RELATO DEL PSICOANÁLISIS DE UN NIÑO

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Melanie Klein

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SESIÓN NUMERO ONCE (Viernes)

Richard está sentado al lado de la ventana con M.K., muy pre­ocupado por unos niños que están en la calle. Dice (con cara muy triste, cómo si hubiera tomado conciencia de lo perseguido que se siente) que siempre está "en guardia", incluso cuando está con M.K., a quien ve como una figura protectora, y le pregunta si ella tam­bién tenía miedos semejantes cuando era niña, pues ha oído decir que todos los niños pasan por lo mismo. Luego empieza a encender y a apagar la estufa eléctrica, mirándola mientras lo hace. Después co­ge el reloj, le da cuerda, lo abre, y por un instante se lo lleva a la ca­ra, acariciándose con él...

Más tarde habla del éxito que los bombarderos británicos han te­nido la noche anterior, de la flota alemana y de la derrota de los bar­cos de Brest. Se pregunta cómo ha logrado Hitler convertir a Alemania en un país nazi; ahora resulta imposible librarse de él sin atacar al país.

M.K. interpreta que teme que para destruir al papá malo y a los bebés malos que están dentro de su mamá, tenga que atacar también a ésta, pudiéndola entonces herir (Alemania, que debe ser atacada a causa del Hitler malo). También le sugiere que, cuando mira el reloj por dentro, es porque realmente quiere mirarla a ella, y observar sus órganos genitales y al señor K. malo que allí se encuentra (papá Hitler). En cuanto al fuego que apaga y enciende, le hace acordarse de interpretaciones suyas anteriores (novena sesión), en las que le in­dicó que ese juego expresaba el deseo de destruir a este papá malo y a los bebés de su vientre. En aquella ocasión, igual que ahora, se asustó de la posibilidad de matar también a mamá. Cuando acaricia el re­loj, está acariciando a M.K., en parte, debido a que le tiene lástima, ya que teme que esté dañada por el señor K. malo y por los bebés (el Hitler malo dentro de Alemania).

Richard sigue jugando con el fuego, y después vuelve a coger el reloj. Quiere saber por qué la aguja de la alarma marca una hora tan temprana, y lo que hace M.K. a esa hora... Después anuncia que va a “elegir” a Austria en el mapa. Hitler es austríaco, ¿no?, pregunta;

pero inmediatamente agrega, que también lo ha sido Mozart, y que a é1 Mozart le gusta mucho.

M.K. interpreta que sospecha del tipo de relación que ella tiene con los hombres, y que por eso quiere saber qué ha estado haciendo tan temprano a la mañana. El Hitler "austríaco" que ha convertido a; Alemania en un país nazi, es el señor K. malo, que convierte en ma­la; a M.K. En cambio, el Mozart querido representa a un señor K. bueno, y el pensar en él le conforta y le ayuda a vencer el miedo que siente del Hitler-señor K. malo. También cuando está con mamá, trata de olvidar que tiene a un papá malo dentro de ella, que puede convertirla en mala a ella también.

Richard está muy intranquilo durante estas interpretaciones, y pa­rece que no las oyera. Vuelve a explorar la habitación, comenta que los banquitos están muy sucios y los sacude como lo hizo la otra vez para limpiarlos. Después abre la puerta y admira el paisaje, y en espe­cial las montañas.

M.K. interpreta que el hermoso paisaje constituye una prueba de que, afuera, existe un mundo bello y bueno, y que esto le hace tener la esperanza de que el mundo interno, sobre todo el de su madre, también lo sea. Esto le alivia la sospecha que tiene de las relaciones de su mamá y M.K. con los hombres malos. También se refiere al miedo que tiene a los niños de la calle y le sugiere que pueden estar representando a los niños-ratas malos que cree que hay dentro de su madre, a quienes quisiera atacar. Por eso teme que le ataquen ellos a su vez en la calle. Le señala que, al principio de la sesión, ha podido darse cuenta de la cantidad de miedo que les tiene.

Richard ahora se resiste menos a las interpretaciones. Está muy serio, evidentemente preocupado y bien consciente de sus temores persecutorios[1].

 

SESION NUMERO DOCE (Sábado)

M.K. ha traído lápices, colores y un cuaderno, y los coloca sobre la mesa.[2]

Richard pregunta ansiosamente para qué son, y si los puede usar para escribir o dibujar.

M.K. le dice que puede hacer con ellos lo que él quiera.

Apenas comenzado el primer dibujo, Richard pregunta si a M.K. le importa que esté dibujando.

M.K. interpreta que parece que teme estar haciéndole algo malo.

Cuando termina el dibujo número 1, repite su pregunta y de pronto descubre que ha dejado marcas de lápiz en la segunda hoja del cuaderno.

M.K. interpreta que le preocupan estas marcas porque teme estar haciendo algo destructivo, y relaciona esto con el hecho de que lo que dibuja es una batalla.

Richard se detiene al terminar los dos primeros dibujos[3].

M.K. le pregunta qué representan.

Richard contesta que es una batalla, pero no sabe quién va a ata­car primero, el Salmon o el submarino alemán. Señala al U 102 y co­menta que 10 es la edad que él tiene; con el número U 16 asocia la edad de John Wilson, tras lo cual se queda muy sorprendido al darse cuenta del significado inconsciente de los números, y profundamente interesado al descubrir que los dibujos pueden ser un medio para expresar pensamientos inconscientes.

            M.K. interpreta que los números también indican que tanto él como John están representados por submarinos alemanes, y que por lo tanto son enemigos peligrosos de Gran Bretaña.

            Richard queda muy sorprendido y perturbado por esta interpretación, pero tras un silencio, admite que debe ser así. Sin embargo piensa que está seguro de no querer atacar a los ingleses, pues es muy “patriota”.

            M.K. interpreta que los ingleses representan a su propia familia y que ya anteriormente ha podido darse cuenta de que no sólo los quiere y desea protegerles, sino que también desea atacarlos. [Disociación en el yo.] Esto está demostrado en el dibujo, donde se alía con John, que también representa a su hermano. Pero como John también se analiza con M.K., se convierte además en aliado suyo cada vez que siente, hacia ella, la hostilidad que siente hacia su familia. Le recuerda también lo preocupado que se quedó cuando una niña le

tomó por italiano (sesión diez), y que ella le interpretó entonces que era porque eso significaba ser un traidor a Gran Bretaña (sus padres). Los barcos británicos Truant y Sunfish, representan a éstos, atacados por él y John, quien a su vez representa a Paul..

            Richard, entonces, da mas detalles sobre el U 72 que está a la derecha del Truant y del Sunfish. Dice que le gusta el número 2 porque es “un lindo número par”; el 7 es impar, y los números impares no le gustan... Cuenta entonces una historia sobre dos hombres que cazan conejos y la manera como se las arreglan para repartirse siete de estos animales entre los dos.

            M.K. interpreta que los dos hombres que cazan conejos y se los reparten, parecen ser él y John. También parece que ahora sus padres (que han sido atacados por los submarinos), son los conejos que deben ser matados, repartidos y devorados. El 7 y el 72 también les representan a ellos, devorados; el 2 es él y John, aliado suyo tal como lo es Paul cuando se enfada con papá y mamá. En este momento, John es un aliado contra M.K., y también ella está representada por los conejos matados y repartidos. Recuerda además a Richard, que el 2 forma parte del número 102 que lo representa a él mismo. Por ahora también el 72 le representa a él (nota I). Refiriéndose otra vez al U 102, M.K. le señala que aquí él es mucho mas grande que los barcos británicos atacados, lo cual significa que desearía ser mas poderoso y fuerte que sus padres, para poderles controlar. Esto lo desea tanto más, cuanto que teme un contraataque de parte de los dos. [Proyección de la agresión y miedo a la venganza].

            Richard entonces, refiriéndose a la interpretación de M.K., cuenta que su hermano a veces es aliado suyo, y que especialmente lo era contra la niñera; en cambio, en otras oportunidades, se convierte en enemigo, como, por ejemplo, cuando lo empieza a fastidiar.

            M.K. interpreta, que cuando se alía con John contra ella, también ella está representando a la niñera. Después le indica que en la parte superior del dibujo número 1, el Salmon y el submarino representan a Paul y a sí mismo, y que le recuerda que antes dijo que no sabía quién va a atacar a quién.

            Richard entonces amplía esto, diciendo que en este primer dibujo, el periscopio del Sunfish está atravesando al Truant.

            M.K. interpreta que le está mostrando que también sus padres se pelean y que el periscopio, que representa el pene de su papá, está agujereando a mamá y es por ello algo peligroso. Cuando siente celos de que sus padres obtengan placer en las relaciones sexuales, desea que papá ataque a mamá de esta manera (el vagabundo, Hitler) lo cual implica que, aunque en forma indirecta, él también la ataca. Por eso le aterra el daño que se hacen el uno al otro. La matanza y la repartición de los conejos, también implican un ataque directo a sus padres, y ahora a M.K. ayudado por John.

            Richard mira el dibujo número 2, y señala al U 19, diciendo con sorpresa que es la edad de su hermano. Otra vez vuelve a quedar muy impresionado por este hecho, y con una evidente convicción de que tanto él como John y Paul son los submarinos enemigos, peligrosos para sus padres y para M.K. Dice además, que el U 10 (en la mitad inferior del dibujo 2) es él mismo; que es mas grande que Paul y que se encuentra por encima de sus padres; pero que éstos le han atravesado con sus periscopios.

            M.K. interpreta que desearía ser superior a todo el mundo. Como es el menor y el mas débil de la casa, desearía ser el miembro mas fuerte e importante de la familia. Pero, por otro lado, ser un submarino grande y peligroso, supone que si ataca a sus padres los puede destruir, y esto le da miedo. También ellos son peligrosos, porque le atraviesan con un periscopio-genital, lo cual significa tener unas relaciones sexuales con ellos, en las que ellos son los mas fuertes. (Mientras M.K. explica todo esto, Richard dibuja una svástica, y le demuestra lo fácil que es convertirla en bandera inglesa.) M.K. contesta que desea poder transformar su parte submarina hostil y agresiva en una británica, es decir, en una buena.

            Durante esta interpretación, Richard empieza a hacer el dibujo 3, diciendo que quiere dibujar un “hermoso barco”. Cuando traza la línea que está debajo de éste, comenta que la mitad inferior del dibujo está “bajo el agua” y que no tiene “ninguna relación con la parte de arriba”. Bajo el agua hay una estrella de mar hambrienta a quien le gusta la planta. No sabe lo que va a hacer el submarino que está allí cerca, pero piensa que probablemente atacará al barco. El pez nada tranquilo y pacíficamente. Y añade: “Es mamá y la estrella de mar es un bebé”.

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M.K. interpreta que el deseo de hacer un "hermoso barco" es para arreglar a sus padres, y que los dos están representados por él.

Richard pregunta: "¿Ellos son las chimeneas?"

M.K. le indica que el humo de una de las chimeneas asciende en una línea recta, y que esto puede representar al pene de su padre. La otra, en cambio, es un poco más estrecha y la línea del humo está tor­cida. Representan el órgano sexual de mamá.

Richard dice que su mamá es más delgada que su papá, pero que nunca ha visto el órgano sexual de una mujer. No está seguro, sin embargo, de no haber visto el de alguna niña.

M.K. interpreta que la estrella de mar hambrienta, el bebé, es él mismo, y la planta, el pecho de su madre, del que le gustaría alimen­tarse. Cuando se siente como un bebé hambriento, desearía que su madre fuera para él solo, pero como no puede tenerla, se pone enoja­do y celoso y siente que ataca a los dos padres. Todo esto está repre­sentado por el submarino que "probablemente" va a atacar al barco. También tiene muchos celos de John porque, como paciente de M.K., recibe tiempo y atención de ella. Analizarse significa en este momento ser alimentado. Si ha dicho que la parte que queda por debajo del agua no tiene nada que ver con la de arriba, es para decir que su mente desconoce la avidez, los celos y la agresión, sentimien­tos estos que se encuentran en él en forma inconsciente. En la parte superior del dibujo, separada de la de abajo, está expresando el de­seo de unir a sus padres para que sean felices juntos. Estos otros sen­timientos, de los que si se da cuenta, los vivencia en lo que cree que es la parte superior de su mente. [Inconsciente disociado de lo conscien­te y reprimido posteriormente.]

            Richard escucha esta interpretación con gran interés y atención y parece muy aliviado (nota II.) (Inmediatamente después de empezar a dibujar preguntó si se podía llevar los

dibujos a su casa. M.K. le respondió que preferiría que los dejara para poderlos mirar cuando quiera hacerlo. Ahora se siente halagado por esta sugestión, interesándose especialmente al ver que M.K. pone la fecha en cada uno de ellos. Sin duda, se da cuenta de que los quiere conservar. La sensación de estarle haciendo con ellos un regalo, entra en el material en varias oportunidades.)

            Al irse, comenta que tiene muchas ganas de pasar el fin de semana en su casa.

