ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE FILOSOFÌA DE LA MENTE, EPISTEMOLOGÌA Y PSICOLOGÌA

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Ps. Errol Dennis

Escuela de Psicología. Universidad de Valparaíso

Cátedra: Fundamentos filosóficos y epistemológicos de los sistemas teóricos en psicología

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INTRODUCCION

Las relaciones entre la filosofía de la mente, la epistemología y la psicología se revelan como cruciales al momento de optar por una de las distintas propuestas teóricas emanadas de la psicología como disciplina científica. La elección se facilitaría si tuviéramos clara la fundamentación epistemológica que justifica nuestra decisión ante las alternativas en juego

Es un hecho que el psicólogo debe optar ante una serie de propuestas teóricas que, la mayoría de las veces, son contradictorias o incompatibles entre si. Esto, generalemente, produce en aquellos que se orientan al estudio de la psicología una confusión conceptual, una "mescolanza" teórica que se resuelve en un mal entendido eclecticismo lleno de inconsistencias y debilidades. Este eclecticismo, que en el ámbito de lo pragmático puede ser útil (esto es, cuando el hacer psicológico se aproxima al arte en el campo de la psicología aplicada), es poco recomendable en el ámbito teórico porque, por un lado, socava su capacidad explicativa y, por otro, la multiplicidad de alternativas teóricas y el no contar con un modelo aceptado por la comunidad científica atenta contra el estatus científico mismo de la psicología al presentarla como una disciplina preparadigmática. Para aquellos que piensan que esto es una virtud más que un defecto, porque permite la discusión interteórica en una disciplina tan polémica como la psicología, debemos aclarar que la aceptación de un modelo por la comunidad científica no implica que la disención y el progreso no sean posibles. El "programa de investigación" de Lákatos y el "criterio falsaciónista" de Popper contienen implícitos la noción de cambio. Lo único que exigen es que el cambio esté justificado por la racionalidad interna de la ciencia y que el progreso esté definido por la conmensurabilidad de la Teoría2 respecto de la Teoría1 y el mayor grado de verosimilitud de T2 en relación a T1. Considerando lo dicho, este artículo se enmarca dentro de la visión del racionalismo interno de la ciencia y, en un espectro más amplio, en la discusión de la ciencia ligada al marco epistemológico anglosajón. Esta advertencia se hace necesaria, porque, en una tradición más ligada a la filosofía continental, la fundamentación de la psicología se da en una conceptualización totalmente diferente. La filosofía hermenéutica, la filosofía comprensiva y la fenomenología, v.gr:, se plantean los problemas semánticos, epistemológicos y metodológicos de la psicología desde otra perspectiva.

 

PSICOLOGIA COMPRENSIVA

En la interpretación comprensiva de la ciencia, para W.Dilthey, v.gr:, ésta se divide en "ciencia de la naturaleza" y "ciencia del espíritu" abarcando esta última, entre otras, a la psicología. Los rasgos que describen a la ciencia de la naturaleza o explicativa son que hay "..toda subordinación de un campo de fenómenos a una conexión causal por medio de un número limitado de elementos (es decir, partes integrantes de la conexión) determinados unívocamente" y "..puede lograr su meta únicamente valiéndose de hipótesis" (W.Dilthey, 1951 p.193). En la ciencia del espíritu o comprensiva, sin embargo, "las hipótesis no desempeñan en modo alguno... el mismo papel que dentro del conocimiento natural... la conexión es dada de un modo originario y constante en el vivir: la vida se nos da únicamente como conexión... no necesita, por lo tanto, de conceptos subyacentes logrados por una inferencia inductiva para establecer una conexión que abarque a los grandes grupos de hechos psíquicos" (op.Cit. p.197). Este aspecto originario, idiosincrático de captación de lo psíquico queda justificado por el acceso privilegiado a la propia mente que hace el sujeto por medio de la introspección y en la autoridad que sobre la comunidad tiene el informe que éste hace de sus contenidos mentales.

