CHARLA SOBRE BIBLIOTECAS POPULARES

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Raúl Alberto Frutos

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Clasificación como paradigma de vida:
"Creías que destruir lo que separa era unir. Y has destruido lo que separa. Y has destruido todo. Porque no hay nada sin lo que separa".
Antonio Porchia.

INTRODUCCIÓN

Vamos a tratar de transmitir experiencias y vivencias de un bibliotecario que también ha sido dirigente de bibliotecas populares. Nada de lo que digamos lleva la intención de ser verdad absoluta. Son reflexiones de mi tránsito por las bibliotecas en general, por las bibliotecas populares en particular y por la vida individual y nacional en la que he tratado, de acuerdo a mis posibilidades, de no ser un mero espectador. Quienes me hayan escuchado antes en algún curso, charla o clase, oirán seguramente la repetición de algunos conceptos, por dos razones: o porque son conceptos fundamentales que seguiremos defendiendo siempre o porque ya mis neuronas no me permiten nuevas aventuras. Uds. Sabrán disculparme. De todas maneras estamos dispuesto a discutir todo lo que sea necesario, para eso tendremos luego el tiempo indispensable y les pido que vayan anotando las preguntas, diferencias e incógnitas que les queden.
En algún momento, a riesgo de cansarlos, leeré algún fragmento de textos de autores, cuya expresión y autoridad representarán esos temas mucho mejor de lo que yo podría hacerlo con mis palabras.
No abordaré el tema de las bibliotecas populares sólo desde su organización técnica, como muchas veces lo han hecho los bibliotecarios profesionales. El acento estará puesto más bien sobre los objetivos y políticas de funcionamiento. No se nos escapa que toda biblioteca compone un sistema interno, en el cual sus funciones, actividades, técnicas empleadas y objetivos establecidos, conforman un conjunto inseparable en el que sus componentes se interrelacionan e influyen constantemente estableciendo una relación sistémica.
Nos debe quedar bien en claro que la biblioteca popular no es sólo un problema técnico a resolver. No se dirigen con decisiones de carácter técnico-bibliotecario, sobre normas de catalogación, indización, computarización, etc., tampoco con resoluciones de carácter administrativo sobre su organización, planeamiento, manejo de personal, de socios, departamentalización, etc. Es absolutamente necesario dar definición y resolución a estos aspectos técnico-administrativos, pero las ideas-guía que establecen el verdadero sentido de su dirección, son las que conforman su política bibliotecaria. Quienes nos conocen nos habrán escuchado decir muchas veces:
las bibliotecas se organizan con técnicas pero se dirigen con políticas. También me gusta repetir las siguientes reflexiones de Paulo Freire:"Es evidente que la cuestión fundamental para una red de bibliotecas populares, ya sea estimulando programas de educación o de cultura popular (de las cuales formarán parte actividades en el campo de la alfabetización de adultos, de la educación sanitaria, de la investigación, del teatro, de la formación técnica, de la política en sus relaciones con la fe), ya sea surgiendo en respuestas a exigencias populares provocadas por su esfuerzo de cultura popular, es política"
"... La forma como actúa una biblioteca popular, la constitución de su acervo, las actividades que pueden desarrollarse en su interior y a partir de ella, todo eso, indiscutiblemente, tiene que ver con técnicas, métodos, procesos, previsiones presupuestarias, personal auxiliar pero, sobre todo, tiene que ver con una cierta política cultural. Aquí tampoco hay neutralidad". (Alfabetización de adultos y bibliotecas populares: una introducción. En su: La importancia de leer y el proceso de liberación.-- México: Siglo XXI, 1986.)
Por lo dicho bregamos por una idea de Biblioteca popular que vaya más allá de una expresión declamatoria o voluntarista sobre los beneficios de la acción educativa y cultural que ellas pueden realizar; una idea que incluya una praxis consciente y meditada, imbricada en un sistema educativo y cultural del que forma parte como un engranaje necesario. También queremos hacer hincapié en que reflexionaremos sobre el tema pensándolo como
"Movimiento de las Bibliotecas Populares", porque entendemos para poder denominarlo así que verdaderamente conforman un "Movimiento", con el que se identifican e identificaron muchos hombres y mujeres de nuestra patria, aún de extracciones políticas, sociales y económicas muy distintas, encolumnándose tras objetivos comunes, ideas generalmente aceptadas, estructuras de funcionamiento similares y posturas compartidas frente al tema educativo. Desde su creación sarmientina han tenido un basamento que las ha convertido en entidades laicas, no dogmáticas, participativas y autogestionarias. Y por supuesto abiertas al conocimiento, sin censuras de ningún tipo.