 

Notas de la sesión número doce

            1. De este material podemos inferir otras conclusiones que no han sido interpretadas. Richard siente que se ha comido a sus padres (los conejos), y que éstos forman ahora parte de sí mismo: son el número 7 del U 72. Este aspecto voraz y destructivo de si mismo, está expresado por la U (el submarino enemigo peligroso), mientras que sus aspectos "buenos" lo están por el número 2 (el "lindo" número par que tanto le gusta). El 2 también le representa a él, aliado con John, lo cual implica que también ha internalizado a éste (y a Paul) tanto en su aspecto malo (voraz) como en su aspecto útil (como aliado). La parte "linda y par" de sí mismo, el número 2, no constituye sólo, por lo tanto, la parte buena suya que contrasta con la parte submarino, sino que como está aliada con el hermano malo, también es vivida como peligrosa. La parte "linda, par", tiene así el sentido particular de ser una parte hipócrita, aparentemente suave. Este punto queda completamente confirmado por toda la formación caracterológica de Richard. Como se verá en sesiones posteriores, tenía una fuerte tendencia (de la cual él mismo desconfiaba profundamente) a mostrarse agradable, halagador, etc. El U 72, con las asociaciones surgidas en esta sesión y confirmadas por el material anterior y posterior, revela de manera clara la estructura de su yo, e incluye aspectos disociados de sí mismo, como ser impulsos ávidos y destructivos, tendencias reparatorias y amorosas, otras de carácter apaciguador e hipócrita, y algunas de las figuras internalizadas: padres cortados, matados y devorados que se han convertido en objetos dañados, hostiles, vengativos y devoradores de su mundo interior. (Véase, como ejemplo de esto, la figura del pájaro devorador que representa a la madre internalizada en la sesión número cuarenta y cuatro.) Dos sesiones más tarde, cuando Richard hubo tomado conciencia de su avidez y de sus celos, añadió rápidamente el U 2 al dibujo, y dijo después que era él mismo. Explicó, al mismo tiempo, que el periscopio atravesaba tan violentamente el U 102 y el U 16 porque estaba muy enojado con ellos. Yo interpreté entonces que una parte de si mismo estaba muy enojada con otra, la parte submarino enemigo y ávido. La parte punitiva de sí mismo (el superyó), aunque es vivida como alguien que hace lo que debe hacer, también está enojada y es agresiva, y por ello también está representada por un submarino. Pero como es mala y buena al mismo tiempo, la svástica del U 2 no le sale con una forma clara, sino como una mezcla de svástica y de bandera británica.

            Elijo en este momento este ejemplo para ilustrar y demostrar con él mi afirmación de que el yo se va formando desde el principio de la vida post-natal, mediante la internalización de objetos. Y también que los procesos de disociación del yo están ligados a aspectos disociados del objeto. El material referente a la caza y repartición de los conejos, surgió tras haber dicho Richard que quería meterse dentro de mi mente. (El material de las ratas de la décima sesión.) Esto lo interpreté como el deseo de penetrar dentro de su madre, morderla y comerse el contenido de su cuerpo, todo lo cual nos llevó entonces a ver los procesos más tempranos de internalización, que son el devorar el pecho materno, y que dan origen a la fantasía de tener objetos internos dañados y devoradores a su vez. Dicho en otras palabras, podemos seguir la formación de la estructura del yo de Richard hasta una época muy temprana en la que se dan contenidos incluso preverbales. Estos procesos pueden ser vistos, no sólo en niños como éste de diez años, sino también en los adultos, aunque éstos como es natural, presentarían este material de una manera diferente a como lo hace el niño, si lleváramos el análisis hasta los estratos más profundos de la mente.

            II. Aunque Richard recibió con gusto el papel y los lápices y comenzó a usarlos inmediatamente, al principio sintió una inhibición para expresar sus pensamientos inconscientes. Lo primero que dibujó fue el Salmon y el submarino situado en la parte superior del dibujo número uno. Después tachó los tres barcos que dibujó a continuación. y sólo tras haber hecho el Truant el Sunfish y el U 72, pudo hacer los demás submarinos de mayor tamaño. Para entonces yo ya le había interpretado el temor que sentía de hacerme daño al dibujar, interpretación ésta que podemos asociar con el hecho de que, al terminar el primer dibujo, me dijera que habla hecho marcas de lápiz en la página vacía de abajo. En el dibujo 2 se expresa ya con más libertad, así como también lo hace en las asociaciones, mientras que, luego, las interpretaciones de estos dos primeros dibujos provocan, a su vez, la riqueza del material del número 3. Esto constituye una prueba de algo que mi experiencia me ha demostrado: que al encarar las asociaciones del paciente y el material inconsciente que éstas contienen (como, por ejemplo, analizando los sentidos específicos inconscientes de su actitud, conducta o asociaciones mediante una interpretación dada en el momento oportuno), influimos sobre la cantidad y la calidad del material que puede obtenerse y ejercemos una influencia fundamental sobre el curso posterior del análisis.

 

SESION NUMERO TRECE (Lunes)

Richard parece vencido y triste. Le cuenta a M.K. que durante el fin de semana su madre se enfermó y a causa de ello no ha podido volver a "X" con él. Comió un pedazo de salmón que le sentó mal, a pesar de que a ninguno de los demás que lo comieron les hizo nada. Con lágrimas en los ojos dice que se siente muy triste por tener que dejar su casa, sus padres y todas las cosas que le gustan[4], y que aun­que no se lo ha dicho a su madre, sintió que no quería volver a anali­zarse. Se preguntó a si mismo, si M.K. traería sus dibujos, el papel y los lápices, pensando que no lo haría. (Habla de manera indiferente, con palabras entremezcladas con largos silencios.)

M.K. interpreta que teme que los dibujos que hizo en la sesión anterior le hayan hecho daño a ella. Pueden haberla dañado o aun matado, o quizás haberla convertido en una enemiga "mala". Por esto no esperaba que se los trajera otra vez. También la gran preocu­pación que siente por la enfermedad de mamá está relacionada con el temor de haberla dañado mediante los ataques expresados en los di­bujos. En dos de ellos, el submarino Salmon tuvo un importante pa­pel y ahora resulta que su madre se ha enfermado de verdad por causa de un salmón que se ha comido, lo cual refuerza su temor in­consciente de ser él el responsable de su indisposición.

Richard empieza entonces a dibujar. Tras mirar repetidamente el dibujo número 3, dice que lo está copiando de manera exactamente igual, para darle uno de ellos a su mamá. Cuando termina (dibujo 4), se sorprende al ver que le ha salido muy diferente del original. Decide inmediatamente no dárselo después de todo. Mientras dibuja habla de una tragedia: sus canarios se están quedando calvos.

M.K. le señala que en la copia (dibujo 4), la estrella de mar que le representa a él mismo siendo un bebé ávido, está más alejada de la planta que simboliza a los pechos de su madre. Esto lo ha hecho por temor a dañarla con su voracidad. Sin embargo, ahora ha dibujado dos submarinos, en vez de uno como hay en el dibujo número 3, el cual le representaba a si mismo torpedeando (o con la posibilidad de torpedear) al "hermoso barco", que simbolizaba a sus padres.

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Richard indica entonces que en el dibujo 4, el torpedo no va en dirección al barco y que por lo tanto no lo puede dañar. Añade que ahora hay dos peces, que son papá y mamá, observando cuidadosamente al submarino para que éste no haga daño.

M.K. interpreta que el deseo de hacer una copia exacta de su dibujo para dársela a su madre, también expresa que siente que no debería querer más a M.K. que a ella, cosa que parece haber sentido aun respecto a su mamá y la niñera, ahora representada por M.K. Como piensa que el dibujo del "hermoso barco" es un regalo, se siente tanto más culpable de habérselo dado a M.K. cuanto que aho­ra su mamá está enferma; por eso, y porque quiere hacerla sentir bien otra vez, piensa que el "hermoso barco" puede ayudar a cu­rarla, mas al no haber podido hacer una copia exacta, ya no se lo quiere dar. La causa por la cual hay diferencias entre los dos dibujos (números 3 y 4), es el temor de haber dañado a sus padres. En el di­bujo 4 trata de no hacerles daño y de que ellos le vigilen. Esto es igual a lo que le pasó cuando, durante el análisis, M.K. descubrió los sen­timientos agresivos que tenía y Richard pensó que M.K. le podría ayudar a controlarlos. Luego, le pregunta a quién representa el segundo submarino.

Richard contesta que a Paul. Tras lo cual, nota con sorpresa que se ha "equivocado" con el color del barco en el dibujo 4, pues es di­ferente del que le puso en el 3.

M.K. interpreta que papá y mamá, que en el dibujo anterior estaban representados por las chimeneas, ahora están de color rojo, probablemente porque teme que estén dañados. Además ha hecho la chimenea de la derecha un poco más gruesa, y por otro lado las dos, que simbolizan los órganos sexuales de sus padres, tienen ahora el mismo trazado de humo. Todo esto expresa el deseo que tiene de que sean ambos iguales, para que así no haya ningún lío entre los dos (nota 1). Le recuerda a los canarios que se están quedando calvos, y le dice que representan lo mismo que las chimeneas: sus padres daña­dos.

Richard contesta que, en efecto, su padre sé está quedando calvo y que a menudo se siente mal; pero que es bueno y que le quiere mucho... Tras lo cual añade, con gran sentimiento, que hay "algo bueno" en que papá no esté bien, pues a causa de ello ha sido eximi­do de la última guerra...

M.K. le señala lo fuerte que es la lucha entre sus sentimientos de amor y odio, y que la culpa que siente le preocupa cada vez más.

Richard está mucho menos triste al irse. Pide a M.K. que le vuel­va a traer los dibujos y además los juguetes de la primera sesión, pues ahora puede tener ganas de jugar con ellos. Durante las interpretaciones a veces se ha distraído, pero en otras ocasiones se ha quedado mirándola con mucho interés y comprensión, en particular al in­terpretarle M.K. el conflicto entre el amor y el odio, el temor a no poder controlar sus impulsos destructivos, y las ganas que tiene de reparar. Al finalizar la hora hace el dibujo número 5 y comenta que la silueta que está en el ángulo izquierdo inferior, en la cual ha pues­to el puntaje de los aviones británicos y alemanes abatidos, represen­ta también un hangar en Dover. (Este dibujo está analizado en la sesión número dieciséis.)

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Nota de la sesión número trece.

1. Podemos llegar a la conclusión de que la envidia que Richard siente de la fertilidad de su madre y la potencia de su padre, la proyecta sobre ellos mismos. Al hacerlos iguales, la madre no tiene ya por qué envidiar al padre, ni el padre a la madre.

 

 SESIÓN NÚMERO CATORCE (Martes)

            M.K. ha traído los juguetes[5] y los coloca sobre la mesa. Richard se interesa mucho por ellos y empieza en seguida a jugar. Primero coge los dos columpios, pone uno al lado del otro, los hace balancearse y finalmente los deja otra vez juntos diciendo: “Se están divirtiendo”. A continuación, llena uno de los vagones del tren, al que llama de carga, con muñequitos, y dice que los “niños” se van en viaje de placer a Dover. Añade a esos una mujer de tamaño un poco mayor, vestida de rosa, y la llama mamá. (En todos los juegos sucesivos, esta muñeca representó el papel de madre). (Nota I.) Agrega que también ella se va en viaje de placer con los niños. Tras esto añade también a uno de los hombrecitos de mayor tamaño, al que llama el “ministro” porque lleva sombrero, pero en seguida lo saca del vagón, lo sienta en el techo de una casa, pone a su lado a la mujer rosa y los dos se caen. Entonces los recoge, los coloca solos en otro vagón, mirándose el uno al otro y dice: “Mamá y papá se están haciendo el amor”. Saca los muñecos pequeños del primer vagón, elige uno y lo coloca en el segundo de manera que queda mirando a la pareja que está en el primero.

            M.K. interpreta que los columpios representan a sus padres, colocarlos uno al lado de otro y decir que se están divirtiendo significa que están en la cama, mientras que los movimientos de vaivén indican sus relaciones sexuales. Cuando dice que la mujer rosa, a la que ha llamado mamá, se va en viaje de placer con los niños, quiere con ello expresar que sus padres no deben estar juntos. De la misma manera, si bien permitiría que M.K. estuviera con él y con los demás niños (Paul, John, etc.), no le dejaría estar con ningún hombre que representara al señor K. Interpreta también que tras haber separado a sus padres, se sintió apenado y culpable, y que por eso ha vuelto a traer a papá, que está representado por el “ministro”. Al sentar a los dos sobre el techo de la casa les permitió, igual que antes lo hizo con los columpios, que tuvieran relaciones sexuales, mientras que cuando se cayeron, lo cual implicaba que estaban heridos, los puso solos en un vagón mientras el “niño”, que es él mismo, miraba cómo se “hacían el amor”, desde otro, aunque manteniendo con ellos una relación amistosa. (Desde ahora en adelante, esta combinación de tres figuras, a veces representada por animales, expresó la buena relación con los padres, nota II).

            Richard hace varios grupos con los muñequitos: pone a dos hombres juntos, después coloca una vaca y un caballo dentro del primer vagón, y una oveja en el segundo. Arregla las casitas hasta formar con ellas un “pueblo y una estación”, hace correr el tren alrededor de ésta y después penetra adentro de la misma. Como ha dejado muy poco espacio entre las casas, el tren al pasar las tira, y debe volver a colocarlas bien otra vez. Luego de eso empuja el otro tren (al que llama tren “eléctrico”) y los dos trenes chocan. Al ocurrir esto se perturba mucho y hace que el eléctrico atropelle todas las cosas. Los juguetes quedan amontonados, por lo cual comenta que todo está hecho un “revoltijo” y un “desastre”. Al final, sólo el tren “eléctrico” queda en pie (nota III).

            M.K. interpreta que el viaje de placer que los niños hacen a Dover significa que también ellos quieren tener relaciones sexuales como sus padres; pero que llevarlos justamente a Dover, que recientemente ha sido muy dañada por la guerra (tema al cual se refirió en el dibujo 5, significa que las relaciones sexuales de sus padres le parecen peligrosas. Este peligro también lo expresa al colocar al “ministro-papá” y a la mamá en el tejado, del cual luego se han caído. Al final, todo termina en un desastre. Interpreta además, que teme que el análisis también termine en desastre, y que esto pueda ser por culpa suya, de la misma manera que siente que puede haber sido él quien haya dañado a su mamá. Le hace recordar al perro que tuvo que ser destruido, y la mención que hizo de la muerte de su abuela (véase segunda sesión).