La tradición recién mencionada reconoce una estrecha filiación con el cartesianismo y un análisis somero de él permitirá evaluar la viabilidad de una psicología fenomenológica. La proposición central de Descartes, en lo que atañe, es que existen dos tipos de substancias independientes entre si y con atributos absolutamente diferentes "..advierto aquí primero que hay grandísima diferencia entre el espíritu y el cuerpo; el espíritu, por su naturaleza, es enteramente indivisible... Pero en lo corporal o extenso ocurre lo contrario; pues no puedo imaginar ninguna cosa corporal o extensa, por pequeña que sea, que mi pensamiento no deshaga en pedazos... Esto bastaría a enseñarme que el espíritu o el alma del hombre es enteramente diferente del cuerpo..." (R.Descartes, 1945 p.148). Por un lado, el dualismo explícito del cartesianismo ha generado el problema ontológico de la interacción causal. ¿Como pueden interactuar causalmente dos entidades radicalmente diferentes? Y, el innatismo de las ideas, ha generado el problema semántico del solipsismo. ¿Cómo pueden comunicarse significados que sólo están en mi cabeza?. Por otro, la introspección ha generado el problema epistemológico de cuan certero e irrefutable es este acceso privilegiado a los contenidos de la propia conciencia, tema especialmente importante para la psicología. Recordemos que (a) la emergencia del conductismo watsoniano estuvo estrechamente asociado a la crítica del introspeccionismo derivado del estructuralismo wundtiano y (b) la propuesta del conductismo lógico de Ryle a su crítica del pensamiento cartesiano como génesis de gran parte de los problemas que debe enfrentar la filosofía de la mente.

El compromiso ontológico con el dualismo, el semántico con la adquisición del significado por ostensión interna, el epistemológico con el acceso privilegiado a la propia mente y el metodológico con la validez de la introspección generan tantos problemas que, según Hempel, lo más que podemos esperar de ella es un valor heurístico, "su función reside en sugerir hipótesis psicológicas que puedan servir como principios explicativos en el caso considerado" (C.Hempel, 1965 p.242).

La opción entre una psicología comprensiva o una explicativa toca aspectos cruciales del ser humano que involucran más de lo que pretende este artículo y nos embarcaría en una polémica no resuelta entre aquellos que piensan que sólo es posible acceder válidamente a la realidad mediante la evidencia empírica y el razonamiento hipotético y aquellos que no lo consideran así. La discusión compromete sistemas complejos de creencias como la religión, el arte, la historia etc.. Los partidarios de la comprensión aducirán que la opción misma entre una psicología u otra está condicionada a un darse previo como posibilidad y este darse previo, este presupuesto que otorga sentido al acto electivo, sólo es accesible por la comprensión. Los otros le niegan un valor cognoscitivo válido a esta experiencia, dicen que lo único que podemos afirmar de ella es que accede a un mundo fenoménico para un sujeto y sus informes no necesariamente deben coincidir con una descripción del mundo real, ya que el lenguaje que la manifiesta debe considerarse como expresivo y no descriptivo, por ende no se puede predicar de ellos la verdad o la falsedad, requisito fundamental de los enunciados científicos.

 

PSICOANALISIS Y PSEUDOCIENCIA

En otra interpretación de la ciencia, si aceptamos la taxonomía de Hempel entre una "ciencia formal" y otra de la "naturaleza" como canónica y consideramos que esta última abarca la psicología como caso especial, nuestro panorama adquiere otro cariz si podemos demarcar los criterios entre ciencia y pseudociencia.

No es fácil establecer los límites entre ciencia y pseudociencia, existen pseudociencias exitosas y ciencias débiles y "lo que caracteriza a la conducta científica es un cierto escepticismo incluso con relación a nuestras teorías más estimadas. La profesión de fe ciega en una teoría no es una virtud intelectual sino un crimen intelectual" (I.Lákatos, 1983 p.10). Hempel (C.Hempel, 1979) propone que toda ciencia debe cumplir dos criterios sistemáticos: la relevancia explicativa y la contrastabilidad. Popper (K.Popper, 1994) incluiría, dentro de esta última, la falsación de la hipótesis y el contenido empírico como criterio esencial de la demarcación. Lákatos, a su vez, cuestionando el criterio falsacionista ingenuo de Popper, agregaría "las llamadas refutaciones no indican un fracaso empírico como Popper ha enseñado, porque todos los programas crecen en un océano permanente de anomalías. Lo que realmente importa son las predicciones dramáticas, inesperadas, grandiosas; unas pocas de éstas son suficientes para decidir el desenlace; si la teoría se retrasa con relación a los hechos, ello significa que estamos en presencia de programas de investigación pobres, regresivos" (op.cit. pag.15).