 

SARMIENTO CONTRA LA CENSURA.

Desde su juventud Sarmiento plantea la biblioteca popular como una entidad laica, no dogmática, atenta a solucionar las inquietudes culturales, educacionales, técnicas y recreativas del núcleo poblacional que la haya formado y mantenido. Ya en escritos de 1866 Sarmiento declara con respecto a qué libros debían contener las bibliotecas populares: "Admítanse los libros que se hayan publicado en otras lenguas y en la propia en estos últimos años, que sean de reconocido interés. ¿Novelas? No; ¿libros, obras que traten de controversias? No; libros, los libros, todos los libros, sin calificativos". "...Los libros que debieran mandarse habrían de ser, pues, ante todo, libros, es decir, los libros que circulan, los que cada uno leería o de que se proveería si no hubiera bibliotecas...". Exactas determinaciones sobre la censura de libros que deberían haber leído muchos censores de la historia argentina reciente.
Estas ideas de Sarmiento no fueron siempre comprendidas. Damos algunos ejemplos aislados. De un acta de la
Biblioteca Popular "Domingo F. Sarmiento" de Chascomús leemos lo siguiente: "El 3 de mayo de 1897, reunida la C.D., escucha una exposición del Sr. Secretario, quien manifiesta:... que habiéndose introducido por error para la lectura la obra "Germinal" por Zola, pedía se retirase por ser contraria a la moral y a los fines que persiguen las instituciones de esta especie, haciéndose así"
De un Informe de la Comisión Protectora año 1956, extractamos: "Una de las tareas más difíciles y de gran conciencia a cumplir por esta dependencia, es la elección de los libros que adquiere para hacerlos llegar a las bibliotecas protegidas... Las colecciones que se tiende a adquirir, son en principio textos y obras de consulta, teniendo en cuenta que la mayoría de los lectores asistentes a las Populares son alumnos primarios y secundarios. Para el lector no estudiante hay que adquirir libros referentes a nuestras industrias madres, de técnica y mecánica para perfeccionamiento obrero; y para otros tipos de lectores no hay que ir a obras selectas en un estricto sentido, sino que hay que matizarlas con obras amenas, teniendo en cuenta que nadie empieza a hacerse lector por obras profundas. Hay que seguir una política de atracción del lector adulto, carente de cultura básica para que aprenda a cultivarse". Más allá de que se puedan utilizar estrategias diversas para promoción de la lectura, todo este párrafo patentiza una enorme subvaloración de propuestas culturales y de usuarios. Es considerar a nuestro pueblo, como dijera alguna vez María Elena Walsh "país jardín de infantes".
Verificado un notable aumento en la existencia de libros de las Bibliotecas populares con respecto al año 1955, la memoria de 1956 dice:
"El aumento de 1956 tiene más importancia si se tiene en cuenta que se ha descartado una masa numéricamente importante de piezas bibliográficas correspondientes a publicaciones tendenciosas y panfletarias, provenientes de las campañas proselitistas emprendidas durante el régimen depuesto".
Lo descrito anteriormente es sólo una muestra de lo que ha ocurrido en nuestro país, con mayor o menor intensidad, antes y después de esa fecha. El período más terrible de la censura fue el del gobierno de la dictadura militar 1976-1983. Lo ocurrido en distintas bibliotecas, populares, públicas, científicas, universitarias fue realmente un infierno en el que desaparecieron incontables libros. La eufemística manera de referirse a ellos por parte de los militares, nos ha permitido elaborar la siguiente lista, extraída de documentos oficiales:
Dados de baja.

• Interdictos.
• Retirados de circulación.
• Relevamiento efectuado.
• Transferidos a otras bibliotecas para su mejor utilización.
• Ofrecidos en canje.
• No tendenciosos pero juzgados como inconvenientes.
• Selección de libros de carácter perturbador.
• Redistribuídos.

