedad per­secutoria. Estas transformaciones, a su vez, permiten establecer me­jores relaciones de objeto y prestan un campo de acción mayor a la sublimación.

 

SESION NÚMERO CINCUENTA Y CINCO (Miércoles)

Richard llega muy angustiado e inmediatamente le cuenta a M.K. dos cosas: le ha vuelto el resfrío que tenía, y ha traído otra vez la flota... Da una vuelta por el cuarto y descubre con alegría que el vidrio roto de la ventana ha sido reemplazado por otro, y que la ha­bitación no ha sufrido ninguna alteración.

M.K. interpreta que se siente aliviado al descubrir que el papá intruso, representado ayer por el hombre del vidrio, no le ha hecho en realidad nada malo a ella -el cuarto de juego-, lo cual quiere decir a su vez que tampoco mamá está dañada.

Richard pone la flota en orden de batalla, indicando a M.K. que los cinco destructores son completamente iguales y que también son idénticos los cinco barcos menores.

M.K. le recuerda que hace poco tiempo pensó que uno de los cin­co destructores era "el mayor", y que esto fue tras haberle ella in­terpretado que se sentía culpable por haber destruido el salmón bebé y los bebés de mamá.

Richard se da cuenta de que M.K. le ha traído un cuaderno nue­vo de la misma clase del que usó la primera vez. Queda encantado con este descubrimiento y le pregunta dónde lo ha encontrado, a lo que ella responde que lo tenía entre sus cosas después de todo. Ri­chard dice "Bien", y pregunta si también ha traído el cuaderno ama­rillo. Cuando M.K. le contesta que no, vuelve a sentirse muy satisfe­cho.

M.K. entonces vuelve a repetirle que no le gusta el cuaderno amarillo porque le recuerda el estar enfermo, y se refiere al sentido del dibujo 47 y a las asociaciones que hizo con él en la sesión ante­rior.

Richard escucha atentamente esta interpretación, aunque al prin­cipio dice que se trata de un dibujo horrible y que prefiere no mi­rarlo.

M.K. interpreta que el pillo que aparenta ser bueno (el embaja­dor chino, el juez del sueño, el señor Smith y el hombre con el panel de vidrio) y del que desconfía tanto que cree que le va a herir un ra­yo, lo representa a él mismo, ya que secretamente se ha metido dentro del avión enemigo al cual también va a alcanzar un rayo. Dijo anteriormente que el rayo era el castigo de dios por aparentar el hombre ser bueno, siendo en realidad un pillo, y resulta que él mis­mo, al describir la manera en que pensaba meterse en el cuarto de sus padres cuando ocurrió el incidente del ratón (sesión cincuenta y uno) se llamó a sí mismo "Larry el cordero". De hecho sólo pretende ser un cordero, ya que el ratón le representa a él cuando desea atacar el órgano genital de papá -la caña de pescar- y comerse las dos galle­tas (los pechos). Por todo esto, también él va a ser atacado y herido por papá-dios. El avión alemán en que se mete secretamente la representa a ella, de quien también sospecha creyéndola desleal, ya que le interpreta los deseos sexuales que siente hacia ella y hacia ma­má. Como mamá duerme en la misma habitación que papá, y Richard se ve forzado ahora a dormir solo, Richard piensa que es mala y hasta una espía, y que se alía con papá en contra de él. En es-

tos momentos tiene ganas de que tanto ella como mamá sean destruidas -el rayo que cae sobre el avión-, pero este deseo hace a su vez que se odie mucho a si mismo y que tampoco se tenga confian­za, pues se siente tan culpable que desea ser castigado, cosa que espe­ra que así suceda.

Richard se queda muy avergonzado y turbado al mencionar M.K. que se siente falto de sinceridad; el "pillo" que pretende ser el inocente "Larry el cordero", cuando en realidad siente mucha hosti­lidad hacia sus padres. Contesta: "Pero yo soy un niño inocente", mas al cabo de un rato admite: "Quizá tengas razón"

M.K. añade que la sesión anterior sintió tanto dolor al tener que reconocer las dudas que tiene sobre si mismo, sobre ella y sobre ma­má y tanto miedo de ser atacado por ambos padres, que apenas pudo escuchar lo que ella le decía.

Richard mira entonces a M.K. un momento y le dice en voz baja que la oye cuando parece que no lo está haciendo.

M.K. le pregunta si también la oye cuando la interrumpe cons­tantemente, hace ruidos o se pone a leer, tal como lo hizo el día ante­rior.

Richard contesta que en esas ocasiones no lo hace tan bien, pero que de todas maneras oye casi todo lo que ella le va diciendo.

M.K. le señala entonces, que si hoy ha traído la flota es porque desea trabajar con ella y porque siente que este juguete, que tantas veces ha representado el lado bueno suyo y de su familia, le ayuda en el trabajo.

Richard dice que a él también le parece así. Ha empezado ya a ha­cer la formación, colocando al Rodney y al Nelson juntos, y un poco más lejos, a un crucero y un destructor. Retira luego al Rodney un poco, y después hace una pausa.

M.K. sugiere que está tratando de evitar sentir celos y conflictos, para así poder mejorar la relación que tiene con papá y mamá. El crucero y el destructor le representan a Paul y a él cuando son ami­gos, pero no puede remediar sentirse celoso y angustiado cada vez que sus padres -el Rodney y el Nelson- están muy juntos. Por esto desea que mamá -el Rodney- se vaya, pues de esta manera papá, Paul y él pueden tener una relación amistosa entre sí.

Richard hace que el Nelson se una al Rodney. Los dos navegan alrededor de la cartera de M.K. y se estacionan detrás de la misma. Señala esto y dice: "Mira dónde se esconden papá y mamá". Pero en seguida se contradice y comenta que se están preparando para entrar en batalla; se les unen entonces algunos otros barcos: un crucero y unos cuantos destructores que estaban en el otro extremo de la mesa.

M.K. le pregunta quiénes son los destructores.

Richard contesta que Paul, él y algunos de los demás niños, que van a ayudar a sus padres en la lucha contra los enemigos; el crucero es M.K. Le recuerda que ya en otras ocasiones ha sido ella un cruce­ro que se unía a la familia.

M.K. le pregunta entonces si otras veces se ha encontrado ella entre la flota, aunque no se lo haya mencionado.

Richard contesta que cree que sí, pero que entonces no sabe de qué lado estaba.

M.K. interpreta que las dudas tan dolorosas que tiene sobre ma­má y sobre ella, hacen que no quiera enterarse de que pueda estar entre los enemigos.

Richard le pregunta entonces qué periódico es el que lee y le dice los que su mamá lee, deseando que ella lea los mismos... Mientras mueve otro crucero (no el que representa a M.K.) lo pone en el lado enemigo y dice: "Esta es M.K.", y después: "No, ahí es­tá", y señala otro grupo que no es alemán. Al cabo de un rato, refi­riéndose a los alemanes, añade: "Esta es la mamá mala con los niños malos”[8]. Señala luego a un destructor y a un submarino y dice que son italianos. Después adelanta el crucero británico M.K. (mientras tararea el "Britania, gobierna los mares") y hace que dispare contra los dos italianos y contra un destructor alemán.

M.K. interpreta que odia mucho a la niña pelirroja porque una vez le preguntó si él era italiano.

Richard contesta que le gustaría realmente hacerla explotar tanto a ella como a sus amigos.

M.K. le interpreta otra vez que si se quedó tan resentido por esta pregunta, es porque siente que es un traidor para con sus padres -los ingleses-. Aunque en el juego de la flota ha hecho que ella dis­pare y haga volar a los niños malos y a la mamá mala y que lo proteja a él contra sus enemigos, tiene serias dudas sobre la confianza que ella le merece; esto lo ha demostrado al decir que hay una M.K. alemana y otra británica, pues no sabe en cuál de los dos lados está real­mente. M.K. reconoce además, que como Inglaterra está realmente en guerra contra Alemania, le debe resultar especialmente desagra­dable saber que ella es austríaca, lo cual para él significa ser alemana, y que le resultaría todo mucho mejor si fuera inglesa como su madre. Por esto le gustaría que leyera los mismos periódicos que ella. Pero además de esto, la M.K. de la cual sospecha también representa a la mamá sospechosa y en la cual no se puede confiar.

Richard está de acuerdo con todo esto, pero pregunta otra vez a M.K. si no le duele oírle hablar de sus sospechas, y si de verdad no le duele que le llame "bruta malvada".

M.K. interpreta que cuando él la llamó "bruta malvada" (sesión veintitrés), la estaba odiando realmente, ya que ella representaba en­tonces a mamá combinada con el papá malo y en esos momentos te­mió destruir con su odio y sus deseos hostiles tanto a ella como a mamá. [Omnipotencia del pensamiento.] Cuando llega a poner su hosti­lidad en palabras, la situación se hace aun más peligrosa.

Richard entonces pregunta, como suele hacerlo hacia el final de las sesiones, cuánto trecho del camino va a ir M.K. caminando con él y si hoy es el día en que va a la tienda de comestibles.

M.K. le contesta que primero tiene que ir al Banco, y Richard vuelve a preguntar si la puede esperar hasta que salga, y si en caso de que alguien le ataque mientras la espera, puede entrar en el Banco pa­ra que ella le proteja contra su enemigo.

M.K. interpreta que le gustaría que ella hiciera lo que hizo al ju­gar con la flota: atacar a los italianos. También desearía que le prote­giera contra el papá y la mamá malos que se unen contra él, siendo ésta quizás una de las razones por las cuales hoy el crucero M.K. ha participado directamente en el juego de la flota. Representa a su ni­ñera, que le protege contra los padres malos.

Richard dice que no le importa que vaya al Banco donde sólo va una vez por semana, pero que en cambio le molesta mucho que vaya tan a menudo a la tienda de comestibles.

M.K. interpreta que el tendero parece una vez más representar al señor K: y a papá, quienes les dan cosas buenas a ella y a mamá. En­tonces siente celos, ya que él, en cambio, no puede obtener estas cosas buenas (el pene) de su padre y además porque no quiere que papá ame a mamá. Le recuerda a este respecto los celos que sintió por los cigarrillos que compró una vez al señor Evans (sesión cuarenta y uno).

Richard coge el cuaderno nuevo y lo mira con placer. Sin hacer ningún comentario, hace el dibujo 48[9]. Luego coge el calendario y se pone a mirar las láminas; al ponerlo otra vez en el estante, se cuida de que un retrato del rey y de la reina quede encima de los demás y lo acaricia con ternura.

M.K. interpreta que al mirar hoy el calendario y ayer el libro, es­tá expresando en parte, el deseo que tiene de obtener información sobre lo que sus padres hacen.

Entonces Richard, con tono suplicante, pregunta a M.K.: "¿Cuáles son tus secretos?"

M.K. interpreta que desearía saber lo que hace mamá con papá en la cama cada minuto de la noche, así como también lo que ella ha­ce. Y sin embargo, al mismo tiempo, quiere que papá y mamá sean felices y que estén juntos -la lámina querida en que el rey y la reina están juntos-.

Un poco antes, durante la sesión, en un momento en que M.K. estaba interpretando el desagrado que Richard sentía ante el cuader­no amarillo, Richard empezó a sorber con la nariz, y preguntó si le importaba que lo hiciera.

M.K. interpretó entonces que el día anterior, después de venir el obrero y mientras él estaba dibujando el embajador chino, se metió de pronto todo el pulgar en la boca, sugiriéndole entonces ella que sentía que el papá peligroso y su pene le habían invadido. Ahora el sorber significa meter mocos en el estómago y al mismo tiempo luchar contra "lo grande" y "lo chico" que constituyen enemigos internos. Esta batalla interior estaba antes relacionada con su resfrío y hoy le dijo al llegar que una vez más le había vuelto éste.