El psicoanálisis es, quizás, la más popular de las teorías psicológicas. El lego en psicología probablemente ignora los nombres de W.James, B.F.Skinner y J.Fodor, por sólo mencionar algunos conspicuos, pero, al menos en occidente, el nombre de S.Freud es parte de nuestro acerbo cultural. No confundamos popularidad, eso si, con validez y justificación de una teoría. Desde sus inicios el psicoanálisis ha sido cuestionado en los ámbitos académicos y su popularidad podemos atribuírsela, probablemente, a factores extracientíficos. Su incursión en la interpretación de las conductas patológicas, del comportamiento normal, de las creencias religiosas, del arte y el comportamiento social han ejercido una seducción permanentes en artistas, estadistas y el público en general por la enorme carga emocional y valorativa que poseen sus afirmaciones sobre la sexualidad. Para Cioffi el psicoanálisis es una pseudociencia exitosa y agrega "Una pseudociencia no está constituida meramente por tesis formalmente defectuosas, sino por procedimientos metodológicamente defectuosos... Para que una actividad sea científica no es suficiente que deba haber estados de hechos que pudieran constituir una disconfirmación de las tesis que se propone investigar; también debe darse el caso de que su procedimiento sea tal que esté calculado para descubrir si tales estados de hechos existen. Utilizo la palabra calculado premeditadamente. Porque para establecer que una empresa es pseudocientífica no es suficiente mostrar que los procedimientos que emplea impedirían u obstruirían de hecho el descubrimiento de estados de hechos disconfirmatorios, sino que su función es obstruir ese descubrimiento" (F.Cioffi, 1974 p.328) y "Si las afirmaciones psicoanalíticas no son hipótesis, esto no se debe a ninguna deficiencia formal apreciable que ellas exhiban, sino a que no es ese el papel que jugaron en las vidas de aquellos que las originaron... No se interpretaron sueños, síntomas, errores, etc., debido que estuviese descubierto que fuesen significativos, sino que se insistió en que eran significativos gracias a que se podía interpretarlos... no encontramos sorprendente que resulten ser incapaces de demostración y que den lugar a desacuerdos intratables, porque este no es un problema de probar que una tesis aislada del psicoanálisis no se ajusta a un critrio particular, sino de percibir un rasgo en el conjunto total" (op.cit pag.357). Es decir, el psicoanálisis está constituido, por un lado, por enunciados con apariencia de hipótesis con forma de leyes y, por otro, con un procedimiento que impide la refutación. En términos de Lákatos, la resistencia a la refutación abarca el núcleo firme (que no es desconfirmable) y el cinturón protector (que es desconfirmable) y la heurística negativa del programa dice, tanto del uno como del otro: no refute, sino interprete. Esto, por supuesto, atenta contra uno de los criterios fundamentales de la demarcación entre ciencia y pseudociencia (Popper): la desconfirmación de una hipótesis por aplicación del Modus-Tollens.

 

CONDUCTISMO Y REDUCCIONISMO ANALITICO

La discusión académica más frecuente en la actualidad, dentro de la psicología, se ha dado en torno a la tradición conductista y el cognoscitivismo funcionalista. El análisis se ha dado fundamentalmente en un contexto lingüístico.

