EL DIVORCIO Y LOS HIJOS

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El porcentaje de los divorcios en las ciudades occidentales ha aumentado de forma espectacular en los últimos diez años; en concreto en un 6% anual por causas, tanto económicas, como sociales, culturales y religiosas.

La excesivamente rápida evolución de los papeles masculino y femenino en las sociedades occidentales es responsable de ello, es por esto por lo que el número de niños afectados va en aumento, aunque se posee la ventaja de que actualmente el hijo de padres divorciados ya no se halla en una situación excepcional.

El divorcio por lo general, siempre causa dolor y despierta una sensación de pérdida y fracaso; y es que, la gente espera mucho del hogar, de la familia y de las relaciones personales.

Cuando una pareja o un miembro de ésta decide divorciarse, no toma esta decisión a la ligera, especialmente cuando existen niños de por medio; es muy importante que ambos miembros vean el punto de vista del otro de una forma clara y que se den cuenta de qué es lo que les ha ocurrido para que hayan llegado a tomar esta decisión, esto es de suma importancia si la pareja tiene hijos y deben continuar su relación como padres, ya que la relación entre ambos ha fracasado en el ámbito amoroso exclusivamente y resulta de especial importancia la existencia de contacto entre los implicados, para desempeñar adecuadamente ciertos roles que conciernen a los dos conjuntamente.

La decisión de separarse, ya sea en común o contra la presión de uno de los cónyuges que pretende que el matrimonio continúe, es mucho más difícil si existen niños de por medio, por esto mismo, en numerosas ocasiones el cónyuge que no quiere que su matrimonio termine intenta persuadir a la otra parte de que permanezca aunque sólo sea por el bien de los niños. En realidad, existe muy poca información de cómo el divorcio afecta a los hijos, y el consejo por parte de los profesionales que trabajan con hijos de matrimonios deshechos varía enormemente; pero lo que esta claro es que lo más importante es que los padres intenten resolver qué es lo mejor para sus hijos.

Los altercados, los conflictos y la incertidumbre que se produce en el hogar cuando los padres están tomando la decisión de separación o no, son los aspectos más perjudiciales de la separación o del divorcio para los niños, pero también resulta enormemente perjudicial, que los padres intenten mantener el matrimonio a flote únicamente por el bien de los hijos, si esto significa la continuación de peleas, frialdad o indiferencia entre ambos.

Los efectos de la separación varían en función de la edad, de la madurez y de la sensibilidad de los niños ó niñas.

En ocasiones consideramos que los niños no perciben pequeñas cosas, aparentemente insignificantes pero a la vez llenas de mil connotaciones negativas, por el mero hecho de ser niños, pero nos equivocamos, pisamos sobre suelo poco firme con esta creencia. Los niños aprecian cualquier tipo de detalle de sus personas más queridas, creando esto, en algunas ocasiones una serie de traumas, ya que la asimilación de tales situaciones se puede tornar algo complicada.

Uno de los aspectos más difíciles ante el que se encuentran pues los padres que están barajando la posibilidad de separarse, es cómo afectará esta separación a los hijos respecto a las relaciones que mantienen con ellos.

Una de las investigaciones de cómo el divorcio afecta a los hijos, es el estudio de Vallerstein y Kelly, éstos sugieren una serie de factores que ayudan o previenen la adaptación del niño al divorcio; en primer lugar, hablan de la importancia de que los padres sean capaces de dejar a un lado todo el resentimiento y el conflicto y aprecien la mejoría del problema tras el divorcio, en segundo lugar, nos hablan sobre la influencia del padre o la madre que tiene la custodia de los niños después de la separación.("El divorcio , los hijos y usted" 1989).

Tanto los conflictos como las peleas entre padres, son intolerables para los hijos e intentan apartarse de ellos, pero al mismo tiempo, necesitan saber qué es lo que esta ocurriendo, todo esto, crea un gran agotamiento y preocupación en los niños que se traduce de diferentes maneras según la edad, madurez, género, temperamento, contextos en los que participan y la forma de comunicar sus temores.

Tanto los adultos como los niños, necesitamos una continuidad en la vida, por lo que la rutina es muy importante para todos, pero en mayor medida para los niños, debido a que su modo de vida es mucho más presentista; pero durante esos periodos de crisis que se dan cuando un matrimonio está considerando la posibilidad de una separación, esa rutina, se ve interrumpida, por lo tanto amenaza la seguridad y estabilidad del niño; por esto mismo, el niño requiere una explicación de la irritabilidad o preocupación de los padres.

