LA TRIANGULACIÓN METODOLÓGICA EN CIENCIAS SOCIALES

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Reflexiones a partir de un trabajo de investigación empírica

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Universidad Nacional de Rosario, Argentina 

 

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Resumen

En este trabajo se abordan las características y ventajas del uso combinado y complementario de enfoques cualitativos y cuantitativos en la investigación social. El mismo está basado en aprendizajes y dificultades presentes en el desarrollo de una investigación sobre jóvenes e inseguridad – cuyo título es Certezas en jaque. Un estudio sobre los alcances de la inseguridad entre los jóvenes-. Dicho trabajo de investigación es básicamente un estudio cualitativo. Pues, el objeto central del mismo consistió en indagar el significado que tienen para los jóvenes, diferentes aspectos ligados a la inseguridad, tales como el trabajo, la educación, la familia, la calle, y ciertas instituciones sociales. Sin embargo, este análisis de las características subjetivas (percepciones, actitudes, representaciones, opiniones, evaluaciones) fue realizado teniendo en cuenta ciertos datos duros u objetivos de la realidad socioeconómica local. Esto significa que se procuró enriquecer los análisis cualitativos basados en entrevistas en profundidad con un análisis cuantitativo de censos y encuestas públicas. Esta articulación de enfoques permitió echar luz de una manera más integral al fenómeno en estudio, al tiempo que posibilitó explorar algunas coincidencias o desajustes entre las dimensiones estructural-objetiva y subjetiva de la problemática de la inseguridad.

 

Summary

This paper aims to present some characteristics and advantages of combined and complementary use of both qualitative and qualitative approaches in social research. It is based on learnings and difficulties ecountered in the development of a research project on youth and insecurity, titled "Certainties threatened. A study on the reach of insecurity among youth". That work was basically a qualitative study. Its central goal was to examine the significate that different sources of security -such as work, education, family, the street, and certain social institutions- have to youth people. However, this analysis of subjective attributes (perceptions, attitudes, opinions, representations, assessments) was done taking into account certain structural data from local socioeconomic reality. That means that it was intended to enrich the qualitative analysis based on interviews with a quantitative analysis of public census and surveys. Such combination of approaches allowed a broad and integrated examination of the phenomenon studied, and permited us to explore some coincidencies and differences between isecurity’s structural-objective and subjective aspects.

 

I. Introducción

Mucho se ha escrito en las últimas décadas acerca de la conveniencia de aplicar distintos paradigmas metodológicos en el análisis de una misma realidad social. El propósito de este trabajo es presentar una aproximación al tema de la triangulación metodológica a través de una de sus tantas modalidades y que se materializa en el manejo conjunto de diversas fuentes de información claramente identificadas con la dicotomía de información cuantificable – información no cuantificable.

En particular, se abordan las características y ventajas del uso combinado y complementario de enfoques cualitativos y cuantitativos en la investigación social. El artículo está basado en aprendizajes y dificultades presentes en el desarrollo de una investigación sobre jóvenes e inseguridad –cuyo título es Certezas en jaque. Un estudio sobre los alcances de la inseguridad entre los jóvenes-. El objetivo de esa investigación consistió en determinar los alcances de la inseguridad desde la perspectiva de los jóvenes y en relación con diferentes instituciones que constituyen fuentes generadoras de seguridad: entre ellas, el trabajo, la educación, la familia y el estado.

En dicho estudio, la definición del concepto de inseguridad y la delimitación de sus alcances, nos condujo a la utilización de datos provenientes de fuentes disponibles (censos de población, encuestas de hogares, registros públicos) y a la realización de entrevistas en profundidad con informantes claves.

La decisión acerca de las fuentes de información que respaldarían la investigación se realizó desde el mismo momento en que se definió el diseño. Pues, tal como señalan algunos autores (Cea D’Ancona, 1999; Cortés, Menéndez y Rubalcava, 1996; Gallart, 1992), al escoger una estrategia de investigación, implícita o explícitamente se está definiendo con qué métodos y tipo de información se va a trabajar. Por lo tanto, se está estableciendo cuáles son los aspectos del problema a investigar que serán abordados y de qué manera se intentará dar cuenta de los mismos. Esto significa que la decisión acerca del tipo de información con el cual operar tiene lugar desde el mismo momento en que comienza a delimitarse el objeto de estudio.

Como ventaja de la triangulación, puede mencionarse la posibilidad de adquirir un conocimiento más amplio y profundo del objeto de análisis. En la investigación mencionada, se procuró enriquecer los análisis cualitativos basados en entrevistas en profundidad con un análisis cuantitativo de censos y encuestas públicas. Esta articulación de enfoques permitió echar luz de una manera más integral al fenómeno en cuestión, la inseguridad, al tiempo que posibilitó explorar algunas coincidencias o desajustes entre las dimensiones estructural-objetiva y subjetiva de dicha problemática.

