FACTORES PSICOLÓGICOS Y ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR: BREVE APROXIMACIÓN AL SÍNDROME IRA-HOSTILIDAD-AGRESIÓN archivo del portal de recursos para estudiantes |
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Juan Antonio Becerra García.
Lic. en Psicología. Master en Psicología Clínica Aplicada. Doctorando de Psicología de la Univ. de Jaén.
Centro Médico Castellar Salud. Castellar (Jaén-ESPAÑA)
RESUMEN
La relación entre factores psicológicos y los trastornos cardiovasculares ha recibido mucha atención. Dentro de estos factores, el Complejo Hostilidad-Ira-Agresión o Síndrome Ira-Hostilidad-Agresión (AHI), ha sido el constructo psicológico más estudiado, tanto como componente del PCTA como de forma aislada, y que más se ha relacionado con la enfermedad cardiovascular, en especial el componente de Hostilidad. En este trabajo se realiza una breve aproximación a este síndrome, en primer lugar a sus principales componentes y posteriormente a los modelos explicativos que lo relacionan con la enfermedad cardiovascular y a los diferentes instrumentos que se han desarrollado y utilizado para su evaluación.
INTRODUCCIÓN
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son una de las principales causas de mortalidad en la población adulta, de las distintas enfermedades cardiovasculares las más comunes son la hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares (OMS, 2007).
El conocimiento de estas enfermedades ha permitido conocer cuales son los factores que inciden en ellas, se han identificado una serie de factores de riesgo denominados tradicionales o clásicos, entre ellos están el tabaquismo, la obesidad, la inactividad física, los hábitos dietéticos inadecuados, además de los factores biológicos como la edad, sexo, raza e historia familiar. Estos factores de riesgo no llegan a explicar ni la mitad de los casos de trastornos cardiovasculares (Fernández-Abascal, Palmero y Martín-Díaz, 1998) con lo que se ha mostrado la importancia del estudio de factores de riesgo no tradicionales.
Los factores de riesgo no tradicionales que se han estudiado hacen referencia al estrés psicosocial y a las diferencias individuales en la percepción de los estímulos ambientales estresantes para cada persona. Estos factores psicosociales tienen un papel modulador sobre los factores clásicos de riesgo, dentro de estos los factores psicológicos más estudiados han sido el Patrón de Conducta Tipo A (PCTA) y el Complejo Hostilidad-Ira-Agresión.
El PCTA es descrito por primera vez por Friedman y Roseman, estos autores encontraron que en pacientes con enfermedad cardiovascular, había grupos de personas que muestran un agudo sentido de urgencia por el tiempo, junto con otras características como irritabilidad, fluidez verbal, intensidad de la voz, actividad psicomotora intensa, ambición y competitividad, constituyendo un síndrome que llega a ser típico de personas jóvenes y de mediana edad con ECV, pero que no se presentan a menudo en personas que no padecen esta enfermedad, así, definieron con propósito descriptivo el PCTA como: “Un complejo de acción-emoción que puede ser observado en toda persona que esta agresivamente involucrada en una lucha crónica, incesante, para lograr más y más en menos y menos tiempo, y si se requiere hacerlo así, frente a los esfuerzos en contra de otras cosas y otras personas” (Friedman y Rosenman, 1974).
Aunque el PCTA es un complejo acción-emoción, también se considera un constructo multidimensional (Friedman y Rosenman, 1974, García-León, 1993a), que esta formado por diferentes factores entre los que se encuentran los siguientes:
El PCTA ha sido muy investigado desde su aparición, algunos estudios realizados sobre este como factor de riesgo cardiovascular en distintas nacionalidades, lenguas y culturas muestran gran consistencia y validez de este constructo como factor de riesgo coronario independiente, en general los estudios longitudinales y transversales han mostrado que las personas que muestran PCTA manifiestan tasas de enfermedad cardiovascular de dos a seis veces mayores que la prevalencia de estas patologías en las personas que no lo presentan (Roseman, Brand, Jenkins, Friedman, Strauss y Wum, 1975; Eaker, Abbott y Kannell, 1989 y De Baker, Kortnizer, Kittel y Dramaix, 1983 ).
Pero a pesar de que muchos estudios apoyan la posibilidad de considerarlo como un factor de riesgo, existen también otros muchos estudios que no encuentran asociación entre PCTA y enfermedad cardiaca (Jonsthon y cols., 1978; Cohen y cols., 1985; Appels y cols., 1987; Jenkinson y cols., 1993; Huysamen y cols., 1994 en Calvo, Alemán, Alemán y Ojeda, 2002), bien porque no se encuentra relación alguna, son estudios no concluyentes, solo encuentran relación entre alguno de los componentes del PCTA y la ECV o la relación se produce en condiciones estresantes muy concretas.