Una vez en la calle, Richard comenta que siente que tiene un resfrío "caliente y al rojo" dentro de él, pero no parece sentir dolor ni que le pase nada malo.

 

SESION NÚMERO CINCUENTA Y SEIS (Jueves)

Richard va a encontrar a M.K. mucho más cerca de donde ella vive, que lo que suele hacerlo. (Por lo general cuando llega tempra­no, la espera frente a la puerta del cuarto de juegos o sale a encontrarla en la esquina, lo que significa caminar con ella uno o dos minutos.) Está muy excitado, pues le trae una carta de su madre en la cual ésta le pide dos cambios de horario, con el fin de que pueda es­tar más tiempo en casa con su hermano, que viene con licencia la se­mana entrante. También le pregunta qué ha decidido sobre las horas de los domingos a partir del mes próximo, pues para entonces su padre ya se habrá vuelto a casa. Cuando oye que M.K. le puede ha­cer los cambios de hora y que no le atenderá los demás domingos a partir del próximo, se queda encantado[10]. Resulta evidente que esta decisión le trae mucho alivio; entonces pone levemente el brazo sobre los hombros de M.K. y le dice que la quiere mucho. De pronto se acuerda de que se ha dejado la flota en casa, aunque pensó traerla. (Por lo general, cuando no la trae tiene razones definidas para ello o dice simplemente que no tuvo ganas de hacerlo.) Al levantar la cabe­za, se da cuenta de que el Sr. Smith viene por la misma calle en que ellos van y de que, de no estar él con M.K., éste se hubiera encontra­do solo con ella. Comenta esto en forma casual, diciendo: "Ahí está el Sr. Smith", pero en seguida se pone a hablar de los cambios a ha­cer en el horario[11].

Una vez en el cuarto de juegos, M.K. se refiere a lo que Richard dijo en el camino sobre sus encuentros con el Sr. Smith y le sugiere que el ir a encontrarla puede haber sido para averiguar si se en­cuentra a veces con él, camino del cuarto de juegos. Muchas veces, como, por ejemplo, en la sesión anterior, ha expresado que tiene ce­los de que ella entre en la tienda de comestibles y en la del Sr. Evans.

Richard mira a M.K. en forma interrogadora y le pregunta si el Sr. Evans la quiere mucho y si le "da" muchos caramelos.

M.K. interpreta que tiene celos de cualquier hombre con quien pueda encontrarse o a quien haya conocido en el pasado. En efecto, a pesar de que sabe que el Sr. K. ha muerto, sigue todavía teniendo celos de él, y cuando se refiere a él como si todavía viviera, ello no se debe tan sólo a que siente que M.K. todavía lo tiene dentro de sí, si­no también a que representa a todos los hombres con los cuales ella puede tener relaciones sexuales en la actualidad. También en este res­pecto sospecha mucho de mamá.

Richard se sienta a la mesa y pide él cuaderno y los lápices, y en­tonces M.K. se da cuenta de que se ha dejado el cuaderno en casa. Le pide disculpas por ello, y Richard, tratando de controlar sus senti­mientos, dice que entonces va a dibujar en el otro lado de los dibujos viejos. Primero hace tres banderas, una al lado de la otra: la svástica, la bandera británica. y la italiana, tras lo cual canta el himno na­cional. Después dibuja unas cuantas notas musicales y entona la melodía resultante; luego escribe: 3 más 2 igual a 5, pero no asocia nada con ello. En otra hoja empieza a hacer garabatos y puntos con movimientos rápidos y enojados; entre ellos escribe su nombre, el cual cubre luego con más garabatos todavía. Se hacen bien evidentes en este momento, tanto por su expresión facial como por sus movimientos, la pena y la rabia que antes trató de controlar. Está muy cambiado -con la cara blanca y expresión de sufrimiento- y se ve claramente cómo la rabia que siente porque M.K. no le haya traído el cuaderno va unida a una gran pena.

M.K. interpreta que siente que por no haberle ella traído el pa­pel, la mamá buena se ha convertido en este momento en la mamá hostil y mala, la cual además se alía con el papá malo, ahora repre­sentado por el Sr. Smith. Esto se puede ver en el dibujo de las bande­ras, donde la británica, que le representa a él, está metida entre la alemana y la italiana, que son banderas enemigas. También cree que M.K. y mamá se han convertido en enemigas a causa de que cada vez que se siente frustrado y no obtiene bastante leche, amor y aten­ción de mamá, la mancha secretamente con orina y materia fecal. Por esto espera que a su vez ella le frustre, para castigarle[12]. Tam­bién sugiere M.K. que cada vez que tiene celos de los hombres con los cuales tiene relaciones -el Sr. Smith, el tendero, el Sr. Evans-, trata de creer que éstos son simpáticos, aunque al mismo tiempo sos­pecha que no son sinceros, sino unos "pillos", tanto para con ella como para con él. La M.K. "buena" y la mamá "celeste" también le parece que son dulces, pero tampoco puede fiarse de ellas, ya que en cuanto le rehusan su amor y su bondad -ahora el cuaderno-, se convierten en enemigas.

Richard, que ha estado garabateando furiosamente, habla por un momento como "Larry el cordero", pero en seguida vuelve a hacer sonidos de enojo. En tanto, se ha puesto a afilar todos los lápices y rápidamente, echando una mirada a M.K. para ver si ésta se da cuenta, muerde el lápiz verde que tantas veces ha representado a su mamá (y al cual hasta ahora nunca había mordido o dañado); mete también el extremo que tiene goma dentro del sacapuntas y de esta manera lo estropea... Después hace garabatos sobre el dibujo 43, que representa a un cañón antiaéreo que dispara contra un objeto redon­do, el cual, según le interpretó M.K. en otra ocasión, es el pecho de su madre.

M.K. interpreta que al morder el lápiz y al usar el sacapuntas en forma secreta para meter en él el lado de la goma, está expresando la sensación que tiene de haber mordido o destruido secretamente el pecho de mamá, y también de habérselo ensuciado. Cada vez que se siente frustrado vuelve a vivenciar lo mismo; pero además siente que toda desilusión o privación que tiene que padecer, es a su vez un cas­tigo por haber atacado o destruido el pecho. Todo esto acaba ahora de expresarlo con respecto a M.K., pues el lápiz la representa a ella además de a mamá; por esto ha tenido tanto cuidado de que no viera lo que estaba haciendo.

Richard se va afuera y ve que en el jardín de enfrente hay un hombre (el cual a esa distancia no puede de ninguna manera oír lo que se está diciendo), pero comenta con ansiedad: "Nos está miran­do, no hables"; y después, en un susurro: "Por favor, di «vete»". M.K. lo dice, pero como naturalmente el hombre no se va, Richard vuelve al cuarto de juegos, aunque aun dentro de él se pone a andar de puntillas. En un estante encuentra un tejo; lo tira contra los ban­quitos y después hacia el techo, tras lo cual dice en voz muy baja: "Pobre cosa vieja". Cuando el tejo rueda hacia el armario (el mismo que una vez Richard cerró para que no se perdiera en él la pelota), lo coge rápidamente.

M.K. le señala que la "pobre cosa vieja" representa a su pecho y a su órgano sexual, empujados violentamente contra los genitales de varios hombres (los banquitos): el Sr. Smith, el Sr. Evans y el tende­ro, de los cuales tiene celos. De esta manera quiere castigar y maltra­tar a sus padres, pues sospecha de ambos; pero luego se compadece de ellos (nota 1).

Richard escribe algo que luego lee con tono de desafío: "El lunes vuelvo a mi casa a ver a Paul. Ha ha ha ha, ho, ho ho ho, ho ho ho ho, haw haw haw haw".

M.K. interpreta que quiere demostrarle que se alegra de dejarla y marcharse con Paul, pues se ha sentido frustrado por ella (por no traerle el cuaderno) y con celos, pues cree que prefiere al Sr. Smith o al Sr. Evans en vez de a él. Pero además quiere demostrarle que no le importa nada, que se siente triunfante y que la está castigando, aban­donándola. Estos mismos sentimientos puede haberlos tenido cada vez que se aliaba con Paul en contra de la niñera, la cual representa­ba a mamá. Acaba además de escribir "haw haw haw haw", lo cual quiere decir que él es como "Lord Haw-Haw", de quien ha hablado ya varias veces, diciendo que es el peor traidor que ha tenido país al­guno. Cuando se vuelve contra sus padres atacándolos en secreto con mordiscos y con bombardeos, siente que es como él.

Richard se va a la ventana y se pone a mirar hacia afuera. En voz muy baja dice: "¿Por qué no me das dos horas cada día?" (nota II).

M.K. le pregunta si quiere decir que le vea diariamente dos veces.

Richard contesta: "No; dos horas por vez.

M.K. interpreta que le ha perturbado mucho ver que no le ha traído su cuaderno, pues éste simboliza la buena relación que tiene con ella: el pecho blanco, que ayer asoció con la Vía Láctea. De bebé sintió que no sacaba bastante leche del pecho de mamá, y puede ha­berse sentido enfadado y desilusionado al dársele la mamadera, que no le gustaba y sospechaba que era mala. Ahora esta situación se re­pite con ella, pues cree que le ha dado el cuaderno amarillo para quedarse ella con el blanco. En realidad hoy no le ha dado ninguno de los dos.

Richard se pone a hacer el dibujo 49, lenta y cuidadosamente, co­mentando mientras dibuja que se trata de algo muy diferente. Al terminar dice que es un águila, y señalando las partes más claras del me­dio, agrega que son la cara y el pico del animal. Entonces se levanta él la chaqueta por sobre las orejas dejándose sólo parte de la cara al descubierto, y dice que eso es lo que el águila está haciendo.

M.K. interpreta que el águila dentro de la chaqueta le representa a él dentro de ella (y de mamá); ha penetrado en su interior, dañán­doselo y devorándolo. El águila negra también representa el órgano genital devorador de papá, que destruye y ennegrece a mamá, pero al mismo tiempo también es el interior de Richard, dentro del cual han entrado mamá y ella. Le recuerda a este respecto la reina con la coro­na celeste, que resultó luego ser un pájaro devorador, con un gran pi­co y "lo grande" muy horrible que le caía (sesión cuarenta y cinco). Siente que contiene dentro de sí a este pájaro devorador ahora repre­sentado por el águila; y si es tan negro, es porque siente que sus gara­batos simbolizan "lo grande" con lo cual ha ennegrecido a esta ma­má-pájaro, ennegreciéndole ella después a él por dentro con la mis­ma materia (nota III).

Richard va a buscar el calendario, mira las láminas y admira los paisajes, y en particular, como ya lo ha hecho otras veces, uno donde hay unos narcisos.

M.K. interpreta que mirando este hermoso paisaje está tratando de consolarse, pues siente que su interior es malo, peligroso y sucio, igual que el de mamá.

Richard pregunta entonces si M.K. fue anoche al cine, y si no fue, qué hizo.

M.K. le recuerda que el día anterior al examinar el calendario, le rogó que le contara los secretos que tenía, y hoy le ha demostrado hasta qué punto sospecha que tiene relaciones sexuales con varios hombres.

Hacia el fin de la sesión Richard sube a una estantería ancha que hay, abre una caja de primeros auxilios que se encuentra en ella, la examina, sacude el estante que queda sobre él y se pregunta si se le puede caer encima... Después dice que ha estado en la tienda donde venden pescado frito y que ha comido papas fritas, pero no pescado, pues habría odiado hacerlo en un sitio que está tan sucio como una pesadilla, y lleno de niños horribles y sucios también; algo realmente asqueroso[13]. La niña pelirroja no estaba, pero sí el niño imbécil, que es una criatura horrible. Si la ley no se opusiera a ello, él lo mataría.