 

II. La Conceptualización

La conceptualización encarna uno de los momentos decisivos en un proceso de investigación concreto. Pues, la selección de referentes observables de los conceptos estará directamente vinculada a la manera en la cual los mismos sean definidos y, por ende, dotados de contenido. Dado que uno de los conceptos centrales que dieron cuerpo a la investigación sobre la que se reflexiona en este artículo es el de inseguridad, a continuación se examinará de qué manera fue definido y operacionalizado dicho concepto.

Tradicionalmente, el término "inseguridad" ha sido entendido, tanto desde el sentido común como desde ciertas líneas de pensamiento académico, sólo en una dimensión. Puntualmente, en aquella que lo define como situación de riesgo o amenaza respecto del delito. En nuestra investigación, en cambio, nos propusimos enfocar la problemática de la inseguridad de una manera más amplia, integrando para su abordaje aspectos tales como el trabajo, la educación, la salud, la familia y otras redes de relaciones sociales.

El concepto de seguridad que rescatamos para nuestro trabajo está íntimamente relacionado con lo que el PNUD (1998) denomina Seguridad Humana. En tal sentido, cuando hablamos de seguridad hacemos referencia a aquellos niveles de certidumbre necesarios en la vida cotidiana de las personas, en tanto tornan posible una adecuada gestión de los planes personales y familiares de vida. Esa seguridad se articula a través de un conjunto de mecanismos que regulan aquellos riesgos y peligros que la sociedad estima como una amenaza para sí o para los individuos que la integran. El trabajo, en ese contexto, constituye uno de los más relevantes mecanismos de seguridad (aunque, obviamente, no el único). Otros mecanismos que coadyuvan a la construcción de seguridad son la familia, la educación, la salud y otras instituciones (1) y redes sociales. Ahora bien, cuando alguno de esos mecanismos funciona mal o lo hace de manera insuficiente o ineficiente los individuos o la sociedad quedan expuestos a amenazas y aparece como resultado una situación de inseguridad.

Las dimensiones que abarca esta noción de inseguridad son múltiples y en muchos casos se vinculan, condicionan y hasta retroalimentan de diferentes maneras. A fin de tener una visión esquemática del concepto de inseguridad, hemos desglosado analíticamente el mismo en cuatro niveles:

· Inseguridad socioeconómica

· Inseguridad en materia de salud

· Inseguridad respecto de terceros

· Inseguridad por aislamiento (o déficit de capital relacional)

La inseguridad socioeconómica está estrechamente conectada con el trabajo. Es decir, la deficiencia de certezas en materia laboral constituye uno de los grandes obstáculos para la realización de los planes de vida de los jóvenes. Pues, repercute por ejemplo en las posibilidades de consumo de bienes y servicios de que disponen o dispondrán. Esta dimensión está fuertemente vinculada, a su vez, con la educación, en la medida en que –al menos en principio- la cantidad y calidad de instrucción formal recibida influye en las oportunidades laborales -y por ende de ingresos- de las que se puede disponer.

La inseguridad en materia de salud, contempla el nivel de protección o desamparo que las personas poseen ante la contingencia de la enfermedad. Por esa razón, dentro del amplio espectro que la misma abarca, solamente focalizamos nuestra atención en el tema de la cobertura de salud, y en particular, en las percepciones de los jóvenes respecto al acceso a los servicios de salud. Esta aclaración es importante, ya que no contemplamos de manera directa aquellos aspectos que tienen que ver con los procesos de salud-enfermedad, sino que nos concentramos en aquellos riesgos de quedar sin protección (o con una cobertura insuficiente o deficiente) en materia sanitaria.

La inseguridad respecto de terceros, por su parte, alude a la desprotección de las personas en relación con los otros. Este plano abarca tanto los delitos de los que pudieren ser víctimas, como las múltiples maneras en que se manifiesta la agresión social. Algunos indicadores de este concepto son la cantidad de accidentes de tránsito, situaciones de violencia callejera y robos. Un punto a destacar es que este fenómeno está fuertemente asociado con las características del funcionamiento de las instituciones cuya finalidad es resguardar los derechos de las personas –en particular, la integridad física, y la propiedad.

La inseguridad por aislamiento se define como una insuficiencia de redes de relaciones sociales. Para explicar este punto es necesario remitir al concepto de capital social, entendiendo al mismo como red de relaciones sociales de que dispone un individuo. En ese contexto, la insuficiencia de redes de sociabilidad trae aparejado un déficit de recursos simbólicos y materiales.

