SISTEMAS FAMILIARES Y DUELO

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MAYTE DIAZ DE LEZANA. 2º DE TRABAJO SOCIAL

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La mayoría de pérdidas significativas se producen en el contexto de una unidad familiar, por lo tanto es importante, considerar el impacto de una muerte en todo el sistema familiar.

Se han identificado los factores específicos que afectan al proceso del duelo y que influyen en el grado de desorganización familiar, son; los roles que desempañaba el fallecido: el poder, el afecto, los patrones de comunicación y los factores socioculturales.

Un duelo inadecuado puede entorpecer la dinámica familiar. No es suficiente tratar a cada componente familiar por separado, hay que relacionarlo con toda la familia. Las características de los miembros individuales ayudan a determinar el carácter del sistema familiar, el sistema relacional es, la suma de sus características individuales.

Las familias varían su capacidad para expresar y tolerar sentimientos, si los sentimientos no se expresan abiertamente, se pueden producir diferentes tipos de conductas, que sirven como equivalentes del duelo. Si se expresan abiertamente, hacen comentarios abiertos sobre el fallecido.

Un duelo no resuelto, puede servir no sólo como factor clave en la patología familiar sino que puede contribuir a relaciones patológicas a lo largo de distintas generaciones.

Cuando se evalúan los distintos sistemas familiares y el duelo, se han de considerar al menos tres áreas principales.

La primera es la posición o el papel que desempeñaba el fallecido/a, si el fallecido/a tenía una posición funcional significativa, su muerte va a crear más desequilibrio. Los niños juegan también roles importantes en la familia y su muerte altera el equilibrio familiar. La muerte de uno de los padres, cuando la familia es joven, puede tener efectos muy amplios, no sólo perturba el equilibrio familiar, sino que elimina la función de mantenedor de la familia o la de la madre, en el momento que estas funciones son más importantes. Otra muerte importante es la muerte de un jefe de clan patriarcal, que ha tenido la función de tomar decisiones en los asuntos familiares durante mucho tiempo.

En una familia bien integrada se podrán ayudar más unos a otros a afrontar la muerte, con poca ayuda externa. En una familia menos integrada pueden menos reacciones de duelo en el momento de la muerte, pero más adelante pueden responder con diversos síntomas físicos o emocionales.

Hay que entender también el valor que las familias dan a las emociones y al tipo de patrones de comunicación, si estos se expresan o no.

 

LA MUERTE DE UN HIJO.

Una de las posiciones más difíciles en que los padres ponen a los hijos supervivientes es la de sustitutos del hijo perdido. Esto implica dotar al hijo superviviente de cualidades del fallecido. Las familias sanas son capaces de reconocer la pérdida de un hijo sin esperar que otro ocupe su lugar. Algunas familias afrontan la pérdida suprimiendo los hechos que rodean a esta, de modo que los hijos no sepan nada del hermano muerto.

Los niños pasan momentos difíciles intentando saber que deben de decir a los amigos y como afrontar el malestar que sienten, tienen miedo de jugar o de estar contentos, porque no quieren que los demás piensen que no les importa la muerte de su hermano. Es importante que los padres disipen el pensamiento mágico y erróneo respecto a la muerte para poder establecer un vínculo emocional entre ellos y los hijos que quedan. Siendo este un momento crucial que puede afectar a su desarrollo personal y a su capacidad para mantener relaciones futuras.

Perder un hijo de cualquier edad es una de las pérdidas más devastadoras que existen y su impacto persiste durante años. Se supone que los hijos deben de sobrevivir a los padres.

Elaborar la pérdida de un hijo es más difícil, cuando los padres están separados, se reúnen en este momento de crisis y esto puede evocar fuertes emociones. Para muchos padres que han perdido hijos, la realidad de la pérdida es una lucha entre creer esta pérdida o no creerla. A veces mantienen la habitación del hijo intacta durante muchos años después de la muerte del hijo. Sin embargo es posible para algunos padres recolocar al hijo perdido, llevándoles a una autoconciencia importante y a un posible crecimiento personal, consecuencia de esta difícil experiencia.

 

HIJOS CUYOS PADRES MUEREN.