En el ámbito del lenguaje natural encontramos un grupo de expresiones o modismos del tipo X cree que Y, X desea que Y, X piensa que Y. Estos enunciados se conocen como de "actitud proposicional" y se dice que capturan un tipo de entidades que pueden describirse como poseyendo dos atributos propios de lo mental: la intencionalidad y la racionalidad; y el análisis de estos enunciados ayudaría a revelar la naturaleza de la mente. Esta aserción es, por supuesto, discutible ya que estos enunciados, por su cualidad de ser referencialmente opacos, son refractarios a describir nomológicamente las entidades que caen bajo su rango. La ciencia necesita hacer explicaciones nomológico-causales y la mente debe ser descrita como un agente causal. Esta necesidad de describir la mente causalmente, con todos los problemas que ello genera, se debe a lo que Ryle denomina el error categorial cartesiano. Un ejemplo de esto es lo siguiente: "Un extranjero ve por primera vez un partido de fútbol. Aprende cuál es la función de los arqueros, los defensores, los delanteros y del árbitro y pregunta: "¿No hay nadie en el campo de juego que tenga como función contribuir a la conciencia de equipo? Veo quien ataja, quien defiende y quien ataca, pero no veo a nadie a quien corresponda ejercitar el "sprit de corps" ...habría que explicar que está buscando lo que no corresponde. La conciencia de equipo no es una parte del fútbol complementaria de las otras; es, en términos generales, el empeño con que se lleva a cabo cada una de esas funciones.." (G.Ryle, 1967 p.20) y, por lo tanto, "se diluye la consagrada oposición entre mente y materia..." (op.cit. p.24). Para Ryle el mal entendido de confundir el lenguaje mental y el físico como pertenecientes a la misma categoría lógica ha producido confusiones y problemas ontológicos, como suponer la existencia de una relación causal entre lo mental y lo físico, cuando lo único que hay es una mala utilización del lenguaje. La solución a este problema estriba en encontrar un definiens físico adecuado para el definiendum mental o, como dice Fodor, "Por cada prodicado mental que pueda ser empleado en una explicación psicológica, debe haber al menos una descripción de la conducta con respecto a la cual ese predicado guarda una conexión lógica" (J.Fodor, 1980 p.83). El problema se nos traslada, así, del ámbito ontológico al semántico y al lógico. Al semántico, porque, para que un enunciado tenga significado, debemos estipular las condiciones operacionales que determinen la conducta observada y al lógico, porque, para que la sinonimia sea adecuada el enunciado de la derecha y el de la izquierda deben ser equivalentes, es decir, deben poseer los mismos valores de verdad. Si el programa de Ryle tuviera éxito solucionaría varios problemas. Primero, diluye el problema ontológico de las entidades mentales, segundo, evita el problema semántico de la opacidad referencial al reemplazarlos por enunciados significativos, contrastables y verficables operacionalmente y, tercero, permite presentar los enunciados de la teoría psicológica en un esqueleto lógico y determinar su carácter y cierre deductivo. Según el verificacionismo el problema de la definición queda resuelto por el uso de definiciones parafrasísticas que, en el caso de la psicología deben ser conductuales, empíricas. El programa, sin embargo, ha sido cuestionada, porque, en primer lugar, el criterio de empiricidad atenta contra el mismo criterio de significado al no poseer éste carácter empírico y, en consecuencia, se autorrefuta. En segundo lugar, el análisis de los términos de creencia no mantienen la equivalencia lógica entre el lado izquierdo (definiendum) y el derecho (definiens) de la definición, v.gr:

"Pérez cree que hay un incendio en la cercanía =def. Bajo circunstancias especiales, al existir un incendio en la cercanía, Pérez se comportará de modo adecuado a la existencia de un incendio en su espacio próximo,

podría ser falso en una de sus partes y verdadero en otra. Podemos concebir a Pérez en un ejercicio bomberil y comportarse como si hubiera un incendio cercano. Casualmente podría producirse un incendio y Pérez no saberlo, sin embargo Pérez no cree que existe un incendio y se comporta como si lo hubiera. Así, el definiendum es falso y, sin embargo, el definiens es verdadero" (J.Cornman,1987, p.182).

El conductismo, en su acepción fuerte, ha visto declinar su influencia en la psicología académica desde fines de la década del cincuenta. El supuesto de una "caja negra" carente de organización y de la cual no se puede decir nada se ha visto seriamente dañado por los aportes de la etología, la experimentación en psicología (v.gr: García y Kölling y el principio de la adecuadión del estímulo) y la teoría de la información que hace suponer, como mínimo, que la "caja negra" es un poderoso procesador de tipo booleano. Todos estos aportes hacen difícil aceptar los supuestos duros del programa conductista como son la correspondencia entre aprendizaje y realidad externa y la equipotencialidad de estímulos, especies e individuos. El legado conductista se mantiene, sin embargo, en dos ámbitos: el de la clínica y el de la metodología. Tanto el éxito empírico de las estrategias de cambio conductual, así como la exigencia de un diseño experimental riguroso y la necesidad de la autoridad de la comunidad científica en los enunciados de la psicología científica, mantienen su vigencia como un aporte específico de esta tradición psicológica. Pero la incapacidad de la teoría para hacer predicciones osadas y producir una nueva tecnología han orientado a la psicología por otros rumbos. El reduccionismo biológico y el funcionalismo son las alternativas teóricas privilegiadas de las postrimerías de este siglo.