Desde ya, es preciso tener en cuenta que la distinción de estos aspectos de la inseguridad cobra sentido sólo en términos analíticos. Pues, en la práctica estos diferentes niveles en que se manifiesta la inseguridad se interrelacionan de maneras diversas y, en términos generales, tienen vinculación unos con otros. Por ejemplo, el alto nivel de inseguridad socioeconómica que genera una inserción laboral precaria e informal, viene generalmente de la mano de un alto grado de inseguridad en materia de salud. Pues, al no contar con los beneficios sociales (entre ellos, la obra social) que proporciona un empleo estable y no poder costear una cobertura privada de salud, el individuo en cuestión solo puede acceder a las prestaciones del subsistema de salud público (cuya calidad está lejos de ser óptima).

La inseguridad emerge, podemos señalar, cuando los riesgos se convierten en amenazas para el desarrollo de los planes personales de vida. Para que ello ocurra se requiere no sólo que los riesgos existan sino que los afectados sean conscientes de su existencia y magnitud.

En ese sentido, estar inseguro no es sinónimo de sentirse inseguro. Esto nos remite a dos planos diferentes. Por un lado, puede distinguirse un plano estructural-objetivo, en el cual el fenómeno se manifiesta en tanto tal y puede ser captado a través de una serie de indicadores que dan cuenta de diferentes dimensiones del concepto. Por otro, se presenta en un plano que podemos denominar en términos analíticos como subjetivo, y que expresa la situación que el propio actor social define como propia; esto es, el significado que éste asigna a su realidad.

 

III. ¿Cómo observar la inseguridad? Entre la disponibilidad y la construcción de evidencia empírica

El desafío que tomamos consistió en aprehender el fenómeno en estudio de la manera más amplia posible. Por esa razón, la decisión metodológica adoptada fue complementar diferentes enfoques. Ahora bien, no se trataba simplemente de mezclar métodos, técnicas, fuentes y universos de cualquier modo, sino de combinarlas de forma tal que cada instancia sea pertinente para la concreción de diferentes propósitos (Blanco y Pacheco, 2000). Es decir, se trataba de abordar el fenómeno desde diferentes visiones para añadir profundidad al análisis. Como uno de los objetivos generales de la investigación era conocer de qué manera y en qué medida los sujetos que conformaban nuestro universo de análisis se sentían afectados por situaciones de inseguridad, la estrategia más pertinente pasaba por asumir una estrategia cualitativa de abordaje, sustentada en la realización de entrevistas en profundidad. Por otra parte, en el marco de los objetivos de la investigación se apuntaba a establecer también los alcances de la inseguridad como proceso macro-social materializado en el tipo de funcionamiento de diferentes instituciones sociales. En este punto, el camino que aparecía como más apropiado era analizar indicadores del comportamiento de aquellas "fuentes de seguridad/inseguridad" (mercado laboral, educación, sistema de salud, etc.).

El énfasis de la investigación estuvo centrado básicamente en el componente cualitativo. Pues, el objeto central del estudio consistió en indagar el significado que diferentes aspectos ligados con la inseguridad, tales como el trabajo, la educación, la familia, la calle, y ciertas instituciones sociales, tiene para los jóvenes. Sin embargo, este análisis de las características subjetivas (percepciones, actitudes, representaciones, opiniones, evaluaciones, etc.) fue analizando teniendo en cuenta ciertos datos duros o "estructurales" de la realidad socioeconómica social y local. Esto significa que se procuró enriquecer los análisis cualitativos basados en entrevistas en profundidad con un análisis cuantitativo de censos y encuestas que nos sirvió de contexto.

Ahora bien, tal integración entre enfoques cuantitativos y cualitativos y, consecuentemente, de los niveles de análisis macro y micro, no se realizó sin dificultades. En primer lugar, la disponibilidad de fuentes estadísticas estaba lejos de cubrir las necesidades de nuestro estudio (en algunos casos, la información disponible es obsoleta, en otros, no aparece desagregada en función de las características de nuestro universo de análisis (2)). Por otra parte, el riesgo siempre presente al partir de este tipo de análisis, es quedar condicionados a "ilustrar" con los discursos de los informantes entrevistados, aquellos fenómenos que los datos cuantitativos se supone que han mostrado.

Hechas estas salvedades, a continuación se verá detalladamente con qué tipo de información se intentó dar cuenta del fenómeno en estudio, a través de qué fuentes fueron recogidos los datos, y cómo se articularon los mismos.

 

IV. Las fuentes disponibles: la información cuantificable

En esta sección se presentarán algunos indicadores vinculados con los distintos aspectos de la inseguridad que se han seleccionado para la presente investigación. Estos indicadores, como se adelantara en la sección anterior, remiten a la dimensión que hemos definido como estructural-objetiva de la problemática de la inseguridad. La información fue obtenida de fuentes estadísticas disponibles sobre empleo, educación, salud y delincuencia. Este marco constituye una referencia insoslayable para el análisis y comprensión de las representaciones sociales de los jóvenes.

