MATRIMONIO "GAY" Y LAS PAREJAS DE HECHO

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La reciente legalización del matrimonio para homosexuales -incluyendo el derecho a la adopción- en Holanda y las polémicas parlamentarias en España sobre parejas de hecho y "derecho" versus "Unión cívica", han abierto una especie de caja de Pandora de acusaciones y descalificaciones mutuas por doquier.

Aceptando que los homosexuales como seres humanos, personas libres y ciudadanos de países democráticos tienen, o debieran tener, -por encima de cualquier perjuicio religioso, moral, político o social - los mismos derechos (y obligaciones) que los heterosexuales, habrá - no obstante- que analizar detenidamente conceptos como matrimonio, parejas de hecho, adopción y ventajas fiscales, del punto de vista tanto de heterosexuales como de homosexuales, para evitar que dentro de la igualdad jurídica formal algunos terminan siendo mas iguales que otros.

 

1.Matrimonio:

Contrario a lo que la Iglesia Católica (y otras denominaciones cristianas) ha propagado durante el ultimo siglo, el matrimonio (¡cristiano por supuesto!)no ha sido en el mundo occidental- hasta finales del siglo XIX - ni tan universal ni tan común como se pudiera pensar. Cuando el cristianismo se convirtió a finales del siglo IV no solamente en la religión dominante del Imperio Romano sino en la única, la Iglesia cayó, lógicamente, en manos de la burocracia establecida del Imperio que no iba a pasar por alto un bocado tan apetitoso. Como resultado el matrimonio seguía las pautas del Derecho Romano con algunos cambios importantes-principalmente la abolición del divorcio- que empeoraban mucho la posición de la mujer. El matrimonio romano era, en esencia, un asunto patrimonial. Una fórmula para pasar linaje, propiedades, dinero etc. a los descendientes. El concepto cristiano de "hasta que la muerte les separe" reforzó enormemente el sentido patriarcal y patrimonial del matrimonio. El resultado de todo esto fue que el matrimonio era un "privilegio" de las clases pudientes. El matrimonio por el patrimonio. Como los plebeyos -por no hablar de los esclavos- no tenían nada que dejar, su forma de emparejamiento era la del concubinato. Este incluía -hasta, más o menos, el siglo XII -la mayoría del clérigo. (La imposición del celibato- no la castidad sino la prohibición de vivir en pareja- a partir del siglo XI, tenia no tanto orígenes religiosos como económicos, relacionados con las posibles obligaciones de la Iglesia con los descendientes). La situación de los villanos durante el feudalismo era todavía peor que la de los plebeyos durante el Imperio. No hay muchos datos disponibles pero lo poco que hay indica que el porcentaje de matrimonios no era superior al 20% de los emparejamientos. Con el progreso de la sociedad y la aparición de la burguesía y los pequeños campesinos/propietarios independientes los matrimonios aumentaron poco a poco hasta llegar quizás al 50/60% a principios del siglo XIX, para generalizarse a partir de la segunda mitad del siglo. ( No hay que sorprenderse de la actitud de la Iglesia; tampoco la misa dominical fue muy común entre los pobres hasta bien entrado el siglo XX. Como prueba se puede aportar el dato de que cuando allá por el año 1903/4 el Gobierno de turno legisló el Domingo como día no laborable, la Iglesia se opuso con el argumento de que los obreros solamente lo iban a aprovechar para emborracharse e ir de putas).

Como hemos visto la forma mayoritaria de emparejamiento en la historia (y única en la prehistoria) ha sido el "concubinato", o sea un "matrimonio" sin ningún marco religioso y/o jurídico. No hay ninguna evidencia de que en este tipo de emparejamiento los niveles de infidelidad sean superiores a los habituales en los matrimonios religiosos o civiles. Al contrario, si aceptamos que el ser humano es un "mono" evolucionado que en un momento de su evolución adoptó la organización familiar de los lobos, tenemos que considerar que la infidelidad es producto de la civilización ya que la fidelidad sexual del lobo es casi proverbial.

La típica frase judeo/cristiano "hasta que la muerte os separe" es el reflejo religioso de una verdad ancestral. En la prehistoria el emparejamiento sexual era instintivo, procreativo y la única forma de garantizar la supervivencia. Como es lógico no existían conceptos como compatibilidad psicológica, cultural y educativa.