También hemos hecho la siguiente comparación entre personas y libros, y lo que ocurría durante el mismo proceso militar:

 

PERSONAS

LIBROS

 

Traslados

Relevamiento

 

Asesinatos

Transferencia

 

Arrojadas al mar

Dados de baja

 

Desaparición

Desaparición (Destrucción, Incineración)


Cuando hablamos de Biblioteca popular, inmediatamente la asociamos con Educación popular, cultura y cultura popular. Evidentemente Educación y Cultura populares son dos ideas madre que se ligan indisolublemente al tema Biblioteca Popular. Es entonces necesario establecer algunas reflexiones sobre esas ideas-madre.

 

CULTURA

. Es el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos, grados de desarrollo artístico, científico, industrial, etc. de una época o grupo social. Se podría decir que la cultura, en un sentido antropológico, es el producto de toda la actividad desarrollada por una sociedad humana a lo largo del tiempo, a través de un proceso acumulativo y selectivo.
O sea que no estamos desarrollando ese concepto de cultura como cultivación, como exquisitez, como elitismo, como a esa forma en que a todos nosotros se nos enseñó qué es ser "culto" entre comillas. Esa noción de cultura como exquisitez en las maneras y en los conocimientos, como desarrollo del conocimiento más puramente intelectual, naturalmente se apoyaba en su opuesto: "lo inculto", lo bárbaro y por supuesto inferior, por los modos de comportamiento no refinados, por el lenguaje, la vestimenta, el no manejo del pensamiento y la acción literaria y artística. Si bien desde el punto de vista teórico esta posición está totalmente abandonada, para nada lo está en la práctica común de nuestra vida diaria.
El concepto etnocéntrico ha sido cambiado por el relativismo cultural, con una actitud radical de respeto e interés por otras culturas o modalidades de vida. En definitiva
cultura es todo lo que el hombre piensa y hace.

 

EDUCACIÓN POPULAR

Para encontrar sus principios en la Argentina debemos ir hasta la generación del 80 con sus ideas de universalización, liberalismo, cierta democratización y laicización y gratuidad de la educación. Sarmiento.
La educación popular tiene incluídos en alguna medida esos ideales, pero va más allá, buscando que los sectores populares, en un proceso más amplio que la simple educación formal, estrechen las relaciones entre su acción social y esa educación formal. Se trata en realidad de una praxis social de investigación, participación y acción comunitaria.

 

CULTURA POPULAR

Es la que construye el pueblo en general a partir de su interacción y como respuesta solidaria a sus necesidades. Es una cultura que va de abajo hacia arriba. Los pueblos que progresan son los que conservan y defienden su cultura.
La cultura popular es, o debería ser, la verdadera cultura nacional, pero muchas veces se impone una idea de cultura nacional, de arriba hacia abajo, por medio de la educación formal y de los medios de comunicación de masas, logrando disolver la verdadera identidad nacional en un proceso de aculturación.
La cultura de masas es una mercancía, una cultura para el consumo, homogénea y masificada.
La cultura popular no es cultura para ser vendida, sino para ser usada.
Tenemos entonces a la biblioteca popular en ese contexto.
¿Extensión bibliotecaria, o participación comunitaria?.
Ejemplos de actividades. No aislar, no descalificar, configurar espacios democráticos.

 