Los resultados que reflejan estos estudios muestran la naturaleza multidimensional del PCTA y que no todos sus componentes tienen el mismo peso para determinar el riesgo coronario, así los meta-análisis más importantes realizados sobre las conductas y factores de personalidad relacionados con las enfermedades cardiovasculares (Booth-Kewley y Friedman, 1987, Matthews, 1988) señalan en sus conclusiones que Ira y Hostilidad, especialmente este último (García-León, 1993b), son los predictores significativos de los trastornos coronarios, constituyendo estos componentes aislados dentro del PTA el Síndrome AHI.
Así, el Síndrome AHI surge por el peso diferencial de los componentes del PCTA en la determinación del riesgo coronario, este síndrome es también de marcada naturaleza multidimensional y algunos de sus componentes muestran más peso que otros en la determinación de este riesgo, teniendo en cuenta esto, el objetivo de este trabajo va a ser describir sus principales componentes y la relación entre estos y la ECV citando algunos estudios que han intentado relacionarlos, además se hace una breve referencia a los principales modelos explicativos de la relación entre el Síndrome AHI y la ECV y a los instrumentos usados para su medición.
EL SÍNDROME IRA – HOSTILIDAD – AGRESIÓN
Como se ha comentado anteriormente, el componente de Hostilidad es el más predictivo para determinar el riesgo coronario, así la hostilidad bien como componente del PCTA o bien tomada de forma aislada, es el componente más asociado con la reactividad fisiológica y el padecimiento de enfermedades cardiovasculares (Sanjuán y Pérez, 1999).
La Hostilidad dentro del PCTA surge como un nuevo constructo para superar las limitaciones del PCTA como predictor de ECV y se entiende como una hostilidad instrumental que surge cuando a la persona se le impiden alcanzar sus metas, y se manifiesta en irritabilidad, en expresiones faciales de enfado-ira, en un estilo de habla fuerte y con tendencia a interrumpir al interlocutor, estos componentes incluyen distintos aspectos dentro de la hostilidad, que van desde aspectos emocionales o ira a aspectos conductuales, como son las expresiones verbales y motoras (Pérez y Sanjuán, 2003), con lo que se considera a la Hostilidad como un constructo multidimensional, que va a incluir tres tipos de componentes, un componente afectivo o emocional (la ira), un componente cognitivo (la hostilidad) y un componente conductual (la agresión), estando estos íntimamente relacionados y siendo difícil su diferenciación (Smith, 1992).
Estos son los componentes cognitivos, emocionales y conductuales “cardiotóxicos” dentro del PCTA, y conformarían lo que se conoce como Síndrome AHI. Spielberger, Krasner y Solomon (1988) formularon este síndrome como un complejo asociado al riesgo de enfermedad coronaria que incluye la ira tanto en estado como en rasgo, la expresión (ira-in e ira-out) y el control de ira, además de la hostilidad y la agresión. Estableciendo estos autores una especie de continuidad entre hostilidad, ira y agresión.
De manera más extensa, podemos definir los distintos componentes del Síndrome AHI de la siguiente manera:
A) La Hostilidad:
Es el componente cognitivo del constructo, estaría formada por creencias, expectativas y actitudes negativas duraderas y estables sobre la naturaleza humana y las cosas. Como principales creencias se encuentran el cinismo y las atribuciones hostiles, pensamientos acerca de que las demás personas son mezquinas, egoístas, deshonestas, antisociales e inmorales, con lo que para estas personas con hostilidad el resto de personas constituyen una fuente de amenaza percibiéndolas como antagónicas y amenazantes (Barefoot, 1992). Otras creencias serían el considerar que todo lo que uno hace, piensa y dice es correcto, que los recursos disponibles son escasos y finitos y hay que “luchar” con los demás para poder cubrir las necesidades. Además suelen aparecer expectativas negativas como desconfianza o sospecha y una actitud negativa caracterizada por enemistad, negativismo y resentimiento (Barefoot, 1992).
Quienes muestran hostilidad tienden a esperar lo peor de los demás y estar siempre a la defensiva creando ambientes en los que predomina la competitividad y la tensión, con lo que estas personas perciben el ambiente como una lucha incesante para lograr sus objetivos, para lo que tiene que permanecer constantemente en alerta en el caso de que los demás lleven a cabo conductas malintencionadas con el fin de que les impidan conseguir su propósito; esto va a llevar a sentimientos de ira en estas personas y el que estén en constante hipervigilancia les va a hacer más propensos a padecer una enfermedad cardiovascular.