            Richard queda profundamente impresionado por esta interpretación y sorprendido de que sus pensamientos y sentimientos puedan verse en sus juegos.

            M.K. interpreta que al reconocer que sus juegos expresan lo que él siente, está también reconociendo que ella le esclarece las cosas que le pasan, y todo ello le demuestra que tanto el análisis como M.K. son buenos y útiles. Ahora ella representa a la madre buena que le ayuda después de todo, y a pesar del “desastre” que cree que ha ocurrido por su culpa (la de Richard).

            Richard pregunta si lo que ha pasado al final significa que el tren “eléctrico” es él mismo y que es el mas fuerte de todos.

            M.K. le recuerda que él era en efecto el mayor de la familia y el mas poderoso, en la representación de sí que hizo en el dibujo 2, con el submarino.

            Entonces, tras una pausa, Richard empuja los juguetes hacia un lado y dice que se ha “cansado” de ellos, poniéndose a dibujar en forma muy elaborada y con gran deleite (dibujo 6)[6]. Al hacerlo, comenta que hay muchos bebés-estrellas de mar, que están “ardiendo de furia” y que tienen mucha hambre. Como quieren estar cerca de la planta (la cual todavía no ha dibujado), arrancan de allí al pulpo. Tras esto, decide dibujar ojos de buey en el Nelson.

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            M.K. interpreta que los ojos de buey son bebés igual que las estrellitas de mar y las chapas de patente del auto negro (novena sesión) y que desearía que su mamá tuviera bebés para que se sintiera mejor. Arrancar de allí al pulpo malo, significa que él y Paul arrancan de adentro de mamá el órgano sexual malo de papá, mientras que unido a John, le arranca el pene-Hitler a M.K., y todo esto es porque cree que el salmón que enfermó a mamá durante el fin de semana es también el genital malo de papá. Hacer los ojos de buey, también implica tener un acceso mas fácil al cuerpo de su madre y no tener así que arrancarle las cosas de adentro. La planta a la que se quieren acercar los bebés, simboliza el pecho materno, su genital y su interior, y los bebés quieren estar cerca de él, alimentarse y meterse adentro. También se alimentan de M.K. pues el análisis es ahora comida. Por todo esto, si arrancan de allí al pulpo, no es sólo porque éste sea malo para mamá, sino también porque los bebés están “ardiendo de furia” debido a los celos que tienen de él, al hambre, y al deseo de ocupar su lugar. Le recuerda además M.K. que ya antes le ha interpretado que estos celos, su enojo y el deseo de

que papá haga daño a mamá, hacen que luego tema a este papá “malo”. (El vagabundo de la primera sesión, y ahora el pulpo). En el juego ha estado todo el tiempo fluctuando entre los celos (al separar la figurita rosa que representa a mamá de papá, que es el ministro), y el deseo de unir a sus padres (y permitirles que se hagan el amor). En realidad los padres no son malos en este juego, sino que tienen relaciones sexuales, lo cual le hace sentir a él una “ardiente furia” de celos.

            Richard dice: “Si, los bebés quieren estar ahí (quiere decir, cerca de la planta), y no quieren que esté el pulpo malo”. Pero al mismo tiempo parece haber aceptado también, hasta cierto punto, la interpretación de M.K. de que si ataca a su padre no es sólo porque su genital -”el pulpo asqueroso”- sea malo, sino también porque tiene celos de él... Entonces vuelve a mirar los dibujos, añade rápidamente el U 2 al primero (sesión número doce), y dice que es él mismo, y que ha debido de atravesar al U 102 y al U 16 con el periscopio por estar muy enfadado con ellos.

            M.K. interpreta, que ya en otra ocasión (sesión doce) le dijo que una parte de sí mismo odiaba a la otra, representada por el submarino enemigo. La parte de sí que ataca a esta parte del submarino -John y Paul malos-, aunque por una parte es vivida como una fuerza que le frena y que castiga sus tendencias agresivas, también actúa en forma enojada y hostil, razón por la cual también está representada por un submarino. [Superyó temido]. Sin embargo, como siente que esta parte de sí mismo está haciendo lo que debe de hacer, la svástica del U 2 le ha salido confusa, pareciéndose a una mezcla de svástica y de bandera británica; es decir, una mezcla de lo que siente que son sus partes buenas y de lo que son sus partes malas (nota IV).

 

Notas de la sesión número catorce

            1. Algunos de los juguetes conservaron a través de todo el análisis el mismo significado simbólico, como, por ejemplo, el “tren de carga” y el “ministro”. Otros, en cambio, pasaron a representar diferentes papeles, lo cual resulta de interés por cuanto sugiere que los símbolos no siempre tienen el mismo significado.

            11. El deseo de mantener unidos a los padres, aunque vigilados, tiene muchas causas, entre las cuales, como es natural, se encuentra una gran curiosidad sexual y el deseo de controlar a la pareja; pero, además, el observar a ésta significaba para Richard la seguridad de que sus padres no se hicieran daño entre sí sino que realmente se “hicieran el amor”. En la introducción me he referido a la gran capacidad de amar que tenía este niño, la cual se expresó a través de todo el análisis, junto con el deseo de reparar. Estos factores, que permitieron que los rasgos depresivos dominaran sobre los esquizoides, explican también el que Richard fuera un paciente tan cooperativo y permitiera que un análisis tan corto diera sus frutos.

            111. Una de las ventajas que trae la técnica de juego, en particular cuando se hace con juguetes pequeños, es que al expresar con este medio una gran variedad de emociones y de situaciones, el niño nos acerca lo mas posible a lo que le está ocurriendo en su mundo interior. Hasta cierto punto, esto también se expresa en los dibujos, en otras formas de juego y en los sueños, pero cuando el niño juega con juguetes pequeños es cuando podemos ver con mayor claridad la expresión de todas sus tendencias opuestas. El hecho de que Richard pudiera producir en seguida tanta cantidad de material importante, nos hace recordar la bien conocida experiencia de que, a menudo, los pacientes revelan muchos de sus contenidos inconscientes ya en el primer sueño que traen al análisis. Se puede observar también que con frecuencia estos sueños anuncian el material que mas tarde representará un importante papel en el transcurso de todo análisis.

            IV. Es interesante notar que aunque la interpretación del juego de Richard le produjera una resistencia tan grande que tuviera que dejar de jugar, siguió, sin embargo, dibujando con ahínco y produciendo con esta actividad un material referente a emociones anteriores mas fundamentales aún: ansiedades orales agudas sobre sí mismo y sobre su padre, y la conspiración hecha con el hermano en contra de ése. La conclusión a que esto nos lleva, es la de que, si bien por una parte se puso en funcionamiento una fuerte resistencia que el obligó a abandonar el juego, por otra, aceptó hasta cierto punto las interpretaciones, produciéndose así la emergencia de contenidos nuevos. Aunque la necesidad de expresar su inconsciente no quedó disminuida, el medio del que se valía para ello -los juguetes-, se convirtió en ese momento en algo malo, razón por la cual tuvo que continuar haciéndolo mediante el dibujo. También en los adultos vemos que a veces se ven obligados a abandonar una línea de asociaciones debido a la emergencia de resistencias, aunque al mismo tiempo podamos obtener nuevos contenidos inconscientes en los sueños que siguen a dicha sesión o incluso en el recuerdo emergente en ese momento de sueños que antes no habían sido contados al analista.

 

SESION NUMERO QUINCE (Miércoles)

Richard dice que esperaba que su mamá viniera, pero que no lo ha hecho por tener dolor de garganta. Esto le ha causado una desilu­sión, pero lo que le preocupa sobre todo es el que esté enferma. Em­pieza a jugar, y muchos de los detalles de su juego se asemejan a los descritos en la sesión anterior. Balancea los columpios, forma distin­tos grupos con los muñequitos, y una y otra vez los arregla de mane­ra que queden dos figuras (a veces animales) en un vagón, mientras que en el otro queda una sola. De pronto, un perrito de juguete da un salto, se sube a un vagón y echa afuera al "ministro" (nota 1) al que Richard coloca entonces en el techo. Dice que los niños se van solos en los dos trenes a hacer un viaje de placer, pero después decide que la madre rosa vaya también con ellos. Aunque comenta que ambos trenes van a pasar sin peligro a través de la estación, los muñequitos se empiezan a caer, y al final el tren eléctrico atropella todas las cosas y queda como único sobreviviente (nota II). Tal como lo hizo ya en la sesión anterior, tras el desastre empuja a un lado los juguetes y dice que no le gusta jugar. Entonces empieza a dibujar con avidez, cobrando un aspecto más vital y menos deprimido...[7] En primer lu­gar termina el dibujo 6, añadiéndole algunos detalles que va señalando a M.K.: por ejemplo, pinta de rojo el pulpo, y le coloca una bo­ca. Comenta que los dos peces están cuchicheando y que están ade­más molestando al pulpo porque éste les hace cosquillas con los ten­táculos. El pulpo tiene mucha hambre y quiere comida. Mientras co­lorea las estrellas de mar, comenta también que va a "dar vida a los bebés"[8], los cuales, hasta ahora, sólo eran de "gelatina". Las dos más chiquitas que están entre las plantas todavía no están del todo vivas. Al poner el color, añade las plantas, y explica que los dos pe­ces que cuchichean entre si son él y Paul molestando a papá, agre­gando luego, que mamá no está en el dibujo.

M.K. interpreta que sí está representada por la planta que sim­boliza su pecho, su órgano sexual y el interior de su cuerpo. Pero que como él teme que la lucha por ella la pueda destruir, no quiere admi­tir que esté presente; en cambio, al darle tantos bebés (las estrellas de mar y los ojos de buey) piensa que la está haciendo revivir, y sentirse mejor. Tampoco quiere que M.K. esté allí, para salvarla así de sus ataques voraces y de los de John. En la última sesión creía que mamá se había enfermado porque el pulpo papá se la está comiendo; pero cuando los bebés hambrientos llenos de "furia ardiente" le sacaron del lugar, vio que también ellos la habían dañado, y que también se la querían comer. El estar haciendo él y Paul un complot contra el pulpo papá, también significa matarle de hambre, ya que ha dicho que el pulpo estaba hambriento. Interpreta además M.K., que los dos peces son papá y mamá que cuchichean sobre lo que los niños hacen (1o mismo hacen M.K. con el sospechoso K.). Esto significa que Richard teme que sus padres hayan descubierto su complot y a su vez se unan contra él tal como él lo hace con Paul. [Ansiedad per­secutoria y miedo a la venganza.] Como por otra parte también M.K. está ahora descubriendo sus secretos, teme que entre en un complot contra él.

Richard entonces indica que mamá está presente en el dibujo ba­jo otra forma, pues es el barco Nelson, mientras que papá es el submarino Salmon. Vuelve entonces a repetir que su madre se enfermó al comer salmón. (Resulta evidente que ahora ha asociado su enfer­medad con el contenido inconsciente del dibujo.)

M.K. interpreta que el pez pequeño que está entre el Nelson y el Salmon es él mismo, que quiere separar a sus padres para que el papá peligroso no dañe a mamá (y para que el peligroso Hitler no destruya a M.K.), pero que también los separa porque tiene celos de ellos.

Richard entonces dibuja una batalla de aviones, y dice que el avión grande y feo que está cruzado (es decir, abatido), es Paul; pero inmediatamente se contradice y añade que es su tío Tony, a quien no quiere.

M. K se pregunta entonces que quién es el que ha abatido a Paul o a su tío (el avión feo).

A lo que Richard contesta sin dudar un momento: "Yo”.

M.K. le pregunta entonces quién le consiguió el cañón antiaéreo para hacerlo.

Richard se ríe y contesta: "Se lo robé a tío Tony, que es artille­ro". Muy divertido con esto, empieza a explicar que el avión británi­co -el lindo- es mamá, al cual él protege con su gran cañón contra el papá malo, contra Paul y contra su tío, matándolos a todos.

M.K. interpreta que tío Tony, al que no quiere, representa a pa­pá malo, y que siente que le ha robado el pene (el cañón) pudiendo de esta manera tanto atacarle a él como salvar a su mamá.

Richard, entonces, hace el dibujo 7 y lo explica. Las estrellas de mar son bebés y el pez es mamá, la cual ha puesto la cabeza sobre el periscopio, para que el submarino no vea al barco británico. Así logra engañarle, pues desde el submarino sólo se puede ahora ver el color amarillo. No sabe cuál va a quedar destruido, si el submari­no o el barco U. También el pez gordo de arriba es mamá; ésta se ha comido a una estrella de mar, la cual ahora se está abriendo camino a través de ella, con sus bordes, y la está dañando. El submarino del fondo es muy perezoso y duerme en vez de ayudar al otro y riéndose agrega: "Está roncando", tras lo cual añade: "Paul ronca de verdad".

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M.K. interpreta que el submarino alemán de arriba que ataca al otro submarino, representa a Richard atacando a su papá. El submari­no de abajo que "ronca", es evidentemente Paul, que le ha abandonado, resultando ser un mal aliado. John y él atacan también al Sr. K., pero tampoco puede fiarse de John. Mamá, por su parte, al proteger al barco británico y tratar de engañar al submarino alemán que representa a Richard, ha tomado el lado de papá (nota III) y también le ha abandonado a él. En cuanto a Richard, éste quiere castigar al papá-Hitler por haber metido dentro de mamá un órgano genital-es­trella de mar tan peligroso -y también el pez gordo de arriba-, el cual le daña el interior de su cuerpo. Pero por otra parte, también piensa que mamá es muy ávida, pues se está comiendo el genital-es­trella de papá, o sea, el salmón de verdad que la enfermó. Esta estrella de mar que se encuentra dentro de mamá, también es un be­bé, y si mamá está gorda es porque el bebé está creciendo dentro de ella. Esto lo expresó ya en la sesión anterior (dibujo 6) cuando habló de los bebés que todavía eran de gelatina y no estaban vivos; tratába­se de bebés que aún se estaban desarrollando. M.K. interpreta tam­bién que los dos torpedos representan el salmón de papá y los genita­les-submarinos de Richard, y que los ha pintado de rojo porque se están devorando entre sí.