Entre las principales fuentes estadísticas disponibles, se tomaron aquellas más pertinentes para el estudio de la situación de los jóvenes en Rosario y, en particular, de aquellos aspectos que son relevantes para nuestra investigación. Esas fuentes son: el censo nacional de población y vivienda de 1991; las ondas correspondientes a los 10 últimos años de la encuesta permanente de hogares (EPH); el Relevamiento de la Situación de los Jóvenes en Rosario (RSJ) efectuado en 1998 por el Centro de la Juventud (3), dependiente de la Secretaría de Promoción Social de la Municipalidad de Rosario; los registros sobre delitos y accidentes de la Policía de la Provincia de Santa Fe y los boletines estadísticos de la Universidad Nacional de Rosario.

A continuación se presenta un breve análisis sobre los indicadores relacionados con empleo, educación, salud, delincuencia y accidentes de tránsito que fueron seleccionados para intentar desentrañar algunas manifestaciones cuantitativas de los alcances de la inseguridad entre los jóvenes.

El mercado de trabajo

Para abordar la evolución de la situación laboral de los jóvenes en la última década, se consideró pertinente tomar en consideración dos planos: por un lado, el de la disponibilidad de mano de obra y, por el otro, el de los puestos de trabajo generados (4). Para dar cuenta de esta dimensión, la fuente de información consultada fue la Encuesta Permanente de Hogares, en las ondas correspondientes a los diez últimos años, para el aglomerado urbano del Gran Rosario (5).

En primer lugar, se tomó en consideración la población económicamente activa, es decir, la parte de la población que se halla en condiciones de trabajar y se muestra dispuesta a hacerlo –o dicho en otros términos, el conjunto de personas que o bien está ocupada o bien, busca activamente un empleo–. Así pues, los datos sobre la tendencia de la participación económica o tasa de actividad muestran en qué momentos la oferta de mano de obra se contrae o se expande.

Como expresión de la demanda laboral, se tomaron en cuenta las tasas de desempleo y de subempleo. En función de la evolución de las mismas, hemos podido verificar tanto la dinámica de destrucción de puestos de trabajo como las variaciones de la subocupación de la fuerza laboral. O dicho de otra manera, con estos indicadores fue posible observar en qué sentido osciló en la última década la proporción de jóvenes que buscan activamente, semana tras semana, un puesto de trabajo sin encontrarlo, y de aquellos que si bien tienen empleo, trabajan menos de 35 horas semanales deseando hacerlo por un tiempo mayor.

Luego, se relacionaron la desocupación abierta juvenil con la desocupación del total de la población, y se analizó el comportamiento de la desocupación según sexo. De esta manera, se procuró establecer qué peculiaridades registra la población joven en términos de inserción laboral, poniendo de relieve tanto diferencias intragrupo, como discrepancias respecto de otras franjas poblacionales.

Perfil educativo

En el apartado sobre educación, el objeto fue caracterizar el perfil del nivel educativo de los jóvenes en Rosario, y se centró para ello la atención exclusivamente en los datos sobre educación formal (6), en cualquiera de sus niveles.

La información para analizar la evolución del perfil educativo de los jóvenes, fue proporcionada por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). A partir del análisis de la información sobre nivel de instrucción para la franja etárea de 15 a 24 años se intentó observar la tendencia registrada en materia de niveles de instrucción alcanzado por este segmento poblacional.

Sin embargo, a fin de complementar la información sobre nivel de instrucción suministrada por la EPH consideramos pertinente incluir en el análisis algunos datos que surgen del RSJ. Pues, esta última fuente permite abordar otros aspectos vinculados con la educación tales como la proporción sobre el total de jóvenes, de quienes estudian y quienes no lo hacen, teniendo en cuenta cada uno de los distritos descentralizados (estratos geográficos) en los que está dividida la ciudad, el sexo de los jóvenes y sus niveles socioeconómicos.

Partiendo del supuesto que establece una relación estrecha entre distritos geográficos y nivel socioeconómico, un punto que reviste un interés particular es la distribución entre los que estudian y los que no lo hacen, según el área geográfica de que se trate. Al contar con esta información (mediante los resultados del RSJ) fue posible extraer algunas conclusiones sobre la relación existente entre el nivel socioeconómico y la educación formal.

Esta información significó de gran utilidad para establecer un contexto macro de referencia. Sin embargo, sólo nos ofrece un panorama sobre el "punto de llegada"; esto significa que nada nos dice acerca de los procesos y trayectorias (y por ende, continuidad, abandono, retorno, repitencia, etc.) que los jóvenes experimentan en su recorrido por el mundo de la educación formal. Para conocer estos problemas es preciso recurrir a otras fuentes que resultan más pertinentes. Pero eso se verá más adelante, al analizar el otro tipo de información con el que se trabajó: la información cualitativa.

La cobertura de salud

El sistema que integra a los prestadores de servicios de salud en la República Argentina aglutina básicamente a 3 subsectores, que son el público, el privado y el de obras sociales. Esta clasificación de subsectores es instrumental y se justifica en términos analíticos, pero en realidad, incluyen actores e instituciones que cohabitan e interactúan en escenarios complejos.

