TESIS SOBRE GIORDANO BRUNO EN: "SOBRE EL INFINITO UNIVERSO Y LOS MUNDOS"

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Enviado por Ricardo Pérez

Sociología UCV, Caracas Venezuela.

 

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“Dios y Universo”

 

Introducción.

El presente ensayo se elaboró con la tarea expresa de acercarnos más al uso y dominio de los conceptos “finito” e “infinito”. Por la amplitud del contenido y su profundidad filosófica, nos vimos obligados a desarrollar nuestra tesis sobre un autor específico que nos dotara de madera para poder darle forma a nuestra proposición.

            El trabajo consistió entonces en hacernos de un bastidor que permitiera desarrollar bajo un esquema de diálogos nuestra propuesta, resultando una experiencia intelectual verdaderamente enriquecedora, no sólo por el aprendizaje obtenido en sí --- que ya resulta bastante ---, sino por la oportunidad que nos dio de desarrollar  y ejercitar nuestras inquietudes.

Con este objetivo definido, nos dedicamos a revisar la literatura correspondiente, y después de indagar y reflexionar sobre buena parte de ellas, decidimos hacer uso del pensamiento de Giordano Bruno y su obra titulada: “Sobre el Infinito Universo y los Mundos”.

Para construir su tesis, Bruno se vio en la necesidad de montarse sobre la física de Aristóteles y sobre la teoría Heliocéntrica de Copèrnico. Para desarrollar la nuestra hemos tenido que utilizar la tesis de Bruno, y en esta interesante aventura hemos sido asistidos por Ángel J Cappelletti, quien no solo traduce la obra de Bruno, sino que escribe su prólogo y orienta nuestros propósitos.

Finalmente exponemos en nuestra tesis que “Dios” y “Universo” sufren una fusión donde se intercambian cualidades entre el concepto y la materia, y creemos optimistamente haber logrado sostenerla con los aciertos y desaciertos de este brillante pensador.

 

“Dios y Universo”

La tesis desarrollada por Giordano Bruno es --- en forma muy general --- una discusión orientada sobre los aspectos de la física aristotélica y los aforismos copernicanos. Bruno, el protegido de Miguel de Castelnau [1] escribe sus más importantes obras en los albores del siglo XVI bajo la protección del embajador ante “La Serenísima Reina de Inglaterra “.  

Según Ángel Cappelletti [2], podemos clasificar en los escritos de Bruno las obras conocidas como “diálogos morales” y las conocidas como “diálogos metafísicos”. En 1854 publica en Londres “La cena de las cenizas”, “Sobre la causa, el principio y el uno” y “Del infinito universo e mondi” como obras metafísicas y como contraparte a sus obras morales desarrolladas en “Cabala del caballo pegaseo” y “De gli eroici furori” (1584-1585) respectivamente.

Por otra parte, en el siglo IX a.C., Aristóteles había bosquejado sus fundamentos sobre la naturaleza. En “Ética a Nicòmaco”, “Ética a Eudemo” y su “Gran Ética”, forja los principios que hacen entender al hombre sólo posible dentro del Estado y se enfrenta --- sumido en el idealismo platónico --a dar explicaciones sobre cuatro elementos de la naturaleza (aire, tierra, fuego y agua) desarrollando así por demás su Lógica y su Silogismo particular. Como buen discípulo de Platón, Aristóteles opuso siempre la Lógica a la Dialéctica, e instituía en su metafísica la explicación basada en los coprincipios de “potencia y acto”.

Hasta aquí podemos ver una posible contienda entre la filosofía atomista y la filosofía idealistas, sus concepciones de conocimiento y sus grandes consecuencias políticas. Sin embargo, nuestro ensayo pretende ocuparse en conocer sobre los aspectos relacionados con “Dios y Universo” y sostener que el concepto de Dios no es otra cosa que una fusión política religiosa de ambos términos.

Henos aquí entonces con este interesante episodio entre la filosofía griega y la filosofía medieval, la cual por su importancia nos recuerda el enfrentamiento entre Feuerbach y Hegel. Así, que sí Feuerbach no hizo otra cosa que medio enderezar a Hegel sin poder escapar nunca de él, Giordano Bruno tampoco logró mayor cosa frente Aristóteles, pues, luchando en su propio terreno y con sus propias armas, fue acusado por la historia de intentar reconciliar las doctrinas cristianas y el emanantismo neoplatónico.