Los padres en estos momentos de separación, en multitud de ocasiones, debido a la tensión que les crean sus propias necesidades, son incapaces de darse cuenta de que el niño, está notando los cambios que se están dando en su atmósfera familiar; por eso mismo, es de suma importancia escuchar los comentarios y preguntas del niño, para tener una idea clara de sus ansiedades, preocupaciones y falsos conceptos.

Si se ha llegado a un cataclismo en el hogar, los niños necesitan saber que ellos no han sido olvidados y que sus padres controlan la situación que se está produciendo.

Cuando un matrimonio toma la decisión del divorcio de una forma lenta y cuidadosa teniendo tiempo para discutir y considerar lo que ha ocurrido, tienen menos posibilidades de pelearse después de la separación, y aunque el tiempo que se toman es enormemente útil para ellos, no lo es para sus hijos, sobre todo, si se les trata con promesas contradictorias sobre el futuro; es importante no olvidar que los niños pueden reaccionar de una manera mucho mas fuerte a la incertidumbre, la inseguridad y los cambios. Por todo ello es necesario que los padres ayuden a sus hijos para que adquieran la confianza y resistencia necesaria y así puedan hacer frente sin ningún problema a cualquier cambio que se esté produciendo en el núcleo familiar.

Todo esto puede sonar a eterno tópico inalcanzable, sin embargo es de suma importancia el hecho de explicar a los hijos las causas de la ruptura, de modo que ellos sean capaces de comprender cómo aunque en un aspecto se ha fracasado, ellos no serán relegados a último plano, sino que la situación intentará seguir siendo lo más parecida posible a lo que hasta ahora había venido teniendo lugar.

Las cuestiones sobre cómo el divorcio afecta a los hijos, son de dos tipos generalmente, ¿en qué se diferencian las personas cuyos padres se divorciaron durante su infancia de las personas procedentes de familias completas? Y en segundo lugar, ¿cuáles son los efectos más inmediatos de conflictos paternos, la incertidumbre, la confusión y los cambios que se producen con una separación y las carencias que sufren las familias con un solo progenitor? ; si nos centramos en la segunda pregunta, lo más importante es que los padres comprendan cómo pueden sentirse sus hijos y de esta forma, podrán estar más alerta de sus miedos y ansiedades y planear la separación de tal forma que la angustia sea mínima.

Para los niños resulta difícil precisar cuándo y cómo acabó el matrimonio, pues ellos, al igual que padres se dan cuenta de que éstos poco a poco se están distanciando el uno del otro. Otros, testigos de riñas e incluso de violencia doméstica no tiene ningún tipo de duda acerca de los sentimientos que hay entre sus padres; incluso en las separaciones aparentemente inesperadas, el niño no pasa por alto los cambios en el ambiente anteriores a esta separación. Por todo esto, los niños suelen estar bastante preparados en el momento en que los padres deciden explicarles lo que está ocurriendo, pero es muy importante, hablar con ellos de una forma sincera, puesto que así ellos podrán entender cosas que les habían parecido extrañas, y resulta un buen momento para poder hablar sobre los temores del niño en el futuro y la ansiedad de este por la situación que está viviendo.

Si las explicaciones y las consecuencias a largo plazo que se le dan al niño, son difíciles de entender, éste intentará descubrir cómo esta nueva situación va a afectar en su vida, con respecto a sus amigos, y en definitiva todas las relaciones que a él le confortan seguridad.

Es conveniente que tras el divorcio se dediquen pequeños espacios de tiempo a tratar el tema en cuestión puesto que resulta beneficioso para los niños.

Es muy tentador intentar calmar al niño haciéndole promesas, diciéndole que nada va a cambiar, pero a la larga no resulta beneficioso puesto que esas promesas son imposibles de cumplir, y como ya se ha dicho anteriormente para el niño resulta de gran importancia la seguridad de las rutinas familiares en su vida cotidiana.

Si la separación supone un cambio de domicilio, puede que el niño deba cambiar de escuela, de amigos, que se aleje de algunos familiares, el niño tiene que estar preparado para todos estos cambios afrontando lo que la nueva situación en la que vive le va a suponer.