Richard escucha todo esto con gran interés, aunque a veces tiene dificultad en aceptar alguna de las interpretaciones. Cuando se va es­tá mucho más contento y más amigable. En cierto sentido, la si­tuación de esta sesión es similar a la de la anterior: tras el juego apa­recen resistencias, pero en los dibujos que hace a continuación, se da una gran riqueza de asociaciones y de material. Hacia el final de la sesión, el niño se pone mucho más deprimido, y la sensación de no po­der reparar y de ser abandonado por la madre y el hermano, le susci­ta ansiedad y sentimiento de soledad. En el dibujo 7 hay una canti­dad de estrellas de mar sin colorear, lo cual significa que siente que no les puede dar vida. La depresión también se debe a que su madre todavía no está bien, cosa que para Richard supone la fantasía de una tremenda enfermedad o el nacimiento de un bebé muy peligroso. En contraste con esta madre enferma, M.K. representa una madre sa­na (casi diría, la niñera sana en contraste con la madre enferma), lo cual, en la transferencia, le permite expresar tanto los ataques dirigi­dos contra su madre como la ansiedad que siente ante su enfermedad.

 

Notas de la sesión número quince

1. Con frecuencia, ciertos contenidos que surgen en los análisis de niños y de adultos, parecen muy similares a otros que ya han apareci­do antes. Por ello debemos prestar mucha atención para descubrir cualquier detalle nuevo que surja, aunque aparentemente parezca in­significante, ya que puede estar introduciendo aspectos nuevos de estos contenidos. En este caso particular, por ejemplo, el ataque al padre, aunque representado naturalmente en forma simbólica, tiene un carácter más preciso y directo que los anteriores.

Si el material se repite una y otra vez en forma obsesiva -y de nuevo esto es aplicable tanto a los análisis de niños como al de adul­tos-, cabe pensar en dos posibilidades: una es que el analista no se haya dado cuenta de ciertas variantes sutiles que deberían de haber sido interpretadas; otra, es que la actitud obsesiva del paciente no haya disminuido aún y precise una mayor investigación.

II Es algo bien sabido que los intentos que a veces hacen los ni­ños pequeños por llevar a cabo tareas constructivas, quedan dificul­tados por su falta de habilidad manual. Cuando los niños empiezan a pintar, por ejemplo, suelen borronear los dibujos, tomando luego es­te hecho como una evidencia de que sus impulsos destructivos predo­minan sobre los constructivos y reparadores. Se observa a menudo, que cuando los esfuerzos que están haciendo fracasan, rompen el pa­pel o hacen un emborronamiento aún mayor. Una de las causas de esta actitud, es que la falta de confianza en sí mismos, y la desespera­ción, refuerzan sus tendencias destructivas.

Richard tenía un intenso temor inconsciente de que sus juegos -que, como hemos visto, expresaban deseos y procesos tan fundamentales- terminaran en un "desastre", y estaba muy decidido a evitarlo. Los juguetitos se caían con facilidad, y cada vez que ello ocurría, se desesperaba y se odiaba a sí mismo, ya que para él esto constituía una prueba de su incapacidad para controlar sus impulsos agresivos o para hacer reparación. Como consecuencia de todo ello, dichos impulsos destructivos y la angustia persecutoria se veían re­forzados, y entonces todo lo desordenado y la pila de objetos destruidos, le parecía que se convertían en enemigos peligrosos, que tenían a su vez que ser destruidos. Por todo esto, el juego terminaba siempre con que una parte peligrosa de sí mismo, el tren "eléctrico", quedaba como único sobreviviente, y como consecuencia final se sentía tras ello agobiado por la soledad, la ansiedad y la culpa, que a su vez debía de negar.

III. Al expresar Richard que su madre -el pescado- protegía a su marido de los hijos peligrosos, se sintió muy perturbado, pues vivenció que era abandonado por ella y que los dos padres se unían en su contra; por otro lado también se mostró satisfecho de que la madre protegiera al padre de sus impulsos peligrosos. Esto nos trae un esclarecimiento sobre un rasgo importante de la situación emo­cional de los niños, sobre todo durante el período de latencia. El ni­ño siente, en efecto, que sus padres deben de vivir en armonía, y si llega a creer que ha conseguido estropear la relación que mantienen entre si, aliándose con uno en contra del otro, esto constituye para él una fuente de gran conflicto e inseguridad. Ya he mencionado antes la inseguridad que siente si sus padres o las demás personas de auto­ridad que viven con él no se llevan bien, cosa que ocurre en especial durante el período de latencia, a pesar de que este coexista con el de­seo opuesto: que uno de los padres se alíe con él en contra del otro.

 

SESIÓN NUMERO DIECISÉIS (Jueves)

Richard demuestra una particular alegría al ver a M.K. Le dice que la "quiere muchísimo" y que es muy "dulce" y continúa luego contando que su madre no ha venido aún, y que aunque esto ya no le importa tanto, lamenta que todavía no se encuentre bien (está tratando de ser razonable, pero tiene un aspecto serio y decaído). Empieza a jugar en seguida, formando otra vez grupos con los juguetes. Coloca a algunos niños juntos y al "ministro" en el tejado, solo; después pone al "ministro" y a la mujer rosa juntos. Luego hace grupos de animales metiendo una vaca y un caballo en un vagón, mientras desde el otro una oveja los está mirando. Un detalle nuevo aparece: cuando el ministro se cae del tejado es porque un hombrecito lo em­puja, situación que es seguida de la misma actividad de la sesión an­terior: el perro salta dentro del vagón y saca afuera al hombre que había adentro. Construye otra vez la "estación" (usando la misma casa que usara la vez pasada) y dice que se trata de los barrios bajos que rodean a ésta. En este momento parece preocupado y tiene difi­cultad en contestar a M.K. cuando ésta le pregunta por el aspecto que tienen los barrios bajos. Sin embargo, dice al fin que en ellos viven niños sucios y que hay muchas enfermedades, y al decirlo separa de entre los juguetes algunos que tienen pequeños defectos, mientras comenta que no los quiere. Hace andar entonces los dos trenes, hasta que el de carga choca con el eléctrico. De repente, muerde la torre de una casa a la que llama la "iglesia", el perro muerde también a alguien y a esto sigue un desastre, en el cual todo se cae menos el perro, que queda como único sobreviviente. Una vez más deja de lado los juguetes, como lo hizo tras los desastres anteriores, y dice con aire preocupado que está "cansado" de ellos. Se levanta, da una vuelta por la habitación y sale por la puerta. Al contemplar el paisaje de afuera se pone más alegre (con una admiración genuina), y hace un comentario sobre su belleza. Luego, de vuelta en el cuarto, empieza a dibujar; dice que está haciendo "un cuadro salvaje" (dibujó 8). Cuando M.K. le pregunta: "¿Por qué salvaje?", contesta que no sa­be, y que simplemente se siente así. Cuando ya ha dibujado parte del dibujo, explica que las estrellas de mar son "muy comilonas", y que están rodeando al Emden que está hundido, pues lo quieren atacar. Lo odian y quieren ayudar a los británicos. También indica que el pez está a punto de tocar la bandera, pero que tanto él como las estrellas de mar están "en el camino" del submarino Salmon, el cual quiere hacer el salvamento del Emden hundido. Luego decide que el pez no estorba, después de todo, sino que, por el contrario, está ayu­dándolo en la tarea.

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            M.K. interpreta que el deseo que siente de hacer un cuadro "sal­vaje", está expresado en las estrellas de mar, las cuales tienen bordes mucho más dentados de lo que los tienen en los dibujos anteriores, y como ha dicho que son "muy voraces", le sugiere que dichos bordes pueden ser los dientes de estos bebés. Si se han acercado tanto al Emden, es porque están atacando los pechos de éste (las dos chimeneas). El Emden hundido es mamá, la cual se muere al ser comida y destruida por sus hijos (y es también M.K. destruida por la voraci­dad de Richard y de John). Papá aparece aquí como una figura buena, pues está tratando de salvar a mamá (el submarino Salmon que hace el salvataje del Emden) mientras los niños malos (las estrellas) tratan de impedírselo (nota 1). En cambio, la parte superior del dibujo representa una situación diferente: en ella, mamá (el pez) está viva, y cerca de papá (casi toca a la bandera), mientras que Richard (el submarino Severn) se encuentra en buenos términos con ambos. M.K. sugiere, además, que el avión británico puede estar representando a Paul, que queda así también incluido dentro de la feliz situación familiar.

            En cuanto al juego anterior, los barrios bajos representan a la madre dañada, la cual se ha enfermado (las enfermedades). Esto significa, como han visto ya antes, que el genital del papá malo (en el dibujo 7 el salmón, y la gran estrella de mar que mamá se comió)[9], la ha enfermado. (Temor estimulado por el dolor de garganta que la madre tiene en la realidad.) Puede tener miedo de que las voraces estrellas de mar (él y John) puedan también enfermar ahora a M.K. Además, al jugar con los juguetes, ha vuelto a atacar en forma directa a papá. En dicho juego, él al principio estaba representado por el hombrecito que empujaba al ministro (papá) para tirarlo del teja­do, y luego por el perro que echaba al hombre del vagón (nota II).

            Richard se pone a mirar algunos de los dibujos anteriores, y en particular el 5, el cual no fue analizado en el momento de ser hecho.

            M.K. entonces le pregunta qué cree que significa, y como Richard no quiere contestar, ella interpreta que los aviones británi­cos son la familia.

            Richard se muestra entonces interesado y con deseo de cooperar, y dice que el bombardero alemán tachado, que está en el lado de­recho, también lo representa a él. De repente se inquieta, se pone de pie y (tras una evidente lucha interior) dice que tiene un secreto que no puede contar a M.K., pero casi inmediatamente lo relata: anoche se ensució los pantalones y la cocinera se los tuvo que lavar. Agrega con vergüenza que esto no le pasa con frecuencia, pero que a veces cree poder contener "lo grande" y luego resulta que al final no puede hacerlo.

            M.K. interpreta que se ha acordado de su "secreto" en el mo­mento en que reconocía que en el dibujo él era el bombardero malo alemán, y que esto se debe a que siente que "lo grande" son bombas. Quizá la causa por la cual se ensució los pantalones anoche fuera el temor que tenía de bombardear a su familia con materia fecal; de es­ta manera, ahora puede confesar su temor, poner a prueba si en re­alidad "lo grande" es peligroso y además ha logrado librarse de esta materia fecal secreta que cree que hay dentro de él. También le indica M.K. que en el dibujo las bombas están cayendo sobre el cañón anti­aéreo y sobre uno de los aviones británicos (que por esto está tachado). Hace poco tiempo le contó que le había robado el cañón a su tío y que con él había atacado a él, a papá y a Paul; pero en el dibujo el ca­ñón destruye al bombardero alemán que representa la parte mala de sí mismo, la cual le roba el órgano genital a papá (el cañón) y le ataca con él. Por eso siente que él mismo merece ser castigado y destruido[10].

            Richard señala entonces al hombrecito que está mirando el cráter hecho por la bomba.

            M.K. interpreta que ese hombrecito también puede ser él, pre­ocupado por el daño que ha causado. El cráter es el pecho de mamá, y como el cañón es el órgano de papá (y de su tío), resulta que las bombas fecales de Richard van dirigidas a los dos padres juntos. Y aun más: también el hangar representa a mamá, y Richard (el hom­brecito) ha logrado así, de alguna manera, interponerse entre sus padres.

            Richard señala entonces, que tanto él como su mamá y Paul están aún vivos pues son los tres aviones británicos no dañados; el único que ha sido tocado es papá. En cuanto a los aviones alemanes, dice que el "feo" que se encuentra en el ángulo superior izquierdo, es Paul, el de al lado, él mismo, y el tercero (que está intacto), su ma­má.

            M.K. interpreta que el avión alemán vivo también es ella, mientras que el avión alemán abatido representa a papá destruido. A pesar de esto, en la parte inferior del dibujo papá está vivo y al lado de mamá (el cañón y el hangar).

            Richard añade a esto que también él está vivo, situado en la parte superior del dibujo, ya que los tres aviones alemanes abatidos tam­bién son papá, mamá y Paul, lo cual hace que aquí sea él el único sobreviviente.

            M.K. le interpreta entonces, una vez más, que cuando siente que oscila entre sentimientos de odio, miedo, culpa, y el deseo de repa­rar, la gente (y él mismo) y las situaciones, se transforman en su men­te, convirtiéndose según el caso, en gente mala, o destruida o buena o viva.

            M.K. se ve obligada en esta sesión a darle unos minutos menos de los que le corresponden, cosa que comunica al niño, sugiriéndole que la próxima vez le puede compensar estos minutos.

            Richard pregunta si es que tiene que ver a John más temprano.

 

Notas de la sesión número dieciséis

            1. En este momento están ya siendo expresadas, con pleno vigor, fantasías y deseos de carácter oral que, junto con los contenidos ana­les, representaron una parte importante de este análisis. El Emden hundido del dibujo 8, devorado por las voraces estrellas de mar, representa a la madre de Richard, devorada una y otra vez internamente, y por esto, vivida como si fuera una enemiga y como si estu­viera muerta. Es interesante el hecho de que, a partir del dibujo 3 en adelante, Richard dibujara siempre una línea divisoria, cuyo signifi­cado era que lo que ocurría arriba no tenía ninguna relación con lo de abajo. La interpretación de que al hacer así estaba separando su parte consciente de la inconsciente, fue ampliamente comprobada. También creo, al considerar el dibujo 8, que esta línea expresa una división entre la situación interna y la externa, así como también en­tre el amor y el odio y las situaciones a las que estos sentimientos conflictivos pueden llevar. La posición depresiva está ahora en un primer plano, y uno de los aspectos esenciales de la misma se basa en los peligros que amenazan al objeto interno. El Emden hundido que no puede ser rescatado, representa justamente a la madre de Richard, dañada por su voracidad. (La enfermedad de la madre, aunque de hecho no fuera nada serio, reactivó en el niño antiguos sentimientos de ansiedad y culpa.)

