INTERPRETACIÓN FILOSÓFICA DE LA PROBLEMÁTICA LATINOAMERICANA

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LEONARDO QUINTERO SALAZAR 

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INTRODUCCIÓN

La impresión que la mayoría tenemos acerca de un filósofo, es que vive “en las nubes” , que es alguien que se aisla del entorno presente para pensar acerca de cosas que a nuestro parecer, son absurdas.

En gran parte de los casos, este tipo de críticas tiene toda la razón, pero debemos tener en cuenta que la filosofía no es pensar sobre cosas absurdas, la filosofía es deseo de cambio, es por esto que todos podemos ser filósofos, pero cuando nos adaptamos tanto a nuestra realidad, cuando todo es normal para nosotros y no nos interesa ir más allá, dejamos de hacer filosofía y de hecho esta nos parece absurda.

Hay un dicho que dice “La filosofía es la ciencia sin la cual o con la cual todo seguiría tal cual”, yo le haría algunos ajustes para decir en cambio que “la filosofía es la ciencia sin la cual todo seguiría tal cual”

                                                ¿¿¿porqué???

Porque la filosofía parte de ese deseo del ser humano de ir más alla de la causa aparente de las cosas, de buscar siempre la “RAZÓN  de las cosas.

Un filósofo es como un niño : ¿por qué? ¿Porque? ¿Porque? . Siempre esta buscando respuestas, pues para empezar, como decía Descartes, hay que dudar de todo menos de que se duda.

Es en base a todo esto tan sencillo como ser muy curioso, muy obsesivo en la búsqueda del conocimiento, que el ser humano ha conseguido llegar a la luna, explorar al espacio, construír ciudades, descubrir el genoma humano, encontrar vacunas para las enfermedades, etc.

Tal vez ahora la filosofía no sea como aquella de los clásicos, que se exprimían el cerebro buscando respuestas a los fenómenos de la naturaleza por medio de la misma naturaleza. Ahora, existen diversas ciencias que se encargan de la búsqueda de respuestas EXPERIMENTANDO, buscando demostrar el porqué por medio de la experiencia.

Era en otras épocas cuando la filosofía alimentaba a todas las ciencias, de hecho la filosofía es la madre de todas las ciencias. Pero en la actualidad, la filosofía esta en crisis, puesto que “quienes menos filosofía hacen son los filósofos”, debido a que ahora quienes verdaderamente están haciendo filosofía son los científicos.

Acercándonos más al tema que estamos tratando, considero que el filósofo contemporáneo debe ser más “aterrizado a la realidad”, debe de dejar esa impresión que se tiene de que “se mantiene en las nubes”, para analizar los problemas aquí y ahora, objetivamente.

En este ensayo se presenta una breve síntesis de la historia de la Latinoamérica desde poco después de la independencia, incluyendo sus problemáticas tanto a nivel político como económico, y se presentarán preguntas que un filósofo podría hacerse con respecto a esos hechos.

 

LATINOAMÉRICA:  UNA FRUSTRACION HISTÓRICA                         

La historia patria, la historia que conocemos de nuestro país, desde hace mucho tiempo se ha inculcado como un conjunto de guerras. Dividimos los períodos históricos de acuerdo a las guerras, conmemoramos las guerras con los días festivos, exaltamos a nuestros próceres más que a nadie. Ya que, tenemos la concepción de que la historia es escrita por los hombres, sobre todo por los héroes y líderes que tienen gran influencia en los pueblos.

Ahora, podemos preguntar ¿Para que buscar una explicación filosófica de la Historia?