Lamentablemente no existen fuentes de datos recientes sobre tipo de cobertura de salud para la ciudad de Rosario; la más reciente es la que proporciona el último censo de población y vivienda (1991). Aún así, con los datos disponibles es posible extraer algunas conclusiones relevantes.

Es sabido que la posibilidad de acceso a las prestaciones de salud está distribuida de manera desigual en la población. Esto se manifiesta en el hecho de que sólo una parte de la misma cuenta con cobertura de salud, o lo que es lo mismo, una protección asegurada ante la necesidad de servicios médicos. En este contexto, denominamos población sin cobertura de salud, al conjunto de personas que –al no contar con el beneficio de una obra social ni con la protección de una aseguradora privada o prepaga- sólo cuenta con los servicios sanitarios del subsector público.

La información sobre cobertura de salud para la ciudad de Rosario suministrada por el último Censo Nacional de Población y Vivienda (realizado en 1991) es la fuente estadística disponible más reciente mediante la cual se puede conocer qué proporción de los individuos que habitan la ciudad de Rosario no cuenta con Obra social ni con Plan Médico o sistema prepago de medicina; o lo que es lo mismo, qué parte de la población de la ciudad sólo cuenta –al menos en principio- con el hospital público o dispensarios públicos para acceder a cualquier tipo de prestación de servicios de salud.

Ahora bien, si se tiene en cuenta que la posibilidad de contar con cobertura de salud por obras sociales o por sistemas prepagos está fuertemente asociada con la situación laboral, es evidente que el nivel que asuman la desocupación y la precarización incidirán de manera directa en la posibilidad de acceso a servicios de salud privados o de obras sociales. De esta manera, a través de indicadores indirectos (en este caso, tomamos los de empleo), es posible inferir algunas referencias sobre el acceso a las prestaciones de salud por parte de la población. Esto si bien no subsana la carencia de información específica, sí constituye una pauta altamente valiosa para ser tenida en consideración.

Como referencia adicional, se consideraron los resultados de una encuesta (7) aplicada en todo el territorio nacional en 1997, que incluyó como una de las variables medidas, el tipo de cobertura de salud de la población. Si bien no fue posible contar con datos específicos para Rosario, los datos para el total del país constituyeron una pauta bastante importante para extraer algunas conclusiones.

Delincuencia y accidentes

Las referencias contextuales sobre delincuencia y accidentes de tránsito fueron agrupadas en este apartado, puesto que constituyen agresiones sociales provenientes de terceros. Esto significa que están en estrecha relación con la dimensión de la inseguridad respecto de "los otros".

Como indicadores de la delincuencia se tomaron el número de hechos delictuosos cometidos por año, así como la tasa de delincuencia, cuyas fuente son los registros de la policía de la Provincia de Santa Fe. Ahora bien, estos datos no aparecen desagregados según la edad de los agresores o de las víctimas, por ejemplo. Esto nos impide contar con información específica para el segmento poblacional objeto de nuestro estudio. Sin embargo, aún con estos datos agregados nos fue posible extraer algunas referencias contextuales sobre el grado de afectación por la delincuencia para el caso de los jóvenes.

Por último, y en relación con el tema de los accidentes de tránsito, las fuentes utilizadas son los registros de accidentes de la Policía de la Provincia de Santa Fe correspondientes a los 3 últimos años, que es el período a partir del cual existe información sistematizada. En este caso, los las víctimas de accidentes registrados sí aparecen agrupadas por edad. Asimismo, en el Relevamiento sobre la Situación de los Jóvenes en Rosario, también aparece un módulo sobre los jóvenes y los accidentes de tránsito.

 

V. La aproximación cualitativa al fenómeno

Tal como señaláramos oportunamente, nuestra investigación estuvo diseñada desde el inicio como una aproximación cualitativa a la problemática en estudio. Es decir, nuestra preocupación básica estuvo centrada en comprender el punto de vista del actor. Esto es, de qué manera la inseguridad es vivida subjetivamente por los jóvenes. Siguiendo a Lindón Villoria (1999, p. 367), en nuestro trabajo "lo cualitativo se orientó hacia la dimensión sociosimbólica, hacia los contextos de significados sociales en los cuales se desarrollan las prácticas del individuo".Por esa razón, y a fin de captar el significado que la realidad tiene para los individuos y la manera en que tales significados influyen sus conductas, la estrategia escogida fue la realización de entrevistas en profundidad.