POLÍTICA BIBLIOTECARIA

Hechas estas disquisiciones anteriores volvemos a nuestro primer tema de la política bibliotecaria. Podemos definirla como el conjunto de medidas y previsiones que responden al propósito de determinar claramente los objetivos, tendencias y características de los servicios bibliotecarios. Las políticas son a la vez restrictivas y permisivas, en la medida que definen los límites aceptables para la acción, dando libertad, al mismo tiempo, para actuar con autonomía dentro de esos límites.
Siguiendo todo lo que hemos expresado ya podemos definir a la biblioteca popular como una colección de materiales documentarios en distintos soportes, con vías o puertas de acceso a la información y el conocimiento, pero también como un conjunto de usuarios, bajo condiciones sociales determinadas.
La biblioteca ha sido hasta no hace mucho tiempo eminentemente conservadora, y también minoritaria. La organización bibliotecaria tiende ahora a partir de y para el lector o usuario y dirigiéndose, sin abandonar la conservación, hacia la provisión de formas y medios de accesión. Cabe señalar que muchos bibliotecarios han alertado contra la impresión o realidad "que da a veces la biblioteca de aumentar los privilegios de los elegidos, sabiendo como sabemos que es utilizada, sobre todo, por los más jóvenes, por los mejor formados, por los más acomodados y por los habitantes de las grandes ciudades " o conglomeraciones urbanas importantes (
Carrión Gútiez).
Las bibliotecas públicas no están más que teóricamnente al servicio de todos. A Uds. les sorprenderá esto que digo y yo sé que es arriesgado afirmarlo, pero realmente sólo están al servicio de una minoría, los que las utilizan, que es más o menos amplia según el lugar donde se radique la biblioteca, según su actividad, sus dirigentes y bibliotecarios, etc. Pero siempre una minoría. Una institución social creada y programada para todos, sólo sirve a unos pocos. Y aquí entramos al tema de la lectura, su abandono paulatino por los jóvenes, su promoción. Si bien es cierto que los medios audiovisuales, interactivos, electrónicos, han tenido influencia en que quizás haya menos lectores habituales de libros, es por lo menos discutible que haya menos lectores. Por el contrario, es seguro que nunca antes en la historia de la humanidad hubiere tantas personas con capacidad de lectura, no sólo en cantidad sino también en porcentaje de la población. El mismo manejo e interpretación de los medios electrónicos presupone esa capacidad de lectura. Igualmente creo que es una falacia decir que antes se leía más. Los recuerdos de mi infancia y adolescencia me dicen que no mucha gente común en esa época se dedicaba a la lectura de libros. Mis compañeros de la primaria y secundaria no lo hacían, leyendo casi exclusivamente los textos obligatorios. El entorno familiar y barrial no era distinto.
Pero el problema excede a la simple capacidad de leer y escribir, porque como dice Berta Braslavsky: "la necesidad de leer y escribir para el uso generalizado del fax, el correo electrónico y el aprovechamiento reflexivo y crítico de la información por Internet agrega nuevas razones para mejorar la calidad de la enseñanza de la lectura y la escritura. Ya no alcanza con una alfabetización funcional para las mayorías, extendida pero de escaso alcance, como se pensaba a mediados del siglo XX, sino que es necesaria, para todos, una alfabetización avanzada, con altos niveles de comprensión y de elaboración en la que intervienen los procesos superiores de la inteligencia"
Ciertos conceptos de la globalización han llevado a que algunos piensen que la misión de la biblioteca es sólo proveer información, ajustada a necesidades que se planteen. Sería algo así como un despacho de mercadería tabulada. Pero la información tiene un contenido, no es aséptica. Puede estar cargada de intencionalidad política, económica, ideológica, religiosa, etc. Necesariamente no sólo debe ser suministrada sino que también la biblioteca debe ayudar a que sea interpretada, decodificada.
Una de las definiciones que podemos dar de la
información parecería ser que "es cualquier cosa que pueda codificarse para su transmisión de un emisor a un receptor contribuyendo a paliar la ignorancia o reducir la incertidumbre sobre una materia". Esto no es un simple proceso que se pueda describir en forma mecánica, de dos mensajes uno puede estar cargado de significado y otro ser irrelevante o pura tontería, sin embargo pueden ser equivalentes con respecto a esta definición de información.
Ejemplo:
        E=m x c2
        N.O.B. 2 vs. R. Central 0
A través de este pensamiento se ha definido a nuestra sociedad como
sociedad de la información difundiendo el slogan: información es poder, cuando lo cierto es que tener conocimiento y saber cómo alcanzarlo es verdaderamente lo que da poder a las comunidades.
Siguiendo a Berta Braslavsky, hay que atender a ese desafío que representa la masa de personas alfabetizadas, pero que tiene grandes dificultades para comprender los textos. En la progresiva invasión y utilización de los medios electrónicos parece ir desapareciendo o adaptándose el texto de la cultura impresa: el libro. En la textualidad electrónica desaparece la forma material que nos ofrece hasta ahora el libro tradicional. Los acostumbrados sistemas de percepción e interpretación de los textos, son borrados por la electrónica. El hipertexto, los hipermedia cambian el orden y jerarquía de los discursos, no habiendo en la actualidad criterios establecidos para discernir sobre ellos. Y todo esto ha modificado la valoración de los textos, su autoría, la catalogación bibliotecaria en consecuencia, su multidimensionalidad, de tal manera que el desafío para bibliotecarios y educadores, ya que el proceso de utilización de los medios electrónicos es irreversible, debe ser ayudar a desarrollar una nueva alfabetización, una nueva forma de lectura, a establecer nuevos criterios de interpretación, desarrollo y análisis del texto,. Porque además corremos el peligro, ya evidente, que las modernas técnicas electrónicas aparentemente disponibles para todos, se conviertan en el elemento generador de un mayor ahondamiento de las diferencias sociales, entre los que tienen acceso a la tecnología y quienes se transformarán en nuevos analfabetos por no tener ese acceso.
En una breve digresión, que creemos necesaria, hablaremos de las relaciones entre biblioteca pública y biblioteca popular. Ustedes y nosotros sabemos perfectamente que lo que en nuestro país llamamos biblioteca popular puede ser asimilado con exactitud a lo que en el mundo se denomina biblioteca pública, también sabemos que hay una diferencia, no referida al tipo y filosofía de sus servicios, sino a la forma de su dirección. Podríamos decir que la biblioteca pública sería la creada y mantenida por el estado mientras la popular es la creada y mantenida, fundamentalmente, por grupos de vecinos, por la comunidad. Noten Ustedes que esta diferencia, tiene una importantísima influencia sobre las políticas bibliotecarias a emplear.