El hecho de que el hombre analice o no el porque de la sucesión de los hechos no va a evitar que la historia siga su camino; pero el hombre es un “ser racional”, es un ser que tiene la capacidad de aprender de sus errores, de crear, de escribir su propia historia. Los grandes cambios en la historia se han dado porque el hombre ha analizado las causas de hechos que sucedieron, y procuró cambiarlos y no volver a repetirlos. Si el hombre no fuera un ser racional, si simplemente fuera un “animal más”, estaría sujeto sólo a los cambios constantes que se suceden en la naturaleza, por lo cual también sería posible que se extinguiera con facilidad, o si está lo suficientemente adaptado al mundo que le rodea, podría perdurar y evolucionar. Pero el ser humano, desde que empezó a razonar, comenzó a elaborar su propio mundo, más que adaptarse a la naturaleza, trató de que la Naturaleza se adaptara a todo lo que salía de su mente.

Podemos decir que si, los hombres hacen su historia, pero no debemos dejar de lado las condiciones geográficas e históricas en que se desarrolla la nación.

En nuestro caso ¿Qué significaría hacer la interpretación filosófica de la historia de nuestro país?

Significaría dar un vistazo hacia atrás, mirar de donde venimos, conocer los hechos fundamentales que han hecho de Colombia lo que es hoy, pero conociendo por qué sucedieron y de que manera influyeron en el futuro y nos afectan a nosotros. De esta forma podemos entender mejor el lugar donde estamos parados y estar más seguros en la forma en que debemos contribuir a la solución de los problemas de nuestra nación y lo que queremos para esta en el futuro.

Nuestro país no se ha definido sólo por las guerras que lo han azotado en el paso de los años y de los siglos; mientras glorificamos a aquellos hombres que se rebelaron y lucharon por la libertad, que fueron hábiles en el campo de batalla, astutos para las estrategias militares, olvidamos que no lo fueron tanto en tareas más importantes. No eran tan buenos para crear como lo eran para destruir. Resultaron ser en general malos gobernantes. Y en este punto crearon división entre el pueblo que simplemento originó más conflictos, más guerra. Y en la guerra no todos ganan, siempre hay alguien que pierde, en este caso, es el mismo pueblo quien pierde.

¿Colombia es más que la guerra que estamos acostumbrados a ver? ¿Es forzoso interpretar siempre la historia de Colombia como una sucesión de guerras?

No podemos negar que la gran mayoría de conflictos que se han vivido durante la historia de nuestro país han tenido gran influencia directa o indirecta en todos los campos de la realidad nacional. La causa fundamental de la formación de grupos insurgentes en la actualidad es el desempleo, y la guerra provoca más desempleo, la guerra causa más crisis económica, más división. La guerra nunca fue ni será la verdadera solución para problemas como estos, por el contrario en la guerra derrochamos recursos y energía indispensables para otros mecanismos de solución más efectivos.

No podemos olvidar que mas que un pueblo dividido, azotado por la crisis, somos un pueblo que en su mayoría quiere el progreso, el desarrollo, la equidad, que a pesar de la rabia que sentimos hacia los violentos, en el fondo sabemos que a la violencia no se le puede responder con más violencia.

La historia concierne también entonces,  a las actividades que rodean la vida normal de cualquier pueblo. La historia es trabajo, la historia es deseo de progreso, la historia es economía, la historia es comunicación, la historia es el proyecto futuro.

 

Mucha gente ve la historia simplemente como algo que ya está escrito, y que por lo tanto no deberíamos manifestar mucho interés en lo que no podemos cambiar. Por el contrario, existimos otras muchas personas que consideramos la historia como un gran objeto de estudio, algo que podemos analizar a fondo porque ante todo, nosotros la estamos escribiendo en estos momentos, y para poder estar seguros de para dónde vamos primero debemos estar seguros de donde venimos. Hechos trascendentales han ocurrido que indiscutiblemente nos afectan directa o indirectamente, y cuyo interés no podemos evadir.

Conociendo la constitución histórica de una nación determinada, conocemos su ideología, la filosofía que le sirve de eje y las instituciones a través de las cuales se proyecta para buscar la convivencia cotidiana y el desarrollo hacia el bienestar común.