Las entrevistas fueron semiestructuradas, siguiendo los lineamientos de un breve cuestionario –para relevar datos sobre el perfil sociofamiliar de los jóvenes entrevistados– y una guía de temas. La guía, por su parte, se ha ido modificando y enriqueciendo a través de las sucesivas entrevistas. Algunos hallazgos y descubrimientos generados en cada entrevista constituyeron insumos claves, que retroalimentaron la realización de las nuevas entrevistas. La guía contempló la indagación los siguientes aspectos: historia laboral y educativa de los entrevistados; valoración respecto del trabajo; actitud respecto de situación socio-ocupacional personal y familiar presente; representaciones sociales con relación a la educación, la familia y las instituciones estatales; participación en ámbitos de socialización informal (como la calle); percepción del accionar de diferentes instituciones; relación con los otros; expectativas y aspiraciones personales.

Para el análisis de la información obtenida mediante las entrevistas, se utilizó un soporte informático de análisis cualitativo (The Ethnograph v 5.0). El proceso incluyó la identificación de temas y subtemas, la asignación de códigos a cada uno de ellos, la agrupación de fragmentos de texto vinculados a cada código, el análisis por separado de cada módulo temático, la producción de hallazgos y descubrimientos de relaciones significativas; y la elaboración de informes parciales.

Un primer análisis se fue efectuando paralelamente a la realización de las entrevistas; pues, como señala Castro (1996, p.69) "una característica distintiva del análisis cualitativo es que la recolección de la información no constituye una etapa diferente del proceso de análisis". Luego, una vez finalizado el trabajo de campo, la información obtenida fue analizada sistemáticamente con el respaldo de la teoría social, mediante la utilización de perspectivas conceptuales pertinentes para cada punto. Asimismo, las percepciones y actitudes de los jóvenes fueron interpretadas a la luz de los datos cuantitativos obtenidos a partir de fuentes estadísticas.

A continuación, veremos algunos de los módulos (8) en que se organizó el análisis de las entrevistas

El trabajo

Dado que las opiniones, percepciones y evaluaciones de los jóvenes respecto del trabajo pueden desglosarse en varios aspectos, hemos organizado en tres grandes núcleos las percepciones y significados que los jóvenes asignan al mundo del trabajo. En primer lugar, se analizaron aquellos testimonios referidos a las experiencias y vicisitudes atravesadas por los propios jóvenes en su relación con el mundo laboral. Por lo tanto, se describieron los rasgos más significativos de las trayectorias laborales de los jóvenes, incluyendo en este punto los relatos sobre experiencias laborales efectivas y sobre estrategias de búsqueda desplegadas. En segundo orden, se analizaron las significaciones y valoraciones de los jóvenes sobre el trabajo. Por último, se describieron las características predominantes de las evaluaciones que los mismos realizan sobre el contexto socio-laboral.

La educación

En este punto nos concentramos en analizar de qué manera/s los jóvenes se relacionan con el ámbito educativo y cómo perciben la educación. De lo que se trató, en definitiva, es de explorar en qué medida y con qué modalidades la educación constituye una fuente generadora de seguridad para los jóvenes.

Sustentándonos en parte en la línea que propone el PNUD (1998), afirmamos que la seguridad en educación tiene un carácter anticipatorio, en tanto concierne a las oportunidades que dispondrá un individuo en el futuro. La inseguridad, en cambio, radica en el presente, y está ligada por ejemplo al abandono temprano del sistema educativo, a la imposibilidad que enfrenta el individuo o su familia de financiar una educación adecuada, y a que la falta de una educación adecuada obstaculice el ascenso social.

A los fines de abordar analíticamente la seguridad en el plano educativo, hemos tomado en cuenta tres dimensiones: como proveedora de conocimientos, técnicas y habilidades; como proporcionadora de capital cultural (acreditaciones simbólicas de saberes –títulos–, pautas interactivas, códigos); y como suministradora capital social (red de relaciones sociales). Estas 3 dimensiones se cruzan entre sí permanentemente en el discurso de los jóvenes entrevistados.

En primer lugar, es preciso señalar que las percepciones de los jóvenes respecto de la educación son influidas en gran medida por la trayectoria educativa que los mismos detentan. Esto es, por la sucesión de instancias de instrucción formal que los jóvenes han atravesado. En ese sentido, es importante tener en cuenta que las trayectorias de los jóvenes por el sistema educativo formal puede adoptar cursos muy diferentes y heterogéneos, signados por obstáculos, quiebres, cambios y continuidades.

Tomar en consideración las trayectorias, implica ir más allá del mero dato sobre el nivel de instrucción alcanzado (9), que no refleja las implicancias que el tipo de recorrido por el sistema educativo tiene en las opciones que tiene un individuo y viceversa. Los estudios con datos cuantificables toman solamente el nivel de instrucción formal como variable independiente para realizar explicaciones. Este procedimiento implica considerar solamente el punto de llegada y se justifica en tanto se intenta de simplificar y hacer factible el cruce entre variables y así obtener relaciones de dependencia entre las mismas y por ende, explicaciones sobre fenómenos sociales. Sin embargo, para nuestro estudio es conveniente ir más allá y tomar otros aspectos.