Cuando los niños después de la separación viven solamente con uno de los progenitores, pueden llegar a sentirse responsables de su partida y sienten temor y ansiedad por la posibilidad de que el progenitor que está con ellos pueda desaparecer también. Por todo esto, enviarles fuera con familiares, amigos, vecinos durante un pequeño periodo de tiempo hasta que la situación se calme no suele ser beneficiosa para ellos, sino que incrementa su sufrimiento; si fuera totalmente necesaria esta alternativa, se debe explicar al niño qué es lo que ocurre y hacerle saber que va ser sólo durante un pequeño periodo de tiempo.

El miedo que experimentan los niños ante la posibilidad de separarse del cónyuge que les queda, en numerosas ocasiones provoca un comportamiento preocupante. En algunas ocasiones, pueden adquirir un comportamiento hacia etapas infantiles ya superadas, puesto que durante aquella época, recibían más atención por parte de sus padres, adoptando mecanismos de defensa a los que en muchas ocasiones recurrimos tanto pequeños como adultos. Pueden también volverse muy problemáticos y exigentes, rechazando la escuela y los grupos de juego por haber sido separados de uno de sus padres.

Los niños, pueden también expresar su ansiedad siendo demasiado educados, cooperativos creyendo que toda esta disciplina borrará sus miedos, es decir, en muchas ocasiones parece que estos niños han madurado excesivamente en un pequeño periodo de tiempo, puesto que se hacen bastante más independientes y juegan poco o no lo suficiente.

Por todo lo hablado anteriormente, es por lo que decimos que resulta muy importante dar seguridad de que aunque su padre de vez en cuando tenga que irse va a volver.

Muchas veces, los padres tienen dificultades para que sus hijos visiten al otro progenitor, y es que en numerosas ocasiones los niños sienten un gran rechazo a abandonar su territorio, es necesario que ante esta situación se llegue entre ambos padres a un acuerdo para que estos encuentros se realicen, así pueden sucederse en la casa en la que vive el niño, mientras que el padre que vive con él se va, o por el contrario permanece, en la casa de los abuelos o de algún amigo.

Durante los primeros meses en que uno de los padres tiene que arreglárselas solo, muchos de ellos centran todos sus planes y energías sobre sus hijos, desbordados por la incertidumbre y los miedos comienzan a establecerles nuevas normas mucho más restrictivas que las anteriores, y cuando el niño empieza a quejarse o a desafiarle se justifican diciéndole que tienen el deber de educarle y protegerle de los peligros. También, se suele tender a depositar un montón de responsabilidades del hogar en el niño, y es que suele ocurrir que intentan convertir a su hijo en compañero cargándole con una excesiva responsabilidad, esperando que comparta las mismas preocupaciones que él tiene; estos niños, encontrarán particularmente dura la readaptación, si su madre o su padre se vuelve a casar, y tienen que interpretar de nuevo el papel de hijo. También puede ocurrir que el progenitor que tiene la custodia se comporte de una forma demasiado permisiva sin establecimiento de normas.

A veces, los niños son utilizados como medio de comunicación con el ex cónyuge, en numerosas ocasiones para atraer la atención de este haciéndole que sienta ansiedad por los niños; en definitiva, los niños a veces son utilizados para comunicar los miedos de los padres.

Cuando uno de los miembros de la pareja se va, el nivel de vida de la casa tiende a deteriorarse, incluso cuando las pensiones establecidas se pagan regularmente la situación económica empeora, este problema, afecta en mayor medida a los padres, puesto que en la sociedad en la que vivimos, nuestro éxito personal y público es medido por la obtención de un nivel de vida elevado; los hijos, no son inmunes a estas presiones y a veces no hacen mas que quejarse por este tema pero en la mayoría de las ocasiones están reflejando las preocupaciones de los padres y no las suyas propias.

