¿QUÉ ES LA TERAPÍA GESTALT?

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Carmela Ruiz de la Rosa    

 

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 INTRODUCCIÓN

 La Palabra Gestalt se traduce como “forma” o “configuración”. La gestalt se refiere a los fenómenos de percepción, estudiados por investigadores alemanes que demostraron el carácter global de la percepción, como una totalidad que integra figura y fondo.

 La figura es aquello que se percibe como sobresaliente en el campo perceptual, y que tiene una forma definida; mientras que el fondo es algo indefinido, cuya función es servir de base envolvente a la figura. (Por ejemplo una charla de un bar y logotipo I.P.G.).

 Esta relación figura-fondo es dinámica. Si la figura capta la atención del observador, la gestalt será definida, y el fondo tendrá escasa presencia. Por ejemplo, cuando quiero echar una carta, y busco un buzón en la calle. El buzón es una figura emergente del fondo indiferenciado del paisaje urbano.

 Luego, cuando el objeto pierda interés para el observador, se confundirá de nuevo con el fondo, del cual podrá emerger otra figura distinta, y así crearse una nueva gestalt, una nueva entidad perceptiva.

 Esta noción de organización de lo perceptivo se extendió posteriormente a lo mental. Se descubrió que los pensamientos, sentimientos y recuerdos se organizan también en gestalts, con una figura dominante sobre el fondo. Esta organización dependerá de las motivaciones o necesidades de la persona.

 Así, por ejemplo, cuando me enfado, mi ira es la figura relevante que destaca del fondo constituido por mis sentimientos, pensamientos,.. Igualmente el color de la cara, las mandíbulas apretadas, los puños cerrados...son la figura que ocupa totalmente el campo de percepción corporal.

 Cuando se me pasa el enfado, cuando ha encontrado su forma de expresión o de reconocimiento, entonces emerge de mi campo de conciencia otra gestalt, que podría ser un sentimiento de cariño por la persona con quien antes me enfadé o una mayor serenidad y comprensión de la situación.

 Pero si mi enfado, por la razón que sea no pudo expresarse, o ni tan siquiera reconocerse, se quedará enquistado, como un resentimiento pendiente, tanto en lo físico como en lo emocional. A menudo experimentamos reacciones ante personas o situaciones cuyo origen desconocemos y probablemente tengan que ver con situaciones pendientes o sentimientos no expresados.

Cuando ocurre que una experiencia no se completa, queda una gestalt inconclusa, y la persona no puede estar disponible para otra experiencia, o sólo tendrá una disponibilidad parcial hasta que complete dicha experiencia. En tanto que la gestalt no esté concluida, la persona tenderá a repetirla en un intento de resolución.

 Por ejemplo, en todos los trabajos realizados termino siempre peleándome con el jefe. Es probable que esté repitiendo un esquema antiguo de comportamiento infantil.

 Otra manera de explicar las pautas repetitivas de comportamiento es que en su momento las aprendimos para sobrevivir y adaptarnos a una situación. Y aunque en el presente no sean adecuadas seguimos repitiéndolas por lo que la necesidad seguirá insatisfecha. Por ejemplo, “el refrán del pobre: reventar antes que sobre”.

 Frente a esta manera de repetirse, la terapia Gestalt enseña a la persona que puede cambiar y ampliar sus recursos, eligiendo el más conveniente para ella.

 

PRINCIPIOS DE LA PSICOTERAPIA GESTALT

La psicoterapia Gestalt es una corriente dentro de la psicología humanista y se caracteriza porque considera que la persona cuenta con los recursos necesarios y suficientes para vivir feliz. Y desde esta perspectiva, el terapeuta no es sino el que acompaña a la persona en el proceso de descubrimiento personal. No da consejos ni consignas, sino herramientas para explorar nuestra vida y encontrar las propias soluciones.

Se valora el aquí y ahora, es decir, la actualidad, el presente, lo que a la persona le está ocurriendo en este momento de su vida.

Es obvio que muchas veces hablamos de acontecimientos del pasado o expectativas hacia el futuro, sin embargo en Gestalt estos recuerdos o expectativas se traen al presente, para darnos cuenta de cómo está repercutiendo en el momento actual.

Por ejemplo, un duelo no resuelto por una muerte o una separación amorosa, observamos cómo está influyendo y cómo continua vivo en el presente aunque pertenezca al pasado. A veces una película nos trae a la memoria asuntos del pasado.

De igual modo el miedo al futuro nos puede incapacitar y es conveniente darse cuenta de qué tiene que ver con los miedos u otras emociones del presente. Por ejemplo, los hijos que nunca terminan la carrera o que no encuentran trabajo por miedo a enfrentarse a las responsabilidades de la vida adulta.

En la terapia Gestalt se valora, también, el darse cuenta, es decir, la capacidad que tiene cada ser humano para percatarse de lo que está sucediendo dentro de sí mismo y en el mundo que lo rodea.

El ponerse en contacto con uno mismo y darse cuenta de lo que realmente uno siente y desea, es el primer paso para conseguir lo que queremos.