            Al mismo tiempo, el amor y las tendencias reparatorias que están ligadas a la posición depresiva, quedan expresadas por sobre la línea divisoria y en la parte media del dibujo.

            El barco y el avión británico que rondan por encima, representan a los padres buenos y unidos, y al Paul bueno, los cuales tratan de controlar los impulsos destructivos de Richard para evitar el desastre al que llevarían a la familia y a sí mismo si se manifestaran. El pez-madre que casi toca la bandera, la cual representa al padre, y el Sal­mon que trata de salvar al Emden hundido, también son la expresión de las buenas relaciones entre los padres; mientras que los sentimien­tos ambivalentes del niño respecto a esta relación, se expresaron a su vez cuando, al principio, dijo que el pez estaba estorbando en medio del camino, aliado con las estrellas, para luego corregirse y añadir que en realidad no molestaba. El hecho de que en la primera asociación el pez-madre quisiera impedir que el Salmon salvara al Emden, tiene diversas causas determinantes: se trata, en efecto, de un in­tento de negar el que el Emden representa a una madre interna destruida; es además un medio de separar la situación interna de la externa; y significa, finalmente, que la madre interna es diferente de la externa, ya que esta última está aliada con el hijo, mientras que la primera está devorada, siendo por lo tanto hostil y peligrosa. Las estrellas, de mar ávidas, que devoran a la madre e impiden que el Sal­mon padre la rescate, expresan que los impulsos destructivos están en pleno vigor.

            El que Richard haya podido expresar en este dibujo la manera có­mo aspectos tan divididos (diferentes) actúan en forma simultánea, se debe al análisis hecho de los procesos de disociación y de proyec­ción, de los impulsos sádicos, anales y orales; análisis éste que ha permitido además que el niño vivencie, hasta cierto punto, algo de la posición depresiva.

            He mencionado ya que en la novena sesión se podían ir vislum­brando ciertos pasos hacia una síntesis mayor. En ella, en efecto, Richard se sintió preocupado por el odio que sentía hacia Alemania (la madre convertida en mala por el Hitler padre-malo), y por ello eligió a Francia, por la cual tenía simpatía aunque hubiera, como él dijo, "traicionado" a los ingleses. Esto significaba ya que la distan­cia entre la madre buena y la mala se iba haciendo menor, y que el ni­ño se encontraba en mejores condiciones para amar al objeto a pesar de sus imperfecciones. El dibujo 8 nos lleva aun más lejos, ya que la condición necesaria para que se pueda llegar a la síntesis a que lleva la posición depresiva, es que el paciente pueda ir cobrando cada vez más conciencia de su realidad interna y de los aspectos contradicto­rios y disociados de sus emociones y deseos. Todo lo cual se ve en es­te dibujo.

            II. Richard muestra de esta manera, tanto en el juego como en los dibujos, una gran variedad de aspectos, no sólo de diferentes perso­nas (los padres, el hermano y él mismo), sino también de situaciones que según su fantasía pudieran darse como resultado de sus interrela­ciones. Vemos así, por ejemplo, a la madre, quien toca la bandera, lo cual simboliza que se encuentra en buenas relaciones con el padre; y también vemos cómo el padre salva a la madre, mientras que Paul y él mismo se encuentran en buenas relaciones con el barco (los padres).

            La vivencia de estas situaciones se debe en gran parte a la influen­cia de los propios deseos, emociones, y ansiedades del niño que ma­yor impulso tienen en ese momento, y que luego él mismo atribuye a su familia. Tanto en la terapia psicoanalítica de niños como en la de adultos, una parte esencial del tratamiento consiste justamente en ayudar al paciente, mediante las interpretaciones, a que vaya in­tegrando los aspectos disociados y contradictorios tanto de su perso­nalidad, como de las demás personas y situaciones. Este trabajo progresivo de síntesis y de integración, si bien por una parte produce alivio, desencadena angustia al mismo tiempo, pues el paciente va vi­venciando durante el proceso todas las ansiedades persecutorias y depresivas que originariamente provocaron la disociación, ya que es­te mecanismo constituye una de las defensas fundamentales contra estos dos tipos de ansiedad.

 

SESION NUMERO DIECISIETE (Viernes)

Richard tiene un aspecto deprimido. Le cuenta a M.K. que espe­raba que viniera su madre y Paul, que está de licencia, pero que no lo han hecho. Posiblemente lo hagan mañana. Está muy triste por per­derse la mayor parte de la licencia de su hermano, ya que aún si le ve mañana, sólo será por unas horas. Le preguntó a la cocinera (que es­tá todavía en el hotel con él), qué pensaba que estaría haciendo la fa­milia, y la descripción que ella le hizo de mamá y papá sentados fren­te al fuego con Paul y Bobby, le llevó a sentirse tan triste y solo que casi no lo pudo soportar. Con tono indiferente dice que no quiere di­bujar, pero que le gustaría jugar con los juguetes. Sin embargo, pronto los abandona y declara que no quiere jugar, dibujar, ni hablar; ni siquiera pensar. Al cabo de un rato, a pesar de todo, coge de nuevo los juguetes y se da cuenta de que la mujercita se puede sa­car de su base; entonces la tira hacia un lado, y dice que no le gusta. Después le cuenta a M.K. que ha mandado a su mamá un dibujo igual al que hizo ayer (dibujo 8).

M.K. sugiere que al hacer este dibujo para su mamá siente no só­lo que le hace un regalo para que se mejore, sino también que le está confesando que él es el culpable de haberla dañado, tal como lo expresó en el dibujo donde estaba el Emden hundido. Además, se siente también culpable por rechazar a esta mamá dañada (la mujercita que se sale de su base), porque siente que él es el culpable de su enfermedad. Al mandarle el dibujo, está tratando de no rechazar a esta mamá (enferma y vivencialmente para él, muy dañada), y no preferir a M.K., a la que ahora ve como una mamá sin daño alguno, y como su niñera (nota 1).

Richard vuelve a coger los juguetes y hace con ellos varios gru­pos: en uno están dos niñas juntas (dos de las muñecas más pe­queñas); en otro, dos mujeres; el hombre y la mujer los coloca en el tejado de la casa; dos niños forman otro grupo, y una vez más, dos de los animales (una vaca y un caballo) quedan en un vagón uno frente al otro, mientras que desde otro vagón los mira una oveja. Di­ce que todos están contentos. Luego arma dos estaciones: una para el tren de carga que lleva animales, y otra para el expreso (o tren eléc­trico). Deja una gran cantidad de espacio libre, y dispone todos los grupos de manera tal que los trenes puedan pasar entre ellos sin pe­ligro. Tras esto dice con énfasis: "Todo marcha bien; hoy no va a haber ningún desastre". Y agrega, con un tono más dudoso: "Por lo menos, así lo espero". Mueve entonces al perro haciéndole ir repeti­damente de un grupo al otro y finalmente lo coloca al lado de las ni­ñas, diciendo que está meneando la cola por ellas. Mientras hace es­to, pone en marcha rápidamente a uno de los columpios (acción que desde la sesión catorce ha simbolizado las relaciones sexuales de sus padres), y después empuja a un vagón contra las niñas y el perro ha­ciendo que tire a los tres. De repente, un vagón de carbón se escapa de la estación, y empieza a tirar las casas, incluyendo la que en la sesión anterior pertenecía a un barrio bajo. El tren expreso (que en la sesión catorce era él mismo, convertido en el mayor y más fuerte de la familia, y que ahora simboliza a sus padres) atropella y tira el resto de los juguetes; luego, tal como ocurriera en la víspera, al llegar a es­te punto deja de jugar y empieza a dibujar.

M.K. interpreta que no quiere jugar por temor a hacer un de­sastre en la familia, cosa que desea movido por la soledad y la envidia que tiene de ellos, que están en casa todos juntos y felices. Cuan­do tras la interpretación anterior, se sintió más optimista, pensando que quizá lograra no atacarles, empezó a jugar insistiendo en que to­do el mundo era feliz; pero no ha podido terminar el juego por los celos que siente cuando piensa que están todos juntos. Los dos ani­males del primer vagón, y el tercero que está solo en el otro, han representado varias veces la solución que ha encontrado para permi­tir a sus padres que se hagan el amor, y mantenerse en términos amis­tosos con los dos, a pesar de no poder estar con ellos. Pero para esta solución deben de ser sólo tres las personas implicadas, excluyendo con ello a Paul. Otro medio al que recurre para poder seguir jugando en paz, es el de poner juntos a dos niños, que representan a Paul y a sí mismo (grupo que antes no ha formado), con lo cual trata de sepa­rarse de sus padres para no dañarlos, yéndose en cambio a juntar con Paul.

Richard dice entonces que lo que le hace sentir particularmente furioso, es pensar que Bobby está dando ahora la bienvenida a Paul en vez de dársela a él.

M.K. le recuerda que Bobby representa para él un amigo, un her­mano, un bebé y también él mismo. En el juego, el perro ha tirado repetidas veces al ministro-papá del vagón (el cual representa a ma­má) y en la vida real, a menudo le quita el sillón a papá, esto significa para Richard que le quita el sitio que ocupa con mamá. Las veces en que está desilusionado de sus padres y de Paul, puede desear tener hermanitas con quienes jugar, y quizás también para hacerles algo con su órgano genital (el perrito que mueve la cola ante las muñequitas); pero esto le parece peligroso y por ello todo termina en un desastre. El vagón de carbón que destruye la estación, simboliza a Richard atacando a mamá con "lo grande" (bombas) mientras que el expreso que tira todo lo demás, es la pareja de padres que han des­cubierto todas las cosas que él ha hecho y que le castigan y hasta lle­gan a matarle por ello.

Richard empieza ahora a hacer un dibujo similar al primero de los que tenían submarinos, pero pronto lo abandona y rompe la ho­ja. Después hace una gran estrella de mar (dibujo 9), y en cuanto se da cuenta de la cantidad de bordes afilados que tiene, dice que quiere hacer un dibujo lindo, y se pone a colorearla con los lápices de color. A continuación traza un círculo alrededor, llena el espacio de adentro con rojo y comenta: "Está precioso".

M.K. le recuerda que hace dos días (en la sesión quince, dibujo 7), una de las estrellas representaba el genital devorador de papá que el pez-mamá se había tragado, y que este dibujo lo hizo cuando su mamá tenía dolor de garganta. En él, el pez que contenía a la estrella de mar estaba muy gordo, lo cual también significaba que era a causa del genital que mamá había devorado y de un bebé que crecía dentro de ella. En el de hoy, la estrella también parece representar el pene devorado de papá, el cual hace que mamá sangre, por estarse él comiendo el interior de su cuerpo. Por eso está pintado de rojo el borde que rodea a la estrella. Este animal, sin embargo, también representa a un bebé ávido y frustrado -el mismo-, que daña a su madre y se come las cosas que contiene dentro, cada vez que la nece­sita y ella no viene. Esta situación la está reviviendo ahora, al haber­se sentido desilusionado porque mamá se ha quedado con papá y Paul. Le recuerda, además, que en la sesión anterior ella se vio obli­gada a terminar la hora unos minutos antes de lo habitual, y que él entonces había preguntado si tenía que ver a John Wilson más temprano. Lo cual significa que tiene celos de Paul y de John, y que ha sido frustrado tanto por su mamá como por M.K. Por todo esto ahora las está atacando en forma directa, y desea comerse el interior de las dos, mientras que indirectamente lo hace al poner el genital pe­ligroso de papá dentro de ellas.

Richard entonces, con voz vacilante y baja, dice que a menudo, cuando su mamá tiene dolor de cabeza o se siente mal, le dice que es por culpa de él, por haberse portado mal.

M.K. le contesta que cuando su mamá le dice esto es como si confirmara el temor que tiene de ser peligroso y destructivo para ella.

Richard se levanta, anda por el cuarto y encuentra un trapo de limpieza, con el cual empieza a limpiar el polvo de los estantes y demás muebles, comentando que quieren limpiar a mamá y hacer que se sienta mejor. Después se abre la puerta, enseña a M.K. el bello paisaje de afuera, y dice que el aire está "fresco y limpio". Da un salto desde los escalones, y por poco cae sobre un macizo de flores, tras lo cual pregunta si ha "matado a la plantación"

M.K. interpreta que una vez más se siente confortado al mirar a su madre externa, hermosa y no dañada, la cual está representada por las montañas, pues esto le hace sentir que no está destruida, su­cia, ni comida por dentro. Además quiere arreglarla, y hacerla sentir tan sana y linda como el paisaje (el aire fresco y limpio) cosa que también ha expresado al limpiar los muebles.

Richard muestra ahora signos de ansiedad. Se preocupa por el ruido que hay afuera, en la calle, y quiere saber si hay en ella niños -sus enemigos-. Entra, vuelve a recorrer el cuarto y coge una pelo­ta de fútbol que está en un estante. La infla y dice que la ha llenado de su propio aire, y que ahora no le queda nada a él. Cuando luego deja salir a éste de la pelota, comenta que suena como el viento de una película del "Everest" (queriendo expresar con ello que hace un ruido misterioso). Y añade: "Como si alguien estuviera llorando".

M.K. se refiere al dibujo de hoy (el número 9), y asocia el inte­rior de mamá que sangra con la pelota.

Richard contesta que al inflar a ésta está reviviendo a su madre.