Recordemos entonces de donde viene el cuento de la constitución.

En el siglo XIX, mientras los monarcas europeos se preocupaban en quien poseía más colonias y más riqueza, surgieron filósofos y pensadores que tenían los suficientes recursos para permitirse una buena educación. Fueron estos quienes comenzaron a hablar de derechos inalienables de libertad  e igualdad. Y así mismo se ganaron con estos ideales el apoyo del pueblo. Al punto de que tras la Revolución Francesa, muchisimos países acogieron estos mismos ideales, consignados a manera de Constitución.

Las Constituciones que siguen la tónica de la Revolución Francesa, buscan edificar el Estado de Derecho, o sea, El Estado Liberal o Demoliberal, promovido, desarrollado y defendido por las clases empresariales, por la burguesía progresista de todas partes. Perfectamente podemos comparar a estos grupos con los Ilustrados del siglo XIX, que en cierta manera eran también de familias nobles, tenían sus riquezas, y obviamente no podían ver el mundo de la misma forma de que la ven las clases bajas, las clases populares.

Desde la Revolución Francesa hasta ahora, se ha dado la construccion, crisis y superación del Estado de Derecho.

Uno de los objetivos de la interpretación filósofica de la historia, aplicada a Colombia en este caso sería determinar:

¿Son las instituciones del Estado las adecuadas para nuestra estructura sociológica?

Primero debemos tener en cuenta que estamos “copiando” instituciones gubernamentales que se pusieron de moda tras la Revolución Francesa.

En tiempos de la Nueva Granada, Antonio Nariño y otros criollos que tenían las posibilidades de viajar y adquirir cultura, trajeron las ideas de libertad y derechos iguales para todos los hombres. Sin embargo, no debemos esperar los mismos resultados en una Francia con cientos de años de historia, una importante nación en Europa, más que preparada para gobernarse independientemente, que en una colonia hispana, por ejemplo, una Nueva Granada que paso de ser un conjunto de tribus indígenas a una colonia controlada por España.

En Francia ha habido desde entonces aparte de todas esas ideas liberales una influencia socialista. Allá se tienen en cuenta las necesidades del pueblo y se busca la distribución equitativa de los recursos.

En nuestro país, por el contrario, desde que nos independizamos de España, se han dejado a un lado las necesidades del pueblo, las clases dominantes han buscado simplemente ganar más y más. Como resultado de este fenómeno, presente de diversas formas a través de toda nuestra historia, hemos llegado a estas abominables estadísticas: el 10% de la población colombiana (clase empresarial) se “come” el 40% de los productos conseguidos, en tanto que el restante 90% de la población debe conformarse con el 60% del producto nacional.

 

Entonces no debemos juzgar al sistema como tal, sino la forma como es aplicado tanto aquí como allá. Puede sonar un poco retrógrado o no, dependiendo de cómo se interprete, pero podríamos comparar perfectamente a como eran las culturas indígenas, por allá en el 1492, antes de ese 12 de octubre, y como eran en ese mismo instante las culturas europeas.

Un gran crítico del Estado Liberal burgués fue Carlos Marx. Al contrario que el positivista Hegel, quien veía solo al Estado como fuente del Derecho, Marx se preocupaba más por la sociedad misma, veía el derecho como producto social, negando aquello de los derechos inalterables del hombre, anteriores a la sociedad y al Estado, obviamente producto del liberalismo, a su vez este del Despotismo Ilustrado.