Sin embargo toda superación o conocimiento obedece a un proceso de cambio regulado, y sus alcances están socialmente condicionados por el momento histórico en que se desarrolla, por ésta razón es comprensible la postura de Bruno cuando termina defendiendo la ideología que le condena, y empero a ello no se puede negar que dichas distinciones  --- aunque no lograron radicalizar completamente a sus predecesores --- sentaron las bases para una nueva concepción o explicación que con el tiempo sirvió para construir un nuevo conocimiento.           

Es entonces que en “La cena de las cenizas” el pensamiento de Bruno adquiere un adepto sobre el Universo y “el infinito infinito”. Con el apelativo del “amante de Dios” --- y bajo el nombre de “Teófilo” --- discute sobre el sistema de Copèrnico y sus explicaciones sobre “La Teoría Heliocéntrica”.

Bruno se propone en aquel momento a descentrar el Universo de Copèrnico y, a pesar de ello, le considera como un hombre inteligente y superior a sus antecesores Tolomeo, Hiparco y Eudoxo respectivamente sin dejar de exclamar explícitamente: “sí el universo es infinito, este no puede tener centro”.

Como vemos, ésta primera tesis de Bruno enviste directamente contra Copèrnico, y sus ideas nos remontan inmediatamente a Egipto y a concebir una igualdad relativa entre “Dios y Universo”. Pues, como Bruno ya dijo; nada que sea infinito puede tener otro centro que el infinito mismo o simplemente no puede tenerlo, de otro modo, o lo que es igual: toda concepción religiosa de Dios en los tiempos de Bruno resultase ser siempre una contradicción in adyecto que arrastra consigo la Teoría Heliocéntrica de Copèrnico y nos obliga a no creer que se pueda centrar el Universo sobre el sol o la tierra.

Pero para Bruno el problema de descentrar el Universo es una deficiencia que lo llevaría directamente a la hoguera y a ser acusado de herejía por la inquisición. Asumiendo ésta imposibilidad certera, Bruno aboga por la existencia infinita de soles y mundos y por la imposibilidad de simetría en el universo infinito. Por ello, ésta penuria de simetría no admisible en él requiere del predominio de lo finito sobre lo infinito y alcanza junto con ello un aspecto meramente positivo [3].

De igual manera, el concepto de Dios es para los tiempos del antiguo Egipto una asignación de lo infinito, y lo encontramos dirigidos a seres y deidades; pero no hallamos razones históricas para adjudicarle algún tipo de simetría a su multiplicidad de Dioses que implique con ello algo finito o acabado. Amón fue por lo tanto considerado el Padre del Universo y Rey de los dioses, Horus el Dios solar representado en la forma de halcón, Isis, en el bajo imperio considerada la madre universal y Nepthis, entre otros, un Dios de los actos funerales.

Con ello, ésta considerable razón egipcia de concebir el mundo como una gran tabla flotante en el centro del Universo orientó constantemente a explicar la esencia o atmos del origen de la existencia misma, y no a determinar o a finiquitar lo definido por algún tipo de concepto cerrado que permitiera centrar el Universo sobre algún tipo de simetría como ocurriese en la filosofía griega, sino creer que el Universo infinito se podía entender bajo el concepto de Dios, pues la esencia de todo radicaba no en el Universo mismo, sino en el agua de donde nacía el sol y la luna. 

Como vemos, la simetría, la finitud y lo céntrico se desvanecen en la concepción egipcia del Universo que es igual a Dios por su infinitud, así la idea de colocar jerárquicamente sobre un mismo eje a Dios, Universo, tierra y hombre solo es posible en la edad media, y es frente a esto que Bruno reacciona enérgicamente arriesgando su propia vida.

Sobre esta misma lógica encontramos quizás el por qué Aristóteles distingue entre materia terrestre, sublunar y astral. Mientras que en Bruno se sostiene que no hay más que una sola clase de materia y coincide en parte con lo antes dicho por Anaximandro de Mileto (661- 546 a.C.) quien consideraba que el Universo estaba hecho de una sola sustancia  (apeiros).

 

El pasaje anterior nos sirve para conectar el pensamiento egipcio y el pensamiento griego y reconocer sus fusiones materializadas en sus filosofías, la cual se evidencia en las concepciones de Tales de Mileto y sus discípulos Anaximandro y Anaxìmenes.

            Vemos como Dios es en Egipto un concepto utilizado para designar la infinitud del Universo, y como se và complejizando ésta noción bajo la racionalidad política griega de justificar cierta perfección que va más allá de las infamias del hombre y adquiere poco a poco niveles de misticidad frente a la incapacidad del conocimiento para explicar el origen de la vida.