M.K. entonces le recuerda el material de ayer, en el cual el cuarto sucio significaba lo mismo que los barrios bajos con niños enfermos y sucios; en esa ocasión sintió que su materia fecal, que para él equivale a bombas, había envenenado y dañado a mamá, la cual también estaba devorada por dentro por niños muy malos. Por todo esto la habla representado por el Emden hundido (sesión dieciséis). Se refiere también al auto negro lleno de matriculas (sesión nueve) y a los esfuerzos que hizo por revivir a su madre encendiendo la estufa eléctrica.

Richard está acostado sobre la pelota de fútbol inflada, apretán­dola para sacarle el aire. Dice: "Ahora mamá está otra vez vacía y se está muriendo".

M.K. sugiere que la estrella de mar que representa a un bebé ávi­do, es decir, a él mismo, también estruja a su mamá y a su pecho hasta dejarlo seco; y que cuando él era bebé temía de esta manera perderla a causa de su voracidad, cosa que le preocupaba y le ponía triste. Pe­ro, por otra parte, si trataba de arreglarla rellenándola de todas las cosas buenas que él contenía, temía entonces quedar él exhausto y morir. Esto le hacía entrar aun más avidez y desear nuevamente exprimir hasta vaciarla para mantenerse él vivo, pero una vez más la ponía a ella en peligro de muerte. Todo esto le pasa ahora con M.K.: le ha preguntado si mañana le dará más tiempo para compensar el que perdieron la vez anterior, pues quiere sacar todo lo más que pueda de ella; mas el temor de dejarla exhausta y de matarla le lleva a que, por lo general, no se quiera quedar más tiempo de los cincuen­ta minutos habituales. Durante esta sesión, Richard tiene momentos en los que se siente perseguido, sobre todo al mirar la calle; pero lo predominante en ella es un tono depresivo, a pesar de que se ha ido haciendo más leve que en los días anteriores.

 

Nota de la sesión número diecisiete

1. Como he sugerido ya en el dibujo 8, Richard trata de disociar la situación interna de la externa. Yo soy la madre sana que también puede ser útil, mientras que la madre real, aunque enferma, todavía es querida y él trata de repararla. En cambio, la muñequita, a la que desecha, indica la existencia de una actitud ambivalente frente a la madre enferma y también representa a una madre interna dañada que le provoca demasiada ansiedad. Esta relación con la madre inter­na es la que constituye la base de todo sentimiento de paz y seguri­dad; en el caso de ser vivida como algo roto y persecutorio, se con­vierte en la causa fundamental de las perturbaciones mentales.

 

SESION NUMERO DIECIOCHO (Sábado)

Richard está muy decaído. Aunque sus padres y Paul han venido a verle, se han tenido que ir un día antes de lo que pensaban. Dice que no quiere los juguetes, que no tiene ganas de dibujar, y que ayer odió separarse de M.K. de tanto como la quiere. A continuación, se refiere a las noticias de la guerra y dice que se alegra de que Sollum haya sido capturada, pero que tiene dudas sobre la marcha general de las cosas. ¿Podrán los aliados vencer a los alemanes en tantos frentes? (Esto lo pregunta con ansiedad y preocupación.) Después cuenta algo a lo que llama un "sueño gracioso".

El se encuentra en Berlín. Un niño alemán de su edad le está “gritando” en alemán, insultándole por ser inglés y por no tener derecho de estar allí. Richard le contesta tan fuerte que el niño se aterra y sale corriendo. También hay otros niños buenos, que hablan inglés como los niños ingleses. Richard se dirige a Matsuoka, y le reprocha la po­lítica que lleva. Matsuoka al principio parece amistoso, pero luego "5e vuelve desagradable”, porque Richard le molesta amenazándole con romperle el monóculo. De pronto mamá también está allí y habla con Matsuoka como si se tratara de un antiguo conocido, pero no le hace caso a él. Entonces Matsuoka desaparece, como si se hu­biera asustado de Richard.

Al llegar a este punto, se acuerda de la primera parte del sueño: Está dentro de un coche blindado, con seis pistolas, cinco cañones y una ametralladora. Las tropas alemanas le han echado de Berlín, pe­ro él “se da vuelta y les escupe fuego". Las tropas entonces dan me­día vuelta y escapan lo más de prisa que pueden. Hay dos coches blindados llenos de soldados. Está seguro de que todos los coches alemanes tienen seis pistolas, pero no tan buenas como las suyas. Al llegar aquí, Richard tiene un aspecto inseguro y angustiado. Se re­fiere a la idea de que puede asustar a cualquiera, lo cual parece diver­tirle, y dice: "Las cosas tontas que uno puede soñar". Añade luego que quizás ha "añadido alguna cosita" al sueño, pero que parece co­mo si esta cosita formara parte de él. Su diversión, sin embargo, pronto da cabida a la depresión. Mientras cuenta el sueño empieza un dibujo, el que una vez más representa una gran estrella de mar, a la cual rellena con diferentes colores. Al hablar de los dos autos blin­dados alemanes, sujeta juntos dos lápices (formando con ellos un án­gulo agudo) y se los mete en la boca. También pone en movimiento uno de los columpios.

M.K. interpreta[11] que soñar que está en Berlín expresa la sensa­ción que tiene de estar rodeado y abrumado por enemigos. El mismo ha comentado lo extraño que le parece ser tan aterrador y poderoso que pueda asustar al niño alemán, a Matsuoka, y a las tropas alemanas de los coches blindados. Pensando ser así, consigue en el sueño negar el miedo que tiene, aunque si en la realidad se hubiera visto en esa situación, se habría encontrado totalmente impotente. [Defensa maníaca.] Matsuoka se "hizo desagradable" porque Richard le ha­bía molestado. Ya antes (en la sesión quince), le dijo a M.K. que los dos peces que representaban a Paul y a él mismo en el dibujo 6, esta­ban molestando al pulpo-papá. El monóculo de Matsuoka represen­ta ahora el órgano genital de éste, y Richard amenaza con destruírselo. Por eso teme que Matzuoka a su vez ataque y destruya el suyo propio, como venganza. Los niños buenos que hablan en inglés, representan a Paul cuando es aliado suyo, mientras que el Paul hostil es el niño alemán "gritón". La manera como mamá interviene en el sueño, expresa el intento que hace de convertirla también en una aliada suya, pero ella parece juntarse con Matsuoka e ignorarle a él. Esta necesidad que tiene de una madre buena que le ayude, se ve también cuando se dirige a M.K. para decirle lo que la quiere; pero en el sueño, mamá le abandona. La angustia que siente en el sueño al verse rodeado de enemigos, está además relacionada con haberse sentido abandonado por sus padres y por Paul al despedirse de él el día anterior. Los últimos días se ha sentido muy celoso al pensar que ellos estaban todos juntos, mientras que él estaba solo y abandona­do; pero en el sueño se ve que, en su mente, se han convertido en ene­migos que se unen contra él y le van a atacar. Los coches están llenos de tropas, lo cual demuestra que no sólo los padres sino la familia en­tera se juntan para ir contra él. M.K. le sugiere además, que los dos lápices que ha sujetado juntos para metérselos en la boca, representan a sus padres a quienes se ha comido (los conejos repartidos entre él y Paul de la sesión doce). En el sueño, sus padres están simbolizados por los coches blindados, y M.K. le sugiere que también a éstos los ha devorado y los ha incorporado dentro de sí. [Objeto internaliza­do]; los dos son peligrosos y están unidos contra él (igual que en el sueño mamá se junta con Matsuoka).

Richard dice entonces que ayer le pasó algo agradable. Cuando es­taba en la estación, un maquinista le dijo que subiera a la locomoto­ra para ver como era. Y cuando más tarde vinieron a verle sus padres, volvió a ver en la estación el mismo tren de carga.

M.K. interpreta que ha mencionado el incidente del maquinista en el momento en que ella le hablaba de los padres hostiles represen­tados por los coches blindados, y que lo ha hecho porque con ello quiere ahora expresar la sensación que tiene de haber incorporado dentro de si a un padre simpático (el maquinista); el tren de carga que éste le permitió inspeccionar, representa a mamá. Todo esto quiere decir que también siente que dentro de él hay unos padres buenos. En el sueño resulta que hay niños buenos en Alemania, los cuales simbolizan a hermanos buenos que le ayudan. Sin embargo, ninguna de estas cosas buenas le ayudan lo suficiente como para po­der combatir el temor de haberse tragado, y de tener dentro de sí, a toda una familia que se ha aliado contra él con hostilidad, y que le hace sentirse lleno de enemigos. [Relación con objetos internos.]

Richard parece estar perdido en sus propios pensamientos mientras se formulan estas interpretaciones. Se pone muy inquieto y mira los dibujos, en especial el que acaba de hacer.

M.K. le pregunta lo que piensa de él.

Richard contesta que se trataba de una estrella de mar grande, pero que ahora la ha convertido en un diseño bonito.

M.K. le hace recordar entonces, que el día anterior la gran estrella de mar (dibujo 9), a la que transformó en un diseño bonito, había dañado el interior de su mamá hasta hacerla sangrar. La estrella que ha dibujado hoy también tiene muchos dientes, los cuales expresan ataques hechos a mordiscos. Estos ataques parecen estar relacionados con el auto blindado que, en el sueño, disparaba y escupía fuego. El temor que esto le provoca, se puso de manifiesto ayer, cuando deseaba hacer feliz a toda la familia sin poderlo conse­guir, temor éste que luego le impulsó a destruirla de varias mane­ras. También al jugar hace unos días mordió la torre de la iglesia (sesión dieciséis), y se mostró de acuerdo con M.K. cuando ésta le in­terpretó que significaba estar mordiendo el órgano sexual de papá. En el juego de ayer, el perro, que quedó como único sobreviviente, le representaba a él, lo cual significa que es él (el perro), quien se ha comido a toda la familia.

Richard está escuchando con mayor atención, y parece más ali­viado y vivaz. Señala los "dientes marrones" y dice que si, que son pistolas. Tras esto abre la puerta y una vez más expresa deleite ante el paisaje. Coge un poco de hierba del jardín, y, de vuelta en la habita­ción, se la pone en la boca y después la tira. Explora el cuarto y la co­cinita de al lado, y encuentra en ella una escoba, con la cual empieza a barrer el lugar cuidadosamente. Mientras hace esto, sin embargo, está desatento y decaído. Después de barrer, busca la pelota con la que jugó en la sesión anterior, la infla y la aprieta contra su cuerpo hasta desinflarla. Escucha el ruido que hace el aire al salir y comenta: "Es como si hablara".

M.K. le pregunta que quién está hablando. Sin dudar un momen­to, Richard contesta: "Papá y mamá".

M.K. interpreta que la pelota con el tubo de goma representa a sus padres y a los órganos genitales de ambos, y que siente que están hablando en secreto.

Richard sigue inflando la pelota y sacándole luego el aire. Una vez más escucha el sonido que hace éste al salir y dice: "Ella está llo­rando. Papá la aprieta y se pelean".

M.K. le señala que, al apretar a la pelota-padres contra su barri­ga, está expresando otra vez la sensación de haber metido dentro de sí a sus padres, y que éstos están peleando entre si o unidos contra él (los dos coches blindados del sueño, Matsuoka y mamá). También cree que dentro de él hay una mamá dañada o muerta, pues papá la está apretando. Este temor de contener a unos padres que se pelean, que conspiran contra él, y a una mamá a quien papá hace daño, fue lo que le hizo tan difícil separarse de M.K. ayer, particularmente tras haberle dejado solo sus padres y Paul. Lo cual no sólo significa que se siente abandonado, sino además que todos se han unido contra él también en su interior. Los padres externos, Paul y M.K., le son tan necesarios a causa de este temor de tener dentro de sí a tan­ta gente peligrosa y herida. Y también el miedo a su interior tiene mucho que ver con el sentirse solo, abandonado y asustado (nota 1).

Richard vuelve a escuchar con la mayor atención y parece haber entendido la última interpretación. Antes de irse, hace rápidamente los dibujos 10 y 11.

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Nota de la sesión número dieciocho

1. Este material constituye una prueba de que el niño internaliza los diversos aspectos de las relaciones sexuales de sus padres, tal co­mo él las fantasea (por ejemplo, como padres que se pelean, que se juntan de manera hostil en contra del niño o donde uno de ellos, o los dos, queda dañado o destruido). El niño muy pequeño transfiere estas situaciones a su mundo interior donde luego las vuelve a actuar, vivenciando todos los detalles de la pelea o de los daños causados, como si ocurrieran dentro de él. A causa de eso, estas fantasías pueden constituir la base de quejas hipocondríacas de diversa índole. Sin embargo, como no sólo se internalizan las fantasías sobre la vida sexual de los padres, sino también otros aspectos de las relaciones entre ambos (fantaseadas y observadas en la realidad), todo influye de manera fundamental en el desarrollo del yo y del superyó del niño.

Quiero llamar la atención sobre la manera concreta con que se ca­racterizan, en esta sesión, las fantasías de incorporación oral, cosa que vemos, en efecto, cuando Richard junta los dos lápices y se los mete en la boca al hablar de los coches blindados. Este material tam­bién arroja una luz sobre los distintos tipos de relación que guarda con los objetos internalizados.

Otro punto que este material sirve para ilustrar, es la estrecha re­lación que existe entre las situaciones de peligro internas y la corres­pondiente inseguridad respecto al mundo interno y externo. Esta in­seguridad que en esencia es el temor a quedar expuesto a perseguido­res internos y privado de un objeto bueno y útil, constituye según mi experiencia una de las causas más profundas del sentimiento de sole­dad.