El Estado liberal, le proporciona libertades sólo a las clases empresariales. De hecho, el Estado es un instrumento de las clases empresariales. Podemos comparar ambos enunciados con la democracia representativa, una simple expresión del fetichismo mercantil, una armazón que cumple un papel ideológico, arbitrar las relaciones entre el mercader del capital y la fuerza de trabajo (o clases sociales básicas). No hay mucha diferencia entre una reunión de administradores políticos, un gabinete o un parlamento, entre una junta de gestores de una empresa mercantil y su compromiso real es el servicio a la explotación de los intereses económicos. La ley no es la expresión de la voluntad popular como lo plantea la teoría liberal, sino la expresión de la voluntad política de la clase dominante, es decir, la empresarial. El derecho no es liberador, sino alienante de mayorías. Lenin afirmaba que en toda la historia el Estado había sido una dictadura de la burguesía, pero después sería desplazada por una dictadura del proletariado.

Con esto no queremos plantear que Marx y Lenin tenían por completo la razón. Ellos querían eliminar al Estado y reemplazarlo por una autogestión comunista, que a la larga no es ni mejor ni peor que el modelo liberal. En este modelo no existiría el progreso, la economía no avanzaría y no existiría el concepto de libertad. Asi nos lo ha demostrado la historia contemporánea: la Unión Soviética cayó en el 91, desechando un socialismo que dejó al país en una profunda crisis económica y social. Cuba no es un caso muy diferente.

Una adecuada crítica filosófica probablemente llevaría a la conclusión de que es más conveniente para cualquier Estado la conciliación entre la dictadura de las clases superiores, y la dictadura de las clases trabajadoras,buscando la armonía y convivencia pacífica de todos dentro del Estado. Podemos deducir entonces, que la sociedad sin Estado es un completo caos.

El Estado liberal burgués, utiliza los derechos del hombre como señuelo de las clases trabajadoras del pueblo. Pregonando la igualdad de todos los ciudadanos, los de arriba continúan explotando a los de abajo, simplemente esa explotación se ha “legalizado”, ahora se llama “contrato de trabajo”.

Más que mirar su legalidad, miremos el papel que cumplen patrono y trabajador en el contrato de trabajo, no podemos negar que sigue siendo una forma de opresión.

La oposición al Estado liberal no fue sólo de izquierda. También provino de los fascistas italianos, alemanes y españoles. Su carácter militarista, su vocación caudillista y revanchista, su atracción a los propietarios grandes y pequeños, su pretensión de representar a las clases medias, su rechazo a las minorías, su  rechazo a los extranjeros, firme nacionalismo, y su expansionismo,  eran claramente opuestos al liberalismo.

Los fascistas buscaban responder a las necesidades sociales sin arriesgar a los sectores dueños del capital. Protegieron la propiedad privada, lo que los convirtió en enemigos acérrimos del comunismo.

El ya mencionado caudillismo significa  que se rechazó el papel de los parlamentos y de la democracia representativa, a favor de un caudillo, de un líder, en este caso po el Fuhrer, por el Duce. Al estar más allá del bien y  del mal, también están más allá de la responsabilidad ante la sociedad.

El modelo fascista se ha regido siempre por un capitalismo monopolista y financiero. Pero la esclavización de la fuerza de trabajo y la ineptitud para la planeación dirigista central resultó un fracaso como instrumento económico de la burguesía.

Desde el ángulo de la filosofía política puede considerarse que quedan influencias fascistas en el Estado contemporáneo. La realidad nos lo demuestra con ejemplos tan claros como el hecho de que en los Estados Unidos cada vez es más creciente el presupuesto militar.

A cualquier filósofo de la historia y la política le parecería extraño que los militares se salgan de su papel, que consiste en custodiar las instituciones del Estado, no administrarlas.

El fin del fascismo es una corrección de estilo en la explotación capitalista de la democracia política. Como consecuencia, en las Constituciones realizadas después de la Gran Guerra, se buscó un régimen de intervención en interés de las clases trabajadoras insurgentes. El Estado de Derecho se convierte en Estado Benefactor.

 

EL ESTADO EN LATINOAMERICA

A causa de la historia misma, se dejó a un lado el concepto del Estado como un modelo específico, se deja de considerar un “aparato”, y se piensa entonces que es algo muy relativo, hay posibilidades de que algo sea “Estado”, se concibe más como un conjunto de sistemas.