            Cappelletti advierte al respecto sobre otra de sus aristas y nos dice que el meollo del asunto está cerca del pensamiento de Spinoza y en la particularidad egipcia de asignarle cierta substancia al origen de todo lo viviente y a la naturaleza sensible, la cual es llevada a Grecia por Tales de Mileto y utilizada casi por todas las tendencias filosófica, así que luego de consolidarse el concepto de Dios como un ente evidentemente mágico, se comienza a confundir lo político con lo religioso y se asume tal concepto con ciertas particularidades de finitud, simetría  y verdad.

“… de que Dios es la verdadera substancia y que sus obras constituyen, en realidad, los accidentes de la misma”

Pero estas consecuencias entretejidas a lo largo del tiempo terminan invirtiendo el orden de las cosas. De ésta manera, siendo Dios el concepto que se utilizaba para asignarlo al Universo se intercambian de tal manera que el Universo se convierte en el concepto con que se designa a Dios. Vemos entonces y Cappelletti lo dice: “el verdadero ser deja de ser la sustancia singular para transformarse en materia y en forma universal” (Pàg18). 

Ahora con esta contraposiciòn entre lo inteligible y lo sensible la idea se convierte en realidad y la realidad en idea; pero que importancia puede tener esto dentro de nuestra tesis que afirma igualdad entre “Dios y Universo”, ¿acaso el símbolo de igualdad no es bidirecional?

Pues no, y la respuesta es o parece ser contundente, ya que el concepto adquiere o es deseable que adquiera en lo posible todas aquellas características propia del objeto, y no que obtenga vida propia y se modifique en su propia esencia como un ente que se materializa de la nada.

Por todo esto Bruno ha de ser remitido inmediatamente al pensamiento atomista de Heràclito y a conformar según Cappelletti, una Teoría Panteísta Pág. (19). Las consecuencias por lo tanto nos remontan como ya mencioné a lo pensadores materialistas de Grecia, pues tal dificultad trae consigo grandes consecuencias políticas, que a diferencia de las anteriores se presenta como impostergables.

En Bruno sin embargo el concepto de Dios esta ligado al de inteligencia universal (logos), considera también que el Universo es un alma única o un todo animado porque el ser de su ser es Dios. Y es en esa inteligencia divina y toda poderosa donde el concepto de Dios se comienza a humanizar para dejar de ser un simple ente y convertirse en un ser conciente.

Con lo dicho en el párrafo anterior se complejizan las consecuencias de idealizar el Universo y materializar a Dios; pero no conformes con esto, además de darle identidad e inteligencia es necesario dotarlo de inmortalidad, así, la inmortalidad de la materia como contenido único de la forma es también inmortal como Dios, que ahora es el creador del Universo y de eso que todo lo llena.          

Cappelletti se percata de todos estos atributos del nuevo Dios de Bruno, pues frente a un ente con identidad, inmortal, omnipresente y conciente no queda más remedio que admitirlo como un ser superior, aunque esto no seas otra cosa dentro de nuestra tesis que una confusión entre concepto y materia.

“…si se tienen en cuenta los principios establecidos hasta aquí, según los cuales no hay entre el Universo y Dios una distinción real y, menos aún, una separación. La forma del Universo y también su materia no pueden perecer ni tener fin; lo único que perece son los seres particulares…”

Con una concepción ya definida sobre el Universo como substancia suprema, nos recuerda Heràclito que la materia “fue, es y será” y que las formas son como en una de las citas anteriores: “disposiciones accidentales de la materia”; pero no es la materia la que tiene a estas alturas vida propia, sino que la tiene porque lleva en sus entrañas a Dios que la dota de todas estas características.

Ahora bien, ¿cómo es posible que Dios dote de todas estas características a el Universo?, ¿en que forma lo hace?, pues resulta simple en el aforismo de Bruno quien admite sustancia y forma de una manera Dialéctica, así que ésta relación entre forma y sustancia explica que Dios siendo el contenido dé forma al Universo y a los seres vivos, pues todos estos están hechos a su imagen y semejanza.

“He aquí ha modo de resumen de estas últimas tesis, las palabras mismas de Nolano;  Si, pues, el espíritu, el alma y la vida se encuentran en todas las cosas y, según ciertos grados, llena toda las materia, viene a ser ciertamente el verdadero acto y la verdadera forma de todas las cosas. El alma del mundo es, por tanto, el principio constitutivo del Universo y de aquello que en él se contiene…” Pág. 21 Sobre el Infinito Universo y los Mundos 1981.