M.K. interpreta que al entrar en esa tienda, donde antes no se hubiera atrevido a ir, está demostrando que ahora tiene menos miedo de los niños, y que, además, ello constituye una prueba de lo mucho que desea conocer el interior del cuerpo de mamá para saber cómo es en realidad, ya que él se lo imagina lleno de niños sucios y venenosos, a quienes él ha ensuciado y bombardeado. Le recuerda en este respecto la casa de barrios bajos de sus juegos, la cual también estaba llena de enfermedades y de niños sucios (sesión dieciséis).

Al salir con M.K., Richard parece sorprenderse y disgustarse cuando descubre que ésta se va a su casa, a pesar de que durante la sesión comentara que ya sabía que los jueves no iba al pueblo, sino directamente a casa. Esta frustración puede también haber contribuido a que fuera a buscarla tan cerca de su casa al venir, pues es po­co usual que lo haga.

La madre de Richard le contó a M.K. por teléfono, más adelan­te, que esa tarde Richard estuvo muy triste y preocupado. Tras co­municárselo a su mamá se fue a la cama, cosa que en general sólo ha­ce cuando se siente enfermo. Desde la llegada de su padre estaba muy difícil, irritado y de mal humor, pero esa tarde en particular pareció notablemente deprimido y desdichado.

 

Notas de la sesión número cincuenta y seis

I. En las últimas sesiones las ansiedades paranoides y depresivas se van dando en una alternancia más rápida. Richard está mucho más cerca de vivenciar la posición depresiva, cosa que se ve en la ma­yor simpatía que siente hacia el enemigo, y a la cual ya me he referi­do en una nota anterior. Repetidas veces he señalado que la posición depresiva implica también cierta ansiedad persecutoria, pero que se caracteriza por una preponderancia de la depresión y de sentimientos de culpa, y también por la tendencia a hacer reparación.

II. No cabe duda de que ha surgido, en forma muy urgente, el anhelo por una lactancia de pecho satisfactoria. (Como mencioné antes, el amamantamiento de Richard fue muy insatisfactorio y cor­to.) La importancia fundamental que tiene la relación con el pecho de la madre se había ya manifestado con toda fuerza en las sesiones anteriores. En la número cincuenta y cuatro, la profunda desilusión y la ansiedad provocadas por el cuaderno amarillento, demuestran el anhelo, nunca vencido, por un pecho bueno de madre (el cuaderno blanco, la Vía Láctea de mi vestido). Sin embargo, el block blanco significa al mismo tiempo que Richard siente que puede tener con­fianza en una madre que le merece fe, y que al traer yo el papel inde­bido, me mostré indigna de ella y haciéndole volver a vivenciar las dudas que tuvo de muy chiquito. En la sesión cincuenta y seis, Richard me pregunta por primera vez que por qué no le doy sesiones consecutivas. Resulta evidente que en ese momento particular ha sur­gido el deseo de una situación de amamantamiento satisfactoria, en la que ambos pechos le puedan dar toda la gratificación posible. Esto no constituye solamente, sin embargo, una regresión a la época de la lactancia; el niño está preocupado, además, porque en la situación actual siente que no puede fiarse de mi. Hablando en términos gene­rales, podemos decir que tales elementos de situaciones actuales es­tán siempre en operancia en diferentes grados, actuando en forma si­multánea con la regresión; e implican que, a pesar de la regresión, las partes del yo más desarrolladas siguen activas en cierta medida.

Es justamente con esta parte no regresiva del yo con la que es­tablecemos contacto mediante las interpretaciones, y es además la que permite que éstas produzcan efecto. En el caso de Richard, se ve cómo desconfía de mí, en primer lugar, por haberle dado el cuaderno amarillo y después por no haberle traído ninguno de los dos. Esto re­fuerza el sentimiento que tiene de no poder fiarse de mí, ya que le voy a dejar, y sirve además para confirmar las sospechas que tam­bién tiene de su madre. El análisis de estos sentimientos de la si­tuación actual hace posible, por otra parte, analizar las primeras in­satisfacciones y dudas vivenciadas de bebé.

La sesión cincuenta y seis, en la cual olvidé traerle el cuaderno blanco nuevo, empieza con que Richard tiene celos del señor Smith, y se pone en evidencia hasta qué punto sospecha que yo me en­cuentro con él en su ausencia. La relación ambivalente con el pecho que ahora vuelve a vivenciar, le lleva a tener celos de todo hombre que tenga relación conmigo, cosa que ahora expresa abiertamente, en forma incrementada y paranoide. He llegado a la conclusión de que los celos más tempranos que se tienen del padre, y la primera sensación de desconfianza ante el mismo, se basan en la creencia que tiene el bebé de que cada vez que no puede gozar del pecho o que se ve frustrado por el mismo, esto se debe a que otra persona -el padre- se ha apoderado de él (véase "Algunas conclusiones teóricas sobre la vida emocional del bebé", 1952; las conclusiones a las que llego aquí están también prefiguradas en mi "Psicoanálisis de niños”, capítulo 8). Este punto de vista tiene importancia, pues nos muestra las características que tiene el complejo de Edipo en sus for­mas más tempranas a causa de la gran influencia que ejercen las sospechas y celos.

También he sostenido en otras oportunidades que la paranoia se basa en la desconfianza y el odio sentidos hacia el pene internalizado del padre (véase respecto de esto, mis comentarios sobre "El hombre de los lobos" en El psicoanálisis de niños, capítulo 9). Inves­tigaciones posteriores me han llevado a asociar estos sentimientos di­rigidos hacia el pene paterno, con la relación tenida con el pecho de la madre, ya que la desconfianza y el odio hacia ésta se transfieren posteriormente al padre. Todos estos factores me parecen de impor­tancia para comprender la paranoia.

Es bien conocida la relación que existe entre la paranoia y la ho­mosexualidad. El elemento positivo de la homosexualidad (recorde­mos aquí las conclusiones a que llega Freud en su trabajo sobre Le­onardo da Vinci), se encuentra, como ya he manifestado, en que se transfiere al pene el amor sentido hacia el pecho, produciéndose en­tonces una ecuación entre los dos objetos parciales. El elemento hos­til de la homosexualidad, el cual en cierto grado siempre va unido a sentimientos paranoides mayores o menores, se deriva de los factores a que me he referido antes: la sospecha que provoca el padre intruso (el pene) y la necesidad de apaciguarlo. Existe por lo tanto una fuerte conexión entre los celos paranoides tal como se manifiestan en esta sesión, y la vuelta hacia el hombre con el fin de apaciguarle. Como es natural, también intervienen otros elementos en la homosexualidad, a alguno de los cuales me he referido ya en notas precedentes y en otros trabajos míos.

Como puede verse en diversas oportunidades, Richard tiene celos del señor Smith, pero al mismo tiempo siente atracción hacia él, ra­zón por la cual envidia mucho los cigarrillos y los caramelos que éste me da. El elemento homosexual se hace también evidente en estas se­siones en relación con su padre por estar éste viviendo en "x"; e influye, además, mucho en ello, las tentativas que hace Richard de manejar sus celos y las sospechas paranoides de la situación edípica.

III. He aquí un ejemplo de identificación proyectiva a la que si­gue de inmediato -e incluso en forma simultánea- la internaliza­ción del objeto. El miedo a éste, atacado mediante la identificación proyectiva hostil (como, por ejemplo, mediante materia fecal vertida sobre él), incrementa a su vez la sensación de que también el objeto va a penetrar en el sujeto. Es de importancia en los análisis establecer una distinción entre el temor a ser penetrado por el objeto con el cual se ha llevado a cabo una identificación proyectiva, y el proceso de introyectar un objeto hostil. En el primer caso el yo es víctima del objeto intruso, mientras que en el caso de la introyección, es el yo quien pone en marcha el proceso, aunque éste le lleve luego a vivenciar ansiedades persecutorias.

 

SESION NÚMERO CINCUENTA Y SIETE (Viernes)

Una vez más Richard sale a encontrar a M.K. cerca de su casa. Sabe muy bien que no debe hacerlo, a pesar de que M.K. no se lo haya prohibido expresamente. Inmediatamente de verla, le enseña la flota que lleva en la mano (Por primera vez no la tiene metida en el bolsillo), ansioso por que la vea en seguida. Está muy amistoso y hablador, evidentemente tratando de entretenerla y de apaciguarla. Muy pronto pregunta si ya se ha encontrado con el Sr. Smith, pero aunque M.K. le contesta que no, su respuesta no parece quitarle las dudas, pues se pone a mirar a su alrededor tratando de verlo. En se­guida de llegar al cuarto de juegos se da cuenta de que el Sr. Smith pasa en ese momento por la calle, y esto le hace sentir alivio, pero vuelve a quedarse preocupado al ver que se detiene ea el jardín de la casa de enfrente para hablar con un viejo a quien en una oportuni­dad puso el mote de "el oso". Pregunta entonces si podrá oír lo que M.K. y él se están diciendo, y se pone a hablar en voz baja.

M.K. interpreta que ha ido a buscarla cerca de su casa, no sólo para averiguar si se encuentra con el Sr. Smith y ver lo que hacen juntos, sino también porque quisiera llegar hasta su dormitorio y sa­ber si se acuesta con el "viejo gruñón".

En este momento Richard interrumpe la interpretación para pre­guntar si la R.A.F. ha llevado a cabo algún bombardeo.

M.K. añade entonces que le gustaría ver lo que ella hace día y noche, cosa que también querría hacer con mamá, y esto no sólo por tener celos, sino además porque las relaciones sexuales son para él ataques peligrosos como los bombardeos de la R.A.F., que pueden matar a mamá igual que el vagabundo o de la misma manera en que Hitler podría haberla matado a ella cuándo fue a Londres.

Richard, a pesar de sentirse turbado, dice que en efecto siempre sigue a su mamá de cerca para saber lo que está haciendo, y le pre­gunta dónde ha estado y, en particular, de quién son las cartas que recibe. Tras esto añade: "Y ella también me está mirando a mí todo el tiempo: -no, no es verdad".

M.K. interpreta que su curiosidad se hace mayor, por cuanto también querría saber lo que pasa en el interior de su madre. Tiene miedo de que el papá-"pillo" (y el Richard-"pillo"), que parece sim­pático pero es un traidor, la esté dañando y bombardeando, con lo cual mamá puede quedar convertida en una pescadería envenenada y de "pesadilla". Como él siempre la está vigilando, supone además que ella también lo hace [Proyección], aunque luego se da cuenta de que esto no es cierto; por eso en seguida dijo "No, no es verdad". Richard se dirige al grifo, bebe agua de él y dice que es muy desagra­dable oír estas cosas y que preferiría que M.K. no le hablara de ello... Entonces saca la flota y pregunta si M.K. querría hacer algo por él.

M.K. le pregunta qué es lo que quiere.

Richard contesta que desea que le ayude a oscurecer la habitación completamente. Con ayuda de M.K. lo hace muy cuidadosamente, diciendo que quiere que quede tan oscuro que ni él mismo pueda ver la flota; de no ser así no vale, pues no puede llevar a cabo un ataque nocturno. Por el tacto verifica qué barco es el Nelson. (En otra oca­sión le mostró ya a M.K. que hay una pequeña diferencia entre el Nelson y el Rodney, pues a pesar de que son idénticos, el Rodney es­tá un poco "dañado", y no es por eso tan puntiagudo.)