 

SESION NUMERO DIECINUEVE (Lunes)

Richard dice que está mucho más contento. Ha pasado un fin de semana feliz; además ha visto a Paul durante unas cuantas horas y mamá ha venido a "X" para quedarse con él. Ha traído a la sesión unos juguetes suyos: una pequeña flota de barcos de guerra[12], con los cuales empieza a jugar. Pone algunos destructores a un lado y dice que son alemanes. Del otro, algunos cruceros, destructores y subma­rinos, constituyen la flota británica (está excitado y triunfante). Dos barcos de guerra atacan a los destructores, uno de los cuales estalla, mientras los otros quedan agujereados y se hunden. Mientras mueve los barcos, hace ruidos que se supone provienen de los mismos; son muy expresivos y variados y oscilan entre el ruido de máquinas en marcha y voces humanas, indicando con toda claridad cuando los barcos se sienten felices, amistosos, enojados, etc. Cuando junta dos o tres barcos, el ruido parece una conversación, aunque no usa ningu­na palabra (al mismo tiempo, tiene hoy más conciencia que de cos­tumbre de los ruidos de afuera, y de los niños que pasan frente a la casa. Repetidas veces salta para ver lo que pasa en la calle).

M.K. interpreta que los destructores alemanes son los bebés de mamá a quienes cree haber atacado por celos y porque los odia, y que por esto teme que ellos a su vez le sean hostiles. Mientras juega con los barcos desconfía de los niños que pasan por la calle y les te­me; por esta razón se halla tan atento a los ruidos que llegan y tan "en guardia". Como todos los niños del mundo representan a los be­bés de mamá, espera encontrar enemigos cada vez que se enfrenta con uno.

Richard abre entonces la puerta y pide a M.K. que admire el her­moso paisaje. Señala que hay muchas mariposas, que aunque son lindas también son destructoras, pues se comen el repollo y las demás verduras. El año pasado mató a sesenta en un mismo día. Tras esto, vuelve a entrar.

M.K. interpreta que las mariposas son para él lo mismo que las estrellas del mar: unos bebés tan ávidos como él mismo se siente; y que cree que deben todos ser destruidos para salvar a mamá. También cree que M.K. debe de ser puesta a salvo de los celos que él siente hacia los otros pacientes, y del deseo de sacar de ella todo lo que sea posible: atención, tiempo y, en última instancia, su amor exclusivo. Pero si bien una de las razones por las que quiere atacar a los bebés es para preservar a mamá, también les tiene miedo por lo que pueden hacerle a él estos niños de la calle (los destructores enemigos), y por ello les quiere atacar.

Richard pone ahora toda la flota de un lado y dice que todos son barcos británicos, y que forman una familia feliz. Indica que los dos barcos de guerra son los padres, los cruceros, la cocinera, la muchacha y Paul, mientras que los destructores son bebés que todavía están dentro de mamá. Entonces empieza a jugar con los otros juguetes. Forma una ciudad al lado de la vía del tren, diciendo que nada se va a mover, ni aun los trenes (los cuales están colocados uno tras otro). Le dice a una niña de juguete que no se acerque a la vía porque es peligrosa. Forma varios grupos entre los que están los tres animales en dos vagones, pero separa a un lado a la mujer rosa y a otros muñequitos con los que ha jugado otras veces. El perro, dice, está moviendo el rabo, pero aparte de eso, está quieto. Después agre­ga que toda la familia es ahora feliz. De pronto, sin embargo, mueve los dos trenes, los hace chocar y tira todas las cosas. Comenta que ello se debe a que los trenes han empezado a pelearse, y que uno le ha dicho al otro que él es el más importante, a lo cual el otro ha contes­tado que el más importante es él; eso les ha llevado a una pelea y a hacer un lío con todo.

M.K. interpreta el anhelo que tiene por que toda la familia esté unida y feliz, y cuánto desea sentir únicamente amistad hacia todos ellos; pero sin embargo, los celos que tiene de Paul (en el juego del choque entre los dos trenes), le llevan a un desastre. Durante el fin de semana y los días anteriores, cuando Paul estaba en su casa y Richard en "X", se sintió muy celoso de Paul, el cual, por haber ve­nido de licencia, recibe mucha atención. Esto le hace creer que todos le admiran y le consideran mucho más importante que lo que él es. Los trenes que se pelean también simbolizan a los padres durante las relaciones sexuales. La hora anterior sintió, en efecto, que los dos es­taban metidos dentro de él, y que sólo manteniendo a todos (él mis­mo incluido) completamente quietos y bajo control, podía tener la esperanza de seguir en buenos términos con ellos y de mantener con­tenta a la familia, pues el control[13] implica además poder contener sus propios sentimientos. Además, le ha indicado a la niña, que lo repre­senta a él, que no debe de acercarse a los padres cuando éstos tienen relaciones sexuales (los trenes), lo cual significa que debe de alejarse de cualquier pelea.

Richard entonces cuenta un secreto a M.K.: a veces se lleva a Bobby a la cama y "se divierten mucho juntos", pero mamá no debe saberlo. Cuando termina de jugar, se acerca a la ventana como tan­tas otras veces, y se da cuenta de que hay un niño afuera. Se queda mirándolo durante un rato y luego le grita -"¡Vete de ahí!"- con voz bastante fuerte, aunque no lo suficiente como para que pueda ser oída desde afuera. Si bien desde el principio de la sesión ha estado in­quieto, durante el juego, cuando hizo luchar a los dos trenes, esta in­quietud aumentó y ahora, al tratar de controlar al niño de la calle, se encuentra sin lugar a dudas en pleno estado maníaco. Hace el saludo de Hitler, le pregunta a M.K. si la gente en Austria tiene que saludar de la misma manera, y comenta lo tonto que ello es.

M.K. interpreta que el niño de la calle del que quiere deshacerse representa al Hitler-papá-pene malo que siente que ha incorporado dentro de sí. Está tratando de controlar a este enemigo interno, pero como teme haber quedado él controlado, debe por lo tanto salu­darlo. Aunque ha mencionado en esta hora que ha comido salmón -el cual representa el genital atractivo de su padre y de su herma­no-, y que no le ha hecho daño (su madre, días atrás, se enfermó a causa de un salmón que comió, sesión trece), parece sentir, no obs­tante, que dentro de él este pescado se ha convertido en un padre y hermano malo y matón, a los que debe de mantener quietos y contro­lados.

Richard ha empezado otra vez a jugar. Reconstruye la ciudad y dice que es Hamburgo, y que su flota la está bombardeando.

M.K. le indica que, tal como le pasó antes, la familia a la que siente que ha atacado (antes representada por los destructores alemanes; ahora por Hamburgo) se ha convertido en enemiga suya y que debe por lo tanto seguir atacándola ahora.

Richard se levanta. Limpia el polvo del cuarto, pisotea con fuer­za a los banquitos, y da un puntapié a una pelota que ha sacado de un armario, diciendo que no quiere que esté en ese lugar. Cierra la puerta del armario después, y expresa que no quiere que la pelota se vuelva a meter adentro, pues se podría perder allí y no la podría vol­ver a sacar. Después tira otra pelota hacia donde está la primera y co­menta que las dos "se están divirtiendo".

M.K. interpreta que Richard acaba de mostrar que desea sacar el genital de papá, representado por la pelota, de adentro de M.K. y de mamá (el armario), y que quiere jugar con él, deseo éste que expresa mediante las pelotas que "se están divirtiendo"; esta frase es igual a la que usó para designar lo que hace en secreto con Bobby en. la ca­ma, y significa hacer algo con el genital del animal. Si no quiere que su mamá sepa nada de esto, es no sólo porque de cualquier manera se opondría a ello, sino también porque siente que Bobby representa a papá y a Paul, y que mamá pensaría que Richard se los está quitando a ella. El temor a que el Hitler-pene malo que tiene adentro le controle y le destruya, le hace querer expulsarlo fuera de sí (así como también sacarlo de adentro de mamá), cosa que por otra parte aumenta el deseo de incorporar, en cambio, el genital "bueno" de papá, el cual le daría placer y le haría sentirse más seguro y con me­nos temor del pene malo. Pero al hacer esto teme a su vez desposeer a mamá, la cual cree que también contiene un "buen" papá genital (nota 1).

Richard pregunta de pronto si, en caso de ir al colegio en el oto­ño, los niños grandes le harían daño, y al hablar dobla la cabeza de tal manera que ésta toca el mástil de uno de los barcos de guerra. Después lo manipula para ver si pincha.

M.K. dice que acaba de mostrarle lo que siente sobre los niños mayores que le harían daño: teme que le dañen, en particular hirien­do o destruyendo su órgano genital. Al mismo tiempo, a él le gustaría poder jugar con los penes de ellos, en parte para saber hasta qué punto son o no peligrosos. También asocia M.K. todo esto con el in­terés que siente hacia los demás pacientes, y en particular hacia John, con el cual le gustaría hacer el amor tras quitárselo a M.K. Es­to parece haberlo sentido también con Paul, a quien desea y teme al mismo tiempo.

Richard se ha puesto muy inquieto. Sigue mirando hacia la calle para ver si hay niños en ella, da patadas por la habitación, y habla muy rápidamente. Apenas parece haber escuchado las últimas in­terpretaciones e interrumpe a M.K. varias veces. Al finalizar la sesión, menciona que va a encontrarse con su mamá y hace chocar dos casas entre sí.

M.K. interpreta que como ahora está sólo con su madre, ya que su padre y hermano no están, desea tener relaciones sexuales con ella (las dos casas que chocan), pero que teme lo que papá y Paul puedan hacerle; además tiene miedo de perder su pene dentro del cuerpo de mamá (1a pelota en el armario).

 

Nota de la sesión número diecinueve

1. El temor al pene peligroso internalizado, le sirve de fuerte in­centivo para querer poner a prueba su peligrosidad en la realidad ex­terna. El deseo homosexual, es decir, el deseo de obtener placer de un pene de hombre, se convierte así en un fuerte ímpetu hacia la ho­mosexualidad. Si la ansiedad ante el pene peligroso internalizado es muy intensa, este reaseguramiento, como es natural, no se llega a ob­tener, lo cual puede llevar a un incremento obsesivo de la homose­xualidad. (Véase El psicoanálisis de niños, capítulo 12.)

 

SESION NUMERO VEINTE (Martes)

Como el cuarto de juegos no está disponible ese día, M.K. espe­ra a Richard en la puerta y se lo lleva a la casa donde ella vive.

Richard está muy emocionado por poder ver al fin su vivienda, y tanto más cuanto que sabe que él es uno de los pocos pacientes a quienes ella no atiende allí. Durante el camino está de buen humor y algo exaltado; señala una casa que tiene flores en el jardín de adelante y dice que es "exquisita y hermosa", y que desea que no caiga en ella ninguna bomba. También menciona que es una lástima no poder te­ner el cuarto de juegos ese día, comentando con gran sentimiento que todavía le gusta éste y que siempre "les ha sido fiel" a los dos (se refiere a sí mismo y a M.K.). Al entrar en la casa dice: "M.K., te quiero muchísimo". Mira por todo el cuarto, hace preguntas sobre los demás pacientes, y en particular sobre la habitación en la que atiende a John. (Como Richard sabe que la vivienda consta de dos cuartos, su pregunta implica la posibilidad de que M.K. reciba a John en el dormitorio.) Luego sigue preguntando Otras cosas: cuán­tos pacientes tiene, y si ayer fue él el último. (Había venido por la tarde, cosa que no suele hacer.) Un poco más adelante pregunta qué hizo M.K. la noche anterior[14].

M.K. le interpreta que siente celos por las relaciones sexuales que pueda ella tener con los hombres, y en particular con sus pacientes (John), y une esto con los celos que también tiene de Paul y de papá en relación con mamá, sentimiento que aumentó durante la reciente visita de su hermano.

Richard ha puesto la flota de guerra en la mesa y señala que un destructor ha perdido el mástil. Dice que ahora son todos británicos, que están preparados contra el enemigo y que se sienten felices todos juntos. Mientras hablaba sobre los pacientes de M.K. los fue for­mando en columnas de acuerdo con el tamaño, y los colocó en el án­gulo de la mesa más cercano a ella.

M.K. interpreta que los barcos representan a los pacientes y tam­bién a su familia, ordenados de acuerdo con la edad de cada uno: primero el padre, luego el hermano, después el mismo Richard y fi­nalmente los bebés que aún pueden nacer. Siente que todos deben de repartirse a M.K. de la misma manera como deben repartirse a ma­má en casa.

Richard está de acuerdo con esto; cuenta los barcos, y dice que M.K. tiene quince pacientes, pero que a todos les toca el turno. Des­pués sigue jugando con la flota sobre la alfombra, pues necesita más sitio para llevar a cabo las operaciones. Coge un submarino y dice que aunque es el menor de todos, es el más derecho y lo bautiza con el nombre de Salmon, declarando que es él mismo. Después los pone a todos formando una fila y vuelve a repetir con énfasis que están to­dos juntos y contentos y que no hay enemigo alguno a la vista. Tras esto, mira por todo el cuarto, se acerca a la estantería y pregunta si puede sacar un libro, al tiempo que señala el más grande. Lo abre y lee un poco, pero pronto lo deja, diciendo que es demasiado de ma­yores para él y que no le gusta. Después pide a M.K. que lea unas pocas palabras en "austríaco" en uno de los libros alemanes. (Siempre habla de "austríaco", en un esfuerzo por no enterarse de que la lengua de M.K. es el alemán.) Cuando ésta lo hace así, es­cucha con interés, pero dice que es muy difícil y vuelve a jugar con su flota. Un destructor está de patrulla muy cerca de M.K.