 

NEUROCIENCIAS Y REDUCCIONISMO FISIOLOGICO

Mencionamos que el tipo de enunciados que se dice captura los atributos mentales toma la forma "X cree (piensa, desea etc..) que Y", y que el esfuerzo contemporáneo por dilucidar el estatus de la psicología como ciencia estaba ligado al análisis de éstos. El rasgo definitorio de los lenguajes y de los símbolos en general es la referencialidad. En esta última podemos distinguir dos dimensiones: el sentido o significado y la denotación. Entendemos por la primera "el modo de darse de un objeto" y por la segunda "la designación del objeto". Existen, por lo tanto, dos estrategias para eliminar los enunciados de actitud proposicional. Uno atendiendo a la reducción de los significados y, por lo tanto, a una crítica en el ámbito de lo analitico, camino seguido por Ryle y el conductismo lógico; y otro, en el nivel contingente, reduciendo el "objeto mental" a su "objeto físico". Este segundo camino lo ha seguido la teoría de la identidad tipo-tipo" o materialismo reduccionista que "afirma que existe una especie de ¢ identidad¢ entre los procesos mentales y determinados procesos cerebrales: no una identidad en sentido lógico, pero aun así existe una identidad del tipo de la que existe entre ¢ la estrella verpertina¢ y ¢ la estrella matutina¢ , que constituyen nombres alternativos de uno y el mismo planeta, Venus, por más que también denoten diferentes apariencias del planeta Venus". (K.Popper, 1980 p.62). En consecuencia, la reducción es posible, porque la clase de objetos descritos por los enunciados de actitud proposicional es coextensiva con la clase de objetos descrita por los enunciados de la teoría física.

La teoría de la identidad o teoría tipo-tipo propone que podemos hacer una taxonomía de los estados mentales y los estados cerebrales que sean numéricamente iguales, podemos, entonces, establecer una relación de identidad biunívoca entre unos y otros a través de una reducción interteórica. Esto significa que para todo x que sea idéntico a todo y debe darse que si y sólo si predicamos F de x entonces también predicamos F de y (Ley de Leibniz -ver nota6-). En síntesis, lo que pretende la teoría de la identidad es reducir el vocabulario de la psicología popular al lenguaje de las neurociencias (y, en última instancia, al de la física por ser ésta la ciencia "dura" por antonomasia). Este proyecto se basa en el éxito de las neurociencias al lograr identificar ciertas áreas funcionales del cerebro y los notables avances de la química cerebral y su relación con el comportamiento afectivo, cognoscitivo y motor. Fenómenos como el lenguaje, la percepción, la adicción a las drogas y las esquizofrenias han demostrado la estrecha relación entre cerebro y conducta. La teoría de la identidad no niega que las descripciones propuestas por la teoría de la psicología popular sean correctas, lo que niega es que la teoría de la psicología popular sea una teoría adecuada para explicar y predecir los fenómenos psíquicos, ya que ésta carece de un marco conceptual bien definido y su lenguaje, más que falso, es vago e insuficiente para describir lo mismo que, de modo más riguroso y exacto, realiza la teoría neuropsicológica. Utilizando el ejemplo del reconocimiento de caras de la nota10 , decir que Juan no puede reconocer el rostro de Inés (prosopagnosia) equivale a decir que las fibras de la neuronax en las áreas de Brodman 20 y 21 del hemisferio derecho de Juan no han sido activadas (más correcto aún, toda incapacidad para reconocer rostros es equivalente con toda inactivación de las fibras de la neuronax en las áreas de Brodman 20 y 21 del hemisferio derecho, de ahí la identidad tipo-tipo).