Tanto en Europa como en Norteamérica se ve la constitución de una forma diferente que en Hispanoamérica. Mientras en esos lugares, la Constitución constituye un mero reflejo del Estado, generado por el movimiento social, en Hispanoamérica se cree que haciendo la Constitución se está haciendo Estado, por lo cual, si el Estado está en crisis, como solución lógica se debería reformar la Constitución.

El Estado contemporáneo debe hacer frente ahora a varios factores que pueden resumirse en dos principales: hay una gran variedad de etnias, que se encuentran más en conflicto que en armonía; y además se debe enfrentar la globalización que está presente hoy en dia, que hace al Estado dependiente de unos sistemas internacionales en todos los campos: en la economía, en la política , en lo social, etc.

¿A nuestro juicio que debe hacer Latinoamérica y por qué?

¿Matricularse en la globalización y el neoliberalismo, rechazar ese modelo, o buscar un modelo propio?

Matricularse en la globalización sólo la convertiría en un títere de las potencias mundiales. Rechazar ese modelo sería rechazar que estamos en un mundo en el que cada vez van desapareciendo las fronteras, y aislarse sólo seria un retroceso con respecto a las demás naciones.

Latinoamerica debe aterrizar en su identidad, debe buscar un modelo propio que se adapte a la globalización pero que también reconozca su propia realidad, que busque satisfacer sus propias necesidades y no darle gusto a las instituciones que rigen los sistemas internacionales.

Latinoamerica debe tener en cuenta en su modelo los elementos que tiene y  aquellos de los cuales carece. Por ejemplo, nadie duda hoy en día de que contamos con muchísimos mas recursos naturales que la mayoría de las potencias mundiales, y en vez de aprovecharlas para nosotros, las dejamos olvidadas, o peor, dejamos que las potencias las exploten.

Este tipo de privilegios, podría convertir a los estados latinoamericanos en grandes potencias, porque tendrían el sustento básico de todo país, podrían “alimentarse” a sí mismos, y daría grandes ganancias en cuanto a exportaciones. Aparte, se acabaría con el desempleo, ya que los desocupados que se encuentran en las grandes ciudades podrían trabajar en el campo.

En cuanto a la industria y tecnología, tenemos que reconocer que estamos muy retrasados. A partir de una industria extractiva (agricultura y minería) bien aprovechada, podríamos tener recursos para crear más tecnología, y por que no, importarla, que no siempre nos la impongan.

 

Es utópico llevar a la gente de la ciudad al campo. Entonces... ¿por qué no llevamos la ciudad al campo? Claro, no vamos a construír más ciudades y arrasar con los campos, si no que podríamos llevar allí los recursos que atraen a los campesinos hacia la ciudad: comunicaciones, tecnología, electricidad, acueductos, educación, apoyo religioso, etc.

La historia del Estado Latinoamericano ha sido una historia de dependencias. Se pasó de una dependencia como colonia a una metrópoli –España- a una dependencia económica y política de las grandes potencias –en especial Estados Unidos- disfrazada de acuerdos económicos y políticos.

Aunque en el siglo XX se dieron movimientos en contra del capitalismo, uno corto en Mexico, y el de Rusia en 1917, no se acabó con el poder de las oligarquías, y una vez despejados todos los movimientos populistas, se realizaron reformas demagogicas que le dieron más poder a las clases superiores, que ahora seguian el Desarrollismo, una forma de buscar la modernización del Estado.

¿Qué fallas se le encuentra al Desarrollismo?

El desarrollismo consiste en que el “Estado crece y después se reparten las ganancias”. Es un modelo económico incompleto, porque se basa sólo en los sectores que transforman, es decir, en la industria como tal, y deja olvidada la agricultura. Por el contrario, lo más seguro sería buscar el crecimiento en ambos sectores, para que por ninguno se de una dependencia externa.