Cuando la pérdida se produce en la infancia o en la adolescencia, el hijo puede fracasar a la hora de elaborar el duelo adecuadamente, presentándose más tarde como síntomas de depresión o de incapacidad para establecer relaciones íntimas durante la vida adulta.

Hay distintas opiniones sobre si los niños pueden elaborar el duelo o no, hay psicoanalistas que dicen que sí, y otros que dicen que no. El autor asume una tercera posición; que los niños elaboran el duelo y que lo que se necesita es encontrar un modelo de duelo que encaje con ellos en vez de imponerles un modelo adulto.

El profesional de salud mental ha de tener en cuenta varias cosas cuando trata con niños que han perdido a sus padres:

ƒ Los niños elaboran el duelo, pero las distintas elaboraciones están determinadas por su desarrollo cognitivo y emocional.

ƒ La pérdida de los padres es un trauma pero, en sí misma no lleva a la detención del desarrollo.

ƒ Los niños entre cinco y siete años, son un grupo particularmente vulnerable, pueden comprender las ramificaciones de la muerte, pero tienen poca capacidad de afrontarla.

ƒ El trabajo del duelo puede que no acabe igual para un niño que para un adulto. El duelo por una pérdida en la infancia se puede revivir en muchos momentos de la vida adulta, cuando lo reactivan acontecimientos vitales importantes.

ƒ Es importante que el profesional de salud mental, desarrolle enfoques preventivos para los niños que han perdido a sus padres.

 

ENFOQUES DE INTERVENCIÓN.

Después de la muerte, se pide un encuentro con los supervivientes tanto en el ámbito individual, como familiar. Centrándose sobre todo en la expresión de emociones positivas y negativas hacia el fallecido, intentando también identificar algunos de los roles que desempañaba el fallecido, esto es útil sobre todo, cuando hay hijos adolescentes implicados. Las asignaciones de los roles, normalmente se hacen de una forma sutil y no verbal, pero en algunas ocasiones, si se deben de hacer de forma verbal.

Relacionado con el tema de los roles está el de las alianzas, que sirven para satisfacer las diferentes necesidades de poder que experimentan los individuos. También sirven para reforzar la autoestima. Hay que tener cuidado al realizar las maniobras para realizar las alianzas, ya que estas pueden producir malestar y tensión en la familia.

Otro problema que puede surgir en las familias después de una muerte es la necesidad de buscar un chivo expiatorio. Es una manera poco efectiva de controlar el enfado por la muerte del ser querido, normalmente un miembro de la familia, se convierte en el blanco de la ira, la culpa y el enfado, a veces este rol, se impone a alguno de los miembros más jóvenes y más vulnerables, lo que resulta naturalmente injusto.

 

EL DUELO Y LOS ANCIANOS.

En nuestra sociedad, cada vez hay más personas ancianas y menos personas jóvenes, con este crecimiento de la población anciana, cada vez es mayor el número de persona mayores, que han sufrido un duelo, especialmente la muerte del cónyuge. La viudedad afecta a tres de cada cuatro mujeres mayores. Se pueden destacar varias características del duelo en los ancianos:

§ Interdependencia: en cualquier matrimonio existe la interdependencia, pero en los matrimonios largos, se puede dar también la dependencia, esto conducirá a un ajuste más difícil después de la pérdida.

§ Pérdidas múltiples: Con la edad, el número de muertes de amigos y miembros de la familia aumenta de una forma alarmante, si estas muertes se producen en periodo breve, esto puede desbordar al anciano.

§ Conciencia de muerte personal: Perder a las personas de su generación, al igual que la pérdida del cónyuge, puede aumentar la conciencia personal de la propia muerte. Todos sabemos que vamos a morir, pero si se están muriendo nuestros compañeros, podemos tomar conciencia de que a nosotros puede, que tampoco, nos quede mucho tiempo de vida.

§ Soledad: Vivir sólo puede llevar a intensos sentimientos de soledad, (si no es sólo como quieres vivir) que se pueden intensificar, si es en el mismo ambiente físico que se había compartido con el cónyuge.