B) La Ira:
Es el componente emocional o afectivo del constructo y hace referencia a una emoción displacentera formada por sentimientos de intensidad variable, conlleva una experiencia subjetiva como son los pensamientos y sentimientos, una activación fisiológica y neuroquímica y un determinado modo de expresión o afrontamiento.
La desencadenan situaciones relacionadas con condiciones en las que las personas son heridas, engañadas, traicionadas, y que tienen que ver con el ejercicio de control físico o psicológico en contra de la propia voluntad o que impide el alcanzar una meta a la que la persona considera que tiene derecho (Iacovella y Troglia, 2003).
a) El Componente Subjetivo o Experiencia de Ira, puede variar en intensidad desde irritación leve a rabia, siendo más intensa cuando hay baja tolerancia a la frustración. La experiencia de ira se estudia a partir de dos manifestaciones, estas son ira estado e ira rasgo (Spielberger, Johnson, Russell, Crane, Jacobs y Worden, 1985):
La ira estado y rasgo están relacionadas íntimamente, caracterizándose el incremento de activación fisiológica que producen por la activación del sistema nervioso autónomo, el sistema endocrino, tensión muscular y cambios respiratorios.
b) En cuanto al Modo de Afrontamiento o Expresión de Ira, hay dos modos básicos de expresión de ira, la ira interna y la ira externa (Spielberger, Johnson, Russell, Crane, Jacobs y Worden, 1985).
Johnson (1990) distingue entre tres estilos diferentes de afrontamiento para disminuir las sensaciones displacenteras de la emoción de ira, estos son:
C) La Agresión:
Hace referencia al componente conductual del constructo, aquí se incluiría la agresión, que se refiere a la conducta abierta, definida típicamente como acciones de ataque o conductas abiertamente destructivas o punitivas, dirigidas hacia otras personas u objetos en el entorno. Estas conductas suelen ir acompañadas por cambios en la expresión facial, el tono y el volumen de voz, la postura y el movimiento, pudiendo estos cambios ser observados directamente (Iacovella y Troglia, 2003).
La agresión puede tomar otras formas como son las verbales, en insultos, sarcasmos o formas agudas antagónicas o de oposición y falta de cooperatividad.
Dentro de este componente se podría distinguir entre agresión hostil e instrumental que serían:
Diferentes estudios transversales y longitudinales han intentado encontrar la relación entre el Complejo o Síndrome AHI y la ECV, en los primeros estudios llevados con este propósito se estableció una relación entre la “ira hacia dentro”, es decir, los factores subjetivos de ira y las emociones relacionadas con estos, y las enfermedades coronarias (Barefoot y cols., 1983; Shekelle y cols. 1983; Dembroski y Costa, 1987 en Calvo, Alemán, Alemán y Ojeda, 2002), así las personas con estilo de supresión de la ira serían mas susceptibles de sufrir ECV, considerándose la ira en principio como el componente esencial del constructo.
Estudios posteriores no encontraron relación entre este constructo y la ECV (León y cols., 1988; Eran y cols., 1989 en Calvo, Alemán, Alemán y Ojeda, 2002), con lo que los estudios posteriores a estos se han centrado en el estudio de la dimensión cognitiva, la Hostilidad, ya que tanto la ira como la agresión, las dimensiones emocional y conductual, son variables inestables y transitorias en el tiempo, siendo la hostilidad el aspecto más estable y duradero en el tiempo, formando las actitudes hostiles un esquema inadaptativo estable que en diferentes situaciones lleva a producir con más frecuencia e intensidad los estados de ira (Yuen y Kuiper, 1991). Así, la hostilidad sería el factor de referencia para comprender la relación entre la ECV y los procesos emocionales, encontrándose en diferentes estudios que las personas que manifiestan hostilidad, como se entiende dentro del síndrome AHI, son más proclives a desarrollar ECV (Bennett y cols., 1990; Houston, 1992 y Helmers y cols., 1995 en Calvo, Alemán, Alemán y Ojeda, 2002).
MODELOS EXPLICATIVOS DE LA RELACIÓN ENTRE EL SÍNDROME AHI Y LA ECV.
De forma muy breve, en este apartado se va a hacer referencia a los modelos más representativos que explican la relación existente entre el síndrome AHI y la ECV, estos serían los siguientes:
INSTRUMENTOS DE MEDICIÓN DEL CONSTRUCTO.
En la medición psicométrica del Síndrome AHI se han usado pruebas que evalúan Ira y pruebas que evalúan Hostilidad. Entre los instrumentos más referidos para medir la Ira, algunos surgidos y utilizados en el ámbito clínico y otros surgidos para la investigación, se encuentran los siguientes:
Por otra parte, los instrumentos más usados para medir la Hostilidad serían los que se describen brevemente a continuación:
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