Otra falla, más obvia, consiste en que, bueno, el Estado crece y después se reparten la ganancias, ¿pero hasta que punto se debe esperar para repartir? Esto nunca se ha definido, y muchos economistas, han planteado que lo conveniente es crecer y repartir, esto es, crecer despacio pero seguro.

No podemos asumir que la crisis en la formación del Estado es igual en todas las naciones Latinoamericanas, ya que en cada una hay diferencias que parten sobre todo de las culturas y etnias que reúnen. Hay diferencias que parten del mestizaje, del criollismo (Colombia), diferencias definidas por los inmigrantes

(Argentina, Chile) o por la mayoría indígena (Bolivia).

Es por éstas razones que desde que se independizaron existirán diferentes conflictos tanto interna como externamente: en Colombia habrá un dominio de los mestizos sobre los indígenas y los negros; en Argentina y Chile los inmigrantes y descendientes de inmigrantes serán los que se apropiarán de todo y oprimirán a los mestizos e indígenas, y finalmente, en Bolivia, Perú o Ecuador, donde hay mayoria indígena, habrá una fuerte presión desde los países vecinos, ya que no podemos negar que estos países son los más rezagados en la modernización que todas las naciones buscan hoy.

Con la crisis económica de los 30, los Estados en cuyas Constituciones habian preceptos liberales que partían de la oligarquía dominante, se mostraron incapaces de encontrar solución a la crisis y vieron la urgencia de reformas.

 

En Colombia, se dieron dos hegemonías, primero la del partido conservador hasta el 30, en el cual empezó la hegemonía liberal con Olaya Herrera. Desde ese entonces el poder se ha estado alternando entre los liberales y conservadores, o mejor, entre dos caras de la misma moneda –el liberalconservatismo- que es la que tiene las tierras y el capital, y por consiguiente el poder político.

Posteriormente, las masas exigieron participación en el gobierno del Estado, para lo cual, las clases dominantes fueron cediendo (aparentemente) y dieron luz a reformas y concesiones populistas. La forma en la que el Estado permite intervención a nivel popular, es el Desarrollismo –primero crecer y luego repartir-.

Vinieron luego muchos movimientos que buscaban una fuerte participación del pueblo, después de la revolución socialista de Castro, y sobre todo en la década del 60, en la cual se dieron muchos intentos golpistas en toda América.

Pero este golpismo, paradójicamente, no era caudillista. Era dirigido por líderes aliados a partidos políticos o sectores oligárquicos. Asi se vió en Argentina, Chile, Perú y Uruguay. Con el tiempo se demostró la relación de todos estos hechos con los intereses de los Estados Unidos en materia de política exterior.

Los fuerzas armadas se convirtieron en parte esencial en la administración del Estado. Desde varias décadas antes los oficiales superiores se formaban en Escuelas de Guerra patrocinadas y dirigidas por el ejército de los Estados Unidos, repartidas por todo el Continente. El objetivo final era la ocupación de los Estados por sus propios ejércitos, y esto se fue logrando paulatinamente en varios Estados de Latinoamérica.

La estrategia se dirigía a capacitar a dichos oficiales para la administración, y para refinar sus métodos de represión totalitaria, para evitar eventuales oposiciones.

El paso siguiente era la alianza de las fuerzas militares con los sectores dueños del capital, los grandes comerciantes, los financieros, los exportadores y las industrias multinacionales que buscaban nuevos mercados. Esto último se llevó a cabo durante el gobierno de César Gaviria, sacrificando el sector agrario y privatizando industrias y establecimientos productivos del Estado.

Como consecuencia de lo anterior, estamos sujetos al neoimperialismo norteamericano, aún hoy hay viajes presidenciales en solicitud de dinero y de instrucciones.