M.K. interpreta una vez más que teme que los órganos genitales de ella, de su mamá y de todas las mujeres, estén dañados, debido a que el pene se les haya roto o les haya sido cortado. En dibujos ante­riores, y en especial en el número 3, ya mostró esta preocupación, y hace poco volvió a referirse a la diferencia de sexos (sesión cincuenta y tres).

Richard mueve el Nelson hacia afuera haciendo ruidos bastante fuertes, y comenta en forma dramática: "Ahí va, sin saber si le van a atacar en la noche". (Como de costumbre, llama "él" al Nelson y "ella" al Rodney.) Tras esto saca un destructor y hace que le vayan siguiendo algunos otros.

M.K. le pregunta quién va a atacar al Nelson por la noche.

Richard contesta inmediatamente: "Yo" y pregunta a M.K. si no puede oír a los fantasmas que atacan al Nelson, mientras hace so­nidos bastante poco usuales.

M.K. interpreta que le gustaría atacar a su papá en la oscuridad como un fantasma, pues de tal manera ése no se daría cuenta de quién lo está atacando. También puede temer que uno de los dos muera en la pelea, tras lo cual los dos se convertirían en fantasmas...

Un poco antes, Richard ha comentado que se siente preocupado porque ha llegado al hotel un niño nuevo "horrible". La gente cree que es simpático -y quizás lo sea-, pero Richard sabe que el niño le va a sugerir que juegue con él y después le va a estar también vigilan­do. ¿O será quizá que es él quien está constantemente mirando a los demás niños y vigilándoles? Mientras habla, enciende y apaga la luz varias veces, y al final decide correr las cortinas. También mira por la ventana para ver si el Sr. Smith sigue enfrente, pero comenta con alivio que ya se ha ido.

M.K. interpreta que el juego de la flota representa lo que él sien­te por la noche cuando quiere atacar a papá y a mamá, pero tiene terror de hacerlo. Teme que si los atacara, sus bombas -la R.A.F.- caerían sobre los padres malos y hostiles, pero también dañarían o destruirían a los buenos. Al principiar la sesión se preguntó si el Sr. Smith les podría oír hablar, y empezó a hablar en susurros; esto se relaciona con el deseo constante que tiene de espiar a sus padres, fi­jarse en cada movimiento qué hacen, conocer los pensamientos ocul­tos que puedan tener y atacarlos en secreto. Pero como en su imagi­nación siente que se ha comido a ambos -las papas fritas de la tien­da, el salmón, la ballena, y ahora el águila negra-, también siente que los padres peligrosos están dentro de él, y que pueden observarle por dentro, conociendo todos sus movimientos y todo lo que está pensando. Esto es lo que hace que tenga tanto miedo de que el niño "horrible" del hotel le mire, o de que le oigan el Sr. Smith o el otro hombre (a pesar de encontrarse ambos del otro lado de la calle, sin posibilidad real de hacerlo).

Richard escucha a M.K. con mucha atención, en especial cuando ésta se refiere a la persecución que teme de parte de los hombres y de los niños. Haciendo sin duda un esfuerzo por entender bien, pregun­ta por qué siempre tiene esto en la mente y siente que son verdaderas (reales) todas las cosas sobre las que ella le está hablando. Luego sale afuera y se queda mirando a su alrededor, pero aunque hace un tiempo espléndido, se queda serio y silencioso. Tira una piedra a un gato del jardín de al lado, porque cree que el animal está estropeando las verduras, y luego vuelve a entrar en la habitación. En ella da una vuelta de inspección, contento al verificar que las niñas exploradoras que han estado el día anterior no han cambiado nada de sitio... Des­pués decide barrer el cuarto, y en especial la parte del suelo que queda debajo de la estufa eléctrica. Más tarde se dirige a la cocina y limpia el fogón, quitando el hollín que tiene, y le pide a M.K. que vuelva a colocar el hacha que se encontraba sobre él, para que nadie pueda darse cuenta de que la ha tocado.

M.K. interpreta que está temeroso de que los bebés malos que se encuentran dentro de ella (y de mamá) la ensucien y la envenenen, y que igualmente teme a "lo grande" que cree que él y papá le han me­tido adentro. El gato que iba a estropear las verduras le representa a él mismo cuando quiere perturbar el crecimiento de los bebés buenos; mientras que si se alegra de que las niñas exploradoras no hayan desarreglado el cuarto, ello se debe a que tiene la esperanza de que ni él ni los bebés hagan daño a su madre después de todo, o que él pueda después arreglarla. Esto lo ha demostrado al limpiar el cuar­to y el fogón.

Richard coge un libro, lee algo de él, y se pone a mirar las lámi­nas. Cuando ve en una a un niño que está jugando con un gatito se le ilumina la cara. Otra ilustración que mira con interés, muestra un ga­to que se encuentra delante de un muro alto.

M.K. interpreta que su contento ante la primera lámina se debe a que representa al bebé bueno que le gustaría dar a mamá, o tener él.

Richard está tan pensativo que parece no darse cuenta de que M.K. le está hablando. De pronto levanta la vista como si se desper­tara de un sueño, se queda mirando su cara sin hacer aparentemente ningún caso de lo que le está diciendo, y le dice con gran sentimiento: "Estás muy linda. Tienes una cara bonita. Te quiero mucho".

M.K. interpreta que cada vez que se siente angustiado por lo que puede estar pasando en su interior o en el de mamá, parece sentir no sólo que las dos quedan destruidas, sino también que quedan enoja­das y convertidas en la "bruta malvada". Cuando su interpretación le hizo darse cuenta de que no sólo las teme sino que al mismo tiempo desea que tengan bebés buenos y pensamientos amistosos, pudo mirarla realmente y descubrir que tiene el aspecto de la mamá buena (es decir no dañada) que le ayuda, y que es linda.

Como de costumbre, Richard pregunta a M.K. si va a ir al pueblo y si va a entrar en la tienda de comestibles. Cuando M.K. le contesta que va a la zapatería se queda muy satisfecho, a pesar de que queda más cerca que la tienda de comestibles, y hace que vaya a estar menos tiempo con ella. Pero como en la zapatería todas las empleadas son mujeres, esto puede haberle hecho sentir más seguro (nota 1).

 

Nota de la sesión número cincuenta y siete

I. El incremento del elemento paranoide que se puede percibir en los celos que siente Richard del señor Smith y de los demás hombres relacionados conmigo, se debe sin duda a la presencia de su padre en "X". El análisis del complejo de Edipo contribuyó a que surgieran en toda su plenitud los celos de su padre hasta entonces reprimidos, así como también las fantasías sobre las relaciones sexuales de los padres. Esto parece estar en contradicción con la observación hecha anteriormente, de que la posición depresiva se encuentra ahora en primer plano. Sin embargo, creo poder afirmar que al mismo tiempo se hicieron más accesibles al análisis los sentimientos paranoides y celos del padre y el conflicto entre el amor y el odio, poniéndose ade­más en mayor evidencia otros sentimientos contradictorios referen­tes a los dos padres juntos, tales como la culpa por el deseo de desplazar al papá y la compasión por él mismo. Además, si bien Richard siente los celos de una manera más aguda, toma al mismo tiempo, sin embargo, mayor conciencia del carácter paranoide que tiene, cosa que se pone de manifiesto cuando de vez en cuando él mismo se queda extrañado ante las sospechas que siente.

 

SESION NÚMERO CINCUENTA Y OCHO (Sábado)

Richard encuentra a M.K. en la esquina más cercana al cuarto de juegos. Parece estar muy preocupado. Pregunta en primer lugar si todavía está en pie el cambio de horario que le hizo, para poder ir a su casa durante la licencia de su hermano. Y después dice que tiene noticias muy afligentes. Pero aunque está ya por dárselas, decide no hacerlo hasta no estar dentro de la casa, pues cree que así es mejor. Pregunta si M.K. ha visto al Sr. Smith, pero entonces se da cuenta de que éste está en ese momento pasando por la calle. Entonces cam­bia con él un saludo extremadamente amistoso y se queda observan­do la manera en que M.K. lo hace. En el cuarto de juegos, saca la flota y da al fin la noticia: ha vuelto a tener dolor de oídos y el médi­co le ha dicho que tiene los dos de color rosa por dentro aunque el de la derecha "es naturalmente el que está peor de los dos". No contes­ta a M.K. cuando ésta le pregunta por qué es "naturalmente el peor", limitándose a agregar que es el que le duele más. En realidad en este momento no le duele nada, pero está muy preocupado pen­sando que quizá necesite que se le haga otra operación. Esto le aflije a menudo. Durante todo este tiempo ha permanecido al lado de la ventana mirando la calle, y ahora dice con alivio evidente. "El Sr. Smith se ha ido". (Este se había quedado una vez más a charlar un rato con el hombre de la casa de enfrente.)

M.K. le indica entonces que el Sr. Smith (que representa al Sr. K. y a papá), constituye para él una fuente constante de persecución.

Richard se queda muy confundido y dice que en realidad es un hombre muy simpático, y menciona que el Sr. Evans le "dio" ayer unos caramelos y le alaba mucho por ello.

Cuando M.K. le pregunta si se los vendió, Richard dice que sí, pero cambia de conversación rápidamente, tratando sin duda de no tomar conciencia de que el Sr. Evans en realidad recibe dinero por los caramelos que le da. De repente se pone muy furioso con él y dice que a pesar de recibir la orden de mandarles unas fresas no se las mandó. Es un tramposo, y además el domingo anterior, cuando la gente hacía cola para comprar el periódico, le mandó al final de la misma, cosa que le dio ganas de asesinarle. (También estuvo M.K. en la cola en esa oportunidad y Richard se sintió muy humillado cuando se dio cuenta de que ésta vio el incidente. El día después, le preguntó si ella había estado allí, a pesar de que sabia perfectamente que así era, y procuró entonces controlar la rabia que sentía. M.K. le interpretó eso...). Un poco más tarde ve pasar a dos niños por la calle y dice que los conoce. Uno de ellos es de "Z". Comenta que son bastante simpáticos y añade que no le están observando, pues ellos no sienten como él la necesidad de estar todo el tiempo vigi­lando a los demás niños. Mientras habla ha empezado a formar la flota. Se mete el Nelson en la boca, intenta poner el mástil entre los dientes, cosa que no suele hacer, y después, durante un tiempo, per­sigue a un moscardón, llamándole "Sr. Moscardón". Al principio quiere matarlo, pero después decide que el Sr. Moscardón quiere sa­lir de la cárcel y entonces lo coge con los dedos y lo deja escapar.

M.K. interpreta que, como en otras oportunidades, el mástil del Nelson representa el pene de papá y ahora, el del Sr. Smith. El Señor Moscardón tiene el mismo sentido. Quiere destruir a papá y a su órgano sexual a los cuales siente que ha incorporado dentro de sí, cosa que acaba de demostrar al morder el mástil. Pero el moscardón tam­bién representa a su padre, y siente compasión por él. Por esta razón lo ha soltado, y además porque desea deshacerse de ese genital que tanto ha deseado y que ha incorporado dentro de sí, pues al mismo tiempo le tiene desconfianza y le teme. Constantemente, en efecto, espera que se vengue por sentir hostilidad hacia él. Si "el Sr. Moscar­dón" quedara preso en su interior, ¿qué pensaría que le pasaría por dentro?