Podemos distinguir 3 aspectos en el darse cuenta:

·      Darse cuenta de sí mismo, es decir de la zona interna, que comprende todos aquellos acontecimientos que ocurren dentro de uno mismo: sensaciones, sentimientos, emociones...

 ·      Darse cuenta del mundo exterior o zona externa que incluye todo lo que está fuera, más allá de mi piel. Se relaciona con los sentidos: lo que oigo, veo, toco, huelo....

 ·      Darse cuenta de la zona intermedia o zona de la fantasía, que abarca todas las actividades mentales: pensar, adivinar, imaginar, planificar, recordar, anticipar.

 Por último, se fomenta la integridad y responsabilidad de las personas. La gestalt invita a tomar conciencia de lo que nos está sucediendo en cada momento, sin pretender cambiarlo, detenerlo o evitar algo que hay en mí y que no me gusta.

 Cuando nos ponemos en contacto auténtico con lo que sentimos, el proceso de cambio se produce por sí solo. El frustrarse con exigencias de ser distinto de lo que se es, sólo nos lleva a sensaciones de malestar. Por ejemplo, a veces estamos enfadadas con el marido por algo que hizo que nos molestó. Si me exijo estar amable sin sentirlo mi resentimiento va a ir creciendo y cada vez me sentiré más alejada. Si por el contrario me doy cuenta de lo que me está pasando y lo expreso es posible que el resentimiento desaparezca y el cariño vuelva sin forzarlo.

 Una manera de asumir la responsabilidad es dejar de culpar sistemáticamente a los demás por lo que nos impiden hacer y asumir que, más a menudo de lo que creemos, “Si quiero, puedo”.

 

EL CICLO DE LAS NECESIDADES

 Para satisfacer sus necesidades la persona sigue un ciclo llamado de autorregulación, que se recorre en siete etapas:

 1.   Sensación: La persona experimenta un déficit del organismo, por ejemplo, sequedad de boca.

 2.   Toma de conciencia: La persona pone nombre a la necesidad. En el caso del ejemplo, tengo sed.

 3.   Energetización: La persona se prepara para la acción, en nuestro caso, decidir qué es lo que quiero y dónde voy a conseguirlo.

 4.   Acción: Dirigirse al objeto que satisface la necesidad.

 5.   Contacto: Es el encuentro, la unión, es decir, beber el vaso de agua.

 6.   Consumación: Supone conducir el proceso hasta su plena realización. No quedarse a medias.

 7.   Retirada: La plena satisfacción de la necesidad emergente lleva a un periodo de repliegue hacia uno mismo hasta que surge otra nueva necesidad.

 Sólo se está disponible para las necesidades emergentes cuando se completaron las anteriores. Por ejemplo, si me voy a la cama con sed hasta que no bebo no puedo dormir.

 Este ciclo se repite, no sólo en lo fisiológico sino también en lo psicológico, una y otra vez de manera espontánea y podemos interrumpirlo inconscientemente por muchos factores. Por ejemplo, a menudo nos encontramos con normas sociales o familiares que interfieren en la satisfacción de nuestras necesidades. ¡Cuántas veces hemos ido de visita, o a un cumpleaños, incluso a un velatorio, sin que nos apetezca y hemos dejado de hacer lo que realmente queríamos!.

 Nuestra necesidad se ve, a menudo, interferida por mensajes familiares. Por ejemplo, si nuestra madre nos dijo que una mujer debe ser siempre sumisa, complaciente y servicial con su marido, aunque estemos cansadas o en desacuerdo o enfadadas, seguiremos actuando tal como ella nos dijo, aunque sea perjudicial para nosotras.

 

LAS POLARIDADES

Otro modo de interferir en la satisfacción de nuestros deseos y necesidades es pensar que no somos capaces de realizar determinadas tareas o actividades, porque nos sentimos inútiles o inadecuados por nuestra cultura o nuestra edad, o cualquier otra característica personal.

Nos identificamos con una forma de ser concreta y rechazamos todo lo que no cuadre con esa imagen. Por ejemplo, si me considero una persona torpe no me meto a aprender nuevas cosas aunque me apetezca. Si me considero una persona “fuerte” no puedo apoyarme en otras personas y compartir mis penas.

En Gestalt entendemos que la persona es un todo indivisible y que en la medida en que somos capaces de asumir esos aspectos negados, nuestro funcionamiento será más sano. Todos somos al mismo tiempo listos y torpes, fuertes y débiles, buenos y malos, cariñosos y agresivos y la salud consiste en poder emplear una u otra característica en función de la situación ante la que se está. Por ejemplo, si alguien me está amenazando responder cariñosamente no es lo más adecuado a la situación.

Todas las emociones son valiosas para el ser humano porque nos dan información acerca de lo que nos está ocurriendo a nosotros y a nuestro alrededor, de ahí que sea tan importante recuperar las emociones que consideramos negativas: alegría, tristeza, agresividad, deseo sexual,...