 

TIPOS DE BIBLIOTECAS POPULARES

Hace unos cuantos años, en la década del 80, se nos ocurrió hacer un relevamiento y conteo especial de las bibliotecas populares reconocidas de la Pcia. de Santa Fe, según listados de la Comisión Protectora. Obtuvimos el siguiente resultado:

Bibliotecas populares puras o genuinas

37 %

Bibliotecas populares escolares (primarias y secundarias)

42 %

Bibliotecas populares de instituciones (Clubes)

  8 %

Bibliotecas populares de instituciones (Vecinales, Sociedades de
fomento, Mutuales, Cooperativas)

13 %

 


 

100 %

BIBLIOTECAS Y COMPUTADORAS

Podemos hacer una breve clasificación de las bibliotecas según su caudal de informatización:
   1 - Biblioteca típica (Biblioteca pre-informática)
   2 - Biblioteca automatizada (Tiene PC, automatización de procesos, control bibliográfico, soportes de
        OPACS, control de usuarios y préstamos)
   3 - Biblioteca electrónica (Fuentes de información en formato electrónico, accesos y participación en
        redes y sistemas)
   4 - Biblioteca virtual (No hay existencia física, todo es la conexión en red de las computadoras).
Se dice que la computadora hace lo que le ordenamos. En realidad hace lo que algunos le ordenan y aquello para lo que las diseñan algunos. No hay que temer a las máquinas, aunque no conozcamos todas sus posibilidades, pero sí a los humanos a quienes conocemos lo suficiente.
Estas definiciones nos llevan a algunas reflexiones sobre la antigua profesión de bibliotecario. Desde hace 4.500 años las funciones del bibliotecario estaban más o menos establecidas, estatuídas, identificadas y permanentes, quizás también estereotipadas. Habrá que investigar si en estas instituciones modernas que hemos definido, esas funciones, en sus líneas generales, se mantienen o no (Las famosas seleccionar, conservar y difundir), si su perfil de funcionamiento ha cambiado mucho, poco o nada, o totalmente; si quienes lo somos podremos seguir llamándonos bibliotecarios, en fin tratar de discernir sobre el futuro y proyección de esta profesión, como quiera que estemos de acuerdo en definirla, más allá del 2002 sobre el siglo XXI. Una de las definiciones sobre el perfil del bibliotecario actual que más nos conforma, es la presentada por la Carrera de Bibliotecología, modalidad semipresencial, de la Universidad Nacional de Misiones, que dice así:
"El bibliotecario egresado de esta modalidad debe ser:
* Un agente promotor del cambio social y deberá jugar un papel importante en la democratización de la información y en el fomento de una sociedad lectora.
* Un observador crítico y actor comprometido de los procesos culturales y problemas sociales, capaz de planear alternativas desde su quehacer profesional.
* Un profesional capaz de desempeñarse tanto en ambientes tradicionales como en aquellos en donde se utilizan nuevas tecnologías de información.
* Un especialista capacitado para realizar análisis documental y bibliográfico.
* Un bibliotecario capacitado para diseñar, administrar y gerenciar unidades de información".