Pero Bruno ha marchado lejos con el principio de infinitud, consigue en el camino la Dialéctica y con ella la tentación de unir lo finito con lo infinito en un solo todo, a saber: ya existen suficientes consecuencias del contenido. Todo hasta ahora parece andar sobre un solo eje e inclusive no ser más que la propia Dialéctica de la forma bajo un arreglo monista. Con ello, el resultado de lo infinito o sus accidentes deben estar acordes, pues si Dios dota a toda la materia de vida infinita, el hombre hecho de su forma ha de ser infinito y lo es.

Vemos entonces que el hombre como resultado de ésta Dialéctica entre forma y esencia adquiere ante la magnitud y grandeza de Dios infinitas formas con un mismo contenido o atmos que lo mueve, por ello, la infinitud de lo infinito abarca no al Universo como afirmó Bruno, sino al Dios que le da la vida y la existencia misma en infinita cualidad y cantidad de formas que sólo un ser como Dios puede dotar, ya que dentro de él mismo ha sido capaz de auto alienarse para adorarse en sí, pues todo lo puede infinitamente.

La materia por ello no tiene una forma definida que la haga sensible, ya que ella es externamente vacía y una sola, y solo adquiere diferencias naturales en sus accidentes y aún así, toda sus formas infinitas forman un todo que todo lo llena, esas formas múltiples variadas o cambiantes son sólo posible porque Dios es su contenido y su alma. Oigámoslo de Bruno:

“No veis --- exclama Teofilo --- que lo que era semilla se hace hierba, y de lo que era hierba surge la espiga; de lo que era espiga se hace pan; del pan, quilo; del quilo sangre; de ésta semilla, de ésta embrión; de éste hombre, de éste cadáver; de éste tierra; de ésta piedra u otra cosa, y así sucesivamente hasta llegar a todas las formas naturales”

Este único ser que confiere todos estos atributos confiere con ello --- en el pensamiento de Bruno --- la inteligencia suprema del que todo lo puede y todo lo hace infinitamente ser. En sus efectos: si existe es obra de Dios y si no se materializa o no se sensibiliza es a pesar de ello obra de él, porque todo lo que es y lo que no es, “es”; ya que en su Dialéctica cambiante, el todo infinito lo comprende en uno de sus extremos que permanece abierto para dar posibilidad de ser diferentemente e “infinitamente infinito”. Oigámoslo en palabras de Cappelletti que suele ser más explicito:

“….cada uno de los seres que integran el Universo, no son todo lo que pueden ser y, por consiguiente, la potencia activa puede realizar en ellos innumerables cambios” Pág. 24.

 

El concepto de Universo ayuda a entender a Dios en su relación espacio temporal, así; como la materia está en todas las partes y al mismo tiempo es un todo no determinado, es decir: “infinitamente infinito” y abierto, no puede estar en ninguna parte que no sea la suma de todas ellas. Como vemos en estas líneas Bruno consigue con la Dialéctica una explicación clásica y nos dice: “si es todo lo que puede ser y posee todo lo que es capaz de poseer, estará a un mismo tiempo por todas partes y en todas”.

El omnipresente está como afirma el mismo Bruno en todas las partes que componen el todo. Corpóreo o incorpóreo no hay distinción alguna. Por ello lo no sensible contiene una especie de potencia pasiva que sucesivamente será activa cuando tome su forma negativa. Teniendo infinita cantidad de formas, puede en un momento no tener ninguna específica y convertirse en todo, acaso: ¿no es esto un monismo?

Pero infiero y de seguro viene que aquí todo ha de cambiar para poder ser dialéctico, nada parece permanecer estático o perenne en el espacio; pero sí en el tiempo ya que la materia envejece en sus accidentes; pero su alma es eterna. Empero, Bruno y realmente no lo entendemos, se contradice y contrapone la posibilidad de ser el todo un ente en constante movimiento, donde sus parte se mueven estáticamente dentro de él. Oigamos a Cappelletti nuevamente:

“Este uno es infinito y, en consecuencias, no puede moverse, porque no tiene ya lugar a donde dirigirse “Pág. 29.

Si Dios es ya todo ¿cómo puede ser posible que se visite a sí mismo?, vemos que aunque las partes se cambien constantemente no hay nada que se quite o se ponga porque todo son lo mismo, de igual manera: los cambios entre partes están dentro del todo, y los cambios de las partes con el todo no son más que cambios de su forma mas no de su contenido, porque en definitiva; ningún cambio puede ser inteligible si sensiblemente no existe otra parte totalmente distinta, pues aquí; que todo parece posible materialmente;  no lo es inteligiblemente.