De la ley de Leibniz, se deriva un corolario denominado "ley de los epítetos transferibles" que estipula que los predicados de una como de otra teoría son equivalentes y, por lo tanto, intercambiables. Se aduce, sin embargo, que sería absolutamente incorrecto decir que, por ej., si la fibra de la neuronax que se encuentra a 2cms del tálamo está activada debido a un dolor agudo en mi pierna derecha, yo pueda decir que tengo un dolor agudo a 2cms del tálamo. O, viceversa, hablar que "X cree que Y" pueda parafrasearse como "la neuronax cree que Y". La teoría de la identidad se enfrenta, además, al problema, v.gr:, de identificar el tipo de dolor (mental) con una enorme variedad de diversas instancias físicas de las cuales éste puede predicarse. Podemos perfectamente imaginar un marciano hecho de silicio que presente todos los rasgos conductuales del dolor y, sin embargo, el tipo físico es de una naturaleza distinta a las entidades carbónicas. La identidad, en este caso, es más apropiado pensarla entre instancias (tokens) que entre tipos. Antes de revisar las teorías de la identidad como instancias debemos mencionar un tipo de materialismo que no apela a la reducción interteórica, sino a la eliminación del lenguaje mentalista.

 

MATERIALISMO ELIMINACIONISTA

El eliminacionismo postula que las teorías que usan un lenguaje psicológico-mentalista son falsas, tienen referencia vacía y, por lo tanto, son puras ficciones. No es que sean incompletas y que su lenguaje sea deficiente, es que su lenguaje no designa nada y, por ende, hablar de un estado mental como el dolor es como hablar de Don Quijote. El ejemplo paradigmático es la teoría de los esquizofrénicos como posesos. En la medida que la psiquiatría ha progresado sabemos que la causa del delirio esquizofrénico no está en una posesión demoníaca, sino en un trastorno que compromete al neurotransmisor dopamina. La teoría de la posesión no es un lenguaje incompleto, sino falso. Nunca existieron los demonios, siempre se trató de un déficit dopaminérgico. Lo mismo sucede con el lenguaje mentalista. Nunca ha existido la creencia que P, lo único que ha existido siempre es la descarga de la fibra de la neuronax. En consecuencia, dice el eliminacionismo, el progreso del conocimiento y de la ciencia reemplazará naturalmente los vocables falsos del lenguaje mental por el correcto de la neurociencia y la física. El problema con la interpretación eliminacionista es que niega que los deseos, creencias, razones etc.. hayan tenido alguna importancia causal en la economía e historia del comportamiento humano y, a su vez, se autorrefuta ya que podemos predicar de ella lo mismo que dice J.B.Pratt del epifenomenismo "decir que un pensamiento es incluso en un grado mínimo causa del pensamiento siguiente sería erróneo. En el proceso conocido como razonamiento, por lo tanto, es un error suponer que las relaciones lógicas conscientes tengan algo que ver con el resultado... Puede ser que pensemos lógicamente; pero si lo hacemos, ésto no se debe a que la lógica tenga algo que ver con nuestras conclusiones, sino porque las moléculas cerebrales, para decirlo de alguna forma, han colisionado de una manera adecuada. Queda claro, entonces, que ninguna conclusión que los seres humanos podamos alcanzar pueden basarse en la lógica. Es imposible, para siempre, demostrar que cualquier tesis es lógicamente necesaria" (J.W.Cornman, 1987, p.168).

 

FUNCIONALISMO

El funcionalismo es un tipo de fisicismo que, a diferencia de la teoría tipo-tipo, establece un isomorfismo entre lo mental y una dimensión física intangible como es la información, es decir entre lo mental y la organización de la materia prescindiendo de la estructura que ésta asuma; esta última característica lo hace una identidad entre instancias (tokens) más que entre tipos y evita, por lo tanto, la crítica de que el mismo estado mental lo podamos imaginar como dándose en diversas entidades físicas. El nivel de descripción del funcionalismo no es, por tanto, el sustrato físico (hardware) de los dispositivos procesadores de información, sino una descripción de nivel más abstracto, la dimensión sintáctica de ésta (software). "La teoría de la Identidad como Instancia plantea la cuestión de cómo han de categorizarse los eventos mentales si esta categorización ha de ser diferente de la que se aplica a los eventos cerebrales. Los defensores de la Teoría de la Identidad como Instancia han propuesto que los eventos mentales se definan funcionalmente" (W.Bechtel, 1991 p.149). Los estados mentales juegan un rol causal entre las entradas sensoriales y las salida motoras y desempeñan un rol funcional en la economía cognoscitiva. Ha sido un logro teórico de magnitud el considerar la información como una dimensión física. (Que instrucciones de los programas (software) puedan dañar el dispositivo físico (hardware) es una realidad a la que se ve enfrentada nuestra tecnología de las computadoras y los viruses computacionales son un tema de preocupación cotidiana). Se han planteado varias formas de funcionalismo de entre las cuales las más relevantes son el funcionalismo de la psicología popular, el funcionalismo de tabla de máquina, el funcionalismo de Inteligencia Artificial (IA) y el funcionalismo homuncular. Por el momento prescindiremos del análisis de gran parte de ellos y nos centraremos en el funcionalismo de IA por ser el modelo prototípico dentro de la psicología.