La ideología reinante actualmente es el Neoliberalismo. Siguiendo el Neoliberalismo el Estado se convierte en una guardián del orden social, que no tiene porque competir con los empresarios privados en ningún campo económico. Defiende la propiedad privada y  la iniciativa particular, la lucha de todos contra todos y la supervivencia del más fuerte, económicamente hablando.

La economía se garantiza por medio de las políticas represivas, de lo que se deduce que este modelo Neoliberal va a continuar vigente hasta que las masas estén dispuestas a soportarlo.

A puertas del Nuevo Milenio se ven muy claras las necesidades de importantes cambios en los Estados de América Latina. Las fuerzas armadas han perdido credibilidad en la mayoría de los países; de sus intentos de ejercer el poder sólo lo consiguieron en Chile.

Los principales problemas que azotan nuestras naciones, que son la internacionalización de la economía, la dependencia política y el creciente endeudamiento externo, han impulsado un nacionalismo nuevo, un nacionalismo civilista y antimilitarista.

 

No es nada fácil reducir los efectos de la globalización política y económica del mundo, pero cada vez los gobiernos estarán más presionados para realizar reformas en pro de las necesidades del pueblo. El escenario que se vive hoy en Colombia, mejor dicho, el que se ha visto desde hace muchos años, nos demuestra que no acabaremos con las guerrillas ni movimientos opositores sino atacamos sus causas fundamentales. Mientras no se haga una distribución democrática de los ingresos ni se disminuya el desempleo, las guerrillas tendrán razones por las cuales seguir luchando y acrecentando la crisis.

La Historia nos ha demostrado que el Estado no puede ser árbitro entre el capital y el trabajo, simplemente por que el Estado es realizado por los sectores dueños del capital.  La frontera economía-Estado tiende a desaparecer hasta que tenga como consecuencias, por ejemplo, que los altos cargos políticos sean ocupados por representantes de las grandes concesionarias.

Por el lado de la Deuda Externa, es un claro ataque a la soberanía de los Estados Latinoamericanos, es una forma por medio de la cual los países deudores tienen que someterse a planes que les son impuestos desde afuera por instituciones que les importa poco el patriotismo frente al interés del lucro.

Para el caso específico de Latinoamérica hace medio siglo surgió el estudio filosófico de la realidad política y social de los pueblos del continente. Fue la  llamada Filosofía de la Liberación y tuvo apoyo en la posición teológica de algunos sacerdotes preocupados por los problemas políticos y económicos.

Figuran dentro del grupo de activistas de esta corriente Leonardo Buff, Enrique Dussel, Camilo Torres y otros, matriculados en lo que se llamó “La opción por los pobres”, que fue mirada con desconfianza por los sectores oficiales de la Iglesia Católica. Esta corriente es probablemente la primera y la única que desde el ángulo filosófico ha tomado como objeto de estudio la realidad latinoamericana.

Con fundamento en los desarrollos precedentes podemos, a modo de conclusiones proponer varios conceptos.

1.      Grave desigualdad en el acceso al producto bruto nacional

Ningún gobierno hasta ahora ha dado una solución consistente, y siguiendo los modelos impuestos desde afuera cada vez los ricos son menos y más ricos y los pobres son más y son más pobres. La solución sería una economía equilibrada y orientada hacia la justicia social reconociendo al sector laboral como un componente necesario de la sociedad y vital para su desarrollo económico.

2.      Falta de experiencia política

Es muy superficial criticar las instituciones latinoamericanas frente a las instituciones europeas, teniendo en cuanta la larga trayectoria política de estas últimas frente a nuestra relativamente corta historia.  La solución sería, adoptar un modelo propio aprendiendo de los demás modelos, sin copiarlos.

3.      Economía dependiente

Nuestra industria jamás va a a crecer si nos limitamos a abastecer a los Estados Unidos de materia prima para que nos la venda en forma de producto elaborado. Como solución, debemos ir acabando poco a poco con esa dependencia, y buscar un desarrollo en la industria que nos permita crecer y autoabastecernos.