Richard sigue formando la flota. Saca dos destructores, y forma un grupo con submarinos y otro con dos cruceros. Los barcos de ca­da grupo están colocados uno al lado de otro, con un espacio pe­queño entre cada grupo. Explica que los cruceros son él mismo y M.K. Al cabo de un rato hace que el Nelson salga, que vaya alrede­dor de toda la mesa, y se esconda tras unas escolleras formadas por la cartera y la cesta de M.K.[14] En seguida le sigue el Rodney, el cual trata de encontrar al Nelson; éste a su vez trata de volver al lado del Rodney, pero no lo encuentra, pues da la vuelta por el otro lado. En­tonces Richard dice "pobre Nelson solitario". Ahora el Rodney está escondido tras la escollera, y el Nelson penetra en el puerto. En tan­to, Richard coloca un submarino entre el crucero-Richard y crucero-­M.K. y dice que es Bobby. En seguida hace que el Nelson se dirija hacia los cruceros Richard y M.K. y emite fuertes sonidos.

M.K. le pregunta si el Nelson está enfadado.

Richard dice que sí, y que le está preguntando a Richard qué es lo que está haciendo ahí con M.K. Pero cuando el Nelson se coloca al lado del crucero-Richard, quedándose muy cerca de él, el ruido cesa.

M.K. interpreta que al principio de la sesión quería que papá y mamá estuvieran juntos y felices, y que para ello la eligió a ella y no a mamá, igual que de niño se iba con su niñera. Pero después no logró mantener a sus padres juntos, pues en el juego sacó a papá, quien se quedó solo. Entonces, una vez más, trató de que mamá le siguiera, intentando volver a unirlos, aunque con temor de no poder hacerlos felices, y entonces no se pudieron encontrar. Bobby, interpuesto entre los cruceros M.K. y Richard, representa su pene que se coloca dentro de M.K. Y por esto es por lo que papá está tan furioso y ha venido a meterse. También M.K. y la niñera representan a mamá, y por lo tanto teme que papá, representado ahora por el Sr. Smith, se interponga entre ellos y le dañe el pene. El temor a que le operen del oído moviliza otra vez el miedo que tuvo al médico odiado (sesión seis) y al papá malo que creyó le atacaba y destruía su órgano genital. Por otra parte, cuando se une a papá, es para que éste no le sea tan hostil, pero también porque siente pena por él, pues es el "solitario Nelson". Ahora el papá-Nelson y el crucero-Richard, que están tan juntos, han unido sus órganos sexuales.

Richard se opone vivamente a esta interpretación, diciendo que no puede desear tales cosas, y que no le gustaría en absoluto hacer eso con su órgano sexual.

M.K. le interpreta entonces, que el deseo que siente hacia papá y mamá se encuentra encubierto por muchos temores. Uno de ellos es que papá, abandonado, le amenace y sea peligroso; y otro, que cree que su pene no es lo suficientemente grande y bueno como para dár­selo a mamá, y además, que una vez dentro de ella, puede ser dañado o no pueda volverlo a sacar. A pesar de todos estos miedos, desea poder acostarse con ella e introducirle el pene; pero para poder ocu­par el lugar de papá tendría que hacer que éste se quedara solo, o ma­tarle. También tiene un deseo escondido, que es el de "hacer el amor" con papá -ahora el Sr. Smith-, cosa que demostró al colo­car el Nelson y el crucero-Richard tan cerca uno de otro.

Mientras M.K. habla, Richard separa al Nelson, y el Rodney aparece de detrás de la escollera. Aunque tiene espacio suficiente co­mo para moverse sin dificultad, el Rodney, al girar, toca con la popa las popas del Nelson y del crucero-Richard, tras lo cual se coloca al lado de este último. Comenta entonces que mamá (el Rodney) tam­bién le está diciendo algo sobre lo que está haciendo con M.K.; des­pués quita rápidamente el submarino-Bobby que todavía se en­cuentra situado entre los cruceros de M.K. y Richard y dice: "Aho­ra ya no está más el genital ahí...". Y de repente se altera el orden de todo. Acuesta todos los barcos sobre uno de sus lados y los coloca en un montón, dejando sólo a un destructor en posición levantada y se­parado del resto. Comenta que se trata del Vampire, que es el único que ha quedado en pie de toda la flota británica. Luego vuelve a for­mar la flota rápidamente, pero ahora se trata de la alemana. El Nel­son queda convertido en el Tirpitz, que sale a navegar; y el Vampire, que estaba escondido tras la escollera, sale a atacarle, mientras los demás barcos se unen al Tirpitz. La batalla no llega a decidirse. Richard pregunta entonces a M.K. si tiene un cuchillo, y ésta le da una navaja. Con ella raspa el mástil del Vampire, diciendo que le es­tá sacando los pedacitos malos que tiene. La navaja queda luego convertida en una base americana donde pueden anclar los barcos de todas las nacionalidades. Comenta que los Estados Unidos no están en guerra -pero si- si lo están. Cruceros japoneses y rusos em­piezan a entrar en el puerto alternativamente, y el Vampire, que aho­ra es también alemán, entra también y se dan varias batallas. Al pa­recer los rusos ya no están del lado de los ingleses, sino que se han unido al Japón y a Alemania. Al final, parte de la flota se hace ame­ricana, y puede finalmente ayudar al Vampire (que otra vez es britá­nico) y al resto de la flota inglesa. Aquí termina el juego, y Richard se va corriendo al grifo, bebe de él, y llena la pila de lavar.

M.K. interpreta que se ha muerto la Armada británica, que representa a toda su familia. El Vampire es él, como lo ha sido ya otras veces, pues además hace un día o dos se describió a sí mismo llamándose "el destructor mayor" (sesión cincuenta y tres). Siente que se ha comido a todos y que los ha incorporado dentro de sí y por esta causa el Nelson se transforma de repente en el Tirpitz alemán. Como entonces se queda solo, se siente abandonado y sin aliados. Siente además que ha atacado, traicionado y abandonado a todos los miembros de su familia; y como piensa que los contiene a todos dentro de él, siente no sólo que están furiosos y que le atacan por dentro, sino también su infelicidad, la cual le hace sentirse a él a su vez más desdichado y solo. Al final del juego tuvo la esperanza de poder volver a resucitar a los padres buenos con la ayuda de la flota americana, cosa que lo llevó a beber del grifo y llenar la pila de lavar ya que ésta representa a su interior, y el agua a la leche buena de la buena mamá.

Richard se queda mirando la estufa eléctrica que está apagada, y pregunta si se puede quemar con ella, y si tiene electricidad adentro cuando está apagada. La toca con angustia, la enciende y se queda mirando cómo se va poniendo roja. Pero pronto la vuelve a apagar, diciendo que se está poniendo demasiado colorada.

M.K. interpreta que existe una relación entre esto y la sensación que tiene de que sus "oídos por dentro" están muy rosados.

Richard dice que le gustaría sacar los carbones rojos del fuego (son de imitación). Se ha ido poniendo cada vez más enojado y ahora añade que le gustaría también arrancar la barra rota del fuego, tras lo cual pregunta a M.K. que si se lo permitiría de ser de ella la estu­fa.

M.K. le contesta que aun así no le gustaría que se la rompiera.

Richard le pregunta entonces si podría romperle la mesa, de estar ésta en su casa.

M.K. le contesta que no le permitiría que se la rompiera del todo, pero que no le importaría que la arañara o le hiciera marcas; le daría en cambio pedazos de madera y otras cosas para que los pudiera cor­tar. Después interpreta estas preguntas, diciendo que expresan las ganas y el temor que tiene de destruirla a ella cuando contiene al Sr. K., ya que la barra de la estufa representa el genital masculino dentro de su cuerpo. Esto también se aplica a sus padres. Por todo ello, a pesar de estar tan enfadado, quiere que ella frene la violencia que él siente, pues alguien debe evitar que destruya a sus padres y que ata­que a su propio genital. Al cortar los pedacitos del Vampire, mostró lo que siente que ha hecho con su pene: cortar de él los pedacitos que cree que son malos y peligrosos. Además, se siente lleno de gente que le persigue por dentro y con penes malos dentro del suyo, de los cuales se quiere deshacer, igual que quiere librarse del Sr. Smith y del Sr. Moscardón. Cuando preguntó si se podría quemar con la estufa eléctrica a pesar de estar ésta apagada, lo hizo porque se siente muy inseguro pensando que su interior está ardiendo. La oreja rosada y el dolor de oídos representan el pene de papá que arde dentro de él, y que le puede quemar, en venganza por haberle él atacado el pene quemándoselo.

Richard va otra vez a beber agua; en el camino encuentra uno de los tejos: lo coge, lo muerde con fuerza y dice que tiene mal sabor. En cambio, al beber del grifo, comenta que esto sí que es bueno. An­tes de salir de la cocina, vuelve a llenar la pila, y pide a M.K. que suelte el tapón, mientras él se va afuera a mirar con gran interés có­mo se vacía el agua.

En esta sesión Richard no ha pedido el cuaderno, sin duda como respuesta a M.K. por no haberlo traído el día anterior (nota 1). Se ha sentido menos perseguido tanto por los transeúntes como por las figuras internas. En el momento en que al actuar toda la flota resultó destruida, quedando sólo en pie el barco-Richard, la depresión era evidente, pero no persistió al poder encontrar una solución mejor. Por esto, la impresión que da en esta sesión, en general, no es de de­sesperanza (nota II).

 

Notas de la sesión número cincuenta y ocho

I. Aunque creo que Richard tiene miedo de que haya dejado otra vez el cuaderno en casa, tengo la impresión de que conscientemente no se le ha ocurrido en absoluto preguntármelo; es decir, que ha lle­gado a reprimir el interés por el cuaderno por temor a ser desilu­sionado. El proceso que se encuentra por debajo de esta actitud, pa­rece ser el de alejarse del objeto deseado y negar su importancia para evitar odiar y destruir a la persona mala, cosa que le hubiera llevado luego a sentirse culpable y deprimido. Esta defensa maníaca, sin em­bargo, sólo tiene un éxito parcial, pues el odio y el resentimiento le llevan a hundir a toda la flota británica, es decir, a toda la familia, tras lo cual siente culpabilidad, soledad y desesperanza. La frustra­ción ocasionada por el pecho, le lleva también a un incremento del deseo homosexual, expresado en la vuelta hacia el pene del padre (que pone de manifiesto al tomar el Nelson entre los dientes).

Sin embargo, como ya dije antes, a pesar de estar profundamente deprimido por momentos, en esta sesión no da Richard una impre­sión general de total desesperanza. No me cabe duda de que esto se debe a que el análisis, y en particular las últimas sesiones, han tenido el efecto de disminuir las ansiedades depresivas y persecutorias ha­ciéndole posible vivenciar cierta esperanza. Una vez más yo me he convertido para él en la madre buena y amante, y él puede incorpo­rar mis interpretaciones que le sirven de ayuda, proceso éste que sim­boliza al tomar el agua buena del grifo.

El proceso de desviar el sentimiento de culpa y la depresión de su punto central, que es la relación con el objeto primario y único cons­tituido por el pecho de la madre y por la madre en sí, y de vivenciar, en cambio, estas emociones en relación con otras conexiones, consti­tuye un fenómeno frecuente que puede ser considerado como una transacción, como un éxito parcial de la defensa maníaca en su lucha contra la posición depresiva. Muchos pacientes padecen de un senti­miento generalizado de culpa y depresión, o bien de culpas que sur­gen de situaciones en si triviales; pero la vivencia de culpabilidad que se da en la situación transferencial encuentra a veces grandes dificul­tades, porque entonces el paciente vuelve a vivenciar todas las emo­ciones ligadas al objeto original.