La experiencia de los jóvenes en el pasaje por el sistema educativo formal plantea algunas cuestiones importantes a ser tenidas en cuenta. En ese marco, hemos identificado núcleos problemáticos en el discurso de los jóvenes entrevistados. Los mismos son: la evaluación de la calidad de educación recibida, las dificultades registradas en el proceso de aprendizaje, la asociación entre estudio y placer, la evaluación respecto de la infraestructura de las instalaciones educativas a las que se asiste o asistió, la valoración del sistema educativo formal como espacio de contención, y la capacidad de la unidad educativa de brindar capital social (red de relaciones).

La cobertura de salud

Como señaláramos en el apartado II, la manera en que recortamos los alcances de la inseguridad en materia de salud, implica entender la misma sólo como el nivel de protección o desamparo que las personas advierten ante la contingencia de la enfermedad. Por esa razón, dentro del amplio espectro que la misma abarca, solamente focalizamos nuestra atención en las percepciones de los jóvenes respecto al acceso a los servicios de salud. Es decir, no abordamos aquellos aspectos que tienen que ver con los procesos de salud-enfermedad, sino sólo los riesgos de quedar sin protección (o con una cobertura insuficiente o deficiente) en materia sanitaria.

Las percepciones y actitudes respecto de la salud conjugan dos planos, que fueron tenidos en consideración al momento de analizar las entrevistas: Uno, simbólico, ligado al imaginario social, a pautas culturales compartidas y socialmente construidas; otro, que podríamos llamar material, que se refiere a las experiencias concretas de relacionamiento con el sistema de salud.

La familia

El grupo familiar, en tanto unidad de convivencia, es una red de sociabilidad primaria que entre otros aspectos funciona como grupo de contención. Existe una relación de interdependencia entre familia y sociedad, por lo que el modo de convivencia que las familias construyan influirá en gran medida en el tipo de sociedad en la que viven, y será a su vez reflejo de esta última (10). Ahora bien, de lo que se trató en este punto fue de extraer algunas evidencias acerca de cómo opera la familia como red de sociabilidad y, por lo tanto, como fuente de seguridad que resguarda a los jóvenes de los riesgos y amenazas originados en el mal funcionamiento de otras fuentes. En particular, se examinaron las maneras que adoptan las actitudes de apoyo familiar para con los jóvenes; los aspectos negativos que enmarcan la relación entre ellos y sus familias; y las situaciones de violencia doméstica como un caso extremo de inseguridad.

Algunas instituciones vinculadas con "la seguridad"

En esta sección se presentan los trazos predominantes mediante los cuales los jóvenes describen algunas instituciones que en diferentes aspectos tienen como atribución preservar o coadyuvar a construir seguridad. Específicamente, hemos visto cómo perciben y cómo se relacionan los jóvenes con la policía, la Justicia, la Iglesia y las organizaciones del tercer sector. Ahora bien, antes de presentar las percepciones de los jóvenes, es necesario fundamentar por qué se optó por analizar las representaciones sociales sobre estas instituciones en particular y cuál es relación de las mismas con la seguridad.

Hay dos instituciones que concentran en el terreno operativo la función de resguardar a los ciudadanos respecto de los delitos de los que pudieren ser víctimas –tanto mediante la prevención de la ocurrencia del delito como mediante la sanción de los autores de los mismos en los casos en los que de hecho ellos tengan lugar. Ellas son la policía y la Justicia (11). Por esa razón, uno de los puntos que hemos incluido en la indagación a los jóvenes, es cómo perciben ellos el funcionamiento de tales instituciones del Estado. Las visiones que los jóvenes tienen sobre estas instituciones se fundamentan tanto en experiencias concretas de contacto con ellas (personales o de personas cercanas), como en referencias recibidas por otras vías.

Por otra parte, la manera en que los jóvenes perciben el funcionamiento de estas instituciones pone en evidencia dos cuestiones: una, la capacidad del Estado para resguardar a los individuos particulares respecto de infracciones delictuosas sufridas por ellos; otra, la legitimidad del Estado como garante de la seguridad pública.

En otro plano, hemos recogido las representaciones que los jóvenes tienen sobre dos tipos de instituciones no-estatales que, en algún sentido tienen como finalidad proporcionar protección o contención (en este caso, la protección va más allá de la preservación respecto del delito). Estas instituciones son la Iglesia, y las organizaciones del tercer sector (12). Puntualmente, nos interesaba poner en discusión en qué niveles y hasta qué punto los jóvenes confían en este tipo de instituciones y cuál es el nivel de protección o contención que ellas brindan.