Ya en un Seminario realizado a fines de los 80 en la Escuela de Bibliotecarios de la UBA se establecieron 16 factores de la crisis profesional bibliotecaria. Nosotros vamos a destacar 6 de ellos que después de todos estos años creemos que aún perduran:
   1 - La desmesura de la función informativa de las bibliotecas, en desmedro de las otras funciones que
        son irrenunciables.
   2 - El shock de la informática.
   3 - La problematización del futuro del libro y por ende de las bibliotecas como tales.
   4 - La indecisión profesional del bibliotecario
   5 - Las fallas culturales del bibliotecario.
   6 - La crisis generalizada del sentido de servicio y especialmente del servicio social.
En qué sentido la función del bibliotecario se relacionaría en este principio de siglo del desempleo, de la marginación, globalización y economía de mercado. ¿Será partícipe u objetor?, ¿quedará al margen o luchará por un lugar?, o como dice el bibliotecario brasileño
Waldomiro Vergueiro tratará de "Descubrir maneras de, con nuestra práctica profesional, intervenir y perfeccionar la sociedad en que vivimos, colaborando para que se tornen más justas, es, tal vez, un imperativo ético mucho más adecuado para los profesionales de la sociedad brasileña que la neutralidad absoluta preconizada por los bibliotecarios norteamericanos (D. J. Foskett): no politics, no religion, no moral, significando que el bibliotecario, en sus actividades profesionales, no se posiciona personalmente en relación a las informaciones que torna accesibles, sea bajo el punto de vista político, religioso o moral... Descubrir esas maneras debería constituirse en un objetivo a ser atendido tanto por el individuo como por la categoría profesional como un todo, a través de sus líderes y organismos de grupo o sindicatos. Lo que no es, absolutamente, una tarea fácil, porque otros mitos profesionales pueden interponerse".
Roberto Juarroz. "Creo que hoy más que nunca es preciso integrar y fortalecer en cada cual una axiología bibliotecaria, asumir las preguntas básicas y los valores fundantes que dan sentido y sostienen a las bibliotecas y a nuestra profesión. Debemos replantearnos a fondo las interrogaciones decisivas: ¿qué clase de sociedad queremos?, ¿qué forma de cultura nos importa?, ¿qué tipo de educación nos interesa?, ¿qué especie de biblioteca deseamos?, ¿qué perfil de bibliotecario pretendemos encarnar?. Ni siquiera necesitamos respuestas acabadas, taxativas, indudables, absolutas. La simple presentación, comprensión y meditación de esas preguntas son suficientes para mantener abierto, alerta y dinámico nuestro espíritu bibliotecario. Y el ahondamiento de esas interrogaciones nos permitirá también aclarar y precisar una especie de deontología bibliotecaria o sea el conjunto de responsabilidades y deberes que exige una profesión tan amplia y tan viva como la nuestra. Y no me cabe duda que esos planteos fundamentales, convertidos en motor de nuestra experiencia, incidirán en la plena recuperación de los valores fundantes de nuestro quehacer bibliotecario: la libertad, la solidaridad, la tolerancia, la cooperación, la justicia, la fe en nuestro trabajo y en el hombre.
... Y tolerándonos una única obsesión: franquear para todos el acceso al conocimiento, a la cultura, a la información, a la búsqueda creadora, al libro, a la lectura, a las múltiples formas con que se revisten la memoria, la imaginación y el pensar del hombre y a veces ese gramo de creación o de sabiduría que, si algo perdura, nunca desaparecerá del todo".
Viviane Forrester. "Porque no hay nada más movilizador que el pensamiento... No existe actitud más subversiva ni temida. Y también más difamada, lo cual no es casual ni carece de importancia: el pensamiento es político. Y no sólo el pensamiento político lo es. ¡De ninguna manera!. El sólo hecho de pensar es político. De ahí la lucha insidiosa, y por eso más eficaz, y más intensa en nuestra época, contra el pensar. Contra la capacidad de pensar".
En última instancia y haciendo una reducción sencilla, la función de las bibliotecas, sus actividades y de los libros que ellas contienen (bajo cualquier formato, soporte, conducto o vía de acceso) es simplemente:
Ayudar a pensar.

27 de Julio 2002

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