II. En este momento del análisis, ciertos rasgos se han hecho ya rutinarios. Por ejemplo, al principiar la sesión, Richard pregunta si la R.A.F. ha hecho algún bombardeo aéreo. Como él escucha siempre los noticiarios de la guerra, es evidente que conoce la respues­ta a su pregunta, pero quiere que yo se lo confirme.

La pregunta implica, además, el deseo de saber si yo he pasado una buena noche, pues, como puede verse en la sesión cincuenta y siete, los bombardeos de la R.A.F. se refieren también a los peligros a que su madre y yo quedamos expuestas cuando tenemos relaciones sexuales malas.

Beber agua del grifo justo después de empezar la sesión, y antes de empezar a jugar, se ha convertido también en una rutina regular. De esta manera empieza Richard la hora, asegurándose de que va a conseguir algo bueno del análisis. También suele preguntar si he ido al cine o qué es lo que he hecho la noche anterior, y esta pregunta tiene dos sentidos: en primer lugar denota que teme privarme a mi de ir al cine; pero, además, que sospecha que yo he estado con el "viejo gruñón" o con el señor Smith, pues los celos que siente han llegado a un punto culminante en el cual el complejo de Edipo se hace evidente en todo su vigor.

 

SESIÓN NÚMERO CINCUENTA Y NUEVE (Domingo)

            Richard vuelve a encontrarse con M.K. cerca de su casa. Como tiene plena conciencia de que al hacer esto se está aprovechando de ella, trata de manejar su turbación mostrándose muy vivaz y ocurrente. Le pregunta si se ha preguntado acaso quién puede ser el que viene a encontrarla: ¿quizás el Sr. K.? Después le cuenta que to­do va muy bien, que ya no tiene dolor de oído y que se siente muy bien; además tiene puesto el traje nuevo. Cuando M.K. va en busca de la llave del cuarto de jugar, Richard la espera afuera, y al volver a encontrarla le pregunta a quién ha visto, si sólo a la anciana (en cuya casa se encuentran las llaves) o si además a alguien que estuviera con ella. Mientras anda por la calle está alerta, mirando todo lo que pasa y a toda la gente que encuentran. A menudo se vuelve hacia atrás, pero aun cuando no lo hace parece como si advirtiera lo que está pa­sando a sus espaldas. Comenta que hoy, por ser domingo, no se en­contrarán con el Sr. Smith, e indica el camino que éste sigue para ir por las mañanas de su casa a su ocupación. Dice que hoy no hay mucha gente en la calle, pero que de todas maneras ya no tiene tanto miedo de encontrarse con la gente. Sin embargo, añade, en un mur­mullo, que no conviene estar demasiado desprevenido. Al llegar al cuarto de juegos dice que no ha traído la flota, porque no ha querido. Bebe del grifo y pide el cuaderno, pero después cambia de pare­cer y pide la cesta entera (en la cual M.K. lleva sus juguetes, el cuaderno y los lápices). Cuando la tiene, mira adentro con mucho in­terés y saca las cosas. En primer lugar mira el columpio, y se angustia porque dice que no está bien, ya que uno de los lados está un poco suelto. En seguida lo vuelve a meter en el cesto al cual empuja hacia un lado, comentando que es la mamá dañada, y se pone a dibujar (dibujo 50). El dibujo es otra vez de líneas ferroviarias; los trenes sa­len de la estación "Roseman" y se dirigen a "Halrnsville". Ha vuel­to a escribir la palabra como "Halmsville"; al señalárselo M.K., di­ce que si, que es "Kamsville" lo que ha querido escribir, y no logra darse cuenta al principio de que lo que realmente ha escrito es Ralms­ville. Al fin se da cuenta de la equivocación, se sorprende de ella y la corrige, pero sin hacer ninguna asociación con "Halm". La depre­sión que siente y la incapacidad para cooperar con M.K. van en aumento. Mientras mueve el lápiz por las vías del tren, dice que los trenes se dirigen de "Roseman” a "Hamsville", pero que también hay trenes que van desde "Valeing" hasta "Lug". Mientras habla se mete repetidas veces el lápiz amarillo en la boca.

            M.K. interpreta que el dibujo representa el peligro de que el pene "Roseman" se convierta en ballena, porque las dos vías de tren se juntan a pesar de que ha tratado de negarlo, haciendo que los trenes vayan de "Roseman" a "Halmsville". La razón por la cual niega es­to es el temor que siente acerca de sus oídos -"Lug"- pues tiene miedo de que deban ser operados. Las ballenas -el órgano sexual malo de papá-, se le están metiendo por los oídos.

            En este momento Richard enciende la estufa eléctrica y se queda mirando los barrotes mientras se van poniendo al rojo.

            M.K. entonces le interpreta que los barrotes simbolizan a sus oídos, que se ponen rojos por dentro.

            Richard está de acuerdo con esto, y entonces apaga el fuego y di­ce que ahora se ponen otra vez blancos.

            M.K. interpreta que teme que en la lucha contra el papá malo in­terior -la ballena-, los oídos no se le vuelvan a poner blancos otra vez. Los oídos representan además su órgano sexual, y el miedo que siente ante otra posible operación está relacionado con el susto que experimentó cuando le operaron el pene. El día anterior le preguntó si le permitiría arrancar el barrote roto si la estufa fuese suya, y en­tonces el barrote simbolizó el pene peligroso de su padre. Además, cuando apaga el fuego teme estar matando a todo lo que hay dentro de ella y de él. Le recuerda, en efecto, que en otras ocasiones, apagar el fuego ha representado detener la vida de dentro de mamá y de ella, y que cuando le contó el sueño del auto negro con las chapas de matrícula (sesión nueve), el cual simbolizaba a mamá muerta y llena a su vez de bebés muertos, esto también estaba asociado con el en­cender y apagar el fuego, constituyendo una alternación entre la vida y la muerte dentro de mamá.

            Richard dice con expresión muy triste que no puede oír estas pa­labras, y que se quiere ir afuera. Una vez allí mira a su alrededor, pe­ro no hace ninguno de los comentarios que acostumbra hacer; des­pués comenta que es una lástima que haya tantas hierbas malas en el jardín, al que debería cuidarse más... Otra vez en la habitación, escribe repetidas veces su nombre en una hoja de papel, pero sin ga­rabatear encima como suele hacerlo, y después pregunta si le haría daño al analista o al paciente, que el primero se enfadara de verdad.

            M.K. interpreta que no puede creer que sea verdad que ella no se enfade, porque siente que él le ha hecho daño. Quiere arreglar el jar­dín sacando de él las hierbas malas, lo cual significa arrancar los be­bés malos y el órgano sexual. Apagar el fuego también significa par­cialmente lo mismo; pero teme que eso implique al mismo tiempo la muerte de mamá. Al escribir su nombre sin taparlo con garabatos, está confesando más abiertamente que, de ponerse enojado o celoso, seria muy peligroso tanto para ella como para mamá.

            Richard dice que de nada le ayudaría esto, y cuando M K. le pre­gunta si se refiere al trabajo con ella, contesta que si; que sabe que le es de utilidad, pero que sin embargo siente que no le puede ayudar.

            M.K. le pregunta entonces si ello se debe a que dentro de poco ella le va a dejar.

            Richard asiente y dice que le preocupa que M.K. se vaya. ¿Pueden realmente ayudarle unas semanas más de análisis y hacer algo por él?

            M.K. contesta que unas semanas pueden tener algún valor.

            Richard se queda menos triste y hace el dibujo 51, pero antes formula algunas preguntas: ¿Dónde estuvo M.K. anoche? ¿En casa? En qué idioma habla con el Sr. K., ¿en austríaco o en alemán? ¿Luchó el Sr. K. en la última guerra en contra de los ingleses? ¿Esta­ban Hungría y Austria del lado de Alemania? ¿Usaba el Sr. K. cuello y corbata del tipo que él usa ahora, o de tipo más anticuado? ¿Cómo se llamaba de nombre? (Tiene todo el tiempo un aspecto muy angus­tiado y perseguido.)

            M.K. interpreta que se siente muy angustiado por lo que le pasa a ella de noche, y más aun ahora que se va a marchar por mucho tiempo. Teme que se convierta en la mamá perversa y bruta que, en su imaginación, está llena del papá bruto y perverso. Esto le hace sentir más curiosidad aun por el Sr. K. quien representa a papá y a su pene, pues quiere saber si es venenoso, si está caliente o al rojo, si es una ballena que devora (es decir, si es peligroso para mamá), o si por el contrario, es el "Roseman" bueno. Estos temores también recaen sobre el interior de mamá y de si' mismo, y le recuerda, en este aspecto, el águila (dibujo 49) que representaba a la mamá negra, envenenada y venenosa, la cual contenía al papá fantasma.

            Richard echa una mirada a su dibujo y se separa de él encogién­dose, y diciendo que es horrible. Entonces traza la forma elíptica que está en la parte más clara.

            M.K. interpreta que ahora los padres malos devorados y devoradores están representados por una boca abierta -

            Un poco antes, Richard preguntó a M.K. si el martes le podía re­cibir un poco más tarde de lo convenido, para poder así volver a en tren en vez de en autobús, pues viajar de esta manera es de­sagradable y cansador.

            M K. contesta que siente mucho no poder hacerlo, pero que de todas maneras telefoneará a su madre, pues quizá pueda hacer otro arreglo para que no tenga que viajar en autobús.

            Al oír esto Richard palidece y se le llenan los ojos de lágrimas. Aunque se tranquiliza un poco cuando M.K. le sugiere el posible arreglo con su madre, es evidente que la frustración le ha dejado muy deprimido.

            M.K. interpreta que cada vez que ella no puede hacer lo que él desea, se transforma inmediatamente de mamá buena, en mamá-Hi­tler, la cual le puede abandonar dejándole en manos de sus enemigos (nota 1).

            Richard sigue con el dibujo 51, y pregunta a M.K. si puede ver qué es, añadiendo que se trata de un zepelín que arroja bombas por el medio. Las bombas arrojadas por el Nelson ascienden a su vez a derecha e izquierda, y un avión británico también lo bombardea. A la derecha del avión hay una bomba. Al terminar esta parte del dibu­jo traza una línea por debajo del Nelson, y dice que por debajo no hay nada más que un pez. En este momento está extremadamente deprimido.

            M.K. le pregunta a quién representa el pez.

            Richard contesta que es él mismo.

            M.K. interpreta que el zepelín representa al Sr. K. y a ella acerca de quienes ha estado haciendo muchas preguntas, y que son los padres malos o sospechosos que destruyen a los padres buenos, ingleses, pero quienes a su vez son matados por él que está encima de ellos, representado por el avión británico Pero siente que si mata a los padres malos va por fuerza a matar a los buenos, pues se está dando cuenta, cada vez más, de que los padres buenos y los malos son en realidad las mismas personas. En esta sesión ha vuelto a expresar que la quiere a ella porque lo está ayudando. Pero al mismo tiempo ella representa a la mamá-espía, que habla con papá (el Sr. K.) en idioma enemigo, de manera que, al final, siente que ha mata­do a todos y que está completamente solo en el mundo: el pez situado debajo de la línea.

            Richard agrega rápidamente otro pez, algunas estrellas de mar y unas plantas.

            M.K. le pregunta quién es el segundo pez.

            Richard contesta que Paul, y después de mirar otra vez el dibujo agrega que es ella, y escribe debajo su nombre. Dice además que las dos estrellas son sus pájaros, y la tercera Bobby. Después, rápida­mente, escribe muchos números, empezando por el uno. Cuando M.K. le pregunta que para qué son, contesta que está rellenando la ho­ja.

            M.K. sugiere que pueden estar representando a gente.