“Así el Universo es un uno inmóvil, que lo comprende todo, que no admite alteridad ni mutación alguna, que, por consiguiente, es todo cuanto puede ser y no implica distinción entre acto y potencia”.  Pág. 29.

La revelación del movimiento dota en la Dialéctica de Bruno diferencias bien definidas, así que todo cambio no está orientado hacia otro ser sino a otra forma de ser, de igual manera; la realidad es la suma de múltiples determinaciones que comparadas entre si revelan el movimiento o formas de estructuras, pues esencialmente son las misma.

Dios cambia infinitamente de formas pero en esencia es siempre el mismo. Abarca en sus consecuencias a todos los seres y sus formas infinitas de ser y sus accidentes contiene todo su ser; pero estos no todas sus formas infinitas de ser. Vemos entonces como Dios es tanto en Bruno como en todos los jònicos, una multiplicidad infinita de cosas concretas y de clases concretas de cosas que comprende la unidad de lo diverso.

“He aquí, pues cómo todas las cosas están en el Universo y el Universo está en todas las cosas, nosotros en él, en nosotros, y todo converge en una perfecta unidad” Pág. 31

Cappelletti indica que al partir Bruno de la infinitud del Universo no da cabida a su Dios, entonces, si el Universo está en todo ¿dónde habrá espacio para él? Por ello es necesario introducirlo en calidad de esencia dentro de éste para que sea su reflejo, y esto es posible por una inversión entre lo sensible y lo inteligible, necesario por demás para darle cabida a la multiplicidad de seres que no son otra cosas que accidentes del Universo, porque de lo contrario la consecuencia es el ateismo, y Bruno no admite este principio.

Nuestra tesis sufre en consecuencia una revuelta interesante, Bruno que comienza hablando del infinito Universo tiene ya en su cabeza una inversión del concepto y la materia. Aun cuando logra descentrar al Universo, no deja de concebir al Universo como a un Dios, porque al fin de cuentas es hijo de su propio tiempo:

“Puesto que Dios es infinito, también tiene que serlo su obra.” Giordano Bruno. (Pág. 37)      

Como vemos, Bruno defiende la ideología del Dios que lo lleva a la hoguera. Logra sin embargo desmontar la física aristotélica y la Teoría Heliocéntrica de Copèrnico con tan solo introducir un “Universo infinitamente infinito” y en consecuencias la posibilidad de otros mundos; pero esta obra inacabada necesita ser continuada por un pensamiento renovador que lo desmitifique, es irremediable que Newton enmiende sus errores y reconduzca sus aciertos.

Para lograr trascender la brillante mente de Giordano Bruno, no bastará entonces con volver el concepto a la idea y el Universo a la materia, es preciso algo más atrevido aún… “es necesario sacar a Dios de nuestras cabezas”.

 

Citas:

[1] Miguel de Castelnau era el embajador de Francia frente a Inglaterra, en su residencia Bruno escribió sus obras metafísicas dedicadas a él y solía llamar a ese lugar “el único refugio de las musas”.

[2] Ángel J Cappelletti traduce su obra Del infinito universo e mondi y escribe tanto las notas como el prólogo de de la edición publicada por: Ediciones Orbis, S. A. 1981.

[3] Véase: García Bacca. “Historia Esquemática de los Conceptos de Finito e Infinito”. Ediciones de la Biblioteca de la UCV/ Caracas. Colección las Ciencias /15. 1982, serie filosofía X, Pág. 5.

 

Bibliografía.

Diccionario Enciclopédico Océano Uno, Grupo Editorial Océano, S.A. 1996.

Diógenes de Laercio. “Vida de los mas ilustres filósofos griegos” Volumen I y II, Editorial Iberia S.A. Orbis 1985.

Giordano Bruno, “Sobre el Universo infinito y los Mundos”, Ediciones Orbis S.A. Argentina 1981. Traducido por: Ángel J Cappelletti.

John Maitland, “Tutankamòn y las maldiciones de los faraones”, Editorial Planeta, 2004.

José Martín Velasco, “introducción a la fenomenologìa de la religión” Ediciones Cristiandad, Madrid 1978.

Juan David García Bacca, “Historia Esquemática de los Conceptos Finito e Infinito” Universidad Central de Venezuela, Colección las Ciencias/ 15, serie Filosofía X, 1982.

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