El funcionalismo de IA o de "High Church" se concibe como el paradigma en sentido kuhniano, de la psicología norteamericana finisecular. Su tesis central, o de Church-Turing, establece que la mente puede interpretarse como un artificio formal que, mediante cómputos finitos, opera por un procedimiento recursivo (o efectivo o algorítmico o mecánico) y es capaz de simular todos los comportamientos mentales. La mente es, en consecuencia, un dispositivo formal que puede describirse en téminos de la máquina de Turing. Esto se conoce como la interpretación fuerte de la IA y ha sido criticada desde varios flancos. La primera se debe a Lucas y hace referencia a los límites de los sistemas formales demostrado por Gödel. Éste enuncia en su teorema que todo sistema coherente lo suficientemente poderoso para producir simple aritmética, producirá formulas bien formadas que son indecidibles dentro del sistema, pero que pueden aceptarse intuitivamente como ciertas. Aplicado a la máquina de Turing, ésta, procediendo recursivamente, seguiría funcionando ad aeternum tratando de decidir el carácter de esa fórmula: "El teorema de Gödel debe ser aplicable a las máquinas cibernéticas, porque es fundamental para la condición de máquina el ser un ejemplo concreto de un sistema formal. De ello se deduce que, dada una máquina que sea coherente y capaz de efectuar operaciones aritméticas simples, existe una fórmula cuya autenticidad es incapaz de demostrar (o sea la fórmula es-indemostrable-dentro-del-sistema), aunque nosotros veamos que es cierta. De ello se infiere que ninguna máquina puede ser un modelo exacto o adecuado de la mente, y que las mentes son fundamentalmente distintas a las máquinas (J.R.Lucas, 1985 p.77). A esta crítica contraargumenta Putnam diciendo que es una aplicación errónea del teorema de Gödel y que, si suponemos que T es una máquina que me representa, "lo único que puedo hacer es hallar una propuesta U con la que yo pueda demostrar: (i ) que si T es coherente, U es cierta, en la que U es indeterminable por T, si T es realmente coherente. Sin embargo, !T puede también demostrar perfectamente (i )! Y la afirmación U, que T no puede demostrar (asumiendo la coherencia), tampoco yo puedo demostrarla (a menos que pueda demostrar que T es incoherente, lo cual es improbable, si T es muy complicada)" (H.Putnam, 1985, pp.130-131).

Una segunda crítica proviene de Searle y su famoso Gedankexperiment de la habitación china. La tesis central de la IA afirma que la máquina opera sobre símbolos (Newell, Simon, Fodor, Shank, Phylyshyn etc..). es decir el cómputo se hace sobre símbolos y no sobre números (los 1s y 0s del sistema binario), pero el único aspecto de los símbolos sobre el que puede operar una máquina formal es la sintáctica, no la semántica. La crítica de Searle apunta a que la manipulación de la sintaxis jamás dará origen a la comprensión semántica. Para ello propone el siguiente experimento mental: un sujeto se encuentra en medio de una pieza donde debe operar símbolos escritos en chino. El sujeto domina todas las reglas sintácticas de formación de estos símbolos y puede producir fórmulas bien formadas dentro de ese lenguaje de modo que, al recibirlos, puede combinarlos de modo adecuado y sacar una cadena aceptada por las reglas de ese idioma. Afuera de la habitación hay chinos que entienden la lengua y, cuando reciben las respuestas que les da el sujeto que se encuentra dentro de la habitación, pueden interpretarlas y comprenderlas, pero, dice Searle, el sujeto que las manipula sigue sin entender ni una palabra, no comprende nada de chino (en otra variante del experimento, debida a Block, se concibe a la nación entera de chinos manipulando símbolos, sin embargo, no existe una emergencia de la comprensión a nivel de ésta). La crítica de la "pieza china" es contraargumentada por Boden quien en "Escape de la Habitación China" considera que existen distintos niveles de comprensión y que Searle ha incurrido en un error categorial al no distinguirlos y ha considerado la sintaxis como lógica formal no interpretada, siendo que los programas computacionales hacen cosas y que "la representación concreta de un programa de computadora, ya sea que la realice el hombre o una máquina fabricada, sí entraña entendimiento, al menos del libro de reglas" (M.Boden, 1994, p.114).