Estos aspectos rechazados nos cuesta sacarlos porque nos disgustan, o nos dan vergüenza o miedo o ansiedad. La terapia invita a vivir plenamente cada aspecto de lo que llamamos una polaridad: ser flexible-ser firme, ser alegre-ser triste, interesarse por lo de dentro del hogar y por lo de fuera.

La polaridad no aceptada se sepulta o bloquea por temor a lo que podría desencadenar, como ocurre por ejemplo en el temor bastante generalizado a hacerse cargo de la propia agresividad y a manifestarla.

Una de las polaridades básicas a descubrir es la llamada: perro de arriba y perro de abajo. El perro de arriba representa las normas dadas por padres, maestros, y personas importantes de nuestra vida, mientras que el perro de abajo se rebela ante dichas exigencias. Por ejemplo, las exigencias sobre las tareas de la casa y las constantes excusas para no hacerlo que ponen los hijos. Este mecanismo aprendido en la relación con las figuras de autoridad se produce constantemente en nuestro interior. (Ejemplo: debería llamar a la cuñada-no quiero porque es una pesada).

 

SALUD Y PATOLOGÍA

Como se desprende de todo lo dicho hasta ahora, la salud tiene que ver con la capacidad de contactar, con lo interno y con lo externo para así conocer la realidad.

La salud también es aceptación e integración de lo que somos, de nuestros sentimientos, pensamientos y conductas, aunque a veces nos resulten contradictorios.

Y, por último, la salud supone la posibilidad de ampliar nuestros recursos en lugar de repetir siempre lo mismo que aprendimos y que en su momento nos sirvió, pero que ahora es excesivamente rígido.

La enfermedad, por contra, aparece cuando no hay un bueno contacto ya sea con el mundo interno o externo, cuando negamos características o aspectos personales que nos pertenecen y cuando nuestro comportamiento es excesivamente rígido o repetitivo frente al comportamiento saludable que tiene mayor flexibilidad y creatividad.

 

LOS RECURSOS TÉCNICOS

La gestalt emplea diversas técnicas para ayudar a la persona. La más conocida es la llamada “silla caliente”. Se trata de situar frente a la persona una silla vacía donde se coloca imaginariamente a la persona con la que tenga el conflicto o bien un aspecto de si misma rechazado, estableciendo un diálogo que le lleve a la resolución del conflicto o a la integración del aspecto rechazado.

Otro de los recursos con los que cuenta el terapeuta gestáltico son las fantasías dirigidas que nos sirven para explorar temores, darnos cuenta de lo que nos pasa y, a menudo, a encontrar soluciones a situaciones aparentemente sin salida.

Trabajamos los sueños no interpretándolos según un significado fijo sino facilitando que la persona descubra el mensaje que tiene para ella lo que ha soñado.

Utilizamos también herramientas artísticas, como el dibujo, la poesía, o el baile y para nosotros la atención al cuerpo supone una referencia básica para comprender que le está pasando a la persona.

En el trabajo terapéutico, ya sea individual o en grupos de crecimiento personal, no atendemos sólo a lo verbal, a las palabras que se dicen, sino también a lo corporal, a todo lo que se expresa mediante gestos, actitudes, movimientos, etc. que completan el sentido de lo que las personas comunican.

 

PARA QUE SIRVE LA TERAPIA GESTALT

No es preciso sentirse enfermo para solicitar ayuda psicológica; simplemente hay periodos de crisis en la vida en los que la persona hace balance de lo vivido y se replantea nuevos valores o formas de vida. Puede ocurrir que este sea un proceso gradual de maduración o que se deba a un suceso más externo o repentino como puede ser la muerte de un ser querido, un divorcio o la pérdida de un trabajo.

En estos momentos, la ayuda que te prestan las personas cercanas puede no ser suficient0e y no por la falta de interés o de cariño, sino porque la propia cercanía impide una visión más objetiva o imparcial de las situaciones.

Las personas acuden a terapia por malestar o insatisfacción en sus vidas. A menudo refieren que tienen ansiedad sin saber porqué o que no duermen, que lloran por cualquier cosa, que no tienen ilusión por nada como ocurre en las depresiones. Muchas personas asisten a terapia coincidiendo con una crisis con su pareja o en su familia. Los jóvenes se presentan por problemas en los estudios o en las relaciones con los demás, porque no saben qué hacer con sus vidas, falta de alicientes, etc.

A la terapia gestalt acuden no solamente personas en crisis sino también personas que desean mejorar su calidad de vida que, a través del trabajo en grupos de crecimiento personal incrementan la satisfacción que experimentan en su vida cotidiana. En este tipo de trabajo se exploran las relaciones interpersonales, descubriendo qué limites nos impiden disfrutar del contacto con los demás o con nosotros mismos, abriéndonos a experiencias e intereses hasta ahora desconocidos.

En definitiva, la terapia gestalt persigue la felicidad de los seres humanos, pretende aceptar a la persona sin excusas, sin juicios, sin valoraciones, respetando el ritmo y el proceso de cada uno. No se trata de empujar a la persona sino de acompañarla.

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