Una vez dicho todo lo anterior, desde cualquier punto de vista que queramos adoptar, hay un hecho evidente, el matrimonio religioso ó civil es heredero -dentro de un marco religioso y/o civil - del ancestral emparejamiento (heterosexual) o "concubinato", y tiene como fin principal la procreación y el cuidado y educación de los niños resultantes. La insistencia de grupos homosexuales radicales a reclamar su derecho al matrimonio es una de las grandes paradojas de las últimas décadas; por un lado proclaman su diferencia y exigen que esta diferencia sea debidamente legalizada, y, a continuación, quieren imitar - olvidando cualquier sentido conceptual y etimológico - a los heterosexuales. Es como si las Iglesias Protestantes, una vez obtenido su equiparación jurídica con la Iglesia Católica hubieron exigido, además, el derecho a llamarse Católica, Romana y Apostólica. Parejas homosexuales han existido durante miles de años, pero como el concepto de parejas homosexuales legalizadas dentro de un marco jurídico - y hasta religioso - es una novedad reciente, lo menos que podemos pedirles a los homosexuales es que sean imaginativos, inventando su propio vocabulario y dejando de ser conservadores e imitadores. Si no les basta la palabra "pareja" que inventen otra; sugiero "Homomónio". 

 

2.Parejas de hecho (y de derecho):

Con la generalización del santo matrimonio las parejas de hecho (antes concubinato) no desaparecieron por arte de magia. Había muchas razones para que siguieran, por ejemplo para los ateos, los agnósticos, los anticlericales y todas las parejas donde uno o ambos de los amantes ya estaban casados con otros. Esto no ha cambiado ni con la legalización del matrimonio civil ni con la del divorcio. Hay parejas temporales esperando la rotura definitiva de sus matrimonios anteriores y hay, y siempre habrá, parejas que no están dispuestas a atarse con obligaciones mutuas. Es otra paradoja, y una contradicción, que estas pidan un registro para convertirse en parejas de derecho. Es una contradicción porque una de dos; o éstas parejas están dispuestas a aceptar obligaciones y derechos mutuos y también una fórmula legal para romper su compromiso, y en este caso piden algo que ya existe - el matrimonio civil - o simplemente quieren registrarse - siguiendo exactamente como hasta ahora - con el único objetivo de obtener ventajas fiscales, lo que en español paladino se llama un timo a los demás contribuyentes. Un registro legal de parejas de hecho para convertirlas en parejas de derecho solamente tiene razón cuando el matrimonio civil es imposible, o sea en el caso de los homosexuales.

 

3.Ventajas fiscales:

Una de las cosas que los homosexuales olvidan, aparentemente, con gran facilidad es su dependencia total de los heterosexuales. No solamente son, obviamente el fruto de una relación heterosexual, sino su jubilación va a ser financiada por los hijos de parejas heterosexuales. No es lógico que parejas que no tienen que soportar la carga financiera, psicológica y emocional de la crianza de uno o más hijos, además obtengan desgravación fiscal por el mero hecho de vivir en pareja. Antes de que nadie me pueda acusar de homofóbia, extiendo el mismo argumento a la pareja heterosexual o sea, el matrimonio. La desgravación fiscal para parejas de cualquier tipo sin hijos dependientes es una intolerable discriminación de los/as solteros/as. Vivir en pareja sin hijos no es más costoso que vivir solo (donde vive uno viven dos) ni siquiera en las parejas donde uno de los dos no tiene empleo y hace las funciones de "ama de casa"; para no hablar de los casos -pronto mayoritarios- en que trabajen los dos. Todo el asunto de la desgravación fiscal para las parejas está mal enfocado, mucha desgravación para la pareja por el mero hecho de serlo y muy poco para los hijos. Debería ser justo lo contrario. Ninguna desgravación para la pareja como tal y mucha desgravación para los hijos (extensible también a las madres solteras). Además, de forma inversa a la actual: tanto para el primer hijo, el doble para el segundo y hasta el triple para el tercero. Esto si sería una formula para estimular la natalidad. Como es lógico estas ventajas fiscales serían tanto para hijos propios como para adoptados.

Como vemos esta formula equiparaba, en justicia, las parejas de cualquier tipo sin hijos a los solteros (sin hijos) y también eliminaría la necesidad de una Unión Cívica propuesta por el Gobierno ya que la convivencia de dos personas con o sin implicaciones sexuales tendría un tratamiento fiscal exactamente igual: ¡ninguno!

 

4.Adopción:

La autorización, en Holanda, de la adopción de niños del país por parte de los homosexuales es una auténtica victoria pírrica. Una victoria teórica sin ningún resultado práctico.