 

VI. Conclusiones

La combinación de perspectivas metodológicas diferentes para abordar distintas aristas de un mismo fenómeno nos permitió combinar diferentes niveles de análisis: lo macro y lo micro, lo sincrónico y lo diacrónico, lo subjetivo y lo estructural, entre otros pares dicotómicos (13). Mediante el análisis cuantitativo de información estadística, nos fue posible encarar un abordaje de la dimensión estructural del objeto de análisis; mientras que la perspectiva cualitativa nos permitió entender los significados, los motivos e interpretaciones que los sujetos en estudio dan a su acción y a su situación.

Lo importante es advertir que no se trató sencillamente de combinar técnicas, métodos, instrumentos, fuentes y universos de cualquier índole sino de complementarlos de manera tal que cada nivel fuera pertinente para el logro de diferentes fines que, por un lado, posibilitaran captar dimensiones del problema que no es posible ver mediante una sola perspectiva y, por otro, le incorporasen profundidad y amplitud al análisis.

De hecho, la selección de los diferentes tipos de información y, por ende, de diversas fuentes, instrumentos, y técnicas de análisis, se derivaron de manera directa de los objetivos del proyecto de investigación en cuestión, y muy especialmente de la definición del concepto que se intentaba medir y/o analizar.

En nuestro estudio se ha otorgado mayor peso al análisis cualitativo que al cuantitativo; por lo cual las entrevistas se erigieron como el principal mecanismo de producción de información. Sin embargo, los dos tipos de análisis utilizados han estado orientados hacia aspectos distintos del mismo objeto de investigación.

Se ha asumido la idea de que la información proveniente de estadísticas públicas permite hablar de fenómenos agregados, en nuestro caso, de diferentes aspectos de la inseguridad. Desde el punto de vista temporal, dado que se tomaron varias mediciones, fue posible hacer un análisis diacrónico, mostrando cómo el fenómeno evolucionó en los últimos años.

Mediante las entrevistas en profundidad, por su parte, fue posible abordar el tiempo como un presente vivido dentro del cual los sujetos disponen y ponen en acto un caudal de conocimientos y experiencias pasadas. A diferencia de los hallazgos registrados en el análisis de los datos estadísticos, que nos permitieron establecer cuán difundido está el fenómeno de la inseguridad, a través de las diversas manifestaciones seleccionadas, entre la población objeto del estudio; el análisis del discurso de los jóvenes nos posibilitó interpretar en qué medida la inseguridad es vivida subjetivamente por ellos, en su relación con diferentes espacios sociales.

 

Bibliografía

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Notas

  • Dos instituciones directamente ligadas con la seguridad son la policía y la Justicia.
  • En nuestro caso, el grupo etario que conformó nuestro universo de análisis es el de jóvenes de 18 a 24 años. En la mayoría de las estadísticas publicadas la categorización por edad es otra, y por lo tanto tal información sólo puede ser tomada como referencia. Otras variables directamente no aparecen cruzadas por grupos de edad.
  • El Relevamiento de la Situación de los Jóvenes en Rosario es una encuesta que toma como población de estudio a los jóvenes de ambos sexos entre 14 y 29 años. El relevamiento se realizó entre los meses de junio y diciembre de 1998, e incluyó aspectos tales como educación; trabajo; sexualidad; intereses y tiempo libre; participación social y política; y afectividad y adicciones.
  • Un análisis exhaustivo sobre la situación ocupacional de los jóvenes en el Gran Rosario entre 1992 y 1996 es el que realizan Crucella y Robin (1997).
  • La EPH es realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos dos veces en el año (mayo y octubre). Esta Encuesta es el instrumento de mayor importancia con que se cuenta en el país para medir los atributos del mercado de trabajo y por lo tanto para caracterizar a la población considerando su inserción socio-económica.
  • Consideramos educación formal a la educación sistemática que figura en los planes del Ministerio de Educación y es impartida en establecimientos de enseñanza oficial, privada o estatal de distinto nivel.
  • Encuesta de Desarrollo Social, Condiciones de Vida y Acceso a Programas y Servicios Sociales. SIEMPRO – INDEC, 1997.
  • Sólo seleccionamos para incluir aquí algunos de los núcleos que se trabajaron en la investigación, ya que el objeto que perseguimos es graficar el tipo de abordaje teórico-metodológico realizado.
  • Información ésta que, como vimos, nos fue proporcionada por las fuentes estadísticas disponibles.
  • Ver Kaluf y Mauras (1998).
  • Así es comúnmente conocida la administración estatal de la justicia o, lo que es lo mismo, el Poder Judicial del Estado.
  • En el Tercer sector se incluyen un abanico amplio y heterogéneo de entidades no lucrativas, asistenciales, culturales, de desarrollo, educativas y de tipo filantrópico que no integran ni el sector público ni el sector privado estrictamente.
  • Entiéndase que estos "pares dicotómicos" son confrontados aquí con fines analíticos, ya que no necesariamente tienen que ser excluyentes dentro de un mismo enfoque metodológico.

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