            Richard, sin dudar un instante, dice entonces que son bebés. Des­pués mira otra vez el dibujo 51 y comenta que es un cuadro triste.

            M.K. interpreta que se siente lleno de desesperanza porque el dibujo sugiere que tanto su familia como ella y el mundo entero se pueden morir quedando él solo. El día anterior él era también el úni­co destructor que quedaba de toda la flota británica. Pero simultáne­amente está expresando la esperanza de no estar solo más tiempo, cosa que ha demostrado al dibujar el segundo pez (Paul al principio, y luego M.K.) que le viene a acompañar. También el día anterior imaginó que después de todo los Estados Unidos venían a ayudar a Gran Bretaña. Todo esto quiere decir que a pesar de sus temores, tiene la esperanza de que el análisis pueda ser continuado más ade­lante y que la mamá buena y él mismo puedan continuar con vida. Richard se ha dirigido a la ventana varías veces para ver pasar a los transeúntes. Comenta que una mujer que pasa es rara y que tiene aspecto de italiana; y al pasar un grupo de niños, no corre a escon­derse como de costumbre sino que dice: "No importa si me ven”. Aun cuando pasa la niña pelirroja con sus amigos -que son enemi­gos especiales- se niega a separarse de la ventana, y en cambio pone una cara severa y saca la barbilla, en un evidente esfuerzo por enfrentarse con ellos. La depresión y la culpa han aumentado debido al hecho de que su padre se vuelve a casa el día siguiente. Y también tiene sentimientos conflictivos sobre las sesiones del domingo, por­que aunque siente alivio por no tener sesión ese día y poder irse a su casa los fines de semana, el perder el análisis incrementa el senti­miento de pérdida y de culpa que tiene. Durante la sesión pregunta a M.K. si el domingo va a ver a alguien más, y añade que desearía que no fuera así, ya que a él no lo va a atender. Tiene conciencia de que depende de él el tener o no la sesión.

            Camino del pueblo observa muy especialmente todo lo que ve y a la gente que pasa. Pregunta a M.K. si va a ir a buscar el periódico dominical a la tienda del Sr. Evans (cosa que ya le ha preguntado en el transcurso de la sesión) y añade con una nota de triunfo en la voz, que hoy no puede ir a la tienda de comestibles. Sin embargo, hay un negocio que está abierto: la farmacia.

            En un momento de la caminata, deja de fijarse en la gente y su tensión se relaja un poco: es en un momento en que ve al gatito que devolvió a sus dueños unos días antes. Entonces se le ilumina la cara, y pide a M.K. que se acerque a la valía donde está sentado, para verle. Le acaricia y pregunta si no le parece que es muy rico, tras lo cual se pone a hablar con el animalito, diciéndole que se vaya a su ca­sa y que no se vuelva a perder. Es muy notable el cambio que se ope­ra entonces en su expresión facial y en su actitud general, pues pasa de un estado depresivo, de persecución, sospecha y vigilancia, a uno de amor y de ternura.

 

Nota de la sesión número cincuenta y nueve

            1. Según la opinión de muchos psicoanalistas, la frustración es la causa de la ansiedad persecutoria y de la agresión. Si bien es verdad que una frustración excesiva tiende a incrementar la ansiedad perse­cutoria, quiero insistir aquí, como ya lo he hecho en otros sitios, que los niños, en quienes la ansiedad persecutoria es muy fuerte, son par­ticularmente incapaces de soportar frustraciones, porque éstas, en su imaginación, convierten el objeto en uno persecutorio que se alía con los enemigos. Creo que esto está en relación con la proyección de los impulsos destructivos, que suponemos que operan desde el principio de la vida.

 

SESION NÚMERO SESENTA (Lunes)

Richard espera a M.K. en la esquina de la calle por la cual puede venir el Sr. Smith, evidentemente deseando vigilarle. Está menos ex­citado y perseguido que el día anterior, a pesar de estar por estallar una tormenta, a las que, como dije anteriormente, les tiene mucho miedo. Dice que ahora sólo le dan miedo los relámpagos y no los truenos, pero pronto deja de fingir. Le cuenta a M.K. que su madre ha arreglado las cosas de manera que pueda venir de vuelta a "X" en auto el día siguiente, de manera que no tenga que viajar solo en el autobús. En el cuarto de juegos, M.K. y Richard se encuentran con que han llegado varios paquetes y palos (para uso de las niñas explo­radoras). Richard trata de ver lo que hay dentro de los paquetes, pe­ro pronto abandona el intento, aunque antes de irse lo vuelve a hacer otra vez. Comenta que en uno de los sacos puede haber un oso.

M.K. le pregunta si se trata de un oso vivo.

Richard contesta que no, pero con aire dudoso.

M.K. le sugiere que si no está ni vivo ni muerto, quizá se trate de un oso fantasma.

Richard contesta ansiosamente que puede ser. Como acostumbra hacer, se va a beber del grifo y pregunta a M.K. si ha habido algún bombardeo de la R.A.F., tras lo cual le pregunta si puede hacer algo por él: levantarle del suelo el abrigo, que se le ha caído. Explica que tiene un calambre en la pierna y que le duele cuando se agacha.

M.K. levanta el abrigo, pero le interpreta que necesita que haga otras cosas por él aparte de analizarle, por la misma razón por la que bebe agua del grifo "bueno": las dos cosas le sirven para asegurarse de que ella, cuyo pecho representa el grifo, no está enfadada con él y no es la mamá-Hitler atacada y que ataca a su vez.

Cuando la tormenta se acerca mas, Richard le pide que oscurezca la habitación para no ver la lluvia ni los relámpagos y sentirse más se­guro. Antes de que M.K. termine de oscurecer d cuarto (en cuya ta­rea no hace ningún intento de participar) se pone a cazar moscardo­nes. En un ángulo de la ventana ve a dos que están juntos y comenta: "Aquí hay dos lascivos; los voy a echar".

M.K. le pregunta lo que quiere decir por "lascivos".

            Richard contesta: "Oh, simplemente sucios y...". Tras esto ense­ña a M.K. que hay muchos más en la otra ventana, comentando que a veces hay cientos de ellos, con sus bebés.

            M.K. interpreta que lascivos y sucios significa para él sexuales. Los dos lascivos, con sus bebés, representan a sus padres durante las relaciones sexuales, a quienes quiere echar porque tiene celos de ellos y los odia.

            Richard se pone a cazar algunas moscas con los dedos, llamándo­las Sr. y Sra. Moscardón, y también sucios. Tras esto dice con pena que ahora se van a mojar mucho afuera, aunque quizá puedan irse a su casa.

            M.K. le pregunta dónde está su casa.

            Tras una pausa Richard contesta tristemente: "Creo que en esta habitación". Enciende entonces la estufa, diciendo que tiene frío, aunque en realidad está todo muy cerrado. Llueve a cántaros y M.K. ha oscurecido el cuarto. Richard enciende la luz y dice: "Estamos muy cómodos aquí solos ¿verdad?", pero cada cinco minutos se po­ne a mirar hacia afuera desde detrás de las cortinas, y se refiere a la lluvia que cae a torrentes, llamándola también "lluvia sucia y as­querosa". Dice que los dos están en un peligro más grande que los demás, porque la casa está sola y no en el pueblo (la tormenta no es muy fuerte y está bastante lejos). Pregunta después si M.K. ha visto al Sr. Smith, aunque sabe que esto es imposible, ya que las cortinas están echadas y no puede habérselo encontrado en la calle antes de encontrarse con Richard. También le pregunta varias veces para qué son los paquetes y los palos, aunque sabe bien que ella no puede sa­ber más que él del asunto. Sigue mirando a la calle con frecuencia, y le va dando noticias del estado del tiempo, diciendo que ahora llueve menos, el sol está saliendo y las montañas van a tener menos lluvia, cosa que parece ponerle contento.

            M.K. interpreta que al mirar afuera, está tratando de controlar al tiempo y al Sr. Smith, los que representan al Sr. K. y a papá, que parecen estar siempre en su mente. Deshacerse de los truenos y de los relámpagos, significa poder controlar el pene poderoso de su padre. Le recuerda a este respecto el juego de la cuerda (sesión cincuenta y dos) y la manera como éste estaba asociado al rayo que le caía al em­bajador chino y a él mismo (dibujo 47). El deseo de echar a su padre no se debe únicamente a que quiera que mamá sea sólo para él (igual que M.K. respecto al Sr. Smith), sino también porque el temor de que la lluvia sucia dañe las montañas, significa que el órgano sexual venenoso de su padre es peligroso para mamá. Por esto se siente obligado a vigilar constantemente a sus padres y a mantenerlos separa­dos. Pero al mismo tiempo siente pena por su padre, al que echa al frío y a la lluvia igual que a los moscardones, y hoy lo siente en for­ma muy particular, por haberse ido él esta mañana. Siente como si hubiera conseguido que mamá dijera "Vete" tal como le pidió a M.K. que se lo dijera al Sr. Smith hace unos días. Cree entonces que su padre se ha ido bajo órdenes suyas y teme que M.K. le castigue por ello, abandonándole. Además, cuando se deshace de los padres (el Sr. K. y la Sra. Moscardón a quienes echa de su hogar) siente como si también estuviera destruyendo a los padres buenos. M.K. se re­fiere luego al dibujo 51, al que Richard ha llamado dibujo triste y le dice que al decir esto sintió que se quedaba solo en el mundo, de igual forma en que en el juego de la flota de hace dos días, el destruc­tor-Richard era el único que quedaba de toda la armada británica.

Richard dice con énfasis que el juego de la flota nada tiene que ver con los dibujos.

M.K. interpreta entonces que a menudo se deja la flota en casa, diciendo que no quiere venir, porque parece sentir que si la separa de los demás juegos, logra de alguna manera mantener a su familia a salvo. Esta queda a salvo en la flota, cuando siente que la está destruyendo de otras maneras. [Disociación].

Richard contesta que el Nelson del dibujo 51 no está destruido, pues las bombas del zepelín han caído afuera y no le han dañado. Só­lo el zepelín ha quedado destruido, y representa al Sr. K. pero no a M.K., ya que ella está con él debajo de la línea, representados los dos por los dos peces.

M.K. interpreta que al hacer el dibujo parece haber sentido que ella también estaba en el zepelín, y que era la mamá-espia, mientras que el Nelson con las dos chimeneas, representaba a los padres buenos, los cuales tienen que morir al mismo tiempo que los malos (el zepelín). En esta situación, sólo el avión que bombardea, y que es él, llega a sobrevivir. El primer pez que está por debajo de la línea, también es él, el cual una vez más queda como único sobreviviente; pero como tal situación le resulta inaguantable, ha dibujado el se­gundo pez, el cual la representa a ella, a la mamá buena. Las estrellas son los dos pájaros y Bobby; en realidad, Paul y sus padres. De esta manera, ha resucitado bajo la línea a toda la familia, insistiendo en que lo que pasa abajo no tiene nada que ver con lo de arriba. Esto quiere decir que mentalmente mantiene separadas la parte hostil de su persona, que hace los bombardeos y el desastre al que éstos llevan (la familia destruida) y la necesidad que siente, por otra parte, de amar y resucitar a la familia, representada en la pacífica escena de debajo de la raya.

Mientras M.K. está interpretando, Richard se pone a mirar los dibujos, aparentemente sin escucharla. Pero de repente la mira de frente y dice con voz tierna: "¿En qué estás pensando?".

M.K. contesta que está pensando en lo que acaba de decirle a él.

Richard contesta que le gusta lo que acaba de decirle.