§ Ajustes de roles: Para los hombres ancianos, la pérdida de la esposa, puede ser más desorganizador que para las mujeres. Muchos hombres han de afrontar roles nuevos y necesitan ayuda para adaptarse a ellos. Cuando una mujer pierde a su marido no existe el mismo nivel de desorganización.

§ Grupos de Apoyo: Los grupos de apoyo para personas en duelo, pueden ser útiles a cualquier edad, pero son de mayor importancia para los ancianos. Pueden ofrecerle contacto humano.

§ Contacto Físico: Muchos hombres que han estado casados durante mucho tiempo y luego pierden a su esposa, tienen una gran necesidad de ser tocados. El terapeuta debe de saber si la persona está preparada para ser tocada o no.

Este punto no lo entiendo muy bien, no entiendo la diferenciación entre hombres y mujeres, pienso que una mujer, también puede sentir la necesidad de ser tocada, de una forma afectuosa, esto le puede ayudar al igual que al hombre a no sentirse tan sola, a sentirse de alguna forma apoyada y querida. Pienso que el gesto de tocar a otra persona en un abrazo es una forma de demostrarle nuestro afecto o apoyo, sea este hombre o mujer.

§ Evocar Recuerdos: Otra técnica de intervención, es la de evocar los recuerdos, esto se puede estimular de forma terapéutica. Aunque es un proceso que suele ocurrir de forma natural. La evocación de recuerdos contribuye al mantenimiento de la identidad.

§ Discutir la Recolocación: El asesor puede ayudar al anciano a decidir si debería trasladarse de casa o no. La decisión dependerá también de sí la persona puede valerse por sí mismo o no. Ser capaz de permanecer en su casa da a los ancianos una sensación de control personal y ofrece un escenario en el que recordar el querido pasado.

§ Desarrollo de Habilidades: Algunos ancianos se vuelven demasiado dependientes de los hijos. Aunque estén en duelo pueden desarrollar nuevas habilidades, cosechando una sensación de autoestima.

El estrés, puede ser más fuerte antes de la muerte, que después. Esto ocurre sobre todo en el caso de haber sido el cuidador principal de un cónyuge enfermo.

 

NECESIDADES FAMILIARES VERSUS NECESIDADES INDIVIDUALES

Es importante reconocer que no todo el mundo en la familia trabajará las mismas tareas y al mismo tiempo. Cada miembro las procesará a su ritmo y a su manera. Se ha de animar a las familias a no apresurar a una persona en la experiencia del duelo.

Un segundo punto es, que los miembros de una familia a veces están poco dispuestos a realizar un asesoramiento con todo el grupo familiar. Siendo muy importante que el asesoramiento se realice con todos ellos.

Aunque la familia ha sufrido cambios, es una estructura insustituible, que ha modificado sus modelos y sus formas pero no sus aportaciones básicas. El modelo sistémico piensa que cualquier problema de un miembro individual de la familia, es un síntoma de un sistema familiar enfermo, disfuncional o inadaptado, ya que la disfunción de la persona, no reside tanto en ella misma, como en el tipo de comunicación y las conexiones entre ella y su entorno o medio. Con esto quiero decir, que no sirve de mucho tratar a la persona como un ser aislado, ya que no lo es, y que es necesario conocer como sienten y viven todos los miembros, la situación del duelo.

 

IDEAS

No es suficiente tratar a cada componente familiar por separado. Un duelo inadecuado puede entorpecer la dinámica familiar.

Perder un hijo de cualquier edad es una de las pérdidas más devastadoras que existen. Por lo tanto es muy importante elaborar bien la pérdida y elaborar un buen duelo.

Cuando la pérdida se produce en la infancia o en la adolescencia, se puede fracasar a la hora de elaborar el duelo adecuadamente. Presentándose más tarde síntomas de depresión o de incapacidad para establecer relaciones intimas durante la vida adulta.

Es necesario en la familia, después de la muerte de uno de sus miembros, reestructurar los roles.

Cada vez es mayor el número de personas mayores que han sufrido un duelo.

El estrés, puede ser mayor antes de la muerte, que después. Ocurre sobre todo si se ha sido el cuidador principal del cónyuge enfermo.

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