El Rodney, un barco de guerra a quien acaba de llamar mamá, le sigue, mientras que el Nelson (papá) se mete entre el destructor y el Rodney. Richard entonces acerca otros destructores y submarinos a estos barcos, pero el Nelson, el Rodney y el primer destructor siguen formando un grupo entre sí. Dice: "Papá está inspeccionando a su mujer y a sus hijos", tras lo cual mueve el Nelson lentamente y con cuidado a lo largo del Rodney, tocándolo apenas y luego continúa hablando: "Papá hace la corte a mamá, muy suavemente", y separa un poco el primer destructor. Cuando el Nelson le sigue, tocando apenas al destructor, Richard explica: "Ahora papá me quiere a mí. Quise muchísimo a papá durante el fin de semana", y añade que le abrazó y le besó muchas veces. Mientras tanto, ha hecho que el Nel­son empuje y eche al Rodney, y lo vuelve a traer al lado del destructor, el cual, tal como lo acaba de indicar, le representa a él. Comen­ta: "No queremos aquí a mamá; se puede ir a otro lado", pero en se­guida hace que el Nelson vuelva al lado del Rodney a "hacerle la cor­te suavemente", mientras que otro destructor se junta con el destruc­tor-Richard.

M.K. interpreta que, al principio del juego, decidió ser el más pe­queño pero el más derecho de todos los barcos, lo cual expresa la idea de que es más seguro seguir siendo niño y tener un genital pe­queño, pero no dañado. Después quiso explorar a M.K. (y a mamá), representada por el libro grande, pero al decirle que éste era "dema­siado para mayores", quiso significar, no sólo que se trata de un libro demasiado adelantado para él, sino también que tanto M.K. como su mamá son demasiado grandes, y que se siente incapaz de meter su pene pequeño dentro de una vagina de tal tamaño. De la misma manera como en la sesión anterior temió que la pelota se per­diera dentro del armario, teme ahora que su pene se pierda dentro de M.K. y de mamá que son tan grandes. Le dice, además, que quiere averiguar algo sobre el lenguaje extranjero, y por lo tanto secreto, que ella usa, lo cual significa saber algo sobre su misterioso órgano genital (el de su madre) y sobre su interior. Teme encontrar allí al pe­ligroso pulpo o al Hitler-pene, y que éstos le ataquen. Por eso, otra vez siente (como cuando eligió el submarino más pequeño), que pre­fiere seguir siendo niño. A pesar de esto, hace un rato se convirtió en el destructor que guiaba a todos los demás y se colocó cerca del Rod­ney (mamá); pero al experimentar luego miedo y culpa por quedarse con ella, creyó que papá debía de separarle. Mientras puede mante­ner a la flota en reposo, siente que está controlando a la familia y a sí mismo y que así mantiene la paz (tal como lo hizo en la sesión ante­rior al mantener en quietud a los trenes ya la ciudad). Si papá hiciera la corte a mamá "suavemente" -es decir, sin tener relaciones se­xuales con ella-, también él podría controlarse y no meterse con ellos. La "inspección" quiere decir que desea que su papá lo contro­le, para evitar que se vaya con su mamá y tenga relaciones sexuales con ella. De esta manera acaba de mostrarle con su juego, que el de­seo de quedarse con mamá está unido a sentirse culpable hacía papá y que por ello necesita devolvérsela. Por otro lado, también desearía tener a papá para sí solo, reemplazando a mamá en las relaciones se­xuales con él y por esta razón echa afuera a su madre. Esto, sin em­bargo, significa que mamá se queda sola y abandonada; se arrepiente por ello y vuelve a juntar a sus padres para que se hagan la corte suavemente. Mas esta situación tampoco ha durado mucho, y enton­ces ha recurrido a Paul para tener relaciones sexuales con él, lo cual demuestra también que Bobby representa para él a su hermano.

Durante la formulación de estas interpretaciones, que Richard es­cucha atentamente, el niño vuelve a restaurar el antiguo orden de los barcos de acuerdo con su tamaño, evidentemente tratando con ello de evitar cualquier conflicto; pero de repente dice que está cansado de jugar y se detiene. Empieza entonces a dibujar. Primero termina el dibujo 10 que empezara en la sesión dieciocho. Mientras rellena con negro el Truant, habla de Oliver, un niño de su ciudad natal que vive en la casa de al lado de la suya, el cual no le gusta. Oliver no sa­be esto e incluso llega a creer que Richard le quiere, pero Richard siente ganas de pegarle un puntapié tan fuerte que daría la vuelta al mundo. Nunca más le quiere volver a ver. En este momento se da cuenta, con interés, de que hay tres cosas de cada clase en el dibujo: tres aviones, tres estrellas de mar, tres submarinos y hasta tres balas que salen del cañón del avión del medio. Pregunta por qué será.

M.K. se refiere entonces a la sesión dieciocho, en la que Richard se sintió muy deprimido y sólo a causa de que sus padres se habían ido el día anterior con Paul. En el dibujo que hizo ese día, las tres cosas de cada clase representan a papá, mamá y Richard, mientras que Paul, de quien se sintió tan celoso, quedó fuera de todo. Lo que le acaba de decir de su vecino, que implica el deseo de que éste se muera, parece referirse también a Paul, siendo éste el significado de que haya tres objetos de cada clase. Acaba de decir, además, que el niño cree que sí le quiere, cosa que también parece referirse a su her­mano, quien no parece darse cuenta del odio que Richard le tiene cuando siente celos de él, a pesar de que en otras oportunidades tam­bién lo admire y le demuestre que lo quiere. Todo eso le hace sentirse poco sincero.

Richard protesta vivamente y dice que quiere a Paul y que no de­sea de ninguna manera que éste se muera.

M.K. interpreta que se siente en un conflicto entre el amor y el odio.

Richard indica entonces que en el dibujo hay un solo pez, y pre­gunta si representa a M.K.

M.K. está de acuerdo con esto y sugiere que también puede representar a mamá, la cual está situada entre el submarino más pe­queño (Richard en el juego de la flota), y el mayor (papá). De modo que también aquí están los tres juntos, los padres y él; todo esto tam­bién se aplica a M.K. situada entre Richard (el submarino menor) y John, el cual representa al Sr. K. (el submarino mayor).

Richard dice entonces que ella (el pez) está olfateando el perisco­pio de papá y moviendo el rabo.

M.K. le recuerda que en un dibujo anterior, un barco casi tocaba la bandera (8), y que este dibujo representaba a mamá, la cual se po­nía en la boca el genital de papá; también interpreta que la cola que se mueve (tal como la mueve el perro), es un pene que Richard cree que ella tiene.

Richard advierte entonces, que aunque él es el submarino más pe­queño, no es él quien tiene, sin embargo, la bandera más chica.

M.K. contesta que el que su bandera sea más larga que las demás expresa el deseo de poseer el pene más grande de todos.

Richard está de acuerdo con que su bandera es la más larga, pero dice que no es tan buena como la de los otros submarinos, queriendo significar, que es bastante estrecha. Después indica una vez más que el pez está olfateando el periscopio y dice que así hacen los perros y que se suben los unos en el lomo de los otros. Una vez, cuando se es­taba agachando junto a Bobby, un perro trató de subírseles al lomo.

M.K. sugiere que comparar a los perros con el pez que olfatea el periscopio parece indicar que el pez no sólo representa a mamá, sino también a papá y a él mismo. Le ha contado ya lo bien que lo pasa secretamente con Bobby en la cama y ahora parece que en realidad ha jugado con el pene del animal, permitiendo a éste que le huela el suyo y que se lo lama. Pero también puede haber tenido estas expe­riencias (las que describe entre el pez y el periscopio) con otro niño, metiéndose a lo mejor el pene de éste en la boca; quizás el niño haya sido su hermano.

Richard contesta, tras un silencio, que a menudo se acuesta con Paul, pero añade rápidamente que no en la misma cama, sino en el mismo cuarto. Tampoco papá y mamá se acuestan en la misma ca­ma; sólo en la misma habitación.

M.K. interpreta que lo que acaba de decir significa que Paul y él han hecho juntos algo sexual, igual a lo que piensa que hacen papá y mamá, pues aunque ellos también duermen en camas separadas, su­pone que a veces están juntos en una sola.

 

NOTAS

[1] La flota consistía en 2 barcos de guerra, 3 cruceros, 5 destructores y 5 submarinos, en total 15 piezas, de la cuales los submarinos eran los menores.

[2] La necesidad de controlar los objetos internos puede expresarse mediante la adopción de posturas rígidas, así como también mediante otros fenómenos. En su forma mas extrema constituye, a mi parecer, una de las causas mas profundas de la catatonía. (Véase El psicoanálisis de niños, cap. 8).

[3] Como “X” es un pueblo pequeño, a Richard, que era muy inquisitivo, le resultaba fácil obtener información sobre mi. Sabía bastantes cosas sobre algunos de mis pacientes, mi patrona, y el otro inquilino de la casa. Además, cuando yo salía a menudo me encontraba con él en la calle. Todo lo cual, como se verá mas adelante, entró a formar parte del material de análisi

[4] Una vez más nos encontramos ante una interpretación que, aunque está aquí presentada en forma consecutiva, fue sin duda interrumpida por alguna respuesta o material nuevo.

[5] El que Richard sospeche de sí mismo y se vea destructivo (el bebé ávido), para luego extender dicha sospecha hasta abarcar a los demás niños (aquí John y Paul). Coexiste con las dudas que tiene sobre su padre malo. La avidez es vivida predominantemente como un peligro para la madre; pero mientras los impulsos y fantasías destruc­tivos de los niños (las estrellas de mar) se expresan en el morder y el devorar, el arma de destrucción del padre es su órgano genital voraz, que muerde y que envenena.

                La culpa que siente Richard, como vemos en el material, no sólo tiene como origen su propia destructividad. sino también la del padre, pues cree que los impulsos agresi­vos de éste son el resultado de sus propios deseos hostiles. provocados por los celos. En el juego que hace, el desastre se debe básicamente a haber atacado, por celos, a su padre o a los dos padres juntos.

[6]  Vemos aquí, por primera vez, que la destructividad de Richard le provoca miedo de morir, porque teme una venganza. La necesidad de ser castigado aparece en forma tal que no deja lugar a dudas.

[7] Aunque no he guardado notas de ninguna interpretación en la que señale los nuevos caracteres que toma el juego de Richard, como ser el del ataque directo del perro a su padre, o el abandono que hace del juego y de los juguetes tras el “desastre”, no me cabe duda de que todo fue interpretado.

[8] Se puede deducir con seguridad, de todo el contexto, que al colorear el dibujo, Richard sentía que la gente allí representada tomaba vida. Esta experiencia parece ser similar a la de uno o dos pacientes míos adultos, los cuales durante el análisis empezaron a tener sueños de colores, sintiendo que ello constituía un gran progreso, pues lo vivenciaron como la capacidad de revivir sus objetos.

[9] Los juguetes eran los siguientes: pequeños muñequitos de madera, algunos de los cuales estaban vestidos de hombre y otros de mujer, y entre los cuales algunos eran mas grandes que otros. La “mujer rosa” y el “ministro” estaban sentados. Dos columpios, con una persona en cada asiento; dos trenes: uno con vagones cerrados al que Richard llamó “eléctrico” o “expreso”, y cuyos vagones eran a menudo “de pasajeros”, y otro con vagones abiertos, al que llamó tren de “carga”, ajustándose a esta denominación durante todo el tratamiento. Los dos trenes tenían locomotoras; y aunque el eléctrico era mayor que el de carga, ninguno de los dos era mecánico, de manera que aunque digo que los ponía en marcha, siempre era Richard quien los empujaba. También había animalitos, casas de dos tamaños, un camión de carbón y otro de leña y algunas vallas y árboles. (He repetido a menudo que trato de evitar los juguetes que puedan especificar una determinada labor, pero por alguna razón que ahora no puedo recordar, los dos camiones formaban parte en aquel entonces de mi colección de juguetes).

[10] En la sesión que sigue a ésta se añadieron muchos detalles.

[11] A veces la madre de Richard se quedaba con él en el hotel, pero en otras ocasiones lo hacía la cocinera o su antigua niñera, que vivía cerca.

[12] Esta sesión es muy corta, no sólo porque mis notas estén incompletas, sino también porque últimamente, al surgir ansiedades mas profundas, Richard ha empezado a hablar mucho menos y el análisis se hace mas difícil. Todo esto está relacionado con la próxima nota de pie de página.

[13] En la primera sesión, como dije anteriormente, había yo preparado juguetes, papel, lápices, etc., sobre la mesa, pero Richard no se interesó por ellos, diciendo que no quería jugar ya que sólo le gustaba pensar y hablar. Durante las últimas sesiones, sin embargo, empezó a hablar cada vez menos, y se hizo evidente que al ir vivenciando ansiedades mas profundas, iba sintiendo una necesidad cada vez mayor de jugar y de actuar. Esto pudo verse en la mayor frecuencia con la que se acercaba al mapa, “elegía” un país, manipulaba el reloj, lo miraba y acariciaba, encendía y apagaba el fuego, exploraba la habitación con mayor detenimiento, inspeccionaba los cuadros y tarjetas del biombo y sacudía los banquitos.

Como el cuarto de juegos también se usaba para otros fines que los del análisis, no pude seguir el procedimiento que uso habitualmente de guardar los juguetes y demás artículos en un sitio accesible para el niño -un cajón abierto o una mesa-, dejando así que él los use cuando y como quiera. (El analista debe abstenerse de dirigir el juego del niño o sus demás actividades, ya que esto corresponde al principio de la “libre asociación” del análisis de los adultos). Tampoco podía yo preparar sus cosas antes de cada sesión, pues si Richard llegaba antes de la hora me vería obligada a hacerlo en su presencia. Sin embargo, resulta ahora evidente que el niño necesitaba urgentemente un medio mas apropiado con el cual poder expresar su inconsciente, y por ello decidí traerle el papel y los lápices, pero no los juguetes, hasta poder ver cómo respondía a ello.

[14] El U 2 de la parte inferior del dibujo, fue añadido dos sesiones después. 

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