M.K. interpreta que al explicarle ella que quiere atacar a toda su familia, sintió que todo el mundo, incluso ella, era malo y enemigo, y por esto no quiso escuchar la interpretación; pero cuando ella le mostró que en la otra parte del dibujo, es decir, de su mente, resucita a todos, se convirtió en la mamá viva, que le ayuda y le alimenta. Es­ta es la parte de la interpretación que le ha gustado, porque le de­muestra que reconoce los sentimientos buenos que también tiene.

Cuando ya casi no llueve, Richard se va afuera, mira a su alrede­dor y comenta que las montañas han soportado una tremenda canti­dad de agua, y que lo siente por ellas; por otra parte puede que les haya venido bien, pues hay quienes creen que es necesario que llueva. Descubre después en la ventana una gran polilla y se asusta de ella. La ataca con la navaja, la hiere, la coloca sobre la mesa cuando toda­vía se está moviendo un poco, y se queda mirándola jubilosamente. Luego le sopla las alas para sacarles el polvito que tienen, pero al fin se esfuerza por no hacerlo más, sin duda sintiéndose culpable y asus­tado. Como de costumbre, dramatiza toda la situación, y en el mo­mento en que está por rematar al animalito con su navaja dice: "Ahora el cuchillo se cierne sobre ella, y está por morir". Tras lo cual, la aplasta con el pie. Está muy excitado y sonrojado, mientras con voz triunfante habla de la muerte de la polilla y de su victoria. De pronto, al mirarla otra vez, dice que se parece bastante a un esca­rabajo, a los cuales teme. Se queda ahora inquieto y turbado.

M.K. interpreta que la polilla representa para él lo mismo que el "Sr. Moscardón", y que atacarla es lo mismo que atacar a papá y a su órgano sexual, al cual quisiera tratar como a la polilla. Por esto ahora se ha transformado en un escarabajo que le da miedo, pues te­me que le trate a él de la misma manera en que él lo ha tratado. [Miedo a la venganza y a la persecución.]

Richard dice entonces: "Por favor, no lo llames escarabajo; me da miedo.

M.K. interpreta que esto se debe a que, en su imaginación, la po­lilla muerta se ha transformado en un escarabajo que le asusta más aun. Se ha convertido en un enemigo, al que siente además que se ha comido, pues mientras lo mataba, estaba apretando los dientes todo el tiempo. En ciertos momentos piensa que mata al papá odiado, y que éste se transforma en el papá-pulpo interno, al que odia; en cam­bio, en otras ocasiones, desea salvarlo, a él y a mamá, por esta razón dejó en libertad a los moscardones. Lo mismo ha ocurrido en el di­bujo, donde al principio mató a los padres buenos y malos y a la M.K. mala, para luego resucitar a ella y a toda la familia.

Cuando la tormenta cesa del todo, Richard pide a M.K. que le ayude a correr las cortinas, y se queda gozando al ver cómo el sol rompe a través de las nubes; después corre afuera para ver cómo es­tán las montañas y el jardín. Al volver a entrar busca a la polilla que está en el suelo, y se queda preocupado y lleno de sospechas al ver que ha desaparecido.

M.K. interpreta que siente que la polilla ha desaparecido dentro de él, convirtiéndose en un enemigo interior, aunque en realidad puede habérsele quedado pegada a la suela del zapato por haberla pi­sado al salir de la habitación.

Richard dice que seguramente éste es el caso, pero sigue preocu­pado y deprimido... Hace luego con gran placer el dibujo 52; como puede verse en él, hay dos líneas ferroviarias importantes; sobre una de ellas escribe "Longline", y sobre la otra, "Prinking". La línea de Prinking lleva por un lado a "Lug" y a "Valeing", y por el otro a "Brumbruk" y a "Roseman". Cuando M.K. le dice que la sesión ha terminado, Richard no tiene ganas de irse (nota 1). Recoge sus cosas con lentitud y comenta todavía que "Prinking" es un "rey orgullo­so"”

M.K. interpreta que quiere decir que papá está arreglado, pues Longline representa su órgano sexual poderoso, no dañado. Ade­más, la segunda "n" de Longline se parece mucho a una "v", con lo que queda formada la palabra "Longlive" *.

Richard dice entonces que "Brumbruk" es marrón.

M.K. interpreta que el papá arreglado con la "longline”** va desde ballenas*** hasta un sitio marrón, lo cual expresa que teme que el papá "rey orgulloso" sea muy peligroso, pues se está dispo­niendo a atacar el sitio marrón que representa el trasero de mamá (tal como el reloj marrón representó tantas veces el trasero de M.K.).

Al irse, Richard pregunta a M.K. dónde va a ir primero. Cuando ésta le contesta que a la tienda de comestibles, le vuelve a preguntar si realmente tiene que ir allí otra vez. No le preocupa el padre del ten­dero, que es un hombre muy viejo, pero sí por el comerciante mismo, pues no cree que sea una persona bien.

M.K. interpreta que el tendero representa al papá peligroso y al Sr. K. y que cada vez que ella va a su tienda, los dos juntos se trans­forman en los padres moscardones, sucios y sexuales.

 

Notas de la sesión número sesenta

            I. Según mi experiencia, cuando el paciente deja de escuchar y la resistencia se hace muy fuerte, la única manera de conseguir que co­labore es mediante la interpretación. En ese caso, en cuanto termino de interpretar el deseo que tiene Richard de resucitar a su familia (in­terpretación que se basa en el material que sigue a las interpreta­ciones precedentes sobre la destrucción de la familia y la pérdida que resulta de ello), se vuelve a restablecer la plena colaboración del niño. Como mencioné antes, el día anterior no pude llegar a penetrar bien en la depresión de Richard y esto se debió a que con mis in­terpretaciones no logré establecer una adecuada conexión entre sus impulsos destructivos y los reparatorios. A pesar de ello, dicha sesión parece haber producido cierto efecto, pues Richard comienza la de hoy con un estado de ánimo mucho mejor, y se siente desde el princi­pio mucho más capaz de colaborar conmigo.

La importancia terapéutica que tiene el ir ligando los diversos as­pectos de los impulsos y de las situaciones (en este caso de la destruc­ción y la reparación) nunca puede ser sobrevalorada. Uno de los fi­nes principales que se propone el psicoanálisis, es, en efecto, dar al paciente la posibilidad de ir integrando las partes disociadas de su personalidad, de manera tal que quede mitigado el efecto de las dife­rentes fantasías que surgen con la disociación. Para que esta integra­ción pueda llevarse a cabo, el analista debe seguir el material muy de cerca, dando en sus interpretaciones la importancia debida, tanto a los impulsos agresivos como a sus consecuencias. Pero al mismo tiempo, no debe descuidar ninguna indicación que aparezca en el material referente a la capacidad amatoria del paciente y al deseo de reparar que pueda tener. Lo cual, a su vez, tampoco significa tran­quilizarle en cuanto a sus impulsos destructivos.

 

Notas

[1] Richard tenía planeado volver a “Y” el lunes con sus padres, y viajar de vuelta a “X” solo, el martes.

[2] Este material me sugiere, además, otra interpretación, que, según parece, no le hice entonces. Para poder resucitar a mamá, se ve Richard obligado a darle muchos bebés (los números). Pero tiene mucho miedo de las relaciones sexuales (cosa que se ve otra vez con toda claridad en las últimas sesiones) y de ser atacado y castigado por su padre. Además, duda de poder jamás llegar a ser potente y tener un pene bueno y creador. Entre mis notas figura una en la que digo que en esta sesión he sigo incapaz de aliviar suficientemente la depresión que el niño siente.

[3] Los bebés moscardones a quienes acaba de echar, también representan a los “niños pobres y sucios” de los barrios bajos, ante quienes Richard se muestra tan despectivo y al mismo tiempo tan miedoso: en última instancia, representan además a los bebés destruidos y sin nacer de su madre.

* Longlive quiere decir en inglés: vive mucho tiempo.

** Longline: línea larga, en inglés.

*** Valeing se parece a whale, que significa ballena en inglés.

[1] El padre de Richard había ya obtenido para entonces una licencia para pescar salmones.

[2] Tal como lo demostró el material anterior, Richard trata otra vez de equilibrar sus lealtades, debidas esta vez a su padre y a su analista. Como durante la semana su madre vivía en “X” a causa del análisis, el niño sentía que debería quedarse con el padre por lo menos los domingos.

[3] No tengo ninguna nota sobre la terminación de esta sesión, pero no me cabe duda de haber interpretado este último comentario tan triste refiriéndolo al análisis, el cual vive como si fuera una lucha constante y sin éxito contra sus impulsos destructivos.

[4] Tomé la decisión de ir a esta fiesta a la que concurría toda la gente de “X”, pues de no hacerlo Richard hubiera sentido que evitaba verle y además que yo misma me privaba de ella. En su transcurso cambié unas palabras con él y con su madre, y fue entonces cuando el niño me contó que ya se había bebido dos botellas de limonada.

[5] A pesar de estar muy al tanto de la guerra, Richard no hace aquí ninguna distinción entre los chinos y los japoneses, lo cual creo que se debe a que en este momento sospecha de cualquier cosa de color amarillo: el cuaderno.

[6] Véase la nota 85.

[7] He señalado ya, repetidas veces, que Richard tenía mucho menos dificultad para reconocer que sospechaba de su padre que de su madre, a la cual se aferraba tratando de conservarla como objeto bueno.

[8] Esta es la primera vez que, explícitamente, usa la expresión “la mamá mala”, con lo cual reconoce conscientemente las dudas que tiene respecto a su madre, y demuestra que ha aceptado las interpretaciones de M.K.

[9] Aparentemente no he dado ninguna interpretación de este dibujo, pero me gustaría ahora decir algo sobre el mismo. Llama la atención la manera en que el rojo -Richard- domina todo el cuadro. Dos partes de él están enlazadas con el negro: el padre. Cerca está el violeta: Paul; pero, además, está en relación con dos secciones celestes: mamá. En esta sesión ha expresado conscientemente la desconfianza que le tiene a su madre, ya que hay una M.K. alemana y otra británica y no sabe en qué lado realmente está. Sin duda existe una relación íntima entre esta desconfianza y la pequeña cantidad de celeste que aparece en el dibujo.

[10] Al principio dejé que Richard tomara la decisión que quisiese respecto a este punto, pero esto no resultó una solución satisfactoria, pues el niño no pudo llegar a decidirse solo.

[11] El sitio donde Richard me encuentra en esta sesión es la esquina de la casa donde yo vivo, situada en una calle paralela a la del cuarto de juegos. Richard ya había antes comentado que esta calle era muy usada para ir a la parte comercial del pueblo.

                Unos días antes, al ver que el señor Smith no pasaba por delante del cuarto de juegos, me preguntó si no me lo había ya encontrado antes de verle a él, y murmuró que no le gustaba que me encontrara con él estando yo sola. Por esta razón, a pesar de no querer imponerse sobre mi, me va a encontrar hoy mas cerca de mi alojamiento.

[12] Joan Riviere (Int. Journal of Psycho-Anal., vol. VIII) ha sugerido que existe una relación entre la carencia y el superyó materno. Véase también el trabajo de Ernest Jones: “Early Development of Female Sexuality”, ibíd.

[13] Estos comentarios, llenos de desprecio hacia los niños pobres y sucios, los hacía Richard con mucha frecuencia, y en la actualidad están particularmente dirigidos contra los niños evacuados en la zona. Su madre me había dicho ya que su hijo despreciaba a la gente de posición social inferior, como , por ejemplo, al personal de servicio, a pesar de que en su casa no se hacía este tipo de comentario.

[14] Como tantas otras veces, mi cartera y mi cesta representan un lugar de escondite bien seguro.   

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