Turbulencias

textos de Félix Luna 

En la década del 30 la Argentina se industrializó en algunas ramas de su actividad y este desarrollo se incrementó con la segunda guerra mundial. Pero los gobiernos de la época fueron tachados de fraudulentos y el ejemplo de los gobiernos totalitarios europeos tuvo repercusión en sectores militares e intelectuales.
El gobierno de Ramón Castillo mantuvo la neutralidad pero no pudo evitar el golpe militar, de simpatías pro-germanas, que lo derrocó en 1943.
Fue entonces cuando apareció la figura del coronel Juan Perón, que llevó a cabo una política social que le valió la simpatía de una vasta porción de la ciudadanía. En 1946 fue elegido presidente y su gestión, reelección mediante, se prologó hasta 1955. Llevó a cabo una política nacionalista, estatista, autoarquizante y distribucionista que se agotó pronto. Pero también incurrió en desbordes contra la oposición, a la que acosó con detenciones arbitrarias, clausura de diarios y presiones de todo tipo, aunque este autoritarismo, desconocido hasta entonces en nuestra historia, no le restó apoyo popular. Un enfrentamiento con la Iglesia Católica apresuró su caída, en septiembre de 1955.
Después de un intervalo de ipso, en 1958 fue elegido presidente Arturo Frondizi, líder de una fracción radical, quien lanzó la consigna del desarrollo y la paz social. Pero el peronismo había sido excluido de la vida política y las fuerzas armadas desconfiaban del primer magistrado, quien debió superar más de treinta “planteos” militares. Finalmente fue derrocado en 1962 y al año siguiente fue elegido presidente Arturo Illia, de filiación radical, cuyo gobierno también fue interrumpido abruptamente en 1966 para ser sustituido por el general Juan Carlos Onganía.
Esta rápida reseña marca las turbulencias políticas institucionales de aquellos años, señalados, además, por el avance en sindicatos y sectores universitarios de un crecimiento de la violencia, de signo marxista a veces, y a veces de signo peronista.
La llamada “Revolución Argentina” fue fracasando sucesivamente con los tres presidentes designados entre las fuerzas armadas y finalmente debió entregar el poder a un candidato peronista. Pero la llegada del propio Perón al país después de 18 años de exilio determinó la renuncia de aquel y la elección de Perón como presidente, en septiembre de 1973. La presencia del líder justicialista, sin embargo, no pudo evitar las ásperas divisiones y enfrentamientos de su movimiento y su fallecimiento dejó al país en una difícil situación. Quien lo reemplazó fue su esposa, carente de toda capacidad de gobierno. Mientras tanto, las organizaciones subversivas crecían y producían actos violentos cada vez más osados, ante el estupor de la sociedad

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