En numerosas ocasiones, los niños que viven con un solo progenitor, reciben más cuidados y los vínculos con estos son más estrechos que los de una familia denominada "normal"; puesto que muchas veces, estos últimos cumplen únicamente con los aspectos formales del papel de padre, acudiendo a acontecimientos escolares, tomando las decisiones importantes sobre el futuro y la carrera de sus hijos… .Cuando los niños viven con un solo progenitor, es muy razonable que en un principio vean al progenitor con el que no están viviendo solo, puesto que estos, necesitan establecer una nueva base para su relación con el padre o madre que no vive con ellos; es muy posible, que quieran hacer preguntas acerca de la vida de éste, llorar y ser traviesos para ponerlos a prueba. Todo esto resulta mucho más difícil en la presencia de un extraño. A pesar de todo, los niños, sienten gran curiosidad por conocer los detalles de la vida del padre o la madre que ya no vive con ellos, quieren saber dónde vive, si es feliz, quién cuida de ellos. La respuesta a todas estas preguntas, conlleva necesariamente a la introducción de detalles de la nueva pareja si es que se tiene; además, si los niños visitan la casa del padre o de la madre, los signos de que conviven con otra persona, para ellos no pasarán por alto.

El problema radica en que la mayor parte de las personas divorciadas, sienten pánico cuando la relación de sus hijos con el cónyuge del padre o la madre va en aumento y suelen empezar a poner trabas para una próxima visita. Pero el problema no sólo viene de ahí, puesto que en numerosas ocasiones los que no aceptan al nuevo cónyuge son los hijos.

También puede ocurrir, que el padre o la madre que no vive con los niños se vea enormemente afectado por no poder ser un "verdadero" padre -y es que los niños están totalmente convencidos de que sus padres están siempre a su disposición para contestar a todas sus preguntas, proporcionarles comida y vestirles, resolver las discusiones, darles cariño, arreglar sus juguetes e incluso a dictar las reglas, por lo que cuando no los tienen disponibles de inmediato, estos niños, experimentan sentimientos de culpabilidad. Por todo esto, es de suma importancia que los niños puedan contactar con su progenitor por sí mismos, sin la custodia para que la relación que mantienen con el padre o la madre no se reduzca únicamente al horario de visitas. Una de las causas que más daño pueden hacer al niño con relación a este tema del divorcio es que por motivos de éste pierda el contacto con uno de los cónyuges.

Cuando ambos padres viven cerca, es bueno que los niños puedan ir a visitar a sus padres cuando ellos quieran; pues vale la pena intentar que los niños no pierdan el contacto con ninguno de los padres; a menudo, es conveniente que los padres visitantes vean a todos sus hijos juntos, pero en determinadas ocasiones esta situación no resulta de agrado a los niños, puesto que experimentan celos y una gran rivalidad entre ellos, esto, puede suceder porque los niños necesitan afianzar su individualidad, reclamar sus privilegios o simplemente porque desean hablar o tener la posibilidad de estar a solas con el padre o la madre durante el periodo de visitas.

Los niños, a medida que van creciendo, buscan oportunidades para demostrar su independencia y desean que se les reconozcan sus capacidades y su mayor autonomía, pero suele ocurrir, que el progenitor que no tiene la custodia al no mantener con su hijo un contacto cotidiano que le permita ver los cambios que está experimentando su hijo, puede seguir tratándole como si tuviera la misma edad que cuando se produjo la ruptura, por eso es de gran importancia que solucione estos problemas de organización de las visitas y otros temas por el estilo, de modo que ambos cónyuges participen en la medida de lo posible de la forma más igualitaria en el desarrollo del niño, en sus capacidades, cualidades… etc, para que de algún modo éste sea visto bajo el mismo prisma por ambos padres y para que de igual forma la distinción, ó incluso la contradicción, en la emisión de juicios paternos ó maternos, no genere el establecimiento de conceptos diferentes por parte del niño hacia el padre ó madre en cuestión, creándose de esta forma una relación igualitaria.

A modo de conclusión decir que debido al aumento de las tasas de divorcio en los últimos años se ha ido normalizando su efecto y sus consecuencias, de tal modo que los hijos (generalmente los más afectados) asumen cada vez más fácilmente la situación, considerando esto de modo generalizado, ya que el divorcio sigue siendo un problema dentro de una estructura familiar, por lo que siguen existiendo casos en los que el niño sufre mucho las consecuencias.

 

BIBLIOGRAFÍA

- "Familia y desarrollo humano" Mª JOSÉ RODRIGO y JESÚS PALACIOS .

Alianza editorial 1998

"El divorcio, los hijos y usted" BURGOYNE JACQUELINE. Ediciones Medici 1989

" Manual de Psicopatología del niño" J. De AJURIAGUERRA y DE MARCELLI. 1982

"Sociología" ANTHONY GIDDENS. Alianza universal textos 1991

" El divorcio, ¿y los hijos?" PETER MAYLE 1987 (vídeo)

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