La respuesta de Boden introduce nuevos problemas en la filosofía de la mente. La idea de dos tipos de contenido uno procesual y otro informativo plantea nuevos retos a la comprensión de la mente. La propuesta de un contenido estrecho, independiente del mundo y otro contenido amplio dependiente de éste, ha sido expresado por Block en los siguiente términos: "El enfoque que tengo en mente ha sido sugerido, de modo independiente, tanto por filósofos como por científicos cognitivos: por los primeros, bajo el título de "semántica de rol conceptual", y por los últimos, bajo el título de "semántica procedimental [ "procedural semantics"] . La doctrina hunde sus raíces en el positivismo, en el pragmatismo y en la idea wittgensteiniana del significado como uso... La versión que a mi me gusta es una "teoría de dos factores"... La idea de una versión de dos factores es que hay dos componentes del significado, un componente del rol conceptual que está enteramente "en la cabeza" (el significado estrecho) y un componente externo que tiene que ver con la relación entre las representaciones en la cabeza (con sus roles conceptuales internos) y los referentes y/o condiciones de verdad de esas representaciones en el mundo... Para los propósitos presentes, la naturaleza exacta del factor externo no es relevante... El factor interno, el rol conceptual, es algo [ que concierne al] rol causal de la expresión en el razonamiento y la deliberación y, en general, a la manera en que la expresión se combina e interactúa con otras expresiones para mediar entre los inputs sensoriales y los outputs conductuales..." (Block, 1995 pp.306-308).

Las dificultades generadas por la propuesta de Block son que cuanto más rica es la semántica más abstracta o tolerante parece ser la sintaxis. Sin importar la estructura física de las marcas lingüísticas se puede tener la misma sintaxis, distintas estructuras sintácticas pueden tener el mismo carácter, la misma proposición puede ser expresada por oraciones con distinto carácter y, por último, distintas proposiciones pueden atribuirle propiedades semejantes al mismo individuo.

 

PALABRAS FINALES

Creo que la ciencia progresa en la medida que las teorías van adquiriendo mayor contenido empírico, es decir, que su carácter informativo y novedoso es mayor que las teorías precedentes y, por consiguiente, sus hipótesis implican más enunciados verdaderos. Lo anterior se expresa, a su vez, en un mejor poder predictivo y un mayor éxito tecnológico. Es cierto que tanto la neuropsicología como la IA crecen, como dice Lákatos, en un mar de anomalías, pero así como la termodinámica fue un avance respecto del calórico y la teoría de la relatividad respecto de la física de Newton, las teorías cognoscitivistas contemporáneas han permitido hacer predicciones y avances tecnológicos que, con el instrumental teórico conductual, las interpretaciones psicoanalíticas o las intuiciones fenomenológicas no habríamos logrado. Quisiera terminar este artículo incitando a todos aquellos interesados en la disciplina a mantener una actitud de constante revisión de sus contenidos teóricos y a recordarles que una profesión ciega en una teoría es un crimen intelectual y no una virtud y que, a 2.500 años de Sócrates, el lema de la sabiduría sigue siendo el dicho "sólo sé que nada sé".

 

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Paidós, España

Putnam, Hilary (1985) Mentes y Máquinas

en: Controversia Sobre Mentes y Máquinas

Ryle, Gilbert (1967) El Concepto de lo Mental

Paidós, Argentina

http://www.uv.cl/escuelas/Psi 

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