4.      Perpetuación de conflictos por la intolerancia

Analizando la guerra que nos azota actualmente, y viendo que desde antes de que Colombia se consolidara como nación independiente se ha dado una guerra tras otra, podemos concluir perfectamente que de cierta manera, la sociedad colombiana se acostumbró a vivir peleando. Desde hace generaciones se han venido dando conflictos debido a múltiples razones, pero todas convergen a una en especial: la intolerancia. Debemos cultivar el valor de la tolerancia desde el hogar mismo, desde la educación, desde la sociedad, porque es a partir de ella de donde se construye la verdadera democracia, que se basa en la dignidad humana y la solidaridad social, como valores propios de nuestro tiempo.

5.      Bajo nivel de participación popular en los procesos políticos

Antes de la década del 90, decíamos quien debía tomar las decisiones, votabamos por quien más se ajustaba a nuestros intereses, con la esperanza de que por lo menos cumpliera una gran parte de lo prometido. Pero de la constitución del 91 para acá, y en Latinoamérica, después de todas las reformas hechas al respecto, somos nosotros quienes tomamos las decisiones, y quienes debemos exigir el cumplimiento por parte de los líderes que elegimos.

 

Es a través de mecanismos como el referendo, que el pueblo puede manifestar su descontento con el gobierno, o con acciones como la tutela donde busca una justicia de verdad.

Por lo tanto, debemos tener un conocimiento completo de la Constitución, de las grandes posibilidades que nos permite, y exigir su cumplimiento por parte de todas las instituciones del Estado.

6.      Corrupción propiciada por los partidos políticos tradicionales

Es escandalosa la cantidad de funcionarios en toda Latinoamérica que ha desviado dineros públicos contribuídos por el pueblo a intereses particulares. Lo cual no solo denota una grave falta de solidaridad sino que crea una mala imagen que le resta credibilidad a la política en general. Esto puede provocar que el pueblo pierda la objetividad en su voto por ejemplo, y se deje llevar por el clientelismo, por los compromisos con la politiquería.

Después de todo lo visto, no debemos precipitarnos a afirmar que todo está perdido (ningún filósofo que se respete se precipita al dar una conclusión) .

Tenemos que darnos cuenta de que hay una juventud cansada de que los errores del pasado se sigan cometiendo en el presente y contribuyan a empeorar cada vez mas la situación. Hay una juventud con ideales fuertes, que desea cambios de fondo, que desea un buen futuro para las generaciones venideras, que se cansó de dejar que sean los líderes de siempre los que dirijan la nación, o a aquellos que emulan a los líderes del pasado. Nosotros mismos podemos contribuir en gran parte a la solución de la crisis general que nos afecta, todos y cada uno a nuestra manera, pero de que podemos, podemos.

Manizales, Mayo de 2002

 

BIBLIOGRAFÍA

-ARANGO J. Mario. ANCESTRO AFROINDIGENA DE LAS INSTITUCIONES COLOMBIANAS. Ediciones Bochica. Bogotá, 1972

-IANNI Octavio. IMPERIALISMO Y CULTURA DE LA VIOLENCIA EN AMERICA LATINA. Siglo XXI Editores: Mexico 1971

-LIEVANO AGUIRRE Indalecio. LOS GRANDES CONFLICTOS SOCIALES Y ECONÓMICOS DE NUESTRA HISTORIA

-MCGREEVY William Paul. HISTORIA ECONÓMICA DE COLOMBIA. 1845-1930. Tercer Mundo. Bogotá. 1975.

-TIRADO MEJIA Alvaro. NUEVA HISTORIA DE COLOMBIA. Ocho volúmenes. Colección diriga por TIRADO MEJIA JAIRO JARAMILLO URIBE. Ed.PLANETA. Bogota 1989.

- NUESTRA COLOMBIA, Historia en fascículos, Editorial LA PATRIA 

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