En una sociedad con una baja tasa de natalidad hay pocos niños para adoptar. Parece lógico entonces que las parejas heterosexuales con problemas de procreación por esterilidad ó infertilidad de la mujer - en caso contrario el problema tiene remedio con inseminación artificial- o para evitar enfermedades hereditarias, tengan preferencia absoluta. Hasta para estas parejas los trámites para la adopción no son exactamente fáciles, al contrario, gracias a las increíbles exigencias de las agencias de adopción tienen que pasar por un auténtico calvario en donde muchas se quedan en el camino. Tan exageradas son estas exigencias que si el Estado las estableciera como requisitos para que los matrimonios pudieran ejercer su derecho a procrear, la especie humana se quedaría extinta en un par de generaciones. De todas formas, hasta sí el derecho a la adopción por parte de homosexuales se ampliase para incluir niños del tercer mundo el panorama no mejoraría. Si los homosexuales acusan a los Gobiernos occidentales de ser intolerantes y retrógrados, espera a que traten de adoptar niños en el tercer mundo para que se enteren de lo que vale un peine.

Queda la pregunta del millón. ¿En España se pudiera admitir la adopción por parte de los homosexuales, por lo menos como un derecho teórico? Creo que sí. El principal argumento en contra, la supuesta posible corrupción de menores, tiene fácil solución reglamentando que los gays solamente pudiesen adoptar niñas, y las lesbianas ...niños. Dicho esto, creo también que los homosexuales ni siquiera debieran exigir tal derecho. Como ya he indicado antes, el derecho de adopción debería ser reservado exclusivamente para las parejas (elimino por el momento más definición) con problemas de infertilidad, esterilidad etc., y esta claro que estos conceptos no son aplicables - en términos generales - al conjunto de los homosexuales. Queda igualmente claro que los homosexuales pueden tener hijos propios - de vez en cuando hay que subrayar lo más obvio - y no solamente las lesbianas sino también los gays. Según los últimos informes las lesbianas ya son las principales "beneficiarias" de la inseminación artificial, lo que es, sin duda, un primer paso en la buena dirección. El problema es que, en estos casos, no hay ninguna protección legal para la "otra madre" o sea la pareja lesbiana de la madre biológica. Si esta muriese, aquella no tendría ninguna potestad sobre el hijo. Parte de este "inconveniente" puede ser paliado pariendo las dos, pero una legislación adecuada parece más razonable.

Siendo mujeres la solución para las lesbianas es bastante fácil y son los gays que no tengan más remedio que buscar vías nuevas e imaginativas. Han sido más que nadie los colectivos homosexuales que durante años han propagado la muerte de las familias clásicas y han defendido la necesidad de crear nuevas unidades de convivencia. Hasta ahora no ha surgido nada nuevo, y parece que los homosexuales lejos de renovar están limitándose a imitar el tipo de familia que antes denigraban (boda incluido). Ya es tiempo que metan manos a la obra. La existencia de Federaciones y Asociaciones conjuntas de Gays y Lesbianas es una indicación de como se pudiera resolver el problema de los gays. Si más y más lesbianas vayan a resolver su maternidad a través de la inseminación artificial (lo siento para ellas pero el embarazo sigue siendo si no el resultado de un acto heterosexual, sí de un hecho heterosexual) con semen de un donante anónimo, porqué no unir "fuerzas" y dar a los niños una madre lesbiana y un padre gay. No exista ninguna razón por que una pareja gay no pueda encontrar una pareja lesbiana (y viceversa) humanamente afines (aspecto, carácter, cultura, intereses etc.) para poder compartir la paternidad/maternidad de - preferiblemente- 2 niños (o más con el tiempo) siendo cada una de las dos mujeres madre y los dos hombres donantes de semen, y por lo tanto padres biológicos y legales. El interés del punto de vista legal y emocional de los hijos es que tengan padre y madre exactamente igual que los hijos de las parejas heterosexuales. Las parejas así emparentados a través de sus hijos pueden hasta compartir vivienda, o por lo menos tener viviendas muy cercanas, para que la paternidad/maternidad compartida sea mas fluida y efectiva. Habrá otras muchas formas todavía a inventar, pero esta será labor imaginativa de los colectivos homosexuales, y no del resto de la sociedad. En el ejemplo propuesto hay un doble emparejamiento por persona; por un lado un emparejamiento erótico/sexual y por el otro un emparejamiento a través de un hijo en común, lo que podíamos llamar "pareja de soporte". No seria sorprendente si éstas - considerando los problemas eternos provocados por el concepto "amor/desamor" - terminarían siendo más duraderas que aquellas. El doble emparejamiento tiene indudables ventajas, no solamente resuelve muchos de los problemas de paternidad/maternidad que son inherentes a la condición homosexual, sino, además, en caso de rotura del vinculo amoroso no dejan a los componentes de la pareja desamparados ya que la relación de apoyo - basado principalmente en un interés en común, el hijo - seguirá intacta.

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